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Realismo - Alondra Anaya

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Alondra Anaya López – 170971.

Arte Europeo del siglo XIX – 5to semestre


28 de Noviembre del 2022

Realismo - Un deseo de evasión al Romanticismo.


Pocos movimientos artísticos se han mantenido en el entorno que les dio origen, y con la
evolución de sus fundamentos, vínculos tan complejos y encontrados como lo fue el
Realismo. Partiendo de la naturaleza de este movimiento y sus relaciones con el arte, la
historia, su temporalidad y con la variedad de corrientes que surgieron después de este
movimiento, el presente trabajo de investigación explica la pintura del Realismo a partir de
los grandes artistas de la época, tal como lo fueron Gustave Courbet (1819-1877) y Honoré
Daumier (1808-1879).
De esta manera, el trabajo tiene como objetivo explicar la pintura del Realismo
estableciendo nexos causales entre una de las propuestas de Gustave Courbet y el discurso
historiográfico que se presentaba en la época. Encontrando las relaciones entre ambos
artistas y desde que perspectivas han sido abordadas sus obras, por medio del nexo causal
se extrajo información de un sector con sus propias particularidades, características que
hacen inteligible dicho movimiento artístico, con el fin de encontrar el sentido o la razón de
ser del Realismo.
La Revolución Industrial así como las diversas guerras y conflictos sociales, políticos y
económicos que Francia experimentó durante este periodo traen como resultado una
variedad de distintas corrientes artísticas, algunas opuestas entre sí, durante este periodo
occidente experimenta un progreso técnico que plantea nuevos problemas a los qué hay que
dar soluciones, esto trajo consigo nuevos artistas, los cuales estaré comentando a
continuación.
Brindando el contexto necesario para explicar desde donde surge el Realismo, es
importante mencionar su antecesor, el Romanticismo, periodo que se caracterizó por su
apego al pasado, al que los artistas vuelven la mirada con nostalgia y anhelo, las
representaciones más comunes de las pinturas del romanticismo serán a partir de la
nostalgia de un mundo lejano, el pensamiento de la insuficiencia de la existencia humana,
los artistas del romanticismo pensaron en la nostalgia de un mundo lejano del presente y
abogaron por un pasado histórico.
1
La segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la pérdida progresiva del idealismo
romántico y a partir de 1848, del realismo al romanticismo, se contrapone a favor de un
concepto práctico de las cosas y por el predominio de un espíritu burgués. Los románticos,
que habían sido la reacción frente al racionalismo del siglo de las luces, son desplazados
por esta nueva corriente que propone buscar el reflejo de la realidad objetiva y la
descripción de la naturaleza y de la vida cotidiana. Si bien los dos movimientos tienen en
común una característica, ambos nacen de la diferenciación con el racionalismo, lo que se
tiene a la vista se impone frente a la imaginación y a la sensibilidad.
El Realismo se configura como un movimiento que trata de plasmar objetivamente la
realidad, el cual alcanza su máxima expresión en Francia casi a mitad del siglo XIX. Desde
las décadas anteriores se venía apreciando un agotamiento de los valores románticos, el
proceso entre el romanticismo al realismo es gradual, e inclusive se puede establecer una
continuidad pese a que sus planteamientos ideológicos y formales sean diferentes.
Como lo mencionamos en clase, también existe un punto de partida importante entre el
realismo y el academicismo, pues aunque entre ambos exista una evidente competencia,
también es cierto que se llegaron a influir mutuamente. Los pintores realistas llegaron a ser
excluidos de la Academia en “El salón de los rechazados”, pese a esto, la pintura académica
evidenció una mayor atención hacia la observación directa de la naturaleza y la realidad del
momento.

Los planteamientos de La Academia en aquel momento en torno a la pintura estaban


sometidos a reglas un tanto rígidas en cuestiones de temas, colores e inclusive tamaño de la
obra. Frente a esto los artistas realistas defendieron una pintura sin argumento, mostrando
simplemente la realidad, en la que lo fundamental es la forma en que se representa la
imagen y no su desarrollo narrativo necesariamente. Flaubert, un realista literario, se
expresa de este movimiento, “lo mismo sucede con la poesía. Extraigámosla de cualquier
cosa, pues en todo, en todas partes deja sus posos: no hay un átomo de materia que no
contenga pensamiento; vayámonos acostumbrando a considerar el mundo como una obra
de arte, cuyos procesos hemos de reproducir en nuestras obras”1

1
Rosen & Zerner, 1988: 145

2
La afirmación de Flaubert sugiere no solo los origines románticos de la estética del arte,
sino también, el rompimiento de los estilos entre representar la realidad, con toda su vulgar
y prosaica verdad y la creencia de que la estética del tema carecía de importancia. A este
respecto, el primer artista que se revisará es Gustave Courbet (1819-1877), fue hijo de una
familia de terratenientes acomodada de Ornans. Admirador del arte que se encontraba en
los museos, de hecho su pintura es heredera directa de Velazquez, Zurbaran y Caravaggio.
Fue defensor de la clase trabajadora que será protagonista de sus obras. Esta será
una de las razones por la que será muy criticado. Para Courbet el arte tenia que representar
las cosas que se pueden ver y tocar, lo que suponía un rechazo de la pintura historicista,
mística y/o religiosa. Él mismo decía que nunca pintó un ángel porque nunca había visto
uno. Tuvo que exiliarse por intentar destruir la Columna y estuvo implicado directamente
en el Gobierno de la Comuna de París.
“La escuela de Barbizon, formada por un grupo de artistas, se había interesado por el
tema del paisaje, tratándolo de una manera realista como si fuese la anatomía humana,
mediante el estudio del espacio, el modelado y la luz”2. En ellos se inspirarán los paisajes
de Courbet y el testimonio social: la revolución de 1848 representa la primera
confrontación entre la clase burguesa y la proletaria, todo esto surgida de la Revolución
Industrial, que llena a Europa de industrias, grandes ciudades y el ferrocarril.
En la obra de Gustave Courbet, Entierro en Ornans, pintado en 1850, en la ciudad natal
donde nació el pintor. Los habitantes posaron para él, representando tal cual un entierro, el
cuadro fue expuesto en Ornans, Besançon, Dijon y, finalmente, en Paris, en el Salón de
1850-51, junto a otras dos de sus grandes obras: Los picapedreros (1839) y Los campesinos
de Flagey.
En el texto Romanticismo y Realismo de Charles Rosen, menciona que “El Entierro
molestó sumamente a la crítica, causó un verdadero escándalo, más sin embargo, esto le
generó al artista una gran publicidad”,3 por otro lado, la historiadora Farga Mullor comentó
que “sí un romántico representaría este tema con dramatismo y El Greco buscaría una
síntesis del mundo terrenal y celestial, Courbet lo presenta tal y como es.”4

2
Farga, 2013: 309
3
Rosen & Zerner, 1988: 147
4
Farga, 2013: 310

3
Emile de Nieuwerkerke (1811-1892), escultor y director imperial de las Bellas Artes bajo
el régimen de Napoleón lll, destilaba “Es pintura de demócratas, de gente que no se cambia
de ropa y quiere imponerse a la gente de sociedad; es un arte que no me gusta, es más, que
me disgusta”5
Esta obra representada por Courbet esta poderosamente individualizada y caracterizada
porque solo el suceso particular tiene una existencia real, aunque no se trata de un entierro
determinado. Durante la exposición personal que Courbet pudo organizar en 1855, se
encargó de repartir unos folletos, parte del texto menciona; He estudiado, fuera de
cualquier espíritu de sistema y sin partidismos, el arte de los antiguos y de los modernos.
No he querido ni imitar a unos ni copiar a los otros: mi pensamiento tampoco ha consistido
en alcanzar la meta ociosa del "arte por el arte". ¡No! He querido simplemente extraer del
conocimiento completo de la tradición, el sentimiento razonado e independiente de mi
propia individualidad -Gustave Courbet, Le Réalisme, 1855.
El preámbulo del folleto que acompaña a su exposición personal del pabellón del
Realismo, se ha considerado a menudo un manifiesto del Realismo. Es aquí, donde estos
valores individuales del artista se ven representados en El Entierro en Ornans, la inspiración
que lo llevó a crear la obra es tan solo el resultado de su individualidad y su talento propio.
Courbet no es solo quien le da cuerpo al realismo, sino quien asienta un aspecto que a partir
de ese momento será preocupación del artista: cual es la función del arte, el papel del artista
y su compromiso con la sociedad. La obra destaca la individualidad no solo del propio
artista, este aspecto lo refleja incluso en los personajes, Courbet habla de lo que conoce, de
su realidad, utiliza su conocimiento individual como herramienta para crear estas obras que
reflejan temas inclusive fríos, pero reales.

Del mismo modo, es importante recalcar las características de la obra, Courbet le otorga
un valor a los personajes, el artista utiliza la lógica de colocación, los personajes están
situados arbitrariamente, se encuentran deseosos de finalizar la ceremonia del entierro, esto
implica una intervención de estudio de un ritmo de los valores de luces y sombras que dan
dinámica interna, dinámica de la visión dada a travez del propio manejo de la luz.

5
Rosenblum, Robert & Janson, 1992: 327

4
Así como también se pueden ver reflejado, el valor de los contrastes y las tonalidades del
negro, estas características de color le permiten a la obra tener un sentido muy fuerte en el
trabajo del color, cómo manejar el color y dar distinta variedad de tonalidad, el realismo de
la obra es demasiado frío.
Por otro lado, un artista que podría abrir una comparación con Courbet es Honoré
Daumier (1808-1879), el cual llama la atención por su sentido realista, el artista nació en
Marsella y vivió en París desde pequeño. Su padre tuvo la aspiración de que tuviera una
carrera en el mundo del arte, pero no salió así, esto provocó que su hijo creciera en medio
de la pobreza, empezó a trabajar en su infancia. Fue básicamente autodidacta, aprendió
dentro de la litografía, y junto a Courbet se considera el mayor exponente del realismo. No
constituyen solo la esencia teórica conceptual, sino la manera que lo llevan a cabo a través
de su propia viva.
Su arte sirvió para evidenciar las circunstancia de la sociedad y los criterios sobre la
democracia y todo lo sucedido en la política francesa a partir de Napoleón III.
“Fue un gran dibujante que practicó la caricatura política hacia el gobierno de Luis Felipe
de Orleans. Sus figuras son onduladas y recuerdan sus trabajos litográficos. Sus temas
tienen relación con el mundo de la marginación” 6
El artista tiene camino dentro de la
prensa y la caricatura, En 1848, lo mismo que Courbet, estará al lado de esa insurrección de
Paris y lo veremos con caricatura política, además de ser un pintor con experiencia en
barricadas. Su caricatura de costumbre, tanto a los personajes de la oficinas (burócratas),
ladrones, bohemios, diputados. No hay nada que se le quede en el tintero a Daumier que no
sienta la acidez y crudeza típica de este artista quien se convirtió en un formidable
comentarista político. Fue marcando un estilo incluso dentro de la caricatura, forma rápida
y sintética, certera que tiene y que Baudelaire había ya hablado sobre el genio que era como
litógrafo y caricaturista. Sus pinturas, son una continuidad de sus caricaturas, son pequeñas
pero la monumentalidad dentro de estas pequeñas dimensiones está en la solidez
constructiva, domina la linea, lo expresivo y fuerza cuando se acerca a la pintura.
Concibe las imágenes con sentido denso de la pincelada, rápida y casi gestual, tratando
de buscar la máxima síntesis y la máxima expresividad. Para ejemplificar los valores del
artista, a continuación se mencionará una de sus grandes obras, El vagón de tercera clase

6
Farga, 2013: 310

5
(1862-84), esta obra es parte de su pensamiento individual, ya que, el artista hace una
crítica social aquí.
Por medio de esta representación explica los cambios que se están provocando en la
sociedad francesa. Aumenta la gente pobre, frente a la fuerza de la industrialización. La
obra de Daumier en ese sentido, muestra la relación que el tiene con la humanidad que le
pretende dar a su obra. Le brinda un valor de la condición humana que va mucho más allá
del mero realismo. Es por eso que las palabras de Courbet quedan marcadas, Daumier
retrata lo que ve, mediante su individualidad refleja una realidad existente, hay que ser de la
época de la que se vive.
Cabe recalcar que los trenes de aquel entonces contaban con tres clases de vagones; Los
vagones de primera disponían de butacas, calefacción y estaban prácticamente cerrados al
exterior para que sus pocos viajeros estuviesen cómodos en ellos. Los de segunda eran
prácticamente igual, pero había un mayor número de pasajeros. Mientras que los de tercera
constaban de asientos de madera corridos, sin calefacción y con personas aglutinadas
dentro de ellos.
Gustave Courbet mencionó, “No puedo enseñar mi arte ni el arte en ninguna escuela, ya
que niego que el arte pueda enseñarse; el arte es completamente individual y el talento de
cada artista no es sino el resultado de su propia inspiración.” La misma individualidad de la
que Courbet es partícipe se ve reflejada en Daumier, utiliza sus propias experiencias de
vida para ayudar a los que ahora lo necesitan, la obra es un reflejo de un estilo de vida
basado en la precariedad laboral de los más desfavorecidos, el trabajo en las ciudades, la
insalubridad, los excesos de la vida en sociedad.
Dentro de la temática y estética de la pintura, todas las miradas de los personajes en el
vagón llevan donde está la anciana, la cual no parece feliz ni tampoco triste, su mirada se
mantiene totalmente ausente, pareciera estar sumergida dentro de su propia mente, perdida
como muestra de resignación. A su izquierda, una joven amamanta a su bebé, dignificando
así la vida humana en un ambiente tan oscuro. A la derecha de la anciana, un niño está
dormido y apoya su cabeza sobre la mujer.
Es aquí donde se puede mostrar una diferencia entre Courbet y Daumier, aunque los dos
representan el mundo real y sus obras causarán horror y fueron polémicas en su época, en
tanto al estilo, considero que Daumier se acerca más a Goya, ya que, ambos artistas

6
recurrieron a lo grotesco y la caricatura retratan lo más obscuro de la sociedad. Se perciben
los monstruos que se llevan dentro, que afloran.
No es de extrañar que la crítica de arte, como formato escritural y práctica cultural, no
fuese receptiva a la pintura realista, sobre todo a aquella de Courbet, presentada, muchas
veces, en lienzos de gran tamaño reservados a la pintura de Historia. Ambas obras
mencionadas no solo tienen en común que son realistas, también podemos notar que las
obras parecieran tener un carácter amargo, son situaciones que normalmente nos desagrada
ver, no son cómodas de pensar, ni en la muerte, ni la pobreza. Es aquí donde el realismo
toma sus valores, los artistas como lo son Daumier y Courbet reconocen que como parte del
objetivo en sus obras, el ser hostiles en los temas es normal, ahora ya no se trata de
romantizar la verdad, es momento de representar una realidad fría, objetiva, aunque injusta
para algunos. De igual manera, ambas obras buscan romper las reglas del academicismo,
tanto en estética, temas, colores y personajes. Los artistas trabajan los valores del realismo
desde los personajes de la cotidianidad, no pintan un carácter heroico, sino una
representación del pueblo, sin alegorías, es la misma representación de los procesos
sociales. Utilizan a estos personajes para mandar un mensaje a la sociedad, son pintados
como eran, no muestran una realidad adornada.
Gracias a todo lo anterior, podemos concluir con que, el realismo reivindica el apogeo de
la realidad, la importancia de los problemas actuales , frente a los grandes temas del pasado
y las academias, al abordar temas que hasta entonces se habían ignorado, en estrecha
conexión con la literatura y su variedad de temas: intimistas, familiares, reuniones al aire
libre, paisajes rurales y urbanos. Es entonces cuando el realismo introduce sensaciones de
vitalidad, instantaneidad y nuevos enfoques, aproximándose así a la fotografía.
El realismo es, pues, un modelo cultural que expresa un momento de equilibrio, de
aceptación del marco social creado por la Revolución y, a la vez, de esperanzado desafío a
sus fallas y fisuras, todos sus elementos formales expresan ese equilibrio y esa confianza en
el pacto.

7
Figura 1

Gustave Courbet (1819-1877). Entierro en Ornans, oleó sobre lienzo, (1849). 315x668 cm,
Museo de Orsay, Paris.

Figura 2

Honoré Daumier (1808-1879). El vagón de terca clase, oleó sobre lienzo, (1862-1864).65 x
90 cm, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.

8
Bibliografía:
 Hauser, Arnold, “Capítulo VIII: Rococó, clasicismo y romanticismo” en Historia
Social de la Literatura y del Arte, Vol. II, Labor, Barcelona, 1985.
 Rosenblum, Robert y H. W. Janson, El Arte del Siglo XIX, Akal, Madrid, 1992.
 Rosen, C., & Zerner, H. Romanticismo y realismo : los mitos del arte del siglo XIX
(1 ed.), 1988.
 Farga, M. Historia Del Arte 2Ed Revisada. En Historia del arte (2.a ed.). Pearson
Educación, 2013.

Referencia de imágenes:
 Figura 1: Gustave Courbet (1819-1877). Entierro en Ornans, oleó sobre lienzo,
(1849). 315x668 cm, Museo de Orsay, Paris. https://www.musee-orsay.fr/fr
 Figura 2: Honoré Daumier (1808-1879). El vagón de terca clase, oleó sobre lienzo,
(1862-1864).65 x 90 cm, Museo Metropolitano de Arte, Nueva York.
https://www.metmuseum.org

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