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Procesos de Intervención Comunitaria

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5 MARCO TEÓRICO CONCEPTUAL

5.1 Los procesos de intervención Comunitaria

Toda intervención puede ser definida como un proceso de interferencia o influencia cuya

finalidad es generar cambios.

Existen diferentes niveles de intervención, desde el plano individual hasta el macrosocial, y

diversas posiciones teóricas e ideológicas respecto de ella. Dado el objeto de estudio que aquí se

plantea es necesario definir una de los tipos de intervención: Comunitaria. “ El termino Intervención

Social comunitaria hace referencia a procesos intencionales de cambio, mediante mecanismos

participativos tendientes al desarrollo de recursos de la población, de las organizaciones

comunitarias autónomas, a la modificación de las representaciones de su rol en la sociedad y sobre

el valor de sus propias acciones para ser activo en la modificación de las condiciones que los

marginan y excluyen”. (Chinkes, Lapalma, Niscembaum, citados por Lapalma, 1995)

La Intervención Comunitaria tiene características particulares y se diferencia de otros tipos

de intervención porque en ella las personas tienen el papel de sujetos activos y participantes y

existe una interacción entre el interventor y los miembros del grupo, lo que implica la

influenciabilidad del propio interventor y la existencia de un marco relacional personalizado. Otra de

las características es la autodirección del grupo o comunidad, que marca una línea específica y

particular de intervención y valoración implícita del grupo como sujeto y origen de aquella. “ Por lo

tanto la intervención comunitaria está mas cerca, tanto por ser el nivel de actuación mas reducido,

como por ser el más próximo, de lo humano, involucrando más elementos de identidad y

significación personal, más elementos culturales- no sólo sociales-, es decir generados

espontáneamente desde abajo e indisolublemente implícitos en el concepto de comunidad”.

(Sánchez Vidal, 1995).


5.2 El escenario de la intervención:

La intervención se desarrolla en un escenario. Este escenario esta construido a partir de la

interacción entre lo que conceptualmente puede definirse como medio y contexto. En contexto es

un espacio histórico, social y político, que ejerce influencia en él pero que no puede ser modificado

por medio de la intervención. El contexto actual tiene las características ya señaladas en la

introducción: la crisis, el desempleo, la creciente pobreza y exclusión social.

El medio o ambiente es un espacio histórico, político, socioeconómico, y cultural, más

reducido, caracterizado por la presencia de actores sociales. Es el espacio donde se ejerce el poder,

entendido éste como una relación de intercambio y por lo tanto de negociación. El ambiente es el

entorno que podemos modificar mediante la intervención.

El escenario donde la intervención se desarrolla es abordado mediante el análisis de aspecto

tales como las necesidades sociales, las formas organizativas (grupos, organizaciones) y las

interacciones de los actores sociales (y sus racionalidades subyacentes) en el medio. (Lapalma,

1995)

5.2.1 Las Necesidades

El tema de las necesidades sociales fue abordado desde distintas escuelas y a través del

tiempo. Desde las corrientes neoclásicas, las necesidades son concebidas como infinitas y variables

en el tiempo. Sin embargo, Max Neef (1995) introduce un cambio fundamental a dichas

concepciones, reconociendo al ser humano como un ser de necesidades múltiples e

interdependientes y a las necesidades humanas fundamentales como pocas, finitas y clasificables.

El autor propone nueve categorías axiológicas para clasificar las necesidades como de: subsistencia,

participación, protección, entendimiento, libertad, identidad, afecto, creación y ocio. No hay un

orden jerárquico en la satisfacción de las necesidades. Cualquier necesidad humana fundamental


que no es satisfecha revela una pobreza humana 1; cada pobreza genera patologías 2, cada vez que

rebasa niveles críticos de intensidad y duración.

En esta redefinición se rescata el carácter dual de las necesidades, es decir dejan de ser

sólo carencia para ser también potencia, en la medida que comprometen, motivan y movilizan a las

personas. De hecho las necesidades serán siempre el objeto último de la intervención.

Según el autor, las necesidades se cubren mediante lo que él denomina “satisfactores” y

entiende que las necesidades no varían en las culturas ni a lo largo del tiempo, sino que los que

varían son los satisfactores. Estos se definen como formas de ser, hacer, tener y estar, de carácter

individual y colectivo, conducentes a la actualización de las necesidades.

Los satisfactores tienen diferentes características, y se clasifican en destructores, pseudo-

satisfactores, inhibidores, singulares y sinérgicos. Se llaman destructores a aquellos que, al

intentar satisfacer una necesidad aniquilan la posibilidad de su satisfacción inmediata, y se

caracterizan por ser impuestos. Por ejemplo el armamentismo, que pretende satisfacer la

protección.

1
Con respecto al tema de la pobreza Max Neef afirma que “El sistema propuesto permite la reinterpretación
del concepto de pobreza. El concepto tradicional queda restringido, puesto que se refiere exclusivamente a la
situación de aquellas personas que pueden clasificarse por debajo de un determinado umbral de ingreso. La
noción es estrictamente economicista”. De hecho plantea la necesidad de la transdisciplinaridad para el
abordaje de las problemáticas sociales, descartando el enfoque unidisciplinario “… las nuevas calamidades
sociales se nos revelan, cada día mas, ya no como problemas específicos, sino como problemáticas complejas
que no pueden seguir atacándose satisfactoriamente mediante la aplicación exclusiva de políticas
convencionales, inspiradas por disciplinas reduccionistas …si las políticas económicas diseñadas por
economistas afectan –como de hecho lo hacen- a la totalidad de una sociedad, los economistas ya no pueden
pretender que su única preocupación sean los problemas económicos.” Max Neef, op cit.
2
Max Neef cita diversos ejemplos para explicar el tema de las patologías colectivas, entre ellas el desempleo.
“El desempleo se esta transformando en un componente estructural del sistema económico mundial… Es
bastante evidente que la cesantía prolongada perturbará totalmente el sistema de necesidades fundamentales
de las personas. Debido a los problemas de subsistencia la persona se sentirá cada vez menos protegida: Las
crisis familiares y los sentimientos de culpa pueden destruir las relaciones afectivas: la falta de participación
dará cabida a sentimientos de aislamiento y marginación y la disminución de la autoestima puede fácilmente
provocar la crisis de identidad. La cesantía prolongada produce patologías... Estas patologías, dada la
magnitud del problema no son individuales sino colectiva…aun cuando son los procesos económicos los que
generan el desempleo, una vez que este rebasa magnitudes críticas, tanto en cantidad como en duración, no
hay tratamiento económico que sea capaz de resolver la problemática en que el problema original se ha
transformado”. .Max Neef, op cit.
Los pseudo–satisfactores estimulan una falsa sensación de satisfacción, y en muchos casos

están inducidos. Por ejemplo la sobreexplotación de recursos naturales, como satisfactor de la

subsistencia.

Los inhibidores son aquellos que por el modo en que satisfacen una necesidad determinada

dificultan la posibilidad de satisfacer otras. El paternalismo, como satisfactor de la protección,

puede inhibir la participación, la libertad etc.

Se denominan singulares a aquellos que sólo satisfacen una necesidad, mientras que los

sinérgicos son los que por la forma en que satisfacen una necesidad determinada, estimulan y

contribuyen a la satisfacción de otras necesidades.

Otra de las formas de clasificarlos satisfactores es conforme a su origen: endógenos o

exógenos. Las cuatro primeras categorías de satisfactores antes mencionadas suelen ser

habitualmente impuestos de manera vertical, inducidos mediante la propaganda, o generados en

distintos organismo estatales o privados, por lo tanto son en alto grado exógenos a la sociedad,

entendida ésta como comunidad de personas libres capaces, potencialmente o de hecho, de

diseñar sus propios proyectos de vida en común. Son impulsados desde arriba hacia abajo .

Por el contrario los satisfactores sinérgicos suelen ser desarrollados desde la comunidad,

utilizando y valorizando el potencial creativo que ésta tiene. Son generados desde abajo hacia

arriba. Esto no implica que en la generación de satisfactores sinérgicos no pueden participar

organismos públicos o privados, sino que en el proceso deben incorporar a la comunidad y su

capacidad de creación.
5.2.2 Las formas organizativas:

Los sujetos integran distintas formas organizativas a través de las cuales interactúan para

satisfacen sus necesidades.

Existen diferentes formas de estudiar y clasificar estas organizaciones. En las intervenciones

analizadas en el estudio de casos, se trabaja con grupos pequeños que están insertos en el marco

de grupos mayores denominados generalmente organizaciones u organismos. Estas organizaciones

se diferencian en función de sus objetivos, en función de tamaño, del estilo de relaciones, la

distribución de roles y tareas.

Anzieu, D. y Martín J. I. (1971) enfocan el estudio de las interacciones de los sujetos

enfocándose en los grupos, definiéndolos como conjuntos de personas reunidas. Distinguen a los

fenómenos de grupo de fenómenos individuales por la pluralidad de individuos, y de los hechos

sociales por la copresencia de dicha pluralidad.

Estos autores proponen una serie de características que permiten clasificar a los grupos: la

duración del grupo, el tamaño, el tipo de relaciones interindividuales, y el estilo de acciones. En

base a estos criterios se distinguen 5 categorías: Muchedumbre, Banda, Agrupamiento, grupo

Primario y grupo secundario. Para el estudio realizado, y para las intervenciones del PEUHEC en

general, categorías más representativas son el agrupamiento, el grupo primario y el grupo

secundario.

En el agrupamiento los miembros se reúnen con una cierta frecuencia, con una relativa

permanencia de los objetivos en el intervalo de las reuniones, los cuales responden a un interés

común de los miembros, que son parcialmente consientes de ellos. Sin embargo no suele haber

una activa asunción de este interés, sino que se tiende a delegar la responsabilidad en

representantes o dirigentes. El estilo de autoridad está centralizado en el liderazgo personal.


En los grupos primarios, también llamados pequeños ya que su tamaño es reducido, la

posibilidad de que cada miembro tenga una percepción individualizada de los otros, genera

relaciones interpersonales muy fuertes. Tienen objetivos comunes y buscan cumplirlos de manera

activa. Aparecen normas, creencias y signos propios del grupo. Los objetivos suelen estar

explicitados.

Los grupos secundarios u organizaciones son sistemas sociales que funcionan regidos por

instituciones (jurídicas, económicas y políticas), dentro de un segmento particular de la realidad

social (la salud mental, la educación, la justicia, el mercado). Las relaciones entre los individuos son

más formales, impersonales y frías. Dentro de las organizaciones se distinguen estructuras de

funcionamiento que rigen interrelaciones de las partes componentes (servicios, talleres, cátedras),

y que determinan los roles de las personas. Los Hospitales y las Escuelas son claros ejemplos de

este tipo. En este tipo de grupo comienza a parecer la coacción para el cumplimiento de normas y

reglas, y los objetivos están explicitados, sino que también están escritos.

5.3 Los componentes de la intervención:

La finalidad de la intervención es generar cambios. La consecución de los mismos es

producto de un proceso que tiene etapas, estrategias y en el cual la participación de la comunidad

beneficiaria es un componente fundamental. A continuación se vierten algunos conceptos respecto

de estos tres componentes.


5.3.1 Las Etapas:

Según Lippitt, Watson y Westley (1999), en toda intervención se pueden registrar una serie

de 5 fases generales, las cuales no necesariamente siguen una secuencialidad lineal, sino que

pueden repetirse y/o superponerse a lo largo del proceso3.

1. Necesidad de cambio : Está marcada por la aparición del deseo de cambio, y la búsqueda de

ayuda externa al sistema. Cualquier proceso de cambio planificado atraviesa una serie de

dificultades que en esta etapa pueden pasar por el desacuerdo en la existencia de problemas entre

los integrantes del grupo o comunidad, la existencia de diferencias entorno a la necesidad de ayuda

externa etc. “La percepción de un problema no se traduce automáticamente en un deseo de

cambio. Primero tiene que haber por lo menos alguna seguridad de que es posible lograr un estado

de cosas más ventajoso. Cualquier sistema tiende a enfrentar resistencias dentro de sí cuando se

trata de fijar un nivel de aspiraciones para el cambio”. Consensuada la necesidad de provocar un

cambio, el grupo debe querer solicitar asistencia fuera del sistema. Para ello debe estar convencido

de que la ayuda es apropiada y se halla disponible. No hay que dar por descontado que esta

convicción existe. Con frecuencia el grupo tiene conciencia de los problemas y un autentico deseo

de resolverlos, pero acompañados por resistencias a la idea de una ayuda externa.

2. Establecimiento de la relación inicial : El éxito o fracaso de cualquier proyecto de cambio depende

de la calidad y factibilidad de la relación entre el agente de cambio y el grupo, y muchos de estos

aspectos se establecen muy al comienzo de la relación. Los técnicos van al encuentro con objetivos,

metodologías de trabajo y expectativas (explícitas e implícitas). En esta etapa se presentan la

compatibilidad entre ambas partes en función del proyecto a encarar y las metodologías con que se

llevará a cabo, es decir se define en parte la viabilidad del proyecto.

3
Los contenidos y citas de este ítem fueron extraídos de “las fases del cambio planificado” de Lippitt, Watson,
Westley, (1999).
3. Acción orientada al cambio: Esta etapa está a su vez compuesta de una serie de subfases. En

principio la fase de realización de un diagnostico del problema, dirigido a comprender lo mejor

posible el campo de intervención, observándolo en funcionamiento en toda su dinámica.

Posteriormente la elección de metas alternativas, es decir la planificación del proyecto. Y

finalmente la transformación de las intenciones en esfuerzos reales. Esta es una etapa difícil pues

todos se encuentran con una interpretación cambiante y cada vez más amplia del problema, lo que

puede generar ansiedad que reste la cooperación, inclusive del técnico. Es un momento de

máxima tensión y es importante que estén muy claros cuales son los beneficios que traerán los

esfuerzos, e ir reflexionando sobre las pequeñas cosas que se van logrando y valorar el proceso de

aprendizaje conjunto

4. Establecimiento y generalización del cambio : no solo se busca la generación de cambios, sino

que también se pretende que éstos se transformen en características estables y permanentes del

sistema. Diversos factores pueden afectar la estabilización . Fundamentalmente Los cambios

pueden volverse estables si están apoyados en un cambio estructural.

5. Establecimiento de una relación final- cierre: todas aquellas intervenciones que se plantean la

autogestión preveen una etapa en la cual el equipo técnico se retira. Esta situación, que difiere de

los asesoramientos puntuales, requiere que el equipo técnico se asegure de facilitar la instalación

de ciertas capacidades en la comunidad para que pueda continuar sin su presencia . En esta etapa

el problema más importante puede ser el de la dependencia. Si los beneficiarios han llegado a

depender en exceso del agente de cambio para que los apoye y guíe durante los procesos de

diagnostico, cambio y evaluación, entonces es natural que el fin de la relación tienda a ser un

acontecimiento conflictivo. La manera en que se resuelven esos problemas puede ser de particular

importancia para determinar la eficacia con que se incorporarán los cambios deseados. El cierre no

es un momento puntual ni estático, sino un proceso que puede llevar varios meses y que debe

estar previsto y planificado.


5.3.2 Las estrategias:

Hay diferentes formas de analizar las estrategias de intervención. Una de ellas toma como

criterio los fines, y en tal sentido permiten sistematizarlas como: prestación de servicios, desarrollo

de recursos humanos, prevención, reconstrucción social y comunitaria, cambio social y comunitario.

(Sánchez Vidal, 1995)

Las estrategias de los programas sociales en la Argentina y Latinoamérica, sobre todo desde

la década del 90, se concentraron en la prestación de servicios. En este sentido Manzanal afirma

que las políticas y planes de desarrollo impulsados por los organismos multilaterales tienen el rol de

paliar la situación de los más pobres, teniendo como resultado el asistencialismo transitorio y de

corto plazo4 (Manzanal, 1998). Sin embargo en esta sección nos interesa destacar las estrategias

centradas en el desarrollo de los recursos humanos de la comunidad, ya que aquí se hayan

contenidas las estrategias del PEUHEC. “La idea directriz de este grupo de estrategias es que

personas y comunidades tienen un potencial por desarrollar que puede utilizarse en la resolución de

problemas.” (Sánchez Vidal, 1995)

5.3.3 Participación e intervención:

La Intervención Comunitaria implica un cambio en la comunidad solo si la comunidad se

involucra activamente en el desarrollo de la intervención, en definitiva si participa. Participar es

tomar parte de un proceso o actividad. En este marco la participación implica un proceso dinámico:

por un lado la toma de conciencia de la situación, sus causas, y de las acciones necesarias para

cambiarla, y por otro lado el compromiso activo en los cambios consiguientes. Para que la

participación sea relevante debe incluir la fijación de objetivos (lo que supone una la evaluación de

4
En este sentido Mabel Manzanal afirma que estos organismos multilaterales que impulsan las políticas
sociales, son los mismos que bregan por los planes de ajuste desde la década del 70´. “El modelo generador
de pobreza diseña y ejecuta los programas de emergencia o asistencia para paliar los efectos disruptores
para la convivencia social en democracia”. Esta aparente contradicción no lo es tanto ya que el objetivo es
“garantizar la continuidad en democracia del presente modelo económico”. (Manzanal, 1998)
necesidades) y la toma de decisiones. El objetivo último de la participación debería ser el acceso al

poder, el cual es compartido por el grupo social (Sánchez Vidal, 1995).

En síntesis

La intervención comunitaria es un proceso que se desarrolla en etapas y coloca al equipo

técnico profesional en vínculo con la realidad de la comunidad con la que trabajará, que

en principio le es ajena, y con la cual debe interactuar para producir cambios. Se plantea

el desafío de aceptar y potenciar la dirección de la comunidad en la producción de dichos

cambios, lo que implica la participación efectiva de sus integrantes en los procesos más

importantes: toma de decisiones, planificación, planteo de metas y alternativas.

5.4 Herramienta de análisis:

A partir de los conceptos presentados en el marco teórico se elaboró una herramienta para

el análisis de los facilitadores y obstaculizadores. Esta se presenta en forma de esquema a fin de

mostrar las relaciones entre una serie de elementos interdependientes que actúan facilitando u

obstaculizando los procesos de intervención según puede verse en la figura 1.

Figura 1: las interrelaciones entre los facilitadores y obstaculizadores


Aportes de nuevos conocimiento

Imposición
Compatibilidad de necesidades y
deseos
Demanda

Contexto
Legitimidad
Autoridad técnica

Autoridad política

IC
Canales de Participación
Fuente: elaboración propia.

Contexto Institucional

Equipo técnico capacitado en


Participación

Intervención

entre actores
Relaciones de poder
Cultura asistencial paternalista
Cuatro llaves principales la regulan: legitimidad, participación, medio (expresado como las

relaciones de poder entre los actores sociales involucrados), y contexto. Desprendiéndose de éstos,

aparecen otros elementos que los influyen.

Una intervención se legitima cada vez que añade algo nuevo (conocimientos teóricos,

técnicas de evaluación, dinámicas grupales, etc.) a lo ya aportado por la propia comunidad o grupo,

algo significativamente útil o necesario para alcanzar los cambios planteados por el grupo, de tal

forma que, de no darse la intervención, esos efectos no se producirían.

La intervención, en la medida en que es compatible con las necesidades y deseos de

la propia comunidad también se legitima. Por lo tanto, si es impuesta puede tener poco potencial

motivador al no partir de los deseos y necesidades de esta. Por el contrario, una intervención

originada por la demanda de la comunidad asegura la motivación y participación, así como el

acceso directo del interventor al grupo. El origen impuesto y el origen por demanda del grupo,

actúan respectivamente como facilitador u obstaculizador (aunque una intervención por imposición

puede ser viable, dependiendo de cómo se dé el proceso de inicio de la misma y de cómo se

incorpore a la comunidad a la participación y gestión de proyecto).

Toda acción interventiva debe estar respaldada por algún tipo de autoridad. El aval de la

autoridad socio-política legitima el proceso, ya que autoriza a actuar sobre el colectivo social y

vehiculiza el acceso a los recursos materiales y humanos.

Por otro lado, la autoridad técnica, que no proviene de la comunidad sino del equipo

interventor, es emanada de los conocimientos, experiencias y habilidades metodológicas y técnicas

que este posea para desarrollar la intervención.


En cuanto a la participación, ésta y la legitimidad se relacionan recíprocamente. La

legitimidad estimula la participación, y la participación legitima la intervención. Más allá de esta

interacción hay elementos específicos que la afectan. El contexto institucional puede facilitar o

inhibir la participación. Para garantizarla deben existir canales institucionales o estructuras que

la vehiculicen, evitando intentos de monopolizar el control del poder y los recursos sociales .

Participar implica romper la tendencia de delegar en otro la resolución de determinados

problemas. El paternalismo y el asistencialismo transitan el camino contrario al reforzar la

verticalidad y concentración de poder, inhibiendo la participación.

Los conocimientos y habilidades del equipo técnico en relación a las herramientas

necesarias para los procesos interventivos, como por ejemplo de dinámicas de trabajo grupal,

capacidad de realización de diagnósticos, técnicas de motivación, etc., son necesarios para

estimular la participación.

Por otra parte, Los actores sociales son “sujetos individuales o colectivos que en una

situación dada, controlan o manejan recursos suficientes que les permiten ejercer un grado de

influencia sobre los elementos que conforman dicha situación” (Lapalma, 1995). Por lo tanto las

relaciones de poder entre éstos tendrán efectos sobre el proceso de intervención, ya que

afectaran la disponibilidad de recursos, los cuales pueden ser materiales, financieros, información,

capacidad de movilización y convocatoria, capacidad de gestión y de articulación etc.

La interrelación de estos elementos afectará el desarrollo del proceso interventivo, y en gran

medida los cambios que éste pueda producir dependerán de la configuración e interacción de dichos

elementos. Cada uno no actúa por separado sino que

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