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Trabajo de Humanidades
Trabajo de Humanidades
Trabajo de Humanidades
ALUMNO
TEMAS
VALLEDUPAR , CESAR
2023
INVESTIGACIÓN SOBRE EL ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE.
INTRODUCCIÓN.
El objeto principal de éste trabajo de investigación es adentrarnos en el tema
respecto del origen y evolución del hombre, tomado desde las dos perspectivas
principales: filosófica y biológica.
Así, iremos poco a poco, explicando y ejemplificando la teoría más importante al
respecto para, de éste modo, ir entendiendo el origen del hombre explicado desde
diversos puntos de vista, tan diferentes entre sí, pero que al final encuentran un
punto de convergencia, el cual estará descrito en éste trabajo de investigación.
Por otro lado, uno de los objetos de éste trabajo, es encontrar los factores de la
evolución del hombre, tomados tanto de una perspectiva filosófica como biológica,
o más bien científica, las cuales analizaremos y explicaremos de manera
profunda.
Sin embargo, la finalidad principal de éste trabajo es buscar y adentrarnos en el
origen y evolución del hombre, pero, tomados desde una perspectiva mas bien
filosófica, por el carácter filosófico y antropológico del ramo que nos ha encargado
esta labor y es por ello que hablaremos de varias teoría que se relacionan y
explican éste tema a profundidad, para finalmente llegar a las declaraciones
emitidas por el Papa Juan Pablo II, quien se refirió a la unidad y a la relación entre
las teorías cristianas del origen y evolución del hombre con las de origen científico,
a modo de representar a esta institución eclesiástica, pero ya no tan reacios a
aceptar l as teorías científicas y ,específicamente la darviniana, sino mas bien para
aceptarlas dentro del marco religioso cristiano.
Pero, por otro lado, tampoco, pudimos dejar de lado las teorías científicas, por ello,
nos referimos, de manera breve, a ellas, a modo de relación para con estas
declaraciones papales.
Para finalizar, podemos decir, que esperamos complementar éste trabajo con lo
dicho y señalado previamente en las disertaciones ya realizadas, y aprender sobre
éste tema que nos envuelve por el hecho de ser seres humanos, o bien, hombres,
para entender y comprender nuestro origen y evolución.
CAPÍTULO I :
“ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL HOMBRE DESDE UNA PERSPECTIVA
FILOSÓFICA Y RELIGIOSA-CRISTIANA.”
I Concepción religiosa
El cristiano sabe cuál es el origen del hombre: Dios lo ha creado, infundiéndole un
alma espiritual e inmortal. La creación del hombre por parte de Dios es compatible
con la teoría de la evolución biológica, si ésta se mantiene dentro de sus justos
límites, como explicación del origen material del cuerpo humano.
Dios, en su admirable sabiduría, ha dado al mundo unas leyes naturales que
incluyen la evolución biológica. De este modo Dios es el creador de todos los
seres vivos, aunque no haya intervenido particularmente en la formación de cada
especie vegetal y animal.
Por su cuerpo, el hombre se asemeja a los animales; pero por su espíritu, el
hombre se eleva infinitamente por encima de todos los demás seres del Universo.
Es el rey de la creación, intrínsecamente superior al resto de ella. El espíritu hace
al hombre semejante a Dios, quien es puro espíritu, infinitamente inteligente y
libre.
La Biblia nos enseña que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y que lo
puso a cargo de la creación entera: "Creó, pues, Dios al ser humano a imagen
suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó. Y Dios los bendijo y les
dijo: ``Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los
peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la
tierra.´´" (Génesis 1,27-28).
El mundo está al servicio de los hombres. Tenemos el derecho-deber de usarlo, si
bien con prudencia y sabiduría, para nuestra autorrealización como personas
como comunidad humana.
Sin embargo es necesario subrayar que el hombre no es el fin último del universo,
puesto que Dios creó al hombre por amor, para que viviera eternamente en
comunión con Él. Dios es el fin último del hombre y del universo. La cosmovisión
cristiana está magníficamente resumida en esta fórmula de San Pablo:
"Todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios."
(Primera Corintios3, 22).
El 22 de octubre de 1996, el discurso de Juan Pablo II a la Academia pontificia de
las ciencias causaba cierto revuelo en los ambientes científicos interesados.
Algunos interpretaron entonces que la Iglesia aceptaba por fin el evolucionismo.
Pero, ¿es cierta esta apreciación? ¿Ha cambiado el juicio de la Iglesia sobre esta
teoría? En realidad no es para tanto: El Magisterio nunca se ha opuesto a una
evolución bien entendida. Lo que ha hecho el Papa es constatar que los “nuevos
acontecimientos llevan a pensar que la teoría de la evolución es mas que una
hipótesis”.
En el referido discurso del Papa reconoce que hay “argumentos significativos en
favor” de la teoría del Evolucionismo. Se trata, pues, de una nueva valoración:
hasta ahora la ciencia y la Iglesia no concedían al evolucionismo más que un valor
hipotético, tan probable como las teorías opuestas. Pero ahora se reconoce que
“la convergencia de los trabajos realizaos independientemente unos de otros,
constituye de suyo un argumento significativo en favor de esta teoría.”
Apoyándose en tal criterio, la Iglesia nunca se ha opuesto al desarrollo científico
de un evolucionismo coherente y seguro. En concreto, hasta 1996, había señalado
lo siguiente:
1) Respecto a la evolución cósmica la Iglesia ha efectuado muy pocas
manifestaciones. La Pontificia Comisión Bíblica, en respuesta del 30-VI-1909 que
versa sobre el sentido de los tres primeros capítulos de Génesis, dice solamente
que no puede ponerse en duda “la creación de todas las cosas por Dios al
principio del tiempo”. Mantiene, pues, firme la fe en Dios creador, sin manifestar
incompatibilidad con las teorías de la génesis del universo; especialmente las que
admiten un principio temporal del mundo. En 1948, la misma comisión responde
de nuevo al cardenal de París y ratifica lo ya dicho, explicando en que sentido
deben interpretarse los primeros capítulos del libro del Génesis.
2) Por lo que se refiere a la evolución biológica, la Iglesia expresó en 1950 que no
vela oposición entre la fe y las investigaciones sobre la evolución (Pío XII,
Encíclica Humani generis), aunque recomienda “la máxima moderación y cautela”
en las afirmaciones científicas no probadas, ya que el Evolucionismo no pasaba
de ser una hipótesis sin comprobar. En 1986, en una de sus catequesis, Juan
Pablo II dice que la teoría de la evolución “no contrasta con la verdad revelada”
siempre que se la entienda de modo que no excluya la causalidad divina.
3) En cuanto al origen del hombre, la Iglesia ha señalado (cfr. Enc. Humani
generis) los puntos de doctrina que un cristiano debe mantener firmes para
aceptar la teoría de la evolución aplicada al hombre: la peculiar creación del
hombre por Dios, la formación de la primera mujer a partir del primer hombre, la
creación inmediata del alma humana por Dios, la unidad del linaje humano y por
tanto la necesidad del monogenismo, y algunos otros conceptos revelados más
propios de la teología que de la ciencia.
Papas como Pío XI y Pío XII no han dudado en recurrir al asesoramiento de los
científicos para analizar esta teoría que parecía oponerse a los datos de la
Revelación. El Papa Pío XII, por ejemplo, en su encíclica “Humani generis” del año
1950, cuestiona no tanto la teoría científica, sino las teorías filosóficas que
apoyandose en el Evolucionismo, pretendían negar la existencia de Dios.
Tampoco se puede pretender hacer pasar una teoría filosófica como si fuera
científica y ya demostrada.
Además, añade Pío Xii, el evolucionismo no ha sido aun demostrado plenamente,
como para hacer de él un dogma inamovible. Aclara además: “
El Magisterio de la Iglesia no prohíbe que en las investigaciones o disputas de los
hombres de ciencia, se hable o trate de la doctrina del Evolucionismo, la cual
busca el origen del Cuerpo Humano en una materia viva preexistente(pues la fe
católica nos obliga a retener que las almas son creadas inmediatamente por Dios),
según el estado actual de las ciencia humanas y la Sagrada Teología, de modo
que las razones de los que defienden o impugnan tal doctrina, sean sopesadas y
juzgadas con la debida gravedad, moderación y templanza, con tal de que estén
dispuestos a obedecer el dictamen de la Iglesia a la que Cristo confió el encargo
de interpretar adecuadamente las sagradas Escrituras”. Hukani Generis n.18.
La Iglesia acepta un evolucionismo que se limite a la explicación científica de la
naturaleza, sin entrar en hipótesis sobre la creación del mundo o del alma
humana, que son cuestiones metafísicas.
II EL INICIO : UN PRINCIPIO GENERAL.
Dentro de la Iglesia cristiana, se ha afirmado constantemente que “ la verdad no
puede contradecir a la misma verdad “. Esto ha sido expresado por autoridades
del ámbito religioso tales como; León XIII, Juan Pablo II o Pablo VI.
Con este dicho, lo que ellos plantean o postulan es que la verdad científica no
puede ser balo ninguna circunstancia disconforme con la verdad revelada, o con
ésta revelación divina, afirmando que cada campo se debe mantener dentro de los
límites de sus respectivos sectores.
La razón de esto, según la doctrina de la Iglesia, es que como Dios es y
representa a la suprema verdad y a las parciales también, éstos resultan ser
aspectos de esa misma y única verdad.
A modo de deducción de esta materia, se puede decir que es posible admitir
discrepancias entre unas y otras verdades, pero admitir lo absoluto de una de ellas
sería contradecir internamente a Dios.
III EL EVOLUCIONISMO ES FILOSOFICO.
La existencia de diferentes evolucionismos no es una cuestión científica, sino más
bien de pensamientos, si se afirmara lo contrario esto significaría falsear la ciencia,
y aunque esto se ha hecho, vale decir, que se ha querido exponer como única
explicación científica posible, una teoría que incluye posturas intelectuales
metafísicas.
Mas allá de las teorías científicas y de las premisas filosóficas, los creyentes
tenemos la revelación divina como fuente de conocimiento.
Esta sabiduría enriquece los planteamientos humanos respetando la lógica
autonomía del intelecto del hombre, es por esto, que el Papa concluye su discurso
haciendo referencia la vida entendida como sobrenatural, como aquella que Dios
nos comunica.
Y en éste sentido, entiende vida, la doctrina cristiana, como aquel término que
encierra la trascendencia propia de la eterna felicidad divina comunicada a los
hombres por la infinita liberalidad de un Dios que es calificado como Dios vivo.