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De Madrugada

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De madrugada

La partida del bus estaba atrasada, por razones que nunca nos dijeron. Esperando abordar,
rodeados de familiares de los viajeros, vendedores de golosinas, bultos, maletines y
mochilas, cada uno trataba de entender la razón de la demora. Finalmente, por una de las
puertas de embarque anunciaron el inicio nuestro viaje. Con identificación en mano, la
larga cola de fastidiados pasajeros fue ubicándose cada uno en su asiento.
Junto a mí, se sentó una señora joven relativamente, que llevaba un enorme maletín que
no encontraba forma de poder ubicarlo. Trató de varias maneras, pero no cabía por
ninguna parte, al notar mi incomodidad pidió disculpas, le dije que no se preocupara y le
sugerí que tratara de meterlo debajo de su asiento, lo intentó y logró introducir solo la
mitad del bulto, luego se sentó prácticamente encima del enorme maletín.
Los choferes indicaron que cerca había un pueblo y ahí había que dejar constancia en la
comisaría del lugar lo sucedido. Coordinaron quienes serían los testigos, nuestra
compañera de voz ronca se ofreció voluntaria.
Efectivamente, al cabo de unos minutos el autobús se estacionaba en la puerta del
establecimiento policial. Un policía soñoliento y mal humorado atendía a los encargados
de hacer la diligencia; costó al parecer bastante trabajo hacerle entender al agente, lo que
la mayoría de los pasajeros pudimos ver.
Para certificar lo que se decía cogió la lista de pasajeros y comenzó a llamar uno por uno,
cuando llamó al nombre de Ezequiel Dulanto Porras, nadie contestó, reiteró el llamado y
recibió la misma respuesta, silencio.
La señora de voz ronca preguntó por el número de asiento y se acercó a verificar. Resultó
que se trataba de la persona que viajaba junto a ella, que se encontraba aparentemente
bien dormido. Lo movieron para despertarlo y se recostó sobre el otro asiento, en una
pose muy rara, rígido. Cundió rápidamente el pánico provocado por la señora que entró
en shock. ¡Está muerto! Gritó.
Pidió el policía que todos los pasajeros descendieran del bus, entonces pude ver la hora,
eran las tres de la madrugada. No sabíamos que había ocurrido, no sabíamos que nos
esperaba, lo que si pude saber es que el muerto tenía el mismo aspecto del hombre que vi
alejarse del autobús cuando paró en el desierto.
Fin.
De madrugada es un cuento corto del escritor Pablo Rodríguez Prieto © Todos los
derechos reservados Año: 2021
Una sombra en la niebla
En medio de una carretera escarchada, cubierta de una densa neblina, el automóvil
mantenía una velocidad constante, ¡Era una noche un poco extraña!
Tan solo faltaban unos días para el cumpleaños de su madre y él debía hacer un viaje de
negocios. Esperaba regresar pronto para reunirse con su familia.
La luna apenas se distinguía detrás de la bruma, era un punto difuso que dejaba entrever
las sombras fantasmagóricas de algunos árboles, sin hojas, cuyas ramas retorcidas se
asemejaban a largos brazos extendidos al cielo, que a su vez perseguían la ruta.
Otro recodo, y allí en medio de la ruta una sombra, que le obligó a clavar los frenos.
Cuando despierta se da cuenta que han pasado varios días, se encuentra en un bosque
verde y se ven montañas a lo lejos.
Más tarde llega a un claro y la aurora boreal lo sorprende, sabe que no está al sur
de América, dónde él vive.
Lo que le preocupa es cómo regresará a su casa, sin dinero, ni papeles y documentos que
están en su automóvil.
Pero no se rinde, sigue insistiendo aún a costa de las risas que provoca: “¿portugués?”
Una persona le responde y casi se desmaya al saber que se encontraba en Finlandia.
Pasaron los días, y muy pronto se adaptó al lugar…
Una noche que salía de su refugio, la sombra con destellos de luz blanca, avanzó
nuevamente sobre su cabeza y en un segundo se encontró en su auto nuevamente.
Muy asustado por lo sucedido, ahora pensaba que simplemente fue un mal sueño, puso el
auto en marcha.
Le dio las gracias y le contestó que algún día regresaría.
Sin poder creer lo que había pasado, se dedicó a llamar a su familia para reunirse en esa
fecha tan especial para él, el cumpleaños de su madre, con abuelos tíos, hermanos y sus
padres.
Y… no se le ocurrió contar lo sucedido, tan solo les dijo que su trabajo lo había mantenido
de viaje varios días.
La cena fue muy linda junto a la familia, y los regalos que los niños abrían, haciendo un
gran lio de cintas y papeles.
Daniel sigue sin entender, pero algún día sabrá la verdad…

Fin.
Una sombra en la niebla es un cuento corto de misterio de la escritora María Teresa Di
Dio © Todos los derechos reservado Año: 2022

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