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Don Quijote

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CAPITULO 9

En este capítulo Cervantes nos cuenta como continuo la historia entre la lucha de Don Quijote y el vizcaino, ya que tenía
pensado acabar el libro aquí.

Así pues estaban peleando ambos caballeros con las espadas levantadas y con rostros impasibles, el vizcaino ataca
hierendole en una oreja y rompiéndole la armadura a la altura del hombro. Don Quijote enfurecido ataca tirándole del
caballo e hiriendole la cara al vizcaino. Don Quijote se baja del caballo para rematarle a menos que fuera a dar sus honores
a su amada Dulcinea del Toboso. El vizcaino acepta y Don Quijote le deja marchar para que valle a presentar sus respetos a
la amada del buen Don Quijote.

CAPITULO 10

En este capitulo tras la batalla con el vizcaino Don Quijote y Sancho deciden reanudar su camino. Sancho pensando que
Don Quijote había ganado algo después de esa batalla le pregunta por la isla que le había prometido y Don Quijote dijo
que el pobre vizcaino no era un hombre del que se pudiera obtener dinero.

Por el camino Sancho decide curarle la oreja a Don Quijote, y este habla de un bálsamo que te recupera instantáneamente.

Mientras tanto estaban pensando donde podían dormir esa noche, ya que en una iglesia no podían dormir ya que habían
agredido a unos monjes. Por el camino decidieron cenar y Sancho sacó cebolla, pan y queso. Al no encontrar un lugar
donde dormir, decidieron dormir cerca de una chochas de pastores al aire libre.

Capítulo XI:

Son acogidos por los cabreros, que les dan de cenar. Don Quijote elogia la vida de estas personas, en la que todo es paz,
amistad y concordia, al igual que sucedía en los tiempos antiguos, y explica que los detestables siglos de ahora (con su
malicia) han hecho que naciera la orden de los caballeros andantes, a la que él pertenece, para defender, amparar y
socorrer. Llega otro cabrero y sus compañeros le piden que cante para don Quijote sus amores. Don Quijote vuelve a ser
curado de la oreja, y se van a acostar

Capítulo XII:

Pero en eso llega otro cabrero y anuncia a todos la muerte, por amores, de Grisóstomo, un estudiante que se hizo pastor
por seguir a la bella Marcela. El cabrero anuncia que el entierro será a la mañana siguiente, y todos deciden ir a
presenciarlo. Otro cabrero relata a don Quijote la historia de ambos jóvenes, y cómo la belleza de Marcela atrae a multitud
de pretendientes, a los que trata cortésmente pero a los que desdeña. Se acuestan finalmente.

Capítulo XIII:

Se dirigen al lugar del entierro. En el camino se encuentran con unos pastores, y con un par de hombres a caballo que,
atraídos por la noticia de muerte tan singular, también van a presenciarlo. Uno de los hombres (Vivaldo) pregunta a don
Quijote el motivo de ir armado de la manera en que va. Don Quijote se lo explica. Y Vivaldo, viendo su falta de juicio y con
ánimo de burlarse de él, le incita a que le hable de la caballería andante (sobre si es importante y si los caballeros andantes
anteponen sus armas a Dios; don Quijote afirma y niega respectivamente). Don Quijote cuenta que su dama es Dulcinea.
Finalmente llegan al lugar del entierro, donde otro grupo de pastores procede, bajo la dirección de Ambrosio -amigo de
Grisóstomo-, a enterrar el cadáver. Ambrosio alaba a su amigo y Vivaldo pide que no queme los papeles de enamorado de
aquél. Vivaldo se dispone a leer uno de esos papeles.

Capítulo XIV:

Vivaldo lee la canción de Grisóstomo (en la que éste se queja de Marcela). En seguida aparece Marcela. Y, ante la
recriminación de Ambrosio, ella se defiende aduciendo que no se le puede culpar de la muerte de Grisóstomo, pues sólo
ha mostrado "honesto proceder y recato" y a nadie quiso ni dio esperanzas. Terminan de enterrar a Grisóstomo, y don
Quijote decide ir en busca de Marcela para ofrecerle sus servicios.

Capítulo XV:

Cervantes vuelve al recurso narrativo de que él sigue la historia a través de Cide Hamete Benengeli y continúa en el
momento en que don Quijote iba en busca de Marcela. Llegan a un prado y allí paran a descansar y a comer; y Rocinante,
atraído por unas jacas de unos arrieros (gallegos se dirá a lo largo de todo el capítulo, aunque en el título ponga
"yangüeses", de Yanguas, en Soria o en Segovia), acude a ellas. Visto lo cual, los arrieros le apalean. Don Quijote y Sancho
acuden para defenderlo, pero también a ellos les apalean. Ambos se duelen de los golpes, y deciden ir, como buenamente
puedan, en busca de lugar donde pasar la noche. Llegan a una venta (que don Quijote vuelve a creer que es castillo).

Capítulo XVI:

Llegan a una venta (que don Quijote vuelve a creer que es castillo) donde lo acuestan tanto a él como a Sancho en una
cama muy incómoda. Allí les curan untándoles un ungüento tanto la Maritornes (moza de servicio) como una joven.
Sancho inventa que las heridas que tiene no son de golpes sino que de caída y que el tambien estaba lastimado pero
debido al sobresalto que tomo de ver caer a su amo. Maritornes desconocía del significado de caballero aventurero y ellos
le explican resaltando la movilidad que presenta su trabajo (pueden pasar de pobres a ricos). En la venta también se aloja
un arriero, que había acordado con la moza de servicio (Maritornes) yacer en cuanto quedara todo en silencio. Pero
llegando la moza de servicio al aposento en el que se encuentran don Quijote, Sancho Panza y el arriero, aquél se imagino
haber llegado a un famoso castillo y que la hija del ventero (castillo) se había enamorado de él aunque jura no serle infiel a
Dulcinea del Toboso. Una vez que llega la Maritornes empieza a hablarle al estilo de los libros de caballerías y fantaseó
sobre su hermosura, y sus ropas. El arriero, celoso, trata de defenderla, tratando de librarla de DQ y le pega. El ruido
despierta al ventero que ya se imagina que todo esto es obra de la Maritormes y, para escabullirse del problema, se mete
en la cama de Sancho. En esto despertó Sancho y pensó que tenia la pesadilla (que oprimía el pecho) y dio golpes a todas
partes alcanzando algunos a la moza. En la poca luz de la habitación, todos empiezan a golpearse, hasta que al ventero se
le apago el candil y viene un cuadrillero de la Santa Hermandad que entra a poner orden (acusándolos de asesinos ya que
ve a DQ desmayado).

Capítulo XVII:

Don Quijote y Sancho en cuando notaron la tranquilidad comenzaron a preguntarse mutuamente que tal se encontraban.
DQ le pide que guarde un secreto y el simpático de Sancho responde que él es enemigo de eso porque no quisiese que se
le pudran. Don Quijote comenzó a hablar sobre lo que había ocurrido creyéndose que era la hermosa hija del ventero la
que se había acercado a él aunque luego un gigante le dio una puñada. Mientras que Sancho, por el contrario, siente que
cuatrocientos moros lo aporrearon Por lo que echa la culpa a los encantadores. El cuadrillero le pregunta entonces que
qué tal está, y don Quijote le reprende por su modo de hablarle, que él entiende despectivo. El cuadrillero le golpea en la
cabeza con el candil, dejándole aún peor malparado. Don Quijote hace creer a Sancho que todo es obra de
"encantamentos", y, ante lo mal que se encuentran, decide hacer el bálsamo de Fierabrás (que lo cura todo). Lo hacen y lo
toman, sentándole mejor a don Quijote que a Sancho: DQ comenzó vomitar cosa de que no le quedo nada en el estomago
y luego de un copiosísimo sudor, ordeno que lo arroparan; a Sancho le sentó muy mal y DQ lo tribuye a que todavía no fue
armado caballero. Al irse de la venta, don Quijote se despide del ventero, pero éste le reclama el pago. El caballero dice
que eso no está en uso en los de su orden, y se va sin hacerle caso. El ventero y otra gente de la venta entonces se vengan
en Sancho, manteándole, y quedándose con sus alforjas. DQ, igualmente, intenta salvarlo pero llega demasiado tarde

CAPITULO 18

Don Quijote se piensa que aquella venta estaba encantada, pero Sancho le corrige diciendo que no, ya que había oído
voces humanas mientras le manteaban. Mientras continuaban su camino Don Quijote diviso dos humaredas que se podían
ver desde donde se encontraban. Así que Don Quijote llegó a la conclusión de que esas humaredas procedían de dos
ejércitos que se estaban enfrentando. Don Quijote y Sancho se subieron a una colina para ver mejor la supuesta batalla, y
una vez allí Don Quijote comenzó a decir personajes famosos, describiendo la batalla y las armas que llevaba cada ejercito.

Cuando ya estaban mas cerca Sancho se percató de que las humaredas procedían de unos rebaños de ovejas, y se lo hizo
saber a Don Quijote, pero este se empeño en que eran ejércitos y se avalando sobre la ovejas. Los pastores le empezaron a
tirar piedras causándole heridas y rompiéndole alguna muela. Don Quijote le preguntó a Sancho que si tenía alguna muela
rota y Sancho al ver eso vomito. Mas tarde cuando ya se encontraban preparados tuvieron ganas de comer pero al no
tener las alforjas con la comida no pudieron satisfacer su apetito. Posteriormente Don Quijote le pide a Sancho que elija
un camino para continuar con sus aventuras.

CAPITULO 19

Sancho le comenta a Don Quijote que todas estas desventuras que están padeciendo son debidas a que Don Quijote había
roto su juramento de no comer pan (aquí Cervantes se descuida ya que en ningún momento anterior había nombrado este
juramento). Don Quijote le dice que tiene razón pero que él también tiene parte de culpa ya que no se lo había recordado.

De esta forma se hizo de noche y vieron a través del camino unas luces que se acercaban. Cuando ya se encontraban muy
próximas Don Quijote les pregunto de donde venían, entonces la mula de uno de ellos se asusto y tiro al suelo al hombre
que la montaba y todos los demás huyeron. Don Quijote enojado apuntó con su lanza al hombre que se encontraba en el
suelo y le volvió a preguntar que de donde venían. El hombre le dijo que era un religioso y lo que llevaban era un muerto.
Así Don Quijote llamó a Sancho, el cual aprovechando la oscuridad había estado robando algunos alimentos, para que
ayudase a levantar al pobre religioso.

Sancho a su vez presentó a Don Quijote como "El Caballero de la triste figura" y Sancho ante la curiosidad del monje del
porque de ese nombre dijo que era porque no tenía muelas y porque la cara la tenia muy delgada de no haber comido en
todo el día. Así se despidieron del monje y se fueron a un prado a comer los alimentos que habían robado.

CAPITULO 20

Comenzaron a caminar por el prado arriba, guiados por sus instinto, ya que era muy de noche y la visibilidad era
prácticamente nula. Se oían grandes ruidos(crujir de hojas, viento, cadenas) los cuales asuntaban a Sancho, y viendo esto
Don Quijote le dijo a Sancho: yo soy quien ha de resucitar los de la tabla redonda, los 12 de Francia y los 9 de la fama por
lo que es él quien debe afrentar la situación. Una vez dijo esto Don Quijote le dijo a Sancho que esperase ahí durante 3
días y que si en ese plazo no volvía que regresara a la aldea y le dijese a su amada Dulcinea que su amado caballero había
muerto luchando en la oscuridad. Sancho al oír esto se puso a llorar y entre consejos y ruegos dijo que no se marchara
todavía y que esperase a mañana. Al ver que Don Quijote no le hacía caso le ató las patas a Rocinante para que no pudiese
cabalgar y decidió esperar al día siguiente pero no se imagino que esto era obrar de Sancho.

Durante esa noche Sancho comenzó a contar un cuento (irónico es Sancho con Dulcinea cambiados de nombre) de un
pastor cabrerizo proveniente de un lugar de la Extremadura llamado Lope Ruiz y enamorado de la pastora Torralba. Luego
de un tiempo el amor del pastor a la Torralba se fue disipando y ella lo empezó a querer mas y mas. Al punto de que Lope
se pase a los reinos de Portugal y ella lo siga. Luego de llegar al río crecido el pastor le pide un barco a un pescador de la
zona con el que tenía que transportar a una cabra por viaje pero Sancho se desentiende de la cantidad de cabras que fue
contando por lo que no lo pudo acabar (este cuento de nunca acabar, estaba destinado a quedarse deliberadamente sin
conclusión)

Consumido por los miedos Sanchos decide hacer sus necesidades, silenciosamente sin separarse de su amo. A éste le llegó
el mal olor y mandó a Sancho apartarse. Acusandolo de irrespetuoso frente a su amo

Así paso la noche y ya al amanecer se pone en camino de aquel enorme ruido pero Sancho lo seguía a pie detrás
(continuando su llanto), llegaron a unas peñas en donde encontraron unas casas mal hechas de donde provenía el ruido.
Don Quijote se acercó y cuando se dio cuenta de lo que era ese ruido agacho la cabeza. Cuando Sancho lo vio se comenzó
a reír. Finalmente el capítulo termina con otra de las habituales discusiones entre Sancho y Don Quijote: DQ esta molesto
porque Sancho comienza a reír y con un pedido de DQ de empezar a tratarse con mas repeto y distancia ya que eso no era
propio de caballeros.

Capítulo XXI

Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino, con otras cosas sucedidas a nuestro invencible
caballero

Comenzó a llover y don Quijote y Sancho siguieron por el camino hasta que vieron a un hombre a caballo con un yelmo.
Este hombre era, en realidad, un barbero que se había puesto una bacía sobre la cabeza para no mojarse. Don Quijote lo
atacó y el hombre salió huyendo, dejando atrás el caballo y la bacía. Don Quijote guardó la bacía y estaba convencido que
era el yelmo de mambrino y que si bien se asemejaba a una bacía, esto es debido a que vendió la otra mitad y el señor que
la poseía, tenía una gran cabeza. Sancho hizo lo propio con los aparejos del caballo del barbero, para poner a su asno.
Después almorzaron y siguieron cabalgando. Sancho le hizo ver a su amo lo poco que sacaban en limpio de sus andanzas y
que deberían servir algún príncipe o rey, y éste le contesta que antes de servir algún príncipe o rey debían ganar fama y
gloria siendo reconocidos en el reino donde pidan servir a la corte, y luego (para ilustrar) hace un resumen de las historias
de caballería en las que el caballero llega a una ciudad, se hace de fama, se enamora de la hija del rey y solicita de ir a
guerrear teniendo un comportamiento intachable y logra casarse con la hija del rey heredando luego el reino. Luego sobre
los obstáculos y las consecuencias si el rey no lo acepta como parte de su linaje hasta hablaron de las costumbres de los
caballeros de tener alguien por detrás que les lleve el caballo.

Capítulo XXII

De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados que, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir

Mientras conversaban, don Quijote alzó la vista y vio doce hombres a pie encadenados y, junto a ellos, cuatro hombres
con escopetas. Don Quijote le preguntó a uno con escopeta quiénes eran aquellos condenados, y éste le dijo que eran
galeotes. Don Quijote le fue preguntando a todos los presos qué delito habían cometido: El primero dijo que estaba
enamorado de una cesta de ropa y le dieron tres años de gurapas; el segundo no le respondió al estar triste ya que era
ladron de bestias y cuando lo descubrieron in fraganti tuvo la oportunidad de negar pero no lo hizo y recibió peor castigo;
el tercero está de cinco años por faltarme 10 ducados; el cuarto, fue mandado preso por alcahuete y principios de
hechicería (DQ enaltece a los alcahuetes) por lo que siente compasión tambien por los hechiceros porque solamente eran
para exaltar los sentimientos (Sancho le da limosna y DQ se compadece); el quinto está preso por tener relaciones con 2
primas y 2 hermanas suyas; el ultimo, era Gines de Pasamonte y era un ladron de marca mayor quien tuvo una muerte
civil(equivalente a la pena de muerte) el cual cautivo la atención de DQ por escribir un libro del grado del Lazarillo de
Tormes. A continuación, pidió que liberasen a los presos, negándose los guardianes. Don Quijote, viendo aquello, los
atacó y liberó a los presos, diciéndole que fueran a presentarse a Dulcinea. No obstante, Ginés de Pasamonte dijo que si
tal hiciesen, que los volverían a coger. Don Quijote se enfureció, pero los presos los apedrearon y les robaron parte de las
ropas.

Capítulo XXIII

De lo que le aconteció al famoso don Quijote en Sierra Morena, que fue una de las más raras aventuras que en esta
verdadera historia se cuentan:

Don Quijote y Sancho empezaron a lamentarse por las pedradas recibidas, y siguieron cabalgando hasta la noche, cuando
llegaron a Sierra Morena, durmiendo entre dos peñas. Resulta que uno de aquellos presos, huyendo, se detuvo a pasar la
noche en el mismo sitio y, al marcharse, le robó el asno a Sancho.
Por la mañana, Sancho empezó a lamentarse y don Quijote le prometió una cédula de cambio para poder obtener tres
asnos. Después siguieron cabalgando hasta que encontraron una maleta con camisas, cosas de lienzo, un puñado de
escudos de oro y un librillo de memoria. Sancho y don Quijote se quedaron con los objetos de la maleta, y vieron a un
hombre que a ellos se les figuraba el dueño, así que fueron a su encuentro. Mientras lo buscaban, se encontraron con un
cabrero. Éste les contó que la maleta pertenecía a un mancebo que se volvió loco y que empezó a vivir en la sierra.
Después de estos detalles, a don Quijote le entraron más ganas de encontrarlo, pero no hizo falta porque el mancebo se
acercó a ellos.

Capítulo XXIV

Donde se prosigue la aventura de la Sierra Morena

El mancebo Roto les pidió algo de comer. Después les llevó a un prado y les contó sus desventuras. Les dijo que era un
noble llamado Cardenio (paralelismo ficción cervantina y la realidad histórica) y que era de origen noble, que se había
enamorado de una doncella y que ésta le correspondía. Luego de muchos idas y vueltas Cardenio decide pedirle la mano a
su padre pero tuvo que marcharse para ejercer de compañero del hijo mayor del duque Ricardo. Don Fernando, un hijo
segundo del duque Ricardo, se había enamorado de una labradora y quería casarse con ella. Para olvidarse de ella, se
marcharon a casa del padre de Cardenio. Éste le contó a don Fernando lo que sentía por aquella doncella y se la mostró,
quedando Don Fernando perdidamente enamorado de ella. En este punto, don Quijote interrumpió el relato ya que
habían mencionado la pasión de la doncella sobre El amadís de Gaula. A Cardenio le dio un ataque y le lanzó una piedra a
don Quijote. Santo le pegó un puñetazo a Cardenio y empezaron a pelearse todos. Después se apaciguaron y don Quijote
se quedó con las ganas de hallar de nuevo a Cardenio para oír el final de su historia.

Capítulo XXV

Que trata de las extrañas cosas que en Sierra Morena sucedieron al valiente caballero de La Mancha, y de la imitación que
hizo a la penitencia de Beltenebros.

Don Quijote y Sancho se despidieron del cabrero y siguieron por las montañas hasta que llegaron al pie de una en la que
había un arroyo y un prado. Sancho Panza le hace saber a Don Quijote que no quiere seguir siendo su escudero y que
quiere volver a su casa. Allí, don Quijote empezó a lamentarse por el dolor que le causaba el amor que le tenía a Dulcinea,
haciendo penitencia (Imitando a Amadís de Gaula). Después intentó liberar a Rocinante y darse cabezazos contra las peñas,
pero Sancho lo evitó. Éste se enteró de que Dulcinea del Toboso no era otra que Aldonza Lorenzo, una labradora muy
fuerte y trabajadora. Don Quijote le escribió una carta de amor a Dulcinea y una cédula para darle tres pollinos a Sancho,
marchándose éste para entregar la carta y cobrar los tres pollinos.

Al acabar, Don Quijote le dice a su escudero que debería ir a pasar tres días con Dulcinea para contarle sus hazañas que
había realizado en su honor y para entregarle una carta de su parte. El hidalgo revela a Sancho el nombre de Dulcinea,
Aldanza Lorenzo. Al oírlo el escudero comienza a hablar mal de ella, con lo cual se inicia una disputa entre ambos. Tras
este incidente Don Quijote escribe la carta y se la entrega a Sancho para que se la lleve a su amada montado a Rocinante.

Capítulo XXVI

Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena.

Don Quijote, al verse solo, se subió a una alta peña y empezó a imitar a Roldán y a Amadís, entreteniéndose en componer
muchos versos.

Mientras Sancho se dirigía al Toboso, se encontró con el cura y el barbero en la venta donde fuera manteado y les contó lo
sucedido con don Quijote. El cura se ofreció a llevarle la carta a Dulcinea y Sancho aceptó. Cuando la fue a coger, se dio
cuenta de que había perdido la carta y la cédula. El cura se ofreció a escribirla de nuevo y Sancho le fue diciendo lo que
recordaba. El barbero y el cura entraron a comer en la venta y como Sancho no quería entrar, le llevaron fuera algo de
comida. Mientras comían dentro, los otros dos planearon disfrazarse como una doncella agraviada e ir hasta don Quijote
para que accediera a vengarla, con el fin de llevarle a casa y hacerle sanar de su locura.

Capítulo XXVII

De como salieron con su intención el cura y el barbero, con otras cosas dignas de que se cuenten en esta grande historia.

El ventero y la ventera ayudaron al cura a disfrazarse. Después, éste, el barbero y Sancho partieron. Por el camino
acordaron que la doncella sería el barbero. Al llegar cerca de donde estaba don Quijote, el cura y el barbero esperaron a
que Sancho hablase con su amo. Mientras esperaban se encontraron con Cardenio y le preguntaron su historia,
contándosela éste de principio a fin.

Cardenio se quería casar con aquella doncella, llamada Luscinda y quería hablarlo con su padre para que éste se lo
comentase al padre de ella; pero don Fernando le traicionó. Le dijo al padre que el que quería casarse con Luscinda era él y
no Cardenio, y organizaron la boda. Cardenio fue a casa de Luscinda en el momento de la boda de ésta con don Fernando.
Al oír el “si, quiero” de ella, se fue de allí y huyó hasta las montañas, donde vive.

Capítulo XXVIII

Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la misma sierra.

Cuando el cura iba a consolar a Cardenio, sintieron los lamentos de una mujer que se estaba lavando los pies en un arroyo.
Esta mujer era hija de los vasallos de don Fernando y se llamaba Dorotea. Don Fernando se había enamorado de ella e hizo
todo lo posible para casarse, aunque ésta lo rechazaba. Después de un tiempo molestándola, don Fernando se fue. Un mes
más tarde, Dorotea se enteró de que don Fernando se había casado con una doncella llamada Luscinda. Dorotea se vistió
de labradora y, por la noche, se marchó con un criado de su padre a ver a don Fernando. Dos días después llegó al lugar y
allí se enteró de que Luscinda solo se había casado con don Fernando por obediencia, no por amor. Dorotea oyó un
pregón prometiendo recompensa a quien hallase a ella y a su criado, marchándose ambos y llegando a las montañas. En
ellas, el criado la quiso violar pero ella lo tiró por un barranco. Después se puso al servicio de un ganadero que, más tarde
también la quiso violar, huyendo Dorotea de allí.

Capítulo XXIX

Que trata del gracioso artificio y orden que se tuvo en sacar a nuestro enamorado caballero de la asperísima penitencia en
que se había puesto.

Al acabar Dorotea la historia, Cardenio se presentó, diciéndole quien era. El cura les ofreció volver con él más tarde a su
aldea, para que se pudiesen proveer de lo que les faltaba. De repente, oyeron voces de Sancho Panza. Éste les contó el
lamentable estado en que se hallaba don Quijote. El cura les contó a Cardenio y Dorotea el plan para sacar a don Quijote
de allí. Dorotea se arregló de tal manera que parecía una gran señora, y fueron todos al encuentro de don Quijote,
advirtiéndole a Sancho que hiciese como que no conocía al cura ni al barbero, ambos disfrazados. A llegar junto a don
Quijote, Dorotea se hincó de rodillas ante él. Le dijo que era la princesa Micomicona, del reino de Micomicón, y que le
rogaba que acabase con un gigante. Don Quijote cogió sus armas y montó sobre Rocinante, partiendo a continuación. El
cura y Cardenio, que estaban escondidos les salieron a los otros al paso. El barbero tuvo un pequeño accidente con su
montura, cayéndose, y despegándosele su barba. El cura se acercó a él y se la pegó, quedando don Quijote todo
maravillado. Después continuaron avanzando. Por el camino, el cura le dijo a don Quijote que alguien le había robado las
pertenencias al barbero, a Cardenio y a él.

Capítulo XXX

Que trata de la discreción de la hermosa Dorotea, con otras cosas de mucho gusto y pasatiempo.
Micomicona le dijo a don Quijote que continuase sin entretenerse en cumplir otras misiones por el camino, alabando a
don Quijote y prometiéndole a Sancho hacerlo un gran señor en el reino de Micomicón. Éste le dijo a su amo que debería
casarse con Micomicona y no con Dulcinea. Don Quijote, oyendo aquello, lo aporreó con su lanza y le increpó. Sancho se
disculpó, besándole la mano. Así estaban cuando pasó por allí el preso que le había robado el asno a Sancho. Éste fue
junto al preso y le gritó. El preso se bajó del asno y se marchó huyendo. Después Sancho le dijo a su amo que había
perdido la carta destinada a Dulcinea, pero que se la había repetido de memoria a un sacristán, el cual la había vuelto a
escribir.

Capítulo XXXI

De los sabrosos razonamientos que pasaron entre don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos.

Don Quijote le preguntó a Sancho por Dulcinea y éste le contestó que estaba ahechando trigo en su casa, que se había
enterado del amor de don Quijote por ella y que hasta allí había llegado el Vizcaíno a presentarse. Todo esto lo estaba
inventado Sancho, ya que él no había llegado al Toboso. Don Quijote empezó a dudar entre ir al Toboso a ver a su amada o
ir a matar al gigante, decidiéndose al final por lo último. Después se pararon todos a comer. Mientras comían apareció un
mozo que era aquel que estaba atado a una encina mientras su amo le golpeaba y se abrazó a don Quijote. Le contó como
al marcharse el caballero don Quijote, su amo le apaleó. Don Quijote decidió pagarle a aquel labrador con la misma
moneda, pero después de haber matado al gigante. El mozo le dijo que no lo creía y le pidió algo de comer. Mientras se
marchaba, le dijo a don Quijote que la próxima vez no le defendiese, porque era peor el remedio que la enfermedad.

Capítulo XXXII

Que trata de lo que sucedió en la venta a la cuadrilla de don Quijote.

Después de comer continuaron su camino y llegaron a la venta donde Sancho había sido manteado. Entraron y le
dispusieron un lecho a don Quijote, acostándose éste temprano. Le devolvieron a la ventera la falsa barba y los ropajes y
pidieron la cena. Hablaron de las razones de la locura de don Quijote. El ventero trajo una maletilla en donde tenía tres
libros de caballerías. El cura quería quemar dos de ellos, dejando otro que era una historia real. El ventero no creyó que el
tercero narrase una historia real, prefiriendo los otros dos. También había una obra escrita por el dueño de la maleta
olvidada llamada el Curioso Impertinente, que el cura cogió y empezó a leer.

Capitulo 33

En este capitulo se nos cuenta la novela del Curioso Impertinente tal y como se supone que se relataba en las hojas que
encontraron en la venta.

En esta novela se nos habla de dos amigos, Lotario y Anselmo el cual se casó con Camila, cuya amistad era tan grande que
llegaron a llamarlos los dos amigos (por ejemplo tenían los mismos gustos y si bien A estaba mas inclinado a los asuntos
amorosos que L que estaba con la casa, siempre estaban al compas uno del otro).

Anselmo estaba enamorado de una doncella de buenos padres y le pidió a Lotario que se case con ella para luego hacer
un intercambio. Esto funcionó de maravilla hasta que Lotario se dio cuenta que estaba realizando demasiadas visitas a la
casa de su casado amigo y que podría dar a la confusión. Entonces luego de muchos preámbulos Anselmo se dio cuenta
quería poner a prueba a su mujer, Camila, haciendo que su amigo Lotario ofreciera a Camila regalos y joyas para que se
probase así la fidelidad que tenia Camila hacia él. No quería tener por esposa a una mujer que la clasifiquen de buena ya
sea por no tener lugar a una aventura o por miedo al marido.

Lotario en un primer momento se niega a hacer tal cosa, primero dice que estaba obsesionado y obstinado con el tema
como un moro y que diga lo que le diga no lo podría hacer cambiar de opinión Ademas de que consideraba que Camila era
una mujer muy pura y muy honrada como para acceder a estas ofrendas de Lotario, ya que si se saso con una cualquiera
tiene absoluto poder sobre ella y si se caso con una mujer honesta no hay razón de someterla a pruebas. Luego le dice la
diferencia de las acciones de las personas y esto no lo beneficiaria y nada y que lo único que se conseguiría con este plan
es demostrar la honestidad de Camila y la poca confianza que tiene Anselmo hacia su mujer. Esto lo ejemplifica con el
supuesto de caso de poseer un fisinisimo diamante, si lo machacaría para probar su fuerza, seria completamente injusto.
Ademas dice que no solo que le estaría quintando la propia honra sino que en caso de ser verdad lo estaría obligando a
quitársela. Por último remite a la biblia para decir que tanto el buen obrar como el mal obrar del individuo de la pareja
repercute en ambos (forman parte de la misma carne).

Anselmo, intenta convencerlo reconociendo tanto que es un buen amigo como tambien que el sufre un problema, pero si
lo que le preocupa es la convservacion de su honra, justamente lo tendría que hacer ya que si le confía la tarea a un
extraño seria para peor. Lotario tras ver que su amigo estaba dispuesto a utilizar a otra persona para poner en practica su
plan accede a ponerlo en practica él mismo.

Anselmo lo que hace es crear una situación en donde Lotario y su esposa se queden solos Pero lo que hace es contarle a
Anselmo una conversación ficticia en la cual Lotario alababa a Camila, mientras que lo único que había hecho era dormir
en la silla. La situacipon se repite e inventa que su mujer estaba sumamente desconcertada con la situación y que no si
siguen las hostigaciones que lo acusará con su marido. Anselmo a todo estaba muy contento y su siguiente paso es darle
2000 escudos para que le compre joyas. Sin embargo, esta vez presencia la escena y ve como ninguno de los dos dialoga
dando cuenta de las mentiras de su amigo.

Anselmo al darse cuenta de este amenaza de nuevo a Lotario con buscar a otro, pero Lotario le jura que volverá a poner
en practica el plan que había ideado Anselmo con anterioridad para lo cual Anselmo deja solos a Camila y a Lotario
durante 8 días para que Lotario pusiera en marcha el extraño plan. Camila se enoja con Anselmo ya que nadie podría
ocupar el lugar de su marido (Lotario) y si lo hacia para confirmar si ella puede administrar o no la casa, lo confirmaría.

Durante 3 días Lotario empezó a valorar la bondad y hermosura de Camila y ella entrar a su aposento sin razón alguna.

Capitulo 34

Tras esos días de incertidumbre Camila se da cuenta de los sentimientos de Lotario y le escribe una carta a su marido
contándole lo que está sucediendo, Anselmo viendo que el plan funciona responde a su esposa diciéndole que no se
preocupara de nada que él llegaría pronto.

Cuando éste llega le pregunta a su amigo Lotario que es lo que sucede y este le confirma la pureza de su mujer la cual no
cesa de rechazar sus proposiciones. Camila le cuenta todo a su criada Leonela y hace de guía. Anselmo convence a Lotario
de seguir siendo partícipe y una vez que vemos los celos de Camila hacia la nueva enamorada de Lotario Cloris se dan a
conocer su amor. Sin embargo, Leonela utiliza esta información para llevar a la casa de Camila todas las noches a sus
amantes, sabiendo que si Camila decía algo a Anselmo esta se lo contaría todo acerca del verdadero amor de Lotario hacia
Camila.

Lotario (una vez que ve salir un hombre de la casa de Anselmo (olvidándose de la posibilidad de que sea de Leonela) le
cuenta, muy enojado e iracundo por el engaño de Camila, a Anselmo que ha visto salir a un hombre de la casa pensando
que este había estado con Camila por lo que le aconseja que le tiendan una última cama. Cuando se cruza con Camila le
cuenta lo sucedido y ella no podía creer la inoperancia de Lotario e idea una situación para engañar a Anselmo mismo. Le
dice que diga que se ausente por unos días en su casa y que se quede encerrado en la habitación; Leonela y Camila en
parte hablaran sobre asesinar a Lotario para que no manche el honor de la patrona mientras que Anselmo escuchara todo
esto. Camila luego de un acto fallid de intentar matar a Lotario se hace una herida superficial y culmina su actuación. Al
acabar con este plan Anselmo sale a hablar con Lotario para manifestarle su alegría tras ver que su esposa es tan pura y
sincera como creían en un primer momento y para felicitar a Lotario por lo buen amigo que era y lo bien que se había
portado con él.

Capitulo 35

Antes de que hubiera acabado el cura de leer la novela apareció Sancho por la puerta diciendo que Don Quijote estaba
librando una gran batalla contra el gigante enemigo de la señora princesa Micomicona. Al oír esto el cura se levanto con
rapidez cuando oía un gran ruido acompañado de las voces amenazantes de Don Quijote.

Cuando entraron en la habitación de Don Quijote vieron que este se encontraba en paños menores dormido a cuchillada
limpia con los cueros de vino. Lo más extraño de la situación eran las pintas que tenía Don Quijote y que además de tener
los ojos cerrados, ya que se encontraba soñando, estaba con una camisa que apenas le cubría los muslos, las piernas no
excesivamente limpias y llenas de vello, y ademes en el brazo izquierdo tenia envuelta la manta de la cama.

Al ver todo revuelto y lleno de vino, el ventero se abalanzó sobre el pobre Don Quijote propinandole gran numero de
golpes a puño cerrado, tan fuerte le daba el ventero que si no llega a ser por Cardenio y por el cura Don Quijote se hubiera
quedado hay de por vida. Luego de esto al haber toado el cura sus manos, DQ pensó que había terminado la tarea y la
consuela diciendo que ya había matado al gigante. Después de que Don Quijote se hubo quedado dormido y que el cura
tranquizara al ventero prometiedo pagar todos los daños, de nuevo continuaron leyendo la novela del Curioso
impertinente.

Continuando por donde nos habíamos quedado en la lectura de esta curiosa novela Leonela se había escapado con Camila
y Lotario dejando a Anselmo solo en la casa. Esto fue debido a que Anselmo descubrió a Leonela estando con uno de sus
amantes y no creyéndolo y amenazándola, Camila dio cuenta de la situación y escapo con ellos dos llevándose las joyas.
Cuando Anselmo descubrió que le habían dejado solo decidió irse a una de las casas que tenia un amigo suyo en el campo,
donde murió una vez hubo escrito un epílogo de su vida, en la cual explicaba como moría por Camila.

Una vez acabaron de leer el libro el cura la califico de poco creíble ya que no se explicaba como alguien que lo tenia todo
como Anselmo pudo liar tanto las cosas para comprobar la sinceridad de su mujer, la cual al final le acabo abandonando.

Capitulo 36

Se encontraban en la puerta de la venta el ventero que divisó como se acercaban a la venta una tropa de huéspedes. Le
pregunto Cardenio al ventero cuantos eran los posibles visitantes, a lo que respondió el ventero diciéndole que eran
cuatro a caballo, dos a pie y una mujer vestida de blanco. Al oír esto Cardenio entro en la habitación de Don Quijote.

Cuando llegaron los caballeros a la venta se apearon de los caballos y trasladaron del sillón a una silla, que estaba próxima
a la habitación de Don Quijote, a la misteriosa mujer.

Todos se preguntaban quien seria esta extraña mujer pero nadie daba respuesta a las preguntas que Dorotea hacia a los
mozos. Cuando Cardenio se entero de quien era esa misteriosa mujer se dio cuenta que la conocía y comenzó una larga
conversación con ella, pareciendo que se la estaba disputando con Fernando, el caballero que la había trasladado del sillón
a la silla. Al poco tiempo se descubrió que la mujer se llamaba Luscinda y no Micomicona como había dicho Sancho con
anterioridad.

Capitulo 37

Mientras tanto el propio Sancho se creía que la Dorotea era una princesa, que el famoso gigante era Fernando. A todo
esto Don Quijote seguía durmiendo en sus aposentos. En la venta se encontraban todos muy contentos ya que al estar
prácticamente llena la venta las ganancias para el ventero eran bastante considerables. Entre tanta felicidad solo Sancho
era el triste pero al poco rato se despertó Don Quijote y comenzó a hablar con él.
Don Quijote le contó a Sancho la aventura, imaginaria que había tenido este con el famoso gigante al cual había liquidado
de tal forma que llego a comparar la sangre del gigante con enormes ríos de agua. Sancho al oír esto le corrigió diciéndole
que más que ríos de agua eran ríos de vino tinto, haciendo alusión a los cueros de vino que había destrozado Don Quijote.
Al oír esto Don Quijote le pidió una explicación a Sancho de porque decía ríos de vino tinto, a todo esto Sancho le explico
lo que había sucedido y el plan de Dorotea y amigos en disfrazarse. Pero DQ lo atribuyó a encantamientos.

Don Quijote bajo al salón y comenzó a hablar con Dorotea, ya que al verla con disfraz de doncella (siendo ella la princesa
Micomicona) pero apiadándose de DQ intento cortar la conversacion mas Fernando no se lo permitía ya que le interesaba
todo lo que allí se hablaba. Una vez hubo acabado la conversación Fernando se comprometió en llevar a Don Quijote a su,
casa quedando de este modo, los venteros, enormemente aliviados y alegres.

A todo esto, entran en la venta un caballero cristiano que fue a pelear contra los moros junto con una mujer mora llamada
lela Zoraida, (deseosa de convertirse en cristiana) o María. Luego de hacerles lugar en la venta, llegó la hora de cenar. Una
vez dispuestos en la mesa, Don Quijote da un discurso de las armas y las letras. Los otros escuchan asombrados de la
listeza de don Quijote en su defensa de las armas y su discurso sobre el trabajo de los estudiantes. El dice que las letras
nunca harian ventaja a las armas , para ver esto intenta comprarar cual tiene trabajo mas grande. Lar armas por una parte,
buscan la paz. Mientras que las letras, haciendo una salvedad a las letras divinas (teología), buscan una actividad lucrativa
atenta solo al provecho de quienes la ejercían.

Los trabajos del estudiante es combatir la pobreza (poniendo un caso extremo) mientras que los gobernantes dominan el
mundo sobre una silla tocada su hambre en hartura. (sigue en cap 38)

Capitulo 38

En este capitulo se ve como Don Quijote habla del soldado, de cómo es la persona más pobre que hay en el mundo ya que
tiene que sobrevivir con los mínimos recursos existentes y aun así consigue sacarle el mayor partido a cualquier situación
dificultosa. También les dijo que los menos premiados en la guerra y los más importantes en ella son los pobres soldados,
que son los mas arriesgados. Además, aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el premio. Esto se debería
a que es mas fácil premiar a dos mil letrados que a treinta mil soldados (los letrados se les da oficios que por fuerza se han
de dar a su profesión, mientras que a los soldados se los premiaría con la misma hacienda del señor a quien sirven).

Comparando ahora, el trabajo de los letrados con el de un soldado, recapacito en que trabajan muchisimo mas los
soldados que los letrados y en realidad es muchisimo menor la recompensa que recibe un soldado. También afirmo que es
necesaria la presencia de los letrados ya que sin ellos no habría leyes y las letes regulan las guerras. Aunque las leyes no
podrían sustentar sin las armas ya que con ellas se defienden las republicas, se conservan los reinos, se guardan las
ciudades, etc.

Sin embargo, DQ se arrepiente de haber elegido la profesión de caballero en ese momento con la aparición de armas de
fuego con la polvora y el estaño. Mientras tanto, los presentes les pareció una lastima de ver a un hombre que tenia tan
buen entendimiento y buen discurso en todas las cosas que trataba haya perdido la cabeza con la caballeria.

Una vez que hubo concluido la conversación de Don Quijote el cautivo dijo que ahora iban a oír el verdadero discurso y
cuando todos estaban dispuesto a oír tal conversación dijo lo que se viene a decir en el siguiente capitulo.

CAPITULO 39

El cautivo nos cuenta como su padre dividió su hacienda de León en tres partes, una para él y las otras para sus tres hijos.
Los cuales deberían dedicarse uno a las armas, otro a las letras y el otro al comercio. (Pues hay un dicho que dice: Tres
cosas hacen al hombre medrar: Iglesia mar y casa real)

El cautivo nos cuenta que él fue quien se dedicó a las armas y que tras unos cuantos viajes, llegó a ser capitán de infantería
en la batalla de Lepanto fue apresado y hecho cautivo por el rey de Argel. Euch Alí, salió intacto con toda su escuadra y él
justamente luego de hallarse solo en la galera contraria, fue aprisionado por éste. Llegó de esta manera a Constantinopla,
y luego hicieron una táctica para evitar que Don Juan de Austria los encuentre. Un año más tarde tomaron La Presa,
comandada por el nieto de Barbarroja. Luego de 22 ataques después de que los españoles culminando con Carlos V tome
la Goleta, los turcos finalmente pudieron recobrar su fuerte cautivando a Pedro Puertocarrero. Entre los cristianos que en
el fuerte se perdieron uno fue Pedro de Aguilar (alférez), soldado de mucha cuenta y de raro entendimiento ya que era
todo un poeta. Al formar parte del mismo patrón que el cautivo. Da la casualidad que justamente el cautivo mencionado
era el hermano de Don Fernando y ahora estaba casado y con 3 hijos.

CAPITULO 40

Empieza con los dos sonetos de Pedro de Aguilar y luego cuenta que una vez que retornó la armada a Constantinopla su
amo ya había muerto y pasó a ser propiedad de Azán Agá (grumete al que toma cariño su anterior dueño) que llegó a ser
rey de Argel. Entonces, se muda a Argel sin perder la esperanza de algún momento por fin ser libre. Entonces, describe su
situación en Argel: Había dos tipos de cautivos los cristiano propiedad del rey, y los públicos, propiedad del Estado. No
obstante, por más de que él era propiedad del rey y los segundos estaban en desventaja frente a ellos, a todos les
preocupaba la idea de ser asesinados sin motivo alguno(al calificarlos de asesinos de todo el género humano) salvo a
Saavedra (Cervantes) el cual contaba y historias.

Luego cuenta la historia de su liberación: Un día, estando él con tres compañeros de prisión, vieron que por la ventana
estaban balanceando una caña con un lienzo sujetado. Entonces, los 3 probaron su suerte y la caña hacia un movimiento
de negación hasta que probó el cautivo y cayó la caña al suelo. Se encierra de esta manera en el baño y descubre 10 cianiis.
A todo esto, comenzaron a imaginar quién es la persona que le estaba haciendo todos estos favores por lo que
comenzaron a hacer zalemas. Primero pensaron que era una mora, luego de mostrar una cruz, pensaron que era una
cristiana renegada. Pero luego, la segunda señal fue una estrella que indica el norte de la salvación. Averiguando que allí
vivía un moro rico llamado Argimorato, cayó repentinamente el lienzo con cuaareta escudos de oro españoes y un papel
escrito en arábigo y una grande cruz. Ninguno de ellos sabía leer arábigo por lo que tuvieron que recurrir a un renegado
para traducirles. La carta decía que una esclava suya le había contado sobre la religión cristiana y había despertado su
interés, también le aconsejaba que tenga mucho cuidado para ver a quién confiaba esa carta ya que su padre lo mataría
tanto a él como a ella si se enterara. Entonces, el renegado le pide que le cuenten la verdad y jura por todos los medios
que lo ayudaría. Planean entonces su huida, uno de sus amigos compraría un barco para llegar a España, el renegado se
sacrificaría por su libertad.

CAPITULO 41

Luego de dos semanas, el renegado logra comprar el barco e idean todo para liberar no solo al cautivo sino también a sus
amigos junto con la Zoraida. El cuativo va a l encuentro de Zoraida y se encuentra con el padre. Con mucho disimulo
mantienen un dialogo en el que le pregunta ella cuando se va y que no es de confianza y etc.

Por la noche llevaron a Don Quijote y a Sancho hacia el caballo y le dijeron que deberían taparse los ojos porque la altitud
que iban a alcanzar era muy grande y le podían marear. Don Quijote y Sancho accedieron, y al momento les dijeron que
para activar el caballo había que mover una clavija que se encontraba en el cuello del caballo. Y para bajarse del caballo
cuando llegasen tendrían que esperar a que este relinchara.
Cuando Don Quijote apretó la clavija todos los allí presentes se despedían como si realmente se estuvieran moviendo,
incluso imitaban el calor de la altitud y el movimiento del viento. Al cabo de un rato los allí presentes encendieron la cola
de Clavileño el cual al estar lleno de cohetes salió disparado por el aire tirando a Don Quijote y a Sancho al suelo. Cuando
se levantaron vieron que no se habían movido de lugar y que a su alrededor estaban los mismos personajes que antes y
observaron también que junto a ellos había una lanza con un mensaje el cual decía que Don Quijote había vencido con
solo intentarlo y que Malambruno se contentaba con eso y había desencantado a la Trifaldi y a sus doncellas. También
decía que igualmente se desencantaría Dulcinea en cuanto Sancho cumpliera lo prometido. Cuando el Duque leyó la carta
felicito efusivamente a Don Quijote por su hazaña.

Sancho le dijo a la Duquesa que durante su viaje en Clavileño se había quitado el pañuelo y había visto como el mudo y las
personas eran muy pequeñas desde esas alturas, la Duquesa al decirle que eso era imposible Sancho le respondió que
mediante el encantamiento nada era imposible. Sancho prosiguió contando que había estado tan cerca del sol que había
podido comprobar que realmente era muy grande, también dijo que se habían detenido en la constelación de las siete
cabrillas ya que como Sancho había sido cabrero se entretuvo un poco con ellas.

CAPITULO 42

Cuando los Duques se dieron cuenta de que las bromas funcionaban y Don Quijote y Sancho no se daban cuenta de nada
decidieron proseguir con ellas para reírse más. Mas tarde el Duque le dijo a Sancho que se preparara por que al día
siguiente irían a la ínsula en la que Sancho gobernaría. Al oír esto Don Quijote se apartó con Sancho un momento para
aconsejarle acerca de cómo tenia que comportarse como gobernador de una ínsula.

Primero la aconsejó acerca del alma. Don Quijote le dice que se haga amigo de Dios, que no se avergüence de su linaje ya
que si no se avergüenza él nadie se avergonzara nunca de él. También le dijo que en caso de que fuesen sus parientes a
visitarlos que no los desprecie y en caso de que enviudase que supiera elegir bien a la mujer ya que en ocasiones son estas
las que ayudar a gobernar. También le dijo que juzgase igual a un rico que a un pobre pero que atendiese mas a las
lagrimas de un pobre ya que son los que no tienen nada en este mundo.

CAPITULO 43

En este capitulo Don Quijote le comienza a dar consejos a Sancho acerca del cuerpo.

Don Quijote le dice a Sancho que se debe de mantener limpio y aseado, que no debe4 de comer nada que le haga oler mal,
que no debe comer demasiado ni muy deprisa por que sin no puede dar una mala impresión y también le dice que no diga
tantos refranes como solía decir siempre ya que le harían quedar muy mal.

Don Quijote al final le dice que debe de gobernar bien ya que las responsabilidades que acarrearan su mal gobierno
caerían también sobre él y no quiere sentirse culpable de ningún mal mandato. Sancho al oír esto le dice a Don Quijote
que si él lo desea dejara el cargo de gobernador ya que no quiere que su amo sufra consecuencia alguna de lo que él
pueda hacer mal. Don Quijote al oír que Sancho está dispuesto a dejar de ser gobernador de una ínsula para que él no que
de mal en ningún momento le dice Sancho que merecería mil ínsulas ya que sus razonamientos son sabios y correctos.

CAPITULO 44

Al partir Sancho hacia su ínsula se despidió de todos y se montó en el Rucio y comenzó su camino. Con él estaba el
mayordomo, que había fingido ser la Trifaldi, al verlo Sancho se lo comentó a Don Quijote el cual al comprobar que lo que
Sancho decía era cierto se quedó frustrado y acabo diciendo que eso no podía ser así ya que seria una gran contradicción.

A la marcha de Sancho se quedó Don Quijote solo y al notarlo la Duquesa le ofreció un par de doncellas para que le
sirvieran. Don Quijote las rechazó diciendo que él era un caballero andante y no necesitaba doncellas de ningún tipo.
Cuando Don Quijote estaba apunto de marcharse a la cama abrió la ventana y vio como una doncella, Altisidora, cantaba
un romance burlesco en el cual declaraba su amor a Don Quijote.
Don Quijote al oír esto le dijo a Altisidora que él ya tenia una dama y que por nada le seria infiel. Y mediante varias
comparaciones reafirmó su amor hacia Dulcinea del Toboso, su dama.

CAPITULO 45

Cuando Sancho llegó a su ínsula, Barataria, le recibieron con mucho afecto y cariño. Al verle le llevaron a la iglesia y allí le
dieron las llaves de la ciudad y le admitieron como gobernador perpetuo.

Al momento le llevaron al juzgado donde comenzó a ejercer como gobernador en unos juicios que le presentaron los
habitantes de la ínsula.

En el primer juicio le sucedió lo siguiente: era un señor que le fue a pedir a un sastre que le hiciera una caperuza con un
tipo de tela que él le llevaba, pero como era tan desconfiado y temía que el sastre se quedara con un trozo de tela le dijo
que le hiciera las máximas posibles, al final el sastre le dijo que le podía hacer cinco caperuzas. El problema estaba en que
el sastre había hecho unas caperuzas diminutas haciendo caso a que el hombre quería cinco. Entonces el sastre le exigía al
hombre el dinero que se había ganado haciendo esas caperuzas, mientras que el hombre le exigía al sastre el trozo de tela
que le había dado. Sancho al ver esto decidió que ninguno de los dos tuviera lo que pedía ya que ambos habían sido muy
desconfiados con el otro.

La segunda historia contaba lo siguiente: un hombre había recibido prestados diez ducados y no se los quería devolver a su
dueño original porque decía que ya se los había devuelto. El primer hombre le dio al segundo una caña que tenia en la
mano y juro ante todos que ya se los había devuelto y entonces se fue recuperando su caña antes. Sancho al darse cuenta
de esto le mando que le diese la caña al hombre que le había dejado los diez escudos y le dijo que con la caña ya estaba
pagado. La sorpresa vino cuando el hombre rompió la caña y vio que dentro de ella estaban los diez escudos.

En el tercer caso se contaba lo siguiente: una mujer llegó ante Sancho diciendo que un hombre la había forzado en mitad
de un camino y no la quería indemnizar. El hombre decía que la mujer se le había ofrecido y que ya le había pagado lo
justo por esos trabajos. Sancho le dijo al hombre que le diese una bolsa que tenia llena de dinero, y cuando se fue la mujer
le mando salir detrás de ella para recuperar la bolsa. Al cabo de un rato regresaron el hombre y la mujer solo que ambos
unidos a la bolsa ya que la mujer no la quería soltar por nada del mundo. Sancho al ver esto le dijo a la mujer que se
hubiera puesto tanto empeño en defenderse como lo esta poniendo ahora en agarrar la bolsa nadie la habría forzado en el
campo. Les mando ir y le devolvió la bolsa de dinero al hombre.

CAPITULO 46

Un día al salir Don Quijote se encontró a Altisidora y a una amiga, al ver a Don Quijote Altisidora fingió que se desmayaba
para que Don Quijote se fijase en ella. Don Quijote al verla le dijo a su amiga que esa noche se quedaría él mismo haciendo
la compañía para que se desengañara. Por la noche comenzó a cantarle un romance a Altisidora en el cual le decía que el
solo estaba enamorado de una mujer y que sus sentimientos no se cambiarían por nada ni por nadie. En el jardín
estaban las Duques y otras gentes del castillo.

Desde un corredor cercano a la reja de Don Quijote descolgaron un saco lleno de gatos los cuales al meterse en la
habitación de Don Quijote comenzaron a montar un escándalo tan grande que parecía que en la habitación se estaba
librando la mayor batalla jamas vista. Don Quijote sé penso que la habitación estaba llena de encantadores y, puesto que
estaba a oscuras, comenzó a dar espadazos contra los gatos. Entonces uno de los gatos se le subió a la cabeza y le araño y
mordió la cara.

CAPITULO 47

En la ínsula de Sancho era la ora de comer y sus sirvientes le llevaron a un gran palacio donde le iban sirviendo grandes
platos de comida. Con el pequeño inconveniente de que cada vez que tenia un plato de comida delante un medico que
estaba junto a él mandaba que se lo quitaran con lo cual es fácilmente imaginable el hambre que estaba pasando el pobre
Sancho.

Cuando Sancho estaba apunto de comer algo decente llegó una carta del Duque diciendo que existía una conspiración
contra él y seria recomendable que no comiera nada de lo que le ofrecían. Entonces Sancho sé tubo que contentar con un
racimo de uvas y un poco de pan.

Mientras Sancho comía la poca comida que le permitían comer apareció un labrador que le comenzó a contar su vida.
Sancho después de escucharle le pregunto que era lo que quería. Entonces el labrador le pidió a Sancho que le diese 300 o
600 ducados para poder celebrar la boda de su hijo y una carta para que su futuro consuegro accediese a la boda con su
hijo.

Sancho se enfado tanto al oír esto que el medico que estaba allí le prometio darle de comer para evitar enfados similares.

CAPITULO 48

En una de las noches en que Don Quijote dormía apaciblemente escucho como alguien entraba silenciosamente en su
habitación. Pensando que era Altisidora que quería perturbar su honestidad se puso de pie encima de la cama. Al entrar la
dueña Rodríguez vio a Don Quijote de esa manera y ambos se asustaron enormemente.

Después de ese susto la dueña comenzó a decirle a Don Quijote que le necesitaba por temas caballerescos.

La señora comenzó a contarle a Don Quijote su historia, en la cual decía que ella tenia una hija que había sido seducida por
el hijo de un siervo del Duque, el cual le había pedido matrimonio a la pobre niña. También le dijo a Don Quijote que ya le
había pedido con anterioridad al Duque que la ayudara pero este no le hacia caso a la dueña por que este labrador solía
prestarse dinero y arreglarle algunos chanchullos.

En un momento de su conversación la dueña comenzó a meterse con Altisidora y con la Duquesa. Después de haber dicho
esto la dueña se apagaron las luces de extraña manera y Don Quijote y la dueña comenzaron a recibir pellizcos a azotainas.
Después de esta peculiar batalla ambos acosadores se marcharon de la habitación, la dueña salió de la habitación de Don
Quijote llorando y Don Quijote se quedó sin saber que extraños encantadores le habían hecho eso.

CAPITULO 49

De vuelta en la ínsula de Sancho este se empeño en hacer una ronda de noche para ver la clase de gente que se paseaba
por su ínsula de noche y limpiarla a ser posible de mala gente.

En esta ronda vio, primero, a un muchacho que le dijo que nadie conseguiría hacer que él durmiera una sola noche en la
cárcel, al preguntarle Sancho si era por que dudaba de su autoridad él muchacho le dijo que no era cuestión de autoridad
sino que él se pasaría toda la noche sin dormir.

Después de esto vio Sancho a una muchacha vestida de niño a la cual le pregunto porque iba vestida de esa manera. La
muchacha le contó a Sancho que se había disfrazado de niño por que su padre no la dejaba salir desde que había muerto
su madre. Entonces entre su hermano y ella habían decidido cambiarse las ropas para que así pudiera salir sin que su
padre se diera cuenta. Después de haber oído esto Sancho decidió llevar a la muchacha a casa.

Después de esta noche Sancho seguía demostrando a todos los habitantes de la ínsula su gran sensatez y juicio.

CAPITULO 50
Volviendo a la casa de los Duques se nos cuenta que los "encantadores" que habían dado una paliza a Don Quijote y a la
dueña Rodríguez eran en realidad la Duquesa y Altisidora que habían estado escuchando todo lo que la dueña decía de
ellas y en señal de venganza decidieron apalear a Don Quijote y a la dueña.

Prosiguiendo con las bromas de los Duques estos decidieron mandarle a Teresa Panza una carta en donde le contaban las
hazañas de Sancho y le mandaban unos cuantos regalos. Cuando Teresa Panza leyó la carta se maravillo de todo lo que su
marido estaba consiguiendo y salió rápidamente a contárselo a todo el mundo. Cuando el Cura y Sansón se enteraron de
que Sancho estaba de gobernador de una ínsula se quedaron asombrados y maravillados de lo que le estaba sucediendo a
Sancho.

Teresa Panza decidió mandarle mediante el paje una carta para Sancho y otra para la Duquesa agradeciéndole todo lo que
estaba haciendo por Sancho.

CAPITULO 51

Volviendo a la ínsula de Sancho este regresó a sus obligaciones como juez.

Se le presentó un caso en el cual se contaba lo siguiente. Esto era un terreno dividido por un río; el río era atravesado por
un puente, al final del puente había una orca y una casa en la cual se juzgaba a todo aquel que pasara de forma que aquel
que mintiera al preguntarle a donde iba seria ahorcado. Por lo general todos decían la verdad pero un día se les apareció
un hombre que dijo que únicamente venia a morir en la orca. Pero los jueces con supieron que hacer ya que si le
ahorcaban el hombre habría dicho la verdad y no habría merecido morir, pero si le dejaban ir el hombre había dicho
mentira y merecería ser colgado en la orca.

Sancho después de pensar detenidamente recordó algo que le había dicho Don Quijote, lo cual decía que cuando la ley
estuviese en duda debería decantarse del lado de la pobreza y humildad. Con lo cual Sancho les dijo que dejaran ir al
hombre.

A los pocos días Sancho recibió una carta de Don Quijote en la cual Don Quijote le daba nuevos consejos para gobernar la
ínsula. Sancho al poco tiempo le contesto comentándole el problema que tenia con el doctor y la comida.

CAPITULO 52

En la casa de los Duques Don Quijote le comunicó al Duque que iba a ir a buscar al labrador que había burlado a la hija de
la dueña y que le iba a matar a menos que cumpliese su palabra. El Duque le dijo a Don Quijote que él le daría el recado al
labrador y le ordenaría ir al castillo para que se celebrara allí el desafío.

A los pocos días llegaron de vuelta las cartas de Teresa Panza a la Duquesa y a su marido. En la de la duquesa le contaba la
alegría que en ella había causado que Sancho fuese gobernador, también le decía las ganas que tenia de visitar la ínsula de
Sancho y le pedía que la siguiera escribiendo contándole como transcurría el gobierno de Sancho.

En la carta a Sancho, que abrió Don Quijote, contaba lo mismo y alguna intimidad mas, también contaba lo bien que
estaba pasando el tiempo Sanchica.

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