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ACME La Ética Vista Desde La Estructura

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X Congreso internacional ACME Insight,

Celaya, Guanajuato, 17 al 19 de octubre del 2018

La ética vista desde la estructura y la acción compleja en


las organizaciones: una crítica a las herramientas de
responsabilidad social

Palabras clave: Ética, Teoría de la estructuración, Teoría de la complejidad,


Herramientas de responsabilidad social
Key Words: Ethics, structuration theory, complexity theory, tools of social
responsibility

Introducción.
La responsabilidad social de las organizaciones tiene su fundamento en la ética, en
el bien común y en el cuidado del medio ambiente, de hecho, siendo más estrictos
y enfocándonos en la acción los dos últimos elementos están también derivados de
la ética.
La idea de enfocar a la ética con la acción proviene de Aristóteles el cual afirmaba
que solamente en la acción se puede demostrar la sabiduría y la ética de los
individuos, alejándose de las ideas morales posteriores, como las del imperativo
categórico de Kant, que indican que las reglas morales son universales y se deben
establecer en la estructura misma de cualquier organización social.
En la actualidad las organizaciones empresariales han puesto de moda la obtención
de distintivos de responsabilidad social, mostrando con esto que las acciones
llevadas a cabo dentro de sus organizaciones siguen criterios como: cuidado
ambiental, derechos humanos, desarrollo comunitario, desarrollo laboral, entre
otros.
Así, la guía que ofrecen las herramientas de responsabilidad social parece
ofrecernos respuestas frente a un mundo cada vez más desigual, pobre y con
problemas medioambientales. Pero también observamos un aumento de la
complejidad, sobre todo en la acción, en donde emergen no solamente situaciones
nuevas, también efectos contrarios o perversos que afectan los objetivos tanto de
individuo y las organizaciones.
Las preguntas que guiara esta comunicación, que se trata de un proceso de
reflexión y critica, son: ¿la responsabilidad social debe estar guiada por una

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herramienta que mide, evalúa y controla a los individuos definiendo su realidad? o


¿son los individuos que deben de comportarse éticamente en todas sus acciones
resolviendo las paradojas que emergen en la acción?
Para responder a dichas preguntas nos basaremos en la teoría de estructuración
de Giddens y la haremos discutir con la teoría de la complejidad para realizar una
crítica a las herramientas de responsabilidad social, posicionándonos en una
epistemología constructivista.

Metodología
Posición epistemológica
Antes de establecer la metodología seguida en este trabajo resalta la importancia
de aclarar la posición epistemología. Dicha importancia radica en que la gestión está
actualmente dominada por un marco positivista (Le Moigne, 2012) el cual ha dado
ciertas características a las herramientas de gestión como las utilizadas para la
responsabilidad social.
El hecho lo aclara completamente P. Lorino (2018) al establecer que las
herramientas de gestión orientadas y creadas bajo supuestos positivistas tienden a
definir la realidad organizacional. En efecto, debemos preguntarnos si ¿la
responsabilidad social debe estar guiada por una herramienta que mide, evalúa y
controla a los individuos definiendo su realidad? o ¿son los individuos que deben de
comportarse éticamente en todas sus acciones resolviendo las paradojas que
emergen en la acción?
Para responder esta pregunta hemos tomado una posición epistemológica
constructivista, es decir, partir del supuesto de que los individuos solamente
conocen haciendo. En otras palabras, no situamos en las teorías de la acción.
Es de notar que el constructivismo parte de la literatura para ir hacia el campo de
investigación y después retornar a la literatura, buscando crear saberes orientados
hacia la acción. Nuestro caso se encuentra en la primera fase, en la primera revisión
de la literatura en donde surgen las preguntas.

Metodología constructivista
Aclarada la posición epistemológica es momento de establecer la metodología que
se ha seguido, la cual como establecimos anteriormente se basa en el ciclo
literatura-campo de investigación-literatura.

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En nuestro caso se realizó una revisión bibliográfica extensiva sobre la


responsabilidad social, la teoría de la complejidad, la teoría de la estructuración, la
ética en la acción, las herramientas de gestión y la epistemología constructivista.
Realizando un dialogo crítico para comprender la situación que mantiene la ética y
la responsabilidad social en las organizaciones y siguiendo una lógica abductiva
como lo marca David (1999).
En este caso no presentamos hipótesis que tengan que comprobarse en la manera
positivista, sino supuestos que deban de comprobarse en la acción dentro del
campo de investigación.

Marco teórico
Las organizaciones entre estructura y acción
Las organizaciones según la teoría de estructuración de Anthony Giddens (2005)
se componen tanto de estructura como de acción (figura 1). Esto coloca las
investigaciones del autor directamente dentro de las teorías que estudian a la acción
y de cierta manera también en las teorías que se enfocan al individuo como agente.
Figura 1. La estructura y la acción

Estructura Acción

Recursos

Reglas, normas

Fuente: elaboración propia


En el caso de la estructura (ver figura1) se observa que está compuesta tanto de
recursos, que le permiten a la organización realizar sus actividades, como de reglas,
es decir: normas, procedimientos y cualquier otro dispositivo que permita encuadrar
las acciones de los actores que componen la organización. Así, mediante estos dos
elementos la estructura habilita a la acción.
La acción forma parte de la organización. De hecho, otra definición de organización
es el concepto de sistema, el cual necesariamente involucra un dinamismo, acción,
tanto en sus procesos internos como en la importación y exportación de energía, en

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otras palabras, una organización o sistema involucra necesariamente a la acción


(Morua & Schmitt, 2012).
El problema de acción en la organización radica en que no necesariamente todos
los integrantes de la organización actúan y si estos lo hacen no necesariamente
buscan objetivos alineados a la organización, inclusive es de notar que la mayoría
de las veces actúan por rutina (Giddens, 2005).
Este problema se enfatiza si consideramos que los resultados o intenciones
posteriores a la acción pueden crear efectos no deseados para los actores, para la
organización o para miembros externos de la organización (Cristiano, 2001).
Observando entonces que la acción involucra una complejidad por si misma, no
solamente a nivel de cognición de los actores sino también a nivel de los efectos
que pueden provocar al sistema, en la mayoría de los casos, como: la cantidad de
elementos en interacción, la dinámica no lineal del sistema, la emergencia de
nuevas características, etc.
Es importante señalar que la estructura juega un rol doble dado que orienta y limita
a la acción, la encuadra para que los objetivos de la organización sean alcanzados,
pero por su parte la acción, que en la organización se vuelven compleja y dinámica,
frente a las novedades y emergencias de la organización, requiere de cambios de
estructura. Así, se crea un fenómeno recursivo entre los dos elementos.
En esta relación recursiva es de notar que, si la organización mantiene un control
estricto de la acción, debido a las reglas, normas o procedimientos, los actores
tienden a buscar maneras en cómo evitar dichos controles, en otras palabras, la
estandarización creada por la estructura hace emerger paradójicamente nuevas
formas de actuar (Vinck & Segrestin, 2002).

Responsabilidad social y sus herramientas


La responsabilidad social es un concepto que tiene diferentes aristas y puntos de
vista (Garriga & Domènec, 2004), todas estas convergen en la idea de que las
organizaciones y las empresas deben de aportar mayores beneficios al bien común,
detener las degradaciones medio ambientales y actuar con mayor ética.
En respuesta a esta necesidad, surgen las llamadas herramientas que miden la
responsabilidad social, las cuales están basadas en la lógica medir-controlar-
mejorar proveniente de la administración clásica (Lorino, 2018).
En México, existen tres de gestión utilizadas para medir la responsabilidad social
(RS) en México:

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• La primera herramienta que utiliza el Centro mexicano para la filantropía


(CEMEFI), que otorga el distintivo ESR (Empresa socialmente responsable).
• La norma ISO 26000, que certifica a la empresa mediante la organización
internacional de estandarización.
• La OCDE (organización para el desarrollo económico) mide a las empresas
en sus actividades para considerarlas como empresas socialmente
responsables.

Las características principales de dichas herramientas se resumen en la tabla 1.


Como observamos cada una define de manera diferente a la responsabilidad social,
integrando más o menos categorías y clasificaciones.
Tabla #1 comparativo de los modelos con sus distintas categorías e indicadores.
Distintivo ESR Desempeño ambiental. Materiales, biodiversidad, energía
Desempeño económico. emisiones, vestigios, residuos,
Desempeño de derechos humanos. productos, servicios,
Desempeño de responsabilidad. cumplimiento normativo del
Desempeño sobre productos. transporte.
Desempeño laboral.
Desempeño social

ISO 26,000 Derechos humanos. Contaminación, uso sostenible de


Prácticas laborales. recursos, mitigación al cambio
Medio ambiente. climático, protección al medio
Prácticas justas de operación. ambiente y biodiversidad.
Desarrollo de la comunidad.
Asunto de los consumidores.
OCDE Derechos humanos. Gestión medio ambiental, salud,
Empleo y relaciones laborales. seguridad, impacto al medio
Medio ambiente. ambiente, educación al medio
Lucha contra la corrupción. ambiente y políticas públicas del
Protección a los intereses de los medio ambiente.
consumidores.
Ciencia y tecnología.
Competencia.
Tributación fiscal.

Fuente: Morua, García (NP.)

Dichas herramientas requieren que los actores de la organización realicen acciones


y presenten evidencias de estas para cumplir con los indicadores o categorías
definidas por cada una de las herramientas.

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A través de un proceso de auditoría, los organismos correspondientes establecen


si las organizaciones en su actuar están procediendo de manera responsable.
Nuestro punto de vista es que la responsabilidad social tiene sus bases en la ética,
pero la necesidad de certificar a una organización como RS surge más de un
proceso de desconfianza, de mercado o de moda.

Resultados
Las herramientas de gestión y sus características en la acción
En este apartado estableceremos las paradojas generadas por las herramientas de
gestión en la acción. Esto nos ayudará a clarificar como la acción puede convertirse
en compleja, sobre todo en la interpretación de los individuos que la enfrentan.
Así, definiendo a una herramienta como un utensilio adaptado a un proceso de
terminado que permite transformar intencionalmente a un objeto (Morua, Schmitt, &
Rivera, 2013), vamos a profundizar en las herramientas de gestión para
posteriormente enfocarnos en las herramientas de RS.
Es importante establecer que una herramienta tiene las siguientes características:
a) Está orientada a la acción. Las herramientas sirven para facilitar la acción de
una tarea que se va a repetir continuamente.
b) Son atajos cognitivos. El diseñador de la herramienta ha puesto en marcha
su capacidad de concepción frente a un problema determinado, en este caso
el usuario se encarga solamente de aplicarla. La dificultad cognitiva surge en
el aprendizaje de la herramienta, posteriormente, en su uso se vuelve rutina
por lo que desaparece la reflexión cognitiva.
c) Está influenciada por paradigmas. Recordemos que los paradigmas definen,
en una parte de la historia, la manera correcta de pensar, lo que incluye la
utilización de herramientas.

En el caso de las herramientas de gestión, en donde se incluyen las herramientas


de responsabilidad social, se tienen también las siguientes características:
a) Tienden a estandarizar y controlar la acción. Al estar diseñadas para la
acción, bastas herramientas de gestión establecen los procedimientos a
seguir, las mediciones a realizar, los límites aceptables de actuación e
inclusive los castigos o premios a otorgar en base al desempeño.
b) Definen la realidad organizacional. Cuando la herramienta de gestión tiende
a catalogar los resultados de la acción realiza directamente la definición de
la realidad a nivel organizacional. Esto en algunos casos funciona como atajo

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cognitivo. Es decir, el individuo no se esfuerza por definir la realidad, la


herramienta lo define por él.

Cada uno de los puntos anteriores genera sus contrarios, los cuales podemos
establecer de la siguiente manera:

• Aunque las herramientas están orientadas a la acción se requiere de la


apropiación del individuo.
• Si bien las herramientas son atajos cognitivos, no representan por sí mismo
el conocimiento de los individuos.
• Los problemas o situaciones en donde se aplican las herramientas poseen
un sesgo cognitivo y una preferencia en su uso derivado del paradigma en
vigor, limitando la imaginación creativa y la innovación.
• Si bien las herramientas estandarizan y controlan, los individuos en la acción
buscan, ya sea de manera positiva o negativa para los objetivos de la
organización, crear nuevas formas de acción.
• Aunque en ciertos paradigmas, como el positivista, las herramientas definen
la realidad, en otros paradigmas, como el constructivista, la realidad
solamente puede ser definida por los actores en la acción.

Bajo este sentido podemos establecer que las herramientas de gestión forman parte
de la estructura de la organización dado que en su uso establecen reglas,
procedimientos y normas que rigen la acción de los individuos. En la acción los
individuos generan diferentes formas, algunas veces contrarias, en su uso,
interpretación o definición.
Es importante señalar que actualmente la gestión se encuentra dominada por un
paradigma que fortalece la división del trabajo. Este paradigma impacta
directamente en las herramientas de gestión, sobre todo las que miden la
responsabilidad social, en donde identificamos tres tipos de actores: Los
diseñadores, que definen la realidad de la organización y establecen las reglas
sobre las cuales una empresa puede ser o no responsable social, los dirigentes de
la organización, responsables de la dirección, la supervisión y el control, los
trabajadores que son responsables de la acción y ejecución.
Como podemos notar, la carga sobre las evidencias de responsabilidad social está
más orientadas hacia los trabajadores responsables de la acción, incluyendo las
gerencias de mandos medios.
Con estas ideas suponemos entonces que las herramientas de responsabilidad
social son más una guía moral expresadas a través unas políticas y normas que

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delimitan y dirigen la acción de los individuos que una ayuda cognitiva a la reflexión
en la acción. Entonces, con su implantación los individuos no actúan
necesariamente éticamente, que es la base de la responsabilidad social, dado que
la ética se refleja en todas las acciones del individuo.

La complejidad de la acción
La complejidad en las organizaciones relaciona siempre a un sujeto y su
interpretación, esta puede surgir por dos vías (Morua & Estrada, 2016), la primera
por la interacción misma de los actores (comprendiendo como actores no solamente
a los individuos sino a todo aquel sistema que tenga interrelación con la empresa),
en este caso el individuo interpreta la complejidad en términos de probabilidad.
La segunda está marcada por la comprensión cognitiva del individuo y de los
fenómenos organizacionales que lo rodean, en este caso la acción de múltiples
actores crea una imposibilidad cognitiva declarada por el individuo (Morin E. , 2005).
En ambos casos la acción de diferentes actores y elementos que interactúan en las
organizaciones crean fenómenos como:

• La variabilidad de los sistemas, es decir cambios de valores dentro de un


rango (variedad de estados) dentro del cual el sistema se mantiene en
operación. En este caso surge la dificultad en el control como lo marca la ley
de la variedad requerida de Asbhy (Boisot & McKelvey, 2011).
• Las restricciones dentro de la red de actores en donde uno o más sistemas
limita el desempeño de la organización.
• Y finalmente crea incertidumbre, fenómeno causado tanto por la falta de
información como por las características psicológicas de un individuo.

Es denotar que la complejidad se amplifica por la cantidad de elementos en


interacción, pero siempre debe de ser declarada por el individuo cognoscente. Así,
dentro de una organización, que es un conjunto de acciones individuales, requiere
de una forma de interpretación por parte de los actores, bajo este contexto se
requieren tanto del lenguaje, en toda su gama de expresiones, como de la creación
de modelos, ambos juegan un doble rol: permiten al individuo reflexionar,
comunicarse e interactuar con el grupo.
Pero el individuo que reconoce la complejidad de la acción no es solamente realiza
una interpretación cognitiva derivada de la dinámica o de la interacción de múltiples
elementos heterogéneos, también considera por efectos negativos derivados de la
acción, o lo que R. Boudon llama efectos perversos (Cristiano, 2001), que surgen

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cuando las acciones individuales en su agregado pueden hacer emerger efectos no


deseados que nadie de la colectividad esperaba.
En efecto, aun cuando los individuos actúen de manera racional y por objetivos
colectivos, la serie de acciones puede entorpecer el resultado deseado haciendo
surgir efectos contrarios, ya sea para un individuo, para varios o para toda la
colectividad. Esto debido a los intereses individuales que en suma pueden conducir
al fracaso de la acción colectiva y en consecuencia a la permanencia de la situación
problemática (Cristiano, 2001).
Así, la complejidad de la acción no solamente surge antes, en la estrategia reflexiva
del actor, y durante la misma, en la acción misma, también en los resultados
obtenidos que pueden crear un bucle recursivo complejo.
Este mismo fenómeno en la responsabilidad social, como veremos posteriormente,
está ligado con la ética de los actores, que son guiados y limitados por una
estructura organizacional que les marca pautas en su actuar.

Conclusiones
Ética, estructura y acción compleja
Toda organización es estructurante y estructurada (Giddens, 2005). En otras
palabras, se crea una estructura para permitir y orientar la acción y, de manera
emergente y con el paso del tiempo, la acción modifica la estructura.
Es importante marcar que la acción en su mayoría de las veces es rutinaria (Kechidi,
2005), no solamente porque le da seguridad ontológica al actor, también porque
limita sus procesos reflexivos a través de la ley del mínimo esfuerzo. Así la rutina
tiene como característica la falta de reflexión del actor, el cual puede fácilmente
justificar su actuar.
Así, la estructura ayuda a encaminar las acciones rutinarias. En la empresa lo
observamos en la estandarización, en el uso de las herramientas, en las normas y
políticas, etc. Pero, también existen acciones que se consideran fuera de la rutina,
por ejemplo: aprendizaje, la interacción con nuevos actores o la emergencia de
nuevas situaciones. Es en esta ruptura de la rutina en donde el actor debe mostrar
la ética de su acción (Varela F. , 1996).
Así, como muestra la figura 2 la moral es parte de la estructura de la organización,
limitando y habilitando a la acción, mientras que la ética es parte del actuar mismo
del individuo, no importando en donde se encuentre.

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Figura 2. Ética y Moral dentro de la estructura/acción

Estructura Acción

Recursos

Reglas, normas

Moral Ética

Fuente: Elaboración propia


En efecto, la diferencia entre ética y moral es explicada por varios autores, entre
ellos Aristóteles o Varela (2005), los cuales utilizan a la acción para diferenciarlas.
Esto tiene un impacto directo con las herramientas que evaluan la responsabilidad
social dentro de las organizaciones dado que:
a) Las herramientas son portadoras por ellas mismas de la realidad, es decir
califican a la acción impactando directamente a la estructura y no a la acción
misma.
b) Los actores deben de responder a la estructura en su rutina, por lo que no
existe ningún esfuerzo cognitivo, solamente el derivado del aprendizaje
inicial, así los individuos que integran las organizaciones que son calificadas
de responsabilidad social no necesariamente están integradas por individuos
éticos, los cuales al presentarse acciones fuera de la rutina sepan actuar
éticamente.
c) La complejidad de la acción necesariamente crea paradojas que el individuo
debe enfrentar, estas paradojas necesariamente nacen fuera de la rutina. En
el caso de las herramientas de responsabilidad social, estas no contemplan
dichas paradojas (Smith & Lewis, 2011).

Por tanto, si bien las herramientas de responsabilidad social ayudan a orientar al


individuo en la acción, estas son insuficientes frente a la necesidad de individuos
éticos. Por lo que es importante considerarlas como ayudas cognitivas y no como
elementos que definen la realidad organizacional, recordemos la acción es
compleja.

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Así, si realmente se quiere un cambio social se necesita fomentar la ética y enseñar


los efectos complejos de la acción en las organizaciones, quizá sea más
conveniente eliminar reglas y promover más la cultura y la ética, o en palabras de
E. Morin (2015): “enseñar a vivir”.

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Morua, J. & García, V. (No publicado). Las herramientas de responsabilidad social.
De la estructura a la acción compleja: propuesta de un enfoque cognitivo.
Morua, J., & Schmitt, C. (2012). Principios de la dinámica y su aplicación en gestión.
X congreso latinoamericano de dinámica de sistemas. Buenos Aires, Argentina.

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