El Ciclo de Los Planetas
El Ciclo de Los Planetas
El Ciclo de Los Planetas
Por ejemplo, si el ciclo de Júpiter dura doce años, significa que en ese tiempo va a
recorrer todo el mandala natal. Es decir, pasa por todas las casas, hace aspecto a
todos los planetas natales, y recorre todas las fases del ciclo haciendo todos los
aspectos a su posición natal como veremos ahora.
Para cada una de las doce fases hay un aspecto relacionado que le da inicio. La fase
y el aspecto tienen una analogía en su cualidad energética. Por ejemplo, la fase uno
que es la del inicio del deseo, se corresponde con el aspecto de conjunción que
combina las funciones en un inicio ciego.
En la fase dos análoga al semisextil creciente, lo que quede de la vieja forma, hace
inercia a lo nuevo que quiere materializarse, y por eso el semisextil muestra un
conflicto entre fuerzas. No son diferentes cualidades de la energía porque se trata
del mismo planeta. Es la forma antigua que da los últimos manotazos de ahogado,
con la naciente que aun, no tiene la suficiente fuerza para manifestarse.
Cada una de las fases, análoga a un tipo de aspecto, da lugar a una interpretación
que puede servir para comprender el ciclo de un determinado planeta. En la
siguiente tabla observamos las analogías.
Estos aspectos permiten observar el ciclo de cada uno de los planetas, en términos
de las etapas que va tomando la energía en su despliegue particular. Estos hitos
pueden ayudar a comprender los momentos expansivos, de crisis, cierres, aperturas,
crecimientos y estancamientos.
Por ejemplo, una persona que inicia un proyecto, una carrera universitaria o una
formación en Astrología, desde que aparece el deseo hasta que se alcanza el
diploma, pasa por doce fases. O un viaje, desde que aparece la idea de viajar hasta
que se retorna a la casa. O una relación amorosa, una actividad laboral, o incluso la
vida de un ser.
El ciclo de doce fases no necesariamente tiene que ver con una medida especifica
de tiempo, sino con la observación del patrón arquetípico zodiacal que muestra un
proceso. Este va desde la manifestación hasta la disolución, pasando por una serie
de transformaciones.
Las fases también tienen una correspondencia con la estructura de aspectos que a
su vez están vinculados simbólicamente con los signos. Por ejemplo, la conjunción
es análoga a la energía de Aries, la cuadratura creciente al signo de Cáncer, el
trígono menguante al signo de Sagitario y así sucesivamente.
Aspectos crecientes y
menguantes
El ciclo de los aspectos
puede dividirse en dos
hemiciclos. Cuando va de la
conjunción a la oposición se
trata del hemiciclo creciente
y cuando va de la oposición
a la próxima conjunción es
el hemiciclo menguante.
Todos los aspectos
crecientes son formativos e
impulsan a construir. Los
menguantes son evaluativos
y de aprendizaje.
Júpiter y el ciclo del sentido. Cada doce años aproximadamente hay un nuevo inicio
acerca del sentido que el individuo le da a la vida, una reformulación respecto al
tipo de preguntas que se hace, que inaugura nuevas búsquedas y nuevas
direcciones. Es interesante preguntarse sobre la vida de la persona doce años atrás,
pues Júpiter está en la misma fase con respecto a si mismo que en aquel momento.
Cada etapa es importante, pero es bueno atender a la fase doce del ciclo jupiteriano,
pues es un momento en que, lo que la persona creía hasta allí, ahora empieza a
diluirse. El desafío es, no deprimirse por no encontrar el sentido que hasta el
momento habían tenido las cosas.
Los momentos donde se hacen aspectos tensos como las conjunciones (retornos de
Saturno), las cuadraturas y las oposiciones, se suelen considerar hitos fundamentales
en la vida, y hasta generan cierto temor. A medida que el individuo madura, la
Quirón y el ciclo de la sanación. El ser humano podría vivir dos ciclos de Quirón
como mucho, pues para iniciar un tercero tendría que vivir más de 100 años. Si
consideramos que cada fase es un recorrido de 30 grados, Quirón permanece en
ciertas fases más tiempo que en otras, ya que va más rápido de Cáncer a
Capricornio y más lento de Acuario a Géminis.
A los 50 años el sanador herido habrá terminado de dar, quizás, la única vuelta
completa a la carta natal. Los tránsitos de Quirón pueden ser un disparador de la
herida primordial en sus diferentes manifestaciones. Acaso recién en la cincuentena
el ser humano puede aceptar su trauma y empezar a sanar realmente, con lo que
en el segundo ciclo ira posando al menos una vez su mano curadora sobre cada
planeta y cada casa, habilitando la curación de todas o casi todas las áreas y
funciones planetarias que va tocando. Al menos ese es su potencial.
El ciclo completo de 84 años indica que cada siete años Urano cambia de fase. Estos
84 años corresponden exactamente a 3 ciclos saturninos y a 7 ciclos jupiterianos.
Como podemos ver, la libertad requiere de maduración de las estructuras, de la
responsabilidad y de la evolución de las creencias a lo largo de la vida.
Una de las fases más significativas de este ciclo es la séptima, que ocurre alrededor
de los 42 años y constituye una bisagra existencial para todos los humanos
habitualmente conocida como la crisis de la mitad de la vida.
Para Neptuno, una vida no alcanza. Tal vez por eso los budistas tibetanos creen que
hay seres que reencarnas una y otra vez, renunciando a su propia iluminación, para
ayudar a todos los seres sintientes de este mundo y de todos los mundos.
Tarda 248 años en retornar a su posición inicial y, al igual que Quirón, sus fases son
irregulares debido a la excentricidad de su órbita. En lo concreto, para el individuo,
son mucho más relevantes lo aspectos que Plutón le hace a sus planetas personales,
que los que le hace a los transpersonales. Es interesante igualmente observar los
aspectos duros que pueda hacer respecto a así mismo, como la semicuadratura
(punto medio de la fase dos), la cuadratura (fase cuatro), el quincuncio (fase seis) y la
oposición (fase siete), pues esas serán épocas en las que la capacidad destructiva y
regeneradora del individuo pasará por momentos críticos, dignos de ser atravesados
con la mayor conciencia posible. Los demás aspectos no suelen ser posibles en una
vida promedio.
Cuando dos planetas se encuentran en el cielo, inician un nuevo ciclo entre ellos. El
planeta más rápido es el que impone el ritmo, al ir formando los aspectos con el
otro a medida que avanza. El más lento también lo hace, pero con menor velocidad.
Este tipo de ciclos representan la combinación de dos funciones que, como dos
relojes encastrados, marcan tiempos específicos de despliegue. Puede ocurrir tanto,
entre planetas en tránsito como progresados.