Loewald Nro 13
Loewald Nro 13
Loewald Nro 13
Sobre la acción
terapéutica del
psicoanálisis1
Hans W. Loewald
ABSTRACT RESUMEN
Advances in the understanding of the Avanzar en la comprensión de la ac-
therapeutic action of psycho-analysis should ción terapéutica del psicoanálisis requiere la
be based on a deeper insight into the psycho- comprensión del proceso psicoanalítico, espe-
analytic process: the significant interactions cíficamente de las interacciones significativas
between patient and analyst which lead to entre paciente y analista que producen cam-
structural changes in the patient’s personality. bios estructurales en la personalidad del pa-
Interaction with the environment plays an ciente. Apreciar el rol de la interacción con el
important role in the formation, development, entorno en la formación, desarrollo e integri-
and integrity of the psychic apparatus and dad del aparato psíquico supone ocuparse de
means to deal with the central problem of the su interacción con otros, y de la conexión en-
relationship between the development of psy- tre la formación del yo y las relaciones de ob-
chic structures and interaction with other psy- jeto.
chic structures, and of the connexion between El desarrollo del yo se continúa en el
ego-formation and object-relations. proceso terapéutico psicoanalítico en la rela-
Ego-development is resumed in the ción con el nuevo objeto, el analista. El tra-
therapeutic psychoanalytic therapeutic proc- bajo intenta correlacionar la comprensión de
ess in the relationship with a new object, the la importancia de las relaciones de objeto en
analyst. Attempts are made to correlate the la formación y el desarrollo del aparato psí-
understanding that the significance of object- quico con las dinámicas del proceso terapéu-
relations has in the formation and develop- tico. Para desarrollar ese tema el autor enca-
1
Publicado en el International Journal of Psychoanalysis, 1960 41: 16-33. Se traduce y edita con
autorización de Willey-Blackwell. Oxford.
ment of the psychic apparatus with the dynam- ra problemas de la teoría psicoanalítica y de
ics of the therapeutic process. la tradición concerniente a las relaciones ob-
Problems with the established psycho- jetales, el fenómeno de la transferencia, las
analytic theory and tradition concerning ob- relaciones entre las pulsiones y el yo, tanto
ject-relations, the phenomenon of transference, como lo que concierne a la función del ana-
the relations between instinctual drives and lista en la situación analítica.
ego, as well as the function of the analyst in
the analytic situation, are being dealt with.
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N. de Editor: De acuerdo con la política editorial la traducción de las citas textuales de la obra de
Freud se tomaron de la versión castellana de José L. Etcheverry, editorial Amorrortu.
I.
Mientras se da por sentado que existe una relación de objeto entre pa-
ciente y analista, las formulaciones clásicas sobre la acción terapéutica y el
lugar del analista en esa relación, no reflejan nuestra comprensión actual de la
organización dinámica del aparato psíquico. Hablo aquí del aparato psíquico
y no simplemente del yo. Creo que la moderna psicología psicoanalítica del yo
representa mucho más que un agregado a la teoría psicoanalítica de las pulsiones.
En mi opinión es la elaboración de una teoría más inclusiva de la organización
dinámica del aparato psíquico, y el psicoanálisis está en el proceso de integrar
nuestro conocimiento sobre las pulsiones, obtenido durante los primeros esta-
dios de su historia, en esta teoría psicológica. El impacto que la psicología
4
Hablo aquí de “espejo” en el sentido ingenuo, en el que fue usado mayormente para denotar
“propiedades” del analista como “instrumento científico”. Una comprensión psicodinámica de cómo
funciona el espejo en la vida humana podría reestablecerlo como una descripción adecuada de algunos
aspectos de la función del analista.
padres por su capacidad para seguir el desarrollo del niño, y al mismo tiempo
anticiparse a éste.
Las relaciones de objeto maduras no se caracterizan por una manera
uniforme de relacionarse sino por una amplitud óptima de relacionalidad y
por la capacidad de relacionarse con diferentes objetos de acuerdo con sus
niveles particulares de madurez. En análisis se mantiene una relación de obje-
to madura con un paciente dado si el analista se relaciona con éste a tono con
los niveles cambiantes de desarrollo manifestados por el paciente en los dife-
rentes momentos, pero siempre desde el punto de vista de un crecimiento
potencial, es decir, desde el punto de vista del futuro. El miedo a modelar al
paciente según la propia imagen de uno parece ser lo que impidió a los analis-
tas considerar seriamente la dimensión del futuro en la teoría y la práctica
analítica, una omisión extraña si se considera el hecho de que el crecimiento y
el desarrollo son el centro de todos los intereses psicoanalíticos. Sin enfrentar
este tema no se puede realizar un acercamiento fresco y profundo al problema
del superyó.
El paciente, para lograr cambios estructurales en su organización yoica,
necesita la relacionalidad con un objeto consistentemente maduro. Esto no
significa, por supuesto, que durante el curso del análisis el paciente vivencie al
analista, siempre o la mayor parte del tiempo, como un objeto maduro. En el
analista se requiere, durante la hora analítica, del establecimiento y ejercicio
de “habilidades” especiales, similares en estructura a otras destrezas profesio-
nales (que incluyen el hecho de que, en tanto destrezas, se practican sólo du-
rante el período de trabajo profesional) y relacionadas con las actitudes espe-
ciales de los padres al tratar con sus hijos, pero no articuladas y concentradas
profesionalmente.
Trato de indicar que la actividad del analista, y específicamente sus in-
terpretaciones, así como los modos en que son integradas por el paciente,
necesitan ser consideradas y comprendidas en términos de los psicodinamis-
mos del yo. Tales psicodinamismos no pueden ser elaborados sin la atención
adecuada al funcionamiento del proceso integrador en el campo de la realidad
del yo, comenzando con procesos tales como introyección, identificación,
proyección (de los cuales sabemos algo), y progresando hacia sus derivados
genéticos, las modificaciones y transformaciones en los estadios posteriores de
la vida (de los cuales entendemos muy poco, excepto si son usados con propó-
sitos defensivos). Si el yo del paciente está más intacto, mayor es la integra-
ción que tiene lugar en el proceso analítico, aunque ésta ocurre sin ser notada
o al menos sin ser considerada y conceptualizada como un elemento esencial
II
En este mismo trabajo, Freud define la pulsión como un estímulo; “El estí-
mulo pulsional no proviene del mundo exterior, sino del interior del propio
organismo” (p.114). Agrega que: “Será mejor que llamemos ‘necesidad’ al
estímulo pulsional” (p.114) y dice que “estos estímulos son la marca de un
mundo interior” (p.115). Freud aquí enfatiza explícitamente una característi-
ca esencial de toda su consideración de las pulsiones, la llama premisa biológi-
ca y dice:
5
Loewald, Hans W., Ego y realidad. En: Baremblitt, G. F. (1974) El concepto de realidad en psicoanálisis.
Buenos Aires: Socioanálisis, pp. 103-124.
Más allá del principio del placer (1920). Por lo que ha sucedido que el yo es
visto como un órgano de adaptación a, de integración con, y diferenciación
del mundo externo, mientras las pulsiones fueron dejadas atrás en el campo
de la fisiología del estímulo-reflejo. Esto, y específicamente la concepción de
la pulsión como un estímulo interno impactando sobre el sistema nervioso,
afectó las formulaciones relativas al rol de los “objetos” en el desarrollo libidinal
y, por extensión, vició la comprensión de la relación de objeto entre paciente
y analista en el tratamiento psicoanalítico6 .
III
7
Para una discusión ulterior de las conexiones internas entre la apertura de las barreras entre Inc y
Prec, y la internalización de la interacción, en su significado para el problema de la transferencia, ver
parte IV de este trabajo.
IV
lidad del yo y los objetos, tal como queda implícita en la idea de un retiro de
la libido de los objetos dentro del yo.
Esta modificación de nuestro punto de vista sobre las afecciones
narcisistas, basada en la experiencia clínica con esquizofrénicos y en una com-
prensión más profunda del desarrollo temprano del yo, conduce a una con-
cepción de la transferencia más amplia que en el primer significado mencio-
nado. Para ser más precisos: la transferencia en el sentido de transferencia de
libido sobre los objetos está genéticamente clarificada; se desarrolla a partir de
una falta primaria de diferenciación del yo y los objetos y por lo tanto puede
regresar, como en la esquizofrenia, a ese pre-estadio. La transferencia no des-
aparece en las afecciones narcisistas por “retraimiento de las investiduras
libidinales en el yo”, se indiferencia en una dirección regresiva hacia sus oríge-
nes en la identidad yo-objeto del narcisismo primario.
Un significado de transferencia aparentemente bastante poco relacio-
nado se encuentra en el Capítulo VII de La interpretación de los sueños, en el
contexto de una discusión sobre la importancia de los restos diurnos en los
sueños. Puesto que creo que este último significado es fundamental para una
comprensión más profunda del fenómeno de transferencia, citaré los pasajes
relevantes.
Esta [la psicología de las neurosis] nos enseña que la representación
inconciente como tal es del todo incapaz de ingresar en el preconciente,
y que sólo puede exteriorizar ahí un efecto si entra en conexión con
una representación inofensiva que ya pertenezca al preconciente, trans-
firiéndole su intensidad y dejándose encubrir por ella. Este es el hecho
de la transferencia, que explica tantos sucesos llamativos de la vida
anímica de los neuróticos. La transferencia puede dejar intacta esa re-
presentación oriunda del preconciente, la cual alcanza así una intensi-
dad inmerecidamente grande, o imponerle una modificación por obra
del contenido de la representación que se le transfiere. (Freud, v.5. pp.
554-555)
Y más adelante, también refiriéndose a los restos diurnos:
[L]a constancia de los elementos recientes nos deja entrever el constre-
ñimiento a la transferencia. […] Vemos así que los restos diurnos […]
no sólo toman prestado algo del Icc cuando logran participar en la
formación del sueño –vale decir: la fuerza pulsionante de que dispone
el deseo reprimido–, sino que también ofrecen a lo inconciente algo
indispensable, el apoyo necesario para adherir la transferencia. Si qui-
siésemos penetrar aquí con mayor profundidad en los procesos anímicos,
8
Charles Fisher recientemente dirigió particular atención a este significado del término transferencia.
Sus estudios de las relaciones inconciente-preconciente, en tanto relacionadas específicamente con la
formación de sueños, imágenes y percepción, son pertinentes en toda el área problemática de la
formación de relaciones de objeto y la constitución psicológica de la realidad.
Pero lejos de ser así, como Silverberg expresa, “el monumento perdurable de
la profunda rebelión del hombre contra la realidad y su pertinaz persistencia
en los caminos de la inmadurez” (1948, p. 321), la transferencia es el “dina-
mismo” por el cual la vida pulsional del hombre, el ello, se transforma en yo,
por cuyo intermedio la realidad se integra y se logra la madurez. Sin este tipo
de transferencia –que proviene de la intensidad del inconciente, de las formas
infantiles de experimentar la vida, formas sin lenguaje y con poca organiza-
ción, pero con la indestructibilidad y el poder de los orígenes de la vida– al
preconciente, a la vida presente y a objetos contemporáneos, sin tal transfe-
rencia, o en la medida en que ésta aborte, la vida humana se vuelve estéril y
una caparazón vacía. Por otro lado, el inconciente necesita para su propia
continuidad, para no ser condenado a vivir en las sombras como fantasmas o
a destruir la vida de la realidad presente (objetos), y de la presente realidad
psíquica (el preconciente).
He señalado antes que en el desarrollo de la organización mental
preconciente –que se reanuda en el proceso analítico–, la transformación de la
actividad de proceso primario en actividad del proceso secundario depende
de un diferencial, una tensión sistémica (libidinal) entre la organización del
proceso primario y la del proceso secundario, esto es, entre el organismo in-
fantil, su aparato psíquico, y el entorno más estructurado: transferencia en el
sentido de una relación que se desarrolla con “objetos”. Esta interacción es la
base de lo que llamé “experiencia integradora”. La relación es una relación
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS