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Historia de Argentina

Argentina en sus orígenes estaba poblada, antes de la llegada de los españoles,


por algunas tribus indias, entre las cuales algunas, en el norte, hacían parte del
Imperio Inca.
Fue en febrero de 1516 que el navegante español Juan Díaz de Solís
desembarcó, siendo el primero, en la región del Río de la Plata. La verdadera
colonización no comenzó sino hasta febrero de 1536, con la llegada de un
gobernador militar español para el conjunto de la región, Pedro de Mendoza. El
mismo año fue fundada la ciudad de Buenos Aires. Los españoles, ya establecidos
en Paraguay y Perú, comenzaron a poblar el territorio situado entre el río Paraná y
el río Paraguay. En 1620, la región de La Plata fue incorporada al virreinato del
Perú. En 1776, el territorio ocupado por la Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay
fue separado del Perú a fin de constituir el virreinato del Río de La Plata, del cual
Buenos Aires fue la capital.

La independencia
En 1810, la población de Buenos Aires derrocó al virrey. A continuación, se
consiguieron varias victorias estrepitosas frente a los ejércitos de invasión
realistas, particularmente en 1812 y 1813. Las regiones liberadas del virreinato
fueron subdivididas en 14 provincias, en 1813. Después de varios años de
combates, las tropas españolas fueron vencidas definitivamente por Belgrano y
José de San Martín. La independencia de las Provincias Unidas de América del
Sur (que serían luego las Provincias Unidas del Río de La Plata) fue proclamada el
9 de julio de 1816.
En 1829, el general Juan Manuel de Rosas, un rico caudillo, se impuso
como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Con el sostén popular, extendió
su autoridad a las Provincias Unidas, que fueron bautizadas como Confederación
Argentina. Predicando el federalismo, impuso, hasta 1852, un régimen dictatorial.
La unificación del país se acompañó de una renovación de la economía. Se
favoreció la inmigración y la llegada de varios millones de inmigrantes, en su
mayoría italianos, permitió una mejor explotación de los recursos agrícolas de la
Pampa. El desarrollo de las vías férreas, a fines del siglo XIX, fue también
determinante.
A comienzos del siglo XX, el poder argentino cayó en manos de los
militares; así, en 1930, el ejército intervino para expulsar al presidente Hipólito
Irigoyen, un radical, quien había querido oponerse al gran poder de los
hacendados. Ese fue el preludio de una larga serie de golpes de estado iniciados
por el ejército. La crisis económica mundial que comenzó en 1929 tuvo graves
repercusiones en Argentina. En vísperas de la elección presidencial de 1937, las
organizaciones fascistas se volvieron cada vez más activas. En 1943, un grupo de
oficiales nacionalistas, dirigidos por el general Arturo Rawson, tomó el poder.
Entre los cabecillas de este golpe de estado militar, apareció el general Juan
Domingo Perón.
Perón, ministro de Trabajo desde 1943, apareció en la escena política en
1944. El 24 de febrero, por temor a una guerra inminente contra Alemania, se
puso a la cabeza de una junta militar para derrocar al presidente Ramírez.
Oficialmente adherido a la causa de los Aliados, el gobierno continuó ridiculizando
la democracia y ofreció asilo a los agentes alemanes.
Perón, que se volvió una figura emblemática de la Argentina, hizo campaña
en la clase obrera menos favorecida, los "descamisados", y prometió el reparto de
las tierras, salarios más elevados y la introducción de la seguridad social. Triunfó
ampliamente en las elecciones del 24 de febrero de 1946, con el 56% de los votos.
Los primeros años del régimen peronista se beneficiaron del entusiasmo
popular, sostenido por la esposa del presidente, Eva Duarte, a quien Perón confió
el ministerio de Trabajo y de Asuntos Sociales. Derrocado por un golpe militar en
septiembre de 1955, Perón se refugió en Paraguay, luego en España. Los
peronistas, cuyo partido había sido prohibido, siguieron siendo, sin embargo,
bastante populares. En las elecciones generales que tuvieron lugar en febrero de
1958, Frondizi llegó a la presidencia, con el apoyo de los peronistas y los
comunistas.
Los militares, ausentes del poder desde 1958, lo retomaron en 1966 gracias
a un nuevo golpe de estado y nombraron una serie de presidentes, entre los
cuales el tercero, el general Alejandro Agustín Lanusse, entró en funciones en
1971.
En 1972, el país se encontraba cada vez más desgarrado por la violencia,
con huelgas, revueltas de estudiantes y actividad terrorista. La economía
conocería también una nueva crisis. En las elecciones de 1973, Héctor J.
Cámpora, que representaba a los peronistas, condujo al partido a una cómoda
victoria. Bajo su presidencia, el terrorismo, de extrema derecha y de extrema
izquierda produjo enormes desgastes: secuestros, pedidos de rescates,
asesinatos. Divisiones entre los peronistas moderados y los del ala izquierda
contribuyeron también para retomar la violencia. El 20 de junio de 1973, fecha del
regreso de Perón a Buenos Aires, una revuelta dejó alrededor de 380 víctimas.
Cámpora renunció un mes después y Perón fue reelegido para la
presidencia en septiembre, con más del 61% de los votos. Su tercera mujer, Isabel
Perón, fue elegida vice-presidente. Sin embargo, Perón murió el 1 de julio de 1974
y su mujer lo sucedió, volviéndose así la primera mujer presidente de un estado de
América del Sur contemporáneo. Después de repetidas crisis ministeriales y una
rebelión abortada, en diciembre de 1975, una junta militar, conducida por el
general de ejército Jorge Rafael Videla tomó el poder, el 24 de marzo de 1976.
La junta pronunció la disolución del Congreso, impuso la ley marcial y
gobernó por decreto. Una represión muy dura se entabló entonces contra los
movimientos de oposición y se manifestó con ejecuciones, la práctica de la tortura
y desapariciones. En 1977, la Comisión de Derechos Humanos, en Ginebra, acusó
al régimen de 2 300 asesinatos políticos, unas 10 000 detenciones y la
desaparición de 20 a 30 mil personas, de las cuales un gran número fue
asesinado por la Junta Militar y enterrado sin sepultura.
Videla fue reemplazado en la presidencia, en marzo de 1981, por Roberto Viola,
destituido, en diciembre de 1981, por el comandante en jefe del ejército, el general
Leopoldo Galtieri. En 1982, éste ordenó a las tropas argentinas invadir las Islas
Malvinas, una posesión británica, reivindicada desde hacía mucho tiempo por
Argentina. Pero Gran Bretaña envió una fuerza militar de intervención en el
Atlántico Sur, la cual, al cabo de tres meses, batió al ejército argentino y retomó la
posesión de las islas. Galtieri, entonces desacreditado, fue reemplazado por el
general de división Reinaldo Bignone.

El fin de la dictadura argentina


Raúl Alfonsín, el candidato radical, venció en la elección presidencial de octubre
de 1983, la primera organizada después de 10 años, y en un contexto económico
muy difícil, caracterizado por una deuda externa sin precedente y una inflación
superior a 900 p. 100. La nación reanudó entonces con la democracia: las fuerzas
armadas fueron reorganizadas; los antiguos jefes militares y políticos fueron
acusados de violaciones a los derechos humanos y enviados a los tribunales. El
gobierno lanzó, en 1985, un plan de rigor presupuestario. La deuda externa fue
reestructurada, reformas fiscales (comprendida una nueva moneda) fueron
introducidas. Sin embargo, la inflación no fue contenida, y en mayo de 1989, el
candidato peronista, Carlos Saúl Menem, fue elegido presidente.
Menem impuso a su vez un plan de austeridad. En 1993, el presidente
Menem hizo votar una revisión constitucional, que reducía el mandato presidencial
a 4 años y le permitía proponerse candidato a su propia sucesión. Fue reelegido
así en primera vuelta, el 14 de mayo de 1995.
Argentina sufrió un deterioro de su situación económica y una importante
crisis social. El país fue tocado por un fuerte aumento del desempleo y de
inseguridad. Esta crisis estaba ligada a la política liberal y a la privatización
impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Carlos Menem obtuvo del
Congreso en febrero de 1996 poderes extraordinarios a fin de poder impulsar la
segunda reforma del estado tendiente a reducir los gastos públicos, a aumentar la
recaudación fiscal y a renegociar un crédito con el FMI. Las reformas ultraliberales
provocaron el descontento de la gran mayoría de los argentinos. Las elecciones
legislativas parciales que tuvieron lugar el 26 de octubre de 1997 dieron la victoria
a la Alianza (Unión cívica radical y Frente Solidario por el país), partido opuesto a
los justicialistas en el poder. El presidente Menem no dispondría más desde
entonces con la mayoría absoluta en el Congreso.
Historia de Brasil
Los primeros habitantes del actual Brasil fueron los indios Arawak y caribes, al
norte, los Tupí-Guarani, sobre la costa este y la cuenca amazónica, los Ge,
instalados en las regiones orientales y meridionales del país, y los Pano, al oeste.
La mayor parte de estas tribus eran semi-nómades y vivían de la caza, la
recolección y una agricultura primaria.
El pimer explorador europeo fue el navegante español Vicente Yáñez Pinzón.
Después de su cruce transatlántico, tocó tierra cerca del sitio de la actual Recife,
el 26 de enero de 1500. Navegó a continuación bordeando la costa, hacia el norte,
hasta la desembocadura del río Orinoco. Sin embargo, en virtud de las decisiones
del Tratado de Tordesillas (1494), que modificaba la línea de partición instaurada
en 1493 por el Papa Alexandre VI para delimitar los imperios portugués y español,
el nuevo territorio fue atribuido a Portugal. España no reivindicó entonces el
descubrimiento de Pinzón.
En abril de 1500, el navegante portugués Pedro Álvares Cabral alcanzó
también las costas brasileñas quien proclamó oficialmente a la región posesión de
Portugal. El territorio fue llamado Terra da Vera Cruz (en portugués, "Tierra de la
Cruz Verdadera"). En 1501, el navegante italiano Américo Vespucio dirigió una
expedición sobre este nuevo territorio por instigación del gobierno portugués. En el
transcurso de estas exploraciones, Vespucio reconoció y bautizó muchos cabos y
bahías, entre ellas la de Río de Janeiro. Regresó a Portugal con brasilete (madera
de Pernambuco que proveía una tintura roja). La Terra da Vera Cruz tomó, a partir
de esta fecha, el nombre de Brasil.
En 1530, el rey de Portugal, Juan III el Piadoso, emprendió un programa de
colonización sistemática de Brasil. Thomé de Souza, llegado a Brasil en 1549,
puso en marcha un gobierno central cuya capital se fijó en la nueva ciudad de
Salvador de Bahía. Reformó completamente la administración y la justicia. Para
proteger al país de la amenaza francesa, estableció un sistema de defensa
costera. La importación de numerosos esclavos africanos permitió paliar la
escasez de mano de obra local. Fue durante este periodo, en 1554 exactamente,
que fue fundada al sur del país la ciudad de São Paulo.
Al año siguiente, en 1555, los franceses intentaron instalarse estableciendo
una colonia sobre las riberas de la bahía de Río de Janeiro. En 1560, los
portugueses destruyeron esta colonia y crearon, en 1567, la ciudad de Río de
Janeiro.
En 1580, Felipe II, rey de España, heredó la corona de Portugal. Este
periodo de unión de los dos reinos, hasta 1640, fue marcado por frecuentes
agresiones inglesas y holandesas contra Brasil. Así, en 1624, una flota holandesa
se apodera de Bahía. Pero el año siguiente, la ciudad fue retomada por un ejército
compuesto de españoles, portugueses e indios. Los holandeses retomaron sus
ataques en 1630. En esta ocasión, una expedición subvencionada por la
compañía holandesa de las indias occidentales tomó Pernambuco, la actual
Recife, y Olinda. Los territorios comprendidos entre la isla de Maranhão y la zona
río abajo del São Francisco cayeron así en manos de los holandeses. Bajo la
competente autoridad de Jean-Maurice de Nassau-Siegen, la parte de Brasil
ocupada por los holandeses prosperó durante varios años. Pero en 1644, Nassau-
Siegen renunció para protestar contra la explotación dirigida por la Compañía
Holandesa de las Indias Occidentales. Poco después de su partida, los colonos
portugueses, sostenidos por Portugal, que se había vuelto independiente de
España desde 1640, se rebelaron contra el poder holandés. En 1654, al cabo de
diez años de luchas, los Paises Bajos capitularon y, en 1661, renunciaron
oficialmente a sus reivindicaciones territoriales sobre Brasil.
En 1640, después de la ruptura de la unión entre las dos coronas de
España y Portugal, Brasil regresó entonces bajo la soberanía portuguesa y devino
un virreinato. Españoles y portugueses vivieron entonces pacíficamente en
América del Sur hasta 1680, fecha de una expedición portuguesa en el sur de la
ribera oriental del Río de la Plata donde fundaron una colonia. Esa fue la causa de
una larga serie de problemas que no se acabaron verdaderamente hasta 1828 con
la creación de la República de Uruguay.
Desde el comienzo del siglo XVII, misioneros jesuitas hicieron incursiones
en el Amazonas. Bajo el reinado del rey José I de Portugal, Brasil conoció
numerosas reformas por instigación del marqués de Pombal, secretario de
Asuntos Extranjeros y de Guerra, luego Primer Ministro. Los esclavos indios
fueron liberados y los impuestos reducidos. Pombal atenuó el peso del monopolio
real sobre el comercio internacional del virreinato, centralizó el aparato
gubernamental brasileño cuya sede fue transferida de Bahía a Río de Janeiro en
1763. Tres años antes, en 1760, a modo de lo que ya había hecho en 1759 en
Portugal, Pombal expulsó a los jesuitas de Brasil. La razón oficial fue el
descontento popular suscitado por la influencia jesuita en los indios y su creciente
peso en la economía.
Las guerras napoleónicas doblaron profundamente el curso de la historia
brasileña. Desde noviembre de 1807, Napoléon atravesó con su ejército la frontera
hispano-portuguesa. Sin esperar la llegada de los franceses, el príncipe Juan,
regente de Portugal, y la Corte embarcaron en Lisboa con destino a Brasil. El
gobierno real de Portugal se instaló entonces en Río de Janeiro.

Hacia la independencia
En marzo de 1816, el príncipe Juan devino rey de Portugal bajo el nombre de Juan
VI el Clemente. El sentimiento republicano, ampliamente extendido a través del
país después de la Revolución Francesa, ganó una audiencia considerable
cuando las colonias españolas vecinas se volvieron independientes. Desde 1816,
Juan VI debió intervenir para ocupar la región de la Banda Oriental bajo el control
de los revolucionarios hispano-americanos.
Juan VI nombró a su segundo hijo, Dom Pedro, regente de Brasil. Pero en
Portugal, se había formado una viva oposición contra las reformas emprendidas
en el virreinato. La asamblea portuguesa, las cortes, votó una serie de leyes
destinadas a devolver a Brasil su antiguo estatuto de colonia. Dom Pedro fue
intimado a regresar a Europa. En 1822, ante las demandas y la indignación de los
brasileños, Dom Pedro anunció su rechazo a dejar el país. En junio de 1822, hizo
convocar una asamblea constituyente. En septiembre de 1822, mientras que
enviados de Portugal revelaban que las cortes no harían más ninguna concesión a
los nacionalistas, Dom Pedro proclamaba la independencia de Brasil. El mismo
año, un voto de la Alta Cómara de la Asamblea Constituyente lo hizo emperador
de Brasil bajo el nombre de Pedro I. A fin de 1823, todas las tropas portuguesas
en Brasil debieron rendirse al nuevo régimen.
Reinando como verdadero dictador, Pedro I perdió mucha popularidad en
su primer año en el poder. En 1823, a causa de disensos con la Asamblea
Constituyente, decidió disolverla y promulgó una nueva constitución en marzo de
1824. Al año siguiente, en 1825, Argentina apoyó una revuelta en la provincia de
Cisplatina. Este apoyo fue considerado por Brasil como una provocación y fue
declarada la guerra entre los dos paises. Derrotados en 1827, los brasileños
debieron acordar, al final de negociaciones mantenidas bajo la mediación
británica, la independencia de la provincia de Cisplatina y de Uruguay. El fin de los
años veinte vio el aumento de la oposición popular contra Pedro I. En 1831, éste
decidió finalmente abdicar en favor de Pedro II, su presunto heredero de 5 años.
En julio de 1840, el parlamento brasileño proclamó la mayoría de edad de Pedro II
quien pudo entonces tomar la cabeza del estado. Se reveló uno de los monarcas
más competentes de su época. Bajo su reinado, que duró casi medio siglo, el
crecimiento económico y demográfico del país fue excepcional. La producción
nacional fue multiplicada por 10 y el país comenzó a dotarse de una red
ferroviaria. La política exterior del gobierno imperial era abiertamente hostil a las
dictaduras vecinas. De 1851 a 1852, Brasil sostuvo entonces la lucha
revolucionaria que combatía al dictador argentino Juan Manuel de Rosas.
De 1865 a 1870, aliado a Argentina y a Uruguay, combatió victoriosamente
a Paraguay. En 1853, Pedro II prohibió el desembarco de esclavos negros.
Algunos años más tarde, una campaña en favor de la emancipación fue lanzada
por todo el país. En esta época, Brasil contaba con 2.5 millones de esclavos. Los
abolicionistas tuvieron su primera victoria en 1871, cuando el Parlamento aprobó
una ley dando la libertad a los niños nacidos de una madre esclava.
En la misma época, un sentimiento republicano se desarrolló en el país,
particularmente en razón de los sacrificios sufridos durante la guerra contra
Paraguay. Estos diferentes factores condujeron a la instauración de la primera
república.
La República de Brasil
En noviembre de 1889, une revuelta militar dirigida por el general Manuel Deodoro
da Fonseca obligó a Pedro II a abdicar. La república fue proclamada entonces
bajo la autoridad de un gobierno provisorio dirigido por Fonseca. En seguida, un
cierto número de reformas de inspiración republicana fueron decretadas entre
ellas, la separación de la Iglesia y el Estado. La redacción de una constitución fue
acabada en junio de 1890. Inspirada por la Constitución de los Estados Unidos,
fue adoptada en febrero de 1891, haciendo de Brasil una República Federal, bajo
el título oficial de Estados Unidos del Brasil. Fonseca fue el primer presidente
electo.
Desde 1891, la política y los métodos arbitrarios de Fonseca levantaron una
fuerte oposición en el Congreso. A comienzos de noviembre de 1891, Fonseca
eligió disolver la asamblea e imponer un poder dictatorial. Pero, obligado a
renunciar por una revuelta de la Marina, cedió el poder a su vicepresidente,
Floriano Peixoto. Este estableció un gobierno tan dictatorial como el de su
predecesor.
El orden no regresó progresivamente al país sino bajo el gobierno del primer
presidente de la República civil, Prudente José de Morais Barros.
La producción de café y de caucho progresó regularmente. El país parecía
destinado a conocer la prosperidad, pero la caída de los precios del café en el
mercado internacional entre 1906 y 1910 creó graves desequilibrios en la
economía brasileña. La situación se degradó aún más con la baja de los precios
del caucho.
En 1922, el inicio de una nueva crisis económica obligó al gobierno a hacer
cortes drásticos en el presupuesto del Estado. El descontento general desembocó
en julio de 1924 en una gran revuelta, cuyo epicentro estaba en São Paulo. La
revuelta fue dominada después de seis meses de enfrentamientos por el ejército
que permanecía leal al presidente Artur da Silva Bernardes, elegido en 1922.
Para evitar nuevos problemas, Bernardes decretó la ley marcial que quedó
en vigor hasta el fin de su mandato. En agosto de 1927, el gobierno decidió la
prohibición de las huelgas.
Al final de las elecciones presidenciales de marzo de 1930, Julio Prestes, el
candidato pro-gubernamental, fue declarado vencedor ante Getulio Vargas. Este
último era un hombre político de primer plano, ferviente nacionalista, originario del
estado de Río Grande do Sul. Disponía del apoyo de una gran mayoría del ejército
y de la clase política. En octubre de 1930, desencadenó un golpe de estado.
Después de tres semanas de combates, Vargas fue designado presidente
provisorio, con muy amplios poderes.
En 1933, Vargas emprendió dotar al país de una nueva constitución
convocando a una Asamblea constituyente. El nuevo texto, adoptado en 1934,
preveía particularmente el derecho al voto de las mujeres, la seguridad social para
los trabajadores y la elección del presidente por el Congreso. El 17 de julio de
1934, Vargas fue elegido oficialmente presidente.
En el transcurso del primer año de su mandato constitucional, Vargas
encontró una fuerte oposición de parte del ala izquierda del Movimiento de los
Trabajadores Brasileños. En noviembre de 1935, fueron frustradas tentativas de
revueltas comunistas en Pernambuco y en Río de Janeiro. La ley marcial fue
instaurada y Vargas gobernó por decretos presidenciales. Para reducir la fuerza
de la oposición, tuvieron lugar grandes oleadas de detenciones de opositores al
gobierno.
En noviembre de 1937, en vísperas de elecciones presidenciales, Vargas
hizo disolver el Congreso y proclamó una nueva constitución que le confería poder
absoluto. Reorganizó el gobierno y la administración del país según el modelo de
los regímenes totalitarios italiano y alemán. Los partidos políticos fueron
prohibidos, la prensa y la correspondencia fueron sometidas a una estrecha
censura.
El gobierno de Vargas, oficialmente designado por el título de Estado Novo
(Estado Nuevo), debía permanecer en el poder hasta que fuera decidida la fecha
de un referendum sobre nuevas leyes orgánicas. Esta fecha no fue fijada nunca en
realidad. Pero durante ese tiempo, las manifestaciones de descontento con
respecto a Vargas se multiplicaron. A continuación de un desafío lanzado en
febrero de 1945 por un grupo de editores, el gobierno aceptó suavizar la censura a
la prensa. El 28 de febrero de 1945 fue anunciada la celebración de elecciones
presidenciales y legislativas. Poco a poco, las principales trabas a la actividad
política fueron levantadas. En abril de 1945, todos los prisioneros políticos,
comprendidos los comunistas, tuvieron la amnistía.
En octubre de 1945, un golpe de estado militar obligó finalmente a Vargas a
renunciar. José Linhares, primer magistrado de la Corte Suprema, fue nombrado
presidente provisorio a la espera de elecciones. Estas tuvieron lugar en diciembre
de 1945. Ellas dieron una amplia victoria al antiguo Ministro de Guerra, Eurico
Gaspar Dutra. Entró en funciones en enero de 1946. Los diputados nuevamente
elegidos estaban encargados de redactar la nueva constitución, adoptada en
septiembre de 1946.
Getúlio Vargas reencontró la presidencia de Brasil en enero de 1951 después de
las elecciones celebradas en octubre precedente. Formó un gobierno de coalición
con los grandes partidos. Tan pronto en funciones, este gobierno tomó medidas
para equilibrar el presupuesto del Estado y poner en marcha un programa de
reducción de la inflación, de aumento de salarios y de extensión de las reformas
sociales. Estas decisiones contradictorias no impidieron el crecimiento de la
inflación.
En agosto de 1954, en plena campaña electoral legislativa, un oficial de la
Fuerza Aérea encontró la muerte en un atentado dirigido contra un director de
prensa anti-Vargas. Esta muerte llevó al ejército a exigir la renuncia de Vargas. El
24 de agosto, Vargas aceptó dejar provisoriamente el poder al vice-presidente
João Café Filho, antes de suicidarse unas horas más tarde.
El antiguo gobernador de Minas Gerais, Juscelino Kubitschek, reunía el
apoyo de los partidarios de Vargas y de los comunistas, lo que le permitió ganar
las elecciones presidenciales de octubre de 1955. Ni bien asumió su función, en
enero de 1956, anunció un ambicioso plan quinquenal de desarrollo económico,
seguido de un empréstito con bancos americanos, por un monto superior a 150
millones de dólares. Fue también en esta época que fueron aprobados los planes
de la futura capital federal: Brasilia.
Jânio da Silva Quadros, antiguo gobernador de São Paulo, devino
presidente de Brasil en enero de 1961. Emprendió enseguida una política de
austeridad económica. Después, sin otra explicación que la evocación imprecisa
de "fuerzas de la reacción" trabando sus esfuerzos, Quadros renunció en agosto
de 1961.
Su vice-presidente João Goulart le sucedió. Pero esta sucesión no se hizo
sin dificultad. Los militares comenzaron por oponerse, acusando a Goulart de
tener simpatía por el régimen castrista cubano. Sin embargo, se llegó a un
acuerdo. La Constitución fue enmendada de manera de confiscar la mayor parte
de los poderes ejecutivos del presidente en favor del Primer Ministro y del
gobierno, responsables delante del Congreso. Goulart pudo entrar en funciones en
septiembre de 1961.
En el mes de marzo de 1964, algunos días después de haberse mostrado
en un meeting obrero, Goulart fue derrocado por un golpe de estado militar y debió
huir a Uruguay. El Jefe de Estado Mayor del ejército, el general Humberto Castelo
Branco devino presidente de la República.
En 1965, una ley redujo las libertades civiles, aumentó el poder del gobierno
y confió al Congreso la tarea de designar al presidente y al vice-presidente.
En 1966, el antiguo ministro de Guerra, el mariscal Artur da Costa E Silva,
candidato del partido gubernamental Arena (partido del renacimiento nacional), fue
designado presidente. El Movimiento Democrático Brasileño, único partido
tolerado de la oposición, había rechazado presentar un candidato en reacción a la
privación de los derechos electorales de los adversarios más feroces del gobierno
militar.
En diciembre de 1968, viendo las consecuencias de la agitación social y
política, Costa se dio poderes ilimitados y pudo así efectuar purgas políticas,
recortes en la economía e imponer la censura.
En agosto de 1969, fue afectado por un ataque cerebral. Los militares
eligieron al general Emilio Garrastazú Médici para sucederle, elección aprobada
por el Congreso. Pero la protesta se hacía cada vez más viva en el país.
Fue en este contexto que el general Ernest Geisel, presidente de Petrobras,
sociedad petrolera nacionalizada, accedió al poder en 1974. Comenzó por
establecer una política más bien liberal aflojando la censura sobre la prensa y
permitiendo a los partidos de oposición reprender una actividad política legal. Pero
estas censuras fueron en parte anuladas en 1976 y en 1977. En 1979, otro militar,
João Baptista de Oliveira Figueiredo, sucedió a Geisel.

El fin de la dictadura
Fue finalmente en 1985 que fue elegido, Tancredo Neves, como el primer
presidente civil brasileño después de 21 años. Pero murió antes de entrar en
funciones. El vice-presidente José Sarney lo reemplazó. Confrontado a un rebote
de la inflación y a una deuda externa considerable, Sarney impuso un programa
de austeridad que comprendía la emisión de una nueva moneda, el cruzado. Para
fortalecer la democracia, una nueva constitución entró en vigor en octubre de
1988.
Fue en el cuadro de esta nueva constitución previendo la elección del
presidente por sufragio directo que fue elegido, en diciembre de 1989, Fernando
Collor de Mello, candidato del partido conservador de reconstrucción nacional. Sus
medidas drásticas de lucha contra la inflación provocaron una de las más graves
recesiones que Brasil haya conocido jamás en una década. Por otra parte,
rumores cada vez más precisos de corrupción comenzaron a circular sobre el
presidente Collor.
La Cámara de Diputados entabló un proceso contra Collor por corrupción.
El vice-presidente Itamar Franco fue el encargado de asegurar el interín. Todos los
recursos agotados, Collor terminó por renunciar el 29 de diciembre de 1992.
Franco fue entonces investido oficialmente como presidente de Brasil.
A fines de 1994, las elecciones presidenciales dieron la victoria a Fernando
Henrique Cardoso quien tomó sus funciones el 1 de enero de 1995. La inflación
fue parcialmente detenida, Brasil despegó económicamente a pesar de la
subsistencia de bolsones de pobreza considerables. El noreste sufrió de la más
importante sequía desde hacía cuarenta años.
En 1997, Brasil realizó un número creciente de intercambios con los países
adherentes al Mercosur. Pero vuelta necesaria la aceleración de las
privatizaciones, a fin de evitar una crisis del sistema bancario, encontró la
oposición de los sindicatos, de la izquierda radical, de José Sarney. Se asistió a un
recrudecimiento de la violencia urbana.
En octubre de 1998, el presidente Fernando Henrique Cardoso fue reelecto
en la primera vuelta del escrutinio con cerca del 54 % de los sufragios, contra
menos del 32 % para su adversario Luis Ignacio Lula da Silva, líder del Partido de
los Trabajadores (PT). Anunció su intención de proseguir su programa de
austeridad y adoptó, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un
plan a seguir. Resultó un aumento del desempleo. Esta crisis financiera sacudió la
economía brasileña y desestabilizó la de sus vecinos del Mercosur,
particularmente de Argentina. El FMI y los países ricos acordaron 41 mil millones
de dólares a Brasil, que enderezó rápidamente su economía.
Las elecciones municipales del 2000 fueron marcadas por los buenos
resultados del Partido de los trabajadores (PT), quienes lograron la alcaidía de
São Paulo. Lula fue elegido, el 27 de octubre de 2002, en las elecciones
presidenciales. Por primera vez, fue elegido en Brasil un presidente de la
República de izquierda. Entró en funciones el 1 de enero de 2003.

Historia de Chile
El explorador portugués Fernando de Magallanes fue el primer europeo en visitar
el actual Chile desembarcando en la isla Chiloé en su periplo en 1520, después de
haber atravesado el estrecho que llevó en adelante su nombre. La región fue
llamada entonces Tchili, nombre de los indígenas que la poblaban y que significa
en indio "nieve". En esta época, toda la zona al sur del río Rapel estaba habitada
por los mapuches (que pertenecían al grupo de los araucanos), pueblo indio
dotado de una rara habilidad en el combate. Las tribus del norte de Chile estaban
sometidas desde el siglo XV a los Incas del Perú.
Fue a partir de 1535, fin de la conquista española del Perú por Francisco
Pizarro, que uno de sus capitanes, Diego de Almagro, emprendió la conquista de
las tierras situadas al sur de Cuzco. Después de tres años de búsquedas en vano
sobre el territorio chileno, la expedición que no había encontrado oro y que se
había topado con los temibles mapuches volvió al Perú.
Pedro de Valdivia, enviado por Carlos Quinto, condujo una segunda
expedición por el sur de Chile en 1540. A pesar de una feroz resistencia de los
mapuches, Valdivia logró establecer varias colonias, entre ellas Santiago de la
Nueva Estremadura en 1541, Concepción en 1550 y Valdivia en 1552. Pero en
1554, los mapuches organizaron un levantamiento general, masacrando a Valdivia
y muchos de sus compañeros; devastaron todas las ciudades, excepto
Concepción y La Serena. Los mapuches fueron la única gran tribu india que se
resistió a los asaltos de los españoles. Los combates continuaron de forma
intermitente durante y después del periodo de colonización emprendido por
España y no cesaron sino hasta el fin del siglo XIX.
En 1557, España, por intermedio de un gobernador, tomó posesión del
territorio chileno. En el seno de este imperio colonial, Chile fue primero una
dependencia del virreinato del Perú, antes de tener su propio gobierno, dirigido por
un gobernador y un Tribunal real. El desarrollo del país fue lento, particularmente
en razón a la ausencia de minas de oro o plata susceptibles de atraer a los
españoles. Por otro lado, Chile estaba alejado de los grandes centros peruanos de
colonización y era de difícil acceso. La agricultura en el valle central era la
principal actividad, permitiendo proveer productos alimentarios al Perú,
particularmente trigo.

La independencia de Chile
Las primeras ideas nacionalistas pregonando la independencia chilena remontan
al siglo XVIII. Dos movimientos principales se desarrollaron: los realistas, por un
lado, y los patriotas, por el otro. Sus combates condujeron a una primera victoria
en 1810, fecha en la cual, con otras colonias españolas, el país rompió todo lazo
político con España. El consejo municipal de Santiago destituyó al gobernador
colonial de Chile y delegó sus poderes a una Asamblea de siete personas. Aunque
oficialmente independiente de España desde ese momento, Chile permaneció en
guerrilla contra las tropas españolas enviadas desde el Perú, que emprendieron
una reconquista de 1814 a 1817.
Desde el 4 de julio de 1811, el primer Congreso nacional eligió una junta
revolucionaria con Bernardo O'Higgins a la cabeza. Vencidas en primer lugar (en
Rancagua, en octubre de 1814), las tropas chilenas se beneficiaron del apoyo del
argentino José de San Martín, quien lanzó su ejército de los Andes al ataque en
Chile. El 12 de febrero de 1817, la derrota del ejército realista en la batalla de
Chacabuco puso término al control de los españoles en el norte de Chile.
San Martín rechazó el poder e hizo designar a O'Higgins como Director
Supremo; un año más tarde, el 12 de febrero de 1818, Chile proclamó su
independencia. Sin embargo, las fuerzas realistas conservaban el control de una
gran parte del sur hasta la batalla de Maipú, en 1818. No fue sino hasta 1826
cuando fueron definitivamente expulsados del país.
O'Higgins dirigió el país como dictador hasta 1823, fecha en la que fue
obligado a renunciar frente a la hostilidad popular. La república, instaurada en
virtud de una constitución liberal, fue proclamada por instigación de Ramón Freire.
Pero las rivalidades entre los numerosos partidos políticos sembraron la anarquía
hasta 1830. El general Joaquín Prieto, a la cabeza de los conservadores, fomentó
una revuelta que le permitió tomar el poder. En 1831, Prieto llegó a ser presidente
pero el personaje destacado del gobierno era Diego Portales, quien ocupó varios
ministerios. Una nueva Constitución, que otorgaba inmensos poderes al ejecutivo,
fue adoptada en 1833. Varias veces, los liberales fracasaron en sus intentos por
derrocar a los conservadores (1835, 1851 y 1859).
Bajo el gobierno conservador, la política exterior de Chile estuvo marcada
por una serie de conflictos anteriores no resueltos con los países vecinos, primero
con Perú y Bolivia en 1839 (batalla de Yungay), después con Argentina en 1843.
Este último conflicto llegó a su fin en 1881 después de haber estado a punto,
varias veces, de degenerar en guerra abierta. Entonces se firmó un tratado y se
acordó la mitad de la Tierra del Fuego a Chile.
A continuación, Chile emprendió la explotación de ricos yacimientos de nitrato en
el desierto de Atacama. Rechazando las pretensiones de Bolivia sobre este
territorio, en febrero de 1879, el ejército chileno invadió el puerto boliviano de
Antofagasta. Dos meses más tarde, Perú, aliado de Bolivia, declaró la guerra a
Chile, llevándola con él a la guerra del Pacífico. Vencedor en este conflicto en
1883, Chile agrandó considerablemente su territorio anexando la provincia
boliviana de Antofagasta y la provincia peruana de Tarapacá. Perú le cedió
también Tacna y Arica bajo condición de organizar un referendum diez años más
tarde. Aunque no lograron ponerse de acuerdo sobre las condiciones del
plebiscito, los dos países firmaron no obstante las cláusulas que regirían el
territorio en 1928: Tacna devino posesión de Perú y Arica regresó a Chile.
En 1891, una Alianza estrecha entre las fuerzas políticas y el clero católico
se rebeló contra el gobierno del presidente José Manuel Balmaceda, jefe del
Partido liberal. Bajo el mando del capitán Jorge Montt, oficial de marina, los
rebeldes se apoderaron de la flota chilena y las ricas provincias del norte. En
agosto, vencieron a un ejército gubernamental en proximidades de Valparaíso. La
ciudad cayó en manos de los rebeldes, igual que Santiago. Esta caída marca
prácticamente el fin de esta guerra civil que dejó más de diez mil víctimas y
desgastes materiales considerables. Balmaceda se suicidó en septiembre. Una de
las consecuencias de este conflicto fue la orientación del régimen hacia un
sistema parlamentario, acordando más poderes al Congreso. Poco después, Montt
llegó a ser presidente. Chile entró entonces en un largo periodo de paz y
reconstrucción. En agosto de 1906, un terrible terremoto destruyó prácticamente la
ciudad de Valparaíso y devastó barrios de Santiago, matando más de 3000
personas y dejando cerca de 100 mil sin hogar.
Los liberales vencieron en las elecciones de 1920, poniendo a la cabeza del
país a Arturo Alessandri Palma, antiguo Ministro del Interior. Este intentó hacer
adoptar sus proyectos de reforma; pero en 1924, jefes militares derrocaron a
Alessandri y restablecieron la dictadura. Sin embargo, el nuevo poder fue a su vez
derrocado a comienzos de 1925.
Alessandri reencontró la presidencia, pero su mandato duró menos de un
año. Después de más de un golpe de estado y cambios de gobierno, Alessandri
fue reelegido presidente en 1932, gracias al apoyo de los partidos centristas y
partidos de derecha. Conservó esta función hasta el fin legal de su mandato en
1938.
En 1936, se constituyó un nuevo partido político: el Frente Popular,
comprendiendo a la vez radicales, socialistas y comunistas. Venció en las
elecciones de 1938 y se constituyó un nuevo gobierno, presidido por el radical
Pedro Aguirre Cerda. Su ambicioso programa, inspirado en el New Deal
norteamericano, y poniendo el acento sobre la educación y la industrialización, fue
quebrado por un terremoto devastador que mató 30 mil personas en 1939.
La elección presidencial de 1946 fue ganada por Gabriel González Videla,
jefe del Partido Radical, sostenido por una coalición compuesta de radicales y
comunistas. González Videla nombró, por primera vez en la historia del país, tres
comunistas en su gabinete, pero la coalición no duró ni seis meses. A menudo en
desacuerdo con los otros miembros del gobierno, los comunistas dejaron el poder
en abril de 1947. Unos meses más tarde, Chile rompía sus relaciones diplomáticas
con la Unión Soviética.
La situación se endureció y, en 1948, centenas de comunistas fueron
detenidos en virtud de la Ley por la Defensa de la Democracia, que prohibía al
Partido Comunista. Una revuelta militar dirigida por el antiguo presidente Ibáñez
fue reprimida y el periodo que siguió fue turbado por una agitación social
importante. En 1951, casi todos los sectores de la economía fueron tocados por
las huelgas. Al año siguiente, el pueblo manifestó su hostilidad a los partidos
tradicionales eligiendo al general Carlos Ibáñez, sostenido por el Partido agrario-
trabajador.
En 1958, Jorge Alessandri Rodríguez, antiguo senador e hijo de Arturo
Alessandri Palma, fue elegido presidente. A la cabeza de una coalición que
reagrupaba liberales y conservadores, pregonaba un programa en favor de la libre
empresa y las inversiones extranjeras.
La elección presidencial de 1964 fue ganada por el candidato demócrata-
cristiano y antiguo senador Eduardo Frei Montalva quien emprendió grandes
reformas: la nacionalización parcial de las minas de cobre por la ley del 25 de julio
de 1966 asociando el estado a la Kennecott Cooper y a la Anaconda Cooper;
después, en 1967, una reforma agraria que preveía la expropiación de las
explotaciones de más de 80 hectáreas, mal explotadas o abandonadas. Pero
éstas provocaron un descontento tanto en la izquierda como entre los
conservadores y le valieron una violenta oposición política. Para la derecha
conservadora, esta política reformadora era despojante, mientras que la izquierda
juzgaba la acción de Frei demasiado tímida.
En cercanías de la elección presidencial de 1970, la oposición de izquierda
se unió para formar la Unidad Popular y designó a Salvador Allende Gossens
como candidato. Este condujo una campaña fundada sobre un programa que
prometía la nacionalización de todas las industrias de base, los bancos y las
comunicaciones. Recibió no solamente cerca del 37% de los votos, sino también
el sostén incondicional del Congreso frente a su adversario de derecha, el antiguo
presidente Alessandri. Allende fue entonces el primer presidente elegido bajo un
programa socialista en un país no comunista.
Una vez en funciones, el presidente Allende puso pronto en aplicación las
promesas hechas durante su campaña, transformando el país en estado
socialista. Una parte importante de la economía pasó bajo el control del estado:
minas (ley de julio de 1971 sobre el cobre), bancos extranjeros y empresas
monopólicas fueron nacionalizadas. La reforma agraria se aceleró y fueron
instituidos consejos paisanos. Además, Allende emprendió la redistribución del
ingreso nacional, aumentó los salarios e instituyó un control de precios. Sin
embargo, la oposición no quedó inactiva y, desde 1972, difundió rumores para
asustar a la población. Las condiciones se deterioraron en 1973: la inflación
galopante, la penuria alimentaria debida a la vez a la restricción de los créditos
extranjeros y a la política de ventas al por menor y pequeños industriales que
hacían stocks de mercaderías, las huelgas y la violencia política llevaron a Chile al
borde del caos. Además de esta oposición interna, los Estados Unidos,
desconfiados respecto al nuevo poder chileno, practicaron un bloqueo financiero al
país.

La dictadura del general Pinochet


El 11 de septiembre de 1973, los militares tomaron el poder, y el presidente
Allende encontró la muerte durante el asalto del ejército al palacio presidencial.
Fue el general Augusto Pinochet Ugarte quien tomó la cabeza de la junta y
adoptó, en julio de 1974, el título de "Jefe Supremo de la Nación". Enseguida,
suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento, impuso la censura absoluta y
prohibió todos los partidos políticos. Por otra parte, lanzó al país en una campaña
de terror contra la izquierda y de represión sangrienta. Miles de personas fueron
detenidas. Muchas fueron ejecutadas, torturadas o debieron exiliarse, mientras
que otras fueron largamente encarceladas o "desaparecieron".
El 5 de octubre del mismo año, Pinochet organizó un plebiscito con miras a
reconducir su mandato, después de marzo de 1989, hasta 1997.Mientras que el
"no" ganó con cerca del 55% de los votos, Pinochet anunció que prolongaría su
mandato hasta marzo de 1990. No obstante, en diciembre de 1989, Chile tuvo el
primer escrutinio presidencial organizado después de 19 años. La elección dio la
mayoría al candidato demócrata-cristiano Patricio Aylwin.
Mientras que Pinochet permanecía a la cabeza de las Fuerzas Armadas, el
presidente Aylwin nombró, en abril de 1990, una "comisión de investigación por la
verdad y la reconciliación" sobre las violaciones a los derechos humanos bajo el
régimen precedente. Sus reformas económicas tendían a mantener una tasa de
crecimiento elevada y a instaurar una integración social. El país se abrió al exterior
multiplicando las exportaciones, en particular hacia los Estados Unidos, gracias a
un acuerdo bilateral de comercio e inversiones. Las elecciones municipales de
junio de 1992 reforzaron la victoria de los demócrata-cristianos.
Retorno a la democracia
En la elección presidencial de 1993, el candidato demócrata-cristiano de la
Concertación Nacional por la Democracia, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, hijo del
antiguo presidente Eduardo Frei Montalva, venció sobre Arturo Alessandri,
candidato del centro- derecha.
El gobierno chileno debió hacer frente a un desarrollo de la pobreza en
ciertas clases de la población, y un aumento de la violencia y la inseguridad en las
ciudades. El 25 de junio de 1996, el país devino miembro asociado del Mercosur.
La coalición en el poder (demócrata - cristianos y social - demócratas)
reunió la mayoría de los sufragios expresados en las elecciones municipales de
octubre de 1996. Venció también en las elecciones legislativas del 11 de diciembre
de 1997.
El 10 de marzo de 1998, el general Pinochet dejó el mando de las Fuerzas
Armadas para entrar en un clima hostil en el Senado y ocupar una banca de por
vida.
Una grave crisis interna fue provocada por la detención del general
Pinochet por la policía británica, el 16 de octubre de 1998. El juez español Baltasar
Garzón reclamó la extradición a España del antiguo jefe de la Junta Militar, a fin de
juzgarlo por los delitos de «genocidio», «torturas» y «desapariciones» cometidos
durante la dictadura. Las revelaciones fueron hechas a propósito del plan
«Cóndor», que coordinaba, durante las dictaduras, la acción represiva contra los
opositores en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Diecisiete meses
más tarde, el ministro británico del Interior Jack Straw rechazó la demanda de
extradición del general Pinochet hacia España; éste último pudo así retornar a su
país, donde la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile votó, el 23 de mayo de
2000, el levantamiento de su inmunidad parlamentaria.
El 16 de enero de 2000, Ricardo Lagos, candidato de la Concertación
Democrática, coalición de centro-izquierda en el poder desde hacía diez años, fue
elegido presidente de Chile con el 51.3% de los sufragios. Fue el primer
presidente socialista de Chile después de Salvador Allende. Se comprometió a
hacer de los derechos humanos una prioridad de su gobierno y se pronunció en
favor de un juicio a Augusto Pinochet a su retorno a Chile.

Historia de Colombia
Fue alrededor del río Magdalena donde se encontraron las primeras huellas de
presencia humana en Colombia. Reliquias de una civilización casi desconocida,
que data de los últimos cinco siglos A.C., fueron descubiertas en San Agustín,
cerca del origen del río, en los Andes colombianos: estatuas de piedra,
bajorrelieves, cámaras funerarias y santuarios, en un estilo que recuerda a veces
al de los aztecas.
Siglos más tarde, antes de la llegada de los españoles, las altas mesetas
del este, cerca del río Magdalena estaban habitadas por una tribu amerindia, los
Chibchas. Buenos agricultores, excelentes orfebres y se han encontrado
cantidades de pequeños objetos (collares, figuras) en oro o en tumbaga (una
aleación de oro y cobre), que datan de 1000 a 1500 a.C.
En 1502, en su primer viaje al Nuevo Mundo, Cristóbal Colón exploró una
parte del imperio de los Chibchas, en las costas septentrionales de la actual
Colombia. Tras sus pasos, los conquistadores españoles establecieron en Darién,
en 1510, su primera colonia sobre el continente americano. Atraídos por este
nuevo "el dorado", los colonos progresaron rápidamente. En la costa, en primer
lugar, fundaron Cartagena, después, Santa Marta. Hacia el interior, Santa Fe de
Bogotá - que sería más tarde Bogotá - fue conquistada por Gonzalo Jiménez de
Quesada, en 1538.
La región fue, a partir de 1544, integrada al virreinato del Perú, antes de
ser, en 1740, el centro del virreinato de la Nueva Granada. La economía de la
colonia reposaba entonces, en gran parte, sobre la esclavitud: a los indios
sucedieron los esclavos negros. También se sirvió de los recursos naturales del
territorio (esmeraldas y otras piedras preciosas) y la presencia del istmo, que
aseguraba el esplendor de las ciudades portuarias.
Sin embargo, los españoles, que acaparaban las riquezas, se toparon con
la hostilidad creciente de los indígenas. La revuelta de los comuneros de Socorro,
en 1781, fue la primera manifestación de la identidad criolla y el preludio de los
movimientos por la independencia. Los insurgentes marcharon entonces a la
capital, para protestar contra los nuevos impuestos de los españoles y reclamar su
parte de la riqueza nacional. Desde entonces, el pueblo de Nueva Granada hizo
parte del movimiento por la independencia que nacía en el conjunto del Imperio
español.
En 1810, las provincias de la Nueva Granada se reunieron en federación y
decidieron romper con España. Frente a la represión dirigida por las autoridades
españolas, el deseo de independencia fue sofocado por un tiempo. Sin embargo,
los éxitos militares de Simón Bolívar sobre los españoles, un poco por todo el
continente, devolvieron las esperanzas a los independentistas. Así, el 7 de agosto
de 1819, el general Bolívar obtuvo una victoria decisiva en la batalla de Boyacá.
Una vez en Bogotá, proclamó entonces la independencia de la Nueva Granada.
Algunos meses más tarde, el Congreso de Angostura (17 de diciembre de
1819) dio nacimiento al estado de Gran Colombia, que reunía la Nueva Granada,
la actual Panamá y, después de su liberación, Venezuela y Ecuador. Esta
experiencia no sobrevivió a su inspirador y, en 1830, después de la muerte de
Bolívar, Venezuela, después Ecuador, hicieron secesión.
Desde los primeros años de la independencia, el país estuvo dividido en
dos bloques políticos que se enfrentarían durante décadas. Por un lado, los
conservadores, sostenidos por la Iglesia, partidarios de un estado centralizado; por
el otro, el bloque liberal, federalista, que quería sustraer la política de la influencia
de la religión. Las primeras décadas que siguieron a la independencia estuvieron
marcadas por varias guerras civiles y por frecuentes cambios constitucionales.
En 1858, el país fue dotado de una constitución semi-federal y la nueva
República fue bautizada Confederación Granadina. Cinco años más tarde nacían
los Estados Unidos de Colombia, sobre el modelo decididamente federal del
vecino norteamericano. Después de algunos años de relativa estabilidad, una
nueva guerra civil estalló en 1876. De retorno al poder, los conservadores
impusieron al país, en 1886, una constitución centralista, la de la República de
Colombia, que quedó en vigor hasta 1991.
La segunda mitad del siglo XIX se caracterizó por numerosos cambios que
marcaron profundamente la sociedad: la abolición de la esclavitud en 1851; luego,
en 1853, la separación de la Iglesia y el estado.
En 1903, empujado por los Estados Unidos, Panamá accedió a la
independencia. Colombia perdió entonces un acceso importante al comercio
marítimo; sin embargo, las compensaciones financieras acordadas por
Washington le permitieron asimismo iniciar la diversificación de la economía, que
reposaba hasta entonces esencialmente sobre el comercio del café.
Hasta 1930, Colombia tuvo un periodo de estabilidad política y pudo
consagrarse a su desarrollo económico. La construcción de rutas, desde principios
del siglo, permitió un comienzo de la expansión comercial. La explotación de los
yacimientos de petróleo y el cultivo de café tomaron también amplitud. Los
liberales, de regreso al poder en 1930, se comprometieron en nuevas reformas.
Hasta la renuncia, en 1945, del presidente Alfonso López Pumarejo, hicieron votar
una ley de reforma agraria, el reconocimiento del derecho de huelga y los
derechos sindicales, un salario mínimo y vacaciones pagas.
A partir de 1945, el ala más radical del partido liberal, dirigida por Jorge
Eliecer Gaitán, que se oponía a la política de unión nacional del presidente Alberto
Lleras Camargo, se volvió cada vez más popular. El 9 de abril de 1948, el
asesinato de Gaitán desencadenó en una sangrienta revuelta contra el gobierno
conservador en Bogotá y en las principales ciudades del país. La violencia - es así
como se bautizó esta insurrección popular -, dejó al menos 1 500 muertos y 20 mil
heridos. La revuelta fue contenida finalmente y el gobierno fue reequilibrado en
favor de los liberales.
El 13 de junio de 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla tomó el poder,
gracias a un golpe de estado. En 1957, después de más violencia, Rojas Pinilla
fue derrocado por una junta militar. Ésta resolvió convocar a elecciones generales
y fue acordada una tregua entre los liberales y los conservadores. Decidieron
entonces la alternancia en los más altos puestos del estado (presidencia y
gabinetes ministeriales) por un periodo de 16 años. Sin embargo, la nueva
coalición, el Frente Nacional, no logró detener la violencia política.
El liberal Alberto Lleras Camargo fue elegido en 1958; en 1962, el
conservador León Valencia le sucedió. Los liberales regresaron al poder en 1966,
con Carlos Lleras Restrepo. La coalición conservó la mayoría en las dos cámaras,
pero raramente logró reunir la mayoría de dos tercios necesaria para el voto de las
leyes, y el país conoció entonces varios periodos de una quasi-parálisis. Este
clima favoreció una guerra civil latente, que encontró también sus raíces en el
marasmo económico.
Desde los años cincuenta, ciertos paisanos, influenciados por la
emergencia del comunismo, constituyeron sobre sus tierras "zonas de
autodefensa". Este movimiento fue rápidamente sustituido por una guerrilla
organizada: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), creadas
en 1966, que lanzaron una campaña de atentados. Frente a esta situación, el
presidente conservador Guillermo León Valencia declaró el estado de sitio y, con
la ayuda de los Estados Unidos, se lanzó en una lucha sin tregua contra los
grupos armados. Siguiendo a las FARC, el movimiento M-19 lanzó a su vez, en los
años setenta, una guerrilla, esta vez, urbana. Cuando la coalición del Frente
Nacional llegó a su fin, en 1974, Alfonso López Michelsen, un liberal, fue elegido
presidente.
La amnistía de unos 400 guerrilleros por el presidente Betancur, elegido en
1982, y su orientación hacia un régimen de liberalización (y en particular la tregua
acordada en mayo de 1984, entre el gobierno y los rebeldes) no bastó para traer la
paz civil a Colombia. Los enfrentamientos recomenzaron con más fuerza en 1985.
En noviembre, los guerrilleros se apoderaron del Palacio de Justicia de
Bogotá, tomando decenas de personas como rehenes. El ejército intervino y
estallaron muy violentos combates: 100 personas murieron, entre ellas el
presidente de la Corte Suprema y diez jueces.
Los liberales ganaron las elecciones de 1986 y Virgilio Barco Vargas, su
dirigente, llegó a la presidencia de la República. En agosto de 1989, en respuesta
a una ola de atentados en los cuales los carteles de cocaína colombianos estaban
implicados, el gobierno se lanzó, con la ayuda de Washington, a una guerra total
contra los traficantes de droga y sus redes. Más de 10 mil personas fueron
detenidas y los bienes de los sospechosos fueron confiscados.
Fue en este cuadro de violencia que se desarrolló la elección presidencial
de 1990; tres candidatos fueron asesinados. El liberal César Gaviria Trujillo,
elegido presidente en mayo, intentó entonces una política de reconciliación. Con la
nueva constitución de julio de 1991, quiso reforzar las instituciones democráticas:
el estado de sitio fue levantado y fue acordada la amnistía con los traficantes de
droga que se rendían.
La lucha contra los narcotraficantes marcó un giro en 1993, cuando Pablo
Escobar, el jefe del cartel de Medellín, murió en manos de las fuerzas de
seguridad del gobierno.

Historia de Cuba
Cuba fue descubierta por Cristóbal Colón el 28 de octubre de 1492, durante su
primer viaje hacia lo que él creía era el imperio del gran Khan. La isla estaba
habitada entonces por alrededor de cien mil amerindios: Guanajuatabeyes,
Ciboneyes, Tainos, Arawaks, así como por tribus antropófagas, los caribes. La isla
fue bautizada según su nombre indígena, Cubanascan. Juan de la Cosa hizo
relevamientos cartográficos y Sebastián de Ocampo fue el primer europeo en dar
la vuelta completa, en 1508.
La colonización de Cuba comenzó en 1511, bajo la dirección de Diego
Velázquez de Cuellar, nombrado gobernador de la isla y fundador de Baracoa, de
Santiago de Cuba (1514) y de La Habana (1519). En menos de cinco años, la
población indígena de temperamento pacífico, sistemáticamente masacrada, fue
reducida a unas centenas de individuos. Por otro lado, siendo base de
abastecimiento para las expediciones españolas hacia México y Panamá, Cuba
poseía reservas de oro que fueron rápidamente agotadas. La administración local
quedó entonces encargada de promover nuevas actividades económicas: el
tabaco, las plantas para hacer tinturas, luego la caña de azúcar conocieron un
desarrollo considerable, favorecido por la importación de esclavos africanos.
Especie de base portuaria americana en la ruta hacia Europa, la isla llegó a ser
comercialmente muy activa.
Desde el comienzo del siglo XIX, las diferencias entre los españoles y los
criollos se exacerbaron. Las autoridades locales debieron hacer frente a las
aspiraciones de independencia de todos los pueblos de la América española. En
Cuba, el movimiento conoció un verdadero desarrollo gracias a la acción de Carlos
Manuel de Céspedes. Rico propietario de un dominio azucarero, francmasón,
liberó sus esclavos y llamó a sus compatriotas a la revuelta, constituyendo grupos
de manzanilleros y desencadenando la guerra de los Diez Años (1868-1878).
Al final del conflicto perdido por los insurgentes, el pacto de Zanjón (10 de
febrero de 1878) acordó importantes concesiones a los cubanos. La isla fue
dotada de una cierta autonomía, la esclavitud fue abolida en 1880 y la igualdad de
derechos entre los blancos y los negros fue proclamada en 1893. Las
consecuencias del pacto alcanzaron el dominio político, con la constitución de los
primeros partidos políticos, así como al sector económico, ya que las empresas
norteamericanas aumentaron sus inversiones en la región.

La independencia
Las reformas puestas en marcha fueron finalmente poco seguidas en realidad, y
los cubanos se levantaron de nuevo en febrero de 1895, bajo el mando de José
Martí y de los generales Antonio Maceo y Máximo Gómez. Martí y Maceo estaban
a la cabeza del Partido Revolucionario Cubano, creado en 1891, en el transcurso
de un periodo cuando los movimientos políticos se multiplicaban: Partido de la
Unión Constitucional (1878), Partido reformista (1893), Partido autonomista y
Partido liberal (1878).
Los Estados Unidos, que controlaban ya el mercado del azúcar cubano,
intervinieron de parte de los insurgentes en abril de 1898, precipitando la guerra
hispano-americana, provocada por la pérdida del Maine, un navío de guerra
americano que España fue acusada de haber atacado. El tratado de París del 10
de diciembre de 1898 puso fin al conflicto, España renunció a su soberanía sobre
la isla y un gobierno militar fue puesto en plaza por los norteamericanos.
La república de Cuba fue formalmente instituida el 20 de mayo de 1902, y
su constitución integró la enmienda Platt, autorizando la intervención
norteamericana en los asuntos del país y la instalación de dos bases navales en
Cuba, en contrapartida de privilegios aduaneros.
El 10 de marzo de 1952, el antiguo presidente Batista tomó el poder con el
apoyo de la armada. Sostenido los primeros tiempos por los sindicatos y los
comunistas, su régimen era el despotismo y la corrupción. El dominio de los
capitales extranjeros sobre la economía del país se acrecentó. En los años
cincuenta los norteamericanos controlaban el 90% de las minas de níquel y las
explotaciones agrícolas, el 80% de los servicios públicos, el 50% de las vías
férreas y, con el Reino Unido, toda la industria petrolera. Una oposición no
institucionalizada se desarrolló entonces alrededor de ciertos intelectuales. En
1953, Batista aplastó una tentativa de levantamiento dirigida por Fidel Castro, un
joven jurista, que fue puesto en prisión. Reelecto sin oposición al año siguiente, el
dictador concedió una amnistía a los prisioneros políticos; Castro eligió entonces
exiliarse en México.
La Revolución Cubana
El 2 de diciembre de 1956, Fidel Castro desembarcó en la sierra Maestra con 80
insurgentes. Puestos en jaque por el ejército, los rebeldes pudieron, sin embargo,
llegar a la sierra, entre ellos, el Che Guevara, joven médico y revolucionario
argentino, compañero de armas de Castro. Durante dos años, esos que serían
llamados los barbudos dirigieron una guerrilla disimulada contra el ejército
gubernamental, asegurándose progresivamente el sostén de una gran parte de la
población. Dubitativos sobre la política a seguir, los Estados Unidos suspendieron
sus envíos de armas a Batista en marzo de 1958. El éxito de la contra-ofensiva de
los insurgentes llevó al dictador a dejar el país el 1 de enero de 1959.
Fue nombrado un gobierno provisorio, con Fidel Castro a la cabeza, un
hombre que se decía por encima de los partidos. Rápidamente, fue lanzada una
reforma agraria, confiscando tierras a los norteamericanos; las refinerías de
azúcar y de petróleo fueron nacionalizadas. La política de grandes trabajos puesta
en marcha tenía por efecto resolver el desempleo y pronto debían dar sus frutos
programas destinados a mejorar la educación y la salud pública.
En octubre de 1960, Washington impuso a la isla un embargo comercial. La
ruptura total de las relaciones diplomáticas se produjo en enero de 1961 y, el 17
de abril, un comando de exiliados anticastristas sostenidos e impulsados por los
Estados Unidos desembarcó en la bahía de los Cochinos, al sur de la isla. El
fracaso de esta tentativa de invasión aceleró la orientación socialista del régimen.
El 14 de octubre de 1962 estalló la crisis de octubre: los Estados Unidos
descubrieron en Cuba rampas de lanzamiento de misiles provistas por la Unión
Soviética. El presidente norteamericano John F. Kennedy anunció entonces un
bloqueo naval de la isla. Después de varios días de negociaciones, durante los
cuales una guerra nuclear parecía inminente, el dirigente soviético Nikita
Khrouchtchev aceptó restirar sus misiles. En 1965, los gobiernos cubano y
norteamericano firmaron un acuerdo permitiendo a los cubanos emigrar a los
Estados Unidos. Más de 260 mil personas dejaron la isla antes del fin oficial del
puente aéreo en 1973.
En noviembre de 1993, la Asamblea General de la ONU, apoyada por el
conjunto de los países de América Latina, votó una resolución pidiendo el fin del
embargo norteamericano y fue depositada una proposición de ley en este sentido
en el seno del Congreso de los Estados Unidos, sin éxito.
El descontento general y el agravamiento de la pobreza llevaron al gobierno
a impulsar reformas económicas: en julio de 1993, la posesión de dólares, en otros
tiempos considerada como un delito pasible de encarcelamiento, fue legalizada y
en octubre de 1994, fueron de nuevo autorizados los mercados paisanos libres.
Para frenar el éxodo de los balseros (500 en 1990, más de 3000 en 1993,
30000 en 1994), se firmaron dos acuerdos con los Estados Unidos, en septiembre
de 1994 y en mayo de 1995. Pero la ratificación de la ley Helms-Burton, en marzo
de 1996, endureció la posición norteamericana contra el gobierno cubano.
En el dominio económico, Cuba se abrió a las inversiones extranjeras y el
turismo. La condena del Papa al embargo norteamericano obligó a los Estados
Unidos a suavizar su política de firmeza respecto a La Habana. Pero los Estados
Unidos tomaron medidas de retorsión contra toda empresa extranjera que
comerciara con Cuba o invirtiera en la isla. En julio de 1998, sin embargo, después
de largas negociaciones, el presidente norteamericano se comprometió a
suspenderlas durante un tiempo determinado y en enero de 1999, anunció
medidas de suavizamiento del embargo, sin renunciar por eso a su estrategia de
aislamiento. Al mismo tiempo, Cuba normalizó sus relaciones con España,
Canadá, Guatemala y la República Dominicana.

Historia de México
Los primeros ocupantes del actual México fueron cazadores practicando la
recolección, como testimonia el hombre fósil de Tepexpan, que data de 13000 a
10000 a.C.. La primera gran civilización mexicana, los olmecas (2000-500 a.C.),
se desarrolló gracias a la sedentarización debida al cultivo del maíz.
El periodo 250-950 d.C. fue marcado por la civilización de Teotihuacán, que
llevó a cabo la unificación de todo el valle de México. Los zapotecas, establecidos
en el actual estado de Oaxaca, construyeron más de doscientos centros urbanos.
La civilización maya, una de las más destacadas civilizaciones
precolombinas, conoció su apogeo hacia el siglo VI d.C. y se distinguió por la
construcción de poderosas ciudades-estados.
Otro grupo, los toltecas (guerreros), descendió del norte y creó en el siglo X
un imperio en el centro del país. Los toltecas fundaron su capital en Tula y
desarrollaron una destacable civilización, como testimonian las ruinas de
soberbios monumentos.
En el siglo XI, los toltecas fueron vencidos y dispersados por las múltiples
invasiones de los chichimecas, tribus nómades venidas del norte. Los aztecas, o
mexicas, la tribu dominante de los chichimecas, terminaron por dominar toda la
meseta central del país. Itzcoatl, su primer emperador, extendió la influencia
azteca sobre todo el territorio. Esta civilización, particularmente desarrollada en los
niveles intelectuales y artísticos, devino así la potencia dominante del siglo XV.
El primer explorador que visitó el territorio mexicano fue Francisco
Fernández de Córdoba, quien descubrió en 1517 la huella de los mayas en
Yucatán. Hernán Cortés desembarcó en Tabasco en 1519 y fundó Veracruz. Entró
a continuación sin resistencia en México y fue nombrado gobernador y capitán
general por Carlos V en 1522.
En 1535, el nuevo virrey de la Nueva España fue Antonio de Mendoza.
Hasta 1821, 71 virreyes españoles se sucedieron. Ellos extendieron el país hacia
el norte (conquista de Nuevo México en 1598) y hacia el sur. Esta época quedó
marcada por la explotación de los indios, prácticamente reducidos a la esclavitud.
Las tensiones nacidas del crecimiento económico y social y el descontento
de las clases medias ligadas a las reformas administrativas de 1786 tomaron cada
vez más importancia. El país sufrió igualmente los efectos de las ideas liberales de
la Revolución Francesa de 1789 y la ocupación de España por las tropas
napoleónicas en 1808.
El 16 de septiembre de 1810, un cura, Miguel Hidalgo y Costilla, lanzó el
movimiento por la independencia. La insurrección fue aplastada por el ejército
realista, que hizo ejecutar a Hidalgo en 1811. Pero el movimiento prosiguió bajo la
dirección de otro cura, José María Morelos y Pavón. La independencia fue
proclamada en 1813 por el congreso de Chilpancingo y devino oficial en julio de
1821 con la firma del tratado de Córdoba por el antiguo general realista Agustín de
Iturbide y O'Donojù, el último virrey.
En 1822, Iturbide se hizo proclamar emperador de México pero fue
derrocado en marzo de 1823 por un oficial, Santa Ana, quien instauró la república
en 1824. El país conoció desde entonces un periodo de problemas durante el cual
alternaron, hasta 1855, las dictaduras militares de Santa Ana y presidencias
civiles. Este periodo de problemas le permitió a Texas, entonces controlada por
México, proclamar su independencia en 1836, bajo el mando de Sam Houston. El
país fue entonces arrastrado a una guerra desastrosa con los Estados Unidos y
salió vencido, abandonando, según los términos del tratado de Guadalupe Hidalgo
del 2 de febrero de 1848, toda la mitad norte del país.
Benito Pablo Juárez, gran dirigente liberal indio, devino presidente de la
República en 1858. Él decidió suspender las deudas externas contraídas por los
gobiernos precedentes. Irritados por su decreto, Francia, Gran Bretaña y España
decidieron actuar conjuntamente para proteger sus inversiones. Una expedición
común ocupó Veracruz en 1861 pero, desde 1862, las ambiciones coloniales de
Napoleón III se volvieron evidentes, y los británicos y los españoles se retiraron.
Las tropas francesas penetraron en México en junio de 1863. Juárez y su gobierno
huyeron, Napoleón proclamó el Imperio mexicano y ofreció la corona a
Maximiliano, archiduque de Austria (1864-1867).
Francia, bajo la presión de Estados Unidos, debió rápidamente retirarse y el
ejército de Juárez reconquistó el país cuando las tropas republicanas del general
Porfirio Díaz ocuparon México. Maximiliano, sitiado en Querétaro, debió rendirse y
fue fusilado. Juárez debió a continuación hacer frente a numerosas revueltas,
entre ellas la de Díaz, vencido en las elecciones de 1871. Sebastián Lerdo de
Tejada sucedió a Juárez a la muerte de éste en 1872. Fue derrocado en 1876 por
Díaz, quien llegó a ser presidente en 1877.
México debió sufrir la dictadura de Porfirio Díaz hasta 1911, con una sola
interrupción entre 1880 y 1884. En 1908, Díaz anunció que aceptaba la presencia
de un candidato de la oposición en las elecciones de 1910: los liberales eligieron a
Francisco Indalecio Madero, quien fue el líder de la revolución popular después de
la reelección de Díaz en 1910. Éste debió renunciar en 1911 y dejó definitivamente
el país.
Madero, elegido presidente en 1911, no pudo poner fin a las turbulencias
políticas y militares que agitaban el país. Otros rebeldes, entre ellos Emiliano
Zapata y Pancho Villa, rehusaron totalmente someterse a su autoridad. En 1913,
Victoriano Huerta, jefe del ejército de Madero, conspiró con los jefes rebeldes, se
apoderó de México, tomó el poder e hizo asesinar a Madero. Nuevas revueltas
armadas, bajo la dirección de Zapata, Villa y Venustiano Carranza, estallaron y
Huerta huyó en 1914. Carranza tomó el poder el mismo año y Villa le declaró
inmediatamente la guerra.
En agosto de 1915, una comisión representando ocho países
latinoamericanos y los Estados Unidos reconoció a Carranza como la autoridad
legal de México. Los jefes rebeldes, a excepción de Villa, bajaron las armas.
Zapata fue asesinado en 1919, y Villa prosiguió sus revueltas hasta 1920.
En 1920, tres generales, Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Adolfo de
La Huerta, se rebelaron contra el presidente. Carranza fue asesinado y Obregón
accedió al poder.
En 1923, los Estados Unidos aportaron su apoyo al régimen de Obregón
durante una revuelta abortada llevada a cabo por Adolfo de La Huerta. En 1924,
Calles fue elegido presidente y comenzó a poner en marcha reformas
constitucionales, principalmente agrarias mientras que sus reformas religiosas
encontraron una fuerte oposición.
Reelegido presidente en 1928, Obregón fue asesinado varios meses más
tarde por un fanático religioso. En 1932, bajo la presidencia de Abelardo L.
Rodríguez, el Partido Nacional Revolucionario (actual PRI), el partido oficial del
gobierno, estableció un programa de seis años para "un sistema económico
cooperativo inclinado hacia el socialismo" que preveía la toma de los campos
petrolíferos pertenecientes a los extranjeros.
El programa del PNR fue puesto en marcha en 1934 con la elección de
Lázaro Cárdenas, quien puso el acento sobre las reformas agrarias, la protección
social y la educación.
En 1938, el gobierno mexicano expropió los bienes de las compañías
petroleras extranjeras y creó la Pemex para administrar la industria nacionalizada.
En junio de 1945, México fue oficialmente miembro de la ONU. En 1946,
Miguel Alemán Valdés sucedió a Ávila en la presidencia. Continuó manteniendo
relaciones estrechas con los Estados Unidos.
El partido del gobierno, rebautizado Partido Revolucionario Institucional
(PRI), obtuvo una gran victoria en las elecciones legislativas del 3 de julio de 1949.
Adolfo Ruiz Cortines, candidato del PRI, fue elegido presidente en 1952, y Adolfo
López Mateos le sucedió en 1958.
En 1966, el presidente Díaz Ordaz anunció un plan de desarrollo y de planificación
económica de cinco años. Dos años más tarde, el gobierno debió hacer frente a
manifestaciones estudiantiles violentas que amenazaron la organización de los
Juegos Olímpicos de México en octubre de 1968, y que fueron reprimidas en
forma sangrienta. La agitación prosiguió en los años setenta.
En 1970, Luis Echeverría Álvarez, candidato del PRI, fue presidente;
prosiguió una estrategia más equilibrada de crecimiento económico e introdujo
medidas destinadas a reducir el control de la economía por los extranjeros y a
aumentar las exportaciones. Este mismo año, el descubrimiento de grandes
reservas de petróleo bruto en los estados de Campeche, Chiapas, Tabasco y
Veracruz representó una fuente de desarrollo económico potencial.
El candidato del PRI, José López Portillo, fue elegido para la presidencia en
1976. Persiguió una política de austeridad económica llamando a los trabajadores
a moderar sus reivindicaciones salariales y a los patrones a mantener precios
bajos y a aumentar sus inversiones.
En 1982, Miguel de la Madrid Hurtado fue elegido y sucedió al presidente
López Portillo. A mediados de los ochenta, el aumento rápido de la deuda externa
y la baja del precio del petróleo hundieron al país en graves problemas financieros.
En un clima de irregularidad, el PRI se declaró vencedor de las elecciones
parlamentarias de 1985. Este mismo año, un terremoto devastador (más de 7000
víctimas) no hizo más que agravar la situación financiera del país.
Carlos Salinas de Gortari, candidato del PRI, fue elegido en 1988, a pesar
de las acusaciones de fraudes electorales. El mismo año, el huracán Gilbert
devastó la península de Yucatán; el monto de las pérdidas fue estimado en 880
millones de dólares.
En 1989, el gobierno de Salinas aceleró la privatización de las empresas
nacionalizadas y tomó medidas para incitar a los extranjeros a invertir
permitiéndoles controlar enteramente las empresas. En diciembre de 1992,
Salinas, el presidente de los Estados Unidos, George Bush, y el Primer Ministro
Canadiense Brian Mulroney firmaron el NAFTA, North American Free Trade
Agreement (Acuerdo de libre comercio norteamericano, o Alena). El Parlamento
mexicano ratificó el acuerdo en 1993 y el tratado tuvo vigencia el 1 de enero de
1994, creando así la más grande zona de libre comercio del mundo.
El 1 de enero de 1994, un grupo de indios, llamado el ejército de liberación
nacional zapatista, se apoderó de cuatro ciudades en el estado del sur, Chiapas, y
exigió reformas. Aunque las tropas mexicanas retomaron rápidamente una gran
parte del territorio ocupado por los rebeldes, y que un llamado al cese del fuego
haya sido lanzado poco tiempo después, el grupo rebelde dio nacimiento a un
movimiento por la reforma política en México.
El presidente Zedillo (PRI), elegido en agosto de 1994, debió casi
inmediatamente hacer frente a la más grave crisis financiera y monetaria que haya
conocido México, engendrada por un déficit de alrededor de 30 mil millones de
dólares. Un programa de ayuda internacional fue concebido bajo la dirección del
presidente americano Clinton, y Zedillo anunció la puesta en marcha de medidas
de austeridad y la privatización de los bienes del estado.
Al mismo tiempo, la revuelta de Chiapas proseguía bajo la dirección del
carismático "Subcomandante Marcos", nombre de guerra de Rafael Sebastián
Guillén Vicente. Marcos hizo conocer su causa en el mundo entero siendo el
primer jefe guerrillero en publicar sus declaraciones vía Internet. La revuelta se
apoyaba sobre el deseo de los paisanos mexicanos de obtener las tierras
prometidas cuando la Revolución mexicana, que no habían recibido jamás
(Emiliano Zapata). No habían obtenido particularmente ningún beneficio del
desmantelamiento de las grandes propiedades y no habían llegado a hacer valer
sus derechos.
El conflicto se intensificó entre los zapatistas y el gobierno a comienzos de
1995. En diciembre de 1994, los zapatistas ocuparon 38 municipalidades fuera de
la línea de cese del fuego establecida anteriormente. El gobierno, habiendo
perdido la confianza de la comunidad económica mundial, sintió la necesidad de
establecer de nuevo su autoridad lanzando una operación militar que retomó el
control de varias municipalidades ocupadas y rechazó a los guerrilleros. Sin
embargo, el ejército no llegó a apoderarse de los dirigentes del movimiento y el
conflicto prosigue.

Las elecciones presidenciales y legislativas del 2 de


julio del 2000
Vicente Fox Quesada, miembro del PAN (Partido Acción Nacional), venció en las
elecciones presidenciales y llegó a ser el primer presidente que no perteneciera al
PRI (Partido de la Revolución Institucional) desde hacía más de 70 años.
En 2003, la situación económica siguió siendo preocupante: pobreza sobre
todo entre los indígenas y en los estados del sur, desempleo, debilidad del sistema
de salud pública.
El lunes 29 de marzo de 2004, México firmó el Tratado de no Proliferación
de Armas Nucleares y se comprometió a autorizar inspecciones de la Agencia
Internacional de Energía Atómica. México es así el país número 81 en adherir a
este pacto.

Historia de Perú
Las primeras huellas de presencia humana en Perú datan de hace al menos 20 mil
años antes de nuestra era, pero han sido conservados muy pocos vestigios de
esta época. A partir de 1250 a.C., varias civilizaciones venidas del norte, los
chavinos, los chimús, los nazcas y los tiahuanacos se establecieron en la región.
La ciudad de Chanchan, cuyas ruinas son visibles aún hoy, fue construida por los
Chimús hacia el año 1000 a.C.
Los incas, una tribu guerrera del sur de la sierra, se desplazaron poco a
poco hacia el norte de la región hasta el valle fértil de Cuzco entre los años 1100 y
1300. Su expansión comenzó en 1438, con Pacahuetec, quien emprendió la
conquista de las tierras vecinas.
Hacia el 1500, el Imperio inca se extendía del océano Pacífico hasta los
orígenes del río Paraguay y del Amazonas, de la región del actual Quito, Ecuador,
hasta el río Maule, en Chile. Este vasto imperio era dirigido por un inca, o
emperador, quien era adorado como una divinidad. Rico en yacimientos de oro y
plata, el reino de los Incas iba a volverse el blanco de las ambiciones imperiales
de los españoles ya instalados en Panamá.
En 1531, el conquistador español Francisco Pizarro desembarcó en Perú
con 183 hombres y, utilizando la guerra civil que dividía a los incas, logró en
menos de cinco años hacer de su imperio una posesión española.
En 1535, fundó en las orillas del río Rímac una ciudad a la cual hizo su
capital, Ciudad de los Reyes, hoy Lima. Los conflictos de autoridad que opusieron
enseguida a los conquistadores españoles entre ellos desembocaron en el
asesinato de Pizarro.
En 1542, Carlos Quinto, con el objeto de restablecer el orden, creó el
virreinato del Perú, que englobaba todas las posesiones españolas en América del
Sur, con excepción de la actual Venezuela. "Nuevas leyes" fueron promulgadas,
con el fin de intentar proteger a los indígenas de la violencia de la explotación de
los conquistadores. Pero el primer virrey español, Núñez de Vela, que llegó a Perú
en 1544, suscitó una viva hostilidad de parte de los colonos quienes se rebelaron y
lo mataron: las "nuevas leyes" no fueron aplicadas jamás.
Fue con la llegada, en 1569, del virrey Francisco de Toledo, que el sistema
colonial, que iba a prevalecer durante más de dos siglos, se puso verdaderamente
en plaza. Emprendió la integración de la población india, agrupada en
comunidades agrícolas, ubicadas bajo la tutela de un particular o del Estado, y
favoreció su evangelización.
El periodo que siguió fue particularmente próspero, los españoles
introdujeron en las primeras mesetas andinas nuevos cultivos (trigo, viñas, olivos)
y cultivaron la caña de azúcar en las plantaciones costeras, importando esclavos.
Sin embargo, la verdadera riqueza del Perú se encontraba en su subsuelo que
encerraba cuantiosos metales preciosos, y en particular plata (yacimiento de
Potosí), que dio al país un rol preponderante en la producción mundial hasta el
siglo XVIII.
En 1780, 60 mil amerindios, guiados por José Gabriel Condorcanqui (quien
adoptó el nombre de su ancestro, el inca Tupac Amaru), se rebelaron contra la
autoridad española. La insurrección fue aplastada en 1781 y Condorcanqui fue
ejecutado, al igual que miles de sus camaradas revolucionarios.
En 1814, otra revuelta fue a su vez reprimida; sin embargo, la oposición a la
autoridad imperial ganaba toda la América del Sur española.
En septiembre de 1820, José de San Martín, un argentino que había
vencido a las fuerzas españolas en Chile, desembarcó con sus tropas en Perú. En
julio de 1821, entró en la ciudad de Lima, sublevada.
La independencia peruana fue proclamada el 28 de julio de 1821 y San
Martín recibió el título de protector, que abandonó rápidamente en favor de Simón
Bolívar. En efecto, el héroe de la revolución venezolana entró en Perú en 1822, y
derrotó al ejército español en 1824, durante la batalla de Junín, el 6 de agosto, y
en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre, con la ayuda del general Sucre.
Los años siguientes fueron extremadamente caóticos. Una vez que Bolívar
partió para la Gran Colombia en 1826, el país pasó bajo el yugo de los
hacendados y la dictadura militar. Perú no conoció la paz antes de 1845, cuando
Ramón Castilla, un veterano de Ayacucho, se apoderó de la presidencia.
Durante sus dos mandatos (1845-1851 y 1855-1862), emprendió
numerosas reformas: abolición de la esclavitud, adopción, en 1860, de una
constitución liberal, construcción de vías férreas. Castilla comenzó también a
explotar el guano y los ricos yacimientos de nitrato.
En 1864, esta explotación fue el origen del conflicto que desembocó en una
guerra entre Perú y España, después de que ésta última se apoderara de las islas
Chincha, ricas en guano. Aliado a Ecuador, Bolivia y Chile, Perú salió victorioso y
el tratado de 1879, que puso fin a la guerra, fue la ocasión de ver por primera vez
su soberanía oficialmente reconocida por España.
Entre 1879 y 1883, la guerra del Pacífico opuso Perú a Chile, a propósito
del control de la provincia de Tarapaca, rica en nitratos. Vencido y amputado de
una parte de su territorio, arruinado por los años de guerra y el disenso interno,
Perú intentó entonces reorganizarse.
La reconstrucción fue lenta y se hizo en gran parte con la ayuda de
capitales extranjeros, bajo la presidencia de Augusto Leguía y Salcedo. Después
de su primer mandato (1908-1912), tomó de nuevo el poder en 1919, gracias a un
golpe de estado militar, y ejerció una autoridad casi dictatorial.
En 1924, mientras que él estaba en el poder, los intelectuales peruanos
exiliados fundaron la Alianza popular revolucionaria americana (APRA), un
movimiento de tendencia marxista, influenciado por la revolución mexicana. La
APRA, que exigía reformas fundamentales contra la oligarquía conservadora fue
rápidamente prohibida por Leguía, lo que no le impidió llegar a ser un partido
extremadamente influyente.
En los años treinta, a pesar de la adopción de una Constitución democrática
(1933), la APRA fue objeto de una sangrienta represión y las elecciones que le
daban la victoria fueron anuladas. La presidencia regresó entonces a Manuel
Prado Ugarteche, quien quiso proseguir la modernización del país, pero debió
también contar con la poderosa voluntad reformista, iniciada por la APRA.
En 1945, una coalición de partidos liberales y de izquierda, entre ellos la
APRA, permitió la elección de José Luis Bustamante Rivero, un reformador, para
la presidencia de la República. Los derechos civiles y la libertad de prensa fueron
reforzados, y ciertos poderes dictatoriales del presidente fueron abolidos por
enmienda constitucional. Debido a la hostilidad de la oligarquía conservadora,
Bustamante fue derrocado en 1948 por los militares que pusieron a la APRA fuera
de la ley.
El 2 de julio de 1950, Manuel Arturo Odría, el instigador del golpe de estado
de 1948, fue elegido presidente y su gobierno reforzó el sistema de defensa del
Perú, lanzó un vasto programa de trabajos públicos y favoreció una más estrecha
cooperación con Brasil, gracias a una serie de pactos económicos y culturales.
La elección de 1956 marcó el retorno del presidente Prado Ugarteche al poder y la
renovación de las reformas liberales. Después de una nueva tentativa de los
militares por tomar el poder, la elección de 1963 permitió el retorno de la
democracia, con la victoria de Fernando Belaúnde Terry. Este fue, sin embargo,
depuesto en octubre de 1968, la Constitución fue suspendida y una junta militar se
instaló en el poder, bajo la dirección del general Juan Velasco Alvarado.
Después de una serie de huelgas y manifestaciones organizadas para
expresar la insatisfacción popular respecto del presidente Velasco, un nuevo golpe
de estado militar derroca al gobierno peruano, el 29 de agosto de 1975. Al día
siguiente, el general Francisco Morales Bermúdez, quien había sido Primer
Ministro y Ministro de Guerra bajo Velasco, devino presidente.
En 1980, fue organizada una elección presidencial. El vencedor, el antiguo
presidente Belaúnde Terry, no llegó a enderezar la situación económica. Por otra
parte, los guerrilleros maoístas de Sendero luminoso intensificaron sus acciones.
Se estima que esta guerrilla fue responsable de la muerte de al menos 18000
personas, en los años ochenta .
La victoria, por primera vez en la historia del país, del candidato de la
APRA, Alan García Pérez, en la elección presidencial de 1985, si bien constituyó
un verdadero acontecimiento, no logró invertir la tendencia, y el declive económico
del país prosiguió.
En junio de 1990, Alberto Fujimori, hijo de inmigrantes japoneses, sucedió a
García. El nuevo presidente impuso un programa de austeridad a fin de combatir
la hiperinflación (1000 p. 100 en 1988-1989). La crisis económica provocó sin
embargo una nueva escalada de acciones de parte del Movimiento Tupac Amaru
(MRTA) y de Sendero Luminoso, que desplazó su campo de acción hacia Lima y
comenzó a poner en la mira a las infraestructuras administrativas.
Invocando al terrorismo y la corrupción en los medios gubernamentales, el
presidente suspendió la Constitución, en abril de 1992, y pronunció la disolución
del Congreso. En septiembre, el arresto de Abimael Guzmán, el jefe de Sendero
Luminoso, permitió al jefe de estado conservar el apoyo de la población.
Nuevas elecciones fueron fijadas entonces para 1995 y Alberto Fujimori fue
reelegido, el 9 de abril. Del 18 de diciembre de 1996 al 22 de abril de 1997, hubo
una toma de rehenes en la embajada de Japón por un grupo que se proclamaba
del Movimiento Tupac Amaru. Los guerrilleros fueron abatidos por los militares.
En política extranjera, un diferendo fronterizo resurgió entre Perú y Ecuador,
en enero de 1995, con respecto al control de la cordillera del Cóndor. Esta zona,
de una longitud de 78 km, casi deshabitada, pero rica en yacimientos petrolíferos,
había sido atribuida al Perú en 1950 después de un arbitraje internacional. Sin
embargo, Ecuador, que no había aceptado jamás esta decisión, desencadenó las
hostilidades. Los combates prosiguieron hasta mediados de febrero y dejaron
unos 200 muertos y heridos de ambas partes. Dos acuerdos de cese del fuego se
firmaron finalmente en marzo, bajo el arbitrio de los países del Protocolo de Río
(Estados Unidos, Brasil, Argentina, Chile), previendo la desmilitarización de la
zona y la organización de negociaciones pacíficas entre los dos países.

Historia de Venezuela
El territorio de la actual Venezuela originariamente estaba habitado por varios
grupos indígenas, que comprendían los Caribes, los Arawaks y los Cumanagatos.
Cristóbal Colón fue el primer explorador que alcanzó esta región en 1498; después
los españoles comenzaron a colonizar las islas y las regiones costeras, en 1520.
La primera colonia de importancia fue Caracas, en 1567. La región fue llamada
Venezuela (Pequeña Venecia) sin duda debido a las casas a la orilla del mar que
estaban construidas sobre pilotes.
Hasta el establecimiento del virreinato de la Nueva Granada en 1717, el
territorio que corresponde hoy al territorio venezolano estaba dividido entre el
virreinato del Perú y la Audiencia de Santo Domingo. Después, en 1777, el país
fue convertido en capitanería general y la economía de la región se desarrolló,
basada en las explotaciones de café, de cacao, de tabaco y de algodón, y el
comercio de estos productos.
La historia de la guerra de independencia contra España puso en escena
dos personajes predominantes: Simón Bolívar y Francisco de Miranda, quienes
tomaron ambos las riendas de los movimientos independentistas. Las primeras
insurrecciones comenzaron a principios del siglo XIX y la independencia fue
oficialmente proclamada el 5 de julio de 1811, seguida, en 1819, por la
proclamación de la federación de la Gran Colombia (comprendiendo Venezuela,
Ecuador, Panamá y Colombia). Siguieron años de enfrentamientos antes de que
las fuerzas armadas guiadas por Bolívar vencieran en la batalla de Carobobo, en
1821.
Los comienzos de la historia de Venezuela independiente se caracterizaron
por revoluciones y contra-revoluciones. De 1830 a 1848, el poder fue detentado
por los conservadores, antes de devenir una dictadura bajo la dinastía de los
Monagas. El general José Antonio Páez gobernó durante dieciocho años,
después, de 1858 a 1870, Venezuela fue desgarrada por una guerra civil.
De 1870 a 1888, Antonio Guzmán Blanco dirigió el país de manera
autoritaria. Su política se orientó hacia una laicización del estado y una
modernización de la economía. Su gobierno fue seguido de varias dictaduras
militares, entre ellas, la de Cipriano Castro. En 1902, éste se opuso a Gran
Bretaña y Alemania, quienes bloquearon los puertos venezolanos debido a deudas
no reembolsadas por el estado venezolano. El conflicto fue arreglado por el
tribunal de La Haya, quien resuelve en favor de los europeos en 1904; en julio de
1907, Venezuela había pagado sus obligaciones.
El año siguiente, Castro fue depuesto por el general Juan Vicente Gómez,
quien conservó el poder de 1908 a 1935. Bajo su régimen comenzó la explotación
de los yacimientos de petróleo, descubiertos en 1840, y que favorecieron el
desarrollo económico del país.
En 1945, después del derrocamiento de la dictadura del general Medina
Angarita, Rómulo Betancourt, del partido de la Acción Democrática (AD), llegó a
ser presidente de Venezuela e instauró un proceso democrático. Una nueva
constitución, promulgada en 1947, instituyó el sufragio universal por voto secreto.
Más tarde ese mismo año, después de la primera elección democrática de
Venezuela, el escritor Rómulo Gallegos fue elegido presidente; pero fue derrocado
por una revuelta del ejército.
En 1953, Pérez Jiménez dirigió el país instaurando una nueva dictadura. El
11 de abril de 1953, después de tres meses de deliberación, la Asamblea
constituyente dio su aprobación final a una nueva constitución, que fue
promulgada el 15 de abril. El país, que era llamado oficialmente Estados Unidos
de Venezuela desde 1864, tomó entonces el nombre de República de Venezuela.
En enero de 1958, Pérez Jiménez fue derrocado y reemplazado por el antiguo
presidente Betancourt, miembro de la AD, quien llevó una política de reformas y
de modernización de la agricultura y del sector industrial. Pero debió hacer frente a
un malestar social que provocó revueltas durante todo el año 1961. Estas eran
fomentadas a la vez por la oposición de extrema derecha y los revolucionarios
cubanos. En 1964, otro miembro de la AD, Raúl Leoni, sucedió a Betancourt. No
disponiendo de la mayoría en el Congreso, formó un gobierno de coalición.
En diciembre de 1968, Rafael Caldera Rodríguez, el líder del COPEI
(Partido social-cristiano), logra una estrecha victoria electoral sobre Leoni y se
instaló a la cabeza del país en marzo de 1969.
Venezuela adhirió a la OPEP en 1960 y, en 1973, se unió al Pacto andino
en pleno crecimiento.
En 1974, el poder retornó a la AD, con Carlos Andrés Pérez. Este intentó
mejorar las relaciones con los países vecinos a Venezuela pero siguió una línea
cada vez más independiente frente a los Estados Unidos. El expresó abiertamente
su hostilidad hacia la dictadura de Chile y reanudó las relaciones diplomáticas con
Cuba. Finalmente, su programa económico se caracterizó por la nacionalización
de la industria del hierro y el acero, en 1975 y de la industria petrolera, en 1976.
La alternancia entre la AD y los demócrata-cristianos del COPEI permitió
una división del poder entre los dos grandes partidos. Así, la elección de 1978 fue
ganada por el COPEI y su candidato a la presidencia, Luis Herrera Campins.
Los años ochenta se caracterizaron por una crisis económica y el retorno de
la AD al poder: Jaime Lusinchi (1984-1989) y de nuevo Carlos Andrés Pérez. En
febrero de 1989, el aumento brutal de los precios al consumidor en el cuadro del
programa de austeridad y medidas de rigor desencadenó vivas protestas en
Caracas. Este descontento popular continuo frente a la política del gobierno se
concretó con abstenciones masivas en las elecciones locales de 1989.
En 1992, fueron aplastadas dos tentativas de golpe de estado, pero el
poder quedó debilitado. Pérez fue suspendido en sus funciones en mayo de 1993,
después de que el Senado decidiera hacerlo pasar a juicio por desvío y abuso de
fondos públicos.
En diciembre de 1993, Rafael Caldera fue nuevamente elegido como presidente
del país. Caldera suspendió las garantías constitucionales, con el objeto de
contener la crisis económica y poner fin a la agitación social.

Historia de Costa Rica


El país estuvo habitado desde al menos 5000 a.C., pero los amerindios de Costa
Rica fueron poco numerosos en comparación con las grandes civilizaciones
precolombinas.
Cristóbal Colón descubrió y bautizó Costa Rica en 1502 durante su cuarto viaje.
La conquista española se hizo allí más tarde que en gran parte de la América
Latina central en razón de la hostilidad virulenta de los amerindios. Juan de
Cavallón llevó los primeros colonizadores victoriosos a Costa Rica en 1561. Juan
Vázquez de Coronado le sucedió en 1562-1565 y estableció Cartago y otras
colonias en el Valle Central. Costa Rica hizo parte de la capitanería general de
Guatemala, en el virreinato de México, a partir de 1570, pero su alejamiento de la
ciudad de Guatemala y su aparente falta de riquezas le permitieron desarrollarse
sin sufrir la misma intervención directa que las otras provincias de América
Central.
Los representantes de la autoridad española y de la Iglesia dejaron el país
desarrollarse apartado de la corriente histórica de la América Latina. La colonia no
tomó una cierta importancia a los ojos de las autoridades guatemaltecas sino
hasta fines del siglo XVIII, cuando los españoles pusieron el acento sobre la
agricultura comercial e hicieron del tabaco, un importante producto de exportación.
Las exportaciones de tabaco favorecieron la creación de una sociedad más
próspera y los costarricenses dominaron la vida intelectual y política de la América
Central a comienzos del siglo XIX. La región siguió a México en su separación de
España en 1821, después devino uno de los cinco Estados de las Provincias
Unidas de América Central de 1824 a 1838. Costa Rica evitó comprometerse en
las guerras civiles que exaltaron a la confederación. Formó a continuación una
república soberana.
La política costarricense fue similar a las ideologías liberales-conservadoras
del resto de América Latina y las ciudades de Cartago, San José, Heredia, y
Alajuela se disputaron la supremacía en el país, y San José logró tomar la
delantera. El siglo XIX fue también marcado por el prodigioso desarrollo del cultivo
del café que se volvió entonces un importante producto de exportación.
Bajo el mandato de Tomás Guardia (1870-1882), Costa Rica se benefició
de grandes inversiones extranjeras en las vías férreas y otros equipamientos
públicos. La implantación en el país de la United Fruit Company, imperio de la
banana creado por el hombre de negocios norteamericano Minor C. Keith, permitió
el desarrollo de las llanuras costeras, de las vías férreas, así como de otras
infraestructuras, pero volvió también a Costa Rica más dependiente de los
mercados y los capitales extranjeros.
El Partido Republicano Nacional Reformista (PRN) obtuvo la presidencia
con León Cortés Castro en 1936, y nuevamente en 1940 con Rafael Ángel
Calderón Guardia. La victoria electoral del liberal Otilio Ulate en 1948 hizo estallar
una guerra civil cuando el PRN intentaba permanecer en el poder. Una nueva
fuerza política, el Partido de la Liberación Nacional (PLN), dirigido por José
Figueres Ferrer, logró imponer a Otilio Ulate y llegó a ser el partido dominante del
país, una posición que ocuparía siempre. Costa Rica llegó a ser entonces el país
más democrático de América Latina. Figueres fue presidente de 1953 a 1958, y
nuevamente de 1970 a 1974.
El PLN venció en las presidenciales de 1974 con Daniel Oduber Quirós,
pero el conflicto que lo oponía a Figueres, acompañado de problemas
económicos, llevó al poder a una coalición de oposición dirigida por Rodrigo
Carazo Odio en 1978.
Costa Rica conoció entonces un crecimiento demográfico rápido, lo que
tuvo consecuencias económicas a comienzos de los años '80. Le PLN regresó al
poder en 1982, con la elección para la presidencia de Luis Alberto Monge Álvarez;
Óscar Arias Sánchez, también del PLN, le sucedió en 1986. El consagró su
mandato a restaurar la paz en América Central y asegurar la estabilidad política de
la región. Rafael Ángel Calderón Fournier, hijo del antiguo presidente Rafael
Calderón, venció en las elecciones presidenciales de febrero de 1990 por la
Unidad Social-cristiana. En febrero de 1994, José-María Figueres Olsen, miembro
del PLN e hijo del antiguo presidente José Figueres Ferrer, fue elegido presidente.

Fuentes de Consulta
 www.americas-fr.com/es

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