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Barrabá

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Me llamo Barrabás.

Buenas noches hermanos/as, Dios les bendiga.

San Mateo 27:21


21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron:
A Barrabás. Orar.

Pueden sentarse.

Ahora hermanos,
1. Yo le pido que le diga al que está a su lado "tú eres Barrabás", ¿lo haría? A ver, hágalo. Dígale
"tú eres Barrabás".

Yo creo que no todos lo haríamos, da pena.


1. ¿Qué va a decir? Se puede ofender.
2. Lo puede tomar a mal.
3. Es una palabra ofensiva.
4. Se oye feo.

Solamente si es una persona muy cercana a usted sí se lo diría, pienso yo.


Pero si no lo es, yo creo que no sería capaz de decirle así a alguien más.

O vamos a ponerlo más fácil:


¿Conocemos a alguien que lleve el nombre o apellido Barrabás en la actualidad? No.

Imagínese a don Barrabás Hernández López.


O hemos escuchado decir:
1. Allá con el hno Barrabás de Covadonga.

Yo creo que a nadie le gustaría llamarse así o ponerle ese nombre a una persona, ¿o sí?
Y menos a una mujer, yo creo que ni le quedaría.
1. Barrabasa.
2. Doña Barrabasa.

Es muy escaso ese nombre hoy en día, creo que de mil personas 1 nada más pueden nombrarlo así,
o no sé si me equivoque.

Y es que la palabra Barrabás es utilizada, la mayoría de veces, para describir a una persona rebelde,
una persona mala, una persona desobediente, deshonesta, etc.

Por eso nos dio pena decirle así al hno de al lado, prácticamente lo tomamos como algo ofensivo.

Ahora leamos los versículos 15 y 16


15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que
quisiesen. 16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás.

Era un preso famoso, pero ¿por qué la Biblia lo describe como famoso?
La fama es la opinión, idea o concepto que la gente tiene sobre otra persona.

Y que también sus hechos se difundan en muchos lugares y sean muy mencionados, sean malos o
sean buenos.

Lo primero que se nos viene a la mente sobre la fama es:


1. Dame tu autógrafo.
2. Quiero tomarme una foto contigo.

Eso es alguien famoso para nosotros actualmente.

Pero no creo que le llegarán a pedir fotos o autógrafos a Barrabás en la celda o al calaboso en el que
estaba.

Mucho menos que le llegaran a hacer entrevistas.


Él era un preso o un hombre famoso porque quizás ya había estado encarcelado en varias ocasiones,
o quizás porque fue muy buscado por las autoridades de aquel entonces por las fechorías o
asesinatos que cometía.

Y todas las cosas malas que Barrabás hacía se expandió y se divulgó en aquella época, por eso era
famoso, o más bien un hombre de mala fama.

Pero ahora miremos hermanos qué dice en San Lucas 5:15


15 Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de
sus enfermedades.

¿A quién se está refiriendo? Aquí ya no está hablando de Barrabás, obviamente se refiere a Jesús.

Ahora vamos a San Mateo 4:24


24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos
por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.

Eso se estaba difundiendo de Jesús por varios lugares, los hechos y las obras buenas que Él hacía,
dos vidas completamente diferentes, el de Barrabás y el de Cristo Jesús.

Muchos dicen que Barrabás era un hombre anarquista, o sea que para él no había ley, se burlaba de
la ley, quebrantaba las leyes y normas, y hacía lo que él quería; era un hombre rebelde.

Si le decían:
1. No vas. Él iba.

Si le decían:
1. Obedece. Él desobedecía.

¿Qué tenía de bueno ser un preso famoso?


¿O un preso asesino famoso?
Hay famosos cantantes, famosos actores, famosos doctores y hasta famosos futbolistas; pero un
preso famoso, y asesino, como que no es algo bueno; cono dije ese rato:es algo de mala fama.

Ser famosos por las cosas malas o por los pecados que cometemos, creo que mas bien para nosotros
es algo vergonzoso, no nos provoca alegría.

A veces llega un sentimiento de culpa a nuestra conciencia por esos actos malos cometidos y nos
dice:

1. ¿Ya para qué voy si cometí esto?


2. ¿Ya para qué voy a orar si pequé de esta manera?
3. Dios ya no me va a escuchar.
4. Dios me va a desechar.

Pero Dios es fiel a su promesa.


Jesús sabía que ibas a pecar, que yo iba a pecar.

Jesús sabía que Barrabás era culpable, sabía todas las cosas que él había cometido.
Cuántos asesinatos llevaba en su vida, Jesús lo sabía.

Y aún sabiendo que Barrabás iba a seguir cometiendo sus fechorías, porque era lo más probable,
Jesús no dijo en ningún momento:
1. Que muera él, que pague lo que hizo.
2. Piensen, si lo dejan libre va a seguir asesinando. ¿Eso quieren?
2. Mejor que pague él su condena.

No, no dijo ni una sola palabra.

Aunque fue maltratado, azotado y humillado, pero nunca se quejó. Se quedó completamente
callado, no abrió su boca. Isaías 53:7
Aún conociendo los hechos y pecados de Barrabás, Jesús también murió por él y no dijo nada por
amor.

Aún conociendo nuestros delitos y pecados, Cristo se entregó y pagó el precio de nuestras maldades
con su vida y su sangre.

¿Barrabás nos representa o somos realmente los Barrabases actuales?

O solamente podemos decir:


1. Me parezco a Barrabás.
2. Ahí dos que tres.
3. Ni tanto, ni tanto; estoy entre Barrabás y el apóstol Pablo.

No sé hermanos pero, después de leer esta historia una vez más, me siento tan identificado con este
personaje llamado Barrabás.

Versículos 17 y 18:
17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús,
llamado el Cristo? 18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.

Cuando Pilato hace esta pregunta a toda la gente, seguramente todos sintieron un enorme coraje por
dentro, y la sangre se les calentó como a nosotros y dijeron:
1. Es que tú no me vas a venir a mandar.
2. Preferimos a Barrabás que a Jesús.

Miremos qué dice el versículo 21


21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron:
A Barrabás.

Es decir: preferimos a un asesino, queremos a un pecador antes que a Jesús.

Muchas veces eso nos pasa a nosotros, a todos; preferimos más seguir la vida sin Dios, preferimos
más a Barrabás, que es el pecado, a vivir agradándole a Dios.
Cuando nos predicaban y rechazabamos el llamado, prácticamente elejiamos a Barrabás que a
Jesús.
Nos daba coraje y no queríamos saber absolutamente nada de Dios.

Y nos sigue pasando los mismo todavía.

En esos días, Barrabás solamente estaba esperando la condena que le daban a un asesino, ¿saben
qué era? Ser crucificado.

Ya había para Barrabás una fecha para su muerte, ya había para él una cruz grande y pesada para
que pagara todo el mal que había cometido, según la ley y justicia de aquel entonces.

Porque eso era la paga y la condena de un malhechor: la muerte en una cruz.

Los castigaban y los humillaban públicamente siendo azotados y crucificados delante de todo el
pueblo si era posible.

Les pregunto:
¿Será que Barrabás merecía estar preso y ser crucificado? ¿Merecía morir? Todos podemos decir:
1. Sí, por sus obras malas.

Y muchos podrán pensar:


1. A un asesino, a alguien malvado no se le tiene piedad porque él no tiene piedad.
2. Tiene que pagar por lo que hizo.
3. Porque un hombre rebelde y pecador, eso se merece.

¿Nosotros somos malos?


¿Somos rebeldes?
¿Somos pecadores? Sí.
Entonces, ¿merecemos pagar por nuestros delitos y pecados?

Desde nuestro punto de vista personal podemos agachar la mirada avergonzados delante de Dios y
decir:
1. "Sí, Señor, yo merecía pagar mis delitos."
2. Sí merecíamos pagar por nuestras obras malas, yo merecía estar en esa cruz pagando mi obras
malas.

Eso decimos muchas veces en oración.

Pero alguien justo, alguien santo sin pecado, y sin delito alguno tomó mi lugar y murió en mi lugar.
Nunca hizo maldad, y nunca hubo engaño en su boca, como yo.

Ese día todos gritaban mi nombre y pedían que Jesús fuese crucificado.

1 Juan 2:2
Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los
de todo el mundo.

Él pagó por nuestros delitos, derramó su preciosa sangre, santa, perfecta, sangre inocente.

Yo me imagino cuando llegaron a tocar la puerta donde estaba Barrabás:


1. (Tocar puerta, sacar la llave) Barrabás, puedes irte, estás libre, ya no hay para ti condenación.

Y Barrabás sorprendido:
1. ¿Qué?
2. Sí, vete, quedas libre; un tal Jesús, llamado el Cristo, será crucificado en tu lugar.

No sé si Barrabás se alegró o se entristeció al escuchar eso, es difícil poder decirlo con certeza.
Pero si estuviéramos sentiados a 20 ó 50 años de cárcel y luego la muerte, y llegue alguien a
decirnos:
1. Puedes irte, no hay condenación para ti.

Aún siendo yo culpable, en mi humanidad y carnalidad me daría alegría, seamos sinceros.

1. Voy a quedar libre, voy a visitar a mi familia, seré mejor que antes, voy a cambiar.

Y pasarían muchas cosas en nuestra mente.

Pero ¿Quién puede dar su vida por un cruel y despiadado asesino?


¿Quién puede dar su vida por un vil pecador como Barrabás?
¿Quién puede dar su vida por un vil pecador como yo?

Solamente Jesucristo.

Y Barrabás escuchando a toda la multitud de afuera aclamando por él:


1. Queremos a Barrabás, suelten a Barrabás.
2. Barrabás, Barrabás...

¿Será que me parezco a Barrabás o soy Barrabás?


¿Puede decirle "tú eres Barrabás" al hno/a de al lado? Es difícil aún. 26 min.

Leamos el versículo 19
19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese
justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.

La mujer de Pilato, que la Biblia no menciona su nombre, le manda un Whatsapp a Pilato.

Doña Pilata le manda un msj a don Pilato y le dice:


1. No te metas y no tengas nada que ver con éste hombre justo.
Y Pilato es advertido, a través del sueño de su esposa, quién era Jesús, de que Jesús era justo.
¿Será que ese sueño provino de Dios?

Desde ahí Pilato quedó entre la espada y la pared, como todo esposo con su señora esposa.

1. ¿Qué hago?
2. ¿Le hago caso a mi esposa?
3. ¿Le hago al pueblo?

Porque Pilato sabía que si no le hacía caso a su esposa, al ratito la doña le iba a andar reclamando
eso toda la semana y toda la vida, no se le iba a olvidar tan fácilmente.

Y los que están casados ya saben cómo es eso.

Cuando Pilato le pidiera algo a su esposa ¿qué le iba a contestar?


1. Si Pilato decía: esposa mía.
- Anda vete allá, anda con ellos que les haces más caso. (Cruzado de brazos). Tus amigotes.

Dicen que eso pasa, no sé si sea cierto.

Pero bueno hermanos, la vida en el matrimonio también resulta muy difícil, muchas veces se
escucha más la petición o las necesidades de los hijos, y eso no digo que esté mal.

A eso le llaman "desvivirse" por los hijos:


1. Que yo pase hambre pero ellos no.
2. Que yo no tenga más que ponerme pero ellos sí.

Pero cuando se oye más las "peticiones" de los amigotes que de la pareja o de la familia, ahí sí es
algo que está mal.
O muchas veces se comienza a hacer más caso a la suegra que al esposo.
O más caso a la suegra que a la propia esposa.

Lo cual un par de consejos de ellos no viene nada mal, ¿cierto? Pero tampoco hay que dejar que en
un matrimonio gobierne más una persona ajena a ese matrimonio.

Delante de Dios son uno solo.


Una sola persona o una sola carne y Dios el sustento principal.

Y bueno, la esposa de Pilato tuvo ese sueño y le advirtió rápidamente lo que ella había visto y oído
en sueños.

Dios nos advierte también a nosotros para que tengamos conocimento de lo que vamos a hacer, y
para que no digamos después:
1. Es que no sabía yo.
2. Nadie me lo dijo.

Pero aún así, sabiendo lo que estamos haciendo, decidimos hacer también lo malo.

Muchas veces nos ha pasado eso.


No desviamos a pesar de saber que no nos conviene.

Sabemos también hermanos que Cristo tenía que morir porque ya estaba escrito.
No había nada ni nadie que lo impidera.

Voy a decirlo de esta manera:


Quizás la esposa de Pilato soñó que Jesús no debía morir, no lo sé, por eso fue y le avisó
rápidamente a su esposo para que lo dejara ir, para que no tuviera nada que ver con Él.

Eso ha pasado en mi mente al leer esta historia.


Lo cual me enseña hermanos, que no todos los sueños provienen de Dios.
Y eso ya lo sabemos todos.

1. Es que soñé que Dios me hablaba.


2. Es que soñé que me mando a aventarme del cuarto piso y que Él me iba a salvar. Lo voy a hacer.
3. Soñé que compraba que me ganaba la lotería, sé que es de Dios.

Y muchos hacen lo que ven en sueños.


Y comienzan a mal gastar su dinero pensando que Dios obra así.

Muchas veces decimos:


1. Ay, soñé bien bonito, ojalá y se cumpla.

Y según las creencias nos decían:


1. No lo platiques con nadie para que se cumpla.

Y cuando soñamos feo:


1. Ojalá que no se cumpla, lo voy a platicar.

Pero no es así, Jesús dijo: cada día trae ya su propio afán.


Pidamos sabiduría y conocimiento para saber discernir lo que es de Dios y lo que no es.

Leamos los versículos 22 al 26


22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado!
23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea
crucificado!
24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las
manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. 25 Y
respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. 26 Entonces
les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado.
Estas palabras que declararon "Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos", no sabían o no
entendían que era real.

Desde ese momento la sangre de Cristo, la sangre del Cordero de Dios, fue sobre nosotros y por
nosotros.

Él sufrió por toda la humanidad, incluyendo también a los que dijeron estas palabras.

Así como Barrabás fue libre ese día, así Jesús nos hizo libres a nosotros.
Libres de la condenación.
Porque fuimos y somos declarados justos delante de Dios por nuestra fe en Jesucristo. Rom 3:22.

Poco apoco nos vamos dando cuenta que nosotros somo Barrabás y podemos decir:

Me llamo Barrabás, soy un mentiroso, un rebelde, desobediente y pecador que merecía ser azotado
y recibir la ejecución como condena eterna.

Pero un hombre de 33 años tomó mi lugar, pagó por mis delitos; derramó su sangre por mí y por
muchos.

Y hoy esa sangre está delante del Padre como el único sacrificio Santo y perfecto hecho una sola
vez para siempre, para el perdón de nuestros pecados.

Me llamo Barrabás, y Cristo tomó mi lugar. 37 min.

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