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Examen de Conciencia

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Se propone a continuación una guía para el examen de conciencia, que se ha de completar

y adaptar, según las costumbres locales y la diversidad de las personas.

I .- Cuando el examen de conciencia se hace como preparación


al “Sacramento de la Penitencia”, las primeras preguntas que se
han de plantear las personas son las siguientes:

 ¿Con qué actitud interior me acerco al Sacramento de la Penitencia? ¿Deseando sinceramente la


purificación y la conversión, la renovación de mi vida y una mayor intimidad con Dios? ¿O
solamente lo hago por “cumplir” con una obligación molesta, que muy de cuando en cuando tengo
que sufrir?

 ¿Olvidé decir algunos pecados en mis confesiones anteriores o quizás callé algunos
voluntariamente?

 ¿Cumplí con satisfacción la penitencia impuesta? ¿Reparé las injusticias que quizás cometí? ¿Me
esforcé en hacer realidad el propósito de corregir mi vida según el Evangelio?

II.- Cada uno examine su vida a la luz de la Palabra de Dios:

El Señor dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”.(Dt.64; Mc. 12, 24ss; Lc. 10,
25-29)

 ¿Se orienta mi corazón a Dios, de tal manera que de verdad


lo ame sobre todas las cosas, poniendo en práctica con
fidelidad sus mandamientos, como lo hace un hijo con su
padre? ¿O más bien me ocupo con preferencia de las cosas
temporales? ¿Es recta mi intención en todas mis acciones?

 ¿Es firme mi fe en Dios, que nos ha hablado por su Hijo?


¿Ha sido firme mi adhesión a la doctrina de la Iglesia? ¿Me
he preocupado de la formación cristiana, escuchando la
palabra de Dios, participando en la instrucción religiosa y
evitando lo nocivo a la fe? ¿Profesé siempre con valentía la
fe en Dios y en la Iglesia? ¿Me mostré de buen grado como
cristiano en la vida privada y en la pública?

 ¿He orado a Dios en la mañana y en la noche? ¿En qué consiste mi Oración?: ¿En una verdadera
conversación de mi mente y de mi corazón con Dios?, ¿O sólo es un rito externo? ¿Le ofrecí a
Dios mis trabajos, alegrías y dolores? ¿Acudo a Él en las tentaciones?
 ¿Respeto amorosamente el nombre de Dios o lo he ofendido con blasfemias, con juramentos
falsos o utilizando su nombre en cosas intrascendentes? ¿He tenido poco respeto a la Virgen
María y a los Santos?

 ¿Santifico el Domingo y las Fiestas de la Iglesia, participando en la reunión litúrgica, especialmente


en la Misa de modo vital, con reverencia y atención? ¿Cumplí los mandamientos de la confesión
anual y de la comunión pascual?

 ¿Tengo quizás “otros dioses”: cosas de las que soy más solícito o en las que confío más que en
Dios, como el dinero, las supersticiones, el espiritismo o alguna otra clase de artes mágicas?

III.- El Señor dice: “Ámense los unos a los otros como yo los he
amado” (Mt.6, 43-48; Jn. 15, 12-17 )

 ¿Tengo verdadero amor al prójimo? ¿O abuso de mis


hermanos, utilizándolos para mis fines o haciéndoles, lo que
yo no quiero que los demás me hagan a mí? ¿Fui para
ellos, motivo de escándalo grave con mis palabras o mis
actos?

 ¿Cómo me he portado con mi familia? ¿He colaborado al


bienestar y a la alegría de los demás con mi paciencia y mi
amor verdadero? ¿Cómo me he portado como hijo?
¿Obedezco a mis padres? ¿Los respeto? ¿Los ayudo en
sus necesidades espirituales y materiales? ¿Cómo me he
portado como hermano? ¿Me preocupo de educar
cristianamente a sobrinos y ahijados ? ¿Los ayudo con
buenos concejos y testimonio cristiano ?

 ¿Comparto mis bienes con las personas más pobres que yo? ¿En cuanto me es posible,
defiendo a los oprimidos, socorro a los pobres, a los débiles, a los ancianos, a los extraños o a
personas de diferente condición?

 ¿Recuerdo en mi vida, practicar la misión que recibí en el Bautismo? ¿Participo en obras de


apostolado y en las obras de servicio de la Iglesia? ¿Tomo parte en la vida parroquial? ¿Ayudo a la
Iglesia y al mundo en sus necesidades y he orado por ellas? ¿He orado, por ejemplo, por la unidad
de la Iglesia, la Evangelización de las naciones y el triunfo de la paz y la justicia?¿Cómo he
respondido a la animación misionera, al liderazgo y al protagonismo misionero?¿Con verdadero
compromiso?

 ¿Procuro el bienestar de la comunidad en la que habito o sólo me ocupo de mí mismo?


¿Contribuyo hasta donde puedo en fomentar la justicia, la honestidad de costumbres, la concordia y
el amor en la sociedad? ¿He cumplido mis cargos civiles y he pagado los impuestos ( si ya me
corresponde)?
 ¿En mi trabajo (si tengo alguno) soy justo, trabajador, honrado y procuro dar mis servicios o
sociedad por amor? ¿He pagado un salario justo a mis trabajadores y a las personas que de mí
dependen (en caso de ser el responsable principal)? ¿He cumplido mis promesas y contratos?

 ¿He obedecido y respetado a las autoridades legítimas?

 ¿Si tengo algún cargo o autoridad, lo utilizo para servir a los demás o para mi provecho personal?

 ¿He dicho la verdad y he respetado los secretos? ¿He perjudicado a otros con mentiras,
calumnias, difamación, juicios temerarios o violación de secretos?

 ¿He causado daño a la vida, a la salud, a la fama, a la integridad física, al honor o a los bienes de
los demás? ¿He aconsejado el aborto o intervenido en él? ¿Odio a algunas personas? ¿Estoy
enemistado con alguien por pleitos, ofensas o discordias? ¿Descuido culpablemente por egoísmo
el atestiguar la inocencia del prójimo?

 ¿He robado cosas ajenas? ¿Las he perjudicado? ¿He deseado poseerlas injusta y
desordenadamente? ¿He procurado restituir lo ajeno y reparar los daños provocados?

 Cuando me han insultado ¿he estado dispuesto a perdonar y a hacer las paces por amor a Cristo?
¿Conservo odio, rencor o deseos de venganza?

IV.- Cristo, Nuestro Señor, dice: “Sean perfectos como mi Padre


Celestial”. (Mt. 5, 48)

 ¿Cuál es la dirección fundamental de mi vida? ¿Tengo


esperanza firme en la vida eterna? ¿He procurado crecer en la
vida espiritual, por medio de la oración, la lectura, la meditación
de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos y por
las mortificaciones? ¿Estoy dispuesto a dominar mis defectos: mis
inclinaciones y malas pasiones, como la envidia y el placer
desordenado en la comida y en la bebida? ¿He subestimado ante
Dios con soberbia y presunción a los demás, pensando que soy
mejor que ellos? ¿Me vanaglorio de ello? ¿He impuesto siempre
mi voluntad a los demás, despreciando su libertad y sus
derechos?

 ¿Qué uso hago del tiempo, de mi salud, de los dones


recibidos de Dios (“los talentos evangélicos”)? ¿Los utilizo para
ser mejor cada día o estoy ocioso y soy perezoso?

 ¿He tolerado con paciencia los sufrimientos y


contrariedades de la vida? ¿En qué forma voy completando con
mis sacrificios “aquello que falta a los dolores de Cristo”? ¿He
observado la ley del ayuno y abstinencia?
 ¿He respetado con pudor y castidad mis sentidos y todo mi cuerpo, como templo del Espíritu
Santo, llamado a la gloria de la resurrección y como signo del amor fidelísimo que Dios tiene a todos
los seres humanos, que refulge maravillosamente en el sacramento del matrimonio? ¿He manchado
mi cuerpo con fornicación, deshonestidad, palabras o pensamientos indignos, con deseos o
acciones malas? ¿Me he recreado en el placer por el placer? ¿Mis lecturas, conversaciones,
espectáculos y diversiones, han sido contrarias a la decencia humana cristiana? ¿Con mi indecencia
he incitado a los demás a pecar? ¿Cómo me he portado como novio o novia ( en caso de haberla(o)
he conservado la ley moral)? ¿Es un noviazgo responsable, desde el corazón y en el trato con los
demás?

 ¿He actuado contra las demás personas mostrando doble cara, por aparentar o por
hipocresía?

 ¿He procurado obrar siempre con la verdadera libertad de los hijos de Dios, según la ley del
espíritu? ¿O soy todavía esclavo de algunas pasiones?

A pesar de todo, Dios


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