Libro de Ingles
Libro de Ingles
Libro de Ingles
En el Perú hay mucha indiferencia ante la salud mental de las personas y se tiende a estigmatizar
a quienes padecen alguna enfermedad de este tipo, con lo cual se le limita el derecho a una vida
digna. Por ello, desde el Estado se busca visibilizar a personas neurodiversas como sujetos plenos
de derecho. Es importante reconocer los síntomas de personas con condiciones propias del
espectro autista para poder acogerlas como comunidad e integrarlas en nuestras dinámicas de
vida. Este es un primer paso; sin embargo, también es importante reconocer cuando, por
desconocimiento o prejuicio, ejercemos violencia sobre estas personas y propiciamos
situaciones muy duras y difíciles a quienes viven con esta condición neurológica.
Lo primero que debemos reconocer son aquellos gestos o comportamientos que podemos
encontrar como “normales” en medios de comunicación o en la vida cotidiana. Muchas veces,
de forma espontánea usamos frases para burlarnos de compañeras, compañeros, amigas o
amigos, de manera incluso hasta poco o nada ofensiva.
Frases como “bailas como esquizofrénico”, “deja de ponerte neurótico cuando te molestas”, “te
olvidas de todo como si tuvieras alzheimer” o “estás colgado o callado como autista” pueden
ser parte de este repertorio de frases estigmatizadoras.
Burlarse o denigrar a alguien de esta forma es una manera de discriminar a un grupo de personas
que merecen que se les trate dignamente. Lamentablemente, al no ser consideradas insultos,
estas frases pueden entenderse como gestos que expresan dominio sobre un grupo, aunque no
nos sintamos directamente afectados. Sin embargo, denotan subordinación, desigualdad y
menosprecio. Frente a ello, es importante reflexionar y reconocer cuáles son los valores y
principios que defendemos como colectivo: familias, escuelas, comunidad.
2. RECONOCIMIENTO DE VALORES Y PRINCIPIOS
Para reconocer el lugar que ocupan nuestros valores y principios éticos en nuestras
interacciones, debemos identificar los argumentos, las creencias o las ideas que delimitan la
línea entre lo injusto y lo injusto. ¿Contamos con un código moral estricto basado en creencias
culturales o religiosas? ¿Contamos con reglas o normas consensuadas que aplicamos
estrictamente? ¿Nos motiva una intuición racional a actuar por “deber”? Es importante
reconocer aquello que fundamenta nuestro sentido de justicia: el valorar al otro. ¿Qué pasa, por
ejemplo, si no nos nace ser empáticos con personas que por nacimiento tienen capacidades
diferentes? ¿Podemos dejar pasar situaciones de violencia?
Los sentimientos morales ayudan a construir una posición ética. Expresan cómo va cambiando
en nosotros el sentido de lo que es justo. No siempre nuestra posición es la misma, incluso a
veces oscilamos entre una posición u otra. Por ello, es importante evaluar qué valores venimos
defendiendo y por qué; pero más importante aún es construir principios éticos que guíen
nuestro comportamiento. Los valores son referenciales y sirven de apoyo cuando tomamos
decisiones, pero los principios éticos deberían ser el último y principal filtro antes de actuar.
El sociólogo y teórico social Hans Joas (2000) señala que en ese momento en el que tenemos
una intuición o una sospecha frente a nuestra posición moral irrumpe una apertura a
“sentimientos epistémicos”. Es decir, sentimientos de duda, curiosidad e incertidumbre que son
fundamentales para conocer aspectos nuevos que subyacen a los sentimientos morales que
parecen invadirnos. Seguir nuestra curiosidad (sentimientos epistémicos) es un primer paso
para actuar con autonomía, es decir, con libertad y responsabilidad; y, con ello, construir
principios.