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Universidad Popular Autónoma de Veracruz
Universidad Popular Autónoma de Veracruz
Universidad Popular Autónoma de Veracruz
UNIVERSIDAD
POPULAR
AUTÓNOMA
ASIGNATURA: DE
PROYECTO DE NACION
(PERSPECTIVA HISTORICA)
VERACRUZ
FACULTAD DE DERECHO
1° CUATRIMESTRE
DOCENTE: LIC. BLANCA DELIA CRUZ
PINTO
NOMBRE:
GLADIS LETICIA AZUARA PASARON
INDICE
INTRODUCCION………………………………………………………………..3
DESARROLLO.……………………………….................................................4
CONCLUSIONES………………………………………………………………14
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………………………………….15
INTRODUCCION
Es importante conocer el mundo en el que vivimos. Gracias a este tipo de investigaciones,
podemos darnos cuenta, que cómo estamos envueltos en una burbuja y de cómo poco o
nada les importa a muchos lo que pasa en otros países.
El surgimiento de algunas naciones en Europa, Asia y América es del que nos corresponde
hablar. Europa es la cuna de la cultura occidental, la historia europea es muy rica y se ha
notado la influencia de este continente en el mundo entero, pero en este trabajo, estaremos
hablando de los aspectos más resaltantes y característicos, como ser su ubicación,
características físicas, economía, cultura y atractivos turísticos. La tierra que se abría a sus
ojos era un nuevo continente repleto de grupos humanos, de lenguas
sin fin, de imperios y culturas alucinantes. Allí llegaba la lengua española para ofrecer su
manera de ver el mundo.
Aun cuando hablar de todo un continente y presentar rasgos generales de él no sea tarea
fácil, nos complace haber hecho nuestro máximo esfuerzo para que la información del
presente trabajo sea sencilla y actualizada.
DESARROLLO
La finalización del ciclo se dio, antes incluso del proceso de descolonización de la segunda
mitad del siglo XX, con el denominado "declive de Europa" o incluso "suicidio de Europa"
entre la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
junto con el turbulento periodo de entreguerras. Oswald Spengler escribió a este propósito
La decadencia de Occidente (1918-1923).
LAS TRES FASES
TERCERA FASE (África), esta última ola supuso el reparto de África que se organizó en
la conferencia de Berlín de 1884-1885,6 donde se estableció un reparto pactado del
continente africano entre las potencias europeas. Así, vastas regiones de África fueron
asignadas a los imperios británico, francés, alemán, así como al reino de Portugal, a
Bélgica, al reino de Italia y al reino de España, lo cual configuró la actual división política
de África.
Gilmartin explica que estas tres oleadas estaban ligadas a la expansión del capitalismo. La
primera oleada estuvo motivada por los cambios ligados al final del feudalismo, mientras
que la segunda oleada se debió al expansión del mercantilismo y la industria manufacturera.
Mientras que la última oleada solidificó el capitalismo industrial a través de la abertura de
nuevos mercados de manufacturas y materias primas.6La finalización del ciclo se dio antes
incluso del proceso de descolonización de la segunda mitad del siglo XX, con el
denominado "declive de Europa" o incluso el "suicidio de Europa" entre la Primera Guerra
Mundial (1914-1918) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), junto con el turbulento
período de entreguerras.
La edad media había terminado. Al menos ese fue el convencimiento general de Europa a
finales del XV. Por supuesto, ignoraban que las secuelas de este "tiempo medio" entre la
edad de oro grecolatina y la nueva era del humanismo se prolongaría unos cuantos siglos
más. Pero lo cierto fue que entre 1475 y 1492 se concretaron procesos que se desarrollaban
desde la década de 1320. Europa se recuperaba de una grave crisis general: las catástrofes
de las guerras, especialmente la de los Cien Años; las continuas pestes que dieron muerte a
una tercera parte de la población europea y sus inevitables consecuencias económicas; el
resurgimiento de los turcos y el desgarramiento de la Iglesia con el Gran Cisma. El ámbito
geográfico, la organización política y la mentalidad cambiaron radicalmente en
comparación con los primeros años del siglo XIV.
Poco tiempo atrás, apareció una nueva conciencia frente a las desconocidas dimensiones
del mundo, que ya no sólo se reducía a los límites de Europa. Las motivaciones de esta
primera gran expansión territorial europea fueron económicas: las ciudades del norte de
Italia mantenían estrecho trato comercial con los musulmanes desde varios siglos atrás, lo
que les permitió tomar contacto con las culturas de Extremo Oriente. Ahora se trataba de
romper el monopolio musulmán sobre las rutas a Oriente. Pero así mismo existían otras
razones: buscar una ruta para atacar por la espalda y acabar con la "amenaza" turco-
otomana, particularmente después de la caída de Constantinopla en 1453, que abrió las
puertas de Europa a los turcos. Esta nueva "demonización" del Islam era el último estertor
de la cruzada medieval.
La expansión también fue empujada por la intensificación del comercio entre las ciudades
italianas y Flandes. El punto obligado de escala fueron los puertos portugueses, que
crecieron en importancia. Con el apoyo de los regentes de la casa de Avis, sus navegantes
exploraron minuciosamente el Atlántico bordeando Africa, otro mundo totalmente nuevo:
el Atlántico se convirtió en importante centro de actividad comercial. En 1471, los
portugueses lograron la "hazaña" de traspasar el Ecuador, y en 1487 Bartolomé Días, dobló
el Cabo de las Tormentas, en el extremo sur de Africa. El comercio con Oriente, que
buscaba tapices, sedas, perfumes, metales, piedras preciosas y especias fundamentales para
la conservación de los alimentos, quedó abierto mediante la circunnavegación del
continente africano.
La predicación de una cruzada contra "herejes" musulmanes y judíos, a finales del siglo
XV, afianzó la conciencia nacional. Los reyes contaron con el apoyo del papado, que para
combatir más eficazmente a los enemigos comunes instaló la Inquisición en España, en
1478. Su importancia fue grande: dio un sentido religioso a la reunifícación, que finalizó en
1492 con la expulsión de moros y judíos. Con este acto, España abrió dos caminos a las
pretensiones expansionistas de la nueva monarquía: Africa, tras la derrota de los
musulmanes, y el interior de Europa. Meses más tarde se sumaría un tercer camino
inesperado: las Indias Occidentales. En principio, se prefirió la expansión sobre Europa,
centrando intereses sobre Italia, donde Aragón poseía Sicilia, Cerdeña y el reino de
Napóles. El obstáculo fue Carlos VIII de Francia, que tenía la misma ambición.
Francia estaba en posición de disputar la hegemonía con España, porque también a finales
del siglo XV se consolidó como potencia. Terminada la guerra de los Cien Años contra
Inglaterra en 1453, Francia había quedado devastada, arruinada en su comercio y con varios
ducados en manos de señores feudales, que no querían someterse a la autoridad del rey.
Luis XI inició la unificación al conquistar el feudo rebelde más importante: el de Carlos el
Temerario, duque de Borgoña. La victoria le permitió anexarse también el Artois, la
Picardía y el condado Franco. Después, mediante herencias, logró el Maine, Anjou y
Provenza. Paralelamente desarrolló un comercio interior y exterior que beneficiaba la
Corona y también a la burguesía, que le había prestado apoyo. Más tarde se incorporó la
ciudad de Marsella, el trampolín para iniciar la conquista de Italia y del Mediterráneo.
Un tercer caso de consolidación nacional fue Inglaterra. Finalizada la guerra de los Cien
Años, estalló el conflicto de las Dos Rosas en 1455. Esta vez los actores fueron dos
ciudades que luchaban por el poder: York y Lancaster. La dinastía de Lancaster tenía el
respaldo de los señores feudales, mientras que la casa de York actuaba con ayuda de una
nobleza aventurada en el tráfico comercial con productos agrícolas y ganado ovino.
Después de treinta años, el agotamiento militar, social y económico abrió campo a nueva
dinastía: los Tudor. Coronado en 1485, Enrique VII abrió el período de la reorganización
del reino. Su proyecto era impedir que otras familias ocuparan el puesto de las que habían
salido derrotadas de la guerra de las Dos Rosas: limitó las funciones y el poder del
Parlamento, cuyas actitudes continuaban siendo feudales. La monarquía reemplazó el
ordenamiento social y económico feudal.
El mapa europeo en 1492 mostraba tres estados unificados: Francia, Inglaterra y España.
Otras naciones formadas en el medioevo aspiraban a pequeños intentos de consolidación,
pero, en realidad, estaban desintegrados en su interior. Fue el caso del Imperio Romano-
Germánico, cuyo trono ocuparon los Habsburgo en 1438. La decadencia se consumó por la
oposición entre los Príncipes Electores y el carácter hereditario del poder. La política tendía
a contener la descomposición del Imperio, pero éste aún estaba lejos de la unificación. Por
su parte, Italia se encontraba desperdigada entre pequeñas repúblicas, ducados, reinos y
ciudades independientes, algunas incluso dentro de los mismos Estados Pontificios.
En Europa oriental, los intentos de unidad estuvieron encabezados por Polonia, que desde
el siglo XIV venía buscando la unión con el gran ducado de Lituania. A pesar de los
tropiezos con el principal obstáculo, la Orden Teutónica, en 1477 Casimiro, duque de
Lituania, reunió las dos coronas. Pero el escaso control sobre las fronteras, las dietas
provinciales y la presión de los nobles no favorecieron la creación de un poder realmente
sólido. Otros estados orientales como Hungría, Moldavia, Besarabia y Serbia sucumbieron
ante el empuje de los turcos, que tras la toma de Constantinopla se apropiaron de buena
parte de los Balcanes.
Por su parte, el gran principado de Moscú inició con Iván III el desalojo definitivo de los
mongoles, lo que facilitó la centralización del poder y el establecimiento de relaciones con
la Europa occidental. También a finales de este siglo se inició la identificación con Rusia.
Moscú, Estado ortodoxo independiente, se convirtió en la Tercera Roma, reemplazando a
Constantinopla. Lo cierto fue que ninguno de estos estados de Europa central y oriental
lograron una unificación territorial o de poder sobre una base nacional: el orden feudal aún
se imponía.
También en centro y oriente de Europa, los últimos estertores de las herejías medievales
daban qué hacer: en Alemania y Bohemia aún sobrevivían laboristas. utraquistas, miembros
de la Unión de Hermanos y valdenses, contra quienes hubo cruzada en 1487; o aparecieron
otros como el movimiento de Nikiashausen y la Reforma de Segismundo. Una
característica los unía: el milenarismo o la creencia de la inminente segunda venida del
Cristo con su Juicio Final, lo que complementaron con propuestas "heréticas": negación del
trabajo, espiritualización de la vida cotidiana, igualdad entre los hombres, regreso a la
iglesia primitiva y pobreza.
CONCLUSION
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
https://es.wikiversity.org/wiki/Historia_de_Asia#:~:text=Asia%20es%20un%20conjunto
%20de,Mesopotamia%20donde%20una%20de%20las
https://rodin.uca.es/handle/10498/14595