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830 - Domingo Sexagésima

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INSTITUTO DEL BUEN PASTOR

BOGOTÁ

BOLETIN
SEMANAL

SACRIFICIUM
Publicación Semanal del Instituto del Buen Pastor
Sociedad de Vida Apostólica de Derecho Pontificio
erigida por la Santa Sede el 8 de septiembre de 2006

www.institutodelbuenpastor.org
Nueva
Edición

02
Año XVII - Volumen 17 - # 830 - Febrero 4 de 2024

Domingo
de Sexagésima
Desde el Introito, la santa Iglesia nos hace oír la ferviente plegaria
del Salmista implorando el auxilio del Altísimo en medio de las
tribulaciones que le rodeaban. En la Colecta expresa su confianza en
la intercesión del gran Apóstol San Pablo, celosísimo propagador de la
divina palabra, de la divina semilla que había de renovar la faz de la
tierra. La Epístola es uno de los más bellos pasajes de los escritos de
San Pablo en que enumera la multitud de trabajos soportados por la
difusión del Evangelio. Por ella podemos comprender de algún modo
las fatigas de cuantos propagaron la buena nueva en los áridos
páramos de la gentilidad. En el Gradual implora la Iglesia el socorro
del Señor contra los que se oponen a la misión que ya ha recibido de
suscitar por todas partes adoradores del verdadero Dios. El
Evangelista refiere la parábola del sembrador, cuyo significado el
mismo divino Maestro se dignó explicar. Nosotros, por tanto, no
tenemos que hacer más que escuchar y meditar religiosamente sus
enseñanzas. Esto inculca y repite la Iglesia en el Ofertorio; que en ello
nos afirme el vivificador Sacramento, pide en la oración Secreta. La
frecuente recepción de la Eucaristía será el medio que fertilizará y
hará fecundas nuestras almas. Por esto se invita en la Comunión a
acercarnos a la Sagrada Mesa, en la que recobramos nuevo vigor y
juventud, y pide en la Poscomunión que así sea por la práctica de
actos santos y buenas costumbres.

03
SANTA MISA
Introito. Salmo 43, 23-26. 2- ¡Despierta, Señor! ¿Por qué aparentas
dormir? Despierta y no nos rechaces para siempre. ¿Por qué escondes
tu rostro y olvidas nuestra tribulación? Pegado está nuestro cuerpo a
la tierra; despierta, Señor, ayúdanos y líbranos. V/. Nuestros oídos,
Señor, lo oyeron; nuestros padres nos lo contaron. V/. Gloria al Padre,
y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Colecta. - Oh Dios, que ves cómo no confiamos en ninguna de nuestras


acciones, concédenos propicio que seamos fortalecidos por la
protección del Doctor de las gentes contra toda adversidad. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Epístola. 2 Corintios 11, 19-33; 12, 1-9. - Hermanos: Vosotros, que sois
sensatos, soportáis con gusto a los insensatos: si uno os esclaviza, si os
explota, si os roba, si es arrogante, si os insulta, lo soportáis. Lo digo
para vergüenza vuestra: ¡Cómo hemos sido nosotros tan débiles! Pero
a lo que alguien se atreva —lo digo disparatando—, también me
atrevo yo. ¿Que son hebreos? También yo. ¿Que son israelitas?
También yo. ¿Que son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Que
son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más yo. Más
en fatigas, más en cárceles; muchísimo más en palizas y,
frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido
cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado
con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasé
una noche y un día en alta mar. Cuántos viajes a pie, con peligros de
ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de
los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en
el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir
muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin
ropa. Y aparte todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación
por todas las iglesias.

04
¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién tropieza sin
que yo me encienda? Si hay que gloriarse, me gloriaré de lo
que muestra mi debilidad. El Dios y Padre del Señor Jesús —
bendito sea por siempre— sabe que no miento. En Damasco,
el gobernador del rey Aretas montó una guardia en la
ciudad para prenderme; metido en un costal, me
descolgaron muralla abajo por una ventana, y así escapé de
sus manos. ¿Hay que gloriarse?: sé que no está bien, pero
paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un
hombre en Cristo que hace catorce años —si en el cuerpo o
fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado
hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre —si en el cuerpo o
sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado al
paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz
de repetir. De alguien así podría gloriarme; pero, por lo que a
mí respecta, solo me gloriaré de mis debilidades. Aunque, si
quisiera gloriarme, no me comportaría como un necio, diría
la pura verdad; pero lo dejo, para que nadie me considere
superior a lo que ve u oye de mí. Por la grandeza de las
revelaciones, y para que no me engría, se me ha dado una
espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea,
para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al
Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: «Te basta
mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad». Así que muy a
gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la
fuerza de Cristo.

Gradual. Salmo 82, 19 y 14. - Reconozcan los gentiles que tú,


Señor, eres el único excelso en toda la tierra. V/. Dios mío,
hazlos hojarasca, vilanos frente al vendaval.

En Septugésima, omitido el Aleluya, se dice:


Tracto. Salmo 59, 4.6. - Señor, has sacudido la tierra, y la has
hendido: V/. Sana sus quebraduras, porque se ha movido. V/.
Para que huyan a la vista del arco: para que sean librados
tus elegidos.

05
Evangelio. Lucas 8, 4-15. - En aquel tiempo: Habiéndose reunido una
gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, Jesús dijo en
parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla,
algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo
comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, y, después de
brotar, se secó por falta de humedad. Otra parte cayó entre abrojos, y
los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron. Y otra parte
cayó en tierra buena, y, después de brotar, dio fruto al ciento por
uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».
Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola.
Él dijo: «A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino
de Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y
oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es este: la semilla es la
palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero
luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que
no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al oír,
reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por
algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que
cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por
los afanes, riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no
llegan a dar fruto maduro. Lo de la tierra buena son los que escuchan
la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto
con perseverancia. CREDO

Ofertorio. Salmo 16, 5. 6-7.- Dirige mis pasos por tus caminos, para
que no vacilen mis pies: inclina tu oído, y escucha mis palabras:
glorifica tus misericordias, tú que salvas a los que esperan en ti,
Señor.

Secreta. - Haz, Señor, que este Sacrificio, a ti ofrecido, nos vivifique


siempre, y nos defienda. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios.

Comunión. Salmo 42, 4.- - Me llegaré al altar de Dios, que llena de


alegría mi juventud.

Poscomunión.- Te rogamos humildemente, oh Dios omnipotente,


hagas que, los que tú alimentas con tus Sacramentos, te sirvan
alegremente con sus buenas costumbres. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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09
SEXAGÉSIMA
SAN BERNARDINO DE SIENA

LAS CONDICIONES DEL SEMBRADOR


A
EL SEMBRADOR. La Voz que yo había oído del cielo, de nuevo
me hablo y me dijo: Ve, toma el librito abierto de manos del
ángel… Toma y cómelo, y amargara tu vientre, más en tu boca
será dulce como la miel… Me dijeron: es preciso que de nuevo
profetices a los pueblos y a las naciones (Apoc. 10,8-11). En este
trozo de San Juan están contenidos cuatro misterios sobre las
condiciones que ha de poseer el sembrador

1.- LA PALABRA DE DIOS INSPIRADA. Por eso se dice en el texto


que se la oye y se la recibe. Dos inspiraciones requiere la
palabra de Dios: la primera, para ser escrita o revelada, ya que
gracias a ella nos hablaron y escribieron los santos en la
Sagrada Escritura (1 Petr. 1,11-ss); y la segunda, para iluminar
nuestras inteligencias, porque la ciencia adquirida hiere
mortalmente si no es defendida por un corazón humilde. Sin
esta inteligencia, dada por Dios y recibida por la humildad, no
entenderemos la palabra inspirada.

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2.-LA PALABRA RECIBIDA COMO DE DIOS. San Juan recibe el
libro de manos de un ángel, lo cual enseña:
A no confiar en nosotros mismos.
Sino en Cristo
Y, por consiguiente, a dirigir a Él nuestras oraciones,
pidiendo que nos ilustre, y
A considerarnos como indignos de la palabra.
Predicador, cuanto menos confíes en ti, más gracias te dará
Dios. Llamad y se os abrirá (Mt.7,7), porque la palabra de Dios
está de tal manera condicionada a la oración, que no parece
sino que Dios estuviese encarcelado y solo por la oración
pudiésemos acercarnos a visitarle.

3.-LA PALABRA DE DIOS SABOREADA. Toma y come el libro,


esto es, medita ávidamente, pues la verdad no meditada es
alimento no digerido. Pongamos un ejemplo. El predicador que
no sabe compadecer a los malos por los castigos a que se hacen
acreedores, sino que, exclusivamente, se llena de ira contra
ellos, no ha meditado bien la palabra divina.

4.-LA PALABRA DE DIOS COMUNICADA. Es preciso que de


nuevo profetices a los pueblos, se le dice a San Juan, porque la
palabra de Dios se nos comunica para que seamos sus voceros
y para que renovemos la vida evangélica y cristiana. También
a los apóstoles se les dijo en cierta ocasión: Conducid mar
adentro y arrojad las redes (Lc. 5,4); al mar hondo de la vida, de
la caridad cristiana y de los interiores santos (art. 1).

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SANTORAL Y
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oportunamente por nuestros canales virtuales.

Domingo 4: Domingo de
Sexagésima.

Lunes 5: Santa Águeda, Virgen y Mártir.


De lunes a sábado no hay confesiones en
los horarios acostumbrados.

Martes 6: San Tito, Obispo y confesor.

Miércoles 7: San Romualdo, Abad.

Jueves 8: San Juan de Mata, Confesor.


5 pm. Hora Santa.

Viernes 9: San Cirilo de Alejandría,


Obispo, Confesor y Doctor.
5:30 pm. Vía Crucis.

Sábado 10: Santa Escolástica, Virgen.


9:30 am. Inicio de Catecismos.
10:30 am. Inicio de grupos de Cruzada
Eucarística.

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