Como Tratar A Hijos Rebeldes
Como Tratar A Hijos Rebeldes
Como Tratar A Hijos Rebeldes
Objetivo: Cómo tratar a los hijos cuando crecen y se rebelan contra Dios.
Un hijo ya mayor que se rebela contra Dios ocasiona mucho dolor a los padres cristianos. Como padres,
queremos lo mejor para nuestros hijos. Y como cristianos, sabemos que «lo mejor» es la vida eterna y
gozosa con Dios. Pero ¿Cómo tratar a los hijos cuando crecen y se rebelan contra Dios?
La respuesta impactante es: no podemos. La Biblia menciona a padres piadosos con hijos que se
rebelaron, por ejemplo, los hijos de Samuel se apartaron de Dios. Escoger es un don de Dios para todos.
Y hoy muchos jóvenes escogen sabiamente, pero otros toman decisiones incorrectas.
Los padres cristianos sufren tratando de comprender la rebelión. Sufren y oran cómo responder.
Jesús contó una historia de un hijo rebelde, en el relato vemos tres etapas:
Etapa uno: El hijo ya mayor se revela “Un hombre tenía dos hijos, 12 y el menor de ellos dijo a su
padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 Y no muchos
días después, juntándolo todo, el hijo menor se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus
bienes viviendo perdidamente” (Lc. 15:11-13)
La historia comienza con una rebelión externa del hijo. Él tomó la decisión de rechazar a su familia, y sus
valores.
En medio de este conflicto el joven dice: “Quiero ser dueño de mi vida y quiero tener mi propio dinero”. El
padre cedió y le entregó su parte de herencia y el joven se fue.
El padre hizo tres cosas: El padre dejó que se fuera, no lo siguió ni lo obligó a regresar.
Los padres tienen que discernir cuándo es el momento de dejar que el hijo rebelde se vaya.
A veces, entre más tratamos de controlar a nuestros hijos, más los resienten y más quieren ser libres.
¡Qué puede hacer el padre en estos casos?
Deje que comenten sus propios errores: El joven “desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (Lc.
15:13). El joven pensó: ¡Qué bueno! Puedo vivir como yo quiera”. La rebelión siempre conlleva pérdida. El
padre sabía que su hijo iba a encontrar problemas cuando lo dejó irse. Pero muchas veces el joven debe
experimentar y sólo así sabe si es bueno o es malo.
Deje que experimenten los resultados de sus decisiones: Siempre hay un precio que pagar por la
rebelión. “Y cuando todo lo hubo malgastado … comenzó a faltarle” (Lc. 15:14). El joven no estaba
dispuesto a morir de hambre “Y fue arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su
hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los
cerdos, pero nadie le daba” (Lc. 15:15-16). El hijo no tenía amigos, no tenía dinero para comprar comida.
El sabio padre comprendía que algunas personas deben adquirir sabiduría aprendiendo de sus propios
errores.
Etapa dos: Los resultados de la rebelión llevan al arrepentimiento: (Lc. 15:17-19). El hijo se
arrepintió y se apartó de su rebelión y fue hacia su padre.
¿Qué debe hacer el padre mientras espera que el joven adulto recobre el sentido?
1. Los padres necesitan orar: Los padres deben estar conscientes que los hijos están en una
constante guerra espiritual. Es un consuelo saber que Dios está en control.
2. Los padres necesitan ser pacientes: Como el hijo en Lucas 15, puede pasar mucho tiempo,
para que el hijo rebelde se arrepintiera. Dependa del Espíritu Santo para que le ayude a tener
paciencia mientras ora y espera que Dios discipline a su hijo.
3. Los padres necesitan amar: No importa cuan profundo hayan caído sus hijos, ni cuanto tiempo
usted tenga que esperar, siga amándolos. Deje abierto la puerta de su corazón y de su hogar.
Etapa tres: El hijo regresa y el padre lo perdona: (Lc. 15:17,20).
El padre acetó a su hijo y le aseguró que volver a casa era la decisión correcta. El padre corrió hacia
él, lo abrazó, lo besó y le dio la bienvenida al hogar. Esto es lo que nuestro Padre Celestial hace
cuando regresamos a Él, por lo tanto, perdonar, como Él perdona (Ef. 5:1).
1. Demuéstreles su amor: La Biblia nos dice “… lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y
corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó” (Lc. 15:20). Su hijo no tuvo ninguna duda de que era bien
recibido. Su padre le demostró su afecto por el contacto físico, sin esperar escuchar una confesión.
2. Perdónelos totalmente: Si el hijo se arrepiente, perdónelo completamente. La Biblia nos dice: (Lc.
15:22-24). El padre no criticó a su hijo por su rebelión. Este padre sabio, sabía que su hijo había
aprendido la lección. El padre lo vistió, le dio de comer delo mejor. El padre demostró la gracia de
Dios y el hijo estaba agradecido.
Una manera de amar a tus hijos es que te presentes ante el
Alfarero con un corazón humilde y enseñable para que Él siga
moldeando tu vida
Pero como padres, tenemos una gran influencia en nuestros hijos y eso conlleva una gran
responsabilidad y una maravillosa oportunidad. Aunque una educación cristiana no es garantía de vida
eterna, es una enorme bendición para nuestros hijos crecer en un hogar cristiano. Y es nuestra
responsabilidad como padres «criarlos en la disciplina y la instrucción del Señor» (Efesios 6: 4).
Lo primero que debemos hacer es enseñar a nuestros hijos acerca de Dios: “¿Cómo, pues, invocarán a
aquel en quien no han creído? ¿Y cómo van a creer en Aquel de quien nunca han oído? (Romanos
10:14).
Es de vital importancia para nuestros hijos conocer la verdad sobre el mundo, sobre ellos mismos y sobre
su Creador, tal como se nos revela en la Biblia. Esta enseñanza puede comenzar desde una edad muy
temprana, por ejemplo, leyendo historias bíblicas, cantando canciones juntos, pero también haciendo que
Dios sea parte de nuestra vida diaria. Como Dios ordenó a los israelitas:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Y estas palabras
que te mando hoy estarán en tu corazón. Las enseñarás diligentemente a tus hijos y hablarás de ellas
cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las
atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos. Las escribirás en los postes
de tu casa y en tus puertas ”(Deuteronomio 6: 5-9).
Esta enseñanza es principalmente responsabilidad de los padres, pero también puede ser apoyada por
otros cristianos. Muchas iglesias ofrecen clases de escuela dominical, en algunos países hay escuelas
cristianas y hay muchos libros, canciones e ideas de manualidades útiles para ayudar a los padres con su
tarea. Esto es especialmente importante si los padres mismos son nuevos en la fe o si solo uno de los
padres es cristiano.
Tan importantes como el conocimiento de Dios, son ejemplos vivientes. Los primeros ejemplos que tiene
un niño son sus propios padres. Necesitamos modelar cómo es una vida con Dios. Nuestros hijos
ciertamente sabrán que no somos perfectos, no podemos mantener las apariencias 24/7, pero deben
saber que somos auténticos. Necesitan ver cómo ponemos nuestra esperanza en Dios, cómo basamos
nuestras decisiones diarias en la Biblia, cómo nuestras prioridades son moldeadas por la voluntad de
Dios.
Nuevamente, los padres no somos los únicos modelos para seguir. Otros cristianos maduros también
pueden ser ejemplos inspiradores, especialmente para los adolescentes que tienden a no dar por sentada
la forma de vida de sus padres. ¡Esta es una razón más por la que es tan importante pertenecer a una
iglesia! Como nos urge Hebreos 13: 7: “Acuérdate de tus líderes, los que te hablaron la palabra de
Dios. Considere el resultado de su forma de vida e imite su fe”.
Pablo escribe: “Amados hermanos, tomen mi vida como modelo y aprendan de los que siguen nuestro
ejemplo” (Filipenses 3:17), y anima a Timoteo a “dar ejemplo a los creyentes en el habla, en conducta,
con amor, con fe, con pureza” (1 Timoteo 4:12). Esa es nuestra tarea como padres, pero también como
miembros de la iglesia: ser modelos para seguir, especialmente para los niños que quizás no tengan
tantos cristianos maduros a su alrededor.
Criar hijos también se trata de crear buenos hábitos. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere
viejo, no se apartará de él” (Proverbios 22: 6). Es importante para nuestra vida espiritual leer
regularmente nuestras Biblias, tener una vida de oración saludable, asistir a los servicios de la iglesia, etc.
Todo esto se puede practicar y entrenar. Si estos elementos se vuelven «normales» para nuestros hijos,
será mucho más fácil para ellos seguir haciéndolo como adultos. Esto no debe ser complicado. Podemos
convertirnos en un hábito de orar con nuestros hijos antes de que se vayan a la cama. Pueden
acostumbrarse a la lectura de la Biblia por la mañana o después de las comidas. Pueden acompañarnos
cuando vamos a la iglesia y cuando disfrutamos de la comunidad con otros creyentes. Pueden participar
en el servicio cristiano a las personas que necesitan ayuda, en el apoyo de la misión mundial o el alcance
evangelístico en su vecindario. Todo esto es una especie de entrenamiento en discipulado.
¿Cómo le habla esta enseñanza bíblica? ¡Por favor comparte tus pensamientos abajo!