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Resumen Modulo 1

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Instituto Bíblico Cuadrangular, Panamá.

Asignatura:
Teología Sistemática IV

Resumen Módulo I

Profesor:
Daniel Ortiz

Nombre:
Anwar Pérez

Cédula:
8-716-1132

Fecha:

29-01-2024
DIOS EL ESPIRITU SANTO.
Acerca del Espíritu Santo, “Creemos en el Espíritu Santo, quien es Señor y dador de vida,
quien procede del Padre, que está con el Padre e Hijo, es glorificado y adorado, que habló
por los profetas.” Una doctrina sana depende de un claro y exacto entendimiento de la
naturaleza y obra de la bendita tercera persona de la trinidad que habita en y da poder a la
iglesia, el cuerpo de Cristo.
1. La personalidad del Espíritu Santo.
Así como lo hace el viento, que por naturaleza es invisible, Dios también ejecuta u poder y
fuerza. El espíritu del hombre es inmaterial e invisible. Si Dios es una persona, y si el
hombre es hecho a su imagen, el hombre es una persona (aunque mucho inferior). ¿No sería
entonces lógico pensar en el Espíritu Santo como una persona?

1.1. Se usan pronombres personales en relación con el Espíritu Santo.


Jn. 16:14; Ef. 1:4. A pesar del hecho de que la palabra griega para “espíritu” es de género
neutro, el pronombre demostrativo ekeinos que significa “ese” es usado por Juan (16:13,
14) para referirse al Espíritu Santo.
San Pablo en Efesios 1:13, 14 usa un pronombre relativo masculino para referirse al
Espíritu: “… fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que [quien, masc.] es las
arras de nuestra herencia.

1.2. Características personales son adjudicadas al Espíritu Santo.


La definición de una persona es: “Uno que posee inteligencia, emociones o sentimientos, y
voluntad.”
• El Espíritu Santo posee inteligencia: Aún más, “la palabra de sabiduría” y la “palabra de
conocimiento” son dones dados por el Espíritu Santo (I Cor. 12:8).
• El Espíritu posee emociones y sentimientos: el Espíritu Santo ama (Rom. 15:30), se enoja
(Is. 63:10) y es angustiado (Ef. 4:30).
• El Espíritu Santo posee voluntad: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (I Cor. 2:11).

1.3. Acciones personales son atribuidas al Espíritu Santo.


• Habla
• Testifica
• Enseña
• Intercede
• Guía
• Manda y ordena
• Hace milagros
1.4. Reacciones personales son adjudicadas al Espíritu Santo. El Espíritu
• Puede ser perturbado y angustiado
• Puede ser tentado
• Puede ser resistido
• Se le puede mentir
• Se le puede blasfemar y hacer afrenta

1.5. El Espíritu Santo mantiene relaciones personales:


• Con el Padre
• Con Cristo
• Con los creyentes

Puede verse claramente en el último discurso de Jesús, registrado en el libro de Juan, que el
Espíritu Santo tiene una identidad separada de la del Padre y del Hijo dentro de la trinidad.
En este discurso, varias veces Jesús hace referencia a la venida del Espíritu Santo, a quien
llama “otro Consolador. Es imposible ignorar que las tres identidades obran separadamente.
Esto es ampliado aún más por las palabras de Jesús.

2. La deidad del Espíritu Santo.


El Espíritu Santo es el verdadero Dios, co-igual y co-eterno con el Padre y el Hijo, la
tercera persona de la trinidad. El hecho de que el Espíritu ejecuta la voluntad del Padre y
glorifica al Hijo, sin hablar de sí mismo, no indica inferioridad; indica solamente la obra
interna del Dios trino. En la trinidad no hay tres individuos, sino tres identidades personales
del único Dios. Las siguientes son pruebas escriturales de la deidad del Espíritu Santo:
2.1. Se le llama Dios. (Hch. 5:3, 4).
2.2. Se le adjudican atributos divinos:
2.2.1. Eterno
2.2.2. Omnisciencia
2.2.3. Omnipresencia
2.2.4 Omnipotencia
2.2.5. Santidad
2.2.6. Presciencia
2.2.7. Amor

2.3. Al Espíritu Santo se le atribuyen obras divinas:


2.3.1. Creación: “El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida”
(Job 33:4).
2.3.2. Profecía: (II Sam. 23:1–3).
2.3.3. Intercesión: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles” (Rom. 8:26).
2.3.4. Inspiración de las Escritura: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad
humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu
Santo” (II P. 1:21).
2.3.5. Agente de dirección divina: El Espíritu tiene conocimiento infalible acerca de qué
hablar y es capaz de instruir nuestras mentes y guiarnos de tal forma que en la práctica
decimos lo que es propio y de acuerdo con la voluntad de Dios.
3. Los nombres del Espíritu Santo.
3.1. El Espíritu Santo: (Lc. 11:13). El Espíritu Santo es el obsequio más precioso que
nuestro Padre en los cielos puede darnos; obsequio que Él está Abundantemente dispuesto a
impartir.
3.2. El Espíritu de Dios: “¿No sabeís que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios
mora en vosotros?” (I Cor. 3:16).
3.3. El Espíritu: “… Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Jn. 3:6).
3.4. El Espíritu de Jehová: Is. 1:1 donde el Espíritu Santo es también llamado el “Espíritu
de Jehová”, y donde los particulares proféticos apuntan a ambas venidas de Cristo.
3.5. El Espíritu del Dios vivo: “… Sois carta de Cristo… escrita no con tinta, sino con el
Espíritu del Dios vivo…” (II Cor. 3:3).
3.6. El Espíritu de Cristo: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (Rom.
8:9).
3.7. El Espíritu de su Hijo: (Gál. 4:6). El Hijo de Dios se hizo Hijo de hombre a fin de que
los hijos de hombres pudieran ser hijos de Dios con el privilegio de llamar a Dios “Abba
Padre.”
3.8. El Espíritu de Jesucristo: (Fil. 1:19).
3.9. El Espíritu de Santidad: (Rom. 1:4)
3.10. El Espíritu de devastación: Isaías llama al Espíritu el “Espíritu de devastación y
juicio” (Is. 4:4).
3.11. El Espíritu de verdad: Juan llama al Espíritu Santo el “Espíritu de verdad” porque Él
es el agente de revelación divina que capacitará a los apóstoles para registrar las enseñanzas
de Jesús.
3.12. El Espíritu de vida: (Rom. 8:2).
3.13. El glorioso Espíritu: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois
bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros…” (I P. 4:14).
3.14. El Espíritu de Gracia: (Heb. 10:29).
3.15. El Espíritu Eterno: (Heb. 9:14). La eternidad del Espíritu demuestra su deidad.
3.16. El Espíritu Santo de la promesa: “… y habiendo creído en él, fuisteis sellados con
el Espíritu Santo de la promesa” (Ef. 1:13).
3.17. El Consolador: “… si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros, más si me
fuere, os lo enviaré” (Jn. 16:7).

4. Los símbolos del Espíritu Santo.


En adición a los nombres y títulos adjudicados al Espíritu Santo, un número de figuras
simbólicas es empleado en la Escritura para revelar características del Espíritu Santo. Los
judíos se expresaban principalmente a través de términos abstractos. La enseñanza de Jesús
es excesivamente rica en palabras y símbolos figurativos.
4.1. Viento: Jn. 3:8—“El viento sopla de donde quiere… así es todo aquel que es nacido
del Espíritu.” Uno de los significados de las palabras griega y hebrea para “espíritu” es
“aliento” o “viento.” En el día de pentecostés, “un viento recio” es asociado con el
derramamiento del Espíritu Santo (Hch. 2:2). El viento simboliza el invisible y presente en
todo lugar, poder e influencia sostenible de vida del Espíritu.
4.2. Aceite: Hch. 10:38; Stg. 5:14; I Jn. 2:20, 27, se utilizaba aceite en la unción de los
reyes y sacerdotes a fin de instalarlos, simbolizando la investidura de poder del Espíritu
Santo para su trabajo. Todo creyente tiene la promesa de esa unción.
4.3. Paloma: Mt. 3:16; Gn. 8:8–12; Gál. 5:22, 23; Mt. 10:16; Sal. 68:13—El Espíritu Santo
descendió sobre Jesús en su bautismo en la forma de una paloma. La paloma simboliza las
cualidades de ternura, pureza, amor, inocencia, y belleza.
4.4. Agua: Jn. 4:14; I Cor. 10:4; Ez. 36:25–27. El agua simboliza la frescura, satisfacción y
fertilidad del Espíritu. En la aplicación de este símbolo, Jesús y el Espíritu están
cercanamente relacionados como en Juan 4:14 y 7:38, 39.
4.5. Fuego: Is. 4:4; I R. 18:38; Hch. 2:3—El fuego habla del “poder” y limpieza” del
Espíritu. Para que uno disfrute del poder del Espíritu Santo, debe experimentar
continuamente su limpieza.
4.6. Vino: Is. 55:1; Hch. 2:13; Ef. 5:18—El vino parece centrar la atención en la
estimulación espiritual y dádiva de gozo de la presencia interna del Espíritu. Algunos de los
observadores en el día de pentecostés, oyendo las “lenguas” e los apóstoles, dijeron que
estaban embriagados con “vino nuevo” o “mosto.” Pedro dijo que no estaban embriagados,
sino que estaban llenos del Espíritu como había sido profetizado por el profeta Joel (Hch.
2:13–15). Los espíritus del mundo elevan al hombre para dejarlo caer en la decepción; la
unción del creyente con vino y aceite trae inspiración sin desesperación.

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