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La Línea Intertextual Entre La Resucitada de Emilia Pardo Bazán y La Amortajada de María Luisa Bombal

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La Resucitada de Emilia Pardo Bazán y La Amortajada de María Luisa Bombal

desde el estudio de la Literatura Comparada

Ma. Josefina Jiménez Fuentes


Las bases nucleares de la literatura comparada, como disciplina académica, se sitúa
a finales del siglo XVIII e inicios de siglo XIX, a través del dominio francés, el que, luego de la
segunda guerra mundial, es tomado por los angloamericanos. La Literatura Comparada tiene
una doble dimensión: la ideológico y la conceptual. El “concepto” es una figura que
pertenece a un campo científico, dado desde el espacio gnosiológico, que tiene un valor de
verdad dentro del campo categorial: narrador, cronotopo, diálogo, personaje, etc.; las
“ideas” trascienden los campos categoriales, como figuras gnosiológicas con valor filosófico;
es decir, cuando hablamos de Literatura Comparada como “idea”, nos sitúa en una
perspectiva crítica dada desde el espacio antropológico.
Existen ciertos rasgos de la literatura comparada que favorecen a la literatura en
general, pues, al traspasar fronteras lingüísticas, regionales, ideológicas, étnicas, políticas,
religiosas, etc., nos puede acercar a una literatura intercultural y mundialista, o como diría
Glissant, creando “lugares comunes”, lo que favorece a un desarrollo más amplio y completo
de ésta, ese es el quehacer de la Literatura Comparada.
El quehacer de la Literatura Comparada también se puede ver en la investigación
cuyo objeto lo constituyen problemas teóricos e históricos. Se distinguen aquí los trabajos
de genealogía comparada, de historia comparada de la literatura y de estética comparada,
así como aproximaciones teóricas e históricas concernientes a los textos literarios que son
objeto de estudio, tanto como a las literaturas y culturas involucradas. Otros campos de
acción de esta disciplina son la catalogación y recopilación de temas literarios, es decir,
pretende interpretar las variaciones y las metamorfosis de un tema literario a través del
tiempo, a la luz de sus relaciones con el contexto histórico, ideológico e intelectual.
Es de suponer que el análisis de las obras literarias, dentro de la Literatura
Comparada, no se reduce a la relación inmediata (la de la lectura, de la revelación); abarca

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también toda forma de relación mediata en donde entran en acción intermediarios como
traductores, adaptadores, vulgarizadores, profesores, amigos; buscando la
profesionalización al dar importancia a los estudios de recepción, puestos en boga por Hans-
Robert Jauss y la Escuela de Constanza que hace constatar la especificidad del hecho
comparatista sin perder de vista la aprehensión estética de la obra.
José Manuel Losada Goya concibe la intertextualidad como lectura comparatista, es
decir, como la determinación de relaciones, que es una posibilidad metodológica con el fin
de aclarar que la literatura comparada no es comparar en el sentido de reduccionismo
comparatista, sino que permite acometer un análisis incuestionable sobre el diálogo entre
obras literarias o entre una obra literaria y otra manifestación artística, resaltando la
absorción o transformación de uno sobre el otro. Según Julia Kristeva, es el campo de
transposición de diversos sistemas significantes, y el concepto de texto como espacio en el
cual se cruzan y se entrecruzan múltiples enunciados tomados de otros textos no están
reñidos con el concepto de transtextualidad en G. Genette (1982)
La Literatura Comparada refleja el contacto o colisión entre dos culturas, que se da
como una renovación de textos originales que, al ser tomados como referentes o influencia,
generan una nueva existencia, una nueva visión del texto. Emilia Pardo Bazán (1851-1921),
considerada la mejor novelista española del siglo XIX y una de las escritoras más destacadas
de nuestra historia literaria, además de novelas y cuentos, escribió libros de viaje, obras
dramáticas, composiciones poéticas y numerosísimas colaboraciones periodísticas, a través
de las cuales su presencia fue constante en la España de su tiempo. Con su obra y con
su vida puso de manifiesto la capacidad de la mujer para ocupar en la sociedad los mismos
puestos que el varón, sin renunciar a lo específicamente femenino. (Bazán 2002)
Por su parte, María Luisa Bombal Anthes nació en Viña del Mar, Chile, el 8 de junio
de 1910. Estudió en el Colegio de señoritas de los Sagrados Corazones y tras la muerte de su
padre, viajó a París, donde finalizó sus estudios para luego ingresar a la Universidad de
Sorbona. En 1931 regresó a Chile. En 1934 publicó su primera novela breve, La última niebla,
le siguió La amortajada, con el cual ganó el Premio de la Novela de la Municipalidad de
Santiago en 1938. María Luisa Bombal, la “abeja de fuego” llamada por Neruda, fue enérgica

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y apasionada, falleció el 6 de mayo de 1980. (Bombal 1941). Ambas mujeres fueron
disruptivas en, que les tocaba en su época, se refería; las dos recibieron una esmerada
educación y destacaron en el ambiente no solo literario sino el intelectual, y lo dejaron como
una fotografía en su obra misma.
Es pues, bajo estos conceptos y apreciaciones, que haré el análisis del cuento La
resucitada, escrito por Emilia Pardo Bazán y la novela La Amortajada por María Luisa Bombal,
en los que se podrá observar la intertextualidad entre la obra B y la obra A. La
intertextualidad, como «todo aquello que pone a un texto en relación manifiesta o secreta
con otros textos». (Cabanilles, 1992), puede manifestarse desde la extratextualidad, pues se
aprecia una relación entre ambas historias: en las dos se gira en torno a un ambiente
mortuorio, estando su cuerpo tendido en un ataúd; ambos yuxtaponen el mundo de los
muertos y el de los vivos, como una idea atrayente y complicada de ejecutar sin caer en
favorecer una dimensión frente a otra; ambas mujeres pertenecen a un nivel
socioeconómico alto, casadas, con hijos; las dos viven el desamor y, aunque una deja el final
abierto, se presupone que también termina en la muerte.
“A la llama de los altos cirios, cuantos la velaban se inclinaron, entonces, para observar la
limpieza y la transparencia de aquella franja de pupila que la muerte no había logrado
empañar. Respetuosamente maravillados se inclinaban, sin saber que Ella los veía”. (Bombal
1941)
“Ardían los cuatro blandones soltando gotazas de cera. Un murciélago, descolgándose de la
bóveda, empezaba a describir torpes curvas en el aire. Una forma negruzca, breve, se deslió
al ras de las losas y trepó con sombría cautela por el pliegue del paño mortuorio. (Bazán
2002)
“Y Iuego que hubo anochecido, se le entreabrieron los ojos. Oh, un poco, muy poco. Era
como si quisiera mirar escondida detrás de sus largas pestañas”. (Bombal 1941)
En el mismo instante abrió los ojos Dorotea de Guevara, yacente en el túmulo. Bien sabía
que no estaba muerta; pero un velo de plomo, un candado de bronce la impedían ver y
hablar”. (Bazán 2002)

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Aunque pareciera una antítesis, dado que Ana María estando muerta parece estar
viva y Dorotea de Guevara, estando viva parecía muerta, se observa la unidad en el contexto
global de la protagonista: la incapacidad de ambas de relacionarse con quienes las rodean,
la incapacidad de la mujer de hacerse visible ante su esposo, ante sus hijos, ante la sociedad;
el desamparo, la soledad, el desamor; ambas pretenden salir del ataúd que las aprisiona, de
ese espacio lúgubre que les contiene, pero les es imposible, aunque ambas todavía escuchen
y vean. Es este espacio reducido y encajonado en donde habita la mujer; la mujer que quiere
recuperar un lugar que le es propio, pero que, ante tal hecho, todos le rehúyen; o la mujer
que pretende hacerse ver en un espacio que trasciende y no alcanza a tener presencia. Así
que, ambas mujeres, en sus historias muestran el deseo y la lucha por posicionarse en un
espacio lejos de aquél que les ha sido asignado.
Para la literatura comparada estudiar la imagen es de suma importancia; en su
aspecto polisémico, la imagen invade el texto y prevalece sobre su misma estructura,
volviéndose tema; y el tema es, en este caso, la muerte. Desde la architextualiad, es como
se genera el emparentamiento de los textos por su género literario, imágenes comunes en
una categoría literaria; en estas dos obras se puede observar lo fantástico que invita al
misterio con la presencia de la muerte, de la que se sale vencedor; o como la aproximación
a la vida desde la muerte, rebelando la idea ficcional de las historias.
Y va. Alguien, algo la arrastra, la guía a través de una ciudad abandonada y recubierta por una capa de

polvo de ceniza, tal como si sobre ella hubiera delicadamente sopla do una brisa macabra.

—Anda. Anochece. Anda.


Un prado. En el corazón mismo de aquella ciudad maldita, un prado recién regado y fosforescente de
insectos.
Da un paso. Y atraviesa el doble anillo de niebla que lo circunda. Y entra en las luciérnagas, hasta los
hombros, como en un flotante polvo de oro.
Ay. ¿Qué fuerza es ésta que la envuelve y la arrebata?
Hela aquí, nuevamente inmóvil, tendida boca arriba en el amplio lecho.
Liviana. Se siente liviana. Intenta moverse y no puede. Es como si la capa más secreta, más profunda
de su cuerpo se revolviera aprisionada dentro de otras capas más pesadas que no pudiera alzar y que
la retienen clavada, ahí, entre el chisporroteo aceitoso de dos cirios. (Bombal 1941)

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Y de esperar e amanecer en la iglesia solitaria, no era capaz; en la penumbra de la nave creía que
asomaban caras fisgonas de espectros y sonaban dolientes quejumbres de ánimas en pena… (Bazán
2002)

Ana María recorre un proceso evolutivo, migratorio que envuelve y remarca el tema de lo
fantástico. Una voz misteriosa invita a la protagonista a abandonar su ataúd para explorar la
zona mágica de lo desconocido, el cual, la luz y la oscuridad la vida y la muerte se
desvanecen y funden paulatinamente. Por su parte, Dorotea, al salir de la envoltura
mortuoria, se sintió libre y esperanzadora; amaba y creía ser amada, pero, desde el momento
en que toca el aldabón de su casa, se sintió una mendiga; la recibieron con terror, con
escalofrío, con un chillido de espanto, como si trajera “el soplo frío de la huesa”. Al evitar,
posteriormente, su contacto dado que se “les cuajaba la sangre”, que “desprendía el vaho
húmedo de los panteones”, Dorotea regresa al seno sepulcral, al anonimato, a la muerte.
Según Genette, toda relación que une un texto B o hipertexto a un texto anterior A
o hipotexto, puede darse desde la Trasposición, es decir la amplitud textual y la ambición
estética o ideológica del hipertexto llevan a ocultar o a hacer olvidar su carácter hipertextual.
El hipertexto se aparta de su hipotexto. La amplitud textual, el desenvolvimiento temático
que María Luisa Bombal aborda en su novela, abre el diálogo, aunque sea en sentido inverso,
dado que Dorotea resucita y se pierde y Ana María muere y se encuentra, hacia el despertar
de la mujer en un papel más allá que el ornamental; La denuncia va tomando forma por
medio de los diálogos; la estampa que se muestra como si las mismas protagonistas gritaran
desde su tumba, a la que se regresa porque ya es un fantasma, ya no es aceptada luego de
su “transmutación”, y deja claro que están heredando su propia historia, como si fuera una
metanovela en donde el autor se confunde con su personaje para mostrar lo que no se debe
prolongar en ese rol dado a las mujeres en la sociedad.
Todo texto es pues un intertexto; otros textos están presentes en él, a niveles
variables, bajo formas más o menos reconocibles; los textos de la cultura anterior y los de la
cultura que lo rodean; todo texto es un tejido nuevo de citas anteriores; y aunque, no hay
indicios sobre una influencia directa del cuento de Pardo Bazán sobre la novela de Bombal,
lo cierto es que, bajo lo anteriormente citado, se pude observar una relación paralela en la

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temática, desde la Literatura Comparada, desde una concepción ideológica; pero, al mismo
tiempo, desde un diámetro conceptual.
En este universo propio de la intertextualidad, seguirán dándose los acercamientos
entre obras diversas, de distintas épocas, de diversos estilos, de variedad de idiomas;
seguirán cambiando, por lo tanto, la forma de analizar cada nuevo surgimiento de la mezcla
de obras; y seguirá atrayendo cómo aquello que ya se ha dicho adquiere una nueva
personalidad, cuando se cuenta de una manera distinta, como si fuera la primera vez que se
ha contado.

Fuente:
Bazán, Emilia Pardo. La amortajada. 2002.

Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes . s.f.


https://www.cervantesvirtual.com/portales/pardo_bazan/ (último acceso: 21 de Octubre
de 2022).

Bombal, Ana Luisa. La amortajada. Santiago, Chile: Nascimiento, 1941.

Maestro, Jesús G. Crítica de la Razón Literaria. Pontevedra, España: Editorial Academia del
Hispanismo, 2016.

Melys, CArolina. Letras Libres. 15 de Agosto de 2017. https://letraslibres.com/revista/maria-luisa-


bombal-la-soledad-de-la-escritora/ (último acceso: 21 de Octubre de 2022).

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