Barrabá
Barrabá
Barrabá
Pueden sentarse.
Ahora hermanos,
1. Yo le pido que le diga al que está a su lado "tú eres Barrabás", ¿lo haría? A ver, hágalo. Dígale
"tú eres Barrabás".
Yo creo que a nadie le gustaría llamarse así o ponerle ese nombre a una persona, ¿o sí?
Y menos a una mujer, yo creo que ni le quedaría.
1. Barrabasa.
2. Doña Barrabasa.
Es muy escaso ese nombre hoy en día, creo que de mil personas 1 nada más pueden nombrarlo así,
o no sé si me equivoque.
Y es que la palabra Barrabás es utilizada, la mayoría de veces, para describir a una persona rebelde,
una persona mala, una persona desobediente, deshonesta, etc.
Por eso nos dio pena decirle así al hno de al lado, prácticamente lo tomamos como algo ofensivo.
Era un preso famoso, pero ¿por qué la Biblia lo describe como famoso?
La fama es la opinión, idea o concepto que la gente tiene sobre otra persona.
Y que también sus hechos se difundan en muchos lugares y sean muy mencionados, sean malos o
sean buenos.
Pero no creo que le llegarán a pedir fotos o autógrafos a Barrabás en la celda o al calaboso en el que
estaba.
Y todas las cosas malas que Barrabás hacía se expandió y se divulgó en aquella época, por eso era
famoso, o más bien un hombre de mala fama.
¿A quién se está refiriendo? Aquí ya no está hablando de Barrabás, obviamente se refiere a Jesús.
Eso se estaba difundiendo de Jesús por varios lugares, los hechos y las obras buenas que Él hacía,
dos vidas completamente diferentes, el de Barrabás y el de Cristo Jesús.
Muchos dicen que Barrabás era un hombre anarquista, o sea que para él no había ley, se burlaba de
la ley, quebrantaba las leyes y normas, y hacía lo que él quería; era un hombre rebelde.
Si le decían:
1. No vas. Él iba.
Si le decían:
1. Obedece. Él desobedecía.
Ser famosos por las cosas malas o por los pecados que cometemos, creo que mas bien para nosotros
es algo vergonzoso, no nos provoca alegría.
A veces llega un sentimiento de culpa a nuestra conciencia por esos actos malos cometidos y nos
dice:
Jesús sabía que Barrabás era culpable, sabía todas las cosas que él había cometido.
Cuántos asesinatos llevaba en su vida, Jesús lo sabía.
Y aún sabiendo que Barrabás iba a seguir cometiendo sus fechorías, porque era lo más probable,
Jesús no dijo en ningún momento:
1. Que muera él, que pague lo que hizo.
2. Piensen, si lo dejan libre va a seguir asesinando. ¿Eso quieren?
2. Mejor que pague él su condena.
Aunque fue maltratado, azotado y humillado, pero nunca se quejó. Se quedó completamente
callado, no abrió su boca. Isaías 53:7
Aún conociendo los hechos y pecados de Barrabás, Jesús también murió por él y no dijo nada por
amor.
Aún conociendo nuestros delitos y pecados, Cristo se entregó y pagó el precio de nuestras maldades
con su vida y su sangre.
No sé hermanos pero, después de leer esta historia una vez más, me siento tan identificado con este
personaje llamado Barrabás.
Versículos 17 y 18:
17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús,
llamado el Cristo? 18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.
Cuando Pilato hace esta pregunta a toda la gente, seguramente todos sintieron un enorme coraje por
dentro, y la sangre se les calentó como a nosotros y dijeron:
1. Es que tú no me vas a venir a mandar.
2. Preferimos a Barrabás que a Jesús.
Muchas veces eso nos pasa a nosotros, a todos; preferimos más seguir la vida sin Dios, preferimos
más a Barrabás, que es el pecado, a vivir agradándole a Dios.
Cuando nos predicaban y rechazabamos el llamado, prácticamente elejiamos a Barrabás que a
Jesús.
Nos daba coraje y no queríamos saber absolutamente nada de Dios.
En esos días, Barrabás solamente estaba esperando la condena que le daban a un asesino, ¿saben
qué era? Ser crucificado.
Ya había para Barrabás una fecha para su muerte, ya había para él una cruz grande y pesada para
que pagara todo el mal que había cometido, según la ley y justicia de aquel entonces.
Los castigaban y los humillaban públicamente siendo azotados y crucificados delante de todo el
pueblo si era posible.
Les pregunto:
¿Será que Barrabás merecía estar preso y ser crucificado? ¿Merecía morir? Todos podemos decir:
1. Sí, por sus obras malas.
Desde nuestro punto de vista personal podemos agachar la mirada avergonzados delante de Dios y
decir:
1. "Sí, Señor, yo merecía pagar mis delitos."
2. Sí merecíamos pagar por nuestras obras malas, yo merecía estar en esa cruz pagando mi obras
malas.
Pero alguien justo, alguien santo sin pecado, y sin delito alguno tomó mi lugar y murió en mi lugar.
Nunca hizo maldad, y nunca hubo engaño en su boca, como yo.
Ese día todos gritaban mi nombre y pedían que Jesús fuese crucificado.
1 Juan 2:2
Y Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los
de todo el mundo.
Él pagó por nuestros delitos, derramó su preciosa sangre, santa, perfecta, sangre inocente.
Y Barrabás sorprendido:
1. ¿Qué?
2. Sí, vete, quedas libre; un tal Jesús, llamado el Cristo, será crucificado en tu lugar.
No sé si Barrabás se alegró o se entristeció al escuchar eso, es difícil poder decirlo con certeza.
Pero si estuviéramos sentiados a 20 ó 50 años de cárcel y luego la muerte, y llegue alguien a
decirnos:
1. Puedes irte, no hay condenación para ti.
1. Voy a quedar libre, voy a visitar a mi familia, seré mejor que antes, voy a cambiar.
Solamente Jesucristo.
Leamos el versículo 19
19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese
justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él.
Desde ahí Pilato quedó entre la espada y la pared, como todo esposo con su señora esposa.
1. ¿Qué hago?
2. ¿Le hago caso a mi esposa?
3. ¿Le hago al pueblo?
Porque Pilato sabía que si no le hacía caso a su esposa, al ratito la doña le iba a andar reclamando
eso toda la semana y toda la vida, no se le iba a olvidar tan fácilmente.
Pero bueno hermanos, la vida en el matrimonio también resulta muy difícil, muchas veces se
escucha más la petición o las necesidades de los hijos, y eso no digo que esté mal.
Pero cuando se oye más las "peticiones" de los amigotes que de la pareja o de la familia, ahí sí es
algo que está mal.
O muchas veces se comienza a hacer más caso a la suegra que al esposo.
O más caso a la suegra que a la propia esposa.
Lo cual un par de consejos de ellos no viene nada mal, ¿cierto? Pero tampoco hay que dejar que en
un matrimonio gobierne más una persona ajena a ese matrimonio.
Y bueno, la esposa de Pilato tuvo ese sueño y le advirtió rápidamente lo que ella había visto y oído
en sueños.
Dios nos advierte también a nosotros para que tengamos conocimento de lo que vamos a hacer, y
para que no digamos después:
1. Es que no sabía yo.
2. Nadie me lo dijo.
Pero aún así, sabiendo lo que estamos haciendo, decidimos hacer también lo malo.
Sabemos también hermanos que Cristo tenía que morir porque ya estaba escrito.
No había nada ni nadie que lo impidera.
Desde ese momento la sangre de Cristo, la sangre del Cordero de Dios, fue sobre nosotros y por
nosotros.
Él sufrió por toda la humanidad, incluyendo también a los que dijeron estas palabras.
Así como Barrabás fue libre ese día, así Jesús nos hizo libres a nosotros.
Libres de la condenación.
Porque fuimos y somos declarados justos delante de Dios por nuestra fe en Jesucristo. Rom 3:22.
Poco apoco nos vamos dando cuenta que nosotros somo Barrabás y podemos decir:
Me llamo Barrabás, soy un mentiroso, un rebelde, desobediente y pecador que merecía ser azotado
y recibir la ejecución como condena eterna.
Pero un hombre de 33 años tomó mi lugar, pagó por mis delitos; derramó su sangre por mí y por
muchos.
Y hoy esa sangre está delante del Padre como el único sacrificio Santo y perfecto hecho una sola
vez para siempre, para el perdón de nuestros pecados.