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A Propósito de La Psicosíntesis
A Propósito de La Psicosíntesis
A Propósito de La Psicosíntesis
La psicosíntesis, pues, puede entenderse como una visión del ser humano y una
práctica de auto y heteroescucha, de educación, orientación, psicoterapia…
desarrollada por un psiquiatra y psicoanalista que supo aprehender a la persona en
su globalidad. Conviene recordar, como dice Sergio Bartoldi, que «la psicosíntesis
no nace como terapia, es una filosofía de vida, una psicología para el hombre que
quiere crecer, una praxis para armonizar todas las funciones psíquicas…» De hecho,
su autor, Roberto Assagioli, dio el nombre de Biopsicosíntesis al método, que en
regla general es usado menos que su forma acortada, que es la que aparece a lo
largo de este artículo. Se trata, pues, de términos intercambiables. Assagioli
concebía la psicosíntesis como una herramienta diseñada para todas las personas,
fueran éstas supuestamente sanas o enfermas. En este sentido se adelantó mucho
respecto de su tiempo.
Algunos autores y usuarios la consideran también como una ciencia. Así por
ejemplo para el profesor De Coppens, psicólogo y antropólogo, es «la [ciencia] de
las relaciones conscientes: en primer lugar, en nuestro interior (psicosíntesis
personal), [luego], en la interacción entre uno mismo y los demás (psicosíntesis
interpersonal), [después], entre uno mismo y el Sí-mismo o Yo superior
(psicosíntesis transpersonal), y, por último, entre el yo y el mundo (psicosíntesis
cósmica)».
En alguna que otra ocasión aparece el año 1926 como momento en que surge el
método que nos ocupa. Ciertamente es una fecha importante en su desarrollo
puesto que es la fecha de inauguración en Roma del Instituto de Cultura y Terapia
Psíquica que Assagioli fundó y dirigió hasta los tiempos de Mussolini, y de la
publicación del opúsculo «Psychosynthesis. A new method of healing». Pero las
bases que sostienen su armazón se remontan al año 1909. Puede hallarse un botón
de muestra en el número 4 de la revista Psiche, donde el autor, habiendo aceptado
ya la estructura del psicoanálisis, deja constancia de su desacuerdo con Freud y
Adler por «no reconocer suficientemente» éstos la importancia y la dignidad de los
fines altruistas y los sentimientos superiores estéticos, morales y religiosos. En una
entrevista concedida a una biógrafa de Assagioli, el mismo Peter de Coppens,
discípulo suyo, relata que le escuchó decir en uno de sus encuentros con él que
«tuvo la intuición de la estructura de la psique y el misterio del Sí-mismo un día que
estaba mirando una puesta de sol» ¡cuando tenía once años y medio! No
sorprende que más tarde encontrara un terreno mucho más fecundo, de cara a la
precoz orientación que le venía guiando, en sus encuentros e intercambios con Carl
Jung, Martin Buber, Abraham Maslow, Hermann Keyserling, Frankl…que en la
relación con el padre del psicoanálisis.
No obstante fue a partir del año 1911 que Roberto Assagioli (1888-1974), quien
fuera el primer psicoanalista en Italia, percibió los límites de un proceso puramente
analítico y la necesidad, por lo tanto, de ampliarlo para transformarlo en un
«corpus global» que pudiera incluir «cuerpo, emoción, intelecto, espíritu y acción
en el mundo social».
Su gran actividad que incluía estudios varios, viajes, reuniones científicas, sesiones,
clases, etc., solo conoció una interrupción importante con motivo de la guerra y la
persecución que padeció por haber sido de origen hebreo. Nota ésta que
desgraciadamente, destaca en biografías de gran número de artistas,
investigadores, literatos y de otros millones de seres humanos menos o nada
conocidos públicamente. En 1965, como compendio de todo su trabajo e
investigación en Psicoterapia, sale en inglés la primera edición del libro
«Psychosynthesis, a Manual of Principles and Techniques».
La bondad hace a las personas más sanas y felices. Es la actitud más económica y
pragmática que existe, puesto que nos permite ahorrar mucha energía en
sospechas, preocupaciones, resentimientos, manipulación y reacciones a la
defensiva. En este libro sencillo e inspirador, su autor nos demuestra que, en este
momento crucial para la humanidad, la bondad no es un lujo sino una necesidad.
Ser bondadoso con los demás es hacerse, además, el mejor regalo a uno mismo.
Beneficios de la Bondad
La bondad es el estado natural del ser humano en el que la vida puede fluir
felizmente y desarrollar su máximo potencial.
2. Beneficios de la bondad
Según Sharon Salzberg, en su libro "Loving Kindness", Buda enumera los beneficios
de la bondad de la siguiente manera:
La Persona Bondadosa:
4. La gente la querrá.
7. Los peligros externos no la lastimarán (no en la misma medida que desde una
actitud de odio o resentimiento).
Piero Ferrucci está convencido de que, como seres humanos, sólo tendremos
futuro si pensamos con el corazón.
En "El poder de la bondad", nos hace una lista de una serie de cualidades (18) que
nos inducen a ello y nos permiten vivir una vida más sana y feliz.
1. La Honestidad
Ser transparentes es un alivio, el no tener que fingir simplifica nuestra vida. Debes
dejar que los otros te conozcan sin mentiras ni dobleces. Tan pronto como te
vuelvas realmente transparente, empezarás a sentirte mejor. Pero la honestidad es
una conquista. Debemos aprender paulatinamente, lo cual hace que seamos más
fuertes y maduros.
Escribir sobre nosotros mismos es una buena forma de conectar con nuestras
emociones, una autorrevelación.
2. El Calor Humano
El efecto del calor y la bondad son duraderos. Piensa cómo un encuentro con una
persona cálida y amable hace que te sientas mejor. Cuando acariciamos a un gato
que ronronea de gozo, ¿quién da y quién recibe calor? O cuando disfrutamos de la
compañía de alguien, ¿quién da y quién recibe ternura? Si damos calor, no
terminamos sintiendo frío; el beneficio es simétrico.
El calor no sólo confirma lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser.
3. El perdón
El perdón significa que no deseas seguir albergando ira debido a una vieja ofensa y,
por ende, amargándote la vida. A veces el perdón es el único remedio para aliviar
un intenso sufrimiento. Una persona incapaz de perdonar es comparable a una
ciudad con el tráfico congestionado: calles bloqueadas, coches atascados con el
motor en marcha, que no pueden circular, exhalando humos que contaminan el
ambiente. Ese es el estado del resentimiento: la energía vital bloqueada,
entorpeciendo el pensamiento, envenenando la vida.
4. El Contacto
El aislamiento social se considera un peligro tan grave para la salud como el fumar.
Está ligado a una mayor incidencia de enfermedades cardiacas, trastornos del
sueño, depresión, dolor de espalda, deterioro de la memoria, etc. Es la tragedia de
una persona incapaz de abrirse a las demás, que se siente como si proviniera de
otro mundo, que pide lo imposible, que se distancia de todos. Desarrollar el
contacto humano (emocional o físico) nos ayuda a sentir en conexión y derrite las
armaduras más difíciles.
5. Sentirse Integrado
6. La Confianza
Confiar es apostar. Cada vez que confiamos en alguien, nos la jugamos. Pero la
alternativa es peor, porque si no nos arriesgamos no conseguimos nada. La
confianza tiene la propiedad de relajar las inhibiciones y resolver viejos traumas.
Las dudas, los temores y los recelos que arrastramos no sólo nos impiden progresar
sino que erosionan nuestra energía. La confianza nos aproxima a los demás. Sin
embargo, espera sólo lo que las personas quieran ofrecer libremente; vigila tus
exigencia. Las personas que esperan demasiado (sin consultar a las demás) son las
que luego van quejándose de que "el mundo no es de fiar" y "la gente les falla".
7. Prestar Atención
8. La Empatía
9. La Humildad
10. La Paciencia
12. El Respeto
La forma en que miramos a los demás nunca es neutral, puesto que transformamos
lo que vemos. El respeto consiste en molestarte en conocer a fondo a la persona
que tratas, reconocerla como una persona real y única. No tratarla como algo
invisible o un estereotipo, sino como merecedora de interés y apreciación. Tratar
con ella no sólo porque responde a una demanda y la necesitas, sino por ser quien
es. No dejarla atrapada en la falsa idea que tienes de ella, sino aceptarla por lo que
es y, sobre todo, por lo que puede llegar a ser. El respeto consiste en ver realmente
a la otra persona como alguien que existe.
Con frecuencia los juicios de valor van acompañados del deseo de controlar, algo
muy alejado del respeto.
13. La Flexibilidad
14. La memoria
En nuestra mente narcisista, las otras personas sólo existen cuando las vemos, las
tocamos, las escuchamos o cuando pensamos en ellas. Recordar es vivir. Olvidar es
morir. Las personas que pertenecen a nuestra historia forman parte de nosotros, y
necesitamos su presencia y apoyo para sentirnos fuertes e íntegros. Incluidas
aquellas que ya no nos son útiles.
15. La Lealtad
16. La Gratitud
La gratitud es ante todo una actitud mental. Se basa en reconocer el valor de lo que
la vida nos ofrece, y el hecho de comprenderlo libera nuestras emociones. Si
reconoces el valor de lo que posees te sentirás rico y afortunado; si no, te sentirás
pobre y desgraciado.
17. El Servicio
Cuando alguien tiene un gesto amable con nosotros solemos recordarlo durante
mucho tiempo, quizás siempre. Puedes prestar pequeños servicios en detalles
cotidianos como sostener la puerta para dejar que pase alguien, demostrar tu
aprecio, ofrecer tu asiento en el autobús. Intenta hacer de tu trabajo, de tu rutina,
un servicio amable siempre que puedas. El servicio no es sólo lo que uno hace sino
lo que uno es. En ocasiones una persona, con su mera presencia, hace que nos
sintamos mejor, más en contacto con nosotros mismos y más contentos. Un gran
servicio.
18. La Alegría
Cualquier acto de bondad, con alegría, será más auténtica y mejor recibida por
ambas partes.
http://crecejoven.com/salud--el-poder-de-la-bondad