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El Ciclo de Los Planetas

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LOS CICLOS PLANETARIOS

LOS CICLOS DE LOS PLANETAS

El tránsito de los planetas consigo mismos puede entenderse como el proceso


cíclico completo que toma una función específica, desde el momento que inicia en
la Conjunción hasta que retorna sobre sí mismo en la Conjunción siguiente, pasando
por cada una de las diferentes fases. Cada fase comienza con un aspecto que hace
el planeta en tránsito a su posición natal.

Por ejemplo, si el ciclo de Júpiter dura doce años, significa que en ese tiempo va a
recorrer todo el mandala natal. Es decir, pasa por todas las casas, hace aspecto a
todos los planetas natales, y recorre todas las fases del ciclo haciendo todos los
aspectos a su posición natal como veremos ahora.

Para cada una de las doce fases hay un aspecto relacionado que le da inicio. La fase
y el aspecto tienen una analogía en su cualidad energética. Por ejemplo, la fase uno
que es la del inicio del deseo, se corresponde con el aspecto de conjunción que
combina las funciones en un inicio ciego.

Cuando hablamos de un aspecto de conjunción entre dos planetas diferentes,


estamos refiriéndonos a dos funciones que están entremezcladas sin una forma
determinada, y que juntas dan inicio a algo nuevo. En este caso, sin embargo, nos
referimos a la conjunción de un planeta consigo mismo, en el cual inician la vieja
forma junto con la nueva. En la conjunción no está claro que es lo nuevo y que es lo
viejo, ya que lo viejo está terminando y lo nuevo aun o comenzó. Es la esencia de lo
viejo con lo que quede de la forma anterior, que junto a la esencia de lo nuevo que
está por desplegarse, dan inicio a una nueva etapa.

En la fase dos análoga al semisextil creciente, lo que quede de la vieja forma, hace
inercia a lo nuevo que quiere materializarse, y por eso el semisextil muestra un
conflicto entre fuerzas. No son diferentes cualidades de la energía porque se trata
del mismo planeta. Es la forma antigua que da los últimos manotazos de ahogado,
con la naciente que aun, no tiene la suficiente fuerza para manifestarse.

Cada una de las fases, análoga a un tipo de aspecto, da lugar a una interpretación
que puede servir para comprender el ciclo de un determinado planeta. En la
siguiente tabla observamos las analogías.

1 Astrología nivel V· Coord. Viviana Martí · Marina De Lise


LOS CICLOS PLANETARIOS

Fase del ciclo Aspecto a posición natal Cualidad


Fase uno Conjunción Reinicio
Fase dos Semisextil creciente Sustancia
Fase tres Sextil creciente Experimentación
Fase cuatro Cuadratura creciente Definición
Fase cinco Trígono creciente Expresión
Fase seis Quincuncio creciente Crisis de crecimiento
Fase siete Oposición Reorientación
Fase ocho Quincuncio menguante Conflicto y transformación
Fase nueve Trígono menguante Expansión
Fase diez Cuadratura menguante Culminación
Fase once Sextil menguante Distribución
Fase doce Semisextil menguante Disolución

Para saber si un planetas está haciendo aspecto a su posición natal, es necesario


observar en qué grado está transitando y su posición natal. El orbe a considerar en
los aspectos de los planetas consigo mismos es de 5 grados, en general.

Se trata de observar la carta natal y contar en lapsos de a 30 grados de distancia


que hay entre uno y otro.

Estos aspectos permiten observar el ciclo de cada uno de los planetas, en términos
de las etapas que va tomando la energía en su despliegue particular. Estos hitos
pueden ayudar a comprender los momentos expansivos, de crisis, cierres, aperturas,
crecimientos y estancamientos.

LAS DOCE FASES DE TODO CICLO

En la estructura astrológica, un ciclo se divide en doce fases. Desde esta mirada,


todo proceso vital o creativo tiene una estructura arquetípica de doce momentos,
análoga a las cualidades que simbolizan los signos dentro de la matriz del zodiaco,
de Aries Piscis.

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LOS CICLOS PLANETARIOS

Por ejemplo, una persona que inicia un proyecto, una carrera universitaria o una
formación en Astrología, desde que aparece el deseo hasta que se alcanza el
diploma, pasa por doce fases. O un viaje, desde que aparece la idea de viajar hasta
que se retorna a la casa. O una relación amorosa, una actividad laboral, o incluso la
vida de un ser.
El ciclo de doce fases no necesariamente tiene que ver con una medida especifica
de tiempo, sino con la observación del patrón arquetípico zodiacal que muestra un
proceso. Este va desde la manifestación hasta la disolución, pasando por una serie
de transformaciones.
Las fases también tienen una correspondencia con la estructura de aspectos que a
su vez están vinculados simbólicamente con los signos. Por ejemplo, la conjunción
es análoga a la energía de Aries, la cuadratura creciente al signo de Cáncer, el
trígono menguante al signo de Sagitario y así sucesivamente.

Aspectos crecientes y
menguantes
El ciclo de los aspectos
puede dividirse en dos
hemiciclos. Cuando va de la
conjunción a la oposición se
trata del hemiciclo creciente
y cuando va de la oposición
a la próxima conjunción es
el hemiciclo menguante.
Todos los aspectos
crecientes son formativos e
impulsan a construir. Los
menguantes son evaluativos
y de aprendizaje.

Fase I: El deseo de comenzar algo. Un instante de pura energía, cierta ceguera y


deseo sin forma. Es una iniciación, un rito de pasaje.
Fase II: Desarrollo y búsqueda de recursos disponibles o necesarios para llevar a
cabo la idea. Choque del deseo con el límite de la materia.

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Fase III: Momento de exploración de las alternativas y experimentación. Lo


importante es jugar, comunicar, comparar las alternativas posibles.
Fase IV: Momento de decidirse por una de las opciones anteriores, tomar contacto
con las necesidades internas y que el proyecto comience a tomar forma. Tiempo de
echar raíces.
Fase V: Fluidez y expansión. Momento de expresar el deseo primigenio con la
fogosa sensación de potencia y creatividad. Es la sensación de sentirse en el lugar
correcto.
Fase VI: Crisis de crecimiento que se siente incómodo. Fase de optimizar, ordenar y
perfeccionar. El proyecto puede retrasarse.
Fase VII: Momento bisagra. Tiempo de comenzar de nuevo, pero de manera
consciente. Se amplifica la mirada y se reorienta el proyecto. Aparecen vínculos que
traen propuestas diferentes. Es necesario abrirse a lo desconocido
Fase VIII: La reorientación provoca un conflicto que provoca dolor. Crisis profunda.
El deseo enfrenta su sombra y debe hacerse cargo de las decisiones que se tomaron
o no en fases anteriores. El deseo puede morir o revitalizarse.
Fase IX: Momento de síntesis y resolución de los conflictos. El proyecto toma
dirección y se lanzó con fuera nuevamente pero con conciencia. Renovación del
deseo. Tengo certeza.
Fase X: Es momento de ver resultados y cosechar frutos o de hacerse cargo y
observar los motivos por los cuales no se alcanzó lo deseado. Se subraya el
aprendizaje, la experiencia acumulada y el crecimiento a lo largo del proceso.
Fase XI: Una vez alcanzado el objetivo, la energía puede entregarse a otros. Se
renuevan los vínculos, hay movimientos y actividades con gente afín. Lo nuevo trae
cosas inesperadas.
Fase XII: la forma se reabsorbe por completo y promueve una elaboración del
proceso. El deseo se diluye, tiempo de cerrar un ciclo. Hay sensación de vacío y baja
creatividad. La forma desaparece y queda la esencia.

LOS PLANETAS LENTOS

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Júpiter y el ciclo del sentido. Cada doce años aproximadamente hay un nuevo inicio
acerca del sentido que el individuo le da a la vida, una reformulación respecto al
tipo de preguntas que se hace, que inaugura nuevas búsquedas y nuevas
direcciones. Es interesante preguntarse sobre la vida de la persona doce años atrás,
pues Júpiter está en la misma fase con respecto a si mismo que en aquel momento.
Cada etapa es importante, pero es bueno atender a la fase doce del ciclo jupiteriano,
pues es un momento en que, lo que la persona creía hasta allí, ahora empieza a
diluirse. El desafío es, no deprimirse por no encontrar el sentido que hasta el
momento habían tenido las cosas.

Saturno y el ciclo de la restructuración. Los ciclos de Saturno tienen una duración de


28/29 años aproximadamente y representan los desarrollos más importantes del
sostén en el cual se construye la vida.

En el primer ciclo la energía está dirigida al desarrollo de la personalidad (del


nacimiento a los 28 años). En el segundo a la construcción de una estructura capaz
de servir al mundo con acciones concretas (de los 29 a los 56). El tercero se enfoca
en una estructura más esencial y espiritual que se ofrece generosamente a los
demás (56 a los 84 años). Cada una de estas tres grandes estructuras requiere de
tiempo y maduración para concretarse.

El nivel de responsabilidad va aumentando a lo largo de la vida, y con él las posibles


rigideces que también se acumulan con el tiempo y que tiene la oportunidad de ir
liberándose. Los ciclos de Saturno representan también el ciclo de vida de los
mandatos. En el primer ciclo de los mandatos familiares son parte del sostén de la
personalidad. En el segundo se liberan los condicionamientos familiares y continúan
firmes lo mandatos sociales. En el tercer ciclo, se trata de liberar las tensiones
internas que provienen de la identificación con los condicionamientos colectivos,
para quedarse solamente con la esencia de lo humano.

Los momentos donde se hacen aspectos tensos como las conjunciones (retornos de
Saturno), las cuadraturas y las oposiciones, se suelen considerar hitos fundamentales
en la vida, y hasta generan cierto temor. A medida que el individuo madura, la

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tensión se transforma en capacidad de construir y se puede observar que estos


momentos han sido fundamentales para la evolución del Ser.

Quirón y el ciclo de la sanación. El ser humano podría vivir dos ciclos de Quirón
como mucho, pues para iniciar un tercero tendría que vivir más de 100 años. Si
consideramos que cada fase es un recorrido de 30 grados, Quirón permanece en
ciertas fases más tiempo que en otras, ya que va más rápido de Cáncer a
Capricornio y más lento de Acuario a Géminis.

A los 50 años el sanador herido habrá terminado de dar, quizás, la única vuelta
completa a la carta natal. Los tránsitos de Quirón pueden ser un disparador de la
herida primordial en sus diferentes manifestaciones. Acaso recién en la cincuentena
el ser humano puede aceptar su trauma y empezar a sanar realmente, con lo que
en el segundo ciclo ira posando al menos una vez su mano curadora sobre cada
planeta y cada casa, habilitando la curación de todas o casi todas las áreas y
funciones planetarias que va tocando. Al menos ese es su potencial.

Urano y el ciclo de la singularidad. El ciclo de Urano es un despliegue paso a paso


de las alas que transportan a la libertad del ser. La singularidad del ser humano se
reinicia al final de su vida por eso, podemos decir que las doce fases ligadas al
despertar de la creatividad de cada ser, no son para usufructo de ese ser particular,
sino para dejar desinteresadamente como legado a la red de seres más jóvenes con
quien comparte la existencia.

El ciclo completo de 84 años indica que cada siete años Urano cambia de fase. Estos
84 años corresponden exactamente a 3 ciclos saturninos y a 7 ciclos jupiterianos.
Como podemos ver, la libertad requiere de maduración de las estructuras, de la
responsabilidad y de la evolución de las creencias a lo largo de la vida.

Una de las fases más significativas de este ciclo es la séptima, que ocurre alrededor
de los 42 años y constituye una bisagra existencial para todos los humanos
habitualmente conocida como la crisis de la mitad de la vida.

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Neptuno y el ciclo de la sensibilidad universal. Esta es la función que habilita el


contacto más allá de las formas, durante nuestro paso por la vida en la Tierra. Su
ciclo se despliega en un tiempo que duplica la edad promedio humana. La
sensibilidad universal o cósmica es la energía que une a todos los seres a través del
amor. No se trata de un amor romántico ni de afecto entre seres queridos, sino más
bien del amor que va más allá de todo vínculo, de toda forma, de toda especie y de
toda pertenencia. El amor neptuniano habilita canales de conexión con los
desconocidos, con los diferentes, que, incluso uno ha juzgado en el pasado. Es el
amor que fluye en nuestra existencia a través de la compasión.

Durante la mayor parte de la vida, un ser humano se identifica con su círculo de


pertenencia, con sus ideas y creencias. Emite juicios y se apega a formas, por lo que
la función neptuniana no se podría expresar de forma esencial y pura hasta los
últimos años de vida. Recién el tercer ciclo de Saturno permite la liberación de
mandatos familiares y sociales. La disposición psico-genética del ser humano actual
no puede contener la totalidad de este ciclo (168 años). Como mucho, Neptuno en
una vida promedio llega a la mitad de su recorrido. ¿Cuán preparado está el ser
humano para contactar verdaderamente con la empatía, con la compasión y con el
amor para todos los seres que habitan la Tierra?

Para Neptuno, una vida no alcanza. Tal vez por eso los budistas tibetanos creen que
hay seres que reencarnas una y otra vez, renunciando a su propia iluminación, para
ayudar a todos los seres sintientes de este mundo y de todos los mundos.

Plutón y el ciclo de la transformación. El ciclo completo de Plutón no puede vivirse


en una vida, por lo que podemos concluir que los seres humanos no tenemos la
capacidad de comprender totalmente esta energía. Nos morimos sin haber
experimentado a Plutón en todas las casas, ni por activación de la conjunción con
todos los planetas. Al momento de la destrucción de la forma de nuestro cuerpo, o
sea de la muerte, no sabemos nada de ella, solo podemos especular.

Tarda 248 años en retornar a su posición inicial y, al igual que Quirón, sus fases son
irregulares debido a la excentricidad de su órbita. En lo concreto, para el individuo,
son mucho más relevantes lo aspectos que Plutón le hace a sus planetas personales,

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que los que le hace a los transpersonales. Es interesante igualmente observar los
aspectos duros que pueda hacer respecto a así mismo, como la semicuadratura
(punto medio de la fase dos), la cuadratura (fase cuatro), el quincuncio (fase seis) y la
oposición (fase siete), pues esas serán épocas en las que la capacidad destructiva y
regeneradora del individuo pasará por momentos críticos, dignos de ser atravesados
con la mayor conciencia posible. Los demás aspectos no suelen ser posibles en una
vida promedio.

 Ciclos combinados de planetas en tránsito

Cuando dos planetas se encuentran en el cielo, inician un nuevo ciclo entre ellos. El
planeta más rápido es el que impone el ritmo, al ir formando los aspectos con el
otro a medida que avanza. El más lento también lo hace, pero con menor velocidad.
Este tipo de ciclos representan la combinación de dos funciones que, como dos
relojes encastrados, marcan tiempos específicos de despliegue. Puede ocurrir tanto,
entre planetas en tránsito como progresados.

Los ciclos de planetas en tránsito a partir de Júpiter se denominan ciclos mundiales,


y no se analizan tanto a nivel individual en una carta personal, sino para comprender
movimientos sociales y globales. La Astrología mundana estudia este tipo de ciclos.
Algunos importantes son: Júpiter- Saturno, Saturno- Plutón, Júpiter- Urano, Urano –
Plutón, Saturno –Urano, etc.

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