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Venus Lucífera y Venus Hesperus

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Venus Lucífera y Venus Hesperus

Visto desde la Tierra, el planeta Venus nunca está más lejos del sol de 47 o 48 grados
zodiacales.
Nunca puede estará a la vista en el Medio del cielo, sino que -cuando está visible- sólo la
podemos ver cerca del horizonte, bien por el Ascendente antes de amanecer –habrá salido
antes que el sol- o bien por el Descendente al anochecer tras la puesta del sol –habrá
salido después de que lo haya hecho el sol y por tanto se ocultará más tarde que éste-.
Venus es uno de los “luceros” y cuando lo vemos al alba (lucero de la mañana) es porque
salió antes que el sol -es oriental- y se le llama también “Venus Lucífera”. Cuando lo
vemos tras la puesta de sol (lucero vespertino) es porque salió después que el sol -es
occidental- y se le llama también “Venus Hesperus”.
La orientalidad de Venus (y de todos los demás planetas) se consideraba, en la
antigüedad, un fortalecimiento del planeta, una condición que le otorgaba mayor
significación así como un significado más contundente y “favorable”.
En la misma dirección interpretativa, más psicológica, muchos astrólogos contemporáneos
(Rudhyard) relacionan la posición Venus oriental con la Venus Pandemos, de modo que la
persona nacida con Venus Lucífera tendría una vida amorosa, artística y una forma de
vivencia de los valores, los deseos y los placeres más “instintiva”, impulsiva, llena de
expectativas, de espontaneidad y entusiasmo en lo que respecta a esos asuntos.
La Venus occidental tendría relación con la Venus Urania, de modo que los nacidos con la
Venus Hesperus tendrían una vida amorosa, artística y una forma de vivenciar los valores,
los deseos y los placeres más secundaria, más serena, con tendencia a que esos asuntos
estén teñidos de ciertos “preceptos elevados” o “civilizados” como la ética, la estética y una
sensibilidad artística más “cultural”.
Hay que tener en cuenta que cuando Venus se halla oriental al Sol, está zodiacalmente
“antes” que el Sol, de modo que en las progresiones secundarias (en los días sucesivos),
será Venus la que llegará a formar conjunción con el Sol, es decir, las cualidades
intrínsecas de Venus “teñirán” el ego y la voluntad de la persona; mientras que si Venus se
halla occidental al sol en el horóscopo la veremos zodicalmente “después” del Sol, de tal
modo en las progresiones secundarias será el Sol el que llegará en días sucesivos a la
conjunción con Venus, “superponiéndose” con su brillo y su sentido de la organización a la
diosa del arte, el amor y el placer. Lo que justifica plenamente la opinión de Rudhyard.
Los antiguos astrólogos de la tradición también tenían muy en cuenta la condición de
orientalidad u occidentalidad de Venus. Su lenguaje astrológico era más “plástico” y menos
abstracto que el de la astrología actual.
Para explicar la diferencia entre una Venus oriental y occidental lo hacían mediante una
analogía muy acorde con la doctrina: atribuyendo a Venus el papel de “la esposa” y al Sol
el papel del “marido”, en el trance de solventar un supuesto caso de fuerte desavenencia
entre ambos, (ella se ha marchado de casa) esto es lo que escribieron:
“Cuando a la hora en la que ella salió de su casa encuentres a la Luna en casa cadente y
a Venus OCCIDENTAL, estacionaria por vez primera o retrógrada, dirás que ella volverá a
su casa por sí misma, dócil, obediente y arrepentida. Y si en la hora de la partida
encuentras a Venus ORIENTAL y alejándose del orbe del Sol, asegura que la mujer
regresará a su casa y el marido estará arrepentido.”
Deja muy claro que la orientalidad "apodera" o "fortalece" a Venus en su relación con el
Sol.

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