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Los delfines (Delphinidae), también delfines oceánicos para distinguirlos de los

platanistoideos o delfines de río, son mamíferos de una familia de cetáceos


odontocetos muy heterogénea, que comprende 37 especies actuales. Miden entre 2 y 3
metros de largo, con el cuerpo fusiforme y la cabeza de gran tamaño, el hocico
alargado y solo un espiráculo en la parte superior de la cabeza (orificio
respiratorio que muchos animales marinos tienen como contacto del aire o agua con
su sistema respiratorio interno).

Son carnívoros estrictos. Están entre las especies más inteligentes que habitan en
el planeta. Se encuentran relativamente cerca de las costas y a menudo interactúan
con el ser humano. Como otros cetáceos, los delfines utilizan los sonidos, la danza
y el salto para comunicarse, orientarse y alcanzar sus presas; además utilizan la
ecolocalización. Hoy en día, las principales amenazas a las que están expuestos son
de naturaleza antrópica.
Los focénidos (Phocoenidae) son una familia de cetáceos odontocetos que incluye
las marsopas (latín, «cerdos de mar»). Son las especies más pequeñas del infraorden
Cetacea, y el uso del término es confuso a nivel vernáculo, ya que suele llamarse
marsopa a cualquier delfín de tamaño pequeño, aunque correspondan a una familia
taxonómica diferente (por ejemplo, el delfín de Héctor). Si bien son similares a
los delfines, están de hecho relacionados de manera más cercana a los narvales y a
las belugas. Hay siete especies existentes de marsopas, todas entre las más
pequeñas de los cetáceos dentados. Se diferencian de los delfines en particular por
sus dientes aplanados en forma de pala, distintos de los dientes cónicos de los
delfines, así como en la falta de un hocico pronunciado, aunque algunos delfines
(p. ej., el delfín de Héctor) también carecen de hocicos pronunciados. Las
marsopas, y otros cetáceos, pertenecen al clado Cetartiodactyla junto con los
ungulados de dos dedos, y sus parientes vivientes más cercanos son los hipopótamos,
de los que divergieron hace alrededor de 40 millones de años.

Las marsopas varían en tamaño desde la vaquita marina, con 1,4 metros de longitud y
54 kilogramos de peso, hasta la marsopa de Dall, con 2,3 m y 220 kg. Varias
especies muestran dimorfirsmo sexual, siendo las hembras más grandes que los
machos. Tienen cuerpos ágiles y dos extremidades que se han modificado en aletas.
Las marsopas usan la ecolocalización como su sistema sensorial principal. Algunas
especies están bien adaptadas para sumergirse a grandes profundidades. Como todos
los cetáceos, tienen una capa de grasa bajo la piel para mantenerse tibias en el
agua fría.

Las marsopas son abundantes y se encuentran en una multitud de ambientes,


incluyendo ríos (marsopa sin aleta), aguas costales y de plataforma (marsopa común,
vaquita marina) y el océano abierto (marsopa de Dall y marsopa de anteojos), en
aguas de todas las temperaturas desde tropicales (p. ej., la vaquita en el golfo de
California) hasta polares (la marsopa común en Groenlandia). Las marsopas se
alimentan principalmente de peces y calamares, como el resto de odontocetos. Se
sabe poco acerca de su comportamiento reproductivo. Las hembras dan una cría cada
año bajo condiciones favorables.12 Las crías nacen típicamente en los meses de
primavera y verano y siguen dependiendo de la hembra hasta la siguiente primavera.
Las marsopas producen clics ultrasónicos que usan para la navegación
(ecolocalización) y para la comunicación social. A diferencia de muchas especies de
delfines, las marsopas no forman grupos sociales grandes.

Las marsopas eran, y aún lo son, cazadas en algunos países por un método que
implica rodearlas con botes y redes y empujarlas hacia las playas. Amenazas más
grandes contra las marsopas incluyen la extensa captura accesoria por trasmallo, la
competencia por comida con los pesqueros y la contaminación marina, en particular
los metales pesados y los organoclorados. La vaquita marina estuvo a punto de
extinguirse en el siglo xx debido a la captura accesoria en trasmallos, con una
población predecida de menos de 100 individuos. Desde la extinción del baiji, la
vaquita es considerado el cetáceo en mayor peligro. Algunas especies de marsopas
han sido mantenidas en cautiverio y entrenadas para la investigación, educación y
para la exhibición pública.

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