Nature">
Nothing Special   »   [go: up one dir, main page]

ENERGÍA PARA UN MUNDO RURAL Bonilla 2019

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

ENERGÍA PARA UN MUNDO RURAL

Marcela Bonilla
Asesora de la Dirección de la Unidad de Planeación Minero Energética, UPME.
Revista de Ingeniería (Universidad de los Andes, Colombia) 48 (2019), p. 104-
111.

Introducción
Colombia es un país considerado “megadiverso”, lo que significa que una
pequeña porción del territorio global alberga un número de especies vivas
proporcionalmente muy superior al de la mayoría de países del mundo. De
acuerdo con Ortiz, Domínguez, Benavidez1, “con tan sólo el 0,8% de la
superficie mundial, es considerado uno de los 17 países con mayor
biodiversidad en el mundo. Colombia posee 18 regiones ecológicas, el mayor
número en América Latina, así como 65 tipos de ecosistemas. Las cuencas de
ríos como el Magdalena, Cauca y Amazonas crean importantes sistemas
socioecológicos de agua y permitieron que la disponibilidad de los recursos
hídricos per cápita en Colombia, en el 2007, fuera de 45,408 metros cúbicos,
muy por encima del promedio mundial de 8,209 del mismo año”.
Esta altísima diversidad biológica está sometida a múltiples factores de presión,
naturales y antrópicos. Los requerimientos de soluciones energéticas en las
áreas protegidas varían según el tipo de actividad que allí se desarrolle. La
Macarena, Meta.
En nuestro país, la gran diversidad, contenida en los diferentes ecosistemas
continentales y marinos, coincide con extensas zonas rurales, con presencia de
población diseminada entre la que se encuentran minorías étnicas y
comunidades campesinas.
La estrategia de conservación de estos ecosistemas y biodiversidad incluye las
áreas protegidas bajo diferentes categorías de restricción y usos permitidos. En
estas áreas tienen presencia comunidades campesinas, indígenas,
afrodescendientes y raizales, entre otras.
Los requerimientos de soluciones energéticas en estas áreas varían según el
tipo de actividad que allí se desarrolle: desde requerimientos de las sedes
administrativas propiamente dichas de las áreas protegidas y para las
actividades permitidas tal como el ecoturismo comunitario, hasta requisitos
domésticos (energía mínima para el funcionamiento de aparatos básicos de
una vivienda o comunidad pequeña) o para actividades productivas
compatibles con los planes de manejo de las zonas protegidas o de sus zonas
aledañas de amortiguación.
Por tratarse de asentamientos, muchas veces aislados de las redes eléctricas,
alejados en la geografía rural del país, las soluciones energéticas apropiadas
deben responder a criterios ambientales, culturales, tecnológicos y
económicos, entre otros.
En la medida en que la solución se integre adecuadamente al ordenamiento y
uso del área protegida o aledaña, a la cultura de la comunidad y al entorno,
tendrá una mayor aceptación y un mayor factor de éxito y de sostenibilidad en
el tiempo.
Se debe procurar que la solución energética contribuya, igualmente, a
promover soluciones de sustento económico para aquellas comunidades que
se dedican (o podrían dedicarse) a actividades como el ecoturismo, el
aprovechamiento y uso sostenible de recursos de la biodiversidad, la
agricultura o cría sostenible de animales, agroforestería, piscicultura,
acuicultura, pesca artesanal, manufactura de artesanías, entre otras.
En este sentido, las normas y permisos requeridos para estas soluciones
energéticas y de sustento en áreas protegidas y en zonas de amortiguación
aledañas deben flexibilizarse de tal manera que no incentiven su ocupación o
transformación negativa sino, por el contrario, que contribuyan a brindar una
mejor calidad de vida a quienes las habitan, a la vez que se protege el medio
ambiente. De esta forma, se disminuirá la presión para obtener recursos
naturales como madera para cocinar u otros recursos para la economía de
sustento a partir de la tala de la vegetación o de la extracción de elementos de
la biodiversidad de manera insostenible.
Un ejemplo del manejo especial de la energía en áreas protegidas lo tiene
Parques Nacionales de Colombia, que ha venido identificando los
requerimientos energéticos de las sedes administrativas, al igual que para
actividades como el ecoturismo comunitario y para las necesidades de
comunidades étnicas (indígenas y afrodescendientes) y campesinas asentadas
en los parques desde antes de su declaratoria, así como de este mismo tipo de
comunidades asentadas en áreas de amortiguación aledañas a los parques
nacionales.
Parques Nacionales viene avanzando en identificar los requerimientos
energéticos y está investigando las posibles fuentes de suministro de energía a
través de fuentes no convencionales disponibles, entre éstas, solar, eólica,
biomasa o pequeños aprovechamientos hidráulicos, al igual que sistemas
híbridos con combustibles fósiles tales como diésel.
De igual forma, Parques Nacionales viene adelantando, en alianza con la
Universidad de los Andes, un piloto sobre electro-movilidad acuática con
motores eléctricos e híbridos fuera de borda para actividades permitidas en
áreas protegidas tales como ecoturismo, avistamiento de aves y ballenas,
recorrido por los manglares, entre otras.
Parques Nacionales busca igualmente con esta gestión, fomentar el ecoturismo
comunitario y otras alternativas productivas sostenibles, como aporte al
desarrollo local en zonas apartadas y con pocas oportunidades de empleo.
Entre las actividades que adelanta Parques Nacionales, en alianza con el
Ministerio de Ambiente, se puede mencionar los diagnósticos de requerimientos
energéticos en los parques seleccionados y zonas de influencia; la selección de
fuentes de energía de las áreas protegidas y sus zonas de influencia; la
formulación de proyectos y el diseño de soluciones energéticas; y la
identificación de fuentes de financiación.
Dado el interés común de Parques Nacionales, del Ministerio de Ambiente y
Desarrollo Sostenible y del Instituto de Planificación y Promoción de Soluciones
Energéticas para las Zonas No Interconectadas (IPSE), de encontrar y proveer
soluciones energéticas adecuadas, las entidades suscribirán una alianza en
2019.
Con esta alianza se busca identificar estrategias, proyectos y fuentes de
financiación para soluciones energéticas a 1.167 familias campesinas
asentadas en zonas de amortiguación de los parques ubicadas en Amazonía,
Meta, Andes Nororientales, Andes occidentales, Caribe y Pacífico, a través de
diferentes estrategias y figuras tales como los acuerdos de sistemas
sostenibles de conservación; de restauración o en los distritos especiales de
manejo.
A través de estrategias especiales de manejo se busca encontrar soluciones
energéticas culturalmente adecuadas para 1.036 familias de comunidades
étnicas (indígenas y afrodescendientes) ubicadas en el Valle, Chocó,
Amazonas, La Guajira, Putumayo, Bolívar, Cauca, Córdoba y Vichada. Entre el
tipo de actividades consideradas está el ecoturismo, la fabricación de
artesanías y otras actividades productivas de bajo impacto.
Otra estrategia que debe considerarse en un mundo cada vez más poblado y
con mayor presión sobre los recursos naturales como el agua es la de
proyectos multi-uso (por ejemplo los embalses), que brinden soluciones para
diversos usos como el energético, suministro de agua, irrigación para la
alimentación, agua para cría de animales, turismo, acuicultura, transporte, entre
otros.
Este tipo de soluciones multi-propósito debe lograrse a través de la
concertación entre diversos actores con intereses muchas veces encontrados.
La concertación implicará reglas mínimas de diálogo y de encuentro, culturales,
lingüísticas, étnicas, de género, económicas y territoriales.
Entre las externalidades positivas de los proyectos multi-propósito se encuentra
un mayor beneficio social por el cierre de brechas, a través de la distribución de
beneficios provenientes de diferentes actividades económicas compatibles.
Conclusiones
Los retos para el desarrollo de este tipo de proyectos tienen que ver con
problemas de planificación (carencia de visión de largo plazo), de participación
inadecuada de actores, de arreglos institucionales existentes que limitan su
desarrollo, de políticas públicas y normatividad existente o ausente, falta de
esquemas integrales e intersectoriales de financiamiento (la mayoría de veces
la financiación es de carácter sectorial), en los que no se tiene claridad acerca
de la repartición de cargas y beneficios, ni de quiénes los deberían asumir o
recibir, así como falta de seguridad jurídica para los privados que hacen
inversiones. La falta de información confiable a la escala requerida sigue
siendo un factor limitante para este tipo de proyectos multi-propósito (por
ejemplo, la falta de un catastro multi-propósito).
Las soluciones creativas deberán pasar por una mejor planificación del agua y
del territorio, más integral y de largo plazo; con procesos de educación y
sensibilización de actores; concertación multicultural e interdisciplinaria; con
reconocimiento de las culturas, saberes tradicionales y necesidades locales;
fortalecimiento institucional para una gestión integrada de los recursos
naturales renovables que responda a intereses nacionales, regionales y locales
de diversa escala, con un marco normativo adaptable al tipo de escala y de
comunidad, con esquemas financieros innovadores que permitan tomar en
consideración los co-beneficios derivados de este tipo de proyectos y vincular a
los privados en su ejecución, con leyes que hagan atractivos e incentiven este
tipo de proyectos y que destinen recursos públicos para ello, con sistemas de
información de fácil consulta y libre acceso que promuevan el intercambio de
experiencias y lecciones aprendidas.
De esta manera, se avanzará en la cobertura universal del servicio de energía
en Colombia, especialmente en zonas rurales, a través de una mejor
comprensión de los requerimientos, realidades ecosistémicas, soluciones
tecnológicas disponibles, culturalmente aceptables, involucrando a las
comunidades en su mantenimiento, haciendo que los privados se interesen en
ser parte de estas soluciones, aprovechando los co-beneficios derivados,
incluyendo aquellas soluciones menos intensivas en carbono y resilientes y
adaptables a los fenómenos del clima, con el uso de recursos naturales
renovables abundantes en ciertas regiones tales como el viento, el sol, el agua
y la biomasa.
Este tipo de soluciones energéticas, que ven la energía como un medio para
mejorar la calidad de vida de las poblaciones más aisladas y no como un fin en
sí misma, se enmarca en la agenda 2030 de las Naciones Unidas y contribuye
al cumplimiento de varias de las metas sociales, ambientales y económicas de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

También podría gustarte