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Luis Cernuda Desde El Exilio
Luis Cernuda Desde El Exilio
Luis Cernuda Desde El Exilio
1
2
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ………………………………………………….4
CONCLUSIÓN ……………………………………………………15
BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………….17
3
INTRODUCCIÓN
Antonio Machado en
Canciones a Guiomar VI
4
LUIS CERNUDA: Vida, obra y contexto histórico
De la misma Sevilla de donde salieran poetas como García Lorca, Alberti, Jorge
Guillén o Gerardo Diego nació Luis Cernuda Bidón en 1902. De padre puertorriqueño y
militar, y madre sevillana, estudió en los Escolapios para luego pasar al colegio de San
Ramón, donde obtendría su bachillerato. Se decide por Derecho y va a la Universidad de
Sevilla; allí cursará la asignatura impartida por Salinas: Historia de la Lengua y Literatura
Española. Entablará amistad y trato con él lo que le abrirá todo un campo de posibilidades.
Desde joven había sentido pasión por el verso, sobre todo con las Rimas de Bécquer y
aunque al principio no quisiese decirle nada a Salinas de su escritura más tarde acabaría
confesándolo. Así le presenta a Juan Ramón Jiménez, toda una autoridad poética ya en
los años 25, y se acercará a los círculos de escritura sevillanos.
Sus amistades se centraban en torno a la revista Mediodía con Adriano del Valle,
Joaquín Romero y Murube o Rafael Laffón y otros poetas de segunda fila de la generación
del 27. Poco a poco va fraguando su personalidad profesional como escritor y se siente
más capacitado para ello, es el momento en que parte a Madrid. Allí logrará colaborar
con las grandes revistas de la generación: Litoral, dirigida por Manuel Altolaguirre y
Emilio Prados; Carmen, fundada por Gerardo Diego; Verso y Prosa editada por Guillén
y Juan Guerrero.
El libro que bien puede decirse que se acoge a la forma guilleniana (el cual aún
sin libro publicado sí se conocía su poesía en revistas) no debe tanto a sus temas que
transmiten sus pesares más agudos y tristes así como su eterno conflicto para satisfacer
un deseo que la realidad le niega; muy relacionado con su identidad homosexual y los
prejuicios sociales de su tiempo que quizás no le permitieron vivir su sexualidad
libremente, además su educación y la autoridad de su padre militar se establecían como
fuertes lastres emocionales que fueron poco a poco medrando en el temperamento del
poeta, cada vez más cerrado a la realidad.
6
Durante la guerra colabora en Madrid con la revista de Alberti, El mono azul; en
Valencia con Hora de España e incluso estuvo en el campo de batalla. Es por entonces
cuando concibe Elegías españolas que luego pasará a llamar Las Nubes. Se centran en la
expresión de su sentir durante la guerra civil. No se encuentra atisbo político o
moralizante en los poemas más bien rabia y meditación unidas hacia una labor social.
Encontramos en este libro los famosos poemas de «A un poeta muerto (F. G. L.)», «Niño
muerto» o «Elegía española». Algunos son escritos ya en Glasgow, su primera parada en
el exilio, aunque remiten a la guerra civil. Algo había cambiado en Cernuda, un tanto
desencantado con la política nacional, con el Partido Comunista y viendo ya el desastre
que iba a suponer para España había decidido exiliarse pues en Inglaterra. El 14 de febrero
de 1938 sale hacia París camino de Londres.
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en el 1962 aparece su última obra, Desolación de la Quimera con la que se asentará
definitivamente en México hasta su muerte repentina, la mañana del 5 de septiembre de
1963, que le pilló por sorpresa cuando intentaba encender su pipa.
En los años 60 Cernuda viajó a la universidad de California para dar un curso. Fue
invitado por un joven profesor español, Carlos-Peregrín Otero, que había terminado su
tésis doctoral sobre él. Por estos años, Cernuda, ya empezaba a ser reconocido y poco
después saldrían otros estudios dedicados a su obra desde Alemania, Estados Unidos e
Inglaterra (Elisabeth Müller, Philip Silver, Robert K. Newman y Derek Harris) los cuales
aún se toman como referencias en los trabajos actuales. Además desde España se prepara
un homenaje a Cernuda desde la revista La caña gris1con las colaboraciones de
Aleixandre, José María Castellet, Gil de Biedma, el mismo Carlos Otero, José Ángel
Valente y Zambrano entre otros.
Los años anteriores a esta etapa americana de Cernuda no se caracterizan por una
actividad poética muy prolífica, al contrario, se dedicaba fundamentalmente a la crítica a
la vez que preparaba la última edición de la Realidad y el Deseo. Justo cuando él creía
que su obra iba a acabar irremediablemente perdida entre las distintas voces de la crítica;
cuando comienza a anhelar sus años de poeta no conocido es cuando surge su última obra,
Desolación de la Quimera, en 1962, que fue bastante bien recibida en México. Pero la
fama tiene un precio y suscitaba envidias e intrigas su nuevo estatus, tanto que llegó a
pasarlo mal durante su estancia californiana, tras la cual volverá a Cayoacán, donde será
bien recibido por Paloma Altolaguirre que vivía allí con sus tres hijos.
1
La caña gris, Valencia, nº. 6-8, otoño de 1962, «Homenaje a Luis Cernuda» Este homenaje viene
después del hecho en 1955 por la revista cordobesa Cántico que surge de las generaciones más jóvenes
como Ricardo Molina, Pablo García, Juan Bernier o Vicente Núñez.
2
Derek Harris, La poesía de Luis Cernuda, Granada, Universidad de Málaga, 1992, pp. 78.
8
y esta hace del libro un testamento cuya intención es legar al futuro un autorretrato fiel y
un ajuste de cuentas debidamente atestiguado con la vida.
Algunos temas de los que hablan estos poemas vienen ya desde Las Nubes, el
poemario que otorga una personalidad ya más afinada a Cernuda y que se va
desarrollando hasta lo que podemos encontrar en Desolación de la Quimera. El título
mismo, tan sonoro y pesado, nos da una imagen agotada en la que ya no cabe esperanza.
Quimera, definido por el DRAE3 designa «aquello que se propone a la imaginación como
posible o verdadero, no siéndolo»; es decir, que los 38 poemas del libro son la prueba
ejecutoria de que lo que Cernuda intentaba creer se desvanece, se derrumba ante el
presentimiento de la muerte o del olvido. Como unas últimas palabras antes de que
alguien las diga por él. En el poema «Música cautiva»4 encontramos su gran dicotomía
vital entre la realidad y el deseo5, entre lo que uno piensa y lo que a uno le gustaría hacer.
Tus ojos son los ojos de un hombre enamorado;
Tus labios son los labios de un hombre que no cree
En el amor. Entonces dime el remedio, amigo,
Si están en desacuerdo realidad y deseo.
El título nos conduce a unos poemas que podríamos calificar como misceláneos
en el sentido en que tocan diferentes géneros y materias. Son numeroso los que se escriben
a personas como en «Mozart», «Dostoievski y la hermosura física», «Amigos: Enrique
Asúnsolo» y «Amigos: Víctor Cortezo», a Juan Ramón Jiménez en «J. R. J. contempla el
crepúsculo», a Wagner en «Luis de Baviera escucha Lohengrin», a los nitos de Paloma
Altolaguirre: «Animula, vagula, blandula» y «Hablando a Manona», a Keats en «A
propósito de flores» y otros a los que se les nombra como Goethe, Galdós, etc.
Los hay que remontan a la niñez o al viaje a la senectud como «Niño tras un
cristal», «Antes de irse» o «Despedida»; otros son de tema clásico: «Las sirenas», «Ninfa
y Pastor, por Ticiano» o «Desolación de la Quimera»; también el amor es partícipe en
algún que otro poema como «Música cautiva», «Epílogo» o «Lo que al amor le basta».
Pero los que más llaman la atención son los que conllevan un cierto reproche como
al homenaje que se hace a Verlaine y Rimbaud por parte de las instituciones inglesas y
francesas que se refleja en «Birds in the night» o el poema «Supervivencias tribales en el
medio literario» que escribe por Manuel Altolaguirre y la cuestionable situación en la que
quedaba su obra6; uno muy conocido es «Malentendu» a Salinas o el «Otra vez, con
sentimiento» hacia Dámaso Alonso.
Pero no solo tiene algo que decir sobre la politización de la literatura o pasados
fantasmas de su vida sino que también trata el tema de la España franquista en «Díptico
3
RAE, Diccionario de la Lengua Española, Madrid, Espasa, 2007.
4
Los poemas o versos de la obra de Cernuda que se insertan en este trabajo provienen de la edición de
Cátedra por Luis Antonio de Villena correspondiente a la 5ª edición. Op. Cit. Bibliografía final.
5
Título ya en 1936 del recopilatorio de su obra y que volverá a repetir en la edición mexicana del 58.
6
Los poetas que se habían quedado en España seguían una poesía social debido al régimen franquista
mientras que los poetas del exilio se cuestionaban si esta era una forma de aplacar sus trayectorias
poéticas al no poder ni querer seguir esa tendencia.
9
Español», el de la Guerra Civil en «1936» a un excombatiente de la Brigada Lincoln y
aún hay otro hacia sus compatriotas peninsulares y su relación con ellos desde el exilio
ante su obra, su persona o sus actitudes con el que cierra el libro: «A sus paisanos» en el
que encontramos desoladoras sentencias que remiten a sucesos de su trayectoria poética.
Como hemos visto se pueden agrupar los poemas y por sus títulos ya se puede
acertar cuál era el mensaje que Cernuda quería lanzar al publicar estos 38 poemas bajo el
título de Desolación de la Quimera. Villena7 escribe lo siguiente en cuanto a la obra:
Casi todos los críticos que se han ocupado de este libro son unánimes en que se trata –
bajo cierto enfoque- de un repaso a las obsesiones de toda la obra cernudiana (suponiendo
por tanto una síntesis y un corolario) y de un ajuste de cuentas, un poner comas y puntos
a muchos asuntos que le interesaban […].
En cuanto a la métrica, cada uno de los poemas es diferente. «Cernuda adopta una
u otra forma según el impulso creador se lo demanda» reseñan Julio Neira y Javier Pérez
Bazo8 los cuales diferencian tres tipos de composiciones métricas:
Por un lado, las composiciones de carácter clásico, que presentan como rasgo
sobresaliente su isometría versal y estrófica […], por otro, aquellas que ofrecen una
notable regularidad en lo que respecta al verso y la división estrófica pero que, sin
embargo, carecen de rima; por último las composiciones heterométricas sin rima […].
Las composiciones clásicas (se cuentan diez textos) engloban por ejemplo a
«Malibú» que es una cancioncilla, a «Dos de noviembre» en cuartetas asonantes de seis
sílabas con rima asonante en los pares, «Respuesta» en su brevedad está formado por tres
pareados, heptasílabos y hexasílabos, uno con rima asonante y los otros dos consonantes
y otro paradójico es «Hablando a Manona», en cinco estrofas de siete versos, los cuatro
primeros en una cuarteta asonante y los tres últimos a modo de estribillo, uno trisílabo y
dos pentasílabos.
Los poemas isométricos carentes de rima no son tan numerosos (cuatro textos):
«Dovstoieski y la hermosura física» en endecasílabos (con un tridecasílabo y dos
alejandrinos), «Música cautiva» en alejandrinos con una estructura perfecta de los
hemistiquios, «Pregunta vieja, vieja respuesta» en tercetos de pie quebrado y «Luna llena
en Semana Santa» la mayoría en heptasílabos.
7
Luis Antonio de Villena. Op. Cit. p. 42
8
Julio Neira y Javier Pérez Bazo, Luis Cernuda en el exilio Lecturas de Las Nubes y Desolación de la
Quimera, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, 2002, p. 181
10
Breysse-Chanet ha trabajado mucho sobre la literatura contemporánea y sobre
Cernuda y encontramos en su nómina de trabajos un artículo9 sobre su escritura desde el
exilio. En él podemos encontrar respuesta al tipo de verso cernudiano que divide entre
tradicional y fluctuante según el poema:
Je parlerai de versification traditionnelle lorsque Cernuda fait appel aux composantes
règulières de la tradition poétique espagnole […]. La notion de versification fluctuante
renvoie à une zone intermédiaire, ni traditionelle ni libre. Elle peut inclure des vers blancs,
un rhytme strophique irrégulier, ou des vers polymétriques.
Aun así la variedad métrica de Cernuda va mucho más allá de esta simple
introducción a Desolación de la Quimera pero sirve para descartar la idea de prosaísmo
total en la obra del poeta exiliado.
Centrando un poco más este trabajo hacia el tema de la relación de Cernuda con
España desde el exilio y sirviendo Desolación de la Quimera como ejemplo más práctico
a analizar por su carácter recapitulador y final que resume la poética cernudiana, hemos
seleccionado el poema «Díptico Español I» como muestra de la tensión que existe para el
poeta entre las dos Españas. El punto de vista del exilio es la atalaya que le permite
expresar claramente lo que piensa de España y de su régimen franquista. Un poema que
está dividido en dos partes y dedicado a Carlos Otero; la primera se titula «Es lástima que
fuera mi tierra» y la segunda «Bien está que fuera tu tierra». Constituyen dos caras
opuestas de España.
9
Laurence Breysse-Chanet, «Luis Cernuda et l’ecriture rythmique de l’exil, de Las Nubes à Desolación
de la Quimera» en Les langue néo-latines, nº 324, marzo de 2003, Pp. 42.
10
Carlos-Peregrín Otero, «Cernuda contra Sansueña: El poeta y la bestia» en Entre la realidad y el deseo:
Luis Cernuda 1902-1903, ed. James Valender, Madrid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales
y Amigos de la Residencia de Estudiantes, 2002, Pp. 50
11
Otero es el estudioso y amigo de Cernuda que sigue la creación poética del
sevillano en vida. En una carta de Cernuda11 le da a conocer también la decisión de hacer
«Es lástima que fuera mi tierra» y «Bien está que fuera tu tierra» un mismo poema por el
hecho de ser antagónicos, las dos caras de la moneda que es España, que ya en los títulos
podemos adivinar su contenido; la lástima que siente por la España de los años 60 frente
al recuerdo de la literatura de Galdos y sus Episodios, sobre todo, que reflejan para
Cernuda la verdadera España. Son otra vez más la oposición entre lo real y lo idealizado,
la España franquista y la España de su memoria; realidad y deseo en resumidas cuentas.
En este trabajo nos centramos más detenidamente por su interés filológico en el «Díptico
Español I: Es lástima que fuera mi tierra».
La primera parte del poema, «Es lástima que fuera mi tierra», se nos muestra una
crítica hacia la España franquista, contra aquellos que llamados españoles estaban
destruyendo su nación y que malinterpretaban su voz. Lo forman diez estrofas (cinco de
nueve versos, cuatro de ocho y una de siete) más un último pareado en forma de preguntas
retóricas que cierra la composición. Están dispuestos de manera que al principio se
encuentran las estrofas con mayor números de versos que van dando paso a las de ocho y
a la de siete para al final volver a los nueve versos12 lo que nos indica cómo se adelgazan
las estrofas hacia la mitad del poema para hacerlo más llevadero y delicado dentro de un
verso ya de por sí muy prosaico y largo.
Parece que el contenido gana a la forma que se convierte en el sistema por el cual
cobra forma la palabra de Cernuda. Empieza el poema con lo que podría ser una captatio
11
Id.
12
El número de versos en relación ordenada a las estrofas sería: 1ª estrofa- 9 versos; 2ª- 9; 3ª- 9; 4ª- 8; 5ª-
8; 6ª- 8; 7ª- 7; 8ª-8; 9ª- 9; 10ª-9; 11ª-2.
13
La mayoría de los endecasílabos son propios con acentos en la 6ª y la 10ª, al estilo clásico. Como
ejemplo citamos «De la separación y la nostalgia» (v. 3), «Revancha contra quienes la negaron» (v. 29),
«A quienes él da voz y les libera» (v. 58) o «¿Qué herencia sino ésa recibimos?» (v. 85). Sí se destaca dos
hemistiquios endecasílabos melódicos en el largo verso «No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó
de ser la mía» (v. 72) con acentos en la 3ª, 6ª y 10ª.
12
benevolentiae, como una respuesta a las voces que malinterpretan su obra. Esta, como ya
hemos comentado, es una idea que Cernuda tenía en la cabeza y que ya se ve en el poema
«Supervivencias tribales en el medio literario» con el problema de cómo sería interpretada
su obra después de su fallecimiento y cómo quedaría su obra como poeta en el exilio:
«¿Oyen los muertos lo que los vivos dicen luego de ellos? / Ojalá nada oigan: ha de ser
un alivio ese silencio interminable» (v. 50, 51) son dos versos que nos dan una imagen de
este miedo escénico ante su previsible muerte que se encuentran en «Birds in the night».
«¿Sólo la más remota oyen entre mis voces? / Hablan en el poeta voces varias: /
Escuchemos su coro concertado» (v. 5-7), de esta manera nos prepara para darnos su
propia lectura de su obra, la cual pasa por la crítica y la auto confesión de su identidad
nacional «Adonde la [voz] creída dominante / Es tan sólo una voz entre las otras» (v. 8,
9).
Y esta voz que pasa a iluminar el «Es lástima que fuera mi tierra» se refugia en la
responsabilidad con la historia para basar sus versos. El hombre libre que nos infunde
Cernuda debe garantizar la continuidad de la historia, no desde cero, sino que una vez
conocido y comprendido lo hecho y ganado a lo largo de la humanidad es su tarea
fomentarlo acrecentándolo y animando a las próximas generaciones, «Es patrimonio
nuestro y es herencia / De los hombres futuros» (v. 13, 14). La negación de ello es para
Cernuda un secuestro de la civilización que rebaja al hombre en animal: «¿Y cuánto?, en
esa escala dura / Que desde el animal llega hasta el hombre» (v. 17, 18). El poeta emplea
«desde» el animal y «hasta» el hombre y no al revés, haciendo no solo bajar un escalón
al hombre sino equiparándolo al animal que es el que asciende. El instinto animal es el
innato en nosotros, la inteligencia se fomenta y nunca deja de crecer durante nuestras
vidas; cuando se pierde es cuando el lado animal del hombre prevalece y sale a la
superficie.
Y «Así ocurre en tu tierra, la tierra de los muertos» (v. 19) nos indica dónde está
ocurriendo aquello, en España. «Adonde ahora todo nace muerto, / vive muerto y muere
muerto» (v. 20, 21) nos repite Cernuda; con insistencia en el fonema /r/ como recurso del
oxímoron. La desolación arrasa el país, no hay gérmen de vida entre el pueblo que ya ni
nace, ni vive, es solamente una entelequia de sociedad regido por los dos grandes pilares
del régimen: la Iglesia y el Ejército: «Pertinaz pesadilla: procesión ponderosa / Con
restaurados restos y reliquias / A la que dan escolta hábitos y uniformes» (v. 23-25) que
logran amedrentar a la población a base de miedo. «Venceréis, pero no convenceréis»14
dijo Unamuno al general Millán Astray en el 36. Es de esta manera como se entiende un
pueblo que sumido en el hambre y miedo de la posguerra no se levanta para seguir
luchando. «La historia de mi tierra fue actuada / Por enemigos enconados de la vida» (v.
30, 31) continúa Cernuda, los cuales solo trataban de animar en España más que el
folclorismo tradicional de sevillanas y toros. «Muera la inteligencia» (v. 39) escribe
Cernuda, «Abajo la inteligencia»15 grita Astray.
14
El País, «Venceréis, pero no convenceréis» [en línea], nº. 10.798, 2/1/2007, [consultado el 15/1/2015
en http://elpais.com/diario/2007/01/02/espana/1167692420_850215.html ].
15
Id.
13
En una España como la que nos presenta nuestro poeta, con todas sus carencias y
desvirtudes del periodo, es normal que Cernuda no se adscriba a ella:
Si yo soy español, lo soy
A la manera de aquellos que no pueden
Ser otra cosa: y entre todas las cargas
Que, al nacer yo, el destino pusiera
Sobre mí, ha sido ésa la más dura. (v. 44-48)
Este momento del poema Cernuda adquiere un tono diferente que dará un giro en
la composición que se vuelve decididamente más personal y biográfico donde la voz de
Cernuda vuelve al poema y advierten muy precisamente Neira y Pérez Bazo16:
[…] el discurso textual se polariza en el propio poeta, y decimos bien, pues la voz de
Cernuda suena ahora, como en muy pocas ocasiones, acendradamente autobiográfica
orientada por su condición de poeta. El tono es plenamente confesional.
Más tarde, en la novena estrofa podemos verlo más claramente donde escribirá
«Soy español sin ganas / Que vive como puede bien lejos de su tierra» (v. 67, 68) que no
siente como suya su nación y a la que no piensa volver. El poema «Peregrino» es toda
una declaración al exilio permanente: «Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas, / Sino
seguir libre adelante» (v. 6, 7). Algo parecido a lo que escribe en esta primera parte del
Díptico:
[…]Tanto que prefiero
No volver a una tierra cuya fe, si una tiene, dejó de ser la mía
Cuyas maneras rara vez me fueron propias,
Cuyo recuerdo tan hostil se me ha vuelto
Y de la cual ausencia y tiempo me extrañaron. (v. 71-75)
16
J. Neira y Pérez Bazo, Luis Cernuda en el exilio… Op. Cit. Pp. 259.
14
hablábamos antes. Cernuda aparece hacia la quinta estrofa, hablando por sí mismo y de
él mismo; deja a un lado las cuestiones periféricas para declararse hijo de la poesía, patria
de la conciencia, que le permite rechazar gobiernos, naciones y fronteras. No existe para
Cernuda otra cosa, a un año de morir, que el afirmarse en esta relación desde el exilio
entre España, que es la que le da la lengua, y la poesía.
Aún el tono derrotero con el que el poema se desarrolla, al final podemos ver un
atisbo de futuro, una posible semilla germinada en las cenizas de la posguerra. Las dos
preguntas retóricas son toda una llamada a la cordura y a la reflexión que para Cernuda
siempre tendrán respuesta en su poesía y su lengua, ya que ante todo es un poeta con todas
sus letras.
CONCLUSIÓN
Cernuda no pudo ocultarse tras su trabajo, cada uno de sus versos son él y su
pensamiento, de extremado perfeccionamiento siempre fue serio con su trabajo. En
Historial de un libro18, la obra que podemos llamar explicativa de su escritura nos
dice:
Yo mismo doy ocasión para una de las objeciones más serias que pueden hacerse a mi
trabajo: la de que no siempre he sabido, o podido, mantener la distancia entre el hombre
que sufre y el poeta que crea.
17
«No me queréis, lo sé, y que os molesta / Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende» son los dos
primeros versos del último poema de Desolación de la Quimera dedicado «A sus paisanos».
18
Luis Cernuda, Obra completa, vol. II. Prosa I, ed. Derek Harris y L. Maristany, Madrid, Siruela, pp.
646.
15
Quizás esto nos venga a decir que ojalá Cernuda hubiera escrito poesía bucólica y
no haber pasado todas esas penalidades que le hacen escribir de esa manera tan dura y
triste pero debemos pensar que la responsabilidad de los escritores durante esta etapa de
la historia española era crucial para el auténtico pueblo español. Eran ellos, quién si no,
los encargados de decir lo que pensaban y de escribir sobre lo que veían y sentían.
Por ellos nos dice Cernuda que no ha sido capaz de diferenciarse a sí mismo entre
su persona y su obra pero después de haber sido testigo del atentado más grave al pueblo
español del siglo XX, no es posible agachar la cabeza y seguir el camino. Y aquí está la
clave de nuestro Cernuda, que sirve a la poesía ante todo lo demás aunque sea de una
manera un tanto personal y resentida para aplacar esos fantasmas que desolan las
esperanzas de su pueblo. De esta manera siente su responsabilidad con su lengua y su
nación. Y así es como se le recuerda un poco; como aquel poeta del exilio que luchó, a su
manera, contra sus propios males y los de todos, haciendo de la poesía su caballo de
batalla.
16
BIBLIOGRAFÍA
Julio Neira y Javier Pérez Bazo, Luis Cernuda en el exilio Lecturas de Las Nubes y
Desolación de la Quimera, Toulouse, Presses Universitaires du Mirail, 2002.
Luis Cernuda, Las Nubes – Desolación de la Quimera, Ed. Luis Antonio de Villena,
Madrid, Cátedra, 2002.
Luis Cernuda El escritor y la crítica, ed. Derek Harris, Madrid, Taurus, 1977.
Octavio Paz, «La palabra edificante» en Cuadrivio, México, Joaquín Mortiz, 1969.
17