José María Arguedas
José María Arguedas
José María Arguedas
Obras:
- Los ríos profundos
- Yawar Fiesta
- Agua
- El sexto
- Todas las sangres
- El sueño del pongo
- El zorro de arriba y el zorro de abajo
- La agonía de Rasu Ñitti
- Diamantes y pedernales
- El barranco
- Katalay
- Mitos, leyendas y cuentos peruanos
- Cuentos Andinos
- Relatos completos
- Obra antropológica 1911-2011
- Las cartas de Arguedas
- José María Arguedas
- La amante de la culebra: la amante del cóndor
- Diamante en vuurstenen
- Breve antología de cuentos
- Relatos
- Cuentos religiosos mágicos quechuas de Lucanamarca
Cursó primero la escuela secundaria en la ciudad de Ica, en la desértica costa peruana, y luego en la ciudad de
Huancayo, donde empezó a escribir colaborando en una revista estudiantil. A los veinte años ingresó en la
Universidad de San Marcos, en Lima, donde estudió la especialidad de Letras y continuó escribiendo para revistas
universitarias. Entre 1932 y 1937 trabajó como auxiliar de la Administración Central de Correos de Lima pero perdió
el puesto al ser apresado por participar en una manifestación estudiantil a favor de la República Española, por lo
que pasó casi un año en prisión.
En 1939 se casó con Celia Bustamante, promotora de las artes populares y de la vida cultural, quien, con su
hermana Alicia, servía de anfitriona de la Peña Cultural Pancho Fierro. Arguedas se mudó con Celia Bustamante a
Sicuani, en la sierra cusqueña, para trabajar como profesor de la escuela secundaria, donde, con sus alumnos, llevó
a cabo un trabajo de recopilación del folclore. Al regresar a Lima, continuó enseñando en escuelas secundarias.
En octubre de 1941 fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma de los planes de estudios
secundarios. Tras representar al profesorado peruano en el Congreso Indigenista Interamericano de Patzcuaro
(1942), reasumió su labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte, Nuestra Señora de
Guadalupe y Mariano Melgar de Lima, hasta que en 1949 fue cesado por considerársele comunista.
En marzo de 1947 fue nombrado Conservador General de Folklore en el Ministerio de Educación, para
posteriormente ser promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo ministerio (1950-
52). En 1953 fue nombrado Jefe del Instituto de Estudios Etnológicos del Museo de la Cultura Peruana, y el mismo
año comenzó a publicar la revista Folklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del que era
secretario), la cual dirigió durante diez años. A este cargo sucedieron el de director de la Casa de la Cultura del Perú
(1963-1964) y director del Museo Nacional de Historia (1964-1966), desde los cuales editaría las revistas Cultura y
Pueblo e Historia y Cultura. También fue profesor de etnología y quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de
Varones (1950-53), catedrático del Departamento de Etnología de la Universidad de San Marcos (1958-68), y
profesor en la Universidad Nacional Agraria de la Molina desde 1964.
En 1965 se divorció e inició su relación con Sybila Arredondo, a quien conoció en Chile y con quien se casó en 1967.
El viernes 28 de noviembre de 1969, en su pequeña oficina de La Molina, se disparó en la cabeza y murió cuatro días
después, el martes 2 de diciembre.
La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y comprende, además de obras de ficción, trabajos,
ensayos y artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica, el folclore y la educación popular, entre
otros aspectos de la cultura peruana. La circunstancia especial de haberse educado dentro de dos tradiciones
culturales, la occidental y la indígena, unido a una delicada sensibilidad, le permitieron comprender y describir como
ningún otro intelectual peruano la compleja realidad del indio nativo, con la que se identificó de una manera
desgarradora.
Por otro lado, en Arguedas la labor del literato y la del etnólogo no están nunca totalmente disociadas. Su obra
revela el profundo amor del escritor por la cultura andina peruana, a la que debió su más temprana formación y
representa, sin duda, la cumbre del indigenismo peruano.
Todas las sangres elevan el problema indígena a problema nacional, e incluso le brinda un tinte universal, en la
medida en que el conflicto expresado en la novela corresponde ya en ese momento al llamado Tercer Mundo.
PREMIOS:
Premio Fomento a la Cultura en Ciencias Sociales (1958)
Premio Fomento a la Cultura en Literatura (1959, 1962)
Premio Inca Garcilaso de la Vega (1968)