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Caso Isabel

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UNIVERSIDAD INTERAMERICANA

ESCUELA DE PSICOLOGÍA
FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD

Nombre: Luis Rodriguez Fecha: 22-9-2021


Cédula: 8-866-2390 Puntos Obtenidos: ____________

CASO ISABEL
Isabel es una niña de 14 años. Acude a la consulta por primera vez en febrero de 2009, acompañada por
su madre. La paciente viene derivada por la psicóloga del equipo de asesoramiento psicopedagógico
(EAP) de la zona.

El inspector de zona ha abierto expediente y quiere una valoración del caso. Entiende que hay
ausentismo escolar, y dado que Isabel es menor y está todavía en periodo de enseñanza obligatoria,
desea saber el posicionamiento de los padres como responsables de la menor y valorar un posible
tratamiento para resolver el tema.

Previo al inicio de la entrevista, al madre muestra un informe de la psiquiatra del centro de salud mental
del pueblo donde viven, en el que se describen los últimos acontecimientos y el tratamiento
farmacológico que la psiquiatra ha prescrito (antidepresivos y ansiolíticos).

Según la madre, al niña esta triste y nerviosa desde hace tiempo, aproximadamente desde octubre del
2008. Esta siempre cansada, desanimada y muy agitada y nerviosa. Le cuesta dormir, no descansa, no
tiene hambre y llora a ratos. Cree que su hija “tiene que reconducir su vida”, “tal vez no le gusta estudiar
porque al primer síntoma o problema deja de ir a la escuela”.

Isabel iba a una escuela concertada de su pueblo. La madre explica que hace un año tuvo un problema
en el colegio la tuvieron que cambiar. Desde entonces no va regularmente la colegio y el inspector de
zona ha abierto un expediente por ausentismo escolar. En el momento de la consulta se cumple un año
del cambio de la escuela.

Inicio y evolución del problema

Durante el primer curso de Eso en la clase se sentía sola, las amigas le hacían el vacio. Había un niño que
siempre hacia bromas a su costa y el resto del grupo le seguían. Ella se quejaba contantemente del mal
trato. Le decían “que fea eres, sin ti estamos mejor”. Según la madre, tenia crisis de angustia (“de ir al
hospital”). La niña faltó a clase un total de tres meses, es decir, no asistía a clase con continuidad.

Los profesores no eran partidarios del cambio del centro. Desde el colegio más bien en insistió en
recomendar que buscaran ayuda psicológica para Isabel. Estuvo yendo a una psicóloga durante casi un
año, según la madre sin ninguna mejoría.
También contrataron a un profesor particular para reforzar las materias y hacer en casa lo que no hacía
en el colegio. A menudo también fallaba en la asistencia a sus clases particulares, alegando cansancio o
falta de ganas.

Viendo que la niña lo pasaba mal y no mejoraba, los padres la cambiaron de colegio.
Empezó a ir a un colegio en la localidad vecina.
La acompañaban en coche, a veces la madre, otras el padre, otras la madre de una compañera de clase y
vecina. No quería ir en transporte público.
De entrada, la integración en el nuevo colegio fue buena, la recibieron bien, la dirección estaba enterada
de los problemas que había tenido en el anterior colegio.
Hizo nuevas amigas y aprobó todo menos inglés. Aprobó, pues, 2.º de ESO.
En septiembre empezó el tercer curso de ESO, pero a mediados de octubre empezó a fallar.
Puntualmente y en días salteados no iba al colegio.
Le dolía el estómago, el cuerpo entero, la cabeza, un pie que se torció.
Los profesores estaban preocupados y la directora implicada.
La sensación de la madre es que se lo pusieron fácil en el sentido de entenderla y no presionarla.
En noviembre falló una semana entera y en diciembre solo asistió a clase la semana antes de Navidad.
En el momento de la consulta, febrero de 2009, la mayoría de días no va al colegio, y cuando lo hace, no
entra en clase. Se queda en la biblioteca. Tampoco cumple el horario. Va unas horas y luego se marcha,
nunca asiste a excursiones o salidas.
Los miércoles y viernes tiene la tarde libre y esos días suele ir porque dice que se le hace más corto.
Respecto a las relaciones en casa, madre e hija tienen una relación conflictiva.
Según la madre se quieren mucho pero se pelean de forma constante.
Se exaltan mucho, sobre todo Isabel, y gritan y se ponen histéricas.
La madre explica que no puede llevarle la contraria porque se enfada y se pone superinsistente con las
cosas.
No para hasta que consigue lo que quiere.
La madre ha decidido medicarse (van a la misma psiquiatra): explica que sufre muchísimo por las
mañanas.
No sabe nunca cómo se va a levantar Isabel y si esa mañana querrá o podrá ir al colegio. Sufre un
montón al irse por las mañanas y dejarla sola en casa. Le da pena, le sabe mal, se pierde cosas como
estar con las amigas...
Con el padre, según la madre, hay mejor relación, en el sentido de que no se pelean tanto. También
siente mucha desesperación con el tema. Se sitúa en un segundo plano, como si el problema estuviera
más centrado entre madre e hija.
En sesiones posteriores a las que acude el padre, este define a la niña como una pequeña gran tirana.
Manda siempre y de continuo. No sabe relacionarse bien. Hace lo que quiere con su madre.
El padre cree que en el colegio se comporta como en casa, despóticamente, y las/los compañeras/os no
se lo toleran y pasan de ella.
Respecto a la inspección de enseñanza, están preocupados, pero desdramatizan el tema justificando
que a Isabel solo le queda un curso para terminar la ESO y que con 16 años la enseñanza ya no es
obligatoria.
A nivel evolutivo, nació a los 8 meses y de nalgas. Sobreprotección inicial en el aspecto de que era
prematura.
No se aprecia ningún problema evolutivo posterior. La menstruación le vino a los 12 años. Hubo un
cambio físico rápido que Isabel no asumió bien. Le daba vergüenza tener la regla. Es de complexión
pequeña. No aparenta la edad que tiene.
Según los padres, tiene un carácter muy fuerte. Es poco cariñosa pero tiene buen corazón. Es muy
habladora, de siempre.
Ellos creen que su aspecto –es más bien bajita y delgada– nunca la ha satisfecho. Se siente poco bonita y
no soporta llevar gafas, ni se gusta en general. También dice de sí misma que no es muy lista.
En casa no tiene prácticamente obligaciones, y las que tiene, hacer la cama y ordenar su baño, no las
hace. Cuando el orden degenera mucho, la madre lo recoge.
Al regresar del colegio, juega con el ordenador a los Sims u otros juegos, o se pone una película. Solo
hace los deberes si se ve animada.
Hace un año le compraron un perrito al que adora pero al que jamás pasea ni del cual se ocupa.
En cuanto a sus relaciones y capacidad de interacción, tiene pocas amigas, según ella misma “dos o
tres”.
Suelen ir al cine pero se enfada fácilmente con ellas.
No realiza ninguna actividad extraescolar. Le encanta leer y bailar.
A veces, según la madre, si va a casa de una amiga y se enfada con ella les llama para que la recojan
porque no puede estar allí ni un minuto más.
Los padres admiten que se lo dan todo, mereciéndoselo o no, y que hasta ahora no han tenido
problemas.
El posicionamiento de la madre es: “Si me pide algo, se lo doy. ¿Por qué no?, ¡si se lo puedo dar!”.Se
considera una madre sobreprotectora, y así la ven el marido y también Isabel. Ahora, según los padres,
para que haga las cosas hay que convencerla con argumentos, pactan muchas veces ir al cole, pero ella
incumple el pacto y no va.
Los padres son gente trabajadora, al igual que los abuelos. Viven en el mismo pueblo que los abuelos
maternos, y el funcionamiento familiar es aglutinado. Hay mucha comunicación entre ellos y los abuelos
dan cobertura cuando los padres no están, aspecto que Isabel rechaza frontalmente.
La madre confiesa tener miedo a lo que Isabel pueda hacer cuando está sola en casa o cuando se enfada
y se altera tanto.
Nunca le ha pasado nada estando sola, pero sí con la madre: se ha querido tomar pastillas de la madre
para demostrarle lo mal que está, o ha pisoteado las gafas para que la madre le compre unas lentillas.
La madre en algunas ocasiones se la ha llevado con ella al trabajo para evitar que esté sola en casa.

Desarrollo
1. ¿Desde la teoría conductista como modificaría la conducta de Isabel?

Respuesta= Primero para modificar la conducta de Isabel desde la teoría conductista específicamente
desde el punto de vista operante trabajaría con los refuerzos y castigos dependiendo sea la situación y a
su vez utilizaría la técnica de fichas que va ligada al condicionamiento operante, si bien es cierto
observamos en el desarrollo del caso muchos refuerzos positivos por parte de los padres que porque a
pesar de que este refuerzo se utiliza para crear cambios de conductas los padres responden a los malos
comportamientos de la paciente una y otra vez sobreprotegiéndola y como esta obtiene una
recompensa de la respuesta de los padres lo hace porque sabe que al final cumplirán sus deseos, vamos
a eliminar los refuerzos negativos para evitar la repetición de la conducta, no premiarla al enojarse o
darles placeres sin que se lo haya ganado previamente por medio de un castigo negativo por ejemplo
conocer cuales son las cosas que le gusta hacer a Isabel ver Tv por ejemplo o ir al cine, bueno para que
esto se de debes realizar tus tareas, ir a la escuela e ir generando estas condiciones para que reforzar su
respuesta, por su edad pudiésemos trabajar con la economía de fichas para generar compromiso y dar
seguimiento al proceso de cambio de conducta, los padres deben comprometerse con el proceso para
obtener los resultados esperados.
2. ¿Qué haría con los padres?
Respuesta: Los padres deben trabajar sus creencias nucleares basadas en que sino le doy todo a mi hija
no es feliz o puede atentar contra su vida mas bien trabajar con ellos y psicoeducarlos sobre las
consecuencias que tiene la respuesta que dan ellos frente a la actitud de su hija, por medio del TCC,
podemos moldear esos pensamiento y llevar al paciente que también son los padres a identificar
aquellas practicas aversivas que influyen en la respuesta negativa de la hija frente a la vida, adicional a
esto viendo el caso de manera general deben ser referidos a terapia familiar y adicional llevar una
atención individual ya que muchos de los comportamientos de la hija son a raíz de sus pensamientos de
sobreprotección que han llevado de igual manera a que la hija no tenga una buena autovaloración.

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