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Bullying
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Prevalencia
Es difícil estimar la prevalencia del acoso escolar, pero los expertos en la materia coinciden
en señalar que se trata de un problema muy frecuente. "Se estima que entre un 15% y un
50% de los niños y los adolescentes pueden haber sido víctimas de acoso escolar en algún
momento", señala Covadonga Díaz-Caneja, investigadora del Instituto de Psiquiatría del
Hospital Universitario Gregorio Marañón. "Los datos de prevalencia son muy variables
porque dependen mucho de los estudios y de los instrumentos que se utilicen. Hay medidas
que se basan en lo que dice el alumno; en lo que dicen el resto de compañeros…". En todo
caso, agrega, "la mayor parte de las personas tenemos riesgo de estar expuestas a este
problema a lo largo de la vida".
Algunos colectivos son más vulnerables y tienen mayor riesgo de ser víctimas de acoso
escolar. Son aquellas personas percibidas como diferentes, como los niños con
discapacidad, trastornos del espectro autista (TEA), obesidad o dificultades de integración
social.
Causas
Las causas que originan el bullying dependen de cada caso concreto,
aunque suelen tener unas características comunes: el acosador escolar
no tiene empatía y, por tanto, es incapaz de ponerse en el lugar del
acosado y ser sensible a su sufrimiento.
El origen de la violencia del acosador puede venir causado por
problemas sociales o familiares, que pueden provocar que el niño
desarrolle una actitud agresiva y que en la adolescencia sea violento.
"En muchas ocasiones, los acosadores son personas que también han sido acosadas",
precisa Díaz-Caneja.
Otros factores que pueden incidir son una situación socioeconómica desfavorable en casa,
poca organización en el hogar o tensiones entre los padres.
También influyen factores relacionados con el colegio y los profesionales que allí trabajan.
"El clima escolar es clave", afirma la experta. La psiquiatra resalta los elementos que más
inciden: "La convivencia y el hecho de que haya una cultura que no solo prevenga el
bullying, sino que promueva otros valores". A largo plazo, se ha comprobado que se
obtienen mejores resultados al fomentar lo positivo que al prevenir lo negativo.
Consecuencias del bullying
Síntomas
Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres
y profesores en caso de que esté sufriendo bullying escolar:
Problemas de memoria, dificultad en la concentración y atención y descenso del
rendimiento escolar.
Depresión, ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, dolor de cabeza, malestar
generalizado, cansancio, sensación de ahogo, etc.
Dificultades para dormir, pesadillas o insomnio.
Aislamiento social, apatía e introversión.
Mantenerse en estado de alerta de manera constante.
No querer ir al colegio, ni juntarse con otros niños.
Faltar al colegio de forma recurrente.
Sentimientos de culpa y asunción de responsabilidad de los hechos.
Conductas de huida y evitación.
Negación de los hechos e incongruencias.
Llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas.
Miedo a perder el control o a estar solo.
Síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.
Ideas e intentos de suicidio.
Prevención
La prevención del harassment o acoso escolar es fundamental para minimizar y reducir sus
efectos cuanto antes. Dado que las causas que motivan el bullying son muy diferentes hay
que buscar soluciones al problema mediante una propuesta amplia y abierta contando con el
diálogo como la principal herramienta para atajarlo.
Las estrategias tienen que ir enfocadas a:
Reducir la incidencia
Los profesores y los padres o tutores de los adolescentes tienen que llevar a cabo medidas
que impidan la aparición de nuevos casos de bullying. Para conseguirlo deben identificar
los factores de riesgo que los generan y actuar sobre ellos. Pueden realizar acciones como
campañas de sensibilización sobre el maltrato infantil, talleres formativos para explicar a
los padres los modelos educativos adecuados, etc.
Reducir los casos
Llevar a cabo actuaciones que dificulten que el maltrato se siga produciendo y que el
adolescente tenga mayores problemas. En este sentido, es necesario que exista una relación
de comunicación fluida entre las familias y el profesorado del centro.
Además, los profesores deben aumentar la vigilancia a la entrada y a la salida del colegio,
así como en los lugares donde es frecuente que se produzca el acoso. Por otro lado, la
compañía constante de dos o tres personas de la confianza del acosado hasta que
desaparezca el sufrimiento puede ser muy beneficiosa para el alumno.
Tipos
Según el documento Pautas para padres y madres ante el acoso escolar, de Save the
Children, las formas que utiliza el acosador para intimidar a su víctima se dividen de la
siguiente manera:
Acoso físico: El acosador golpea, empuja o utiliza algún instrumento para hacer
daño físico a su víctima. También puede esconder sus cosas.
Acoso verbal: Consiste en insultar, poner motes, hacer amenazas o provocar a otro
niño.
Acoso social: Este tipo de bullying se produce cuando el acosador decide aislar a su
víctima difunde rumores, convence a otros niños para que no hablen con él o lo
humillan en público para que el acosado se sienta aislado.
Acoso sexual: Son todas las acciones que tienen que ver con los actos sexuales
(como tocamientos no consentidos) o que se burlan de la orientación sexual de la
víctima.
Acoso por internet o cyberbullying: Es un tipo de acoso escolar que ocurre a través
de móviles, tabletas, ordenadores, etc. En estos casos el acosador suele enviar
mensajes de texto o correos electrónicos desagradables; difundir rumores a través
del email o en las redes sociales, o imágenes y vídeos denigrantes, así como crear
perfiles falsos que pueden resultar embarazosos.
Este tipo de acoso está aumentando en los últimos años y se caracteriza porque, a menudo,
los niños que sufren cyberbullying también son acosados en persona. Además, por las
características de internet puede suceder 24 horas al día, 7 días a la semana y afectar al niño
cuando está solo.