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1.

El plan de Dios y la función de usted en la obra


de salvación y exaltación

1.0

Introducción
Usted ha sido llamado a servir en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Gracias por su servicio. Usted bendecirá la vida de las personas y experimentará gozo a
medida que sirva fielmente.

Este manual lo ayudará a aprender los principios del servicio como el de Cristo, así como a
entender sus responsabilidades. Usted será más eficaz si procura que su servicio en la Iglesia
se halle en concordancia con la obra de Dios el Padre y Su Hijo Jesucristo. Este capítulo le
ayudará a obtener una visión de:

El plan de felicidad de Dios.

La obra de salvación y exaltación.

El propósito de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

1.1

El plan de felicidad de Dios


El Padre Celestial proporcionó el plan de felicidad para permitirnos disfrutar de todas Sus
bendiciones. Su obra y Su gloria es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del
hombre” (Moisés 1:39). La inmortalidad es vivir para siempre con un cuerpo físico resucita‐
do. La vida eterna, es decir, la exaltación, consiste en llegar a ser como Dios y vivir en Su
presencia eternamente como familias.

La obra y la gloria de Dios


“Porque, he aquí, esta es mi obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés
1:39).

No podemos obtener la inmortalidad y la vida eterna sin la ayuda de Dios. En esta vida esta‐
mos sujetos al pecado y la muerte, los cuales nos separan del Padre Celestial e impiden que
lleguemos a ser más semejantes a Él.

Jesucristo ocupa el lugar central en el plan de Dios. Debido al infinito amor que el Padre
Celestial tiene por nosotros, Él envió a Su Hijo a redimirnos del pecado y de la muerte
mediante Su sacrificio expiatorio (véase Juan 3:16). A través de Su expiación, Jesucristo se
asegura de que cada uno de los que hemos nacido en la tierra llegue a resucitar y logre la
inmortalidad. Su expiación también hace posible que seamos limpiados del pecado y que
nuestros corazones cambien para que podamos recibir la vida eterna y la plenitud de gozo.

Para recibir la vida eterna, debemos “veni[r] a Cristo, y perfeccio[narnos] en él” (Moroni
10:32). Esa invitación va dirigida a todo el que haya vivido o viva alguna vez en la tierra. El
Padre Celestial quiere que todos Sus hijos elijan regresar a Él.

1.2

La obra de salvación y exaltación


Participamos en la obra de salvación y exaltación conforme venimos a Cristo y ayudamos a
los demás a hacer lo mismo. A esta obra la guían los dos grandes mandamientos de amar a
Dios y amar a nuestro prójimo (véase Mateo 22:37–39). Manifestamos nuestro amor por Dios
al guardar Sus mandamientos y prestar servicio a Sus hijos (véase Juan 14:15).
La obra de salvación y exaltación se centra en cuatro responsabilidades divinamente señala‐
das que se detallan a continuación.

La obra de salvación y exaltación


Venimos a Cristo y ayudamos en la obra de Dios al:

Vivir el evangelio de Jesucristo.

Cuidar de los necesitados.

Invitar a todos a recibir el Evangelio.

Unir a las familias por la eternidad.

Este manual le ayudará a entender esos cuatro aspectos de la obra de Dios. El Espíritu Santo
le guiará en tanto que usted haga su parte por cumplirlos (véase 2 Nefi 32:5).

1.2.1

Vivir el evangelio de Jesucristo


Vivir el evangelio de Jesucristo comprende:

Ejercer fe en Cristo, arrepentirse diariamente, hacer convenios con Dios al recibir las orde‐
nanzas de salvación y exaltación, y perseverar hasta el fin guardando esos convenios (véase
3.5.1).

Aprender y enseñar el evangelio de Jesucristo en el hogar y en la Iglesia.

Llegar a ser autosuficientes al proveer para nosotros mismos y nuestras familias, tanto en
lo espiritual como en lo temporal.

1.2.2
1.2.2

Cuidar de los necesitados


Cuidar de los necesitados comprende:

Servir y ministrar a las personas, las familias y la comunidad.

Compartir los recursos con los necesitados, incluso la ayuda de la Iglesia.

Ayudar a los demás a llegar a ser autosuficientes.

1.2.3
Invitar a todos a recibir el Evangelio
Invitar a todos a recibir el Evangelio comprende:

Participar en la obra misional y prestar servicio como misioneros.

Ayudar a los miembros nuevos y a los que regresan a la Iglesia a progresar a lo largo de la
senda de los convenios.

1.2.4

Unir a las familias por la eternidad


Unir a las familias por la eternidad comprende:

Hacer convenios al recibir nuestras propias ordenanzas del templo.

Encontrar a nuestros antepasados fallecidos y efectuar las ordenanzas por ellos en el


templo a fin de que puedan hacer convenios con Dios.

Ir al templo con regularidad, donde sea posible, para adorar a Dios y efectuar las ordenan‐
zas por Sus hijos.

1.3

El propósito de la Iglesia
Jesucristo estableció Su Iglesia a fin de habilitar a las personas y las familias para que hagan
la obra de salvación y exaltación (véase Efesios 4:11–13; véase también 2.2 en este manual). A
fin de contribuir a lograr este divino propósito, la Iglesia y sus líderes proporcionan:

La autoridad y las llaves del sacerdocio.

Los convenios y las ordenanzas.

La guía profética.

Las Escrituras.

Apoyo al aprendizaje y la enseñanza del Evangelio.

Oportunidades de servicio y liderazgo.

Una comunidad de santos.

1.3.1
1.3.1

La autoridad y las llaves del sacerdocio


Dios lleva a cabo la obra de salvación y exaltación mediante el sacerdocio. La autoridad y las
llaves del sacerdocio necesarias para dirigir la obra de Dios en la tierra fueron restauradas al
profeta José Smith (véanse Doctrina y Convenios 110:11–16; 112:30; véase también 3.1 en este
manual). Los líderes actuales de la Iglesia tienen esas llaves. Ellos llaman y autorizan a otras
personas para que ayuden en la obra de Dios (véase Doctrina y Convenios 107:8, 65–67).

1.3.2
Los convenios y las ordenanzas
En el plan del Padre Celestial, nosotros hacemos convenios al recibir las ordenanzas de salva‐
ción y exaltación, como el bautismo (véase Juan 3:5; véase también el capítulo 18 de este
manual). Esos convenios y ordenanzas son esenciales para que lleguemos a ser más como
Dios y para regresar a morar en Su presencia (véase Doctrina y Convenios 84:19–22).

1.3.3

La guía profética
A través de Sus profetas escogidos, Dios revela la verdad y proporciona guía y amonestacio‐
nes inspiradas (véanse Amós 3:7; Doctrina y Convenios 1:4). Dicha guía nos permite entrar y
permanecer en la senda que conduce a la vida eterna.

1.3.4

Las Escrituras
Bajo la dirección de los profetas y apóstoles del Señor, la Iglesia proporciona y preserva la
palabra de Dios tal como se halla en las santas Escrituras. Las Escrituras testifican de Cristo,
enseñan Su Evangelio y nos ayudan a ejercer la fe en Él (véanse Jacob 7:10–11; Helamán
15:7).

1.3.5
Apoyar el aprendizaje y la enseñanza del Evangelio
La Iglesia apoya a las personas y las familias en su responsabilidad de aprender las verdades
del Evangelio y enseñar estas verdades a los miembros de la familia y a otras personas (véase
Doctrina y Convenios 88:77–78, 118; véase también 2.2.3 en este manual).

1.3.6
Oportunidades de servicio y liderazgo
Dios da a los miembros oportunidades de servir y liderar mediante llamamientos y asignacio‐
nes en la Iglesia. Esta provee la estructura para ayudar a cuidar de los miembros necesitados
y brindar ayuda humanitaria a otras personas (véase Mosíah 18:27–29).

1.3.7
Una comunidad de santos
Como comunidad de santos, los miembros de la Iglesia se congregan con regularidad para
adorar a Dios y recordar al Salvador al participar de la Santa Cena (véanse Moroni 6:4–6;
Doctrina y Convenios 20:77). Los miembros también se cuidan y ministran unos a otros
(véase Efesios 2:19).
1.4

La función de usted en la obra de Dios


Como líder de la Iglesia, usted es llamado a enseñar y apoyar a las personas a las que presta
servicio mientras ellas toman parte en la obra de salvación y exaltación (véase 1.2). Usted
tiene la responsabilidad de cumplir con su llamamiento y “enseña[r] la palabra de Dios con
toda diligencia” (Jacob 1:19). Trabajar con el Señor en Su viña le producirá gran gozo (véase
Jacob 5:70–72).

El tener una clara comprensión de la obra de Dios, de lo que Él le invita a hacer y del propó‐
sito de Su Iglesia le ayudará a centrar sus esfuerzos en traer almas a Cristo. Tener presente
esa visión le pondrá en concordancia con el Salvador y guiará todo lo que usted haga como
líder de la Iglesia.

Consulte con frecuencia los principios de este capítulo. Con espíritu de oración, procure
saber cómo puede contribuir a que se logren los propósitos de Dios en la vida de aquellos a
quienes sirve. Dios lo guiará por medio de las impresiones del Espíritu Santo.

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