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El Hombre en Busca Del Sentido

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Bases Filosóficas, Legales y Organizativas del Sistema Educativo Mexicano

Profesor David Trujillo Torres

María Guadalupe Morales Avila


5 de octubre de 2022

El hombre en busca del sentido

El libro “El hombre en busca del sentido” explica toda la experiencia del doctor Viktor
E.Frankl para descubrir la “logoterapia”. Frankl relata el internamiento en el campo de
concentración al inicio de la guerra, en donde alrededor de 500 personas fueron transportadas
durante varios días. A él le habían dado la opción de refugiarse en el extranjero, gracias a sus
hazañas, sin embargo, él decidió seguir el camino junto a su familia, no dejarlos solos.
Durante varios días fueron transportados en un vagón oscuro y apretado, con la idea de que
los iban a llevar a fábricas como obreros, sin embargo su destino fue “Auschwitz”, uno de los
peores campos de concentración.
Al llegar, fueron recibidos por otros reclusos con trajes a rayas, cabezas rapadas y
parecían bien alimentados. Lo que hacía que mantuvieran la esperanza de ser liberados en
algún momento. Metieron a unas mil quinientas personas en un barracón para un máximo de
doscientas, a la espera de trasladarlos a campos más pequeños. En cuatro días, el único
alimento que ingieren fue un trozo de pan de unos 150 gramos. Después, el primer filtro fue
cuando enviaron prisioneros a la izquierda y otros a la derecha. El 90% de las personas
fueron enviadas a la izquierda que más tarde se dieron cuenta que ese grupo iba directamente
al crematorio, incluida la madre del autor. Después llegó el momento de la desinfección,
donde les quitaron todas sus pertenencias, Viktor Frankl perdió su manuscrito donde tenía
muchas de las investigaciones de su vida. Les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una
pastilla de jabón. En el campo, vió morir a su padre, donde él logró darle una pequeña
inyección de morfina que había escondido, encontrando la respuesta a su decisión de haberse
quedado, para mí, es uno de los mayores sacrificios.
En el libro, se explica cómo los prisioneros viven un “shock” definiéndolo como una
“muerte emocional”, donde la manera de protegerse era la apatía y apagarse. Esa depresión
era resultado de que todos los esfuerzos se reducían a lograr sobrevivir. Los sentimientos, ya
habían desaparecido por la monotonía diaria. El sueño, era de las cosas que se le tomaba gran
importancia, pues este era el único que podía aislarlos de la cruda realidad. Los golpes y
maltratos físicos se esperaban por el mínimo detalle o sin motivo alguno. Un ejemplo que se
me quedó muy grabado, es cuando alguien no le caía bien a un Kapo (presos con privilegios
con la función de vigilar), significaba tener, además de una serie de insultos que venían ya
incluidos, trabajo extra y golpes de más. Sin embargo, no todos eran despiadados, podían
incluso tener cierta afinidad con los demás presos, como le sucedió a Viktor Frankl, y eso
hacía que pudieran tener ciertas “ventajas”. Una de esas ventajas para Frankl fue el poder
estar muy adelante en la fila para la hora de la comida, lo cual permitía poder tener las
verduras del fondo, calientes y mejores, ya que el hambre se convirtió en un tópico
importante, recalcando la desnutrición de todos los presos. Lo interesante era observar cómo
pese a ello hablaban sobre banquetes y comidas como las que podían tener antes, al menos,
algo más que una sopa aguada y un pedazo pequeño de pan. Era entonces cuando los temas
que trascienden a la realidad se les buscaba dar importancia, e intentaban por cualquier
manera encontrar sentido a la vida.
A pesar de las órdenes rutinarias y del desgano de todos, ellos se aferraron al amor;
Viktor Frankl se concentró en el recuerdo de su esposa, aún sin saber de ella, si estuviera viva
o muerta, su esencia permanecía con él: “El amor trasciende la persona física del ser amado y
encuentra su sentido más profundo en el ser espiritual del otro, en su yo íntimo”. (Frankl,
pág.66)
Viktor Frankl también comenta sobre el buen humor, el cual es un arte, pues borra
todo lo malo, y sobre todo, se convierte en un arma para la supervivencia, afirmando qué: Lo
que antes era normal, ahora lo envidiaban de presos; personas que el mundo “normal” no
desearía estar en esa posición. Ellos deseaban el más mínimo alivio, la cosa más
insignificante que les diera un poco de placer, un ejemplo: La soledad se volvió parte del
anhelo de los prisioneros., aunque fueran solo cinco minutos de soledad para pasar consigo
mismo, era lo que este psicólogo deseaba, y fue en un pozo del campo donde los obtuvo.
Con sus pensamientos, hubo diversas veces en donde los planes de fuga estaban presentes. Él
tuvo una vez la oportunidad de poder fugarse, sin embargo, algo en su interior lo movió a que
debía quedarse con los enfermos (en el momento que muchos enfermaron de tifus) y demás
presos. Quiso tomar autoridad sobre su destino, aun si este fuese seguir permaneciendo ahí,
como lo hizo con su familia.
Parte de las emociones que se podían dar, de las pocas, era la irritabilidad, causada
por el hambre y el mal dormir, además de la falta de higiene, y la falta de cafeína o nicotina.
Esto sumado por la parte psicológica, se consideraban como un don nadie, como si casi no
existiéramos. Frankl, cuando va comentando estas experiencias, menciona y se refiere mucho
a la libertad interior, la cual trasciende cualquier condición, porque es cada persona la que
decide que quiere ser, y mantiene su dignidad al seguir sintiéndose como un ser humano. Esta
experiencia la define como una experiencia incierta, una “existencia provisional, cuya
duración se desconoce”, lo cual trastornada la verdadera duración del tiempo: Un día podía
ser eterno, pero la semana podía ser muy rápida, como con la gran duda de si algún día
saldría de ahí o si debería resignarse a morir. Esto lo obligó a pensar en otras cosas, algo que
quisiera alcanzar fuera del campo. Era de gran importancia mirar por encima de la situación
actual, para que “el sentimiento que se convierte en sufrimiento, deje de serlo en cuanto nos
formamos una idea clara y precisa del mismo». Resumiendo lo siguiente: «Lo que importa es
lo que la vida espere de nosotros.»
Asumir la responsabilidad y cumplir con las obligaciones de cada uno en particular.
Un tema que me llamó mucho la atención del libro fue: “Psicología de los guardias del
campamento” Dividido en algunos puntos: El primero, la precisión del término “sadismo”
entre los guardias. Segundo, se utilizaba esta característica entre los guardas y kapos para que
ejecutan labores de vigilancia estricta. Y allí se podía observar su “placer macabro”. Tercero,
su sensibilidad estaba por el piso, ya nada los conmovía. Cuarto, algunos guardias si se
podían excluir de las características anteriores, algunos, sí tenían compasión por los presos. A
Pesar de ser todos personas, el egocentrismo, la avaricia y todos aquellos ideales superiores a
estos, son lo que nos quitan nuestra humanidad, sintiendo el derecho ante otros.
Después de la liberación, hay algo muy interesante, las reacciones de los presos luego
de su liberación, ya que realmente lo que sintieron al caminar y observar que eran libres:
NADA. Caminaron lentamente a la salida, aún sin creer lo que realmente estaba pasando, y
atónitos, pues durante su estadía en el lager sus emociones fueron reducidas a meros
impulsos, recuperando poco a poco las emociones perdidas. Muchos, desarrollaron un
desprecio contra el mundo que los rodeaba, incluso con seres vivos que no tuvieron la culpa
de su tragedia. Pasaron de ser oprimidos a ser opresores. Además, se presentaron dos
experiencias debido a la tensión psicológica: la amargura, al no poder oír palabras de
verdadera empatía, ni tampoco reintegrarse a la vida anterior, y el desencanto, en donde se
daban cuenta que el sufrimiento que tuvo el campo no fue el máximo, sino que se puede
sufrir más, al ver que todo ha cambiado, y que nunca nada será igual, todo lo habían perdido.
Muchos de los presos tomaron diversas motivaciones durante su estadía, un hijo, esposa,
familia, trabajo, estudios, carrera, etc, se convirtieron en una mera ilusión, ya que todo había
desaparecido, muchos descubrieron que habían muerto o conocieron letra por letra su final.
Frankl descubrió la muerte de su madre en las cámaras de gas, cuatro días después de su
despedida. Su mujer, murió después de un aborto obligado por los nazis en el campo de
contración.
“Después de soportar aquellos increíbles sufrimientos, uno ya no tenía nada que temer, salvo
a su Dios”. (Frankl, 1946 pág. 116)
La idea de autotrascendencia, de buscar un sentido fuera de uno mismo, es lo que
realmente define antropológicamente al hombre. Cuando más se olvida uno de sí mismo, más
humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades. Su conclusión del autor, es que en los
campos de concentración se mostró lo peor y lo mejor del ser humano, el ser humano en su
estado puro. “El hombre es ese ser capaz de inventar las cámaras de gas de Auschwitz, pero
también el ser que ha entrado en ellas con la cabeza erguida” (Frankl, 1946 pág. 153)

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