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Hora Santa Por El Aniversario Del Coro

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Oración inicial

Amado Padre, derrama tu Espíritu Santo sobre mí para que podamos cantar de tu
Palabra, tu Hijo, Jesucristo. Haz que mi mente y mi corazón sean tan abiertos y
receptivos a tu Espíritu Santo que, como María, podre convertirme en un instrumento
vivo de tu Palabra para los demás. Ayúdame a ser un testigo fiel de la vida del
Evangelio para que tu Iglesia pueda estar cada vez más viva.
Deja que el fuego de tu amor encienda mi corazón tanto que pueda ser un
instrumento para atraer a otros a amarte en la Iglesia de tu Hijo. Te lo pido a través
de Cristo nuestro Señor. Amén.
Escuchemos ahora la Palabra del Señor. Nos ponemos de pie.
Se hace la lectura del Evangelio de Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la
tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve
para nada y se tira a la calle para que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad construida en lo alto de un monte; y cuando se
enciende una vela, no se esconde debajo de una olla, sino que se pone sobre un
candelero para que alumbre a todos los de la casa. Que de igual manera brille la luz
de ustedes ante los hombres, para que viendo las buenas obras que ustedes hacen,
den gloria a su Padre, que está en los cielos”. Palabra del Señor
Luz. La luz es la primera obra de la creación y se la identifica con Dios. Puesta en el
lugar correcto permite apreciar los espacios, evitar tropiezos, pero sobre todo
reconocer el rostro del otro. Así es la comunidad de Jesús. Luz del mundo. La luz
fue hecha para iluminar, por eso no admite estar escondida. Una comunidad que no
sea misionera no tiene sentido. La luz no es del cirio, viene de Dios, luz de toda luz.
La luz es para dar luz sin deslumbrar. La sal no existe para sí, sino para dar sabor a
la comida. La luz no existe para sí, sino para iluminar el camino. La comunidad no
existe para sí, sino para servir al pueblo.
Luz. La luz es la primera obra de la creación y se la identifica con Dios. Puesta en el
lugar correcto permite apreciar los espacios, evitar tropiezos, pero sobre todo
reconocer el rostro del otro. Así es la comunidad de Jesús.
Luz del mundo. La luz fue hecha para iluminar, por eso no admite estar escondida.
Una comunidad que no sea misionera no tiene sentido. La luz no es del cirio, viene
de Dios, luz de toda luz. La luz es para dar luz sin deslumbrar.
La sal no existe para sí, sino para dar sabor a la comida. La luz no existe para sí,
sino para iluminar el camino. La comunidad no existe para sí, sino para servir al
pueblo.
A cada uno de los siguientes, rezamos: “¡Gracias, Señor!”
• Por mi servicio del canto.
• Por todos los que alimentan mi servicio.
• Por las muchas personas que me han formado en la fe
• Por los que me inspiran.
• Por mis compañeros coristas.
• Por mi coordinador y el consejo.
• Por la guía de la Iglesia
• Por el Catecismo de la Iglesia Católica.
• Por las Sagradas Escrituras.
• Por la guía del Espíritu Santo.
• Por los que tengo el privilegio de enseñar.
• Por la singularidad de cada persona a la que enseño.
• Por los que he enseñado en el pasado.
• Por las veces que he sido eficaz en mi enseñanza.
• Por las veces que he aprendido de mis errores.
• Por estar cumpliendo un aniversario más.
• Por DIANA, ROCIO, MARIANA, CECILIA, CAMILA, JORGE, JESUS, GERARDO,
REMES, ALEJANDRO Y JENNIFER.
Dios de amor, Creador de todas las cosas, nos llamas a estar en relación contigo y
con los demás. Te agradezco por llamarme a ser parte de este coro, por la
oportunidad de compartir con los demás lo que me has concedido. Que todos
aquellos con quienes comparto el don de la fe puedan descubrir tu presencia en
todo lo que nos rodea. Que lleguen a conocerte a ti, el único verdadero Dios, y a
Jesucristo, quien has enviado. Que la gracia del Espíritu Santo guíe mi corazón y mis
labios, para que permanezca constante en mi amor y alabanza por ti. Que yo sea
testigo del Evangelio y ministro de tu verdad. Que todas mis palabras, acciones y
cantos reflejen tu amor. Amén.
Oración.
Respira en mí, Oh Espíritu Santo, para que todos mis pensamientos sean santos.
Actúa en mí, Oh Espíritu Santo, para que mi trabajo también sea santo. Llama a mi
corazón, Oh Espíritu Santo, para que ame solo lo que es santo. Fortaléceme, Oh
Espíritu Santo, para defender todo lo que es santo. Guárdame, entonces, Oh Espíritu
Santo, para que siempre pueda ser santo. Amén. (San Agustín)
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

"Quédate Junto a Nosotros, Señor"


Dios amoroso y misericordioso, Tú que escuchas nuestras oraciones, pensamientos,
necesidades e inquietudes en silencio y en cada nota o melodía que cantamos y
tocamos, permite que nuestros corazones se unan a tu pueblo por medio de nuestras
alabanzas. Dios entre nosotros, que haces todas las cosas nuevas, sigue
transformándonos para ser mejores siervos. Gracias por cada momento que nos
llamaste y nos permitiste guiar a tu pueblo en la oración cantada físicamente cuando
nos reunimos como comunidad de fe. Perdona las veces que probablemente no lo
valoramos.
Dios de misericordia, permite que nuestra música alegre toque el corazón de tu
pueblo desde la distancia. Que traigamos luz a los que se encuentran en oscuridad,
restauremos la esperanza y la visión a todos los que están deprimidos u oprimidos,
el bienestar y la salud a todos aquellos que sufren, de ansiedad, miedo, depresión,
soledad o cualquier otra enfermedad.
Dios de amor, nos has llamado a ser tu pueblo santo y a cantar tus alabanzas.
Enséñanos a usar nuestros talentos y voces para traer un mensaje de alegría, paz y
esperanza. Dios de la vida eterna, bendícenos, bendice a nuestros familiares, amigos
y toda la humanidad. Señor, que el don de nuestras voces y las melodías de nuestros
instrumentos se muevan con el poder de tu Espíritu Santo.
Quédate con nosotros, quédate con nosotros, Señor resucitado; háblanos en tu
Palabra y mantennos fuertes y fieles en ti ahora y para siempre. Amén... ¡Aleluya!
"Oración a la Santísima Trinidad"
Nuestras voces se levantan cada mañana para exaltar a un gran Dios que se revela
de manera amorosa, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Santísima Trinidad,
exaltamos tu divinidad. Eres el motivo de inspiración en nuestros cantos, eres el
hermoso misterio central de nuestra fe que nos anima cada día a ser mejores
cristianos con hechos y palabras. Santísima Trinidad, eres un ensamble perfecto con
tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo
por trabajar en perfecta armonía en las obras de la creación, redención y
santificación.
Amado Jesús, gracias por permitirnos participar del gran misterio de tu gloria;
nuestro corazón se desborda de gozo al contemplar tu resurrección. Queremos
cantar alabanzas a tu nombre y regocijarnos en tu presencia. Tú eres nuestro
escudo, nuestro protector, la roca que nos sostiene. Toda la Santa Iglesia se
desborda de alegría y canta “Aleluya”, al Dios que vive y reina por siempre.
Permítenos, Señor, compartir con nuestra vida tu mensaje de salvación; que tu gloria
reine en todas nuestras acciones, en nuestras alabanzas, en nuestro corazón por
toda la eternidad.
Amén.

Compromiso.
Señor, deseo de todo corazón conocerte y amarte sobre todas las cosas. Deseo
servirte con reverencia, con asombro y con espíritu agradecido. Quiero
comprometerme delante de ti y de mis hermanos a ser un hombre/mujer de oración,
de modo que mi relación contigo sea la mayor prioridad en mi vida, porque tú eres
mi herencia y mi tesoro.
Te ofrezco, Señor, mi sincero compromiso de vivir plenamente como discípulo de
Cristo, integrado a la comunidad en la que tú me has llamado y viviendo plena e
integralmente la fe cristiana que me has llamado a profesar. Se que debo dar
testimonio de mi fe y mi amor por ti, y vivir de manera congruente con los
mandamientos y enseñanza que tú me has dado.
Te pido Señor que derrames cada día sobre mí la gracia y el poder de tu Espíritu
Santo, para vivir la espiritualidad a la que tú me has llamado. Te ofrezco un corazón
dispuesto a recibir y a atesorar los dones sobrenaturales que tú quieras darme:
palabra profética, canto inspirado, canto y oración, y todos los que tú en tu sabiduría
quieras darme para mi edificación personal y para el servicio a mis hermanos.
Te ofrezco mi compromiso de conocerte más y más leyendo y meditando
asiduamente tu Palabra, orando con tu Palabra y cantando tu Palabra, para que tu
Palabra se haga vida en mí y de fruto en abundancia. Confío en que eres Tú quien
realiza la obra y que yo solo soy un instrumento en tus manos. Deseo ser usado por
Ti y hacer todo para tu mayor gloria.
Deseo servirte con amor y generosidad, y que todo mi servicio esté impregnado e
impulsado por este amor. Me ofrezco como un sacrificio de alabanza y de obediencia
a Ti y a mis hermanos, como una ofrenda de humildad y servicio gozoso y entusiasta.
Te ofrezco mi compromiso de servirte con fidelidad, diligencia y responsabilidad en
el ministerio de la música al que Tú me has llamado.
Te pido Señor que me des la apertura y disposición a ser moldeado según lo que
necesito para servirte como tú lo quieres. Dame Señor la capacidad de reconciliación,
tolerancia y dominio propio que requiero para que el servicio de la música que doy
a ti y a mis hermanos sea confiable y ordenado.
Te ruego Señor que me des la madurez humana y emocional para servirte con
eficacia, iniciativa, disponibilidad, cooperando y comunicándome asertiva y efectiva
con mis hermanos en el ministerio de música y en la comunidad.
Quiero vivir fielmente el llamado comunitario que Tú me has dado, buscando
conocer, vivir y amar la espiritualidad de mi Comunidad. Me comprometo delante de
Ti y de mis hermanos a hacer del culto comunitario un aspecto muy importante de
mi vida y a participar activamente en las asambleas comunitarias, desarrollando
lazos fuertes de hermandad, amistad y amor con mis hermanos del ministerio de
música de mi comunidad y de otras comunidades hermanas.
Me comprometo también a poner siempre los dones naturales y sobrenaturales que
Tú me das al servicio de la comunidad, del pueblo de Dios y de la extensión del reino
de Dios. Asimismo, me comprometo a vivir a la luz, a aceptar el apoyo pastoral y a
recibir toda la dirección, formación y corrección de parte de mis líderes.
Confío en que me haz llamado a este servicio, por lo mismo sé que es un servicio
espiritual y deseo crecer en visión y comprensión de este llamado que me has hecho,
para tocar o cantar, no con criterios humanos, sino según tus ojos, la música del
cielo. Sé que Tú habitas en las alabanzas de tu pueblo y por eso quiero construir y
enriquecer este templo espiritual del culto que te rendimos como comunidad por
medio de la música. Te ofrezco mi canto, mis manos, mis labios, mi garganta y mi
corazón para que me hagas, en tus manos, un instrumento dócil, eficaz y poderoso
para ayudar a otros a entrar a Tu presencia y a extender de tu reino en la tierra.
Estoy dispuesto a cultivar los dones musicales y espirituales que Tú Señor me has
dado, siendo generoso con mi tiempo y acudiendo asiduamente a los ensayos y a
los retiros, cursos y entrenamientos que sean necesarios para mi formación espiritual
y musical.
Se que en la eternidad podré unirme a los ángeles y santos para darte gloria y honra
con toda la creación por medio del canto y la música. En este tiempo, y mientras Tú
así lo quieras, yo te ofrezco mi compromiso de darte gloria y edificar a tu Pueblo por
medio de la música.
Yo _____________ me comprometo, Señor con tu gracia, a hacer todo lo que esté
a mi alcance para tocar la mejor música para Ti. Es para mí un inmenso honor, una
alegría inefable y un gozo indescriptible el que Tú me hayas llamado a servirte en el
ministerio de la música. Abrazo de todo corazón esta vocación y te ofrezco mi sincero
compromiso de servirte con todo mi amor a través de este ministerio en el seno de
mi comunidad la Parroquia de Nuestra Señora de la Merced.
Amen
Oración para ensayo.
Llena mi boca con tus alabanzas. Y así podré cantar para tí. Gócese y alégrese mi
alma Cuando con mis labios cante para tí. Alabaré al Señor mientras viva. Cantaré
salmos a mi Dios mientras exista.
Te rogamos Señor, aceptes el sacrificio de nuestros labios, y por la intercesión de
tus santos Clemente y Cecilia, que esta alabanza que te ofrecemos mientras
peregrinamos sobre la tierra merezcamos cantártela por siempre en el Cielo. Por
Cristo Ntro. Señor. Amen
Señor, Dios todopoderoso, te pedimos nos concedas que, del mismo modo que
hemos cantado tus alabanzas, así también las podamos cantar plenamente en la
asamblea de tus santos por toda la eternidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de
los siglos.
Amen
Gracias Señor por este momento que has dispuesto en nuestras vidas. Tú nos has
llamado y hemos respondido con nuestro ser, con nuestras acciones, con el talento
que he recibido de Ti y que de manera inmerecida has confiado en mí.
Necesito de tu amor, compañía y fortaleza para dar lo mejor, para que sea el mejor
de los vinos y sea una ofrenda agradable para ti.
Por todo lo que has hecho por mí, por tu amor sobrenatural que experimento en
cada instante de mi vida y porque la única forma que conozco de agradecer es
entregando lo mejor que tengo en este momento.
Infunde tu Espíritu renovador, toca con amor este instrumento que busca servirte,
que intenta compartir tu mensaje y que desea con todo su ser agradarte siempre.
Como ser humano tengo límites, con humildad reconozco que el fuego es tuyo, que
sólo soy un medio para cumplir tu Voluntad… Tú me has traído y aquí estoy por Ti.
Gracias Padre, gracias Jesús, gracias Espíritu Santo por hacer morada en mí, aquí
en este corazón necesitado de tu amor y tu bondad.
Aleja mis egoísmos, haz a un lado mi vanidad. Dirígeme de acuerdo a tu Voluntad,
sólo aspiro a ser discípulo de tu amor y misionero de tu palabra.
Tú me direccionas, eres mi faro en la oscuridad y mi puerto seguro al que
eternamente quiero llegar.
No soy yo, eres Tú que me ama tanto y me bendice, gracias Señor.
Amén

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