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Crisis Financiera de Panamá 1980
Crisis Financiera de Panamá 1980
Crisis Financiera de Panamá 1980
ESCUELA DE DERECHO
DERECHO BANCARIO
2020
Índice
Índice ............................................................................................................... 1
INTRODUCCIÓN.............................................................................................. 2
Historia y Antecedentes...................................................................................... 6
1
INTRODUCCIÓN
En el siguiente trabajo podremos ver y analizar la crisis financiera que hubo en 1980
en Panamá. Los 1980 en América Latina se consideraron “la década perdida”. La
deuda externa fomentada por el reciclaje de “petrodólares” (dólares obtenidos por
países productores de petróleo y colocados en los mercados financieros
internacionales) y la inflexibilidad de las economías dieron lugar a la denominada
“crisis de la deuda externa” cuando México dejó de pagar en 1982 (¿la deuda
externa?). Como consecuencia, cesó el financiamiento externo privado y se
desaceleraron las economías de la región por falta de competitividad en el contexto
de una economía internacional rezagada. Panamá se endeudó con petrodólares y con
organismos financieros internacionales para financiar un masivo programa de
inversiones públicas hasta 1760.5 millones de dólares en 1979. Siguió endeudándose
hasta 5,111 millones de dólares a fines de 1984. La economía creció hasta 1981, pero
descendió en la crisis externa en 1982-1983 y repuntó en 1984 y en 1985 hasta 5%
para desacelerarse y caer abismalmente en 1987-1989 como nunca antes por causa de
la crisis política interna.
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Crisis Financiera de Panamá 1980
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Características de la formación socio-económica panameña.
Es casi innecesario reiterar que Panamá es un país cuya vida social y económica
está fuertemente determinada por su posición geográfica. Su carácter de istmo
que une las porciones norte y sur del continente americano, y de delgada franja
de tierra que acorta el paso del océano Atlántico al Pacífico, ha definido su
papel histórico (desde la colonia) en la división internacional del trabajo, como
zona de tránsito de gentes y mercancías.
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fundamentalmente en torno al abastecimiento de la zona de tránsito (Panamá
- Portobelo, Panamá - Colón).
La extracción de minerales y la industria para la exportación (agroindustria,
esencialmente), pese a ser importantes, históricamente han ocupado un lugar
secundario de la actividad económica. Este tipo de integración al mercado
mundial ha permitido que la economía panameña esté altamente incorporada
al desarrollo capitalista. Si bien este desarrollo capitalista no está basado en el
surgimiento de una poderosa industria autóctona, la actividad económica del
país ha estado, desde la colonia, íntimamente vinculada a la circulación de
mercancías. El alto grado de “desarrollo”; de este capitalismo dependiente, al
servicio del comercio mundial, ha sido el motor de la historia económica, social
y política de Panamá, y también la causa básica de sus contradicciones.
Si bien, en un primer momento, la construcción del canal por los
norteamericanos pareció a los ojos de la burguesía comercial panameña el
cumplimiento de sus aspiraciones (revivir el esplendor comercial que el istmo
tuvo en la época colonial), no pasó mucho tiempo antes de que ésta
descubriera que el enclave colonial construido en las riberas del canal le excluía
de la posibilidad de enriquecerse a costa del “transitismo”. Estados Unidos
estructuró el canal en función de su comercio a tal punto que la sociedad
panameña, incluidas sus clases dominantes y dominadas, quedaron al margen
de los beneficios producidos por la vía acuática.
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Historia y Antecedentes
Pero la huelga más importante en ese momento fue la de los educadores. Serían
los docentes los que se tornarían en el sector de vanguardia contra los planes
de austeridad y contra la política del gobierno de Royo, llevándolo finalmente
a su caída anticipada. Ese año la huelga de educadores se extendió más de un
mes exigiendo aumentos salariales.
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astronómica bajo el gobierno de Royo, y la economía tampoco se recuperó,
sufriendo los embates de la crisis de principios de los años 80.
En lo político, el objetivo era desarrollar un plan de democratización
controlado y escalonado, que debía culminar en 1984. La intención era llevar
a cabo un proceso parecido al que entonces se desarrollaba en España con
relativo éxito. Como hemos dicho, la imagen que se quería proyectar era la de
instituciones democráticas (un gobierno civil, un legislativo electo por voto
popular, partidos políticos, etc.), aunque el “poder real” se mantuviera
férreamente controlado por los cuarteles.
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pronto su victoria (1979) contagió a toda la región, produciéndose el inicio de
la guerra civil en El Salvador (1979-80), una situación similar en ciertas regiones
de Guatemala, etc. Los países centroamericanos se veían conmovidos social y
políticamente debido a una acumulación del descontento popular, motivado
por décadas de superexplotación, miseria y represión de las libertades
democráticas, situación que se había agudizado a partir de la crisis económica
de mediados de los 70. La onda expansiva de la revolución, que se había
iniciado en Nicaragua, y que rápidamente se expandió a El Salvador,
amenazaba a todos los países de la región, cuestionando no sólo los regímenes
imperantes, sino también la dominación imperialista y el mismo sistema
capitalista.
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burgueses lograron arraigarse en un significativo porcentaje del electorado,
principalmente en las capas medias.
En el plano de las confrontaciones sociales, en 1980, continuó el proceso de
paulatino enfrentamiento de los sectores populares contra el plan económico
del gobierno y los empresarios. En enero, el Consejo Nacional de Trabajadores
Organizados (CONATO) convocó una huelga general exigiendo la derogación
de la Ley 95 de 1975, que había congelado varias conquistas del Código de
Trabajo. Esta lucha logró que se suspendiera momentáneamente dicha ley.
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En marzo de 1982 se produjo la primera crisis, con la jubilación forzada del
comandante en Jefe, Florencio Flores, y de los tenientes coroneles Manuel
Araúz y Armando Bellido acompañada de una modificación completa de las
responsabilidades que ejercían los oficiales del Estado Mayor. El coronel Rubén
D. Paredes ocupó el cargo de comandante en Jefe, Armando Contreras el de
Jefe de Estado Mayor y Manuel A. Noriega el de subjefe. Este cambio a lo
interno de la Guardia Nacional sentaría las bases para las modificaciones que
vendrían después en el ámbito civil del gobierno. Más que cambios
pacíficamente planificados por la alta oficialidad del Estado Mayor, realmente
se estaba produciendo una lucha solapada por el poder político. Desde la
muerte de Torrrijos hasta las elecciones de 1984 se sucedieron 3 comandantes
en Jefe de la G. N., y tres presidentes de la República (Royo, De la Espriella e
Illueca), en un breve lapso de 3 años. Si extendemos la cuenta algunos años
más, hasta 1988, veremos que en ese período Panamá tuvo otros tres
presidentes (Barletta, Delvalle y Solís Palma).
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2. Preparar el terreno para que el general Paredes lanzara su candidatura
oficialista para las elecciones presidenciales, haciendo el papel de hilo
conductor para la continuidad del régimen, tal y como se había pensado para
Torrijos.
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pseudopopulista de 1972, y se introdujeron garantías para los capitalistas,
como el artículo 268, que impide al Órgano
Legislativo eliminar o recortar las partidas destinadas al pago del servicio de la
deuda externa. Para realizar la reforma se nombró, en noviembre de 1982, una
junta de “notables”, entre los que figuraban importantes dirigentes de la
oposición burguesa como Guillermo Endara, Mario Galindo, José A. Sosa,
Bolívar Pedreschi. Por el oficialismo estuvieron Fernando Manfredo, Oydén
Ortega, Nánder Pitty y otros. Prácticamente se produjo un “Pacto Nacional”
en torno a esta reforma constitucional, que fue un eslabón importante en el
proceso de democratización, pues, hasta estuvo presente el Partido del Pueblo,
en la persona del Prof. César De León. Tan sólo un sector político minoritario
se opuso a esta reforma constitucional, por representar una continuidad del
régimen, contraponiéndole la exigencia de una Asamblea Constituyente libre y
democráticamente electa. Este sector estuvo formado por el Partido Acción
Popular, dirigido por Carlos I. Zúñiga y Miguel A. Bernal; y el Partido Socialista
de los Trabajadores, cuyos principales voceros eran los profesores José Cambra
y Virgilio Araúz; y otras personalidades independientes.
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“proceso democratizador”, Se deja de lado el proyecto de mantener la
continuidad del régimen por la vía de llevar a la presidencia a un militar, tal y
como se planteó en vida de Omar Torrijos, y que luego Paredes quiso realizar.
Esa variante, que representaba una democratización muy restringida, tenía dos
problemas: por fuerza creaba una dualidad de poderes entre el presidente
militar y el comandante en jefe de la G.N.; por otra parte, hacía evidente ante
las masas la continuidad del régimen y la farsa de la “democratización”.
Noriega replantea el proyecto de una manera más coherente, y tal vez más
acorde con la política de reacción democrática de Estados Unidos: la existencia
de un presidente y un gabinete civil, que guardaran las apariencias debidas; un
instituto armado “profesional”, es decir, alejado en apariencia de la política,
pero que se mantuviera como centro indiscutible del poder real en el país, para
lo cual había que desarrollar a la Guardia Nacional hasta convertirla en un
ejército (capaz de defender el Canal) que a la vez tuviera una proyección social
mediante millonarios programas de “acción cívica”. La primera y urgente
acción política que tomó Noriega fue el impulso de la llamada Ley 20,
aprobada el 29 de septiembre, por la cual se reforma la Guardia Nacional y se
crean las Fuerzas de Defensa de Panamá. Como señala Milton Martínez: “La
aprobación y puesta en vigencia de la Ley 20 no significa simplemente un
cambio de denominación ..., por el contrario, establece las bases de orden
jurídico y administrativo que reestructuran todas las instancias del componente
militar” Se reacomodan las responsabilidades a lo interno de las nuevas Fuerzas
de Defensa, se desarrolla un plan de ampliación del cuerpo armado mediante
la creación de unidades militares (Batallón Paz, Batallón 2,000, etc.), y se
moderniza el parque militar. La filosofía de las FFDD aparece resumida en un
folleto de relaciones públicas editado por ellas: “Es así como, la defensa y
protección del Canal por nuestra Patria, es una de las misiones inmediatas y
trascendentes de las Fuerzas de Defensa, las cuales deben demostrar al mundo
entero que sólo su capacidad, entrenamiento, organización y profesionalismo,
podrán asegurar la existencia del Canal; evitando o combatiendo cualquier tipo
de amenaza, viniese de donde viniese, que pudiera atentar contra su
funcionamiento”.
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El carácter de la crisis
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enclave colonial que ha sustraído una porción fundamental del territorio
nacional a la soberanía política y económica de Panamá.
La contradicción social más importante creada por el enclave canalero fue la
de profundizar el desarrollo capitalista del país, uniéndolo al comercio
mundial. Como consecuencia de eso se ha creado un numeroso proletariado
de la zona de tránsito, con decenas de miles de inmigrantes
llegados de todas partes del mundo para laborar en la construcción y operación
del ferrocarril primero y del canal después. En contraposición, se ha producido
una burguesía panameña débil, dependiente y pusilánime que, en un primer
momento, tuvo que centrar su fuente de acumulación en la especulación
inmobiliaria y con tierras adyacentes a la zona de tránsito.
Sobre el carácter de la clase dominante panameña y su relación con el
imperialismo y el proletariado le encajan perfectamente, a nuestro entender,
las siguientes consideraciones de León Trotsky: "(...) El régimen interno de los
países coloniales y semicoloniales tiene un carácter predominantemente
burgués. Pero la presión del imperialismo extranjero altera y distorsiona tanto
la estructura económica y política de esos países que la burguesía nacional (aún
en los países políticamente independientes de Sudamérica) no alcanza más que
parcialmente el nivel de clase dominante... La burguesía de los países coloniales
y semicoloniales es una clase semioprimida, semidominante..." .
Agrega Trotsky que en "los países industrialmente atrasados, el capital
extranjero juega un rol decisivo. De aquí la debilidad relativa de la burguesía
"nacional" respecto del proletariado "nacional”.
La pérdida de los beneficios generados por el principal recurso del país, el canal,
agudizó los conflictos políticos y sociales. Por un lado, porque se limitó el
margen de concesiones y de participación que las clases dominantes podían dar
a las dominadas.
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en el canal para que, no sólo le salvara de las frecuentes revueltas populares,
sino hasta dirimiera sus contradicciones electoreras por el poder.
Tan temprano como 1906 y 1908, encontramos a los gobiernos republicanos
solicitando la intervención de las tropas norteamericanas para garantizar la
"pureza" de los sufragios. Pese al surgimiento de la zona canalera como un
enclave, la construcción del Canal significó una bonanza económica para el
país, gracias al crecimiento poblacional que amplió el mercado interno. Sin
embargo, esta bonanza económica no implicó una ausencia de conflictos
sociales y políticos, entre los que podemos contar: la disolución del ejército
nacional (1904) y varias intervenciones norteamericanas en comicios nacionales
(1906, 1908, 1912, 1918).
La historia política de la República de Panamá es la historia de una crisis política
constante, permanente, "sin fin", como la ha llamado el sociólogo Milton
Martínez. Crisis política que nació con la república misma, incubada por las
contradicciones socioeconómicas que hemos mencionado.
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En todos los casos, las renegociaciones de los tratados han sido precedidas por
cambios en el régimen político y la instauración de gobiernos fuertes que han
estabilizado la situación política.
La lógica histórica pareciera ser la siguiente: las crisis políticas y económicas han
colocado sobre el tapete la necesidad de renegociar las relaciones Panamá-
Estados Unidos, pero el gobierno norteamericano ha tratado de evitar negociar
con gobiernos acuciados y debilitados por las luchas populares, prefiriendo
hacerlo con gobiernos fuertes y estables. ¿Será casualidad que las
renegociaciones "exitosas" de 1936, 1955 y 1977 estuvieran precedidas por los
golpes de estado de Acción Comunal en 1931, de Remón Cantera en 1951 y de
Omar Torrijos en 1968?
La cuarta y última de estas crisis, cuyo estudio es el objetivo de este trabajo, es
la que hemos vivido en la década del 80, y que culminó en el cambio violento
del régimen político, que significó la invasión del 20 de diciembre de 1989.
Aunque en este caso no se ha producido aún una renegociación global respecto
a la permanencia o no de las bases militares norteamericanas (prevemos que se
dará en algún momento antes del año 2,000), sí se han producido acuerdos de
otro tipo que tienden a reforzar la dependencia política, económica y militar
de Panamá hacia los EEUU, tales como el Convenio de Donación (julio de
1990), el Tratado de Asistencia Legal Mutua (1991).
La inestabilidad política de los años 80 tiene como una de sus causas una
galopante crisis económica que se traduce en un deterioro del nivel de vida de
los panameños, en el recorte paulatino de los gastos sociales del estado y de la
participación de éste en la economía nacional.
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profundizaron los efectos recesivos de la crisis, tanto para Latinoamérica como
para el resto del mundo subdesarrollado, convirtiendo este período en la
llamada "década perdida".
La crisis del sistema capitalista internacional se ha tornado crónica, desde 1966-
67, teniendo hasta el presente cuatro momentos agudos (1966-67, 1973-75,
1979-82 y 1990-93). Su característica más notoria es que cada vez involucra de
manera permanente a más países, que no vuelven a recuperar los ritmos de
crecimiento económico que tenían previamente.
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una proporción constantemente decreciente con el volumen de valor del
capital total invertido" .
De modo que, para paliar los efectos de dicha crisis, los capitalistas recurren a
una serie de medidas, que también Marx estudió, que aumentan la masa de
plusvalía que se extrae a los trabajadores de todo el mundo. Es decir, se tiende
a aumentar la explotación o productividad de la clase obrera, para recuperar
la tasa de ganancia.
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inversiones donde obtener ganancias; y como la masa de plusvalía sigue igual
y el capital ha aumentado, la cuota de ganancia baja abruptamente, originando
una nueva crisis coyuntural"
"Esta crisis se debe en última instancia, como todas las crisis de la economía
capitalista, a que el desarrollo del capital se ha topado, a partir de cierto
momento, al carácter limitado del mercado, o sea, al consumo solvable
(solvente, nota O.B.). El mercado ya no estaba en expansión para asegurar el
mantenimiento y el desarrollo de la tasa de ganancia. He aquí por qué desde
hace veinte años, la historia económica como la historia política están
dominadas por los esfuerzos del capital, ayudado de la política de los Estados
en vista de restablecer y de aumentar la tasa de ganancia por un lado limitando
el alentamiento de los mercados de artificios - pedidos estatales, política de
crédito fácil, etc.- y por otro lado, reduciendo la partede la clase obrera en los
ingresos nacionales" .
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participación de la industria manufacturera en el PIB cayó del 12.5% en 1970,
al 10.4% en 1980, y continuó cayendo hasta un 8.9% en 1987. El PIB
agropecuario bajó del 14.6% en 1970 al 9.9% en 1980.
Otra forma utilizada por el gran capital para orientar la actividad económica
es su política crediticia. En este sentido, durante la década 1970-80, los
préstamos concedidos al sector comercio y servicios llegaron a constituir el
60% del total (14). Este cuadro de estancamiento y retroceso de la producción
nacional por si mismo era ya responsable por el alto grado de desempleo y
miseria social, y a él se le añadirían a mediados de los 80 los efectos de la
estrategia neoliberal. El fenómeno de la deuda externa, si bien es derivado de
la crisis crónica del sistema capitalista, adquirió en la década de 1980 una
relevancia especial, pues se convirtió en la forma explotación privilegiada de
los países imperialistas sobre las economías de América Latina, Asia y Africa.
Para cumplir con el compromiso de pagar una deuda externa, cuyos dígitos
son constantemente inflados con métodos especulativos y fraudulentos, ya no
sólo se recurre al desmantelamiento del sector público de nuestras economías,
sino también a la apertura del mercado interno y el consecuente
exacerbamiento de la crisis de la agricultura y la industria nacionales en
beneficio de las importaciones procedentes del exterior.
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de utilidades e intereses, su deuda externa en vez de disminuir aumentó en
126,000 millones de dólares, hasta sobrepasar (en 1988) los 400,000 millones.
En ese mismo período los términos de intercambio para la América Latina se
deterioraron en un 22.2%, mientras su PIB por habitante disminuyó en un
6.6%. Alfredo Calcagno compara la situación económica a que ha sido
sometido nuestro subcontinente con las impuestas a Alemania al final de la
Primera Guerra Mundial, y se evidencia que, mientras que para aquel país las
reparaciones que debió pagar (entre 1924-32) correspondieron al 2.4% del
PIB, Latinoamérica hizo pagos de la deuda (entre 1982 y 1988) equivalentes al
"6.9% del PIB para Venezuela, el 5.6% para México, el 4.4% para Argentina,
el 3.9% para Chile y el 3.3% para Brasil" .
Hacemos nuestras las conclusiones de Calcagno al respecto: "Una vez que los
países contraen deudas imposibles de pagar, los bancos exigen que cumplan
programas "de ajuste" de la política económica, bajo la vigilancia del Fondo
Monetario Internacional... De allí el carácter intrínsecamente recesivo de la
política de ingresos que resulta de los programas del F.M.I.: en esencia, tiene
como objetivo la extracción de recursos del país deudor subdesarrollado para
transferirlos al país acreedor desarrollado, sin el menor examen de la causa de
la presunta deuda ni de las consecuencias de su pago" .
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ingresos percibidos por el estado panameño, esta cifra sigue siendo pequeña.
Además de que no se ha logrado todavía la plena incorporación del área
adyacente al Canal a la economía panameña.
b. A su vez, el Canal reafirma otra deformación estructural de la economía
panameña, consistente en el hiperdesarrollo del sector terciario (comercio y
servicios) a costa del agro y la industria. El sobre desarrollo del sector terciario
incide en nuestra economía poniéndola a servicio de las necesidades del
comercio mundial, y no del desarrollo nacional. Lo que genera un débil
mercado interno y relaciones de intercambio desiguales.
Son estas particularidades negativas de nuestra economía las que, junto con la
crisis económica abierta desde mediados de los años setenta condujeron a un
masivo endeudamiento y a la profundización de la crisis. En los años 80, las
políticas neoliberales expresadas en los "ajustes"
"El servicio de la deuda alcanzó 537 millones de dólares en 1981, 414 millones
más que en 1976, lo que representa el 33.4% de las exportaciones de bienes y
servicios, y 18.4% más que en 1976. El pago de amortizaciones se elevó 3.9
veces, de 67 millones de dólares en 1976 a 260 millones de dólares en 1981, y
el de intereses de 4.9 veces, de 56 millones de dólares a 277 millones de
dólares".
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Este vertiginoso aumento de la deuda externa, que coincidió con el período de
"transición democrática" de Aristides Royo y el "repliegue" de Torrijos, se
produce pese a que el gobierno había renegociado en 1976 la deuda, y había
adoptado un programa económico (conocido como préstamos de
contingencia), que se propuso los siguientes objetivos:
• Disminución del déficit fiscal, que en 1978 llegaba a los 212 millones de
dólares anuales, y que para 1982 casi se había triplicado, trepando a 569
millones.
• Redefinición del rol del Estado en la economía.
• Disminución de la demanda de créditos externos por el sector público.
• Inicio de la liberalización de la economía.
El mencionado acuerdo con el Banco Mundial señala que no sólo las fuerzas
políticas pertenecientes al régimen aprobaban estas medidas, sino que también
la oposición burguesa manifestaba su anuencia. En un pie de página puede
leerse: "... existe un amplio consenso en lo que toca a la perspectiva económica
y las medidas necesarias para afrontarla. Además, los principales partidos
políticos de oposición representan facciones que también favorecen las políticas
que incentiven a la iniciativa privada".
Este crecimiento fue con grandes desigualdades, pues en 1985, mientras que
Estados Unidos crecía a un ritmo del 2.5%, Japón se mantenía en un 5% y la
Comunidad Europea en un 2.4%. Tómese en cuenta que el ritmo de
crecimiento de las grandes potencias rondaba, en promedio, el 6% durante los
años sesenta y se verá la caída de los ritmos producida por la crisis. En el plano
nacional, la participación estatal en el PIB, lejos de retroceder, como pretendía
el ajuste, siguió creciendo y fue del 13% en 1985, un 5% mayor que en el año
anterior. Lo interesante es que se recortó el renglón de inversiones del Estado,
pero siguió incrementándose el de servicios personales. Por ende, el déficit fiscal
alcanzaba ya en 1985 los 379.39 millones de dólares.
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Conclusiones y recomendaciones
Aún así, nuestro país carece de algunas condiciones que le servirían para
sostener el crecimiento en el tiempo. Entre las políticas de crecimiento que
serían necesarias aplicar en el país para potenciar el crecimiento económico se
pueden recomendar las siguientes: Incrementar las inversiones en
infraestructuras (carreteras, puertos, etc.) que faciliten la comercialización de
los productos y reduzcan costos; Promover el aumento de la productividad,
particularmente en aquellas actividades relacionadas al sector exportador,
como son las actividades agrícolas que en Panamá se encuentran
indirectamente subsidiadas. Los panameños pueden planificar una recuperación
social y económica , siempre y cuando planifiquen adecuadamente el uso de
los recursos que nos legaron las generaciones que nos antecedieron.
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