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Características de la zona urbana
Alrededor del 56% de la humanidad habita en zonas urbanas.
A grandes rasgos, las zonas urbanas se caracterizan por lo siguiente:
Consisten en regiones urbanizadas, o sea, en las que existen edificaciones,
obras públicas y predominio de materiales artificiales y duraderos, como el concreto. En ellas se encuentra el mayor porcentaje de la población actual: según el Banco Mundial, alrededor del 56% de la humanidad habita en zonas urbanas. Esto significa que son regiones con una densidad poblacional muy alta: mucha gente compartiendo el mismo espacio. Predominan las actividades económicas industriales, especialmente las del sector secundario (manufactura) y terciario (servicios). Esto hace que las ciudades dependan del agro para su alimentación. Centralizan el desarrollo económico, cultural, científico y tecnológico, los servicios públicos y además es el asiento del poder político y del Estado. No en balde las capitales de los países son ciudades, y no áreas rurales. Poseen altos márgenes de contaminación ambiental, debido a la concentración de gente, transporte automotor y actividades industriales.
Son perfectos ejemplos de espacios urbanos cualquiera de las grandes ciudades
del mundo: Londres, Nueva York, París, Roma, Berlín, Buenos Aires, Ciudad de México, Estambul, Hong Kong, Shanghái, Moscú, etc. No importan sus dimensiones o su importancia histórica, toda población considerada como ciudad es un ejemplo de zona urbana. Características de la zona rural
En la zona rural se encuentran tanto las regiones agrícolas como las áreas protegidas. Por su parte, la zona rural se caracteriza por lo siguiente:
Consisten en regiones campestres, o sea, regiones
geográficas con importante presencia de árboles, plantaciones y mucho verde. En ellas puede o no haber vida salvaje. En ellas se encuentra el menor porcentaje de la población actual del mundo, un 46% de la humanidad según los datos del Banco Mundial. Esto significa que poseen una baja densidad poblacional: menos gente repartida en grandes extensiones de terreno. Predominan las actividades productivas del sector primario, tales como lo agropecuario (agricultura, ganadería, pesca) o lo extractivo (minería). Su producción de alimentos es muy superior a la demanda local, y gracias a ello pueden suplir de alimentos a las ciudades. Pueden ser fuente de atracciones turísticas, dado que en ellas se encuentran los Parques Nacionales y las Reservas Naturales. Poseen un bajo coeficiente de producción cultural, científico y tecnológico en comparación con las ciudades. Sus extensiones son amplias y sus márgenes de contaminación mucho menores, aunque no por ello inexistentes: las sustancias empleadas en la minería o los agrotóxicos son fuente importante de contaminación a escala local.
Son ejemplos de zonas rurales la mayoría de las regiones productivas agrícolas,
parques nacionales y zonas conservadas, tales como las llanuras ganaderas de la Patagonia argentina, la Selva Amazónica sudamericana, los viñedos de la Borgoña francesa, los sembradíos de arroz tradicionales de Camboya, o las parcelas de cultivo del algodón a las orillas del Nilo en Sudán.