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Bolton Patricio Eduicacion y Tranformacion Social Cap 5
Bolton Patricio Eduicacion y Tranformacion Social Cap 5
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TEXTO 5
27 El público de esta ponencia eran más de 2000 directivos y educadores cat61icos venidos de distintos
puntos del país, provenientes mayormente de congregaciones religiosas y escuelas parroquiales. Este
texto que presentamos en este libro lo hemos mantenido prácticamente igual a aquella ponencia, con
las breves referencias religiosas explicitas que tenia.
1. Algunas reflexiones sobre el rol del educador
Cuando leo y releo el título de este momento de reflexión que s e denomina
"Los nuevos rostros que interpelan al educador" y el lema de este encuentro
"Educador: Uamado a repensar y lanzar su misión en un nuevo y complejo con
texto social", me surgen estas siete ideas para compartir en esta mañana como
consideraciones previas:
El rol del educador no tiene una función social fijada desde siempre y esen
cial izada, sino que es un rol construido socialmente y que guarda relación con
el momento soci ohistórico en donde se desarrolla. Por eso podemos en esta
mañana reunirnos y reflexionar juntos sobre cuál es el educador que necesita
nuestra sociedad. Hoy y en cada momento, podemos detenernos, mirar lo que
vivimos como sociedad y preguntarnos qué tipo de educador necesitan los hom
bres y las mujeres con las que compartimos el presente. La práctica educativa es
una práctica social, una práctica política y una práctica cultural, y es por eso por
lo que el rol del educador dep enderá de cada momento sociat, político y cultu- 78
ral, y del modo en que se quiera responder a cada sociedad. El rol del educador
dependerá de la forma en cómo se lea, se interprete, se juzgue y se responda al
tiempo presente. Y también dependerá de la distancia crítica que se tiene frente
a cada momento histórico. Cabe preguntarnos en esta mañana, ,de qué manera
pesa en nuestra conciencia una mirada esendalista del rol del educador? me
qué manera tenemos y permitimos la libertad para que los educadores poda-
mos redefinir nuestra función y nuestra labor desde una distancia crítica con el
momento pres ente? ,o somos funcionales y reproductores del sistema, como
muchas veces se nos ha criticado? Hablar de práctica social es hacer referencia
a unos y otros desde donde nos definimos. y eso es una cuestión de opción
política, religiosa y epistemológica de nuestra parte. lOesde dónde vamos a mi-
rar el mundo? Wesde qué sector de la sociedad vamos a construir nuestro rol?
¿A qué sectores y para qué sectores vamos a orientar nuestra práctica? En una
Argentina donde más de la mitad de los menores de dieciocho años son pobres,
üuál es el lugar desde dónde, como educadores cristianos, vamos a mirar y a
definir nuestro rol?
1.2 El rol del educador debe poder constituirse desde su componente
utópico, esperanzador y amoroso de lo humano
Esto quizás es una de los elementos más hermosos de nuestro rol docente,
este componente utópico, amoroso de lo humano y esperanzador que nos hace
definir nuestro papel en función de lo que viven nuestros hermanos con quienes
compartimos la e;,dstencia: ¿qué les queremos brindar para que su existencia y
nuestra existencia sea más plena, más humana, más feliz? Porque cuando este
componente se pierde, cuando este componente utópico, amoroso y esperanza
dor desaparece, entonces ya no hay más rol del educador que pensar, y la tarea
docente se hace rutinaria, y lo que se transmite es un contenido muerto, y nos
hacemos apáticos, y nos hacemos servidores de un sistema de muerte, y nos ha
cemos técnicos fríos, y nos hacemos acríticos, superficiales, pobres. Como dice
con gran verdad y mucha fuerza el autor de Ética para Amado�ª. "solo educa el
que está enamorado de lo humano".
Este es el corazón del acto educativo: el enamoramiento de lo humano. Esta
es la razón por la que vale la pena transmitir la cultura, construir el saber, trans
formar lo que deshumaniza, soñar nuevos mundos, forjar comunidades escolares
alternativas. La fueria transformadora de la educación tiene, en este enamora-
?9 miento de lo humano, su raíz.
1.3 El rol del educador debe poder construirse con una mirada crítica y
profética, y desde ella, a la historia que vivimos
Debemos tenerle miedo a que desaparezca el sentido utópico, esperanza·
dar y amoroso de nuestro ser educador. Pero también, es necesario pensar en
desarrollarlo, construirlo y formarlo, sobre todo en un rol como el nuestro, en
el que muchas veces hemos recibido una formación que ha minimizado nuestra
función social, que nos ha dado ojos chatos y miopes para mirar la educación y la
escuela, el conocimiento y la sociedad, lo político y lo cultural, constituyéndonos
en funcionarios reproductores de los sentidos dominantes de un sistema muchas
veces perverso. Esta ausencia de sentido crítico muchas ocasiones en nuestro rol
de educadores es lo que lo llevó a decir a Ernesto Sábato que "la primera huella
que la escuela y la televisión imprimen en el alma del chico es la competencia, la
victoria sobre sus compañeros y el más fanático individualismo, ser el primero,
el ganador_ Creo que la educación que damos a los hijos procrea el mal porque