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1 El Gran Camino Osho
1 El Gran Camino Osho
1 El Gran Camino Osho
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
1. EL GRAN CAMINO
El Gran Camino no es difícil para aquellos que no tienen preferencias.
2. EL CAMINO ES PERFECTO
El camino es perfecto, como el espacio infinito donde nada falta y nada sobra.
3. LA VERDAD NO SE PUEDE BUSCAR
Cuanto más hablas y piensas acerca de ello, más te alejas de la verdad.
4. VUELVE A LAS RAÍCES
Volver a las raíces es encontrar el significado, pero perseguir apariencias es alejarse del origen.
5. LA UNIDAD DEL VACÍO
Cuando los objetos del pensamiento se desvanecen, el sujeto pensante se desvanece.
6. NO PERSIGAS NINGUNA META
El hombre sabio no persigue ninguna meta, pero el tonto se encadena a sí mismo.
7. TODOS LOS SUEÑOS DEBEN CESAR
Sí el ojo nunca duerme, todos los sueños cesarán naturalmente.
8. VIVIR EN LA FE VERDADERA
Para la mente unificada, en armonía con el Camino, cesan todos los esfuerzos enfocados hacia
uno mismo. Las dudas y las vacilaciones se desvanecen, y vivir en la verdadera fe se vuelve
posible.
9. NI ESTO NI AQUELLO
No importa cuándo ni dónde: iluminación significa entrar en esta verdad.
10. NI AYER NI MAÑANA NI HOY
¡Palabras! El Camino está más allá del lenguaje, porque en él no hay ni ayer ni mañana ni hoy.
INTRODUCCIÓN
Estas palabras son atómicas, están llenas de energía. Siempre que una persona que
se ha realizado dice algo, la palabra se convierte en semilla y durante miles de años
permanecerá como tal y buscará un corazón. Si tú estás listo, listo para ser su terreno,
entonces estas palabras, estas palabras tremendamente poderosas de Sosan, están
todavía vivas. Son semillas; entrarán en tu corazón si tú se lo permites y te
transformarán.
Pero nuestros corazones se han cerrado a las palabras de lo infinito: Dios, iluminación, amor,
divinidad; todas ellas han sido tan mal usadas que se han vuelto absurdas y sin sentido. Osho
muestra el significado de las palabras de Sosan en sí mismo, en su ser, y nos prepara para aceptar
estas experiencias en nosotros mismos.
Con sus charlas nos conduce a través del laberinto de nuestras sofisticadas mentes hasta el
punto desde donde, si nuestros ojos están claros, podremos ver la realidad. Desde lo racional, nos
lleva al borde de lo irracional, hasta el punto desde el cual, si nuestros oídos están afinados,
podremos oír el sonido de una sola mano aplaudiendo. Con las meditaciones que él mismo ha
inventado, Osho ha creado para nosotros situaciones en las cuales hay la suficiente energía y la
oportunidad de despojarnos de todo lo que vela nuestra visión y tapona nuestros oídos: nuestro
pasado, nuestra represión y nuestra mente.
Osho ha hablado acerca de todos los maestros iluminados que ha habido en esta Tierra, no con
la intención de hacernos creer en algo o convencernos de alguna idea, sino para mostrar nos los
diferentes caminos que nos acercan a la multifacética y contradictoria realidad.
No le interesan las teorías ni las filosofías ni los «...ismos», porque estos son, dice, lo que está
entre la realidad y nosotros. Él siempre recalca que para alcanzar la realidad, Dios, la iluminación,
el nirvana, o como quieras llamarlo, debemos encontrar nuestro propio camino. Cuando habla
sobre Sosan, Jesús o Buda, el enfoque de Osho permanece en nosotros, los individuos
buscadores, y en nuestro crecimiento hacia nuestra propia realización. Así, dice:
Tú eres el camino y la meta, y no hay distancia entre la meta y tú. Tú eres el
buscador y lo buscado; no hay distancia entre el buscador y lo buscado. Tú eres el
devoto y la devoción. Tú eres el discípulo y el maestro. Tú eres el medio y el fin. Este
es el Gran Camino.
1. EL GRAN CAMINO.
EXACTAMENTE IGUAL QUE CHUANG TZU: «Lo fácil es lo correcto». El Gran Camino no es
difícil. Si parece difícil, eres tú el que lo hace difícil. El Gran Camino es fácil. ¿Cómo va a ser difícil?
Hasta los pájaros vuelan en él y los peces nadan en él. ¿Cómo va a ser difícil? El hombre lo hace
difícil, la mente lo vuelve difícil; y el truco para hacer de cualquier cosa fácil algo difícil es elegir,
hacer una distinción. El amor es algo fácil, el odio es algo fácil, pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a
amar, no voy a odiar». Así todo se vuelve difícil. ¡Así ni siquiera puedes amar! Inspirar es fácil,
espirar es fácil. Pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a inspirar, no voy a espirar». De esta forma todo se
vuelve difícil. La mente puede decir: «¿Para qué espirar? La respiración es vida. Simple aritmética:
inspira, no expulses el aire; estarás cada vez más vivo. Acumularás más vida. Tendrás grandes
reservas de vida. Inspira solamente, no espires porque espirar es morir».
Lo primero que hace un niño al nacer es inspirar. Y lo último que un hombre hace al morir es
espirar. La vida comienza con la inspiración y la muerte comienza con la espiración. Cada vez que
inspiras renaces; cada vez que espiras mueres, porque el aliento es vida. Es por eso que los
hindúes lo han llamado prana. Prana significa «vida». El aliento es vida. Simple lógica, simple
aritmética, ningún problema, lo puedes hacer sencillo: inspira cada vez más y no espires, así no
morirás. Si espiras morirás. ¡Y si espiras mucho te morirás antes! Entonces, ¿qué se supone que
una persona lógica debería hacer? Una persona lógica solamente inspiraría, nunca espiraría.
El amor es inspirar, el odio espirar. ¿Qué hacer entonces? La vida es fácil si no decides, porque
entonces sabes que inspirar y espirar no son dos cosas opuestas; son dos partes de un mismo
proceso. Y estas dos partes son orgánicas, no puedes dividirlas. ¿Y si no espiras...? La lógica se
equivoca. No vivirás; sencillamente, te morirás inmediatamente.
Pruébalo: solamente inspira, no espires. Lo entenderás, te pondrás tenso, muy tenso. Todo tu ser
querrá espirar porque si no morirás. Si eliges, te meterás en un problema. Si no eliges, todo será
fácil. Lo fácil es lo correcto.
Si el hombre se encuentra en un problema es debido a los muchos maestros que han
envenenado su mente, que le han estado enseñando: «¡Elige esto! ¡No hagas esto, haz esto».
Todas estas elecciones le han destruido. Y parecen lógicos. Si discutieras con ellos, ellos siempre
tendrían razón. La lógica les apoya: «¡Mira, es tan simple! ¿Para qué espirar si espirar es morir?».
Y esto ha ocurrido, no sólo con la respiración..., o incluso con la respiración. Hay escuelas de
yoga que dicen que tu vida se cuenta a través de la respiración; que tu vida no se cuenta por los
años que vives sino por las veces que respiras; así que respira lentamente. Si respiras doce veces
por minuto morirás pronto; así que respira seis veces, o mejor aún tres, vivirás más tiempo.
Nadie lo ha conseguido, pero la gente lo sigue intentando. Respira lentamente. ¿Por qué?;
porque si respiras lentamente espirarás menos veces, así que cada vez estarás muriendo menos,
o podrás vivir más tiempo. Pero lo único que ocurrirá será que perderás tus ganas de vivir. Y la
vida no se prolongará, aunque lo parezca. Se dice que la gente casada vive más tiempo que la
soltera, así que alguien le preguntó a Nasrudin: «¿Es eso verdad, Nasrudin?».
Y Nasrudin contestó: «Eso parece. Un hombre casado no vive más tiempo, pero parece que ha
vivido mucho más». Porque cuando la vida se vuelve dura, el tiempo pasa más lentamente.
Cuando la vida es fácil, el tiempo parece más corto. Esos a los que la gente llama yoguis, que cada
vez respiran menos y más despacio, lo único que hacen es disminuir el proceso de la vida. Están
menos vivos, eso es todo. No van a vivir más tiempo; tan sólo van a estar menos vivos. No están
viviendo plenamente; su llama no arde adecuadamente. El ánimo, el entusiasmo y la danza
desaparecen. Se consumen a sí mismos, eso es todo.
Y esto también ha ocurrido con el sexo, porque la gente cree que con el sexo viene la muerte. Y
tienen razón, porque la energía sexual da nacimiento a la vida; así que cuanta más energía sexual
sale, más vida se va. Lógico, absolutamente aristotélico, pero estúpido. Y no puedes encontrar
gente más estúpida que la gente lógica. Es lógico que la energía vital venga del sexo (los niños
nacen del sexo, el sexo es el origen de la vida), así que guárdala. No la permitas salir, o morirás.
Por eso todo el mundo tiene miedo.
Pero es lo mismo, exactamente igual, que cuando contienes la respiración, entonces todo el
cuerpo quiere espirar. Lo mismo pasa con vuestros llamados bramacharías, célibes, que tratan de
contener la energía sexual, mantener el semen dentro, mientras que todo su cuerpo quiere
deshacerse de él. Toda su vida se vuelve sexual; su mente se vuelve sexual, sueñan con el sexo,
piensan en el sexo. El sexo se convierte en su obsesión porque tratan de hacer algo que, aunque
desde luego es lógico, no es realista. Y no viven más tiempo, se mueren antes.
Recientemente se ha descubierto que un hombre vive más tiempo si prolonga su vida amorosa lo
más posible. Si un hombre puede hacer el amor a los ochenta años vivirá más tiempo. ¿Por qué?
Porque cuanto más espiras, más inspiras. Así exactamente... Si quieres más vida, espira más para
que puedas crear un vacío dentro y entre más aire. No pienses en inspirar. Simplemente espira
tanto como puedas y todo tu ser inspirará. Ama más (amar es espirar) y tu cuerpo recogerá energía
de todo el cosmos. Crea el vacío y la energía vendrá. Y lo mismo pasa con todos los procesos de
la vida. Comes, pero si retienes el alimento, te estriñes. La lógica es correcta: simplemente no
echas el aire. El estreñimiento es una elección a favor de coger aire y en contra de soltarlo. Casi
todo ser civilizado está estreñido; puedes medir la civilización por el grado de estreñimiento.
Cuanto más estreñido esté un país, más civilizado será, porque será más lógico. ¿Para qué soltar
el aire? Sigue tomándolo. El alimento es energía. ¿Por qué echarla? Puede que no te des cuenta
pero esto es el inconsciente volviéndose lógico y aristotélico.
Pero la vida es un equilibrio entre echar afuera e invitar adentro. Tú eres un pasaje. ¡Comparte!,
¡da!, y te será dado más. ¡Sé tacaño!, ¡no des!, y te será dado menos, porque necesitarás menos.
Recuerda y observa los procesos de tu vida. Si a pesar de todo sigues realmente interesado en
entender la iluminación, acuérdate de dar para que te sea dado más; sea lo que sea. Deja salir el
aire, expulsa más. Eso es lo que significa compartir, lo que significa dar.
Dar tu energía es un regalo, y a cambio se te da más. Pero la mente dice... Ella tiene su propia
lógica, y Sosan a esta lógica la llama la enfermedad.
Cuando no tienes preferencias..., cuando todas las actitudes «a favor» y «en contra» están
ausentes, ambos, amor y odio, están ausentes, a ti ni te gusta ni te disgusta algo, simplemente
permites que todo ocurra...
Pero tu mente dirá: «Si no tienes preferencias te convertirás en un animal. Si no eliges, ¿cuál es
la diferencia entre tú y un árbol?». Hay una diferencia, una gran diferencia; pero no la diferencia
que trae la mente sino una que viene a través de la consciencia. El árbol vive sin elección,
inconscientemente. Tú vivirás sin elección, conscientemente. Esto es lo que significa consciencia
sin elección, y la mayor diferencia es que serás consciente de que no estás eligiendo.
Y esta consciencia te da una paz tan profunda..., te conviertes en un buda, un «Sosan», un
«Chuang Tzu». El árbol no puede convertirse en un Chuang Tzu. Chuang Tzu es como un árbol, y
algo más. Es como el árbol en lo que respecta a la elección, pero es absolutamente distinto del
árbol en lo concerniente a la consciencia; es absolutamente consciente de que no elige.
El amor y el odio; ambos colorean tu visión y entonces no puedes ver con claridad. Si amas a
alguien empiezas a ver cosas que no existen. Ninguna mujer es tan hermosa como tú piensas
cuando la amas, porque proyectas. Tú tienes en la mente una chica de ensueño y la proyectas. De
alguna manera la chica real solamente hace de pantalla.
Por eso, tarde o temprano, todo amor llega a un punto de frustración, porque ¿cómo puede la
chica seguir haciendo de pantalla? Ella es una persona real; se afirmará, dirá: «¡Yo no soy una
pantalla!». ¿Durante cuánto tiempo puede ella encajar en tu proyección? Antes o después te darás
cuenta de que no encajan. Al principio ella cedía, al principio tú cedías. Tú eras una pantalla para
ella, ella una pantalla para ti.
La esposa de Mula Nasrudin le decía (y lo he oído tantas veces): «Ya no me amas como me
amabas antes, cuando me cortejabas». Mula Nasrudin dijo: «Querida, no le des mucha importancia
a esas cosas; sólo eran la campaña publicitaria. Yo he olvidado lo que decías, olvida tú lo que
decía yo. Ahora somos seres reales».
Nadie puede pretender ser una pantalla de proyección para ti durante toda la vida porque es muy
pesado. ¿Cómo puede alguien ajustarse a tu sueño? Él tiene su propia realidad, y la realidad se
hace valer. Si amas a una persona, proyectas cosas que no existen. Si odias a una persona, de
nuevo proyectas cosas que no existen. En el amor, la persona se vuelve un Dios. En el odio la
persona se vuelve un demonio; y esa persona no es ni un Dios ni un demonio. Esa persona es
simplemente ella misma. Esos dioses y diablos no son sino proyecciones. Tanto si amas como si
odias no podrás ver con claridad.
Cuando el «me gusta» y el «no me gusta» no existen, tus ojos no están empañados, tienes
claridad. Entonces ves al otro tal como es. Y cuando posees esa claridad de consciencia, toda la
existencia te revela su realidad. Esta realidad es Dios, esta realidad es la verdad.
¿Qué significa esto? ¿Que un hombre como Sosan no amará? Su amor tendrá una cualidad
completamente diferente; no será como el tuyo. Amará, pero su amor no será una elección. Amará,
pero su amor no será una proyección. Amará, pero su amor no será un amor por su propio sueño.
Amará lo real. Este amor por lo real es compasión.
Él no proyectará esto o aquello. No verá en ti un Dios o un demonio. Simplemente te verá, y
compartirá porque tiene suficiente; y cuanto más compartes, más crece. Compartirá su éxtasis
contigo. Cuando amas, proyectas. No amas para dar; amas para tomar, amas para explotar.
Cuando amas a una persona intentas encajarla de acuerdo a ti, de acuerdo a tus ideas. Todos los
maridos hacen esto, todas las esposas hacen esto, todos los amigos. Continuarás intentando
cambiar al otro, al ser real, y el ser real no puede ser cambiado; sólo conseguirás frustrarte.
El ser real no puede cambiarse; lo único que pasará es que tu sueño se hará añicos y entonces
te sentirás herido. No escuchas la realidad. Nadie está aquí para realizar tu sueño. Todo el mundo
está aquí para realizar su propio destino, su propia realidad.
Un hombre como Sosan ama, pero su amor no es una explotación. Él ama porque tiene mucho
amor, le desborda. No está creando un sueño alrededor de nadie. Comparte con cualquiera que
aparezca en su camino. Su compartir es incondicional, de forma que no espera nada de ti. Si el
amor espera algo sólo habrá frustración. Si el amor espera algo habrá desilusión. Si el amor espera
algo habrá sufrimiento y locura.
Sosan dice: «No, ni amor ni odio. Simplemente ve la realidad del otro». Este es el amor de un
buda: ver la realidad del otro, ver al otro tal como es, ver sólo la realidad; no proyectar, no soñar,
no crear una imagen, no intentar encajar al otro de acuerdo a la imagen de uno.
Cuando ambos, amor y odio, están ausentes todo se vuelve claro y diáfano.
La mente tiene que amar y odiar, y la mente tiene que luchar continuamente entre estas dos
cosas. Si no amas ni odias, vas más allá de la mente. ¿Dónde está la mente entonces? Dentro de
ti, cuando la elección desaparece la mente desaparece. Aunque digas: «Me gustaría estar en
silencio», nunca estarás en silencio porque tienes una preferencia. Este es el problema. La gente
viene y me dice: «Me gustaría estar en silencio, no quiero tener más estas tensiones». Me dan
lástima; lástima porque lo que dicen es estúpido. Al no querer más tensiones crearás otras nuevas,
porque este no-querer creará una nueva tensión. Y si deseas mucho el silencio, si lo persigues
demasiado, el propio silencio se convertirá en tensión. Debido a ello sentirás más inquietud aún.
¿Qué es el silencio? El silencio es un profundo entendimiento; un entendimiento de que el
fenómeno de elegir te causa tensión. Aunque lo que prefieras sea el silencio, te pondrás tenso.
Entiéndelo, siéntelo; siempre que prefieres algo, te pones tenso; cuando no prefieres, no hay
tensión, estás relajado. Y cuando estás relajado, tus ojos poseen cierta claridad; no están velados
por nubes y sueños. No se mueven pensamientos en la mente; puedes ver a través de ella. Y
cuando puedes ver la verdad, ello te libera. La verdad libera.
Haz la más mínima distinción, la más mínima elección, y estarás dividido. Entonces tendrás un
cielo y un infierno, y entre ellos dos serás aplastado.
Vive sin opiniones. Vive desnudo, sin ropa alguna, sin opiniones acerca de la verdad, porque la
verdad detesta todas las opiniones. ¡Abandona todas tus filosofías, teorías, doctrinas, escrituras!
¡Abandona toda esa basura! Vive en silencio, sin elegir, con los ojos simplemente dispuestos a ver
lo que hay, de ninguna manera esperando ver tus deseos realizados. No cargues con deseos. Se
dice que el camino del infierno está completamente lleno de deseos, de buena voluntad, de
esperanzas, de sueños, de arco iris, de ideales. El camino del cielo está absolutamente vacío.
¡Despréndete de todas las cargas! Cuanto más alto quieras llegar, más ligero tendrás que ir. Si
quieres ir a los Himalayas tendrás que dejar toda la carga. Al final, cuando llegues al Gurisankar, al
Everest, tendrás que dejarlo todo. Tendrás que ir completamente desnudo, porque cuanto más alto
llegues, más ligero necesitarás estar. Y todas las opiniones son cargas. No alas. Sin opiniones, sin
ninguna preferencia...
Sosan dice:
La lucha entre lo que a uno le gusta y lo que le disgusta es la enfermedad de la
mente.
¿Cómo curarse? ¿Hay alguna manera de superar esta enfermedad? No, no hay manera. Uno
simplemente tiene que entenderlo. Uno simplemente tiene que mirar el hecho en sí mismo. Uno
sólo tiene que cerrar los ojos y mirar en su propia vida; observarla. Y sentirá la verdad de Sosan. Y
cuando sientes la verdad, la enfermedad desaparece. No hay ningún remedio para ella, porque si
se te da algún remedio, ese remedio te empezará a gustar. Entonces olvidarás la enfermedad pero
empezará a gustarte el remedio, y el mismo remedio se convertirá en la enfermedad.
No, Sosan no te dará ningún remedio, no te dará ningún método. No te sugerirá qué hacer.
Simplemente insistirá una y otra vez, una y mil veces, en que entiendas cómo has creado toda esta
confusión a tu alrededor, cómo has creado todo este sufrimiento. Y nadie más que tú lo ha creado;
es la enfermedad de tu mente: preferir, elegir.
No decidas. Acepta la vida en su totalidad. Tienes que ver la totalidad: la vida y la muerte juntas,
el amor y el odio juntos, la felicidad y la desgracia juntas, la agonía y el éxtasis juntos. Si los ves
juntos, entonces ¿qué quedará para elegir? Si ves que son uno, entonces ¿por dónde va a entrar
la elección? Si ves que la agonía no es otra cosa que éxtasis, y el éxtasis agonía; si puedes ver
que la felicidad no es otra cosa que infelicidad; que el amor no es otra cosa que odio y el odio,
amor; entonces ¿dónde elegir? ¿cómo elegir? Entonces la elección desaparece.
No es que tú la dejes. Si eres tú el que la dejas, se convertirá en una elección; esta es la
paradoja. No supongas que tienes que dejarla, porque si la dejas, eso ya quiere decir que has
elegido a favor y en contra. Ahora tu elección es la totalidad. Estás a favor de la totalidad y en
contra de la división, pero la enfermedad ha entrado. Es algo muy sutil.
Simplemente entiende, pues la propia comprensión hace que la elección desaparezca. Nunca la
abandonas. Simplemente te ríes... y pides una taza de té.