La Vida Es Otra Cosa. Anexo para Seguir Pensando, Construyendo, Tejiendo Redes
La Vida Es Otra Cosa. Anexo para Seguir Pensando, Construyendo, Tejiendo Redes
La Vida Es Otra Cosa. Anexo para Seguir Pensando, Construyendo, Tejiendo Redes
LA ESPERANZA SE ORGANIZA
No estaría escribiendo estas palabras si no fuera porque, a veces, juntas y en red, sí conseguimos
que la vida sea otra cosa. Algo distinto a esta carrera agotadora en la que sin preguntar si
queríamos correr, amanecimos con dorsal en plena competición con zancadillas incluidas. Pero a
veces sí conseguimos que la vida sea otra cosa, que el mundo sea algo más habitable y menos
hostil, conseguimos sostenernos juntas y en red (cómo, si no) en lo afectivo, lo material, lo
emocional, lo corpóreo y tangible, lo más loco y delirante, en la vida con sus caras y matices.
Sentimos y hasta decimos a menudo que no sabemos cómo hemos llegado a esta fecha. También
pensamos especialmente fuerte en quienes no pudieron. Pero si estás leyendo esto, si has venido a
ver esta obra, si formas parte del grupo de personas que la ha hecho posible, también quiere decir
que de alguna forma vamos llegando, encontramos caminos, sobrevivimos. Nos sobrevivimos a
nosotras mismas y a los obstáculos extra del capitalismo feroz, del patriarcado que tantas ganas de
vomitar da, a las opresiones que interseccionan con tantas violencias que parece impensable
hacerles frente.
Y aunque escriba “de alguna forma sobrevivimos”, como si no tuviera la menor idea de cómo, esto
es un poco como el agua que cae del cielo cuando llueve: sí que sabemos cómo pasa. Tejemos redes
desde el barrio hasta donde permita Internet; hacemos grupos de apoyo mutuo entre personas que
convivimos con sufrimiento psíquico o experiencias inusuales; recurrimos a estrategias compartidas
y de autodefensa colectiva; traducimos materiales; fotocopiamos fanzines; desarrollamos pactos de
cuidados; nos hacemos kits de emergencia para situaciones de malestar; acompañamos crisis de
compañeras para evitar ingresos hospitalarios y sus violencias; nos legitimamos también en el pedir
ayuda explicitando nuestros deseos sobre cómo queremos ser cuidadas y cómo no; elaboramos
mapas locos recogiendo lo que sabemos que nos hace bien cuando todo parece imposible, cuáles
son nuestras propias señales de alarma, nuestras personas de confianza, qué nos ha servido en
ocasiones previas en las que el malestar nos desbordaba; sumamos aprendizajes desde nuestros
saberes profanos haciéndonos conscientes también de nuestros límites.
Hace muchos meses, cuando esta obra tenía aún otro título y no sabíamos lo orgullosas que nos
sentiríamos hoy del camino compartido, ya pensábamos que no queríamos que este proyecto se
quedase solo (¡solo, como si fuera poco!) en plantear un montaje teatral tradicional al que vinierais,
os sentarais y una hora después, más o menos tocadas, removidas, implicadas, reflejadas,
enrabietadas, esperanzadas o con los adjetivos que a cada persona se le formasen dentro, os
levantaseis y os fuerais a casa. Pensábamos en la posibilidad de tener un pequeño diálogo tras la
obra donde compartir sentipensares. Qué pocos sitios hay para hablar de los dolores que nos anidan
dentro mientras la necesidad de compartir esa vulnerabilidad crece como un grito. Y es justo en esa
vulnerabilidad compartida donde podemos encontrar la potencia que implica sabernos
interdependientes y desde ahí, juntas y en red (me sobrevuela casi como mantra sin ser yo nada de
eso, ay), confiar, tejer, construir la transformación social que necesitamos.
Todo el proceso de la obra ha sido participativo, no ya porque la voz y la historia propia nunca es
solo de cada una, siempre está hecha de las voces de quienes nos rodean, de nuestros vínculos,
nuestras heridas y risas, lecturas, pasiones. Antes de esta representación ha habido charlas,
entrevistas, talleres abiertos de artes vivas, exploración compartida del cuerpo, el movimiento, la
imagen y la palabra. Hoy tras la representación, tendremos un ratín de compartir miradas y
sensaciones, revoltijos y porhaceres o simplemente acoger lo que nos surja, también si es silencio,
nervios, sudor en las manos. Y para mañana y los muchos mañanas que ojalá nos lleguen queríamos
añadir algunas referencias para seguir buscando alternativas, formas y lugares donde compartir,
colectivos que poder contactar, lecturas que puedan abrir nuevas puertas, pistas que podremos
enriquecer compartiéndonos posibles caminos a andar. Para hacerlo real, eso sí, necesitaremos que
la vida sea de veras otra cosa, porque sobrevivir en batalla diaria no debería ser la única manera de
quedarnos en el mundo, que vivir no debería tener puesto el modo difícil de juego, que la vida ES
otra cosa… eso que haremos (juntas y en red, ya sabéis). Seguimos…
PISTAS, CAMINOS, PUERTAS, COLECTIVOS, TEXTOS
para avanzar en politizar nuestros malestares, colectivizar los cuidados, tejer redes de
apoyo mutuo, desarrollar herramientas propias y poner en valor nuestros saberes
experienciales, resignificar la locura, generar espacios seguros y construir alternativas
comunitarias de acompañamiento respetuoso y en red del sufrimiento psíquico
Colectivos haciendo activismo loco, grupos de apoyo mutuo, repensando prácticas y más
orgullolocomad@gmail.com
laporvenirquecreamos@gmail.com
¡Seguimos…!