En El Astillero Trabajo
En El Astillero Trabajo
En El Astillero Trabajo
EDUCACIÓN A DISTANCIA
Nombre: Carolina
Apellidos: Edrosa Cano
Calle: José María Lope
Toledo
Población: Logroño
Provincia: La Rioja
CP:26003
LITERATURA HISPANOAMERICANA
CONTEMPORANEA
6401-20-00860
Relación de Lecturas Obligatorias
Juan Carlos Onetti fue desde su juventud un perdedor sistemático. Cuentan sus
biógrafos que desde pequeño experimento sentimientos de fracaso en las facetas de la
vida de niño, luego de adolescente y más tarde, instalado en la literatura, tras el
estímulo de su maestro, Roberto Arlt, fue segundón de premios literarios hasta que llegó
el Premio Cervantes en 1980.
A finales de los treinta llegaba al Río de la Plata una actitud familiar en la Europa de
posguerra. La reacción negativa de los escritores o intelectuales contra los valores
generados, germen del indiferente moral, del hombre sin fe ni interés por su destino que
tendrá en los héroes onettianos el molde perfecto.
Mostro desinterés por redactar la realidad externa y fabricó un orbe propio, una
realidad dominada por la futilidad de afirmar la individualidad y por la impotencia para
justificar una vida superflua en un mundo carente de sentido. Su mundo propio es
autosuficiente, generador de sus propias condiciones de vida, y tiene un nombre, Santa
María, el escenario es una especie de “condado” creador como ficción y refugio a partir
de La vida breve (1950), novela crucial en su trayectoria pues despliega una serie de
reflexiones en relatos posteriores.
El desgaste no se limita a la existencia humana, afecta también a las cosas, a los seres
inertes, como ocurre con la empresa del astillero en la novela homónima. La lucha
contra esa desolación se revela inútil, la postura de sus héroes roza más la resignación
que la angustia. Como dejó dicho Mario Vendetti, el fracaso existencial de todo vínculo
se impone. En la raíz misma del ser humano está lo inevitable de su destrucción.
Los personajes de sus novelas tienen vocación de solitarios y viven dominados por el
aburrimiento, la tristeza o la locura, forma perfecta del escapismo. También la muerte
ocupa un papel central en toda su obra. << En la alegoría existencial de Onetti la
metáfora de la vida como un pasaje un sueño a otro, de un tránsito sin fronteras entre la
realidad y la ficción, se completa con esta lección inesperada de la muerte, aceptada
con naturalidad de un sueño. La muerte en sus diferentes variantes estaría siempre
anticipada por signos que impiden toda sorpresa>>.
Todos los personajes de Onetti tienen un indiscutible aire de familia. Entender a Onetti
implica aceptar que el lector dispone solo de una pequeña parte visible, la más
importante permanecerá siempre oculta y los lectores se convertirán paulatinamente en
cómplices secretos de lo que adivinan. Onetti utiliza un lenguaje coloquial,
conversacional, de gran expresividad popular, al estilo de su maestro, Roberto Arlt.
<<La entrega sin reservas a la ensoñación como forma de enriquecer una existencia
enajenada, sustenta de modo absorbente la actividad literaria de Onetti a lo largo de sus
sesenta años>>
Juntacadaveres (nombre que proviene de una etapa del acomodo a esa profesión).
En El astillero se presenta un Larsen cinco años más viejo disculpado legalmente por el
cumplimiento de su pena, y dispuesto a rescatar socialmente su existencia para la misma
ciudad que lo expulsará de su seno. De las dos condiciones de partida- la sociedad, la
miseria- surgen los dos proyectos quiméricos que jalonan lo que será su último invierno:
El romance con Angélica Inés Petrus y la gerencia general del astillero del padre de
aquella. Ambos devendrán ficticios descansos de un descendimiento inevitable y
previsible, pautados justamente por la sucesión de espacios que su figura recorrerá,
emulando, como bien a advertido Emir Rodriguez Monegal, el viaje a las sombras del
Ulises homérico, el averno del Eneas o la ciudad de Ditte de Dante.
Los capítulos de El astillero aparecen intitulados por el letal itinerario cumplido por
Larsen. Los 18 segmentos textuales generados desde el primero,<< Santa María- I>>,
hasta el último, <<El astillero- VII>>, <<La glorieta-V>>, <<La casa-I>>, <<La casilla-
Santa María es en esta novela el lugar donde la realidad sepulta el anhelo, donde el
razonamiento expulsa a la imaginación. El último viaje de Larsen a Santa María, su
visita a Petrus en la cárcel, a donde ha ido a parar, tras la denuncia de Galvéz, el
administrador del astillero que ha acabado suicidándose, es el primer aldabonazo de su
hundimiento, el último, el definitivo después de la expulsión cinco años atrás.
<<El astillero>> y <<La glorieta>> son los territorios respectivos de las dos farsas
desencadenadas: la laboral y amorosa- afectiva. La puntualidad asistencia de Larsen,
luego relajada, al centro de construcción y reparación de buques, la forma escrupulosa a
que se da a la falaz vinculación laboral deseada. En su oficina de Gerente General
(<<Las ventanas habían tenido vidrios, cada pareja de cables rotos enchufaba con un
teléfono…>>) necesita creer que todo aquello era suyo, necesita entregarse sin reservas.
El edificio del astillero alberga para Larsen un proyecto de reinserción social en el que
se ve obligado a creer, cumpliendo ritualmente sus más esenciales apariencias.
En la glorieta se sucederán los mismo encuentros << Casi idénticos y tan semejantes
que podrían haber sido recordados como tediosas repeticiones e una misma escena
fallida>>: la inalcanzable conquista de Angélica Inés, el espejismo de su probabilidad
roto justo a raíz del encuentro que Larsen tiene con la sirvienta de aquella al final de la
obra, tras el desconcierto que la prisión de Jeremias Petrus a precipitado en su Gerente
General. Josefina, la sirvienta de los Petrus será con respecto al amor que Larsen siente
por Angélica Inés, lo que <<La casilla>> con respecto a <<El astillero>>. Sirvienta y
casilla son recursos sustitutorios de lo inalcanzable, trampas tendidas por una realidad
que poco a poco va apagando un esfuerzo idealizante.
<<El chamamé>> es el último reducto del decadentismo de Puerto astillero. Para Larsen
es además una torpe relación con su pasado que llega a producirle << asco y un poco de
miedo indefinible>>. Una atmosfera de decadencia que termina envolviendo a todos sus
personajes.
A su llegada a Santa María, Larsen se halla <<al borde del abismo>>; la salida de
Puerto astillero no es sino la fantasía que es capaz de erguir la desesperación. La
amargura y el escepticismo de la derrota le obligan a entregarse << sin reservas>> a
soñar su viejo sueño de grandeza y redención, a decidirse por ese refugio
desesperanzado y absurdo donde está dispuesto a instalar la última etapa de su
existencia, << su última oportunidad de engañarse.
Donoso establece una cronología muy interesante para explicar el fenómeno del Boom,
a través de tres novelas que se han convertido en iconos de este periodo, como son La
región más transparente (1958), de Carlos Fuentes, La ciudad y los perros (1962), de
Vargas Llosa, galardonada con el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral, y Cien años
de soledad (1967), de García Márquez. El fenómeno narrativo, vinculado en sus
orígenes al triunfo de la Revolución Cubana, tuvo en el “caso Padilla” y en el
desencanto de la apropia revolución dos factores que explicarían las diferencias
insalvables entre muchos escritores, que antes habían sido grandes amigos y cómplices
en la carrera literaria.
Técnicamente, Vario Margas Llosa adopta todas las innovaciones en esta novela: el
monologo interior, la alternancia del narrador extra e intradiegético; los puntos de vista
opuestos; la simultaneidad; los saltos temporales; los flash- backs; el delirio que anticipa
las balas que penetraran su cuerpo el día siguiente; el oyente mudo, el lenguaje
desordenado…
Como en los demás escritores del grupo, Lima es el escenario de sus relatos urbanos: en
ella encuentra sus representantes de la clase media y de los inmigrantes de provincias.
Zavaleta enfrenta el lector con una Lima “horrible”, con habitantes egoístas e hipócritas,
ambientes sofocantes y una falta total de valores morales.
El reconocimiento del autor comenzó con La ciudad y los perros (1963). Usa su
experiencia personal en el colegio militar Leoncio Prado para denunciar no solo la
violencia, el racismo, el clasismo, el machismo y la injusticia en el ámbito militar sino
en toda la sociedad peruana. El dualismo temático (superior/inferior; blanco/negro o
mestizo; rico /pobre; padres/ hijos…) se repite en el espacio (el colegio frente a la
ciudad) y en la alternancia entre presente y pasado. Aunque la novela resultaba muy
compleja en aquel momento, debido principalmente a los saltos en el tiempo y los
cambios de perspectiva, todavía mayor colaboración exigía del lector la segunda, La
casa verde (1966). La novela se divide en cinco tramos ordenadas de forma alternante,
que transcurren en dos espacios: la ciudad de pintura y la selva.
Para mostrar el país “jodido” en su totalidad, aparece una multitud de personajes de los
más diversos estratos: en la capa más bajas se mueven guardaespaldas.
Si la imagen del país en La ciudad y los perros era negativa, ahora el cuadro es
desolador.
No siempre está psicología de los personajes sigue la misma línea, pues hay casos a lo
largo de la novela que realizan acciones que no corresponden con su personalidad. Un
ejemplo de ellos es el valor de “El esclavo” al delatar al comando con el examen. Otro
ejemplo es que “El poeta” siendo el personaje que quizás tenga más valores dentro de la
novela no respeta la relación de su amigo con su novia.
Esto significa que el determinismo en la novela esta limitado en ciertas ocasiones y que
es selectivo. En buena parte estos alumnos esta determinados por las condiciones
familiares, la clase social, el nivel de cualificación de cada uno de ellos y dde sus
personalidades.
Pero lo que nos lleva a la conclusión de que el determinismo no es del todo fuerte en la
novela es que al final cada personaje encamina su vida de un modo sorprendente. En el
caso de Jaguar se acaba casando y trabajando en un banco y El poeta acaba estudiando
en el extranjero. Esta novela tiene parte de determinista y parte de critica realista de la
sociedad de Lima pues nos muestra su forma de educación y como en las personas
afecta.
Neruda se sintió siempre atrapado por esa Madre Natura, que se concentraba
esencialmente en el ámbito rural del sur chileno, tierras de la Araucanía, donde se
desarrolló su infancia y su adolescencia.
Toda su obra está atravesada por las imágenes de los bosques con flores y los
coleópteros, las grandes piedras y el aroma de la madera, la persistente lluvia agobiante
y el territorio del viajero inmóvil.
Pablo Neruda espectador privilegiado de los acontecimientos históricos del siglo XX,
supo incorporar dichas experiencias a su propia creación poética.
La crítica literaria suele relacionar su obra con los lugares que conformaron su itinerario
espiritual: su etapa de formación en Chile de 1904 a 1927, que agrupa su creación desde
Crepusculario (1923) hasta Tentativa del hombre infinito (1926); su etapa asiática de
1927 a 1932 donde concluye su poesía “hermética” de Residencia en la tierra (1933); su
estancia española, tras el paréntesis diplomático en Buenos Aires de 1934 a 1937, tan
decisiva en el cambio de orientación poética, que se plasma en España en el corazón
(1937); su etapa americana de 1949 a 1950, en que Neruda toma conciencia de su
dimensión continental, a través del Canto General (1950); sus años de proscrito de 1949
a 1953, donde publica Los versos del capitán (1952); y su regreso definitivo a Chile de
1953 a 1973 reconocido como poeta de talla mundial.
Con frecuencia Neruda se declara poeta de la soledad y del amor; asociados ambos al
mundo originario y representados en numerosas ocasiones por la mujer, se confunde
con la tierra porque “es su más plena y atractiva encarnación”. De todas las mujeres
influyentes en su vida ninguna aparece tanto en sus escritos como Matilde Urrutia: está
presente en Estravagario y le dedica Los versos del capitán (1952) y Cien sonetos de
Este poema pertenece concretamente a Los versos del capitán (1963) es una obra de 42
poemas y está dedicado a Matilde Urrutia. En ellos prevalece la temática del amor, la
furia, el deseo…
En este poema destaca el uso de metáforas, a través de estas metáforas expone el tema
principal. Desde un comienzo compara la risa de Matilde con una rosa, está observación
implica que es natural y bella como la naturaleza. A su vez, también la compara con el
agua, con la fuerza y la energía que de esta obtenemos.
La risa es un símbolo que nos expresa ese amor profundo y verdadero entre Matilde y
Neruda.
En cuanto a la primera estrofa son tres versos heptasílabos la que lo componen. En ella
nos expresa que lo más importante por encima de todas las cosas es su risa.
En cuanto a la segunda estrofa son seis versos heptasílabos, en ellos nos introduce la
rosa y el agua como símbolos fuertes en el poema.
En la tercera, cuarta y quinta estrofas son ocho versos heptasílabos, en ellos nos habla
del dolor, pero es un dolor que con amor se calma.
BIBLIOGRAFÍA
JUAN CARLOS ONETTI, El astillero, Juan Manuel García Ramos (ed.), Madrid,
Cátedra.