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Cuento El Zorro y El Cuy-1

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CUENTO EL ZORRO Y EL CUY

NARRADOR: En un lugar de los andes, hace mucho tiempo, de esto cuentan muchos
abuelos, dicen que en la chacra de cierta campesina, alguien misterioso todas las noches
hacían destrozos dejando las plantas del huerto a medio comer y rotas.
Esto sucedió hace mucho tiempo.

(ENTRA EL SOL)

CAMPESINA:¿Quién ha robado así mi cosecha? Tendré que poner una trampa.


(COLOCA LA TRAMPA)
(SALE EL SOL Y ENTRA LA LUNA)
CUY: Que deliciosos tallos, que riquísima hoja. (CAE EN LA TRAMPA) Auxilio,
wichic, wichic, wichic, Auxilio
CAMPESINA: Quién chilla tanto, ¿Alguien cayó en la trampa? (SALIÓ COGIENDO
UN PALO)
CUY: Auxilio, wichic, wichic, wichic, Auxilio
CAMPESINA: A ver a ver, que tenemos aquí. Aja, con que eras tu pequeño roedor. (LO
AMARRO CON UNA SOGA Y REGRESÓ A SU CASA).
CAMPESINA: “¡Que rico un cuy con papas! Por la mañana si como rico, rico,
rico (MUY ALEGRE) -Mañana temprano hiervan agua para pelar un cuy.
Almorzaremos cuyecito – (LES DIJO A SUS TRES HIJAS, ANTES DE IRSE A
ACOSTAR)
CUY: ¡Por las barbas de mi tío Federico!, esta vez sí que no me salvo.
Oh, ahora quién podrá ayudarme.

NARRADOR: El cuy trataba de desatarse amarrado a la estaca, forcejeaba y mordía


inútilmente la soga.
Y, así lo encontró un zorro que pasaba por allí.

ZORRO: ¡Compadre! ¿Qué ha sucedido? Que has hecho para que te tengan así
CUY: Nada compadrito (VOZ SONRIENTE)
ZORRO: Entonces que haces amarrado a la estaca.
CUY: Esta bien, te contaré.
ZORRO: ¡Cuenta, cuenta compadre!
CUY: Ay, compadre, si supieras mi suerte - Yo enamoraba a la hija más gorda del dueño
de esta chacra y ahora él quiere que me case con ella. Pero esa joven ya no me gusta.
También quiere que aprenda a comer carne de gallina que a mí no me gusta porque yo
soy vegetariano.
NARRADOR: Así le mintió el cuy al zorro. Después, haciéndose el tonto, exclamó
el muy astuto.

CUY: Creo que a ti sí te gusta la carne de gallina.

ZORRO: A veces

NARRADOR: Le dijo el Zorro, también haciéndose el tonto.

CUY: ¿Por qué entonces no me desatas y te pones en mi lugar? Así te casarás con una
joven gorda y comerás carne de gallina todos los días.

ZORRO: Te haré ese favor, compadre.

(EL ZORRO ENTRA A LA TRAMPA – EL CUY SE MARCHA – ENTRA EL


CAMPESINA)
(ENTRA EL SOL)

NARRADOR: Al día siguiente, muy temprano, cuando el dueño de la chacra vino a


llevarse al cuy, encontró al zorro.

CAMPESINA: ¡Desgraciado! ¡Anoche eras cuy y ahora eres zorro! Igual te voy a zurrar
– (DIJO EL DUEÑO DÁNDOLE LATIGAZOS.)

ZORRO: ¡Sí me voy a casar con tu hija! ¡Te lo prometo! También te prometo que comeré
carne de gallina todos los días- (GRITABA)

NARRADOR: Al oír este atrevimiento, el dueño lo azotaba con más fuerza, hasta que,
en una tregua de la tunda, el zorro le explicó toda la mentira del cuy.

El dueño se puso a reír y después lo soltó, un tanto arrepentido de haber descargado su


ira en otra persona.

CAMPESINA: Jajajaajajajaja, zorrito tonto; esta vez te perdono, pero no vuelvas por
aquí. ¡A ver si aprendes!
Ah, y antes de pensar en casarte, primero por lo menos aprende a ganarte la vida atrapando
cuyes.

NARRADOR: Desde ese día, el zorro comenzó a buscar al cuy. Quería cobrarse la
revancha de todos los latigazos que recibió del campesino.

ZORRO: Esta me la paga ese cuy, lo buscaré por el bosque. Ahora no se me escapa.
NARRADOR: Lo buscó, entonces, sin descanso, día tras día y noche tras noche. Una
noche que andaba buscando comida, encontró al cuy al borde de un pozo de agua. El cuy,
al verlo, se puso a lloriquear.

CUY: ¡Qué mala suerte tienes, compadre! -. Yo estaba llevando un queso grande, pero
se me ha caído en este pozo.
ZORRO: (SE ASOMÓ AL POZO Y VIO EN EL FONDO EL REFLEJO
REDONDO DE LA LUNA)

CUY: Ése es el queso

ZORRO: Tenemos que sacarlo

CUY: Hagamos esto, compadre: Usted entra de cabeza y yo lo sujeto de los pies. Es usted
muy pesado, compadre. Ya casi no puedo sostenerlo. Dicho esto, lo soltó. El zorro,
gritando, cayó de cabeza al fondo del pozo. Así dicen que murió.

FIN

Este relato muestra a un zorro extremadamente ingenuo que cae fácilmente en los engaños
del pícaro cuy, lo cual refleja: no siempre gana el que aparentemente tiene las mayores
posibilidades de hacerlo. Refleja también una especie de revancha que toma el pequeño
frente al grande, una “justicia literaria” podría decirse, por la cual el pobre cuy logra
vencer por una y hasta tres veces al prepotente y astuto zorro.

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