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Jueves y Viernes Santo

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JUEVES SANTO

DÍA DEL AMOR


CANTO: TIERRA FIRME
Tierra firme, te siento en mis pies descalzos,
Luna llena, testigo de mi llanto amargo.
Esta noche, reseca está mi alma y pienso
Que este cáliz no puedo consumirlo entero.
Como arrecia este viento, quiere empujarme a morir, no seré como hoja
seca, mi otoño será vivir.
Siento que llega la hora, mis labios deben callar, solo hablaré con mi
cuerpo, quien mire comprenderá.
Estribillo
En esta noche de olivos, desierto de soledad, sólo una cosa te pido: se
cumpla tu voluntad.

MONICIÓN DE ENTRADA.
Celebraremos hoy dos actos tan distintos como importantes al mismo
tiempo: con la Eucaristía, la institución del amor y el servicio a los demás;
y con la adoración a la Cruz, recordaremos el padecimiento y muerte. Todo
ello va unido por una persona: JESÚS DE NAZARET. Es el comienzo
de la Semana Santa y de la Pasión de Jesús.
La última noche que pasaste entre nosotros nos diste tu Cuerpo y
Sangre convertidos en Pan y Vino: era la primera eucaristía. Pero también
nos diste una lección más humana y comprensible: lavaste los pies a tus
discípulos. Era un acto de humildad y de amor a los amigos que te habían
acompañado y bien sabías que te iban a negar.
Después pasaste miedo, dolor, angustia ante el sufrimiento que te
venía encima. Tú aclamaste a tu Padre y te viste como un ladrón más. Por
eso al acabar la eucaristía, el altar quedará vacío, al igual que nosotros,
vacíos sin Ti y adoraremos esa cruz. Adoraremos ese símbolo del madero en
el que Tú diste tu vida por el perdón de todos nuestros pecados.
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los
Corintios.
11, 23-26
Hermanos:
Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a
mi vez os he transmitido:
Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó
pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo:
“Este es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto
en memoria mía”.
Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo:
“Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced
esto cada vez que bebáis, en memoria mía”.
Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz,
proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de Dios.
Tú.
Tú, eres luz en mi sendero,
eres agua en el desierto,
eres guía al caminar.
Tú eres paz en mis desvelos,
tierno abrazo cuando tiemblo,
eres vida, eres vedad

Lectura del Santo Evangelio según San Juan. 13, 1-15

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había


llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a
los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas
Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el
Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios
volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una
toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles
los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había
ceñido.
Llegó a Simón Pedro y este le dijo: Señor, ¿lavarme los pies
Tú a mi?, Jesús le replicó: lo que yo hago tú no lo entiendes ahora,
pero lo comprenderás más tarde. Pedro le dijo: no me lavarás los
pies jamás.
Jesús le contestó: si no te lavo, no tienes nada que ver
conmigo. Simón Pedro le dijo: Señor, no sólo los pies, sino también
las manos y la cabeza. Jesús le dijo: uno que se ha bañado no
necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio.
También vosotros estáis limpios aunque no todos. (Porque sabía
quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos estáis limpios”).
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso
otra vez y les dijo: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?.
Vosotros me llamáis “El Maestro” y “El Señor”, y decís bien,
porque lo soy. Porque si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los
pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he
dado ejemplo para que lo que he hecho con vosotros, vosotros
también lo hagáis.
Monición al lavatorio.
Jesús, en estos momentos recordaremos como de una manera tan
sencilla te despediste de tus amigos, intentaremos hacer lo mismo que tú
hiciste hace muchos años cuando, en el último día de tu vida, en lo que iba a
ser la Última Cena, te pusiste al pie de los discípulos, te quitaste el manto,
te ceñiste la toalla, pusiste agua en una jofaina y les lavaste los pies.
A pesar de eso, Señor, los cristianos todavía no hemos comprendido
que el REINO DE DIOS se funda en el servicio y amor a los demás.
El sacerdote coge la jofaina y la toalla repitiendo el gesto de Jesús ante
sus discípulos. Con este gesto manifiesta que quiere estar al servicio de
todos.

Canto durante el lavatorio: “Servidores”


Antes de la fiesta de la Pascua,
durante la cena estaban reunidos.
Sabiendo que el Padre todo lo había dado
y que a Él volvía otra vez.
Con una toalla en su cintura
puso luego agua en una jofaina,
se acercó hasta ellos y sus pies lavó,
luego los secaba con amor.
Entre los hombres servidores sed,
pues yo el Maestro lo he hecho con vosotros.
Os lo aseguro felices seréis,
muy pronto todo vais a comprender.
¿Cómo estás hablando de lavarme, Tú Señor Jesús si eres mi maestro?
Deja que lo haga, Pedro no lo entiendes pero un día claro lo verás.
Si yo no te limpio con mi agua, no tendrás ya nada que ver conmigo.
Entonces Señor, no sólo los pies, lávame también todo mi ser.
SÍMBOLOS DE AMOR.
El pan que compartimos al comer
y el vino que compartimos al beber,
son símbolo de amor,
son símbolo de unión,
son símbolo de lo que Tú nos enseñaste a ser.
Tú nos has ofrecido tu cuerpo
y nos has ofrecido tu sangre
como signo de lo que nosotros debemos hacer.
Ofreciendo nosotros la vida
ayudando a vivir a los otros,
ya podemos sentarnos contigo a comer y a beber.
El pan que compartimos al comer
y el vino que compartimos al beber,
son símbolo de amor,
son símbolo de unión,
son símbolo de lo que Tú nos enseñaste a ser.

INSTRUMENTO DE TU PAZ
Quiero ser Señor instrumento de tu paz,
Quiero ser Señor instrumento de tu
paz.
Donde haya odio, ponga yo el amor;
Donde haya ofensa, ponga yo el perdón,
Porque amando, soy amado Señor.
Donde hay discordia, ponga yo la unión;
Donde haya duda, ponga yo la fe,
Porque perdonando lo soy también Señor
Canto: Como el Padre me amó. El mundo está en la cruz.
He llegado a la montaña
Como el Padre me amó, y en la cruz te he contemplado,
Yo os he amado, te he visto ojos de niño,
Permaneced en mi amor, tu faz era de soldado.
Permaneced en mi amor.
Tu cuerpo sangrante y roto,
tus manos viejas de anciano
Si guardáis mis palabras
No he visto un Cristo de historia
Y como hermanos os amáis, vi un mundo destrozado.
Compartiréis con alegría
El don de la fraternidad. Una a una las espinas,
Si os ponéis en camino, de tu cabeza he quitado
Sirviendo siempre a la verdad, y de tus manos sangrantes
Frutos daréis en abundancia, arranque los fríos clavos.
Mi amor se manifestará. Y al llegar hasta los pies,
miedo me dio tocarlos,
Como el Padre me amó, era la sangre del pueblo,
Yo os he amado, pobre guerrero y esclavo.
Permaneced en mi amor,
Permaneced en mi amor. Tu cuerpo sangrante y roto
sobre mi se ha descolgado,
No veréis amor tan grande los pies quedaron allí,
Como aquel que os mostré, en la cruz aún clavados.
Yo doy la vida por vosotros
Y en tus ojitos de niño y
Amad como yo os amé. en tu cara de soldado,
Si hacéis lo que os mando vi la humanidad muriendo,
Y os queréis de corazón muriendo entre mis brazos.
Compartiréis mi pleno gozo El pueblo que sufre y muere,
De amar como Él me amó no muere lo hemos matado
tras pisar su dignidad
y su fe pisoteado.

Y yo en tanto seguiré
dándomelas de cristiano,
pensando que el mal de los hombres
se lo hicieron mis contrarios.
Y en tus ojitos de niño,
y en tu cara de soldado
Vi la humanidad muriendo,
muriendo entre mis brazos.

El pueblo que sufre y muere ,


no muere lo hemos matado
tras pisar su dignidad
y su fe pisoteado
ENTREGA
EN LA
CRUZ

CARGADO CON LA CRUZ, SUBIÓ AL


GÓLGOTA Y LO CRUCIFICARON
MONICIÓN A LA ADORACIÓN DE LA CRUZ.

Tú, Jesús, no tenías más armas que la Palabra. Los fariseos y las
autoridades competían con otro tipo de armas: la violencia, y claro está,
deciden prenderte.
A pesar de la angustia que pasaste nunca perdiste la serenidad.
¡Con qué rapidez pasó todo! Pasaste por los tribunales, ante el sanedrín,
ante Pilatos. Del juicio a la prisión y de la prisión a la muerte. La muerte
en la cruz.
Era viernes y morías por nosotros en la cruz, por eso a pesar de la
tristeza del momento, se respira una cierta alegría por todo lo sucedido.
Quizá nuestra vida tiene algún parecido a la de Jesús. Es hora pues de
rezar, de rezar con el corazón, vamos a adorar de verdad la cruz: “El
madero en el que estuvo clavada la salvación del pueblo”

ADORACIÓN DE LA CRUZ.
El sacerdote va descubriendo la
cruz en tres momentos diferentes, en
cada uno de ellos cantará lo que
sigue, y los fieles responden con otra
invocación.
Sacerdote: “MIRAD EL
ÁRBOL DE LA CRUZ, DONDE
ESTUVO CLAVADA LA
SALVACIÓN DEL MUNDO”
Pueblo: VENID A
ADORARLO
En nuestra oscuridad
En nuestra oscuridad… enciende la llama de tu amor Señor,
De tu amor Señor, en nuestra oscuridad

SUFRO CONTIGO
Hoy me presenté ante Tí,
con todo el dolor del mundo,
y me enseñaste simplemente
a un hombre en una cruz.
Hoy me presenté ante Tí,
lleno de porqués,
“no trates de entender”,
dijiste, símplemente has de vivir.
QUE YO TU DIOS SUFRO CONTIGO
EN CADA HOMBRE,
QUE DERRAMA SU LLANTO DE
DOLOR,
QUE CADA DÍA EN ALGÚN LUGAR
SE REPITE EL CALVARIO
Y TAMBIÉN LA RESURRECCIÓN, ZAMBA DEL PERDÓN
PARA AQUELLOS OJOS
QUE AÚN SABEN MIRAR. Perdón por aquel mendigo,
por aquella lágrima que hice brillar.
Hoy me presenté ante Tí Perdón por aquellos ojos
con el joven que se droga, que al buscar los míos
la mujer cuyo cuerpo se vende no quise mirar (bis)
y el que muere en un hospital.
Hoy me presenté ante Tí SEÑOR, POR QUÉ SOY ASÍ,
y miraste a cada uno, ESTOY COMO CIEGO
con un amor profundo Y NO SÉ COMPRENDER,
que intentaba decir… SEÑOR TÚ ERES MI
ESPERANZA,
DAME TU MIRADA
QUE TE SEPA VER.
Señor, no le di la mano,
se encontraba solo y lo dejé partir.
Perdón por no dar cariño por sólo
buscarlo y tan lejos de tí (bis)
Señor, no estoy siempre alegre,
no doy luz a otros
que están junto a mí.
Perdón por esta tristeza,
por sentirme solo cuando estás junto
a mí (bis)
ORACIÓN
"Me duele, Cristo tu dolor
corriendo por tu cuerpo y por tu cara.
Me duele ver tu sangre, y más me duele
sabiendo que es el hombre quien te clava.

Me duele, Cristo, ver tus ojos que se cierran


con la muerte apoyada en tu mirada.

Me duele ver tus manos y tus pies,


refugio de caminos y esperanzas,
cosidos a un madero que no sabe
de odio, ni de amor, ni de venganza.

Más me duele, sabiendo que es el hombre


por quien mueres, quien te clava.

Que nos duela, Cristo, tu dolor


hasta aprender a desclavarte con el alma
De dos manos que se juntan
para hacer del amor una plegaria".

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