La Iglesia Como Equipo Completo
La Iglesia Como Equipo Completo
La Iglesia Como Equipo Completo
Wayne Cordeiro
“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña
provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.”
Isaías 48:17
Hacer el trabajo de la iglesia en equipo no es un concepto nada innovador. De hecho, es tan viejo
como la Biblia misma.
Este enfoque de “hacer el trabajo de la iglesia” yace en el corazón mismo de una iglesia
sorprendente en que fuimos pioneros desde 1984, llamada New Hope Christian Fellowship de Oahu.
La iglesia fue creciendo a pasos agigantados, tanto es así que, hacer el trabajo de la iglesia en
equipo era casi una necesidad, más que una opción.
Creo que fui especialmente consciente de este “trabajo en equipo”, por primera vez, en una reunión
de Noche Buena en 1996.
Mientras estaba yo parado, fuera del escenario, pude observar cómo cada persona involucrada
hacía su parte, todos con el mayor compromiso, entrega y pasión por alcanzar a otros con el amor
de Cristo, a través de sus dones y talentos; teníamos coordinadores de escenario, músicos,
acróbatas (¡Sí, acróbatas! ¡Una chica, incluso, voló tan alto por los aires que no la volvimos a ver
nunca más!).
Pocas cosas le son a Dios más hermosas que ver a su pueblo servir y trabajar juntos a un ritmo unido.
Es como una sinfonía a sus oídos.
Al nal del programa, caminé hacia la plataforma y cerré la noche con la presentación del evangelio.
De forma sencilla, yo también prediqué el evangelio de la mejor manera que sabía, con mi propio
don. Pero yo no lo estaba haciendo solo, ¡Todos lo estábamos haciendo juntos!
Esa noche comencé a ver la verdad claramente, y un nuevo entendimiento, de cuán hermoso el
cuerpo de Cristo puede ser, inundó mi alma.
¡Estábamos comenzando a hacer el trabajo de la iglesia en equipo!
Hoy, el deseo de mi corazón es depositar en el tuyo las verdades que aprendí en Hawai, en New
Hope Christian Fellowship.
Dios nunca nos habría dado la Gran Comisión (ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda
criatura), si no hubiera tenido la intención de que realmente lo hiciéramos. Pedro nos dice que “el
Señor no quiere que ninguna perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” (2 Pedro 3:9).
También es cierto que Dios jamás diría tal cosa si no fuera posible.
Nosotros, todos, somos llamados a esta gran tarea, pero ninguno de nosotros puede hacerlo solo.
Ningún pastor puede hacerlo solo, ningún misionero puede hacerlo solo, tampoco ninguna iglesia
local puede hacerlo sola por sí misma. Dios nos ha encargado esta tarea, y de hecho, nos ha
diseñado, para lograrla juntos, para necesitarnos los unos a los otros.
Convenzámonos de esto, Dios ha diseñado a su iglesia con un propósito especial, y planea saturar el
cumplimiento de ese propósito con gozo. A efectos de que esto suceda, Dios nos ha dado a cada
uno un don único.
Dios nos ha dado a cada uno un remo (tal como los remos de las canoas tan comunes en Hawai), un
don, un llamado.
Él nos coloca a cada uno de nosotros en una comunidad, más especí camente, en una iglesia local,
con un propósito divino.
1.- ¿Qué signi ca para ti, ahora, la frase “la iglesia como un equipo?
2.- ¿Por qué crees que a las personas se les di culta trabajar como equipo en la Iglesia?
3.- Lee Mateo 28:18-20 y 2 Pedro 3:9. ¿Qué te dicen estos versículos acerca de la misión de la
Iglesia? ¿Qué piensas y sientes al ver esta misión en el contexto de trabajo en equipo?
4.- ¿Qué tanto, sinceramente, has estado involucrado o no, en lo que pasa en la Iglesia? Y ¿A qué te
comprometes, a partir de hoy, para involucrarte más en la Iglesia?
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca. (…)”
Juan 15:16
En mi caso, de todos los Estados Unidos de América, Él ha elegido que yo viva en una pequeña
agrupación de islas llamada Hawai (¡gracias a Dios!).
Piénsalo, Dios preseleccionó el país, estado y ciudad donde vives; incluso te ha situado, o al menos,
permitido estar, en una iglesia especí ca, ¡sí, en esta iglesia! ¡Yo creo que eso es un milagro!
“Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la
tierra; y les ha pre jado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación.”
Hechos 17:26
Dios preparó de antemano nuestros caminos y él tiene su plan para cada uno de nosotros. Claro, tú y
yo determinaremos si queremos o no estar en sus caminos y seguir sus planes, o no hacerlo. El
punto es que ahora es nuestra responsabilidad encontrar ese plan y caminar en él.
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.”
Efesios 2:10
Si Dios no tuviera expectativas de ti respecto a ese propósito, jamás se hubiera molestado en crearte
y colocarte sobre este mundo. Sólo tienes una vida por vivir en la tierra, ¡vívela para Cristo, inviértela
sabiamente!
Este planeta en que nos encontramos no está tan quieto como parece, en realidad viaja a más de
9600 km/hr. ¡Piénsalo por un instante! ¡El mundo está dando vueltas mucho más rápido que los
ciclos de tu lavadora!
Todo pasa muy rápido, Santiago compara nuestra vida a la neblina; hoy está y mañana se va:
“(...) Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y
luego se desvanece.”
Santiago 4:14
Pero entonces continuamos por la eternidad, ¿cierto? Ahora, ¿cuán larga será la eternidad?
Solo para tener una idea vaga de lo que es, imaginemos esto: Estás en tu casa, y un cable se
extiende desde el piso, pasando por la ventana, hacia el cielo; se eleva sobre las nubes, lo pierdes
de vista, pero continúa hacia arriba, sale del planeta tierra y continúa en esa dirección, recorriendo el
universo en su totalidad. Esa sería la eternidad.
Ahora compara la eternidad con el largo de tu vida en la tierra. En la misma idea, imagina que tomas
un bolígrafo y trazas una línea (probablemente de 1/32 de pulgada de ancho), paralela al cable que
se extiende hacia el cielo y el resto del universo, trazas esa línea sólo hasta donde alcanzas, desde el
piso hacia la ventana, tal vez llegas al techo, si subes a una escalera... y eso es todo. Esa línea es tu
vida terrenal. ¡Para nada es larga, comparada con la eternidad!
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El problema es que muchos piensan, o al menos, actúan, como si no tuvieran más que esa pequeña
raya, por lo tanto se aferran a ella, la acarician, la aman. Ahorran y amontonan para esa raya. Viven
vidas de raya, negocios de raya, crían familias de raya con esperanza de raya y sueños de raya.
Hoy día millones de personas aún no saben que existe vida más allá de la “raya”. Terminan tratando
de aferrarse a la raya, preguntándose: ¿Es esto todo lo que hay?
Pero tú y yo sabemos que no, que no sólo hay algo más después de esta vida terrenal, sino que es
algo increíblemente bueno, para los hijos de Dios, más allá de nuestra imaginación; y que podemos
disfrutarlo ¡desde ya!
Si llevarte al cielo fuera la única razón por la cual Dios te salvó, entonces en el momento en que
creíste en Jesús y le entregaste tu vida, Dios te habría fulminado y llevado con él al cielo. ¿Para qué
tenerte más aquí? Su obra estaba completa.
Pero no, en vez de llevarte inmediatamente a casa, Dios puso en ti un mensaje de buenas nuevas,
que espera tú lleves a todo lugar en que te encuentres, espera que te relaciones con muchas
personas, para ser el mensajero de Dios ante ellas.
La salvación te incluye, pero no se trata de ti. Se trata de Dios y de lo que él quiere hacer a través de
ti.
Él te mantiene en esa “raya” porque hay un propósito para tu vida, un plan divino. Más pronto de lo
que pensamos, tu vida y la mía se terminarán; pero hasta entonces, tenemos un mensaje urgente e
importantísimo que entregar.
1.- Vuelve a leer Efesios 2:10, re exiona y comparte: ¿Qué buenas obras, crees que Dios preparó de
antemano para que te ocupes en ellas, en tu familia, trabajo e Iglesia, durante el tiempo que Dios te
mantenga en la “raya”?
Un amigo mío cierta vez me contó una historia que todavía me hace reír.
Estando todavía en la universidad, se acercaba el nal del período y aún necesitaba completar un
proyecto importante. Luego de noches sin sueño y muchas idas y vueltas a la biblioteca, completó
su proyecto y lo entregó.
Tres días después, cuando cada estudiante recibió sus tareas corregidas, él encontró estas palabras
de su profesor, escritas en rojo: “Buena investigación, buenas ilustraciones, maravillosa bibliografía.
Cali cación: 0. ¡Tarea equivocada!”
Aún me río cuando pienso en esta historia, pero también contiene una verdad dolorosa para cada
uno de nosotros. De nitivamente no quiero encontrarme de pie ante Dios, en el día nal, y oírle decir:
“Linda casa, gran trabajo, buen auto, maravilloso salario. Cali cación: 0. Tarea equivocada”.
De la misma forma podría cali car a las iglesias: “Gran programa, buena música, excelente alcance
social, bonito edi cio. Cali cación: 0. Tarea equivocada”.
Cuando lleguemos al cielo veremos muchas cosas maravillosas, cosas que nunca antes habremos
visto: calles de oro, mansiones, ángeles... pero hay algo que jamás veremos allí... jamás volveremos
a ver a un no cristiano. Por el resto de la eternidad, jamás tendremos, de nuevo, la oportunidad de
compartir las Buenas Nuevas con alguien que no conozca a Cristo, nunca más.
Este es el tiempo correcto (en la “raya”), el único, de hecho, que tendremos en nuestra eternal
existencia para contar a otros acerca de la esperanza más allá de la raya, de contar la historia
redentora en la que Jesús invita a toda persona a una vida eterna a su lado.
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El Padre simplemente nos hará una pregunta: “¿A cuántos trajiste contigo?”.
Yo no me atrevería a darle una respuesta como “Eh, mmm... Señor, ¿viste nuestro edi cio? Era
hermoso... o ¿el buen trabajo y la buena vida que logré?”. Me puedo imaginar a nuestro Señor, con
ojos que perforarán el alma: “Lee mis labios, ¿A cuántos trajiste contigo?”
La mayoría de nosotros podemos aplicar este versículo al no creyente, pero ¿qué hay de su
aplicación al creyente, a la iglesia misma? Para el seguidor de Cristo podemos aplicarlo de esta
forma: “¿qué aprovechará al creyente tener una linda casa, ingresos abundantes, comodidad, si se
pierde la razón misma por la cuál Dios lo creó y salvó?” ¡Qué total desperdicio!
Tómate un momento y pregúntate, ¿para qué te creó Dios? ¿Por qué te situó donde estás? Piensa
también en la Iglesia, ¿Para qué la colocó en este preciso lugar?
Dios no comete errores, y aún cuando nosotros sí los cometemos, él puede usar todo para bien.
Tanto a ti como a tu Iglesia, Dios ha dado una misión especial en este lugar y en este tiempo. Y este
tiempo en la tierra, en la “raya”, es demasiado corto, más de lo que creemos.
2.- ¿Por qué crees que puso Dios a tu iglesia en este lugar especí co (ciudad, colonia)?
3.- ¿Qué estás haciendo tú para que eso se logre?
4.- RETO: Piensa y elige a un compañero de trabajo, no creyente, un familiar también no creyente, y
un amigo de la Iglesia que tenga poco tiempo como seguidor de Cristo o poco tiempo de asistir a la
Iglesia.
En este momento, toma 5 minutos para enviar un mensaje a cada uno, habla de Jesús al compañero
de trabajo y a tu familiar, anima al amigo nuevo en la Iglesia a seguir delante de la mano de Jesús.
Oremos y pidamos a Dios nos ayude a nosotros buscar oportunidades para ocuparnos en esas
buenas obras que él ha dispuesto para cada uno, en trabajo, escuela, familia, en la calle e Iglesia.
Las semanas anteriores hemos entendido cómo es que Dios te creó y te colocó especí camente en
este lugar e Iglesia, cómo espera que seas parte de su plan de alcanzar a cada persona con su amor,
llevándoles a Jesús; hemos comprendido que esta es una tarea que nuestro Dios espera la
obedezcamos en equipo, nunca solitariamente. Este equipo es la Iglesia, la Iglesia en que Dios te
colocó.
Ahora, si deseamos caminar en esa dirección para cumplir su voluntad, en equipo, necesitamos
estar seguros de quiénes somos, en lo individual y en lo colectivo.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo.”
Filipenses 3:20
1.- ¿Cómo puede cambiar, este versículo, tu sentido de pertenencia y actividades en tu trabajo/
escuela y en la Iglesia?
Los hijos de Israel continuamente enfrentaron un problema: olvidar quiénes eran y olvidar quién es
Dios. El Señor una y otra vez, de diferentes formas, se los recordaba. Dios incluso les había advertido
que, si alguna vez se olvidaban de Él, podían estar seguros de que un desastre enorme sería el único
resultado.
“Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus
estatutos que yo te ordeno hoy.”
Deuteronomio 8:11
19 “Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres
y a ellos te inclinares, yo lo a rmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
20 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no
habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.”
Deuteronomio 8:19-20
Varios veranos atrás, mi hijo, Aaron, y tres de sus amigos, en una salida de adolescentes,
encontraron un barril vacío, de 100 litros, en una colina muy pronunciada. Como podrás imaginar, el
unir estos tres elementos (adolescentes, barril vacío, colina pronunciada) solo podía signi car una
cosa: ¡Algo saldría muy mal, como resultado!
Mi hijo se metió al barril, se lanzó colina abajo, golpeó su cabeza, quedó inconsciente, despertó y se
encontró sin poder recordar nada de lo ocurrido. Llamaron al 911 y me llamaron a mí. Ya en
urgencias, después de realizarle una TAC, me dijeron, para mi sorpresa, que todo estaba bien
(después de semejantes decisiones y acciones de parte de mi hijo y sus amigos, me sorprendió que
encontraran ¡materia gris dentro de su cráneo! Yo habría esperado que encontraran cráneos vacíos
en la TAC de mi hijo y en la de sus amigos, si se las realizaban).
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El punto es que mi hijo estaba aterrado, tenía mucho miedo por no poder recordar nada de lo que
había ocurrido. Entre lágrimas, no paraba de decirme: –Papá, ¡no puedo recordar nada! ¡Tengo tanto
miedo!- No podía, incluso, recordar con claridad quién era.
Gracias a Dios, tal como nos dijeron los médicos, dos días después recuperó su memoria y todo
regresó a la normalidad.
Cuando el pueblo de Israel, sin embargo, olvidó quién era, nadie llamó al 911. Con la excepción de
algún profeta solitario, nadie notó que algo andaba mal. Se olvidaron de quiénes eran, se olvidaron
del pasado, se olvidaron de quién era Dios, pero a nadie le importó.
Hoy en día nos puede ocurrir lo mismo; pero tenemos a un Ayudador, al Espíritu Santo, que nos
recuerda que Dios nos ha dado una identidad y un propósito para vivir. Escuchémosle, entonces, y
tengamos claro quiénes somos en Cristo.
2.- En el pasado, o tal vez en la actualidad ¿qué reconoces que has llegado a creer, de forma
errónea, acerca de quién eres tú? ¿De qué manera afectaron tu vida esas creencias?
La mano de Dios
Dios bendice, coloca su mano con gracia, sobre las iglesias que entienden quiénes son (un equipo
con una tarea determinada –dar a conocer a Jesús a toda persona-) y que toman la responsabilidad
de pasar de la banca (donde solo critican y se quejan) al campo de juego (donde toman
responsabilidad con humildad).
Estoy convencido de que la in uencia de una Iglesia en su comunidad será determinada en gran
parte, no por la personalidad del pastor, no por el tamaño y arquitectura de su edi cio o por el
tiempo que han servido en un lugar determinado.
En cambio, esa in uencia será determinada, más bien, por el porcentaje de personas que se
involucren en los diferentes ministerios; por la transición de asistencia a pertenencia, de ser
consumidores a ser contribuidores.
Ester así lo entendió. En el libro de Ester vemos cómo una reina judía, recientemente coronada,
enfrentaba la posible aniquilación de su pueblo. Mardoqueo, un familiar cercano, le advierte del plan
de genocidio tramado por el malvado Amán. Ester titubea para involucrarse, ella pre ere tomar un rol
neutral, “sin meterse en problemas”.
“(...) si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los
judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
Ester 4:14
Las palabras de Mardoqueo urgieron a Ester a la acción, salvando así a la nación. Y dado que ella se
involucró, dejando su comodidad, arriesgándose, usando bien sus talentos y posición, el pueblo
judío hasta este día celebra la esta del Purim, para celebrar la salvación de Dios, a través de los
actos de Ester.
Pero pon atención a la frase que siempre me ha desa ado: “si callas absolutamente en este tiempo,
respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos.”
Debido a su plan para la venida del Mesías, a su pacto establecido por él mismo, Dios preservaría al
pueblo judío. Él le dio a Ester la primera oportunidad de ejercer un rol vital en su plan.
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El plan de Dios se llevaría a cabo sin demora, la liberación ocurriría. La única pregunta era ¿qué rol
elegiría Ester jugar en su plan? ¿Sería un rol neutral, cómodo y cobarde? ¿Sería un rol importante, en
obediencia, responsabilidad y valentía?
De la misma manera, Dios tiene un plan para la comunidad en donde te encuentras y en donde se
encuentra tu Iglesia. El Señor llevará a cabo ese plan, sin falta. La pregunta, tal como en el caso de
Ester, es ¿qué papel jugarás tú?
La gente será redimida, las vidas serán transformadas. Matrimonios sin esperanza serán restaurados.
Las vidas sin dirección serán corregidas. Pero...
¿Qué papel jugarás tú? ¿Un rol “neutral”, cómodo y cobarde, o uno de obediencia, responsabilidad y
valentía?
Si optamos por jugar un rol importante (importante por lo que Dios hará con nuestra obediencia, no
por que busquemos ser importantes), ¡Dios se alegrará de involucrarnos! Por otro lado, si decidimos
no hacerlo, “respiro y liberación vendrán de alguna otra parte”.
Si elegimos pobremente, Él abrirá el privilegio de involucrar a otros que estén más dispuestos a
obedecer. Tenemos tan solo una vida para vivir para Cristo en esta tierra. Esto no es un ensayo, esto
es real, y debemos tomar cada oportunidad que Él nos da. ¡No lo olvides!
“(...) si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los
judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?”
Ester 4:14
¿En qué momentos o cosas especí cas, Dios te ha invitado a servirle, y tú has preferido tomar un rol
inactivo, viendo a otros hacer lo correcto y servir a Dios? ¿Por qué decidiste hacerlo así?
¿Hay algún ministerio en tu Iglesia donde crees que Dios te está invitando a ayudar y ser parte? No
hablamos de criticar y decir qué hacer; sino de involucrarte y poner tus dones y talentos para servir a
Dios y a los demás.
“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo.”
Filipenses 3:20
11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores
y maestros,
12 a n de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edi cación del cuerpo de
Cristo.”
Efesios 4:11-12
Dios convirtió a cada uno de nosotros, a quienes Cristo ha salvado y por tanto, a quienes ha elegido
para ser parte de sus planes, en sus “santos”. Pero no solo eso, sino que también nos llama “real
sacerdocio”.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
1 Pedro 2:9
En algún momento olvidamos quiénes somos y para qué nos ha creado Dios. Así que, en lugar de
ocuparnos en cumplir nuestro llamado, esperamos que otros lo hagan (el pastor, el encargado de tal
ministerio, el misionero).
El hacer la obra de la Iglesia en equipo no es nada nuevo, es simplemente un retorno a la manera
que Dios diseñó que funcionara. El ministerio de la Iglesia no es responsabilidad de unos pocos
“profesionales”, “llamados”, “elegidos” o como queramos llamarlos. De nitivamente no.
¡Cada miembro es un ministro! Eso es lo que Dios dice, eso es el diseño de Dios. De hecho, Él nos
llama a ser ministros de tiempo completo. ¡¿Tiempo completo?!
¡Sí! No solo los domingos, no solo en los grupos pequeños, sino de tiempo completo. Y ¡No! El
pastor o el misionero no son los únicos que deben servir a Dios de tiempo completo, ¿quién te dijo
esa mentira?
Pensémoslo, ¿cuántas horas del día amamos a Dios? ¿Deseamos ir al cielo solo un tiempo
“parcial”? Somos ciudadanos del cielo de tiempo completo, con una asignación que cumplir durante
nuestra muy corta estadía en este planeta.
Antes que un trabajador, eres ministro de Cristo de tiempo completo. Antes que una ama de casa,
eres una ministra de tiempo completo. Antes que un estudiante, abuelo, empresario, esposo, eres un
ministro de Cristo de tiempo completo. Un siervo de los propósitos de Dios durante tu breve estadía
en la tierra.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con
nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.”
2 Pedro 3:9
Ok, Dios desea y ha planeado que todos procedan al arrepentimiento, pero ¿cómo pretende
lograrlo? ¿Cómo alcanzar a la maestra? ¿Cómo alcanzar al albañil? ¿Cómo alcanzar al médico, al
policía? ¿Llevando a tu pastor o encargado de ministerio o de grupo pequeño a cada uno de ellos?
De nitivamente no.
¿Cómo ha planeado nuestro Dios llevar a cabo su plan? Él toma a sus ministros de tiempo completo
y los “disfraza” de maestros, de albañiles, de médicos y policías. Él toma a sus santos, como tú y
Como la sal de un salero, Dios nos esparce por todos lados para complacer sus gustos. Él “sala” la
tierra con sus ministros, dándoles variados dones. Así lo hizo contigo, para in uenciar a tus amigos,
familiares y compañeros de trabajo. Así lo hizo con tu Iglesia, para alcanzar a esos vecinos
determinados que tienen alrededor. La meta de Dios es alcanzar y redimir “de todo pueblo, tribu y
nación”.
1.- Pensando en los vecinos de la Iglesia, ¿qué puedes hacer para mostrar el amor de Dios a ellos?
¿Qué puedes hacer para ocuparte de hablarles de Jesús e invitarlos a la Iglesia? Demos ideas reales
y prácticas.
Porque ¿de qué sirve la sal si no va a donde debe ir? ¿De qué sirve si no hace eso para lo cual está
diseñada? La sal no servirá de nada en tu tanque de gasolina, o guardada en un recipiente. La sal
obra a nuestro favor solo cuando va a donde debe ir y hace lo que está diseñada para hacer;
cuando esto no pasa, en nuestro caso, debido a la desobediencia, Jesús tiene una palabra al
respecto:
“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.”
Mateo 5:13
¿Cómo pierde su sabor? Al olvidarte de quién te hizo Dios ser. ¡No pierdas tu sabor! ¡No olvides
quién eres!
¿Y quién eres? ¡Eres un ciudadano del cielo!
¿Por qué estás aquí? Para ministrar a tus vecinos, a tus compañeros de trabajo y a muchos otros, a
quienes Dios pone en tu camino, de tal manera que quieran saber cómo convertirse en sal ellos
mismos.
2.- En parejas, en este momento, tomemos un tiempo para mencionar, cada uno, ¿qué miedos o
pensamientos son los que te frenan de ser esa sal, de ministrar a tus vecinos, compañeros de trabajo
y familia? (No te justi ques ni culpes a otros o a las circunstancias, sino toma responsabilidad de
ello)
3.- En esas mismas parejas, trabajando en equipo, elijan uno de esos temores que compartieron y
encuentren un versículo que les aliente a tener valentía sobre ese temor, sabiendo que Dios está con
ustedes. Compartan con el grupo.
4.- Continuando en parejas, oren uno por el otro, pidiendo a Dios su ayuda para que cada uno se
convierta en esa sal y alcance a cada persona que Dios ha dispuesto.
A Dios le encanta tomar personas ordinarias y, a través de ellas, hacer proezas extraordinarias. Él no
necesita super héroes, sino creyentes “cotidianos”, pero dispuestos, a quienes él pueda equipar y
dar dones.
De hecho, cada uno de nosotros, como creyentes, tenemos una capacidad dada por Dios para
lograr lo que él ha pedido que logremos.
Cruceros o Acorazados
Hace algún tiempo, nuestra iglesia “adoptó” al USS Reuben James, una fragata enviada al Golfo
Pérsico. Acordamos orar diariamente por la tripulación; les enviamos libros, videos y recursos de
nuestra iglesia, con el n de alcanzarles para Cristo.
Al completar su tiempo en aquella zona, regresó y atracó en Pearl Harbor, así que por la relación que
habíamos hecho, me invitaron a bordo durante unos ejercicios navales en el Pací co. Después de un
recorrido por toda la nave, tomé mi lugar junto al capitán, para observar los ejercicios. Se dispararon
varias rondas de los cañones de la nave.
Con una tripulación de unos 800 hombres, cada uno de ellos sabía exactamente cuál era su rol.
Cada persona en ese barco tenía un trabajo, una función, una responsabilidad y un propósito para
estar allí... excepto yo; yo era el único agregado, sin ninguna función sino siendo solo espectador.
En contraste, algunos meses después, mi esposa Anna y yo tomamos un crucero de tres días por las
islas Hawai. En la cubierta del barco, noté al menos a 400 seres humanos perezosos, descansando
cerca de la piscina, mientras 40 trabajadores trataban de mantenerlos entretenidos y felices.
En un momento de re exión escuché al Señor decirme: “Mi Iglesia debe ser un acorazado, no un
crucero. Si ha de penetrar en los mares de oscuridad y rescatar las almas, no puede ser un barco de
espectadores. Cada uno debe saber por qué está a bordo.”
Cuando se hace el trabajo de la Iglesia como equipo, el pastor no hace todo el trabajo mientras trata
de lograr, de alguna forma, que “lo ayuden” algunas personas que no tengan “muchas ocupaciones”.
¡No! Es responsabilidad de todos, de cada uno, llevar a cabo la obra del ministerio, mientras el
pastor está allí para equiparlos.
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la
multiforme gracia de Dios.”
1 Pedro 4:10
1.- ¿Por qué crees que la mayoría en la Iglesia pre eren encontrarse en un crucero que en un
acorazado?
2.- ¿Qué versículo o principio te ayudaría recordarte a ti mismo, cuando desees encontrarte en un
“crucero”, que más bien debes buscar ser parte de un “acorazado”
Tal como los pescadores de tiempos de Jesús necesitaban remendar sus redes, para volver a
lanzarlas y pescar, después de encontrarse rotas, nosotros necesitamos la Palabra de Dios, para que
él remiende nuestras vidas.
Al leer la Palabra de Dios, te equipas cada vez más para los propósitos a los cuales Dios te ha
llamado. La Palabra de Dios te desafía, te recuerda quién eres y te llama a usar osadamente los
dones que Él te ha dado.
Ahora, piénsalo, un pescador no remienda sus redes para poder aumentar su colección de souvenirs
marinos. Tampoco es su meta competir con otros pescadores para ver quién puede acumular el
mejor equipo de pesca. ¡Eso sería ridículo! Los pescadores no remiendan sus redes para colgarlas en
la pared como trofeos, tampoco.
¡Los pescadores remiendan sus redes para volver a arrojarlas al mar y atrapar más peces!
Hace un par de años, ocurrió algo bastante interesante. Queríamos, en ese momento, hacer crecer
nuestro ministerio de consejería, así que tuvimos sesiones de entrenamiento para nuevos
prospectos. Por 12 semanas consecutivas, tuvimos más de ochenta personas entrenándose para
aconsejar a otros, bíblicamente. Ante la demanda, debimos abrir una segunda temporada de
entrenamiento, esta vez, unas cincuenta personas se graduaron.
No mucho tiempo después, algunos miembros del sta me abordaron, necesitábamos consejeros,
teníamos a muchas personas de la Iglesia solicitando consejería. Le pregunté al encargado de la
consejería: -¿qué pasó con los primeros ochenta que se graduaron? ¿Y los siguientes cincuenta?-
Descubrí, para mi asombro, que ninguno de ellos estaba ofreciendo consejería, ¡ninguno! Lejos de
eso, estaban considerando el tener un entrenamiento más avanzado, Consejería II.
Lo que había sido diseñado como un medio, se había convertido en un n en sí mismo para estos
creyentes.
El equipar a otros no es un n en sí mismo. ¡Es un medio! No es hasta que los santos estén sirviendo
y haciendo la obra del ministerio que los pastores han logrado su tarea. Puede ser de ánimo a tu
pastor escuchar de ti algo como: -¡Gracias a Dios por el mensaje de hoy!- Pero nada lo alentará más,
nada, que verte siendo transformado por Dios de forma real y sirviendo a Dios, en obediencia, con
tus dones y talentos, con la actitud correcta.
No lo olvidemos (lo establecimos desde la primera semana de este grupo pequeño), Dios nos equipa
para “Ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
¡Así es como crecen las iglesias! Cuando nuestro pueblo es constantemente remendado y equipado
por la Palabra de Dios para que ellos puedan hacer la obra del ministerio, las iglesias se hacen más
vibrantes y saludables.
3.- Pensemos en las semanas pasadas, cuando se nos pidió, en este grupo, compartir de Jesús con
un par de personas, ¿recuerdas? Compartamos ahora.
A) ¿Cómo te sentiste? Y
B) ¿Qué te enseña esto sobre obedecer o “prepararte más”? (¿requerías mucha preparación y
entrenamiento o no para hablar de Jesús?)
4.- De forma breve, compartamos, ¿Qué te llevas de la lección de hoy? ¿Qué te impactó y a qué
decisión te llevó eso?
6 “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía,
úsese conforme a la medida de la fe;
7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el
que hace misericordia, con alegría.”
Romanos 12:6-8
Cada uno de nosotros debe tomar responsabilidad en ejercer y ejercitar nuestros dones. Mientras
cada uno de nosotros descubre y comienza a usar sus dones, Dios es honrado, el cuerpo de Cristo
es edi cado, y nosotros comenzamos a conocer un sentido de realización mayor a cualquier otro
que podamos encontrar en el mundo.
En cada Iglesia podemos encontrar este tipo de creyentes: ellos tienen talentos maravillosos y
dones del Espíritu Santo, por supuesto; gran entrenamiento; una avanzada educación y hasta una
herencia de hombres y mujeres de Dios en su ascendencia, quienes, sin embargo, se sientan en las
bancas cada semana, ansiosos de entrar y salir sin ninguna responsabilidad, tal vez deseando ser
reconocidos por su “conocimiento”, pero sin involucrarse en servir a los demás. Con el pasar de los
años, se tornan amargados, sarcásticos, cínicos y con las quejas siendo la constante en sus vidas.
¿Realmente queremos ser ese tipo de creyentes? ¿Qué de atractivo puede tener ser ese tipo de
creyentes?
1.- ¿Qué excusas has usado para evitar conocer y/o usar tus dones para servir a otros en la Iglesia?
¿Por qué no son válidas esas excusas?
No deberíamos dejar de notar la vida del apóstol Pablo. Él tenía una meta de vida muy diferente:
descubrir la razón de su nacimiento, ordenada por Dios.
“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello
para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.”
Filipenses 3:12
Pablo expresa su don de apostolado en su pasión de ser pionero y plantador de iglesias y de llevar el
evangelio a los gentiles. Dios lo había escogido para un propósito especí co, lo había dotado para
una razón especí ca, y Pablo no tenía intención de irse a casa, al cielo, hasta que hubiera realizado
la tarea por la que Dios lo había asido.
El peligro de la comparación
Chuck Swindoll mencionó en su maravilloso libro “Creciendo fuerte en las estaciones de la vida”:
“Cierta vez, los animales decidieron que debían hacer algo signi cativo
para arreglar los problemas del mundo, así que organizaron una escuela.
Las materias adoptadas eran correr, escalar, nadar y volar.
Para facilitar su administración, todos los animales debían tomar todas las
materias.
A cada uno de nosotros se nos ha dado dones, capacidades, talentos y pasiones únicas, las que nos
permiten sobresalir en ciertas actividades. Si nos concentramos en adquirir las que no tenemos,
podríamos parecer más espirituales, pero no seremos fructíferos ni de mucha ayuda al ministerio,
seremos esos animalitos en la ilustración de Chuck Swindoll.
Cuando nos comparamos con otros, solo nos cegamos a las maravillosas cualidades que Dios ha
entretejido en nuestro propio diseño.
Una mejor forma de entender los dones y el servicio en el ministerio es que cada hijo de Dios
desarrolle sus propios dones y use sus propios talentos, y a la vez aprenda a respetar los
dones y talentos de los demás.
Ejercicio. Toma una hoja de papel y cinta adhesiva, ja esa hoja en tu espalda. Cada persona
escribirá en la espalda de los demás los talentos, habilidades, características positivas de su
carácter, etc., que Dios podría usar para servir a su Iglesia.
Dios nunca ha estado interesado en hacer clones. No somos todos iguales, él nunca determinó que
lo fuéramos. Dios nos colocó a cada uno con cierta mezcla de dones, temperamentos y
capacidades.
Booker T. Washington, el líder afroamericano y educador de mayor in uencia en sus tiempos en los
Estados Unidos, una vez dijo: “Ninguna raza puede prosperar hasta que aprenda que hay tanta
dignidad en cultivar un campo como en escribir un poema”.
Cada persona es increíblemente importante para el cumplimiento del plan de Dios. ¡Aférrate a eso!
Nadie, nadie, es no importante. Permite que esa verdad arda en tu alma. El ministerio nos ha sido
dado a ti y a mí, y requiere de ambos. Hacer el trabajo de la Iglesia no es la responsabilidad del
pastor o un grupo selecto de personas, es el privilegio y responsabilidad de cada uno de nosotros,
juntos, de todos en su Iglesia.
Una Iglesia es fuerte solo cuando sus miembros se involucran y sirven unos a otros con convicción y
responsabilidad; y cuantas más personas hacen esto, más y más fuerte la iglesia se hará.
Así que, acéptalo, créelo, y ¡relájate! Disfruta de quién eres y para lo que Dios te creó, descansa en
Él. Cultiva tus dones y capacidades dadas por Dios. No te compares con otros, no te preocupes por
ser lo que no eres ni por tener lo que no tienes. No hay creyentes más importantes que tú ni tú eres
más importante que otros.
Mejor decídete a usar lo que sí tienes y ser quien tú eres en la Iglesia de Dios. Usa los dones,
talentos, habilidades, experiencias que Dios te ha dado y permitido.
3.- Ejercicio. Que cada persona, de forma breve, en una sola frase, exprese una característica (física,
emocional, habilidad, un gusto determinado) de su propia persona, que pocos conocen. Después de
todos compartirlo, el resto del grupo, como lluvia de ideas, y de forma breve y concisa, compartan
ideas de cómo creen que Dios podría usar dicha característica para servir a los demás en su Iglesia.
Como todo importante en la vida, no conocemos nuestros dones de la noche a la mañana, pero lo
importante es estar en ese camino de involucrarse, servir desde lo mínimo, limpiando las
instalaciones, arreglando sillas, estando a disposición, con una actitud humilde, enseñable.
4.- Tarea. Hagamos una cadena de oración. Cada persona en el grupo tome el compromiso de orar
por una semana por quien está ubicado a su derecha, pidiendo que Dios le use, que Dios le ayude a
convencerse de involucrarse más, de usar sus dones y habilidades, para servir a otros, para su
Gloria.
Por otro lado, determinen, como grupo, un día y un horario especí co accesible para todos, donde
dispongan de 5 minutos, para orar por su grupo y por cada persona que asiste al resto de grupos
pequeños, pidiendo que Dios use a cada persona, para su Gloria.
(Como grupo, para hacer la tarea, no necesitan verse ni conectarse, solo ponerse de acuerdo para
orar, cada quien en donde se encuentren, pero hacerlo al mismo tiempo)
La Fe, Iglesia Bautista 17
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ENCUENTRA DÓNDE ENCAJAS
Capítulo 5 Parte 1
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Filipenses 2:13
Cada uno de nosotros es como una pieza de un rompecabezas gigante; cada una tiene su lugar en el
plan de Dios. Ninguna es opcional o no indispensable... solo imagínalo, ¡cuán frustrante sería armar
un rompecabezas de 3000 piezas, solo para encontrar que falta una al nal!
Pero ¿cómo encontramos nuestro lugar en el plan de Dios? Como en todo rompecabezas, ninguna
pieza cae suavemente en su lugar en el primer intento. Lo normal es que se requieran varios intentos
para poder encontrar el debido lugar de una sola pieza.
Acercas la pieza, la giras de este modo y luego de otro; si no encaja, dejas esa pieza, lo intentas con
otra y luego vuelves a intentarlo con la primera pieza. ¡Nunca tiras una pieza solo porque no le
encontraste lugar en un inicio!
Cada uno de nosotros somos propensos a autoimponernos limitaciones; sí, por diversos factores y
circunstancias, a veces a pesar nuestro: una crianza dolorosa, circunstancias difíciles, comentarios
hirientes de los padres, fracasos terribles, el juicio de nuestros propios amigos, la in delidad de
quienes amábamos, en n. Pero en última instancia, nosotros decidimos qué hacer con todo ello, ¡no
nos victimicemos!
El punto es que estos techos mentales nos impiden alcanzar el pleno potencial que Dios ha planeado
para nuestras vidas. Pero recordemos, Dios pone su poder a disposición de cada uno de nosotros.
Él puede cuando nosotros no podemos, Él es fuerte cuando tú y yo somos débiles.
Tu potencial en Cristo es como un témpano de hielo, el diez por ciento de su masa ota sobre el
agua, mientras el otro noventa por ciento se esconde bajo la super cie. Tenemos el potencial de
todo el témpano, pero la mayoría de nosotros usa sólo ese diez por ciento sobre el agua. Con la
ayuda de Dios, puedes poner todo tu potencial al máximo uso para el Señor.
Ese potencial es como el poder en “punto muerto”; es energía latente. El potencial es todo lo que
puedes llegar a ser, pero no eres todavía. Es todo lo que puedes hacer, pero no has hecho aún.
12 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir
aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Filipenses 3:12-14
1.- Veámoslo de forma más tangible. En los siguientes espacios, escribe para ti (no es necesario
compartirlo con el grupo) el porcentaje que has alcanzado hasta este momento en cada ámbito,
donde, lógicamente, el 100% es tu máximo potencial.
2.- Siendo sinceros, ¿qué limitaciones reconoces que te has autoimpuesto, para servir a Dios?
3.- Teniendo como referencia Filipenses 3:12-14, ¿qué cosas concretas necesitas dejar atrás, para
poder continuar la carrera que Dios tiene para ti?
Hagamos una oración en silencio, en este momento, donde cada uno tome la decisión de entregar a
Dios esas cosas que has mencionado. Tomemos dos minutos. Que alguien termine haciendo una
oración breve, por las decisiones que se han tomado, en el grupo.
Pensar en nuestros dones, talentos, en cómo servir bien y mejor a nuestro Dios, y cómo encontrar
nuestro rol en su Iglesia, puede ser algo extenso, pero trataremos de hacerlo sencillo con el siguiente
acróstico, usando la palabra DESIGN (DISEÑO).
D por Deseo
¿Cuál es tu pasión? Si solo dependiera de ti y pudieras hacer cualquier cosa en el mundo para el
Señor, ¿qué trabajo elegirías? Algo que te haría sentir que cada día es Navidad.
Ciertamente puede parecer difícil diferenciar entre tus deseos carnales y los deseos que vienen de
Dios; recuerda que todo pensamiento y deseo debe estar sujeto a la palabra de Dios, a sus
principios y mandamientos. Te recordamos que nada reemplazará tu tiempo diario con Dios, en esa
búsqueda de que Él haga su voluntad en tu vida. En esa relación, él pondrá pensamientos y deseos
en ti, mismos que buscará guiarte a cumplirlos, por cuanto vienen de Él. De igual manera necesitas
tener consejeros maduros, en tu Iglesia local, que te puedan orientar en ese mismo camino, dándote
perspectiva, para no dejarte llevar solo por tus impulsos.
Dando esto por sentado, recordemos:
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”
Filipenses 2:13
Pablo habla, entonces, no de cualquier deseo, sino de ese que viene de Dios, y que por lo tanto,
empareja tus dones con un llamado especí co.
Todos hemos visto músicos que tienen pasión por el piano, por encima de los demás instrumentos;
así que tocan el piano con pasión.
Hemos conocido grandes atletas que se desempeñan de modo asombroso en un deporte particular;
podrían sobresalir en varias disciplinas deportivas, sin embargo, eligieron ese deporte en particular
porque es lo que produce pasión en ellos.
Tu pasión es esa área o arena donde te sientes más motivado a usar tu don. Conocer tu don
contestará la pregunta “¿qué?” Conocer tu pasión contestará las preguntas “¿Dónde?”
Una vez que vinculas tus dones con tu pasión, claro, dentro de los lineamientos y estructura de la
Iglesia, comenzarás a jugar un rol poderoso en el Cuerpo de Cristo y encontrarás gran gozo y
motivación en tu servicio. Cuando esto ocurra, disfrutarás de máxima efectividad con el menor
cansancio.
Por otro lado, cuando no operes con tu don y pasión, experimentarás máximo cansancio y menor
efectividad.
Por supuesto que hay temporadas en la vida, tiempo de energía y tiempo de cansancio; pero en este
caso hablamos de que la mayor parte del tiempo experimentarás una u otra cosa.
E por Experiencia
Dios usará experiencias tanto positivas como negativas para completar tu diseño, para usarte para
bendecir a otros, así que considera tus experiencias.
¿Cuáles tareas te han in uenciado mayormente? ¿Qué cosas cambiaron en ti, para bien, cuando
fuiste lastimado?
Algunos piensan que por causa de su pasado, de cómo fueron criados, o de las cicatrices
emocionales, les es imposible ser usados por Dios y ser e cientes. ¡Nada más lejos de la realidad!
4.- ¿Qué experiencias del pasado (buenas y malas) han provocado cambios en tu vida, que has
comprendido Dios desea usar para bendecir a otros?
5.- Hagamos dos equipos, cada equipo en un círculo. Pensaremos en dos casos. Necesitamos
animar a la persona en cuestión, de cada caso, a acercarse a Dios, recibir su amor y ser
transformado por él.
Para ello, cada equipo, pensando en cada caso, deberá 1) Tomar una experiencia personal de
algún(os) integrante(s) del equipo para crear empatía, hablando de experiencias reales, mostrando
vulnerabilidad y transparencia. Y 2) Aportar uno a dos principios bíblicos (leer los pasajes y citas) que
lleven a la persona a saberse amada por Dios en medio de sus circunstancias y con la necesidad de
tener un encuentro con Cristo.
Equipo y Caso 2.
Una persona de 22 años, nunca experimentó disciplina ni responsabilidad en casa, así que
actualmente lleva una vida de libertinaje, de esta en esta, experimentando con drogas y alcohol, va
y viene de una relación sentimental a otra. Piensa que está disfrutando la vida, que nadie le tiene que
decir qué hacer y que no tiene necesidad de Dios.
Pensemos ahora en una persona de nuestro trabajo, familia o iglesia, que probablemente necesite
escuchar de nuestra parte, una experiencia con fundamento bíblico, para ser animada o confrontada
por el Espíritu Santo. Tomemos dos minutos para orar por esa persona, y continuemos orando el
resto de la semana.
Continuemos con nuestro acróstico, DESIGN. Si no tienes tan presentes las primeras dos letras, te
invitamos a que estudies en casa la primera parte de este capítulo.
Cada persona que conoce a Jesucristo está investida con uno o más dones espirituales.
Dios nos ha dado una misión, y sabía que no podríamos lograrlo solos, así que nos envió a su
Espíritu, quien ha distribuido dones a su Iglesia, a cada creyente, para que llevemos a cabo su obra.
Echemos un vistazo rápido a ellos, solo para tener una idea básica:
Busquemos en nuestras biblias, entonces: 1 Corintios 12:4-11, 28; Romanos 12:3-9; Efesios 4:11-12
Profecía – La palabra griega traducida como “profetizar” o “profecía” en ambos pasajes signi ca
propiamente “hablar” o declarar la voluntad divina, para interpretar los propósitos de Dios, o para
hacer saber de cualquier manera la verdad de Dios que está designada para la gente. La idea de
predecir el futuro fue añadida en algún momento en la Edad Media y está en directa contradicción
con otros pasajes de la Escritura que condenan tal adivinación o predicción del futuro (Hechos
16:16-18). El énfasis cambia, es importante decirlo, de profetas a maestros, en cuanto se nos dio la
revelación completa en la Biblia, y por tanto, ya no hay necesidad de “revelación nueva”.
Servicio – También conocido como “ministrar,” la palabra griega diakonian de donde obtenemos la
palabra “diácono,” que signi ca algún tipo de servicio, dentro de la amplia aplicación de la ayuda
práctica a quienes están en necesidad.
Exhortación – Es un don que es evidente en aquellos que consistentemente llaman a otros para
atenderlos y darles seguimiento en la verdad de Dios, lo que puede incluir su corrección o
edi cación, a través de fortalecer a los débiles en la fe y el confortarlos en sus pruebas.
Dadivosidad – Quienes tienen este don, son aquellos que gustosamente comparten lo que poseen
con los demás, ya sea en lo nanciero, material u ofreciendo su atención y tiempo personal. El dador
se preocupa por las necesidades de los demás y busca oportunidades para compartir sus bienes,
dinero y tiempo con ellos cuando surge la necesidad (claro, con responsabilidad, nunca
endeudándose, despilfarrando o mal atendiendo sus asuntos o las necesidades de su familia).
Presidir – El que dirige, preside o administra sobre otras personas en la iglesia. La palabra
literalmente signi ca “guiar” y conlleva la idea de alguien que dirige un barco. Alguien con el don de
presidir gobierna con sabiduría y gracia y exhibe el fruto del Espíritu en su vida al dirigir con el
ejemplo.
Palabra de sabiduría – El hecho de que este don sea descrito como “palabra” de sabiduría, indica
que es uno de los dones del uso de la palabra. El don describe a alguien que puede entender y
Palabra de conocimiento – Este es otro don de la palabra, que implica entender la verdad con una
visión que solo puede venir por revelación de Dios. Aquellos con el don del conocimiento,
comprenden las cosas profundas de Dios y los misterios de Su Palabra.
Fe – Todos los creyentes tienen fe en alguna medida, porque es uno de los dones que concede el
Espíritu a todos los que vienen a Cristo en fe. El don espiritual de la fe es manifestado, sin embargo,
por alguien con una fuerte e inquebrantable con anza en Dios, Su Palabra, Sus promesas, y el poder
de la oración que efectúa milagros. Esto determina su vida diaria y fortalece a otros.
Sanidad – Aunque Dios aún sana en la actualidad, la habilidad del hombre para producir curaciones
milagrosas perteneció a los apóstoles de la iglesia del primer siglo, con el n de con rmar que su
mensaje procedía de Dios. Los cristianos de ahora no tienen el poder de sanar a los enfermos o
resucitar a los muertos.
Poderes milagrosos – También conocidos como el don de hacer milagros, es otro don de señal
temporal, que implicaba realizar eventos sobrenaturales que pudieran ser atribuidos únicamente al
poder de Dios. Este don fue mani esto en Pablo, Pedro, Esteban, y Felipe, entre otros.
Hablar en lenguas – El don de las lenguas es uno de los “dones de señal” temporales dado a la
iglesia primitiva para permitir que el Evangelio pudiera ser predicado a través del mundo por todas
las naciones y en todos los lenguajes conocidos. Implicaba la habilidad divina de hablar un lenguaje
nunca aprendido por el hablante. El don autenti caba que tanto el mensaje del Evangelio como
quienes lo predicaban procedían de Dios.
Interpretación de lenguas – En relación con el anterior, y con el mismo carácter temporal. Una
persona con el don de interpretación de lenguas podía entender lo que el que hablaba en lenguas
estaba diciendo, aunque él no conociera el lenguaje que se había usado. El intérprete de lenguas
podía entonces comunicar el mensaje del que hablaba en lenguas a todos los demás, para que
pudieran comprenderlo.
Ayuda – Este don está íntimamente ligado con el don de la misericordia. Aquellos con este don de
ayuda son quienes pueden auxiliar o prestar asistencia a otros en la iglesia con gracia y compasión.
Éste don tiene una amplia gama de posibilidades para su aplicación. Lo más importante, es que éste
tiene la habilidad única de identi car a aquellos que están luchando con dudas, temores, carencias
físicas y otras batallas espirituales. Ellos acuden con quienes tienen la necesidad espiritual de una
palabra amable, de ayuda física, de empatía y compasión, y les hablan de la verdad bíblica que es a
la vez convincente, práctica y amorosa.
Cada don está diseñado para ser operado en comunidad. Su objetivo o blanco son los otros
creyentes, así que no funcionan... otra vez, NO funcionan, si permanecemos aislados. Incluso, para
que funcione cada uno, necesitan la contribución del resto de los dones, del ejercicio de esos dones
por cada uno de nuestros hermanos en Cristo.
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2.- A continuación, cada uno de los asistentes del grupo recibirá del resto del grupo sus opiniones
respecto a qué dones creen que tiene cada uno. Cada uno escuchen lo que el resto del grupo
piensa, anoten lo que escuchen y considérenlo. Ninguno de nosotros tenemos la verdad absoluta,
pero Dios puede usarnos para orientar a otros en este tema.
I por Individualidad
Cada uno de nosotros tiene un temperamento único, re ejado en lo que llamamos nuestra
personalidad o estilo individual. Podemos hablar de los extrovertidos, y en el extremo opuesto, de
los introvertidos, y entre ambos polos hay muchas variantes.
Todos conocemos a quienes tienen predisposición por las interacciones con otras personas, y
quienes la tienen por cumplir tareas, sin mucha interacción social. Algunos viven vidas más
estructuradas, mientras otros las tienen más espontáneas.
Sepamos esto, introvertidos y extrovertidos funcionamos de manera muy diferente. Después de estar
con la gente por un tiempo determinado, el introvertido se siente drenado y necesita que sus baterías
se recarguen, para ello, él o ella necesita alejarse de las personas por un tiempo. Por otro lado, los
extrovertidos sienten que sus baterías se recargan en presencia de otros, ya que sus baterías
emocionales se drenan rápido durante períodos en que no se relacionan con otros.
Cada uno de nosotros debemos saber cómo funcionamos, en ese sentido, para hacer lo necesario y
funcionar mejor, para el Reino de nuestro Dios.
Yo soy introvertido, por ejemplo; puedo estar con muchas personas, sí, pero necesito tomar un
descanso cada seis semanas y meterme en una cueva, casi literalmente, por unos tres o cuatro días.
Mi llamado permanece el mismo, aunque mi diseño dictará mi estilo más apropiado para ayudarme a
alcanzar resultados excelentes. Tu estilo individual NO cambiará tu llamado como cristiano, pero
sugerirá cómo será mejor llevar a cabo ese llamado.
11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores
y maestros,
12 a n de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edi cación del cuerpo de
Cristo.”
Efesios 4:11-12
3.- Analizando este pasaje, ¿a qué te reta Dios al pensar en los dones que te ha dado? ¿Qué
deberías tener en mente a la hora de servir a Dios?
Terminaremos esta semana con nuestro acróstico, DESIGN, veamos nalmente las letras G y N.
Dios nos llama a crecer y nunca dejar de crecer en Cristo mientras caminemos en esta tierra,
mientras tengamos vida.
Puede que algunos de nosotros seamos bebés espirituales, mientras otros han alcanzado la
adolescencia o son ya adultos maduros.
Una cosa es la madurez espiritual y otra la edad física o las experiencias vividas. De tal forma que
podemos tener personas fuentes de “sabiduría” de la calle, pero saben muy poco de la Biblia.
Podemos tener ancianos con muchas experiencias “de la vida”, pero sin aplicar ni vivir los principios
bíblicos.
Mucha gente en la Iglesia cree, tradicionalmente, que el crecimiento espiritual se puede medir por la
cantidad de años de una persona en la Iglesia, o por su forma de hablar y comportarse (con formas
solemnes, estudiadas y religiosas, incluso recitando la Biblia), ¡necesitamos acabar con esa forma de
pensar!
En cada Iglesia local, encontramos, por ejemplo, personas que llevan dos años de haber sido salvos
y haber entregado sus vidas a Cristo, pero viven obedeciendo a Dios en su vida diaria, en cada cosa
que les muestra en su Palabra; sirven a otros con humildad y son enseñables, transparentes y
naturales. Animan a otros y están dispuestos a trabajar en equipo. Podemos hablar de que son
adultos, espiritualmente hablando.
En cada Iglesia local, encontramos también personas con 20 años o más en la Iglesia, saben mucha
“teoría” de la Biblia, pero no la viven; pre eren llegar y sentarse para recibir; no tienen iniciativa, pero
sí tienden a criticar y quejarse; si llegan a servir a otros será mientras eso les traiga algún bene cio
(ser reconocidos o considerados por otros); no están dispuestos a trabajar en equipo, pre eren
hacerlo a “su manera”; pero les gusta ser considerados “espirituales” por los demás. Entendemos
que son bebés, espiritualmente hablando.
No te olvides de que Jesús dejó la responsabilidad de administrar su Iglesia y dirigir su misión a once
hombres, ex pescadores, revolucionarios y recaudadores de impuestos, ¡solo tres años después de
haber conocido a Jesús! Lo que tenían en común esos hombres era el Espíritu Santo y la voluntad de
obedecer y crecer, a la manera de Dios.
¿Eres bebé, niño, joven o adulto? Tu presente etapa de crecimiento es un factor como parte de tu
DISEÑO y te da perspectivas particulares y valiosas en cuanto a tu función dentro del ministerio de
tu Iglesia. ¡No es malo ser bebé! ¡Tampoco signi ca que un adulto vale más que un bebé! No nos
equivoquemos, son etapas. El punto es que no es natural permanecer en el mismo estado por años,
necesitamos seguir creciendo y madurando, de la mano de Dios.
1.- Comparte con el grupo ¿En qué etapa de madurez crees estar? Y ¿qué cosas crees que deberías
estar haciendo (a nivel personal y en la Iglesia), dada esa etapa de madurez? (cosas que tal vez no
estás haciendo)
No necesitamos ser Lionel Messi, Michael Jordan o Nadia Comăneci. Todos tenemos habilidades
naturales, predilecciones, gustos, destrezas; todos somos buenos o mejores en algo determinado.
¿Qué disfrutas hacer? ¿Tienes un talento natural para arreglar cosas? ¿Se te da la plani cación
nanciera o de actividades en un grupo?
Recuerda, cuando trabajamos dentro de nuestro diseño, la vida y el servicio a Dios se hacen
emocionantes y divertidas.
Dios desea tu corazón, siempre es así; no se trata de hacer por hacer, de servir por servir; claro,
debemos obedecer desde el momento en que tenemos conocimiento de cierto mandamiento, pero
debemos obedecer siendo re exivos y conscientes de nuestros corazones; debemos alinear
nuestros corazones al de Él.
47 “Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de
todas las cosas,
48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con
desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.”
Deuteronomio 28:47-48
El encontrar tu diseño puede tomar tiempo. Se paciente. Normalmente Dios querrá forjar tu carácter
antes de que te ubique en un lugar determinado; así que se paciente, pero ocupado en hacer tu
parte. Todo tiene un orden, no nos conviene forzar las formas y tiempos de Dios.
Involúcrate, ten iniciativa, ve las necesidades, muéstrate disponible, humilde y enseñable. A menudo
verás que tal vez a otros se les asignan tareas determinadas, casi inmediatamente. Un pensamiento
usual en esos momentos será: -Es que ellos (a quienes notas les encargan tareas) tienen privilegios
sobre “nosotros”-; o –Es que yo no soy parte de ese “círculo”-
O puedes pensar: -Ok, esta Iglesia tiene muchos servidores, no hay lugar para mí; no me necesitan,
tienen personas más cali cadas que yo-
¡Relájate! Tal como toma tiempo armar ese rompecabezas, encontrar tu lugar puede tomarlo
también. Pensamientos como esos solo vienen del diablo y tu carnalidad, no de Dios. Una vez más:
necesitamos enfocarnos en involucrarnos, ver las necesidades y tener iniciativa, mostrarnos
disponibles, humildes y enseñables.
Dios trabajará en tu carácter durante este proceso. Necesitas vivir desarrollando el Fruto del Espíritu
Santo, porque cuando experimentes cada una de esas cualidades, más naturalmente vislumbrarás
22 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
Gálatas 5:22-23
3.- ¿Qué cualidad es la que menos experimentas del Fruto del Espíritu? ¿De qué forma crees que el
resto de tu grupo podrían ayudarte a fortalecer dicha cualidad? (Se realista y práctico. Si no estás
dispuesto a recibir ayuda, es mejor que digas que no estás dispuesto)
El resto del grupo tome nota de la ayuda que pide cada uno y suban esa información al grupo de
WhatsApp.
Jesús es nuestro modelo de servicio, y cuado desarrollamos nuestros dones, necesitamos comenzar
pasando por la puerta de entrada del siervo (imagínate entrar por la puerta de servicio, y no por la
puerta principal a un auditorio). (Mateo 20:27-28)
Eso es más un asunto del corazón que un asunto de talentos. ¿Cuál es la necesidad?, debemos
estar dispuestos a levantar la toalla y lavar los pies de alguien. Puede que no sea glamoroso, pero no
hay camino más rápido al “trono”. Signi ca que, a pesar de nuestros dones, talentos, o habilidades,
cada uno de nosotros es llamado a estar al pie de la mesa, listo para servir, con un corazón humilde
que busca servir y amar.
1. ¿Cuáles son tus motivaciones al buscar acercarte y servir a Dios? Re exiona: ¿Estás
sinceramente dispuesto(a) a servirle a pesar de no recibir de Él lo que deseas, o por lo menos no
en el tiempo que deseas?
Gozo asombroso
El convertir tu potencial en realidad arroja como resultado gozo asombroso. La palabra griega para
dones espirituales es charismata, que deriva de la palabra charis, o gracia. Y la palabra raíz de gracia
es la palabra chara, que signi ca gozo. ¡El gozo vive en la misma raíz del uso apropiado de tus dones
espirituales!
Uno de los grandes músicos del siglo veinte, Pablo Casals, en la mañana de su cumpleaños número
noventa, su artritis y fragilidad corporal hacían casi insoportable observarlo comenzar su día. Pero
ese día, incluso antes de desayunar, se encaminó al piano, uno de los instrumentos en los cuales
había desarrollado gran maestría. Entonces algo milagroso sucedió. Mientras tocaba el instrumento
que tanto amaba, moviéndose donde era talentoso, su misma siología cambió y produjo en su
cuerpo (y el piano) un resultado que parecía posible solo para un individuo fuerte y saludable. Casals
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comenzó con una rendición de Bach, luego siguió con un concierto de Brahms, dejando correr sus
dedos por el teclado. Todo su cuerpo parecía fusionarse con la música. Su cuerpo ya no parecía
tieso y encogido, sino elegante y completamente libre de su atadura artrítica. ¡Qué maravillosa
historia de fe y renovación! Grá camente ilustra cómo Dios nos ha diseñado para usar nuestros
dones. Podemos canjear la respiración laboriosa, los puños apretujados por una vida vibrante
cuando descubrimos y usamos debidamente nuestros dones dados por Dios.
2. ¿Por qué crees que rendir cuentas es importante? ¿Cuáles serían las pruebas más difíciles al rendir
cuentas para ti? ¿Por qué?
Crecimiento acelerado
Dios nos diseñó para usar nuestros dones, Él nos creó para servir, ese es el plan de Dios. De hecho,
el usar nuestros dones en el servicio es un hecho crucial e indispensable para el crecimiento
espiritual.
El Mar Muerto es un hermoso y extenso lago, con abundantes depósitos minerales, haciendo de él
uno de los puntos más ricos de todo el planeta.
El agua de mar normal contiene un cuatro por ciento de contenido mineral, el Mar Muerto, como
contraste, ¡tiene un contenido mineral del veintidós por ciento! Esparcidos a lo largo del lago puedes
ver pilares de sal llegando a la super cie. El agua, que parece más aceite de bebé que agua de mar,
cubre la costa. Tan dotado de hermosura y rico como es el Mar Muerto, no encontrarás aldeas
pescadoras, botes, redes para pescar o gaviotas planeando arriba, porque nada vive en el Mar
Muerto, de ahí su nombre. El pesado contenido mineral hace que el agua sea inhabitable para los
peces o cualquier otra criatura viviente. El Mar Muerto es rico, pero muerto, abundante y rico pero
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sin vida. La razón principal de esto es que no tiene salidas, las aguas del Jordán han alimentado este
lago, depositando libremente sus enormes tesoros minerales, pero por causa de que el Mar Muerto
es un callejón sin salida en un desierto ubicado cerca de los 400 metros debajo del nivel del mar, no
puede liberar su ingreso de agua, sino solo a través de la evaporación. No tiene corrientes de agua
uyendo.
Las iglesias también pueden convertirse en un Mar Muerto, ricos en contenido pero sin vida. Sólo
una cosa puede hacer que el proceso de vida uya de nuevo, y eso es, abrir una salida.
Debemos hacer que nuestros dones se muevan y que nuestros corazones sirvan, y luego las
corrientes de vida reaparecerán.
Cada iglesia local corre el riesgo de estancamiento. Una iglesia puede verse bien de lejos, al igual
que la higuera descrita en Marcos 11:12-14, y revelar de cerca la escasez del fruto. El usar los dones
para hacer el trabajo de la iglesia en equipo es una parte no negociable del crecimiento.
Cuando te involucras en tu iglesia usando tus dones, tu crecimiento espiritual se acelerará a
velocidad máxima. Dios nos diseñó así. No te encamines hacia las gradas cuando entras al reino de
Dios. Encamínate al campo de juego. Allí está la emoción, allí está la acción; pero lo más importante
de todo, ¡allí está nuestro Entrenador!
3.- ¿En qué área (tiempo, nanzas, etc.), analizando tu corazón y acciones, le has dado a Dios lo
último, las sobras? ¿En esa área, qué es lo primero, lo mejor, que decides comenzar a darle a Dios?
¿A partir de cuándo lo harás?
Decisión: Fecha:
Una de las claves más críticas para hacer el trabajo de la iglesia en equipo, es edi car una base en
constante expansión de siervos que dirijan a otros. Ningún pastor fue diseñado para hacer la obra de
la iglesia solo. Sí, a algunos de ustedes les gustaría que el pastor hiciera la obra solo; o al menos que
estuviera involucrado, de alguna forma, en todo, en cada aspecto y actividad de la Iglesia, pero ese
no es el diseño de Dios para la Iglesia.
Imagínate que sostengo frente a ti un círculo de cartón de una pulgada de alto, y lentamente vuelco
un balde de arena sobre él. La arena se va acumulando, se va formando una pirámide. Pronto el
cartón se desborda y cae la arena en cascada al piso. Ahora, ¿Qué pasaría si le vuelco otro balde de
arena al cartón? ¿Sostendrá más? ¡Obviamente no! ¿Qué debemos hacer para contener más arena?
Debemos aumentar la base.
El equipo de directores, encargados y todos los que dirigen a los demás en cualquier iglesia se
puede comparar a ese pedazo de cartón. Entre más grande sea la base, más “arena” puede
contener. Si ese equipo es pequeño, no importa cuánta arena vuelques, ¡será imposible sostener
más arena hasta que aumentes el tamaño de la base!
El aumentar la base de ese equipo, edi cando una base sólida de siervos dispuestos, es primario
para el fundamento de la iglesia para el futuro.
1.- ¿Alguna vez llegaste a pensar, o piensas actualmente, que el pastor debería estar involucrado y al
frente de cada actividad que ocurre en tu Iglesia? ¿Por qué has llegado a creer eso?
2.- ¿Por qué crees que es más importante la actitud del que dirige a otros, que sus habilidades para
cumplir sus funciones?
“Gracias por estar en mi clase, Wayne. Tu obvio celo por Dios nos inspira a todos. Estoy
anticipando ver cómo Dios te usará para sus propósitos. ¡El Reino de Dios te espera!”
Tú y yo debemos ser ese tipo de creyentes, no los que critican a los demás, no los que se quejan, no
los que le dicen a los demás “tú no puedes”; sino los que aportan, los que hacen equipo para traer
soluciones, los que dicen “Dios te usará”.
Las personas seguras alientan a otros y disfrutan de su éxito. Ellos pueden apreciar y aplaudir los
logros de aquellos a quienes han colocado en posiciones clave. Los siervos seguros no son ni
territoriales ni posesivos. Ellos, dispuesta, e incluso, ávidamente, se rodean de personas más
cali cadas que ellos mismos. No tienen di cultad alguna, para, en total honestidad, decir “no sé
cómo hacerlo”, “tú puedes hacerlo mejor que yo”, “¿me ayudas?”.
Las personas inseguras, por otro lado, sienten que si no controlan todo lo que les rodea, no están
haciendo su trabajo. Ellos temen profundamente a la retroalimentación de alguien más, y si la
reciben, se justi can y niegan sus errores. Este tipo de “siervos” no toleran cuando otros se
desenvuelven mejor que ellos; de hecho, tienden a sabotear los éxitos de otros para protegerse a sí
mismos. De acuerdo a sus deseos egoístas, ellos van a usar a la gente, en lugar de desarrollar a la
gente. Este tipo de “siervos” son quienes se quejan a las espaldas de los involucrados, quienes no
¡Obsérvate a ti mismo! Harás muy bien si puedes enganchar a las personas haciendo las cosas bien
y muestras genuino entusiasmo por sus logros. ¡Te sorprenderás cuánto se puede lograr en la Iglesia
de nuestro Señor cuando NO te importa qué persona se lleva el crédito, porque será para la Gloria
de Dios! Involucrémonos en la Iglesia, sirvamos, usemos nuestros dones y habilidades, pero con la
actitud correcta, la que agrada a Dios; con amor, humildad, sacri cio por los demás, con espíritu de
equipo.
Mira estas dos listas y evalúate (No necesitas compartirlo con tu grupo, a menos que realmente lo
desees), ¿qué características presentas normalmente?
Un siervo seguro
Alienta los intentos de otros
Señala las fortalezas de otros
Pasa por alto las faltas y perdona
Admite sus propios errores y los trata
Da crédito a otros
Se goza cuando otros tienen éxito
Se entusiasma cuando otros lo hacen mejor
Está dispuesto a arriesgarse para mejorar
Se conforma con permanecer anónimo
Es ágil para armar equipos y trabajar con ellos
Un “siervo” inseguro
Sabotea los esfuerzos de otros
Trae atención sobre las faltas de otros
Usa las faltas de otros como armas
Actúa a la defensiva y justi ca sus errores
Demanda crédito para sí o lo manipula
Se siente celoso del éxito de otros
Se intimida fácilmente ante las virtudes de otros
Solicita que otros lo noten
Pre ere hacer las cosas él solo, fuera de equipos
4.- Envía un mensaje, usando tu teléfono, a dos personas a quienes puedas agradecer y reconocer
su servicio en la Iglesia, de la siguiente manera
I) Alguien que se encuentra sirviendo a Dios, en la Iglesia, desde hace varios años,
haciendo las cosas bien, con buena actitud, siendo de bendición su servicio a la Iglesia
II) Alguien que se encuentra sirviendo a Dios, en la Iglesia, siendo designado para tal
encargo recientemente, haciendo las cosas bien, con buena actitud, siendo de
bendición su servicio a la Iglesia
En ambos casos, se concreto, “Gracias por esto que has estado haciendo...”, “Dios te ha usado al
ver tu actitud en esto...”
Terminen con una oración general, pidiendo a Dios que ayude a cada siervo que dirige a otros, para
manifestar la actitud correcta; y pidiendo que levante más siervos de cada grupo pequeño, de igual
manera, con la actitud correcta para servir.
La Fe, Iglesia Bautista 32
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DESARROLLA SIERVOS-LÍDERES
Capítulo 8. Parte 1
“Dame cien predicadores que no teman más que al pecado y no deseen nada más que a Dios, y no
me importa un rábano si son clérigos o laicos; sólo eso sacudirá las puertas del in erno y establecerá
el reino de Dios sobre la tierra.”
John Wesley
La historia abre con cuatro celosos amigos de un paralítico que llamaremos (dado que no se registra
su nombre) Rubén. Los amigos oyen que un carpintero de Nazaret hace milagros y está enseñando
en una casa, en Capernaúm.
Ahora, un maestro de visita no era algo realmente especial, a n de cuentas, había rabinos invitados
que enseñaban en las sinagogas en aquella época. Lo que llama la atención de estos amigos son los
muchos reportes de que Jesús sana a la gente enferma, y ellos no pueden dejar de pensar en su
amigo Rubén.
Esa tarde, con su amigo yaciendo en una camilla, ellos comienzan su viaje a esa casa. La carga,
pesada, por cierto, retrasa su llegada, no contaban con que sería más complicado de lo que creían
andar por el camino cargando a su amigo Rubén; así que llegan tarde, muy tarde, la multitud ha
rebalsado hasta el patio, no hay lugar para nadie que haya llegado tarde, es imposible pasar a través
de toda esta gente para llegar a Jesús.
Los cuatro amigos se desaniman, se sienten frustrados, impotentes... pero entonces al más creativo
de ellos se le ocurre una idea arriesgada. -¡Lo podemos hacer, sí podemos!, dice, -¡Trepemos al
techo y hagamos un hueco! Calculamos dónde puede estar ese Maestro y bajamos a Rubén por ahí,
¡enfrente de él!-
Sin desperdiciar tiempo, se apresuran, y contra las miradas juiciosas y descontento de los demás
asistentes, proceden a ejecutar su intrépido plan.
Trabajan de tal forma que no se detienen a pensar en cuánto les cobrarán por la reparación del techo
de esa casa. Escuchan expresiones de desconcierto y rechazo desde dentro de la casa. En un
punto, dudan de lo que están haciendo, pero ya no hay cabida para dar marcha atrás, continúan
esforzándose y dándose prisa. Finalmente lo logran, hacen un hueco en el techo, comienzan a bajar
a Rubén por ese hueco, el pobre Rubén yace colgando, descendiendo con cautela por el techo,
frente al Maestro; los amigos perciben las miradas de todos, dentro de la habitación; hay un silencio
incómodo.
Todos esperan la reprimenda severa del Maestro ante tal acto tan falto de civismo y reverencia, ¿qué
pensarían los escribas de esto? ¿Qué castigo ordenaría la Ley en tales casos? ¿Demandaría este
Maestro que hicieran un alto ante lo que sea que buscaban y les forzaría a comenzar las
reparaciones del techo?
El Maestro, entonces, ja los ojos en Rubén, mira hacia arriba a los amigos de Rubén, a continuación
ocurre esto:
“Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.”
Marcos 2:5 (énfasis añadido)
Jesús pudo haber regañado a los amigos de Rubén por sus medidas arriesgadas, por su falta de
plani cación. Pudo haber remarcado su tardanza, su irresponsabilidad para llegar tarde. En cambio,
¡Él vio su fe! Él vio la acción de los amigos de Rubén por lo que era, y lo de nió como fe.
Nuestro Señor Jesús nos dio una invaluable lección de liderazgo.
Algunos de los mayores descubrimientos suceden cuando la gente reajusta sus ojos para ver lo
mejor de una situación en vez de lo peor. No se trata de ser optimista más allá de la realidad, sino de
recordar que Dios planea y espera lo mejor para su Reino, trata con cada uno de nosotros para
transformarnos en mejores versiones de nosotros mismos, para su Gloria.
El siervo/líder joven necesita la ayuda y supervisión de un veterano. Importante es recordar que lo
que determina que uno sea novato o veterano no es el conocimiento de la Biblia, no es el lenguaje y
actitud religiosos que usemos ni el tiempo que tengamos en la Iglesia; sino las etapas de crecimiento
espiritual en que nos encontremos. Por un lado, podemos ser bebés espirituales por tener apenas
unos días de que Cristo nos rescató; o por tener 40 años en una Iglesia, saber mucho de la Biblia,
pero sin permitirle a Cristo que cambie mi desinterés, egoísmo y soberbia, cambios necesarios para
que podamos obedecer y glori carlo.
Un joven, novato, es quien ha dejado esa etapa de egoísmo y soberbia; es alguien que piensa en los
demás, es humilde, vive permitiendo a Dios transformar su vida, actitudes y prioridades, desea servir
en lo que sea que se le pida, no dice no ante esas invitaciones; pero tiene cientos de errores dentro
de él o ella, esperando a cometerse. Esto es natural, pero también natural debe ser esa supervisión y
ayuda de un veterano (alguien que comparte con el joven el dejar egoísmo y soberbia, el abrazar la
transformación de Cristo en su persona; pero con la diferencia de que ya ha cometido algunos de
esos errores, y ahora puede ayudar a otros que están pasando lo que él o ella ya pasaron).
No debemos abusar de ser precavidos en nuestro deseo de que los jóvenes/novatos siervos/líderes
no cometan errores, debemos “controlar las explosiones”, los daños, pero aceptar que se
equivocarán. Debemos buscar lo mejor de las personas, debemos ver lo mejor en ellas; tomar en
cuenta los peligros, las de ciencias, pero no enfocarnos en los aspectos negativos. Debemos dar
prioridad a la actitud de la persona, a su entendimiento de su propio pecado (lo acepta y lo trata, o
mantiene la actitud de “no tengo nada que componer, estoy listo para liderar”). Cuidemos no
confundirnos en esto, para lograr servir de la mejor manera en nuestro equipo, la Iglesia.
¿Eres un novato? Busca servir... con humildad, rindiendo cuentas a un veterano, aceptando su
corrección, consejo y señalamiento de tus áreas débiles.
¿Eres un veterano? Se humilde para no ser un maestro a un novato, sino un amigo que acompañe,
de retroalimentación, llore o celebre con el novato, según sea el caso. Dirige la mirada del novato
hacia Jesús.
Todo este proceso debe estar sujeto, por supuesto, a la estructura de tu Iglesia local, así que se
humilde para sujetarte a esa estructura y a tus autoridades dentro de tu equipo, tu Iglesia local.
He oído muchas aplicaciones, pero algo que cualquiera de nosotros puede ver en este pasaje es que
¡No puedes complacer a Dios si no inviertes! ¡Es imposible glori carlo si no dejas algo propio por
tomar algo que viene de él!
¿Estás dispuesto a arriesgar lo que tienes por amor al Maestro? Muchos de nosotros permitimos
que nos gobierne el miedo, nuestro deseo de control, la comodidad por todos los años que he sido
egoísta, soberbio, ingobernable por nadie; así que enterramos nuestros dones, y todavía tenemos el
descaro de preguntarnos por qué nunca crecemos, por qué no se me confían responsabilidades
mayores en este equipo.
Si le tienes miedo a los líos, si le temes a fallar, si temes arriesgarte, entonces nunca llegarás a
ninguna parte en tu vida. Como alguna vez algún beisbolista: “No puedes robar la segunda base con
el pie todavía en primera.” Debes aventurarte fuera de la bolsa.
Arriesgamos nuestras vidas cada vez que volamos en un avión. Corramos riesgos cada vez que
invertimos en acciones. Arriesgamos cuando nos casamos, cuando compramos una casa. ¡Creo que
ya es tiempo de que nos “arriesguemos” por Dios! Él es más digno y seguro que cualquier otra
inversión terrenal.
No asocies el riesgo con el miedo a fallar, asócialo con agradar a Dios. Los dones guardados no
maduran, se pudren.
2.- Siendo sincero(a), ¿tiendes a huir de los riesgos o a enfrentarlos? ¿De qué manera crees que Dios
puede ayudarte a equilibrar esa área? (si huyes de los riesgos, cómo puede ayudarte a enfrentarlos;
si tiendes a enfrentarlos, cómo puede ayudarte a hacerlo no con tus fuerzas sino con su dirección y
su fuerza?)
EJERCICIO: Oren, en parejas, uno por el otro, y llévense cada uno el compromiso de seguir orando
en el resto de la semana, pidiendo valentía para servir a Dios, pidiendo no dejarnos gobernar por el
miedo (en este tiempo en parejas, cada uno exprese un miedo determinado que te impide arriesgarte
para servir a Dios).
RETO: Después del anterior ejercicio, cada pareja póngase de acuerdo para asistir este siguiente
domingo a tu Iglesia; antes de iniciar el servicio o al nal de él, buscarán a una persona con la que
nunca hayan platicado o se hayan acercado, o al menos esto ha sido mínimo, y que no asiste a
grupos pequeños (si ustedes son hombres buscarán a un hombre, y si son mujeres, a una mujer).
Con naturalidad saluden, conozcan a la persona (sin ser “invasivos”); invítenle a su grupo pequeño; si
lo creen conveniente, proporcionen sus contactos, enfaticen el que si necesitan algo, pueden contar
con ustedes (obviamente tomen el compromiso de que así sea). A partir de ese domingo
comprométanse, como pareja, a estar orando por esa persona que conocieron. Compartan un poco
en el grupo de WhatsApp cómo fue su experiencia. ¡Trabajemos como equipo!
Dios está interesado en forjar, por el Espíritu Santo, su semejanza en ti, su carácter. Para ello te
pondrá a veces en un ambiente que disfrutes, y a veces en otro que no. Él te pondrá con otras
personas que te ayudarán a moldearte, que lijen tus bordes; esto, obviamente, será incómodo, a
veces doloroso, pero es necesario.
Dios jamás logrará lo que ha planeado en ti y a través de ti, si no te involucras, te arriesgas a servir,
dejas tu soberbia para someterte a la autoridad y decides amar; no lo hará, porque al momento en
que tú decides no hacer todo esto, le estarás diciendo “No Dios, no quiero que gobiernes mi vida, yo
seguiré siendo el rey en el trono”.
Aquí hay una de nición simple de carácter que oí por ahí: “Carácter es la habilidad de llevar a cabo
una decisión digna mucho después de que la emoción de haber hecho esa decisión se haya
pasado.”
Esto no lo tenemos de forma natural, Dios espera desarrollarlo, a nosotros nos corresponde
simplemente ser obedientes a sus disposiciones.
Someterse a la autoridad (hablamos de, con humildad, sujetarnos a sus disposiciones y cumplir con
lo ordenado con una actitud positiva; en vez de hacer lo que queremos, cuando queremos y hablar
mal de dicha autoridad en nuestra vida); trabajar en equipo (eliminar deseos de sobresalir y ordenar a
otros, sino amar y buscar que todo el equipo tenga éxito en la tarea asignada; relacionándome y
planeando con cada uno de ellos, en lugar de actuar de forma solitaria), son asuntos de carácter.
Aquí es donde rendir cuentas se vuelve clave, porque tú y yo podemos pretender que nos
sometemos a la autoridad y que trabajamos en equipo, pero necesitamos a alguien más que nos
con rme dicha realidad o que nos despierte del sueño y nos haga ver que en realidad no vivimos ni
una ni otra. Te urjo, por tanto, a desarrollar relaciones profundas (no super ciales y por tanto
engañosas) con personas maduras con quienes puedas abrirte y recibir consejo, retroalimentación,
que realmente injieran en tu vida, por tu propio bien y el de tu equipo.
¿Alguna vez te has preguntado por qué Jesús envió a sus discípulos de dos en dos y no solos?
Podríamos hacer diferentes conjeturas, pero siempre he creído que una de varias razones es esta: El
evangelio puede ser mejor visto y entendido en el contexto de las relaciones.
El que la gente advirtiera el amor, la amistad, la camaradería y el trabajo en equipo de los dos
mensajeros, daba credibilidad al mensaje.
2.- ¿Cuál crees que sería el resultado de un “líder” que “sirve” y “enseña” de manera solitaria?
Y, por otro lado, ¿Cuál crees que sería el resultado de un siervo/líder que sirve y enseña como
parte de un equipo (en amor, amistad y camaradería)?
Una de las formas más fáciles y rápidas de comenzar a servir, tomando responsabilidad, es ser
“sombra” de alguien más. Seguir a alguien que hace una tarea que te interesa para servir, o a alguien
a quien te asignaron en tu Iglesia local porque creen podrías servir en la misma área.
Dependiendo de si eres un veterano o un novato, y por supuesto, dentro de los planes de tu Iglesia
local, debes recordar este proceso:
La Fe, Iglesia Bautista 36
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Etapa 1 - Yo lo hago. Tú observas
Etapa 2 - Lo hacemos juntos
Etapa 3 - Tú lo haces. Yo observo
Pasa la estafeta
Pasar la estafeta es una función de nuestra disposición de permitir a otros los gozos de servir a Dios.
Es una importante fuerza disuasoria contra la posesión y el territorialismo en el ministerio. Un espíritu
de protección y monopolio, pensando que un determinado ministerio nos pertenece y, de esa forma,
pretendemos permanecer a cargo “de por vida” (incluye a los pastores), esto solo causará estragos y
desalentará a siervos/líderes nuevos y emergentes, estancando ministerios y volviéndolos
particulares, en lugar de ministerios de la Iglesia.
Y hablando de trabajo en equipo y de ser sabios y humildes para pasar la estafeta, vienen a mi
mente dos ejemplos en la historia de los esfuerzos misioneros en Hawai. Cuando comencé a estudiar
este tema, Titus Coan se convirtió en uno de mis héroes, al igual que Hiram Bingham. Estos
valerosos hombres sirvieron a la gente en Hawai durante el comienzo y mediados de los 1800.
Aunque estos hombres hicieron un increíble trabajo, alcanzando a las islas hawaianas; como todos
nosotros, tuvieron errores, y estos fueron tan importantes que, de hecho, obstaculizaron el futuro de
sus ministerios. Sus aciertos fueron muchos e importantes, pero al respecto del tema que nos ocupa
en este momento, aprendamos en este momento de sus errores:
Primero, permitieron que su segunda generación se perdiera. Hablamos de que sus propios hijos
crecieron sin una profunda y genuina fe. Nada justi ca este error, sin duda los misioneros se
ocuparon tanto de sus ministerios que tuvieron muy poco tiempo para sus propios hijos. ¡Una lección
conmovedora para todos nosotros! Jamás tu ministerio debe ser más importante que tus hijos, que
tu cónyuge y familia; tampoco esperes, ni mucho menos exijas, que tu pastor ponga a la Iglesia
antes que su propia familia. Una cosa es que Dios sea nuestras prioridad número 1 (lo cual debe ser
así), y otra muy diferente que otras personas tengan la importancia que Dios espera le des a tu
cónyuge e hijos.
Segundo, estos hombres erraron al pasar la estafeta demasiado tarde en su vida. Justo antes de su
muerte, Titus Coan pasó el manto de liderazgo a unos cuantos líderes potenciales. Ellos continuaron
lo mejor que pudieron, pero la misión se encongió y la visión se desvaneció. Ellos tenían la estafeta,
pero no el corazón.
Puede tomar solo un momento pasar la estafeta, pero requiere años pasar el corazón de esa
estafeta. Esto debe ser un proceso natural y organizado, al mismo tiempo; se debe retar, compartir
vida, dar y recibir retroalimentación, trabajar en humildad y amor, comprender la motivación correcta
y abrazarla.
Tú no pasas la estafeta cuando has fallado, la pasas cuando estás en la cúspide. Invita a otros al
ministerio que Dios te ha encargado, se sabio y observa las actitudes, pide dirección a Dios para
entender quién o quienes pueden ser tu sombra, y pasa la estafeta a tiempo, al tiempo de Dios.
Si tú estás a cargo de algún ministerio en tu Iglesia local, ¡considera si no sea tiempo de pasar esa
estafeta!
Introduzcamos un concepto que me agrada mucho, el “servicio lateral”. Para explicarlo diremos que
es lo opuesto al pensamiento clásico en la Iglesia de “Ese no es mi ministerio”, “Esa no es mi
responsabilidad”. Es una disposición del corazón para hacer ocasionalmente el trabajo de alguien
más, sin criticar a ese “alguien más” ni quejarnos, sino entendiendo que todos somos humanos
imperfectos, y que a veces esa llama del servicio tiene unos momentos de encontrarse más tenue.
Hablamos de algo en que tú notas falta algo, puedes ayudar en algo; no es, ciertamente, tu
responsabilidad o ministerio del que estás a cargo, pero Dios te permite ver la oportunidad de hacer
algo bueno.
Siguiendo el ejemplo de los deportes, no es lo mismo si tú vas solo al estadio a presenciar el partido,
¡es mucho más divertido si llevas a otros al estadio! Pero ¿sabes qué? No solo los debes llevar al
estadio, sino que los debes invitar, con tu ejemplo, a que bajen de las gradas al campo de juego,
¡haz lo que esté en ti para que Dios te convierta a ti y a otros espectadores en jugadores! Jueguen
para bene cio de la Iglesia y para la gloria de Dios.
EJERCICIOS:
1) En las mismas parejas que formaron la semana pasada, reúnanse en este momento y
compartan lo siguiente: Identi ca qué aspectos de tu persona y actitud entorpecen el que
te sometas a la autoridad y el que puedas trabajar en equipo; que la otra persona te de un
consejo práctico de qué poder hacer para vencer esos obstáculos; oren uno por el otro.
2) Como grupo, hagan una lista, en este momento, de las personas que no han llegado a la
Iglesia en el último par de semanas, dividan esa lista para que cada pareja tome el
compromiso de comunicarse con esas personas que “no han llegado al estadio” (hombres
a hombres, mujeres a mujeres), pueden hacerlo ahora mismo, si tienen el tiempo.
Cuando lo hagan, compartan en el grupo de WhatsApp “reto cumplido”, y permanezcan en
contacto con dichas personas. Ten un interés genuino, amor; no envíes regaños, sino
ánimo en decir algo como “no te he visto, ojalá estés bien, ¿hay algo por lo cual pueda orar
por ti?”
3) Como parejas, pónganse de acuerdo para que este domingo repitan el ejercicio de la
semana pasada (saludar a alguien con quien no han tratado mucho; incluso, si ven a la
misma persona de la semana pasada, vuelvan con ella, sigan trabajando en esa relación).
Y, como segunda parte de este ejercicio en parejas este siguiente domingo, abran los ojos,
identi quen una necesidad inmediata en las instalaciones de la Iglesia y súplanla (barrer un
área, acomodar algo, ayudar a alguien con alguna necesidad especial, etc.)
Dios tiene una visión especial, hecha a medida para tu iglesia, tal como Él ha hecho una medida
especial para ti, personalmente. Todo encaminado a avanzar su Reino en el mundo, pero planeando
para ello usar tu Iglesia y tu vida.
Dios es claro en la visión general para todo creyente: predicar su evangelio a toda criatura, a toda
nación.
Pero no debemos olvidar que cada Iglesia tiene su propia comunidad, su propia cultura, identidad,
pasión y dones. Por causa de esa singular mezcla de todos estos componentes, tu Iglesia tendrá una
visión singular; ajustada, obviamente, a la visión general de Dios.
Dependiendo de cuánto tiempo llevas en la Iglesia y de cuán involucrado estés, tendrás menor o
mayor consciencia de esa identidad que Dios otorgó a tu Iglesia. Si crees que desconoces este
aspecto, no te preocupes, es un excelente motivo para indagar e involucrarte sirviendo a otros,
haciendo equipo y creciendo así en ese entendimiento de la identidad que Dios ha dado a tu Iglesia.
Una vez que tenemos clara la visión de nuestra Iglesia, debemos hablar de ella, pensar en ella,
dedicarnos a ella, para glori car a Dios.
20 “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,
21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos.
Amén.”
Efesios 3:20-21
Solo tú puedes conocer las necesidades y discernir el distintivo llamado que Dios tiene para tu vida,
para tu ministerio y, si eres pastor, para tu Iglesia. Nadie más conocerá tu ministerio como tú lo
conoces.
Cuando asistas a una conferencia, leas un libro (incluso este), escuches la perspectiva “original” de
un predicador o te enteres del último mover de Dios en otra Iglesia, no superpongas esta visión en tu
propia Iglesia, ¡No caigas en la trampa!
Aprende todo lo que puedas, por supuesto, pues el deseo de seguir aprendiendo y nunca parar es la
marca de un visionario. Pero recuerda que la duplicación simplista y sin criterio no tiene valor, y de
hecho, puede herir profundamente a tu Iglesia.
II) La visión debe ser congruente con la Gran Comisión, para alcanzar a los perdidos
IV) La visión debe ser clara, concisa y fácilmente entendida por todos
18 “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el n del mundo. Amén.”
Mateo 28:18-20
La Gran Comisión es, de hecho, la visión general y global de Dios para su Iglesia. Hemos notado que
ésta puede ser dividida en cuatro etapas diferentes:
La visión de tu Iglesia, y el cómo se lleva a cabo, ¿incluye de alguna manera estos elementos?
Somos muchas las Iglesias comisionadas singularmente, pero estamos uni cadas en Cristo. A través
de nuestra identidad en común como Cuerpo de Cristo, expresamos al mundo la plenitud de quién
es Jesús. Para esto está diseñada la Iglesia.
Juntos podemos obedecer a Dios en esa Gran Comisión que nos ha encargado, ¡solos no podemos
hacerlo! Si hasta este momento te has negado a trabajar en equipo y crees que puedes hacerlo tú
solo, a tu manera, considéralo una vez más: ¡solo no puedes servir a Dios, nunca lo harás!
¡Trabajemos en equipo y esperemos esa visión de Dios para nuestra Iglesia!
EJERCICIOS:
1) Hagan una oración general por los pastores o ancianos responsables de tu Iglesia. Pidan a Dios
que les de sabiduría para llevar a cabo la visión que Dios ha planeado para tu Iglesia.
2) Como grupo, citen la visión de su Iglesia local, si no la saben, pregunten entre ustedes hasta
determinarla. Repítanla, asegúrense de entenderla.
3) Ahora, como grupo, lleguen a un acuerdo en cuanto a 2 cosas (prácticas, realistas) que pueden
hacer, durante esta semana, para: I) llevar a cabo esa visión a nivel personal y II) enseñar esa visión a
otras personas de la Iglesia que tal vez no la conozcan. Tomen el reto de hacerlo en algún momento
entre este día y el día sábado.
Comprométanse a compartir evidencia en su grupo de WhatsApp de que lo hicieron (sean creativos,
pueden compartir un video, una foto, algo que muestre al resto del grupo que realizaron este
ejercicio). ¡Animémonos unos a otros!
2 “Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere
en ella.
3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el n, y no mentirá; aunque
tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.”
Habacuc 2:2,3
1.- Antes de seguir avanzando, ¿qué te hace pensar este pasaje en Habacuc? ¿Qué aprendes del
carácter de Dios, de tu persona y qué principio(s) te enseña?
Dios nos muestra en su Palabra lo necesario que es para la Iglesia el tener y conocer claramente la
declaración de propósito dada por Dios. Nos muestra la realidad rme de que él cumplirá su Palabra,
sus promesas, para su Gloria.
Es necesario para tu Iglesia local, es vital, conocer y compartir esa visión. Así lo es también para
nosotros en New Hope Christian Fellowship. Continuamente comunicamos nuestra declaración de
misión y valores fundamentales a toda la Iglesia. Incluso la jamos en nuestras o cinas de recepción,
para que cualquiera que entre, sea visitante o miembro, pueda leerla y sepa lo que hacemos.
Cuando todos podemos ver la visión (la tarea principal de la Iglesia), todos podemos correr juntos.
Aunque la hayamos oído muchas veces, nos recordamos a nosotros mismos la visión común para
que podamos mantenernos sintonizados unos con otros y con nuestro propósito original.
Dios nos ha llamado a ser un pueblo de visión, con cada uno de nosotros tirando juntos al mismo
ritmo. Ya que todos tienen un remo, todos tienen una parte. Para que nuestra canoa llegue
exitosamente a su destino, la gente debe remar junta. Así que recordemos algo importante, que reta
a nuestro egocentrismo y comodidad: Todos debemos remar juntos, y no a nuestro propio ritmo.
Remar juntos nos impulsa hacia delante y resulta en progreso.
Si eres pastor: Toma la visión de Dios y escríbela claramente, luego enseña a tu pueblo a tener y
guardar esa visión en común. Si ellos no se pueden someter a esa visión, entonces no es el lugar
donde Dios los quiere. La unidad en la Iglesia es básica para poder remar al mismo ritmo, con la
misma dirección, sin personas que busquen remar a su propio ritmo, en una dirección diferente a la
que Dios ha dado a esa Iglesia local en particular.
3.- Siendo sincero, con Dios, contigo mismo y con los demás, comparte ¿qué te es más fácil,
adoptar la visión de la Iglesia y apuntar en esa misma dirección; o pensar que tú tienes una mejor
dirección hacia dónde dirigirte y así hacerlo? ¿Por qué ocurre eso en tu caso?
4.- EJERCICIO 1. Analicemos brevemente nuestros ministerios. Si eres voluntario en algún ministerio,
comparte tus respuestas con el responsable de tu ministerio. Si eres encargado de algún ministerio,
comparte tus respuestas con el responsable de tu área o con el pastor mismo. Toma 5 minutos para
este ejercicio. Toma una foto de las siguientes preguntas, envía tus respuestas, de forma concreta,
en un mensaje de texto por el medio que gustes.
Cuando cada ministerio y cada miembro tiran juntos en la misma dirección, entonces comienzas a
hacer el trabajo de la iglesia en equipo. De hecho, dos personas haciendo una misma tarea juntos
producirá más de dos veces el esfuerzo de una sola persona, y tres o más que hacen el trabajo de la
Iglesia juntos, aumentan la sinergia exponencialmente.
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Mateo 18:20
5.- EJERCICIO 2. Como grupo, repartan, por persona, los ministerios que se llevan a cabo en tu
Iglesia. Tomemos 5 minutos para orar (al mismo tiempo, cada uno en silencio) por el ministerio que
se asignó. Pidamos que cada ministerio camine dirigido a la visión que Dios ha otorgado a la Iglesia,
y que no sea una isla, aislada y con sus propios destinos. Pero pide también por necesidades que
identi ques en esos ministerios (entre todos, nombren al menos una necesidad o petición de oración
por cada ministerio). Tomen el compromiso de permanecer orando el resto de la semana.
De ne los valores
Cada uno de nosotros necesita hacer correcciones en el camino, pero si no tenemos claramente
de nidos nuestros valores fundamentales, no sabremos cuándo ni cómo hacer correcciones de
curso. Cuando los valores fundamentales de una Iglesia son entendidos y hacen eco en el corazón
de cada miembro, tú tienes alineación.
1.- Para empezar, ¿conoces los valores de tu Iglesia? Cítenlos entre todos en el grupo, dejando
claros sus signi cados. Citen al menos un versículo que sustente cada valor.
Muchas veces, las iglesias golpeamos al aire. No entendemos por qué a veces le pegamos al blanco
y otras erramos penosamente. Nuestras “más atinadas” explicaciones a esos resultados son: o fue
una bendición especialmente divina, o un cruel ataque demoníaco. Pasamos por alto la parte que
nos toca jugar a nosotros, como Iglesia: ser intencionales en planear y llevar a cabo con base en
nuestros valores, siguiendo la visión clara de parte de Dios.
El conocer nuestros valores fundamentales a partir de la visión que Dios nos ha dado, establece la
base de la toma de decisiones, nos ayuda a determinar a qué oportunidades decir que sí y a cuáles
decir que no; qué ministerios desarrollar y cuáles suspender.
No hablamos de actividades y ministerios “pecaminosos” a los cuáles decir que no; en realidad,
hablamos de que estos pueden ser muy buenos, de hecho; pero no son lo mejor en este momento,
para alinear visión y valores en tu Iglesia.
2.- ¿Qué con ictos crees que podría provocar en algunas personas el hecho de que en tu Iglesia se
decida qué actividades llevar a cabo y cuáles no, con base en la visión y valores, y no con base en
otros motivos?
3“Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4 un cuerpo, y un Espíritu, como
fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5 un Señor, una fe, un
bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”
Efesios 4:3
¿De qué manera, obedecer este pasaje, nos ayuda como Iglesia a seguir los valores establecidos por
la Iglesia local?
5.- EJERCICIO 2. Determinen un día y hora durante esta siguiente semana, para orar al mismo
tiempo (no necesitan verse, puede ser cada quien en donde se encuentren, simplemente poniéndose
de acuerdo en día y hora). El día acordado, hagan saber que oraron manifestándolo a través de un
mensaje de texto en su grupo de WhatsApp. Oren porque Dios les ayude a vivir esos valores que
Dios espera que como Iglesia local, vivan, para su Gloria; y pidan que Dios les ayude con el ejercicio
en el día domingo.
En nuestra Iglesia, nos aferramos fuertemente a los siguientes nueve valores fundamentales. Estos
principios le dan sabor a cada actividad y balancean todo esfuerzo. Cada miembro se suscribe de
todo corazón a cada uno de ellos. Buscamos expresar un mismo amor, sintiendo una misma cosa
(Filipenses 2:2).
1) Creemos que cada persona, cristiana o no cristiana por igual, es valiosa para Dios y para su
Reino.
La gente es eternamente valiosa para Dios, así que la gente es valiosa igualmente para nosotros.
Debemos amarlos con su amor y cuidar de ellos con su compasión.
2) Creemos que hacer el trabajo de la Iglesia en equipo es el diseño de Dios para un ministerio
efectivo.
Se nos llama El Cuerpo de Cristo, no la colección de partes del cuerpo de Cristo. Cada uno tiene un
lugar, una función y un propósito. ¡Los días del llanero solitario se terminaron! Si hemos de ser
efectivos en este nuevo siglo, todos en la Iglesia deben aceptar su responsabilidad y la importancia
de cumplirla, en el plan de Dios.
1.- Siendo sincero con todos, ¿Qué factores favorecen el que pre eras “servir” como llanero solitario,
en lugar de siendo parte de un equipo?
3) Creemos que una presentación simple de Jesucristo en formas creativas impactará y transformará
vidas.
Las buenas “semillas” (haciendo referencia a la parábola del sembrador) deben ser simples de
entender, pero creativas en su presentación y precisas en su contenido (Nunca comprometeremos
las verdades y la precisión de la Biblia por amor a una “forma”). Usaremos las artes y formas de
multimedia para ayudar a la gente a entender mejor el Evangelio y la Palabra.
4) Creemos que cada miembro debe comprometerse con un estilo de vida de crecimiento espiritual
coherente, rindiendo cuentas honestamente.
Un amor genuino por Dios es siempre la prioridad principal. Cada cristiano debería añorar el
crecimiento espiritual continuo. Hay dos clases de cristianos en el mundo: el que sabe qué hacer; y
el que hace lo que sabe que se tiene que hacer. Nuestras iglesias están llenas de la primera clase.
¡Terminemos con eso!
El discipulado, los grupos pequeños, el rendir cuentas y la honestidad son críticos para madurar en
nuestra fe. Todos debemos estar enfocados en obedecer y no en simplemente saber.
2.- Así que la madurez espiritual se veri ca en la obediencia, no en el conocimiento. ¿Qué le dirías a
tu “yo” que busca la comodidad en tu vida, para salir de esa zona cómoda y entrar a la zona
complicada de la vida de obediencia?
5) Creemos que cada miembro es un ministro a quien se le han dado dones para ser descubiertos,
desarrollados y desplegados.
6) Creemos que Dios es digno de lo mejor de nosotros. Por lo tanto, un creciente espíritu de
excelencia debe permear cada actividad.
No la perfección, sino la excelencia con evaluación objetiva y una disposición para mejorar por amor
al reino de Dios, es lo que marca los ministerios crecientes. ¡Él es digno de lo mejor de nosotros!
7) Creemos que el amor genuino y las relaciones de cuidado son clave para la vida de cada
emprendimiento.
Nos rehusaremos a dar oído a un espíritu de queja y, en cambio, con valor resolveremos cada
problema de manera que honre a Dios y forme carácter bíblico en cada uno de nosotros. Quejarse no
es una opción en New Hope.
Las relaciones saludables son lo más valioso, así que protegemos la unidad del Espíritu en nuestra
Iglesia.
NOTA: Recuerda: lo sano es que despejes una duda, que mani estes, a la persona indicada, tu
perspectiva diferente ante un asunto. Lo dañino y diabólico es la queja que solo critica y habla mal
de quien no está presente. Hablar con amor y respeto trae unidad. Quejarse trae división.
8) Creemos que el evangelismo más efectivo sucede a través de personas que invitan otras
personas.
Creemos que una vida alcanzará a otra vida. Cada creyente desarrolla relaciones genuinas con
amigos y familiares y les extiende una invitación a ellos. El evangelismo llega a ser un estilo de vida
normal y natural para ganar a otros para Cristo, uno por uno.
El mejor evangelista para nuestra Iglesia no es Dwight L. Moody ni Billy Graham. Los evangelistas
más efectivos son los individuos que integran la Iglesia local.
9) Creemos en identi car y entrenar líderes emergentes que estén completamente comprometidos
con Cristo, quienes alcanzarán a su generación con el evangelio.
Dios está levantando hombres y mujeres que, siendo siervos/líderes, pasarán la estafeta divina, de la
fe auténtica, a la siguiente generación.
Digamos que un gran supermercado te contrató como colaborador, tu tarea es tener al corriente una
parte del área de verduras. Llegas a tu primer día de trabajo en el horario especi cado. En un
momento dado, mientras te acercas a un compañero de trabajo, inicias una conversación: -¿Qué
tiempo llevas trabajando aquí?- le preguntas.
-Hace como un año- contesta.
Tu compañero te mira y contesta en voz baja: -solo cumple con tu trabajo y no tendrás problemas.
Mantén la boca cerrada y los ojos bien abiertos. No te acerques ni al gerente ni a los clientes, toma
tu cheque y ya está, ¿entiendes?-
Y así comienza tu primer día. Ahora tienes una impresión de toda la compañía, aún antes de conocer
al gerente, al resto de tus compañeros ni a los clientes. Seguro que en la noche, ya en casa,
considerarás buscar un nuevo empleo.
Tu compañero te mira, sonríe y te dice, emocionado: -¡estás en un buen lugar! La gente aquí... es
como una familia. El gerente es amable, te puedes acercar a él sin problema. Ya verás, no pasará
mucho tiempo para que te sientas en familia. ¡Oye! Sería bueno que conozcas al resto de los
compañeros, ¡ven, te llevo!-
¡Y así comienza tu primer día! Tienes una impresión totalmente diferente, ¿cierto? Aún no conoces al
gerente, pero ya le tienes con anza, aún no conoces al resto de tus compañeros, pero ya te
comienzas a sentir cómodo y entrando a esta nueva familia.
¿Notas lo importante que es establecer y vivir la cultura de tu Iglesia? Es clave para que cada
persona logre lo dispuesto por Dios para alcanzar esa visión general, con los valores necesarios para
avanzar en ese camino. ¿De qué manera experimentas la cultura de tu Iglesia? ¿Cómo te impacta y
qué puedes hacer para vivirla y permearla con quienes llegan por primera vez?
3.- ¿Cuál es la cultura de tu Iglesia? ¿Cómo le explicarías a alguien que llega a tu Iglesia, cómo es tu
Iglesia?
1 “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del
Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo,
teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4
no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”
Filipenses 2:2-4
6.- Desde hoy, hasta el siguiente domingo, tomen el reto de grabar un video diciendo, de memoria,
Filipenses 2:2. ¡Que esto sea una realidad en todos nosotros!
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo,
siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.”
1 Corintios 12:12
Cuanto mejor entendamos que somos un Cuerpo (de hecho, Su Cuerpo) mejor podremos hacer su
trabajo, como Iglesia.
Cada uno de nosotros tiene un rol y una tarea individuales, pero separados del resto del cuerpo
somos inútiles. Dios nos creó de esa manera; lo mejor que podemos hacer es aceptarlo y
entusiasmarnos por cumplir nuestras funciones, al tiempo que celebramos las funciones de los
demás miembros.
El grupo más pequeño era de diez personas, este mismo consejo y estructura adoptamos en New
Hope. ¿Cómo funciona esto?
En cada ministerio, ante la necesidad de una persona encargada, encontramos a esa persona, sí,
pero no esperamos que esa persona sola haga todo el trabajo, sino que le pedimos que encuentre
otras cuatro personas que participen teniendo responsabilidades en ese equipo. Esta persona
responsable del ministerio estará a cargo de supervisar a esas otras cuatro personas. Pero hasta
aquí llevamos 5 personas en total, ¿verdad? Lo que ocurre es que, además de las personas
mencionadas, contamos a sus respectivos cónyuges, o, si son solteros, tenemos muy presente su
soltería y nos mantendremos al pendiente de alguna posibilidad de cambio en su estado civil.
Buscamos tener un equipo, de esta manera, compuesto de 10 personas. Pero el siervo/líder
supervisará, directamente, solo a esas cuatro personas.
No solo deseamos buenos siervos/líderes a cargo de áreas, deseamos que sus relaciones primarias
(con sus cónyuges e hijos) estén sanas. Si un siervo/líder tiene luchas en su hogar, ¿esto afectará su
ministerio en la Iglesia? ¡Por supuesto! así que debemos ser cuidadosos con ello. Al incluir a las
respectivas parejas, nos acercamos a que las parejas puedan pedir ayuda en esas luchas internas.
Pero, ¿qué pasa si la necesidad crece y el equipo se duplica? Cuántas personas supervisaré
personalmente? Cuatro. ¿Y si crece a doscientos? Cuatro.
La respuesta siempre será cuatro. De esta manera, nadie se desgasta.
La Fe, Iglesia Bautista 49
En este diseño, cada siervo/líder rinde cuentas a otro siervo/líder, al mismo tiempo que cuida/
discipula a cuatro personas más. Esto es una red, donde todos somos responsables y todos nos
cuidamos unos a otros.
Piensa en tu Iglesia local, compara este método, basado en el consejo de Jetro a Moisés, con la idea
(no bíblica, por cierto), de “el pastor debe estar en todo, hacer todo y visitar a todos”. Saca tus
re exiones.
No pretendemos decir que esta es la única forma o la mejor forma de hacer equipos. A nosotros nos
ha funcionado, podría ser que en tu Iglesia no. Solo deseamos compartir una forma, para que lo
consideres y encuentres la manera propia en que Dios espera llevar a cabo su obra en tu Iglesia
local. Lo que es un hecho es que Dios nos llama a trabajar en equipo, y a mirar cómo él te usa para
hacer crecer su Iglesia, pero sin fundirte.
Las personas a cargo de tu Iglesia local determinarán qué método usarán para hacer equipos y para
que estos funcionen, acóplate a ello. Pero tú puedes aplicar a tu vida, directamente, el consejo de
Jetro a Moisés, para rendir cuentas y para cuidar de otros.
Ejercicio:
Practiquemos el consejo de Jetro, ajustándolo un poco a tu Grupo Pequeño. No lo haremos con las
cantidades de que se habla en Éxodo, y puede ser que tú no estés a cargo de un determinado
ministerio, pero lo ejercitaremos un poco en el contexto de tu grupo y de tu preparación. Leamos
detenidamente el siguiente pasaje.
17 “Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. 18 Desfallecerás del todo, tú, y
también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás
hacerlo tú solo. 19 Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo
delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. 20 Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y
muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. 21 Además escoge tú de entre
todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y
ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. 22 Ellos juzgarán al
pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así
aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo. 23 Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú
podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.”
Éxodo 18:17-23
Sobre la base de que ninguno de nosotros puede ocuparse de muchas personas, hagamos lo
siguiente:
2. Cada equipo determinará seis personas (si es grupo de hombres, hombres; si de mujeres,
mujeres) por las que se comprometerá a orar, a partir de hoy por las semanas que falten
de este Grupo Pequeño. Esas seis personas serán determinadas de la siguiente manera:
cada miembro del equipo nombrará una persona que, en algún tiempo acudió a la Iglesia,
pero no asiste actualmente (y hasta donde sepamos, no asiste a ninguna otra Iglesia); y
una persona que no sea creyente ni asista a la Iglesia (esta persona probablemente solo es
conocida por quien la nombró, no hay problema). De esta manera, cada miembro del
equipo nombrará dos personas.
Finalicen orando por equipos por esas personas; y terminen con una oración general, pidiendo ayuda
para adquirir compromiso en trabajar como equipo, para el Reino de Dios, de acuerdo a nuestras
posibilidades humanas (tal como Moisés).
Estamos ya en la recta nal de “La Iglesia como un Equipo”. Hemos orado, planeado y buscado en
este tiempo el retarnos y animarnos unos a otros a funcionar, verdaderamente, como equipo, porque
creemos que así fue como Dios nos concibió como Iglesia.
Sigamos adelante, Dios desea seguir transformando, para su Gloria, a su Iglesia; ¡sí, a tu Iglesia local!
Así que tomemos responsabilidad. No solo tomemos acción, sino formemos hábitos a partir de
convicciones. No realicemos, de forma aislada y temporal, los ejercicios en estos últimos capítulos;
en lugar de eso, sigamos realizándolos y compartiéndolos con otros, siendo testigos de lo que Dios
estará haciendo en tu Iglesia.
Las culturas saludables de las iglesias no se dan automáticamente. Debes saber qué es lo que
quieres cosechar, para así saber qué es lo que debes sembrar.
Imagina que tienes un lote de tierra, tienes buenos deseos y sueños al respecto de lo que quisieras
cosechar; pero no lo atiendes y dejas que crezca lo que sea, lo que se vaya presentando.
Lo que obtendrás, por más buenos deseos que tengas, será un terreno lleno de matorrales
enredados y ningún fruto.
Si quieres manzanas, entonces deberás tomar la decisión de sembrar manzanos. Luego, debes,
efectivamente, plantar los manzanos y remover todo lo que no sea manzano. No basta con desear
con todas tus fuerzas un plantío de manzanos, tú debes sembrar y cultivar el plantío.
Pero empecemos en nuestras mentes, antes de pensar en tu Iglesia local. Piensa en el huerto de tu
mente.
Si tú quieres cultivar frutos saludables en el huerto de tu mente y no matorrales nocivos, entonces
debes, primero, identi car lo que son los buenos pensamientos, para poder arrancar todo lo que no
entre en esa descripción.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo
lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad.”
Filipenses 4:8
Así que si identi cas algo que es opuesto a estas características, no lo dudes, destrózalo, deséchalo,
toma la decisión de rehusarte a que ocupe espacio y robe recursos y esfuerzo en el huerto de tu
mente. ¡Es una batalla! Nunca te engañes pensando que no lo es.
“Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando
cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.”
2 Corintios 10:5
1.- Hagamos un alto en este momento. Volvamos a leer en voz alta Filipenses 4:8 y 2 Corintios 10:5.
Enseguida tomemos un par de minutos, en silencio, para hacer una oración a nivel personal,
reconociendo esos pensamientos, ideas, que no vienen de Dios, que son opuestos a sus principios.
Debes estar seguro de lo que te gustaría ver en tu Iglesia como de lo que no te gustaría ver siquiera
cerca de ella. Solo como un punto de partida para ese proceso complicado, te animamos a que te
hagas estas preguntas:
· ¿Qué me gusta de nuestra Iglesia?
· ¿Qué cosas de nuestra Iglesia atraen a las personas?
· ¿Qué aspectos de nuestra Iglesia parecen más matorrales que frutos?
· ¿Qué aspectos de nuestra Iglesia ahuyenta a los visitantes?
2.- Tomemos esto en serio. Tomemos otro momento para orar y pedir discernimiento respecto a
estas preguntas. Pídele identi car NO lo que te agrada o no dependiendo de preferencias personales
y sin fundamento bíblico, sino poder identi car VERDADERAMENTE tanto el fruto como los
matorrales.
Después de orar, tomemos unos momentos para comentar nuestras respuestas y opiniones.
NOTA: Recuerda, la Iglesia es mucho más que tú o que yo, así que no signi ca que todo lo que tú
pienses o respondas es así o se deberá cambiar; esto depende de muchos factores y de la visión
que Dios haya dado al liderazgo o pastores de tu Iglesia. Pero este es un buen ejercicio para ser
analíticos, mirar los principios de Dios y tomar responsabilidad al respecto.
3.- Determinen, como grupo pequeño, una acción (la misma para todos en el grupo) encaminada a
mostrar, para la Gloria de Dios, uno de esos “frutos” que acaban de mencionar, a las dos personas
por las que están orando desde la semana anterior. Aporten entre todos ideas de cómo llevarlo a
cabo, de forma práctica, natural y con amor.
Reúnanse en este momento como equipos y oren por esas seis personas por cada equipo que
nombraron la semana pasada, siguiendo adelante con el compromiso de orar por ellas en el resto de
la semana (todo esto de acuerdo al ejercicio de la semana anterior); rindiendo cuentas, en sus
respectivos equipos, de cómo están llevando a cabo, durante la semana, dicha acción.
¡Animémonos unos a otros a la acción! ¡Pero a la acción con fundamento y con propósito! ¡Seamos
equipo!
5 “Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Jehová vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno
de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de
Israel,
6 para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana,
diciendo: ¿Qué signi can estas piedras?
7 les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Jehová;
cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de
monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.”
Josué 4:5-7
¡Nosotros podemos hacer lo mismo! Si queremos alentar la formación de cierta cultura, podemos
ayudar creando ciertos recordatorios visibles de cómo debería ser esa cultura.
Consideremos cinco pasos para hacer y promover esa transición cultural de una Iglesia:
Los ancianos o pastores de la Iglesia deben decidir cuáles valores bíblicos quieren que el ministerio
encarne más. Estas piedras moldearán la cultura del ministerio en los años por venir.
En New Hope Fellowship esto tomó lugar, después de dos años, cuando yo me pregunté a mi
mismo, y le pregunté a nuestros líderes el siguiente juego de preguntas (te invito a que tú también te
las hagas y compartas tus respuestas en este momento:
Estos recordatorios, estas piedras, considéralas primas de tus valores fundamentales. Estas piedras
podemos considerarlas como más prácticas y tangibles en el día a día de nuestra Iglesia.
En New Hope, después de tener las respuestas a esas preguntas, obtuvimos y enfatizamos las
siguientes “piedras”:
EJERCICIO.- Como grupo, hagan una lista de 5 propuestas de las “piedras” bíblicas que consideras
pueden moldear la cultura de tu Iglesia. Pueden estar presentes o ser aspiraciones futuras. Léanlas
después de determinarlas y escríbanlas/guárdenlas para tenerlas presentes y a la mano. Las
necesitamos recordar la siguiente semana.
Reúnanse en los equipos de tres personas que formaron semanas atrás y oren por las personas que
determinaron, anímense a seguir rmes en estos tiempos de oración. Compartan, por otro lado, en
estos mismos equipos, un motivo de oración por persona y oren unos por otros, llevando el
compromiso de continuar orando el resto de la semana por esos motivos personales.
“(...) Estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre.”
Josué 4:7
La semana pasada comprendimos que si queremos alentar la formación de cierta cultura, podemos
ayudar creando ciertos recordatorios visibles de cómo debería ser esa cultura.
Aunque no es la única forma de lograrlo, consideramos cinco pasos para hacer y promover esa
transición cultural de una Iglesia:
En este momento, respecto al punto 1, Identi ca las piedras bíblicas, recuerden como grupo, su lista
de esas 5 “piedras”.
Cada ministerio debe decidir qué quiere cultivar en su huerto e identi car las plantas que quiere que
sean fructíferas. Los líderes y cada miembro de una Iglesia tienen en sus manos el ADN de la
siguiente generación.
Podemos enseñar lo que sabemos, pero, al nal, reproduciremos lo que somos. Confía en que Dios
de dirección al liderazgo de tu Iglesia para comprender este ADN y para poder abrazarlo y
transmitirlo de la mejor manera.
EJERCICIO.- Como grupo, hagan llegar esa lista a la persona encargada del Ministerio de Grupos
Pequeños, para que, a su vez, se lo haga llegar al liderazgo o pastores de tu Iglesia. Háganlo en este
momento, a través de un mensaje de texto.
Incluso cuando todos sabemos que el crecimiento requiere cambio, a nadie le gusta el cambio. En
este lento, pero fructífero proceso en que una Iglesia va descubriendo y viviendo su propia cultura,
es importante tener claro y muy presente, las cosas que no cambiarán.
Es decir, no dediquemos ni dirijamos toda nuestra atención únicamente a los cambios que
realizaremos, olvidando lo que sí hemos estado haciendo bien, restándole importancia a esto último
y dando la impresión a la Iglesia de que debemos hacer aquellos cambios porque todo está mal en
nuestra Iglesia. No, recordemos, mostremos muy estratégica e intencionalmente esos aspectos que
no cambiarán, porque, por la Gracia de Dios, lo estamos haciendo bien.
Todos tenemos la tendencia de olvidarnos de las cosas, incluso de las importantes. Por esa razón, el
apóstol Pedro nos dice:
“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis
con rmados en la verdad presente.”
1 Pedro 1:12
Muestra esas piedras en todo lo que haces en tu Iglesia local, en cada interacción, en cada
actividad, en cada plan. Busquen la naturalidad que viene de la convicción, más que forzar de forma
traumática.
EJERCICIO.- Elijan, como grupo, una de esas piedras que ustedes han propuesto (una
especialmente importante y expresada de forma clara). Tomen una foto o un video del grupo,
expresando con naturalidad, entusiasmo y un buen cuidado del diseño visual, esa “piedra” que
eligieron. Por ejemplo, “En -la Iglesia New Hope- servimos primero con el corazón, antes que con los
talentos.”
Compártanla en este momento en alguna red social personal o en algún grupo de WhatsApp de tu
Iglesia local. ¡Exhibe las piedras para que todos las vean!
“Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la
promesa.”
Hebreos 10:36
Hacer transiciones y cambiar la cultura de una iglesia no sucederá de la noche a la mañana. No hay
soluciones instantáneas, no hay procesos exprés. Los cambios de cultura suceden con el tiempo y
demanda liderazgo sensible y motivos bíblicos.
¿Es fácil hacer la transición? No. ¿Viene rápidamente? De nuevo, no. Pero ¿vale la pena? ¡Por
supuesto! Dios está con nosotros en el proceso y en medio de él nos perfecciona para su Gloria.
Dios ha planeado y espera que nos ocupemos en desarrollar, pulir y santi car una cultura
determinada para nuestra Iglesia local. Necesitamos convicción, obediencia y constancia para hacer
la parte que Dios espera que juguemos en este proceso.
1.- Por los responsables, líderes y pastores de tu Iglesia, porque perciban, de parte de Dios, cuáles
son esas piedras que Dios desea se expresen en tu Iglesia local, y tengan sabiduría de su parte para
mostrarlas y vivirlas en la cultura que Dios desea expresen.
2.- Por este grupo y cada grupo pequeño, por cada persona en esta Iglesia, que puedan comprender
estas piedras y cultura, y se atrevan a vivirlas en sus propias vidas y en sus respectivas
interacciones.
3.- Por las personas que han estado orando estas últimas semanas. Sigamos adelante con este reto
de oración y con emos en que Dios nos escucha y responderá nuestras oraciones de acuerdo a su
voluntad y gracia.
Nos acercamos al capítulo nal... que Dios siga obrando en nosotros y a través de nosotros más allá
del nal de este estudio...
En este último capítulo te puedo decir que no quiero que pases por las mismas lecciones costosas
que yo tuve que pagar caro a lo largo de muchos años, permíteme ofrecerte cinco principios para
nutrir a tu equipo.
Hemos hablado de la cultura correcta en tu Iglesia. En este momento hablamos más especí camente
de la cultura en tus equipos de liderazgo, en cada uno de ellos; hablamos de cómo funcionan las
cosas al interior de esos equipos, de sus valores y, propiamente, cultura. Hablamos de cómo esto se
percibe fuera de esos equipos.
Algunas iglesias desarrollan una cultura de miedo por la forma en que sus líderes reaccionan a los
errores de las personas a su cargo, y por cómo sus líderes toleran o afrontan dichas situaciones y a
las personas involucradas, habiendo reprimendas y falta de amor de por medio.
Otras iglesias forjan una cultura de fe super cial sin compromiso ni santidad, o una cultura de
legalismo frío sin amor, en virtud de lo que permiten o de las falsas reglas de santidad que
establecen como parámetro.
Podemos tener iglesias, también, con una cultura de descon anza, porque el liderazgo tolera que
haya con ictos sin resolver, con tal de evitar los momentos desagradables e incómodos por señalar
desaciertos y malas actitudes a algún miembro de sus equipos.
Podemos aprender muchas cosas de los libros, podemos adoptar programas relevantes, pero no es
eso de lo que necesitamos preocuparnos; mejor, subamos el nivel de las relaciones personales en
toda nuestra Iglesia, iniciando en nuestros equipos y liderazgo.
Puedes empezar por ir con cada persona en cada equipo y grupo de personas en que te
desenvuelves, mirarla a los ojos y con humildad preguntarle “¿estamos bien? ¿Hay algo en que te
haya ofendido?"
¡Restaura la primacía de las relaciones saludables! Porque cuando hay relaciones grandiosas,
cualquier programa, mientras sea bíblico, tomará vuelo.
Al contrario, si hay relaciones quebrantadas y heridas, incluso los mejores programas que tratemos
de iniciar no traerán éxito alguno, ¡te aseguro que serán saboteados desde dentro!
Discúlpame si piensas que esto es idea mía, no es mía, en realidad aprendí esto de un libro muy
recomendable para edi car ministerios grandiosos. Un varón llamado Mateo citó a otro llamado
Jesús. Éste Jesús escribió:
21 “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y
cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga:
Fatuo, quedará expuesto al in erno de fuego. 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te
acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda,
reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.”
Mateo 5:21-24
Ésta es mi paráfrasis en lenguaje simple: “Mantener relaciones saludables es más importante que
simplemente acudir a la Iglesia cada domingo.”
De hecho, meramente asistir a la Iglesia mientras se toleran malas relaciones (pensando cosas como
“no quiero hacer más grande el problema”; “simplemente guardaré mi distancia de esa persona y así
todo estará bien”) hará más daño que bien. No digo con esto que no asistas a la Iglesia, sino que
¡soluciones esas situaciones!
Por otro lado, conexiones saludables y amistades genuinas en una Iglesia abren la puerta a la
receptividad y aceptación del mensaje bíblico expuesto de forma verbal, para propios y extraños.
Porque incluso las personas nuevas podrán detectar, con poco esfuerzo, si las relaciones en una
Iglesia son genuinas y sanas o basadas en apariencias, hipocresía y enemistad. Podemos esconder
debajo de la alfombra la suciedad, pero no podemos evitar el olor desagradable que esa suciedad
desprenderá.
Así que no tenemos opción, en realidad. Si tomamos la decisión de honrar a Dios y llevar a cabo su
obra como equipo, no podemos hacer otra cosa sino arreglar y hacer lo necesario para mantener
relaciones sanas, vivas y honestas. ¡Haz a un lado tu soberbia, cobardía y/o egoísmo y toma la
iniciativa, en obediencia y humildad! Pide perdón, perdona, y mira los milagros que Dios hará a tu
alrededor.
Comentemos:
4.- ¿Por qué te es difícil acercarte a alguien a tratar algún malentendido?
5.- ¿Por qué te es difícil escuchar y aceptar que hiciste algo mal y ofendiste a alguien?
Ejercicio:
De acuerdo con los equipos que se formaron en semanas previas,
A) Oren por lo que consideren necesario de acuerdo a estos dos principios.
B) Tomen 2 minutos para hacer una lista, cada uno, de personas con quienes existe algún mal
entendido o con icto no resuelto. Oren por las personas en sus listas, decidan perdonar y pedir
perdón. Hagan el compromiso, unos con los otros, de buscar a dichas personas durante esta
semana y arreglar dichas situaciones.
C) Oren por las personas que han estado orando durante estas últimas semanas.
En esta última parte de nuestro último capítulo, continuamos re exionando sobre estos cinco
principios para nutrir a tu equipo.
En la parte anterior aprendimos los dos primeros:
15 “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. 16 Unánimes entre vosotros; no altivos,
sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.”
Romanos 12:15-16
Liberamos el dulce aroma de vida cuando vivimos unos para otros en vez de vivir para nosotros
mismos. El verdadero líder cultiva un espíritu desinteresado sin necesidad de crédito alguno. El
verdadero líder sirve y busca que otros logren metas, sin esperar aplausos, reconocimiento ni crédito
a su persona, no le interesa que las personas sepan o no lo que hace, porque está muy seguro de
que lo hace para su Señor y de que busca que otros maduren y tengan la oportunidad de servir
también.
Este es el principio que hace posible la operación e ciente del cuerpo humano. Mis pulmones
necesitan un corazón sano. Mi estómago echa porras al hígado y se alegra cuando lo ve haciendo
bien su trabajo. Si un riñón enferma, la vejiga se entristece y se siente segura de que también ella
será afectada.
Si alguien en mi equipo principal tiene éxito, también yo. Si alguien falla o tropieza, yo también. Si
están heridos, yo estoy herido. Cuando alguno de ellos se regocija, yo me regocijo.
Pensar en el bien de los demás bene cia al cuerpo; y de esto se trata, precisamente, de bene ciar al
cuerpo, no bene ciarme a mí a costa de los demás.
1.- ¿Por qué crees que a veces no te es fácil alegrarte cuando otros logran servir exitosamente a
Dios?
2.- ¿Qué importancia tiene el esperar o no reconocimiento de los demás cuando sirves a Dios?
4) Administra autoridad
“Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la
autoridad que el Señor me ha dado para edi cación, y no para destrucción.”
2 Corintios 13:10
La autoridad dada de parte de Dios te coloca en la increíble posición de poder alentar a otros, de
edi carlos y sacar lo mejor de las personas; no la uses como herramienta para destruir y derrumbar a
partir de tus propios propósitos egoístas.
3.- ¿Qué motivaciones debería haber en tu corazón para, en una situación donde tienes autoridad en
tu Iglesia, provoques problemas, rebeldía o división? ¿Qué puedes hacer para evitar y huir de esas
motivaciones?
En mis primero años como pastor, solía pensar: “¡Ah! Estos voluntarios, ¿por qué no lo hacen bien?”
Ahora estoy tan feliz de que Jesús no pensó igual acerca de nosotros, “¡Ah! Esos humanos, ¿por qué
no lo hacen bien?” No, de hecho, su acercamiento a nosotros consistió en lo siguiente:
16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para
condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”
Juan 3:16-17
Dios no comenzó su obra en nosotros forzándonos a adoptar su formato y forma de pensar, no; más
bien, su amor lo constriñó a aventurarse a acercarse a nosotros en nuestro propio mundo. Tomó
nuestro “punto de partida”, una vida en este mundo, en nuestro caso, esclavizada por el pecado.
Aún cuando le hemos conocido y decidimos honrarlo ocupándonos de sus asuntos, nos
equivocamos, a veces terriblemente. Pero ni siquiera en esos momentos, en los peores, Dios se
cansa de nosotros y nos desecha o destruye, no; sigue ejerciendo su amor, paciencia y dirección a
nuestras vidas. Una vez más, conoce nuestro punto de partida.
Todos hacen lo mejor que pueden, nunca debemos olvidarlo. Es cierto, puede que tengamos que
tratar con inmadurez y carácter no desarrollado, pero todos hacen lo mejor que pueden, desde sus
puntos de partida, puntos de partida diferentes, en el mismo proceso general de madurez espiritual.
Claro, una cosa diferente es el pecado en la vida de las personas y cuando éstas se aferran a él,
entorpeciendo el caminar de la Iglesia y afectando a otros por su soberbia y malas decisiones, y eso
debe ser tratado; pero mientras no sea ese el problema, no lo olvidemos: todos tendrán errores,
nosotros los seguimos teniendo, pero todos hacemos lo mejor que podemos.
Acerquémonos a las personas y a comprender sus puntos de partida, dónde están en sus procesos
de madurez espiritual. Eso hará una enorme diferencia en tu ministerio y se llevará una enorme carga
de tu persona.
Hemos llegado al nal de este estudio, pero oramos que durante este, hayas dado los primeros
pasos en tomar tu responsabilidad en el sueño de Dios: que su Iglesia, su Cuerpo, funcione
verdaderamente como tal, como una unidad poderosa y ganadora, para cumplir su Misión.
¡Se el en la parte que Dios ha puesto a tu cuidado! Desarróllala con entusiasmo y convicción, con
humildad y amor, con valentía y persistencia, de manera contagiosa.
¡Y que nuestro Señor se glori que con ello!