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Licenciatura en Seguridad Pública

Seguridad Ciudadana

Dimensiones del concepto de


seguridad

1
Sesión 1
Contenido

Objetivo general............................................................................................................... 3
Subtema 1. Evolución del concepto clásico de seguridad ........................................... 4
Subtema 2. Seguridad multidimensional ....................................................................... 7
Subtema 3. Seguridad humana ....................................................................................... 9
Subtema 4. Componentes de la seguridad humana .................................................... 11
Bibliografía ..................................................................................................................... 14

2
Objetivo general

Describir el concepto de seguridad humana mediante el análisis y distinción

de otras dimensiones de la seguridad, a fin de dejar la incidencia que este tiene en

la formación del concepto de seguridad ciudadana.

Introducción

El concepto de seguridad tiene múltiples aristas y, por ende, es complejo.

Esto resalta la necesidad de identificar con claridad los campos de atención y

aplicación de cada una de las manifestaciones de la seguridad, siendo una de las

más importantes, así como recientes, la de seguridad ciudadana, que, a grandes

rasgos se refiere a la integración de la población en el proceso de construcción de

la seguridad, tanto a nivel conceptual como práctico, y es en la actualidad uno de

los pilares en la implementación de políticas públicas en materia de seguridad. En

esta sesión se revisará el origen y concepto de la noción de seguridad humana, la

cual es el fundamento de seguridad ciudadana.

Los subtemas que se abordarán son los siguientes:

1. Evolución del concepto clásico de seguridad;

2. Seguridad multidimensional;

3. Seguridad humana;

4. Componentes de la seguridad humana.

3
Subtema 1. Evolución del concepto clásico de seguridad

Al concepto de seguridad ciudadana, antecede el de seguridad humana, que

a su vez es una evolución del concepto tradicional de seguridad nacional, la cual

surgió a partir de cambios en el contexto internacional, particularmente a partir de

la segunda mitad del siglo XX.

Durante mucho tiempo, desde el surgimiento conceptual del Estado-nación

en el siglo XVII, hasta finales del siglo XX, se mantuvo el paradigma clásico de

seguridad nacional, el cual gira en torno al Estado como objeto y como actor central.

Esto significa, en la práctica, que el Estado es el principal responsable de

proveer las condiciones necesarias de seguridad para sus integrantes (población,

territorio y gobierno), al mismo tiempo que la prioridad principal de todo el entramado

que lo compone es la defensa de su soberanía, sobre todo desde la óptica territorial.

Esta visión determinó también la lógica de seguridad pública, que entiende al orden

interno como la ausencia de amenazas que atentan contra la integridad del Estado

(Moloeznik, 2012).

A principios de los años noventa, con el fin de la mal llamada Guerra Fría,

salieron a relucir diversas problemáticas que motivaron un replanteamiento de esta

concepción clásica de seguridad. Mientras duró la confrontación bipolar, el factor

4
militar fue dominante, al grado de que la política internacional giraba en torno a dos

grandes bloques militares: la Organización para el Tratado del Atlántico Norte, por

un lado, y el Pacto de Varsovia, por el otro. La amenaza de un ataque nuclear por

cualquiera de las dos partes era el riesgo central de las relaciones mundiales, y la

evasión del choque directo llevó al surgimiento de múltiples conflictos armados

periféricos.

Por estas razones, aquellas amenazas que no implicaban un elemento

militar, fueron minimizadas dentro de la agenda pública internacional. Sin embargo,

conforme esta etapa se fue disipando, aparecieron actores emergentes, fenómenos

viejos resurgieron, y nuevos riesgos nacieron a la par de avances científicos y

tecnológicos. En sólo una década, 1990-2000, es posible notar como se dio un

aumento significativo a nivel global de riesgos ecológicos, energéticos, alimentarios,

demográficos, de salud, y laborales, entre muchos otros, lo cual llevó a la conclusión

de que, dada su complejidad, la seguridad del Estado en su concepción tradicional,

era una respuesta insuficiente para atenderlos.

Una de las primeras reacciones se dio en la figura de la seguridad regional,

entendida a grandes rasgos como la suma de esfuerzos de varios países en una

región determinada para la protección y combate de amenazas comunes. Desde

acuerdos de unos cuantos países, como el Pacto ANZUS (entre Estados Unidos,

Nueva Zelanda y Australia) para la protección del Pacífico Sur, hasta la formación

5
de alianzas de mayor complejidad, como la creación de fuerzas de reacción

conjunta en Europa o África, han surgido diversas variantes de esta modalidad de

la seguridad. Su razón de ser radica en la cooperación entre distintos actores

estatales para atacar de manera más eficiente fenómenos que atentan contra la

estabilidad de todos los implicados (Moloeznik, 2012).

Al tiempo de que la seguridad regional fue evolucionando, también otros

temas que antes no estaban listados como temáticas de seguridad, comenzaron a

ocupar un lugar preponderante en la agenda internacional, lo que a su vez llevó al

surgimiento de acuerdos globales en torno a dichas temáticas, a los cuales se les

denomina regímenes internacionales. El cambio climático, la pobreza, el combate

al crimen organizado, la no proliferación de armas de destrucción masiva, son

algunos ejemplos de problemáticas cuyo alcance e impacto han requerido de una

respuesta internacional, y con ello al surgimiento de otro nivel de seguridad, al cual

se le puede denominar como global o internacional.

Cabe señalar que tanto la seguridad regional como la global si bien

replantean los enfoques a partir de los cuales se identifica a ciertos fenómenos

como amenazas, saliendo con ello de la visión militarista, aún mantienen a los

Estados y a sus instituciones como el actor central en cuanto a la toma de decisiones

y las acciones ejecutadas en materia de seguridad.

6
Subtema 2. Seguridad multidimensional

Una de las variantes de seguridad regional más sofisticadas fue desarrollada

en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), a partir de 1948,

cuando se establece el concepto de “sistema interamericano”, el cual buscó

promoverse como el vehículo principal para la atención a amenazas regionales,

dando pie con ello a la idea de seguridad hemisférica. El problema principal del

Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), como se le denominó al

acuerdo que normaba la alianza, es que reflejaba demasiado las posturas de

Estados Unidos, las cuales, en muchas ocasiones, no eran coincidentes con las del

resto de los integrantes (Benítez, 2014).

Esta dinámica se mantuvo durante toda la etapa de la Guerra Fría, pero así como

en otras regiones, con el inicio del nuevo siglo vino un replanteamiento del concepto

de amenazas a la seguridad nacional y a la regional, o en este caso a la hemisférica.

En 2003 los países integrantes de la OEA signaron la Declaración de la Seguridad

de Las Américas en la cual se listan una serie de amenazas más allá de las militares

que atentan contra el bienestar de la región en su conjunto, las cuales se enumeran

a continuación:

1. Amenazas “duras” a la seguridad (terrorismo, delincuencia organizada

trasnacional, narcotráfico, corrupción, lavado de dinero, tráfico ilícito de

armas).

7
2. Amenazas de origen social con impacto en la seguridad (pobreza).

3. Amenazas provenientes de la naturaleza y la salud (desastres naturales,

pandemias).

4. Amenazas contra la integridad de las personas, originadas por causas

sociales, pero realizadas por grupos de crimen organizado.

5. Amenazas on line.

6. Amenazas provenientes del transporte de productos peligrosos, desechos

tóxicos, petróleo y material radioactivo.

7. Amenaza por la posible posesión de armas de destrucción masiva por

personas o grupos terroristas que puedan actuar en el hemisferio. (Benítez,

2014).

Al conjunto de estas amenazas, se les denominó como multidimensionales, por

varios factores, como son sus orígenes distintos, la importancia relativa y absoluta

que cada país le da a cada una de estas, y por los diversos tipos de herramientas y

estrategias disponibles para la atención de las mismas.

La principal aportación de la idea de seguridad multidimensional, es que

consolida la noción de que, debido a la diversidad e impacto de las amenazas

identificadas, no es posible para el Estado garantizar la totalidad de la condición de

seguridad, o dicho en otras palabras, bajo este concepto, la seguridad es tarea de

8
todos. Esta idea ha ido ampliándose, integrando nuevos fenómenos como parte de

la agenda de amenazas, siendo uno de ellos el de la seguridad pública.

Subtema 3. Seguridad humana

El proceso detrás de la génesis de la seguridad multidimensional como

enfoque revela que, en el contexto actual, los Estados por sí solos son incapaces

de garantizar el bienestar y la paz, el concepto de seguridad humana, es el que

redistribuye una parte de esta responsabilidad hacia otros actores.

Este término fue mencionado por primera vez en 1994, dentro del Informe

Anual del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Dicho

documento se presentó como un intento de fusionar las preocupaciones políticas

relativas a la seguridad nacional e internacional, con el desarrollo político,

económico y ambiental. El Informe dice que:

“El concepto de seguridad se ha interpretado en forma estrecha durante

demasiado tiempo: en cuanto seguridad del territorio contra la agresión externa, o

como protección de los intereses nacionales en la política exterior o como seguridad

mundial frente a la amenaza de un holocausto nuclear. La seguridad se ha

relacionado más con el Estado-nación que con la gente. Las superpotencias

estaban trabadas en una lucha ideológica, librando una guerra fría en todo el

9
mundo. Los países en desarrollo, que habían logrado su independencia sólo

recientemente, tenían sensibilidad respecto de cualquier amenaza, real o percibida,

a su frágil identidad nacional. Se dejaban de lado las preocupaciones legítimas de

la gente común que procuraba tener seguridad en su vida cotidiana. Para muchos,

la seguridad simbolizaba la protección contra la amenaza de la enfermedad, el

hambre, el desempleo, el delito, el conflicto social, la represión política y los riesgos

del medio ambiente. Al disiparse la penumbra de la guerra fría, puede verse ahora

que muchos conflictos surgen dentro de los países más que entre ellos” (PNUD,

1994).

El Informe del PNUD representó el inicio de una reflexión mundial acerca de

las nuevas dimensiones de la seguridad humana y actualmente el concepto es

empleado por un gran número de expertos, tanto políticos como académicos, para

señalar que la seguridad tiene un carácter multidimensional, interdependiente,

universal y preventivo. En este tenor, la seguridad va más allá de la ausencia o

presencia de conflictos armados, y en su concepción más básica, se refiere a la

vida, salud y bienestar de la persona, la familia y la comunidad.

El Informe identifica siete categorías de seguridad, las cuales están

relacionadas con distintos tipos de inseguridad humana. Estas son: económica,

alimentaria, en la salud, ambiental, personal, de la comunidad y política.

10
Subtema 4. Componentes de la seguridad humana

Los componentes fundamentales de la seguridad humana son la libertad

respecto de la necesidad y la libertad respecto del miedo. El primero significa

seguridad contra amenazas crónicas como la enfermedad, el hambre o la represión,

mientras que el segundo se refiere a la protección contra alteraciones súbitas y

dolorosas de la vida cotidiana, ya sea en el hogar, en el empleo o en la comunidad.

Como podemos ver, en esta concepción de la seguridad se pone al ser

humano y sus inseguridades básicas en el centro del debate sobre la seguridad,

dejando de lado el rol preponderante del Estado en el tema (Benítez, 2014).

Cabe hacer una aclaración técnica importante. Debido a que la dimensión

económica es relevante al entender a la seguridad humana, es común confundirla

con el concepto de desarrollo humano, pero no son lo mismo. El desarrollo humano

es un proceso de ampliación de opciones de que dispone la gente para su plena

realización como personas mientras que la seguridad humana significa que la gente

pueda ejercer esas opciones en forma segura y libre, y que pueda tener confianza

relativa en que las oportunidades que tiene hoy no desaparecerán mañana.

Como se puede imaginar, la lista de amenazas contra ambas libertades, de

la necesidad y del miedo, es muy extensa: guerras entre Estados y dentro de los

11
mismos, inseguridad pública, enfermedades, pobreza, crisis, hambre, desempleo,

crímenes, conflictos sociales, represión política, degradación de suelos,

deforestación, contaminación, migración, tráfico de drogas, desastres naturales,

etcétera. Ante esto surge la pregunta ¿Quién se encarga de proveer todas éstas

seguridades?

En la noción clásica, el Estado es responsable de proveer esta función, pero

en la lógica de seguridad humana, las personas son un actor fundamental. Velar por

la seguridad no significa quitar responsabilidad a la gente, por el contrario, cuando

la gente se siente insegura, se transforma en una carga para la sociedad. Es

necesario que la gente esté en condiciones de cuidarse por sí misma, tanto de

manera individual como en solidaridad con su comunidad. La participación es, por

tanto, un componente crítico, que las personas fungen como agentes en la definición

y ejercicios de sus derechos fundamentales.

De acuerdo con la ONU, la seguridad humana es un marco normativo

dinámico y práctico para hacer frente a las amenazas de carácter intersectorial y

generalizado con que se enfrentan los gobiernos y las personas. Está basado en

dos pilares que se refuerzan mutuamente: protección y empoderamiento. Este

planteamiento ayuda a centrar la atención en las amenazas existentes y emergentes

para la seguridad y el bienestar de las personas y las comunidades (Benítez, 2014).

12
En resumen, ante el debilitamiento de la visión clásica de seguridad nacional,

sobre todo por el surgimiento de nuevos actores y amenazas, surgieron visiones

alternativas, como la seguridad regional y la seguridad global. Una variante de la

primera, fue la seguridad hemisférica, en el continente americano, de la cual deriva

la lógica de seguridad multidimensional, que tiene como principal aporte el dejar en

claro que ante la complejidad de seguridad que afrontan los estados, se requiere

expandir el rol que cada uno de los actores tiene dentro de la construcción de la

misma.

El siguiente paso en esta evolución conceptual, es el de seguridad humana,

donde se asigna una fracción de responsabilidad a los ciudadanos como

coadyuvantes en la construcción de la seguridad, incluyendo la que es del interés

de esta materia, la seguridad pública.

Se dijo antes que la libertad del miedo se refiere a la protección ante sucesos

que afectan de manera súbita y dolorosa la vida cotidiana, en la persona, en el hogar

y en la comunidad. La principal amenaza contra esta libertad es, sin duda, la

inseguridad pública, manifestada principalmente en el fenómeno criminal. Entender

la idea de seguridad humana es un referente importante para nuestra materia, en

tanto que marca el contexto del cual surge un concepto que sirve como el principal

modelo para el desarrollo de políticas públicas en el área que nos compete: la

seguridad ciudadana.

13
Bibliografía
 Benítez Manaut, Raul. (Benítez, 2014). “Avances y límites de la seguridad
hemisférica a inicios del siglo XXI”, Revista CIDOB d’Afers Internacionals 64.
49-70

 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. (Benítez, 1994).


“Informe sobre Desarrollo Humano 1994”, PNUD.

 Moloeznik, Marcos Pablo. (Benítez, 2012). “La seguridad humana. Un nuevo


enfoque impulsado por la ONU”, Renglones, revista del ITESO, 51.

14
Bienvenidos a la segunda sesión de la materia Seguridad Ciudadana, correspondiente
a la Licenciatura en Seguridad Pública.

1
En esta segunda sesión se revisarán las categorías de inseguridad humana.

2
Los objetivos específicos de esta sesión son los siguientes.

Objetivo cognitivo: identificar las categorías de seguridad que están vinculadas con el
concepto de seguridad humana, mediante la revisión de múltiples ejemplos, a fin de
comprehender las distintas dimensiones del concepto.

Objetivo procedimental: estudiar las diversas manifestaciones de inseguridad


humana, a partir desde su revisión teórica y práctica, para poder distinguir las
principales diferencias entre cada una de ellas.

Objetivo actitudinal: asimilar el contenido de las diversas categorías de seguridad,


con actitud abierta mediante el análisis de casos prácticos, con el fin de poder
elaborar planteamientos más versátiles al momento de estudiar los fenómenos
relacionados con ésta en el ámbito profesional.

3
La sesión se divide en los siguientes dos subtemas:
• Introducción;
• Categorías de seguridad.

4
Primero realizaremos la noción de inseguridad humana, así como de sus posibles
manifestaciones.

5
En el Informe de Desarrollo Humano de 1994, elaborado por el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo, se menciona por primera vez el concepto de
seguridad humana para hacer referencia a una nueva concepción de la seguridad que
va más allá de la tradición estatocéntrica que dominó todos los debates sobre el tema
desde el siglo XVIII hasta finales del siglo XX (PNUD, 1994).

6
Cómo se mencionó en la sesión anterior, el concepto de seguridad humana es mucho
más amplio, se integra a la persona como individuo, así como miembro de familias y
comunidades en el centro de los procesos, tanto de toma de decisiones como de
ejecución de acciones (PNUD, 1994).

7
Lo anterior deviene de las múltiples amenazas que atentan contra el bienestar de los
individuos y, por extensión, de las sociedades. Cabe señalar que a múltiples amenazas
corresponden diversos tipos de inseguridad, o categorías de seguridad que requieren
de una protección o garantía (PNUD, 1994).

8
El Informe 1994 del PNUD identifica siete tipos o categorías de inseguridad humana.
Estas son: económica, alimentaria, salud, ambiental, personal, en la comunidad, y
política.

9
En el subtema 2 se revisarán los siete tipos de inseguridad humana o categorías de
seguridad.

10
La seguridad económica indica la existencia de un ingreso básico asegurado, ya sea
mediante el ejercicio de un trabajo productivo y remunerado, o a través de algún
sistema de seguridad social financiado con recursos públicos. Su ausencia se refleja
en un acceso limitado a necesidades elementales como la vivienda propia, el
esparcimiento o, en casos más extremos, a servicios de salud y educación (PNUD,
1994).

11
Uno de los pocos estudios formales en la materia, es el de Índice de Seguridad
Económica elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (2003); en este se
advierte que, los habitantes de los países que ofrecen un elevado nivel de seguridad
económica a sus ciudadanos tienen en promedio un mayor grado de felicidad, que
miden por medio de estudios sobre el nivel de satisfacción en la vida y desigualdad
en términos de felicidad. Denotando que el principal factor de la felicidad nacional no
es el nivel de ingresos sino el grado de seguridad en los ingresos, que se mide en
términos de protección y de un bajo nivel de desigualdad en los mismos.

12
Seguridad alimentaria significa el acceso inmediato, tanto físico como económico a
alimentos básicos. Al no existir esta seguridad, surgen efectos negativos como
enfermedades, desnutrición y un pobre desarrollo físico de la persona (PNUD, 1994).

13
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para Comida y Agricultura
(2019) FAO, por sus siglas en inglés, mas de 113 millones de personas en 53 países
del mundo viven en situación de hambre extrema, requiriendo de forma urgente
alimentos y asistencia para mejorar su nutrición. Adicionalmente, 143 millones de
personas más en 42 países están a punto de entrar en una situación similar. Las
causas principales de la inseguridad alimentaria resultan de conflictos armados,
desastres naturales y turbulencia económica.

14
Seguridad en la salud hace referencia al libre acceso a servicios médicos en caso de
enfermedad, así como a las condiciones de higiene y salubridad necesarias para
evitar adquirir infecciones prevenibles (PNUD, 1994).

15
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la cobertura universal en este
rubro es una importante herramienta no solo para gozar de una mejor salud, sino
también para reducir la pobreza, crear empleos, fomentar el crecimiento económico
inclusivo y promover la igualdad de género.

16
Seguridad ambiental indica vivir en un medio ambiente que proporcione las
condiciones óptimas para el desarrollo humano, como agua potable o tierras
cultivables, así como a la ausencia de riesgos relacionados con los procesos de
industrialización, como son los accidentes nucleares. También comprende la
velocidad en que las comunidades e instituciones reaccionan ante desastres
naturales y la mitigación de sus efectos (PNUD, 1994).

17
De acuerdo con el Instituto para la Seguridad Ambiental, con sede en Países Bajos, el
cambio en el medio ambiente puede generar conflictos e impacto en la calidad de
vida humana, ya sea por la escasez de recursos o por los efectos negativos en el
exceso de los mismos.
La seguridad ambiental es el más transnacional de los temas internacionales, y es
central en la comprensión de las dimensiones de seguridad dado que comprende
dinámicas e interconexiones entre la disponibilidad de recursos naturales, el tejido
social, y los motores económicos, y el impacto que estas generan en la estabilidad
local y regional (Vilches, Pérez y Toscano, 2014).

18
Seguridad personal es quizás la más básica y tangible para las personas, ya que se
refiere a su seguridad respecto a la violencia física, la cual puede provenir de varios
actores. Está la tortura física que ejerce el Estado, las guerras, la violencia originada
en otros grupos de la población tales como la tensión étnica, la delincuencia y
violencia en las calles, aunado a las amenazas contra sectores vulnerables contra
niños o mujeres (PNUD, 1994).

19
La seguridad personal es de tal relevancia que uno de los servicios más extendidos
son los seguros, los cuales representan el 3.1% de la economía mundial.
Actualmente, prácticamente cualquier cosa se puede asegurar, es decir, pagar una
prima a cambio de que si el bien asegurado sufre alguna afectación, la persona
afectada vea recuperado el valor monetario (Moloeznik, 2012).

20
Seguridad en la comunidad es similar a la seguridad personal, solo que a nivel del
grupo social en el cual se convive. Su presencia significa la ausencia de prácticas
opresivas, como el trabajo no remunerado y obligado o la prostitución forzada, o de
acceso limitado de una comunidad a ciertos servicios por pertenecer a un sector
social determinado, por ejemplo, étnico o religioso (PNUD, 1994).

21
Por último, seguridad política existe cuando la gente vive en una sociedad donde se
respetan derechos fundamentales como las libertades de expresión o de asociación,
y puede acceder a mecanismos institucionales para resolver conflictos, es decir, un
sistema de justicia (PNUD, 1994).

22
Las categorías de seguridad hasta aquí revisadas no representan dimensiones
independientes, sino más bien ángulos o aristas del concepto más amplio de
seguridad humana. Esto significa que para lograr una auténtica condición de
seguridad humana, se requiere contar con elementos de todas las categorías de
seguridad. Esta es una de las principales innovaciones del concepto respecto a la
visión tradicional de seguridad nacional, donde la prevalencia era del territorio y sus
instituciones, por encima de sus habitantes.

23
Las siete categorías señaladas a lo largo de la sesión son aquellas listadas por el
mismo PNUD para poder dar pie a la noción de seguridad humana, pero no son las
únicas que existen. Hay seguridad jurídica (que se refiere a que existan las
condiciones necesarias que garanticen un proceso legal justo de acuerdo con las leyes
vigentes), seguridad de los bienes (de las cuales se derivan otras subcategorías de
seguridad, dependiendo del tipo de bien), seguridad laboral (relativa a la tranquilidad
respecto a la permanencia en un empleo), seguridad física (relativa a la seguridad
propia de instalaciones determinadas), entre muchas otras.

24
Un último elemento a tomar en consideración es el tipo de fenómenos o eventos que
pueden atentar contra cada una de las categorías de seguridad, porque es a partir de
esto, es posible identificarlos, y por ende, de tomar las medidas necesarias para
evitarlos, mitigar sus efectos en caso de que ocurran, o reponerse en el menor
tiempo posible una vez que han sucedido. Estos son riesgos, amenazas y
vulnerabilidades (Moloeznik, 2012).

25
Un riesgo es la combinación de las probabilidades de ocurrencia de un evento (por
ejemplo, en Puebla, es muy probable que llueva en el mes de septiembre) con las
posibles consecuencias negativas que dicho evento pueda acarrear, por ejemplo,
lluvias normales no tienen mayor efecto, pero si son torrenciales, pueden representar
un riesgo de inundación (Moloeznik, 2012).

26
Por último, las vulnerabilidades son aquellas características de un bien, una persona o
un sistema (como es una sociedad, una empresa, o una organización) que son
susceptibles a los efectos de una amenaza. Por ejemplo, un niño que tiene todas sus
vacunas no es vulnerable a enfermedades como el sarampión o la tos ferina, mientras
que uno que no las tiene, si lo es (Moloeznik, 2012).

27
En la sesión anterior y en esta hemos visto cómo se ha dado la evolución del
concepto de seguridad humana, antecedente inmediato de la seguridad ciudadana,
quedando como uno de los puntos más relevantes, que existen muchos tipos de
inseguridad, y por lo mismo, el Estado y sus instituciones no cuentan con capacidades
suficientes para garantizar la seguridad de todos sus habitantes.

28
Para profundizar en los temas de esta sesión te sugerimos la siguiente bibliografía.

29
Licenciatura en Seguridad Pública
Seguridad Ciudadana

Actores centrales de la
seguridad ciudadana

Sesión
1 3
Introducción

Bienvenido al primer podcast de la materia de Seguridad Ciudadana


correspondiente a la Licenciatura en Seguridad Pública, donde vamos a hablar
sobre los actores centrales de la seguridad ciudadana.

Tema 1. Rol facilitador del gobierno

El gobierno ocupa un lugar central en la discusión pública de la seguridad ya


que establece las políticas públicas en la materia. Tradicionalmente, el Estado
asume un papel activo ya que está obligado a establecer las acciones necesarias
para procurar seguridad a la ciudadanía. A nivel político, los partidos participan a
través del ámbito legislativo y como representantes de las demandas de la
ciudadanía por mayor seguridad (Estrada, 2013). Además, el gobierno responde a
la demanda de mayor seguridad con la reorientación del énfasis de sus políticas
públicas a través de, por ejemplo, la reformulación de algunos planes en la materia.
Los gobiernos pueden postular la necesidad de una política de seguridad ciudadana
que abarque todos los aspectos y no sólo el represivo.

Cuando hablamos de seguridad ciudadana, casi automáticamente implica


hablar de una autoridad que ordene y garantice dicha seguridad. En la forma actual
de concepción del Estado, es este el que garantiza la seguridad ciudadana a través
del monopolio de la violencia o el uso de medios coercitivos, siempre que este sea
legitimado por algún tipo de expresión democrática como elecciones o referéndums.

2
Sin embargo, la caracterización y descripción del papel del Estado en torno

a la seguridad se está transformando (Chinchilla y Vorndran, 2018). El Estado

siempre tendrá el papel de control, contención y dominación para imponer la paz y

el orden social. Pero ante las nuevas corrientes democráticas que impulsan los

derechos humanos y la inclusión de los ciudadanos, el papel del Estado como

garante de la ley se está cuestionando.

El Estado ya no es el único actor encargado de realizar las tareas de


prevención y combate a la delincuencia (Rosas y Herrera, 2018). Se está delegando
poder a otros actores como las empresas privadas para dar seguridad a los
individuos y también se está aceptando a la participación ciudadana en las tareas
de prevención. No se pierde la función principal del Estado, que es garantizar la paz
y el bienestar social, pero se ha permitido una mayor injerencia de los ciudadanos
en este tipo de funciones.

Subtema 2. Entidades facultadas y específicas

La búsqueda de una acción concertada basada en plataformas


programáticas integrales es un gran reto para las administraciones públicas
acostumbradas a trabajar de manera aislada, reacia a compartir información y
recursos, y con una falta de coordinación. La resistencia puede ser mayor
dependiendo de los mecanismos de coordinación utilizados y el orden de gobierno
o tipo de organización que asume el liderazgo. Surge la necesidad de diseñar
estructuras organizacionales que faciliten la coordinación y la cohesión inter
institucional (CESC, 2004).

3
Por lo tanto, en cada país existen diferentes entidades que están facultadas
para atender el área de seguridad ciudadana. En el caso específico de México, los
podemos ubicar en tres niveles: federal, estatal y municipal. Dependiendo de las
estructuras establecidas en diferentes administraciones, esta función puede estar
delegada a diferentes secretarías.

Otro actor que interviene son las instituciones públicas y privadas dirigidas a
su estudio, evaluación y promoción.

Subtema 3. Sociedad civil organizada

Se ha dado un cambio en cuanto a las formas de abordar la seguridad donde


se ha dado un desplazamiento de algunas responsabilidades de la seguridad
pública desde el Estado hacia la sociedad. Particularmente a través de las
organizaciones de la sociedad civil, las cuales son formas organizadas de acciones
colectivas que representan la capacidad de los individuos de reunirse en torno a un
fin o interés común y se han convertido en interlocutores entre el Estado y los
individuos (Cortés, 2014). Existe una necesidad por aumentar los espacios de
participación ciudadana como forma de fortalecer y consolidar procesos
democráticos y para evitar que la inseguridad ciudadana distorsione la calidad de
vida. Lo que se busca es promover la participación organizada de la sociedad, por
ejemplo, en comités de prevención de la violencia y la delincuencia en colonias y
escuelas para que haya una coproducción de intervenciones de seguridad
ciudadana.

Su mayor fortaleza es su carácter local. Esto implica varias cosas,


especialmente para este orden de gobiernos; ya que estos pueden consultar con
mayor facilidad y articular estrategias de acción precisas junto con la comunidad

4
que responden al contexto local (Rosas y Herrera, 2018). Se han podido registrar
buenos resultados cuando es la misma comunidad la que ha definido cuáles son los
factores de riesgo más importantes a trabajar y cómo hacerlo.

Subtema 4. El papel de la iniciativa privada

Se presenta como tema a discutir respecto de los límites de la seguridad

privada y el control que debe ejercer el Estado en esta actividad, así como las

atribuciones de los guardias y vigilantes privados. No obstante, el sector privado es

un actor clave en materia de seguridad; las empresas, las fábricas, los locales

comerciales pueden verse afectados por los altos nieles de delincuencia y violencia,

por lo que también les beneficia contribuir al mejoramiento de la seguridad.

El sector privado tiene una posición privilegiada por varias razones: entre

ellas podemos encontrar que puede proporcionar un espacio neutral e ideas

innovadoras para la interacción de los diversos actores, puede consolidarse como

un actor social corresponsable en la prevención de la violencia, rechazando las

prácticas que promueven la violencia y la criminalidad, pero aportando una visión

diferente, independiente y sin prejuicios sobre la seguridad ciudadana.

5
Generalmente dispone de poder y acceso a información importante, a los

medios de comunicación y a gestores públicos lo que le permite hacerse escuchar.

Además, cuenta con recursos con los que no disponen otros sectores y tiene una

mayor flexibilidad que el sector público para contratar personal, por lo que puede

contribuir a contratar grupos prioritarios para la prevención de la criminalidad y la

violencia (CIPC, 2014).

Así mismo, puede donar recursos para proyectos ejecutados por terceros y

hacerlos económicamente viables, induciendo la mejora de proyectos de prevención

de la criminalidad y la violencia, ayudándoles en su profesionalización, en el

establecimiento y seguimiento de objetivos, en el diseño de estrategias de actuación

eficaces y en la rendición de cuentas de manera apropiada.

Subtema 5. El ciudadano común en la construcción de la seguridad

El tema de la participación del ciudadano en la construcción de la seguridad

es muy importante ya que mayoritariamente, la perspectiva con la cual se ha

pretendido llevar a cabo el tema en los programas y proyectos hasta el momento,

destaca la forma de comprender el carácter ciudadano de las iniciativas de

seguridad.

6
Los procesos políticos que se materializan en programas o proyectos con

carácter de “fondo concursable” pretenden una ciudadanización de la iniciativa,

consistente en la delegación hacia ésta de la producción de ciertas situaciones

deseables. A través de esto, se busca otorgar poder de decisión y gestión a la

comunidad, y a su vez crear, reafirmar, movilizar, fortalecer, etc., la ciudadanía por

medio de las organizaciones de la sociedad civil que mencionamos anteriormente

(CIPC, 2014).

Los gobernados reivindican y desarrollan un conjunto de derechos y

responsabilidades frente a los gobernantes, quienes encarnando la autoridad ven

sometida a control y diálogo tanto la propia institucionalidad, como su gestión. Se

crean procesos racionales de administración que permiten que tales derechos sean

formalmente garantizados. Con esto los gobernados pasan a convertirse en un

sujeto titular y legítimo del poder.

7
Referencias

 Chinchilla, L. y Vorndran, D. (2018) Citizen Security in Latin America and the


Caribbean; Banco Interamericano de Desarrollo; Discussion Paper No. IDB-
DP-640; Washington.
 CIPC (2014) Alianzas Público-Privadas y Seguridad Ciudadana: guía para la
acción; Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad, el Banco
Mundial y la Cámara de Comercio de Bogotá; disponible en http://www.crime-
prevention-intl.org/fileadmin/user_upload/Publications/Guia-
Alianzas_Publico-privadas-FINAL.pdf
 Estrada Rodríguez, J. L. (2013) Democracia, Estado y Seguridad Ciudadana;
Alegatos; Universidad Autónoma Metropolitana; México.
 Cortés Vázquez, L. C. (2014) Participación de la Sociedad Civil Organizada
en Políticas Públicas; Centro Mexicano para la Filantropía; México.
 CESC (2004) Apoyando la Prevención en América Latina; Proyecto de Apoyo
y Difusión de Programas de Prevención Comunitaria del Delito; Boletín No.
1.
 Rosas, S. y Herrera Núñez, E. (2018) Dentro de las Instituciones de
Seguridad Ciudadana: propuestas para un sistema funcional; Amnistía
Internacional

8
Licenciatura en Seguridad Pública
Seguridad Ciudadana

Construcción de la ciudadanía

Sesión
1 4
Contenido
Objetivo General ..................................................................................................... 2

Introducción ............................................................................................................. 2

Subtema 1. Límites y alcances................................................................................ 3

Subtema 2. Enfoques comunitarios......................................................................... 4

Subtema 3. Modelos de proximidad social .............................................................. 5

Subtema 4. Planificación participativa ..................................................................... 5

Subtema 5. Experiencias internacionales exitosas ................................................. 7

Francia .................................................................................................................... 7

Argentina ................................................................................................................. 8

Chile y Brasil ........................................................................................................... 8

Guatemala ............................................................................................................... 8

Colombia ................................................................................................................. 8

Conclusiones ........................................................................................................... 9

Bibliografía .............................................................................................................. 9

2
Objetivo General

Esquematizar los alcances del concepto de ciudadanía mediante el análisis

y estudio de casos prácticos para ejemplificar sus componentes.

Introducción

La seguridad ciudadana es un proceso que tiene el objetivo primordial de

eliminar las amenazas de violencia en la población y permitir una coexistencia

segura y pacífica (PNUD, 2013). Para tal propósito, se requiere de una estrategia lo

suficientemente amplia que incluya la acción comunitaria y, por lo tanto, una

construcción de ciudadanía que facilite lograr la meta. Para llegar a una

construcción de ciudadanía, “los miembros de la sociedad deben estar informados

y en capacidad de desempeñar un papel activo en la democracia” (Díaz, 2011, p.

204). Sin embargo, existen diversas formas de entender aquello que supone su

construcción y depende de los enfoques que se empleen. En esta sesión se

revisarán diferentes elementos que giran en torno a la construcción de la

ciudadanía.

Los subtemas que se abordarán son los siguientes:

3
1. Límites y alcances

2. Enfoques comunitarios

3. Modelos de proximidad social

4. Planificación participativa

5. Experiencias internacionales exitosas

Subtema 1. Límites y alcances

Como se ha visto, la noción o el concepto de seguridad ciudadana se ha

utilizado ampliamente con motivaciones políticas y ha influenciado los esfuerzos

para renovar ideas de seguridad en muchos países. Lo que se puede observar es

que el espectro de asuntos abordados en la seguridad ciudadana ha aumentado,

incluyendo temas de género, juventud, privatización de servicios de seguridad física

e inmigración (Des Gasper y Gómez, 2015). El concepto de seguridad ciudadana

ha logrado un posicionamiento importante en varias organizaciones internacionales

y, de acuerdo a Gómez (2011), se está convirtiendo en un objeto límite que atrae a

múltiples audiencias y facilita la comunicación entre ellas.

Por otra parte, el concepto ha servido para explorar la dialéctica objetiva-

subjetiva inherente a la seguridad: el crimen y las amenazas de violencia son

objetivas en su ocurrencia, pero tiene consecuencias duraderas y probablemente

4
auto-reproductivas en las percepciones generales, las cuales afectan el

comportamiento futuro; y las percepciones pueden variar marcadamente entre

realidades identificadas objetivamente, pero también pueden ocasionalmente

capturar fenómenos omitidos por estudios de expertos o funcionarios y por los

sistemas de monitoreo.

Aunado a esto, una de las limitantes radica en que al utilizar el adjetivo

“ciudadana”, existe el peligro de discriminar a los no ciudadanos. Esto lo podemos

observar en toda la literatura donde los no ciudadanos son una preocupación central

dentro de los estudios de seguridad ciudadana (Edwards y Ferstman, 2010). El

elegir este adjetivo podría haberse utilizado para armonizarse con la naturaleza

prevalentemente urbana del fenómeno analizado en los trabajos de seguridad

ciudadana, mientras que la ambigüedad del término puede haber apoyado los

proyectos de construcción del Estado en sociedades que adoptaron este lenguaje.

Aun así, la migración y la naturaleza transfronteriza del crimen y muchos otros

temas de seguridad humana demandan la atención de los no ciudadanos y no está

claro si un lenguaje de ciudadanía permitiría estar a la altura de la tarea. Por

ejemplo, los migrantes han sido utilizados como chivos expiatorios para problemas

como el crimen y otros problemas sociales a pesar de que las estadísticas muestran

que esos miedos no están fundamentados.

5
Subtema 2. Enfoques comunitarios

La participación de la comunidad es importante porque está vinculada a la

forma en que los seres humanos se identifican y se involucran a través de acciones

individuales y colectivas con un espacio territorial (Vallejo, 2009). Esto genera la

existencia de dos tipos de dinámicas bajo un nuevo paradigma (PNUD, 2011). En

primera instancia, se muestra la seguridad humana como una respuesta a las

complejas interrelaciones entre amenazas nuevas y viejas. En segundo lugar, el

enfoque es comprensivo y se utiliza una amplia gama de nuevas oportunidades para

abordar las amenazas de manera integral puesto que las amenazas no se pueden

tratar únicamente por medio de los mecanismos tradicionales.

Subtema 3. Modelos de proximidad social

El modelo de policía de proximidad social o preventiva está dirigido a la

disminución de las formas más severas de criminalidad y el sentimiento de

inseguridad frente a ellas. Es el modelo encargado de aumentar la satisfacción y

confianza en la policía entre los habitantes de la comunidad. La forma en que se

alcanza es aumentando el nivel de satisfacción de la comunidad ante la intervención

de la policía mientras simultáneamente se favorece el involucramiento activo de la

comunidad en la producción de seguridad, se busca conocer los intereses y

6
necesidades locales y se proporcionan elementos que contribuyen a la prevención

de la delincuencia (SSP, s.f.).

Por otra parte, mejora los controles de actuación policial a través de una

mejora en los mecanismos de control tanto internos como externos. Como

resultado, se ofrece un servicio de calidad mediante respuestas personalizadas.

Para esto, el modelo permite la apertura de un espacio donde los ciudadanos

pueden expresar sus quejas (SSP, s.f.).

Como veremos más adelante, al constituirse como una alternativa para los

gobiernos y sus cuerpos policiales, el modelo de proximidad social se ha

consolidado en varios países permitiendo y promoviendo la participación activa de

la comunidad.

Subtema 4. Planificación participativa

La participación ciudadana presenta distintos niveles de involucramiento y

grados de influencia. De acuerdo a la CEPAL (Sandoval et al., 2015), se distinguen

cuatro niveles; informativo, consultivo, decisorio y de cogestión. El primero de ellos

consiste en la presentación de información sobre asuntos públicos. En el caso de la

seguridad ciudadana, se refiere a información sobre seguridad o inseguridad. Sin


7
embargo, es un nivel donde se entrega la información, pero no se espera que haya

aportes por parte de la ciudadanía.

El segundo nivel es un nivel básico de influencia que puede llegar a tener las

personas que son convocadas a participar en un proceso de consulta. Estos

procesos tienen como finalidad recoger opiniones, propuestas e intereses de los

grupos que participan. No es vinculante para la autoridad, no obstante, se han

construido dos estándares interrelacionados y recomendables; la autoridad debe

comunicar su decisión final y fundamentar la inclusión o exclusión de propuestas y

sólo debe incluir aquellas con viabilidad técnica, económica y política.

Cuando nos referimos al nivel decisorio, las personas y grupos que participan

tiene influencia directa sobre la toma de decisiones y podemos distinguir dos

modalidades: un proceso de consulta con resultado vinculante o un debate donde

la opinión de las personas es igual de valiosa que la gubernamental y todos los que

participan tienen las mismas atribuciones.

Cabe señalar que el nivel de cogestión se refiere a una gestión entre

ciudadanos o representantes de ciudadanos en conjunto con las autoridades. Aquí

se busca que participen en la toma de decisiones, la implementación y el

seguimiento de las estrategias.

8
Como se puede observar, cada uno de los niveles mencionados incluyen una

participación de la ciudadanía en diferentes grados para alcanzar niveles aceptables

o buenos de seguridad dentro de los espacios urbanos. Dependiendo de cómo sea

abordado o aproximado el tema desde el ámbito gubernamental, la sociedad tendrá

un mayor o menor involucramiento, pero se convierte en un copartícipe de la

producción de las condiciones necesarias para un buen funcionamiento de los

servicios de seguridad.

A continuación, veremos algunos casos internacionales en los que se ha

podido demostrar cómo la inclusión social en la generación de seguridad pública

permite avanzar en la materia.

Subtema 5. Experiencias internacionales exitosas

Varios países han puesto en marcha propuestas de participación

comunitaria. Por lo tanto, enseguida se exponen algunas de estas experiencias de

acuerdo a la recopilación realizada por FLACSO (Vallejo, 2009):

9
Francia

En las décadas de los ochenta y noventa, se crearon los Consejo Comunitario

de Prevención de la Delincuencia (CCPD, por sus siglas en francés Conseils

Communaux du Prevention de la Delinquance). Estos consejos retomaban valores

de la racionalidad política promovida por el gobierno: descentralización

administrativa, incentivación de la participación ciudadana y la cooperación e

interacción entre las agencias del Estado y los actores de la sociedad civil. Los

resultados que dio este tipo de estrategia devino en la existencia de alrededor de

700 CCPD en el año 2000.

Argentina

Los Centros de Gestión y Participación (CGP) son organismos

gubernamentales pertenecientes a la ciudad y ubicados en distintos barrios. Tales

organismos están a cargo de algunas funciones de mediación para la resolución de

conflictos. Además, coexisten con otros modelos que son gestionadas totalmente

por vecinos.

Chile y Brasil

Los Comités Vecinales de Seguridad Ciudadana en Santiago han servido

especialmente para realizar reclamos y demandas hacia la policía como una

10
especie de contraloría social y se ha probado el modelo de policía comunitaria. Ha

funcionado de manera tal que existen casi 300 de estos comités.

Guatemala

Los Comités de Seguridad Ciudadana han tenido un carácter informativo

desde la comunidad hacia la policía. Una característica particular de estos comités

es que funcionan sólo en sectores de clase media a clase alta en Villa Nueva.

Colombia

En Bogotá se establecieron formalmente más de 5,400 Frentes Locales de

Seguridad. Estos conforman una red de apoyo al trabajo de la policía ya que realizan

tareas de vigilancia informal.

Conclusiones

Como se puede observar, la construcción de la ciudadanía tiene

consecuencias directas en la forma en que se administra el gobierno puesto que

involucra a la sociedad dentro de los procesos de seguridad pública. Podemos notar

que la participación de grupos e individuos mejora la calidad en los servicios, crea

mecanismos de control para el actuar de las autoridades y contribuye a disminuir la

inseguridad de los espacios en los que se implementa la seguridad ciudadana.

11
Desafortunadamente, en muchos países los procesos para la construcción

de ciudadanía no han adquirido la fuerza necesaria. Sin embargo, la construcción

de ciudadanía puede ser pensada como una estrategia de empoderamiento social

con dos vertientes (Sermeño, 2009); la primera es la consideración de esta como

una lucha social y la participación ciudadana en la política pública. La segunda es

una estrategia institucional que se manifiesta a través de la creación de

instrumentos y aparatos que garanticen los derechos de los ciudadanos, pero

también que permitan la inclusión de la sociedad en estrategias que tengan como

objetivo la consecución de la seguridad pública en diferentes espacios del país

(Ídem, 2009).

12
Bibliografía

 Des Gasper y Gomez, O. A. (2015) Human Security Thinking in Practice –


‘Personal Security’, ‘Citizen Security’, Comprehensive Mappings;
Contemporary Politics.
 Díaz, B. (2011) Condiciones para la Construcción de Ciudadanía; Orbis,
Revista Científica Ciencias Humanas; Vol. 7, núm. 19; pp. 198-209;
Venezuela.
 Edwards, A. y Ferstman, C. (2010) Human Security and Non-Citizens;
Cambridge University Press.
 Gomez, O.A. (2011) Introducing the “Human” into Philippine Security
Discourses: Convergence or Dialogue?; Kasarinlan; Philippine Journal of
Third World Studies, 26(1-2), 153-182.
 Sermeño, A. (2009) Límites y Posibilidades de la Ciudadanía y la
Representación en el Proyecto de Ampliación y Profundización de la
Democracia en América Latina; Andamios; Vol. 5, No. 10; México.
 PNUD (2011) El Enfoque de la Seguridad Humana desde Tres Estudios de
Caso; Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo; Instituto
Interamericano de Derechos Humanos; San José, C.R.
 PNUD (2013) Sinopsis: Seguridad Ciudadana; Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo; Dirección de Prevención de Crisis y de
Recuperación; Nueva York.
 Sandoval, C. et al. (2015) La Planificación Participativa para lograr un Cambio
Estructural con Igualdad; Manuales de la CEPAL; CEPAL; Naciones Unidas;
Santiago de Chile.
 SSP (s.f.) Policía de Proximidad Social; Secretaría de Seguridad Pública;
Gobierno Federal; México.
 Vallejo Rueda, O. (2009) Participación Comunitaria en la Seguridad
Ciudadana: la experiencia de Quito; Programa Estudios de la Ciudad;
FLACSO; Ecuador.

13
Bienvenidos a la sesión cinco de la materia Seguridad Ciudadana, correspondiente a
la Licenciatura en Seguridad Pública.

1
En esta sesión se abordará el estudio del espacio público y la seguridad.

2
Los objetivos específicos son los siguientes:

Cognitivo:
Conocer la relación entre el uso de los espacios públicos y la seguridad, por medio la
interpretación teórica de los problemas que presenta, con el fin de proponer
alternativas para resolver estos.

Procedimental:
Comprobar la importancia del espacio público, a través de la revisión de su situación
actual, para generar las competencias necesarias que permitan una adecuada
recuperación, revitalización y apropiación del mismo.

Actitudinal:
Valorar los beneficios que los espacios públicos otorgan a la población, mediante la
reflexión sobre la importancia de una adecuada planificación urbana, con el fin de
estimar su trascendencia positiva en el mantenimiento del orden.

3
Los subtemas a abordar son los siguientes:
Introducción;
1. La teoría de las ventanas rotas;
2. Recuperación;
3. Revitalización;
4. Apropiación.

4
Comenzaremos hablando en la presente sesión sobre la relación entre espacio
público.

5
Las transformaciones en el uso de los espacios urbanos, nos conduce a preguntarnos:
¿podemos detectar o establecer de manera concreta una relación entre la pérdida o
transformación de los espacios públicos con el fenómeno de la inseguridad? En este
sentido, en la presente sesión se abordará el estudio de ¿cómo la inseguridad influye
en el uso colectivo de los dichos espacios? Por lo que será necesario analizar ¿cuáles
son las distintas formas de organización y participación que tienen las comunidades
que habitan en los alrededores de estos lugares? Esto con el propósito de buscar
soluciones y alternativas a la problemática. Para ello, es necesario comenzar con la
revisión de una teoría social que permita entender algunos aspectos sobre la relación
entre los espacios públicos, su deterioro y las consecuencias de inseguridad que
representan para las comunidades; para posteriormente, analizar los medios que
permitan alcanzar la recuperación, revitalización y apropiación de los espacios
públicos.

6
Comenzaremos definiendo explicando la Teoría de las ventanas rotas.

7
En primer lugar, revisaremos uno de los enfoques teóricos que buscan explicar el
origen de la delincuencia. Antes de presentarlo, es importante señalar que es solo
uno de los enfoques existentes y no debemos limitarnos a él; sin embargo, es
relevante porque está fuertemente vinculado con problemas de espacios públicos,
deterioro y comisión de crimen. Pero, ¿qué es lo que señala dicho enfoque? Que las
percepciones de desorden y crimen dentro de los vecindarios afectan el
comportamiento de la gente aumentando el temor al crimen y ocasionando que los
habitantes se retiren de las comunidades (Hinkle, 2009). Es importante conocer esta
teoría para utilizarla como marco de referencia en cuanto a los espacios públicos y
posibles aproximaciones al problema.

8
Estudiaremos a mayor detalle qué refiere la teoría de las ventanas rotas. En primer
lugar, fue propuesta por Wilson y Kelling (1982), con base en un artículo publicado en
The Atlantic Monthly, en el que se hablaba sobre un experimento social con el fin de
determinar el efecto del descuido o abandono. El experimento consistió en dejar un
coche abandonado en dos barrios con diferentes niveles socioeconómicos. ¿Qué es lo
que se observó? Que en el barrio más pobre, el vehículo es vandalizado de
inmediato, pero que, al romper una ventana al segundo coche, ubicado en el barrio
de un nivel socioeconómico mejor, este es vandalizado también. Lo que este enfoque
concluye es que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el
maltrato y el desorden son mayores.

9
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán
rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto no le
importa a nadie, entonces se generará delito en su interior. Si se cometen faltas
menores y no son sancionadas, entonces se cometerán faltas mayores y
posteriormente delitos más graves. De igual manera, los residentes modificarán su
comportamiento utilizando las calles de manera menos frecuente, alejándose de los
vecinos desembocando en una atomización porque el vecindario ya no será
considerado su hogar, sino solo el lugar en el que viven (Wilson y Kelling, 1982).

10
Como podemos observar, la teoría de las ventanas rotas nos muestra que el deterioro
de los espacios públicos tiene consecuencias directas en la incidencia delictiva; en
consecuencia, la sociedad se enfrentará a más problemas de este tipo si no se
atiende el fenómeno del abandono y deterioro, de ahí que la recuperación de los
espacios públicos cobre suma relevancia.

11
Recuperación
Los espacios públicos tienen el potencial de ser escenarios para desarrollar e
implementar medidas de prevención del crimen, esto se debe a que existe la relación
causal que se estableció previamente con la teoría de las ventanas rotas; de tal modo
que podemos determinar que los espacios públicos tienen un control social natural
(Urrutia, 2014). Complementando, existe un control y vigilancia que se da de manera
automática entre los grupos humanos; en otras palabras, la presencia de un mayor
número de personas en el espacio público proveerán un mayor grado de confianza
para sancionar conductas indebidas; simultáneamente, las personas se sentirán más
restringidas para cometer delitos.

12
Debido a lo anterior, impulsar y motivar el control natural en espacios públicos brinda
una herramienta para la prevención y reducción de delitos; esto es, si se generan las
condiciones necesarias para aumentar la presencia de la sociedad, se pueden crear e
implementar instrumentos de prevención situacional. Dichos instrumentos giran en
torno al Estado y al uso de espacios públicos, principalmente, por parte de los
vecinos, incluyendo actividades de desarrollo urbano, entre las que destacan
operativos de recuperación, campañas de promoción de uso de espacios y alianzas
público-privadas para la reactivación económica y cultural, con el objetivo de reducir
oportunidades para los delincuentes al interior o alrededor de los espacios públicos
(Romero, 2016).
Lo descrito previamente puede resumirse de esta manera: para que el espacio
público sea recuperado es necesario promover la participación de las personas, para
que realmente se conviertan en usuarios recurrentes del mismo.

13
Todos los procesos de recuperación tienen como propósito hacer que el espacio se
vuelva seguro tanto objetiva como subjetivamente.

Con la finalidad de que sean utilizables por la ciudadanía, los espacios deben ser:
accesibles, sociables, agradables, saludables y útiles (Urrutia, 2014). Bajo esa tesitura,
la recuperación se necesita concebir como un proceso a través del cual el espacio
público vuelve a ser apropiado por la sociedad. Cabe señalar que con la recuperación
se buscan alcanzar tres metas:

1. Que la comunidad deje de sentir miedo y/o inseguridad.


2. Que se genere el sentimiento de propiedad por parte de la ciudadanía.
3. Que el espacio pueda ser disfrutado y aprovechado por la sociedad para
actividades de recreación, esparcimiento y convivencia.

14
Según Urrutia (2014), existen varios criterios a considerar por los gobiernos
municipales al momento de determinar cuáles son los espacios públicos que van a
recuperarse:

1. Cuál es el grado de visibilidad de la obra.


2. Cuál es el nivel de riesgo que genera cada espacio público considerado.
3. Cuáles son las necesidades específicas de cada comunidad donde se va a llevar la
recuperación para así saber cómo se llevará a cabo.

A pesar de la delimitación de dichos criterios, en la práctica, solo algunas instancias


los tienen en cuenta para la recuperación de espacios públicos; en general, lo anterior
se atribuye a que muchas de estas solamente realizan operativos puntuales y
efectivos, con el propósito de embellecer y restaurar de manera superficial los
espacios públicos. De igual manera, también sucede que muchas administraciones
locales ponen sus esfuerzos en el establecimiento de nuevos espacios públicos en
lugar de intentar recuperar los existentes, lo cual implica un gasto innecesario y da
cabida a que los nuevos espacios públicos presenten las mismas problemáticas que
los anteriores.

15
Para poder lograr un proceso de recuperación que sea sostenible, este debe
ejecutarse a través de métodos que vayan más allá de la realización de operativos
policiales para retirar a individuos o grupos de personas que emprendan actividades
ilícitas o antisociales. Estos métodos deben incluir una adecuada planificación y
deben ser ejecutados con la participación de la comunidad pues esta es la usuaria.
Por medio de esta participación ciudadana, también debe haber una sensibilización
acerca del uso correcto del espacio público (Urrutia, 2014).

16
Los espacios públicos que son percibidos como peligrosos o inseguros y que son
sometidos a procesos de recuperación deben buscar la reconciliación del espacio con
la población; es decir, se deben identificar medios para cambiar la percepción de
inseguridad, así como, a todos aquellos prejuicios que suman a dicha percepción; por
lo tanto, las autoridades gubernamentales deben promover actividades cívicas y/o
culturales al interior del espacio en recuperación para incentivar a la población vecina
a involucrarse y reapropiarse del espacio público de manera activa (Fonseca, 2015).
Entre estas actividades se pueden incluir campeonatos deportivos, festivales de
música, de danza, de lectura, teatro al aire libre, etc.

17
A continuación, abordaremos el subtema 3, dónde estudiaremos lo relativo al
proceso complementario a la recuperación denominado revitalización.

18
Cuando nos referimos a la revitalización de espacios públicos hablamos de dar una
nueva vida o fuerza a un vecindario específico y reactivar su estancada economía.
Spandou, García y Macario (2010) identificaron términos que usualmente son
intercambiables con revitalización tales como: regeneración, renovación,
rehabilitación, conservación, restauración, reconstrucción, remodelación y
renacimiento. De acuerdo a las autoras, esta variedad de términos intercambiables es
resultado de la amplia gama tanto de tipos como de niveles de intervención que
están dirigidos a alcanzar una revitalización urbana en función de las necesidades
locales y las tendencias urbanas; sin embargo, las autoras consideran que pueden ser
utilizadas indistintamente pero que en el fondo se hace referencia a la revitalización
como término abarcador. A continuación, hablaremos sobre la función de esta
actividad y los beneficios que conlleva al ser implementado en espacios públicos,
principalmente urbanos.

19
La revitalización de espacios públicos ofrece muchas ventajas. De acuerdo a Ramlee,
Omar, Yunus y Samadi (2015), la idea central de la revitalización es balancear el
desarrollo actual en áreas urbanas a través de la conservación de identidades,
culturas y tradiciones; además, tiene la capacidad de crear oportunidades laborales,
preservar recursos humanos, proveer espacios urbanos adecuados, etc. La
regeneración permite abordar temas variados como son la restricción económica, el
desempleo, la privación y exclusión social y la contaminación ambiental; por lo tanto,
podemos observar que tiene efectos positivos para atender algunas causas de la
delincuencia puesto que considera los espacios públicos como áreas que pueden
favorecer diferentes aspectos de la vida de la comunidad.

En otras palabras, el entender la revitalización como un proceso que comprende un


conjunto de estrategias de administración urbana para enfrentar problemáticas de
desarrollo económico, social, ambiental, cultural e histórico, permite alcanzar
objetivos para reconstruir la ciudad y mejorar la vida de los residentes locales, al
mismo tiempo que genera una sensación de comunidad al promover la interacción
entre los habitantes.

20
Por último en el subtema 4, abordaremos la apropiación de los espacios urbanos y
sus efectos.

21
La apropiación está relacionada con la forma en que los habitantes de los espacios
urbanos se apropian o hacen suyos los espacios públicos. Dicha acción les permite
llevar a cabo «distintas manifestaciones de prácticas individuales o colectivas en
lugares o espacios públicos que no necesariamente han sido diseñados para la
realización de esas actividades» (Vidal y Urrutia, 2005 p. 1). En este caso, a pesar de
que los espacios públicos sea crean con otro tipo de propósito, la comunidad
comienza a darle el uso que mejor responde a sus necesidades, es decir, comienza a
apropiarse de estos.

El concepto de la apropiación, desde una perspectiva de la psicología, es visto como


una experiencia del ser humano que es concretada a través de significados de la
realidad. En otras palabras, se crea una construcción socio-histórica de esta realidad,
apoyándose en la idea de que la práctica humana se convierte en algo instrumental y
social para que de esta surja la conciencia (Ídem, 2005). Esto también está
relacionado con lo que señalan Berger y Luckmann (2003) sobre la construcción
social de la realidad las personas, quienes construyen espacios sociales a través de
sus percepciones, identidades y prácticas.

22
Por su parte, Giménez (2004) explica la apropiación a partir de dos categorías
claramente identificadas:

La primera de ellas es la utilitaria funcional, la cual se refiere al espacio cuando es


utilizado para el intercambio de bienes y/o servicios o como medio de subsistencia.
Dentro de este tipo de apropiación entran grupos como son los indigentes y los
vendedores ambulantes.

La segunda es la apropiación simbólico cultural. Esta tiene lugar el espacio público


adquiere cierto valor y se le ocupa para cuestiones políticas, culturales, tradicionales,
entre otras. En este tipo de apropiación, la sociedad suele dividirse de acuerdo al uso
que se le pretende dar al espacio, es decir, habrá quienes preferirán darle un uso más
ocupacional que funcional, generando la segregación de otras personas que no
pertenecen a dicho grupo. Veamos un ejemplo, la apropiación simbólico cultural
tiene lugar cuando grupos de manifestantes bloquean calles o plazas en relación a un
asunto político.

23
Como podemos observar, el espacio público requiere de una atención particular
debido al papel que juega dentro de la seguridad. Por medio de la teoría de las
ventanas rotas pudimos notar que su deterioro puede contribuir al incremento en la
seguridad objetiva y subjetiva; es decir, puede incrementar los hechos criminales así
como la percepción por parte de la ciudadanía sobre el espacio público como zona de
riesgo.

Las acciones de recuperación, revitalización y apropiación del espacio público se


vuelven piezas claves dentro de la búsqueda por mejorar la seguridad de las
comunidades. A través de estas acciones, se pueden conseguir objetivos tales como
su uso adecuado y la promoción de actividades sociales, culturales y artísticas.

Con independencia de lo anterior, el espacio público permite crear una identidad


colectiva, un sentido de pertenencia para la comunidad, reforzando las relaciones y
las redes entre los grupos e individuos que la conforman.

En consecuencia, un espacio público utilizable y socializado permite disminuir la


presencia de individuos o sujetos con actividades ilícitas al interior de entornos
urbanos, mejorando así la calidad de vida de las personas y limitando la aparición o

24
crecimiento de grupos delictivos.

24
Para profundizar en los temas de esta sesión te sugerimos las siguientes referencias
bibliográficas.

25
Para profundizar en los temas de esta sesión te sugerimos las siguientes referencias
bibliográficas.

26
Licenciatura en Seguridad Pública
Seguridad Ciudadana

Elaboración de proyectos y
programas

Sesión1 6
IEXE, herramientas prácticas que generan valor

Introducción

Bienvenido al segundo podcast de la materia de Seguridad Ciudadana


correspondiente a la Licenciatura en Seguridad Pública, donde vamos a hablar
sobre la elaboración de proyectos y programas adecuados y útiles para la seguridad
ciudadana.

Los subtemas que se abordarán son los siguientes:

1. Proyectos con componente ciudadano;


2. Determinación de la población objetivo;
3. Etapas.

Subtema 1. Proyectos con componente ciudadano

Desde el año 2009, la demanda de proyectos de seguridad ciudadana ha


aumentado (Banco Interamericano de Desarrollo, 2014). Como hemos mencionado,
estos buscan “mejorar la seguridad de los ciudadanos mediante una participación
activa y voluntaria de la comunidad” (Evaluación del Programa de Seguridad
Ciudadana, 2009, p.1) mediante el impulso de la ejecución de acciones que llevan
a mejorar los niveles de seguridad objetiva y subjetiva entre los miembros de una
comunidad.

Sin embargo, los procesos para el desarrollo de los proyectos de seguridad


ciudadana necesariamente van a requerir de una atención especial, así como de

2
pasos específicos para poder tener el impacto deseado, en tanto trabaja de forma
aparejada con la sociedad.

Para el Banco Interamericano de Desarrollo (2014), los proyectos con


componente ciudadano deben cumplir ciertos requisitos; siendo:

1. El reforzamiento de los diagnósticos para entender de manera adecuada


el contexto donde se busca intervenir.
2. La identificación de tipos pertinentes de intervención, misma que debe
ser complementada con aquellos elementos básicos que han sido
observados dentro de intervenciones exitosas.
3. Atención a “los mecanismos de coordinación, incentivos y mecanismos
de rendición de cuentas” (BID, 2014, p. 43).

La participación en cualquier programa requiere que la población tenga


conocimiento sobre la existencia del mismo y sobre las acciones más importantes
que este lleva a cabo. Además, que las comunidades deban sentirse identificadas
con los proyectos; esto se puede conseguir a través de una comunicación
adecuada; sin embargo, de acuerdo al Instituto Interamericano de Derechos
Humanos (1999) el proyecto o estrategia debe ejercerse dentro del marco normativo
y regulador que ha sido definido desde el Estado para guardar apego a las leyes
estatales.

Finalmente, el BID (2014) señala que debe haber supervisión y vigilancia


permanente del proyecto para que se pueda alcanzar el éxito en la ejecución.

3
Subtema 2. Determinación de la población objetivo

Determinar la población objetivo es indispensable para establecer prioridades


y el enfoque de las intervenciones, así como para asegurar la eficiencia y eficacia.
De acuerdo a Contzen y Müller-Böker (2016), hay cuestiones que deben ser
tomadas en consideración dentro de esta etapa.

El primero es la reflexividad sobre las construcciones discursivas de la


población objetivo. Los discursos políticos y de desarrollo contienen
preconcepciones sobre distintos grupos, tipos de intervenciones, responsabilidad
con la pobreza y su reducción. Lo que sucede en este proceso es que se excluyen
o incluyen ciertos grupos. Por esto, la adopción de las categorías construidas
socialmente a partir del discurso debe ser analizada cuidadosamente. Se deben
hacer preguntas tales como ¿cuáles categorías sociales se usan dentro de los
proyectos?, ¿de dónde provienen las categorías?, ¿qué se asume de estas
categorías sociales?, ¿a qué grupos excluye?, ¿es necesario excluir a estas
personas? y, ¿cómo la acentuación de las categorías específicas podría afectar la
transformación social?

En segundo lugar, se deben precisar las definiciones de los grupos objetivo.


Los términos clave son un aspecto esencial de las intervenciones para el desarrollo.
Cuando se definen vagamente las categorías sociales, se abre espacio para una
selección arbitraria o consciente que puede tener como consecuencia la exclusión
de beneficiarios potenciales (Contzen y Müller-Böker, 2016). Por lo tanto, es
importante definirlas cuidadosamente y de manera precisa considerando la
interseccionalidad social para describir a la población objetivo y para elegir a los
beneficiarios.

4
Además, deberá hacerse uso de representaciones en lugar de indicadores
rígidos. Los indicadores de pobreza no siempre son fáciles de aplicar en la práctica
ni en la investigación sobre desarrollo. El uso de representaciones es una opción
viable para acercarse lo más posible al ideal de indicadores como pobreza, mientras
mantiene la especificidad de contexto. Un ejemplo pueden ser los artículos usados
en las casas (Contzen y Müller-Böker, 2016). Es importante actuar con precaución
en cuanto a los indicadores sociales basados en la pertenencia de un grupo a cierto
grupo étnico o categoría socioeconómica.

Otro elemento que debe considerarse es la heterogeneidad de la población


objetivo. A pesar de que las comunidades no representan grupos homogéneos,
existe una tendencia para usar categorías únicas sin considerar diferentes
oportunidades, estratificación social u opresión. Por lo tanto, aplicar una perspectiva
inter seccional ayuda a identificar subgrupos con experiencias, necesidades u
obstáculos específicos (Contzen y Müller-Böker, 2016). Este tipo de perspectiva
puede sensibilizar acerca de la sobre o infra-inclusión de ciertos grupos en
proyectos con componente ciudadano.

Así mismo, la inclusión de la población objetivo se refiere a observarlos de


manera aislada. Sin embargo, es importante estar consciente de su integración en
contextos sociales. Si no se toma en cuenta la relación que existe entre diferentes
grupos socioeconómicos, o entre hombres y mujeres, jóvenes y personas mayores,
etc., los esfuerzos por mejorar la seguridad pública a través de proyectos podrían
llegar a empeorar las cosas. Entonces, la elección debe apuntar a ser lo más
inclusiva posible, pero con el desarrollo de mecanismos específicos para
sobreponerse a las limitaciones de ciertos grupos (Contzen y Müller-Böker, 2016).
Además, en algunos casos, es necesario incluir a aquellos que son percibidos como
grupos que afectan a la población objetivo atrayendo más actores como aliados.

5
Es importante tener conocimiento sobre el tejido social, el contexto político y
económico del espacio donde se va a implementar el proyecto. Usualmente, cuando
hay agencias trabajando en la misma región durante un tiempo, existe información
(Contzen y Müller-Böker, 2016). Sin embargo, cuando se va a implementar en una
nueva ubicación, se requiere de la adquisición de estos datos. Estos deben ser
buscados dentro de diferentes bases de datos provenientes del sector público o
privado y, en caso de haber información faltante, se debe conseguir a partir de
trabajo de campo.

Finalmente, los métodos participativos son cruciales para los proyectos con
componente ciudadano puesto que ayudan a la aceptación social de los criterios de
identificación para elegir a los beneficiarios.

Subtema 3. Etapas

Existen varias etapas que debe seguir el desarrollo de un proyecto o


intervención con componente ciudadano.

La primera etapa es la base para el desarrollo de este tipo de proyectos. Se


debe desarrollar un diagnóstico que sea tan detallado como sea posible sobre el
problema que se quiere atender y el contexto. Dicho diagnóstico debe permitir
identificar el tipo de violencia o de incidencia delictiva que se van a abordar a través
del proyecto identificando claramente los espacios donde se concentran los hechos
delictivos, los periodos en los que suceden, cuáles son las circunstancias que
facilitan este tipo de delitos, cuáles son las principales víctimas de la criminalidad
abordada, la edad y las condiciones que las hacen vulnerables (Frühling, 2012).

6
Posteriormente, se debe hacer una revisión exhaustiva de la literatura
existente a nivel nacional e internacional donde se provean soluciones específicas
al problema que se está abordando. Estos pueden ser textos académicos, catálogos
de buenas prácticas, lecciones aprendidas, recolección de datos a partir de
entrevistas o encuestas adicionales (Ministerio de Educación de Guatemala, 2007),
etc. La importancia de este tipo de fuentes radica en que han evaluado
rigurosamente los efectos de las propuestas. Cualquier intervención que no se base
en investigaciones previas o que no tenga cimientos teóricos sólidos, no tendrá el
respaldo que permita establecer que tendrá efectos positivos en cuanto a la
seguridad pública. Así mismo, si el proyecto está soportado por una evaluación de
las teorías existentes en relación a la criminalidad será posible diseñar respuestas
y soluciones que se relacionen de manera lógica con el fenómeno que se desee
atacar (Frühling, 2012).

Un tercer paso requiere del establecimiento de los objetivos. Los objetivos


son los logros que se esperan alcanzar a través de la implementación del proyecto
y por lo tanto es muy importante que estos sean alcanzables (Frühling, 2012). Esta
es una etapa muy importante debido a que se debe informar a los beneficiarios
sobre los objetivos así como lograr una comprensión abarcadora sobre sus
fundamentos y su modo de operación (BID, 2014).

Antes de la implementación del proyecto, también va a ser necesario definir


sus componentes en correspondencia con la organización temática de las
intervenciones. Cada uno de los diferentes componentes deberá incluir la definición
de distintas actividades dirigidas al cumplimiento de los objetivos que se
establecieron anteriormente (Früling, 2012). Dentro de cada una se deberán
identificar los participantes y se deberá definir el presupuesto disponible. Sólo
mediante una alineación posible entre actividades y objetivos se podrá llevar a cabo
la ejecución adecuada.

7
Una vez cumplido esto, se procede a implementar el proyecto con elemento
ciudadano, hecho lo anterior deberá haber un constante monitoreo para determinar
su avance con el propósito de modificar algún proceso y esto permita contar con un
registro y medida de cuánto se ha avanzado.

Conclusión

Es importante lograr un entendimiento claro del contexto en cuanto a las


diferentes formas de violencia y criminalidad, así como de la capacidad institucional
y marco regulatorio, y utilizar esta información para que coincidan con la
complejidad del diseño con el contexto real del receptor. Esto requiere del
fortalecimiento de los diagnósticos, revisar los instrumentos para tener una mejor
apreciación de la capacidad institucional del prestatario y tomar en cuenta los
resultados del análisis al momento de diseñar futuros proyectos (BID, 2014).

Llegamos al final de este podcast, agradecemos tu atención. Si tienes alguna


duda, te invitamos a comunicarte con tu docente.

8
Referencias

 ANEP (2009) Evaluación del Programa de Seguridad Ciudadana: Prevención


del delito y de la violencia social desde la perspectiva de los beneficiarios;
Asociación Nacional de la Empresa Privada; San Salvador, El Salvador.
 Becker-Klein, R. et al. (2016) Embedded Assessment as an Essential Method
for Understanding Public Engagement in Citizen Science; Citizen Science:
Theory and Practice; Vol. 1, Núm. 8.
 BID (2014) The Implementation Challenge: Lessons from five citizen security
projects; Office of Evaluation and Oversight; Banco Interamericano de
Desarrollo; Nueva York, Estados Unidos.
 Contzen, S. y Müller-Böker, U. (2014) How to Identify ‘target groups’?
Considerations based on experiences from Honduras and Nepal; NCCR
North-South.
 Frühling, H. (2012) La Eficacia de las Políticas Públicas de Seguridad
Ciudadana en América Latina y el Caribe. Cómo medirla y cómo mejorarla;
Banco Interamericano de Desarrollo.
 IIDH (1999) La Seguridad Ciudadana en Centroamérica: aspectos teóricos y
metodológicos; Instituto Interamericano de Derechos Humanos; San José,
Costa Rica.
 Ministerio de Educación de Guatemala (2007) Manual del Proyecto
Ciudadano; Ministerio de Educación de Guatemala; Proyecto Construyendo
Ciudadanía; Guatemala.

9
Licenciatura en Seguridad Pública
Seguridad Ciudadana

Inseguridad ciudadana

Sesión
1 7
Contenido

Objetivo general ...................................................................................................... 2

Introducción ............................................................................................................. 2

Subtema 1. Dimensiones de la inseguridad ciudadana........................................... 2

Subtema 2. Inseguridad como expresión de las relaciones sociales ...................... 5

Subtema 3. Efectos negativos hacia la construcción de Estados democráticos ..... 7

Conclusiones ........................................................................................................... 8

Referencias ............................................................................................................. 9

2
Objetivo general

Esquematizar el impacto del cumplimiento de la seguridad ciudadana y las

consecuencias resultado de la inseguridad a través del análisis de sus efectos para

visualizar su importancia dentro de la sociedad.

Introducción

El Estado no es la única entidad que “propone, dispone y aplica políticas

tendientes a enfrentar la inseguridad o garantizar la seguridad de los derechos”

(Fava, 2016, p. 28). Los procesos para la producción de seguridad han incluido de

manera progresiva a otros sectores, como la ciudadanía, y otros que anteriormente

habían sido relegados o marginados.

Para poder entender adecuadamente el fenómeno de la inseguridad y la

inserción de la ciudadanía en su atención, veremos cuáles son las dimensiones de

la inseguridad ciudadana, cómo se expresa en las relaciones sociales y los efectos

negativos que tiene la presencia de inseguridad dentro de la construcción de

Estados democráticos.

3
Subtema 1. Dimensiones de la inseguridad ciudadana

Al hablar de seguridad ciudadana, nos referimos en buena medida a la

dimensión comunitaria. En esta dimensión, es importante destacar la referencia a

los ciudadanos y a la comunidad ya que son sujetos que no se encuentran

condicionados estructuralmente para la producción de la seguridad (Fava, 2016).

Esto significa que debemos ampliar el análisis hacia lo que significa el concepto de

inseguridad y sus dimensiones, y reconocer que las interacciones societales

contribuyen a la generación de la idea de seguridad e inseguridad.

Cuando hablamos de inseguridad ciudadana, debemos considerar que

existen dos dimensiones que deben ser tomadas en cuenta en todo momento. Por

una parte, tenemos la dimensión objetiva que se basa en la delincuencia real y en

los índices delictivos y, por otra parte, la dimensión subjetiva, que se refiere a la

percepción que tienen los habitantes sobre la situación de seguridad. Lo anterior

permite identificar dos componentes de la inseguridad ciudadana: el riesgo real y el

riesgo percibido (Murrià y González, 2010).

Una vez que hemos establecido que la inseguridad o seguridad son en sí

hechos sociales, sabemos que se pueden estudiar empíricamente; para esto,

podemos tratar de cuantificar, describir y analizar la delincuencia para distinguir

diferentes niveles en los cuales se manifiesta y que afectan la situación de seguridad

4
ciudadana. Estos niveles son cinco y permiten determinar diferentes grados de

delincuencia (Murrià y González, 2010):

Nivel 1: este nivel corresponde al total de la delincuencia existente en una

sociedad y es difícil de cuantificar debido a que nos encontramos con limitantes,

una de ellas es que en algunas ocasiones no hay conciencia del carácter delictivo

de cada una de las relaciones sociales, es decir, hay falta de reconocimiento de la

ilegalidad en estas.

Nivel 2: este nivel está vinculado con las relaciones delictivas de las que son

conscientes víctimas y agresores, es decir, con aquellas a las que la población

define como delictivas a pesar de que no presentan denuncia alguna ni han sido

juzgadas o sentenciadas. En este nivel, la sociedad decide la cantidad de relaciones

sociales con carácter delictivo sin un referente judicial ni policial.

Nivel 3: en este nivel tenemos la delincuencia que es conocida por las

instituciones de seguridad pública, específicamente, por la policía. La definición

policial se enfoca en el volumen de hechos conocidos por esta, a través de la

denuncia o de manera oficiosa, sin importar si existe o no una sentencia judicial.

Todos aquellos hechos delictivos que “se pierden” entre el segundo nivel y el tercer

nivel reciben la etiqueta de “la cifra negra negra de la delincuencia”.

5
Nivel 4: dentro del cuarto nivel está la delincuencia que llega a los tribunales

por cualquier medio, ya sea denuncia ciudadana, investigación policial o proceso de

la fiscalía.

Nivel 5: el quinto nivel está constituído únicamente por aquellos hechos

delictivos que han sido sentenciados a través de los tribunales, es decir, aquellos

que han pasado a la definición judicial.

La figura 1 proyecta los niveles previamente descritos, en los cuales es

posible observar las dimensiones objetiva y subjetiva de la seguridad ciudadana.

Figura 1. Niveles de la Delincuencia

Delitos Sentenciados

Delitos enjuiciados
Delitos denunciados

Hechos considerados delictivos por las víctimas

Todos los delitos

Fuente: Extraído de La Seguridad Ciudadana: instrumentos de análisis, de Murrià, M. y González,


C., 2010, p. 3.

A continuación, veremos cómo la modificación en el fenómeno de la

seguridad ha tenido implicaciones vinculadas con la cuestión social.

6
Subtema 2. Inseguridad como expresión de las relaciones
sociales

Dentro de las relaciones sociales, la inseguridad tiene un lugar central para

promover o limitar su existencia. El miedo a la criminalidad y los estudios de

victimización se han convertido en la base del debate y de las políticas públicas que

se centran en la seguridad ciudadana (Mazza, 2009); por lo tanto, debemos

entender cómo funcionan y qué implicaciones tienen.

Se puede aseverar que dependiendo de la época y de una configuración

histórica, la cuestión social se expresa a través de problemas sociales específicos

(Beltrame, 2013). Estos problemas, a su vez, son la expresión de cómo es la

cuestión social abordada, interpretada, resuelta y canalizada.

Almanza, Romero y Gómez (2018) muestran categorías y subcategorías

identificadas a través de un estudio en relación a la construcción de inseguridad

entre las personas en niveles simbólicos, afectivos y prácticos. A partir de los

resultados del estudio, se puede argumentar que la presencia de elementos o

factores de inseguridad transforma las experiencias sociales en términos de

espacios públicos, la falta de permanencia de las relaciones sociales y la ausencia

de una conexión con otras personas; en consecuencia, la inseguridad deviene en

una erosión del tejido social y la pérdida del espacio público; además, en dicho

estudio se pueden notar expresiones emocionales de las personas que van desde
7
miedo o terror hasta paz mental. Esta última expresión está relacionada con un

proceso de resignación o de estar acostumbrado a la inseguridad; puede ser una

expresión afectiva de la domesticación del crimen oganizado, por parte de la

comunidad, para coexistir con la presencia del fenómeno en cuestión (Almanza et

al., 2018).

El estudio también permitió identificar las estrategias específicas para lidiar

con la inseguridad, las cuales se basan en la evasión. Algunas de estas estrategias

son normalizar la inseguridad, evitar pensar en el crimen, pensar positivamente,

tener contacto con la espiritualidad y el enfocar sus vidas en el trabajo y en la familia

(Almanza et al., 2018). A pesar de que es importante que se encuentren estrategias

para este fenómeno, el Estado debe reconocer el problema en lugar de permitir la

normalización de la violencia y el delito, o no garantizar la seguridad de sus

ciudadanos.

Por lo tanto, y como se ha mencionado en otras sesiones, es crucial abordar

las dimensiones de la inseguridad, pero también se le debe dar la relevancia

pertinente al capital social y al papel del Estado en la generación de este mismo

capital (Mojica, 2008), a través de la inclusión de la sociedad en las estrategias de

seguridad pública enfocadas en la seguridad ciudadana. Como veremos a

continuación, el papel del Estado y de la sociedad frente a las situaciones de

inseguridad debe ser establecido claramente y debe atender diferentes problemas

8
que van más allá de la inseguridad individual, puesto que afectan estructuralmente

al Estado y a sus mecanismos, particularmente los de construcción democrática.

Subtema 3. Efectos negativos hacia la construcción de


Estados democráticos

Uno de los principales problemas con la normalización de la inseguridad y

todos los factores que rodean esa ausencia de seguridad es que esta tiene

diferentes efectos negativos en cuanto a la construcción de Estados democráticos.

Vamos a observar que, entre estos efectos, tenemos que el fenómeno de la

inseguridad socava los cimientos y principios de la convivencia democrática (Salinas

y Riquelme, 2017). La razón principal radica en que la percepción de inseguridad y

crimen tiene un papel importante, pues estos factores contribuyen al deterioro de la

satisfacción con la democracia y, por lo tanto, se convierten en un obstáculo para el

progreso de las instituciones (Blanco y Ruíz, 2013). Cuando se genera este tipo de

desconfianza hay implicaciones importantes para las políticas públicas y

gubernamentales. Por ejemplo, la desconfianza se convierte en un factor limitante

en el combate contra el tráfico de drogas o cualquier otro tipo de delito proveniente

de la criminalidad organizada, por lo tanto, la sociedad reporta una menor cantidad

de crímenes y, por ende, un mayor número de estos quedan sin ser castigados; así

mismo, puede llevar a una disminución en la participación cívica, la cual puede ser

asociada con una menor calidad en las instituciones y conllevar un menor capital

social, con efectos negativos en el desarrollo económico del espacio en el que

existen, pudiendo ser de carácter nacional, estatal o local (Blanco y Ruíz, 2013).

9
En consecuencia, podemos ver que la inseguridad incrementa los riesgos, el

miedo y las necesidades humanas. Debido a esto, es necesario entender las fuentes

de la inseguridad, la promoción de una democracia más inclusiva y participativa en

regiones que están siendo afectadas por temas de seguridad (IDEA, 2006). Se

puede observar que los procesos democráticos están estrechamente relacionados

con la provisión de seguridad y que ambos tienen efectos mutuos sobre la otra; sin

embargo, como menciona Tapia, “no basta que las instituciones tengan una buena

imagen, sino que la población las utlice, las haga suyas, y que esas instituciones

respondan a sus problemas y necesidades” (2013: p. 106).

Conclusiones

Como hemos visto a lo largo de esta sesión, la inseguridad tiene dos

dimensiones que requieren atención por parte de todas las partes involucradas en

la provisión de seguridad. Estas dimensiones, objetiva y subjetiva, necesitan ser

abordadas desde los enfoques de seguridad puesto que representan la realidad en

formas complementarias; es importante comprenderlas e incluirlas en el desarrollo

de agendas de seguridad pública para dar una respuesta adecuada e integral a los

problemas de inseguridad en las diferentes entidades o municipios.

De igual manera, se puede concluir que las expresiones sociales en relación

a temas de seguridad o inseguridad tienen repercusiones que pueden ser percibidas

10
a lo largo de los espacios urbanos o rurales, y que afectan la calidad de vida de las

personas y las relaciones sociales existentes; además, conllevan efectos negativos

en la construcción y fortalecimiento de Estados democráticos, lo cual repercute, a

su vez, en la vida de quienes gobiernan estos.

11
Referencias

 Almanza, A.M., Romero, M.P. y Gómez, A. H. (2018). Feelings of Insecurity


Regarding Organized Crime in Tamaulipas. Recuperado de
http://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/8087/11618
 Beltrame, F. (2013). La conformación de la inseguridad como cuestión
social y las nuevas estrategias de control del delito en Argentina.
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0187-
01732013000300006
 Blanco, L. y Ruíz, I. (2013). The Impact of Crime and Insecurity on Trust in
Democracy and Institutions. Recuperado de
https://www.jstor.org/stable/23469744?seq=1#page_scan_tab_contents
 Fava, N. (2016). Las dimensiones de la inseguridad. Propuesta para el
abordaje de la cuestión securitaria. Desde una perspectiva latinoamericana
focalizada en el caso argentino. Recuperado de
https://www.criticayresistencias.com.ar/index.php/revista/article/view/12/6
 IDEA (2006). Democracy, Conflict and Human Security: Pursuing Peace in
the 21st Century. Recuperado de
https://www.idea.int/sites/default/files/publications/democracy-conflict-and-
human-security-handbook-volume-1.pdf
 Mazza, A. (2009) Ciudad y espacio público. Las formas de la inseguridad
urbana. Recuperado de
file:///C:/Users/CONSUL~1/AppData/Local/Temp/Dialnet-
CiudadYEspacioPublico-3877409.pdf
 Mojica, P. (2008). Relaciones entre el capital social y la seguridad personal:
revisión conceptual y análisis del programa Frentes de Seguridad Local en
Bogotá, D.C. Recuperado de
file:///C:/Users/CONSUL~1/AppData/Local/Temp/artículo_redalyc_7771656
3006.pdf
 Murrià, M. y González, C. (2010). La Seguridad ciudadana: instrumentos de
análisis. Recuperado de http://www.fes-
sociologia.com/files/congress/10/grupos-trabajo/ponencias/631.pdf
 Salinas, S. y Riquelme, J. (2017) Democracia, integración y seguridad en
América Latina: el Crimen Organizado Transnacional (COT) como desafío.
Recuperado de file:///C:/Users/Consultor/Downloads/Dialnet-
DemocraciaIntegracionYSeguridadEnAmericaLatina-6874259.pdf
 Tapia P., J. (2013) La Inseguridad Pública: causas y consecuencias.
Recuperado de
file:///C:/Users/CONSUL~1/AppData/Local/Temp/artículo_redalyc_3252833
8007.pdf

12
Licenciatura en Seguridad Pública
Seguridad Ciudadana

Medición e indicadores de la
seguridad ciudadana

Sesión
1 8
Contenido
Objetivo general ................................................................................................................................ 3
Introducción ....................................................................................................................................... 3
Subtema 1. Estrategias de detección y medición ....................................................................... 4
Subtema 2. Magnitudes................................................................................................................... 6
Subtema 3. Significados .................................................................................................................. 8
Conclusiones ................................................................................................................................... 10
Referencias ..................................................................................................................................... 12

2
Objetivo general

Conocer los parámetros de medición de la seguridad humana y los

indicadores, a partir de la revisión de estrategias de detección, que permitan derivar

en el análisis y resultados de aquellos.

Los subtemas que se abordarán son:

1. Estrategias de detección y medición;

2. Magnitudes;

3. Significados.

Introducción

El concepto de seguridad humana complementa las condiciones básicas de

la seguridad para que se adapten de una mejor manera a los procesos que se viven

en la actualidad (Rojas, 2012). Sin embargo, la seguridad humana es un tema

complejo en cuanto a medición y evaluación. Como hemos visto, el concepto de

seguridad humana cambia el enfoque del Estado hacia el individuo y la comunidad,

ya que se basa en amenazas que atentan contra la integridad de ambas. Un

entendimiento de seguridad en el sentido clásico enfatiza el uso de la fuerza y la

restringe a amenazas militares (Bajpai, 2000). Por lo tanto, esta modificación,

permite la inclusión de un espectro que es más comprensivo en cuanto a las


3
amenazas que incluye, aunque presenta dificultades analíticas y problemas para las

políticas (Owen, 2008).

Por lo tanto, a lo largo de este texto vamos a estudiar cuales son las

estrategias de detección y medición, los indicadores de la seguridad humana, y lo

que esto significa para la seguridad pública.

Subtema 1. Estrategias de detección y medición

El objetivo de estudiar la seguridad humana consiste en describir un mapa

de violencia que vaya más allá de las amenazas tradicionales y, permita medir

elementos que superen aquellos del paradigma realista (Bajpai, 2000). La evolución

acelerada en las amenazas primarias ha motivado un cambio sustancial en cuanto

a temas de seguridad, que van desde una ampliación acerca de la consideración de

las amenazas, hasta un cambio de una perspectiva centrada en el aspecto nacional

que se vuelca hacia una que se enfoque en requerimientos humanos y de la

comunidad (Owen, 2008).

La seguridad humana requiere la satisfacción mínima de las necesidades

básicas de sobrevivencia y psicosociales. No obstante, Leaning y Arie (2001)

señalan que es complejo analizar o medir la existencia de seguridad humana debido

a la intangibilidad de los dominios que la comprenden, como son: el hogar, la

comunidad y una sensación positiva del futuro. Por lo tanto, sugieren medidas

4
negativas para detectar la presencia o ausencia de dimensiones psicosociales

sobre seguridad humana, siendo la dislocación para el caso del hogar, desigualdad

dinámica entre grupos para la dimensión de la comunidad y tasas de descuento

elevadas para aquella de la sensación positiva del futuro.

Para poder llevar a cabo estas mediciones, se proponen medidas tanto

cuantitativas como cualitativas. De esta manera se abordan tanto aspectos

tangibles como intangibles, así mismo se incluyen el número de personas que salen

de las comunidades, presencia y cantidad de armas cortas y ligeras entre la

población, distribución de minas antipersonales, sentimiento de miedo e inclusión

en la comunidad. Lo importante para esta medición es que sean complementarias

y se pueda alcanzar un análisis robusto (Ídem, 2001).

Por otra parte, Owen (2003) considera todas las amenazas para la seguridad

humana sin distinción entre las naturales de las generadas a partir de procesos

sociales. Para esto, separa y agrupa las amenazas en seis categorías. Sin embargo,

tras la actualización de las categorías en el Programa de Naciones Unidas para el

Desarrollo (Gómez y Des Gasper, 2013), debemos considerar siete: tales como 1.

Seguridad económica; 2. Alimentaria; 3. De salud; 4. Ambiental; 5. Personal; 6.

Comunitaria y; 7. Política. A partir de estas variables se pueden establecer

parámetros de medición.

5
Cada variable señalada anteriormente, se refiere a indicadores que guardan

una estrecha relación con la seguridad humana: pobreza, hambre, lesiones y

enfermedades, contaminación, degradación ambiental y agotamiento de recursos,

las varias expresiones de la violencia, represión política, malestar social e

inestabilidad (Owen, 2004). Adicionalmente, se pueden consultar fuentes que

incluyen datos relevantes y pertinentes para la seguridad humana; por ejemplo, la

Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios 1, el

Índice de Seguridad Humana2 o la Alianza para la Construcción de Paz3.

Subtema 2. Magnitudes

Para entender la magnitud de la seguridad humana, debemos tener en

cuenta que esta tiene dos componentes principales: ausencia de miedo y ausencia

de necesidad. Como mencionamos anteriormente, refieren a dimensiones de

seguridad humana; pero que al momento de aplicarla, podemos encontramos con

algunas dificultades; para esto, debemos revisar lo que publicó en 2016 el Fondo

Fiduciario de las Naciones Unidas para la Seguridad Humana, documento que

permite hacer una aproximación amplia con respecto a los retos que enfrenta tanto

la población, como los gobiernos; además de servir como base para determinar las

variables de la seguridad humana e incluir sus magnitudes.

1
http://www.unocha.org/humansecurity/resources/publications-and-products
2
http://www.humansecurityindex.org/
3
https://allianceforpeacebuilding.org/

6
Aunado a lo anterior, se establecen cinco principios fundamentales que son

(UNTFHS, 2016):

1. Centrado en la gente: considera el amplio rango de condiciones que

amenazan la supervivencia, subsistencia y dignidad de la gente y sus

comunidades con un particular énfasis en las más vulnerables. Le da una

importancia igual a los diferentes derechos de los individuos y de las

comunidades.

2. Comprensivo: al reconocer la complejidad y la naturaleza interconectada de

los retos a los que nos enfrentamos, se pueden incluir a todos los actores

necesarios para dar respuesta y evitar la duplicación de esfuerzos. Por otra

parte, subraya la importancia de atender la totalidad de las condiciones que

impactan a las personas y evita que se aproximen los temas en función de

partes o entidades interesadas; dando como resultado mejoras más efectivas

y tangibles en la vida cotidiana que no estén sesgadas por intereses

particulares.

3. Específico de contexto: reconoce que los riesgos a la condición humana

varían considerablemente entre lugares y tiempos, por lo que se enfoca en

la varianza del contexto específico, tales como las diferentes capacidades de

las personas, la sociedad civil y el gobierno, así como las causas de los retos

actuales y futuros. Por lo tanto, se enfoca en las amenazas en la forma en

que aparecen, identifica inseguridades concretas y las necesidades de la

7
población afectada, y apunta al desarrollo de soluciones más apropiadas que

se inserten en las realidades locales.

4. Orientado a la prevención: busca atender las causas reales de los retos y

la construcción de soluciones sustentables y resilientes. Esto promueve el

desarrollo de mecanismos de alerta temprana para ayudar a mitigar los

efectos de las amenazas y prevenir en la medida de lo posible futuros

peligros.

5. Protección y empoderamiento: este enfoque reconoce las

responsabilidades inherentes dentro de cada sociedad, motivo por el cual es

crucial empoderar a las personas y las comunidades con el propósito de

articular y responder a sus necesidades y las de otros de manera participativa

y el establecimiento de normas e instituciones es sumamente importante

como instrumentos de protección.

Estos principios se refuerzan mutuamente y no pueden ser implementados como

objetivos separados. Es menester del desarrollo de las políticas públicas poner

atención en estos elementos para alcanzar una medición apropiada de los temas y

problemas que se buscan resolver.

Subtema 3. Significados

Es necesario saber qué significa o cuáles son las implicaciones que tiene

esta redefinición del concepto de seguridad para las políticas de intervención. La

8
expansión de este concepto conlleva nuevos tipos de responsabilidades. La primera

recae en el estado ya que anteriormente tenía el monopolio del uso de la fuerza y

la defensa del territorio, pero debe integrar la idea de la responsabilidad de proteger

y empoderar. El enfoque no significa que termine el papel del Estado en la

administración del desarrollo o la seguridad, sino que debe proveer estabilidad, un

crecimiento económico equitativo, asegurar los servicios básicos, regular los

mercados, permitir a la gente tomar parte en los procesos de toma de decisiones,

proveer educación y empleo, etc., (Tadjbakhsh, 2005). Al adoptar un marco de

seguridad humana como orientador de las políticas, puede atender de manera

adecuada las necesidades humanas básicas.

La segunda se genera ya que al tener una noción expandida del concepto de

seguridad, se requiere de un reconocimiento del creciente papel de la sociedad para

crear su propia seguridad. Como bien público, es una responsabilidad del Estado,

pero se convierte en un deber compartido. La gente deja de ser un receptor pasivo

de seguridad al contribuir de manera activa y directa a la identificación e

implementación de soluciones para las diferentes problemáticas (Tadjbakhsh,

2005). Por lo tanto, las medidas de empoderamiento y educación son elementos

claves que puede proveer para que las personas y las comunidades se apropien de

su futuro.

Finalmente, la adopción de este paradigma no limita ni obstruye el papel de

la comunidad internacional en los casos en los que el Estado sea incapaz o no esté

dispuesto a cumplir con su responsabilidad de proteger a los ciudadanos, proveer


9
los elementos para vivir o las oportunidades de empoderamiento. Usualmente, el

desarrollo humano es considerado como un tema nacional pero debido al creciente

carácter transnacional de las amenazas, las respuestas requieren de una

cooperación internacional (Tadjbakhsh, 2005). Como medida preventiva, impulsa a

las naciones a ser responsables para tomar las medidas pertinentes para evitar el

conflicto, enfrentar el subdesarrollo, el hambre, las enfermedades y el deterioro

ambiental.

A través de esto, podemos ver que la seguridad humana tiene significados

muy amplios que van más allá de problemas de seguridad pública, pero que inciden

directamente en ella. Por lo tanto, es importante poder dimensionar sus alcances y

tener en consideración su aplicación dentro de políticas públicas.

Conclusiones

Como hemos visto, la seguridad humana requiere que se satisfagan ciertos

requisitos básicos para que se pueda llevar una vida agradable, segura y próspera.

En este sentido, Martha Graciela López Machín señala que es un requerimiento

irrenunciable puesto que:

“la seguridad humana es la situación en la que objetiva y subjetivamente la persona

puede sentirse en armonía consigo misma, con los demás y con su hábitat, prever

las consecuencias de su conducta, tomar precauciones para librarse de peligros o

10
defenderse de amenazas en el marco de la convivencia humana, en la que deben

de primar la paz, la dignidad de la vida y la equidad de trato y oportunidades, así

como desarrollarse conforme a sus potencialidades” (como se citó en López, 2018,

p. 250).

Sin embargo, por lo mismo es compleja su medición y debemos hacer

esfuerzos adicionales para poder atenderla de manera adecuada. El propósito

final debe ser alcanzar niveles de vida adecuados que, en el caso de la seguridad

pública, enfrenten problemas como la delincuencia y el desorden y; puedan

permitir que la comunidad, así como los espacios públicos se encuentren

exentos de amenazas.

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Referencias

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Nueva Delhi.
 Gómez, O. y Des Gasper. (2013). Human Security: A thematic guidance note
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 López M., M. (2018). Seguridad Humana: un desafío incuestionable;
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 Rojas, F. (2012). Seguridad Humana: nuevos enfoques; FLACSO; 1ª Edición.
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