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Filosofía Naturaleza Sin Resumir

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La Metafísica de Aristóteles no es una obra compacta, al modo de un tratado

orgánico, sino un conjunto de escritos dispersos que fueron reordenados en 14 libros por
Andrónico de Rodas a mediados del siglo a. C. Fue este quien les puso el nombre de Meta-
fisica, lo que está más allá de la física».
A. La metafísica como ciencia del Ser
La metafísica de Aristóteles recibe también el nombre de filosofía primera, tal como él
mismo
la denomina en sus escritos; sin embargo, por filosofía (pilooopía) no entiende lo mismo que
Platón. En un principio, Aristóteles piensa que la filosofía tiene como objeto de estudio una
(realidad superior a todas las demás, es decir, el primer motor y causa de todas las cosas y,
en este sentido, su concepto de filosofía es parecido al platónico. Sin embargo, más
adelante, define la filosofía como fundamento de todas las ciencias. Y de este modo, la
filosofía ya no es la dialéctica platónica que asciende hacia las ideas de Bien, Belleza y
Justicia, sino una disciplina científica que tiene por objeto de estudio la realidad en general,
es decir, el elemento común de toda realidad, el Ser en cuanto tal. Por ello, la metafísica o
filosofía primera, es la disciplina que estudia el Ser, pero no en sus aspectos particulares,
sino en su carácter general y primordial: el Ser en cuanto Ser, lo que la convierte en ciencia
primera.
Para Aristóteles, mientras que las ciencias se ocupan cada una de un aspecto concreto y
particular del Ser, por ejemplo, las matemáticas estudian el ser de los números y sus
relaciones o la biología, el ser de los seres vivos, la filosofía primera tiene como objeto de
estudio el Ser en cuanto Ser, el Ser en sí mismo. Al igual que el resto de las ciencias, la
metafísica procederá por abstracción e irá de lo particular y concreto a lo general a fin de
explicar la pregunta por el Ser: ¿qué es el Ser?, ¿qué queremos decir cuando decimos
Ser?, ¿qué significa Ser?

C. Las categorías
Aristóteles se basa en la idea de que el movimiento es parte de la realidad. Para él, y a dife-
rencia de Platón, toda ontología que estudie la estructura de la realidad, del Ser, debe tener
en cuenta el cambio como algo constitutivo de lo real. Con el fin de analizar la realidad y el
cambio, Aristóteles llega a la idea de las categorías.
Las categorías (kaтnyopía) se refieren a los diversos predicados que pueden decirse
de un sujeto. Sin embargo, antes que un modo de predicación, son sobre todo modos de
realidad, es decir, son las distintas formas de existir que tiene el Ser en la realidad (poli-
semia del Ser; el Ser se dice de muchas maneras).
Aristóteles señalará diez categorías, de las que la más importante es la primera, la catego-
ría de sustancia, porque gracias a ella se realizarán las otras nueve. Estas se agrupan bajo
un mismo género: el accidente. Los géneros sustancia y accidente son para Aristóteles los
géneros supremos. La sustancia es el sujeto, es lo que responde a la pregunta ¿qué es
algo?
Las nueve restantes categorías, los accidentes, es lo que se predica de la sustancia (dónde
está, cómo es, si se mueve o está en reposo, si está alegre, cansada...).
D. Sustancia y accidente
Con los conceptos de sustancia y accidente Aristóteles logra explicar que las cosas no
dejan de ser lo que son, a pesar del cambio. Lo explica de esta manera:
Por un lado, en las cosas está la sustancia o esencia (ousia en latín y Ouoia en griego):
aquello invariable y necesario que hace que las cosas sean lo que son. La esencia es aque-
llo que no puede cambiar porque, de ser así, la cosa de la que hablamos dejaría de ser lo
que es para pasar a ser una cosa diferente. En Aristóteles la idea de Esencia es análoga
al concepto de Idea (Eidos) de Platón, solo que aquello que permanece en el cambio y que
hace que las cosas sean lo que son no está en otro mundo separado de las cosas, como
decía aquel, sino que está en las cosas mismas.
Por el contrario, el accidente es aquello que una sustancia puede ser o no ser- en función
de diversas variaciones individuales; los accidentes son fortuitos y casuales, y solo pue
den decirse en relación a la sustancia. La edad, el peso o la altura de un ser humano son
accidentales, al igual que lo es la medida de los lados de un cuadrado.
Lo que hace que las cosas sean lo que son, por ejemplo, un caballo, un ser humano o una
piedra, no es el peso, la altura u otras características fortuitas (los accidentes), sino que lo
que les hace animal, humano o mineral es algo invariable: la sustancia, la esencia.

E. Sustancia primera y sustancia segunda


A partir de la distinción entre sustancia y accidente, la pregunta por el Ser se deriva a la
pregunta por la sustancia. Centrado en el concepto de sustancia, Aristóteles distingue entre
sustancia primera, que hace referencia a la cosa individual y concreta que existe (un ser
humano, un caballo, una piedra), y sustancia segunda, que es la especie o el género, que
sirve para designar el conjunto de elementos o cosas a los que pertenece esa cosa
concreta (animal, mineral, etc.)
De modo que, para Aristóteles:
Frente al dualismo platónico, la sustancia primera (el individuo particular y concreto que
existe en la realidad) es lo verdaderamente real, aunque esté sujeto al cambio.
Las sustancias segundas (especie y género de las primeras) son una abstracción
conceptual que universaliza las diferencias concretas de estas mediante un acto de
abstracción a partir de sus similitudes. Lo propio de la sustancia segunda es la
permanencia.
Para Aristóteles, en sentido estricto solo existe la sustancia primera, los individuos y
las cosas concretas, y solo porque esta existe, la sustancia segunda se realiza. Sin
embargo, aunque las distinguimos teóricamente, en la realidad no pueden separarse,
esto solo ocurre en el entendimiento porque, de lo contrario, caeríamos de nuevo en el
dualismo platónico.
2.2. Física
El objeto de la física aristotélica es la comprensión del Ser tomando como punto de
partida el movimiento. Frente a Platón, Aristóteles no niega el cambio, pues esto implicaría
negar algo que es evidente, una tesis de sentido común. Al tener en cuenta en su estudio
el movimiento, Aristóteles retoma una de las cuestiones centrales de los primeros filósofos:
¿cómo es posible el cambio si cambiar supone pasar del no Ser, de la nada, al Ser y
viceversa?
Si recordamos, esta fue la pregunta principal en el planteamiento de Parménides, Heráclito,
Anaxágoras, Empédocles o Demócrito.
Para explicar la realidad teniendo en cuenta el cambio, Aristóteles añade en su ontología
dos pares de conceptos más en relación al mundo físico: materia-forma y potencia-acto.

B. Potencia y acto
Aristóteles define el movimiento como el paso de ser en potencia a ser en acto
Esta definición implica la reformulación del problema planteado por Parménides, ya que
aquí no se entiende el cambio como paso del no Ser al Ser, sino que, manteniéndose
invariable lo que la cosa es (la sustancia o esencia), solo varían los accidentes. Así
entendido, el cambio no es la aniquilación de la cosa, sino la transformación.
En los individuos encontramos dos posibilidades: el ser en acto es lo que ese ser
es actualmente, lo que ya es en este momento», y el ser en potencia (dynamis), lo que está
contenido en la materia pero que aún no ocurre, no es. El acto es presente; la potencia, pro-
bable, es lo que puede llegar a ser. El acto es entendido por Aristóteles como privación de la
forma futura, como privación de la potencia, porque considera que el movimiento tiende a
un fin.
C. El movimiento
Clases de movimiento: Aristóteles diferencia entre movimiento sustancial y accidental.
• Movimiento sustancial. Consiste en el paso de una cosa a otra especificamente distinta de
la que era. Se produce cuando una forma determinada es sustituida por otra. Al cambiar su
forma, cambia su naturaleza. Por ejemplo, cuando un árbol queda reducido a cenizas
después de quemarse. Los únicos movimientos sustanciales son el nacimiento y la muerte.
• Movimiento accidental. Es un cambio que no afecta a la naturaleza sustancial del objeto.
Consiste en modificar alguna de sus cualidades y de sus dimensiones.
El análisis del movimiento supone la distinción entre seres inertes y seres vivos. Los seres
inertes se mueven mecánicamente. por tendencia natural, hacia sus lugares naturales (por
ejemplo, una piedra tirada hacia arriba cae porque tiende a buscar la
tierra, su lugar natural). Pero los seres vivos no se mueven mecánicamente, sino que llevan
en sí el principio de su movimiento y este está en la forma.
Causas del movimiento: La causa es el principio que influye en el Ser. Todo lo que está
en movimiento lo está porque interviene algún tipo de causa.
Aristóteles distingue cuatro tipos de causas:
Causa material: La sustancia concreta de la que se compone un objeto, por ejemplo, el oro.
Causa eficiente:El trabajo del artista en el caso de la estatua.
Causa formal: La estructura interna que determina la realidad de un objeto, como el
moldeado de una estatua.
naturales.
El motor inmovil: Todo lo que se mueve tiene que ponerlo en movimiento algo que, a su
vez, presupone otro motor. Esta cadena es infinita a no ser que exista un primer motor,
capaz de impulsar movimiento pero sin estar en movimiento ni ser movido por nada. Tal
motor inmóvil es Dios, pero no se trata de la causa inicial, sino de la causa final hacia la que
tiende el mundo, ya que para la mentalidad griega el mundo no ha sido creado, sino que
existe desde siempre. Si el movimiento es el paso de potencia a acto,
el primer motor inmóvil es:
Acto puro: no tiene potencia alguna.
• Perfecto: no puede faltarle nada porque, de ser así, estaría en potencia respecto a algo.
• Inmaterial: puesto que la materia exige potencia y, como no tiene potencia alguna, no
puede tener materia.
Cosmología: La explicación cosmológica aristotélica fue la dominante hasta la
reformulación de Claudio Ptolomeo cuatro siglos más tarde.
Concibió el cosmos eterno, pero finito. Postuló el geocentrismo afirmando que la Tierra era
el centro del universo. Alrededor de
la Tierra el cosmos se organizaba en esferas concéntricas por las que se mueven los
planetas. Una esfera, un planeta.
Entendió el cosmos de forma dualista: por un lado, se encontraba el mundo sublunar,
compuesto por cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire, y por otro lado, el mundo
supralunar, compuesta por éter o quintaesencia, un material incorruptible y eterno.

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