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Los Dioses de La Luz

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Capítulo I

DEFINICION DE LOS TERMINOS

Puesto que en este libro se emplean ciertas palabras familiares


en un sentido y se presentan ciertas ideas no familiares para la
mayoría de los lectores occidentales, este primer capítulo consiste
en una definición de los términos y en una breve exposición de la
base filosófica sobre la que se funda esta obra.

LA DEIDAD

En filosofía oculta, el Poder Deífico del universo no es con-


siderado un Dios personal. Aunque imbuido de inteligencia, no es
un Intelecto. Aunque utilice la Vida Única como vehículo, no es una
Vida. La Deidad es un Principio inherente de la Naturaleza, que
tiene Sus extensiones más allá del reino de las formas manifiestas,
aunque tenuemente.
La Inmanencia de Dios no es personal, ni es la Trascendencia.
Cada una es expresión en el tiempo, en el espacio y en el mo-
vimiento, de un Principio impersonal, que, de por Sí, es eterno,
omnipresente e inmóvil.
La finitud es esencial para la manifestación de ESO que es Infinito.
Las ideas, los ritmos y las formas son esenciales para la expresión
de ESO que es Absoluto. Dios, entonces, mejor puede ser definido
como Infinitud y Absolutez manifestadas a través de las formas
finitas. Tal manifestación jamás puede ser singular ni siquiera dual
solamente; deberá siempre, en primer término, ser triple, y
secundariamente, séptuple. El punto, la circunferencia y los radios;
la energía, el receptor y el transmisor; el conocedor, lo conocido y el
conocimiento: estos deberán constituir siempre la triplicidad básica
sin la cual la Absolutez nunca puede producir finitud, en cualquier
nivel sublime.
Por tanto, la creación implica un cambio desde una unidad hasta
una triplicidad. A fin de convertirse en muchos, el Uno deberá
primero convertirse en tres. Las combinaciones posibles de tres son
siete. La continuación del avance desde la unidad hasta la
diversidad implica inevitablemente atravesarlas siete modalidades
de la manifestación y expresar lo que esencialmente es uno. Así, las
divisiones surgen en el Uno Solo. De esa manera los seres surgen
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dentro de la Vida Única y aparecen las inteligencias dentro de la
Mente Universal, todas inherentes dentro del Todo.
De la Trinidad, el punto es lo más excelso debido a la Fuente. De
los Siete, la Trinidad es lo más excelso debido al Padre. Así, existe
la jerarquía cuando ocurre la manifestación. Las jerarquías
paternas dan nacimiento al vástago en una escala descendente
desde la proximidad hasta la Fuente original. Los seres emanados
en el orden jerárquico entran inevitablemente en la existencia
cuando primero ocurre el movimiento en ESO que, de por sí, está
inmóvil.
La inmovilidad absoluta implica el movimiento absoluto; los dos
términos son sinónimos. Por tanto, el Absoluto puede ser in-
movilidad y movimiento al par que retiene la absolutez. Por ello lo
finito está contenido dentro de¡ Absoluto, que, a su vez, envuelve e
impregna a lo finito. Debido a esto, los seres finitos han consi-
derado divino al Absoluto, denominándolo Dios.
La verdadera religión es el culto de la Fuente omnienvolvente y
omniimpregnante de todo. Reverenciar a la Fuente omnipresente y
conformarse a sus leyes de manifestación es práctica religiosa
verdadera. Concebir a la Fuente de todo como persona, por más
sublime que ésta sea, y darle atributos humanos, no es religión
verdadera. Reverenciarese concepto falso y vivir temiendo su
venganza no es práctica religiosa verdadera.
La existencia absoluta y la ley absoluta son las existencias más
excelsas y, por ello, dignas de estudio y reverencia de parte del
hombre. La existencia finita y la ley finita no son las existencias
más excelsas y, por ello, no son dignas del título de "Dios". Son el
vástago y no el padre, secundadas y no primarias, y su elevación al
rango primario sólo puede conducir a la confusión y al desánimo.
El hombre moderno necesita emanciparse de la ilusión y del culto
de un Dios personal y, por tanto, finito, y substituirlo por un Poder y
una Ley Deíficos, con Vida Deífica como Tercero esencial.
La Vida Deífica es el vehículo del Poder Deífico, y la Ley Deífica
gobierna su expresión combinada. Mediante la instrumentáción de
la Vida. Por tanto, todas las cosas fueron hechas verdaderamente.
La Vida es el Creador, el Sostenedor y el Transformador del
Cosmos. La Vida debe ser reverenciada en todas sus ma-
nifestaciones y tal reverencia de la Vida omnipresente y siempre
activa es la religión verdadera.
¿Qué es, entonces, la Vida para el intelecto humano? Cómo
puede ser concebida, percibido y adorada la Vida Deífica: ese es el
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problema supremo. La Vida puede concebirse como el alma de la
forma, cuya relación es comparable a la del sol con el sistema solar.
La diferencia entre las dos relaciones es que la Vida es om-
nipresente y el sol tiene ubicación fija, aunque sus rayos impregnen
el universo. La Vida no emite rayos; pues como fuente interior de la
existencia, la vida es omniimpregnante y omnipenetrante.
La vida es benéfica porque por ella son sostenidas todas las
cosas. Sin ella, nada puede existir de lo que existe. Es el Alma
Pensamiento, la Inteligencia-Espíritu, de toda la Creación. Vehículo
del Poder imbuido de pensamiento ideativo, la Vida es lo único
esencial para la existencia, para la evolución y la transfiguración. La
Vida, entonces, es Dios, y Dios es la Vida.
De manera que el término "Dios" implica toda la Naturaleza,
física y superfísica, el impulso evolutivo impartido a ella y la irre-
sistible fuerza creadora que confiere el atributo de la autorepro-
ducción y la capacidad de expresaría indefinidamente. Este con-
cepto de la Deidad incluye a las Inteligencias creadoras -los Elohim-
que dirigen las manifestaciones y las operaciones de la fuerza
creadora única, el pensamiento divino o Ideación de todo el Cosmos
desde su inicio hasta su fin y el "sonido" de la "Voz" Creadora
mediante el cual la Ideación se imprime en la materia del Cosmos.
Todo esto, junto con todas las semillas y todos los seres, fuerzas y
leyes, incluyendo la ley paterna y única de la armonía, constituyen
la totalidad de la existencia a la que, en esta obra, se da el título de
"Dios".
Si tan vasta síntesis puede designarse Ser, entonces, ese Ser es tan
complejo, tan omniinclusivo como para estar más allá de la
comprensión de la mente humana y más allá de la posibilidad de
restricción a una sola forma; pues la idea de Dios incluye la Ley
Eterna, la Voluntad Eterna, la Vida Eterna y la Mente Eterna.
En la manifestación, "Dios" está activo objetivamente. En la no-
manifestación, 'Dios" está inmóvil. Detrás de la actividad y la
inmovilidad, está ESO que es eterno e inmutable, el Yo Absoluto,
Autoexistente. El Medio Creador referido con diversos nombres en
las cosmogonías de¡ mundo es la expresión activa del Uno Sólo
eterno e incomprensible.
De manera que los nombres "Dios" y "Logos" se usan en este
libro para connotar un Ser Divino, omnipresente como el Universal
Poder Energético, la Vida Inmanente y la Inteligencia Directora
dentro de toda sustancia, de todo ser y de toda cosa, de nada
separada. Este Ser se manifiesta en todo el Sistema Solar como
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Ley, Poder, Sabiduría, Amor, Verdad, Belleza, Justicia y Orden
Divinos.
El Logos Solar es considerado inmanente dentro de Su(*) Sis-
tema y
* En este caso también (en inglés) se usa, por conveniencia únicamente, el masculino; el Principio Divino en ningún
sentido Persona- es considerado por igual como masculino, femenino y andrógino, Padre, Madre e Hijo en un Poder
Celestial.
tracendente más allá de éste; es triple "Creador", Sostenedor y
Regenerador de todos los mundos, y Padre Espiritual de todos los
seres.
Ya sea como Principio o Ser, Dios ha sido concebido en muchos
aspectos, desempeñando múltiples roles. Las antiguas cosmogonías
egipcia, helénica, hebrea, hindú y cristiana Le representan trayendo
a la existencia Sus mundos por medio del poder creador del sonido.
En el cristianismo se nos dice: "En el principio era el Verbo, y el
Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios"(*). Luego Dios habló, y en
seis épocas o "días" creativos, cada cual seguido por un período de
quietud o "noche", ingresaron en la existencia todos los mundos,
todos los reinos de la Naturaleza y todos los seres. Como resultado
de esta emanación de energía creadora como sonido, aparecieron
las formas que expresaron el divino Intento creador, las
corporizaciones de la vida divina y los vehículos de la Inteligencia
divina. Así Dios puede concebirse como Compositor Celestial, como
Músico Divino, que compone y ejecuta perpetuamente Su sinfonía
creadora, con su tema central y su miríada de variaciones. Este
concepto de la creación mediante la Voz, conocido como la doctrina
del Logos, importante en el estudio de¡ tema de los Dioses, es
desarrollado en posteriores Capítulos de este libro.
Dios ha sido descrito, asimismo, poética y-místicamente, como
Bailarín Divino. La Naturaleza con todos sus variados movimientos
rítmicos, que incluyen el cíclico giro de los planetas alrededor del
sol, los cambios terrestres, el fluir de ríos, cascadas y arroyos, el
incesante desplazamiento de las olas del océano, la sucesión de
árboles y flores, las formas siempre mutables del fuego y la llama,
los movimientos de los electrones en torno de sus núcleos- es
concebida, notablemente en el hinduismo, como parte de la gran
danza del Supremo por la que son creadas y sostenidas todas las
cosas.
Asimismo, Dios es descrito de diversos modos, como Dramaturgo,
cuyo escenario sobre el que se representa el drama de la vida es el
Sistema Solar; como Tejedor, cuyo tapiz multicolor, la Naturaleza y
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todos sus hijos, es tejido en el telar del tiempo y el espacio; como
Jardinero, con las Huestes Angélicas de agricultores, con el universo
que es Su Jardín sembrado con toda clase de semillas que El Mismo
crea, y todas destinadas a producir Su propio facsímil. Además, es
considerado como Arquitecto e Ingeniero, Geómetra y Científico,
Mago y Maestro de Ceremonias con el universo como templo de
* Juan 1, 1.

múltiples altares donde se celebran perpetuamente los rituales


creadores. Un concepto aún más elevado Le revela como Rey
Espiritual, Emperador Divino, que contemplado en él al mismo
tiempo. En el Yogin extático, en el Vidente iluminado, el espíritu
brillará como el sol del mediodía; en la degradada víctima de la
atracción terrena, ha desaparecido la radiación, pues el espejo se
oscurece con las manchas de la materia.(*)

EL PLAN EVOLUTIVO

De estos conceptos de la Deidad emerge inevitablemente la idea de


un propósito divino, de un gran plan. En todo este libro se da por
sentado que ese plan es la evolución, mas no de la forma sola. La
palabra "evolución" se usa aquí para connotar un proceso que es
dual en su actividad, espiritual al igual que material y dirigido, antes
que puramente natural o "ciego". Se entiende que este proceso
consiste en un desarrollo continuo de la forma, acompañado por un
desarrollo complementado y paralelo de la conciencia a dentro de la
forma.
Aunque el hombre no puede conocer por completo el plan evolutivo
de sus Superiores, Sabios y Maestros Espirituales a lo largo de las
edades, aprende que el motivo consiste en despertar y llevar a la
realización lo que es latente, seminal y germinal. La Voluntad
Divina, la Sabiduría Divina, el Intelecto Divino y la Belleza Divina
están latentes en todas las semillas, macrocósmicas y
microcósmicas. El propósito aparente de¡ ingreso en la existencia
de¡ universo es cambiar las potencialidades en poderes ma-
nifestados activamente.
En la Tierra, por ejemplo, para cada uno de los reinos de la
Naturaleza hay una norma o ideal que es dual, igual que en el pro-
ceso evolutivo. El ideal de la conciencia del reino mineral es la
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conciencia física, y el de la forma, la dureza y la belleza. El ideal de
la conciencia animal es la autoconsciencia del sentimiento y el
pensamiento, y el de la forma animal es la belleza. La meta
evolutiva del hombre es el desarrollo y la expresión completos de
sus inherentes poderes divinos: la voluntad para la omnipotencia, la
sabiduría para la omnipresencia y el intelecto para la omnisciencia.
En el hombre "perfecto", o Adepto,

* Véase lsis sin Velo, H.P, Blavatsky, Tomo 1.

estos poderes se expresan en la unidad plenamente consciente, y


por ello en la cooperación perfecta, con el Creador de todo en el
cumplimiento de Su plan.
Una vez alcanzada la perfección humana, se presentan los
ideales superhumanos. Como hombres sólo podemos concebir la
naturaleza de esto con el auxilio de la analogía y de lo poco que los
Mismos Superhombres nos permitieron conocer en estos tiempos.
Podemos concebir que estos ideales son: componer y ejecutar
perfectamente con Dios la gran sinfonía de la creación; producir y
representar con Él el drama de la vida; tejer con El y para El,
contribuyendo conscientemente a la perfección de Su gran diseño;
cultivar con El Su jardín, cuidando Sus plantas hasta la plenitud de
su florescencia; administrar como Jefes de Departamentos, la
organización que es Su Sistema Solar; construir con El Su templo
del universo y, como Funcionarios Principales, celebrar allí los
grandes rituales de la creación; servir como Regentes y Ministros de
los Gobiernos Solar y Planetario a través de los cuales El, como
Emperador Solar, administra Sus vastos dominios debajo de las
estrellas. Podemos suponer que éste es, en parte, el plan de Dios
para los Superhombres, y ciertamente para todos, puesto que el
logro de la superhumanidad es el destino de todos:
“el único acontecimiento muy remoto
hacia el que se desplaza la creación entera".

LA CREACION

El emerger y el desarrollo subsiguiente de un universo y su


contenido son considerados en la ciencia oculta menos como re-
sultado de un acto de creación seguido por la evolución natural que
como un proceso de emanación guiado por Fuerzas inteligentes bajo

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la Ley inmutable. La creación o el emerger de los universos de la
nada no es un concepto aceptable, considerándoselos a todos como
emanación de una Fuente inoriginada y omnicontinente. Esta
Fuente es considerada triuna, consistiendo en el espíritu
precósmico, la materia precósmica y el movimiento eterno. Esta
doctrina se expone en la Parte 11 de este libro.

LA VIDENCIA

Como parte del desarrollo del intelecto humano en omnisciencia,


el desarrollo ocurre en cierta etapa de la evolución humana de la
facultad de clarividencia plenamente consciente y positiva. Esto
implica una extensión que puede ser apresurada por medio de
autopreparación, del alcance normal de la respuesta visual para
incluir rayos físicos que trascienden los rayos ultravioletas y, más
allá de estos, a su vez, la luz de los mundos superfísicos. El
mecanismo de la visión supersensoria y el proceso de su desarrollo
hallan referencia en la descripción que acompaña a la Lámina Nº 28.
Es importante diferenciar entre el psiquismo pasivo del médium, e
incluso la percepción extrasensorial (PES) de la parapsicología (*) y
la clarividencia positiva del estudiante de ocultismo. Esta última,
completamente bajo el control de la voluntad y usada en la
conciencia plenamente en vigilia, es el instrumento de búsqueda con
el que durante los treinta años pasados me esforcé por ingresar en
el Reino de los Dioses, y explorarlo.

LOS DIOSES

En todo este libro este término no se usa para denotar las i-


mágenes simbólicas a las que los pueblos antiguos dieron ese título,
sino a los Órdenes jerárquicos de Inteligencias, muy diferentes del
hombre de este Sistema Solar, pero que han sido o serán hombres.
La información concerniente a sus naturalezas y funciones
inmensamente variadas integra el tópico sustancial del Capítulo III,
Parte I, y de los Capítulos siguientes de este libro. La Parte V
consiste en ilustraciones y descripciones de diversos tipos de Dioses,
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como se me aparecieron cuando intenté estudiarlos por medio de la
visión extendida.
Los pueblos orientales, al igual que numerosos miembros de las
razas celtas y otras razas naturalmente psíquicas, están fami-
liarizados con la idea de la existencia de los Dioses. En Oriente se
les llama Devas,(**) vocablo sánscrito que significa "brillantes", en
relación con su apariencia autoluminosa. Se les considera medios
omnipresentes y superfísicos de la Voluntad Creadora, directores de
todas las fuerzas, leyes y procesos naturales, solares, in-
terplanetarios y planetados.
* Véase: escritos de J. B. Rhine, doctoren filosofía, profesor de psicología, Üniversidad Duke, N. Carolina, E.U.A.;
especialmente The Reach of the Mind, y The Journal of Parapsychology.
** Se pronuncia deyvaahs

Para estos seres, en esta obra se emplea principalmente el


término "los Dioses". El término cabalístico "Sephira" se usa en la
Parte III. Deva aparece ocasionalmente, al igual que su útil adjetivo
dévico, que se aplica por igual a Arcángeles, ángeles y espíritus de
la naturaleza. Ciertos tipos de Dioses, asociados más es-
trechamente con el hombre que con la Naturaleza, se refieren como
"ángeles"; los cuatro términos se usan como sinónimos. Las tres
etapas principales del desarrollo dévico tienen, cada cual, sus
propios nombres. Los espíritus de la naturaleza, como los animales
y las aves, son animados por una conciencia grupal de la que
participan otros del mismo género. Los Dioses, los Sephiras, los
llevas y los ángeles, evolucionaron de una conciencia grupal hasta
una individualidad separada, como lo hiciera el hombre. Los
Arcángeles, en especial, trascendieron los límites de la
individualidad e ingresaron en la conciencia universal o cósmica,
como lo hiciera el Superhombre o Adepto.
Antes de proceder a la consideración más completa de la na-
turaleza, funciones y actividades de los Dioses, ofrezco una res-
puesta a quienes, muy naturalmente, preguntarán: "¿Dónde está la
prueba de su existencia?" En concreto, no puede haber prueba
alguna de los frutos de la experiencia mística. Abundan las e-
videncias de estados místicos de Inconsciencia, en los que las fa-
cultades supersensorias pueden operar, y de la existencia de los
mundos superfísicos y sus habitantes. La evidencia más universal y
duradera de este tipo es el folklore de todas las naciones. En todos

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los tiempos de los que existen constancias, los hombres dieron
testimonio de haber percibido fuerzas, fenómenos y seres que no
son visibles normalmente. A pesar de una vasta separación en
tiempo y espacio, hay una notable semejanza entre los mitos,
leyendas y folklore de diversos pueblos de la tierra. Esta uni-
versalidad, semejanza y persistencia, a través de las edades, de fe
en los Dioses y en el Reino de los Dioses, es una fuerte evidencia,
que someto a consideración, de la existencia de una esencia real
dentro de esa creencia, de una base del hecho sobre el que se
funda el folklore.
Además de esto está el testimonio de quienes convirtieron en
ciencia y arte al proceso de autoiluminación llamado "yoga" en O-
riente. Quienes siguen esta ciencia del alma, la máxima y más an-
tigua de todas las ciencias, afirman que pueden lograrse deliberada
y conscientemente la extensión del poder visual y auditivo, y el
dominio de las fuerzas, primero de la propia naturaleza, y luego de
la Naturaleza misma. Ellos dicen que cualquiera que cumpla las
condiciones necesarias, obedezca leyes tan ciertas en su actividad
como las que rigen al químico en su laboratorio, pueden perforar el
velo de la materia que normalmente oculta de la vista las realidades
eternas y espirituales, como el velo del día esconde a las estrellas
siempre brillantes.
Sólo ha de hallarse la prueba en la experiencia individual y en la
investigación individual. Si bien la demostración es reconocida-
mente imposible, no lo es la prueba mediante indagación personal.
Yo he intentado aplicar esa prueba, y este libro es, en parte, una
constancia de mis propios hallazgos. Si bien estamos facultados
para cuestionar, afirmo que sólo tienen derecho a negar quienes
han experimentado y explorado de manera similar.

19
Capítulo II

LA CIENCIA ANTIGUA Y MODERNA

EL ATOMO DE LA CIENCIA

Los pronunciamientos de algunos científicos modernos respecto de


la naturaleza y construcción del universo material coinciden muy
estrechamente con las enseñanzas de la filosofía oculta de todas las
épocas. La búsqueda de la verdad, dirigida en esta época por
físicos, se está apartando del criterio materialista y conduciendo
hacia el criterio trascendental. Se está descartando el punto de
vista mecánico de los fenómenos científicos, y el método de
explicarlos mediante la construcción de modelos ha llegado a
considerarse más bien un obstáculo que una ayuda para la
comprensión. En una generación, la ciencia física dio su espalda al
criterio mecánico y a tales modelos. Sir James Jeans declara:

"Una revisión de la física moderna ha demostrado que todos los intentos


en modelos o diseños mecánicos han fracasado o deberán fracasar. Pues un
modelo o diseño mecánico debe presentar cosas que suceden en el espacio y
el tiempo, mientras hace poco quedó en claro que los procesos últimos de la
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naturaleza ni ocurren en el tiempo y el espacio ni admiten representación en
éstos." *

Está vivo el recuerdo de cuando la mayoría de los hombres de


ciencia proclamó que en la materia debía hallarse la promesa de la
vida. Esa afirmación ha sido revocada desde entonces. El átomo,
como partícula material, fue encontrado capaz de subdivisión.
Ahora se dice que toda sustancia está compuesta de separadas
unidades eléctricas de diferentes polaridades, como diminutos
granos de arena. En la actualidad, la estructura de todos los
átomos es considerada similar. Su forma puede tomarse como
esférica y su masa está concentrada en su centro. Este núcleo está
compuesto por neutrones y protones; los primeros son partículas
neutras o sin carga, y los últimos son partículas cargadas de
electricidad positiva; está rodeado por un campo eléctrico formado
por un sistema planetario de partículas de carga negativa, que se
desplazan en derredor o en sendas elípticas u órbitas, y se llaman
electrones.
* Physics and Philosophy. pág. 175
El concepto relativamente simple del átomo, en el que todos los
protones y neutrones están en el núcleo, y todos los electrones
están
fuera de éste, de ningún modo es final. Están surgiendo evidencias
de la existencia de otras partículas elementales. Si bien todo el
universo es considerado compuesto por átomos y cada átomo hasta
ahora conocido ha consistido en combinaciones de las antedichas
partículas básicas, se han descubierto otros ti- pos de partículas.
Una de estas es el positrón o electrón positivo, que tiene la masa
de un electrón. Se sospecha que el neutrón es un par protón-
electrón, una estrecha combinación de protones y electrones. El
mesón, considerado por muchos como el medio de cohesión de toda
sustancia, ha sido descubierto en los rayos cósmicos.
Estos descubrimientos de protones y neutrones en el núcleo están
llevando directamente hacia el criterio de la ciencia oculta, de que
toda la materia es una forma extremadamente concentrada,
"cristalizada" o "congelada" de energía. La ecuación de Einstein,
cuya ulterior evidencia correcta la aportó la bomba atómica, es E =
MC2, con E como energía en ergios, M la masa en gramos y C la
velocidad de la luz en centímetros por segundo. Sir James Jeans, en
Physics and Philosophy, página 200, escribe:

21
"Para los materialistas, el espacio estaba lleno de partículas reales, que
ejercían una sobre otra fuerzas que eran eléctricas o magnéticas o
gravitacionales en su naturaleza: éstas dirigían los movimientos de las
partículas y de ese modo eran responsables de toda la actividad del mundo.
Por supuesto, estas fuerzas eran tan reales como las partículas que movían.
Pero la teoría física de la relatividad ha demostrado ahora que las fuerzas
eléctricas y magnéticas no son reales: son meras construcciones mentales que
nos pertenecen, resultantes de nuestros esfuerzos externos por entender los
movimientos de las partículas. Lo mismo ocurre con la fuerza newtoniana de
la gravedad, y con la energía, el impulso y otros conceptos introducidos para
ayudarnos a entender las actividades del mundo".

De esa manera, la idea de la estructura de la materia se torna


cada vez más abstracta. El electrón mismo, por ejemplo, no sólo es
considerado un cuerpo separado y esférico que se desplaza por
sendas geométricas. Otro modo de representar las partículas es
como ondas que se concentran en volúmenes correspondientes a (o
centradas en torno de) las sendas antedichas. El concepto por más
extraño que aparezca a la mente del vulgo es "más bien análogo a
un ruido que se expande por toda una región determinada... una
especie de perturbación del éter, muy intensa en un sitio y que
disminuye rápidamente de intensidad a medida que nos alejamos de
este sitio". (The ABC o, Atoms, Ber- trand Russell).
La ciencia oculta añade a esto la existencia "de una sola
Omnisciencia e Inteligencia, indivisible y absoluta, en el Universo,
que vibra en todo átomo y en todo punto infinitesimal de la totalidad
del Cosmos... En el accionar de las fuerzas aparentemente más
ciegas existe un designio." (La Doctrina Secreta, H.P. Blavatsky,
Tomo l.) "Cada partícula -llámese orgánica o inorgánica- es una
vida." "El 'hálito de los Cielos' o más bien el hálito de la Vida...
existe en cada animal, en cada partícula animada y en cada átomo
mineral." Este hálito de la Vida es definido como Electricidad
Cósmica, como la Fuerza que formó el universo, el noúmeno de
"manifestaciones como la luz, el calor, el sonido, la adhesión y el
'espíritu' de la ELECTRICIDAD, que es la VIDA del Universo". Para el
ocultista, la Vida Unica es una realidad objetiva; que empieza en el
peldaño superior con la CAUSALIDAD Única e Incognoscible, y
termina como la Mente y la Vida Omnipresentes, inmanentes en
cada átomo de la Materia".

LA MENTE UNIVERSAL

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La doctrina oculta de la existencia de una Inteligencia Univer- sal y
Directiva recibe apoyo de ciertos hombres de ciencia, si no de todos.
Sir James Jeans escribe en The Mysterious Universe:

"Descubrimos que el universo muestra la evidencia de un poder con designio


o control que tiene algo en común con nuestras mentes individuales..." (pág.
137).
"EI Universo puede ser descrito mejor... como consistente en un pensamiento
puro, el pensamiento de lo que, a falta de un vocablo más amplio, debemos
describir como un pensador matemático." (pág. 124).
"No puede existir un pensamiento ni una idea sin una mente en la que exista.
Podemos decir que un objeto existe en nuestras mentes cuando somos
conscientes de él, pero esto no responderá por su existencia durante el tiempo
en que no somos conscientes de él. El planeta Plutón, por ejemplo, existió
mucho antes que cualquier mente humana sospechase su existencia y la
registrara en placas fotográficas mucho antes que cualquier ojo humano lo
viese. Consideraciones como estas indujeron a Berkeley a postular un Ser
Eterno, en cuya mente existieron todos los objetos... Me parece que la ciencia
moderna avanza, por un camino muy diferente, hacia una conclusión que no
difiere por completo." (págs. 125-6).

Sir Arthur S. Eddington afirmó:


"Algo Desconocido está realizando una cosa que no conocemos: nuestra
teoría equivale a ello... La física moderna eliminó la noción de la sustancia...
La mente es la cosa primera y más directa en nuestra experiencia... Considero
a la Consciencia como fundamental. Considero a la materia como derivada de
la Consciencia... El viejo ateísmo ha desaparecido... La religión pertenece al
reino del Espíritu y de la Mente, y no puede ser conmovida."

J. T. Sutherland, al escribir en The Modern Review (de Calcuta),


hacia julio de 1936, cita lo siguiente:*
"Einstein: 'Creo en Dios... que Se revela en la ordenada armonía del universo.
Creo que la Inteligencia se manifiesta en toda la Naturaleza. La base de la
labor científica es la convicción de que el mundo es una entidad ordena- da o
comprensible y no algo de la casualidad”.

J. B. S. Haldane: “El mundo material, confundido con un mundo de Me-


canismo ciego, es en realidad un mundo Espiritual visto muy parcial e
imperfectamente. El único mundo real es el mundo Espiritual... La verdad es
que ninguna Materia. ninguna Fuerza, ninguna cosa física, sino la Mente, la
personalidad, es el hecho central del universo”.

Kirtley F. Mather, geólogo, Harvard: “El enfoque más aproximado que


hemos efectuado hasta ahora sobre lo Ultimo, en nuestro análisis de la
Materia y la Energía, indica que la Realidad Universal es la Mente”.

23
De modo parecido, en psicología el cerebro ya no se considera
modelo satisfactorio de la mente, mecanismo de partículas
concretas que constituyen la maquinaria total del pensamiento.
Ahora el cerebro es considerado por muchos como instrumento, y el
pensamiento como energía separada que lo conduce.
La disertación sobre A. Walter Suiter, del Dr. Kennedy, Bufalo, 29
de abril de 1941, publicada en el New York State Journal of
Medicine, 15 de octubre de 1941, contenía lo siguiente, reproducido
en Main Currents in Modern Thought,** noviembre de 1941:

"...La noción del "vacío espacial" o de lo "etéreo espacial" ha sido aban- lada
hoy en día, y ahora la Naturaleza es considerada Energía, modelada os
Mundos, modelada de diversos modos también para cada partícula, pie- o
porción de vida que hay en ellos. Así el hombre pasó a unificarse con su
medio circundante, que lo impregna totalmente y en el que se extiende
enormemente; nacido según esta manera, el hombre retiene su modelo único
como una oportunidad momentánea de experiencia; como una corriente de
continuidad creadora, con un objetivo.

* Citado de The Essential Unity of all Religions (págs. 22, 23 Y 24), de Bhagavan Das, Licenc. y Dr. en Literatura,
Universidades de Benarés y Allahabad.
** F. Kunz, editor; 12 Church Street, New Rochelle, New York 10805, E.U.A.

"Dondequiera exista vitalidad, se halla el objetivo. Una conciencia primitiva


existe como 'propósito' en cada célula viva y organizada como estructura; esta
mente primitiva, se especializa, un estrato sobre otro, un supersegmento
sobre otro, en complicados reflejos, después en instintos más complicados, y
luego, en tonos y sentimientos emotivos más complejos, integrados y
encausados para expresarse a través del tálamo y del hipotálamo. Finalmente,
se sumó el neopallium, el nuevo cerebro, integrado cada vez más
exquisitamente: una concatenación de esa ordenada representación y
actividad veloz que, a través de ella, el poder primitivo puede eventualmente
aparecer incluso como el don de la discriminación crítica. Lentamente
también, este poder celular primitivo se destila en un sentido de la relación
espacial y temporal. Hasta la actual época evolutiva, el producto más excelso
de esta Energía capturada, especializada y concentrada de Origen Cósmico es
nuestra autoconsciencia, autodirección, poder de conjetura, poder de
imaginación especulativa que casi niega al Universo mismo en procura de un
Límite -todo irradiado, implementado y a veces perturbado por la Emoción.
"El propósito tiene la intermediación del protoplasma. Nuestra conciencia es
una enorme ampliación del propósito prístino, tan primitivo como el
tropismo,* y es elevada a su forma más excelsa y concentrada para su
máximo bien por medio del simbolismo y las imágenes, y la invención de la
herramienta del habla. Esta destilación de la conciencia se concentra así en la
24
autoconsciencia. Tal logro no es sino el florecimiento de la aspiración, del
impulso, del propósito. innatos y parte y fragmento de todas las células de
nuestros cuerpos"

En conexión nuevamente con el artículo de J. T. Sutherland,


hallamos las siguientes citas:

Robert A. Milliken, físico, Instituto de Psicología, Pasadena: "Dios es el


Principio Unificador del universo. Ningún concepto más sublime obtuvo la
mente del hombre que el ofrecido por la Evolución, cuando representa a Dios
como revelándose, a través de incontables edades, en la prolongada
insuflación de vida en la Materia componente, culminando en el hombre con
su naturaleza Espiritual y todos sus poderes de semejanza divina".

Sir James Arthur Thomson (The Great Design): "En todo el Mundo de la Vida
Animal hay expresiones de algo afín a la Mente con que contamos. Existe,
desde la ameba hacia arriba, una corriente de vida interior, subjetiva; puede
ser sólo un débil arroyuelo, pero a veces es una recia corriente. Incluye
sentimiento, imaginación, deliberación, al igual que ocasionalmente
pensamiento. Incluye al Inconsciente.

*El fenómeno observado en organismos vivos que se acercan o alejan respecto de un foco de luz, de calor o de otro
estímulo.

La ciencia poco dice todavía de la naturaleza y el origen de estas


fuerzas, pero el movimiento del pensamiento científico está lejos de
lo concreto y tiende hacia lo abstracto. Esto tiene el paralelo de la
evolución de la inteligencia humana, cuya dirección tiene lugar a
través de lo analítico y concreto hacia el desarrollo de las facultades
de síntesis y de pensamiento abstracto. Como ilustración de esto,
alborea la idea de que el tiempo mismo es típico de la clase material
con que está construido el mundo físico. Así, al comprobar los
fenómenos físicos hasta su hondura, el científico y el matemático
reinciden en los símbolos y ecuaciones como únicos medios que
expresen sus descubrimientos. La sustancia sólida se fundió en una
sombra. Sólo subsisten las ecuaciones matemáticas y las fuerzas
que fluyen.
¿Cuál es el próximo paso probable? Los últimos pronunciamientos,
como los señalan las citas antedichas, demuestran que ciertos
científicos –reconocidamente no todos—está, empezando a
postulara la mente como realidad última. Sir James Jeans en su libro
The Mysterius Universe dice también (la bastardilla es mía):
25
“Según mi parecer, las leyes que la naturaleza obedece sugieren menos las
que obedece una máquina en movimiento que las que obedece un músico al
escribir una fuga o un poeta al redactar un soneto. Los movimientos de los
electrones y los átomos no se parecen a los de las partes de una locomotora
como así tampoco a los bailarines de un cotillón. Y si la esencia verdadera de
la sustancias es eternamente incognoscible, no interesa si el cotillón se baila
en un baile de la vida real, o en la pantalla de un cine, o en un relato de
Boccaccio. Si todo esto es así, entonces el universo puede ser descrito mejor,
aunque todavía imperfecta e inadecuadamente, como consistente en
pensamiento puro, en el pensamiento de lo que, a falta de una palabra más
amplia, debemos describir como un pensador matemático. (Págs. 123, 124)
“… con la majestuosa y sonora dicción de una época que ya pasó,
(Berkeley) resumió con estas palabras su filosofía:
“ ‘Todo el coro de los cielos y los omatos de la tierra, en una palabra,
todos los cuerpos que componen la poderosa estructura del mundo, no tienen
sustancia alguna sin la mente… Mientras yo no los perciba realmente, o no
existan en mi mente, o en la de cualquier espíritu creado, no deberán tener
existencia, o deberán subsistir en la mente de algún Espíritu Eterno.’ ” (pág.
126)
“Hoy en día hay vasta concordancia, que en el aspecto físico de la
ciencia casi se aproxima a la unanimidad, en el sentido de que la corriente del
pensamiento avanza hacia una realidad no-mecánica; el universo empieza a
considerarse más como un gran pensamiento que como una gran máquina. La
mente no aparece más como intrusa accidental en el reino de la materia;
empezamos a sospechar que más bien debemos saludarla como creadora y
gobernante del reino de la materia -no por supuesto nuestras mentes
individuales, sino la mente en la que los átomos de los que crecieron nuestras
mentes individuales existen como pensamientos...
"Descubrimos que el universo muestra evidencias de un poder con designio o
control que tiene algo en común con nuestras mentes individuales- no, hasta
donde hemos descubierto, emoción, moralidad ni apreciación estética, sino la
tendencia a pensar del modo que, por falta de un vocablo mejor, describimos
como matemático. Y si bien gran parte de eso puede ser hostil a las
dependencias materiales de la vida, y asimismo es afín a las actividades
fundamentales de la vida, no somos tan extraños ni intrusos en el universo
como pensábamos al principio. Los átomos inertes del prístino légamo que
primero empezó a anticipar los atributos de la vida se pusieron más (y no
menos) de acuerdo con la naturaleza fundamental del universo." (págs. 137,
138)

Si se añade el concepto de las Inteligencias individuales, de las


encarnaciones Arcangélicas y angélicas del "gran pensamiento”,
bien podría haber sido escrito por un expositor de la filosofía oculta.
Sin embargo, es justo citar también las otras palabras de Sir James
Jeans: "todo lo que se ha dicho y toda conclusión expuesta a modo
de tentativa, es francamente muy especulativo e incierto". (pág.
26
138)

LA FUENTE DEL CONOCIMIENTO

La posición del ocultista, por un lado, es algo diferente. Las antiguas


doctrinas de la ciencia oculta se fundan, no en especulaciones sino
en las observaciones continuamente repetidas y di- rectas de
investigadores ocultistas muy preparados. Con el ojo interior
plenamente operativo y la técnica de su uso plenamente
desarrollada como resultado de instrucción bajo la guía de sus
Adeptos más evolucionados, estos videntes perciben directamente
los fenómenos de la Naturaleza en todos los planos de la existencia
y corroboran los hallazgos de sus hermanos videntes que les
precedieron. Por esta razón, "para los Ocultistas que creen en el
conocimiento adquirido por incontables generaciones de Videntes e
Iniciados, los datos ofrecidos en los Libros Secretos son todos
suficientes".*
Los asertos de la ciencia oculta "son efectuados sobre la base del
acumulado testimonio de una interminable serie de Videntes que
testificaron este hecho. Sus visiones espirituales, sus exploraciones
reales mediante el (y a través del) sentido psíquico y espiritual sin
trabas de la ciega carne, fueron sistemáticamente controladas y
comparadas una con otra, y tamizada su naturaleza. Todo lo que no
corroboraba la experiencia unánime y colectiva era
rechazado,

*The Secret Doctrine, H. P. Blavatsky. Edición Adyar, Tomo IV, pág. 269
mientras que sólo se documentaba como verdad establecida lo que,
en diversas épocas, bajo diferentes climas, y a lo largo de indecibles
relatos de incesantes observaciones, se descubría que concordaba y
recibía constantemente ulterior corroboración.
"Los métodos usados por nuestros estudiosos y estudiantes de las
ciencias psicoespirituales no difieren de los de quienes estudian las
ciencias naturales y físicas. Sólo que nuestros campos de indagación
están en dos planos diferentes, y nuestros instrumentos (teosóficos)
no son confeccionados por manos humanas, por cuya razón tal vez
sean los únicos más confiables."* Aun así, las enseñanzas de las
ciencias ocultas como se 0frecen al público en general se presentan
invariablemente como ideas a considerar, y jamás como dogmas

27
que representen verdades finales. Por sobre todas las cosas,
quienes practican y enseñan los métodos de la ciencia oculta
insisten sobre la libre indagación.
* The Key to Theosophy, H. P. Blavatsky, Edición abreviada, págs. 45 - 50

Capítulo III
LOSPROCESOS CREADORES
EL REINO MINERAL

La manera de la creación original o de la formación física de las


sustancias minerales, cristalinas y capaces de cristalización o
amorfas (coloidales) es todavía desconocida para la ciencia. Al
ofrecer los resultados de las intentadas observaciones del proceso,
ni por un momento presumo haber resuelto este problema. Si lo que
sigue es de algún valor, tal vez pueda considerarse como las
observaciones de un solo espectador, que es posible que después se
descubra que tienen alguna validez.
28
La existencia de los medios físicos es en parte, no totalmente,
suficiente para convalidar la aparición de los minerales. Se sa- be
que son funciones del calor y la presión en ciertas proporciones y
vapores acuosos, pero todavía se desconoce por qué una sustancia
cristaliza, generalmente, en una forma geométrica característica o
en un ordenamiento molecular. Siempre aparecen cristales de
diseño regular cuando se permite la evaporación de una solución de
sustancia, y la misma sustancia usualmente asume la misma forma
cristalizada, por ejemplo, la sal en cubos, el alumbre en octaedros,
el salitre en prismas. El término crecimiento se aplica a los
minerales, pero esto no se considera resultado de la suma de la
sustancia recién formada sino más bien de la actividad de medios
externos que cambian el contenido. La mayoría de los minerales
cristalinos preexistían y fueron depositados gradualmente en las
rocas mediante la filtración del agua o como resultado de
derretimiento al enfriarse la tierra.

LA DOCTRINA DEL LOGOS

Una parte de la explicación ofrecida por la Teosofía consiste en un


aspecto de lo que se llama la Doctrina del Logos. En un sentido, y
hasta donde llega mi conocimiento, esto implica la emisión de una
energía electro-espiritual productora de forma, o formativa -el
noúmeno de la electricidad física- del orden o cualidad del sonido,
una fuerza creadora sonífera, o Palabra, un acorde creador. En
términos de frecuencia de oscilación, las notas de te acorde
expresan las ideas componentes de un arquetipo preconcebido y
retenido en la principal Mente Creadora a lo largo del Manvantara
*.Esta idea arquetípica sirve
*Véase nota *, pág. 29
en parte como modelo dinámico en los mundos superfísicos para la
conformación de la materia etérica y física en el modelo concebido.
Esta es la fuente del impulso que hace que la sustancia inorgánica y
orgánica asuma formas gobernadas geométricamente, y de la
característica organizadora y modeladora del protoplasma.

LOS CONSTRUCTORES

Mis observaciones sugieren que el proceso productor de la forma es


ayudado por la acción de las Jerarquías de las Inteligencias

29
Creadoras -los Arcángeles y sus huestes angélicas- quienes, como
corporizaciones de la Inteligencia Universal, conocen diseño o
arquetipos y, al aliarse a la fuerza de la Palabra, engrandecen o
amplían su capacidad formativa. Estos Seres viven en los mundos
superfísicos y actúan perpetuamente como medios modeladores de
formas, según la Palabra. Ha de entenderse que los términos
espirituales y superfísicos no implican separación espacial del
universo físico. La materia en cada grado de densidad coexiste
espacialmente, interpenetrando de lo más sutil a lo más denso. El
laboratorio de la Naturaleza y sus "ingenieros", "artistas" y
"químicos" están dentro de la sustancia física, algo así como las
ondas hertzianas son transmitidas a través del aire y una corriente
eléctrica a lo largo de un cable. El protilo* y el protoplasma son
"cargados" desde dentro por una Fuerza Vital inmanente, dirigida
por el pensamiento, creadora y formativa.
En el nivel etérico-físico, las Jerarquías de las Inteligencias
Creadoras están representadas por los constructores menores de la
forma, los espíritus naturales, los Sephiroths en miniatura, que
operan instintivamente, en gran medida actuando junto con las
líneas de fuerza -estimulándolas- que forman los modelos
geométricos establecidos en el éter omnipenetrante mediante el
PENSAMIENTO-PALABRA-FUERZA emitido y vibrante.

LA "PALABRA"

En el Capítulo 1 fue presentado el concepto del Logos como Músico


y el proceso continuo de la creación como la ejecución de unagran
sinfonía.

*Sustancia pristina.

El concibió y desarrolló esta "Gran Obra" en los prístinos "Días"*


creadores, y tal vez la perfeccionó en el silencio y la oscuridad de la
"Noche" intermedia y creadora. Cuando debe existir una vez más la
luz, El "habla" y mediante el poder de Su "Palabra" hace nacer todas
las cosas. Esta primera expresión del. "motivo" del nuevo universo
es "oída" y respondida por la materia virgen, y aparecen
gradualmente los planos de la Naturaleza con sus formas y
habitantes. En éstos el Logos derrama perpetuamente Su Vida para
30
que vivan; este es Su sacrificio continuo, Su oblación eterna.
El Logos o Verbum no es, en realidad, la palabra ni la voz de Ser
alguno. Es voluntad pura que expresa el supuesto propósito o
intención del Padre-Madre divino al generar el Universo. Es el
impulso irresistible, omnipenetrante e inherente de la
autoexpresión, de la expansión (de ahí el nombre de Brahma, del
vocablo sánscrito brih, expandirse y crecer) y de la plenitud que
reina en el corazón de toda la Naturaleza y de toda la Creación
desde lo más excelso hasta lo más bajo. Es la voluntad de plenitud
que "resuena" como el momento Cósmico en el que la Ideación
divina es emanada por primera vez como la Luz-Voluntad del
Absoluto.
En todos los Días y Años Cósmicos que siguen, esa Luz-Voluntad
convoca a la existencia a los soles, planetas, seres, en sujeción a la
ley. Un nivel tras otro, y un plano tras otro de densidad creciente
entran en la existencia y se corporizan gradualmente, revelando la
Luz-Voluntad. Las mónadas lanzan los destellos de sus Rayos. Los
seres son emanados y habitan los planos. El Verbo-Pensamiento-
Voluntad Cósmico penetra cada vez más hondamente, despertando
a la sustancia dormida, obligando a sus átomos a responder, a
corporizarse y repetir, o hacer resonar, la Palabra Cósmica. La Luz
refulge desde el Centro para iluminar la oscuridad y tornar visibles
los hasta entonces mantos invisibles con los que se envolvía la
Madre de Todo.
La Voluntad se torna más potente. El Sonido de la Palabra se hace
más fuerte y la Luz más brillante a medida que pasan los Eones. Las
Mónadas se vuelven más radiantes y sus refulgentes Rayos
Monádicos más vastos y brillantes. Las regiones más densas
asumen las formas propuestas. Las tinieblas exteriores dan paso a
la Luz, y donde otrora existía el Caos, gobierna el Orden divino.

*Según la filosofía oculta, los Sistemas Solares, acatando una ley universal y cíclica, emergen, penetran en el
oscurecimiento y reemergen perpetuamente. Cada nueva "creación" continúa el proceso evolutivo desde la etapa
alcanzada al cierre de la era precedente. Estos períodos de oscurecimiento y manifestación se conocen como "Noches"
y "Días", en sánscrito Pralayas y Manvantaras.
En todos y en cada uno de los seres así convocados a la existencia
como habitantes y trabajadores de los mundos creados, los
procesos Cósmicos se reproducen y cumplen microcósmicamente de
manera paralela. Así como el todo responde, de igual modo ocurre
con cada parte. En el hombre, como habitante y trabajador de los
mundos, la inercia y el silencio inherentes a la materia dan lugar al
movimiento rítmico y a la Voz creadora "que se oye" y "se
31
responde". En el hombre, como en el universo, la oscuridad es
desplazada por la luz.
Al ser pronunciada, la "Palabra" universal se manifiesta como
miríadas de acordes, cada uno un sonido coherente y autoexistente
con sus manifestaciones de fuerza y de luz. Cada acorde aparece
como una forma relativamente inmutable y abstracta; como un
Arquetipo o idea divina en los mundos superiores de cada uno de los
planetas. Estos Arquetipos, a su vez, hacen resonar su "palabra",
"retransmitiendo" en los mundos inferiores la Fuerza-Palabra
prístina. Se establecen allí los campos magnéticos, se introduce en
ellos la materia y, con la ayuda de los Dioses, es moldeada en
formas que evolucionan. Estas formas, vivificadas por la Vida divina,
se convierten en la morada de las inteligencias (las Mónadas) en las
fases mineral, vegetal, animal, humana y superhumana del
desarrollo. Como resultado de la experiencia en las formas, estas
inteligencias, asistidas por los Dioses, desarrollan gradualmente sus
facultades y poderes innatos hasta que se alcance el grado de
evolución asignado a aquéllos y a las formas. Así es como los Dioses
son concebidos como constructores de la forma y ayudantes en la
evolución de la conciencia.
Una vez alcanzado este nivel por todos los seres, y en sujeción a la
ley de los ciclos, se ha alcanzado el límite temporal de la
manifestación objetiva, y todo el Sistema Solar se recoge en el
estado subjetivo. En esta condición permanece hasta que, bajo la
misma ley cíclica, reaparece y el proceso de desarrollo o ascenso
prosigue desde el punto alcanzado al término del período
precedente de la manifestación objetiva. La filosofía oculta observa
este proceso como de continuidad indefinida, sin límite de
posibilidades evolutivas. Esta progresión ordenada no tiene inicio
concebible ni fin imaginable.

LAS JERAROUIAS CREADORAS

Las energías creadoras de las que todas las formas son el producto,
primero emitidas como sonido al pronunciarse la "Palabra", pueden
considerarse surgidas de una Fuente central y espiritual,
representada físicamente por el Sol. En su origen, estas energías
tienen una potencia tremenda. Toda la raza de los Dioses, desde los
Arcángeles Solares hasta los ángeles planetarios, sirven de algún
modo como transformadores eléctricos. Reciben en sí el poder
primordial y creador, y como si se tratase de resistencia a su fluido,
32
reducen su "voltaje". Esto pasa de los Dioses Solares a través de
sus hermanos menores, un rango tras otro, hasta que llega a los
mundos físicos. Allí, con el auxilio de los espíritus de la naturaleza,
lanza la materia en formas concebidas por la Mente Creadora.
La capacidad del sonido para producir formas tal vez halle a- poyo
en las figuras sonoras que pueden formarse mediante las
vibraciones de la sustancia que emite un
tono musical. Las figuras geométricas se
forman, por ejemplo, con arena sobre
una lámina de vidrio o metal cuando por
el borde se le pasa las cuerdas de un
violín. Ernst Florens Friedrich Chladni
(1756-1827), físico alemán, produjo
figuras acústicas geométricas formadas
mediante las líneas nodales en una
lámina vibrátil, que se tornaron visibles
espolvoreando arena sobre una lámina,
que se ubicaba sobre las líneas de menor resistencia. JulesA.
Lissajous, científico francés (1822- 80) produjo figuras formadas por
curvas debido a la combinación de dos simples movimientos
armónicos. Por lo común éstos manifiestan mediante los reflejos
sucesivos de un rayo de luz procedente de las puntas de dos
diapasones o mediante el trazado mecánico del movimiento
resultante de dos péndulos como ocurre en un armonógrafo, o por
medio de las varillas de Wheatstone. Lissajous también produjo
figuras dadas mediante un diapasón horizontal y otro vertical que
vibraban simultáneamente. Las figuras difieren cuando los
diapasones están al unísono o en variables diferencias de fases y de
notas aparte. Si la capacidad del sonido físico para producir formas
puede también atribuirse a energía creadora sonora o a la Fuerza-
Palabra emitida en los niveles superfísicos, entonces la Doctrina del
Logos halla algún apoyo científico.
El Orden de los Dioses que así secundan al Logos en el proceso de
producción de las formas que evolucionan mediante la presión de la
"Palabra", se conoce como los Constructores. Los miembros de los
rangos superiores de este Orden -una raza que hinduismo se conoce
como los Gandharvas o Dioses de la Música* son conscientes del
intento creador, perciben y conocen a los Arquetipos o ideas divinas.
Mediante autounificación con la Fuerza-Palabra descendente, en
particular con corrientes como las que vibran en frecuencias que son
idénticas a las de su propia naturaleza, las amplifican y aumentan
33
consiguientemente su poder productor de formas. Dentro del Orden
de los Constructores están las jerarquías que son manifestaciones
de esos acordes de la "Palabra" Creadora de la que los Arquetipos y
formas son las expresiones. Esta afinidad vibratoria ubica a la
jerarquía en particular en su apropiado campo de trabajo como
constructores de la forma en los cuatro reinos de la Naturaleza.
El oro, por ejemplo, puede considerarse producto físico de la energía
creadora que vibra en la frecuencia en la que el oro se manifiesta en
términos de fuerza. El oro, como asimismo todas las sustancias,
está representado en la "Palabra" Creadora como un acorde, que es
la expresión, en términos de sonido, de la idea divina del oro. Esta
Fuerza-Palabra es emitida desde la Fuente espiritual y, al chocar
contra la materia virgen, mediante los procesos antes descritos,
hace que ésta asuma la típica disposición. molecular y la forma
cristalina del oro.

LOS DIOSES DEL ORO

Este proceso no es puramente automático. Hay una jerarquía de


Dioses, cuyo acorde natural es idéntico al del oro. Puede
considerarse la idea divina del oro manifestada como un Orden de
seres vivos. Los miembros de esta jerarquía son introducidos,
mediante afinidad vibratoria, en las corrientes de la fuerza del oro
que descienden constantemente de la Fuente creadora dentro del
mundo físico. Su presencia y asistencia intensifican las frecuencias
componentes y así aumentan el poder productor de formas de la
Fuerza-Palabra. De esa manera, parte de la función de los Dioses
del oro, como asimismo de todos los Dioses del Orden de los
Constructores, consiste en ayudar
*Véase Lámina N° 21 Y descripción respectiva.

en el proceso de la producción de las sustancias y formas físicas.*


En la superficie de un filón aurífero, como el de Witwatersrand, en
Africa del Sur, he visto cantidades de Dioses y espíritus de la
naturaleza asociados con la fuerza creadora, la vida animada y la
conciencia inmanente del oro. Encima de ellos, espacial y
evolutivamente, había grupos de Dioses superiores, mientras más
allá de éstos, percibidos opacamente, estaba la única Inteligencia
planetaria del Oro. Este gran Ser está fundido, como Coordinador,
Director y Despertador, con la fuerza, la vida y la conciencia del
34
Oro.
En Rand, en los niveles de la emoción y del pensamiento concreto,
existe una conciencia grupal del Oro. Esta está separada de los
demás grupos minerales por su membrana envolvente, por las
diferencias de la frecuencia de la fuerza creadora áurea y por el
hecho del desarrollo superior de la vida animada del oro. La fuerza
descendente, si se la describe más bien en forma de diagrama que
realmente, o desde un punto de vista más bien tridimensional que
cuatridimensional, parece, a grandes rasgos, un obelisco cónico y
refulgente de luz solar que brilla desde el ápice que es la fuente
planetaria creadora, descendiendo hacia la tierra. La vida dentro de
la corriente es mucho más colorida y más despierta que la de
cualquier otro mineral de esta región. En sintonía con su frecuencia
o ritmo, sentí que su poder actuaba sobre todos mis cuerpos,
excitando, estimulando todo lo que corresponde al oro en la
constitución humana.**
Las huestes de los Dioses del oro fueron observadas moviéndose en
medio de la corriente descendente del poder del 0ro. Como se nota
en la Lámina Nº 18, son algo femeninas en su apariencia. El rostro
da la impresión de una piel muy pálida, casi incolora. El "cabello"
-en realidad, la corriente de fuerza- parece lino con fulgor de oro. El
aura se derrama en fluidas curvas, que se ensanchan, a medida que
descienden, en franjas de matices muy suaves de color verde, rosa,
amarillo y azul tenue. El tercio inferior del aura está lleno de
miríadas de luminosos puntos dorados. Estos, en su totalidad, se
hallan en rápido movimiento y se tornan cada vez más numerosos
hacia el "borde" de este bello manto áurico. Toda la forma y el aura
del Dios -o la Diosa-brillan refulgentemente con el resplandor del
oro. Estos Dioses menores del oro son curiosamente impasibles.
Ocasionalmente, los que

*Véase Lámina Nº 18.


**Toda la vida, fuerza, sustancia y potencialidad existen en el hombre que es un microcosmos, tpítome del
Macrocosmos, síntesis de todo el universo. Véase Capítulo IV, y La Doctrina Secre- s, H,P. Blavatsky. Tomo V, Edición
Adyar.

están cerca de la superficie de la veta se mueven con lentitud en un


entretejido semejante a una cadena, como si se tratase del
movimiento de alguna majestuosa danza. Al mismo tiempo,
mantienen un gracioso movimiento de los brazos, como si fuese el
de la mano que esparce la semilla. Aparentemente olvidados de lo
exterior, usan sus mentes para impartir, a la triple corriente
35
"descendente" del poder, la vida y la conciencia del oro, una fuerza
y una individualidad adicionales. Aunque se llamase y retuviese la
atención de uno de ellos, sólo se vería de manera opaca como a
través de una niebla áurea, sin que se esforzase por responder.
En las profundidades, a menudo una milla debajo, existen di-
versos tipos de espíritus de la naturaleza. Algunos tienen cuerpos
extraños, con aspecto de sátiras -reliquias etéricas de los esfuerzos
que la Naturaleza, sin auxilio, efectuó para construir formas en los
ciclos prístinos- con rostros alargados, delgados y puntiagudos,
cuerpos morenos de forma humana, salvo las piernas y los pies que
semejan los de algún animal. Cada uno está asociado con cierta
área de la roca subterránea. Parecen manipular las fuerzas de la
tierra, usando un tremendo poder de voluntad en el proceso, como
si batiesen y fundiesen las energías descendentes con
homogeneidad y solidez. Sin embargo, este trabajo no es manual
sino el resultado de una voluntad ejercitada instintivamente.
Parecen obtener gran satisfacción con esta actividad, experimentar
un sentimiento de dominio sobre las poderosas fuerzas que les dan
el impulso para sostener su concentración.
El oro aparece entre la roca como cuentas pequeñitas, si bien los
más reducidos espíritus de la naturaleza del oro que se mueven en
derredor y dentro de ellas parecen bacterias diminutas en forma de
espiral y de color oro brillante. En el nivel etérico "nadan" miríadas
de ellas en la corriente descendente donde se producen los
depósitos. Todo da la impresión de un vasto laboratorio con in-
numerables trabajadores, en el que se forman continuamente
elementos gobernados por una Mente Maestra.
Los Dioses y los espíritus de la naturaleza del oro no parecen
contrarios a la minería. Son cabalmente impersonales y donde
quiera se saque oro, están en contacto con la vida dentro de éste.
De modo parecido, los gnomos de las rocas no son contrarios a las
que son disgregadas. Por el contrario, las explosiones y
perforaciones los estimulan, se deleitan desplegando energía, sin
reocuparse de que la roca sea destruida. En verdad, son menos
concientes de la sólida roca que de la fuerza comprimida dentro e
ella. Pueden ver las herramientas perforantes pero normalmente no
son conscientes de los hombres, estando tan remotos n términos de
frecuencia respecto del hombre que son casi ciegos para con la
existencia humana. Consideran que su participación es como un
gran juego que disfrutan porque los estimula hacia una conciencia
adicional y una actividad incrementada.
36
A CREACION EN EL REINO VEGETAL

Hasta donde llegan mis observaciones, ocurren similares procesos


creadores en los reinos orgánicos de la Naturaleza. Los problemas
conectados con la vida orgánica son profundos y, en lo que se
refiere a la formación de minerales, no presumo de ofrecer sus
soluciones finales. Se reconoce que las características químicas solas
no constituyen el material vivo y orgánico. Se supone que la vida
está presente, pero hasta ahora ha eludido la indagación científica.
Los diversos procesos de la organización biológica que conducen al
desarrollo de la forma, como la progresión desde un huevo
fertilizado hasta el vegetal o el animal adulto, son todavía un
profundo enigma.
Se ha descubierto algún mecanismo de esta progresión. Los genes
y los cromosomas controlan el desarrollo hasta cierto punto, y
entran en el proceso en tiempo y lugar correctos, mas el emerger
de la forma de un cuerpo desde la semilla fertilizada parece exigir la
operación de una mente con designio y coordinación; pues la
actividad regulativa aparece en todos los tipos de organización
biológica que surge en una serie de pasos ordenados desde la
sustancia misteriosa conocida como protoplasma. La forma del
cuerpo se supone inmanente en el huevo fertilizado, pero se
desconoce todavía cómo eso que está latente se objetiviza. Bajo el
microscopio, una parte de un grupo de células de la que se
desarrollará una planta o un fruto, parece un caos de células que se
dividen. No obstante, cada célula tiene su tarea particular en la
combinación y el organismo íntegro es parte de un sistema que
responde a un modelo.

EL CRECIMIENTO CELULAR

La célula viva puede almacenar energía inductora del crecimiento y


del proceso de reproducción. Los materiales simples, distintos entre
sí, pero de la misma estructura atómica, son absorbidos como
alimento. Las células vegetales absorben carbodióxido, por ejemplo,
y bajo la fotosíntesis pueden elaborar carbohidratos. Sin embargo,
un cristal sólo evoluciona en material que sea igual a sí mismo. El
estado, más evolucionado que en los minerales, de la vida
inmanente de las plantas está asimismo señalado por la capacidad
de los organismos vivos para reaccionar ante los estímulos externos,
37
como la luz solar, y poner en evidencia poderes de autopreservación
o mantenimiento de la identidad e integridad, y por la observación
de la conducta.
La presencia de esta vida inmanente y en evolución es hasta ahora
indetectable para la ciencia pero no necesariamente para los
sentidos superiores del hombre. Sin embargo, esto se considera una
necesidad lógica en vista de la conducta de la materia viva. Ya sea
que esta esencia vital distribuida universalmente en todo el espacio
se llame "cosmoszoa" o "panspermia", bajo condiciones correctas
desempeña su papel esencial de hacer surgir la materia viva.
Además, la célula crece mediante el depósito de partículas cargadas
eléctricamente, o iones. Las moléculas cargadas son depositadas en
correcto equilibrio para que tenga lugar el desarrollo perfecto del
organismo en particular.

GENES Y CROMOSOMAS

Los procesos de germinación, división celular y especialización


según los tipos de estructura a construir se considera que ocurren
en parte como resultado de procesos autoenergéticos. Dentro de la
semilla, cuerpos diminutos, llamados genes, transmiten las
cualidades hereditarias. Estos contienen un sistema de enzimas y
actúan como organizadores que dan nacimiento a funciones
particulares de la forma total que ha de crecer. Estos procesos se
inician como resultado de estimulación adecuada, como la de la
unión de la célula germinal positiva y negativa. Esta empieza luego
a dividirse sin aumento inicial de tamaño. Después, diferentes tipos
de células empiezan a evolucionar a fin de producir diferentes tipos
de tejidos. Después de cierta fase, se produce un aumento de
sustancia desde lo exterior y ésta se organiza en tipos según la
estructura y la función del organismo futuro. Un medio modelador,
formativo, produce cambios en las relaciones energéticas dentro de
la estructura, que afectan la velocidad de división de las células, la
tasa metabólica y la constitución química de los tipos individuales de
células. Todo esto ocurre de acuerdo con el Anlagen (alemán:
prototipo) de los órganos que después se formarán.

LA REGENERACION
38
Los procesos regenerativos son tan misteriosos como los que
producen la formación original a partir del protoplasma. Una planta,
por ejemplo, regenerará las raíces si el brote es cortado. Sí el
embrión de un joven animal se divide en células y muere una de
ellas, el resto se desarrollará en un animal entero. El extremo de la
cabeza de un gusano, una vez cortado en dos, desarrollará una
nueva cola y la sequoia gigante reconstruirá el tejido del tronco
después de haber sido quemado casi por completo. El crecimiento y
la regeneración se producen claramente bajo control según un
designio característico.
El control consiste, dice la teosofía, en una Inteligencia directora,
inmanente y universal que contiene (si es que no consiste
totalmente en ello) el pensamiento del universo y todo lo que se
producirá, reproducirá, generará y regenerará en todas las etapas
del crecimiento y en todas las fases del desarrollo evolutivo. La
progresión de acuerdo con el modelo o el presupuesto organizado
de las formas características, una etapa tras otra, es producida o
establecida como función del protoplasma por medio de una
potencia emitida, eléctrica y productora de forma, en algún sentido
similar a la del sonido. Esta energía productora de forma,
originalmente emitida en los niveles y frecuencias superfísicos por la
Mente Universal como Emanadora y Arquitecta del universo, es
inherente y está en actividad dentro de la materia misma, y de igual
modo dentro del protoplasma, confiriéndole su impulso y capacidad
progresiva e ¡ntemporalmente para que produzca establecidos
cambios celulares hasta concluir la construcción de tipos de tejido
celularmente estructurados. Como se describió en otra parte, las
corporizaciones de esta Mente Universal, ciertas Jerarquías de las
Huestes Angélicas, ayudan en estos procesos.
La ciencia oculta enseña que nada de lo que existe es
verdaderamente inanimado. La vida está presente en el mineral
como en todas las demás formas. Cada semilla, y especialmente
cada germen, está informado o animado por una energía vital que le
ha- ce germinar y desarrollar según su especie.

LA CONVOCATORIA DE LOS ESPIRITUS NATURALES

En el meollo de cada semilla existe un centro vivo que contiene los


resultados almacenados de la estación anterior como posibilidad
vibratoria. El despertar estacional o agitación en pos de la vida en
39
un sueño apropiado produce un equivalente sutil del "sonido". Este
"sonido" es entonces "oído" en las regiones elementales que rodean
su fuente y los constructores espirituales de la naturaleza
responden al llamado. Cada tipo de crecimiento - tallo, brote, hoja y
flor- tiene su propia nota o convocatoria, a la que responde el
constructor apropiado. Como el sonido mismo tiene un efecto
productor de forma, es el medio por el cual la forma arquetípica de
la planta, latente en la semilla y en las mentes de un orden superior
de los espíritus naturales, es proyectado hasta el nivel etérico como
forma según un modelo. Algunos de los resultados de esta
convocatoria vibratoria de la semilla son:

1. Separar y aislar la atmósfera alrededor de la semilla.


2. Poner la materia dentro del espacio aislado que vibra en la
tasa requerida, y especializar- la en su presteza para la labor
de los constructores espirituales de la naturaleza.
3. Convocar a los constructores que, al entrar en la esfera
especializada, son entonces capaces de materializarse debajo,
en el nivel en el que han de trabajar.
4. Ayudar a modelar un patrón etérico o molde de la planta
como guía o infraestructura, lista para los constructores.

Surgen diferente "células" vibratorias, pues tallo, brote, hoja , flor


tienen a su vez que ser construidos y los constructores
correspondientes llegan para trabajar en su tarea apropiada.
El sonido sutil parece irradiarse no sólo desde el centro vital de la
semilla sino también de toda célula embrional a medida que cada
cual se desarrolla. El constructor correspondiente a esa célula
absorbe el material requerido -el que responde a la misma vibración
que él y la célula que está construyendo- y lo transforma
cambiándolo de material libre en material especializado. Esta
sustancia pasa entonces a la célula desde la que es proferido el
sonido, construyéndose dentro del modelo etérico.
De esa manera, la célula se nutre y agranda gradualmente lasta
alcanzar su límite apropiado, cuando se divide, repitiéndose el
proceso. Mientras el material está en estrecha asociación con el
constructor, es no sólo especializado para adecuarlo a la célula que
crece sino también coloreado por la tasa vibratoria del diminuto
espíritu natural respectivo.
Al examinar bulbos que crecían en macetas, he visto grandes
cantidades de estas microscópicas criaturas etéricas que se mueven
40
en y alrededor de las plantas que crecen. En el nivel etérico son
visibles como puntos luminosos que actúan en torno del tallo y que
entran y salen del bulbo. Absorben materia de la atmósfera
circundante, que depositan al reingresar en los tejidos, y este
proceso prosigue continuamente hasta que la planta creció por
completo. Las criaturas están por entero absortas en su labor pero
lo suficientemente conscientes de sí como para experimentar
materia, se agrandan y parecen esferas de color violeta pálido o lila,
de unas dos pulgadas (5,08 cm) de diámetro. Luego de expandirse
al máximo tamaño de que son capaces, vuelven, y como se dijo
antes, reingresan en la planta, en la que descargan la materia y la
fuerza vital que absorbieron.
Además de esto, puede verse que las mismas plantas reciben
directamente cierta cantidad de sustancia de la atmósfera.
Asimismo, hay un efluvio natural de energía vital desde las plantas
semicrecidas hasta unos dos pies (0,610 m) por encima y en todo
su contorno, y sobre la que las demás criaturas diminutas juegan y
danzan. Los constructores espirituales de la naturaleza no se limitan
a trabajar en una sola planta o maceta; pues cuando las macetas
están cercanas ente sí, pasan rápidamente de una a la otra. Los
bulbos mismos dan la impresión de ser pequeñas centrales
energéticas, cargada cada una con fuerzas poderosas. El color
etérico del bulbo al crecer es violeta-rosado, con una luz más
intensa en el centro, de la que surge una corriente etérica que fluye
hacia arriba, llevando consigo, a paso más lento, humedad y
alimento físicos.
Cada cambio de estructura y color reclama otro grupo de
constructores, y cuando empieza a formarse el bulbo, entra en es-
cena un apropiado orden de espíritus naturales. Cuando empieza a
ser construida la flor, aparecen las hadas apropiadas, y estas son
responsables de todo el colorido y estructura del pimpollo. Las
hadas de las flores son suficientemente conscientes de su labor
especial como para sentir agudo placer en su realización.
Permanecen en estrecha asistencia a medida que se desarrolla cada
brote y cada pétalo, y parecen apreciar la admiración humana por
los resultados de sus faenas. Cuando las flores son cortadas, las
hadas constructoras pueden acompañarlas y estar con ellas algunas
horas. Para cuando la flor está totalmente desarrollada, resuena con
plenitud el acorde creador o "Palabra" de la planta. Entonces están
presentes y trabajan todos los espíritus naturales apropiados.
De modo parecido, en la Naturaleza por doquier, todas las
41
sustancias y formas deben su existencia a la "Palabra" creadora,
siempre pronunciada, y a la actividad de los espíritus naturales y de
los dioses. Al observar las variadas formas de la Naturaleza, sus
metales y sus gemas, sus flores árboles, sus colinas y cordilleras,
contemplamos ciertamente no sólo las auras materializadas de los
Dioses sino también, si con total reverencia pudiese decirse así, al
Dios Mismo. Pues la Naturaleza no es sino Dios revelado, el sueño
de Dios manifestado por la expresión continua de Su “Palabra”, el
canto de Su Nombre poderoso, y el misterio incesante, constructivo
y embellecedor de los Dioses mayores y menores. Con estos, e
indudablemente con muchos otros medios, El introduce en la
existencia de los seres y a todas las cosas, sosteniéndolas al
derramar el sacrificio perpetuo de Su Vida.

42
Capítulo IV

EL HOMBRE, EL MICROCOSMOS
"EL UNIVERSO ES UN HOMBRE EN GRAN ESCALA" *

Podemos proceder ahora a estudiar estos procesos


constructores de las formas tal como los llevan a cabo los
ángeles y los espíritus naturales en la construcción de los
cuerpos físico, etérico y superfísico del hombre. En la
Naturaleza y en el hombre, las fuerzas, medios y métodos
creadores son generalmente, en gran medida, los mismos. Tal
vez las verdades más profundas de todas las contenidas en las
doctrinas esotéricas sean las de la unidad del Macrocosmos o
"Gran Hombre" con el microcosmos u hombre individual, o de
la estrecha semejanza entre los procesos por los que ambos
se manifiestan y evolucionan. Es muy cierto que el hombre fue
creado según la imagen de Dios. "El misterio del hombre
terreno y mortal responde al misterio del Uno celestial e
inmortal".** El Universo es la manifestación de un Poder
Supremo y Deífico, de un rayo que está presente en cada
hombre. La comprensión de esta presencia como verdadera
individualidad humana, como Yo real, detrás del velo corporal,
conduce a la ulterior comprensión de que este Habitante de lo
Más Recóndito está eternamente unido con el Señor Supremo,
la Fuente eterna de la luz, la vida y el poder.
H.P.Blavatsky se refiere a esta unidad y semejanza en su
obra
monumental, La Doctrina Secreta:***

"Para quien busque estudiar las Ciencias Esotéricas con su doble objeto:
(a) comprobar que el Hombre es idéntico, en esencia espiritual y física,
al
Principio Absoluto y a Dios en la Naturaleza; y (b) demostrar la
presencia en el hombre de los mismos poderes potenciales que existen
en las fuerzas creadoras de la Naturaleza -para esa persona el primer
requisito consiste en un perfecto conocimiento de las correspondencias
entre los Colores, los Sonidos y los Números... Es a través del
conocimiento y comprensión del significado y potencia de estos
números, en sus diversas
*Lao-Tsé.
**Eliphas Lévi Clave de los Misterios (Cle' des Mysteres).
***Op.cit. Tomo V, pág. 421,429, Edición Adyar

y multiformes combinaciones, y en sus correspondencias mutuas con


los sonidos o palabras, y colores o grados de movimiento
(representados en la ciencia física mediante vibraciones), que depende
el progreso del estudiante del Ocultismo.
"Estos siete sentidos nuestros guardan correspondencia con todos los
demás septentatos de la Naturaleza y nuestros. Física aunque
invisiblemente, la Envoltura Aurica humana (el amnion del hombre
físico en todas las etapas de la Vida) tiene siete estratos, tal como los
tienen el Espacio Cósmico y nuestra epidermis física. Es esta Aura la
que, según nuestro estado mental y físico de pureza o impureza, nos
abre los panoramas de otros mundos o nos cierra por completo respecto
de todo, salvo de este mundo tridimensional de la Materia.
"Cada uno de nuestros siete sentidos físicos (dos de los cuales son
todavía desconocidos para la Ciencia profana), y asimismo de nuestros
siete estados de la conciencia -a saber: (1) vigilia: (2) vigilia-onírica:
(3) sueño natural; (4) sueno inducido o trance: (5) psíquico; (6)
superpsíquico); y (7) puramente espiritual- corresponde a cada uno de
los siete Planos Cósmicos, desarrolla y usa uno de los siete
supersentidos, y se conecta directamente, en su uso en el plano
terrestre-espiritual, con el centro cósmico y divino de la fuerza que le
dio nacimiento, y que es su creadora directa. Cada uno está también
conectado con, (y bajo la influencia directa de) uno de los siete
Planetas sagrados".

Es así como el Logos y el hombre no sólo son uno en esencia


sino que también todo lo que está en el Logos, lo cual incluye
al Sistema Solar, es innato en el hombre. Su constitución es
precisamente similar, es decir, séptuple. El hombre como
Mónada es también inmanente dentro (y trascendente más
allá) de su campo de manifestación, sus siete principios. El
poder y procesos creadores por los que un Sistema Solar entra
en la existencia opera asimismo en la procreación humana y
en el subsiguiente desarrollo corporal. Por ello, es significativa
la afirmación de que "El estudio apropiado de la humanidad es
el hombre". Era sabio el mandato de las antiguas Escuelas de
los Misterios: "Hombre, conócete a ti mismo", pues cuando el
hombre se conoce de verdad, lo conoce todo.
LA CREACIÓN MACROCÓSMICA

En una exposición parcial de estas grandes verdades, en este


Capítulo se considera el descenso del Ego humano en la
encarnación*, describiéndose ciertos procesos observados
clarividentemente, relativos a la vida prenatal, en la que
participan los ángeles. Sin embargo, antes que pueda
presentarse adecuadamente este tópico, es necesario
adelantar ciertas doctrinas teosóficas concernientes a la
naturaleza superfísica y espiritual del hombre.
El hombre es descrito como el ser en el que el espíritu más
excelso y la materia más baja están unidos por el intelecto.
Aunque esto le convierte en una triplicidad, se dice que su
constitución es, al menos, séptuple. En la actual etapa de la
evolución humana, se afirma que los siete cuerpos o principios
del hombre, empezando por el más denso, son el cuerpo
físico, vehículo del pensamiento, el sentimiento, la conciencia y
la asociación en el mundo físico; el doble etérico, el eslabón
conector entre el hombre interior y el hombre exterior, y el
continente de la energía vital o prana recibida físicamente del
Sol, y superfísicamente del Sol espiritual; el cuerpo emocional
o astral, vehículo del deseo; el cuerpo mental, vehículo e
instrumento del pensamiento concreto; el Cuerpo Causal o
mental superior, vehículo en el nivel de la mente abstracta del
triple Yo Espiritual, llamado por los griegos el Augoeides y
referido con frecuencia como el Ego; el Cuerpo Búddhico,
vehículo de la intuición espiritual; y el Cuerpo Átmico, vehículo
de la voluntad espiritual. Dominando y dando poder al hombre
séptuple total está la Habitante de o Más Recóndito, la Mónada
o Chispa Divina.
Así como el proceso creador Microcósmico comienza con la
“Palabra”, de igual modo la creación microcósmica de los
cuerpos mental, astral y, después, etérico y físico, del hombre,
se inicia al pronunciarse la “Palabra” Egoica. En el tiempo de la
concepción

*Véase Reincarnation: Facto r Fallacy?, Geoffrey Hodson, T.P.H. Adyar

o cerca de aquel, el átomo físico permanente* del Ego a punto


de encarnar es adscrito por un ángel a la célula doble que
entonces se forma. Los átomos permanentes o seminales son
átomos únicos y últimos de los planos de la voluntad, la
sabiduría, la inteligencia abstracta, el pensamiento formal, la
emoción y la materia física. Al empezar el descenso del Rayo
Monádico en el campo evolutivo son adscritos a este hilo vital
o Rayo de la Mónada, que es así representada en los planos
tercero, cuarto, quinto (el del pensamiento abstracto y
concreto), sexto y séptimo de la Naturaleza, contando desde
arriba. La Mónada misma está situada en el segundo plano y
obtiene comunicación con los planos de debajo a través de su
hilo vital en el que están así enhebrados los átomos.
Al iniciarse cada ciclo de renacimiento, la Fuerza-Palabra
microcósmica o poder, vida y conciencia Egoicos, desciende
por el hilo de la vida que conecta al Cuerpo Causal con los
átomos permanentes, o seminales, mental, astral y físico. Esta
triple corriente de energía creadora vibra en frecuencias que
expresan al Rayo Egoico** o clasificación Monádica, la posición
evolutiva, las cualidades del carácter y la conciencia ya
desarrollada y el karma,*** feliz o infeliz en sus reacciones.
Todos estos están representados como "sonidos" en el acorde
de la "Palabra" Egoica, y modifican grandemente las
características paternas transmitidas a través de los cuerpos
mental y astral, y del óvulo y del espermatozoide. Este poder
creador se origina microcósmicamente en la Mónada o el Yo
único e indivisible del hombre, la chispa integral dentro de la
llama Paterna, por la que la "Palabra" es pronunciada en
primer término. Esta "Palabra" Monádica es, a su vez, un
acorde en el verbum Macrocósmico.
El Cuerpo Causal o Egoico, el vehículo permanente del Yo
Espiritual del hombre, el Augoeides, puede considerarse como
el Arquetipo microcósmico; es el vehículo y la expresión del
poder creador Monádico, sintonizado o matizado, como se dijo
antes, por los productos de la expenencia pasada, en su
propio plano y
*Véase A Study in Consciusness, A. Besant, pág. 55 y sig., 1938, Edc. Adyar. T.P.H. Adyar.
**Véase The Seven Human Temperaments, Geoffrey Hodson, T.P.H., Adyar
***7 Karma, sánscrito La ley universal de causa y efecto, que guía sin error a todas las demás leyes productoras de ciertos efectos
por los carriles de sus respectivas causalidades Esta ley opera no sólo en una vida, sino en todas las vidas sucesivas, y sus condiciones y
oportunidades
son los efectos exactos de causas generadas en encarnaciones precedentes. Mediante esta ley z;'todos los seres humanos tienen asegurada
justicia absoluta. Cf. Gálatas, VI, 7.

a través de personalidades sucesivas. Así se constituye la


"palabra" que el Ego en el Cuerpo Causal, como microcosmos,
pronuncia creadoramente para iniciar un nuevo descenso en la
encarnación.
El átomo permanente de cada plano, despertado de la
condición relativamente estática de los períodos
interencarnativos luego se convierte en foco y transmisor, en
ese plano, de la Fuerza-Palabra retransmitida. Después,
cuando se establecen los centros de los campos Magnéticos,
los átomos permanentes atraen el tipo de materia capaz de
responder a las longitudes de onda emitidos. Esto ocurre, en
especial, respecto de la preponderancia de uno u otro de los
Rayos primarios de la Mónada y del Ego, y de los tres gunas*
correspondientes de la materia. Así, en la sustancia misma con
que se construyen los cuerpos, como asimismo en todas las
demás particularidades, se distribuye automáticamente una
perfecta justicia para todos los individuos respecto del equipo
mental, emocional y físico con que se empieza el viaje de la
vida.

COMO ESTAN CONSTRUIDOS LOS CUERPOS DEL HOMBRE

Esta etapa que sigue inmediatamente a la concepción puede


compararse con la de los procesos Macrocósmicos, en la que la
"Palabra" produjo al Arquetipo, y a través de éste los centros
magnéticos con sus campos dentro y alrededor de los cuales
se
formarán después los planetas. Los principios que gobiernan la
formación de los cuerpos mental, astral y físico son los mismos
en los tres niveles, pero a fin de presentar una relación lo más
claro posible de los resultados de mis observaciones, se
describirá, en parte, el proceso de construcción del cuerpo
físico in utero.
Como se dijo antes, en el momento de la germinación el
átomo físico permanente es adscrito por un ángel a la célula
doble recién formada. Esta presencia del átomo permanente,
vivificada
*Las tres cualidades básicas de toda materia: actividad, inercia y ritmo Véase A Study in Consciousness,
A Besant, T.PH., Adyar

por la energía creadora Egoica, descendente, o Fuerza-Palabra


microcósmica, confiere al organismo de doble célula su ímpetu
biológico ordenado, y hace que, de hecho, crezca según la
"Palabra".
La energía creadora, ahora emitida en y a través del átomo
permanente y de la célula doble, produce al menos cuatro
resultados:
Primero: El establecimiento de un campo o esfera de
influencia
dentro del cual ha de ocurrir la construcción. Esto corresponde
a la formación del Círculo Intrapasable del Sistema Solar en la
creación Macrocósmica, representa el alcance de los rayos
emitidos, y sirve para aislar un área contra la intrusión de
vibraciones o sustancias extrañas.
Segundo: La magnetización o sintonización de la materia
dentro del campo. El juego de la energía creadora pone a la
materia circundante en armonía vibratoria con el individuo a
punto de encarnar.
Tercero: La producción de una forma. Esta forma, que podría
considerarse el molde etérico en el que se construirá el cuerpo
físico deberá ser descrito ahora con algunos detalles; tal
descripción aplaza la referencia al cuarto efecto de la Fuerza-
Palabra emitida. Examinado clarividentemente, el molde
etérico prenatal, que aparece poco después de la concepción,
semeja el cuerpo de un infante construido con materia etérica,
algo autoluminoso, levemente vibrante, un ser vivo, la
proyección etérica del Arquetipo con la modificación impuesta
por el karma.
Dentro del molde etérico se verá, en términos de energía que
fluye, o de líneas de fuerza, cada una en su propio longitud de
onda, un esbozo de todo el cuerpo. Está representado cada
tipo de tejido futuro, difiriendo de los demás tipos porque la
energía de la cual es un producto terminal se halla en otra
frecuencia. Así, la estructura ósea, los tejidos musculares y
vasculares, los nervios, el cerebro y otras sustancias, están
todos representados en el molde etérico por corrientes de
energía en frecuencias específicas.
El juego de las vibraciones emitidas en la libre materia
circundante es posible que sea el factor que hace que los
átomos entren en diferentes combinaciones moleculares para
producir varios tipos de tejidos. Estas moléculas son atraídas
hacia las líneas de fuerza y "se ubican" en sus sitios
apropiados en el cuerpo en crecimiento en virtud de la
vibración simpática o de la resonancia mutua. Así,
nuevamente, cada parte del cuerpo físico en la sustancia y en
la forma se adecua exactamente al Ego que encarna. Las
deficiencias kármicas, que operan en términos de
malformación, debilidad o enfermedad, están representadas
en el molde por disonancias, o incluso por interrupciones de
las líneas particulares de fuerza sobre las que y según las
cuales son construidos los tejidos.
Permítaseme una breve digresión. Si esta generalización
guarda precisión, todo el cuerpo –como así mismo el Sistema
Solar—puede expresarse en términos de frecuencia, cada tipo
de tejido y cada órgano tienen su propia longitud de onda,
nota y color, y éstos, a su vez, varían en estado de salud o
enfermedad. Cuando hay salud perfecta, cada parte está a
tono y el acorde del cuerpo humano armoniza perfectamente.
Cuando hay una mala salud, existe lo contrario; hay
disonancia entre una parte u otra. El acorde está fuera de
tono. Por tanto, el verdadero arte de curar es el de la
restauración del ritmo.
Cuarto: la convocatoria de los constructores dévicos de la
forma deriva de los efectos de la germinación. La resonancia
también determina la clase u orden de estos constructores que
se convoca. Así, los espíritus de la naturaleza del orden
constructor en la vecindad inmediata, que están en sintonía
vibratoria con las corrientes o notas de la Fuerza-Palabra
emitida por el individuo que reencarna, son los únicos que
oyen y responden. Al llegar a la escena, entran en la esfera de
influencia y se hallan en una atmósfera enteramente congenial
con ellos, porque están regidos por su propio acorde
inherente. Luego procede instintivamente a absorber en sí, y
después a especializar, la materia libre, luego de lo cual
ayudan en su depósito gobernado vibratoriamente, en su sitio
apropiado, en la estructura del cuerpo en desarrollo.

EL MECANISMO DE LA CONCIENCIA

Los ángeles constructores de los niveles astral y mental, a


demás de la supervisión de estos procesos a través de la
respuesta instintiva de los espíritus de la naturaleza al
pensamiento de aquellos, se encargan también de la
construcción y del ajuste extremadamente delicado del
mecanismo de la conciencia. Esta consiste físicamente en el
cuerpo mismo, en el sistema cerebroespinal con los siete
centros nerviosos y glandulares, situados en el sacro, el bazo,
el plexo solar, el corazón, el cuello y las glándulas pituitaria y
pineal. En el nivel etérico, las contrapartes etéricas de estos
centros y glándulas, y además los chakras* etéricos, deberán
ajustarse perfectamente a los órganos físicos, cuya salud y
eficiencia gobiernan. De modo parecido, en los cuerpos astral
y mental, los siete chakras, a su vez, deberán adaptarse a las
correspondientes partes etéricas y físicas del mecanismo. Así
el Ego es provisto por los chakras y sus correspondientes
centros físicos de una modalidad séptuple de manifestación en
el cuerpo,
y de siete canales a través de los cuales puede ganar
experiencia
allí. Estos chakras humanos son proyecciones de los siete
vórtices correspondientes de los Arquetipos planetario y Solar,
y
con la ayuda dévica, son producidos por el juego de la Fuerza-
Palabra desde ellos a través del Cuerpo Causal humano.
Aquí están implícitos también principios numéricos. Cada uno
de estos chakras tiene su propio acorde específico o grupo de
frecuencias, colores y números de divisiones que semejan los
pétalos de una flor. A través de cada uno fluye un tipo de
energía, de vida y de conciencia, vibratoriamente, en armonía
con ese acorde. Cuando el karma es favorable a la función
perfecta, el acorde de cada chakra está perfectamente
armonizado, los siete a tono recíprocamente y con cada uno
de los cuerpos en los que existen, como asimismo con los
centros correspondientes de los otros cuerpos. Bajo tales
condiciones
*Chakra, sánscrito, rueda o circulo. Vórtice giratorio de los cuerpos etérico, astral, mental y superior del
hombre, cada uno de los cuales tiene siete chakras. Véase Los Chakras de C.W. Leadbeater, Ed. Kier S.A..
En todo el texto se emplea el término casi español izado "chakra". Chakram es el nominativo y acusativo
singular.
están aseguradas la salud y eficiencia perfectas de la función.
Cuando hay disonancia –creada por transgresiones mentales,
emocionales y físicas, y la consiguiente malformación o
distorsión de los chakras- el resultado es la imperfección de la
función. El karma de la enfermedad parecería operar, en
primer lugar, mediante la perturbación de la sintonía
vibratoria. La interrupción del ritmo de las energías
descendentes en cualquier nivel produce, en última instancia,
la mala salud del cuerpo físico. Por ello parecería que la cura
final debe provenir del interior del que sufre, del Ego mismo;
pues desde el Ego solamente -desde el Arquetipo humano- se
emite la energía creadora, y por ello correctora y curativa,
sobre los grupos de frecuencias que expresan numéricamente
la forma ideal.
Cuando existe una cura espiritual exitosa, un torrente de
fuerza correctiva-y vitalizadora desciende a través del Ego y
cuerpos superfísicos y sus chakras del cuerpo físico, barriendo
las sustancias inarmónicas, restaurando la armonía y, por
tanto fluir libre e ininterrumpido de la fuerza vital interior a
través de Naturaleza toda. Los Angeles de la Curación
cumplen su mis en gran medida, pero no por entero, mediante
el uso de este poder, mediante la restauración de la función
plena de los chakras correspondientes, y ocasionalmente,
mediante el cambio real sustancias en los cuerpos superfísico,
etérico y físico. Asimismo dirigen una poderosa corriente de
fuerzas purificadoras, vitalizadoras y curativas desde sus
propias auras y otros receptáculos naturales a través de los
cuerpos físico, etérico y astral en especial, estableciendo así
condiciones bajo las cuales los procesos naturales de
eliminación y de curación pueden restaurar la salud del que
sufre.
Durante todo el período prenatal y toda la vida, la Fuerza-
Palabra Egoica es emitida continuamente a través de los
átomos permanentes, los chakras y los cuerpos superfísicos y
físicos. Cuando hay lesión, este poder siempre activo y
formativo hace posible la reparación y reconstrucción del
tejido según la forma original. En este proceso los ángeles y
espíritus de la naturaleza desempeñan también sus partes
constructivas*. Así, hasta el

*Véase The Miracle o( Birth, Geoffrey Hodson, T.P .H., Londres

momento de morir, cuando el Ego se retira, el cuerpo físico


está sometido a la influencia de la "Palabra" Egoica. La
desordenada célula post mortem y la actividad bacteriana
conocida como corrupción se debe a la ausencia de esta
influencia directiva del
Ego. Como los cuerpos astral y mental son a su tiempo
desechados, la "Palabra" también se silencia astral y
mentalmente, habiéndose retirado el Ego dentro del estado
subjetivo del reposo creador y del la bienaventuranza
celestial*. A su debido tiempo, despierta de esto. La Fuerza-
Palabra es emitida otra vez y empieza una nueva encarnación.
Puesto que el hombre es epítome del Sistema Solar, una
manifestación microcósmica del Macrocosmos, se descubren
estrechas semejanzas entre los procesos creadores antes
descritos y aquéllos por los que el universo entra en la
existencia. En el hombre, el microcosmos y el Macrocosmos
confluyen. No puede decirse esto de los ángeles puesto que no
poseen normalmente cuerpos etéricos y físicos; tampoco es
cierto respecto de los animales que carecen de los tres
principios superiores de Voluntad, Sabiduría e Inteligencia
abstracta. Sin embargo, en el hombre están contenidas las
posibilidades plenas de la autoexpresión Macrocósmica. El
propósito de su existencia es el desarrollo, desde dentro, de
sus poderes Macrocósmicos, para que estos, a su tiempo,
logren la estatura del Logos de un Sistema Solar, "perfecto
como es perfecto su Padre que está en los Cielos"*. Podría
asimismo darse por sentado que, puesto que los mismos
principios gobiernan los procesos creadores Macrocósmicos y
microcósmicos, la encarnación repetida proporciona la
preparación y la práctica necesarias para la posterior
manifestación Macrocósmica del poder creador.

*Véase The Oevachanic Plane, C.W. Leadbeater, T.PH., Adyar.


* Maleo, v, 48.

Segunda Parte

DESCRIPCIONES
Capítulo I

LOS DIOSES MAYORES

LAS HUESTES SEPHIROTHICAS

La contribución de la filosofía oculta al problema de la


emanación y constitución del universo es dual. Consiste
primero en una afirmación de la existencia de una Inteligencia
directiva, de una Vida sustentadora y de una Voluntad
creadora en la Naturaleza; y en segundo lugar, en la
información relativa a la existencia, naturaleza y función de las
corporizaciones individuales de estos tres Poderes en la
Naturaleza, llamados en Egipto y Grecia "Dioses", en el
Oriente Devas, y en el Occidente, "Huestes Angélicas".
La filosofía oculta comparte con la ciencia moderna el criterio
de que el universo no consiste en materia sino en energía, y
añade que el universo de la fuerza es el Reino de los Dioses.
Pues fundamentalmente estos Seres son directores de las
fuerzas universales, medios potentes del Logos, Sus
ingenieros en el gran proceso creador, que se considera
continuo. Constantemente se hace emanar energía creadora.
En su trayecto desde su fuente hasta la manifestación material
como sustancia y forma físicas, atraviesa los cuerpos y auras
de los Dioses. En el proceso se "transforma", "desciende" de
su potencia primordial. Así los Dioses creadores son también
"transformadores" de la energía.
Los más excelsos de los Dioses objetivos o plenamente
manifestados son los siete Arcángeles Solares, los Siete
Espíritus
Poderosos ante el Trono. Estos son los siete Virreyes del triple
Emperador Solar. A cada uno de los Siete le está asignado un
Esquema* planetario, o Reino, desde el principio, en el
universo recién nacido. Cada uno es una figura espléndida,
que refulge con la luz y la energía solares, una
emanación del Logos

*Sistema septenario de planetas superfísicos y tísicos. siete de los cuales están representados físicamente
por Venus. Vulcano, Júpiter, Saturno, Neptuno, Urano y la Tierra. Véase El Sistema Solar, A.E. Powell, Ed.
Kier S.A

séptuple, cuyo Poder, Sabiduría y Belleza ninguna forma


simple puede manifestar. Estos Siete poderosos, que están en
medio de la primera llama primordial, forman el Sistema Solar
según la "idea" divina. Estos son los siete Sephiras, respecto
de los cuales y de sus tres Superiores, la Trinidad Celestial, se
ofrece información más completa en la Parte III. Colaborando
con ellos, un rango tras otro, en una vasta jerarquía de seres,
están las huestes de Arcángeles y ángeles que se encargan de
"imbuir a la materia primordial con el impulso evolutivo y
guían sus poderes formativos en el modelo de sus
producciones."*
Los Dioses difieren del hombre en que, en el presente
MahaManvantara** su voluntad no se diferencia tan
marcadamente de la Voluntad Única. El sentido humano de
personalidad separada está casi enteramente ausente en ellos.
Su senda evolutiva que, en el actual Sistema Solar, no
penetra hondamente en los mundos físicos como ocurre con el
hombre, lleva desde la cooperación instintiva hasta la
cooperación autoconsciente con la Voluntad Única. Sin
embargo, la ciencia oculta enseña que en períodos anteriores
o posteriores de la manifestación han sido o serán hombres.
H. P. Blavatsky dice:

"Todo el Cosmos es guiado, controlado y animado por series casi


interminables de Jerarquías de Seres sensibles; cada uno tiene una
misión que cumplir y -ya sea que les demos un nombre u otro, ya sea
que los llamemos Dhyan Chohans o Angeles- son 'Mensajeros', sólo en
el sentido de que son los agentes de las Leyes Kármicas y Cósmicas.
Varían infinitamente en sus respectivos grados de conciencia en
inteligencia; y llamarlos a todos Espíritus puros, sin mezcla terrena
alguna 'de Jaque el tiempo acostumbra hacer presa es complacerse
meramente en una fantasía poética, pues cada uno de estos Seres fue,
o se prepara para ser hombre, si no lo es en el presente, entonces en
un ciclo pasado o venidero (Manvantara). Son hombres perfeccionados,
cuando no incipientes; y en sus esferas superiores, menos materiales,
difieren moralmente de los seres humanos terrestres sólo en que están
exentos del sentimiento de personalidad, y de la naturaleza humana
emocional dos características puramente terrenas. Los primeros, o
'perfeccionados' se liberaron de estos sentimientos porque (a) ya no
tienen cuerpos carnales -peso que
*Véase La Doctrina Secreta, H.P. Blavatsky, Tomo l.
**Maha-Manvantara, sánscrito. Manvantara Mayor como del Esquema Planetario o del Sistema Solar. Véase
nota 3, pág. 44.

entorpece siempre al Alma; y (b) al quedar el puro elemento espiritual


sin obstáculos y más libre, son menos influenciados por Maya que lo
que puede estarlo jamás el hombre, a no ser que sea un Adepto que
conserva sus dos personalidades -la espiritual y la física- enteramente
separadas. Las Mónadas incipientes, al no haber tenido todavía jamás
cuerpos terrestres, no pueden tener sentido de la personalidad o
EGOísmo. Como lo que se significa con 'personalidad' es una limitación
y una relación, o como lo define Coleridge, 'la individualidad que existe
en sí pero con una naturaleza como base', el término no puede
aplicarse, por supuesto, a las Entidades no-humanas; pero, como hecho
sobre el que insistieron generaciones de Videntes, ninguno de estos
Seres, altos o bajos, tiene individualidad ni personalidad como
Entidades Separadas, i.e., no tienen individualidad en el sentido en el
que un hombre dice: 'Yo soy yo mismo y nadie más', en otras palabras,
no son conscientes de una separación tan distinta como la que tienen
los hombres y las cosas en la Tierra. La individualidad es la
característica de sus respectivas Jerarquías, no de sus unidades; y
estas características varían sólo con el grado del plano al que estas
Jerarquías pertenecen, cuanto más se acercan a la región de la
Homogeneidad y del Uno Divino, más pura y menos acentuada es esa
individualidad en la Jerarquía. Son finitos en todos los aspectos, con la
excepción de sus principios superiores -las Chispas inmortales que
reflejan a la Divina Llama, Universal, individual izadas y separadas sólo
en las esferas de la Ilusión, mediante una diferenciación tan engañosa
como el resto. Son los 'Vivientes' porque son las corrientes proyectadas
en la pantalla Cósmica de la Ilusión desde la VIDA ABSOLUTA; son
Seres en los que la Vida no puede extinguirse, antes que el fuego de la
ignorancia se extinga en quienes sienten estas 'Vidas'.*

LAS CORRIENTES DE LA VIDA EN EVOLUCION

El concepto, fundado en la investigación oculta, de cierto


Ordenes de las Huestes Angélicas como Inteligencias
creadoras
y directivas, como expresiones de los aspectos de la
naturaleza
y conciencia Divinas, como Señores de los elementos sutiles
de
la tierra, el agua, el aire y el fuego, y como Dioses de las
regiones de la tierra, difiere en un aspecto al menos del de
ciertas escuelas del pensamiento cristiano. La investigación no
*Véase La Doctrina Secreta, Tomo 1, Editorial Kier S.A.

apoya el criterio de que los ángeles son seres humanos


fallecidos. Por el contrario, revela que la naturaleza y carácter
humanos no experimentan cambio alguno inmediatamente
después de morir, que el temperamento, los gustos y
disgustos, los dones, capacidades, y en la mayoría la memoria,
quedan al principio sin modificar. Según la Biblia, los ángeles
existieron antes de !a muerte del primer hombre. Estuvieron
presentes cuando se sentenció a Adán y Eva, y fue ubicado un
ángel con la espada flamígera "para guardar el camino del
Arbol de la Vida".* Por ello, parecería que no existe
fundamento escritural de la creencia de que la muerte
transforme a los hombres en ángeles. En verdad, San Pablo
dice al hablar del hombre: "Le hiciste un poco menor que los
ángeles".**
El relato bíblico de los ángeles como ministros y mensajeros
de Dios para con el hombre, que se aparecen a los individuos
en tiempos de necesidad, es apoyado por la doctrina de la
filosofía oculta. Lo mismo ocurre con la visión de Jacob en
Bethel, en la que vio "una escalera que estaba apoyada en
tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de
Dios que subían y descendían por ella".*** El Orden de los
ángeles es jerárquico. En los peldaños inferiores de la escalera
angélica de la vida están los espíritus naturales menores, los
duendes y los gnomos, asociados " con el elemento de la
tierra; las hadas y los silfos con el del aire; las ondinas y las
nereidas con el del agua; y las salamandras con el del fuego.
Encima de ellos, como se dijo antes, están los ángeles y
Arcángeles en una escala ascendente en el sendero evolutivo,
llegando a los Siete Espíritus Poderosos ante el Trono.
Incontables en su número, innumerables en sus Ordenes y
grados, los Dioses moran en los mundos superfísicos, cada
Orden cumple su tarea particular, cada uno posee poderes
específicos y cada uno presenta una apariencia característica.
Todos constituyen una raza de seres que evolucionan en la
actualidad
siguiendo un sendero evolutivo que es paralelo al del hombre,
y
que con éste usa este planeta y Sistema Solar como campo de
actividad y desarrollo.
*Génesis 111, 24
**Hebreos, 11, 7; asimismo Salmos VIII, 5
***Génesis XXVIII. 12.
LA APARIENCIA DE LOS DIOSES MAYORES Y MENORES

Como se verá por las descripciones que siguen y las


ilustraciones de la Parte V, la forma angélica se funda en el
mismo Arquetipo o "idea" divina como ocurre con el hombre.
Sin embargo, los perfiles están menos claramente definidos,
los cuerpos son menos sustanciales, sugiriendo más bien
fuerzas que fluyen que formas sólidas. Los ángeles difieren en
apariencia según el Orden a que pertenecen, las funciones que
cumplen y el nivel de evolución en el que se hallan.
Los duendes, elfos y gnomos aparecen en los países de
Occidente en gran medida como se los describe en el folklore.
En algunos países de Oriente y de América Central y
Sudamérica, sus formas son más arcaicas, e incluso grotescas.
Las ondinas y las nereidas, asociadas con el elemento del
agua, semejan figuras femeninas bellas y generalmente
desnudas; la femineidad es sugerida por la redondez de las
formas, existiendo, hasta donde descubrí, diferencias de
polaridad mas no diferenciación sexual en el Reino de los
Dioses. Las ondinas varían en altura desde unas pocas
pulgadas hasta dos o tres pies (0,61 - 0,914 m.) y se las ve
jugando en la espuma de las cascadas, reclinándose en las
honduras de profundos estanques, flotando rápidamente sobre
la superficie de ríos y lagos. Las hadas y los silfos, asociados
con el elemento del aire, aparecen por lo general a la visión
clarividente como están representados en los cuentos de
hadas. Semejan bellas doncellas de alas de colores brillantes,
que no usan para volar puesto que estos seres flotan rápida o
lentamente a voluntad, con sus formas rosadas y lustrosas
ocultas en parte por "atavíos" de sutiles gasas. Las
salamandras, asociadas con el elemento del fuego, aparecen
como si estuviesen construidas con llamas; la forma varía
constantemente pero sugieren la forma humana, con los ojos
encendidos de ardiente energía. El mentón y las orejas
terminan en puntas agudas y el "cabello" se desborda con
frecuencia por detrás de la cabeza, con la apariencia de
lenguas de fuego, pues las salamandras bucean hasta la
saturación en las llamas de los fuegos físicos, volando a través
de ellos.
Se verán variaciones de estas formas en diferentes países del
mundo y en diferentes partes del mismo país. La región
agreste no viciada ni demasiado poblada de Inglaterra es rica
en vida "feérica"; las descripciones se ofrecen en la Parte II,
Capítulo IV.

LA MORADA DE LOS DIOSES

Los Dioses conocen al sol, físico y superfísico, como corazón


y fuente de toda energía y la vida dentro del Sistema Solar.
Desde ese corazón, se hacen emanar y se recogen las
energías vitalizadoras que son la "sangre" del "cuerpo" solar y
planetario. Al poner el universo en existencia, El, el Logos
Solar, "exhala" Su poder creador, fluye hasta los mismos
confines de Su sistema y hace que aparezca el universo
material. Esta exhalación e inspiración de la vida y energía
solares es rítmica. La "Palabra" (o acorde) única, mayor y
creadora del Sistema Solar consiste en innumerables
frecuencias, diferencias de tasa vibratoria que producen
diferencias de sustancia y forma. La gran raza de los Dioses
vive y evoluciona en medio de este universo de fuerza que es
impulsada hacia afuera y luego retorna.

LOS DIOSES DE LA MONTAÑA

En un solo planeta como nuestra Tierra, los Arcángeles y


ángeles Solares están representados por correspondientes
Dioses planetarios. Además de estas Inteligencias creadoras
mayores, están los ángeles que gobiernan las divisiones y
áreas de la superficie de la Tierra. Se les llama Angeles del
Paisaje y en parte se encargan de los procesos creadores y
evolutivos de los reinos mineral y vegetal de la Naturaleza.
Una montaña es una organismo vivo y evolutivo, un cuerpo,
como lo es toda la Tierra, donde están encarnados los Tres
Aspectos del Logos. Al menos se producen tres procesos
dentro y alrededor de cada montaña: la creación y la
evolución mediante la acción del Pensamiento Voluntad Divino
de los átomos, moléculas y cristales que constituyen la
montaña, la vivificación de la sustancia y la forma mediante la
Divina Vida inmanente y el despertar y desarrollo de la
conciencia mineral encarnada. En cada uno de éstos, la
Naturaleza es secundada por huestes de espíritus naturales y
de Dioses que trabajan bajo la dirección de un Funcionario
responsable que es el Dios de la montaña. Cuando una
cumbre es parte de una cordillera, toda ésta, a su vez, será
gobernada por ser Ser muchísimo más evolucionado del
mismo Orden que los Dioses de los picos solamente.
La apariencia de estos Seres es muy espléndida, y aparece
en las ilustraciones de la Parte V de este libro, pero dista de
ser adecuada a pesar de la destreza de la artista. De altura
colosal, que a menudo llega de treinta a sesenta pies (9,144
-18,288 m) el Dios de la montaña está rodeado por todos
lados por fuerzas áuricas proyectadas, de brillantes colores.
Estas fluyen de la forma central en ondas, torbellinos y
vórtices, que varían continuamente de color en respuesta a los
cambios de conciencia y actividad. El rostro se ve, por lo
general, más claramente que el resto de la forma, que a
menudo está velada por las energías que fluyen hacia afuera.
Los rasgos están siempre modelados vigorosa" aunque
bellamente. La frente es ancha, los ojos bien separados" y
encendidos con energía y luz. Mientras en el hombre los
chakras del corazón y del plexo solar son distintos, en los de la
montaña y en otros Dioses están a veces juntos para formar
un brillante centro de fuerza, a menudo de color dorado, del
que surgen y fluyen muchas corrientes energéticas. En
ocasiones estas corrientes toman la forma de grandes alas
desplegadas en cientos de metros a cada lado de la
majestuosa figura.
Si bien todos esos Dioses llevan una vida muy intensa entre
sus pares de los mundos superfísicos, una parte de su
atención se vuelve casi continuamente hacia la montaña que
está debajo, a cuya conciencia y vida dormidas dirigen
continuamente corrientes de fuerza estimulante y aceleradora.
Ocasionalmente, a fin de cumplir sus funciones despertadoras
más rápida y efectivamente, un Dios hará descender
profundamente en el doble mental-astral de la montaña sus
potentes energías unificadas con las fuerzas creadoras de las
que la sustancia y la forma de la montaña son productos, su
vida fundida con la Vida inmanente y su conciencia unificada
con la Divina Mente encarnada. Después de un tiempo
reaparece y reasume su ubicación en lo alto, arriba de la
cumbre.

Como se dijo antes, los Dioses de las cumbres solamente


están subordinados a un Dios aún mayor que, aunque más
grande y brillante, se parece a sus subordinados y cumple
funciones similares para toda la cordillera y el paisaje
circundante. Tales grandes Dioses de la Naturaleza
habitualmente no se interesan por el hombre, ni demuestran
conocimiento de la vida humana ni de las modalidades de
pensamiento. Intensamente concentrados en su tarea, son por
lo general remotos e impasibles, igual que los nevados picos.
Sin embargo, algunos parecerían haber tenido contacto con
los hombres en civilizaciones anteriores, haber retenido
interés por la evolución humana y estar deseosos, en
ocasiones, de inspirar y aconsejar a los individuos y grupos
humanos capaces de responder a su influencia.

LOS MENSAJES DE LAS ALTURAS

Entre los muchos Dioses de la montaña observados en Sierra


Nevada, California, los que ahora describimos demostraron
interés por el hombre y conocimiento de éste. Del primero de
estos Dioses, escribí al tiempo de observarlo:
La gran esfera de su* aura externa tiene la brillante albura
de los campos nevados iluminados por el Sol, por los que se
desplaza majestuosamente. Dentro del blanco resplandor, y
parcialmente velado por éste, refulge el oscuro verdor de los
cipreses, y dentro de éstos, a su vez, el áureo esplendor del
Sol del mediodía. Luego brilla una luz rosada de suavísimo
matiz, casi azul oscuro y, por último, totalmente blanca y
radiante, la forma de apariencia divina.
El rostro está modelado con fuerza, tiene quijadas cuadradas
y potentes. El "cabello" semeja trémulas llamas que corren
hacia atrás, y en el aire, por encima de una corona de
radiantes energías que se proyectan hacia arriba, destella con
las gemas brillantemente coloridas de sus pensamientos.
Un intento de descubrir algo del contenido de su
conciencia,
*En el texto inglés se utiliza el masculino sólo por conveniencia, aunque la masculinidad era sugerida por la
virilidad y energía del rostro, la forma e influencia de este Dios particular, como asimismo de todos los
Dioses de la montaña que he visto
y más en particular, de sus opiniones respecto de los Dioses,
de
la Naturaleza visible y de su relación ideal con el hombre, me
produce la impresión de que son pronunciados sucesivos
principios seguido cada uno por un profundo silencio en el que
la idea es alojada y asimilada. El Dios parece "decir" así:
"El globo es un ser vivo con poder, vida y conciencia
encarnados. La Tierra respira. Su corazón late. El cuerpo de
un Dios es el Espíritu de la Tierra. Los ríos son como sus
nervios, los océanos como grandes centros nerviosos. Las
montañas son la estructura más densa del gigante cuya forma
externa es el campo evolutivo del hombre, cuya vida interior y
potentes energías son la morada de los Dioses.
"La aproximación a la Naturaleza por parte del hombre
moderno es casi exclusivamente a través de la acción y de sus
sentidos externos. Demasiado pocos humanos devotos de la
Naturaleza se le aproximan en silencio, con los sentidos
exteriores aquietados y con el sentido interior despierto.
Pocos, por tanto, descubren a la Diosa detrás de su velo
terreno.
"En la vida activa hay un valor, hay poder y belleza en el
atavío exterior de la Naturaleza. Un poder mucho mayor y una
belleza mucho más honda se hallan debajo de su velo, que
sólo se retirará mediante la silenciosa contemplación de su
vida oculta.
"El corazón de la Naturaleza, salvo respecto de su pulsación
rítmica, mora en el silencio. El devoto que está en el templo de
la
Naturaleza deberá acercarse a su altar con reverencia y mente
sosegada si desea hallar su corazón palpitante y conocer el
poder que existe dentro de la forma.
"La puerta de su templo existe y se encontrará en cada
forma natural. La contemplación de una sola flor puede llevar
al buscador a atravesar esa puerta. Una planta que exhibe la
simetría de la Naturaleza, un árbol, una cordillera, una simple
cumbre, un río que fluye, una cascada que atruena... todos y
cada uno de estos servirán al alma contemplativa del hombre
como entrada al reino de lo Real donde mora el Yo de la
Naturaleza.
"En la contemplación de las formas externas de la Naturaleza
habrá que acercarse a la puerta de su templo.
Autoidentificación con su Vida interior, honda respuesta a su
belleza fuera y dentro: estos son los medios de ingresar en su
Templo recóndito.
"Dentro, espera a los Altos Dioses, a los Intemporales, a los
Sacerdotes eternos, que ejercen su ministerio durante todo el
Día creador dentro del templo, que es el mundo natural.
"Pocos, demasiado pocos, hallaron allí la entrada desde que
Grecia se convirtió en ruinas y Roma cayó en la decadencia.
Los
griegos de la antigüedad moraban en la simplicidad. Aún no
habían aparecido las complicaciones. El carácter humano era
directo, la vida humana era simple, y las mentes humanas,
aunque algo primitivas, estaban sintonizadas con el Alma
Universal.
"La rueda gira. Los días dorados retornan. La Naturaleza
llama otra vez al hombre quien, al oírla, se esfuerza por
responder. El hombre atravesó el ciclo de la oscuridad que
siguió a la decadencia de Roma. Empero, envuelto en
crecientes complicaciones, perdió su contacto con la vida
oculta de la Naturaleza. Para recobrarla, deberá dejar detrás
todo lo que embota los sentidos, todo lo burdo, todo lo
impuro, toda complacencia. Al corazón divino de la Vida debe
acercarse con silenciosa contemplación y simplicidad mental:
sólo de esa manera puede hallarse ese corazón."
Un segundo Dios de la montaña, cuyo dibujo aparece en la
Lámina Nº 15, fue descrito en la oportunidad como sigue:
Desde las alturas llega un gran ángel blanco que brilla con la
luz del resplandor solar sobre la nieve. A cada lado su
anchurosa aura refulge con coruscantes matices, ordenados
en franjas sucesivas desde el borde del aura, rosa pálido, azul
pálido, verde suave y púrpura. Desde su cabeza surge una
corriente, que se
ensancha, de fuerza blanca y ardiente, y desde detrás de la
forma fluyen ondas de energía que sugieren alas áuricas.
El rostro es vigoroso, viril, masculino. La frente es ancha, los
ojos muy separados e iluminados de energía. El "cabello" está
formado con destellos flamígeros, como ardiente energía que
se
proyecta hacia arriba desde la cabeza. La nariz y la quijada
están
modeladas delicada aunque vigorosamente, los labios son
llenos, todo el rostro está imbuido de la majestuosidad y el
poder de la cordillera. La forma está velada por corrientes de
blanca energía que fluye. A intervalos, en toda la forma y en la
energía que fluye hacia afuera, destella un albo resplandor
encandilantemente brillante, como el de las nieves iluminadas
por el Sol.
Responde a mi llamado pidiendo luz, "hablando" como si fuese
en un tono bajo y resonante*, que vibra como si se tratase de
la energía de la Tierra misma:
"Quien así proyecte abiertamente su vida y su mente hacia la
Vida y la Mente Universales que moran en todas las cosas,
entrará en unión con aquéllas, y a él se le aparecerán los
Dioses.
"Que ese hombre, con plena intención mental y volitiva
medite de esta manera:

'Poder universal,
Vida inmanente,
Mente omnipenetrante,
Yo estoy contigo.
'Dioses del Poder, de la Vida y de la Mente,
Os saludo.
En el Yo del Universo, somos uno.
Yo soy ese Yo, Ese Yo soy yo.' "

*Aunque tal comunicación es puramente mental, las palabras, y hasta una impresión del timbre vocal, son a
veces transmitidas al cerebro.
Capítulo II

LAS JERARQUIAS ANGELICAS DE LA TIERRA


UNA TOTALIDAD ESTUPENDA

La ciencia oculta afirma que el universo, como espíritu y


materia, como vida y forma, como conciencia y vehículos, con
todos sus componentes y habitantes, es un solo organismo,
una unidad viva. Todos los individuos son como centros,
órganos o células de un Ser superior, de quien son una
manifestación y una parte. Estos Seres superiores, a su vez,
son expresiones de energía, vida y conciencia de Inteligencias
aún más altamente evolucionadas. Su sistema jerárquico
culmina en un Ser-Total omniinclusivo, suma y síntesis de toda
la creación, la Deidad Suprema, el Uno Solo.
Así como todos los átomos, células y órganos del cuerpo
humano están unificados en ese organismo, de igual modo
todos los seres están unificados dentro del único, divino y
omniabarcante Poder, Vida y Conciencia y sus diversos
vehículos, desde los más tenues, hasta los más densos. Esos
vehículos, a su vez, constituyen el universo visible e invisible
que es creado por el Poder Único, sostenido por la Vida Única,
modelado, dirigido y transformado por la Inteligencia Única,
ordenado por la Ley Única, y compuesto, fundamentalmente,
por el Elemento Único.
Físicamente, el universo exhibe una exuberante variedad y
riqueza de individualidad de seres y formas aparentemente
separados. Sin embargo, superfísicamente, el principio vital
unificador empieza a ser percibido. Espiritualmente, todo se ve
como producto y expresión del único Poder deífico y creador
bajo la actividad de la Ley inmutable única.

LA PANTALLA DEL TIEMPO Y EL ESPACIO

Tal vez pueda tomarse una analogía del cinematógrafo. En la


pantalla aparecen numerosas formas que se mueven
continuamente. Si se observa el rayo luminoso existente entre
el proyector y la pantalla, en especial si la película es en
colores, sólo pueden percibirse los cambios de color, luz y
sombra. Estos cambios, a su vez, son producidos por el paso
de la película frente a la fuente luminosa, en la que están
tomadas las imágenes originales. Esta película, aunque
invisible para el público, es el factor que determina la
naturaleza de los fenómenos que aparecen en la pantalla. Las
imágenes de ésta, los cambios y los movimientos en el rayo
lumínico y las tomas de la película son totalmente numerosos
y diversos. Sin embargo, detrás de ellos está sólo la luz por la
que son producidas esas imágenes, sin la cual éstas no
podrían aparecer.
Si esta analogía —que hay que reconocer como no muy
perfecta— se aplicase a los fenómenos revelados al hombre a
través de sus sentidos, el universo espacio-temporal
corresponde a la pantalla. El rayo lumínico representa la
energía creadora emitida desde su Fuente, pasando a través
de los mundos superfísicos para producir el universo visible. La
lente representa a la Mente Creadora, a través de la cual los
Arquetipos son concentrados sobre la pantalla universal. La
película corresponde a las "formas" arquetípicas y la luz
representa el efecto primario de la actividad del Único Poder
Creador (la corriente) por el que todas las cosas fueron
hechas. Así como las imágenes sobre la pantalla, el rayo
luminoso, la lente, los rollos de película, la luz y la corriente
eléctrica son todos parte de un solo esquema coordinado para
la proyección de imágenes, de igual modo todas las
aparentemente separadas porciones del universo son, en
realidad, parte de un solo mecanismo. La función de esta
"máquina" animada, cargada de fuerza vital, es crear,
proyectar en la materia y, en última instancia, perfeccionar
miríadas de sustancias, objetos y seres previamente
concebidos.

LOS ARCANGELES SOLARES

Este principio de unidad en la diversidad es bien


ejemplificado por el Reino de los Dioses. La totalidad de las
Huestes Angélicas y de los espíritus de la naturaleza de un
Sistema Solar es una manifestación de un solo Arcángel Solar
de esplendor inimaginable, dentro del cual todos los ángeles
viven, se mueven y tienen su ser. Todos han emanado de este
centro y fuente de su existencia, y todos retornarán a él en
última instancia.
A fin de manifestarse, el Ser Supremo y Único se expresa en
tres modalidades de actividad, en Tres Aspectos, cada uno de
los cuales puede presumirse que halla expresión como un
arcángel sólo levemente menor que el Uno Solo. Estos Tres
son Aspectos creadores, preservadores y transformadores,
son potencias masculinas, andróginas y femeninas, y una de
esas fuerzas predominará en sus Arcángeles representativos y
rectores. Aunque se trata de tres Seres poderosos, son
asimismo proyecciones y expresiones del Uno Primordial. Estas
tres Emanaciones, a su vez, se unen en toda combinación
posible para producir una séptuple autoexpresión de la
Mónada Divina. Cada una de esas expresiones está
representada en el Reino Angélico por un Arcángel sublime, ya
todos estos se refiere el cristianismo como los Siete Espíritus
Poderosos ante el Trono, y en otra parte como los Siete
Arcángeles del Rostro, los Cosmocratores, los Sephiroth.
El impulso creador brilla como una luz procedente del Uno a
través de los Tres y los Siete para producir, en los niveles
espirituales más altos y bajo las leyes del número y la
armonía, las formas ideales, los Arquetipos de todas las cosas
vivas en todos los reinos de la Naturaleza, incluidos el humano
y el angélico. Un Arcángel preside cada etapa de la proyección
del Arquetipo. En cada grado de densificación, en cada plano
sucesivamente más denso de la Naturaleza, los ángeles de los
Órdenes apropiados corporizan el poder y el designio del
Pensamiento-Voluntad Creador, y ayudan en su expresión
como formas que evolucionan. Este sistema jerárquico
subsiste en todos los niveles, cada uno de los grupos inferiores
es una expresión de una sola Inteligencia Superior.
En los planos astral y etérico,* los espíritus naturales no
individualizados son el Orden más bajo de la jerarquía de las
Huestes Angélicas. En su respuesta puramente instintiva al
pensamiento-voluntad de sus superiores, y en su juego
aparentemente sin objetivo aunque inconscientemente con
designio, guardan alguna correspondencia con las diversas
sombras y colores que se mueven en el rayo luminoso de un
proyector cinematográfico, y el universo visible entra en la
existencia como resultado de su actividad creadora.
Este método jerárquico de autoexpresión mediante el
Principio primordial y deífico, está asimismo en actividad a
través de los
Ordenes de los directores angélicos de la evolución de la vida y
la forma en áreas de diferentes dimensiones. De manera que
un sólo Arcángel preside el Sistema Solar en conjunto. Cada
una de sus partes mayores está también bajo la dirección de
una Inteligencia de apropiada estatura evolutiva. Nuestra
Tierra, por ejemplo, como unidad física compuesta de tierra,
agua, aire, fuego y éter, y sus planos y vida superfísica, es un
vehículo del Arcángel del planeta. Para este Ser, cada uno de
los planos o esferas físicos y superfísicos -siete en total- que
juntos constituyen toda la Tierra, es un vehículo de la
conciencia. La vasta compañía de seres angélicos Solares y
Planetarios a veces es mencionada como el Ejército de la Luz y
las Huestes del Lagos.

LOS ARCANGELES PLANETARIOS

Los Arcángeles o Regentes Espirituales de los planetas, cada


uno de los cuales mantiene un Embajador y una "Embajada"
en la Tierra, han sido mencionados algo gráficamente como
Caracoles Celestiales** que se mueven con aparente lentitud
en sus órbitas alrededor del Sol, llevando cada uno su planeta
físico a cuestas como si fuese una casa o una concha. Los
atributos
*El universo consiste en siete mundos o planos, cada uno compuesto por siete grados de densidad; el físico
y el etérico se combinan para formar el más denso, seguido en orden por el astral, el mental, el intuitivo, el
espiritual y otros dos aún más allá del alcance de la conciencia humana. Véase An Outline of Theosophy,
C.W. Leadbeater, y First Principles of Theosophy, C. Jinarajadasa, T.P.H., Adyar.
**Véase La Doctrina Secreta (The Secret Doctrine), Tomo 1, pág. 164, Y IV, pág. 269, Edición Adyar, (ídem,
Ed. Kier SA.).
astrológicos y las influencias psicológicas, mentales y
espirituales
de los cuerpos celestes emanan, en gran medida, de estas
Inteligencias animizadoras.
El Arcángel de un planeta puede ser considerado como
síntesis de todos los demás Arcángeles, ángeles y espíritus de
la naturaleza dentro del campo planetario. Inmediatamente
debajo del Arcángel planetario pueden tal vez ser ubicados los
Arcángeles de cada uno de los siete planos o esferas, cuya
sustancia total de cada uno es un vehículo del Arcángel de ese
plano. De esto se desprende que cada uno de los ángeles
aparentemente individuales de un plano es en realidad una
expresión del poder, la vida y la conciencia de ese plano en
conjunto y de su Arcángel. La comprensión de esta unidad
fundamental es de importancia cabal para lograr contacto,
comunión y colaboración respecto de los Dioses mayores y
menores.
Se dice que la magia es el proceso de producir resultados
visibles y físicos determinados mediante el entrenado
pensamiento-voluntad del mago que halló el modo de
comunicarse con las apropiadas Inteligencias angélicas, y de
ganar su colaboración. Por tanto, la magia ha sido descrita
como el poder de dirigirse a los Dioses en sus propias lenguas.

LOS QUERUBINES

La Ley Única también halla expresión en los grandes


Arcángeles de la Luz y es administrada por ellos. Se dice que
son cuatro en total, cada uno con innumerables subordinados
en el orden jerárquico, que cumplen la Ley según el principio
doble del equilibrio, y de la causa y efecto. Estos Cuatro a
veces se llaman Lipika*, o Registradores, y a veces Devarajas
de los cuatro sectores de la brújula, los Gobernantes del
Norte, del Sur, del Este y del Oeste. En la religión egipcia son
personificados por el gran legislador y cronólogo Tehuti y los
cuatro Hijos de Horus,

*Inteligencias sublimes que, como Funcionarios del Gobierno Interior del Sistema Solar, administran la ley
kármica. Los Señores del Karma

Mestha, Hapi, Tuamutef y Quebhsennuf; en el judaísmo*, por


las Cuatro Santas Criaturas Vivientes, los Querubines, o a
veces como un sólo Querube con cuatro rostros —de hombre,
de águila, de león y de buey— y por diversos seres tricéfalos o
cuatricéfalos en otros sistemas angelológicos. En el
cristianismo los Lipika —asignados al Orden de los ángeles
conocidos como los Guardianes— son personificados como
Angeles Registradores que escriben en un gran libro las
acciones de los hombres, por las que se les juzgará.
LA CRUZ ARDIENTE

No es fácil comprender la idea de que diferentes clases de


energía, cada una con sus propiedades ocultas, fluyen hacia y
desde las cuatro direcciones del espacio, y que un Arcángel
está estacionado en cada sector como Director de esa energía.
En una ulterior explicación puede, por tanto, decirse que el
Fuego Creador se concibe como descendiendo verticalmente
desde el cenit hasta el nadir para penetrar la hasta ahora
sustancia (o espacio) virginal y precósmico, considerada
diagramáticamente como horizontal. De esa manera se forma
una cruz; el punto de penetración está en la intersección de
los brazos. Este punto del espacio denota el centro desde el
cual el podercreadory constructivo surge para transformar el
caos en el Cosmos. Aquí está el sol central. Aquí, el Logos
como Inteligencia y Poder Creadores, establece al Arquetipo (o
Ideación) Cósmico del que se desarrolla todo bajo el gobierno
del Tiempo, o a lo largo de ciclos sucesivos.
El Fuego Creador, descendente e imbuido de pensamiento se
irradia horizontalmente desde el punto de intersección
principalmente en las cuatro direcciones laterales o hacia el
Norte, el Sur, el Este y el Oeste, para las cuales es
autolimitado a los fines de la manifestación. Con los rayos
verticales existentes, la cruz de seis brazos se forma de esa
manera, y es el meollo ardiente del Cosmos resultante. El
Christós Cósmico está crucificado simbólicamente en esta cruz
y ésta se refleja en la Crucifixión del Cristo histórico.
*Ezequiel, 1, 5,6
Cada uno de los seis rayos creadores o seis brazos de la cruz
es concebido como en posesión de características distintivas
que se expresan en un Orden de las Inteligencias. Así, a cada
sector se asigna una influencia especial y un Arcángel con sus
Huestes
Angélicas asociadas; una jerarquía está ubicada en cada
rincón del Universo, por así decirlo. Cada Arcángel es también
un Señor de uno de los cuatro elementos; el quinto, el éter, se
asocia con el centro de la cruz. Como se dijo antes, estas
Inteligencias son los Cuatro Sagrados de las Religiones del
Mundo, los Hijos nacidos de la Mente de Brahma y los Cuatro
Devarajas de la Cábala y del judaísmo, incluyendo los cuatro
animales simbólicos de la visión de Ezequiel y asociados con
los cuatro Evangelistas.
La cruz cósmica, ardiente, se dice que gira alrededor de su
eje vertical, como lo hace el Cosmos físico en torno de su Sol
Central. Este movimiento giratorio se reproduce en toda la
Naturaleza como las revoluciones axiles de los soles, planetas
y átomos químicos giratorios en los que los electrones y otras
partículas siguen las sendas planetarias alrededor de sus
núcleos. Los Sistemas Solares, en grupos o individualmente, y
sus planetas componentes, también se mueven a través del
espacio en sendas orbitales alrededor de soles centrales.
Estos movimientos axiles y orbitales de los cuerpos estelares,
solares, planetarios y atómicos son manifestaciones físicas de
las revoluciones alrededor del Sol Espiritual central en el cubo
o eje de la cruz cósmica ardiente, de seis brazos, de cuyas
tres dimensiones la svástica es un símbolo bidimensional. La
svástica es una cruz de brazos iguales con cortos brazos
secundarios en ángulos rectos respecto de los primarios. Estos
garfios, como a veces se los llama, representan las llamas y
chispas que fluyen hacia atrás cuando la cruz ardiente,
fohática*, gira contunuamente durante todo el Día Creador.
Los vórtices, cósmicos, estelares, solares, planetarios y
atómicos, los torbellinos del espacio, los remolinos de la
materia —y tal vez los chakras de animales y hombres— son
producidos por este vasto giro circunvalante de la cruz
cósmica del Fuego
*Fohat, tibetano. La Fuerza constructiva de la Electricidad Cósmica, polarizada en electricidad positiva y
negativa.
Creador. Se dice que "Fohat cava a través del espacio siete
orificios"*.Sin embargo, Fohat es un Ser, aunque inconcebible
como tal por parte del hombre, un Arcángel del Fuego, un Dios
verdadero. El descenso vertical de la energía ardiente, de las
radiaciones horizontales en los cuatro sectores del campo
esférico, la revolución de la cruz resultante, la formación de
los centros verticales en el corazón y a lo largo de los brazos,
y la creación y densificación de los universos y sus
componentes según diseños cruciformes y en vórtice, son
dirigidos, en su totalidad, por los denominados Siete Hijos (y
Hermanos) de Fohat, los grandes Dioses de las seis
direcciones del espacio, los Cosmocratores, los Arcángeles del
Rostro, los Sephiroth.

LA CRUCIFIXION COSMICA

En el centro está entronizado el Séptimo, la síntesis, el Lagos


Cósmico, el Sol Espiritual, el Christós por el que fueron hechas
todas las cosas. Allí, durante todo el Manvantara, El se
autocrucifica voluntariamente, no con agonía, muerte y
efusión de sudor y sangre, sino con éxtasis creador dotado de
energía y vida derramadas a perpetuidad. Los Cuatro
Poderosos, los Querubines, que son también los Registradores
de las actividades de las Noches y Días sucesivos hasta los
más minúsculos sucesos que ocurren a las vidas más
pequeñas, los Lipika o Arcángeles del Tiempo y la Ley, están
estacionados en los extremos de los brazos horizontales. Estos
cuatro Seres cósmicos en los brazos de la cruz horizontal son
los maestros-matemáticos, por así decirlo, que comprenden la
inconcebible complejidad de la red siempre cambiante y
creciente de los karmas** de todos los universos, planetas y
seres. Puesto que los representantes de estos Angeles del
karma administran la ley kármica en este planeta a fin de
efectuar el máximo avance evolutivo posible y la más estricta
justicia para con todos los individuos, ellos y sus agentes
planetarios, los karmadevas, deben ser incluidos entre las
Jerarquías Angélicas de nuestra Tierra.
*Véase The Secret Doctrine, H. P. Blavatsky, Tomo 1, pág. 203, Edición Adyar. (Ed Kier SA., La Doctrina Secreta).
**Véase nota***, pág. 44.

LOS ANGELES NACIONALES*

Toda la raza humana es gobernada por un Arcángel sublime


que ejerce continuamente una influencia espiritualizante sobre
los Egos Superiores de todos los hombres. Este Arcángel de la
raza humana se unifica en el nivel de la Voluntad Espiritual, o
Atma, con cada Ego humano, y al prestara cada uno su propio
poder Atmico muchísimo más desarrollado, le acrecienta la
influencia de su propia Mónada y su Rayo. El grado de tal
intensificación y respuesta humana varía a través de miles de
siglos según el efecto de la progresión cíclica y de la
culminación y coincidencia de los ciclos componentes. No
obstante, ha de darse por sentado que esta administración
continúa sin intermitencia durante todo el período** del
mundo cuya duración, en términos de tiempo físico, se ha
dicho que abarca, por lo menos, cincuenta millones de años.
Cada nación bien establecida es, de modo parecido, regida
por un Ángel Nacional o Potentado Arcangélico. Esta
Inteligencia sublime está asociada más especialmente con los
Egos de todos los miembros de la nación. Se unifica con cada
uno y continuamente acrecienta la energía y vida espirituales
del Ego. En ocasiones envía también un impulso hacia la
personalidad para que actúe de la manera que mejor
contribuya al cumplimiento del drama*** y a que evolucione
la estatura del hombre perfecto.
Un Ángel Nacional puede ser estudiado desde dos puntos de
vista distintos. Según un aspecto, puede ser considerado como
un miembro de los rangos más elevados de la jerarquía
Angélica que ha sido designado para este alto oficio. Con esa
capacidad trabaja en gran medida desde el nivel de la
Voluntad Espiritual, desde la que obtiene un pleno
conocimiento del karma**** y del
*Parte del tópico sustancial de este subtítulo apareció en mi libro The Coming of the Ange/s, ahora agotado,
publicado por Rider & Co, con cuyo amable permiso es incluido, con revisiones, en esta obra.
**El tiempo durante el cual las siete Razas humanas sucesivas ocupan un planeta en una Ronda Véase El
Sistema Solar, AE Powell, Ed. Kier S.A
***Dharma, sánscrito Deber, tarea, destino, realización correcta, contribución general a la vida y ubicación
en el esquema de ésta
****Véase nota ***, pág 44 La reacción adversa o favorable resultante de la conducta, p.e., maltrato de
poblaciones indigentes de países colonizados produce karma adverso, mientras que la ayuda prestada a los
pueblos necesitados genera karma favorable Puesto que ambos son educativos, en última instancia, todo
karma es benéfico
dharma de su nación, y del desarrollo ideal hacia lo que es
parte de su deber guiar e inspirar a su pueblo. Su labor
consiste en apresurar la evolución de su nación y en inspirar a
sus líderes para que tomen decisiones que ayuden a realizar el
dharma nacional; busca minimizar los efectos de los errores y
ejercitar una influencia restrictiva, de modo que la nación no
se aparte indebidamente del sendero que conduce a su
destino más excelso, ni fracase en ubicarse en el lugar
asignado en la familia de las naciones.
Como ya se dijo, por encima de los Angeles Nacionales del
mundo hay un Ser aún mayor, que sirve a toda la raza
humana de este planeta de manera semejante a como el
Ángel Nacional sirve a su raza particular. En un nivel superior
a este Funcionario están, con toda probabilidad, los Ángeles
interplanetarios que sirven a toda la humanidad en una
Ronda, Cadena y Esquema Planetarios.* Sin duda, este
sistema jerárquico se extiende hasta incluir a los Sistemas
Solares, e incluso a los Cosmos, todos los cuales están
eslabonados por seres angélicos de estatura espiritual
creciente.
Parecería que un método jerárquico algo similar sería el
utilizado por los miembros avanzados de la raza humana que
forman la Gran Hermandad Blanca de los Adeptos,** quienes
guían y resguardan a la humanidad durante todas las edades.
Hay Adeptos, responsables de la evolución de las naciones
individuales, Funcionarios aun superiores que se encargan de
los continentes, y por encima de ellos el gran Gobernante
Planetario de los Adeptos, el Rey Espiritual, que es el
Representante terreno del Logos Solar. Se mantiene una
cooperación completa y perfecta entre las ramas humanas y
angélicas de este Gobierno interior del Mundo. En el futuro,
cuando los órdenes superiores de la conciencia se desarrollen
y lo mismo ocurra con un alcance más vasto de la respuesta
sensoria, los ministros humanos responsables de la evolución
religiosa, gubernamental

*En ciencia oculta, se dice que el Sistema Solar consiste en diez Esquemas Planetarios, cada uno compuesto
por siete Cadenas sucesivas de globos, superfísicas y físicas. Cada Cadena está compuesta por siete Rondas,
durante cada una de las cuales la corriente vital, que lleva consigo a los seres en evolución, viaja una vez
alrededor de los siete globos. Véase El Sistema Solar, A.E. Powell, Editorial Kier S.A.
**Véase The Masters and the Path, C. W. Leadbeater, T.PH, Adyar.
y cultural de una nación colaborarán sin duda
conscientemente con sus superiores espirituales en las
jerarquías humanas y angélicas. Luego, al final, esta Tierra
entrará en la anhelada Edad Dorada.
Para volver a las condiciones del tiempo actual, el Ángel
Internacional de la Raza puede considerarse como un tejedor
que usa como sus hilos las características nacionales, el
dharma y el karma de las naciones del mundo, tejiéndolas, a
medida que transcurren los siglos, según el diseño que las
naciones producirán de acuerdo al plan existente en la Mente
Universal, "el diseño sobre el monte". Mediante su hilado
también va uniendo las razas, ayudándolas a establecer en la
Tierra la hermandad humana. A pesar de su poderosa energía
y su perfecta comprensión del Plan divino, no busca imponer
su voluntad sobre los hombres ni oponerse a la voluntad
colectiva de una nación, por más equivocadamente que ésta
se conduzca en un período en particular, pues el hombre debe
crecer en virtud de su propia experiencia y de la vida evolutiva
dentro de sí.
El otro aspecto por el que puede ser estudiado el Ángel
Nacional es más difícil de entender y explicar, pues pertenece
a los niveles abstractos de la conciencia. Además de la vida y
labor del Ángel como individuo, es también la suma de toda la
conciencia nacional. Los millones de Egos encarnados en una
nación para formar la Superalma están unidos en él. Los tres
aspectos de la vida de una nación, el karma, el dharma y la
conciencia nacionales, hallan una sola expresión en el Ángel
Nacional.
Bajo los Señores del Karma, al Ángel Nacional se le concede
cierta cantidad de latitud y control en la elaboración del karma
de la nación. Puede concentrarlo para que algunas partes
puedan expiarse rápidamente o extenderse durante largos
períodos. Tiene completo conocimiento de la capacidad de su
nación para soportar la adversidad, de la cantidad de karma
adverso que es capaz de resistir sin sufrir una grave demora
evolutiva. También es capaz de equilibrar el karma favorable
con el adverso de la nación, de modificar las condiciones
actuales retirando karma del pasado.
En toda su administración, el Ángel contempla el futuro y el
cumplimiento del dharma nacional. No sólo presta su propia
energía, sino que también utiliza la capacidad y características
de la nación al guiarla hacia la realización de su destino
supremo. En el reino de la conciencia Egoica, puede, en un
período dado, acentuar los rasgos nacionales para que la
nación, si tiene capacidad de respuesta, luego tienda a seguir
un curso en particular. Si las fuerzas y cualidades de un
pueblo se juzgan como visibles en términos cromáticos,
entonces puede decirse que hace que un color en especial, o
un grupo de colores, brille en ciertos tiempos con luminosidad
mayor en la conciencia de la nación.
Tal es, en pequeña parte, la naturaleza y la actividad de un
Gobernante Angélico. La tradición oculta asigna a la Diosa
Palas
Atenea, al menos hasta el fin de la Edad Dorada, el oficio de
Gobernante Arcangélico de la nación helena.

CONSTRUCTORES ANGÉLlCOS DE LAS


FORMAS HUMANAS

Cada individuo humano se halla también, en ocasiones, bajo


el cuidado directo de un miembro de los Ordenes de las
Huestes Angélicas. Cada ciclo del renacimiento humano es
gobernado por miembros de los Órdenes de los ángeles que
están especialmente asociados con el hombre. Como se dice
en la Parte 1ª, Capítulo IV, en cada renacimiento sucesivo los
Egos humanos individuales reciben la asistencia especial de
ángeles responsables de la construcción de las formas
mentales, emotivas, etéricas y físicas. Estos ángeles actúan en
parte bajo la dirección de representantes de los Lipika. La
elección de la era, continente, nación, religión, padres, medio
y oportunidad, sexo, tipo y condición del cuerpo y grado de
salud y enfermedad potenciales o reales, es decidida, en su
totalidad, según la Ley por estas Inteligencias rectoras y por
los correspondientes funcionarios Adeptos. Son considerados
plenamente, en su totalidad, los diversos karmas del Ego
encarnante, de la nación natal, de los miembros de los grupos
con los que se asociarán, de toda la familia y de la esposa o
esposo e hijos futuros. El ritmo inherente del Ego Monádico, el
destino último según el temperamento Monádico o Rayo, el
karma pasado y las misiones inmediatas y futuras son
estudiados en su totalidad y con infalible justicia se efectúan
las elecciones más favorables según las circunstancias
kármicas.
Puesto que se afirma que la cantidad de Mónadas que
utilizan a la Tierra como campo planetario es de sesenta mil
millones, y todas las que en la actualidad atraviesan el reino
humano reciben esta administración, los ángeles del Orden
responsables del descenso del Ego humano en la encarnación
son incluidos de esa manera en esta enumeración de la
población angélica de nuestro globo. La función de estos seres
es descrita en parte en el Capítulo antes mencionado.

LOS ANGELES DE LAS RELIGIONES

Todas las Religiones principales del Mundo tienen su Arcángel


y sus administradores angélicos asignados por altos
Funcionarios planetarios, Adeptos y Arcangélicos. Los
Arcángeles supremos de las Religiones rigen los receptáculos
de energía espiritual asignada a cada Credo del Mundo.
Conservan y suministran esta energía al invocárseles, hasta el
extremo de la máxima efectividad. Cada Templo debidamente
consagrado, cada mezquita, catedral, abadía, iglesia y oratorio
es colocado bajo la dirección de un ángel rector del Orden
asociado con las Religiones del Mundo. Estas conservan el
poder proporcional al edificio en particular y el generado en la
ceremonia de la Consagración. Asimismo, reciben y dirigen las
corrientes ascendentes de la aspiración, adoración y plegaria
humanas, y la energía, la fuerza y la devoción inspiradas por
el ceremonial. Además, transmiten las respuestas de la
Deidad, del Maestro del Mundo, de las Huestes Angélicas y los
Miembros de la Comunión de los Santos, junto con el poder
ascendente desde el receptáculo.
El Maestro supremo de los Angeles y de los Hombres,
conocido en Oriente como el Bodhisattva y en Occidente como
el Señor Cristo, tiene bajo Su dirección, se dice, grandes
compañías de Arcángeles y ángeles, que hallan en Su servicio
su continuo deleite. En Su administración perpetua a toda la
humanidad y a los miembros de los reinos angélicos y
subhumanos, El envía, según sus necesidades, grandes
corrientes de poder, sabiduría, bendición, inspiración, curación
y amor. Emplea huestes de ángeles para conservar, dirigir y
aplicar estas expresiones de Su amorosa compasión hacia todo
lo que vive.
Los ángeles también atienden los servicios religiosos con
fines devotos, y algunos de ellos pueden observarse
meciéndose reverentemente dentro del resplandor que rodea
a los Elementos consagrados. La Ceremonia Eucarística se
halla bajo la dirección
de un Ángel excelso, a veces llamado el Ángel de la Eucaristía.
En el momento de la Consagración de los Elementos, un
glorioso Ser Angélico, semejante al Señor Cristo, conocido
como el Ángel de la Presencia, desciende en el Altar como Su
representante angélico. Al entonarse el Prefacio, cuando se
hace referencia a los Nueve Ordenes de Angeles reconocidos
en la angelología cristiana, que no son otros que los Angeles
Sephiróthicos, un representante de cada Orden responde a la
Invocación y confiere el poder, la luz y la bendición de su
Orden a los Oficiantes, a la congregación, a la Iglesia ya las
regiones circundantes.*
Otras Religiones del Mundo tiene igualmente la asistencia de
los asignados Ordenes de las Huestes Angélicas. La gran
ceremonia mántrica ** hindú, conocida como el Gayatri,
convoca al poder Solar y es ocasión de administración en favor
de la humanidad por parte de Arcángeles y ángeles
especialmente asociados con el Sol.***
Todos los demás Órdenes ceremoniales válidos (ocultamente
efectivos y aceptados por los Funcionarios Adeptos y
Arcangélicos) de todo el mundo, y en especial los que, como la
Francmasonería, se originan en los Misterios Menores y
Mayores, y son todavía sus representantes, también reciben la
bendición, la presencia y la cooperación de los ángeles y
Arcángeles.

*Si se desea una descripción más completa del ministerio de los ángeles en la iglesia cristiana, véase The
Science o, the Sacraments, de CW. Leadbeater, y The Inner Side o, Church Worship, de Geoffrey Hodson
**Mantra, sánscrito. Ordenamiento rítmico de sonidos, generalmente sílabas sánscritas, que al entonarse
correctamente generan y liberan potentes energías p.e., la Sagrada Sílaba OM y la frase mística: Om mani
padme hum, Amen, Kyrie Eleison, y algunas palabras y frases latinas y griegas.
***Véase The Lotus Fire, G.S. Arundale, T.P.H. Adyar.

LOS ANGELES DE ALMAS GRUPALES

La vida consciente evolutiva de los reinos animal, vegetal,


mineral y elemental de la Naturaleza, como se dijo, está bajo
la dirección de apropiados Órdenes de ángeles. Esta vida no
está individualizada, como ocurre con el reino humano, donde
cada ser humano es un individuo plenamente autoconsciente y
responsable.* Vastas regiones de la Tierra con su contenido
mineral, grandes cantidades de árboles, plantas e insectos, y
cantidades más pequeñas de animales y aves, son vehículos
físicos de una vida específica y animizadora que se llama Alma
Grupal. La evolución de las Almas Grupales llega a su
apoteosis en el reino animal, en que la cantidad de
representantes físicos es cada vez más pequeña hasta que, al
fin ocurre el proceso de individualización —generalmente de
un animal doméstico— y nace un alma humana. Este
desarrollo y evolución eónicos es supervisado y auxiliado
continuamente por los administradores angélicos, entre los
cuales están quienes dirigen el proceso de la división del Alma
Grupal animal en meras entidades humanas.**

REINO DE LOS INSECTOS

Existe un Orden Angélico que evolucionó a través de la rama


de los insectos de la Naturaleza. La Mente Universal contiene
la ideación de todas las modalidades y formas posibles de
manifestación. La ideación primordial y el Arquetipo incluyen al
reino de los insectos en toda su inmensavariedad. Las
Mónadas evolucionan a través de ese reino para convertirse,
en última instancia, en Arcángeles Solares y Cósmicos
asociados, aunque no exclusivamente, con ese Rayo creador.
En vista del hecho de que ciertos insectos son hostiles al
hombre, si este concepto pareciera extraño, debe recordarse
que el parasitismo es sólo aborrecible, por ejemplo, cuando
quien lo

*Véase A Study in Consciousness, A. Besant, T.P.H., Adyar.


**Véase El Cuerpo Causal, Ed. Kier S.A.
aloja es consciente del desequilibrio establecido por el
parásito.
Los tipos más objetables para los ojos humanos, los que
transmiten enfermedades o succionan la sangre, en realidad
no son más repulsivos que cualquier otro parásito. Puesto que
el parasitismo es el principio por el cual la vida física es
capacitada para persistir, lógicamente no puede ser
condenado parásito individual alguno, por más que deban
resistirse muchas depredaciones suyas. La divinidad inherente
de los más inofensivos y bellos miembros del reino de los
insectos es más fácil de reconocer que la de los que revelan
fealdad y lesionan al hombre. Para muchas mentes, la belleza
de las libélulas y las mariposas sería su justificación.
Así como las Mónadas, manifestadas a través de todas las
facetas de la ideación divina, son resguardadas y auxiliadas
por sus superiores evolutivos, lo mismo ocurre con los que,
cuando sus Rayos tocan por primera vez el mundo físico,
hallan su corporización como miles de minúsculos insectos. De
allí en más, a lo largo de todo su viaje ascendente, que
culminará al convertirse en un ser perfeccionado y divino en
uno de los Siete Rayos* en los que puede clasificarse el reino
de los insectos, como todos los demás, están sujetos a la
administración de sus superiores. Atraviesan su existencia
física y logran todo lo que desean al traspasar ese reino como
mariposas, abejas, escarabajos, hormigas u otros aspectos
principales de los tipos del Rayo de los insectos, y penetran en
los mundos superfísicos a través de los cuales, primero como
espíritus de la naturaleza y después como rupa** y arupa
devas, ascienden hasta las alturas Arcangélicas,
trascendiéndolas. Las Mónadas que atraviesan el reino de los
insectos, y las formas que animizan, son, por tanto, de igual
importancia a todas las demás manifestaciones, facetas,
modalidades y formas de la existencia divina. Rigiendo sobre
sus Rayos, sus Órdenes y sus especies están los Arcángeles y
los ángeles, que no sólo cuidan de la vida inmanente sino que
también preservan y modelan la forma de los insectos
en
*Véase nota **, pág. 44.
**Rupa, arupa, sánscrito Con forma y amorfo, en referencia a los niveles que se hallan respectivamente
debajo y arriba del cuarto subplano del plano mental En el primero, la tendencia a asumir la forma
prepondera sobre el ritmo, y en el segundo predomina el ritmo o el libre flujo vital. Los ángeles de los planos
rupa presentan más daramente a la conciencia humana la idea de la forma corporal que los ángeles de los
niveles arupa.
procura de una belleza mayor. Su presencia como guardianes
y tutores estimula la actividad del instinto natural de las
numerosas especies para que sigan los hábitos físicos por los
que se perpetúe el tipo, se atraviese exitosamente las etapas
de gestación, se encuentre comida, se cumpla el apareamiento
y se depositen los huevos.
El instinto masivo o la memoria racial que induce a cada
variedad a perseguir sus modalidades apropiadas de vida es
estimulado y dirigido por los ángeles tutores del reino de los
insectos de la Naturaleza. En algunos casos, en prístinos
Manvantaras, evolucionaron a través de ese reino y conocen
bien sus modalidades y necesidades. Tales ángeles serían
corporizaciones, aunque de formas tenues, del aspecto de la
Mente Única que se expresa y expande en y a través del
mundo de los insectos. La Mente omniprotectora y maternal
cuida de su progenie en cada reino, encerrándola en parte
dentro de su pensamiento protector y orientador, y en parte
mediante las administraciones de ciertos Órdenes de las
Huestes Angélicas. Las Almas Grupales de los insectos, como
asimismo de las aves, que se corporizan en una muy grande
cantidad de formas, están, en su totalidad, bajo la dirección de
funcionarios angélicos superiores, apoyado o asistido cada uno
por miembros subalternos de su propio Orden. Bajo esta
protección y patrocinio todo el reino de los insectos, como
todos los demás, evoluciona hacia estados superiores, hacia
formas más bellas y hacia una inteligencia incrementada.
Sólo puede barruntarse el desarrollo al que conduce este
proceso en Rondas y Cadenas que siguen a la Cuarta actual
(de
cada uno). Por ejemplo, hay una posibilidad, apoyada por
indicios de la literatura oculta, de que podría alcanzarse tan
alto desarrollo de la mente y forma de los insectos que la
individualización podría producirse, continuando una ulterior
evolución en esa forma. Esto subsiste en el ascenso actual
desde el reino humano hasta el superhumano cuando se usa
la misma forma física, si se retiene una, o se asume la misma
clase de forma, si se toma una nueva. Reconocidamente, la
idea de que un insecto, una mariposa, una hormiga, una abeja
o un escarabajo sea tan grande o inteligente como el hombre
moderno podría juzgarse a sí mismo, puede parecer fantástica
al principio. Sin embargo, si se admite la prolongada
continuidad de los procesos evolutivos observables en toda la
Naturaleza y la existencia y la acción de la Mente Universal y
sus corporizaciones angélicas, entonces no existe nada de
ilógico en esa suposición.
Belcebú, denominado o mal llamado Dios de las Moscas,* tal
vez sea considerado enemigo de la raza humana que sufre por
ciertas clases de insectos, pero si se lo juzga como Señor de
los
Escarabajos**, o en realidad, de toda la vida de los insectos,
Belcebú, así concebido, es más bien divino que satánico. A
veces es necesario despojarse de ciertos preconceptos para
ser receptivo respecto de la verdad. Esto se aplica
especialmente a las ideas populares que postulan a Satán,
Moloch y Belcebú como Directores de procesos y Señores de
criaturas que se presentan al hombre como maléficas, pues el
procedimiento involutivo que tales seres imaginarios
personifican en parte es tan importante como el proceso
evolutivo del cual es una preparación. Las abejas acumulan
miel y así alimentan al hombre; polinizan las flores y, de este
modo, también lo alimentan. Las abejas pican para protegerse
y su picadura es dolorosa y puede ser mortal para el hombre,
pero por ello no deben ser consideradas malas en sí mismas.

UN DEVA DEL REINO DE LAS ABEJAS***

Mis observaciones me indujeron a creer en la existencia de


ángeles guardianes protectores y directores de las abejas. Una
vez, cuando contemplaba algunas colmenas, advertí que un
ángel muy excelso estaba ubicado en el nivel del pensamiento
abstracto; su aura exhibía los colores típicos del cuerpo de la
abeja, sublimizados hasta el grado mental superior de
intensidad y delicadeza luminosas y cromáticas. Esta
Inteligencia parecía ser un agente del Arcángel que preside
toda la vida, conciencia, forma y evolución de la vida de las
abejas sobre este planeta.
*Véase Parte III, Capitulo V, "Los Sephiras inversos y el problema del mal"
**Un concepto cabalístico
***Parte sustancial del tema de este titulo apareció en mi libro The Coming of the Angels actualmente
agotado. publicado por Rider & Co. con cuyo amable permiso es incluido en forma revisada en esta obra.
Mis notas expresaron entonces que una jerarquía de ángeles
sirve bajo este Arcángel y es representada en el nivel etérico
por los espíritus de la naturaleza, constructores de las formas
físicas de las abejas. Ese ángel estaba relacionado con las
colmenas en las que se efectuó este estudio, y
presumiblemente hubiese en actividad uno en cada colmena.
Estos ángeles guardan estrecha semejanza con otros ángeles
asociados con los reinos subhumanos de la Naturaleza en
temperamento y apariencia, pero en sus auras predominan los
matices amarillos, dorados y marrones oscuros. Parecen
considerar la evolución de las abejas como de grandísima
importancia y emprender con seriedad, aunque jubilosamente,
su obra de dirigir, proteger y asegurar la evolución de la
conciencia de las abejas. Están en contacto continuo con sus
superiores, ya través de estos, con el Arcángel planetario o
Super señor de las abejas.
La abeja reina de una colmena aparece astralmente como un
centro dorado de luz y color brillantes dentro del aura
luminosa de la colmena. Allí resplandece como un núcleo, y es
un centro de vida, tanto superfísica como físicamente. Las
fuerzas fluyen continuamente a través de ella dentro del alma
grupal de la colmena; aquellas consisten en fuerzas vitales y
ciertas energías electromagnéticas y creadoras de las que ella
es un centro o foco en la colmena. Estas fuerzas fluyen hacia
afuera desde el centro en ondas diminutas y este movimiento
incesante produce un sonido superfísico que no se diferencia
del zumbido de las abejas. La forma del aura de la colmena y
de la comunidad es la de una colmena pajiza de las antiguas,
i.e., una cúpula puntiaguda con una base chata. Cada abeja
aparece a la visión superfísica como una mota o un punto
luminoso; el aura de la reina es mayor y más brillante que la
de las demás abejas.
El ángel parece trabajar especialmente para los que, estando
a su cargo, se hallan en la fase larval, y ejercitar una función
de protección y guía muy claras y distintas, casi como si las
abejas de este planeta no fuesen capaces, sin tal ayuda, de
atravesar todos los procesos evolutivos después de la
incubación. El ángel también influye sobre la selección,
alimentación especial y desarrollo de la reina, y crea los
eslabones necesarios entre los

átomos* permanentes, la superalma de la abeja y la reina


escogida.
La conciencia de la abeja es instintiva y las múltiples
evidencias de la vida comunitaria y ordenada de las abejas
resultan de un elevado desarrollo de ese instinto más que de
la inteligencia. Aquí, nuevamente, la obra del ángel es de
considerable importancia en el despertar de los instintos de los
diferentes grupos de la comunidad y en la excitación del
impulso en pos de ciertos cursos de conducta. A grandes
rasgos, podría decirse que la reina es el centro vital de la
comunidad y el ángel, la inteligencia directora. Ese ángel
unifica su mente con la conciencia grupal de la colmena y,
hasta cierto punto, está allí aprisionado, sometiéndose a esa
limitación por el servicio que puede prestar. Sin embargo,
fuera de la colmena, tiene cierta medida de libertad de
conciencia, aunque en los niveles emocionales y mentales
parece adscrito permanentemente a esa colmena, como si su
retiro completo significase una ausencia de control, y el
consiguiente desorden de la comunidad. Bajo esta ¡limitación,
no hay sentido de restricción; por el contrario, hay un interés
y un deleite absorbentes por el trabajo, existe el júbilo del
artesano y del artista. El ángel es responsable del desarrollo
de la vida y la forma, y es feliz con el conocimiento de que
está ayudando a perfeccionar a éstas, desempeñando su papel
en el gran plan evolutivo. Así como las plantas y los árboles
son emoción en desarrollo, de igual modo la abeja es mente
en desarrollo. La reina representa a la mente superior y
abstracta que nace; las obreras representan a la mente
concreta inferior; y los zánganos al principio creador. El
impulso creador se experimenta más bien como instinto que
como deseo; el sentimiento existe, pero reducido al mínimo,
como si se hubiese sublimado mucho tiempo atrás.
El ángel de quien busqué consejo me indicó que los intentos
humanos para cooperar con este reino eran bienvenidos, y
expresó la esperanza de que augurasen la llegada de una
época de cooperación humana y angélica en la cultura de las
abejas, al
*Véase A Study.ín Consciousness, A. B*esant, T.P.H., Adyar

igual que en otras ramas de la agricultura. El ángel dijo que


las abejas responderán a los intentos del hombre de unificar
su conciencia con la de ellas, así como las plantas responden,
aunque débilmente, a la admiración y el afecto. Pero hay un
claro peligro de superdesarrollo en la cultura de las abejas. Su
organización es maravillosamente adaptable, pero si se las
explota en exceso, y si las colmenas se hacen tan complejas y
artificiales, se habrá causado un perjuicio. El hombre debe
reconocer la vida evolutiva en la abeja; no debe considerar a
ese insecto como un mero acumulador mecánico de miel para
beneficio exclusivo de la raza humana.
En otros campos, litros Ordenes de ángeles y de espíritus de
la naturaleza cumplen análogas funciones y usan la Tierra
como campo de evolución y actividad; a algunos de ellos se
hace referencia en partes posteriores de esta obra. Otros
numerosos órdenes angélicos usan esta Tierra como campo de
evolución y actividad. La información relativa a ellos se halla
en las Escrituras hindúes y budistas, en la literatura cabalística
y en la gran síntesis de la Ciencia Oculta. La Doctrina Secreta,
.de H. P. Blavatsky.

Capítulo III

EL COLORIDO IDIOMA
DE LOS ÁNGELES*

Las formas angélicas están compuestas de luz, o más bien


de material tenue que es autoluminoso, pues cada átomo de
sus cuerpos, y de los mundos en que moran, es una
resplandeciente partícula de luz. La forma que usan guarda
estrecha semejanza con la nuestra, y de hecho, está
construida sobre el mismo modelo que el cuerpo físico
humano. Como se dijo antes y se mostró en las ilustraciones,
las hadas y los ángeles aparecen por lo general como seres
muy bellos, etéreos, de semejanza humana. Sin embargo, sus
rostros tienen una expresión que es claramente no humana,
pues llevan estampada una impresión de energía dinámica, de
intensidad de la conciencia y la vida, con cierta belleza
celestial y algo de otro mundo que raras veces se ve entre los
hombres.
La apariencia de los ángeles es también notable para la vista
humana teniendo en cuenta el juego continuo de energía
dentro y a través de sus cuerpos y sus auras brillantes.
Pueden considerarse como agentes, e incluso ingenieros, de
las fuerzas fundamentales de la Naturaleza. Los poderes que
controlan y manipulan los atraviesan continuamente y de igual
modo se irradian desde ellos, produciendo, a medida que
fluyen, un efecto que tiene algún parecido con la aurora.
En sus cuerpos son visibles distintos centros de fuerza,
vórtices y ciertas líneas claramente definidas. En las descargas
áuricas se producen formas definidas, que a veces sugieren
una corona sobre la cabeza y alas extendidas de matices
brillantes en eterna mutación. Sin embargo, las alas áuricas
no las usan para volar, pues los ángeles se mueven
rápidamente a través del aire, a voluntad, con graciosos
desplazamientos de flotación, sin necesidad de ayuda para
volar. Los antiguos pintores y escritores, alguno de los cuales
parece haber captado vislumbres
*Parte sustancial del tema de este título apareció en mi obra The Coming of the Angels, actualmente
agotada, publicada por Rider & Co., con cuyo gentil permiso fue incluido en forma revisada en este libro.
Confundieron aparentemente estas fuerzas fluyentes con sus
vestiduras y alas; así fue como los pintaron revestidos de
humanos atavíos, e incluso con plumas en sus alas.
Como sus cuerpos están formados con luz, cada variación del
fluido energético produce un cambio cromático. Un cambio de
conciencia es visible al instante como alteración formal y
cromática de sus auras. Por ejemplo, un efluvio de amor las
cubre de brillo carmesí al tiempo que, además, fluye hacia el
objeto de su afecto una intensa corriente de fuerza amorosa
rosada. La actividad del pensamiento parece una eclosión de
luz y energía amarillas que parte de la cabeza, de modo que
con frecuencia se manifiestan como si estuviesen coronados
con un refulgente halo luminoso -una corona de oro que es su
pensamiento, engarzada con muchas gemas, cada una de las
cuales es una idea. Tal vez sea este el origen de uno de sus
títulos en el hinduismo: Chitra Shikhandina, "los de crestas
brillantes".
Todos los fenómenos de la emoción y el pensamiento, que
denominamos subjetivos, son objetivos para los ángeles, como
asimismo para los hombres dotados de visión superfísica. De
manera que los ángeles ven los procesos del pensamiento, las
emociones y las aspiraciones como fenómenos externos y
materiales pues viven en los mundos del sentimiento, del
pensamiento, de la intuición y la voluntad espirituales. Su
"Lenguaje" produce más bien color y forma que sonido. En su
modalidad de comunicación se incluye un sistema de
simbología; en los mundos superfísicos aparecen siempre
símbolos y destellos cromáticos como expresiones naturales
del pensamiento humano y angélico. El sentido angélico de la
unidad de la Vida es tan vívido que todos sus pensamientos
expresan un aspecto de la fundamental verdad de la unidad.
Esto da a sus conversaciones cromáticas una hondura y una
belleza que no se manifiestan en el intercambio corriente del
pensamiento humano. Son incapaces de un concepto carente
de propósito, o falaz, o que en alguna medida no exprese la
divinidad inherente de la que jamás pierden conciencia, y que
ilumina e inspira todos sus pensamientos y necesidades. En
este aspecto su colorido lenguaje guarda alguna semejanza
con el antiguo senzar, en el que cada letra y cada sílaba son
una expresión de una verdad básica. Sin embargo, a
diferencia de la antigua lengua sacerdotal —producto de
mentes profundamente inspiradas— el lenguaje mental de los
ángeles es instintivo y natural, sin que reclame esfuerzo de su
parte en la elección y producción del color, la forma o el
símbolo.
Un ángel que ocasionalmente me instruyó sobre su* Reino,
también me dio ejemplos de comunicación angélica y de
actividad de la ley por la que la materia superfísica asume
forma y color apropiados en respuesta al impacto del
pensamiento. Aquí se ofrece una relación de dos de estas
lecciones, según las notas tomadas en esa oportunidad. Sin
embargo, debo explicar en primer término que los arupa**
devas son impersonales, impasibles y desapegados en máximo
grado. Su conciencia es universal y se concentra
exclusivamente en sus tareas. Están acostumbrados
normalmente a experimentar apegos personales de cualquier
índole. Los rupa devas asociados con la vida evolutiva de la
Naturaleza, por lo que conozco, usualmente no experimentan
ni expresan la emoción del amor personal. Sus mentes son
universales y sus "corazones" pertenecen a la Vida Única de la
que son corporizaciones impersonales. Sin embargo, ciertos
ropa devas pueden ser considerados encarnaciones de las
cualidades del amor, la compasión y la ternura divinos hacia
todo lo que vive, y experimentan, aunque de manera
sublimada e impersonal, un sentido de unidad entre ellos y
con el hombre. Como lo indican las siguientes descripciones,
su poder amoroso puede dirigirse temporariamente a las
personas pero sin el más leve matiz de egoísmo ni
posesividad.
Ciertos espíritus de la naturaleza, en el umbral de la
individualización angélica, particularmente los asociados con el
elemento del aire -hadas y silfos- pueden sentirse atraídos
hacia
los hombres que poseen el poder de entrar conscientemente
en
su reino y de comunicarse con ellos. Su sumisión a esta
atracción

*Como se expresara, el pronombre masculino (en inglés) se usa por conveniencia únicamente; los ángeles
son asexuados.
**Véase nota **, pág 78.

raras veces es completa y aunque busquen seducir al objeto


de sus afectos, habitualmente no conciben una relación
permanente. Esas íntimas asociaciones mentales-emocionales
con los seres humanos pueden serles útiles aunque muy
perjudiciales para su compañía humana. Para ellos, el logro de
la individualización podría apresurarse mediante una fusión de
su naturaleza mental-emocional con la de un ser humano
individualizado, pero para el hombre es probable que la
aventura lo lleve a la insanía.
Las leyendas medievales en las que los silfos y otros espíritus
de la naturaleza buscan para su beneficio, e incluso logran
físicamente, uniones con hombres, son probablemente más
alegóricas que históricas. La unión física demandaría la
materialización de parte del silfo, lo cual es muy improbable y,
si se logra, muy rara. Parecería más probable que se haya
hecho una velada referencia al valor evolutivo de esos
espíritus de la naturaleza de asociación y colaboración físicas
estrechas con los miembros de la familia humana.
Existe una tradición oculta según la cual, como excepción a
esa impersonalidad que es característica de los devas
altamente evolucionados, los apegos egoicos íntimos con seres
humanos se formaron y hasta se tornaron tan fuertes que
hicieron que el deva buscase y obtuviese ser admitido en el
reino humano para estar cerca del ser humano amado. Luego
sobreviene el nacimiento en un cuerpo humano y, cuando se
produce un encuentro físico con el amado, en ambos despierta
un amor muy profundo y ardiente. Esta emoción es tan fuerte
que, si existen barreras convencionales, se las ignora. No es
infrecuente que el resultado sea una tragedia.

UNA CONVERSACION EN COLOR

Mientras descansaba en el jardín de mi casa de campo, en


Gloucester, observé al ángel maestro viajando a gran altura
por los aires; entonces le envié un saludo y un llamado mental
en procura de más conocimiento relativo a las Huestes
Angélicas. De inmediato detuvo su "vuelo" y descendió
abruptamente en el jardín. Tan pronto bajó, envió una
amorosa corriente de respuesta, que se extendió desde la
región de su corazón y apareció como rayos de luz brillante,
rosada y carmesí. Este efluvio de amor parecía una flor, pues
los costados de la forma como de embudo que el ángel
produjo estaban divididos en pétalos y en el centro había una
"rosa" dorada, que se abrió gradualmente en su totalidad
cuando el ángel se acercó. Esta "flor' latía rítmicamente y las
líneas de fuerza de las que se componía temblaban a medida
que derramaba su afecto y fuerza vital. Parecía un
esplendoroso Dios Griego, sobre cuyo pecho había una rosa
abierta. Las radiaciones, semejantes a pétalos, me transían y
trascendían; el diámetro máximo de la flor era de unos ocho
pies (2,438 m). Asimismo, encima de la cabeza del ángel
brillaba un juego continuo de fuerza resplandecientemente
coloreada, en franjas de tamaño y grados de luminosidad
variables.
Otro ángel, principalmente de color azul, apareció de pronto,
y ambos entablaron una "conversación". Al "hablar", sus auras
salieron al encuentro una de la otra, se tocaron y retornaron,
como alas de mariposas celestiales. Estaban a una distancia
de unas veinticinco yardas (22,860 m), y levemente encima
de los árboles frutales de la huerta. La naturaleza fluídica de
sus auras quedaba demostrada por la facilidad con que las
extendían para cubrir el espacio intermedio. "Hablaban" con
sus corazones y sus mentes, pues aparecían colores y
símbolos en la materia emocional y mental de sus auras,
encima de sus cabezas en la mayor parte, pero brillando
también entre ellas con una rapidez y resplandor que excedía
sobradamente mi capacidad de observar con plenitud y
registrar con precisión. El tema principal del primer ángel halló
su expresión natural a través del verde suave y pálido que a
veces se ve en un ocaso estival; esta sombra apareció
continuamente en las franjas de color encima de su cabeza y
en el símbolo que se formó; asimismo, matizaba la parte
mayor de su aura, sugiriendo las cualidades de simpatía y
comprensión.
Luego tres bellas formas, parecidas a veneras, verticales y
alargadas, aparecieron meciéndose en el aire encima de su
cabeza, trémulas de vida y luminosidad;
eran de color rosa, amarillo, y azul oscuro
que se ahondaba hasta el púrpura. Al poco
rato se expandieron en la forma y la
apariencia de grandes pantallas, se
unieron y se entretijieron en una sola
radiación grande y con forma de pantalla.
Esa corriente única de fuerza que fluía
ensanchándose y angostándose
alternadamente, se extendió en el aire y luego desapareció.
Esto hizo emanar de su ángel hermano una perfecta llamarada
de respuesta, como una exhibición pirotécnica. Su primera
respuesta Venera convirtió la parte superior de su aura en tres
franjas de colores de los mismos matices que las conchas;
esto avanzó rápidamente hasta el primer ángel, lo abrazó, lo
retuvo así durante unos dos o tres segundos, y luego
desapareció. Después aparecieron encima de él,
sucesivamente, tres símbolos en forma de pantalla,
grandemente ampliados; cada símbolo desapareció en las
alturas en un destello de color. Una radiante sonrisa iluminó su
rostro, y era evidente que la observación del primer ángel
había pulsado algún acorde de respuesta en su naturaleza.
El primer ángel luego me explicó el significado de este
intercambio. El ángel azul, segundo en aparecer, contenía
dentro de sí algo de las fuerzas y cualidades fundamentales
del carácter subyacentes en los Rayos* segundo, quinto y
séptimo. Su vida era expresión de amor profundísimo e
intelecto supremo, mientras que en su labor desplegaba
perfecta precisión de acción. Estas cualidades representaban
su ideal de perfección y estaba vinculado conscientemente con
un Arcángel Superior en el que estaban plenamente
desarrollados. En toda la Naturaleza percibía
predominantemente estos tres poderes, seguía los efectos de
su actividad en los miembros de la raza humana y los
expresaba en todas sus actividades.
A fin de ayudara los seres humanos, por ejemplo, se
unificaba con la naturaleza amorosa de ellos, intensificando el
poder humano del amor con el añadido de su propio afecto
impersonal y universal. Ayudaba a los científicos estimulando
sus poderes
*Véase The Seven Human Temperament, Geoffrey Hodson, T.P.H., Adyar.
mentales, acrecentando su capacidad para la abstracción
profunda, y se esforzaba en iluminar sus mentes con la
solución de cualquier problema que buscasen resolver.
Ayudaba a los artistas, actores, bailarines y maestros de
ceremonias a lograr una perfección, gracia y belleza mayores
en su presentación, y una expresión más precisa de la idea
por la cual era inspirado su arte. De modo parecido ayudaba a
sus ángeles hermanos ya la vida evolutiva de los reinos
subhumanos de la Naturaleza. En todas sus actividades
predominaban estas tres características, formando el
trasfondo de su vida y la fuente de su inspiración.
El primer ángel, con simpatía honda e intuitiva, discernía este
hecho y expresaba mentalmente los ideales de su ángel
hermano con toda la plenitud e integridad de que era capaz,
produciendo así las tres formas como de concha con los
colores típicos de los tres Rayos. El segundo ángel respondía
haciendo que las tres cualidades altamente desarrolladas de
su naturaleza brillasen sucesivamente con formas
grandemente ampliadas como de pantallas.
Esta exposición, aunque extensa, es todavía una descripción
muy incompleta de un intercambio de pensamiento y
sentimiento entre ángeles, el cual probablemente no duró más
de un minuto. El uso de la palabra "Rayo" no logra expresar
adecuadamente el concepto en la mente del ángel; éste
probablemente lo llamaría un aspecto de la Vida y Conciencia
Divinas que se proyecta como una lengua llameante desde el
ardiente corazón central de las cosas, o una corriente de
energía vital especialmente sintonizada, que impregna el
universo. Estos conceptos fueron incluidos dentro de cada uno
de los símbolos en forma de conchas que, como se advertirá,
pueden presentar la idea fundamental. El punto de la concha
estaría en la fuente central de energía que, al expandirse, se
ensancharía tomando la forma de una pantalla.
Cada uno de estos símbolos consistía en líneas radiantes de
fuerza, cuyo número no pude contar, aunque, sin duda, eso
también tendría su significado. Cuando todo el símbolo tomó
forma, las líneas de fuerza se cruzaron recíprocamente,
entretejiéndose hasta que se formó una vasta y expansiva
corriente de los tres tipos de energía. Sin embargo, cada
corriente podía ser seguida todavía porque mantenía su propia
forma y color a pesar del entretejido. El efecto combinado de
estos tres aspectos de la Vida que opera en y a través del
segundo ángel y en la Naturaleza fue descrito muy
apropiadamente mediante esta forma como de concha.
El ángel me explicó luego que, además de este lenguaje
colorido, hay un intercambio directo de ideas en los niveles
mentales. Los colores y los símbolos son producidos, en gran
medida, por ese intercambio, aunque también pueden usarse
como ilustraciones y elucidaciones de la idea central.

LA DANZA DE LOS SILFOS

Las aéreas alturas sobre el distrito de Gloucestershire en las


que fueron recibidas estas enseñanzas están pobladas por
variados órdenes de espíritus de la naturaleza, y
especialmente por silfos de diferentes grados de desarrollo. El
ángel maestro citado en la descripción precedente, todavía
cerca del suelo, volvió su atención hacia arriba, abrió sus
brazos hacia el cielo y envió un llamado que tuvo el efecto de
atraer a una gran cantidad de silfos que descendieron en el
jardín donde yo estaba sentado. Al descender se reunieron en
grupos, y sus auras unidas produjeron el efecto de formas
vivas y nubosas formadas por los silfos, de color rosa en su
mayoría, y brillantemente autoluminosas. Trajeron consigo
una atmósfera de júbilo superabundante, como un grupo feliz
de jovencitos salidos de pronto de la escuela, aunque en el
caso de los silfos sucedió lo contrario pues el ángel los convocó
desde los libres espacios de la altura para que sirviesen de
súbditos para la educación humana.
Las convocatorias consistían en una corriente vigorosa y
altamente concentrada de poder volitivo revestido de materia
mental, en un pensamiento-voluntad, en un "grito" mental,
por así decirlo. De la parte superior del aura del ángel también
destelló en el aire y hacia arriba una cantidad de pequeñas
formas cónicas; el color principal era el rosado, aunque los
puntos remataban en un azul acero. Cada uno "golpeó" a un
silfo, atrajo su atención y transmitió una orden, en respuesta
a la cual descendía. El ángel estaba tan por encima de ellos en
cuanto a evolución que una expresión de su pensamiento y
voluntad importaba una orden.
El ángel les sonrió, y rosados rayos de amor refulgieron
desde los silfos hacia él; cada uno extraía de éste la respuesta
inmediata, su aura se cubría de luz rosada. La extendió
lateralmente en dos radiaciones aladas y luego estiró éstas
hacia delante hasta que envolvieron y traspasaron al grupo de
silfos, tocados así con las intensamente vívidas y luminosas
energías áuricas del ángel. Con estas "alas" áuricas mantuvo
un movimiento continuo y gracioso, circular y pendular, hacia
atrás y hacia adelante, entre él y los silfos; cada golpe de las
"alas" derramaba más vida y amor en ellos, llenándolos de un
júbilo adicional, hasta que su estado fue el de rapto.
Demostraban entre ellos considerable afecto mutuo; muchos
"estaban de pie" con los brazos extendidos sosteniéndose por
los hombros. Una vez completadas estas congratulaciones,
empezó un movimiento concertado en el que todos se
eslabonaron de esta manera; todo el grupo se ordenó en filas
circulares con la forma de un convólvulo. Un silfo formaba el
punto; tres formaban un círculo encima de éste, mirando
todos hacia adentro; el resto formaba un círculo sobre otro,
cada uno mayor que el que estaba debajo; el conjunto brillaba
y resplandecía con luz rosada, dentro de la cual los colores
naturales de sus auras parecían los variables matices del
ópalo. Luego toda la "flor" empezó a girar; todos los silfos se
movían juntos y mantenían perfectamente la forma del
convólvulo. Sus rostros tenían expresión jubilosa y su larga
"cabellera" flotaba detrás de ellos mientras sus refulgentes
vestimentas áuricas se fundían expresando su perfecta unidad
de sentimiento y pensamiento.
Giraron con rapidez creciente hasta que el ángel dio la señal
de que se marchasen, alzando su mano derecha por encima
de su cabeza. Entonces todo el grupo, girando aún y
manteniendo la forma de la flor, se remontó hacia las alturas,
después de lo cual cada círculo se abrió en una línea y se
fragmentó en grupos de dos o tres silfos. Rotando todavía y
elevándose a medida que giraba, subsistió la forma de flor
creada de materia superfísica mediante esta danza aérea,
brillando en los cielos. Poco después, como si percibiesen esto
y les animase una nueva idea, los silfos volvieron a formar un
gran círculo alrededor de la "flor" y mediante pensamiento
unido construyeron una esfera circundante y traslúcida del
color verde suave del aura del ángel maestro. Esta no "creció"
enteramente en una esfera cerrada, sino que quedó abierta en
la parte superior, mientras corrientes de energía fluían a
través del interior de la forma para perderse en las alturas.
Luego se evidenció cierto abandono en el movimiento de los
silfos, que continuaron girando con extrema rapidez alrededor
de la flor. Sus cabezas se proyectaron hacia atrás y sus
cuerpos se curvaron hacia afuera del círculo. Al fin se
dispersaron, mirando y enviando al ángel pensamientos de
amor que descendieron sobre él en una lluvia de color
carmesí. Aquéllos entraron en su aura, dentro de la cual
fluyeron por un tiempo con luz rosada.
La forma de la flor había sido creada evidentemente como
una ofrenda, y la danza era una expresión de amor, unidad y
júbilo, cumplida en honor del ángel que los llamó, a quien
rindieron el cumplido de construir la forma circundante con el
color predominante de su aura. Una sonrisa iluminó su rostro
cuando se volvió hacia mí con un gesto de despedida; luego,
desapareció.

Capítulo IV
LOS DIOSES MENORES
LAS FORMAS ASTRALES y ETERICAS

En los peldaños inferiores de la escalera de la Jerarquía


Angélica se hallarán los espíritus naturales de los cuatro
elementos sutiles de la tierra, el agua, el aire y el fuego. La
campiña inglesa donde fueron efectuados estos estudios está
bien poblada con la variedad casi infinita de habitantes de
estos cuatro reinos de la Naturaleza.
Mis observaciones sugieren que los espíritus naturales usan
dos formas distintas. Una de éstas es el cuerpo astral
permanente, y la otra forma consiste en un aura esférica y
multicolor que rodea la forma interior "feérica", delicada y
construida por las fuerzas. Se presume el vehículo etérico por
dos razones al menos. Una es que, cuando se usa un cuerpo
etérico, la mente naciente experimenta un sentido adicional de
individualidad o entidad, que es normalmente inconsciente de
sí y difuso en todo un grupo. La otra es que se logra
acrecentada e intensa vitalidad mediante un contacto más
estrecho con el mundo físico, durante las estaciones de
germinación, crecimiento y desarrollo pleno de las plantas, y
bajo los rayos del Sol. Estas experiencias proporcionan placer.
Bajo estas condiciones los espíritus naturales emergen de los
niveles astrales a los etéricos donde se los puede ver con más
facilidad y más generalmente se los aprecia por primera vez.
Allí bailan, juegan, se miran, miran a los seres humanos hasta
cierto punto, los imitan y en ocasiones se apegan a los
suficientemente sensitivos para responder a su presencia e
incluso comunicarse con ellos.
Una vez asumida la forma etérica, ésta parecería estar
gobernada por tres influencias por lo menos. La primera de
estas es la del Arquetipo, que es el mismo para los reinos
Angélico y humano. La segunda es la modificación de la
característica Arquetípica de los espíritus naturales de cada
uno de los cuatro elementos de tierra, agua, aire y fuego.
También se observan variaciones de éstos en diferentes
niveles de abajo, sobre y arriba de la superficie de la tierra, en
diversas condiciones naturales y en diferentes distritos.
La tercera influencia es ejercida por los hábitos humanos, las
ropas y el pensamiento popular relativo a la apariencia de los
entes "feéricos” de particulares
tiempos y lugares. Ciertos períodos
de la historia dejaron así su marca en
el reino de los espíritus naturales. La
forma de los gnomos data
aparentemente de los primeros
habitantes físicos del planeta en los
antiguos tiempos lemurianos*. La
impresión del pensamiento atlante se
verá aun en los Dioses Mayores y
Menores de países de América
Central, Sudamérica, Islas del
Pacífico y Archipiélagos que fueron
habitados durante largos períodos
por los atlantes. La apariencia de
otros espíritus naturales está
moldeada evidentemente según el
campesino europeo medieval, de la
que el duende es, en parte, una reproducción en miniatura. En
Inglaterra se encontrarán tribus enteras de espíritus naturales
de la tierra, vistiendo atuendo masculino de estilo isabelino**,
Las hadas asumen con frecuencia una apariencia
relativamente moderna, incluso respecto del estilo del
"cabello", como ocurre asimismo con las hadas fotografiadas
por los dos niños de Yorkshire***. Algunos espíritus naturales
asumen el atuendo de un herrero, e incluso llevan
herramientas confeccionadas con el pensamiento, otros el de
un zapatero, mientras que otros, a su vez, consciente
*Lemuria y Atlantis son nombres dados a continentes ahora sumergidos debajo de los océanos Pacífico y
Atlántico, respectivamente fueron asientos de la tercera y cuarta de las siete Razas mayores de los hombres
que ocuparon este planeta. La actual Raza Aria y el grupo lingüístico constituyen la quinta de éstas Las
primeras dos Razas, al estar en el arco descendente, sólo usaban cuerpos superfísicos y etéricos. Véase El
Sistema Solar, AE. Powell, Editorial Kier SA.
**Véase Fairies, EL. Gardner, y en especial la fotografía de un denominado gnomo, cuyo esbozo aparece en
esta página T-P.M. Londres
***Ibídem.
o inconscientemente, evidencian similares formas imitativas de
las actividades, hábitos y vestimentas humanos. El
pensamiento "feérico" es poderosamente formativo en la
materia astral y etérica. Hasta donde se lo permiten sus
limitados poderes de observación, se deleita en copiar la
apariencia de los seres humanos que pueden ver, arte en el
que es muy experto. En Norteamérica los espíritus naturales
de la Tierra están con frecuencia desnudos hasta la cintura y
usan lo que parecen ser pantalones de piel o de gamo, a veces
desflecados según el hábito de los indios americanos. No es
raro que también sus auras estén dispuestas en franjas
concéntricas de color, haciendo que éstas de algún modo
sugieran la apariencia del gorro indio de guerra, de plumas de
águila, teñidas. En Sudáfrica y Australia se ven gnomos
desnudos y negros, que parecen aborígenes, mientras ciertos
espíritus de la naturaleza de la tierra, en Nueva Zelanda, más
bien parecen semivestidos maoríes en miniatura.
Todas las descripciones del cabello, alas y atavíos de los
espíritus naturales, incluyendo especialmente la apariencia de
ropa muy sutil y tenue, se refieren a las condensaciones,
hasta el nivel del cuarto subplano desde arriba del éter, de
ciertas porciones interiores de sus auras astro-etéricas. Las
varas, por el otro lado, aparecen espontáneamente como
símbolos de autoridad, como formas asumidas naturalmente
por el atributo de gobierno por parte de la voluntad instintiva y
mediante lo cual los movimientos concertados de los espíritus
naturales controlan y dirigen a quienes están a su cargo.
La conciencia de estas criaturas "feéricas" funciona
normalmente sobre el plano astral, que es un plano vital.
Cuando se ingresa en una expresión más objetiva, se lleva a
cabo más o menos instintivamente un proceso de
autorrevestimiento en la materia etérica que es un plano
formal. Esto culmina en la creación temporaria de un cuerpo
etérico animado, interpenetrado y rodeado por el creador
astral. La reproducción como forma relativamente fija de
corrientes en el aura astral y la formación de guirnaldas,
cinturones y varas como expresiones de los atributos, son
procesos naturales. Creo que son manifestaciones de la
pequeña palabra del hada de aquellos procesos y leyes
creadores Cósmicos por los que la Naturaleza externa entra en
la existencia como expresión de ESO de lo cual emana.
Reconocidamente, las formas de los espíritus naturales son
ilusorias y evanescentes, pero así es todo el universo objetivo
desde el punto de vista de la realidad última.
Esta expresión microcósmica de los poderes y Leyes
Macrocósmicas acuerda hasta a las formas y seres más
pequeños de la naturaleza su profundo interés y significado.
Se piensa que el átomo químico reproduce en proporciones
ultramicroscópicas la forma y los movimientos interiores de un
sistema solar, siendo manifestaciones de unidades aún
mayores y expresiones objetivas de los principios universales
numéricos y geométricos. De modo parecido, mis
observaciones me indujeron a creer que las formas de elfos,
hadas y dríadas son resultado de la actividad de las leyes por
las cuales fue construido el Cosmos. Por tanto, un estudio de
estos seres puede llevar al observador desde el efecto
minúsculo hasta la gran Causa, desde la simple existencia
hasta el principio general.
Las observaciones y descripciones que siguen son
reconocidamente limitadas, en ámbito y comprensión,
habiendo sido tomadas de las constancias de mis primeros
intentos defectuosos de investigar el Reino de las Hadas. Sin
embargo, para ser preciso, las presento tal cual las escribiera
entonces, más bien que ampliadas a la luz de un conocimiento
posterior. Si fuera menester otra explicación, e incluso una
disculpa por incluir en esta obra tantas trivialidades aparentes
de la tradición "feérica", respondería que, a la luz de un
conocimiento más completo, puede descubrirse que esos
pequeños seres, aunque inconscientemente, ocupan
posiciones importantes en la realización de los misteriosos
planes y procesos de la Naturaleza. El poder de la simple
célula para moverse, respirar, reproducirse y nutrirse, y el de
los grupos de células para comunicarse, cooperar y coordinar
sus actividades en el desarrollo de los cuerpos orgánicos,
puede ser explicado por la presencia e influencia
instintivamente directiva de los espíritus naturales. Se sabe
que la amebas se mueven hacia una existencia conjunta y
comunal, estimulada y guiada físicamente por ciertas
sustancias químicas. El origen y la acción de tales sustancias y
del mecanismo aparente en la evolución de los moldes de
barro y sus sucesores en la escala, puede tal vez seguirse
hasta las actividades de organismos, invisibles y astro-etéricos
del orden de los espíritus naturales de los cuatro elementos.
Nada es insignificante en la Naturaleza. Lo extremadamente
diminuto es tan importante como lo inconcebiblemente vasto.
La dimensión y el significado aparente a la luz del actual
conocimiento humano no pueden ser considerados como
normas importantes. Además, puesto que el pequeñísimo
átomo y el grandísimo Arcángel son producidos, formados y
hechos evolucionar de acuerdo con las mismas leyes, un
estudio de lo minúsculo y lo aparentemente carente de
importancia puede conducir a la comprensión de todo lo que
existe. Desde este punto de vista, un espíritu natural es de
tanta consecuencia como un Dios creador, y quienes toman a
toda la Naturaleza como su campo de estudio difícilmente
puedan pasar por alto estas corporizaciones de la vida
inmanente de la Naturaleza. Los espíritus naturales tal vez se
descubran un día como eslabones de la cadena de causalidad
por la que un universo es concebido, "denominado"
mentalmente y pronunciado su "nombre" o "palabra" para que
su sonido haga que el concepto único y primordial se
manifieste como naturaleza física en toda su complejidad y
variedad infinitas de seres, especies y formas que evolucionan.
Admito que también me acució el pensamiento de que
lectores -y aquellos a quienes se lee- de tiernos años puedan
hallar en estas descripciones mucho que entretenga y tal vez
proporcione después un fácil portal para un estudio más
profundo del Reino de los Dioses. Además, hay otra razón para
interesarse por los elementales de la tierra, el agua, el aire y
el fuego que resultará evidente para aquellos lectores míos
interesados por la alquimia.

LOS DUENDES*
Los duendes europeos que he estudiado, aunque
difieren
*Parte sustancial del tema de este subtítulo y de los siguientes de este Capitulo aparecieron en mi libro
Fairies at vVork andar Play, publicado por Theosophical Publishing House, 68 Great Russell Street, Londres
WC 1, con cuyo amable permiso fue incluido, en versión revisada, en esta obra.

considerablemente en los detalles, siempre ofrecieron


ciertas características comunes que los ubican
inconfundiblemente en su propia familia.
Por lo general, asumen un estilo medieval de atuendo. Una
casaca corta, color marrón, a veces un cuello ancho, estilo
valva, brillantes botones y vistas de calzones cortos verdes y
marrones, toscas medias y dos clases distintas de botas. A
veces se aprecia una bota larga, pesada, "campesina", y en
otras ocasiones un zapato largo, puntiagudo y más liviano. Un
modo en que pueden presentarse las variaciones se halla
sugerido en la descripción que se ofrece luego sobre la
manufactura de un par de zapatos
"feéricos".
El cubrecabeza es habitualmente un gorro puntiagudo,
aunque un sombrero de ala baja reemplaza en ocasiones al
gorro de dormir que se usa por lo general. Se han visto grupos
de duendes, aparentemente entregados a ardua faena,
llevando delantales muy parecidos a los que usan los herreros;
por lo general, las hebillas y broches son parte de su equipo.
Los duendes trabajadores llevan y pretenden usar
herramientas, principalmente palas y picos con los que cavan
afanosamente la tierra. Algunas tribus de duendes son bajas y
rechonchas, de cuerpos gruesos y redondos, y cortas
extremidades; otras son delgadas y de apariencia juvenil. La
altura varía desde cuatro hasta doce pulgadas (10,16 a 30,48
cm.). Usualmente el rostro es el de un anciano, de cejas
grises, bigote y barba, tez roja y aspecto curtido por la
intemperie. Los ojos son pequeños y brillantes, y la expresión
ingenua y bondadosa.
Por naturaleza son criaturas comunicativas y amistosas;
viven en tribus y, como la mayoría de los seres "feéricos",
imitan mucho los hábitos del hombre, su vestimenta y sus
métodos de trabajo y juego. Pertenecen al suelo y tienen gran
parte de la simplicidad rústica de los agricultores. No está
claro qué función cumplen en los procesos de la Naturaleza*;
por lo general, se los hallará en o precisamente debajo de la
superficie de la tierra. Los he visto cavando con mucha
solemnidad entre las raíces de

*Investigaciones posteriores aportaron algún conocimiento adicional relativo a la función de los espíritus
naturales Esto se halla incluido en la Parte 1, Capítulo III
plantas en crecimiento, pero impregna todas sus actividades
una expresión tal de burlona seriedad y simulación que no
está muy claro si consideran su esfuerzo como trabajo o
juego. Los relatos siguientes sobre los espíritus naturales de la
tierra, el agua, el aire y el fuego están extraídos de
descripciones de escenas observadas en diferentes ocasiones,
y tal vez ayuden a comprender a estos pequeños seres.

UNA ALDEA DE DUENDES

Sobre el escarpado sector de uno de los riscos de las costas


occidentales de Thirlmere existe una grandísima colonia de
duendes; viven a pocos pies debajo del nivel del suelo y pasan
su tiempo tanto debajo como encima de la superficie. Vi una
cantidad de casitas, precisamente debajo de la superficie de la
colina. De forma muy perfecta, con ventanas y puertas, las
casitas se hallan esparcidas irregularmente por la ladera, y
entre las hojas, raíces y rocas que las rodean se aprecian
cantidades de duendes. Lo que sigue es un intento de describir
una de éstas, seleccionadas al azar.
De una altura no mayor de seis pulgadas (15,24 cm.), el
duende parece un ancianito, que lleva un cubrecabeza marrón
similar a un gorro de dormir, y un traje marrón que consiste
en lo que semeja calzones anchos, medias y botas de rigor en
los duendes.
El rostro tiene barba gris y da la impresión de antigua
rusticidad.
Indudablemente, existe la ficción de una vida doméstica,
aunque no veo figura femenina alguna en esta aldea "feérica".
Los duendes pululan literalmente en esta ladera y su
apariencia, expresión o inteligencia varían poco. Parecen estar
"evolucionando" aquí. Difieren de cualquier otro duende que vi
antes en que no parecen "trabajar' en conexión con proceso
alguno de la Naturaleza; aunque veneran a los árboles, no los
sirven con capacidad alguna.
Uno de los espíritus naturales de apariencia más joven, que
también vive aquí, se me acerca; está a dos o tres yardas
(1,829
- 2,743 m) a mi derecha y empieza a exhibir gestos
extravagantes y un humor ingenuo. Es mucho más delgado
que los duendes de aspecto más viejo, y tiene un toque de
color en su persona: un poco de rojo en el sombrero (que es
cónico con la punta que pende hacia abajo) y un poco de
verde en su ropa. Me cuesta pensar que sea un duende; sus
pies rematan en punta, sus extremidades son delgadas y
alargadas, y sus manos son demasiado grandes respecto del
resto de su cuerpo. Apoya su mano izquierda en la cadera y
señala con su mano derecha en dirección al bosque, como si
mostrase orgullosamente las bellezas del lugar. Además de su
orgullo, hay buena cantidad de vanagloria e infantil vanidad.
De rostro afeitado y rojo, de ojos pequeños, su nariz y mentón
son prominentes, su boca es muy ancha y aun más al
expandirse en una mueca. Sus gestos y posturas son
extravagantes y asombrosos. Su cuerpo es tan sutil que puede
doblarse y extenderse en casi cualquier posición.
No puedo persuadirle para que se me acerque más, pues
cuando intento hacerlo empieza a demostrar inmediata
aprensión. Parece sentirse incómodo aunque pienso que, en
realidad, tiene miedo. El aura humana no guarda armonía con
él, y es probable que, dentro de ella, perdiese el equilibrio. Por
contraste, advierto cuán etérea y frágil es su contextura, que
posee menos consistencia que un soplo de viento, pero la
forma se halla claramente delineada y los detalles son muy
definidos*.
Al observar nuevamente la comunidad de los duendes y
esforzarme por captar algunos detalles de su vida, se
ofrecieron ciertos hechos peculiares. Por ejemplo, un esfuerzo
por ver el interior de sus casas reveló, para mi asombro, que
"al trasponer la puerta" ¡allí no había nada! La forma externa
es muy perfecta y pintoresca, pero el interior está en tinieblas.
De hecho, la ilusión de una casa desaparece por completo
cuando se dirige la conciencia hasta el interior. Todo lo que se
ve son ciertas líneas sutiles de magnetismo que fluyen. Los
duendes entran por la puerta y entonces se despojan de su
forma, descendiendo más profundamente en la tierra en un
estado relativamente amorfo. Todos parecen tener la idea de
estar ocupados, apresurándose por el lugar de una manera
seudo-seria, pero en lo que a mí respecta todo se trata de
pura ficción.
*Una experiencia posterior sugiere que este pequeño ser era más bien un elfo del bosque que un duende

Las casas no pertenecen a individuo ni grupo alguno.


Cualquier miembro de la colonia las usa; este "uso" se limita
meramente a entrar y salir por la puerta. Es seguro que
obtienen alguna satisfacción al contemplar el exterior de estas
estructuras construidas mediante el pensamiento. En conexión
con estos duendes del bosque no veo ninguna de las
herramientas de trabajo, maletines ni delantales que observé
en otras ocasiones. Parecen menos inteligentes y altamente
evolucionados, y su existencia mucho más carente de
propósito que cualesquiera otros que encontré.

LA MANUFACTURA DE LA BOTAS "FEERICAS"

Entre los pequeños seres de esta ladera frente a Helvellyn, lo


primero observable es un duende anciano quien, ahora que
nos sentamos, se adelanta hasta bordear la leña que está
detrás de nosotros. Es de unas seis u ocho pulgadas (15,24 -
20,32 cm.) y usa un sombrero largo y puntiagudo, como un
cono levemente imperfecto, y un juboncillo verde, en forma de
venera en el borde inferior, desplegado alrededor de sus
caderas; tiene vistas marrones, está sujeto con botones y
lleva un cuello ancho, como un capotillo, también en forma de
venera y con vistas. Unos pantaloncitos completan su
atuendo. Al principio muestra las extremidades inferiores de
un elfo, alargadas y puntiagudas. Tiene barba larga, gris y
rala, y su rostro y su cuerpo son más delgados y más austeros
que los de los duendes habituales. Me recuerda levemente una
caricatura del Tío Sam, vestido con traje de Falstaff.
Se interesa mucho por nuestro perro y se acerca
intrépidamente hasta su nariz. Parece incapaz de considerar
todo grupalmente, en conjunto. Advierte la presencia de los
seres humanos, pero el primer detalle que le sorprende es la
clase de botas que uso, botas de goma, marineras, con lona
en la parte superior de la caña. Después de observarlas
fijamente, procede a confeccionarse una muy respetable
imitación de mis botas, de las que se siente excesivamente
orgulloso. Su simple imagen mental es más que suficiente
para cubrir sus pies con una copia del par de botas que
contempla con tanta admiración. Luego de andar con
arrogancia durante un rato, como para acostumbrarse a ellas,
al final se introduce majestuosamente en los bosques.

LOS ELFOS

Los elfos difieren de los demás espíritus naturales


principalmente en que, por lo común, no están vestidos con
reproducción alguna del atuendo humano, y su constitución
corporal consiste en una masa sólida de sustancia etérica,
carente por entero de organización interior.

LOS ELFOS DEL BOSQUE

Al sentarnos en un tronco caído, dos diminutos elfos del


bosque pasan corriendo por el suelo más allá de nosotros. Al
vernos, se elevan a unos cinco pies (1 ,524 m) y nos
contemplan considerablemente divertidos, pero sin miedo.
Parecen cubiertos por completo por una piel ajustada y de una
sola pieza, que reluce como si estuviera mojada y tiene el
color de la corteza de haya. Hay gran cantidad de estas
figuras que corren por el suelo. Sus manos y pies son grandes,
totalmente desproporcionados respecto del resto de sus
cuerpos. Sus piernas son delgadas y sus orejas rematan en
punta, casi en forma de pera. Sus narices son también
puntiagudas y sus bocas, anchas. Dentro de la boca no hay
dientes ni estructuras, —ni siquiera lengua, por lo que puede
verse— como si todo fuese de una pieza de jalea etérica. Una
pequeña aura verde los rodea. Los dos a los que observo en
especial, viven en las raíces de una enorme haya. Ahora
desaparecen a través de una hendidura por la que entran
como en una cueva, y se hunden en el suelo hasta fundirse en
el doble etérico del árbol.

LOS ELFOS DE LAS PLAYAS

Unas formas pequeñas y raras, como de elfos, juegan en la


playa, entre las algas marinas y las piedras. Tienen cabezas de
tamaño desmesurado, rostros de elfos, orejas grandes,
cuerpecitos redondos y piernas cortas y finas que terminan en
pies que parecen telarañas. Tienen una estatura de tres a seis
pulgadas (7,62 - 15,24 cm.); se familiarizan con los seres
humanos y la presencia de éstos de ningún modo los perturba,
Aparentemente les interesan la vida y los procesos celulares
de las algas marinas.

LOS GNOMOS

"Gnomo" es un título genérico de los espíritus naturales del


elemento tierra. La investigación
revela que, si bien existen en la
Naturaleza toda clase de seres
"feéricos" tradicionales, hay
vastas divergencias dentro de
cada tipo. Algunas
diferenciaciones son tan grandes
que exigen nuevos nombres y
clasificaciones, En el futuro,
cuando sin duda el naturalista,
el etnólogo y el explorador
entren en el País "feérico" y en
todas las escuelas se estudien
los textos sobre el Reino de las Hadas, las múltiples y variadas
especies de seres "feéricos" recibirán, en su totalidad,
nombres especiales. Como creo que los nombres tradicionales
son los más satisfactorios desde muchos puntos de vista, he
clasificado a tales habitantes del País "feérico" como los
estudié bajo el nombre dado a la raza a la que más se
asemejan.
En este subtítulo son descritas las criaturas de los árboles y
los enanos alados, aunque en muchas particularidades
importantes difieren de los gnomos verdaderos, Los
estudiantes tal vez vacilen en aceptar ,la exlstencila de un
gnomo alado que viva en un arbol; no obstante, en lo que
atañe a mi observación, los así clasificados se parecen más
estrictamente a los gnomos que a cualquier otro tipo, Por
tanto, clasificaré como "gnomos" a diversas criaturas que
difieren en muchos aspectos de los gnomos de la tradición
"feérica".
El gnomo verdadero vive normalmente dentro del doble
etérico de la tierra; es por lo común delgado y larguirucho, de
apariencia grotesca, cadavérico, con mandíbulas en forma de
farol, y a veces solitario. Da la impresión de extrema vejez;
toda su apariencia y porte difieren cabalmente de los del
hombre actual. Sus brazos son demasiado largos para nuestro
sentido de la proporción, y como sus piernas, están doblados
en las articulaciones como si se hubiesen endurecido con la
edad. Su tez es muy tosca y áspera, los ojos son pequeños y
negros, con un leve sesgo hacia arriba en los costados. Como
se dijo, el gnomo es aparentemente una reliquia de los
tiempos de la antigua Lemuria y, si esto es cierto, puede
significar que el tipo es una representación de la apariencia de
la gente de esa época. El gnomo de la tierra no es un tipo
agradable de elemental; los encontrados en Inglaterra han
sido de color muy negro o marrón-turba, y aunque raras veces
fui objeto de su hostilidad, su atmósfera es decididamente
desagradable.

EL GNOMO EMBRIONAL DE LA ROCA


En la profundidad de la sólida roca que está detrás de
nosotros hay una conciencia en evolución que se manifiesta
principalmente como amorfas manchas de color dentro de la
casi incolora esencia elemental de la roca -una especie de
gnomo embrional. Es visible el arranque de la cabeza, con ojos
y boca en un tenebroso perfil, pero el resto del cuerpo sólo
está sugerido desvaídamente, como si el trabajo preliminar de
un artista estampase las principales manchas cromáticas,
dejando las delineaciones claras para una etapa posterior. Si
no fuese por esta vaguedad, la criatura sería excesivamente
fea, por no decir de apariencia monstruosa. Para la visión
etérica. toda la roca es transparente y su habitante parecería
estar dentro de un enorme receptáculo de celuloide, a través
del cual tiene una nublada conciencia de lo que le rodea. El
único poder volitivo que parece tener es el de cambiar
lentamente el foco y dirección de su conciencia opaca y
limitada; esto lo hace muy vagamente y como en sueños. La
presencia de esta criatura da cierta individualidad a la roca,
advertible en el plano físico como especializada vibración
magnética. Es difícil juzgar el tamaño del gnomo, pero es
probable que sea de diez a quince pies de alto (3,048 - 4,572
m). Los pies embrionales están muy en lo hondo, debajo de la
superficie de la tierra en la que está sepultada la roca, y la
cabeza a unos tres pies (0,914 m) de la cima de la roca.

UN PAIS "FEERICO" EN INGLES

Internándose profundamente en el distrito de Costwold, en


Inglaterra, hay un valle bello y verdegueante sin carretera
alguna que lo atraviese. Su nombre, que significa "Valle de la
paz", indica verdaderamente uno de sus máximos encantos.
Los ubicuos medios de transporte terrestre llevan grupos de
turistas por casi todos los sitios bellos y famosos de Gran
Bretaña, salvo por el Valle de la Paz.
El sinuoso valle tiene tal vez dos millas (3.219 km) de
longitud. Sus escarpadas laderas están cubiertas en parte por
tupidos bosques de hayas, con un soto, aquí y allá, de alerces
y abetos.
Las casas y alquerías de piedra gris que integran la aldehuela
son puntitos sobre las verdes laderas. Un arroyo atraviesa el
bosque y la pradera, y fluye con suave murmullo más allá de
los huertos y los jardines hasta el gran mundo remoto. Dentro
del valle hay un bello verdor, opulencia de flores silvestres,
aislamiento y paz agreste. Las voces de los leñadores y los
golpes de sus hachas, el reclamo de las aves, el mugido del
ganado en los pastizales, el suspiro de los árboles en las
suaves brisas, son los únicos sonidos que nos llegan
normalmente en el verano cuando contemplamos la sosegada
escena. Y esto se mezcla para formar un armónico son, el
canto que entona la Naturaleza en los sitios donde su belleza
es inmaculada. A veces, en días estivales calmos, sin viento, el
valle parece empapado de silencio y paz.

LOS ENANOS DE LOS ÁRBOLES

Los seres "feéricos" parecen menos tímidos respecto de los


humanos en estos bosques y pradera que en otras partes. Las
ninfas de los árboles, los espíritus del agua y las numerosas
tribus de duendecillos aún no aprendieron a estremecerse
ante el hombre ni a ocultarse cuando éste aparece. Jugando
sobre la tupida alfombra de hojas de haya de estaciones
anteriores, con las que está cubierto el suelo debajo de los
árboles, hay cientos de enanillos marrones. De ocho a doce
pulgadas de altura (20,32 - 30,48 cm.), su color varía desde el
verde grisáceo de los troncos de hayas hasta el marrón
espléndido de las hojas muertas. Muchos tienen rostros de
ancianos y usan casacas y calzones de material que semeja la
corteza marrón de las hayas. Tienen pies largos y
puntiagudos, y algunos usan botas pequeñitas. Su expresión
facial es de concentrada seriedad y afán: todo para nada. A
primera vista podría pensarse que fueran seres muy
importantes, pero al observar lo que correspondía sus mentes
-puro instinto, como de animales jóvenes o aves- se descubre
un vacío casi total.
"Viven" dentro del doble etérico de los árboles en los que hay
entradas corrientes. Estas, por lo general, están en pequeños
huecos del tronco, con frecuencia, aunque no siempre, a nivel
del suelo. Hay grupos que viven en las horquetas, donde las
ramas dejan al tronco principal y se dividen las corrientes
etéricas. Aunque pueden moverse hasta una corta distancia
por los aires, parecen preferir correr por los troncos de los
árboles. Esto lo hacen con facilidad, como si corriesen por el
suelo nivelado. Parece que la ley de gravedad no les afecta,
pues a veces mantienen una posición horizontal con sus
cuerpos en ángulos rectos respecto de los troncos por los que
ascienden y descienden.
Aunque sus formas construidas con éter son un "sólido"
homogéneo, sin organizaciones interiores, una observación
cercana de sus movimientos parece indicar algo que
corresponde a un sistema muscular. Esto se puede advertir en
particular cuando saltan, como lo hacen a menudo hasta
cortas distancias; el último medio metro de su viaje de retorno
a los árboles es cubierto frecuentemente con un salto. La
pierna con la que "despegan" parece endurecerse y ponerse
levemente rígida, relajándose durante el vuelo; retrae ambas
piernas para el aterrizaje; éste es perfectamente suave; el
movimiento hacia adelante continúa prácticamente a la misma
velocidad.
Gran cantidad de estos pequeños seres toman conciencia
gradual de nuestra presencia y, reunidos en grupo circular,
nos observan desde dentro del bosque. Algunos están
sentados como pasmados; otros van y vienen y parecen dirigir
observaciones a sus compañeros sentados, a medida que
pasan junto a ellos. Otros, a su vez, efectúan pequeños viajes
exploratorios en nuestra dirección, retirándose cuando
nuestras auras son demasiado para ellos. Este contacto con
nosotros parece vivificar levemente todas sus facultades, tales
como éstas son. Si bien la comparación no es muy simpática,
el efecto no difiere del correspondiente al alcohol sobre quien
no está acostumbrado a él. Aunque desaparezca, dejará algún
resultado permanente en ellos -esperamos que deje una
aceleración de su evolución.

UN ANGEL DEL PAISAJE


Algunos gnomos, hasta donde lo revelan mis observaciones,
evolucionan eventualmente en genios o dioses rectores de
sectores de la campaña, de dimensiones crecientes. Sobre
este valle preside un bello ángel del paisaje. De unos veinte
pies de alto (5,096 m), su aura brillante y multicolor, cuando
está extendida, llega a una distancia de, por lo menos, cien
yardas (91,440 m) por todos lados. Ocasionalmente se
extiende hasta cruzar el valle en toda su amplitud, al igual que
descendentemente, hasta el arroyuelo que está abajo.
De rostro noble y bello, los ojos son encandilantemente
brillantes. Son más bien centros de fuerza que órganos de la
visión, pues no los usa, como ocurre con los ojos humanos,
para ver y expresar el pensamiento y las emociones. Los
colores del aura son brillantes, y cambian constantemente a
medida que las fuerzas áuricas fluyen en ondas y vórtices
hacia afuera de la forma central. Ahora el matiz predominante
es azul oscuro, con escarlata y amarillo dorado que lo ondean
y atraviesan, creando remolinos y olas de color a medida que
fluyen hacia afuera en una corriente continua. Luego aparece
un trasfondo rosa pálido, con verde nilo suave, azul-celeste y
un amarillo palidísimo que refulge de través. Además, las
corrientes de fuerza fluyen hacia arriba desde la cabeza y los
hombros; las más brillantes surgen de un centro de fuerza en
medio de la cabeza, que es la sede de la conciencia en la
forma.
Al desplazarse lentamente por el valle, en forma
descendente, con el aura extendida, el ángel puede tocar con
sus fuerzas áuricas casi todas las cosas vivas que están dentro
de él, derramando en cada una, una porción de estimulante
fuerza vital. Las huestes de los espíritus naturales menores
responden instintivamente a los impulsos vivificantes
provenientes del ángel, y veo que los duendes, los espíritus de
los árboles y las hadas responden a su toque a medida que
sus poderes son lanzados sobre ellos. Los elfos y los duendes
sienten una exaltación repentina, cuyo origen no pueden
comprender plenamente, aunque los reconocen como rasgo
constante de sus vidas. Las hadas experimentan un júbilo
adicional bajo la estimulante influencia del poder que derrama
el deva.
El carácter de este genius loci es una inusual combinación de
la universalidad de la conciencia y de la impersonalidad de la
actitud mental con una comprensión humana de las
necesidades y los sufrimientos del hombre. Estoy seguro de
que todos los nacimientos y muertes que ocurren en esta valle
son conocidos por este de va, y que cualquier dolor que
pudiese acompañarlos es mitigado en la medida en que sus
poderes lo permiten. Veo formas de pensamiento en el aura,
que muestran el ángel introduciendo en su brillante resplandor
a las almas de quienes murieron hace poco. Veo también que
vigila a los niños que juegan y a los mayores que ensayan sus
ocios. Es en verdad el Ángel Guardián del valle, y felices
quienes viven bajo su cuidado. Las experiencias referidas en la
Introducción, que demostraron ser de largo alcance en sus
resultados, me llegaron en este lugar delicioso.
La presencia de este ángel da cierta cualidad a la atmósfera,
una característica local, claramente discernible a través del
valle en toda su longitud, teniendo éste un encanto que llega a
fascinar. También debe afectada todos los seres humanos que
residan aquí durante cualquier lapso, particularmente a
quienes nacen y viven dentro de la conciencia del ángel y el
juego continuo de su aura.

LAS ONDINAS

La ondina pertenece al elemento sutil del agua y, hasta


donde llega mi experiencia, jamás se halla muy alejada de
océanos, lagos, ríos y cascadas. Tiene forma claramente
femenina, está siempre desnuda, por lo común carece de alas
y sólo en raras ocasiones lleva alguna clase de adorno. Su
forma, diminuta o de estatura humana, es arrebatadoramente
bella, y sus movimientos están llenos de gracia. La cascada es
uno de sus lugares favoritos y allí se la verá divertirse, a
menudo con un grupo de espíritus del agua, disfrutando al
máximo las fuerzas magnéticas de la cascada.
Aparentemente, hay períodos durante los cuales la ondina se
retira de la vida intensa y externa en la que se la encuentra
con
más frecuencia, y halla cierta calma y reposo en los abismos
silenciosos y fríos debajo de las cascadas o en las extensiones
más tranquilas de los ríos, al igual que en los lagos. Esta vida
pacífica debajo de las aguas está en marcado contraste con la
actividad y júbilo intensos que manifiesta en medio de las
aguas que caen y de la espuma iluminada por el Sol.
Los tres procesos fundamentales de la Naturaleza —la
absorción, la asimilación y la descarga— están expresados
plenamente en la vida exterior de la ondina; en verdad, puede
decirse que esa vida consiste en una repetición continua de
esos tres procesos. Apoyada en medio de la espuma, o en el
centro de un torrente que corre hacia abajo, ella absorbe
gradualmente la energía vital de la luz solar y del magnetismo
de la cascada. Al llegar al límite de absorción, en un destello
enceguecedor de luz y color, libera la energía con que se
sobrecargó. En ese momento mágico de liberación,
experimenta un éxtasis y una exaltación más allá de todo lo
que es normalmente posible a los meros mortales que moran
en la prisión de la carne. La expresión del rostro, y
particularmente de los ojos, es bella, trascendiendo todo lo
descriptible. El rostro expresa arrebatado júbilo y sensación de
elevada vitalidad y poder, mientras sus ojos destellan con
deslumbrante resplandor. Todo el porte, la forma perfecta y el
brillante esplendor de la radiación áurica se combinan para
producir una visión de belleza encantadora. Este estado es
seguido de inmediato por otro de goce ensoñador, en el que la
conciencia se retira en gran medida del mundo físico y de su
contraparte etérica, centrándose en el mundo astral. El cuerpo
etérico de la ondina se torna vago e indefinido durante ese
lapso hasta que luego de disfrutar y asimilar toda la
experiencia, reaparece, repitiéndose el proceso triple. Después
de un tiempo retorna a la quietud de los abismos del agua.

LAS ONDINAS EN UNA CASCADA

Estas hadas del agua parecen graciosas jovencitas, están


enteramente desnudas y probablemente son de ocho a doce
pulgadas (20,32 - 30,48 cm) de alto. Su largo "cabello" corre
detrás de ellas y llevan un adorno que parece una guirnalda
de florecillas en torno a sus frentes. Juegan dentro y fuera de
la cascada, atravesándola velozmente desde diferentes
direcciones, llamando todo el tiempo con tonos extraños que
no son de esta Tierra. La voz es infinitamente remota y me
llega débilmente, como el reclamo de un pastor a través de un
valle alpino. Es un complejo sonido vocal, pero todavía no
puedo nombrar con facilidad la serie de vocales de que está
compuesto. Las ondinas pueden nadar contra la corriente o
permanecer inmóviles dentro de ella, pero por lo general
juegan y la cruzan raudamente. Cuando las nubes
desaparecen de la faz del Sol y la cascada se torna de nuevo
brillantemente iluminada por aquél, aparecen para
experimentar un júbilo adicional; el lempo de sus movimientos
entonces se acelera y su canto se torna más libre. La
representación más aproximada de su canto que puedo dar es
con las vocales e, o, u, a, i, en un tono largo y quejumbroso
que terminan en seductora cadencia.
Hay entre ocho y doce ondinas de variadas alturas que
juegan en esta cascada; las más altas son de unas doce
pulgadas
(30,48cm) de altura. Algunas tienen auras rosadas, otras,
verdes, y el contacto más cercano que ahora logro me
muestra qué criaturas extremadamente bellas son, y al mismo
tiempo cuán cabalmente remotas respecto de la familia
humana. Sus cuerpos etéricos entran en las grandes rocas y
salen de éstas al costado de la cascada sin experimentar
obstrucción alguna. Soy absolutamente incapaz de atraer su
atención o de influir sobre ellas de modo alguno. Algunas
pasan debajo del agua en el lecho al pie de la cascada, y
aparecen ocasionalmente entre la arremolinada espuma. La
guirnalda, a la que hice referencia, es luminosa y forma parte,
aparentemente, de sus auras.

EL ESPIRITU QUE PRESIDE UNA CASCADA


Estoy en una enramada de helechos y rocas, en una
verdadera región "feérica", cerca de una cascada, en el
Distrito de Los Lagos, en Inglaterra. La ondina de esta cascada
parece una jovencita alta y graciosa, desnuda y de singular
belleza. Difiere en algunas características de las ondinas antes
observadas pues es más alta, tiene inteligencia más altamente
desarrollada y las fuerzas áuricas fluyen detrás de ella en
forma de alas, al igual que para todos lados. Parece animar las
rocas, los árboles, los helechos y los musgos, además de la
cascada y los charcos. Al verla por primera vez, saltó de la
sólida roca —una figura maravillosamente bella— y
permaneció por un momento apoyada en el aire, después de
lo cual la forma etérica desapareció. Repitió este
procedimiento varias veces pero su presencia, etéricamente
visible o no, continuó sintiéndose claramente.
Toda su forma es suavemente rosada. El "cabello" es rubio y
brillante, la frente ancha, los rasgos están bellamente
modelados, los ojos son grandes y luminosos y, si bien su
expresión tiene algo del espíritu de lo salvaje, su mirada no
alberga maldad. Las alas áuricas son pequeñas en proporción
con el cuerpo y con seguridad serían inadecuadas para volar,
si tal hubiese sido su finalidad; son también de un matiz
rosado brillante. Más sorprendentemente aún que la forma es
la aureola estilo arco-iris que la rodea, como a veces un halo
suele rodear a la Luna. Esta aura es de forma casi esférica y
consiste en coloridas esferas concéntricas, dispuestas de
manera pareja, y en movimiento demasiado rápido como para
describirlas detalladamente. Parecerían que contuviesen todos
los colores del espectro en sus matices más pálidos,
predominando el rosa, el verde y el azul. Algunas esferas
coloridas están delineadas con fuego dorado y más allá del
borde exterior hay un reluciente resplandor de color blanco
perlado que añade belleza a la aureola ya la hermosa forma
interior. Sobre la cabeza, un poderoso fluido ascendente de
fuerza interpenetra al aura en una radiación en forma de
pantalla. Esta parece proceder de un punto en medio de la
cabeza, donde hay un brillante centro dorado, levemente
debajo del nivel de los ojos y a igual distancia de ambos. Toda
la región de la cascada vibra con su vida.

LOS ESPIRITUS DE LOS LAGOS

En diferentes partes de la superficie del Lago Thirlmere, que


está debajo de nosotros, se verán cantidades de espíritus
naturales del elemento del agua que pasan rasantes sobre la
superficie, generalmente a una altura de unos seis u ocho pies
(1,829 - 2,438 m), pero elevándose a veces mucho más alto.
Aunque habitualmente
permanecen sobre el agua,
efectúan ocasionalmente vuelos
sobre los campos. Se parecen
algo a pájaros grandes y blancos
que vuelan a gran velocidad. A
esta distancia no puedo
determinar una forma clara,
pues asumen y desechan con gran rapidez muchas formas
diferentes, que parecen aves. El aura sugiere
permanentemente una formación como de ala, y a veces la
semejanza de un rostro y una cabeza humanos.

LAS HADAS

A fin de ayudar al lector a visualizar claramente la apariencia


de un hada al materializarse, le recomiendo que estudie las
fotografías de hadas del libro The Coming ofthe Fairies, de Sir
Arthur Gonan Doyle, y de Fairies de E.L. Gardner*. Estoy
personalmente convencido de la buena fe de las dos niñas que
tomaron estas fotos. Pasé con ellas y con su familia algunas
semanas, estuve en su hogar, y me aseguré de lo genuino de
su clarividencia, de la presencia de las hadas exactamente
similares a las fotografiadas en el valle de Cottingley, y de la
completa honestidad de todas las partes comprendidas en
esto.
Para que pudieran tomarse estas fotografías, las hadas
debieron materializarse, presumiblemente mediante un
operador Adepto invisible, pues sólo de esa manera podrían
reflejar la luz actínica. En este proceso de condensación, la
naturaleza verdadera de la forma "feérica" estuvo oculta
debajo de la cobertura de la sustancia física reflectora, etérica
y tenue. Las fotografías muestran, en consecuencia, formas
aparentemente sólidas y carnales, revestidas con
transparentes atavíos. En el nivel astral, el cuerpo "feérico" se
ve al punto carente de sustancia sólida, consistente en
corrientes de energías que fluyen, que podrían ofrecer,
especialmente a primera vista, la ilusoria apariencia de una
forma fija.
La mente humana tiende inevitablemente a acordar formas
familiares a sus percepciones. En consecuencia, a no ser que
se
tenga mucho cuidado, el cerebro mental de los videntes
acordará, a todo lo que capte, apariencia de solidez, sin que,
por lo general, tenga la mínima conciencia de los procesos y
sus efectos. El observador deberá, en consecuencia, estar
constantemente en guardia contra esta atracción de la mente,
procurando ver y registrar la realidad por más inusual que
ésta parezca. Aunque lo he intentado así, no puedo garantizar
la completa ausencia de error en mis descripciones.

LAS DRIADAS

Las contrapartes mentales-emocionales de los bosques están


llenas, a menudo, de interés y belleza arrebatadores. Las
fuerzas vitales del reino vegetal y de otras emanaciones de los
árboles, particularmente los más grandes, llenan la atmósfera
con finas
*The Theosophical Publishing House, 68 Great Russell Street, Londres, WC 1.
radiaciones en medio de las cuales juegan los espíritus
naturales de los árboles y viven y se mueven los ángeles.
Estos últimos a veces dan la impresión de un estado de
conciencia más bien onírico y de ser expresiones de la vida del
árbol, unificada con el espíritu que anima a toda la vegetación.
Se funden en los árboles y emergen de éstos, se deslizan
alrededor del bosque más bien como doncellas altas, algo
tímidas, delgadas, graciosas y vestidas con diáfanos atavíos de
muchos verdes matices. Una descripción puede servir de
ilustración:
Las hadas de los árboles y los superiores espíritus naturales
que habitan un bosque cerca de Kendal, en Westmorland, son
verdaderamente bellos. Se desplazan entre los árboles con
gracia suave y sosegada. Una de ellas que creo que nos
observó y no parece tener miedo, alza levemente su liviana y
sutil vestimenta, a través de la cual puede verse levemente la
forma rosada. El "cabello" es largo y unas luces diminutas
cumplen el papel de una guirnalda que le rodea la cabeza. Su
porte es tan bello que, sino fuese por la ausencia completa de
autoconciencia y el perfecto candor que muestra la expresión
del rostro y los ojos, yo hubiese pensado que ella estaba
posando. Alrededor hay otras igualmente bellas, cada una
diferente en leve proporción respecto de sus compañeras, y
muchas bastante menos extravertidas en cuanto a la
consistencia. Otra, que me da la espalda, tiene un "cabello"
hermoso, largo y oscuro que le llega hasta la cintura. Un brazo
esbelto y blanco se extiende ante ella, un poco al costado, a
medida que se desliza lentamente a través del bosque. A
menudo parecen ser menos espíritus naturales con
identidades separadas que las almas de los árboles, por así
decirlo, expresiones del espíritu natural de la vida arbórea en
evolución, pues se doblan con los árboles más grandes,
desapareciendo de la vista por un lapso, para reaparecer
después y desplazarse por el bosque.
Las semejanzas pueden resultar incorrectas pero, al observar
a los espíritus naturales y al ángel que habita en los bosques,
a veces se nos aparecen como peces que emergen de los
abismos oceánicos enfocándoselos con claridad por unos
momentos para luego retroceder y perderse como si se
fundieran una vez más con el elemento acuoso. Los ángeles
más avanzados de los árboles, los asociados con árboles muy
viejos y grandes, revelan una claridad más humana de
perspectiva y poder mentales. Su visión puede ser aguda y
penetrante cuando prestan atención a
quien entra en su reino siendo capaz de verlos y comunicarse
con ellos. No obstante, en su caso también se recibe la
impresión de una íntima fusión de su vida y conciencia con la
del árbol al que animan, y a cuya evolución ayudan.

EL ENCANTO DE LAS HADAS

En una ocasión, mientras estudiaba la vida de los espíritus


naturales en la campiña de Lancashire, un algo avanzado
espíritu natural del aire
asociado con el reino
vegetal me proporciono
una interesante
exhibición de la
encantadora influencia
que pueden ejercer
ciertas clases de hadas
sobre quien se aproxima
a su dominio. Mi
constancia de la
experiencia dice lo
siguiente:
Un hada bella y
altamente evolucionada está asociada con un seto de zarzas
en el que florecen profusamente rosas silvestres. Es de
carácter especialmente atractivo, y su estatura, de unos
cuatro pies (1,219 m). Viste un leve atuendo fluido,
transparente, sutil y áurico, y nos contempla con la más
amistosa de las sonrisas. Su aura es destacadamente vital y
parece una nube de matices muy suaves
pero radiantes, a través de los cuales emanan y destellan
dardos de luz encandilante. Los colores incluyen el rosa pálido,
suave y luminoso, el verde pálido, el color lavanda y el azul
nebuloso, a través de todos los cuales se proyectan brillantes
lanzas luminosas. Se halla en un estado de exaltada felicidad.
Como experimento, cedí en parte al
hechizo que deliberadamente ejerció
sobre mí y al seductor llamado con
que me invitó, o mejor dicho, incluso
me desafió, a abandonar el mundo de
los hombres y compartir con ella, y
con otras de su especie que se mecían
en las cercanías, la irresponsable
alegría del Reino de las Hadas.
Durante un lapso, casi inconsciente
del cuerpo pero siempre lo
suficientemente despierto en él como
para retornara voluntad, experimenté
en alguna medida la radiante felicidad,
jubilosa y despreocupada, que parece
ser el estado permanente de todos los
que moran en el mundo "feérico". Un
contacto muy estrecho implica
peligro;* pues requiere un decidido
esfuerzo abandonar y volver a tomar
una vez más la carga —tal como entonces me pareció— de la
existencia física.

LAS HADAS Y LOS ELFOS DE LOS PASTOS

La superficie de este campo está densamente poblada por


hadas, duendes y una especie de duendes diminutos asociados
con los pastos. Las hadas flotan por el aire, asumiendo
graciosas poses, expresando en máximo grado las cualidades
de la despreocupación y la alegría. Muchas de ellas se
desplazan con rapidez individualmente, se detienen un
momento entre cada vuelo y llevan en sus manos algo que
parecen dar a las plantas y las flores en cada uno de los sitios
donde se detienen. Extienden sus manos como si aplicasen
fuerza vital a las plantas, cuyos dobles etéricos brillan en
consecuencia, y luego se alejan
velozmente otra vez. Son de apariencia claramente femenina,
y visten, con colores blanco y rosa muy pálidos, un material
refulgente de textura excesivamente sutil. Les llega hasta
la

,
*Véase La Belle Dame Sans Merci, Keats

cintura y brilla como una madreperla. Las alas auricas, cuando


se materializan etéricamente, son pequeñas y ovaladas.
Los elfos miden de tres a seis
pulgadas (7,62 - 15,24 cm.) de
estatura. Son figuras pequeñas,
construidas con fuerzas que brillan
con luz verde, tienen la apariencia
de estar vestidos con un atuendo
simple, color verde-césped, muy
ajustado. Sus rostros son
regordetes e infantiles. Los ojos
tienen una expresión algo pícara y
están totalmente absortos en los
vuelos breves y oscilantes con los
que, solos y en grupos, se
desplazan por el campo.
Ocasionalmente, las corrientes de
fuerza de sus auras parecen
unirse y cruzar por encima de la
cabeza, dando a algunos de ellos
la apariencia de tener un cuerno.
Están asociados con la vida
animadora de las células de los pastos y otras plantas, y
presumiblemente desempeñan algún papel, aunque pequeño,
en su encierro en la forma.

LAS HADAS DANZARINAS, EN COTTINGLEY

De repente, refulge sobre el campo un brillante resplandor, a


unas sesenta yardas (54,864 m). Su causa es la llegada de un
grupo de hadas bajo el control de un hada superior, que es
autocrática y clara en sus órdenes, dueña de un mando
incuestionado. Se expanden en un círculo que se ensancha
gradualmente a su alrededor y, cuando lo hacen, un suave

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