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Resumen Examen Físico Motor

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Resumen examen físico motor

Estudio prácticos de hospital de simulación, examen motor.

Examen físico EEII: (videos de JOVE)

1) << Espalda Baja >>

El dolor lumbar es muy común y, en ocasiones, puede ser una manifestación de una
afección subyacente grave, como cáncer, infección o una urgencia quirúrgica. El examen
físico sistemático complementa la información obtenida en la historia clínica al ayudar a
identificar problemas graves que requieren acciones clínicas más tempranas o disfunción
neurológica. El examen de la zona lumbar se realiza mejor con el paciente tanto sentado
como de pie, siguiendo un enfoque paso a paso. Es importante que el paciente se quite la
ropa suficiente para que se pueda ver y evaluar fácilmente la anatomía de la superficie. El
examen comienza con la inspección, en busca de asimetría o deformidad.

A esto le sigue la palpación, en busca de puntos sensibles o un escalón anormal entre las
vértebras. A continuación se realiza una evaluación del rango de movimiento, en busca de
dolor o limitación del movimiento. A partir de ahí, se puede realizar una evaluación de los
problemas del nervio lumbar evaluando la fuerza y ​los reflejos tendinosos profundos, y
realizando la elevación de la pierna estirada. A esto le siguen pruebas especiales, como la
prueba de la cigüeña y la prueba de FABER.

- INSPECCIÓN:

La inspección debe realizarse con el paciente de pie, mientras se lo observa desde atrás.
Haga que el paciente se quite la ropa suficiente para que se pueda inspeccionar
adecuadamente toda la espalda y la zona sacra.

1. Inspeccione toda la espalda para detectar:


- enrojecimiento
- asimetría
- deformidad
- escoliosis
- crecimiento anormal de cabello.

→ Desde un lado, observe la lordosis lumbar, que normalmente aparece como una curva
suave en forma de C invertida en la columna.

- PALPACIÓN:

→ Palpe las zonas sensibles. Las zonas importantes que debe revisar son las siguientes:

1. Apófisis espinosas: son estructuras óseas duras que recorren la línea media de la
espalda. Busque un escalón en L4-S1, que sugiere espondilolistesis.
2. Músculos paraespinosos: son los músculos que recorren ambos lados de los
procesos espinosos y suelen estar sensibles por el uso excesivo de la espalda.
3. Articulación sacroilíaca (SI): palpe debajo y lateral a la espina ilíaca posterosuperior.
4. Escotadura ciática: la escotadura ciática se encuentra a medio camino entre la
espina ilíaca posterosuperior (que es la punta posterior de la cresta ilíaca) y la
tuberosidad isquiática. Presione aquí para agravar el dolor causado por la ciática.
5. Crestas ilíacas: coloque las manos sobre ambas crestas ilíacas y compare su altura.
Si una mano está más alta que la otra, puede indicar una desigualdad en la longitud
de las piernas o escoliosis.

- RANGO DE MOVIMIENTO:

Evalúe el rango de movimiento de la espalda. Busque déficits o dolor excesivo.

→ Los movimientos clave incluyen:

1. Flexión hacia adelante (normalmente de 80 a 90°): Para evaluar, haga que el


paciente se incline hacia adelante para tocarse los dedos de los pies. Esto carga los
discos, lo que aumenta la probabilidad de que aumente el dolor discal. Asegúrese de
observar desde atrás cuando el paciente se inclina hacia adelante para buscar
asimetría en la espalda, lo que sugiere escoliosis.
2. Extensión (20-30°): haga que el paciente se incline hacia atrás lo más posible. Esto
carga las facetas, lo que aumenta la probabilidad de que aumente el dolor.
3. Inclinación lateral (20-30° en cada dirección): Evalúe haciendo que el paciente se
incline, primero hacia un lado y luego hacia el otro. Esto estira los músculos y es
más probable que agrave el dolor causado por la distensión muscular.
4. Giro (30-40° en cada dirección): haga que el paciente (de pie) gire lo más que pueda,
primero hacia un lado y luego hacia el otro. Esto también estira los músculos y
aumenta el dolor desde la fuente.

- PRUEBA DE FUERZA:

Evalúe la fuerza de los músculos inervados por las raíces nerviosas clave que salen de la
columna lumbar-sacra. La debilidad sugiere irritación de estas raíces nerviosas debido a
una patología ósea o del disco. Entre ellas se incluyen:

1. Marcha sobre los talones (músculos tibiales anteriores; L4): Pídale al paciente que
camine unos pasos sobre los talones.
2. Marcha de puntillas (músculos gastrocnemio sóleo; S1): Pídale al paciente que
camine unos pasos sobre las puntas de los pies.
3. Dorsiflexión resistida del dedo gordo del pie (raíz nerviosa de L5): pídale al paciente
que se siente y levante el dedo gordo del pie contra su resistencia, presionando hacia
abajo la parte superior del dedo.

Después de las pruebas de fuerza, si el paciente presenta dolor lumbar, se debe realizar un
examen neurológico específico.
- EXAMEN NEUROLÓGICO:

Realizar un examen neurológico enfocado en pacientes con dolor lumbar.

1. Reflejos tendinosos profundos (reflejo rotuliano-raíz nerviosa L4; reflejo


tobillero-raíz nerviosa S1): golpee con un martillo de reflejos enérgicamente contra el
tendón rotuliano y los tendones de Aquiles, comparando lado a lado.
2. Clono de tobillo: Provocar un clono del tobillo mediante una dorsiflexión pasiva
repentina del tobillo, que puede provocar espasmos repetitivos e incontrolados del
tobillo. Esto sugiere una lesión de la neurona motora superior, como una
compresión proximal de la médula espinal.
3. Elevación de pierna recta: Paciente sentado, levantar su pierna, con la rodilla
extendida, en posición sentada (o supina). El dolor que se irradia más allá de la
rodilla sugiere ciática, probablemente causada por hernia discal en la zona
lumbar-sacra (raíces nerviosas L5 y S1). La dorsiflexión del tobillo durante la prueba
de elevación de pierna recta aumenta la tensión y el dolor ciáticos, mientras que la
flexión plantar, alivia la tensión y el dolor ciáticos.
4. Elevación de pierna recta cruzada: Paciente sentado, realice una prueba de
elevación de pierna recta con la pierna opuesta, que no está afectada. Si esta
maniobra agrava el dolor en la pierna no elevada,, es indicativo de ciática.
5. Cuando se sospecha el síndrome de la cola de caballo, se debe considerar un
examen rectal para verificar si hay disminución del tono del esfínter y de la
sensibilidad perianal.

- PRUEBAS ESPECIALES:

Las pruebas especiales en la espalda incluyen:

1. Prueba de la cigüeña (prueba de hiperextensión en bipedestación): se pide al


paciente que hiperextienda la espalda mientras se mantiene de pie sobre una pierna.
Esta posición agrava el dolor asociado con la espondilólisis, la espondilolistesis o la
disfunción de la articulación sacroilíaca.
2. Prueba de Patrick o de flexión, abducción y rotación externa (FABER): Paciente
acostado en posición supina, coloque la cadera y la pierna del paciente en posición
de cuatro (flexión, abducción y rotación externa). Esta posición agrava el dolor en la
lesión de articulación sacroilíaca.

2) <<Examen físico de Cadera>>

INSPECCIÓN:

Al examinar la cadera, asegúrese de que el paciente se haya quitado suficiente ropa para
exponer y comparar ambas caderas.

1. Inspeccione ambas caderas desde adelante, atrás y los costados. Observe si hay
asimetrías debido a atrofia muscular o hinchazón.
2. Indique al paciente que camine hacia adelante y hacia atrás y observe su marcha
para comprobar si cojea.

PALPACIÓN:

La articulación de la cadera es relativamente inaccesible mediante la palpación; sin


embargo, la palpación permite acceder a otras posibles fuentes de dolor en la zona. Palpe la
cadera para detectar dolor utilizando los dedos índice y medio en las siguientes zonas:

1. Articulación anterior de la cadera: palpe la parte delantera de la cadera, justo por


fuera de la ingle. El dolor en esta zona puede sugerir osteoartritis (OA), fractura o
necrosis avascular de la cabeza femoral.

2. Espina ilíaca anterosuperior (EIAS): palpe la punta anterior de la cresta ilíaca. Este
es también el sitio de inserción del músculo sartorio, por lo que la sensibilidad en
esta zona puede sugerir tendinitis o avulsión.

3. Espina ilíaca anteroinferior (EIAI): palpe justo debajo y medial a la EIAS. Este es el
sitio de inserción del recto femoral, por lo que la sensibilidad en esta zona puede
sugerir tendinitis o avulsión.

4. Trocánter mayor: Palpe la prominencia ósea en el costado de la cadera, con su bursa


trocantérea suprayacente.

5. Banda iliotibial (IT): tenga en cuenta que puede rozar el trocánter mayor con la
flexión y extensión de la cadera, lo que puede producir una sensación de estallido.

6. Espina ilíaca posterosuperior (PSIS): palpe la punta posterior del hueso ilíaco.

7. Articulación sacroilíaca (SI): palpe justo debajo de la PSIS. La sensibilidad en esta


zona sugiere inflamación u artrosis en la articulación.

8. Músculo glúteo: Palpe debajo del nervio iliotibial. Es el principal extensor de la


cadera.

9. Tuberosidad isquiática: palpe por encima de la base de los glúteos. Aquí es donde se
insertan los músculos isquiotibiales.

10. Cóccix: Palpe en la punta de la columna inferior, que a menudo se lesiona por caídas
y traumatismos.

RANGO DE MOVIMIENTO:

El rango de movimiento de la cadera debe evaluarse de forma pasiva, buscando dolor o


limitación. Verifique los siguientes movimientos con el paciente en varias posiciones:

1. Rotación interna (30°): siente al paciente y estabilice la rodilla en una flexión de 90°
con una mano. Luego, con la otra mano, aleje el pie de la línea media (que se pierde
al principio en la artrosis de cadera).

2. Rotación externa (60°): Con el paciente en la misma posición, mover el pie hacia la
línea media.
3. Abducción (45°): Con el paciente en decúbito supino, sujete el tobillo y tire de la
pierna para alejarla de la línea media.
4. Aducción (30°): Con el paciente en decúbito supino, tire de la pierna hacia la línea
media (hasta que la pelvis se incline).
5. Flexión (120°): Con el paciente en decúbito supino, tome la rodilla doblada y tire de
ella hacia el pecho (deténgase cuando la espalda se aplane).
6. Extensión (15°): Mientras el paciente está boca abajo, levante la pierna y sáquela de
la mesa.

PRUEBA DE FUERZA:

Evalúe la fuerza resistiendo el ROM de la siguiente manera:

1. Fuerza de extensión: mientras el paciente está boca abajo, pídale que levante toda la
pierna de la mesa mientras usted empuja hacia abajo la mitad de la espinilla (pone a
prueba el glúteo mayor y los isquiotibiales).

2. Fuerza de abducción: mientras el paciente está en decúbito supino, pídale que junte
los pies mientras usted separa los tobillos (prueba el glúteo medio y el mínimo).
3. Fuerza de aducción: mientras el paciente está en decúbito supino, pídale que separe
los pies mientras usted junta los tobillos (prueba el aductor largo/corto/mayor y el
grácil).
4. Fuerza de flexión: mientras el paciente está sentado, pídale que flexione la cadera
hacia arriba mientras usted empuja hacia abajo la rodilla (prueba el iliopsoas, el recto
femoral y el sartorio).

EXAMEN SENSORIAL:

Evalúe el malestar sensorial alrededor de la cadera mediante un toque ligero en las


siguientes áreas:

1. Muslo lateral distal: la hipoestesia en esta zona puede indicar meralgia parestésica,
causada por la compresión del nervio cutáneo femoral lateral.

2. Nervio obturador: inerva la cadera, así como la parte medial del muslo y la rodilla
(puede provocar que el dolor de cadera se sienta en la rodilla).

PRUEBAS ESPECIALES:

Evalúe la cadera utilizando las siguientes pruebas especiales:

1. Prueba de Trendelenburg: Indique al paciente que se ponga de pie sobre ambos pies
y levante lentamente un pie. Observe si hay una inclinación de la pelvis hacia el pie
elevado. Una prueba positiva indica debilidad en los músculos abductores de la
cadera.

2. Prueba de salto: indique al paciente que se pare o salte sin apoyo sobre una pierna
y observe si se reproduce el dolor en la zona de la ingle. Esta prueba suele ser
positiva en caso de fractura por estrés del cuello femoral.

3. Longitud de la pierna: Mida la longitud de la pierna desde la EIAS hasta el maléolo


medial y compárela con el lado opuesto.
4. Prueba de rotación del tronco: coloque al paciente en posición supina y rote
pasivamente la pelvis con un suave movimiento de vaivén. Un dolor intenso puede
indicar una fractura, una infección o una sinovitis.

5. Prueba FABER (flexión, abducción y rotación externa): con el paciente en decúbito


supino, indíquele que coloque el tobillo sobre la rodilla opuesta. Las molestias
sugieren una patología de la articulación sacroilíaca.

6. Prueba de Ober: pida al paciente que se acueste sobre el lado no afectado con la
rodilla superior flexionada a 90° y mida la distancia de la rodilla flexionada a la mesa.
La incapacidad de bajar la rodilla hasta la mesa sugiere rigidez de la banda iliotibial,
que puede predisponer al síndrome de fricción de la banda iliotibial.

3) << Examen físico de Rodilla >>

La rodilla es una articulación que conecta el fémur con la tibia. Es la articulación


más grande del cuerpo y, debido a su ubicación en el medio de la parte inferior de la
pierna, está sujeta a una variedad de fuerzas traumáticas y degenerativas. El examen
de la rodilla puede ser bastante complejo, debido al hecho de que es una
articulación inherentemente inestable que se mantiene unida por varios ligamentos
y sostenida por meniscos, que actúan como amortiguadores y aumentan el área de
contacto de la articulación.

Además, la rótula se encuentra delante de la rodilla, actuando como un punto de


apoyo para permitir la extensión forzada de la rodilla necesaria para correr y patear.
Como el hueso sesamoideo más grande del cuerpo, la rodilla es una fuente común
de dolor relacionado con el traumatismo o el uso excesivo.

Al examinar la rodilla, es importante quitarse suficiente ropa para que quede


expuesto todo el muslo, la rodilla y la parte inferior de la pierna.

El examen comienza con la inspección y palpación de puntos de referencia


anatómicos clave, seguido de una evaluación del rango de movimiento (ROM) del
paciente. El examen de la rodilla continúa con pruebas para detectar lesiones de
ligamentos o meniscos y pruebas especiales para detectar disfunción
patelofemoral y dislocación de la rótula. La rodilla opuesta debe usarse como
estándar para evaluar la rodilla lesionada, siempre que no haya sufrido una lesión
previa.

- INSPECCIÓN
Pídale al paciente que camine y observe si cojea o siente dolor.
Compare cuidadosamente ambas rodillas y busque lo siguiente:

- Hinchazón o derrame: se sugiere cuando la rodilla lesionada es visiblemente más


grande que la rodilla sana. La hinchazón se define como el agrandamiento de la
rodilla fuera de la articulación y se debe a sangrado o exceso de líquido en los
tejidos blandos alrededor de la rodilla. El derrame, por otro lado, se debe a sangrado
o exceso de líquido dentro de la articulación de la rodilla. A menudo es necesario
palpar para determinar si la rodilla está agrandada debido a la hinchazón o a un
derrame articular.
- Equimosis: hematoma alrededor de la rodilla como el observado en un
traumatismo reciente.

- Atrofia del cuádriceps: se observa unas pocas semanas después de un


trastorno interno significativo, como un desgarro de ligamento o cartílago.

- PALPACIÓN
Palpación para detectar hinchazón y derrame:

Rodee la rótula con los dedos para evaluar la hinchazón. La hinchazón en la parte
delantera de la rótula sugiere bursitis prerrotuliana o infección, mientras que la
hinchazón detrás de la rótula sugiere un derrame en la articulación de la rodilla y
probablemente un trastorno interno significativo.

La cantidad de derrame tiene cierta importancia diagnóstica y se puede calificar


aproximadamente de 0 a 3+, donde 0 significa que no hay derrame, 1+ significa un
derrame traza como el que se ve en la osteoartritis o un desgarro de menisco
antiguo, 2+ significa un derrame moderado como el que se ve en el ligamento
cruzado posterior (LCP) o el desgarro de menisco, y 3+ significa un derrame grande
que puede indicar un desgarro del ligamento cruzado anterior (LCA) o una
dislocación rotuliana.

Palpación para detectar dolor:


La ubicación del dolor puede sugerir qué estructuras pueden estar lesionadas.
Coloque al paciente en posición supina y palpe las siguientes áreas con las yemas
de los dedos:

- Tubérculo tibial: busque la protuberancia rugosa en la superficie anterior de


la tibia proximal (debajo de la parte delantera de la rodilla en la línea media).
Es el sitio de inserción del tendón rotuliano. La sensibilidad en esta zona
sugiere la enfermedad de Osgood-Schlatter en un niño o adolescente.

- Rótula: Palpe con las yemas de los dedos sobre y alrededor de la rótula (el
hueso grande que se encuentra frente a la articulación de la rodilla). La
sensibilidad o el dolor alrededor o debajo de la rótula sugiere dolor
patelofemoral; sobre la parte superior de la rótula sugiere bursitis
prerrotuliana; debajo de la rótula sugiere dolor patelofemoral o lesión
condral. La sensibilidad o el dolor en el polo inferior de la rótula sugiere
enfermedad de Synding-Larsen (apofisitis rotuliana).

- Tendón rotuliano: palpe la estructura ancha con forma de cuerda que


comienza justo por encima del tubérculo tibial y se extiende hasta el polo
inferior de la rótula. La sensibilidad en esta zona sugiere tendinitis.

- Línea articular: se puede palpar a lo largo del costado de la rodilla, tanto en


la zona medial como lateral. La sensibilidad o el dolor en la línea articular
pueden indicar un desgarro de menisco u osteoartritis.
- Aspecto medial de la rodilla: Palpe el ligamento colateral medial (LCM), que
se extiende desde el cóndilo femoral medial hasta la tibia medial proximal y la
bursa del pie anserino, ubicada justo debajo de la línea articular medial
anterior.

- Aspecto lateral de la rodilla: Palpe el ligamento colateral lateral (LCL), que


se extiende desde el cóndilo femoral lateral hasta la tibia y el peroné laterales
proximales y la banda iliotibial (IT), que va desde la cadera a lo largo del lado
lateral de la pierna y la cadera y se adhiere a la tibia lateral en el tubérculo de
Gerdy.
RANGO DE MOVIMIENTO

El rango de movimiento de la articulación de la rodilla generalmente se evalúa de forma


pasiva, con el paciente en decúbito supino. Se deben controlar los siguientes movimientos
de la rodilla:

*Extensión (0°)

Pídale al paciente que estire completamente la pierna. La falta de extensión de la rodilla


sugiere un bloqueo mecánico (a menudo debido a un menisco desgarrado, un cuerpo
suelto o un derrame grande).

Para detectar una falta de extensión más sutil, haga que el paciente se acueste boca abajo
con los muslos apoyados en el extremo de una mesa de examen y observe la diferencia en
la altura del talón.

*Flexión (130°):

Pida al paciente que se acueste en decúbito supino y doble la rodilla lo máximo posible,
llevando el talón lo más cerca posible de los glúteos. La flexión puede verse limitada por
derrame articular o espasmo del cuádriceps.

*Mecanismo extensor: Pida al paciente que estire activamente la rodilla en posición


sentada. Es esencial comprobar la extensión activa de la rodilla para evaluar la integridad
del mecanismo extensor (músculo y tendón del cuádriceps, rótula y tubérculo tibial).

Crepitación: palpe la crepitación (rechinamiento palpable producido por el movimiento)


colocando la palma de la mano sobre la rodilla mientras esta se flexiona y luego se extiende
de manera activa o pasiva. Este signo rara vez es clínicamente significativo a menos que
esté asociado con dolor, derrame o limitación del movimiento.

→ Prueba de ligamentos
Evalúe el ligamento colateral medial (MCL) y el ligamento colateral lateral (LCL) para
detectar dolor y laxitud.

- Coloque al paciente en posición supina.

- Extienda pasivamente (enderece) la rodilla del paciente y luego flexione ligeramente (a


20°).

- Pruebe el MCL aplicando tensión en valgo sosteniendo el tobillo del paciente con una
mano, mientras empuja contra el lado lateral de la rodilla con la otra mano.
Califique la lesión del ligamento colateral medial según el dolor y la laxitud.
La laxitud ante la tensión en valgo aplicada con la rodilla en extensión completa sugiere
una lesión del ligamento cruzado anterior (LCA) y/o del ligamento cruzado posterior (LCP),
así como del ligamento colateral medial.

El LCA y el LCP están tensos cuando la rodilla está en extensión completa y, por lo tanto,
deberían actuar para prevenir la laxitud en valgo en esta posición. Doblar la rodilla a 20°
afloja estos ligamentos y permite realizar pruebas aisladas del ligamento colateral medial.

Pruebe el LCL ejerciendo una tensión en varo sosteniendo el tobillo con una mano, mientras
empuja contra el lado medial de la rodilla con la otra mano, también con la rodilla extendida
y luego flexionada a 20°.

Utilice la misma clasificación que para una lesión del ligamento colateral medial para
describir una lesión del ligamento colateral lateral.
El ligamento colateral lateral se lesiona con mucha menos frecuencia que el ligamento
colateral medial.

Si se observa una laxitud significativa ante la tensión en varo, sospeche una lesión más
grave en la esquina posterolateral de la rodilla. Una lesión de este tipo puede acompañar a
una luxación de rodilla y justifica una derivación urgente al ortopedista.

→ Evalúe el Ligamento cruzado anterior (ACL) realizando las siguientes pruebas:

Prueba de Lachman: Con el paciente en decúbito supino y la rodilla en 20° de flexión (como
se describió anteriormente), sujete la tibia proximal con una mano y aplique una fuerza
dirigida anteriormente sobre la tibia mientras estabiliza el muslo con la otra mano colocada
en el lado lateral del fémur. Este es el examen definitivo para evaluar un desgarro del
ligamento cruzado anterior (LCA).

Prueba del cajón anterior: con el paciente en decúbito supino y la rodilla en flexión de 90°,
coloque las manos alrededor de la parte superior de la tibia, con los pulgares en la parte
delantera de la rodilla, y tire de la tibia hacia adelante. La sensibilidad de este examen es
limitada porque con la rodilla flexionada a 90°, los ligamentos colaterales están tensos y
restringen el movimiento anterior.

Desplazamiento del pivote: con el paciente en decúbito supino, sujete la pierna por el pie y
gírela hacia adentro mientras flexiona la rodilla más de 20° y aplica una ligera tensión en
valgo (empujando hacia afuera de la rodilla en dirección medial). Observe si la tibia se
desplaza hacia adelante. Esta prueba es útil para evaluar las restricciones secundarias de la
articulación de la rodilla y, por lo general, solo dará resultados positivos cuando la rodilla
esté muy laxa. Esta prueba suele ser dolorosa, lo que limita su utilidad.

→ Prueba de Ligamento cruzado posterior (PCL)

Prueba del cajón posterior: coloque al paciente y coloque las manos como en la prueba del
cajón anterior y empuje la tibia hacia atrás. Un desplazamiento posterior significativo de la
tibia sugiere una lesión del ligamento cruzado posterior.

Signo de hundimiento: coloque al paciente en decúbito supino con la rodilla flexionada a 90°
y el pie apoyado sobre la mesa de exploración. Observe si la tibia se hunde (cae hacia atrás)
con respecto al fémur. Esto sugiere un desgarro del ligamento cruzado posterior con una
laxitud posterior significativa.
→ Pruebas de menisco

Las pruebas que se realizan para evaluar la lesión de menisco suelen ser inespecíficas y
tienen una alta tasa de falsos positivos. Las pruebas de menisco más comunes descritas
incluyen:

Prueba de rebote: con el paciente en decúbito supino, fuerce la rodilla hasta que alcance la
extensión máxima presionando la rótula hacia abajo. Un menisco lesionado causará un
dolor importante, ya que se pincha con la extensión de la rodilla.

Dolor a la palpación en la línea articular: palpe a lo largo de las líneas articulares medial y
lateral, donde se encuentra el menisco. El dolor a la palpación en esta zona sugiere una
lesión del menisco o una osteoartritis.

Extensión de rodilla en decúbito prono: pídale al paciente que se acueste en decúbito prono
con ambas rodillas colgando justo al final de la mesa de examen y luego observe si hay una
diferencia en la altura del talón. Esto puede indicar un bloqueo mecánico de la extensión de
la rodilla causado por un menisco desgarrado y desplazado.

Caminata de pato: pídale al paciente que se ponga en cuclillas y luego camine en esa
posición. Si puede hacer esto, es poco probable que el paciente tenga una lesión importante
en el cartílago o en los ligamentos.

Prueba de McMurray

Con el paciente en decúbito supino, coloque una mano sobre la rodilla (proporcionando
tensión en varo) y la otra mano sobre el talón.

Realice la prueba flexionando y extendiendo la rodilla del paciente mientras rota interna y
externamente la tibia. Un ruido metálico significativo con esta maniobra puede indicar un
desgarro meniscal por desplazamiento. Esta prueba debe realizarse con precaución, ya que
puede hacer que un menisco desgarrado desplace y bloquee la articulación de la rodilla. La
utilidad de esta prueba está limitada por su alta tasa de falsos positivos.

Prueba de compresión de Apley

Haga que el paciente se recueste boca abajo sobre la mesa de examen con la rodilla
doblada a 90°.

Flexione y extienda pasivamente la rodilla del paciente mientras gira la tibia interna y
externamente con una mano y, simultáneamente, aplique una carga axial sobre la
articulación de la rodilla empujando hacia abajo el talón con la otra mano.

Esté atento a un ruido metálico significativo durante esta maniobra, que puede indicar un
desgarro de menisco. La utilidad de esta prueba también está muy limitada por una alta tasa
de falsos positivos.

→ Pruebas de rótula
Se pueden realizar varias pruebas para evaluar la disfunción patelofemoral, el dolor o la
luxación. Las pruebas de rótula se realizan con el paciente en decúbito supino.

Prueba de aprensión: empujar la rótula en dirección lateral. La prueba es positiva cuando el


paciente siente aprensión de que la rótula pueda dislocarse de forma recurrente. Esto
sugiere una luxación patelar previa.
Prueba de fricción de la rótula: presione la rótula hacia abajo y frótela hacia atrás y hacia
adelante. Esta prueba puede agravar el dolor de la disfunción patelofemoral y tiene una tasa
muy alta de falsos positivos.

Ángulo Q (ángulo del cuádriceps): Con el paciente en decúbito supino, calcule el ángulo
formado por una línea que conecta la espina ilíaca anterosuperior (EIAS) de la cadera y el
centro de la rótula, con una línea que desciende por la tibia anterior (desde el centro de la
rótula hasta el tubérculo tibial). Los ángulos mayores de 10° en los hombres y de 15° en las
mujeres predisponen a problemas patelofemorales. La pelvis más ancha que se observa en
las mujeres aumenta el ángulo Q y predispone al paciente a sufrir dolor patelofemoral.

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