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1° Ensayo SIMCE

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Departamento de Lenguaje y

comunicación
Cuarto básico.

ENSAYO SIMCE

LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

Nombre:
R.U.N.:
to
Curso: 4 ____ . . _
Fecha:

I.-

LA FAMILIA POLILLAL
De repente se avecina
la señora Naftalina.
La polilla come lana Muy oronda la verán,
de la noche a la mañana. toda envuelta en celofán.
Muerde, come, come, muerde
lana roja, lana verde. La familia polillal
la espía por un ojal,
Sentadita en el ropero y le apunta con la aguja
con su plato y su babero, a la Naftalina bruja.
come lana de color
con cuchillo y tenedor. Pero don Polillo ordena:
--No la maten, me da pena;
Sus hijitos comilones vámonos a otros roperos
tienen cuna de botones. a llenarlos de agujeros.
Su marido don Polillo
balconea en un bolsillo. Y se van todos de viaje
con muchísimo equipaje:
las hilachas de una blusa
y un paquete de pelusa.

1.- ¿Qué tipo de texto es el que leíste?


a).- Un cuento
b).- Un poema
c).- Una noticia
d).- Una invitación

2. - ¿De qué estaba hecha la cama del bebé?


a) Dulces
b) Lana
c) Botones
d) De polillas.
3. - ¿Dónde vivía la familia?
a) En un celofán.
b) En un ropero.
c) En una cuna.
d) En un clóset.

4. - ¿Por qué don Polillo no quiso matar a naftalina?


a) Porque le dio pena.
b) Porque era su amigo.
c) Porque era parte de la familia.
d) Porque le daba felicidad.

5. - ¿Por qué la familia Polillal se va a otros roperos?


a) Porque llega naftalina.
b) Porque llegan personas.
c) Porque les aburría estar ahí.
d) Porque encuentran pelusas.

II.-

EL SAPO VERDE

EL sapo Humberto estaba muy triste. No tenía ni ganas de saltar. Y es que le habían contado
que las mariposas andaban diciendo que él era un sapo feúcho, feísimo y requetefeo.
Feúcho puede ser-dijo Humberto mirándose en el agua de la charca-, pero…. ¡tanto como
requetefeo! Para mí que exageran. Tengo los ojos un poco saltones, eso sí Y la piel algo gruesa….
¡Pero tengo una bonita sonrisa!
Después de mirarse un rato, Humberto le comentó a una mosca: _ Lo que a mí me faltan son
colores, ¿no te parece? Soy verde, verde, todo verde. ¡Si tuviera colores como las mariposas…!
Aunque la mosca no le hizo ningún comentario, el sapo se fue a comprar colores al almacén de los
bichos. Humberto se llevó el azul, el amarillo, el rojo, el rosa, y el naranja. El verde no, porque
¿para qué va a querer el verde un sapo verde? En cuanto llegó a la charca, sacó un pincel y
empezó a pintarse: una pata, azul; la otra, naranja; una mancha amarilla en la cabeza; una
estrellita roja en el lomo; y el buche, rosa. Cuando terminó, el sapo Humberto tenía más colores
que cualquier mariposa. Cuando las mariposas del jardín lo vieron, se acercaron a él.

-¡Feo! ¡Requetefeo!- dijo una de ellas tapándose los ojos con las patas. . -Y además de feo, mal
vestido- dijo una mariposa muy elegante. ¡Pobre Humberto! ¡Y él que estaba tan contento! Tanta
vergüenza sintió que se tiró a la charca para esconderse y se quedó un rato dentro viendo como
el agua le borraba los colores. Cuando salió todo verde, como siempre, todavía estaban las
mariposas riéndose como locas. ¡Ver-de! ¡Sa-po-ver-de! –gritaban. Pero en ese momento, pasó
por allí un ave muy hermosa: una calandria tan linda que las mariposas se callaron para verla
bien. La calandria se acercó a la charca para beber un poco y peinarse las plumas con el pico. Allí
vio a Humberto en la orilla, verde, tristón y solo. Entonces dijo en voz bien alta: - ¡Qué sapo tan
guapo! ¡Y qué bien le sienta el verde! Humberto le dio las gracias con su sonrisa gigante, y las
mariposas perdieron los colores de pura vergüenza. Y así se quedaron todo el verano, pálidas, sin
color, casi transparentes.
6.- ¿Qué tipo de texto es el que leíste?
a) Un cuento
b) Un poema
c) Una noticia
d) Una invitación

7. - ¿Quiénes decían que el sapo era feo?


a) Los pájaros.
b) Las mariposas.
c) La mosca.
d) Las flores.

8. - ¿Por qué se estaba pintando el sapo?


a) Porque pensaba que le faltaban colores para ser más guapo.
b) Porque pensaba que podía quitarle los colores a las mariposas.
c) Porque quería dejar de ser un sapo azul.
d) Porque no le gustaba su color verde.

9. - ¿Quién le dijo al sapo que era guapo?


a) La mosca.
b) Las mariposas.
c) La calandria.
d) Los pájaros.

10. - ¿Qué características tenía el sapo?


a) Egoísta y egocéntrico.
b) Envidioso y triste.
c) Enojón y vergonzoso.
d) Triste y agradecido.

11.- ¿Cómo crees que se sintió el sapo cuando la calandria le dijo que era
guapo? ¿Por qué?
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III.-
12.- ¿Qué tipo de texto es el que leíste?
a) Un cuento
b) Un poema
c) Una noticia
d) Un afiche.

13. - ¿Qué talleres están confirmados?


a) Acrobacia, trapecio, malabarismo.
b) Artes, tela, fútbol.
c) Payasos, argollas, greda.
d) Malabarismo, natación.

14. - ¿Dónde se pueden inscribir las personas?


a) En el parque Pumahue.
b) En BancoEstado.
c) En el departamento de cultura de la municipalidad de Padre las casas.
d) En padre las casas.

15. - ¿Qué días se realizarán los talleres?


a) Lunes, martes y viernes.
b) Todos los días.
c) Viernes, sábado y domingo.
d) Todo enero.

16. - ¿Qué significan los logos y símbolos que aparecen en la parte inferior
(abajo) del texto?
a) Se muestran las instituciones que organizan y financian estos talleres.
b) Se muestran las formas en que se pueden pagar los talleres.
c) Se muestran los distintos talleres que se realizarán.
d) Son los lugares donde se realizarán los talleres.

IV.-

EL COCAY
LEYENDA MAYA

Quizá alguna noche en el campo hayas visto una chispa de luz que brilla y se mueve de un lado a otro; esa luz la
produce el cocay, que es el nombre que le dan los mayas a la luciérnaga. Ellos saben cómo fue que este insecto creó su
luz, esta es la historia que cuentan:

Había una vez un Señor muy querido por todos los habitantes de El Mayab, porque era el único que podía curar todas
las enfermedades. Cuando los enfermos iban a rogarle que los aliviara, él sacaba una piedra verde de su bolsillo;
después, la tomaba entre sus manos y susurraba algunas palabras. Eso era suficiente para sanar cualquier mal.

Pero una mañana, el Señor salió a pasear a la selva; allí quiso acostarse un rato y se entretuvo horas completas al
escuchar el canto de los pájaros. De pronto, unas nubes negras se apoderaron del cielo y empezó a caer un gran
aguacero. El Señor se levantó y corrió a refugiarse de la lluvia, pero por la prisa, no se dio cuenta que su piedra verde
se le salió del bolsillo. Al llegar a su casa lo esperaba una mujer para pedirle que sanara a su hijo, entonces el Señor
buscó su piedra y vio que no estaba. Muy preocupado, quiso salir a buscarla, pero creyó que se tardaría demasiado en
hallarla, así que mandó reunir a varios animales.

Pronto llegaron el venado, la liebre, el zopilote y el cocay. Muy serio, el Señor les dijo:

Necesito su ayuda; perdí mi piedra verde en la selva y sin ella no puedo curar. Ustedes conocen mejor que nadie los
caminos, las cavernas y los rincones de la selva; busquen ahí mi piedra, quien la encuentre, será bien premiado.

Al oír esas últimas palabras, los animales corrieron en busca de la piedra verde. Mientras, el cocay, que era un insecto
muy empeñado, volaba despacio y se preguntaba una y otra vez:

¿Dónde estará la piedra? Tengo que encontrarla, sólo así el Señor podrá curar de nuevo.

Y aunque el cocay fue desde el inicio quien más se ocupó de la búsqueda, el venado encontró primero la piedra. Al verla
tan bonita, no quiso compartirla con nadie y se la tragó.

Aquí nadie la descubrirá -se dijo-. A partir de hoy, yo haré las curaciones y los enfermos tendrán que pagarme por
ellas.

Pero en cuanto pensó esas palabras, el venado se sintió enfermo; le dio un dolor de panza tan fuerte que tuvo que
devolver la piedra; luego huyó asustado.

Entre tanto, el cocay daba vueltas por toda la selva. Se metía en los huecos más pequeños, revisaba todos los rincones
y las hojas de las plantas. No hablaba con nadie, sólo pensaba en qué lugar estaría la piedra verde.

Para ese entonces, los animales que iniciaron la búsqueda ya se habían cansado. El zopilote volaba demasiado alto y no
alcanzaba a ver el suelo, la liebre corría muy aprisa sin ver a su alrededor y el venado no quería saber nada de la
piedra; así, hubo un momento en que el único en buscar fue el cocay.

Un día, después de horas enteras de meditar sobre el paradero de la piedra, el cocay sintió un chispazo de luz en su
cabeza:

¡Ya sé dónde está! gritó feliz, pues había visto en su mente el lugar en que estaba la piedra. Voló de inmediato hacia
allí y aunque al principio no se dio cuenta, luego sintió cómo una luz salía de su cuerpo e iluminaba su camino. Muy
pronto halló la piedra y más pronto se la llevó a su dueño.

¡Señor, busqué en todos los rincones de la selva y por fin hoy di con tu piedra! le dijo el cocay muy contento, al tiempo
que su cuerpo se encendía.

¡Gracias, cocay! le contestó el Señor? veo que tú mismo has logrado una recompensa. Esa luz que sale de ti representa
la nobleza de tus sentimientos y lo brillante de tu inteligencia. Desde hoy te acompañará siempre para guiar tu vida.

El cocay se despidió muy contento y fue a platicarle a los animales lo que había pasado.

Todos lo felicitaron por su nuevo don, menos la liebre, que sintió envidia de la luz del cocay y quiso robársela.

¿Esa chispa me quedaría mejor a mí; ¿qué tal se me vería en un collar? ?pensó la liebre.

Así, para lograr su deseo, esperó a que el cocay se despidiera y comenzó a seguirlo por el monte.

¡Cocay! Ven, enséñame tu luz! le gritó al insecto cuando estuvo seguro de que nadie los veía.

¿Claro que sí ?dijo el cocay y detuvo su vuelo. Entonces, la liebre aprovechó y ¡zas! le saltó encima. El cocay quedó
aplastado bajo su panza y ya casi no podía respirar cuando la liebre empezó a saltar de un lado a otro, porque creía
que el cocay se le había escapado.

El cocay empezó a volar despacio para esconderse de la liebre. Ahora, fue él quien la persiguió un rato y en cuanto la
vio distraída, quiso desquitarse. Entonces, voló arriba de ella y se puso encima de su frente, al mismo tiempo que se
iluminaba. La liebre se llevó un susto terrible, pues creyó que le había caído un rayo en la cabeza y aunque brincaba, no
podía apagar el fuego, pues el cocay seguía volando sobre ella.

En eso, llegó hasta un cenote y en su desesperación, creyó que lo mejor era echarse al agua, sólo así evitaría que se le
quemara la cabeza. Pero en cuanto saltó, el cocay voló lejos y desde lo alto se rió mucho de la liebre, que trataba de
salir del cenote toda empapada.

Desde entonces, hasta los animales más grandes respetan al cocay, no vaya a ser que un día los engañe con su luz.
17.- ¿Qué tipo de texto es el que leíste?
a) Un cuento
b) Un poema
c) Una noticia
d) Una leyenda.

18. - ¿Para qué usaba la piedra el señor?


a) Para hacer males.
b) Para curar enfermedades.
c) Para entretener a los animales.
d) Para dejar el aburrimiento.

19. - ¿Quién fue el primero que encontró la piedra?


a) El cocay.
b) El zopilote.
c) El venado.
d) El señor.

20. - ¿Qué tenían en común la liebre y el venado?


a) Eran ambiciosos y querían sacar provecho de la piedra.
b) Eran bondadosos, porque buscaban incansablemente la piedra.
c) Ambos querían ayudar a las personas.
d) Los dos eran egoístas y graciosos.

21. - ¿Por qué al cocay se le encendió una luz?


a) Porque representaba su nobleza e inteligencia.
b) Porque se tragó la piedra.
c) Porque fue quien se robó la piedra.
d) Porque no entendió el mensaje del señor.

22.- ¿Qué te parece la actitud de la liebre? ¿Por qué?

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V.-

Un niño inventa un sistema para que los pájaros no choquen contra


las ventanas

Esta nota la leemos en 20 Minutos.es donde nos habla de Charlie Sobcov, un niño
canadiense que cursa octavo grado, y que ha inventado una manera de evitar que los
pájaros mueran al chocar contra los cristales de las ventanas.

Hace cuatro años viajó con sus padres a Costa Rica y descubrió que muchas aves
estaban desapareciendo. Después leyó que unos 500 millones de pájaros morían
cada año en Norteamérica como consecuencia de choques contra las ventanas y se
comprometió a reducir este número.

Por esta razón, para su último trabajo de ciencias inventó una especie de
calcomanía de plástico que se coloca discretamente en los cristales y que está
pintada con un tinte que sólo ven los pájaros, según publica CBCnews.

“Es como poner una enorme señal de ‘stop’ para aves en la ventana”, explicó Sobcov.

Muy ingenioso invento, ¿no crees?

Diario CBS NEWS.

23.- ¿Qué tipo de texto es el que leíste?


a) Un cuento
b) Un poema
c) Una noticia.
d) Un afiche.

24. - ¿En qué lugar Charlie se obsesionó con las aves?


a) En Canadá.
b) En Costa Rica.
c) En Norteamérica.
d) En Puerto Rico.

25. - ¿Qué descubrió Charlie en Costa Rica?


a) Que las aves estaban chocando contra las ventanas.
b) Que las ventanas eran peligrosas.
c) Que muchas aves estaban desapareciendo.
d) Que las aves eran salvadas.

26. - ¿Qué pasaría si los humanos vieran el invento de Charlie?


a) Verían las ventanas pintadas.
b) Chocarían con los pájaros.
c) No verían las ventanas.
d) Verían las ventanas transparentes.
27.- ¿Qué te parece el invento que creó Charlie? ¿En qué puede influir en las
aves?

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VI.-

LAS ALAS DE ANA

Últimamente me ronda la sospecha de que mi amiga Ana no es de este mundo. Hay algo en
ella que la hace especial, diferente. Cuando se enfada, se pone roja, roja como un jitomate,
y si uno está cerca, puede ver cómo le empieza a salir de las orejas un hilo de humo blanco.
Y a la hora del recreo, cuando todos comemos los refrigerios que nos mandan de casa, una
fruta, un jugo o un sándwich de jamón, ella se aparta de todos y se esconde detrás de unos
arbustos. Así que he decidido espiarla. A ver si descubro por qué Ana se comporta así.
Llegó nueva este ciclo escolar y nos tocó trabajar juntos en la misma mesa de trabajo.
Habla poco. Creo que es muy tímida. Me cae bien, pero no puedo reprimir la idea de que
esconde algo.

A la salida de clases, la sigo, teniendo cuidado de no ser visto. Me voy escondiendo entre la
gente. Me oculto tras los puestos de revistas, o detrás de las cabinas telefónicas. Ella no
voltea. Va ajena, pensando en sus cosas. De vez en cuando se detiene y gira la cabeza,
como he visto que hacen los perros al escuchar un silbato. Yo contengo la respiración y,
tras unos segundos, continúa avanzando. Por fin, Ana llega a su casa. Es amarilla y tiene una
puerta color azul. Toca tres veces. Toc, toc, toc. Luego abren y ella pasa sin saludar a
nadie. Yo me acerco e intento asomarme por una ventana. Y entonces, veo algo que me deja
perplejo. Atónito. Sin habla.

Ana avienta la mochila sobre la mesa del comedor. Después, se estira. Luego, se jala las
orejas. Una con la mano izquierda y otra con la derecha. Y entonces, de su espalda brotan
unas alas enormes, bonitas, con plumas verdes. Ella se sacude y suspira. Liberada. Como
quien durante mucho tiempo tiene que encoger los dedos en unos zapatos apretados. Por
primera vez, la veo sonreír. La veo enseñar una fila de dientes blancos, radiantes, y sus
ojos brillan como miel traslúcida. Me parece feliz. Recorre la estancia en busca de alguien.
Alguien viene. Con mis ojos sigo la ruta de la mirada de Ana. Y veo que corre a abrazar a
otro ser igual que ella. Pero… ¿qué es, entonces, Ana? ¿Es un ángel? ¿Una niña pájaro?
¿Puede volar? Tantas preguntas se me arremolinan de golpe, que tropiezo sin darme cuenta
con una maceta de flores que hay en la ventana. La maceta cae al suelo haciendo un ruido
enorme. Y yo, salgo corriendo por donde he venido sin esperar a que me descubran.

Al día siguiente, Ana está sentada junto a mí. Yo la observo con más curiosidad que nunca.
Sé que no sonríe porque está incómoda. Sus alas están prisioneras en una cárcel que nadie
puede ver. La miro. Me mira. Siento que sospecha que he sido yo quien espiaba por la
ventana. O quizás, pienso eso porque no puedo con el peso de mi conciencia. Me muero por
decirle que sé que tiene alas, pero no me atrevo. No es el momento. Y decido esperar al
recreo. Como Ana apenas habla, me es difícil encontrar un tema de conversación. Además,
ella —otra vez— se ha ido a esconder tras los arbustos. Pero me animo, me cargo de valor,
y voy tras ella. Me asomo cauteloso, y la veo allí, sentada, viendo al cielo. Le digo “hola”, y
ella me mira, extrañada. Me temo que quiere estar sola. Pero me da igual y me siento a su
lado. —¿Qué miras? —pregunto. Ana, sin dejar de ver el cielo, me contesta: —Las nubes. Y
entonces, suelto una pregunta tonta, absurda, de la cual me arrepiento nada más sale de mi
boca. Pero le digo: —¿Tu vivías allí? Ana me mira curiosa. Sé que sabe que conozco su
secreto. Pero aguanto su fulminante mirado. No digo nada. No quiero estropear el
momento. Y entonces, sucede algo increíble. Mágico. Algo que no acabo de entender hasta
momentos más tarde. Ella me sonríe. Me toma de la mano y me susurra al oído que cierre
los ojos. Yo obedezco, sin dudar. Siento una ráfaga de aire fresco, como cuando se abre
una ventana en un día caluroso y comprendo, sin ver, que ella ha liberado sus enormes alas.

—Abre los ojos —vuelve a susurrarme. Y al hacerlo, la veo tal y como es ella. Libre. Sin
ataduras. Sin secretos. Lista para volar. Me agarra de las manos y emprende el vuelo.
Nadie se percata de que sobrevolamos sobre sus cabezas, absortos cada uno en lo suyo.
Las maestras corrigiendo niños, chicos jugando futbol, la señora de la tiendita, un joven
parando un taxi. Nadie nos descubre, y yo no puedo creer que la gente no se tome el
tiempo de ver por encima de sus cabezas para vernos volar por los aires. Ella no me suelta.
Yo siento el viento en mi cara. Volamos. Volamos alto. El momento dura lo suficiente como
para no querer que acabe nunca. Me lleva a las nubes, que se deshacen a nuestro paso como
los hilos del algodón de azúcar. Después, me deja en el suelo. Firme. Se acerca lentamente,
como para darme un beso en la mejilla. Pero en lugar de eso me susurra al oído: —Gracias
—y retoma el vuelo.

28.- ¿Qué tipo de texto es el que leíste?


a) Un cuento
b) Un poema
c) Una noticia
d) Una invitación

29.- ¿Por qué Ana era especial y diferente?


a) Porque cuando está feliz se pone blanca.
b) Porque cuando está enojada se esconde.
c) Porque cuando está enojada se pone roja como jitomate.
d) Porque cuando está roja está sonriendo.

30. - ¿Dónde se escondía Ana cuando salía al recreo?


a) Se esconde en el baño.
b) Se esconde detrás de unos arbustos.
c) Se esconde en la sala.
d) Se esconde debajo de la mesa.

31. - ¿En qué lugar descubrió el secreto de Ana?


a) En la casa de Ana.
b) En el bosque.
c) En la escuela.
d) En la calle.

32. - ¿Por qué se señala en el texto, que sus alas están prisioneras en una
cárcel que nadie puede ver?
a) Porque la niña estaba en la cárcel.
b) Porque la niña debía ocultar sus alas a los demás.
c) Porque en su casa tenía las alas encerradas.
d) Porque la mamá le tenía prisionera.

33. - Al final, ¿por qué Ana dijo gracias?


a) Porque se sintió liberada y pudo volar.
b) Porque el niño le regaló un beso.
c) Porque pudo irse de la escuela.
d) Porque se sintió triste.

34.- ¿Qué características tenía Ana?


a) Era una niña extraña, tímida y hablaba poco.
b) Era una niña mimada, egoísta y no se juntaba con nadie.
c) Era una niña muy habladora y pesada.
d) Era una niña que no quería hablar con nadie.

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