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IDEA

2
GONZALO SANTAYA

¿Q ué es una Idea, en sentido deleuziano? La pregunta carece de una


respuesta simple, directa, y esto por dos motivos. Ante todo porque
la Idea, propiamente hablando, no es: ella no pertenece al régimen de lo efec-
tivamente existente, de lo existente en acto, de lo actual. Esto no significa, sin
embargo, una cierta privación de existencia, o una oposición con ella, como
cuando decimos que el minotauro o el círculo cuadrado no existen. El no-ser
de la Idea es más bien, dice Deleuze, un (no)-ser, un ?-ser, un extra-ser,1 que
no existe pero insiste sobre el ser. En este sentido, la Idea es siempre el índice
de una paradoja, un desacople, una cesura, una fisura, un punto ciego en la
plenitud de “lo que es”. Algo que atraviesa y trastoca el orden del espacio y el
tiempo, nos metamorfosea hasta la médula, y sólo queda preguntar “¿qué fue
lo que pasó?”.
El segundo motivo por el cual la pregunta por el ser de la Idea carece de res-
puesta directa es que, según Deleuze, ninguna pregunta del tipo “¿qué es?” tiene
interés filosófico. Y esto porque no hay una esencia última detrás de las cosas, espe-
rando ser develada para conocerlas en su verdad (en este sentido, la Idea no tiene
nada que ver con la esencia). Si –como Deleuze afirma– la verdad depende de la
producción de sentido, y no de la adecuación del pensamiento a una cosa externa
ni de la coherencia interna de un sistema de proposiciones, la Idea es la instancia
que agencia y que permite pensar esa producción, sobre un fondo de inadecuación
y de incoherencia extremas, donde lo interior no se distingue de lo exterior, ni las
palabras de las cosas. (Pero, ¿qué es eso...?). La inutilidad de la pregunta “¿qué es?”

1
Para estas caracterizaciones de la Idea, cf. por ejemplo DR 112 (89), 238 (202), 305 (261).

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DELEUZE: ONTOLOGÍA PR ÁCTICA 2 INTRODUCCIÓN EN DIFERENCIA Y REPETICIÓN IDEA GONZALO SANTAYA

queda establecida al inicio de la conferencia “El método de dramatización”, que Antes que lo verdadero y lo falso, antes que el error o el acierto, está la
recoge y resume los puntos principales de la ontología de Diferencia y repetición, y Idea como instancia de una génesis trascendental. Si ella está más allá del ser,
en la cual Deleuze afirma que la filosofía debe trabajar como si “la Idea no fuera no es por eso ajena al ser; al contrario, la Idea sólo aparece en el ser, expresada
positivamente determinable más que en función de una tipología, una topología, por individuos que le dan carnadura, que la efectúan en el espacio y el tiempo,
una posología, una casuística trascendentales”.2 y conceptos que permiten (re)conocerlos. Precisando un poco la terminología,
una Idea sólo es “positivamente determinable” en función de dinamismos es-
Quisiera hacer de esa tipología y topología trascendentales nuestra en-
pacio-temporales y de bloqueos conceptuales que ella determina, y a través
trada al concepto de Idea en Diferencia y repetición. Esta elección no es (com-
de los cuales se actualiza. La Idea es la fuente de las determinaciones de esos
pletamente) caprichosa:3 la cuestión de la tipología y la topología es la vía
dinamismos y de esos conceptos a través de los cuales sentimos y pensamos
que, según Deleuze, el mismísimo Nietzsche sigue para desarrollar la tarea
la realidad, pero ella misma no es determinable sino en función de ellos (pues
realmente crítica, que Kant no habría llegado sino a plantear.
estrictamente, fuera de ellos, no es). Esta determinación de la naturaleza de la
El concepto de verdad no se determina sino en función de una tipología Idea corresponde a la tarea crítica emprendida por Deleuze, en continuidad
pluralista. Y la tipología comienza por una topología. Se trata de saber a qué
región pertenecen tales errores y tales verdades, cuál es su tipo, quién las for-
con el espíritu kantiano.5 La tipología remite a una suerte de analítica tras-
mula y concibe. Someter lo verdadero a la prueba de lo bajo, pero también cendental: ella explica cómo las determinaciones de la Idea se corresponden
someter lo falso a la prueba de lo alto: esa es la tarea realmente crítica.4 con una especificación de los conceptos de la representación. La topología de
la Idea remite por su parte a una suerte de estética trascendental: ella indaga
2
Deleuze, G., “La méthode de dramatisation” en L’ île déserte et autres textes. Textes et entretiens 1953- cómo las determinaciones ideales no pueden especificar conceptos sino re-
1974, París, Minuit, 2002, p. 133, traducción propia. La traducción española, a cargo de J. L. mitiéndolos a ciertos movimientos espacio-temporales. Ambos aspectos nos
Pardo, omite el término “topología”, de fundamental importancia para nuestra interpretación (La
isla desierta y otros textos. Textos y entrevistas 1953-1974, Valencia, Pre-textos, 2005, p. 129). conducirán a una dialéctica trascendental, la teoría deleuziana de la Idea pro-
3
Pero sí lo es relativamente, pues la Idea se dice de muchas maneras, en tanto es abordada desde piamente dicha. Veamos.
distintas perspectivas –algunas de las cuales son objeto de otros capítulos de este libro. Desde un
punto de vista gnoseológico, la Idea remite al elemento trascendental del ejercicio de las facultades.
Daniela Voss sigue esta línea de entrada a la teoría deleuziana de la Idea: cf. Voss, D., Conditions of
Thought. Deleuze and Transcendental Ideas, Edimburgo, Edimburgh University Press, 2013, p. 1. Cf.
asimismo el capítulo “Pensamiento”, de Facundo López, en este mismo libro. Desde un punto de
Tipología y topología trascendentales
vista epistemológico, la Idea remite a la categoría de problema –de gran importancia en la tradición
epistemológica francesa (cf. Sauvagnargues, A., Deleuze. L’empirisme transcendantal, París, PUF, Una tipología es una división en tipos. La representación, en su afán clasifi-
2009, p. 333)–, y motiva la constitución de soluciones (las cuales se articulan en campos discursivos
o dominios de racionalidad de la más diversa índole). Al respecto, cf. el capítulo “Problema”, de catorio, busca dar un concepto para cada cosa, en una red estática, ordenada,
Georgina Bertazzo, en este mismo libro. Todavía desde el punto de vista epistemológico, la Idea
es también determinada como estructura, y en tanto tal, es el lugar de la génesis del sentido (cf. el
jerarquizada y completa.6 Los conceptos de la representación son máquinas de
capítulo “Estructura”, de Santiago Lo Vuolo, en este mismo libro). Luego, desde un punto de vista
ontológico, la Idea se caracteriza como razón suficiente, como universal concreto, o como esencia (en
un movimiento por el cual esta deja de oponerse al “accidente”). Estos “nombres” de la Idea, por un 5
La enorme afinidad de la empresa deleuziana con la kantiana y poskantiana ha sido señalada por
lado, territorializan el discurso deleuziano en la filosofía clásica (lo cual refuerza su emplazamiento en Daniel Smith: “Desde el punto de vista de la teoría de las Ideas, Diferencia y repetición puede ser
la tradición filosófica: la apropiación del término “Idea” es un gesto que nos lleva de Platón a Hegel, leída como la Crítica de la razón pura de Deleuze, así como El Anti-Edipo se puede leer como su
pasando por una extensa y compleja historia de la metafísica); pero, por otro lado, desterritorializa Crítica de la razón práctica (teoría del deseo)”. Smith, D., Essays on Deleuze, Edimburgo, Edimburgh
a la filosofía de esa tradición, en tanto el sentido de dichos términos se ve fuertemente trastocado. University Press, 2012, p. 107, traducción propia. Cf. también Pachilla, P., La teoría de la sensibilidad
Desde un punto de vista más amplio, relativo al conjunto de la obra deleuziana, la Idea es la instancia en la estética de Gilles Deleuze y su articulación con la filosofía trascendental, Tesis de Doctorado por
de emisión de singularidades pre-individuales, o acontecimientos virtuales. la Universidad de Buenos Aires y la Université de Vincennes/Saint Dennis (París 8), defendida el 27
4
Deleuze, G., Nietzsche et la philosophie, París, PUF, 1962, p. 120, traducción propia (trad. española de febrero de 2018, FFyL, UBA.
de C. Artal: Nietzsche y la filosofía, Barcelona, Anagrama, 1980, p. 149). 6
Cf. el capítulo “Representación”, de Matías Soich, en este mismo libro.

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DELEUZE: ONTOLOGÍA PR ÁCTICA 2 INTRODUCCIÓN EN DIFERENCIA Y REPETICIÓN IDEA GONZALO SANTAYA

asignación de identidad que pueblan nuestra experiencia cotidiana. Una tipo- dinámica y extra-conceptual, que se desplaza en la repetición. ¿Qué es lo que
logía consiste precisamente en una división de esos conceptos bajo distintos se repite en lo que se repite? Una diferencia, una singularidad. Y esta singulari-
grados de generalidad (dada su proximidad o lejanía respecto al individuo de- dad, veremos, remite a la Idea como principio estructurante de la experiencia
terminado por ellos); se trata de una partición y especificación que permite cu- real: es ella quien posibilita el bloqueo de los conceptos. ¿Cómo? Si, por un
brir cada vez una mayor cantidad de rasgos o notas comunes compartidas por lado, la repetición de lo mismo implicaba un concepto idéntico y un espa-
diversos individuos (“animal” se divide en “vertebrado” e “invertebrado”, o cio homogéneo, por otro lado, “en el orden dinámico ya no hay ni concep-
bien en “mamífero” y “ovíparo”, o bien en “racional” e “irracional”... “pe- to representativo ni figura representada en un espacio preexistente. Hay una
rro” se divide en “caniche”, “ovejero”, “labrador”, “chihuahua”... “número” Idea, y un puro dinamismo creador del espacio correspondiente”.7 Esta es la
se divide en “natural”, “entero”, “fraccionario”, “irracional”, “complejo”...). primera aparición técnica del concepto deleuziano de “Idea” en Diferencia y
Para que la clasificación sea posible, alguien –o algo– debe bloquear la com- repetición: indicando que la creación dinámica de un espacio (y un tiempo)
prensión de un concepto, determinar hasta donde va (“este concepto abarca correspondiente a una Idea está a la base de la génesis de los conceptos
hasta acá, a partir de acá, este otro”; “este concepto tolera hasta esta diferencia, representativos, y no a la inversa. La repetición no es diferencia exterior dada
más allá de ella, irá este otro”). entre objetos inmersos en un espacio-tiempo homogéneo, como la de la mano
izquierda y derecha, o la de las gotas de agua, sino que en ella “la diferencia es
La operatoria de este bloqueo se vuelve manifiesta ante todo en la repeti-
interior a una Idea; ella se despliega como puro movimiento creador de un es-
ción: cuando aparecen distintas cosas que caen bajo el mismo concepto (mano
pacio y de un tiempo dinámicos que corresponden a la Idea”.8 Es decir que, si
izquierda y mano derecha, primera gota de agua, segunda gota de agua...),
hay tipologías conceptuales, es porque hay, más profundamente, movimientos
el concepto no alcanza por sí mismo para mostrar en qué difieren esos casos
espacio-temporales originales, correspondientes a Ideas, que los conceptos –a
distintos; hay entonces algo de la cosa que no está contenido en el concepto, y
través de sus divisiones– pretenden detener y “re-presentar”.
este “no estar contenido” remite a una potencia extra o supra-conceptual que
introduce diferencias en la experiencia por fuera del concepto. Kant recurría al La tipología de los conceptos nos remite entonces a una topología de di-
espacio y al tiempo –como formas puras, ontológicamente previas a la materia namismos espacio-temporales, movimientos aberrantes que se agitan bajo los
de la sensación– para dar cuenta de estas diferencias no conceptuales; pero al conceptos de la representación. “Un concepto es completamente incapaz de es-
hacer esto, se apoyaba en una concepción pobre del espacio como forma vacía pecificarse o dividirse por sí mismo; lo que actúa bajo él, como un arte oculto,
de exterioridad, medio homogéneo indiferente esperando ser “llenado” por como un agente de diferenciación, son los dinamismos espacio-temporales”.9
fenómenos cuya génesis queda en el misterio. Por lo tanto, el espacio kantiano Por todas partes hay plegamientos, estiramientos, invaginaciones, desplaza-
no da cuenta de las individuaciones que ocurren en él –en este sentido, la Idea mientos constitutivos de la experiencia, y de los cuales los conceptos apresan
deleuziana constituirá una instancia pre-individual sobre la cual se monta un ciertas variaciones muy limitadas, las enfocan desde afuera, les imponen una
principio de individuación eminentemente diferencial. métrica constante, les asignan una fijeza y una identidad que los sustraen de la
riqueza de sus movimientos complejos. Aproximarnos a estos movimientos es
La vía deleuziana lleva a complejizar el concepto de repetición para expli-
el objeto del proyecto deleuziano de un “empirismo superior” o “trascenden-
car ese fenómeno de bloqueo conceptual, poniéndolo como el resultado de un
movimiento ontológico sub-representativo. Desde la perspectiva del concepto
idéntico, la repetición es pensada como una diferencia no conceptual; pero
7
DR 49 (32). En todos los casos, la traducción de las citas de esta obra es propia a partir del original.
8
DR 53 (36).
esta repetición por la negativa encuentra su razón en una diferencia positiva, 9
DR 328 (281).

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DELEUZE: ONTOLOGÍA PR ÁCTICA 2 INTRODUCCIÓN EN DIFERENCIA Y REPETICIÓN IDEA GONZALO SANTAYA

tal”, basado en un espacio-tiempo intensivo,10 dinámico, que marca el ritmo tos plegamientos y pulsos se agitan bajo las formas estables de los conceptos
y la cualificación de la división tipológica de los conceptos. Los conceptos se representativos, y dan cuenta de una continuidad compleja en variación bajo
dividen en sub-conceptos en la red de la representación, “pero esas divisiones las divisiones y fijaciones de aquellos. Todo lo actual está en el espacio y el
no tienen el mismo criterio que lo dividido, no son homogéneas con lo divi- tiempo en tanto medios extensivos, pero bajo –o junto a, o en torno a– ellos
dido, y se establecen en un dominio exterior al concepto, pero interior a las hay múltiples espacio-tiempos intensivos coexistentes, todos en devenir, a ni-
Ideas que presiden la división misma”.11 Esa materia intensiva dinámica es el veles y bajo ritmos heterogéneos, en interacción y modificación recíproca. Sin
medio de los movimientos topológicos que preceden a las tipologías, en tanto estar en el espacio-tiempo, la Idea subyace y determina esos movimientos que
contiene un principio interno de diferenciación que impide que su división dé la expresan.
por resultado partes homogéneas, como sucede en el espacio y el tiempo con-
cebidos como formas extensivas. Ese principio interno de diferenciación es,
precisamente, la Idea como fuente emisora de singularidades pre-individuales. Dialéctica trascendental: estructura de la Idea

Los dinamismos crean espacios en correspondencia con la Idea; la Idea “Distinguimos la Idea, el concepto y el drama: el rol del drama es especificar
determina las producciones y transformaciones de los dinamismos. Idea y di- el concepto, encarnando las relaciones diferenciales y las singularidades de la
namismo se complementan en un mismo proceso interno y genético. Esto le Idea”.13 ¿Qué son esas relaciones, esas singularidades? Ha llegado el momento
permite a Deleuze ir tan lejos como hasta atenuar la oposición entre Kant y de decir algo sobre la estructura interna de la Idea. Ella debe permitirnos com-
Leibniz en relación a sus teorías del espacio: prender la génesis de esas variaciones en los dinamismos espacio-temporales
Un espacio dinámico debe ser definido desde el punto de vista de un obser- que se correspondían con las divisiones conceptuales. Si los dinamismos crean
vador ligado a ese espacio, y no desde una posición exterior. Hay diferencias espacios correspondientes a Ideas, esto es porque ellas producen determina-
internas que dramatizan una Idea antes de representar un objeto. La dife- ciones que los espacios intensivos expresan de cierta manera. Esas determina-
rencia, aquí, es interior a una Idea, aunque sea exterior al concepto como
ciones de la Idea están caracterizadas en términos de relaciones diferenciales y
representación de objeto.12
singularidades, nociones que nos remiten al análisis matemático.
No hay originalmente un espacio y tiempo como medios vacíos, homo- Deleuze llama a la Idea dx, signo matemático al que asigna el rol de “sím-
géneos e indiferenciados que los fenómenos “llenan”, o donde ellos se sitúan bolo de la filosofía de la diferencia”, que se opone al símbolo “no-A”, propio de
extrínsecamente, ni hay tampoco conceptos preexistentes que subsuman las la dialéctica que procede por contradicción, “como la diferencia en sí misma
diferencias de un individuo; hay dinamismos espacio-temporales diversos, de- [se opone] a la negatividad”.14 Este símbolo es elegido por Deleuze porque le
finidos desde una posición interna, y que dan cuenta de movimientos tanto permite enlazar tres momentos fundamentales.
morfogenéticos como disolutivos de individuaciones en permanente devenir. El símbolo dx aparece a la vez como indeterminado, como determinable y
Diversos espacios que se pliegan y conectan de múltiples modos, tiempos di- como determinación. A estos tres aspectos corresponden tres principios que
versos que definen múltiples ritmos y duraciones en interacción recíproca. Es- forman la razón suficiente: a lo indeterminado como tal (dx, dy) corresponde
un principio de determinabilidad; a lo realmente determinable (dy/dx)

10
Al respecto, cf. el capítulo “Intensidad”, de Rafael Mc Namara, en este mismo libro.
11
DR 328 (282). 13
DR 328-329 (282).
12
DR 57 (39-40). 14
DR 260 (221).

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corresponde un principio de determinación recíproca; a lo efectivamente se funde el régimen de las cantidades finitas asignables a una variable mate-
determinado (valores de dy/dx) corresponde un principio de determinación mática. No se trata entonces de una mera variable –cantidad general– ni de
completa.15 un número determinado –cantidad particular–, sino de una variable definida
como variación continua con respecto a un límite, o un punto de corte. Por
La dialéctica de la Idea posee entonces tres momentos. Estos tres mo-
eso, no es una cantidad empírica o conceptual, sino un elemento puro de
mentos anudan en un mismo proceso tres valores lógicos (indeterminado,
cuantitabilidad. Deleuze lo llama “causa ideal de la continuidad”, señalando
determinable y determinación) con tres principios ontológicos (determinabi-
que la manifestación de la Idea implica una puesta en variación continua (“La
lidad, determinación recíproca y determinación completa). Estos tres valo-
Idea de fuego subsume el fuego como una sola masa continua, susceptible de
res y principios se corresponden a su vez con tres “elementos puros”, de la
acrecentarse. La Idea de plata subsume la plata como una continuidad líquida
cuantitabilidad, de la cualitabilidad y de la potencialidad. El carácter puro de
de metal fino”).17 Pero esta continuidad no tiene nada que ver con la conti-
estos elementos nos remite al carácter trascendental de la Idea, que exige una
nuación homogénea (extensiva) de una variación empírica, sino con un pasaje
abstracción radical de las figuras de lo empírico (puro, en el sentido kantiano,
al límite. El límite capta lo universal de un determinado régimen de variación
implica precisamente la independencia con respecto a la sensación).16 Valores
individual. Universal, aquí, no implica el ascenso a un plano inteligible, eter-
lógicos, principios ontológicos y elementos trascendentales se entrelazan en la
no, incorporal, sino el pasaje a un nuevo régimen de variación, vinculado con
teoría deleuziana de la Idea, vuelven difusas las fronteras entre estos ámbitos
el precedente. Por eso, este elemento indeterminado es inseparable de un prin-
del pensamiento filosófico, y señalan una instancia donde los principios de lo
cipio de determinabilidad. Lo universal, dx, en tanto causa ideal de la conti-
pensable, lo existente y lo experimentable se reúnen en un mismo movimien-
nuidad, es determinable, pero no por sí mismo, sino sólo en relación con otro
to. Por eso, la analítica (tipología) y la estética (topología) que venimos de ver
elemento ideal (otra variación continua). Esto nos lleva al segundo momento.
no remitían a dos fuentes radicalmente separadas de la experiencia, sino que
la una se enlazaba necesariamente con la otra. La relación diferencial designa para Deleuze la forma de lo determinable,
la forma en la que lo indeterminado del primer momento puede devenir deter-
El primer momento de la Idea parte del elemento diferencial, dx, lo in-
minación concreta. Pero la forma de lo determinable no determina elementos
determinado como tal. Pero esta indeterminación tiene un rol preciso: ella no
indeterminados como tales, no informa una materia informal, ni transforma
es carencia de determinación sin más, sino abstracción de toda generalidad
lo indeterminado en determinado. Los elementos diferenciales no son nada
y particularidad, de toda individualidad. En dx, las diferencias que pode-
(son no-ser o extra-ser) por fuera de la relación diferencial que los enlaza. Esta
mos captar claramente en la experiencia o el pensamiento se funden, como
relación contiene un principio de determinación recíproca porque en ella se
enlaza un régimen de variación con otro. “Es en una síntesis recíproca que
15
DR 261 (221-222) (las cursivas en “a la vez” son nuestras). Para un comentario pormenorizado de
este pasaje, cf. Santaya, G., El cálculo trascendental. Gilles Deleuze y el cálculo diferencial: ontología e la Idea pone y desarrolla su función efectivamente sintética. La pregunta es:
historia, Buenos Aires, RAGIF Ediciones, 2017. ¿bajo qué forma la relación diferencial es determinable? Ante todo, lo es bajo
16
“Llamamos puras (en sentido trascendental) a todas las representaciones en las que no se encuentra
nada que pertenezca a la sensación”. Kant, I., Crítica de la razón pura, trad. M. Caimi, Buenos
forma cualitativa, y a este título expresa una función que difiere en naturaleza
Aires, Colihue, 2009, p. 88 (A20/B34). Esto permite a Kant hablar de intuiciones y de conceptos de la llamada primitiva”.18 La relación diferencial es determinable en tanto
puros, que serán las instancias constitutivas del sistema de la experiencia posible. Puesto que las
Ideas trascendentales, según Kant, carecen en sí de todo contenido empírico (y sirven antes bien conecta una función con otra, una cualidad con otra, un régimen de variación
para regular a éste), es una redundancia referirse a ellas como “puras”. En el caso deleuziano, como
veremos, esta caracterización de las Ideas es completamente kantiana, en tanto remite a lo que está
más allá de la sensación –cuya lógica intrínseca está dada por la intensidad– y sin embargo permite
17
DR 261 (222).
estructurarla. 18
DR 263 (224).

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cuantitativo con otro. En eso reside la pura cualitabilidad. La relación enlaza encuentra en la singularidad su razón: la singularidad corta y enlaza espacios
cualidades diversas, funciones derivadas con funciones primitivas –las deri- (curvas) o series heterogéneas. De este modo, la universalidad propia de la
vadas expresan la tasa de variación instantánea o puntual de las primitivas. Idea no es la de una generalidad abstracta que abarca individuos preexistentes,
Pero, a su vez, las derivadas son ellas mismas funciones o cualidades con pleno sino una universalidad concreta que determina una individuación de manera
derecho, y remiten por su cuenta a un nuevo régimen de variabilidad o nueva interna: la universalidad del primer momento –que implicaba una oscuridad
derivada, “testimoniando la potencia de la Idea de dar origen a una Idea de la en cuanto a la posibilidad de captación de lo general y lo particular– es insepa-
Idea”.19 Esto nos lleva al tercer momento. rable de una concreción –que supone una distinción por la cual esa oscuridad
genera un punto estructurante de un proceso de individuación:
La potencia de la relación diferencial de engendrar nuevas funciones es
testimonio de un elemento puro de la potencialidad, que corresponde a la [La Idea] subsume la distribución de los puntos remarcables o singulares;
determinación completa de la Idea. Lo que la derivación sucesiva provee es toda su distinción, lo distinto como carácter de la Idea, consiste precisa-
mente en repartir lo ordinario y lo remarcable, lo singular y lo regular, y en
una serie de funciones, diferentes regímenes de variación en dependencia re-
prolongar lo singular sobre los puntos regulares hasta la vecindad de otra
cíproca.20 Estas series son una herramienta matemática privilegiada para la singularidad. Más allá de lo individual, más allá de lo particular como de
construcción progresiva de las curvas a partir de un punto dado de ellas, y lo general, no hay un universal abstracto: lo que es “pre-individual” es la
sobre todo, para el estudio del comportamiento de funciones en torno a puntos singularidad misma.21
singulares: puntos en los cuales el régimen de variación determinado por la
función se ve trastocado de algún modo y exige el pasaje a un nuevo régimen.
La relación diferencial es correlativa con singularidades, puntos inexpresables Extensión de la dialéctica
en el dominio de la función, pero que la modulan silenciosamente. La singu-
laridad es el punto de explosión de un acontecimiento matemático, que viene ¿Qué es, pues, la Idea? ¿Es el agente modulador de una curva matemática?
gestándose en la serie que la precede. No conocemos a las singularidades sino La curva no es sino un tipo de espacio, sujeto a un tipo de dinamismo que
únicamente por lo que ocurre en torno a ellas, en el camino que va de una a lo produce –en lápiz y papel, en una computadora, en la imaginación pro-
la otra, en la repetición ordinaria que va de una a otra, hasta ese umbral de digiosa de algún genio matemático. La topología de una curva dependerá
potencia que determina un cambio radical en su régimen de variación. Así, esa de las relaciones, las series y las singularidades que la componen, pero su
propiedad que vimos en el primer momento de la Idea, según la cual ella indu- trazado mismo depende de otros factores. La Idea, como vimos, no es ni el
ce una variación continua que enlaza regímenes de variabilidad heterogéneos, espacio, ni la función o el concepto, ni el dinamismo que crea el espacio,
sino el puro emisor de singularidades ideales que se corresponden con cam-
bios en dinamismos espacio-temporales, que luego quedan apresados, codi-
19
DR 264 (224). ficados por funciones matemáticas –o por conceptos representativos. Esto
20
Una diferencia de potencia entre las variables de una función es condición de posibilidad de su
derivación (por ejemplo, que x e y estén elevadas a distintas potencias para que tenga efectividad). Esta
no vale sólo para los espacios matemáticos, sino para espacios de todo tipo:
Idea, que Deleuze toma implícitamente del extenso análisis hegeliano sobre el cálculo infinitesimal físicos, geológicos, biológicos, astronómicos, psíquicos, lingüísticos, socia-
(cf. Hegel, G. W. F., Ciencia de la lógica, trad. A. Algranati y R. Mondolfo, Buenos Aires, Las
Cuarenta, 2013, p. 319), pone de manifiesto un principio fundamental que aparece y reaparece a les, sonoros, poéticos, etc. Una singularidad determina un espacio mate-
lo largo de toda la obra deleuziana: la necesidad de una diferencia de potencial como fundamento
de una comunicación entre regímenes heterogéneos. Este principio será estructurante en la teoría
de la intensidad, en tanto no hay comunicación intensiva posible sin diferencia de potencia. La
singularidad es, en este sentido, el punto de concentración de esa diferencia. 21
DR 268-269 (228).

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mático como un punto de ebullición determina un espacio físico, como nudos, puntos de apoyo o de corte, umbrales, catalizadores, acontecimientos,
una revolución determina un espacio socio-histórico, como una cesura de- disparadores de un proceso morfogenético cualquiera.
termina un espacio poético, o un espacio trágico... De este modo, si bien
Esta morfogénesis motivada por la Idea es lo que más arriba caracteriza-
la naturaleza diferencial de la Idea aparece explicada mediante caracteres
mos como “dinamismo espacio-temporal”, movimiento que Deleuze llama
matemáticos, el desarrollo del Capítulo 4 de Diferencia y repetición conduce
también “dramatización”, y que depende del concepto de intensidad, como
a una extensión de la dialéctica, mostrando cómo la estructura de la Idea
el agente diferencial que opera la expresión o puesta en acto de la Idea en un
subyace a fenómenos y dominios de toda índole.
determinado proceso de individuación.23 “Una Idea se dramatiza en muchos
La Idea dialéctica, problemática, es un sistema de relaciones entre elementos niveles, pero también dramatizaciones de órdenes diferentes se hacen eco y
diferenciales, un sistema de relaciones diferenciales entre elementos genéti- atraviesan los niveles”.24 Para cada orden ideal, diferentes relaciones; para cada
cos. Hay diferentes órdenes de Ideas, supuestos los unos por los otros, según
relación, diferentes singularidades; para cada dramatización, diferentes nive-
la naturaleza ideal de las relaciones y los elementos considerados (Idea de la
Idea, etc.). [...] Es así como, a partir de los problemas dialécticos y sus órde- les, cruces entre niveles, que implican cruces entre órdenes y relaciones ideales,
nes, se produce una génesis de dominios científicos diversos.22 y nuevas emisiones de singularidades asociadas a nuevos procesos de indivi-
duación. Esa es la ley de la composición de individuaciones en un mundo
Es importante notar que, más allá de su carácter diferencial, problemáti- indefinidamente diferenciado y diferenciante. Diferentes niveles de regímenes
co, oscuro, la Idea continúa presentándose –en afinidad con la tradición filo- de variación y, en cada nivel, diferentes regímenes en interacción recíproca. La
sófica– como principio de inteligibilidad. Es ella quien, a través de su carácter topología de los dinamismos depende de las determinaciones de la Idea, pero
problemático, fuerza a producir esquemas racionales o dominios científicos. los dinamismos se entrecruzan a su vez dando pie a nuevas topologías gracias
Pero es también ella quien socava desde adentro esos esquemas y dominios, a la pura e inagotable potencialidad de la Idea. Ella determina la diferencia
imposibilitando que se cierren sobre sí mismos y abriendo la necesidad de de potencial que motoriza los dinamismos. La intensidad “se expresa [ella
nuevas creaciones (según el célebre motivo deleuziano de los problemas como misma] inmediatamente en los dinamismos espacio-temporales de base”,25 y
instancias que persisten en las soluciones). Por eso, la Idea es tanto una como al hacerlo, ella “expresa las relaciones diferenciales y los puntos remarcables
múltiple, las diferenciales van en manadas, una multiplicidad de elementos, y correspondientes, introduciendo en estas relaciones, y entre las Ideas, un nue-
una multiplicidad de órdenes de elementos diferenciales propios de cada tipo vo tipo de distinción”.26 La Idea es la realidad pre-individual necesaria para
de espacio (fonemas en la lengua, genes en la vida, fuerzas en la física, etc.). re-plegar los dinamismos, cargando y conduciendo todo proceso de indivi-
En el fondo de lo real, más allá de lo que es, un insondable hormigueo de ele- duación; y la dialéctica ideal, el proceso por el cual pensamos el proceder de la
mentos diferenciales ideales. Todos esos elementos y sus relaciones coexisten Idea, sus órdenes, sus relaciones, sus productos.
–o mejor, puesto que propiamente no existen– co-insisten bajo la claridad de lo
actual, en ese extra-ser que perplica todas las Ideas. Todas las Ideas, todos sus
órdenes y relaciones componen un fondo caótico absolutamente plegado sobre
sí mismo. El fondo de lo real es oscuro, porque los elementos diferenciales
engullen toda forma distinguible, pero es distinto, porque las relaciones entre 23
Cf. el capítulo “Individuación”, de Julián Ferreyra, en este mismo libro.
estos elementos emiten singularidades, que actúan como salientes, pivotes, 24
DR 330 (283).
25
DR 367 (316). Las cursivas son nuestras.
22
DR 275 (234-235). 26
DR 376 (325).

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DELEUZE: ONTOLOGÍA PR ÁCTICA 2 INTRODUCCIÓN EN DIFERENCIA Y REPETICIÓN IDEA GONZALO SANTAYA

Palabras finales continuo pensable; y en esa instantaneidad furtiva destella su poder genético.
Motor inmóvil a velocidad infinita, está en el límite de todo movimiento, y
Una Idea puede atravesarnos como un rayo; y si conservamos algo de no- en el rebasamiento de ese límite. Una sensación, un pensamiento o un mo-
sotros mismos, luego del sacudón, sólo queda preguntarnos “¿qué fue lo vimiento llevados a su límite, al extremo de su potencia, a su forma extrema,
que pasó?”. Pero puede también trabajarnos silenciosamente, desde la pro- he aquí el elemento fundamental que nos lleva a la Idea, y que nos expulsa
fundidad de los procesos morfogenéticos que nos subyacen, como larvas inmediatamente de ella; emerge entonces una nueva forma, un nuevo régimen
gestantes de nuevos mundos. En tanto pacientes de esos movimientos, so- de movimiento, de pensamiento, una nueva sensibilidad.
mos nosotros mismos –lo queramos o no– acompañantes del fulgor de las
Ideas, emisores de singularidades, productores de sentido, y moduladores
de espacio-tiempos. Las Ideas nos comprometen en esta práctica compleja,
disuelven nuestra identidad a la vez que nos hacen germen de otras. En tan-
to “Yoes” –sistemas psíquicos que somos– la Idea es el otro [autrui], está en
el otro como el puro expresado por sus intensidades envueltas.27 Uno de los
objetivos manifiestos de Diferencia y repetición es el de presentar una filoso-
fía que no hable desde un Yo –no porque pretenda establecer un punto de
vista de sobrevuelo superior a la existencia, sino porque busca un desplaza-
miento continuo en la inmanencia, un punto de vista no fijado a conceptos
representativos que la devolverían a una posición de trascendencia. En este
sentido, el Yo como sujeto humano constituido, como régimen de variación
psíquicamente delimitado, supone a la otredad como una estructura sub-
yacente que la problematiza y desde la cual brota la virtualidad productiva.
Política de la Idea: corresponde a nosotros estar abiertos a esa otredad, ese
afuera que disuelve y gesta, a las intensidades impersonales que nos atra-
viesan y que hacen remontar la potencia de la diferencia, elevándonos a lo
más alto, a la altura del acontecimiento –a la altura de la Idea– y, desde allí,
afirmar hasta lo más bajo (pero sin explicarnos demasiado –sólo lo suficien-
te para poder volver a remontar, volver a plegar, volver a individuar).
Informal en sí misma, la Idea es sin embargo condición de la generación
de formas. Estática en sí misma, ella es principio de la transformación del mo-
vimiento, y enlace entre regímenes de movimiento heterogéneos. Impensable
en sí misma, es principio del pensamiento, génesis del pensar en el pensamien-
to. Como el clinamen, aparece en un tiempo menor que el mínimo de tiempo

27
Al respecto, cf. el capítulo “Autrui”, de Solange Heffesse, en este mismo libro.

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