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Alquimia - La Practica Alquimica (Ramon Llull)
Alquimia - La Practica Alquimica (Ramon Llull)
Alquimia - La Practica Alquimica (Ramon Llull)
DE RAMON LLULL
PROCESO DE LA PRACTICA
Y PRIMERA RUEDA DE LA CORRUPCION
Toma el cuerpo grueso separado del simple y vierte en él un cuerpo volátil pasado
por el filtro, tal como se ha dicho, tanto como cinco veces, tal como con el estable.
A continuación, vierte el cuerpo volátil en el filtro más fino para separar la tierra,
que dejarás aparte y pon dentro de un mortero hecho de leña, el fondo del cual sea
más plano que cóncavo y no muy profundo, el cuerpo grueso con su plata viva
adherida. Por tanto, vierte toda la materia girando el mortero, une las tierras que
son totalmente terrestres y repletas de una masa pesada púrpura y ponlo todo
junto con el cuerpo disuelto y tamizado en la vasija redonda de cuello largo: repite
la operación hasta que en el compuesto no quede más tierra que unir.
A continuación vuelve al filtro fino en que se encuentra el cuerpo volátil y cuélalo,
inclinando a lo largo del filtro, hasta que surjan sus filones por todo el filtro, por
los cuales avanzará la susodicha plata viva uniformemente, y cuando llegue a su fin
el dicho filtraje, a saber, la depuración, verás un gran poso lleno de tierra muerta y
de plata viva por encima. Recoge la tierra, como arriba se dijo, y ponla en otra
vasija de cristal de cuello largo.
A continuación vuelve al cuerpo grueso y cuélalo, pero no de un solo impulso, sino
sutilmente, inclinándolo sobre el filtro más grueso y une la masa simple disuelta
con la masa volátil, separando la gruesa. Tras lo cual pasa el cuerpo volátil por el
filtro fino y al comenzar introdúcelo en el cuerpo grueso que estará bajo el filtro
por su peso.
Luego, ponlo junto a la plata viva en la vasija en que se encuentra la tierra,
después mezcla la masa gruesa con la fina y volátil colada por el filtro fino, pero
antes sustrae tanta cantidad como para que no haya de volátil y fina mas que cinco
veces la cantidad de masa gruesa separada una vez separada la tierra, tal como
dijimos, repitiendo la acción con todas las prescripciones, hasta que veas aislado
aquel mundo de térrea inmundicia de forma visible por la fuerza de la primera
cocción.
Conviene repetir la cocción con las susodichas operaciones, hasta que el cuerpo
grueso resulte fino; y así se completa la primera rueda para la conservación de las
tinturas de todos los elementos.
Acontinuación practica una segunda rueda circular sobre el cuerpo grácil pasado
por el filtro fino y en una cocción semejante a la primera, que es ahora cocción de
perfección. Estas son las cuatro operaciones de que hablan los filósofos:
trituración, absorción, cocción y diso-lución; las cuales se producen no por acción
humana sino por fuego de manera natural, a no ser que se separe el cuerpo grueso
del fino y la tierra de sus compuestos para acelerar el proceso. Y ello porque
cuando una masa repleta llena otra de vacía impide que se consiga un proceso
perfecto. Por ello, refinaremos el cuerpo mediante bruñimiento y separaremos la
masa leve de la pesada, resultando la mutación sin transgresión del límite de la
propia latitud, sino siguiendo las exigencias que la naturaleza exige, así como el
recto orden de la operación, sea cual sea el orden del cual queramos variar la
naturaleza perfecta.
Tras lo dicho, pon de complemento en lodo todo el compuesto disuelto, tras haber
puesto el lodo en una vasija agujereada de tierra en una circunferencia, que
sobrepase el baño y esté el baño totalmente lleno de agua.
A esto se le llama propiamente Horno secreto de los Filósofos, en el que se esgrime
la materia anteriormente dicha, o sea, la materia disuelta y se mantiene al fuego
del modo susodicho por un espacio de cuarenta días, pues así se cree que mejor la
esencia perfecta podrá separarse de la pútrida y elevarse en lo alto mediante
emersión, que después nos llevará al fermento perfecto.
SEPARACIÓN DE SU AIRE
Cuando veas que nada de agua puede ya ser contenida a través del calor del baño,
será ello indicio de que debes separar a fuego más vivo el aire, que es el vapor más
caliente y de mayor perfección, puesto que contiene una porción del cuerpo estable
unido por la uniformidad de la disolución: por lo cual hay que dejar que el fuego
responda a su punto: Por tanto, separa el aire mediante el fuego, hecho ejecutado a
través de las cenizas, tal como otrora te enseñé. Aquí encontrarás el fermento
superior tan reputado de las dos naturalezas de que se compone la virtud media,
que está entre la extrema virtud sólida y la volátil, de las cuales surge
artificialmente la sal.
Una vez separado el aire hay que separar a continuación el elemento fuego con las
cenizas, tal como el aire, si cabe con algo más de energía de modo que el agua
destilada en el baño se reponga sobre las heces y se soterre durante tres días, y a
continuación se destile por las cenizas, a fuego constante, hasta que no quede nada
que destilar por aquel calor. Tras ello hay que poner agua por separado a destilar
en el baño y en este encender tras la destilación del agua un fuego mas débil con un
poco de aire mezclado, que desecarás sobre las cenizas, recuperando el aire, como
te he dicho.
[Nota aquí de que modo tras la inhumación se produce en primer lugar a través de
las cenizas una destilación, mientras en ocasiones otras se realiza primero a través
del baño; pero así sea aquí la destilación para que pueda el aire extraerse de la
tierra por medio del agua; aquel en si contiene fuego, debes tenerlo presente].
Así separados los elementos los solidificarás con cuidado, pues al rectificarlos en
una séptima destilación se dividen con gran presteza. Y cuida, que de los elementos
húmedos se separan las partes que no son de la especie de su composición (de la
cual se separa la tierra, del aire el fuego), pues en el vientre de los húmedos o
propiamente de los acuáticos se hallan las especies de nuestros espíritus, los cuales
a través de la virtud del fuego se separan del cuerpo y en agua se mezclan: después
se limpian bien y se lavan mediante una fuerte cocción, tal como se hizo con
aquellas que anteriormente te indicamos.
Y llegados hasta aquí estamos preparados para revelarte y decirte mas cosas para
que las recuerdes, con tal de que puedas percibir el fin de su proceso, porque en los
escritos no quiero explicitar el total del proceso, que es redondo como la manzana,
puesto que en un círculo redondo se contiene todo el sentido del presente Arte.
Una vez rectificados los elementos, agrega las partes del cuerpo estable (ora tierra,
ora fuego) desmenuzado tras calcinarlo con un cuerpo volátil húmedo y disuelto.
Por ello te avisamos que observes y recuerdes nuestras doctrinas, que te ofrecimos
en la Teórica: que el azufre no supere la perfección mayor de la uniformidad que
procede de la plata viva y que recuerdes el principio de tu reducción, que la
naturaleza provocará gracias a la disposición de tu noble intelecto, porque un
humo se alzará de la susodicha tierra, que es la causa primera de tu congelación.
De ello sacarás que hay algunas partes que son conjuntivas y otras divisivas: las
puras conjuntivas son de esencia pura de la verdad compuesta, pero porque las
otras no son de causa similar, por ello dividimos estas ultimas añadiéndoles
naturalmente las puras. Y esto lo realiza la Naturaleza de un solo modo: atrayendo
con su propiedad de atracción aquello que es de su misma esencia, y rehuyendo,
vomitándolo con su propiedad expulsiva, todo aquello que no pertenece a su
compuesto.
Esta separación jamás podría realizarse de forma manual, como mucha gente lo
cree, sin la ayuda natural, y del modo debido propiamente aprehendido con gran
perspicacia, puesto que las partes puras y las impuras, que se consumen con el
fuego y se vierten en la tierra son de tan simple sutilidad, que la separación no
puede ser llevada a cabo si no es con la intervención de la naturaleza, que acepta
en su vientre cuanto es de su misma esencia y rehuye lo extraño.
Ten por seguro que de esta manera quiere la Naturaleza arribar a su perfección:
así como cuando concibió un cuerpo estable humo en su vientre lo convirtió en
volátil, cuando posteriormente todo se separa por la causa oscura que mora oculta,
también debe todo volver a asentarse mediante sublimación.
PRÁCTICA DE LA CONGELACIÓN
POR LA VÍA DE LA REDUCCIÓN
Si entendiste las dichas causas, podrías ahora congelar el cuerpo según tu deseo,
pues aquello que se disuelve, igualmente se congela si se aplica el proceso
contrario. Por tanto, toma el agua separada y con ella humedece la tierra en una
proporción justa (o sea, ni poco ni mucho) y tras una cocción constante en el
Horno secreto, al punto que la veas congelar, vuelve a repetir la humectación, la
cocción y la congelación, hasta que veas la tierra, tras pasar por muchos colores,
vuelta blanca.
El cálculo de dicha congelación y disolución hecha por medio de la reducción no lo
podemos hacer de otro modo que nos permita conocer la naturaleza operante sino
con la ayuda de nuestra sensibilidad, por la cual percibimos la proporción
existente entre dos medidas propíncuas, la cual relación no se aparta de su especie
y como no se separa de su especie, más rápidamente se une a su complejo con una
más poderosa conexión, que es cálida y húmeda: por ello se conserva por la
manera segura y conocida de congelarse, y después de disolverse en consideración
a la proporción conocida en tanto y cuanto nos es posible.
Y pues ruega a Dios, omnipotente gobernador de todo, para que te ayude a llegar
por la medida a la dicha proporción, puesto que El, que es propincuo, es quien
juega un papel mayor en la operación. Por ello debes comprender que dicha
congelación sea media y no extrema; pues si fuere extrema, la sustancia congelada
del espíritu no permanecería en el cuerpo volátil húmedo.
Si de nuevo y de igual forma la disolución, que es la operación opuesta a aquella,
participase en su extremo, la producción del proceso de azufre se corrompería en
su totalidad, y de hecho se sumergiría en un abismo de satalia, puesto que se
generaría calor y sequedad por la exposición de la sustancia húmeda en una
medida no adecuada según el Arte de la Geometría. Por ello cuida no sea que una
sequedad nimia o una nimia humedad por culpa de una exposición hecha de
improviso o una excesiva administración no corrompan la enseñanza. La forma de
conservar la dicha medida más cercana a la naturaleza para arribar a la dicha
proporción en cuanto es posible es que dicha cocción debe continuar sobre el
compuesto en tanto en cuanto su disolución haya menester, y en tanto debe
disolverse por imbibición cuanto se exponga a cocción. De ello daremos ejemplo,
para que mejor nos entiendas, en la graduación por un signo demostrable: se hará
una figura de siete letras considerando en ella las existencias contrarias y
extremas, que son calor, frigidez, sequedad, humedad, congelación y disolución
para que quede evidente en la figura aquí escrita que he omitido, lo que sea
imperfecto e ininteligible con algunas líneas, hasta que un mejor ejemplar sea
hallado, haya sido puesto por mi o por otro.
Y así queda claro como todos los extremos se transforman por los medios propios
de cada uno en una concordancia como nadie podría creerse ni ningún hombre
puede entender sino es a través de la ciencia de la sensibilidad, ciencia que no es
posible que adquiramos sino es a través de la inteligencia que nos otorga el espíritu
sagrado, del cual una parte de su propia esencia tenemos en nuestra mente,
perfectamente enlazada con poderosísima ligazón por los instrumentos propios que
nos permitieron entender y sentir la magna nobleza del tránsito de los medios,
puesto que como más se aproximan estos a su perfección más se alejan de su
corrupción.
Posees ya, pues, la ciencia y el noble Arte infalible e insigne, las medidas
nombradas, en ciertos puntos pertene-cientes a la Geometría, que yo te he dado, si
es que te fueron concedidas por aquel que todo lo da y todo lo sustrae según le
plazca. Por ello piensa si te quiso inspirar, escrutando la forma que tiene la rueda
perteneciente a la propia graduación, porque nunca hubo hombre ni filósofo que
esta regla con tanta amplitud relatase y sin cautela, tal como nosotros hicimos.
Si bien habrás notado algunos puntos oscuros en nuestras explicaciones, con todo
habrás comprendido la totalidad de acciones y toda la operación de imbibición a
realizar. Incluso compren-derás esto, que descubrimos en los escritos del profeta
Joel respecto a las medidas de que hablamos y respecto a todas las causas
profundas en los grados precisos de cada forma de la que te informamos, de
manera sucinta pero sin olvido de ningún punto ni proceso para la concordancia
de los contrarios.
El más secreto de todos los puntos del proceso es la manera de todas las
imbibiciones. Escucha pues lo que dice el ínclito doctor Bonellus: En esta agua se
halla el máximo olor, y ten por cierto que todo el conocimiento de los filósofos se
centra en la imbibición, pues si con agua sabes imbibir también sabrás con una
medida cierta medir, porque es materia de nuestro quehacer el Agua de los Sabios
y el dominio de las operaciones, pues nuestra agua provoca la disolución y la unión
de los cuerpos y que estos graciosamente se depuren. En el agua se halla todo
nuestro saber y nuestro secreto y el fin deseado. Por ello, en nombre de la ciencia y
con buena voluntad te dimos el Arte de medir, que extraímos del Arte geométrico,
y para que este acto completes perfectamente te anunciamos:
Por ello, afirmo que si no hubiera medida nunca podría salir provecho de una
piedra. Cuando quisieres, pues, una piedra bendecida, usa de singulares medios
éste mismo, puesto que este medio y todas las naturalezas de aquellos no son otra
cosa sino medidas puras.
FORMAS DE MEZCOLANZAS
El maestro Arnau de Vilanova reveló en su Rosario tras otros filósofos que el oro y
la plata se corresponden entre si por el símbolo de la naturaleza que en ellos es
notable, y que hay una gran participación del uno en el otro en su naturaleza
metálica, tal como el hombre y la mujer en su naturaleza humana.
Recuerda esto en la primera mixtura, que debe ser hecha entre estos elementos y
por la vía de la reducción. Con ello los Filósofos revelaron esta correspondencia y
afinidad, para evitar la dificultad de la conjunción que el espíritu debe acometer
con el cuerpo: pues si con el cuerpo de plata quisieres de todas formas provocar la
colusión por medio de la reducción, la naturaleza seria exce-sivamente lejana en
cuanto a afinidad y en consecuencia seria demasiado difícil la colusión del cuerpo
lunar con el espíritu a causa de la gran sustancia terrestre evacuada por la
disolución de su sustancia corruptible por efecto del Sol, y demasiado diferida y
separada de la naturaleza de la plata viva.
Porque un cuerpo cuanto mas se separa de la naturaleza de su plata viva, mas
tarda en adherirse a ésta, pues por afectuosa afinidad del medio espiritual, que
debe unirse con el cuerpo en una unidad fija, y sólo por razón de la atractiva
composición se produce la conjunción de la plata viva con el cuerpo. Y por ello,
que mayor cantidad de plata viva hay en un compuesto de oro, y por consiguiente
menor es la corrupción, porque toda su materia resulta esencial e incorruptible, los
Filósofos lo pusieron en el lugar de la virtud agente y masculina, porque mas
cercano se adhiere a la naturaleza de la plata viva, por razón de la masa de plata
viva en si misma, pues lleva el símbolo y la afinidad en concordancia amorosa con
su naturaleza similar, que llamamos plata viva, porque el oro no puede soportar
tan fuerte corrupción que en su sustancia terrestre, que llamamos Grossities ignis,
no haya mas composición de plata viva incorruptible que de azufre corrupto: pues
su azufre es en toda materia pura esencial con respecto a la sustancia de plata, que
es mas gruesa e impura y menos estable, y por consiguiente mas corruptible.
Y por esto la plata viva tiene menor adherencia a la sustancia de plata que a la
sustancia de oro, por razón del mayor contenido natural existente entre la plata y
el oro, pues la sustancia de oro no se mezcla con una mixtura gruesa respecto del
cuerpo lunar: antes bien, seria mas posible una mixtura mínima, por razón de las
partes esenciales menos sutiles, en tanto en cuanto que el propio oro esta solo, o se
sumerge en conjunto en Mercurio, y en la profundidad de su vértice se esconde tal
el fuego o el calor natural: y por esto se estabiliza el Mercurio, porque aquél es el
que digiere la sustancia de Mercurio, y se endurece con la ayuda de la templanza
recibida de la sustancia del cuerpo lunar, que es fundamento propio y próximo del
origen de todas las cosas para endurecer el espíritu dispuesto por el fuego de la
naturaleza. Y por estas razones, para mas rápidamente dar salida y mejorar la
conmixtión, para que la preparación no se perturbe y para que un elemento reciba
de otro la templanza según mayor semejanza de naturaleza y afinidad, afirmaron
los honorables Filósofos que la plata viva con el Sol y la Luna mas ligeramente hay
que mezclarla, pues la plata viva con plata viva mas rápidamente se mezcla, pues
en un mismo cuerpo mas fácilmente se incluye el principio de amigabilidad; y a
continuación, inmediatamente con el oro, y después con la plata, pues óptimamente
participan de su naturaleza, tal como se demuestra en su reducción. Atiende,
además, a este secreto, que el oro mas que cualquier otro cuerpo se sumerge
pesadamente en Mercurio, tal como ya dije, pues el Mercurio sin medida y
libremente acepta aquello que es de su misma naturaleza pura, porque en ésta
acepta tanta sustracción que se unen inseparablemente: y así de una mudación
rehusa la causa remota.
Comprende por todas las causas ya dichas, que al principio de tu reducción, que es
el principio de la composición de la piedra, el oro y la plata convergen
naturalmente en la preparación de los principios, o sea, azufre blanco y rúbeo,
mediante agua blanca y rúbea con sus propios fermentos: y así se lleva a cabo la
primera parte, pero en la segunda parte, o sea, en la composición del Elixir y de la
fermentación, divergen, porque en el Elixir de la plata nada entra sino plata pura
con sus principios blancos; ni tampoco en el Elixir de oro, a no ser oro puro con
sus principios rúbeos. Y así se multiplica, por medio del fermento, la tintura.
La primera causa que debes tener presente es la de tener una gran cantidad de
plata viva en que debes lavar los cuerpos, cualesquiera que sean, reduciéndolos a
polvo, imbibiéndolos, cociéndolos al baño María, y cuantas veces sea necesario
destilándolos por el filtro (o paño), y separando el elemento negro innatural, que es
de aquellos el primer envoltorio.
Reiterarás la dicha operación cuantas veces necesarias hasta que el cuerpo lunar
sea separado absolutamente del susodicho envoltorio, de manera que resulte
blanco al modo de la tierra blanca por su luminosidad metálica. Esta tierra bebe y
acepta sin límite la plata viva pues no es sino toda su naturaleza el elemento
húmedo radical: y por esto debe ser disuelto por medio de una cocción continuada,
tal como mostraremos posteriormente, o sea, tras la separación de su envoltorio.
Esta separación la reconocerás a través de su calcinación, bien poniendo el cuerpo
sobre carbón breve y módicamente, bien sobre una lámina encendida, y si aquel se
ennegrece y si no se convierte en blanco, es que aun conserva parte de su
envoltorio, el cual rehuye la recepción de plata viva en cuanto es extraña a su
propia naturaleza. En caso que se volviera blanco, entonces tómalo, y repite tantas
veces la susodicha operación hasta que traspase el filtro grueso tras haber
reiterado la calcinación.
Entonces verás la plata viva disolverse en un color celeste y pondrás cuanto fue
disuelto en el transcurso de la calcinación en una vasija aparte: y así sublima o
destila la acuosidad de Mercurio de la substancia terrestre, para que puedan ser
provocados en nuestra piedra la brillantez y el fulgor, según nos demuestra la
naturaleza en el oro y la plata, el esplendor de los cuales no aflora si no es a través
del agua sutil mercurial divisa y considerada en si misma.
Gracias a estos metales que poseen una humedad más sutil y mas pura y más
densa, surge mayor fulgencia y resplandor.. por esta causa el oro brilla por encima
del resto de metales, y a continuación la plata. Y igualmente por ello el albor está
presente en la materia de los metales, surgiendo del elemento húmedo mercurial
surgido y provocado por el elemento terrestre seco cocido sutil y constantemente.
Cuida, pues, y cuídate bien de tener una tierra bien sutil y bien dividida, pues si
bien dividida fuere, bien simple y bien sutil fuere hecha por cocción del calor
complexional, tanto más desecará su elemento húmedo mercurial y más sutilmente
penetrará en lo profundo, cuanto lo harían las cenizas conseguidas por medios
vulgares y sacadas por medio de un fuego común por ignorancia.
Y cuando así serán convertidos en materia simple, toma la materia disuelta
separando el polvo y haz pasar toda esta disolución una vez más por el filtro para
mejor limpiarla: y si a la primera pasó por el filtro grueso, tómala ahora y pásala
por el filtro sutil y más simple, y así habrás separado el elemento sutil del grueso: a
continuación toma el cuerpo grueso y calcínalo tantas como una vez, si quieres, y
tras ello vuélvelo a su régimen, haciéndolo pasar por el filtro grueso, hasta que
todo haya pasado: y así podrías repetir cuantas veces quisieras, hasta que todo
resultase disuelto: pues cuantas veces es disuelta una cantidad grande, así mejor
puedes percibirla en su justo peso en libras.
Con todo, hay muchísimos que para abreviar este régimen tras volverse la tierra
blanca una vez, o dos veces disuelta, lo ponen todo a pudrir con la intención de
separar las sustancias por sublimación, pero al final tienen más trabajo en el
segundo régimen, cuando se llega a la separación de las almas. Por ello te repito
que cuanto más repitas el primer régimen, mientras bien hecho y con corrección
sin la combustión de las tinturas, tanto más se abreviará el segundo régimen por la
más leve separación por razón de las esencias putrefactas y más desmenuzadas en
el primer régimen; cuanto menos, tanto menos.
Asimismo te digo que para la purificación de los elementos las destilaciones son
bastante largas debido a la viscosidad del agua y del aire; y también que si
quisieras abreviar tus destilaciones, divide la materia en distintas partes (esto es,
en vasijas y cucúrbitas), y cada parte ponla en su alambique, y destílala en su
baño, y conseguirás una operación abreviada, y pueden ser puestos todos los
elementos en un baño largo.
En primer lugar, debes comprender y asimilar en tu intelecto que en este Arte Real
no debes inquirir respecto de sus propiedades, sino de sus causas que hay en la
latitud de la naturaleza metálica. haremos saber a tu intelecto que la plata viva es
tal en cuanto que principal licuable y que primer elemento metálico.
Y para mejor entendimiento de la diferencia del azufre y de la plata viva a través
de las sustancias separadas referidas a sus composiciones, te haremos saber que la
plata viva contiene su propio azufre cálido y agudo: y después el azufre contiene su
plata viva, que es tal aire y fuego sagrado, pues dicha plata viva en su raíz es por
índole natural en primer lugar tierra blanca, sutil, sulfúrica, cálida y aérea, mixta
y recogida en agua clara, hasta que se convierte en sustancia homogénea de
naturaleza metálica con mesura de proporción veraz clara y elemental con la
cooperación de la influencia estelífera, que es la virtud de la forma metalífica por
la gran concordancia de dicha materia como causa divina y digna, por la cual se
completa la individualidad de la plata viva, en la cual se detiene primeramente la
forma de naturaleza metálica de tal modo que lo seco es atemperado por lo
húmedo y lo húmedo por lo seco sin la separación de uno u otro.
Con esta definición puedes entender que es por razón de un compuesto fuerte de
una mixtura fuerte de húmedo y seco en su raíz, tal como te dijimos respecto de
estas dos sustancias separadas, a saber, de la tierra y del agua, por las cuales te ha
sido dado entender que cuando decimos azufre o plata viva entonces se confunde el
intelecto, pues todo proviene de una sola composición: pero cuando decimos azufre
exterminable entiende esto por la propiedad del elemento terrestre: pero cuando
decimos plata viva vulgar, entiende agua por su vivacidad (extraída de vitriolo y
sal pétrea) según la virtud y la razón que su sujeto demande por extrema y media
con las sustancias separadas por sublimación natural concordante y simbolizante
en la naturaleza, aunque haya azufre en todos los elementos, no obstante éste
nunca sea exterminable pues no es más que vapor y acción aérea y fuego.
De ello depende nuestro gran secreto, por el cual cualquier radical húmedo es
sublimado, cuando hubiera sido abstraído de la raíz bajo tierra sin el exterminio o
la combustión de su cara tintura, que recibió exterminio por virtud del elemento
terrestre. pero cuando repetidamente revierte, no es exterminable a causa de la
propiedad que recibe de su humedad: así pues, cuando quisieras procurarte esto
de la tierra, debes tomarlo en su propio receptáculo, hasta con el agua, que es plata
viva, el protector común de su combustión.
A continuación te indicamos que en la susodicha tierra por la virtud elemental se
hallan las tres sustancias de la tierra: la primera es la sutil para la sensibilidad
humana, (vitriolo) pero de hecho se encuentra gruesa, grave, oscura y tenebrosa,
que impide la claridad luminosa y que sea traspasado el cuerpo: esta se encuentra
en la cualidad seca y fría, de la naturaleza del vidrio.
La segunda (de la piedra salina) es en balde sutil a la sensibilidad humana, pero de
hecho se halla en forma de hollín lejos de la perfección por causa de su cualidad
extrema, que es cálida y seca en una gran quema: y esta sustancia participa de los
sulfuros que queman por todas partes, y son estas dos sustancias en la propia
vasija aquellas entre las cuales la plata viva crece, a saber aquella de la cual
hablamos en la obra de la naturaleza y que es como un feto en una matriz.
La tercera sustancia terrestre es la tierra intermedia cálida y húmeda aérea y sutil
y para la sensibilidad media humana no es propiamente tierra, sino vapor extraído
de aquellas dos anteriores y de hecho se encuentra en gran perfección, pues es la
naturaleza pura y el radical húmedo de la cual nuestra piedra recibió
gradualmente su nacimiento inmaculado con su propiedad metálica: por ello
dijeron los Filósofos que esta sustancia la debes separar por sublimación de las
susodichas otras sustancias que son el vitriolo y la sal.
Manifiestamente te advierte Morienus que si quieres hallar la perfección debes
extraer la sustancia pura de Mercurio del vientre de los vasos de vidrio (ésta es la
sublimación del Mercurio), pues de esta sustancia consta nuestra piedra. Aprende,
pues, el verdadero lenguaje de los Filósofos, dispuesto para el conocimiento de las
propiedades de las sustancias naturales: si éstas no las considerases como
sustancias separadas nunca realmente entenderías sus propiedades en el verdadero
lenguaje. Y es que los Filósofos hablan claramente de ellas en su filosofía,
sobretodo de su naturaleza, porque la filosofía no es más que la revelación de los
secretos de la naturaleza en un lenguaje natural apropiado, sin el cual las
sustancias de la naturaleza no pueden ser dadas a conocer, tal como cualquier otra
causa o animal o planta, si no llevasen nombre, o efecto, que generalmente da
noticia de una causa habida.
Diversos fueron los lenguajes inventados por los diversos Filósofos para la
naturaleza. Por ello cada cual en su filosofía habló lo más claro posible siguiendo el
curso de la naturaleza, cuidándose de la idoneidad de sus figuras, aunque un
lenguaje sea más claro y más propio que otro según si su autor fue mejor expositor
respecto a las propiedades la naturaleza de las cuales demuestra los efectos para
cualquier bien natural inteligente con mayor realismo.
Y no debes creer que los santos y buenos Filósofos en su filosofía te ocultaron su
sentido, pues no sería parte de la verdadera filosofía, porque su propiedad y
exigencia máxima consiste en la revelación adecuada y con claro propósito y
radiosa claridad de la causa oculta y la pura manifestación sin ocultación, de la
cual interiormente en una perfecta locución restablecen al puro intelecto hecho e
introducido por el Dios celestial, en el cual se examina y se depura la virtud del
contrario tal como hace el oro en su propio horno.
FINAL