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Novena A San Juan XXIII Completa
Novena A San Juan XXIII Completa
Novena A San Juan XXIII Completa
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
PRIMER DÍA
A Jesús le decía su apóstol Natanael: “de Nazareth puede salir algo bueno”. El pueblo
de Jesús no era de buena fama, era pobre y no de los pueblos conocidos o de prestigio.
De manera análoga, Juan XXIII era del campo, de una familia que vivía de las cuatro
vacas y del trabajo de sol a sol en la finca de un rico agricultor de su pueblito. Su
familia era numerosa y verdaderamente católica. Cuando Dios elije, debemos deja que
nos conduzca por los caminos de la vida. Como San Pablo decía, “el Señor me abrió
una puerta para que me diera cuenta de lo que tenía que hacer, dónde predicar el
Evangelio”. En la vida de todos nosotros hay puertas abiertas o cerradas, hay
momentos oscuros, sendas estrechas y también caminos fáciles de recorrer.
En todas las situaciones de la vida, según nuestro Señor Jesucristo, está la mano y el
cuidado del Padre con nosotros. Por eso el Señor nos dice que el Padre Dios tiene bien
contados todos nuestros cabellos, alimenta los pájaros del cielo y viste elegantemente
las flores del campo. El joven Angelo, más tarde Juan XXIII, se acordaba siempre con
mucho agrado de donde él era. Durante toda su vida, el Papa mantuvo contacto con su
familia y su campo porque sabía que Dios lo había conducido por estas vías.
También nosotros somos de nuestro pueblo, de nuestro campo, de una ciudad. Así
Dios ha conducido a Juan XXIII pero también a nosotros y lo hará en el futuro.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre, por su intercesión, ser portadores en esta tierra del don maravilloso
de tu paz y ser, por tanto, hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero porque, como
discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes. Y unidos a todos los santos del cielo y, en
especial, a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
SEGUNDO DÍA
Todos vivían bajo el mismo techo. En el día del bautismo, no se notaba ninguna señal
extraordinaria del bebé que hiciera pensar a alguien que este niño llegaría a ser el
sucesor de San Pedro o algo grande. A todos nosotros nos ha pasado algo parecido.
Somos de una familia católica y pronto después del nacimiento la gracia del bautismo
nos convirtió en un hijo de Dios y miembro de la Iglesia Católica.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
TERCER DÍA
Los días de nuestra novena son de reflexión sobre la vida de Juan XXIII, de nuestra
propia vida y del futuro de nosotros y de los demás. La familia campesina del futuro
Papa era católica y todos los días rezaba el Santo Rosario por la noche. El tío Zaverio
leía la Biblia y el periódico católico por la noche en voz alta, porque la familia no
tenía ni radio, ni televisor. Su tío funcionaba como catequista de la familia e informaba
sobre lo que pasaba en el mundo leyendo el periódico de Bérgamo. Con seis años de
edad, mandaron al jovencito Angelo a la escuela de la Parroquia y, porque progresaba
bastante, de allí lo enviaron a la Parroquia vecina, donde el párroco enseñaba latín.
Más tarde se hizo alumno del seminario menor de la Diócesis de Bérgamo.
La experiencia en su casa fue favorable para toda la vida, y por eso escribió en el año
1932: “La educación que deja más profunda huella es siempre la que se recibe en su
casa. Yo he olvidado muchas cosas que he leído en los libros, pero recuerdo
perfectamente lo que aprendí de mis padres y de mis mayores”. En el hogar se aprende
lo que es el valor de la familia, del matrimonio, lo que es una mujer, una madre, un
papá, ser hijo y hermano. Es cierto que en su casa uno aprende a amar y a ser amado,
comprender y ser comprendido, sentirse protegido y proteger, perdonar y
ser perdonado, ser feliz, contento, seguro, misericordioso, obediente y, sobre todo,
pertenecer o ser de una familia. El Papa Juan XXIII era de una verdadera familia.
Durante toda su vida era agradecido a Dios por este regalo.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amen.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
CUARTO DÍA:
Se decía que él nunca mentía. Su vida fue reconocida como un paso hacia el futuro.
Era un revolucionario como los santos, los profetas y un hombre del Evangelio del
pobre, humilde y misericordioso. Él decía que el alma del apostolado era el silencio y
la contemplación, la interioridad, la pobreza, los medios consagrados, la sencillez
de palabras y métodos. Practiquemos lo que el santo hacía; hablar con la vida, corregir
con humildad.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
QUINTO DÍA
Querido san Juan XXIII: Ya conozco algunos momentos de tu vida. Sé que fuiste
bautizado, un día ordenado sacerdote, más tarde Obispo, cardenal, nuncio, arzobispo
de Venecia y por fin Papa de la Iglesia. Admiro tu generosidad. Dijiste que sí a la
voluntad de Dios y sabías que su voluntad es amor de Él. Con tu obediencia te
acercaste a nuestro Señor, cuya vida era hacer la voluntad de su Padre Celestial. Fuiste
como Abraham, saliste de tu tierra y llegaste ya anciano a Roma para ser Papa.
Te pusiste el nombre de Juan, por tu amor a Juan, el evangelista y a Juan Bautista, que
era el precursor de Cristo. Me sorprende que nunca pusieras un pero, nunca abusaste
de tu inteligencia para buscar un pretexto, una excusa barata. Tu amor a la Virgen
María te hacía decir sí a una madre firme y humilde. En cambio yo, soy muy distinto,
busco escapes, pretextos. Tengo un doctorado de excusas, fácilmente me escondo, no
escucho, no obedezco, no soy generoso como el Señor y con la Iglesia.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
SEXTO DÍA
Virgen María, Madre de la Providencia: Juan XXIII era tu hijo como Juan Pablo II,
quien tenía en su lema papal: “Soy todo tuyo”. La Madre de Dios es siempre
instrumento de Dios, esposa del Espíritu Santo, Madre de Dios Hijo e hija de Dios
Padre. Tú Señor, enseñaste a Juan XXIII, en el rosario, a unir siempre el gozo, el dolor
y la Gloria de la vida, como la Madre se unió a tu Persona.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
SÉPTIMO DÍA:
El Cardenal Roncalli aceptó el cargo del Papado, sabiendo que tenía que
pastorear tus ovejas y fortalecer la fe de tu rebaño. Había sido toda su vida
un cura rural y más tarde, a través del Concilio del Vaticano Segundo, se
hizo uno de los Papas más importantes de la historia. Gracias a ti Señor,
porque los últimos serán los primeros y, el que quiere ser primero, será el
servidor de todos. Así el Papa Juan XXIII vivió los años de su ministerio
papal, murió así y se perfeccionó.
ORACIÓN A SAN JUAN XXIII
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
OCTAVO DÍA
Gracias Espíritu Santo, por haber engendrado en María a Jesús, por haber ungido a
Jesús como Mesías en el día del bautismo, por haber fortalecido y llenado con tu
presencia a los apóstoles en el cenáculo el día de Pentecostés, y por haber estado
presente en la Iglesia hasta el día de hoy.
Muchas gracias por haber inspirado al Papa Juan XXIII a convocar el Concilio y
ayudar así a la Iglesia para un Nuevo Pentecostés. Los que habían pensado que Juan
XXIII, por su edad y su sencillez, no podía hacer una gran cosa como Papa, se
equivocaron. Todos quedaron sorprendidos. En realidad la Iglesia no es de los
hombres, es de Dios, guiada por ti, Espíritu Santo y capacitada por ti para continuar la
obra salvífica de Cristo para los hombres.
ORACIÓN A SAN JUAN XXIII
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL
PRIMER CANTO
Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En
ACTO DE CONTRICIÓN
Infinitas gracias doy a Dios, porque desde siempre te eligió para tan altos misterios, y
te adornó con las virtudes de la caridad, pobreza, humildad y obediencia. Te pido nos
alcances la paz para todos los pueblos, la unidad de las iglesias, la caridad para todos
los hombres.
Tú, el Papa Bueno, ayúdanos a vivir como verdaderos hijos de Dios, como fieles
discípulos de Jesús y apóstoles de su Palabra. Te pido de manera especial, por todas
las familias, para que sean santuario de vida y amor, bendícelas y líbralas de todo mal.
SEGUNDO CANTO
NOVENO DÍA:
Querido san Juan XXIII: En esta novena te hemos pedido, si fuera posible, vivir el
Evangelio de Cristo como tú. Cuando el médico te diagnosticó un tumor canceroso,
dijiste; “No te preocupes por mí, porque mi equipaje está preparado y yo estoy
dispuesto a partir”. Con tranquilidad hablaste a tus hermanos y hermanas
diciendo, “soy feliz porque dentro de muy poco veré a nuestros Padres en
el cielo.
Dios, Padre amado, que nos diste como Santo Padre a San Juan XXIII, llamado por
todos el Papa de la paz y el Papa bueno.
Te pedimos Padre por su intercesión ser portadores en esta tierra del don maravilloso de
tu paz y ser por tanto hombres y mujeres de diálogo, comprensión y tolerancia.
Ayúdanos Señor a ver a todos los que nos rodean como hermanos e hijos de un mismo
Dios y a buscar en todo momento el entendimiento sin desvirtuar tu luz y tu verdad.
Queremos Señor, como San Juan XXIII, que nos reconozca el mundo entero como
católicos, porque como discípulos tuyos, nos amamos unos a otros.
Gracias por este ejemplo de virtudes y, unidos a todos los santos del cielo y, en
especial a este Papa bueno, te suplico Padre Santo esta gracia particular que necesito
(haga aquí su petición).
Gracias te doy de antemano, Señor, porque al ruego de tan gran intercesor estoy seguro
de que me será concedida. Amén.
ORACIÓN FINAL
Ayúdanos para alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo, y permite que esta
petición, que humildemente te solicitamos, sea iluminada por el Espíritu Santo. Amén.
CANTO FINAL