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Al-Andalus y El Mundo Islámico
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Al-Andalus y El Mundo Islámico
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Sultán
Yund
Iqta
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Más allá de estas diferencias tenemos rasgos comunes entre los árabes.
En primer lugar la idea de tribu, una agrupación de familias que se asocian
mediante lazos de parentesco, muchas veces ficticios. En ese contexto familiar
se da la solidaridad, tanto en propiedad como en acciones, una primacía de lo
colectivo y la protección común, por ejemplo con el tema de las viudas y los
huérfanos. Es una organización patriarcal con un líder, el sayyid, que tiene a
ancianos como asesores. El sayyid era líder, no un rey institucionalmente
establecido, aunque tenía privilegios como las mayores ganancias en las
razzias. Estas tribus se ven envueltas en conflictos y el sayyid media o estimula
el conflicto en función de la situación. Lo que tenemos en conclusión es un
pueblo árabe muy heterogéneo que se sitúa en una región relativamente
periférica pero que no estaban atrasados o aislados, una perspectiva
empleadas por los propios musulmanes para presentar lo inédito y milagroso
del surgimiento del islam.
Mahoma
Por último el tema del yihad, que está fuera de los pilares, no siendo una
obligación usualmente al contrario que lo de los pilares, solamente en algunas
circunstancias históricas se ha considerado un pilar, mayormente es un deber
opcional y hay una yihad parcial, el ihram. Yihad significa “esfuerzo”, un
esfuerzo por cumplir los prefectos, ser solidario y ser puro, pero también
alude a la defensa y la expansión ofensiva del islam, un esfuerzo militar. Yihad
como concepto aparece 4 veces en el Corán, se alude a la guerra y la matanza
con otros términos diferentes. Es en los hadices donde se desarrolla más esa
idea de la yihad militar, además de que congenia bien con las exhortaciones al
combate de Mahoma, véase 9:29, que siendo las más recientes
cronológicamente y según la teoría de la abrogaciones niegan los mensajes
contrarios al belicismo que se leen en otras partes del Corán, véase 16:125
sobre convencer con la palabra, contradicciones que se derivan de las
necesidades de las circunstancias y el pragmatismo de Mahoma. Existe aún así
una distinción entre yihad mayor, el esfuerzo espiritual, y la yihad menor, el
esfuerzo militar, aunque esta es una distinción del siglo XI producto de la
filosofía sufí, por lo que no es cierto que la yihad en el sentido militar sea algo
usualmente extraño para el islam clásico.
Tras la Guerra romano sasánida 602-628 las dos potencias acaban muy
desgastadas, habiendo invertido un enorme esfuerzo militar en una guerra en
la que los sasánidas llegaron a controlar una enorme zona del Imperio
Bizantino pero siendo finalmente derrotados por el emperador Heraclio tras la
Batalla de Nínive y los conflictos internos entre persas y partos. En Arabia se
produce la Guerras Ridda en el 632-33 en la que algunas tribus árabes se
tratan de desligar al califato tras la muerte de Mahoma. Sin embargo logran
ser aplacadas y el califato, bajo Abu Bakr y Umar principalmente, emprende
una enorme campaña de conquista hacia el norte. Son dos frentes y escenarios
de guerra, uno es el de la región Sirio-Palestina, en la que tras ocupar la zona y
derrotar a algunos ejércitos menores los bizantinos reunen un enorme ejército
para expulsar a los árabes, los cuales se repliegan al sur de Palestina buscando
una batalla campal. Esto lo logran en 636 con la Batalla de Yarmuk en la que el
ejército árabe en inferioridad numérica aplasta a los bizantinos tras hacerles
un envolvimiento. Esta derrota aniquila al ejército bizantino de la región y los
árabes aprovecharon para afianzarse en la región, tomándola totalmente y
entrando en 638 en Jerusalén. Mientras esto ocurre en el Imperio Sasánida hay
otro ejército árabe combatiendo, el cual tras avanzar por el Eúfrates y saquear
la Baja Mesopotamia se enfrenta en la Batalla de al-Qadisiyya del 636 al
ejército sasánida, siendo una derrotar similar a la de Yarmuk pues desintegra
a un gran ejército y tras ello logran avanzar por todo el imperio, toman la
capital Ctesifonte al año siguiente y continúan su expansión por todo el
imperio. Tras estos dos escenarios iniciales y principales se suceden muchos
otros, mucho más variados, hacia oriente continúan llegando hasta el Jorasán
en el extremo este iraní y hasta el río Oxus en Turkmenistán, al norte hacen
incursiones a Armenia y Anatolia. Pero la expansión principal ahora es a
Egipto, donde un caudillo árabe, Amr ibn al-As toma el punto de paso por el
Sinaí con el Asedio de Pelusio de 640, entrando en Egipto. En un inicio no
logran asediar fructíferamente las grandes ciudades por falta de técnica, pero
logran una decisiva batalla campal en la Batalla de Heliópolis del 640 en la que
destruyen al ejército bizantino de la región, y tras ello emprenden numerosos
saqueos y asedios con una política de terror que da sus frutos, puesto que en el
642 se toma Alejandría después de que fuera evacuada.
Sucesión y conflicto
Una segunda contradicción que está latente durante todo el periodo del
califato será la de la aristocracia árabe. Como en todas las entidades políticas
del momento las élites provinciales son una fuerza centrífuga al buscar mayor
autonomía y oponerse a las reformas y medidas que engrosen el poder central,
en este caso del califa. Hay una sedición sobre todo con los quraysíes,
encabezados principalmente por Ibn al-Zubayr, y frente a ellos están los
qaldíes, que apoyan a los Omeyas, son conflictos entre la aristocracia árabe
que se remontan a la época de Arabia y que son replicados hasta en lugares
como Al Andalus. No aceptaban que la sucesión califal fuera solo para los
Omeyas, y además siendo de La Meca y Medina denuncia que se haya
trasladado el eje hacia el occidente mediterraneo con Damasco y Jerusalén. A
través de ello rechazan el pragmatismo omeya y se presentan como otra forma
de purismo religioso. Llegan a provocar la Tercera Fitna en el 744 y son un
factor de desintegración muy importante, puesto que esta competencia inter
aristócrata se vuelve completamente destructiva y desgasta mucho al régimen
Omeya llegando a copar el poder de los califas. Umar II intenta cambiar esta
situación desarrollando medidas anti aristócratas, se alivia la situación de los
mawali con cosas como la renuncia a la imposición de la yizya a población
conversa, una situación teóricamente ilegítima que se estaba produciendo,
aunque lo que sí que hace es lograr una solución a través de establecer que el
jaray se asocia a la tierra por lo que se paga aún habiéndose convertido el
tributario, una medida necesaria para que el intento de aliviar la situación de
los mawali y tratar de igualar en cierta medida la umma no se convirtiera en
un suicidio económico al dejar de percibir de manera total de los tributos
asociados a los dimmíes. También intenta limitar a la aristocracia a través de
limitar la iqta, reclamando su carácter de tierra en usufructo frente al proceso
de patrimonialización que se venía dando. La extensión de tierras en régimen
de iqta suponía además una pérdida de tributarios directos al poder califal.
Sin embargo este proceso de patrimonialización y de dominio socioeconómico
de la aristocracia árabe sobre la estructura del estado Omeya es irreversible y
Umar II fracasa. Los califas omeyas no lograrán imponer una res publica en el
sentido romano del término, vemos que en Europa se disuelve esta res publica
entendida como vínculos públicos y que en su lugar proliferan vínculos
sociales que son personales y particulares. En el estado omeya el vínculo tiene
el potencial para constituirse como público y estatal a través del concepto de
sultán, “poder” que es no es un cargo o un título sino un hecho político, un
emir o alguien que tenga poder es sultán. El vínculo es a través de este sultán,
que representa un subordinación no a personas particulares sino al estado y al
califa. Umar II busca que no haya un ejército de tal o cual noble sino un
ejército y unos tributos del estado y el califa. Esto, de clara base romana, será
fructíferamente desarrollado por los abasíes.
Reislamización
En este periodo se pasa de un imperio árabe, el propio de los Omeyas, a
un imperio islámico, reclamando por ello una pureza del islam. Hay tres
puntos fundamentales en esta reislamización en lo relativo al cambio social y
político. El primero de ellos es la re sacralización del califa y su poder, puesto
que recogen la idea chií del imán, el califa como líder espiritual que en teoría
los Omeyas habían perdido. Un segundo punto es el absolutismo califal, el
califa va a delegar a visires de manera directa y va a impregnarse de una
ideología de absolutismo oriental de carácter sobrenatural en el que está
enajenado del resto de la población, algo que también vemos en el emperador
bizantino o en califa de Córdoba más tarde. Y un tercer punto es la
democratización de la umma, la igualización de derechos de los musulmanes y
la promoción de los mawali a cargos administrativos y militares, burócratas y
soldados, los mawali van a ser el pilar de este nuevo régimen. La umma se
desarabiza y se iguala, pero con una relación con el califa que es absolutista,
hay menos grandes poderes aristocráticos y el descenso del poder de estos es
el aumento del poder del califa, el cual se apoyará en una casta palatina y
estatalizada acorde a su poder. El califato se vuelve una institución teocrática,
y ya no es un primus inter pares sino un monarca típicamente oriental que
está alienado de la población, mediando entre ellos los visires, algo que traerá
consecuencias negativas por el poder de estos y la pasividad del califa.
Contradicciones
Parte de Albarrán
La conquista de al-Andalus
Una vez finalizada la conquista del norte de África en el 711 el poder militar
islámico se proyecta hacia el norte, el Estrecho de Gibraltar era la ruta más obvia.
Antes de 711 ya se había tanteado la Península Ibérica con una razzia lanzada contra
la región de Tarifa. Esta está a cargo de Tariq ibn Ziyad, un mawla de Musa que no
está claro si era bereber o árabe pero que dirige un ejército de bereberes. Se va a
desembarcar en Algeciras en primavera del 711, pero esta vez con el objetivo claro de
invadir el territorio. Es una invasión planificada, puesto que son más de 10.000
hombres cruzando el Estrecho, algo que requería una meticulosidad logística bien
preparada. El logro de Tariq previo a la Batalla de Guadalete es considerable porque
consigue establecer una cabeza de puente y posteriormente vencer al ejército
regional de la Bética, acantonándose en Algeciras. Es entonces cuando el rey visigodo
Rodrigo reúne un ejército compuesto por la leva de todo el reino consciente de la
amenaza musulmana. Baja hasta Algeciras y Tariq busca batalla campal lográndolo
en la Batalla de Guadalete de julio de 717, donde logra derrotar a los visigodos. Las
causas están en la traición de parte del ejército de Rodrigo, así como en la experiencia
de los bereberes frente a un ejército visigodo que no había tenido una guerra de
batallas campales en generaciones.
La conquista no termina en los Pirineos sino que continúa por Francia hasta
Poitiers. En el sur se asientan y no solamente es algo militar sino que está integrado
en el mundo islámico, con una cultura propiamente islámica que continúa hasta bien
entrado el siglo X. La Batalla de Poitiers del 732 supone una dura derrota para la
expansión del islam, se les opone una táctica militar que detiene a la caballería árabe
y el propio ejército musulmán da muestras de agotamiento. Poitiers significa el último
intento por enviar un ejército árabe a conquistar Europa Occidental. La maquinaria
expansiva llega a sus topes, tanto en la capital siria como en Europa.
La sociedad andalusí de los primeros siglos puede ser dividida de dos maneras.
Una primera división está en la religión, la umma y los dimmíes. En la umma existía
teórica igualdad según los preceptos del islam, pero en su seno había grandes
contradicciones y disparidades. Los árabes eran el grupo privilegiado, y entre ellos
había conflicto entre los qaysíes y los yemeníes, dos tribus de Arabia con una
tradición de conflicto que venía muy de atrás. Pero también se da el conflicto entre
los baldíes y los yundíes, entre los árabes que entran, luchan y se asientan primero y
los yundíes, que entran más tarde como refuerzo. Se da un conflicto porque a todos
estos hombres se les daban tierras y los segundos tenían mejores concesiones de
tierras, incluso dándoles terrenos que ya estaban previamente ocupados por baldíes.
Junto a los árabes tenemos a los bereberes, que son típicos musulmanes de segunda y
que se islamizan definitivamente cuando luchan en Al Andalus. Sin embargo ya para
el siglo XI van a tener más presencia y van a dejar de ser unos subalternos de los
árabes, llegando a controlar reinos de taifas, aunque lo árabe seguirá siendo lo
prestigioso y en muchos casos se inventarán linajes con ancestros árabes. Por último,
un tercer grupo dentro de la umma son los nuevos musulmanes, los muladíes o
musalima. Los musalima suelen ser conversos de primera generación y los muladíes
suele referirse a los de 2a o los que se convierten en grupo, aunque las fuentes son
ambiguas. Muchos muladíes son musulmanes de segunda, pero muchos otros son
parte de linajes que ya antes del siglo VIII eran poderosos, manteniendo su posición a
través de la colaboración. No hubo política de inmigración desde las instituciones
árabes, en Almanzor o califal, lo que hay son refuerzos militares como los
mercenarios bereberes que llegan a la Península y en consecuencia engrosan
demográficamente Al Andalus con población no hispana.
Frente a este grupo de musulmanes están los protegidos de entre las gentes de
libro, los dimmíes. Están en una situación de desigualdad, aunque algunos individuos
tenían mucho poder, por ejemplo el obispo de Córdoba, o sea que la desigualdad en
este caso también era teórica. Esto es pues la segunda forma de dividir a la sociedad,
puesto que independientemente del grupo religioso había diferencias entre clases, la
nobleza jassa y los notables hayan, que eran mayormente musulmanes pero con
muchas excepciones, con una clase media urbana bien nutrida por ejemplo con los
judíos. En oposición a ello el pueblo llano amma, compuesto por gran cantidad de
cristianos, musulmanes y pocos judíos.
Junto a este conflicto contra los cristianos se va a dar un conflicto con los
bereberes que en ese momento es de mayor relevancia que el primero. La posición de
inferioridad de facto en la que se encontraban los bereberes va dar lugar a la
Rebelión bereber, que inicia en el occidente del Magreb y se extiende a Kairouan y Al
Andalus. Están muy influidos por ideas jariyíes, con el reclamo del igualitarismo y el
califato centrado en el bien común. El concepto jariyí es un cajón de trastos para
nombrar al purismo religioso islámico de esta época, sabemos que tenían misioneros,
son proselitistas a diferencia del sunismo, y tienen fuentes primarias propias en las
que dan una versión propia de la conquista del Magreb, fuentes extrañas que se
conocen desde hace poco. El éxito inicial es imparable, y derrotan a ejércitos árabes
enviados a aplastarlos. Salta la chispa en la Península pero son detenidos por un
ejército yundí que se envía para aplastarlos, este ejército se va a quedar en Al
Andalus y se les va a dar tierra, mucha de ella ocupada ya por musulmanes, lo que va
a crear el comentado conflicto con los buyíes. Los yundíes serán la base del ejército
andalusí y el régimen Omeya andalusí inicial. La revuelta es sofocada en Al Andalus
pero no en el magreb, donde el poder político se va a emancipar del califato creando
reinos autónomos que duran hasta la llegada de los almohades en el siglo XII. Estos
pequeños reinos bereberes se alejan religiosamente del mundo suní, tendiendo al
jariyismo con características locales, pero no dejan de tener una influencia cultural
árabe y oriental considerable, no están aislados del mundo islámico. Se crean varios
emiratos que giran en torno al comercio saharaui, siendo un enclave geopolítico para
la posterior lucha entre los Omeyas y los Fatimíes que buscarán controlar la ruta
comercial del Sahara que llevaba mucho oro.
Lo que está claro es que hay un aumento cuantitativo con el tiempo y es algo
que se registra de muchas formas. Cosas como el aumento en el número de ulemas, se
pasa de aproximadamente 50 ulemas en el siglo VIII a 100 a principios del siglo IX, a
250 a finales del IX y en el X a una explosión con 1200 ulemas. El califato para ese
siglo ya está bien establecido y son necesarios para el estado, pero también son
cabeza de las comunidad y arbitran las disputas y las cuestiones jurídicas cotidianas
como el matrimonio. Este aumento cuantitativo del islam también se ve en las
producciones literarias, con el fiqh y la poesía como principales géneros, el fiqh
porque deben gestionar sus comunidades y la poesía por la hegemonía cultural árabe.
De filosofía no hay ninguna en el siglo IX, en el X emerge un poco pero no despega
mucho porque es algo muy propio de Bagdad y se quieren separar culturalmente de
ellas, se potencian otras como la historia. El ascenso del islam lo vemos también en la
arqueología. En el consumo del cerdo, en el yacimiento de Cercadilla en el siglo IX hay
consumo de dicho animal pero no así en el siglo X, un gran indicador cultural. Hay
otros registros arqueológicos de fundaciones ex novo que ya no tienen rasgos
cristianos, estos últimos se encuentran en los barrios que ya existían antes de la
islamización pero no en los nuevos. Es algo que también se ve en el tema de la
iconolastia, porque es algo que al principio de la historia del islam está presente en
Oriente Medio pero que en Al Andalus ya no va a llegar porque el islam está más
establecido doctrinalmente. Por último también lo vemos en las mezquitas, por
ejemplo en las ampliaciones, así como en las mezquitas rurales que proliferan desde
el siglo VIII. Es un tema controversial porque se ha creído que la islamización afectó
mucho menos en el campo, algo que es verdad pero matizable.