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Causas Fundamentales Del Yermo Toxico

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD RAFAEL BELLOSO CHACÍN


FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
ESCUELA DE DRECHO
CÁTEDRA: DESARROLLO SUSTENTABLE
SECCIÓN: D-512

ESTUDIO DE CASO: CAUSA FUNDAMENTALES DE YERNO TÓXICO

PRESENTADO POR:

Br. STEVES AGUIRRE


C.I: 28123266
Prof. DAYLI QUIVA

Maracaibo, Noviembre de 2021


1.- Realizar un análisis a la lectura y coloque sus aportes.

Dada la gravedad del problema de los residuos tóxicos en Estados


Unidos, es fácil pensar que en una sociedad caracterizada por planes del
gobierno central, la situación será mejor y que los problemas ambientales
son más fáciles de resolver en los niveles superiores del poder. , pero los
acontecimientos recientes han hecho que se olvide esta creencia. Ahora
que otros países comunistas de Europa del Este y la ex Unión Soviética
han levantado el velo de los secretos, está claro que el plan central es
responsable de la peor contaminación ambiental imaginable. Las
chimeneas y las emisiones de energía de las plantas industriales no están
controladas, han destruido miles de kilómetros de bosques y causando
problemas de salud indescriptibles. Las aguas residuales no tratadas de las
ciudades contaminaron ríos, mataron pesquerías e incluso inutilizaron el
agua industrial. Y entonces se arrojaron sustancias toxicas y metales
pesados al Mar Báltico, como consecuencia este se convirtió en un desierto
marino.

El hecho es que las autoridades del régimen comunista han ignorado


casi por completo los problemas ambientales en el campo económico y
demográfico. En palabras de Murray Feshsback y Alfred Friendly Jr., en su
libro "La ecología de la Unión Soviética", ninguna otra gran civilización
industrial ha envenenado sistemática y sistemáticamente el aire, la tierra, el
agua y la gente durante tanto tiempo, ni tampoco lo ha hecho. Ha sido
cualquier sociedad avanzada. Afronte el desafío. Cálculos políticos y
económicos tan fríos tienen tan pocos recursos para la recuperación. La
gente de Europa del Este y la ex Unión Soviética se enfrentan hoy a la
bancarrota económica y medioambiental, y están recurriendo a la
democracia occidental en busca de ayuda en estas dos áreas.
Cuando se trata de temas ambientales, los cambios de política pública
en las ciudades democráticas siempre preceden a las acciones. El avance
en la solución del problema de los desechos peligrosos y la promulgación
de leyes y leyes aprobadas por el Congreso de los Estados Unidos son el
resultado directo de las expresiones ciudadanas en la elección de
funcionarios obstinados y nuevos líderes con valores ambientales. Todas
estas pruebas muestran que si no hay presión de la gente y la ciudadanía
para exigir un medio ambiente limpio y saludable, los políticos favorecerán
los intereses económicos y comerciales que benefician a sus propios
colectivos, ignorando sus responsabilidades medioambientales. En las
sociedades totalitarias, los movimientos populares nunca han sido
estimulados porque las sociedades totalitarias los consideran subversivos.

Después del accidente nuclear de Chernobyl en 1986, el ecologismo


ganó cierta legitimidad en Rusia. Los movimientos populares son tolerados
y algunas protestas han logrado mantener cambios ambientales limitados,
pero ahora las actividades políticas están abiertas y los movimientos
ambientales han disminuido porque la gente está más preocupada por la
supervivencia económica básica. El fatalismo prevalece en las reacciones
de las personas que viven en tierras contaminadas, en países ex
comunistas. Saben que su entorno no es saludable, pero no pueden hacer
nada al respecto, este es el legado del comunismo.

Por lo tanto, la experiencia muestra que en las democracias liberales, los


ciudadanos tienen libertad para organizarse y exigir un mejor ambiente, y
se aprueban e implementan regulaciones para controlar y prevenir la
contaminación. Por supuesto, la libertad de organización y acción es solo la
mitad de la respuesta; La gente debe aprovechar su libertad. Solo la gente
de los países comunistas recientemente liberados y la gente de otros
países del mundo, incluida nuestra gente, utilizará su libertad para actuar y
crear un entorno mejor.

La contaminación y los residuos tóxicos son la otra cara de la moneda del


desarrollo industrial concebido como panácea y sinónimo de progreso.
Cuando nos encontramos con datos que afirman que España es el octavo
estado emisor de gases contaminantes a los niveles bajos de la atmósfera
(solamente de dióxido de azufre se emiten tres millones de toneladas), que a
la mayoría de los acuíferos de la cuenca mediterránea le quedan por término
medio solamente 20 años de utilización debido a la contaminación de
nitratos, o que el 75% de las aguas residuales que llegan al Mediterráneo de
las 140.000 fábricas y 120 millones de personas que se asientan en sus
bordes no están depuradas, nos damos sólo parcialmente cuenta de la
magnitud del problema. Un problema debido, entre otras razones, a que no
estamos acostumbrados a pensar solidariamente con conciencia histórica y a
que estamos hipnotizados por la instantaneidad del uso y disfrute de lo que
nos rodea.

Los desechos sólidos tóxicos son un tipo de residuos peligrosos que


pueden causar efectos nocivos sobre la salud de los seres humanos y otras
especies de animales. En general, los desechos sólidos tóxicos pueden
deteriorar desde la superficie terrestre, pasando a la cadena alimenticia y
acabar llegando, al hombre.

 
Estos desechos tóxicos, además, pueden acelerar la proliferación de las
bacterias, ya que una vez liberado al medio ambiente puede alcanzar
distancias muy lejanas a las del origen de emisión, a través de las corrientes
marinas, o arrastradas por el aire. La particularidad de este tipo de residuos
es que tarda varios años en biodegradarse y desaparecer, y que se acumula
en el cuerpo humano y en los cuerpos de los animales, provocando
deficiencias en el organismo, con las consiguientes enfermedades que se
pueden originar.

Una buena gestión de residuos es fundamental para proteger el medio


ambiente. Conforme aumenta la población se incrementa la generación de
residuos. Y si su tratamiento no es el adecuado acaban en vertederos e
incineradoras. Esto supone problemas medioambientales que afectan el
suelo, el agua y el aire.

A estos problemas medioambientales, se suma el impacto que tiene en la


salud y la calidad de vida de las personas. Por ejemplo, una mala gestión de
residuos implica su aumento y eso provocará que llegará un momento en
que no haya espacio para tratarlos y clasificarlos. Esto puede generar más
contaminación y problemas de salud derivados de la mala calidad del aire.
Pero además, la contaminación es una de las causas del cambio climático,
que está provocando desplazamientos forzosos por cuestiones naturales,
como inundaciones o sequías, obligando a millones de personas a
abandonar sus hogares. Otro problema es el coste económico que conlleva
la degradación del medio ambiente. Si no se apuesta por un desarrollo
sostenible, que incluya una buena gestión de residuos, además del impacto
medioambiental, hay que tener en cuenta los efectos negativos que se
producirán en muchas actividades económicas como el turismo o la
agricultura.

Por ello es importante minimizar el impacto que tienen los residuos en el


medio ambiente. ¿Cómo? Optimizando los procesos de fabricación para
reducir la generación de residuos y apostando por el reciclado y la
reutilización. Así se conseguirá un desarrollo sostenible y la prevención, no
solo de los problemas medioambientales, sino también de los problemas
para la salud de las personas.

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