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Tema 3. Restauración y Absolutismo
Tema 3. Restauración y Absolutismo
Tema 3. Restauración y Absolutismo
LA RESTAURACIÓN ABSOLUTISTA
Patrimonial: se fijaban las fronteras de cada territorio de acuerdo con los derechos
históricos de sus gobernantes, sin atender a los pueblos ni a criterios étnicos, lingüísticos
o culturales.
Equilibrio: para evitar que alguna potencia tuviera supremacía sobre las demás, se
reordenó el mapa de Europa.
En Francia, se instauró una monarquía constitucional donde reinó Luis XVIII, que
concedió a sus súbditos una Carta Otorgada (1814). Este sistema se aplicó también en
Suecia, Países Bajos y Suiza.
Europa tras el Congreso de Viena
Culminaron en diversos países las revoluciones iniciadas el último cuarto del siglo XVIII,
con el definitivo paso de una sociedad estamental a otra de clases.
Asimismo, también contribuyeron a la expansión de la Revolución Industrial y al impulso
de movimientos nacionalistas, que darán paso a la unificación de Italia o Alemania.
Carbonarios: organización secreta fundada en Nápoles en 1815 y difundida por
Piamonte, Francia, España y el Reino Unido. Defendían ideales liberales y participaron
activamente en las revueltas de los años veinte y 1830.
Pronunciamientos: sublevaciones de unidades del Ejército que se iniciaban con la
promulgación de un manifiesto para propiciar un cambio de régimen.
Los griegos, que habían proclamado su separación del Imperio otomano en el Congreso
de Epidauro (1822), hicieron efectiva su independencia tras una larga guerra en la Paz de
Adrianópolis (septiembre de 1829).
Cuádruple Alianza: coalición de grandes potencias formada en 1815 por Austria, Reino
Unido, Prusia y Rusia como refuerzo de la Santa Alianza. En 1818, se convirtió en
Quíntuple Alianza con la entrada de Francia.
2.1 LAS REVOLUCIONES DE 1820
Los griegos, que habían proclamado su separación del Imperio otomano en el Congreso
de Epidauro (1822), hicieron efectiva su independencia tras una larga guerra en la Paz de
Adrianópolis (septiembre de 1829).
Cuádruple Alianza: coalición de grandes potencias formada en 1815 por Austria, Reino
Unido, Prusia y Rusia como refuerzo de la Santa Alianza. En 1818, se convirtió en
Quíntuple Alianza con la entrada de Francia.
Pronunciamiento liberal de Riego, en España.
Tras la el triunfo revolucionario, fue aprobada una Constitución que reconocía de nuevo
la soberanía nacional*. El rey dejaba de serlo por derecho divino y pasaba a depender
de la voluntad de los ciudadanos.
Soberanía nacional: todo el poder de la nación recae en los ciudadanos, que lo ceden al
Estado.
Luis Felipe de Orleans, por su parte, asumía el poder ejecutivo y legislativo, compartido
con la Cámara de los Diputados.
Fuera de Francia se produjeron los siguientes acontecimientos:
Bélgica estableció un régimen liberal tras independizarse de los Países Bajos en 1830.
Las protestas nacionalistas de los Estados alemanes fueron reprimidas por el Ejército de
Prusia.
La revuelta nacionalista de Polonia fue sofocada por el Ejército del Imperio ruso.
La revolución había fracasado, pero el orden del Congreso de Viena dejó de existir. La
burguesía revolucionaria se volvió conservadora. El realismo se abrió paso frente al
idealismo. En filosofía, este movimiento fue conocido como positivismo y, en política,
en el ámbito europeo, como realpolitik o «política de lo posible», que consiste en la
defensa de los intereses nacionales de forma pragmática, a partir de factores como la
economía, la capacidad militar o la influencia política de un país, así como la de sus
adversarios.
Los Talleres Nacionales fueron empresas creadas por el Gobierno provisional francés
de 1848, a propuesta del ministro socialista Louis Blanc, para dar trabajo a todos los
parados del país. Tras el triunfo electoral de los moderados, fueron suprimidos, lo que
dio lugar a una revolución social en París que fue duramente reprimida por el Ejército.
3. NACIONALISMO Y ESTADO
Los primeros triunfos del nacionalismo se dieron en Grecia, que se emancipó del Imperio
otomano en 1829, y en Bélgica, que se separó de los Países Bajos en 1831. Otros intentos
fueron duramente reprimidos como el de Polonia (1831), reducida a provincia del Imperio
ruso, o el de Hungría, que permaneció en el Imperio austríaco.
E. D ELACROIX, La matanza de Quíos, 1824. Este óleo representa un episodio de la
guerra de Independencia griega en que soldados del Imperio otomano masacraron a la
población civil de Quíos, Grecia.
A mediados del siglo XIX, Italia había desarrollado un sentimiento de identidad cultural,
pero su territorio estaba dividido en zonas con políticas diferentes. Fracasadas las
revoluciones nacionalistas italianas de 1830 y 1848, el reino del Piamonte, con un
régimen liberal y una avanzada industrialización, dirigió el proceso unificador de la mano
de Víctor Manuel II y de su primer ministro, Camilo Benso, conde de Cavour, que
buscó el apoyo de la gran burguesía con una política librecambista, disminuyó el poder
de la Iglesia con la desamortización de sus bienes, fortaleció el Ejército y mejoró las
relaciones diplomáticas con el Reino Unido y Francia.
La incorporación del Véneto y de Roma. El reino de Italia, aliado con Prusia, venció
en una corta guerra a Austria (1866) y recibió el Véneto en la Paz de Viena. En 1870, las
tropas italianas entraron en Roma y el papa Pío IX fue despojado de los Estados
Pontificios.
La unificación italiana
Tras el Congreso de Viena (1815), el norte de la actual Italia estaba constituido por el
reino del Piamonte-Cerdeña y los dominios austríacos de la Lombardía y el Véneto. En
el centro, estaban los ducados de Parma, Módena y Toscana –controlados por Austria– y
los Estados Pontificios, bajo la soberanía del papa. Al sur, se hallaba el reino de Nápoles,
bajo la autoridad de los Borbones.
El canciller de hierro
Otto von Bismarck (1815-1898) era un terrateniente de Prusia Oriental. Nombrado
canciller —primer ministro— de Prusia en 1862, dirigió la unificación alemana hasta
1871, año en que pasó a ser canciller del Segundo Reich. Fue un político conservador,
hábil, práctico y obstinado que logró aislar a Francia y dominar las relaciones
internacionales en Europa hasta 1890.
La unificación alemana tuvo las siguientes fases:
La unificación alemana
El proceso de unificación se cerró con la incorporación de los Estados del sur de
Alemania y la anexión de Alsacia y Lorena.
4. LA EMANCIPACIÓN LATINOAMERICANA
Latinoamérica inició su emancipación en torno a 1810, en coincidencia con la guerra de
Independencia española (1808-1814). Entre 1810 y 1824, amplios territorios americanos,
hasta entonces parte de los Imperios español y portugués, desarrollaron procesos de
independencia.
Las reformas económicas de la segunda mitad del siglo xviii habían revitalizado el pacto
colonial, haciendo de América un mercado muy atractivo para los comerciantes europeos.
En lo político, los virreyes gobernaban las colonias españolas en nombre del rey siguiendo
las políticas mercantilistas monopolistas desde la metrópoli, sin participación de los
elementos locales.
La sociedad colonial era muy desigual y compleja. De una parte existía un grupo
privilegiado, integrado por españoles peninsulares y criollos —americanos con origen
español—. De otro, mestizos, mulatos y negros esclavos o libertos, y los indios, sometidos
a duras condiciones de trabajo.
En una segunda fase (1814-1818), Fernando VII, tras su regreso a España, exigió la
sumisión de sus súbditos americanos. La lucha de los americanos sufrió un retroceso en
Nueva Granada con su derrota frente a la expedición del general realista Pablo Morillo.
Sin embargo, en el virreinato de La Plata, el Congreso de Tucumán proclamó la
independencia de Argentina en 1816. A finales de ese año, el general José de San
Martín atravesó los Andes con su ejército y, ayudado por las tropas de criollos chilenos
de Bernardo O’Higgins, consiguió la independencia de Chile, tras derrotar a las tropas
españolas en las batallas de Chacabuco y Maipú (1818).
En la tercera fase (1819-1826), las tropas españolas quedaron solas frente a las
independentistas, tras la negativa de la Cuádruple Alianza a intervenir debido a los
intereses comerciales británicos.
El general San Martín zarpó por mar desde Chile y desembarcó en Lima. En el norte,
durante el Congreso de Angostura (1819-1820), se constituyó la Gran Colombia,
formada por las circunscripciones de Caracas, Quito y Bogotá. Simón Bolívar fue
proclamado su presidente.
En 1821, Bolívar marchó sobre Quito y, al año siguiente, se reunió con San Martín en
la Conferencia de Guayaquil. Tras el encuentro, San Martín dejó todo el protagonismo
a Bolívar, que fue nombrado presidente vitalicio* de Perú. Este territorio y Bolivia
quedaron unidos a la Gran Colombia, aunque poco después se separarían de ella. Los
soldados realistas fueron vencidos en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824
y, en 1826, desapareció el último ejército español de América del Sur.
Presidente vitalicio: título asumido por algunos dictadores para eliminar los límites a su
mandato.
La batalla de Ayacucho, de A. Herrera. Esta contienda fue decisiva en el desenlace del
proceso de emancipación de las colonias españolas de América del Sur.
En el virreinato portugués del Brasil, el rey de Portugal, Juan VI, ante la invasión
napoleónica de la península, trasladó su corte a Río de Janeiro. Tras regresar a Portugal,
su hijo Pedro permaneció en Brasil como regente. Posteriormente y con el apoyo de los
criollos, Pedro I se proclamó emperador constitucional de Brasil y la antigua metrópoli
reconoció su independencia en 1825.
La Iberoamérica independiente
Romanticismo conservador: propio de sus inicios, fue una corriente afín a las ideas de
la Restauración. La representaron el francés François-René de Chateaubriand y el alemán
Friedrich Schlegel.