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Leccion 2 PDF ENSENANOS A ORAR para El 13 de Enero de 2024

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA


Año 1er Trimestre 2º Trimestre 3er Trimestre 4º Trimestre

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan


2024

Amor y Justicia en la Como Estudiar la Éxodo Como Permanecer en


2025 Biblia Profecía y la Relación con Dios
Inspiración

Colosenses – Filipenses Religión en el Josué El Espíritu de Profecía


2026 Mercado*

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel


2027

2028

* Religion in the Market Place

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Lección 2: ENSÉÑANOS A ORAR
1er Trimestre, 2024
Lección 2: Para el 13 de enero de 2024

ENSÉÑANOS A ORAR
Sábado 6 de enero______________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 105:5; Colosenses 3:16; Santiago 5:13;
Salmos 44; 22; 13; 60:1-5.

PARA MEMORIZAR:

“Un día estaba Jesús orando en un lugar y, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor,
enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos’ ” (Luc. 11:1).

L a creencia de que únicamente la oración espontánea es real (no la oración de memoria) parece
prevalecer entre algunos cristianos. Sin embargo, los discípulos de Jesús se sintieron
inmensamente recompensados cuando le pidieron que les enseñara a orar. Dios colocó un
devocionario, Salmos, en el corazón de la Biblia, no solamente para mostrarnos cómo oraba el
pueblo de Dios en la antigüedad, sino también para enseñarnos cómo podemos orar hoy.

Desde la antigüedad, Salmos ha dado forma a las oraciones del pueblo de Dios, incluyendo las de
Jesús (1 Crón. 16:7, 9; Neh. 12:8; Mat. 27:46; Efe. 5:19). Esta semana, analizaremos el papel que
desempeñaron los salmos para ayudar al pueblo de Dios a transitar su vida de peregrinaje y a crecer
en su relación con Dios. Debemos recordar que los salmos son oraciones y, como tales, tienen un
valor incalculable, no solo por su información teológica, sino también por el modo en que pueden
enriquecer y transformar nuestras oraciones individuales y colectivas.

Orar los salmos ha ayudado a muchos creyentes a establecer y afianzar una vida de oración
habitual y satisfactoria.

Esta semana, seguiremos examinando Salmos, especialmente en el contexto de las ocasiones en


que las cosas no nos van muy bien.
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La oración diaria es algo esencial para el crecimiento en la gracia, aun para la vida espiritual
misma, como lo es el alimento temporal para el bienestar físico. Debemos acostumbrarnos a elevar
los pensamientos a menudo a Dios en oración. Si la mente vagabundea, debemos volverla de
nuevo; por un esfuerzo perseverante, el hábito por fin se impone como algo fácil. No podemos,
por un solo momento, separarnos de Cristo con seguridad. Podemos tener su presencia para
asistirnos en cada uno de nuestros pasos, pero únicamente al observar las condiciones que él
mismo ha establecido.

La religión debe convertirse en la gran ocupación de la vida. Cualquier otra cosa debe ser
considerada como subordinada. Todas nuestras facultades, nuestra alma, cuerpo y espíritu, deben
empeñarse en la guerra cristiana. Debemos mirar a Cristo para obtener fortaleza y gracia, y
ganaremos la victoria tan seguramente como lo hizo Jesús por nosotros (La edificación del
carácter, p. 92).

Cristo vino al mundo para salvarlo, para vincular al hombre caído con el Dios infinito. Los
seguidores de Cristo han de ser canales de luz. Manteniendo su comunión con Dios, han de
transmitir las preciosas bendiciones que reciben del cielo a los que yacen en las tinieblas y el error.
Enoc no se dejó contaminar con las iniquidades que prevalecían en sus días; ¿y acaso necesitamos
nosotros dejarnos contaminar en los nuestros? Siguiendo el ejemplo de nuestro Maestro, hemos
de tener compasión por la humanidad que sufre, piedad por los desafortunados, y mostrarnos
generosos y considerados con los sentimientos y necesidades de los menesterosos, y los que están
turbados y desesperados.

Los que son cristianos de veras buscarán hacer el bien a los demás y al mismo tiempo pondrán de
tal manera en orden su conversación y comportamiento que mantendrán una serena y bendecida
actitud de paz mental. La Palabra de Dios requiere que seamos como nuestro Salvador, que
reflejemos su imagen, imitemos su ejemplo, y vivamos su vida. El egoísmo y la mundanalidad no
son frutos del árbol cristiano. Ningún hombre puede vivir para sí y a la vez disfrutar de la
aprobación de Dios (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 106).

Las tentaciones a las que estamos expuestos diariamente hacen de la oración una necesidad. Para
que el poder de Dios pueda guardarnos por la fe, los deseos de la mente deberían ascender
continuamente en oración silenciosa pidiendo ayuda, luz, fuerza y sabiduría...

Debemos vivir una vida de doble aspecto. Debe ser una vida de meditación y acción, de oración
silenciosa y de trabajo honesto... El alma que se vuelve a Dios en busca de fuerza, apoyo y poder
mediante la oración diaria y sincera tendrá nobles aspiraciones, claras percepciones de la verdad
y el deber, elevados propósitos de acción y un hambre y una sed de justicia continuas. Al mantener
la unión con Dios seremos capaces de difundir a otros, mediante nuestras relaciones con ellos, la
luz, la paz, y la serenidad que gobiernan nuestro corazón y seremos para ellos un ejemplo de
fidelidad inquebrantable a los intereses de la obra en la que participamos (Testimonios para la
iglesia, t. 4, pp. 450, 451 ).
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Domingo 7 de enero_____________________________________________________________

FOMENTAR EL USO DE LOS SALMOS EN LA ORACIÓN


Lee Salmo 105:5, Colosenses 3:16 y Santiago 5:13. ¿Cuál es el lugar de los salmos en la
experiencia de adoración del creyente?

Salmo 105:5
5 Acordaos
de las maravillas que él ha hecho, De sus prodigios y de los juicios de su boca,

Colosenses 3:16
16 La
palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros
en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y
cánticos espirituales.

Santiago 5:13
13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

Una manera sencilla de introducir los salmos en la vida diaria es dedicar un tiempo cada día a la
lectura de un salmo, comenzando por Salmo 1, y siguiendo el orden dado en el salterio. Otra
manera es leer los salmos que corresponden a la situación actual, sea cual fuere: hay salmos de
lamentación, salmos de lamento comunitario, salmos de acción de gracias, himnos, salmos
penitenciales, salmos sapienciales (que buscan la sabiduría y la guía de Dios), salmos históricos,
salmos que contienen enojo y furia, y salmos de peregrinación. Durante este trimestre, nos
ocuparemos de muchos de ellos y estudiaremos estos salmos en el contexto en el que aparecen.

¿Cómo debemos leer los salmos?

En primer lugar, leemos el salmo haciendo una sencilla reflexión, y luego oramos. Meditar en el
salmo implica reflexionar sobre sus diversos aspectos: el modo en que el salmista se dirige a Dios
y los motivos de la oración. Piensa en cuánto se asemeja tu situación a la experiencia del salmista
y cómo podría ayudarte el salmo a articular tu experiencia. Te sorprenderá la frecuencia con la que
te sentirás identificado con lo que lees.

Si algo en el salmo te desafía, reflexiona; por ejemplo, si el salmo corrige tus falsas esperanzas
actuales con respecto a algo a lo que te enfrentas. Contempla el mensaje del salmo a la luz de la
persona de Cristo y su obra salvífica, y de la esperanza a largo plazo que la obra de Cristo nos
ofrece. Como sabemos, o deberíamos saber, siempre ayuda mirar todo lo que hay en la Biblia bajo
la perspectiva de Cristo y de la Cruz.

Además, detecta nuevos motivos de oración que te ofrece el salmo, y piensa en su importancia
para ti, para tu iglesia y para el mundo. Pide a Dios que ponga su Palabra en tu corazón y en tu
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mente. Si el salmo corresponde a la situación de alguien que conoces, intercede en oración por esa
persona. La cuestión es que los salmos abarcan muchos aspectos de la vida, y podemos
enriquecernos al leer y asimilar en nuestro corazón lo que nos dicen.

¿Qué significa “La palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes” (Col. 3:16)? ¿Por
qué la lectura de la Biblia es el primer paso para esa experiencia, y el más crucial?

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En la Palabra de Dios contemplamos el poder que estableció los fundamentos de la tierra y que
extendió los cielos. Únicamente en ella podemos hallar una historia de nuestra raza que no esté
contaminada por el prejuicio o el orgullo humanos. En ella se registran las luchas, las derrotas y
las victorias de los mayores hombres que el mundo haya conocido jamás. En ella se desarrollan
los grandes problemas del deber y del destino. Se levanta la cortina que separa el mundo visible
del mundo invisible, y presenciamos el conflicto de las fuerzas encontradas del bien y del mal,
desde la primera entrada del pecado hasta el triunfo final de la rectitud y de la verdad; y todo ello
no es sino una revelación del carácter de Dios.

En la contemplación reverente de las verdades presentadas en su Palabra, la mente... entra en


comunión con la Mente infinita. Un estudio tal no solo purifica y ennoblece el carácter, sino que
inevitablemente amplía y fortalece las facultades mentales (Reflejemos a Jesús, p. 107).

Desde el tiempo en que los padres de Jesús le encontraron en el templo, su conducta fue un misterio
para ellos. No quería entrar en controversia; y, sin embargo, su ejemplo era una lección constante.
Parecía puesto aparte. Hallaba sus horas de felicidad cuando estaba a solas con la naturaleza y con
Dios. Siempre que podía, se apartaba del escenario de su trabajo, para ir a los campos a meditar
en los verdes valles, para estar en comunión con Dios en la ladera de la montaña, o entre los árboles
del bosque. La madrugada le encontraba con frecuencia en algún lugar aislado, meditando,
escudriñando las Escrituras, u orando. De estas horas de quietud, volvía a Su casa para reanudar
sus deberes y para dar un ejemplo de trabajo paciente (El Deseado de todas las gentes, p. 69).

Corremos constantemente el peligro de creer que nos bastamos a nosotros mismos, de confiar en
nuestra propia sabiduría y no hacer de Dios nuestra fortaleza. Nada perturba tanto a Satanás como
nuestro conocimiento de sus designios. Si sentimos nuestro peligro, sentiremos nuestra necesidad
de orar, como la sintió Nehemías, y como él obtendremos esa sólida defensa que nos dará
seguridad en el peligro. Si somos negligentes e indiferentes, seremos ciertamente vencidos por los
designios de Satanás. Debemos ser vigilantes. Aunque, como Nehemías, recurramos a la oración,
llevando todas nuestras perplejidades y cargas a Dios, no debemos creer que no tenemos nada que
hacer. Debemos velar y orar (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 627).

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Lunes 8 de enero_______________________________________________________________

CONFIANZA EN TIEMPOS DIFÍCILES


Todos los cristianos entienden de momentos de desesperación y sufrimiento, y los han vivido;
momentos en los que se han preguntado qué hace el Señor, o por qué el Señor permite que les
sucedan estas cosas. Los mismos salmistas pasaron por experiencias parecidas. Y, por inspiración
divina, registraron lo que les había acontecido.

Lee Salmo 44. ¿Qué nos dice y por qué es relevante para los creyentes de todas las épocas?

Salmo 44
1 Oh Dios, con nuestros oídos hemos oído, nuestros padres nos han contado, La obra que hiciste
en sus días, en los tiempos antiguos. 2 Tú con tu mano echaste las naciones, y los plantaste a ellos;
Afligiste a los pueblos, y los arrojaste. 3 Porque no se apoderaron de la tierra por su espada, Ni su
brazo los libró; Sino tu diestra, y tu brazo, y la luz de tu rostro, Porque te complaciste en ellos.
4 Tú, oh Dios, eres mi rey; Manda salvación a Jacob. 5 Por medio de ti sacudiremos a nuestros

enemigos; En tu nombre hollaremos a nuestros adversarios. 6 Porque no confiaré en mi arco, Ni


mi espada me salvará; 7 Pues tú nos has guardado de nuestros enemigos, Y has avergonzado a los
que nos aborrecían. 8 En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, Y para siempre alabaremos tu
nombre. Selah 9 Pero nos has desechado, y nos has hecho avergonzar; Y no sales con nuestros
ejércitos. 10 Nos hiciste retroceder delante del enemigo, Y nos saquean para sí los que nos
aborrecen. 11 Nos entregas como ovejas al matadero, Y nos has esparcido entre las naciones. 12 Has
vendido a tu pueblo de balde; No exigiste ningún precio. 13 Nos pones por afrenta de nuestros
vecinos, Por escarnio y por burla de los que nos rodean. 14 Nos pusiste por proverbio entre las
naciones; Todos al vernos menean la cabeza. 15 Cada día mi vergüenza está delante de mí, Y la
confusión de mi rostro me cubre, 16 Por la voz del que me vitupera y deshonra, Por razón del
enemigo y del vengativo. 17 Todo esto nos ha venido, y no nos hemos olvidado de ti, Y no hemos
faltado a tu pacto. 18 No se ha vuelto atrás nuestro corazón, Ni se han apartado de tus caminos
nuestros pasos, 19 Para que nos quebrantases en el lugar de chacales, Y nos cubrieses con sombra
de muerte. 20 Si nos hubiésemos olvidado del nombre de nuestro Dios, O alzado nuestras manos a
dios ajeno, 21 ¿No demandaría Dios esto? Porque él conoce los secretos del corazón. 22 Pero por
causa de ti nos matan cada día; Somos contados como ovejas para el matadero. 23 Despierta; ¿por
qué duermes, Señor? Despierta, no te alejes para siempre. 24 ¿Por qué escondes tu rostro, Y te
olvidas de nuestra aflicción, y de la opresión nuestra? 25 Porque nuestra alma está agobiada hasta
el polvo, Y nuestro cuerpo está postrado hasta la tierra. 26 Levántate para ayudarnos, Y redímenos
por causa de tu misericordia.

A menudo, solo elegimos salmos para los cultos de adoración en las iglesias que reflejen ciertos
estados de ánimo ideales. Esta restricción puede ser una señal de nuestra incapacidad o recelo para
enfrentarnos a las oscuras realidades de la vida. Aunque a veces sintamos que Dios nos trata
injustamente cuando el sufrimiento nos golpea, no nos parece apropiado expresar nuestros
pensamientos en el culto público o incluso en la oración privada.
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Esta reticencia puede hacernos perder el sentido de la adoración. El hecho de no expresar honesta
y abiertamente nuestros sentimientos y opiniones ante Dios, en la oración, a menudo nos deja
esclavizados a nuestras propias emociones. Esto también nos impide sentir seguridad y confianza
al acercarnos a Dios. Orar los salmos nos da la seguridad de que, cuando oramos y adoramos, no
se espera que censuremos o neguemos nuestra experiencia.

Salmo 44, por ejemplo, puede ayudar a los fieles a articular libre y adecuadamente su experiencia
de sufrimiento inocente. Orar los salmos ayuda a la gente a experimentar la libertad de expresión
en la oración. Los salmos nos dan palabras que no encontramos ni nos atrevemos a pronunciar.
“Nuestro corazón no se ha vuelto atrás, ni se apartaron nuestros pasos de tu camino. Pero tú nos
quebrantaste, nos diste por presa a los chacales, nos cubriste con densa sombra” (Sal. 44:18, 19).

Sin embargo, fíjate en la manera en que comienza Salmo 44. El escritor habla de cómo, en el
pasado, Dios había hecho grandes cosas por su pueblo. De ahí que el autor exprese su confianza
en Dios y no “en mi arco” (Sal. 44:6).

A pesar de ello, el pueblo de Dios sigue sufriendo. La lista de ayes y lamentos es larga y dolorosa.
No obstante, incluso en medio de todo esto, el salmista clama a Dios para que los libre:
“Redímenos a causa de tu constante amor” (Sal. 44:26). Es decir, incluso en medio de los
problemas, conoce la realidad de Dios y su amor.

Recordar tiempos pasados en los que la presencia de Dios se sentía muy real ¿cómo puede
ayudarte a afrontar los momentos en los que los problemas te hacen pensar que Dios está
lejos?

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ESPÍRITU DE PROFECÍA
El cielo se acerca a la tierra por esa escalera mística, cuya base está firmemente plantada en la
tierra, mientras que su parte superior llega al trono del Infinito. Los ángeles están constantemente
ascendiendo y descendiendo por esta escalera de deslumbrante resplandor, llevando las oraciones
de los menesterosos y angustiados al Padre celestial, y trayendo bendición y esperanza, valor y
ayuda, a los hijos de los hombres. Esos ángeles de luz crean una atmósfera celestial en derredor
del alma, elevándonos hacia lo invisible y eterno. No podemos contemplar sus formas con nuestra
vista natural; solamente mediante una visión espiritual podemos discernir las cosas celestiales.
Solamente el oído espiritual puede oír la armonía de las voces celestiales.
"El ángel de Jehová acampa en derredor de los que le temen, y los defiende". Salmo 34:7. Dios
envía a sus ángeles a salvar a sus escogidos de la calamidad, a protegerlos de "pestilencia que ande
en obscuridad", y de "mortandad que en medio del día destruya". Salmo 91:6. Repetidas veces los
ángeles han hablado con los hombres como un hombre habla con su amigo, y los han guiado a
lugares seguros. Vez tras vez las palabras alentadoras de los ángeles han renovado los espíritus
abatidos de los fieles, elevando sus mentes por encima de las cosas de la tierra, y los han inducido
a contemplar por la fe las ropas blancas, las coronas y las palmas de victoria, que los vencedores
recibirán cuando circunden el gran trono blanco.
La obra de los ángeles consiste en acercarse a los probados, dolientes o tentados. Trabajan
incansablemente en favor de aquellos por quienes Cristo murió (Los hechos de los apóstoles, pp.
123, 124).

La fe que fortaleció a Habacuc y a todos los santos y justos de aquellos tiempos de prueba intensa,
era la misma fe que sostiene al pueblo de Dios hoy. En las horas más sombrías, en las
circunstancias más amedrentadoras, el creyente puede afirmar su alma en la fuente de toda luz y
poder. Día tras día, por la fe en Dios, puede renovar su esperanza y valor. "El justo en su fe vivirá".
Al servir a Dios, no hay por qué experimentar abatimiento, vacilación o temor. El Señor hará más
que cumplir las más altas expectativas de aquellos que ponen su confianza en él. Les dará la
sabiduría que exigen sus variadas necesidades.

Acerca de la abundante provisión hecha para toda alma tentada, el apóstol Pablo da un testimonio
elocuente. Le fue asegurado divinamente: "Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza
se perfecciona". Con gratitud y confianza, el probado siervo de Dios contestó: "Por tanto, de buena
gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo. Por lo cual
me gozo en las flaquezas, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias por Cristo;
porque cuando soy flaco, entonces soy poderoso". 2 Corintios 12:9, 10 (Profetas y reyes, pp. 285,
286).

Tremendas pruebas aguardan al pueblo de Dios. El espíritu de la guerra está conmoviendo a las
naciones de un cabo al otro del mundo. Pero el pueblo de Dios permanecerá incólume en medio
del tiempo de angustia que está por venir, un tiempo de angustia sin parangón en el mundo. Satanás
y sus ángeles no pueden destruirlo, porque está protegido por ángeles de poder superior (Mensajes
selectos, t. 2, p. 63).
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Martes 9 de enero______________________________________________________________

UN SALMO DE DESESPERACIÓN
Orar los salmos no solo permite que los fieles articulen sus oraciones libremente. Los salmos
supervisan su experiencia según las normas de Dios, y la hacen llevadera al introducir la esperanza
y la seguridad de la presencia de Dios.

Lee Salmo 22. ¿Qué podemos aprender de este salmo con respecto a la confianza en Dios en
medio de un gran sufrimiento?

Salmo 22
1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y
de las palabras de mi clamor? 2 Dios mío, clamo de día, y no respondes; Y de noche, y no hay para
mí reposo. 3 Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel. 4 En ti esperaron
nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste. 5 Clamaron a ti, y fueron librados; Confiaron en ti, y
no fueron avergonzados. 6 Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y
despreciado del pueblo. 7 Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza,
diciendo: 8 Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía. 9 Pero tú
eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi
madre. 10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
11 No te alejes de mí, porque la angustia está cerca; Porque no hay quien ayude. 12 Me han rodeado

muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado. 13 Abrieron sobre mí su boca Como león
rapaz y rugiente. 14 He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi
corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. 15 Como un tiesto se secó mi
vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. 16 Porque
perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies.
17 Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan. 18 Repartieron entre

sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. 19 Mas tú, Jehová, no te alejes; Fortaleza mía,
apresúrate a socorrerme. 20 Libra de la espada mi alma, Del poder del perro mi vida. 21 Sálvame de
la boca del león, Y líbrame de los cuernos de los búfalos. 22 Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré. 23 Los que teméis a Jehová, alabadle; Glorificadle,
descendencia toda de Jacob, Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel. 24 Porque no
menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; Sino que cuando
clamó a él, le oyó. 25 De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de
los que le temen. 26 Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan;
Vivirá vuestro corazón para siempre. 27 Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de
la tierra, Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti. 28 Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones. 29 Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; Se postrarán
delante de él todos los que descienden al polvo, Aun el que no puede conservar la vida a su propia
alma. 30 La posteridad le servirá; Esto será contado de Jehová hasta la postrera generación.
31
Vendrán, y anunciarán su justicia; A pueblo no nacido aún, anunciarán que él hizo esto.

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Las palabras de lamentación de Salmo 22:1 pueden ayudar a los que sufren a expresar su dolor y
su sensación de soledad: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás lejos
de mi salvación y de mi clamor?”

Estas palabras, por supuesto, se han hecho famosas entre los cristianos porque fueron las mismas
que pronunció Jesús mientras estaba en la cruz, lo que nos muestra la importancia que tuvo Salmos
en la experiencia de Cristo (ver Mat. 27:46).

Con todo, incluso en medio del sufrimiento y las pruebas, también se expresan estas palabras:
“Anunciaré tu nombre a mis hermanos, en medio de la congregación te alabaré” (Sal. 22:22).

En otras palabras, aunque estos sentimientos exactos no coincidan con el dilema actual del autor,
el salmista sigue expresando su fe en Dios y declarando que, sin importar lo que pase, seguirá
alabando a Dios.

En resumen, al darnos palabras para orar, Salmos nos enseña a mirar más allá de nuestra situación
actual y, por fe, a ver el momento en que nuestra vida será restaurada por la gracia de Dios.

De este modo, la oración de los salmos lleva a los fieles a nuevos horizontes espirituales. Los
salmos permiten que los fieles expresen sus sentimientos y concepciones, pero no los deja donde
están en ese momento. Los adoradores son guiados a dejar en manos de Dios sus cargas de dolor,
decepción, ira, y a confiar en él, sean cuales fueren sus circunstancias.

El cambio del lamento a la alabanza que se observa en muchos salmos sugiere la transformación
espiritual que experimentan los creyentes cuando reciben la gracia y el consuelo divinos en la
oración.

¿Cómo podemos aprender a ver más allá de nuestras pruebas inmediatas y, así, confiar en
la bondad de Dios, sea cual fuere la situación que enfrentemos ahora?

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Se me reveló que el poder de Satanás se ejerce especialmente sobre los hijos de Dios. Muchos me
fueron presentados en condición de duda y desesperación. Las enfermedades del cuerpo afectan la
mente. Un enemigo astuto y poderoso acompaña nuestros pasos, y dedica su fuerza y habilidad a
tratar de apartarnos del camino recto. Y demasiado a menudo sucede que los hijos de Dios no están
en guardia y por lo tanto ignoran sus designios. Satanás obra por los medios que mejor le permiten
ocultarse, y a menudo alcanza su objeto (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 274).

Debemos apreciar y cultivar la fe acerca de la cual testificaron los profetas y los apóstoles, la fe
que echa mano de las promesas de Dios y aguarda la liberación que ha de venir en el tiempo y de
la manera que él señaló. La segura palabra profética tendrá su cumplimiento final en el glorioso
advenimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, como Rey de reyes y Señor de señores. El
tiempo de espera puede parecer largo; el alma puede estar oprimida por circunstancias
desalentadoras; pueden caer al lado del camino muchos de aquellos en quienes se puso confianza;
pero con el profeta que procuró alentar a Judá en un tiempo de apostasía sin parangón, declaremos
con confianza: "Jehová está en su santo templo: calle delante de él toda la tierra". Habacuc 2:20.
Recordemos siempre el mensaje animador: "Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al fin
hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará... Mas el justo
en su fe vivirá". Vers. 3, 4 (Profetas y reyes, p. 286).

La genuina conversión nos enseñará a afirmar nuestra confianza en Aquel que es nuestra única
esperanza. Por la conversión uniremos nuestra debilidad con la fortaleza de Dios, nuestra
ignorancia con su sabiduría, nuestra indignidad con sus méritos, nuestra pobreza con sus ilimitadas
riquezas, nuestro desamparo con su constante poder.

Debemos investigar la Palabra de Dios, haciéndola una parte de nosotros mismos. Un espíritu de
humildad, el espíritu de Cristo, nos ayudará a conocer a Aquel que nos ha llamado a la gloria y la
virtud.

Si entretejemos la verdad dentro del diario vivir, como debiéramos, avanzaríamos cada vez más
alto, obteniendo una comprensión cada vez más clara de la revelación de Dios. Debiéramos
ensalzarlo en cantos de alabanza. Por medio del salmista, Cristo declaró: "En medio de la
congregación te alabaré". Salmo 22:22. Su voz fue la nota tónica del universo. Su poder ilimitado,
su inescrutable entendimiento, su admirable sacrificio por la raza humana nos ayuda a comprender
el amor de Dios. Necesitamos individualmente tener a Cristo morando en el alma. Necesitamos
abrir nuestras mentes y corazones a la morada del Espíritu de verdad. Necesitamos apreciar
nuestros privilegios como poseedores de la verdad sagrada y elevadora. ¡Piensa en lo que esto
significa para nosotros, herederos de Dios y coherederos con Cristo! (In Heavenly Places, p. 248;
parcialmente en En los lugares celestiales, p. 250).

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Miércoles 10 de enero___________________________________________________________

DE LA DESESPERACIÓN A LA ESPERANZA
Probablemente todos nos hemos enfrentado a momentos en los que la presencia de Dios parecía
estar muy lejos de nosotros. ¿Quién no ha pensado alguna vez: ¿Cómo ha podido suceder esto?

Los salmistas, seres humanos como el resto de nosotros, seguramente se han enfrentado a cosas
similares. Aunque, sí, a veces nuestros pecados nos traen pruebas, otras veces nos parecen
sumamente injustas, y nos sentimos como si no mereciéramos lo que ahora se nos presenta. De
nuevo, ¿quién no ha pasado por eso?

Lee Salmo 13. ¿Qué dos estados de ánimo principales puedes distinguir en este salmo? ¿Qué
decisión crees que provocó el cambio radical en la perspectiva general del salmista?

Salmo 13
1
¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?
2 ¿Hasta
cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo
será enaltecido mi enemigo sobre mí? 3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos,
para que no duerma de muerte; 4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se
alegrarían, si yo resbalara. 5 Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu
salvación. 6 Cantaré a Jehová, Porque me ha hecho bien.

“¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?”
(Sal. 13:1). Una vez más, ¿quién no puede identificarse con estos sentimientos, por más que sean
equivocados? (¿Puede olvidarse Dios de nosotros alguna vez?)

Por tanto, Salmo 13 señala el camino para evitar otro error común, que es centrarnos en nosotros
mismos y en nuestros problemas al orar. Este salmo puede transformar nuestra oración al llevarnos
a reafirmar la naturaleza fiel e inmutable del trato de Dios hacia su pueblo.

Aunque el salmo comienza con lamentos y quejas, no termina ahí. Y ese es el punto crucial.

El salmo nos lleva a elegir deliberadamente confiar en el poder redentor de Dios (Sal. 13:5), de
modo que nuestro temor y ansiedad (Sal. 13:1-4) puedan dar paso gradualmente a la salvación de
Dios, y comencemos a experimentar el paso del lamento a la alabanza, de la desesperación a la
esperanza (Sal. 13:5, 6).

Sin embargo, la mera repetición de las palabras de los salmos con solo una escasa comprensión de
su significado no producirá la auténtica transformación que se pretende con su uso. Al orar los
salmos, debemos buscar al Espíritu Santo para que nos capacite para actuar del modo que exige el
salmo. Los salmos no solo transmiten información: son la Palabra de Dios que transforma el
carácter y las acciones de los creyentes. Por la gracia de Dios, las promesas de los salmos se
manifiestan en la vida de los creyentes. Esto significa que permitimos que la Palabra de Dios nos
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moldee según la voluntad de Dios y nos una a Cristo, quien demostró perfectamente la voluntad
de Dios y, como Hijo de Dios encarnado, también oró los salmos.

¿Cómo pueden tus pruebas acercarte más a Dios? ¿Por qué, si te descuidas, pueden alejarte
de él?

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ESPÍRITU DE PROFECÍA
Las pruebas que ponen a prueba nuestra fe de manera tan severa y hacen que pensemos que Dios
se ha olvidado de nosotros están diseñadas para acercarnos cada vez más a Cristo, para que
podamos depositar todas nuestras cargas a sus pies y sintamos la paz que él nos da a cambio...
Cuando se rinda completamente a Dios; cuando, quebrantado, se abandone a Jesús; recibirá como
recompensa la victoria y el gozo que nunca antes habrá experimentado. Mientras eche una clara
mirada hacia el pasado, verá que en el momento en que para usted la vida era una paradoja y una
carga, Jesús mismo estaba a su lado, queriendo llevarle a la luz. El Padre estaba junto a usted,
forjándolo con un amor indecible, afligiéndolo por su bien, como el orfebre refina el oro. Cuando
creyó que estaba abandonado, él estuvo junto a usted para consolarlo y sostenerlo. Pocas veces
vemos a Jesús tal como es; y nunca estamos tan dispuestos a aceptar su ayuda como él a dárnosla
(Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 217, 218).

Todo el capítulo 54 de Isaías es aplicable al pueblo de Dios, y se cumplirá cada especificación de


la profecía. El Señor no abandonará a su pueblo en el tiempo de su prueba. Él dice: "Por un breve
momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi
rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu
Redentor" [Esta] promesa es para los que, en medio de la apostasía general, guardan los
mandamientos de Dios y ensalzan la norma moral ante los ojos del mundo que ha abandonado la
ley y ha quebrantado el pacto eterno (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico
adventista, t. 4, pp. 1169, 1170).

A veces, una profunda sensación de nuestra indignidad hará estremecer de terror al ser, pero esto
no es evidencia de que Dios haya cambiado para con nosotros o nosotros para con Dios. No se
debería hacer ningún esfuerzo para ajustar la mente a cierta intensidad de emoción. No podemos
sentir hoy la paz y el gozo que sentíamos ayer; pero deberíamos asirnos por la fe de la mano de
Cristo y confiar en él tan plenamente en la oscuridad como en la luz.

Quizá Satanás susurre: "Eres demasiado pecador para que Cristo te salve". Al par de reconocer
que son ciertamente pecadores e indignos, pueden hacer frente al tentador exclamando: "Por la
virtud de la expiación reclamo a Cristo mi Salvador. No confío en mis propios méritos, sino en la
preciosa sangre de Jesús, que me limpia. En este momento hago depender mi ser impotente de
Cristo". La vida cristiana debe ser una vida de fe constante y viva. Una confianza inflexible, una
firme dependencia de Cristo, proporcionarán paz y seguridad al espíritu (Mensajes para los
jóvenes, p. 77).

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Jueves 11 de enero______________________________________________________________

OH, RESTÁURANOS OTRA VEZ


Lee Salmo 60:1 al 5. ¿Para qué ocasiones crees que este salmo sería una oración adecuada?
¿Cómo podemos beneficiarnos de los salmos de lamento incluso en momentos alegres de la
vida?
Salmo 60:1-5
1
Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste; Te has airado; ¡vuélvete a nosotros! 2 Hiciste
temblar la tierra, la has hendido; Sana sus roturas, porque titubea. 3 Has hecho ver a tu pueblo
cosas duras; Nos hiciste beber vino de aturdimiento. 4 Has dado a los que te temen bandera Que
alcen por causa de la verdad. Selah 5 Para que se libren tus amados, Salva con tu diestra, y óyeme.
Los salmos de lamento suelen entenderse como oraciones de personas que viven tiempos difíciles,
ya sean físicos, psicológicos o espirituales. O las tres cosas.
Sin embargo, esto no significa que debamos evitar estos salmos, incluso en los buenos tiempos. A
veces, puede haber una divergencia total entre las palabras del salmo y la experiencia presente del
adorador. Sin embargo, los salmos de lamento pueden ser beneficiosos para los adoradores que no
están en dificultades.
En primer lugar, pueden hacernos más conscientes de que el sufrimiento forma parte de la
experiencia humana general, y que le llega tanto a justos como a injustos. Los salmos nos aseguran
que Dios tiene el control y que nos da fuerza y soluciones en tiempos difíciles. Incluso en este
salmo, en medio de la angustia (“Hiciste temblar la tierra”, Sal. 60:2), el salmista muestra su
esperanza final en la liberación de Dios.
En segundo lugar, los salmos de lamento nos enseñan a ser compasivos con los que sufren. Al
expresar nuestra felicidad y gratitud a Dios, especialmente en público, debemos tener en cuenta a
los más necesitados. Claro, puede ser que ahora la estemos pasando bien, pero ¿quién no conoce
gente, a nuestro alrededor, que sufre terriblemente? Orar estos salmos puede ayudarnos a no
olvidar a quienes pasan por momentos difíciles. Los salmos deberían evocar en nosotros la
compasión y el deseo de atender a los que sufren, como lo hizo Jesús.
“Este mundo es un vasto lazareto, pero Cristo vino para sanar a los enfermos y proclamar
liberación a los cautivos de Satanás. Él era en sí mismo la salud y la fuerza. Impartía vida a los
enfermos, a los afligidos, a los poseídos de los demonios. No rechazaba a ninguno que viniese
para recibir su poder sanador. Sabía que quienes le pedían ayuda habían atraído la enfermedad
sobre sí mismos; sin embargo, no se negaba a sanarlos. Y, cuando la virtud de Cristo penetraba en
estas pobres almas, quedaban convencidas de pecado, y muchos eran sanados de su enfermedad
espiritual tanto como de sus dolencias físicas. El evangelio posee todavía el mismo poder, y ¿por
qué no habríamos de presenciar hoy los mismos resultados?” (Elena de White, El ministerio de la
bondad, pp. 27, 28).
¿A quién conoces, en este momento, que necesite no solamente tus oraciones, sino también
que lo ayudes de manera práctica?
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ESPÍRITU DE PROFECÍA
Jesús es nuestra única esperanza. Podemos contemplarlo: Es nuestro Salvador. Podemos confiar
en su palabra y depender de él. Sabe exactamente qué clase de ayuda necesitamos, y podemos
confiar seguramente en él. Si dependemos únicamente de la sabiduría humana para conducirnos,
nos hallaremos en el bando de los perdedores. Pero podemos acudir directamente al Señor Jesús,
pues él ha dicho: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis
descanso para vuestras almas". Tenemos el privilegio de aprender de [él] (Testimonios para los
ministros, p. 486).

Nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo como siervo para suplir incansablemente la necesidad
del hombre. "El mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias" (Mateo 8:17), para
atender a todo menester humano. Vino para quitar la carga de enfermedad, miseria y pecado. Era
su misión ofrecer a los hombres completa restauración; vino para darles salud, paz y perfección
de carácter.

Variadas eran las circunstancias y necesidades de los que suplicaban su ayuda, y ninguno de los
que a él acudían quedaba sin socorro. De él fluía un caudal de poder curativo que sanaba de cuerpo,
espíritu y alma a los hombres (El ministerio de curación, p. 11).

Los ángeles del cielo... están al lado de todos aquellos que prestan servicio a Dios ministrando a
sus semejantes. Y tenéis la cooperación de Cristo mismo. El es el restaurador, y mientras trabajéis
bajo su dirección, veréis grandes resultados.

Cristo está tratando de elevar a todos aquellos que quieran ser elevados a un compañerismo
consigo, para que podamos ser uno con él, como él es uno con el Padre. Nos permite llegar a
relacionarnos con el sufrimiento y la calamidad a fin de sacarnos de nuestro egoísmo; trata de
desarrollar en nosotros los atributos de su carácter: la compasión, la ternura y el amor. Aceptando
esta obra de ministración, nos colocamos en su escuela, a fin de ser hechos idóneos para las cortes
de Dios...

"Si guardares mi ordenanza —declara el Señor , entre estos que aquí están te daré plaza", Zacarías
3:7. aun entre los ángeles que rodean su trono. Cooperando con los seres celestiales en su obra en
la tierra, nos estamos preparando para su compañía en el cielo. Los "espíritus administradores,
enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salud" (Hebreos 1:14), los ángeles del
cielo, darán la bienvenida a aquel que en la tierra vivió no "para ser servido, sino para servir"
(Mateo 20:28) (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 320, 321).

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Viernes 12 de enero_____________________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Salmo 42:8 y Elena de White, La educación, “Poesía y canto”, pp. 155-164. ¿Cómo se
relacionan la oración y el canto según estos textos inspirados?

Elena de White describe los salmos penitentes de David (por ejemplo, Sal. 51) como el lenguaje
de su alma y las oraciones que ilustran la naturaleza del verdadero dolor por el pecado (ver El
camino a Cristo, pp. 23, 24). Anima a los creyentes a memorizar textos de Salmos como medio
de fomentar el sentido de la presencia de Dios en la vida de ellos, y destaca la práctica de Jesús de
elevar su voz con salmos cuando se enfrentaba a la tentación y el miedo opresivo. También señala:
“¡Cuán a menudo, por medio de las palabras de una canción sagrada, brotan en el alma manantiales
de penitencia y fe, de esperanza, de amor y gozo! [...] En realidad, más de un canto es una oración”
(La educación, pp. 162-168).

Cuando oramos y cantamos los salmos, asumimos la persistencia, la audacia, el valor y la


esperanza de los salmistas. Estos animan a continuar nuestro peregrinaje espiritual y nos
reconfortan diciéndonos que no estamos solos. Otras personas, como nosotros, han pasado por
momentos oscuros y, sin embargo, han salido triunfantes por la gracia de Dios. Al mismo tiempo,
los salmos nos revelan los destellos de la ferviente intercesión de Cristo en nuestro favor, pues él
siempre vive para orar por nosotros (Heb. 7:25).

Incluir los salmos en la oración y la adoración hace que la comunidad creyente sea consciente de
toda la gama de la experiencia humana y enseña a los fieles a participar en las diversas facetas de
esa experiencia en el culto. Los salmos son oraciones y cantos divino-humanos. Por esa razón,
incluir los salmos sistemáticamente en la adoración lleva a la comunidad creyente al centro de la
voluntad de Dios y de su poderosa gracia sanadora.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Por qué la oración espontánea, no guiada, no es la única manera de orar? ¿Cómo puede
beneficiarse nuestra vida de oración con los salmos, las oraciones bíblicas?
2. ¿Cómo pueden enriquecer los salmos nuestra experiencia de oración comunitaria? Analiza
algunas formas prácticas en que tu iglesia local puede fomentar el uso de Salmos en sus
cultos de adoración.
3. ¿Qué revela Salmos acerca de la complejidad de la peregrinación humana de la fe y del
poder de la gracia sanadora de Dios?

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