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San Braulio Obispo de Zaragoza (631-651) Su Vida y Sus Obras (1950) - Lynch, Charles

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. H. LYNH y P.

GALINDO

SAN BRAULIO
OBISPO DE ZARAGOZA
(631 - 651)

SU VIDA Y SUS OBRAS

INSTITUTO «ENRIQUE FLOREZ»


CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS
SAN BRAULIO, OBISPO DE ZARAGOZA
(631-651) i
•SU VIDA Y U OBRAS
. H. LYNH y P. GAL1NDO

SAN BRAULIO
OBISPO DE ZARAGOZA
((>3i - (¡5i)

SU VIDA Y SUS OBRAS

EX LIBRIS
1 XAVIER
AGENJO BULLÓN

INSTITUTO «ENRIQUE FLOREZ»


ONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGAIONES IENTIFIAS
I

NIHIL OBSTAT
Dr. Enrique Valcarce

IMPRIMA! UR
Madrid, 3 abril 1950
* Casimiro, obispo Aux.
y Vicario General

Imp. SAMARAN.—Mallorca. 4.—Madrid.


EXCELLENTJSIMO • VIRO
RIGOBERTO DOMENECH - ET - VALLS
ARCHIEP - CAES A R A VG VSTAN O
XXV . FELICITER • EXACTO - ANNO
EX - QVO
SANCTI - BRAVLION1S - SEDI
PONTIFEX ' PRAEFECTVS
DOCTRINAE . GRAVITATE
INDEFATIGABILI - SOLLERTIA
PRAEFVLGENTISOVE . V1RTVT1S . EXEMPLO
IPSAM . MODERANS - DECORAT
DD

XV s - RAE - 1VNIAS . AN . MDCCCCXXXXX


PRÓLOGO™

No hay duda alguna de que el siglo séptimo de la era


cristiana es una época oscura. Cualquiera que sea la colum­
na que se consulte en un cuadro histórico de la civilización
desde el año 500 antes de Jesucristo, los años 600-700 des­
pués de Cristo son los menos ricos en nombres y en aconte­
cimientos, así en Oriente como en Occidente. Entre todas
las naciones fué España la única que mantuvo entonces un
esfuerzo intelectual. El relativo progreso de la civilización,
en ella, se debió principalmente a una interna solidaridad
de lo hispano-romano y de lo visigodo, de la Iglesia y del
Estado, con los numerosos Concilios eclesiásticos de To­
ledo que, por su condición casi civil, constituyeron la prin­
cipal fuerza unificadora. Aunque instintivamente se piensa
en San Isidoro de Sevilla como autor personal de esta con­
dición, la verdad es que tal progreso se debió también a
otras figuras directoras. No poco corresponde a algunos de
los reyes visigodos, pero merecen sobre todo señalarse al­
gunos obispos : Juan de Biclara, Juan de Zaragoza, Brau­
lio, Eugenio II, Tajón, Fructuoso, Ildefonso y Julián.
Por encima de estos obispos sobresale la figura de San
Braulio, a la que se dedica el presente estudio. Este obispo

(1) Es e! prefacio del autor —Carlos H. Lynch— en su obra que


hemos procurado conservar fielmente en la traducción, con la pequeña
excepción de lo que señalamos en nuestro Prefacio (de traductor).
Lynch terminaba el «prólogo» significando su especial gratitud, así
a su señor Obispo (de Providence), Mons. Francisco P. Keough, que
le había patrocinado en sus estudios, como al Dr. A. Ziegler, por ha­
berle seña'ado el tema de la tesis, y a los Dres. M. R. McGuire,
J. Geary e Ign. Smith, O. P., por sus indicaciones y consejos.
viii SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de Zaragoza, por su propio talento y por el prestigio de que


gozó como amigo y consejero de Isidoro, debe ser consi­
derado inferior únicamente a éste en su influencia sobre la
civilización española de su siglo. Braulio sucedió a Isidoro
como la figura principal en el ambiente eclesiástico y políti­
co de España desde el 636 hasta el 651. Su influencia se
extendió también aun después de su muerte a través de las
personas directoras que él había formado, especialmente
Eugenio II de Toledo y Tajón de Zaragoza.
Un estudio detallado de la vida y obras de Braulio ha
de arrojar una gran luz sobre este período. Hasta ahora na­
die lo ha intentado. Manuel Risco, en el siglo xvni, prestó
un gran servicio a ellas cuando en el volumen 30 de la s -
paña sagrada hizo asequible por primera vez la obra maes­
tra literaria de Braulio, el Corpus íntegro de sus cuarenta y
cuatro cartas. Desde entonces los eruditos han acudido a
las obras de Braulio y han señalado cuanto en ellas se en­
cuentra de teología, liturgia, hagiografía, historia y filoso­
fía políticas, literatura y biografía, pero no con la intención
de presentar una biografía sistemática de Braulio o un es­
tudio exhaustivo de su pensamiento. Hallábanse preocupa­
dos siempre por otras personas o por otras tesis. Fidel Fita,
por ejemplo, escribió en el siglo pasado un estimable ar­
tículo sobre la actuación de Braulio en las relaciones entre
la Iglesia española y Roma en su tiempo. Recientemente
Dom Lambert publicó una cuidada monografía sobre la
familia de Braulio, pero dicho trabajo estaba dedicado a
confirmar la tesis de la propagación de la Regla monástica
de Juan de Biclara. Más recientemente Dom Pérez de Ur-
bel ofreció el primer tratado moderno de Braulio y sus obras
en el Dictionnaire d’histoire el de géographie ecclésiasti-
ques, pero los límites impuestos al artículo impidieron un
estudio detallado de los problemas señalados.
Aparte de las cartas, las únicas obras que con certeza
pueden atribuirse a Braulio son su elogio de Isidoro y el
PRÓLOGO IX

catálogo de sus obras, llamado Praenotatio librorum D. Isi-


dori, la Vida de San miliano, y un Himno en honor del
mismo santo. Otras obras que se le han atribuido en dis­
tintas ocasiones no se le pueden adscribir definitivamente y,
salvo el estudio tocante a su atribución, no pueden tenerse
en cuenta en esta obra.
No hay sino una fuente primaria digna de mencionarse
en un estudio sobre la vida de San Braulio. Nos referimos
al corpus de sus cartas, que incluye también las dirigidas a
él. Las breves líneas que Ildefonso le dedica en su De viris
illustribus y las pocas referencias que Eugenio de Toledo
hace a la familia de Braulio, tienen muy poca importancia.
Apenas si se conocería de Braulio algo más que su nom­
bre si no se hubieran descubierto en el siglo xvm la mayo­
ría de las cartas, que integran su corpus. Semejante descu­
brimiento fué. llevado a cabo por un canónigo de León, que
envió una copia del códice descubierto a Risco para que lo
publicara. La edición de Risco fué más tarde incorporada al
vol. 80 de la Patrología latina, de Migne.
Las primeras ocho cartas, que constituyen la correspon­
dencia cruzada entre Braulio e Isidoro, fueron siempre co­
nocidas de los eruditos y fueron editadas críticamente por
el difunto W. M. Lindsay en su edición de las timologías
de Isidoro. Porque dichas cartas son conocidas con distin­
tas numeraciones, según las ediciones, ofrecemos aquí un
cuadro comparativo de las mismas:

dición Risco-Migne d. Arévalo-Migne d . Lindsay

Carta 1 Carta 3 Carta B


» 2 » 2 » A
» 3 » 10 » 2
» 4 » 11 n 3
» 5 » 12 ■ » 4
» 6 » 13 » 5
* » 7 »> pref- timologías » 6
» 8 >» 9 » 1
X SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Al citar estas cartas seguiremos el orden del corpus de


Braulio, porque lo consideramos cronológico, pero nos ser­
viremos del texto publicado por Lindsay.
Todas las traducciones de pasajes son obras del autor.
Se ha procurado tanto la exactitud literal como la literaria.
He aquí las abreviaturas usadas en las notas:

AA. SS.—Acta Sanctorum.


D. A. C. L.—Dictionnaire d'archélogie chrétienne et de liturgie.
I). H. G. E.—Dictionnaire d'histoire et de géographie ecclésias-
tiques,
Espasa.—nciclopedia universal ilustrada uropeo-Americana.
M. G. H.—Monumenta Germaniae histórica.
P. L.—Migne, Patrología latina.

Carlos H. Lynch,
Presb. de la dióc. de Providence.
PRÓLOGO DEL TRADUTOR

n 1933, en el primer número de la ”Revista Zurita”, y


en el correspondiente de ” Universidad” (1), el entonces bi-
bliotecario del Monasterio de Cogullada (Zaragoza), Dom
Anselmo Lambert, al publicar su interesante y sugestiva
monografía ”La famille de Saint Braulio et Vexpansión de
la Régle de Jean de Biclar”, decía refiriéndose al epistolario
de San Braulio (2) :
L’«pistolariuvn» de saint Braulio est la seule source, d peu pvés,
qui nous fasse pénétrer dans Vintimité de Véglise vui sigo thi que, durant
la premiére moitié du VIIr siécle... L\d£pistolarium» a été imprimé
pour la premiére fois par Risco qui n'a point vu l'original et qui a
transcrit la copie —assez bonne d'ailleurs— fournie par le chanoine s -
pinós. A l’usage, Vedition de Risco se revéle notoirement insuffisante
et appelle une édition critique précédée dJune étude minutieuse du ma-
nuscrit lui méme qui semble dépendre, en partie du moins, d'un apo-
graphe sorti de Saragosse sous le régne de Recesvinthe (649-652),
Cinco años después, en el 1938, durante las circunstancias
en que por entonces se vio envuelta spaña, Carlos H.
Lynch, sacerdote de la diócesis de Providence (stados Uni-
dos), presentaba en la Universidad católica de América
(Washington) su tesis doctoral, con el titulo de ”Saint Brau-
lio, Bishop of Saragossa (631-651). His Life and Wri-

(!) Revista Zurita, Facultad de Filosofía y Letras de la Universi­


dad de Zaragoza, I (1933), 79-94. Se publicó al mismo tiempo en Uni-
versidad, revista de la Universidad de Zaragoza, 65-80. Su autor, Dom
Lambert, que tanto había trabajado en la historia eclesiástica de Es­
paña y del que todavía podíamos esperar buenos trabajos, murió vio­
lentamente en un campo de concentración alemán durante la guerra.
(2) Lambert, l. c., 80.
xn SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tings" (1). Llegado el año 1940-1941, por la amable interven-


ción del xcmo . Sr, Nuncio apostólico en spaña , Mons. Ca-
yetano Cicognani, se recibió (para el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, recién fundado), el consenti-
miento pleno del autor para la traducción y posible adapta-
ción española de su obra. Comenzado ya el trabajo, surgie-
ron pronto nuevas publicaciones españolas que aconsejaban,
de momento, detener la edición proyectada.
Ante todo, muy pronto tuvimos al alcance de todos la
edición critica de las "Cartas de San Braulio", esto es, la de
su "pistolario", conservado en el Cód. 22 del Archivo ca-
tedral de León, aquella edición que todos necesitábamos y
que reclamaba el P. Lambert. La nueva edición se debía a la
infatigable actividad y gran preparación científica y patrís-
tica del P. José Madoz, S. J. (2). l P. Madoz, aun sin re-
solver todos los problemas que encierra el Cód. 22 de León,
llenaba el vacio que todos sentían en torno al epistolario de
San Braulio.
Muy pronto apareció otra obra de las debidas al santo
obispo de Zaragoza, la "Vida de San Millón", ditada ésta
anteriormente, nos referimos a los tiempos modernos, por el
P, Minguella, exigía también una buena edición moderna,

(1) «Saint Braulio, Bishop of Saragossa (631-651). His Life and


Writings. A dissertation submitted to the fiaculty of the Gradúate
School of Arts and Sciences of the Catholic University of America in
partía! fulfillment of the requirements for the degree of Doctor of
Philosophy, by Charles H. Lynch, M. A., Priest of the Diocese of
Provi den ce.» The Catholic University of America» Washington,
D. C.» 1938.
(2) José Madoz, S. I. «Epistolario de San Braulio de Zaragoza».
Edición crítica según el códice 22 del Archivo capitular de León, con
una introducción histórica y comentario.» Consejo Superior de Inves­
tigaciones Científicas, Instituto «Francisco Suárez», en colaboración
con «Estudios Onienses», de 'as Facultades de Teología y Filosofía del
Colegio Máximo S. I. de Oña (Burgos). Biblioteca de Antiguos Escri­
tores Cristianos Españoles. Vol. L—Madrid, 1941.
PRÓLOGO DEL TRADUTOR XIII

con todas las garantías posibles. La debemos a D. Luis Váz-


quez de Parga (1).
Ha pasado el tiempo. Y, no obstante la publicación de di-
chas dos obras, sobre todo de la primera, en la que, además
de la edición de las Cartas de San Braulio, un profundo es-
tudio preliminar y una cuidadosa búsqueda de las fuentes de
las Cartas vienen a satisfacer no pocas exigencias, creemos
que la obra de Lynch, como estudio de conjunto de la per-
sona y escritos de San Braulio, no ha perdido su actuali-
dad (2). Siguiendo el trabajo emprendido, aunque casi a una
distancia de diez años, acometemos ahora su publicación,
manteniendo ciertamente la integridad y fidelidad de la obra
original, pero teniendo muy en cuenta las dos valiosas obras
debidas a Madoz y a Vázquez de Parga.
Se conserva sin variar el texto literario (la tesis presenta-
da) de Lynch. Pero no podíamos desconocer los textos del
Santo, ya presentados con mejor aparato que por Risco
(Migne) y Minguella. Se ha cuidado, por lo tanto, de adap-
tar todos los textos (escritos de Braulio) presentados por
Lynch a las ediciones críticas ya citadas. Y asi, aun dejando
las referencias originales de Lynch a las ediciones de Migne
(para las Cartas: reimpresión de Risco en el tomo LXXX
de la P. L.) y de Minguella, en todas ellas hemos introdu-
cido el texto critico ofrecido por Madoz y Vázquez de Parga,
respectivamente (3).
n nuestro afán de no cambiar el texto que traducíamos,
aun no estando conforme, más de una vez, con los juicios o
afirmaciones de Lynch, siempre respetamos plenamente su

(1) Luis Vázquez de Parga. «Sancti Braulionis Cae&araugustani


episcopi Vita S. Emiliani.» Edición crítica. Consejo Superior de In­
vestigaciones Científicas. Instituto Jerónimo Zurita.—Madrid, 1943.
(2) Para el juicio de la obra de Lynch, pueden verse las referencias
correspondientes en Madoz y en Parga. Véase, además, la nota biblio­
gráfica publicada por Madoz en Revue d'Histoire cclesiastique , Lovai-
na, 35 (1939), 560-563.
(3) Las referencias, para los textos, a Madoz [M.] y Vázquez de
Parga [P.], se incluyen siempre entre [ ].
XIV SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

redacción; mas, no pudiendo dejar de completarle —y, si


hacia falta, rectificarle— en algunos casos, hemos señalado,
en los lugares correspondientes de las notas, las ediciones o
advertencias que han de buscarse en el lugar correspondien-
te del ”Apéndice” que publicamos, al final, como comple-
mento de la obra de Lynch (1).
Declaremos desde el primer momento que no hemos que-
rido ocuparnos de todas las afirmaciones de Lynch que me-
recían nuevo estudio. llo hubiese obligado a hacer casi una
obra nueva. Pero, reconociendo el mérito de su obra y el
servicio prestado a la cultura española en tierras de América
y en el mundo científico, la hemos querido conservar inte-
gra (2), según ya hemos dicho, pues en las líneas generales
y en muchos detalles de su tesis continúa siendo el estudio
más completo que tenemos de San Braulio.
Reconociendo también el gran servicio prestado a nues-
tros estudios por la edición del P. Madoz, justo es consignar
que la obra literaria de San Braulio, incluyendo también sus
Cartas, merece nuevos trabajos y tal vez una nueva edición.
Labor difícil ciertamente, después de estudios tan serios y
de ediciones tan cuidadas; pero es cierto que el Cód. 22 de
León y las obras de San Braulio pueden todavía esperar una
nueva edición que, teniendo en cuenta todos los trabajos rea-
lizados hasta ahora, trate de presentarnos en su integridad
la actividad literaria del santo obispo de Zaragoza, el se-
gundo —como con justicia reconocen Lynch y Madoz— des-
pués de San Isidoro en la época visigoda.
Por ahora nos hemos contentado con presentar en el
"Apéndice”, además de un breve estudio sobre los manus-
critos de l scorial y de París que Lynch lamentaba no po-

(1) Las advertencias del traductor, dentro de 'a obra o notas de


Lynch, van indicadas entre [ ].
(2) Por ello el Apéndice del traductor va al fina!, aun después de la
bibliografía e índice analítico de la obra de Lynch.
PRÓLOGO DEL TRADUTOR XV

der estudiar (1), una nueva edición de la tradicional "Praeno-


tatio”, que proponemos sea llamada en adelante ”Renota-
tio”, asi como de la carta 21 de San Braulio, dirigida al Papa
Honorio.
Cuanto a la "Renotatio”, el hecho de que aparezca,
aunque accidentalmente desfigurada en el cod. 2211 de la Bi-
blioteca Nacional de París, como formando parte de la ’*vi-
da” de San Braulio (y de sus "hermanos”), al editarla
nos hemos decidido a separarla de la "vida” y disponerla
paralelamente a la edición nueva que de ella (de la "Re-
no tatio”) ofrecemos, fundándonos en el cod. 22 de León.
Como haremos notar en su lugar, en el Apéndice, la forma
que la ”Renotatio" adopta en el códice de París, indudable-
mente de origen cesaraugustano, da la razón a cuanto Lynch
propone, cuando rechaza las tesis de Anspach y cuando hace
notar cómo, poco a poco y según lo que cada uno tenia in-
terés en decir de San Isidoro o en atribuirle (en cuanto a
escritos), hubo una tendencia, cada día más ampliada —cuan-
to al número de obras— a introducir nuevas obras en la lista
primitiva de Braulio sobre los escritos de Isidoro.
Por el interés que presenta, reproducimos, tomándolo de
Vollmer, el famoso poema de San ugenio, dedicado a la bi-
blioteca de Juan, obispo de Zaragoza, y antecesor de San
Braulio. Lo hemos hecho para completar las noticias que
Lynch ofrece acerca de Juan, asi como para establecer una
comparación entre su biblioteca, de carácter estrictamente
eclesiástico, y la de Braulio, en la que, según el análisis que
Lynch establece sobre las "Cartas”, se contenían muchas
y más diversas obras. s una nueva prueba de la diferencia
de formación literaria existente entre Juan y Braulio.
Habíamos pensado presentar también, en obsequio a
nuestros lectores, el "Himno” de San Braulio en honor de
San Millón (San miliano ); pero el hallarnos preparando un

(1) Son los manuscritos relativos a 1a vida de Braulio: París,


Bibl. Nat., cód. lat. 2277, y Biblioteca de El Escorial, cód. P. III. 5
XVI SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

volumen con la edición completa de las obras de San Brau-


lio, que esperamos publicar, Dios mediante, en el año próxi-
mo, nos ha hecho desistir de aquel deseo.
Notemos, finalmente, que en nuestro texto —y en la tra-
ducción de Lynch— hemos conservado siempre el nombre
de ”San miliano ”, en vez del vulgar español de ”San
Millón”, con que, desde el poema de Berceo, es conocido el
famoso anacoreta turiasonense-riojano.
No deben terminar estas lineas sin expresar profunda
gratitud al xcmo . Sr. I). Luis Almarcha, Obispo de León,
y a su Cabildo catedral, asi como a los RR. PP. del Monas-
terio de l scorial, por las facilidades que nos han dado
para nuestros trabajos y estudios.

Pascual Galindo,
Vicedirector del Instituto
”nrique Flórez” (C. S. L C.)
Madrid, 8 abril 1950.
....
PRIMERA PARTE
APITULO I

PRIMEROS AÑOS
*

Familia—Lugar de nacimiento—Fecha de nacimiento—


Educación—Sus anos de arcediano—Su elevación a LA
Sede de Zaragoza

El nombre [latino] de nuestro Santo, escrito con toda


propiedad, es el de Braulio. Así aparece en casi toda la tra­
dición manuscrita; así lo han aceptado todos los editores
de sus cartas. Aunque ciertamente aparece en alguna otra
forma, singularmente en la de Braulius, podemos ofrecer
pruebas de que ha de preferirse como más correcta la trans­
cripción de Braulio. Es verdad que el nombre aparece a
veces cambiado en las dedicatorias o direcciones de sus car­
tas ; pero téngase en cuenta que tales incipits están más su­
jetos a cambio que el cuerpo de una obra. En los dos casos
en que el nombre ocurre en el cuerpo del texto, encontramos

* Durante veinte años (631-651) Braulio fué obispo de Zaragoza.


La mayor parte de las noticias concernientes n él que nos son conoci­
das corresponden a este período de su vida, ya que nos es muy poco
conocido todo cuanto toca a los cuarenta y cinco, años (585-631) que
vivió antes de llegar a ser obispo. Los escasos hechos correspondien­
tes a estos primeros años y las hipótesis razonables que puedan fun­
damentarse, se ofrecen en este primer capítulo. Se ha hecho todo lo
posible por guardar en ello un orden cronológico.
4 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

escrito Braulio 1. Salvo una excepción, no conocemos per­


sona alguna de este nombre hasta el siglo xin, esto es, hasta

1 Carta 3» editadla críticamente por Lindsay, Isidori Hispalensis


episcopi etymologiarum..., páginas sin numerar; Vida de San Millán,
edición crítica de T. Minguella, San Millán de la Cogolla, pág 240.
Algunos manuscritos con el nombre «Braulio» han sido catalogados
en lo pasado bajo el nombre de «Braulios» (e. g., Esc. Mss. a II, 9
y Z. II, 2 y Ms. 10 de !a Real Academia de la Historia. Ck. H.
Grubbs, A Supplement to the Manuscript Book Collections of Spain
and Portugal, pp. 5, 85. Cf. G. Antolin, «Estudios de códices visigo­
dos», Boletín de la Real Academia de la Historia, 54 (Madrid, 1909),
57, y Catálogo de los códices latinos de la Real Biblioteca de l s -
corial, IV, 251, 306 ; W. von Hartel, «Bibliotheca patrum latinorum
hispaniensis», Sitzungsberichte der Wiener Academie, 111 (1886), 433;
C. Pérez Pastor, «Indice alfabético de los códices procedentes de los
Monasterios de San Millán de la Cogolla y San Pedro de Cardeña,
existentes en la biblioteca de la Real Academia de la Historia», Bo-
letín de la Real Academia de la Historia, 54 (1909), 7). Algunos ma­
nuscritos, al menos, parecen haber escrito «Braulios» (e. g. Esc. Ms.
b. III. 14 y Mss. 13 y 47 de la Real Academia. Cf. Antolin, Catálo-
go,.., I, 187: genitivo, «Brauli» ; Grubbs, o. c., pp. 10, 112; Pérez
Pastor, o. c.t p. 7). En la disputa de las investiduras del siglo xi se
hacían referencias a «Braulio», «Braulios» y «Bralius» (MGH., Li-
belli de lite, I, 298, 410, 566, III, 614. Cf. infra, p. 168). Dos manuscri­
tos tardíos de la vida del santo y un manuscrito que describe la in-
ventio de su cuerpo emplean la forma «Braulius» en sus textos, pero
«Braulio» aparece en los títulos de dos de ellos (cf. infra, pp. 8, 9, 224).
En el siglo Xin sus reliquias eran catalogadas bajo el nombre de «Brau­
lios» (B. de Gaiffier, «Les reliques de l’abbaye de San Millán de la
Cogolla au XIIIsiécle», Analecta Bollandiana, 53 (1935), 99). Dom
Lucas d’Achery en el siglo xvu encontró, en un manuscrito hoy per­
dido, una obra de Isidoro, De ordine creaturarum, dedicado a «Brau­
lius». Se discute sobre la autenticidad de esta obra (cf. infra, p. 36).
Pero si la obra es auténtica, la dedicatoria es falsa. La dedicatoria
no existió jamás, según PL., 83» 915, nota. El autor de su vidia en
las Acta sanctorum escogió para titularla De sancto Braulione seu
Braulio... synopsis histórica (Martii tom. II (1668), XVIII martii,
3.a ed. (1865), p. 634). Entre los antiguos escritores Cajetan, y Me-
néndez y Pelayo entre Jos modernos, prefirieron «Braulius», mientras
que Aréva lo aprueba las dos formas, siguiendo el ejemplo de «Taio»
y «Taius» [Tajón], contemporáneo de Braulio (PL., 81, 18 B ; M. Me­
PRIMEROS AÑOS 5

que la canonización de Braulio hizo que su nombre llegara


a ser de uso popular en español 2.
No puede probarse con plena certeza la nacionalidad de
Braulio, arguyendo tan sólo por su nombre, pues dicho
nombre es único. Durante doscientos años España se fusio­
nó en un nuevo pueblo, formado de dos ramas distintas : la
de los visigodos, los invasores ; y la de los hispano-roma-
nos, los indígenas. Ya antes de que naciera Braulio la fu­
sión era casi completa, por ejemplo, en la religión (589) y
en lo matrimonial (583); la legislación plenamente unifica­
da, mediante un sólo código, no había de llegar sino más
tarde (654) 3. Sin duda que los conquistadores, por emula­
ción, trataron de imitar a los conquistados. Predominaban
las costumbres hispánicas. La lengua teutónica —al igual
que sucedió en la lucha religiosa— poco a poco hubo de
ceder su puesto a la lengua romana, y en muchos casos los
nombres germánicos cedieron su lugar a los latinos. Juan
de Biclara, Fructuoso de Braga, Renovado de Mérida, el
duque Pablo, Sincticio y Deidono fueron godos con nom­
bres latinos. En general, puede decirse que, durante esta
época, un nombre godo designaba a un godo ; y un nom­
bre latino, a un godo o a un hispano-romano 4.

néndez y Pelayo, «Saint Isidore et l’importance de son róle dans


Phistoire intellectuelle de l’Espagne», Annales de Philophie chré-
tienne, 7 série, 7 (1882), 260). Modernamente y en la actualidad la
forma más rara en usarse es la de «Braulio», que es la usada más
generalmente en Francña, donde antiguamente la preferida era la de
«Braulion». [Cf. nuestro Apéndice.]
3 Un abad Braulio suscribió Jas actas del VI Concilio de Toledo
(693). Cf. J. Mansi, Sacrorum conciliorum nova et amptissima cóllec-
tio, XII, co'. 85. [Véase en el «Apéndice» la documentación que ofre­
cemos acerca del nombre en la forma «Braulio».]
3 Cf. A. Ziegler, Church and State in Visigothic Spain, p. 167.
4 Cf. H. Leclercq, L’spagne chrétienne, pp. 349, 357-359, 361.
Cf. también Ziegler, o. c., pp. 24, 167. De la misma opinión es
J. Tailban, «Les espagnoles et les wisigoths avant 1'invasión arabe»,
Revue des questions historiques, 30 (1881), 44-45.
6 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Fernando Lot, sin embargo, hace notar la frecuencia


con que aparecen en España los nombres godos, viendo en
ello una prueba de que los hispano-romanos se apropiaron
con frecuencia tales nombres 5*. Anteriormente Kaulen, ar­
guyendo con hechos filológicos, notó que los casos de fa­
milias bárbaras que tomaban nombres latinos eran infini­
tamente más raros que los del caso contrario G. De todos
modos no tenemos indicación alguna para determinar si
Braulio es un nombre godo o romano 7. Pero podemos afir­
mar con toda seguridad que procedía de una familia his-
pano-romana, fundándonos en las razones siguientes.
De la familia de Braulio, propiamente dicha, conocemos
hasta cinco nombres, ninguno de los cuales es godo: Gre­
gorio, su padre ; Juan y Fronimiano, sus hermanos; Pom-
ponia y Basila, sus hermanas 8*. Gregorio y Juan fueron
obispos; Fronimiano, abad; y Pomponia, abadesa Pare­
ce que hubo, además, otra de estas eclesiásticas familias de
origen romano, a las cuales mucho debió la Iglesia de «las

5 F. Lot, Les invasions germaniques, pp. 178-189, esp, 183-184,


• F. Kaulen, Kirchenlexikon, 5. v, «Isidoras».
7 A pesar de su título, el artículo de E. Fórstemann «Altdeutsche
Niamen aus Spanien», en la Zeitsch. /. vergleichende Sprachforschung
(XX (Berlín, 1872), 430-440) de nada nos sirve aquí; ni tampoco nos
auxilia E. Gamillscheg, «Die Westgoten auf der iberischen Halbin-
sel», Romanía Germánica (vol. 11 del Grundriss der germanischen
Philologie), pp. 354-398.
8 Cf. A. Lambert, «La famille de Saint Braulio et 1'expansión de la
régle de Jean de Biclar», Universidad, X (1933), 65-80. Este erudito
bibliotecario del Monasterio de Cogullada en España ha escrito la
única monografía moderna que se ocupa de una fase de la vida del
santo. Su trabajo apareció no sólo en Universidad, sino también en
la Revista Zurita, I (1933), 79-94. Las dos revistas son publicaciones
de la Universidad de Zaragoza. Dom Lambert ha dedicado varios es­
tudios a esta época en el Dictionnaire d'histoire et de géographie
ecclésiastiques, [Cf. nuestro Apéndice.]
* Lambert, o. c., pp. 71-72 ; Z. García Villada, Historia eclesiás-
tica de spaña . II, 1, 271.
PRIMEROS AÑOS 7

invasiones», y de las que algo hubo de sufrir. En España,


la misma Zaragoza, había conocido, en el siglo cuarto, (da
casa de los Valerii, ennoblecida por obispos» 10. Isidoro nos
habla de cuatro hermanos obispos que ocupaban sedes en
el siglo vi 11; y el mismo San Isidoro pertenecía a una de
las más ilustres familias, con sus tres hermanos obispos y
una hermana monja, tal vez abadesa 12. Por ello no es de
admirar que, al estudiar aquellos tiempos, un erudito con­
temporáneo, Brehaut, defienda que Isidoro procedía de una
familia muy influyente, por el hecho de que él y sus dos
hermanos fueran obispos 13. Que no era infrecuente el caso
de semejantes monopolios por parte de ciertas familias, pue­
de deducirse de la legislación promulgada contra ellas en
el concilio de Barcelona (599) 14. Otras consideraciones que
inclinan a creer en el origen hispano-romano de Braulio :
de una parte, la profesión ortodoxa de su padre en el mo­
mento de la conversión de los visigodos (589) ; y, de otra,
el hecho de que la mayoría de los obispos que en tiempo
de Braulio suscriben en los concilios eran, probablemente,
de origen hispano-romano 15*. Séjourné ofrece otro argu­
mento, cuando se refiere al pasaje de Isidoro en el que pre­
senta como un caso raro el de un escritor que era godo 10.
Como todo santo medieval, Braulio tiene dos vidas:
una, la real ; otra, la legendaria. Con alguna diferencia de

10 Hic sacerdotum domus infulata Valeriorum. Prudentius, Pe-


vistephanon, himno 4, vv. 79-80. (Ed. J. Bergman, Prudentii carmina,
Corpus de Viena, 61, 329.)
11 De viris illustribus, ce. 33-34 (PL83, 1099-1100).
13 Lambert, o. c., p. 72.
13 E. Brehaut, An ncyclopedist of the Dark Ages, p. 20.
14 Canon 3. Mansi, X, 482; cf. J. Pérez de Urbel, "Braidio",
DHG X, 441.
15 P. Séjourné, Saint Isidore de Seville, p. 104, n. 1. .Allí se da
el número exacto de ellos.
18 Séjourné, o. c., p. 21. Se refiere a la personé de Juan de Bi-
clara, PL., 83, 1105.
8 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

sus compañeros en santidad, la vida legendaria de Braulio


es la más corriente, tal vez por lo tardío de su culto 17. In­
mediatamente de haber sido descubierto su cuerpo en el
siglo xii o xiii 18, la vida fabulosa del patrono de Zaragoza
nuevamente encontrado fué escrita por alguno de esta ciu­
dad, y fué atribuida a San Gregorio Magno. Dicha vida se
conserva hoy en el Ms. 2277 de la Biblioteca Nacional de
París, correspondiente al siglo xiv 19. Parece que el manus­
crito es único y que ciertamente procede de Zaragoza, se­
gún parecen indicarlo las demás piezas que lo integran.
Porque el origen de Braulio era muy poco conocido, como
nota Arévalo 20, y porque también era desconocido el único
manuscrito completo de sus cartas 21, el panegirista hizo de
él un hermano de Leandro, Isidoro, Hermenegildo y Reca-
redo ; y, por lo tanto, de linaje real godo. El título (incipif)
del manuscrito pudiera hacer pensar que el trabajo se halla
consagrado a los hermanos, pero «Braulius» es el héroe 22.
Arévalo describe la transmisión de la leyenda desde Mari­
neo Sículo (1497), pasando por Maurolycus (1568) hasta
que por primera vez fué refutada por Risco (1775) 23. Ni­

17 Lambert, o. c.f p. 70.


" Cf. infra, p. 224.
19 Hagiographi Bollandiani, Catalogas codicum hagiographicorum
latinorum antiquiorum saeculo XVI qui asservantur in bibliotheca
nationali parisiensi (Subsidia Bollandiana II), I, 106 (Bibliotheca
hag. lat,, n. 1828. El ms. está sin editar. [Cf. nuestro Apéndice.]
20 Braulionem, de cujus vera stirpe minime ínter veteres cons-
tat..., PL.> 81, 99.
21 Cf. infra, p. 232.
22 Vita beatorum Leandri, Isidori, archiepiscoporum hispalen-
sium, Fulgentii carthaginensis terchiepiscopi et Braulionis caesarau-
gustani episcopi, qui fuerunt fratres et nati ex parentibus, videlicet
Remigildo rege fratre regís Franciae nomine Luyba et matre Theodo-
sia filia Severini ducis provinciae carthaginensis qui fuit filius Theodo.
rici regis gotorum. Catalogas... I. c. Los títulos de los capítulos de la
Vita se hallan enumerados en las páginas 107-108.
23 PL., 81, 99.
PRIMEROS AÑOS 9

colás Antonio y las Acta Sanctorum la despachan con una


palabra, pero modernamente Vollmer se dejó alucinar por
ella, según lo notó Lambert 24.
Hay otra vida antigua de Braulio, interesante porque,
siendo inédita, parece haber sido desconocida por los eru­
ditos que en tiempo pasado se ocuparon del Santo, y por­
que al presente no podemos hacernos con ella. Esta vida
se encuentra en un manuscrito del siglo xv, conservado en
El Escorial 25. Los folios 67-74 están consagrados a la Vita :
Incipit uita beati Brauli episcopi el confessoris. Se trata de
una obra, muy probablemente, de poco valor, porque, si
hemos de juzgar por el incipit y por otras piezas del ma­
nuscrito, no es sino un entusiasta elogio, a imitación de un
sermón, hecho indudablemente en Zaragoza. He aquí el
incipit: Sicut sidus fulgidum ínter micantes pléyades su-
pereminet... Otras dos obras de dicho manuscrito se refie­
ren al célebre templo de Nuestra Señora del Pilar de Zara­
goza, donde San Braulio está enterrado ; y una se ocupa
de la liberación de la ciudad del poder sarraceno. Intere­
sante sería el poder comprobar si la obra se funda entera­
mente en una vida legendaria o si revela algún conocimien­
to de las cartas de Braulio.
Las verdaderas fuentes para la vida de Braulio son sus
propios escritos, singularmente sus cartas, la breve noticia
de San Ildefonso 26, y los Carmina de San Eugenio de To­

24 Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana vetus, I, 379. Este juicio


sobre Braulio y su obra se halla reproducido en PL., 80, 639-648.
A A. SS.t Le.; Lambert, o. a., pp. 70, 67.
25 Ms. P. III. 5. Cf. Antolín, Catálogo..., III, 318-319.
26 De viris illustribus, c. XII. G. von Dzialowski, Isidor und
Ildefons ais Litterarhistoriker, p. 144. PL.f 80, 639 C, ó 96, 203.
Dzialowski (pp. 148-153) advierte así: «Para Braulio tenemos fuentes
más antiguas y mejores, mientras que las inexactitudes y lo incom­
pleto de Ildefonso hace que tenga poco valor su estudio sobre Brau­
lio. Ello es debido a su interés por los obispos de Toledo, por su preten­
sión de subordinar kas demás sedes a la suya cuando trata con
10 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ledo 2'. Su vida permaneció sin escribir desde la época de


Ildefonso hasta el siglo xiv. Por lo tanto la Vita fabulosa
fue escrita sin haber utilizado sus cartas. Fué Risco el pri­
mero en usarlas para escribir una breve vida de Braulio ;
. Las indicacio­
pero esto no sucedió sino en el siglo xvm *2829
nes que se encuentran en los Carmina no fueron aprovecha­
das hasta que, por primera vez, lo hizo Lambert en el año
193 3 20. La única referencia a los padres de Braulio se en­
cuentra en el epitafio de su hermano Juan, escrito por Eu­
genio. Por él sabemos que su padre fué Gregorio, digno
obispo (sacerdos) de una sede cuyo nombre no nos consta,
y que su madre fué señora del noble linaje o condición 30.
Con la palabra sacerdos, Eugenio señala ciertamente un
«obispo», puesto que en el mismo poema emplea la misma
palabra para referirse a los obispos Juan y Braulio. Ahora
bien ; el único obispo, de nombre Gregorio, del que sepa­
mos que por este tiempo ocupara una sede, fué el que fi­
gura como obispo de Osma en el 610, época en que asistió
a un concilio provincial de Toledo 31. Osma se encuentra

tanta cautela a las grandes lumbreras de la Iglesia española, como


Isidoro, su maestro, y Braulio. Ello hace que su obra tenga muy poco
interés desde el punto de vista de la historia literaria.
37 Eugenii Toletani episcopi carmina, ed. F. Vollmer, MGH.,
Auct. antiqXIV, 229-291.
28 M. Risco, spaña sagrada (ed. H. Flórez), 30, 142-179. La se­
gunda edición varía en la paginación. Su vida por Risco no se halla
reproducida en Migne, vol. 80, pero sí su edición de Braulio.
29 L. c.
80 Vollmer, o. c., p. 248 : Carmen 21 (Epitaphion) loannis (Epis­
copi), vv. 17-18:
Nobilis hunc genuit clara de matre sacerdos
factis egregias, nomine Gregorius.
31 Mansi, X, 508; cf. también P. Gams, Seríes episcoporum eccle-
siae catholicae, p. 56. Es justo el testimonio de Leclercq, o. c., p. 102:
«No puede compararse a los «Fastes épiscopaux de Gaule...» Flórez y
sus continuadores (Risco es uno de ellos) han dado valor a un ex­
cesivo número de tradiciones inaceptables ; Gsms ha admitido nom­
PRIMEROS AÑOS 11

a unos ciento noventa kilómetros al oeste de Zaragoza, y


pertenecía a la provincia cartaginense.
Ninguna duda hay de que fué hermano de Braulio su
inmediato predecesor en la sede de Zaragoza, Juan. Brau­
lio lo dice claramente en su carta a Fronimiano, que sirve
de prefacio a la Vida de San miliano 32. Y San Ildefonso
lo confirma 33. En el siglo xvi lo negó Tomás de Trujillo,
dejándose llevar y engañar por la vida legendaria; su opi­
nión encontró pronta refutación 34. Asimismo el Fronimia­
no de la citada carta es también hermano de Braulio, como
claramente lo prueba la dedicatoria dominoque meo et ger-
mano Fronimiano 35. La abadesa Pomponia es designada
como filia por el mismo Braulio en su salutación de la
carta 18; la muerte de su hermana, Basila, es recordada en
el texto de la carta, mientras que al final de ella se afirma
claramente su parentesco de consanguinidad con Braulio 36.

bres y fechas que no se fundan en documentos irrecusables. La fecha


de la creación de las sedes episcopales y la jerarquía de ellas conti­
núan siendo puntos oscuros.» El P. García Villada, de la C. de J., ha­
bía preparado unos ¿(Fastos episcopales de España» y los tenía ya
muy dispuestos para la publicación, pero la obra fué destruida por los
vándalos, que quemaron su biblioteca en 1931. Cf. García Villada,
o. c., II, I, 11, y B. de Gaiffier, «Bulletin», Análecta Bollandiana, 51
(1933), 410.
32 Dei uiro dominoque meo et germano Fronimiano, Presbítero,
Braulio inméritos episcopus salutem. Tempore piae recordationis do-
mini mci et germani maioris natu, ...lohannis episcopi... T. Mingúe­
la, San Millán de la Cogolla, p. 213 [Parga, 4, 1-7]. Las ediciones
y su autenticidad se discuten infra, cap. IX.—Sobre el significado
de germanus en esta época véanse las timologías de Isidoro IX, vi, 6.
33 Braulio frater loannis in Caesartaugusta decedentis adeptos est
locum... Cf. supra, n. 26.
34 Thesaurus concionatorum (Barcelona, 1579), II ; AA, SS., I. c.>
‘ p. 634; Nicolás Antonio en PL., 80, 641.
35 Cf. supra, n. 32.
33 Dominae et in Christo filiae Pomponiae abbatissae, Braulio...
uolui aliquid tibí de transito sanctae memoriae germanae tuae domnae
12 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Es mencionada también en uno de los dos epitafios escritos


por Eugenio de Toledo en honor de Basila, que ciertamente
era hermana suya y de Braulio 37. Encontramos en la car­
ta 15 una redacción paralela a la de la 18 : estando diri­
gida a Basila, Braulio la llama también aquí filia, en la sa­
lutación ; pero en el texto de la carta aparece como domina
filia germana 38.
Todavía no ha terminado el problema de la familia de
Braulio. Dom Pérez de Urbel, en un reciente trabajo, se­
ñala que esta familia hispano-romana parece que estuvo
emparentada, mediante matrimonios, con los magnates de
los visigodos triunfadores 39. Una tercera hija de Gregorio,
según opina él (Pérez de Urbel), estuvo casada con el godo
Wistremiro, a quien Braulio dirigió su carta con ocasión
de la muerte de aquélla 40. Siguiendo a Fita, pretende que
su nombre fuera el de Antonina, y que Braulio escribiera
un epitafio en su honor 41. Pero tal parentesco no puede
probarse suficientemente. Lo mismo ha de decirse de su
afirmación de que el Hermenfredo de la carta 19 sea sobri­
no suyo, y de que Hoyo y Eutrocia, la madre y la abuela
de dicho joven, fueran de su familia. Huñán, el difunto

Basillae scribere... nihil enim extraneum facis, si me diligis, cuius


et qualitatem nosti mentís, et quem consortem habes sanguinis.
PL.f 80, 664, B, C; 665 C [Madoz XVIII (115-117), 1-11 ; 49-51].
37 Vollmer, o. c., Carmen 22, p. 249.
38 PL., 80, 662, B ; 663, A.
39 J. Pérez de Urbel, Los monjes españoles en la dad Media, I,
368 ; «Braulio», DHG., X, 442.
40 PL.t 80, 677. ...abiit quam dileximus, in qua tibí et copulía
carnis et consolado omnis, et nobis causa decoris et specimen carita-
tis fuit. Decus tuum, nostra laus, et ornamentum tuum, riostra ex sol­
tado erat... talem habuimus, tu uxorem, nos uero sororem [Ma­
doz XXX (150), 10-13; 28-29].
41 Cf. infra, p. 291.
PRIMEROS AÑOS 13

padre del joven, era para Braulio «un amigo» 42. Más pro­
bable es que fuera pariente de Braulio el Ataúlfo de la car­
ta 28, o su mujer. Al morir Meló, suegra de Ataúlfo, Brau­
lio le consuela, tal como si fuera un pariente 43. Finalmente,
como señala Pérez de Urbel, definitivamente ha de afir­
marse que Braulio tenía a San Fructuoso como pariente
suyo 44. Así se relaciona claramente su familia con los vi­
sigodos, pues Fructuoso era hijo del duque godo del Bier-
zo, de cuya familia procedió el rey Sisenando que llegó a
ocupar el trono de Toledo.
Parece que todavía nos queda una familia fantasma. El
erudito Vollmer, por «una extraña distracción», según dice
Martínez 45, hace a Basila madre de Eugenio, y a Braulio,
su tío. Lambert es mucho más severo con él por haber usa­
do los falsos cronicones, y singularmente la Crónica del
Pseudo-Julián del famoso falsificador Higuera, que le en­
gañaron 46. Muchos autores de época pasada, por ejemplo,
Bourret 47, se han dejado seducir por la Vida legendaria de
Ildefonso, escrita por Cixila ; así sucedió a Lorenzana, que
hace a Basila madre de Eugenio y abuela de Ildefonso 48.

42 PL80, 666 C, D. ...altera enim prolem, altera amisit coniu-


gem. Sed et nos ípsi amicum...—Hermenfredum nunc ad me remit-
tite, ut uiso me ad uos debeat red iré [M., XIX (120, 121) 46-47 ;
64-65].
43 PL., 80, 675. Sed sic dolorem adhibe ut possis et uxorem et
cognatum consolare [M., XXVIII (146), 3-4].
44 Pérez de Urbel, o. I, 368, 399. PL.t 80, 692 A, 700 A.
(Braulio a Fructuoso) ...in Christi membris suftauissimo filio Fruc­
tuoso presbítero, Braulio... Vale in Domino, mihi caritate germane,
mérito domine, fili aetate, collega dignitate, atque parens adfinita-
te... [M., XLIV (189, 1-2; 321-322].
45 Vollmer, o. c., pp. 249, 300-301 ; V. Martínez, DHG., s. v.
«Brasilia».
46 Lambert, o. c., p. 67.
47 J.-C. Bourret, L'cole chrétienne de Séville, pp. 69, 121.
48 Cixila, S. Hildefonsi vita, apud F. de Lorenzana, SS. Patruwi
Toletanorum opera, I, 443-444 {PL., 96, 43-44).
14 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Lugar de nacimiento

Faltan testimonios claros para poder afirmar dónde na­


ció Braulio. Si su padre fué Gregorio, el obispo de Osma,
pudiera tomarse en consideración tal ciudad, no muy ale­
jada de Zaragoza. Lambert, el único que ha estudiado esta
cuestión, opina que es posible, aunque no probable, que
el padre de Braulio residiera allí. Puesto que los dos her­
manos, Juan y Braulio, fueron obispos de Zaragoza, pode­
mos pensar que serían oriundos de esta ciudad. La mayoría
de los conquistadores visigodos se asentaron en la campi­
ña ; dejaban las ciudades a los hispano-romanos 49. Se ad­
mite ordinariamente que muchas de las ciudades de Espa­
ña, de gran tradición cristiana, contaron ciertamente con
familias como la de Braulio 50. Al escribir Fructuoso a
Braulio, llama a la ciudad «vuestra Zaragoza» 51. Juan fué
abad, tal vez, antes de ser obispo 52, del famoso santuario
y monasterio de los XVIII Mártires, que atrajo a Eugenio
a Zaragoza 53. Basila también pudo vivir allí, pues Euge­
nio la conoció muy bien y dedicó a su memoria dos epita­

49 M. Torres, «El estado visigótico: algunos datos sobre su for­


mación y principios fundamentales de su organización política», Anua-
rio de historia del derecho español, III (1926), 415-417; E. Pérez
Pujol, Historia de las instituciones sociales de la spaña goda,
II, 195.
s0 Cf. Isidoro, tym., XV, 1, 66 (PLM 82, 535); esta descrip­
ción de Zaragoza debió ser escrita por Braulio, según E. Anspacb.
Cf. infra, p. 58. Cf. también Leclercq., o. c., pp. 102,104.
51 PL., 80, 690 D : ...Caesaraugustam uestram uestra iugis au­
gusta doctrina nobilitat... [M., XLIII (186, 187), 13-14].
63 Ildefonso, De viris illustribus, c. 6 (PL., 96, 201) : Primo pater
monachorum et ex hoc pnaesul factus...
53 Ibid,, c. 14 (PL., 96, 204): Qui sagaci fuga urbem Caesarau­
gustam petens, illic martyrum sepulchrís inhaesit. Cf. también Lam­
bert, c>. c., p. 76.
PRIMEROS AÑOS 15

fios sí. Sin embargo, las razones que se dan no son bastante
concluyentes; a dicha tesis se opone el hecho de que Fro-
nimiano, Pomponia y aun Basila, probablemente no vivie­
ron allí: las cartas les son enviadas. Además, Fronimiano
no conocía la liturgia de Zaragoza, pues Braulio se la da
a conocer, en lo que le pueda interesar, en la carta 14, como
más adelante veremos 54 55.
Aunque con alguna cautela, como lo hace su propio au­
tor, aceptaremos como la mejor la sabia hipótesis de Dom
Lambert 56. Esta familia hispano-romana tuvo su origen en
Gerona o en sus cercanías, al norte de Barcelona y dentro
de la provincia tarraconense. Cuando contesta a una pre­
gunta de Fronimiano sobre una costumbre litúrgica, Brau­
lio le escribe así en la carta 14 57 :

Así no se hace aquí, ni lo hemos visto hacer en otna parte, ni tampoco


a mi señor Isidoro, de tan excelente memoria, y, finalmente, tampoco
en Toledo ni en Gerona.
I" IL'1 I H-.T
1I í i > I!|’;'T!^nr
.IP-M" ' 1 l ' Í1 ! ’•* ' !' 1 :
Claramente se ve que Braulio estaba familiarizado con
la vida eclesiástica de Gerona. Tal vez su memoria recordó
lugares que él había conocido en su juventud 58. Los pasa­

54 Vollmer, o. c., Carmina 22 y 23, pp, 249-250.


" PL.> 80, 661 [M., XIV, pp. 105-108], Suponemos aquí que el
Fronimiano de las cartas 13 y 14 es el mismo personaje que el Fro­
nimiano, hermano de Braulio, a quien está dedicada la carta-prefacio
de la Vida de San miliano . La identificación no es cierta, pero Lam­
bert (o. c>, p. 72) la cepta. Cf. infra, p. 82.
86 O. c., pp. 72, 73.
87 PL., 80, 661 B : ...ñeque apud nos fit, ñeque ubicunque fieri
uidimus, nec apud praestantissime memoriae domnum meum Isido-
rum, denique nec foleto quidem, uel Gerunda [M., XIV (107),
17-19].
88 Tenemos aquí una indicación de que Fronimiano no es el
hermano de Braulio, ya que, si lo fuera, conocería las costumbres
litúrgicas de Zaragoza y de Gerona. Lambert, que por otra parte le
considera como hermano, no se ha ocupado de explicar esta difi­
cultad.
16 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

jes de la carta 18 a su hermana, la abadesa Pomponia, al


lamentarse de la muerte de su hermana Basila y del obispo
Nonito de Gerona, fallecidos ambos por el año 634-635 59,
persuaden a Lambert que Braulio estuvo, en su edad ju­
venil, muy familiarizado con Gerona 60.

He aquí que una nueva aflicción viene sobre otra... Cuantas veces
he intentado escribirte sobre la muerte de tu hermaraa, la señora Ba­
sila, de tan piadosa memoria, otras tantas, afectado por !a amargu­
ra..., mi alma caía en un estado de dolor. Mas... herido de nuevo
por doblada desgracia, me deshago en lágrimas. Pues la muerte de
mi señor, el obispo Nonito, de tan reverenda memoria, es para mí
la mayor desgracia... Oh, ¡qué gnan bien hemos perdido, con estos
dos, en nuestro tiempo!... ¿Dónde ahora nuestra protección...? ¿Dón­
de el consuelo de los monjes y de las monjas?... Procura conso'ar tú
a las demás hermanas.

De estas alusiones dedujo Lambert que Pomponia no


había abandonado su tierra nativa de Gerona. Podemos
aceptar que el texto permita pensarlo así. Sin embargo, si
Basila murió en el monasterio de Pomponia, en Gerona,
según afirma Lambert 61, parece muy extraño que Eugenio,
desde Zaragoza, escribiera dos epitafios para su tumba.
Lambert está en lo cierto al afirmar que Pomponia seguía
la Regla de Nonito, es decir, la Regla de Juan de Biclara,
a quien Nonito había sucedido en la sede de Gerona ; tam-

" Cf. infra, p. 68.


60 PL., 80, 664 C: Ecce alia' afflictio super afflictionem uenit...
Quotiescunque uolui aliquid tibi de transitu sanctae memoriae ger-
manae tuae domirae Basillae scribere, totiens amaritudine adfectus...
in funere mente uersabar... Sed..., rursus geminato malo perculsus,
in lacrimis contabesco. Id est, reuerendae memoriae domni mei Nun-
niti epíscopi exítus mihi exsistit exitiosus... O quantum in his duo-
bus nostris bonum perdidimus temporibus!... Ubi nunc praesidium
nostrum?... Vel ubi monachorum et monacharum refrigerium?... per
te consolentur sórores cetenae... [M., XVIII (116, 117), S; 9-11;
13-23; 41].
•’ Vollmer, o. c., Carmen 23, p. 250; Lambert, o. c., p. 80.
PRIMEROS AÑOS 17

bien tiene razón al precisar una estrecha relación entre


Braulio y Nonito.
Estrecha relación, dice Lambert, que se hizo muy difí­
cil para Braulio, cuando Nonito llegó a ser obispo en el
año 621, porque Braulio, por esta época, vivía con San Isi­
doro en Sevilla. Mas, por nuestra parte, creemos que se
puede probar, por las cartas 1-8, que Braulio vivió, desde
el 620, con su hermano Juan, obispo de Zaragoza 62. Tam­
bién nos sorprende que Lambert no haga notar cómo No­
nito y Braulio se vieron en el IV concilio de Toledo, en
el año 633 63*. Pero, siguiendo a Lambert, Braulio estaba,
por lo tanto, en relación amistosa con Nonito, cuando éste
era aún monje, bajo la Regla de Juan de Biclara, en el mo­
nasterio de San Félix, cerca de Gerona fi4. Así es como
Braulio y su familia llegaron a conocer a Juan de Biclara,
obispo de Gerona, su Regla, y a Nonito. En el 592, Juan
de Biclara asistió al concilio de Zaragoza, ocasión en la
que, probablemente, el obispo Máximo volvió a consagrar
la basílica de los XVIII Mártires 65. Poco tiempo después,
durante el pontificado del mismo obispo Máximo, se esta­
bleció en aquel santuario el monasterio que más tarde
atrajo al joven Eugenio. Es probable que Juan de Biclara,
fundador de la vida monástica, lograra que Juan, el herma­
no de Braulio, fuera entronizado allí como primer abad.
Este último es llamado pater monachorum por Ildefonso 66,
y communis ac sanctae uitae doctrinaeque institutor por

•2 Cf. infrat pp. 32,42.


63 Mansi X, 641, 643.
M Lambert, o. c,, p. 70; Ildefonso, De viris illustribus, c. 10 (PL.,
96, 203).
Por otro nombre: Innumerabiles Martyres, Massa candida,
Santa Engracia, Santos Masas.
" Ildefonso, ibid, • c. 6 (PL., 96, 201): primo pater monachorum
et ex hoc praesul factus...
2
18 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Braulio 6768. Además, como única prueba directa de que la


Regla de Juan de Biclara estuviera en vigor en el monaste­
rio de los XVIII Mártires, Lambert, con cierta duda, cita
dos versos del dudoso De admonendo monachos de Euge­
nio, en el que se da a los monjes, probablemente de este
monasterio, la siguiente admonición e8 : «Siguiendo el ejem­
plo de Elias, huid la compañía de las gentes y amad la de
Pablo, Antonio y Juan». Según él, aquí Juan de Biclara
queda unido al gran eremita por un hijo sumiso. Juan el
Bautista, continúa Lambert opinando, habría sido mencio­
nado con mayor distinción. Pero, ¿por qué no pensar en
Juan, el hermano de Braulio, el pater monachorum, y el
primer abad? 69. Pero, ante todo, este Juan, ¿no será Juan
Casiano, el fundador del monacato en Occidente? Aquí es
donde surge la mayor dificultad contra la tesis de Lambert.
Al estudiar la vida de Braulio, no encontramos huella al­
guna de los escritos y Regla de Juan de Biclara. Pero sí nos
consta, como más tarde veremos 70, que Braulio conoció
bien a Casiano a través de Isidoro, que éste tenía sus escri­
tos en su biblioteca, y que el gran monje de su época, Fruc­
tuoso, le escribió a Braulio solicitándole sus obras. Ade­
más, Braulio estaba con Isidoro cuando éste escribió su De
viris illustribus (615-618). Si hubiera conocido bien a Bi­
clara, no hubiera permitido a su maestro terminar la des­
cripción de Juan de Biclara con estas palabras: «Y se dice

S7 Carta a Fronimiano, como prefacio de la Vida de San mi -


liano, Minguella, o. c., 213 [P., 3, 5-7)1 : Tempore piae record ado­
nis domini mei et germani maioris natu, communis ac sanchae uitae
doctrinaeque institutoris, lohannis episcopi...
68 Vollmer, o. c.t Appendix, n. 24, p. 277 ; Lambert, o. c., p. 77 :
Exemplo Eliae populi consortia vitent
et Pauli, Antonii, atque lohannis, ament.
•• Nótese que Eugenio, en su epitafio de Juan, compara a éste
con Juan el Bautista (Vollmer, o. c., Carmen 21, v. 5, p. 248):
...nomine baptistam referens et mente lohannem.
70 Cf. infra, p. 207.
PRIMEROS AÑOS 19

que ha escrito muchas otras cosas, que no han llegado a


nuestro conocimiento» 71.
Lambert termina su hipótesis presentando a Fronimia-
no como introductor de la Regla de Rielara, tal vez, en el
monasterio de San Millán en el oeste, al cual su hermano
Juan sé había sentido atraído 72. Pomponia permaneció en
su tierra nativa de Gerona, como abadesa de un monasterio
bajo la misma Regla 73.
No obstante estas reservas, o digamos mejor, aun con
éstas reservas, la tesis de Lambert, de que Braulio proce­
diera de la región de Gerona, parece la más aceptable, cuan­
do se trata de precisar el país de su origen 74*. Nos ocurre
una nueva observación, que puede tener algún valor. Ad­
mitido con Lambert que los hispano-romanos, a causa de la
ocupación bizantina, no mirarían bien cualquier cosa de ori­
gen griego, no es de esperar que esta familia hispano-ro-
mana, reconocida como tal por Lambert, se convirtiera en
promotora tan ferviente de una Regla que era «basiliana»,
¿No podría este auténtico antagonismo explicar el silencio
que ha envuelto a la Regla de Juan de Biclara?
• . • r.

71 Et multa alia scribere dicitur, quae ad nostram notitiam non


pervenerunt. PL., 83, 1106. Cf. también Dambert, o. e., p. 68. No
puede admitirse la hipótesis de Fr. Schütte sobre las adiciones mar­
ginales de Braulio al De viris illustribus de Isidoro. Cf. infra, p. 288.
7a Braulio escribió su Vida de San miliano , por mandato de sus
hermanos Juan y Fronimiano. Cf. infra, p. 257.
73 Pérez de Urbel (Los monjes..., I, 365) dice con razón que este
monasterio debió de estar en las proximidades de Zaragoza o en la
región de Gerona. Cuando, tratando del hecho, habla de la «provin­
cia de Gerona» es inexacto, pues Gerona no era una provincia.
74 Cf. Pérez de Urbel («Braulio», DHG. f X, 441-442) donde se
muestra reacio a admitir la tesis de Lambert.
20 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Fecha de nacimiento

La fecha del nacimiento de Braulio cae entre los años


581 y 600. Puede muy bien colocarse alrededor del 585;
ciertamente, antes del 600. Braulio sucedió a su hermano
Juan, como obispo, el año 631 75. El IV concilio de Toledo
(633), al que asistió Braulio, decretó en su canon 19 que
ningún obispo podría ser consagrado antes de los treinta
años 76. Teniendo todo esto en cuenta, podemos afirmar
con seguridad que Braulio se hallaba ya fuera de aquella
edad en el 631.
Debió nacer después del 581, año en que nació su her­
mano Juan, según el claro testimonio de Eugenio quien,
en el epitafio de Juan, nos dice que murió a los cincuenta
años 77. Y nos consta que la muerte sucedió en el 631 78. El
mismo Braulio nos dice que Juan era mayor que él 79. No
podemos decir con seguridad si Braulio era mayor que Fro-
nimiano o que Pomponia; ciertamente era mayor que Ba-
sila, que, habiendo muerto en el 634-635, se hallaba, según
el epitafio de Eugenio, «en la primera flor de su juventud»,
cuando quedó viuda alrededor del 633 80. Apoyado en el
texto de Braulio, antes referido, Nicolás Antonio mantuvo
decididamente que Juan era mayor que los otros dos her­

78 Cf. infra, p. 36.


78 Mansi, X, 625.
77 Hic decimum revolvit agens in témpora lustrum. Vollmer, o. c.t
Carmen 21, p. 248.
78 Cf. infra, p. 32.
78 Carta-prefacio a la Vida de San miliano . Minguella, o. c.,
p. 213 [P., 3, 5-9] : Tempore piae recordationis domini mei
et germani maioris natu, communis ac sanctae uitae doctrinaeque
institutoris, lohannis episcopi, tam eíus iussis quam tuis obediens pnae-
ceptis, intenderam.
80 Tu privata viro primaevo flore iuventae. Vollmer, o. c., Car-
men 22, v. 13, p. 249.
PRIMEROS AÑOS 21

manos, Braulio y Fronimiano 81. Communis, afirma él, ha


de unirse con germani; pero más bien parece que se refiere
a uitae. Los párrafos primeros de la carta 13 al abad Fro­
nimiano, destinada a una persona distinta del Fronimiano,
hermano de Braulio, parecen describir un abad ya bien en­
trado en años 82. Un pasaje de la carta 14 a la misma per­
sona, escrita después del 636, supone que Fronimiano había
sido uno de los maestros de Braulio, y, por lo tanto, mayor
en edad 83. Sin embargo, aun suponiendo que este Froni­
miano sea el hermano de Braulio, nos encontramos con que,
a pesar de ello, vivía alrededor del año 650. Un pasaje
de la carta 42 atestigua esto y da algún fundamento, si­
quiera ligero, para afirmar que Fronimiano era más joven
que Braulio. La carta estaba escrita por Braulio, ya en su
vejez, a Tajón 84; y en ella se menciona a Fronimiano como
si aun viviera ; por ello, pudo él haber sido más joven. Ci­
tamos no tan sólo el correspondiente pasaje, sino también
la cláusula inmediata que le sigue, porque nos expresa con­
cisamente el amor de hermanos que sentía el uno por el
otro 85 :

Que en esto no soy yo el único que pide; lo pide también mi señor


hermano, tu amigo; por ello, a los dos satisfarás, si haces a uno el
favor; y a los dos despreciarás, si desdeñares a uno.

En general, se nota que las cartas de Braulio a Froni­


miano, Pomponia y Basila le dan aire de persona de más

81 PL,, 80, 642 y nota e.


82 PL., 80, 659. Cf. también Lambert, o. c., p. 79.
63 PL., 80, 661 B : Sed quaeso ut si quid in hoc neglegenter di-
xero, ad te respiciat causa, quia ultra iubes quaerere quam dedisti,
et magis uis exigere quam informasti [M., XIV (106), 13-15].
" Cf. infra, p. 73.
83 PL., 80, 690 B : ...nam non solus ego huiusmodi rei sum peti-
tor, sed et dominus germanusque meus, tuus amator. Quapropter
ambobus satisfacies, si uni pnaestaueris, et ambos contemnes, si
unum spreueris [M., XLIT (185), 160-163].
22 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

edad que Jos destinatarios, pero su dignidad podría justi­


ficar tal diferencia 8G.
Si suponemos que Braulio nació alrededor del 585, los
hechos de su vida quedan encuadrados en una conveniente
cronología. Su educación en su tierra y su estancia en Se­
villa ocuparían los años hasta el 620, cuando, a los treinta
y cinco de edad, se volvió a Zaragoza para ser arcediano
bajo su hermano Juan, recién consagrado obispo de aque­
lla sede. No ha de extrañar que su educación ocupara tan­
to tiempo ; más adelante demostraremos que esto no era
anormal. Al morir su hermano, le sucedió en el obispado,
el año 631, a la edad de cuarenta y seis años. Sobrevino la
muerte cuando tenía sesenta y seis años, en el 651. Fué
una vida muy larga, para aquellos tiempos. Las constantes
quejas en sus cartas sobre su salud encuentran un paralelo
exacto en las cartas de Isidoro y en la correspondencia de
todos los tiempos sobre tal tema. Un posible signo de edad
es la referencia en la carta 42, escrita a lo último de su vida,
a sus enfermedades, la principal de las cuales le tenía per­
turbada la vista * 87. Aunque podría consolarle el ejemplo
de su amigo Isidoro, que vivió hasta la edad de setenta y
seis años, cierto es que, de sí mismo, pensaba ser ya hom­
bre muy viejo. Su contemporáneo Eugenio escribió un poe­
ma, al cual puso el título de Lamento sobre la proximidad
de la uejez 88, cuando su edad, según el mismo poema, no
era sino de cuarenta y nueve años.

" Cartas 13 (?), 14 (?), 15, 18 y carta-prefacio a la Vida de San


miliano.
ST Ut litteris tuis illico non responderem diuersarum me arcfcatum
fateor fuisse necessitatum, eminentius tamen aegritudine oculorum
et uariarum adflictione infirmitatum. PL., 80, 687 A [M.-, XLIl
(177), 3-5]-
" Vollmer, o. c., Carmen 14, v. 85, p. 245.
PRIMEROS AÑOS 23

Educación

Poco es lo que se sabe sobre historia de la educación en


el siglo vn, porque apenas si había enseñanza 89. A juzgar
por los sabios conocidos y por los escasos testimonios es­
critos, puede afirmarse que España, por esta época, llevaba
en ello la antorcha con más firmeza que ningún otro pue­
blo de esta época, sin excluir la propia Irlanda 90. No hay
indicios de que subsistieran las escuelas retóricas del bajo
imperio, ni de que pudiera ejercer su vocación el vagabun­
do tutor-retórico que había sucedido a tales escuelas 9192
. Ni si­
quiera hay pruebas de que una escuela monástica, ni aun la
del monasterio de los santos Cosme y Damián de Agalia,
en las proximidades de Toledo 93, actuase para formar sus
oblatos en los rudimentos eclesiásticos, incluyendo el la­
tín 93. Las escuelas de España en el siglo vn eran estric­

" Cf. Margaret Deanesly, «Medieval Schools to c. 1300», Cam-


bridge Medieval History, V, 765-779. La obra maestra sobre esta ma­
teria es M. Roger, L'nseignement des littres classiques d'Ausone
á Alevín, Cf. también E. Brehaut, An ncyclopedist of the Dark
Ages, pp. 81-88 ; F. Lot, aA quelle époque a-t-on cessé de parler la­
tín», Archivum latinitatis medii aevi: bulletin Du Cange, VI (1931),
97-159; H. Leclercq, «Ecole», DACL.f IV, II (1921), 1850-1852; P. de
Labriolle en Histoire de Vglise, ed. A. Fliche y V. Martin, IV (Pa­
rís, 1937), 559-572.
90 Un estudio de la contribución de España en esta época se halla
en la obra antigua pero interesante de J.-C Bourret, L’cole chré-
tienne de Séville, pp. 3-7.
91 Lot, o. c,, pp. 99401, 138; Deanesly, o, c., p. 766.
92 L. Serrano, «Agali», DHG .
93 Deanesly, o. c.f p. 772 ; Isidoro, Regula monachorum, c. 20,
5 (P. L.t 83, 891): Porro cura nutriendorum parvulorum pertinebit
ad virum quem elegerit pater, sanctum sapientemque, atque aetate
gravem, informantem párvulos non solum studiis litterarum, sed
etiam documentis magisterioque virtutum. Los paruuli serían los obla­
tos, desde que tenían siete años edad, y tal vez algunos ilegítimos de
sangre noble. Cf. Deanesly, I c. No era corriente que los hijos de
24 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tamente personales en su organización ; cada erudito se


atraía los discípulos. La escuela catedral de la época Caro­
lina, con su progresiva estructura impersonal, no existía.
En España, en la mayoría de los casos, el maestro era un
obispo, y el discípulo, un aspirante a las órdenes sagra­
das. Las noticias sobre los eruditos españoles de esta época
confirman esto: Leandro e Isidoro atrajeron a Braulio e
Ildefonso nasta Sevilla ; Braulio, a su vez, atrajo a Euge­
nio y a Tajón hasta Zaragoza; luego, Eugenio e Ildefonso
atrajeron a Julián hasta Toledo. Este tipo de escuela es la
llamada con razón «escuela episcopal», «escuela del obis­
po» y a veces «escuela familiar», pues los estudiantes per­
tenecían a la familia del obispo. La existencia de seme­
jantes escuelas en la Galia, en aquel mismo siglo, se halla
comprobada por abundantes textos ®4.
Cincuenta años antes de que Braulio naciera, el II Con­
cilio de Toledo (531) había planeado la organización de es­
95.
tas escuelas episcopales 94

los esclavos manumitidos por la Iglesia fueran educados en los mo­


nasterios, a pesar de que el VI Concilio de Toledo en el año 638
(Cn. 10, Mansi, X, 666) ordenase que la Iglesia se ocupara de la
educación de tales niños. Cf, H. Koeppler, «De viris illustribus and
Isidore of Seville», The Journal o{ Theological Studies, 38 (1936),
19; llama él la atención acerca de la luz proyectada sobre la rela­
ción entre las escuelas episcopales y los monasterios en el canon 24
del IV Concilio de Toledo en el 633 (Mansi, 10, 626): Qui autem his
praeceptis (i. e.t el curriculum de la escuela episcopal) resultaverint,
monasteriis deputentur, ut... severiori regula distringantur.—Véase
cómo E. Pérez Pujol (Historia de las instituciones sociales de la s -
paña goda, III, 489 ss.) y otros muchos autores aceptan su juicio de
que las escuelas monásticas y catedralicias florecieron por esta época.
94 Deanesly, o. c.f pp. 768-771 ; Leclercq, o. c., 1831-1837.
®s Canon 1. Mansi, VIII, 785: De his quos voluntas parentum
a primis ínfantiae annis clericatos officio manciparit, hoc statuimus
observandum : ut mox cum detonsi vel ministerio electorum contra-
diti fuerint, in domo ecclesiae, sub episcopal! prtaesentia a praeposi-
to sibi debeant erudiri...
PRIMEROS AÑOS 25

Sobre los que en sus primeros años son ofrecidos por sus padres para
el estado clerical, decretamos que se observe esto : que, tan pronto
como fueren tonsurados y entregados al oficio de lectores, deberán
ser instruidos, en ha casa de la iglesia, por un maestro, bajo los ojos
del obispo...

Sólo por conjeturas se puede juzgar el éxito de estas es­


cuelas durante aquellos cincuenta años. Por el tiempo en
que Braulio nació vemos cómo un amigo de Gregorio Mag­
no, el obispo Liciniano de Cartagena, escribía al Papa para
lamentarse de su mandato de que un ignorante no podría
ser ordenado, y expresa su temor de que ante semejante
condición nadie sería elegible para la ordenación 06. Por
el mismo tiempo, otro amigo del Papa, el obispo Leandro
de Sevilla, estaba formando una familia, de la cual Isidoro
había de ser el primer fruto. Si se acepta como auténtica la
carta 6 del Corpus isidoriano, dirigida al duque Claudio,
habríamos de señalar una escuela en Sevilla, que recibiera
también estudiantes no eclesiásticos, pues Isidoro escribe:
«Acuérdate de Leandro, nuestro común maestro, y procu­
ra imitarle con toda tu alma en su fe y en su doctrina» *97.

98 P. Ewald y L. Hartmann, Gregorii I Papae regislrum epistola-


ruin, MGH., epístolas I, 60: Jubes ut non ordinetur imperitos... ne-
mo erit in hoc loco qui peritos esse dicatur, nemo erit utique sacer-
dos, si nisi peritos esse non debet.
97 Memento commonis nostri doctoris Leandri, et ejos fídem atque
doctrinara pro viribus imitare, ...PL., 83, 905. Brehaut, o. c., p. 22,
n. 1, acepta la carta como genoina. J. De Aldama, «Indicaciones so­
bre la cronología de las obras de San Isidoro», Miscellanea Isidoriana,
p. 60, n, 13, la rechaza como ciertamente apócrifa.—Evitamos la ex­
presión «escoela de Sevilla», no porqoe no sea merecida, sino a caosa
de las exageraciones debidas a ona vida de Isidoro escrita en el si­
glo xui (cf. Séjourné, o. c., p. 25). El problema ha sido tratado por
Arévalo en PL81, 116. La monografía de Bourret (cf. supra, n. 90)
no merece entera confianza por haber empleado escritos indignos de
crédito ; ciertamente que el autor tuvo acertada facultad para valio­
sas hipótesis, cuya investigación trata de buscar posteriormente.
26 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

La primera educación de Braulio tuvo lugar, probable­


mente, bajo la dirección de su padre y de Juan su hermanó
mayor 93. Quizás este último era el praepositus de su padre,
el obispo Gregorio 9899. Juan no era un despreciable erudito
y maestro, según podemos juzgar por el singular testimo­
nio de Eugenio 10°. Ildefonso afirma que «era docto en las
sagradas letras, y más inclinado a enseñar de palabra que
por escrito» 101. Sus obras escritas se limitaron a los oficios
litúrgicos y a la cronología pascual, pero ni siquiera nos
quedan fragmentos. Mayor elogio le hace Ildefonso, al des­
cribir a Braulio como «en modo alguno inferior en talento»
a Juan 102. Pudo Juan ser ciertamente, como dice Ildefon­
so 103, «alegre en su expresión», pero es probable que en
él Braulio se encontró con el maestro, como él mismo lo

98 Un abad, de nombre Fronimhano, a quien podemos considerar


como hermano de Braulio, pudo haber tomado alguna parte en ella.
Cf. carta 14, PL., 80, 661 B. x
99 Unicamente por conjeturas podemos reconstituir los detalles de
la vida escolar, sacados de la descripción de Deanesly, o. c., pp. 767-
771. Puede suponerse que Braulio fuera adoptado en la familia a la
edad de siete años, y luego tonsurado y ordenado lector. Como miem­
bro de la militia cleridal del obispo, viviría en su intimidad, le sería
dado un estipendio, y a la edad de dieciocho años se le daría la po­
sibilidad de elegir el matrimonio. Cf. también L. Duchesne, Les ori-
gines du cuite chrétien, 2 ed., pp. 334-336.
100 Su epitafio de Juan. Vollmer, o. c., Carmen 21, p. 248 :
Omnibus in studiis vantum celebratus habetur,
cedat ut ingenio Graecia docta suo.
101 De viris Ulustribus, c. 6 (PL., 96, 201): Vir in sacris Ütteris
eruditos, plus verbis intendens docere quam scriptis... In ecclesiasti-
cis officis quaedam eleganter et sono et oratione composuit. Annota-
vit ínter haec inquírendae paschalis solemniftatis tam subtile atque
utile argumentum... [Cf. nuestro Apéndice.']
102 Ibid., c. 12 (PL., 96, 203): Braulio frater loannis... vir sicut
germanitate coniunctus, ita non mínimum ingenio minoratus.
105 Hilaris et vultu. Ibid., c. 6 (PL., 96, 201).
PRIMEROS AÑOS 27

confiesa tan humanamente a su propio discípulo, Tajón, en


la carta 11 104. ,

También nosotros aprendimos nuestros rudimentos [nuestro a, b, c


—traduce Lynch—] en Horacio, y muchas veces retiramos la mano
de la férula, y puede decirse de nosotros : «Peligroso es [lít. tiene
heno en la frente] ; guárdate de él» ; o mejor, aquel pasaje virgilia-
no : «También nosotros, oh padre, hemos manejado los dardos y la
pesada espada con nuestra diestra, y la sangre ha corrido de nues­
tras heridas.»

Un documento posterior, el IV concilio de Toledo (633),


nos da cuenta de la seriedad del régimen de una escuela
episcopal 105.

Los que se preparan para clérigos, sean crecidos o jóvenes, todos


juntos habrán de ocupar una habitación de la casa, de tal suerte que
pasen los años difíciles de su vida, no en el vicio, sino en las disci­
plinas eclesiásticas, bajo la dirección de una persona ya hecha y de
carácter bien probado, que para ellos sea su maestro y el testigo de
su vidk.

Si alguno era rebelde, había de ser enviado a los monas­


terios para encontrar en ellos la corrección y reforma nece­
sarias 106.

104 Quia et nos iuxta Flaccum didicimus litterutas, et saepe ma-


num ferulae subtraximus, et de nobis dici potest: Fenum habet in
cornu, longe fuge (Horacio, SatI, 4, 34) - immo illud uirgilianum :
Et nos tela, pater, ferrumque haud debí le dextra
spargimus, et nostro sequitur de uulnere sanguis.
(En., XII, vv. 50, 51 ; H. Fairclough, Virgil (Loeb Classical Li-
brary), II, 302). [M., XI (97), 29-33].
10a Si qui in clero púberes aut adolescentes existunt, omnes in uno
conclavi atrii commorentur: ut lubricae aetatis annos non in luxu-
ria, sed in disciplinas ecclesiasticis agant, deputati probatissimo sé­
nior!, quem rrtagistrum doctrinae, et testero vitae habeant... Canon
24, Mansi, 10, 626.
106 Ibid. Cf. supra, n. 93.
28 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

El estudio de la enseñanza, en la edad media, se hacía


en su mayor parte, podemos decir, mediante el estudio de
los libros de texto 107. Para poder establecer la lista de los
libros de texto usados en dicha época, tendríamos que es­
tudiar los escritos contemporáneos y examinar las fuentes
de los libros de texto. Pero esto no se ha hecho sistemáti­
camente para este período ; por ello nos hemos de limitar a
la consulta de la lista de libros que, con seguridad, integra­
ban las bibliotecas de aquella época 108: era la época de los
compendios; y basta decir que los manuales favoritos de
la primitiva edad media se hallaban en uso en España 109.
Ordinariamente, los estudios eran, en su mayoría, plena­
mente teológicos 110. Las Sagradas Escrituras eran estudia­
das con entusiasmo. El latín se enseñaba como una prepa­
ración necesariamente eclesiástica; y es cierto que Juan en­
señó la parte de la aritmética que se llamaba computus, en
la que era una autoridad. El cómputo consistía en las ta­
blas para determinar la Pascua y las fiestas movibles de­
pendientes de ella 111. Y nada más puede decirse con segu­
ridad sobre la primera época de la formación de Braulio.
La cultura superior, que él demostró, puede considerarse
como un resultado de la educación más alta que él recibió
en Sevilla, a donde sabemos que se dirigió.

107 Puede consultarse con más detalles a C. Haskin, Studies in


the Jlistory of Mediaeval Science> p. 356.
108 Cf, infra, cap. VI.
Véase una lista en M. Laistner, Thought and Letters in Wes-
tern urope , A. D. 500-900, pp. 19-26.—Cf. F. Lear, «St. Isidoro and
Mediaeval Science», The Rice Institute Pamphlet, 23 (1936), 82 : «Isi­
doro perteneció a la época del manual, compendio y comentario, de
las glosas y anotaciones, de los esbozos, los extractos, de los epíto­
mes, y epítomes de epítomes, de corta extensión, en que erta una ma­
nía el libro de texto, tan inculcado en nuestra época en las escuelas
modernas secundarias... El tipo hecho del pensamiento...»
110 Laistner, o. c., p. 96, n. 1.
111 Deanesly, o. c.t pp. 765, 770.
PRIMEROS AÑOS 29

A causa del tono de las cartas 1-8, commercium episto-


larum [de Isidoro] cum Braulio 112, ningún autor ha ne­
gado que Braulio empleó algún tiempo de su juventud con
Isidoro. La intimidad de la expresión y el ansia de reunir­
se, que en estas cartas se expresan, no dejan lugar a duda.
En la carta 1, Isidoro habla de «cuando nosotros estábamos
juntos» 113. En la carta 5, Braulio se duele de su incapaci­
dad para lograr un ejemplar de las timologías mientras
estuvo con Isidoro 114. Finalmente, ya hemos mencionado
más arriba la declaración de Braulio a Fronimiano, cuando
le habla de la costumbre litúrgica que él había visto apud
praestantissimae memoriae doimnum meum Isidorum 115116 .
No sabemos con seguridad cuándo marchó Braulio de su
tierra a Sevilla. Puesto que Braulio sugirió a Isidoro el que
escribiera las timologías, y pues las primeras partes de
éstas aparecieron en el 620, hemos de presumir que se ha­
llaba con él algunos años antes de esta fecha 11G. Las car­
tas 1-8 fueron escritas desde el 620, después que Braulio se
volvió para ser arcediano junto a Juan, obispo entonces de
Zaragoza. Digamos, pues, que Braulio fué a Sevilla alre­
dedor del 610, a la edad de veinticinco anos 117.
La gran sabiduría de Isidoro atrajo, seguramente, a
Braulio hasta Sevilla. Isidoro estaba ya adquiriendo aque-

112 Título que figura en el Ms. Toledo, 15, 9, actualmente en la


Biblioteca Nacional de Madrid. Cf. Hartel, «Bibliotheca patrum latí-
norum hispaniensis», Sftzungsberichte der Wiener Academia, 112
(1886), 721.
113 Dum pariter essemus... Lindsay, o. c. [M., I (71), 7]. De esta
cuestión se tratará más en detalle en el cap. II ; cf. infra, p. 43.
114 Praesentem me frustratum esse, et... sine petitionis effectu
manemus. Lindsay, o. c. [M., V (81), 18, 22]. Cf. infra, p. 56.
na Cf. infra, p. 15.
116 Cf. infra, p. 46.
117 Quizás asistió al Concilio provincial de Toledo, en el 610, con
Gregorio de Osma, que pudo ser su padre, y allí se encontraría por
vez primera con Isidoro. Cf. infra, p. 148.
30 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

lia fama que, dieciocho años después de su muerte, culmi­


nó en el siguiente elogio que de él hicieron los setenta y
cinco padres de la Iglesia española reunidos en el VIII
concilio de Toledo 118119
:

El gran doctor de nuestro siglo, la g!oria más reciente de la Iglesia


católica, el último en el tiempo comparado con ellos, pero no el últi­
mo comparado en la sabiduría, y, lo que es más, el más docto de ^as
últimas centurias, que ha de ser nombrado con tocha reverencia,
Isidoro...

Era obispo de Sevilla: Había sucedido a Leandro el


año 600. Ya se habían publicado algunos de sus escritos
Era reconocido como primado de la Iglesia española 120. Sin
duda que Braulio, e indudablemente otros también, como
más tarde Ildefonso, no sintieron sino aquella atracción que
Dante llamó bárdente spiro d’Isidoro l21. Ni es de admirar,
como en principio pudiera parecer, el hecho de que Braulio,
a la edad de veinticinco años, se sintiera inclinado a estu­
diar bajo un maestro. Copiemos un interesante párrafo sa­
cado del notable trabajo de Fernando Lot, testimonio muy
elocuente aquí, singularmente si observamos que está ha­
blando de los siglos iv y v 122.

La larga duración de los estudios, desde seis a veinte años, sorprende


cuando se piensa que el programa escolar se hallaba reducido a ha
gramática y a la retórica, y que no comprendía las ciencias, ni la
fi’.osofía (*al menos no era exigida), ni una lengua extranjera, pues el
griego ya había cesado de ser enseñado públicamente en el Occidente

116 Canon 2. Mansi, X, 1215.


119 Cf. De Aldama, o. c.t p. 88.
120 No había oficialmente un primado para España. Cf. E. Ma-
gnin, L’ glise 'wisigothique au VII siécle, I, 101 ; Z. García Villada,
Historia eclesiástica de spaña, II, I, 205; E. Casptar, Geschichte
des Papsttums, II, 669.
, i2i Paradiso, X, 130-131.
132 O, c., p. 115.
PRIMEROS AÑOS 31

hacia el último cuarto del siglo iv. Pero hay derecho para pensar
que la inteligencia del latín era muy difícil, hastia para un romano,
y que exigía mucho tiempo.

Estamos en el siglo Vil, y tendremos ocasión de obser­


var cómo el latín ya no era lengua hablada, sino una len­
gua aprendida 123. Además, Braulio fué el máximo clasi-
*, siglo en que los superlativos, digá­
cista de su época 124125
moslo de paso, no tenían muy gran valor. Sus escritos no
pueden explicarse sino como fruto de un prolongado estudio.
Los estudios por esta época, según el resumen de Dea-
nesly 12J5, incluían con el nombre de gramática «los clásicos
latinos, bajo el de retórica los esquemas, tropos y figuras
tan usados en la interpretación de las Sagradas Escrituras;
...la geometría incluía la geografía y demás sutiles ideas
sobre el mundo ptolemaico que aun había sobrevivido». En
cuanto a Sevilla, según el plan de enseñanzas de Isidoro
desarrollado probablemente en las timologías por indica­
ción de Braulio 12fl, se considerarían como materias ense­
ñadas, con el nombre de gramática, retórica, dialéctica y
matemáticas, las contenidas en los tres primeros libros de
las timologías 127: «En las timologías Isidoro ha reuni­
do la enciclopedia de la educación... Los tres primeros
libros, de entre los veinte, son evidentemente textos educa­
cionales ; mientras que los doce últimos pertenecen eviden­
temente a la enciclopedia de todo el saber» 128.

123 Cf. infra, p. 243.


Nos ocuparemos con mayor atención de esto en el cap. VI, p. 184.
125 Deanesly. o. c.» 765.
136 Cf. infra, p. 51. . ' .
127 Lindsay, o. c., o ha edición de Arévalo en PL., 82.
128 Brehaut, o. c., 86.
32 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Sus AÑOS DE ARCEDIANO

El autor de la vida de San Braulio en las Acta Sancto-


rum tuvo toda razón al refutar la opinión infundada de que
Braulio hubiera sido arcediano junto a Isidoro 139. Tene­
mos pruebas de que Braulio volvió a Zaragoza por el tiem­
po en que su hermano Juan fué elegido obispo (619) 129 130; y
que, inmediatamente después, fué hecho arcediano bajo su
pontificado 131. La carta 1 y la carta 2, que seguramente
fueron escritas en el 620 y en el 620-624 respectivamente,
muestran cómo San Isidoro se dirigía a él, como tal ar­
cediano 132.
Tenemos pruebas contemporáneas sobre los deberes de
un arcediano. Si bien no dedica espacio alguno a tal dig­
nidad en su De ecclesiasiicis officiis 133, Isidoro nos aclara

129 Marlii Tom. II (3 ed.), 634; cf. también Nicolás Antonio,


o. c., PL., 80, 641 A.
130 Máximo, el precedesor de Juan, murió en el 619 (cf. Dzialows-
ki, o. c., p. 80). Juan, según refiere Ildefonso, sucedió a Máximo y
fué obispo doce años durante los reinados de Sisebuto (ob. 620) y
Suintfa. (Joannes in pontificatu Máximum secutus... Duodecim ño­
ñis tenuit sedem... subsistit in stacerdotio temporibus Sisebuti et
Svinthilaní regum. De viris illustribus, cap. VI, PL., 96, 201). Euge­
nio en su epitafio de Juan (Vollmer, o. c., p. 248, v. 19, dice asi:
...bissenis praesul primatum gessit ín annis.—leñemos motivos para
sospechar que Braulio asistió al II Concilio de Sevilla (619). Cf.
infra, p. 125. [Cf. nuestro Apéndice,']
1,1 Pérez de Urbel (Los monjes..., 1, 357) no tiene fundamento
alguno para afirmar que Braulio fuera nombrado arcediano por Juan
pocos después del 627, y que había permanecido en Sevilla hastta aque­
lla época.
133 Cf. infra, pp. 42, 44, donde vuelve a aparecer este problema. Aquí
nos encontramos con que la incorrecta datíación de las cartas 1 y 2,
hecha por De Aldama, convertiría a Braulio en arcediano de Sevilla.
133 PL., 83, 787-790. Las timologías guardan silencio. Cf. Lind-
say, o. c,, lib. VII, cap. XII.
PRIMEROS AÑOS 83

los deberes de un arcediano en su carta a Leudefredo 134.


Consta, sin embargo, con toda certeza que un arcediano no
era sino un diácono en órdenes sagradas; pues, según él,
cuando el arcediano esté ausente, ocupa su lugar el diácono
que inmediatamente le sigue 135. Un interpolado manuscri­
to de dicha carta ofrece, sin embargo, un pasaje en el que
se afirma que el arcipreste y todos los sacerdotes están so­
metidos al arcediano como al obispo 136. Aunque se trata
de una interpolación, debemos considerar que nos ofrece,
al menos, un texto consuetudinario, en el que podemos ob­
servar que, según el testimonio de Isidoro, los poderes del
arcediano iban aumentando. La vigilancia espiritual y sin­
gularmente Ja vigilancia material de una diócesis se iba con­
centrando cada vez más en sus manos, como principal co­
laborador del obispo. Ejemplo de este poder tenemos en el
caso del obispo Massona de Mérida (ob. 605), metropolita­
no de Lusitania y corresponsal de Isidoro, que entregó la
administración de su Iglesia en las manos de su arcediano,
cuando se le acercaba la muerte 137. Buena prueba de la
importancia de dicha dignidad se encuentra en el hecho de
que el arcediano Braulio sucedió a su hermano en la sede
episcopal, y de que su propio arcediano, Eugenio, fue lla­
mado por el rey para ocupar la sede metropolitana de To­
ledo. í
Surge ahora una importante dificultad. Con la carta 2,

184 Carta 1 del Corpus de Isidoro. PL.f 83, 893.


135 Ibid., 896 B : Quando autem archidiáconos absens est, vicem
ejus diaconus sequens adimplet.—Sobre esta cuestión véase A. SchrÓ-
der, ntwicklung des Archidiakonats bis zum 1100, Augsburg, 1890,
pp. 10-13, 57 ; y Leclercq, «Archidiacre», DACL., I, II, (París, 1924),
2733-2736.
13B Según este pasaje interpolado, el arcediano es un sacerdote
que celebra la misa en vez del obispo, cuando éste se encuentra au­
sente. El origen del* pasaje es dudoso, ^aunque se ha considerado como
un fragmento de un Concilio de Toledo. Cf. PL., 83, 896, n. 12.
18r Leclercq, L'spagne chrétienne, p. 294.
3
34 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

escrita al arcediano Braulio entre los años 620 y 624, Isi­


doro le envía un anillo y un pallium como prendas de amis­
tad 13S ; pero no consta con exactitud la significación de
estos regalos. Tal vez le fueron enviados, según el tenor
mismo de la carta, como simples símbolos de amistad. Si
hubieran tenido alguna conexión con la dignidad episco­
pal, seguramente que Isidoro se hubiera referido a dicho
hecho. Es cierto que el anillo era concretamente un símbolo
de la dignidad episcopal en aquellos tiempos. El canon 28
del IV Concilio de Toledo (633) dice 138
139140
:

Cuando un obispo, presbítero o diácono, depuesto injustamente de su


dignidad, fuere declarado inocente en un concibo posterior, habrá de
recobrar la perdida dignidad ante el altar, de roíanos del obispo:
si es obispo recibirá la estola, el anillo y el báculo ; si es presbítero,
recibirá la estola y la casulla ; si es diácono, recibirá el orarium y el
alba.

En este tiempo, Braulio no era sino un arcediano ; tal


vez Isidoro esperaba que fuera elevado a la dignidad epis­
copal. El regalo de un anillo puede también explicarse por
el hecho de que, en aquellos tiempos, era costumbre el usar
una sortija para sellar 14°. La palabra pallium significa va­
rias cosas en aquella época. Se aplicaba a diversas prendas
de ropa, como claramente lo explica Isidoro en sus timo -

138 V. Lindsay, Isidori Hispalensis episcopi etyinologiarum... Carta


A [M., II (73), 7-8] : Direximus tibí annulum propter nostrum ani-
mum, et pallium propter amicitiarum nostrarum amictum...
139 Mansi, X, 627. Episcopus presbyter, aut diáconos si a gradu
suo injoste dejectos in secunda synodo innocens reperita tur, non po-
test esse quod fuerat, nisi grados amissos recipiat corara altado, de
mano episcopi, orarium, annulum et baculum : si presbyter, orarium
et planetam ; si diáconos, ortarium et albam. Cf. Hefele-Lcclercq,
Histoire des concites, III, I, 271.—Isidoro llama al anillo episcopal,
«una señal del honor episcopal». Cf. De ecclesiasticis officiis, II, V,
12, (PL., 83, 783).
140 Leclercq, «Anneaux», DACL., I, 11 (1924), 2182.
PRIMEROS AÑOS 35

logias 14 \ Braulio usa dicha palabra una vez para descri­


bir la capa usada por San Emiliano 141 143. Probablemente
142
acierta Ceillier al considerar que éste sea el significado de
dicha palabra, cuando es usada en la carta 2 143. Un nuevo
sentido de la palabra aparece en el regalo que el rey Chin-
tila hizo al papa, destinado al altar de San Pedro 144. Como
símbolo episcopal, el papa enviaba un pallium a un obis­
po, ya para honrarle, ya para significar al mismo tiempo
su primacía en una región determinada 145.
Claro es que el pasaje de la carta de Isidoro no puede
referirse al pallium en este sentido. Magnin dice que para
los obispos españoles había un segundo pallium, que él
cree pudiera ser un orarium, y cita como ejemplo el regalo
de Isidoro a Braulio 146. Mas no se da cuenta de que Brau­
lio, por entonces, no era sino un arcediano y de que no
llegó a ser obispo sino algunos años más tarde.

Su ELEVACIÓN A LA SEDE DE ZARAGOZA

Ni siquiera el hecho de que Braulio fuera obispo de Za­


ragoza logró plena unanimidad a través de los siglos. El
obispo Guido de Ferrara, que escribía hacia el 1087, al ci­
141 XIX, 24.
142 T. Minguella, San Millán de la Cogolla, p. 234 [P., 28, 5-6] :
Praecidens manicas suae túnicas, cum pallio quo utebatur, obtulit
benignas.
143 Ceiller, o. c., XI, 722.
144 G. de Rossi, Inscriptiones christianae urbis Romae VIIo saecu-
lo antiquiores, Roma, 1888, II, 254; H. Gribar, Analecta romana,
Roma, 1899, I, 87.
146 L. Duchesne, Les origines du cuite chrétien, 4 ed. ; París,
1910, p. 392. Gaspar, o. c., p. 669. Para un estudio sobre el origen e
historia antigua del pallium ; cf. Leclercq, «Pallium», DACL, XIII,
I (1937), 931-940.
144 Magnin, o, cp. 157, n. 6. Es posible que los obispos de la
Gaita, por esta época, usasen pallia, aunque Leclercq lo duda. Cf.
«Pallium», DACL., XIII, I (1937), 936.
36 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tar la carta 5, la atribuye a Braulius episcopus Gallia-


rum 147. Dom Lucas d’Achery da cuenta de un manuscrito,
hoy día perdido, que él sitúa nec procul ab Isidori aevo, en
el cual el De ordine creaturarum de Isidoro estaba dedicado
a Braulio episcopo urbis Romae 148.
La fecha generalmente aceptada, la del 631, como año
del episcopado de Braulio, no se ha logrado con seguridad
sino gracias a varias aproximaciones. La más segura es la
que se refiere a sus años anteriores. El obispo Máximo mu­
rió en el 619 149. Juan, hermano de Braulio, le sucedió y
ocupó la sede durante doce años en los reinados de Sise-
buto y Suintila, según Ildefonso 150* . Suintila murió en el
mismo año que Juan, 631 ial. Braulio sucedió a Juan, co­
menzando su pontificado de cerca de veinte años en la épo­
ca de Sisenando, sucesor de Suintila, según el testimonio
de testigo tan excelente como Ildefonso 152.
Sin embargo son varias las fechas propuestas, antes de
ahora, con relación al nombramiento de Braulio para la
sede de Zaragoza. Las Acta Sanctorum 153*y la nciclope -
dia universal ilustrada 134 lo presentan como sucesor de Juan
en el 626, Ceiller 155 y el Dictionary of Christian Biogra-

147 MGH,, Libelli de Lite, I, 566.


148 Spicilegium, I, prólogo; PL., 81, 132, 598 ; cf. también supra,
n. 1.
149 Cf. supra, p. 32, nota ; y también Gams, Kirchengeschichte von
Spanien, II, II, 65.
180 Para el texto, cf. supra, p. 32, nota.
181 Cf. Dzialowski, o. c., p. 138.
153 De viris illustribus, c. 12 (PL., 96, 203) : Braulio frater loan-
nis in Caesaraugusta decedentis adeptos est locum... Habuit sacer-
dotium ferme viginti annis; quibus expletis clausit diem vitae prae-
sentis. Duravit in regimine temporibus Sisenandi, Chintilae, Tul^a-
nis et Chindasvinthi regum.
183 O. p. 635.
184 La citamos ordinariamente con el nombre de «Espasa». Cf.
s. v. «Braulio».
185 O, c., XI, 728.
PRIMEROS AÑOS 37

phy 156 en el 627, Anspach 157 en el 629 ó 630, y Fita en


el 633 158*161
. La confusión se debió principalmente a la fecha
que señale cada uno al acceso del rey Recesvinto al trono.
Si Recesvinto reinó desde el 649, en cuya fecha su padre,
el rey Chindasvinto, ya lo había asociado al trono lfi9, en­
tonces Braulio murió en este año o antes, según el testimo­
nio de Ildefonso, que nos asegura que Braulio fué obispo
unos veinte años bajo los reinados de Sisenando, Chintila,
Tulga y Chindasvinto 16°. No menciona a Recesvinto. Si
Recesvinto reinó, a lo sumo, únicamente en unión con su
padre hasta la muerte del último por el año 653, entonces
la muerte de Braulio puede colocarse algún tiempo antes
de dicho año. Pero ya hemos probado con exactitud que
Braulio murió en el 651. Era, además, este año considerado
como del reinado de Chindasvinto, al menos según Ilde­
fonso, cuyo testimonio importa.
Fácil es suponer cómo Braulio fué elegido obispo 16X.
Al principio había sido arcediano en tiempo de su predece­
sor. A la muerte de Juan fué elegido probablemente para
sucesor suyo por los fieles de la ciudad o de la diócesis 162*.
Tal vez pudo haber sido nombrado por el rey, que cierta­

. 15< S. v. «Braulio».
157 E. Anspach, Taionis et Isidori nova..,, p. 180. Cf. infra, p. 45,
n. 27.
188 F. Fitta, «Lápida de Guadix», Boletín de la Real Academia de
la Historia, 28 (1896), 407.—Ballesteros y Beretta, contradiciéndose
a sí mismo, acepta esta fecha de Fita ; pero desde que él y otros,
por ejemplo Mabillon, que no estaba de acuerdo con las fechas admi­
tidas en este estudio, discuten la fecha de la muerte de Braulio, dis­
cutiremos sus argumentos sobre tal punto. Cf. infra, p. 220.
Cf. infra, p. 222.
Cf. supra, n. 152.
161 Magnin, o, c., p. 141 ; todo el Capítulo V está dedicado por
Magnin a la vida episcopal durante este siglo. Ziegler, o. c.t pp. 43-
44, ofrece un tratado de la legislación conciliar y prerrogativas rea­
les. Cf también A A. SS. Z. c., p. 635.
161 Magnin, o. c., p. 98.
38 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

mente tenía la prerrogativa por esta época 163, pero no es


probable. No hay indicación de tal nombramiento ; y los
únicos dos casos contemporáneos, que se conocen haber si­
do de nombramiento real, fueron de metropolitanos 164. No
fué elegido por los obispos de la provincia, como afirma
el autor del artículo en el spasa 165, sino que, indudable­
mente, en todo caso, la elección sería aprobada por ellos, o
por su metropolitano el obispo Ensebio de Tarragona 166.
Es muy probable que el mismo Ensebio, o un obispo de
la provincia designado por él, consagrara obispo a Brau­
lio 167. Su gran amigo San Isidoro de Sevilla, a causa de
su casi-primacía en España por este tiempo, pudo haber
oficiado ; pero no hay argumentos para probar esta hipó­
tesis *.

183 Ziegler, l. c.
184 Chindasvinto nombró a Eugenio para Toledo en el 646 (cf.
infra, p. 70). Sisenando nombró a Audaz para Tarragona hacia el 633
(cf. infrat p. 168). Sisebuto nombró quizás al obispo de Barcelona, cuya
sede mandó que fuera ocupada por Eusebio, obispo de Tarragona
(Carta 6 del corpas de Sisebuto, PL., 80, 370) ; cf. K. Voigt, Staat
und Kirche, p. 136.
165 S. w. «Braulio».
186 Magnin, o. c., p. 141.
157 Ziegler, o, c., p. 44.
* Elevado Braulio a obispo, ya nos es mejor conocido, y sus activi­
dades episcopales ocuparán nuestra atención, con muy pocas excepcio­
nes, en las páginas que siguen.
APITULO II

CORRESPONDENCIA CON ISIDORO


*

SU AMISTAD Y EL PROBLEMA DE LAS ((ETIMOLOGÍAS»

La mejor prueba que quizás tenemos de la contextura


moral e intelectual de Braulio es la alta estima en que fué
tenido por la máxima figura del siglo vu, Isidoro de Sevi­
lla. El alma afectuosa y serena que el Doctor de España re­
vela en sus obras escogió a Braulio como a discípulo pre­
dilecto suyo L. Además de que, según veremos, eran aque­
llos unos tiempos en los que, como en los diálogos escolás­
ticos del siglo siguiente, el discípulo se convertía a la vez
en maestro *12. Dentro de lo poco que conocemos de la vida
de Isidoro —y en verdad que sorprende cuán poco, cuando
consideramos la grandeza e importancia de sus obras y su

* Gracias sus cartas sabemos que Braulio tuvo un amplio círcu­


lo de amigos, muchos de los cuales fueron figuras predominantes de
su generación en España. Principal entre ellos fué San Isidoro, su
más antiguo corresponsal que conocemos, y que ejerció una influen­
cia tan grtande sobre su joven contemporáneo, San Braulio, que
hemos de dedicar este capítulo entero a sus relaciones. El siguiente
capítulo estará dedicado a los demás amigos de Braulio, conocidos por
su correspondencia. El presente capítulo, que abarcte los años 610-636,
encuentra su propio lugar cronológico entre los capítulos I y III,
aunque necesariamente tenga relación con ambos.
1 H. Leclercq, L'spagne chrétienne, p. 310; Z. García VilPada,
«La obra de San Isidoro de Sevilla», Miscellanea Isidoriana, p. 33.
2 M. Grabmann, Mittelalterliches Geistesleben, Munich, 1926, pp.
104-146.
40 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

fama posterior 345— la mayoría de las noticias nos llegan por


la correspondencia que él y Braulio mantuvieron. Las car­
tas de Isidoro, tal como se encuentran en su propio Corpus,
se limitan a doce 1; de éstas, siete pertenecen a sus corres­
ponsales. Una octava carta sirve de introducción a las ti -
mologías ó. Estas ocho cartas, por encontrarse ordinaria­
mente haciendo como de prefacio en los manuscritos de las
timologías, fueron editadas por Lindsay en su edición de
esta obra 6. Se encuentran también en el Corpus de Braulio
con los números 1-8 7. Dada la importancia de estas cartas
para establecer los hechos que se contienen desparramados
por nuestra obra, y porque son la principal fuente que toca
inmediatamente los problemas relativos a la composición y
dedicatoria de las timologías, van a ser aquí objeto de
una especial consideración 8.
Los problemas que ofrecen las cartas 1-8, esto es, su

® E. Brehaut, An ncyclopedist of the Dark Ages, p. 20; M. Me-


néndez y Pebayo, «San Isidoro», studios de critica literaria, I, 151.
4 La edición de Arévalo se encuentra en PL., 83, 893-914.
5 PL., 82, 73-74. Isidoro emplea los dos nombres de tymologiae
y Origines. H. Koeppler («De viris illustribus and Isidoro of Sevi-
lle, The Journal of Theological Studies, 38 (1936), 19, 20) prefiere
thymologiae , pues éste goza de mejor tradición manuscrita.
6 W. Lindsay, Isidori Hispalenses episcopi etymologiarum sive ori-
ginum libri XX, págirtas sin numerar.
7 Editadas por Risco, PL., 80, 649-655 [M., pp. 71-89]. De los
mss. y edd. se trata infra, cap. VIII.—Por cuanto en las tres edicio­
nes mencionadas varía la enumeración de las cartas, y porque los
autores varían al referirse a ellas según ha ed. empleada, en la p. IX
se da una tabla para evitar la confusión. La numeración empleada
aquí es la del corpus ; el texto es el de Lindsay. [Nosotros —en la
ed. española—, parta el texto, seguimos ordinariamente el de Madoz].
[La pág. IX se refiere a 1-a edición de Lynch : véase aquí Prólogo
(del autor).]
8 El Ms. 25 (F 194) de la Real Academia de la Historia, proce­
dente de San Millón de la Cogolla, llama a estas (tartas epistolae
directoriae. Cf. W. v. Hartel, «Bibliotheca patrum latinorum hispa-
niensis», Sitzungsberichte der Wiener Academie, 113 (1886), 529.
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» 41

datación e interpretación, son en extremo complicados; par­


ticularmente, los que se refieren a las cartas 3-7, tocantes a
las timologías . La solución de estos problemas, tal como
se presenta en las páginas siguientes, lo debemos notar ya
desde ahora, se funda en un respeto al orden en que las
cartas se encuentran en el corpus de Braulio 9, y en un res­
peto también al evidente significado de algunos pasajes en
las cartas. La gran confusión surgida recientemente en esta
última conexión, se ha debido a que algunos eruditos, se­
gún veremos, han obligado a las cartas a apoyar una hipó­
tesis innecesaria 10.
Siguiendo las cartas en su orden, vemos que las car­
tas 1 y 2 no ofrecen dificultad especial. Tampoco han me­
recido nunca mucha consideración cronológica, ya que no
se refieren a las timologías . Por esta razón y porque no
se encuentran, como las seis siguientes, en muchos de los
manuscritos de las timologías 119 Lindsay las ha llamado
cartas B y A. Fundándose en la tradición manuscrita, cree
él que la carta 2 es de fecha anterior a la 1. De la misma
opinión es Manitius 12, aunque ninguna razón da para ello.
Pero contra semejante inversión está no sólo 'el contenido
de las dos cartas, sino también el testimonio del solitario
Ms. 22 de León, con la correspondencia de Braulio, que
parece haber ordenado las cartas en un orden estrictamente
cronológico 13. El estudio más reciente de estas cartas, por
De Aldama, sostiene, fundándose en el contenido, la prio­

9 Este importante punto se tratta en el cap. VIII.


10 Cf. infra, p. 43.
11 Sobre el número de mss. de las tymologias , cf. B. Altaner,
«Der Stand der Isidorforschung». Miscellanea 1 sidoriana, p. 4; E.
Anspach, Taionis et Isidori nova fragmenta et opera, p. 38, n. 1.
13 W. Lindsay, «The Editing of Isidore’s tymologiaen , The Cías-
sical Quaterly, V (1911), 51. M. Manitius, Geschichte der lateinischen
Literatur des Mittelalters, I, 60.
13 Cf. infra, p. 240.
42 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ridad de la carta 1 14. De Aldama es también el único autor


que intenta datar la carta 1 15. El se inclina por los años
610-615, y separa la carta 1 y la 2 de las demás cartas por
distintos años. Pero parece mejor datarla hacia el año 620.
Braulio estaba en Sevilla, cuando su hermano Juan fué
nombrado obispo de Zaragoza en el 619 16. Volvióse a su
casa y pronto fué nombrado arcediano de su hermano. Tal
vez antes de abandonar a Isidoro o, más probablemente,
muy pronto de su vuelta a Zaragoza, Braulio solicitó de
su maestro un ejemplar de los Synonima. La carta 1 le
responde 17:

Isidoro, al arcediano Braulio, el más querido y amado en Cristo.


Pues no puedo gozarte con los ojos de la carne, gozaré de ti si­
quiera hablando, de tal suerte que me sea consuelo el conocer, por
'as cartas, que se conserva bien el que yo deseo ver. Buenas fueran
ambas cosas, si posible fuera; pero me gozaré contigo en la mente,
si no puedo verte con los ojos. Cuando estábamos juntos, te pedí
me enviaras la década sexta de San Agustín. Te ruego que de algún
modo hagas que pueda conocerle. Te he enviado un pequeño libro
de los Synonima, no porque tenga alguna utilidad, sino porque me lo
habías solicitado... Por lo demás te pido que... nos alegres con tus
palabras.

14 J. de Aldarrta, «Cronología de las obras Isidorianas», Misce-


llanea Isidoriana, pp. 65-67.
" Ibid„ pp. 66, 88.
16 Cf. supra, p. 32.
17 In Christo carissimo et dilectissimo fratri Braulioni archedia-
cono Isidoros. Quia non ualeo te perfruere oculis carnis, perfruar
saltem adloquiis, ut ipsa mihi sit consolatio incolomem litteris cog-
noscere quem cupio u id ere. Utrumque bonum esset si liceret; sed uel
mente de te reficiar, si corporal! obtutu non ualeo. Dum pariter es-
semus, postulaui te ut mihi decadam sextam Augustini transmitie­
res. Poseo ut quoquo modo me cognitum ei facías. (El texto de este
frase esta evidentemente corrompido, pero el sentido general parece
claro). Misimus uobis Synonimorum [M., Synonimarum] libellum,
non pro id quod alicuius utilitatis sit, sed quia eum uolueras... De
cetero peto ut... u es tris nos iubeatis laetificare eloquiis [M., I
(71-72), 1-15].
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» 43

Razón tiene De Aldama para poner la carta antes del 631,


año en que Braulio fué nombrado obispo ; la carta estaba
dirigida a él como arcediano. Piensa con acierto que Brau­
lio vivía en Zaragoza ya desde el 619. Cree que el Dum pa-
riter essemus de la carta indica que recientemente estaban
juntos, pues Isidoro recuerda a Braulio un encargo que le
hizo antes de separarse. ¿ Por qué hubo de suceder todo esto
en una fecha temprana como la de 610-615? Porque «la fe­
cha en que la composión de las timologías estaba termi­
nada lo exige necesariamente...» 18. De Aldama, con otros
autores contemporáneos, se ha enredado por su empeño en
datar las timologías como ya terminadas en el 620. En las
páginas siguientes vamos a ver que se trata de un error.
Admitiendo, continúa argumentando De Aldama, que la
obra exigiera siete años para ser completada, y que Brau­
lio en sus cartas nos da la impresión de que vivía con Isi­
doro poco antes de que la comenzara, es como llega él a
la fecha del 613. Mas para todo esto De Aldama tiene que
hacer a Braulio arcediano al menos en los años 610-615,
durante el pontificado de Máximo, obispo de Zaragoza (e.
599-619). Pero es más seguro que él recibiera tal dignidad
de su hermano, después del 619. Es, además, improbable
que Juan desde una dignidad eclesiástica inferior llegara a
recibir una muy superior a la suya propia 19. De Aldama
piensa que la fecha del 610-615 es exigida por el pasaje de
la carta 3, de Braulio a Isidoro, que él fecha en el 625, que
dice: «...torturado estoy con un grave dolor porque ha pa­
sado tiempo tan largo y ni ahora merezco ver tu rostro» 20.
Según él, esto indica el tiempo transcurrido entre el 610 ó
612 y el 625. Pero igualmente podría aplicarse al tiempo

18 De Aldama, o. c.f p. 66.


19 Sobre la importancia del arcedianado, cf. supra, p. 33.
20 ...graui dolore discrucior, quod. emenso tempore tam prólixo,
uel nunc uestrum non mereor uidere conspectum [M., IIí (75), 15-16.
El subrayado es de Lynch].
44 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

que pasó entre el 620 y el 625. Finalmente De Aldama pre­


tende fechar los Synonima por esta carta y por el lugar que
ocupa la obra en la Praenotatio de San Braulio 21. Válida
es la última razón ; no así la primera. La obra fue reque­
rida y fué enviada, porque Braulio la necesitaba ahora en
Zaragoza para sus enseñanzas. Había sido escrita años an­
tes de la petición.
De Aldama es también el único que intenta fechar la
carta 2. Arguye con razón que es anterior al 631, porque
está dirigida al arcediano Braulio, y que es posterior a la
carta 1 (610-615). Por las mismas razones, nosotros le da­
mos la fecha de 620-631. La carta 2 nos hace saber que Isi­
doro envía a su amigo un quaternio regulárum, que con
toda probabilidad es un cuaderno de su Regula monacho-
rum, obra escrita en 615-618 22. De Aldama acepta esta
fecha y, a causa de la mención contenida en la carta, seña­
la la misma fecha para la carta 2 2324. Mas no parece haber
bastante razón para decidir que la mencionada obra estu­
viera ya completamente terminada. Contraría esto a las po­
sibilidades de la tardanza en copiar un manuscrito 2\ y a
la verosimilitud de que Braulio, ya en Zaragoza, escribiera
a Isidoro sobre una obra que había esperado en Sevilla y
cuya necesidad había sentido de nuevo. La fecha 620-624
parece deber ser la preferida por estas nuevas razones: las
dos primeras frases de la carta 2 nos dicen que la deseada
correspondencia, de que se habla en la carta 1, se conti­

21 La Praenotatio, o catálogo de has obras de Isidoro, es anali­


zada en el c. VIII [Véase allí como, en nota, hacemos constar que
él verdadero nombre es Renotatio].
33 Cf. infra, p. 209.
33 De Aldama, o. c., pp, 67, 88.
24 Sobre !a épocxa en que se copió el ms., cf. infra, p. 192.
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» 45

núa 25; el orden cronológico del Ms. 22 de León y de la


Praenotatio queda respetado ; Braulio no es arcediano antes
del 620; y, finalmente, a la carta 3 se la señala como fecha
la del 625 26 •
Las cartas 3-7 se refieren a las timologías, directa o in­
directamente ; éstas son las únicas cartas que se han estu­
diado con cuidado en lo pasado 27. Los escritores anteriores

25 Dum amici litteras, carissime fili, suscipis, eas pro amico am-
plectere non moreris. Ipsa est enim secunda ínter absentes consotatio
ut si non est praesens qui diligitur, pro eo litterae conplexentur
[M., I (72), 3-6]. Anspach (o. c.t p. 42) critica a Lindsay por la lec­
tura Dum a mihi de su edic. Pero Lindsay ya se había corregido,
con la lectura Dum amici en una breve nota «The Title of Isidore’s
Etymologies» The Classical Revieiv, 32 (1918), 69-70. [La nota an­
terior de Lynch para Anspach puede aplicarse, pace eius, a M., quien
recoge en nota como lectura de Lindsay Dum a mihi, no teniendo
tampoco en cuenta la corrección hecha por Lindsay ya en 1918, que
también podía haber conocido siquiera por Lynch].
26 Desgraciadamente los regalos hechos a Brtaulio, el anillo y el
pallium, que se mencionan en la carta 2, no ayudan en nada para
precisar su data. Cf. supra, p. 34.
37 Arévalo, PL.> 81, 123-125, 313-320; Anspach, o, c.t pp. 37-47;
De Aldama, o. c.t pp. 67-71. Cuanto a la obra de Anspach, Taionis
et Isidori nova fragmenta et opera (Madrid, 1930), dada su impor­
tancia y el haber de ser con frecuencia citada en el decurso de este
trabajo, obliga a informar al lector sobre ella. Escrita en 1927 por
Eduardo Anspach, la máxima autoridad en Isidoriana actualmente,
pues desde hace treinta y cinco taños se halla preparando la edición
de Isidoro para el corpus de Yiena (cf. Altaner, o. c.f pp. 6-8), la obra
no se publicó hasta el 1930, en que lo fue en España, amparada
por el Centro de Estudios Históricos y revisada por Zacarías García
Villadta. Es obra muy descuidada, y que defrauda a quien esperara
encontrar en ella algo de valor. Las abreviaciones y la falta de
puntuación son confusas. Los addenda y corrigenda llenan varias pá­
ginas. Las referencias a las cartas de la ed. de Lindsay son, en casi
todos los casos, incorrectas. No hay índice ni tabla de materias.
Para reseñas críticas de la obra, aun siéndole muy favorables,
cf. : Z. García Villada, studios eclesiásticos, X (1931), 214 ; G. Ci­
ro t, Bulletin Hispanique, 35 (1933), 184-186; W. S. Porter, The Jour-
nal of Theological Studies, 35 (1934), 108-109; Altaner, o. c., pp. 7-8.
46 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

han abandonado el bosque a causa de los árboles 28*; su


estudio se apoyaba fundamentalmente en las soluciones sen­
cillas de Arévalo, el verdadero editor de Isidoro y de Isido-
riana 2y —aunque mejorándolas, como era de esperarse—.
Surgió la confusión cuando se intentó fijar la fecha de la
publicación de las timologías ; el nudo gordiano está en
las cinco líneas de la carta 7, que es el auténtico prefacio y
dedicatoria de las timologías . Esta carta, ¿estaba dirigida
i al rey Sisebuto en el 620, o a Braulio en el 632? 30. Vamos
a intentar una solución.
Después de la muerte de Isidoro (636), escribió Braulio
en la Praenotatio 31*:

Él (Isidoro) publicó,., el códice de las timologías , obra de gran am­


plitud, que dividió en títulos, pero no en libros; obra que, por ha­
berla hecho a ruego mío, aunque la dejó imperfecta, yo ’a he dividido
en veinte libros.

Este fragmento de Braulio ocupa el último lugar en un


catálogo de diecisiete obras de Isidoro, catálogo ordenado
28 Citando se escribió esto, el autor aún no había descubierto que
W. M. Lindsay, a quien se refiere la crítica, había escrito: «Un
editor no ha de descansar sobre el dicho de que 'el bosque no puede
verse a causa de los árboles’» («The Editing oí Isidore's thymolo-
giae», The Classical Quarterly, V (Londres, 1911), 49). La observa­
ción no es simplemente un dicho.
" Dom Paul Séjourné, en su importante Saint Isidore de SéviUe,
París, 1929, p. 30, le Itema «sagace auteur» y la Miscellanea Isi-
doriana (vide supra) dedica un artículo a elogiarle. Por otra parte,
conviene no echar en olvido todo cuanto debe Arévalo a Juan Oria! y
a su edición madrileña de las obras de San Isidoro en 1599. Cf. PL.,
81, 214-216 y Lindsay, The Classical Quarterly, l. c.t p. 42.
30 Cf. Al tañer, o, c.t p. 7.
" PL., 81, 16: Edidit... Etymologiarum codicem nimia magnitu-
dine, distinctum ab eo titulís, non libris: quem quia rogatu meo
fecit, quamvis impcrfectum ipse reliquerit, ego in víginti libros di-
visi.—AnspVich (o. c., p. 44) dice: quia imperfectum reliquit, y añade
que las palabras son una interpolación, puesto que están omitidas en
varios manuscritos
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS)) 47

cronológicamente según reconocen todos los críticos moder­


nos32. Anspach, al tratar de establecer el 620 como año
en el que las timologías fueron publicadas y dedicadas a
Sisebuto, sin responder al argumento cronológico del ca­
tálogo y al encontrarse con quem rogatu meo fecit, sostie­
ne que el pasaje debe leerse así : quem rogatu meo transcri-
bí iussit. Mantiene que la palabra imperfectum tiene igual
valor que la de inemendatum, o bien que toda la cláusula
está interpolada 33. De Aldama, que persigue la misma fi­
nalidad, desdeña el argumento de rogatu meo, y resuelve
el problema cronológico pretendiendo que las timologías
son la única excepción en el cuadro cronológico 34. Pero el
testimonio de Braulio se halla singularmente conforme al
testimonio de Ildefonso que escribió 35 : «Isidoro escribió
también, como última obra suya, y a petición de Braulio,
obispo de Zaragoza, el libro de las timologías ; libro que
durante muchos años estuvo trabajando para acabarlo, pero
en cuyo trabajo estaba aún ocupado cuando le llegó la
muerte)». Tanto Anspach como De Aldama desconocen este
testimonio. z .
En la carta 3 escrita por Braulio a Isidoro, como pronto

33 Cf. infrat p. 252. [Véase lo que en el Apéndice decimos acerca


de la Renotatio, así como su texto según el ms. 22 de León y el
ms. lat. 2277 de la Biblioteca nacional de París],
33 Anspach, o. c», pp. 42, 44.—Es interesante notar que García \ i-
llada (Historia eclesiástica de spaña, II, II, 205), aun estando muy
familiarizado con la tesis de Anspach en esta materia, no le sigue.
34 De Aldama, o. c., p. 85.
38 Cap. 9, del De viris illustribus de Ildefonso, PL96, 202, ó
G. von Dzialowski, Isidor und Ildefons ais Litterarhistoriker, p. 140.
Scripsit queque in u-timo ad petitionem Buaulionis Caesaraugustani
episcopi librum Etymologiarum, quem cum multis annis conaretur
perficere, in eius opere diem extremum visus est conclusisse.
48 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

veremos, por los años del 625, fecha en la que varían muy
poco los autores, leernos 36:

Te ruego y te suplico por todos los medios que, acordándote de tu


promesa, envíes a tu siervo el libro de las timologías , que, gracias
a Dios, hemos oído que ya se ha terminado; porque, como muy bien
sé, una gran parte de tu sudor en dicha obra fué debida a los ruegos
de tu siervo.

Anspach y De Aldama, ante estas palabras, deciden que


Braulio no hacía sino pedir un ejemplar de la obra com­
pletada en el 620. Explican que Braulio tardó cuatro años
en enterarse de la terminación de la obra; esto es al menos
consecuente con su teoría de que pasaron doce años hasta
que Braulio pudo tener una copia del original 37.
Con estas citas a la vista, fácil es entender las palabras
de Isidoro en la carta 6, fechada generalmente en el 632:
«Estando de viaje (desde Sevilla a Toledo) te envío (a Brau­
lio) el Codex tymologiarum , y, aunque incorrecto a causa
de mi salud, ansiaba mandártelo para que lo corrijas...» 38.
Junto con la obra llegó la carta 7 dedicatoria: «Por fin te
envío, según te había prometido, la obra sobre el origen de
ciertas cosas...» 39. Anspach y De Aldama admiten la evi­
dencia de la carta 6, pero la refieren tan sólo a una copia.
Anspach, en verdad, aun va más allá, y designa esta copia

36 Suggero sane et omnímoda supplicatione deposco, ut librum


Etymologiarum, quem iam fauente domino audiuimus consummatum,
promissioms uestrae memores, seruo uestro dirigere iubeatis, quia,
ut mihi conscius sum, magna ibi ex parte serui tu! postulatione su­
das ti... [M., III (76-77), 20-24].
37 Anspach, o. c., pp. 43-44; De Aldama, o. c., pp. 70-85.
38 Codicem Etymologiarum... de itinere transmisi, et licet inemen-
datum prae ualetudine, tamen tibí modo ad emendandum studue-
ram offerre... [M., VI (87), 12-14].
89 En tibí, sicut pollicitus sum, misi opus de origine quarundam
rerum... [M., VII (88), 2-3].
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGIAS» 49

como la segunda edición de la obra 40. Su actitud hacia la


carta 7 es la encrucijada del problema.
Hasta la edición de Lindsay en el año 1911, la carta 7 se
consideraba ordinariamente como dirigida por Isidoro a
Braulio. Los editores anteriores no ignoraban la existencia
de manuscritos que presentaban al rey Sisebuto (620) como
destinatario de la misma 41. Lindsay, por razones de la
tradición manuscrita, la separó de las otras cartas dedica­
torias, y la colocó inmediatamente antes de las timolo -
gías, y como dirigida a Sisebuto 42. Anspach y De Aldama
lo aceptan 43. Pero, si se admite esta dedicatoria, habrá de
pensarse con ellos que las timologías, ya completas, apa­
recieron en el 620 ; y entonces resultan inexplicables las
demás cartas relativas a las timologías. Lindsay trata de
explicarlo, en lo posible, calificando de «abortiva» 44 la pu­
blicación del año 620, y en otra ocasión hace una observa­
ción que es muy poco conocida por quienes utilizan su edi­
ción de las timologías 45 :

40 De A'dama, o. c., p. 70; Anspach, o, c.t pp. 41-43. A causa del


corrigendum de la p. 180, es difícil saber si Anspach sostiene su teo­
ría de que esto sea una segunda edición o no. Porter (o. c.t p. 108)
probablemente tiene razón al admitir que Anspach retiene su teoría.
Su actitud sobre bas ediciones probablemente es la expresada en
la p. 45. El desconocido autor del prólogo a la obra de Anspach aña­
dió a la confusión de la obra sus afirmaciones contradictorias sobre
la primeria edición, dando ambas, las de 620 y 637, por una misma.
41 PL., 81, 319-320. La carta 7 no se encuentra en el corpus de
cartas isidoriano. Pero ocupa su lugar acostumbrado como prefacio
a las timologías . Cf. ibid., 82, 73.
42 Lindsay, «The Editing of Isidore’s tymologiae, Class. Quar., V
(1911, 51).
43 Anspach, o. c., p. 41 ; De Aldama, o. c., p. 66.
44 Lindsay, «The Title of Isidore’s tymologies », The Classical
Reviezv, 32 (1918), 69.
43 Class. Quar., I. c. Si Anspach hubiera tenido noticia de estas
afirmaciones de Lindsay, quizá no le hubiera criticado por haber
4
Óü SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

No sé si sólo de las palabras [de la carta 7] podemos deducir una


prueba convincente de que ya hubiera sido enviado a Sisebuto un
ejemplar. Pudo Isidoro haber compuesto el prefacio [prólogo-dedida-
toria] con la idea de que el libro fuera presentado inmediatamente
al rey; pero luego cambió de opinión y retrasó la presentación.

Anspach, que conoce la tradición manuscrita de estas


obras como nadie, afirma que hay muchos y buenos manus­
critos con la carta 7 dirigida a Sisebuto ; otros muchos, con
la dirigida a Braulio ; y en algunos casos, se halla dirigida
a los dos, mientras que en otros faltan los dos nombres46.
Era apremiante la petición de Sisebuto, y en nuestro estu­
dio no pretendemos negarla. Sin duda que la solución del
problema fué la utilizada por el copista del Ms. 709 de
Burdeos, en el siglo xn : la obra estaba dedicada, primero
a Sisebuto, y después a Braulio 47. Tratemos de completar­
lo con algunas líneas que puedan armonizar los menores
detalles.
Algún tiempo antes del 619, cuando Braulio vivía aún
con Isidoro en Sevilla, el estudiante le sugirió al maestro,
según ya hemos visto, que escribiera una enciclopedia, muy
probablemente para los estudios superiores 48. Varias par-

atribuído la carta 7 a Sisebuto y al mismo tiempo la edición de las


Chronica Breviora de laá timologías (V, 39, 42) a! año 627. Cf. Ans­
pach, o. c., p. 41.
" Anspach, c>. c,t pp, 37-39 Anspach nos recuerda aquí que nos
hallamos tratando con cientos de manuscritos. Nos da muestras de
los manuscritos de cada grupo., Este estudio demostrará que, al es­
tablecer los textos de las coartas, Lindsay y Anspach no se han servi­
do del Ms. 22 de León.
47 Anspach, o, c., p. 37. Un argumento en contra de la fecha de
620 puede probablemente fundarse en el uso, por Isidoro, de las Ho-
milías de Gregorio Magno. Cf. De Aldama, o. c.t pp. 72-75.
48 Braulio en la Praenotatio dice tzl lector de las timologías :
«Quien leyere seriamente con frecuente meditación esta obra de filo­
sofía, no será ignorante en el conocimiento de las cosas divinas y de
las humanas. Hay aquí un trtatado abundante de las diversas artes.
ISIDORO Y LAS ((ETIMOLOGÍAS» 51

tes de ella, incluyendo las Chronica Breviora, que Anspach


■ encuentra editadas en algunos manuscritos sólo hasta el año
620 49, se hicieron públicas en la primera mitad de aquel
año, habiendo sido dedicadas al rey Sisebuto, que murió
en el mes de julio 50. Y ello era natural: el Primado de Es­
paña dedicaba su obra mayor a un amigo íntimo, el Rey de
España. Por aquel tiempo Braulio aun no era arcediano.
Por lo tanto, si existe alguna ?&zón para la distinción de
Anspach, es que la carta 7 a Sisebuto dice : n Ubi sicut
pollicitus sum, y no : sicut promisi, como hubiera dicho, si
fuera enviada a Braulio. El mismo Isidoro sabía que : pro-
mittimus rogati, pollicemur ultro 51. Braulio había hecho la
petición ; y, por lo que sabemos, no el Rey.
A medida que pasaban los años, se retocaban las partes
primeras y se agregaron nuevos tituli; pero sin orden algu­
no. La perspicaz teoría de Bourret, en el siglo pasado, de
que la obra no fue sino un resumen de las lecciones de Isi­
doro en Sevilla, se adapta sin dificultad a nuestras más
modernas teorías. Brehaut, que ha dado gran importancia

y en ó! reunió compendiado casi todo cuanto se puede saber.»


PL., 81, 16: ...non ignotus divinarum humanarumque rerum... erit.
Ibi redundans diversarum artium elegantia, ubi quaecunque tere
scirí deben tur, restricta collegit. No es casual el eco de Casiodoro que
aquí se nota. Isidoro lo ha aprovechado casi literalmente en los li­
bros 2 y 3. Cf. Lindsay, «The Editing of Isidore’s tymologiae»,
Class. Quar., V (1911), 42.—En E. Brehaut, An ncyclopedist o]
the Dark Ages, pp. 81-88, se contiene un largo estudio de ’a finali­
dad educativa y contenido de esta obra.
49 Anspach, o. c., pp. 36-37. Esta Chronica en las timolo -
gías, V, 39 (PL82, 224-228) es una edición abreviada de la Chroni-
ca de Isidoro del 615. Su introducción aquí indica el carácter encli-
clopédico de las timologías .
50 Séjoumé, Brehaut, Anspach y De Aldama aceptan esta fecha.
A. Ziegler y Z. García Villada (Historia eclesiástica de spa -
ña, II, II, 186) dan la de 621.
31 Tomado de las Differentiae de Isidoro, 1, 439 (PL., 83, 55).
Cf. Anspach, o. c., p. 43.
62 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA
i

a este aspecto, cree que las partes que pudieron ser utiliza­
das como libros de texto entraron inmediatamente en circu­
lación. Y Anspach habla de algunas partes de la obra com­
pleta publicadas por separado en libros, para ser explicadas,
antes del 632 ; esas partes son las que hoy aparecen separa­
damente en manuscritos 52. Estas partes serían, empleando
las palabras de la carta 5 de Braulio, del año 632, los «li­
bros de los Origines, que tú has compuesto» y que «se en­
cuentran en manos de muchos, truncados e interpolados» 53.
En el año 625 Braulio escribió la carta 3 a Isidoro, que­
jándose, entre otras cosas, de su separación tan larga, y pi­
diéndole que le enviase las timologías, pues acababa de
enterarse que ya se había terminado la obra 54.
¿Cómo se determina la fecha del 625? En Migne, la
carta aparece titulada «de Braulio, obispo de Zaragoza»,
título debido a la creencia de Risco de que la carta había
sido escrita en 633 55. Arévalo vió claro y propuso que ha­
bía de ser datada por las palabras de la carta 5, como es­
crita ciertamente en el 632. «Se han cumplido ya los siete
años, si no me engaño, desde que te solicité, según recuei-

52 J.—C. Bourret, L/cole chrétienne de Séville, p. 83; Bre-


haut, o. c,t pp. 77, 81-88 ; Anspach, o. c.f p. 48. También está con­
forme M. Menéndez y Pelayo ; cf. «Sfcínt I si dore et l’importance de
son róle dans Phistoire intellectuelle de l’Espagne», Annales de phi-
losophie chrétienne, 7 série, 7 (1882), I, 269. Séjourné (o, c,, p. 45),
opina que Isidoro dió algunas partes a sus amigos permitiéndoles
alterarlas, si ellos lo creían necesario.
53 ...libros K te conditos Originum... detruncatos conrososque iam
multis haberi [M., V (80, 83), 16, 93]. No parece haber razón para
interpretar conditos en el sentido de collectos, como !o hace Anspach
(o. c„ p. 42).
Cf., supra, p. 48.
63 PL., 80, 650. Braulionis episcopi Caesaraugustani ad Isidorum
[Falta este titulo en el Ms. 22 de León], Cf. Risco, spaña Sagra-
da, XXX, 152, 175. Pérez de Urbel en una obra reciente (Los mon-
jes españoles en la edad media, I, 358) parece que por la misma
razón fecha esta carta en el 632.
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» 53

do, los libros de los Origines, por ti compuestos...» 56. Sé-


journé confirma esta fecha del 625 al afirmar que el sínodo,
cuyas actas le pide Braulio en la carta 3, se había celebrado
en Sevilla el año 624 57. Anspach se confunde, fecha la
carta en el 627, la hace posterior a la carta 5, y luego cambia
al 623 la fecha de la carta 3 en un corrigendum. Sin em­
bargo, Anspach ha tenido una idea feliz que ha de tenerse
muy en cuenta por lo que algún día pudiera resultar. Algu­
nos manuscritos muestran que las Chronicas de las timo -
logías fueron editadas en el año 627. Esta segunda edición
de la obra, como la llama Anspach, ¿pudo haber sido la
obra completa de que Braulio había oído hablar, y que
mencionó en su carta 3 ? 58. Para situar la carta 3 en este
año del 627 se necesitaría traducir el septimum annum de
la carta 5 (632) por «aproximadamente el séptimo año». De
Aldama, al tratar de la fecha de la carta 3, nos ofrece un
ejemplo de cuán difícil es discutir la datación de Ans­
pach 59. Finalmente, se decide por el año 625, que parece
ser el exacto. Propone otro argumento a favor de esta fe­
cha, fundándose en el orden de las suscripciones episco­
pales en un Concilio. Pero, como ya veremos, no es muy
seguro emplear semejante argumento 60.
Braulio había sido mal informado ; la obra todavía no
estaba terminada. Transcurrían los años y el commercium

" Septimum, ni fallor, ünnum témpora gyrant, ex quo memini -


me libros a te conditos Originum postu’asse... [M., V (80), 16-17].—
Para Arévalo, cf., PL,t 81, 123-125, 314-315.
37 Séjotfmé, o. c.t p. 30. Sobre este punto se muestra escéptico
G. Le Bras, «Sur la part d’Isidore de Séville et des Espagnols dans
l’histoire des collectíons canoniques», Revue des Sciences réligieu-
ses, X (1930), 227, n. 1.
" Anspach, o. c., pp. 39-41, 44, 180. Cf. supra, p. 48.
39 De Aldama, o. c.t pp. 68-69.
60 Acerca del peligro de Argumentar cronológicamente por el or­
den de la firma de un obispo en las actas de un Concibo, cf. infra, 223.
54 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

epistolarum 61 continuaba. Pero ciertamente no nos han lle­


gado todas las cartas 62. En la carta 4 San Isidoro confiesa
delicadamente a San Braulio, con una encantadora nota
personal, que había perdido su última carta antes de leerla.
La carta se halla dirigida a Braulio el obispo, y no se men­
ciona en ella las timologías. Por esta última razón la fe­
cha de la carta se ha discutido muy poco. De Aldama le se­
ñala la del 631-632, pues fué escrita después de haber lle­
gado Braulio a ser obispo (631) y con anterioridad a la car­
. En la carta 5 Braulio enumera entre las muchas
ta 5 (632) 63*
razones que han contribuido a que no le hayan llegado a
sus manos las timologías el que «mi carta se había perdi­
do», aludiendo claramente a la observación de Isidoro en la
carta 4 C1. Es la última de las varias razones dadas, en or­
den cronológico, según veremos ; por lo tanto, sigue, pro­
bablemente, a la 4 como consecuencia suya. La carta 5 es
muy larga y parece denunciar al diligente corresponsal,
Braulio, que cumple la petición de Isidoro, en la carta
4, «vuelve a escribirme» lo que se contenía en la carta per­
dida f‘5. Por todo ello la carta 5 (632) parece ser la inmediata
respuesta a la carta 4 de Isidoro. Esto, junto con el hecho
de que no haya ninguna mención en ella sobre el nombra­
miento (631) de Braulio para la sede de Zaragoza como
acontecimiento reciente, parece señalar el año 632 como fe­
cha la más exacta para la carta 4.
La fecha de la importante carta 5 se halla indicada con
toda claridad, al final de la misma, por la alusión que Brau­

61 Este título se da a la correspondencia en el Ms. 15, 9, de Tole­


do, existente actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Cf. H. Grubbs, A Supplement to the Manuscript Book Collections
of Spain and Portugal, p. 129.
32 Cf. infra, p. 239.
63 De Aldama, o. c., pp. 70, 88.
" ... meas litteras intercidísse...
3S ... rescribe mihi...
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» &5

lio hace a la sede vacante de Tarragona. El metropolitano


Ensebio acaba de morir, y Braulio trata con San Isidoro
sobre su sucesor GG. Admiten los historiadores que Ensebio
murió en el 632 y que Audaz, su sucesor, fué entronizado
algún tiempo antes del 5 de diciembre del 633, fecha en la
que asistió al IV Concilio de Toledo y firmó las actas como
metropolitano de Tarragona *67*. La mayor parte de esta
larga carta se ocupa de las timologías . Braulio con tanta
audacia como habilidad explica las razones de su impa­
ciencia en torno a dicha obra. Pero ¿es que no había re­
cibido ni un ejemplar de la obra acabada doce años antes,
según pretende Anspach ? ¡ De ningún modo ! En tal caso
habría expresado su enfado, no ya la impaciencia, que es
la que vemos en el tono de la carta 5. La impaciencia se
refiere a que continúa todavía sin terminar la gran obra,
obra que Isidoro debe plenamente al pueblo. Sus variacio­
nes sobre este último tema llenan la mitad de la carta. Al­
gunas citas de la carta, como se hará notar, parecen apoyar
la teoría presentada en estas páginas, sin que para ello sea
necesario forzar en modo alguno el contexto tí8.

60 ... suggero ut, quia Eusebius, metropolitanus noster, decessit,


habtfas misericordiae curam, et hoc filio tuo, nostro domino, sug-
geras, ut illum illi loco praeficiat, cuius doctrina et sanctitas ceteris
sit- uitae forma | M., V (85), 122-126].
67 Arévalo, Gañís, De Aldama y Lambert admiten esta fecha.
Dzialowski (a. c., p. 96) para ser 1ógico debería admitir la fecha
de 630 ó 631. Lo mismo debería hacer Anspach (o. c.t pp. 180, 40)
si considerara bien la materia. La confusión de Anspach en este pun­
to es todavía mayor por haber hecho obispo a Braulio en el 630.
Si hubiera alguna duda de si Braulio era obispo cuando fueron es­
critas las cartas 5 y 6 (Anspach, ibid. ; De Aldama, o. c.t p. 69),
podemos señalar que la salutación de la carta 6 ’o corrobora, y la
solicitud de Briaulio con relación al sucesor de Eusebio denuncia asi­
mismo que ya era obispo.
Septimum, ni fallor, annum témpora gyrant, ex quo memini me
libros a te conditos Originum postulasse, et uario diuersoque modo
et praesentem me frustratum es se, et absenti nihil inde uos rescrip-
56 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Se han cumplido ya los siete años, si no me engaño, desde que te


solicité, según recuerdo, los libros de los Origines compuestos por ti.
Por has más varias y diversas razones no tuve éxito hallándome en
tu presencia, y nada me has escrito durante mi ausencia sobre tal
cosa, sino que con una sutil dilación, diciéndome unas veces que to­
davía no están terminados los libros, otras veces que no están copia­
dos, o bien que mis cartas se han perdido, y, finalmente, dándome
muchas razones en contra, hemos llegado hasta e! día de hoy y con­
tinuamos sin que mi petición haya tenido efecto alguno... Y, sin
embargo, me ha llegado la noticia de que son muchos los que ya
tienen, aunque incompletos e interpolados, los libros de las timolo -
gías, que te pido a ti, mi señor. Por ello te ruego que te dignes
enviármelos, íntegros, corregidos y bien ordenados...

Braulio, siguiendo su método habitual, ha enumerado


cronológicamente las razones de su contrariedad 69. «Es­
tos episodios, dice un moderno autor, prueban suficiente­
mente que la gestación de las timologías era lenta y fa­
tigosa, como la gestación de toda obra grande» 70.
Esta carta 5 llegó a manos de Isidoro, hallándose en
Toledo, según él mismo lo dice en la carta 6. Acababa de

sisse, sed subtili dilatione modo necdum esse perfectos, modo nec-
dum esse scriptos, modo meas liiteras intercidisse, alfaque multa op-
ponentes ad hanc usque diem peruenimus et sine petitionis effectu ma_
nemus... Ergo et hoc notesco, libros Etymologiarum, quos a te, do­
mino meo, poseo, etsi detruncatos conrososque iam a multis haberi.
Inde rogo ut eos mihi transcriptos, íntegros, emendatos et bene coap-
tatos dignemini mittere... [M., V (80-81 ; 83-84), 16-22; 92-95]. Léase
la enérgica paráfrasis de H. Leclercq en «Bibliothéques» (DACL., II
(1925), 876.
El orden es evidente. Para otros ejemplos de orden en ’a obra
de Braulio, cf. p. 238.
70 E. Elorduy, «San Isidoro. Unidad orgánica de su educación
reflejada en sus escritos», Miscellanea Isidoriana, pp. 293-322. Este
jesuíta desterrado ha tomado a su cargo con gran empeño la empresa
ciertamente no envidiable de probar que Isidoro no fué un compila­
dor. En las páginas 318 y 319, su descripción sobre la evolución de
las timologías parece conforme con su teoría. Evita la mención de
fechas; y en algún sitio habfa de la carta 5 como si estuviera fe­
chada varios años antes del 632.
ISIDORO Y I-AS «ETIMOLOGÍAS» 67

llegar de Sevilla con la intención de asistir a un Concilio,


que el rey revocó 71. Al tener noticia de tal revocación du­
rante el viaje, y al saber que no podría ver a Braulio en
Toledo, le envió de itinere el códice de las timologías 72.
La carta 6 es claramente una inmediata respuesta a la car­
ta 5 de Braulio y es del mismo año, 632 73. Se refiere al
envío de las timologías y a la cuestión de la sede4 vacante
en Tarragona; pero, aunque habla del Concilio que había
sido revocado, ninguna mención hace del que había de ce­
lebrarse en diciembre del 633. Seguramente sería enviada
desde Toledo por medio del diácono que había traído la
carta 5 de Braulio. La obra no estaba terminada. Isidoro
se la envía «sin corregir a causa de mi salud» y «para que
tú la corrijas» 74. Aparte de las molestias del viaje, Isidoro,
que ya contaba setenta y dos años 75, no se hallaba bien de
salud. «Débil y exhausto» se describe a sí mismo en la mis­
ma carta 6 7S.
Con las timologías vino la carta dedicatoria 7, que
probablemente figuraba al comienzo de la obra, ya desde el
tiempo en que fue enviada al rey Sisebuto, pero cambiado
el saludo de Domino filio Sisebuto en la forma más conocida
en los manuscritos y siglos posteriores: Domino meo et

71 Esta es la única referencia que tenemos sobre este Concilio


revocado.
73 Codicem Etymologiarum cum aliis codicibus de itinere trans-
misi...
73 Anspach (o. c., pp. 45, 180) no debe ser seguido en sus corri-
genda. Su fecha del 631 no sirve para la vacante de sede en Tarra­
gona. De A’dama, o. c., p. 70, al afirmar el 633, obligaría a Isidoro
a venir inútilmente a Toledo a un Concilio revocado, aunque se ce­
lebrara uno en diciembre de aquel <año. Arévalo (PJL, 81, 142, 125)
admite el año 630 como fecha. Manitius (o. c., I, 61) la pone «poco
antes de su muerte».
74 ... licet inemendatum prae ualetudine, tamen tibi modo ad
emendandum studueram offerre...
75 PL., 81, 141 ; Séjourné, o. c.f p. 9.
74 ... debilis atque fessus... .
58 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Dei servo Braulioni episcopo, según el Ms. 22 de León 77.


Pollicitus sum no fue cambiado en promisi, porque no era
necesario.
Braulio ya no intentó completar la obra. El mismo nos
comunica, según se ha precisado bien, que le llegó sin aca­
bar y que la dividió en libros. Ildefonso nos dice que Isi­
doro, al parecer, se ocupaba en trabajar en la enciclopedia
cuando murió cuatro años más tarde (636) 78. Hay un ma­
nuscrito con la Crónica del libro V editado en el 637 79. En
este año, podemos suponer, Braulio editó las timologías
tal como se hallan hoy día : divididas en libros 80, «copia­
das, íntegras, corregidas y bien ordenadas» 81, detalles que
había solicitado de Isidoro que atendiese, pero no completas.
La obra nunca estuvo completa. Braulio puso fin a los fo­
lios sueltos de la enciclopedia, pero no la completó. Ignora­
mos qué correcciones y adiciones hizo él 82; pero nos cons­
ta lo que no hizo. «No hay prefacio ni conclusión ; algunas
secciones están por escribir, muchas referencias faltan» 83.
Como ejemplos de lo último, Elorduy señala tres lacunae

17 PL80, 654. Aunque otras cartas-prefacio se hayan omitido a


veces en 'os manuscritos de las timologías, nunca es omitida la car­
ta 7.—Sobre la dedicación a Sisebuto, cf. supra, p. 49.
78 Cf. supra, p. 47.
79 Anspach, o. c., p. 40. Estos pueden ser los manuscritos espa­
ñoles de los que Lindsay afirma que ofrecían una peculiar inter­
polación sobre un asunto tocante a Zaragoza en XV, 1, 66, debido
tal vez a la mano de Braulio. Cf. «The Editing of Isidoro's tímalo-
giae», en The Class. Quart., V (1911), 45.
80 Cf. supra, p. 39. En cuanto al problema del número de libros,
cf. infra, p. 249.
81 Cf. supra, p. 56.
83 Cf. P. de Labriolle, Histoire de la littérature latine chrétienne,
París, 1924, p. 697 ; Manitius, o. c., I, 61 ; Elorduy, o. c., p. 319;
M. Laistner, Thought and Letters in Western urope, A. D. 500-900,
p. 92.
83 M. R. James, «Learning and literature till the Death of Reden,
Cambridge Medieval History, III, 490,
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» 59

en e! texto 84. Por ello han de ser seguidos los autores an­
tiguos cuando explican la descripción de Braulio sobre la
obra imperfectum como significando algo más que el he­
cho de que la obra simplemente necesitara una división
en libros; esto contra Anspach, que pretende que la obra
le llegó a Braulio perfecta» pero no complete perfectus 85.
La conjetura de Brehaut de que imperfectum se refiere a la
ausencia de doctrinas elevadas o místicas en las timolo -
gías, como las que se encuentran en la obra De universo
de Rábano Mauro, no es admisible 86.
En la carta 6, Isidoro, dándose cuenta de su edad y sin­
tiendo no haber podido encontrar a Braulio en Toledo, ma­
nifiesta su ardiente deseo de verle 87 ; deseo que quedó sa­
tisfecho en el IV Concilio celebrado en Toledo en diciembre
del año siguiente (633) 88. La carta 8 cierra su correspon­
dencia con una nota de belleza frecuente entre estos dos
’’ amigos. Isidoro tenía ya setenta y cinco años de edad; la
muerte le esperaba en el año siguiente 89.

A mi señor, el siervo de Dios, obispo Braulio, Isidoro.


Con todo deseo he deseado ver de nuevo tu rostro, y oja1á que

" Palabnas que están íntegras, pero sín identificar: Lycaonia,


timologías, XIV, 3, 42; Pamphylia, ibid., 44; congrtts, ibidXII,
6, 44 (PL„ 82, 455, 503). Cf. Elorduy, o. c., p. 319.
85 Anspach, o, c., p. 44.
" Brehaut, o. c., p. 78.
87 Amp'exus sum et legi et de salute tua Deo gratias egi, desi-
derio ommi desiderans, quamuis debilis atque fessus, fiducian tamen
habere per Christum in hac u:t*a uisendi te... [M., VI (86), 8-10].
" J. Mansi, X, 643.
89 Domino meo et Dei se ruó Braulioni epíscopo Isidoros. Omni
desiderio desideraui nunc uidere faciem tuam, et utinam aliquando
impleret Deus uotum meuni, antequam moriar. Ad praesens autem
deprecor ut commendes me Deo orationibus tuis, ut et in hac uita
spem metam impleat et in futuro beatitudinis tuae consortium mihi
concedat. [Et mano sua]. Ora pro nobis, beatissime domine et ira-
ter [M., VIII (89), 1-7].
60 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Dios haga cumplirse mi deseo, antes de que muera. Pero, de mo­


mento, ruego que me encomiendes a Dios en tus oraciones, para que
llene en esta vida mi esperanza y en la futura me conceda el parti­
cipar de tu felicidad. (Y con su propia mano.) Ruega por nosotros,
bienaventurado señor y hermano 90.

Esta carta fué escrita en el espacio de tiempo compren­


dido entre el I V Concilio y la muerte de Isidoro, enero del
634 y 4 de abril del 636. Sin ninguna razón De Aldama la •
fecha en el 631 91. En favor del año 636, ofrecemos razones
fundadas en el tono de la carta —un hombre enfermo ya de
muerte que llama a su amigo— y en el hecho de que el
Ms. 22 de León la coloca en el último lugar de la corres­
pondencia. La llamada de Isidoro fué en vano. Braulio no
logró estar con él en el momento de su muerte; y el pres­
bítero Redento lo comunicó a Braulio en una carta descripti­
va de la muerte «a causa de la solicitud que ofreces por él,
dado el amor que le tienes» 92.

* * *
90 Las palabras et manu sua aparecen en algunas de las cartas
de Isidoro y en algunas pocas de las de Braulio. Ciertamente son
una indicación, por parte del escriba, de que las palabras siguientes,
que siempre son petición de oraciones en las cartas de Isidoro, fue­
ron escritas por mano del propio autor. En las cartas de Agustín y
de otros obispos africanos encuéntranse las palabras et alia manu.
Ordinariamente parecen ser una indicación de que quien dictaba la
carta tomaba, en aquel momento, la pluma del escriba y é! mismo
escribía las palabras siguientes. Cf. H. Leclercq, «Lettres chrétien-
nes», DACLVIII, II, 2838.
[La primera frase «et manu sua» corresponde al copista mismo
de la carta original (escriba).—La segunda «et alia manu» corres­
ponde ordinariamente al copista de la primera copia, derivada del
original mismo.—Cf. las frases de San Pablo «salutatio mea manu
Pauli» o «scripsi vobis mea manu» en I Cor. 16, 21, II Tes. 3, 17 y
Gal. 6, 11, respectivamente].
" O. c.» p. 71.
83 ...pro hac sollicitudine, quam ex amore in eum offertis,
81, 30. Para un estudio de los mss. de esta carta y unía dis­
ISIDORO Y LAS ((ETIMOLOGÍAS)» 61

Delicioso resulta dedicar aún algunas páginas a las re­


laciones tan humanas de estos dos amigos. A través de la
rígida argumentación del problema que nos preocupa pue­
de sentirse el calor de sentimientos que entre los dos fluyen
de carta a carta 93. Si no hubiese sido por estas ocho car­
tas, el erudito Isidoro nos sería conocido tan sólo como
un pedante omnisciente. Se le considera aún como un mi­
sántropo, un espíritu ansioso de inmensa erudición, un in­
trépido copista, gran compilador, falto de originalidad :
Esto lo afirma no tan sólo Leclercq, sino también el erudi­
to español Menéndez y Pelayo 94*. Aquí, en estas cartas, nos
es posible contemplarle vivaz y elocuente, tierno y pacífi­
co y nos aparece como etimologista, aun en medio de la
gran ternura con que se nos manifiesta en la carta 2 96.

cusión sobre si estaba dirigidla a Brau’io 0 no, cf. ibid.f 32-35. Cf. tam­
bién, J. Pérez llamazares, «§. Isidoro de Sevilla, monje?» Mis-
céllanea Isidoriana, 45. Un ms. del siglo xin, el A. 115 de la Biblio­
teca Nacional de Madrid ofrece un buen argumento manuscrito al
hacer a Braulio el destinatario de esta carta. Cf. Hartel, o. c., 113,
85-86.
93 Z. García Villada, Historia... t II, II, 199.
94 Leclercq, LJspagne chrétienne, pp. 308-310; Brehaut,
o. c. p. 22 Menéndez y Pelayo, o. c.t p. 262. Una obra reciente se
opone con entusiasmo a las tesis de Schenk, Schmekel y Philip («Isi­
doros von Sevilla», Pauly-Wissowa, IX, 2069-2080) de que Isidoro no
fué sino un compilador ; cf. E. Elorduy, o. c.f pp. 313-319.
96 Séjourné, o. c.t p. 73; Leclercq, o. c., p. 310.
98 Dum amici litteras, carissime fili, suscipis, eas pro amico am-
plectere non moreris. Ipsa est secunda Ínter absentes consolado ut,
si non est praesens qui diligitur, pro eo litterae conp’exentur. Direxi-
mus tibí annulum propter nostrum animum est pallium propter amici tia-
rum nostrarum amictum, unde antiquitus hoc traxit uocabulum. Ora
igitur pro me; inspiret tibi Dominus ut merear adhuc in hac uita
uidere te, et quem maestificasti abeundo, aliqitándo iterum laetifices
te praesentando [M., II (72-73), 3—11].
62 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Cuando recibas, querido hijo, las cartas de un amigo, no tardes en


abrazarlas en vez del amigo ausente, ya que es una sustitución de
consuelo para los amigos separados el que, si no está presente el
amado, sean abrazadas las cartas en su lugar. Te hemos enviado un
anillo en razón de nuestro afecto, y un pallium como defensa de
nuestra amistad, pues que antiguamente la palabra amicitia eria de­
rivada de amictus. Ruega, pues, por mí. Que el Señor te inspire y
que todavía pueda verte en esta vida; y que de nuevo vuelvas a ale­
grar alguna vez con tu presencia a aquél a quien tanto entristeciste
con tu partida.

Los mismos sentimientos de afecto encontramos en las


cartas 1 y 8 97. ¿Qué encontró en Braulio para inspirárse­
los? El laborioso Doctor de España vió algo más que un
estudiante prometedor y un joven secretario en aquel hom­
bre de veinticinco años que, llegado de Zaragoza, pasó diez
años en su familia. Sus comienzos de amistad no empezaron
cuando Braulio llegó a ser obispo. Tres de sus cartas están
fechadas antes de esta época. Isidoro vió en él un espíritu
igual, de refinada estirpe hispano-romana, un amigo in­
condicional y un amante del estudio y de los libros. Tal
vez envidió en él una agilidad práctica del pensamiento
y aquella inclinación a los clásicos, que Isidoro nunca pudo
tener. Braulio era más humanista que Isidoro. Pero hablar
de Isidoro como enemigo de los clásicos y anti-humanista
es ofenderle, como lo prueba esta profunda amistad 98.
Dos tan sólo de las ocho cartas son de Braulio a Isido­
ro. Pero, a juzgar por ellas, Braulio era solamente un poco
menos afectuoso, o un poco más independiente en la amis­
tad. La carta 3 nos lo presenta escribiendo así 99.
97 Cf. sufra, pp. 42, 59.
98 Más abajo, en el cap. VI, nos ocuparemos más en detalle sobre
la actitud de estos dos amigos con referencia a los clásicos.
99 Nam ego, Christus nouit, graui do!ore discrucior, quod emenso
tempere tam prolixo uel nunc uestrum non mereor uidere conspec-
tum. Sed spero in illum qui non obliuiscitur misereri, nec repellit in
finem, quia exaudiet precem pauperis, et uestro me miserum reprae-
sentat aspecto i [M., III (75-76), 14-19].
ISIDORO Y LAS «ETIMOLOGÍAS» 6Ñ

Cuanto a mí, Dios bien lo sabe, estoy torturado con grave dolor, por­
que pasado tiempo tan largo ni siquiera ahora merezco ver tu rostro.
Pero de Aquél, que no o’vida la misericordia (Sal. 76, 10), ni castiga
hasta el fin (Sal. 43, 23), espero que escuche las oraciones de un po­
bre mortal y que me conceda, a mí desgraciado, poder verte de nuevo.

Y luego sigue una petición. Es lo típico de Braulio. Su


amistad es más egoísta que la de Isidoro. Las cartas más
largas, 3 y 5, como sus cartas a Isidoro ya perdidas, esta­
ban entretejidas de peticiones, mandatos y casi amenazas,
que ya no se referían solamente a las timologías 10°. Ello
revela cierto ascendiente del discípulo sobre el maestro.
Pero Braulio no le falta al respeto. Reserva para Isidoro
títulos que nadie más ha recibido de él. Isidoro es, en ellas,
summus episcopus; es saludado como O pie domne et
uirorum praestantissime, y pregonado lucerna ardens et non
101.
marcescens 100
Muerto ya Isidoro, el respeto a su memoria se mani­
fiesta muy grande en sus cartas a otros, y el elogio de Isi­
doro es un magnífico homenaje 102. Para Isidoro, en la
carta 2, Braulio es «su querido hijo», pero el saludo «mi
querido hermano» de la carta 1, en la edición del Ms. de
León hecha por Risco, es el eco fidedigno de sus relacio­
nes 103. Con razón puede sostener Leclercq que Isidoro pro­
curaba santamente, como nos lo revela la carta 6, aplacar

100 Las cartas perdidas y su contenido se deducen de la respues­


ta de Isidoro. Cf. infra, p. 239. Hasta casi amenazas sé encuentran en
'a carta 5, que es un hargo sermón. Quocirca cur, quaeso te, mi do­
mine, non tribunas quod rogaris?... An putas donum tibi conlatum pro
te solummodo esse datum? Et uestrum est et nostrum ; commune est,
non priuatum [M., V (81-82), 25, 42-44].
101 Comienzo y final de la carta 3.
102 Carta 14 (PL., 80, 661 B): ...apud praestantissimae memoriae
dominum meum Isidorum... [M., XIV (107), 18-19]. Carta 44 (ibid,
696 A): ...incomparabilis scientiae uir Isidoras... [M., XLIV (198),
180]. Sobre el elogio véase la Praenotatio, infra, p. 250.
103 PL., 80, 649.
64 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

las importunidades de su amigo con el regalo de sus li­


bros 10\ Pero la misma carta nos revela que Isidoro no se
mostraba dócil en todos los asuntos 104105.
Finalmente, se puede afirmar que Braulio fue el amigo
más querido de Isidoro. Le encomienda las timologías,
para que se encargue de editarlas. Redento, cumpliendo
tal vez un mandato de Isidoro, escribió a Braulio sobre la
muerte del maestro. Braulio catalogó las obras del maestro
e hizo su elogio 106; ocupó el sitio de Isidoro en los Con­
cilios de la Iglesia y del Estado. Algún falsificador, siguien­
do de cerca a los dos, conociendo su amistad y, aparente­
mente, el peculiar ascendiente del discípulo sobre el maes­
tro, llegó tan lejos que añadió una falsa dedicatoria y un
epílogo al De ordine creaturarum de Isidoro, en el que éste
dice que escribía la obra por mandato de Braulio y habla
de sí mismo en términos extremadamente humildes y sumi­
sos 107 *.

104 Codicem Etymo’ogiarum cum aliis codicibus de ¡tiñere trans-


misi... Leclercq, «Bibliothéques» DACL,, II, 876: «Enfin ce dernier
céde et envoie á Saragosse les tymologies , mais incompletes. II
est vrai qu’il ne les termina jamais, mais connaissant son collégue bi-
bliophile, il s’attendait L un orage et, pour le detourner, i! ajoutait
á Tenvoi quelques autres livres.
105 No parece aprobar las sugestiones de Braulio sobre te provi­
sión de la sede de Tarragona. Cf. infra, p. 169.
106 Cf. infra, p. 251.
107 C. Beeson, Isidor-Studien, pp. 123-124; PL., 81, 598.
* Con esto concluimos una completa descripción, exacta lo más
posible, de la amistad entre estos dos glandes obispos. Un estudio
de conjunto, sobre sus relaciones más amplias, singularmente en todo
lo que toca a la influencia de Isidoro sobre Braulio, será objeto de los
capítulos siguientes. Volvamos ahora nuestra consideración ta los
demás amigos de Braulio, conocidos gracias a su correspondencia.
APITULO ni

*
OTRA CORRESPONDENCIA

Con el clero—Con los seglares

Gracias a sus cartas podemos examinar las relaciones


de Braulio con el clero, desde los constituidos en órdenes
menores hasta el mismo Romano Pontífice. La carta 21,
dirigida al Papa Honorio I, señala sus únicas relaciones
con el Papado y, por lo tanto, su única referencia a él. La
carta merece se estudie mejor a la luz de la filosofía polí­
tica y así lo será en esta obra L Basta decir aquí que otorga
al sucesor de Pedro el debido respeto y sumisión. Es sa­
ludado como praecipue et excellentissime antistitum, v
praeslantissime praestilum ; alude al apostolatus vestri

* La mayoría de los amigos de Braulio nos son conocidos tan sólo


u través de sus cartas. En una colección relativamente breve de cartas,
en total son cuarenta y siete, sorprende ver la gran diversidad de
personas que le escribían o que recibían sus cartas : Veintiséis perso­
najes, aun incluyendo los miembros de su familia, los más de vida re­
ligiosa. Ni uno siquiera de los corresponsales, entre los seglares, parece
no ser de sangre noble. Notemos en el estudio de estas amistades que la
mayor dificultad del historiador está en valorar con precisión la sin­
ceridad de sentimientos que se oculta bajo las fórmulas retóricas. Ca­
si todas las cartas fueron escritas en la época en que Braulio era ya
obispo (631-651); pocas son anteriores a este época. El orden que
seguimos en este capítulo no es el cronológico : se basa en las clases
de personas a que las cartas se refieren.
1 Cf. infra, p. 169.
5
66 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

apex 2. Alaba su celo en cumplir su deber de vigilar sobre


todas las iglesias y en defenderlas del cisma y de la here­
jía 3, y se acepta, sin discusión, su derecho de pedir cuen­
tas a España 4. Sin embargo, el tono visible de dolor y de
agravio de la carta revela el surgiente honor nacional de la
Iglesia y del Estado en España.
Isidoro, digámoslo así, era hombre de pocos amigos. Las
amistades de Braulio eran numerosas, Consideremos su
amistad con Eugenio, a quien llama «consuelo de mi vida»
y «una parte de mi alma» 5. Este amigo es Eugenio II, obis­
po de Toledo desde el 646 al 657 6. Si juzgamos por su poe­
ma Lamento sobre la proximidad de la vejes en el que
da su edad de cuarenta y nueve años 7, habremos de con­
cluir que había nacido a fines del siglo anterior, ya que el
poema fuá escrito después del 646 8 y murió en el 657 : fue

3 Edición de Fita, Suplementos al Concilio Nacional Toledano VI,


pp. 28, 30, 32. Un estudio formal de los títulos de 'as direcciones ven­
dría muy bien para el estudio lingüístico de los escritos de Braulio.
Sobre títulos, véase la obra de M. O’Brien, Titles of Address in Chris-
tian Latín pistolography to 543 A. D., Washington, 1930.
3 Ibid., p. 27.
* Cf. infra, p. 117.
8 Huius uitae solumen... pars animae meae... Carta 31, PL., 80,
678 A, B [M., 31 (152, 153), 14, 22-23].
6 Sobre las fechas, cf. infra, p. 70. Ildefonso nos dice que fué obispo
unos doce años : fere duodecim annis tenens dignitatem. De viris illus-
tribus, cap. 14 (PL., 96, 204).—Algunos autores le llaman Eugenio III.
Pero nosotros debemos de seguir a Ildefonso (ibid.), que dice que él
y su predecesor habían sido los únicos Eugenios : Item Eugenius alter
post Eugenium pon ti fex subrogatur. El pseudo-Eugenio I, del primer
siglo, definitivamente está reconocido ya como legendario. Cf. Biblio-
theca hagiographica latina, 2685-2692 ; B. de Gaiffier, «Les re’iques
de l’abbaye de San Millán de la Cogolla au XIII e siécle», Analecta
Bollandiana, 53 (1935), 97, n. 6.
7 F. Vollmer, ugenii Toletani episcopi carmina, MGH., Auctores
antiquissimi, XIV, carmen 14, v. 85, p. 245.
8 Ibid., p. 301.
OTRA ORRESPONDENIA 67

hombre débil de salud a través de toda su vida 9. Su pa­


dre, llamado Nicolás lü, debió de ser un godo, pues Euge­
nio parece haberse educado como clérigo en la iglesia real
de Toledo n. Entusiasmado por el amor al monacato mar­
chó, cuando tenía unos veinte años, al famoso santuario
de los XVIII Mártires de Zaragoza 12 y al monasterio re­
cién fundado allí, tal vez por Juan 13, hermano de Braulio.
Eugenio en sus poemas no menciona al obispo Máximo
(ob. 619); y, en cambio, muestra gran devoción a la fa­
milia de Braulio : ello nos hace pensar que su llegada no
fué anterior al 620. Por las mismas razones sospechamos
que, además de los motivos señalados por Ildefonso para
su huida a Zaragoza, sentíase atraído por el nuevo obispo,
Juan, el «pater monachorum», y por el ascendiente de su
joven hermano, que acababa de llegar de Sevilla 14. Tal
vez sus «studia sapientiae» fueron hechos bajo la dirección
de Braulio y el «propositum monachi» bajo la influencia '
de Juan y Braulio, dos autoridades en esta materia 15. Re­
cordemos, de paso, que su educación, como la de Brau­
lio, debió durar varios años. Son los años felices que nos
describen sus poemas de esta época 1011 . Cada uno de los
santuarios de la ciudad fueron objeto singular de su poe­

• Fuit namque corpore tennis, parvus robore... Ildefonso, t c.


10 Vollmer, r'br'd., carmina 27-29.
11 Ildefonso, l. c.: Hic cum Ecclesiae regiae clericus esset egre-
gins, vita monachi delectatus est.
13 Ibid. Qui sagaci fuga urbem Caesaraugustanam petens, illic
martyrum sepulchris inhaesit, ibique studia sapientiae et propositum
monachi decenter incoluit...
13 Cf. supra, p. 18.
14 Sobre la actividad monástica de Juan, cf. süpra, p. 18.—J. Pérez
de Urbel, Los monjes... I, 306, no anda acertado al decir que Braulio
estuvo quieto en Sevilla. Cf. supra, p. 32.
15 Las frases son de Ildefonso ; cf. supra, nota 12. Sobre las activi­
dades monásticas de Braulio, cf. infra, p. 205.
14 Vollmer, o. c., pp. 230-277, carmina 9-12, 21-24.
68 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

sía. La familia de Braulio le era muy afecta y dedicó a la


muerte de Juan (631) un cariñoso epitafio 17. Tres años
más tarde escribió dos epitafios con motivo de la muerte
de Basila, la hermana de Braulio 18.
Por el mismo tiempo, Braulio, ya obispo, le distinguió
con su predilección y puso en él su confianza. Fué nom­
brado arcediano de la diócesis, y tal vez fué adscrito a la
basílica de San Vicente de la ciudad 19: un poema en su
honor nos muestra su devoción a esta iglesia 20. Volvió
probablemente a la corte de Toledo, pero sólo una vez;
allí vió a Isidoro 21. Cuando Braulio comenzó su Vida de
San miliano , destinada al oficio del santo, solicitó de
Eugenio, maestro en tales materias según Ildefonso 22, que
escribiera la Misa de la fiesta. De tal encargo y de su
amistad nos hablan las propias palabras de Braulio. Es­
cribe a su hermano Fronimiano 23 :

17 Ibid., carmen 21, pp. 248-249.


18 Ibid,, carmina 22, 23, pp. 249-250.
l’ Carta 33, Braulio a Chindasvinto, PL., 80, 679 C : ...ut restitua-
tis eum (Eugenio) patrono uestro sánelo Vincentio in eo quo hucusque
fuit officio fM., XXXIII (156), 8-9].—La hipótesis de Vollmer
(o. c., p. 301) de que Eugenio es el monje fugitivo de la carta 17,
«ilegalmente ordenado de subdiácono y de diácono por su tío Braulio»,
no pasa de ser una sospecha, y ciertamente no buena. Cf. Lambert,
«La fami lie de saint Braulio et 1'expansión de la régle de Jean de
Biclar», Universidad, X (1933), 67. Sobre el monje fugitivo, cf. in~
fra, p. 75. Sobre su supuesto parentesco con Braulio, cf. supra, p. 13.
30 Vollmer, o, c., carmen 10, p. 240.
31 Cf. carta 6, ed. Lindsay. No es de sorprender que Isidoro le
llame diácono en la carta ; Braulio lo reconoce (cf. infra, n. 23); pero
cuando hacia el 636 escribió la Vida de San miliano, parece que ya
le había nombrado arcediano de la diócesis.
33 I'defonso, o. c., PL., 96, 204: Cantus pessimis usibus vitiatos
melodhae cognitione correxit, officiorum omissos ordines curamque
discrevit.
33 Carta a Fronimiano como prefacio de la Vida de San miliano ;
editada por T. Minguella, San Millón de la Cogollo, p. 215: De
eadem quoque sollemnitate, ut missa recituretur communis, iniunxi
OTRA ORRESPONDENIA 69

Con referencia también a ka misma solemnidad, como quiera que se


recitaba la misa común, he indicado a mi amado hijo el diácono Eu­
genio, no pensando sea distinto de lo mío el que su lengua, pues sigo
su consejo en todos mis p'anes y pensamientos, complete mi oficio
en honor de este varón tan santísimo; pienso así tener copartícipe en
mi premio a quien tengo como colaborador en todo lo demás.
' I

Este pasaje expresa con toda claridad sus relaciones:


sobran los comentarios. Pero en relación con su devoción
a San Emiliano, ha de tenerse presente el poema que Euge­
nio dedicó a la basílica del Santo 24.
En el 646, habiendo muerto Eugenio I de Toledo, el
rey Chindasvinto, decidió nombrar al arcediano de Brau­
lio para la real sede metropolitana; «nuestra iglesia» la lla­
. Mas Braulio contaba ya tanto con Eugenio que
ma él 2526
nunca había pensado en una separación. Escribió la car­
ta 31 al rey; y, con lastimero tono tejido con palabras de
la Escritura, pide al príncipe que tenga piedad de su vieja
edad y que se compadezca de su dolor 2C. El rey contestó
en la carta 32. Con mucha cortesía alaba la erudición de f t

Braulio y —conociendo, tal vez, la debilidad del amor pro­


pio de Braulio— celebra singularmente la elocuencia y so­
noridad de la carta 31, pero al mismo tiempo rehúsa su pe­

dilecto filio meo Eugenio diácono, non putans a me diuersum, si eius


língua, cuius in ómnibus consiliis cogitationibusque meis teneo anímum,
ministret ob huius beatissimi uiri honorem, meum officium ; simulque
considerans ut quo in caeteris rebus utor participe, in his etiam
mercedis frutzr consorte. [P., 6-7, 12-19, 1.—P., omite «dilecto» y lee
«communi» en vez de «communis». Creemos se deben preferir las
lecturas de Mínguella].
24 Vollmer, o. carmen 11, p. 241.
25 Carta 32, PL.t 80, 679: luxta nostram adhortationem hunc Eu-
genium archediaconem nostrae cedas ecclesiae sacerdotem. [M., XXXII
(155), 29-31].
26 PL.t 80, 677.
70 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tición 27. En la carta 33, Braulio accede a enviar su arce­


.
diano, pero aun repite todavía su petición 2829
Ildefonso dice que Eugenio fué hecho obispo «por vio­
lencia del rey» 20, pero hay buenas razones para pensar que
Eugenio y Braulio no se resintieron en demasía por ello.
Algunos años después del nombramiento, Eugenio, por
mandato de Chindasvinto, editó el De laudibus Dei de Dra-
concio, y en el prefacio muestra su gran devoción a Chin­
dasvinto. Cuanto a Braulio, poco después del nombramiento
de Eugenio —concretamente, tres años más tarde— hizo un
gran favor a Chindasvinto al rogarle públicamente, como
llevando la voz de un grupo, que asociase a su hijo Reces-
vinto en el trono 30. Sus relaciones con Chindasvinto y
Recesvinto, en otros casos, parecen haber sido muy amis­
tosas31. Si Eugenio escribió un epitafio oprobioso para
Chindasvinto, probablemente habremos de decir con Voll-
mer que este poema «desleal» fué «un documento de arre­
pentimiento senil, y no la venganza de un alma pequeña
después de la muerte de una gran persona» 32.
La amistad de los dos obispos no se interrumpió al ser
nombrado Eugenio para la importante sede de Toledo.
Cuando Eugenio sentíase perplejo, se volvía a su antiguo
maestro. En la carta 35, escrita probablemente el año 647,
después de ocuparse de ciertos problemas heredados de su
predecesor, «vemos cómo Eugenio propone a Braulio tres

27 Ibid., 678: Suggestionem eloqjuentiae uestrae uerbis floren-


tissimis «dornatam, cunctisque euphoniis uerborum succinctam, quam
ad nostram clementiam tua curauit sanctitas transmittendam, sus-
cepimus. In qua per lucubnationem tuorum uerborum studium nobis
datur intellegí, ...[M., XXXII (154-155), 2-6].
28 Ibid., 679.
29 O. c., PL., 96, 204 : Unde principali violentia reductos, atque
in pontificatum ascitus...
30 Carta 37, PL80, 684.
81 Cf. infra, pp. 94-97.
82 Vollmer, o. c., carmen 25, pp. 250-251, 301
OTRA ORRESPONDENIA 71

cuestiones litúrgicas para que las resuelva». Braulio, que


ya contaba sesenta años de edad, las responde en la car­
ta 36 33. Después de un prólogo sobre su salud, sigue una
contestación detallada a tales cuestiones. No hay señales
especiales de afecto en las cartas. Eugenio es el «humilde
servidor de Braulio», mientras que Braulio le denomina
«el primado de los obispos» 34.
Tajón, que había de suceder a Braulio como obispo de
Zaragoza, es una figura poco clara. Ya hemos visto cómo
marchó a Zaragoza y entró en la familia de Juan y Brau­
lio para educarse 35. Nada más sabemos sobre su origen,
aunque su nombre denuncie tal vez sangre goda 36. Su
cognomen de Samuel pudiera indicar el nombre bautismal,
recibido al convertirse del arrianismo ; o bien, que era de
sangre judía, puesto que dicho nombre era bastante común
entre los judíos de la época 37. Fué un amigo de Braulio,
como lo muestran las cartas 11, 42 y el Fragmentum epis-
. No sólo fué el sucesor de Braulio, sino que fué
tolae 3839
también su heredero literario, ya que reunió y ordenó sus
cartas, si la primera compilación, que luego nos ha reflejado
el Ms. 22 de León, Samuel líber, le puede ser atribuida de
algún modo 89.
La carta 11, la primera muestra de sus amistosas rela­

33 Las dos cartas fueron editadas por Vollmer, o. c., pp. 283-286.
Más abajo, pp. 103-111, trataremos de los aspectos litúrgicos de las
cartas.
34 Servulus vester. Primatus episcoporum. Vollmer, o. c., pp. 283-284
35 Cf. supra, p. 25.
36 Algún autor dice que erta un hispano-romano. Cf. J. Tailhan, «Les
Espagnols et les Wisigoths avant 1'invasión arabe», Revue des ques-
iions historiques, 30 (1881), 24.
3T S. Katz, The Jeivs in the Visigothic and Frankish Kingdoms
of Spain and Gaul, pp. 34, 146, 163.
38 Carta 11: PL., 80, 657. Carta 42: ibid,, 687. Fragmentum
epistolae : ibid., 686.
39 Cf. infra, p. 240. ' ' ( ....
72 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ciones, denuncia la irresponsabilidad de la época escolar.


Está escrita antes de que Braulio fuera obispo, como lo
muestra la dedicatoria y, añadimos, nosotros, su colocación
en el corpiis. Difícil es el decir, juzgando por ella sola, si
refleja las suaves disputas de dos iguales escolares, tal
vez, o las relaciones de un benévolo maestro con su discípu­
lo predilecto. Por otras consideraciones nos parece lo más
probable lo último 40. En la carta, Braulio es clásico en el
tono, y no eclesiástico ; es familiar, y no formulista. La
seca dedicatoria, desprovista de las acostumbradas frases
floridas y delicadas, anuncia el carácter crítico del fondo
de la carta : Domno meo Taio presbylero Braulio. Lo mis­
mo puede indicar el enfado de Braulio, que su familiari­
dad. Tajón es únicamente presbítero; y no el presbítero y
abad de la carta 42, otra prueba de que aun se hallaba es­
tudiando.
El fondo de la carta 11 es revelador en extremo. En una
carta, ya perdida, Braulio había criticado graciosamente el
orgullo de Tajón. Tajón no entendió bien la broma y le
contestó a Braulio criticándole por su orgullo. Braulio, en
la carta 11, con referencias a Esopo, Horacio, Virgilio y
Apio a través de Quintiliano, y a las Escrituras, le censura
por su susceptibilidad y falta de humor. Niega estar ofen­
dido —después de bromear un poco—, solicita su perdón y
termina con gran amabilidad 41*.
* *.
Adiós, querido amigo, digno de ser amado por mí en caridad ; y per­
dóname si, por estar muy seguro de tu amor, también me excedo al
escribirte.

Pasaban los años; continuaba la amistad con Braulio.

40 Cf. infra, p. 73.


41 PL., 80, 658 : Vale, di’ectissime, et mihi a caritate diligende,
et da ueniam quía dum de amore tuo praesumo, etiam superflue
tibí scribo [M., XI (99), 69-70]. La carta se explica más largamente
infra, pp. 187-190
OTRA ORRESPONDENIA 75 .

fajón se había establecido en Zaragoza: no tan sólo era


un íntimo amigo de Fronimiano, el hermano de Braulio,
antes de que el último marchara a su monasterio 4344, y aun
llegó a ser un buen amigo del arcediano Eugenio 43. Pare­
ce que por el tiempo en que Eugenio se marchó a Toledo
(646), Tajón se dirigió a Roma con una misión por manda­
to del- rey Chindasvinto También es probable que sea
él quien aparece como abad poco después de su vuelta, si
fue el autor de la carta de la que nos queda el Fragmentum
epistolae a Braulio. La contestación de Braulio, en su car­
ta 42, a dicho fragmento permite, afortunadamente, recons­
tituir parte de lo substancial omitido en el fragmento 45.
Tajón se hallaba preocupado por un problema teológico
sobre la resurrección de la carne asegurada por la tradi­
ción, pues había oído por vez primera, tal vez en Roma, que
la Sangre del Salvador, derramada en la Cruz, no fue rea­
sumida por su cuerpo resucitado 46. Se dirige a su antiguo
maestro, como había hecho Eugenio. Braulio es para él
uirorum sanctissime. Hacia el final de la carta le escribe :
«Con la máxima humildad que puedo, me atrevo a saludar
la santidad de mi señor, rogando el que merezca encomen­

43 Braulio, escribiendo a Tajón en la carta 42, llama a su her­


mano tuus arnator. PL.t 80, 690 B. [M., XLTI (185), 162].
43 Véase su carta a Eugenio en el prefacio de las Sententiae.
Vollmer, o, c,, pp. 287-290.
44 Continuatio Isidoriana Hispana, ed. T. Mommsen, MGH
Auct. Antiq.. XI, 342-343 : Hic (Chindasvinto) Taionem... Rome ad
suam petitionem... porrigit destínatum, García Villada y L. Serrano
creen, con razones que no parecen suficientes, que la crónica en este
punto se refiere a una leyenda. Cf. infra, p. 182.—R. Beer (Hand-
schriftenschatze Spaniens, p. 9) escribe que Tajón fué a Roma en 649.
El viaje sería algo más tarde, pero no mucho. Cf. infra, p. 180.
45 Fragmentum epistolae, PL., 80, 686 [M., p. 176] ; carta 42,
ibid„ 687-690 [M., pp. 177-185].
44 Acerba del problema teológico nos ocupamos más detallada­
mente infra, p. 112.—E! importante problema de qué libros trajo con­
sigo Tajón de Roma será discutido infra, p. 182.
74 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

darme en sus oraciones» 4\ Bastante diferente de la pri­


mera carta 11 es la contestación de Braulio por este tiem­
po. Tajón es ya un abad y un presbítero, «un venerable y
muy reverendo hermano en los miembros de Cristo» 47 48. En
el cuerpo de la carta es carissime y la carta, tan larga, ter­
mina así: «Que te vaya bien en el Señor, hermano amadí­
simo, digno de ser abrazado con veneración en los miem­
bros de Cristo» 49.
Tales son los hechos tocantes a sus relaciones. Añáda­
se que Tajón sucedió a Braulio en la sede de Zaragoza,
y que fué anteriormente abad, probablemente de un
monasterio cercano a Zaragoza 50, aunque en contra de esto
se halla el hecho de que Braulio le envía una carta. No se
hallaba en el mismo monasterio que Fronimiano, como la
carta 42 51 claramente indica, hecho que podría añadir Lam-
bert a su tesis de que Fronimiano estaba en el distante mo­
nasterio de San Millón 52. Tal vez fuera Tajón el abad
del monasterio de los XVIII Mártires de Zaragoza.
Si a veces se encuentran en las cartas ciertos pasajes
que pudieran obligarnos a concluir que Braulio era incli­
nado a la presunción a causa de su poder y dignidad, en la
carta 17, dirigida al obispo Wiligildo, encontramos una
prueba excelente de que Braulio era sinceramente humil­

47 Humilitate qua ualeo sanctítatem domini mei salutare prae-


sumo, obsecraos ut orationibus uestris merear commend*ari...
48 PL,, 80, 687 A : Venerabili et in membris Christi (1 Cor. 6,
15) reueren dissimo in Christo fratri Taio presbytero et abbati...
[M., XLII (177), 1-2].
49 IbidB y 690 C : Va'e in Domino, frater carissime, et in
Christi membris uenerabiliter amplectende [M., XLII (185), 167-168].
60 Ballesteros y Beretta, Historia de spaña . T, 548.
51 Braulio, al escribir a Tajón, le dice en su carta : 42 : Nam non
solus ego huiusmodi rei sum petitor, sed et dominus germanusqut
meus, tuus amator. PL., 80, 690 B [M., XLII (185), 160-162].
aa Cf. supra, p. 19.
OTRA ORRESPONDENIA- 75

de 53. La circunstancia que dió ocasión a la carta ofrecía


buena oportunidad para haberse mostrado arrogante. Wi-
ligildo era igual a Braulio en dignidad, pero era un ex­
tranjero. Escribió una carta a Braulio, carta que no nos ha
llegado, quejándose de que las leyes de la Iglesia habían
sido quebrantadas por la actuación de Braulio, al ofrecer
asylum a un monje fugitivo de su diócesis y haberle orde­
nado subdiácono y diácono 54, Le solicitaba la vuelta del
monje. La reacción de Braulio fué muy ejemplar. Su con­
testación, carta 17, es un modelo de delicadeza y de con­
trición 55.

A mi señor muy bienaventurado, el obispo Wiligildo, digno de venera­


ción en los miembros de Cristo y digno de ser ^abrazado con todo
amor en el Señor Jesucristo, Braulio, el inútil siervo de los santos
de Dios.

Inmediatamente confiesa su falta y añade : «Por ello


con toda decisión he procurado colocar mi confesión al
principio de esta carta, de suerte que, admitido mi error,
pueda mejor recibir en breve la indulgencia del perdón» 56.
Con humildad ofrece sus excusas y solicita que sean reco­
nocidas las órdenes conferidas al monje. El fugitivo será
devuelto. Braulio se titula pussillitas mea y paruHas mea,
solicita el perdón del obispo y termina así 57*:
03 PL.j 80, 663-664. Sobre las virtudes y defectos de Braulio,
cf. infra, p. 212.
54 Más abajo, p. 114, se tratan los aspectos canónicos de la carta.
Domno beatissimo et in Christi membris venerando tatque Om­
ni dilectione amplectendo domino in Christo meo Wiligildo episco-
co, Braulio seruus inutilis sanctorum Dei.—La designación que hace
Braulio de sí mismo es la única acostumbrada por él en la direc­
ción de sus cartas.
84 Linde in pringa fronte huius epistolae hoc studui ponere, ut
fasso errore compendiosius perciperem indulgentiam ueniae.
57 Salutem autem religiosa humillitate et deuotissima seruitute
uestrae beatitudini persoluens, quaeso, ut nanctis occasionibus ues-
tris merear inlustrari apicibus. Haec et Ayulfo presbytero et abbkti.
76 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Siervo muy humilde y devoto de vuestra beatitud, os saludo, y tam-


’bién os pido que, cuando se os presente ocasión, os dignéis honrar­
me con vuestras cartas. Querría decir lo mismo a Ayulfo, presbíte­
ro y abad.

No conocemos el nombre del monje. Por muchas razo­


nes no puede ser Eugenio II de Toledo, a quien se refiere
Vollmer 58. Ayulfus mencionado al final de la carta parece
ser su abad. Si juzgamos por el nombre, Ayulfus sería un
godo. Nada más sabemos de este abad, a no ser que le iden­
tifiquemos con el obispo o abad aquitano, Aviulfus, como
propone Lambert59. Este personaje, que vivía probable­
mente en la frontera de la Septimania, se comprometió a
devolver un presbítero fugitivo, Dructulfo, que le había
sido entregado en sus manos fuera de España, a San Di-
dier, obispo de Cahors (630-655) 6061 . El obispo de Ayulfo
era Wiligildo, como indica la carta 17; y su diócesis se
hallaba a gran distancia de Zaragoza, pues Braulio la da
como razón para explicar el haber recibido y ordenado
al monje fugitivo 01. Como el abad Ayulfo, el obispo tenía
nombre godo; pero, al no ser mencionado en los Conci­
lios de la época 62, nada más sabemos de él, si no aceptamos
la identificación con Wiligildo, que era obispo de Tolosa
en el 627, que de nuevo propone Lambert 63.
La carta 22 es un raro documento, así como la persona
a quien Braulio la dirige 64*. Aparece en el Ms. 22 de León

a* Vollmer, o, p. 301. Cf. también Lambert, o. c., p. 67, y


supra, p. 68.
69 DHG., s. v. «Aviulfus» y «Ayulfus».
®° Ibidt, 5. v. «Aviulfus».
61 Tam longinquus terrarum me sítus immunem reddit... PL., 80,
664 A [M., (114), 23].
63 Gams, Kirchengeschichte von Spanien, II, II, 148.
" Lambert, o. c., s. v. «Aviulfus».
" PL., 80, 670-671 [M., 132-133].
OTRA ORRESPONDENIA 77

como «de Braulio al obispo Eutropio» 65. La salutación,


sin embargo, no dice sino Domino meo episcopo, Braulio,
y por ninguna parte de la carta se menciona ya el nombre
de Eutropio. ¿Quién suplió su nombre? Pudo ser Braulio
mismo, si fué el primero en reunir estas cartas en un Corpus.
Pero es más probable que fuera un ejecutor literario fami­
liarizado con sus asuntos, como Tajón GG. La brevedad de
la salutación hace sospechar que no sea la original. Faltan
las frases corteses con que Braulio se dirige siempre en una
carta, sobre todo cuando el destinatario no goza de la dig­
nidad episcopal. Falta también la inscripción de sí mismo,
acostumbrada de seruus inutilis sanctorum Dei. La única
otra carta en que falta también dicha costumbre, es su
carta familiar 11, a Tajón * . Pero en ella se daba el nom­
67*
bre del destinatario. El texto de la carta ofrece alguna prue­
ba de que se halla remitida a un obispo. Se usan dos títulos,
beatitudo uestra 08 y sanctitas uestra 69, que ordinariamente
se reservaba para la correspondencia con los obispos. Aun­
que ciertamente Braulio utilizó también el primero para di­
rigirse a un abad 70 ; y el último para dirigirse a un sacer­
dote 71. El tono de la carta es cortésmente humilde, tal co­
mo debe ser una carta dirigida a un obispo. Se consulta a
Braulio sobre la fecha de la pascua —problema que corres­
ponde investigar a un obispo— y Braulio desarrolla cum­
plidamente sus conocimientos. Creemos que este obispo Eu-
tropio no le era muy conocido. Al final de la carta le desea

C5 lbid.t 670: Ejusdem Braulionis ad Eutropium episcopum [Pa­


rece faltar en M. ; h'abrá que verificar el Ms. 22 de León],
" Cf. infra, p. 240.
e7 Cf. sufra, p. 71.
" PL.f 80, 670 D [M., 132, 133] ; cf. O’Brien, o. c., p. 3.
•• Ibid. y 671 A; cf. O'Brien, o. c., p. 34.
70 Carta 42. PL., 80, 690 B.
71 Carta 9. Ibid., 655 C.
78 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

todo bien «con reverencia y amor», y le suplica sus ora­


ciones 7 2.
Antes de intentar la identificación de este Eutropio por
otro método, precisemos primero la fecha de la carta. Fe­
lizmente puede ser fechada en el año 640. El motivo de la
carta queda expresado así 7273:

Tocante a la fiesta de la Pascua, sobre la que habéis mandado pre­


guntar a nuestra humildad, sepa vuestra santidad que esto es lo co­
rrecto : la Pascua ha de celebrarse, en este año, el día sexto antes
de los idus de abril, que es !a luna vigésimaprimera.

Más adelante, dentro de la carta, tenemos otras dos re­


ferencias a la fecha 74.

Pues en las calendas de abril de este año se celebra la pascua de


los judíos, pero no la de los cristianos... Por lo tanto, en el siguiente
domingo deberemos celebrar la Pascua, que será, según ya he dicho,
el sexto día antes de los idus de abril...

La pascua caía en el sexto día antes de los idus de abril


(abril 8) en los años 619, 630 y 641. Pero sólo en el año 641
coincidió dicha fecha con el día veintiuno de la luna 75. Las
demás circunstancias de la carta, como su posición en el
corpus, ya indican que Braulio era obispo ; pero no lo era

72 Quod reliquum est salutem cum reuerentia et amore dependo,


et me orationibus tuis sa'uandum committo.
" PL80, 670 D [M., XXII (132-133), 7-9]: De festo autem
paschali, quod inquirere ab humíllate riostra iussisti, nouerit sane-
titas uestra hoc esse rectum ut sexto idus aprileSj luna uicesima pri­
ma. Pascha anno isto celebretur.
" Ibid,, 671 A y B [M., XXII (135), 19-21, 28-29] : Nam in ka-
lendis aprilibus hoc anno non christianorum, sed pascha occurrit
iudaeorum... Quocirca in sequenti dominica celebrandum est a no-
bis Pascha quod erit, ut praemisi, sexto idus apriles...
75 A. Giry, Manuel de diplotnatique, I, 187.
OTRA ORRESPONDENIA 79

en el 619 ni en el 630 76. Se discute la fecha como para un


tiempo posterior; por lo tanto, la carta fué escrita antes del
8 de abril del 641. Las frases «anno isto» y «hoc armo» in­
dican probablemente que eran escritas en el año 640. La
carta 21, que la precede inmediatamente, fué escrita en el
638 77. Por lo tanto, para la carta 22 parece ser muy apro­
piada la fecha del 640.
Desgraciadamente las listas episcopales y los Concilios
de la época no nos informan acerca de un obispo Eutro-
pio. Identificarle con el obispo Eutropio de Valencia (c. 596)
está fuera de todo lugar 78. Este Eutropio ya tenía sucesor
en el 610 79. El único Eutropio, con. el que podemos iden­
tificarle, se encuentra en la carta 37 de Braulio 80. En el
año 646, escribiendo Braulio en su nombre y en el del
obispo Eutropio y del conde Celso, se dirigía al rey Chin-
dasvinto por carta, para rogarle que nombrase un asociado
al trono 81*. Las circunstancias obligan a pensar que Eutro­
pio era obispo de una diócesis cercana a Zaragoza y que
Celso sería el gobernador de uno o de ambos distritos. Si
la carta 22 puede considerarse como indicio de la inexpe­
riencia, por parte de un nuevo obispo, en la intrincada
cuestión de la fecha de la pascua, y si la reserva de Braulio

78 Braulio en ’a carta da como última autoridad, sobre la cues­


tión de la fecha de la carta, sed et nostri lemporis vir insignis His-
palensis Isidorus (PL., 80, 670), que nos recuerda que Eutropio pro­
bablemente había escrito a Isidoro, si es que aun vivía (ob. 636).
77 Cf. infra, p. 153.
78 La identificación se debe a R. Ceillier, Histoire générale des
auteurs sacrés et ecclésiastiques, 2 ed., XI, 730.
79 P. Gams, Series episcoporum ecclesiae catholicae, p. 87.
80 PL., 80, 684.
" Ibid. [M., XXXVII (169), 1-6] : Suggerendum, Gloriosissimo
domino nostro Chindasuintho regi, Brau’io et Eutropius episcopi ser-
uuli 'uestri, cum presbyteris, diaconibus et ómnibus plebibus a Deo
sibi creditis, necnon et Celsus seruus uester, cum territoriis a cíe­
me ntia uestra sibi commissis.
80 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

en la misma carta es una señal de que Eutropio era un


recién llegado, no ha de extrañarnos el no encontrar su
nombre en las actas del VI Concilio de Toledo (638). Y, al
querer encontrarle en el VII Concilio (646), tampoco nos
ha de extrañar su ausencia, porque relativamente fueron
muy pocos los obispos que a él concurrieron 82.
Este Eutropio no era, ya lo hemos dicho, obispo de Va­
lencia. En el año 638, en el Concilio VI de Toledo, un diá­
cono llamado Severino firmó las actas como representante
del obispo Nusitacio de Valencia 88. Nusitacio murió tal
vez antes del 646, pues en este año un obispo de Valen­
cia, Aniano, firma las actas del VII Concilio 83 84. En el
tiempo que media entre el 640, fecha de la carta 22, y el
646, fecha de la carta 31, Braulio escribió las cartas 23 y 24
al obispo de Valencia 85*. No podemos afirmar definitiva­
mente si el obispo era Nusitacio, Aniano, o un tercer obis­
po que ocupara la sede breve tiempo entre los dos; pero,
en buena hipótesis, podemos inclinarnos por el obispo Ania­
no. Braulio dirige la carta 23 Domno Unianimo Valentino
episcopo. Dirige la carta 24 Domino meo Valentino epis-
copo. Al no haber noticia de un obispo de Valencia, que
se llame Unianimo, Risco sostuvo que la palabra era un
adjetivo 8G, y que la salutación había de interpretarse así:
«A mi señor, uno en espíritu conmigo, el obispo de Va­
lencia». Era, pues, ésta una favorable conjetura dada la
predilección de Braulio por el dogma de la comunión de
los santos en el Cuerpo Místico de Cristo 87, dogma muy

83 En el VI Concilio se hallaron presentes cuarenta y ocho obis­


pos ; en el VII, veintiocho; y en el VIII, cincuenta y dos. Cf. Man-
s!, X, 670, 770, 1221.
83 Mansi, X, 672. . . .
M lbid.t 771.
" PL., 80, 672, 673. . -
spaña sagrada, 30, 177.
87 Cf. infra, p. 120.
OTRA ORRESPONDENIA 81

bien expresado con ese solo adjetivo. Además, las dos car­
tas estaban dedicadas íntegramente a esta doctrina ; y, dada
¡a inclinación de Braulio a jugar con Jas palabras 88, ha­
bría expresado la idea por este adjetivo. Cum sis autem, dice
él en la carta 23 89, altera anima mea, immo sil in Chñsio
una anima lúa et mea,., t quamquam, dice en la carta 24 90,
non dirimit absentia corporis quos nectit unanimitas in Do-
mino parilis... El nombre «Annianus» había sugerido a
Braulio la palabra «Unianimus».
Las dos cartas son encantadoras, como las de dos bue­
nos amigos. A diferencia de la mayoría de las cartas de
Braulio, parece que éstas no se debieron a requerimiento
alguno. Su único contenido es el de la amistad y los pen­
samientos que de ésta fluyen. La carta 23 es, quizá, la carta
más hermosa de Braulio. No habla como a un Isidoro o a
un Honorio; ni siquiera como a un inferior, como, por
ejemplo, el joven Tajón. En ella no hay queja ni crítica
alguna ; es mucho más sencilla de lo acostumbrado y sin­
cera. Ni se piden favores, ni tampoco se dan, sino sólo
oraciones. La carta 23 se refiere enérgicamente a la condi­
ción del mundo ; pero las quejas forman un preludio a su
descripción de los gozos de la resignación cristiana.
Entre los abades con quienes Braulio mantuvo corres­
pondencia se halla en primer lugar su hermano Fronimia-
no 91. Las cartas 13 y 14 están dirigidas a Fronimiano,
presbítero y abad 92. La carta-prefacio a la Vida de San
Emiliano está dirigida «a mi hermano Fronimiano, pres-

88 Cf. infra, p. 186.


i " PL., 80, 672 I).
90 Ibid., 673 B.
" Cf. supra, p. 11.
92 Carta 13, PL., 80, 659 [M., XIII (103), 1-2] : Domino meo
Frun¡miaño presbytero et abbati, Braulio seruus inutilis sanctorum
Dei. Carta 14, ibid., 661 [M., XIV (105), 1] : Domno meo Fruni-
miano presbytero et abbati, Braulio.
b
82 ^AN BRAULIO DE ZARAGOZA

ditero» *93. Lambert considera que las tres cartas están diri­
gidas a una misma persona, a Fronimiano, el hermano de
Braulio 94. No podemos aceptar tal identificación, tal co­
mo él la da, sin someterla a duda o discusión. Ninguna im­
portancia ha de atribuirse al hecho de que el nombre se
deletree con una u en un caso y con una o en el otro. En
las salutaciones de las cartas 13 y 14 Fronimiano es llama­
do «presbítero y abad». En la carta-prefacio, Fronimiano es
llamado simplemente «presbítero». Las cartas 13 y 14, am­
bas muy extensas, no indican en modo alguno que Braulio
esté escribiendo a un hermano. El Fronimiano de la carta-
prefacio, es, sin duda alguna, su hermano 95. El Fronimia­
no de la carta 13 parece ser un hombre de edad avanzada.
Esta carta, según veremos, fué escrita probablemente hacia
el 632 ; no creemos que por este tiempo el hermano de Brau­
lio fuera una persona de edad ya avanzada. En ambas car­
tas no hay señal alguna de que Braulio conociera a otro
Fronimiano sino por carta.
Frente a estas afirmaciones podemos oponer lo siguien­
te. Aunque el título de «abad» está omitido en la salutación
de la carta-prefacio, la carta ya por sí sola parece indicar
que Fronimiano era un abad. Lambert parece encontrar
pruebas suficientes en el hecho de que Braulio escribiera
la Vita por mandato de sus dos hermanos, Juan y Froni­
miano 96. Más pruebas pueden encontrarse en el hecho de

93 T. Minguella, San Mülán de la Cogolla, p. 213 [P., 3, 1-3] :


Dei uiro dominoque meo et germano Fronimiano, presbytero Brau­
lio, inméritos episcopus salutem.
" A. Lambert, «La famille de Saint Braulio et Vexpansion de la
régle de Jean de Biclar», Universidad, X (1933), 72. Ceillier (o. c., XI,
728) y Nicolás Antonio (PL., 80, 642, nota f) creen que se trata de
dos personajes distintos.
93 Cf. supra, nota 93, y p. 11.
9t Lambert, o, p. 78. Minguella, o. c.t p. 213 [P*, 3, 7-8, 13,
16] : Tam eius iussis, quam tuis obediens praeceptis... uitam... stilo
praestringere.—Pérez de Urbel (Los monjes.,., I, 177) se contente
OTRA ORRESPONDENIA 83

que Braulio dedicase la Vida de este famoso monje a Fro-


nimiano. Una prueba más evidente del conjunto de la tesis
de Lambert, de que Fronimiano era abad del auténtico mo­
nasterio de San Millán 9T, el tercero en orden, después de
Emiliano y Citonato, puede encontrarse en un pasaje de la
misma carta-prefacio. Braulio, al enumerar las fuentes de la
Vita, señala «al venerable abad Citonato», quien antes le
había suministrado la información Y luego añade, co­
mo si Fronimiano fuera el sucesor de Citonato : «Cuanto
a los milagros, obrados divinamente, en ese mismo lugar,
que yo conocí por vosotros el pasado año, los he añadido
al final del libro, tal como me los contasteis» También
le pide a Fronimiano que corrija cualquier error 10°. Poca
importancia tiene el hecho de que Ja lista de abades del
monasterio, tal como se encuentra en el códice emilianense
de la Academia de la Historia, no contenga el nombre de
Fronimiano, pues Gómez-Moreno y el bolandista De Gaif-
fier, frente a García Villada, sostienen que tal lista es apó­
101. Una nueva indicación de que la ausencia del tí­
crifa *97
100
99

con llamarle monje del monasterio de San Millán de Suso y dice


que esto se prueba con la carta-prefacio.
97 San Millán de Suso. Cf. infra, p. 272.
" Minguella, o. c., p. 213 [P., 3, 9, 13, 16] : Sub testificatione
Citonati abbatis uenerabilis... uitam... stilo praestringere. Ibid.,
pp. 214, 215 [P-, 5, 15-17, 20] : quia... Citonatus presbyter atque
Gerontius adhuc in corpore degent, omnia quae in eo conscripsi, ha-
beantur confírmala.
99 Sane illa quae anno praeterito a uobis ibidem diuinitus opé­
rala didici, in finem libelli istius ut a vobis accepi adieci (P., 5,
20-22).
100 Ibid., p. 214 [P., 5, 5-7] : iudicioque tuo probandum commi-
tens, pt ad singula recognitum si in aliquo displicuerit aut emendes
aut reprobes.
101 Ms. 22 (antes F 186). M. Gómez Moreno, Las iglesias mozára-
bes, I, 291 ; B. de Gaiffier, «Bulletin», Analecta Bollandiana, 41
(1933), 414; Z. García Villada, Historia eclesiástica de spaña, II, I,
316.
84 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tulo de abad en el nombre de Fronimiano, en la salutación,


es de poca importancia, puede deducirse del hecho de que
en la misma carta Braulio llama a Citonato, en un lugar
«venerable abad», y en otro «sacerdote» 102.
El análisis del uso de los títulos en las tres cartas pue­
den permitir una identificación de los dos nombres. La
ausencia de las fórmulas acostumbradas en las salutacio­
nes de las cartas 13 y 14 indicarían ciertas faltas de formas,
porque un hermano escribe a otro hermano. Su presencia,
en la salutación de la carta-prefacio, podría explicarse por
el deseo de Braulio de hacer de la carta una parte inte­
gral de la Vida 103. Las tres cartas son notables, porque en
ellas sólo hay un ejemplo del título retórico favorito, y
ese ejemplo es equívoco. En el cuerpo de la carta-prefacio
las «B. V.» del texto de Mabillon son leídas «beatitudinem
vestram» por Minguella 104. El otro único título usado, tal
como se encuentra en las tres cartas, es la palabra «domi­
ne» que no tiene pretensiones. Esto puede marcar la fami­
liaridad de hermanos más que un formulismo entre amigos.
Digno de recordarse también es el pasaje de la carta 14,
en la que Braulio informa a Fronimiano que no puede en­
viarle el pergamino que Fronimiano le había pedido para
escribir ; y que, en cambio, le envía dinero para que pueda
comprárselo 105* : esto revela más al hermano que al amigo.
Cuanto a la actitud descorazonada de Fronimiano, que
Braulio censura en su carta 13, puede explicarse después
de lo propuesto por Lambert 10fl, suponiendo que Froni-

102 Cf. supra, nota 98.


103 Minguella, o. c.t p. 214 [P., 5, 45] : Et hanc ipsam episto-
lam meam capiti eius praeponere curaui...
204 Mabillon en PL., 80, 702 B ; Minguella, o. c,t p. 215 [P., 7,
LM-
105 PL.t 80, 661 A [M., XIV (105-106), 2-4] : Membrana nec no-
bis sufficiunt, et ideo ad dirigendum uobis deficiunt; sed pretium di-
reximus unde si iusseritis comparare possitís.
"" 0. c., p. 78.
OTRA ORRESPONDENIA 85

miaño se dirigiera al monasterio de San Millán como re­


formador o restaurador, llevando consigo la Regla de Juan
de Diclara.
Las tres cartas pueden fecharse en la forma siguiente.
La carta 13 fué escrita hacia el año 632. Braulio ya era
obispo; y, por lo tanto, fué escrita después del 631, y la
carta 15, a Basila, fué escrita hacia el 633 107. Hay razones
para creer que la carta 14 fué escrita después del 636, año
en que murió Isidoro. La frase apud praestantissinuie w-
moriae dominum meum Isidoruni 108, se refiere a una per­
sona recientemente fallecida. El orden cronológico de las
cartas parece no haber sido guardado en este caso. La car­
ta 14, que no tiene relación alguna con la 13 en cuanto a
su contenido, puede ocupar su lugar en el corpus, simple­
mente por estar dirigida a la misma persona. La carta-
prefacio ha de tener la misma fecha que la Vita, esto es,
636 109.
Las cartas 25-27 son de gran interés para estudiar el
carácter de Braulio 110: son algo más que un recuerdo de
sus relaciones con el otro «presbítero y abad», Emiliano.
Podían no serle favorables, acusando que por ellas Braulio
trata de congraciarse por un alto personaje en la confianza
del recién elegido rey Chindasvinto (641-652). Emiliano es
una interesante figura sólo conocida por estas tres cartas.
García Vi liada cayó en la natural confusión de identificarlo
con el San Emiliano también abad, teniendo que corregirse
después, al fijar los límites cronológicos 111. Tailhan sugi­

Cf. sufra, p. 20.


PL.t 80, 661 B.
Cf. infra, p. 263.
110 PL., 80, 673-675.
111 Z. Garcfta Villada, «La cultura literaria de! clero visigodo»,
studios eclesiásticos, III (1924), 262 ; Historia eclesiástica de spa -
ña, II, I, 316. Leclercq (L'spagne chrétienne, p. 9) comete el mis­
mo error.
86 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

rió que era natural de Tarragona. Leclercq y Séjourné le


copiaron 112. J. de Ghellinck, en 1933, preguntaba si Emi­
liano había vivido en Tarragona o en Toledo 113. En 1933,
Pérez de Urbel afirmó fundadamente que vivía en Toledo,
después de haber sido llamado allí por el rey para actuar
como consejero suyo 114. Puede presumirse que las siguien­
tes razones son el fundamento de la afirmación de Pérez de
Urbel.
Braulio pide a Emiliano que le envíe una copia del co­
mentario al Apocalipsis hecho por Apringio. Esto tenía que
ser fácil para Emiliano, «debido a tu gran fama y poder en
tu ciudad» 115. En la misma carta 25 Braulio se encomien­
da, por medio de Emiliano, al glorioso domino nostro 116.
En la carta 26 Emiliano informa a Braulio que no le ha
sido posible procurarse el códice; y que como último re­
curso lo había pedido a una tercera persona, filio uestro
domino nostro, para que lo buscara en su biblioteca 117.
La tercera persona era el rey Chindasvinto. Este modo de

112 J, Tailhan, «Appendice sur les bibliothéques espagnoles du haut


Moyen Age», en C. Cahier, Nowveaux mélanges d'archéologie/ ¿This-
toire et de littérature sur le moyen age, series III, vol. IV, 236; Le­
clercq, «Bibliothéques». DACL., II, 876; Séjourné, Saint Isidpre
de Séville, p. 41.
118 J. de Ghellinck, «Diffusion, utilisation et tPansmissíon des
écrits patristiques». Gregorianum, XIV (1933), 376.
114 Los monjes..., I, 346 ; «Braulio», DHG., X, 446.
115 Carta 25. PL., 80, 674 C [M., XXV (143-144), 34-35] : ...facíle
enim uobis erit propter amplissimam potestatem uestram, et cele-
britatem urbis...
Ibid., B [M., XXV (142), 28-31] : Unde praesentem seruulum
uestrum benignitati uestrae commendo, ut et per uos glorioso domi­
no nostro praesentetur...
117 Ibid., 675 A [M., XXVI (144-145), 13-15] : ...et quando alibi
inuenire non tralui, filio uestro, domino nostro suggessi, et ipse ínter
libros suos inquirere iussit...
OTRA ORRESPONDENIA 87

referirse se reservaba exclusivamente para el rey, según lo


prueban ampliamente otras cartas 118.
Ya nada más se conoce de Emiliano. Quizás su monas­
terio fuera el de Agalia, cerca de Toledo, aunque su nom­
bre como abad no aparezca firmado en ninguno de los Con­
cilios toledanos. El elogio que Braulio hace de él, como de
un monje poderoso e influyente en asuntos, ha de dismi­
nuirse en parte por las circunstancias que rodean a las
cartas 25 y 27. Y es que le escribe para pedirle favores. La
alabanza de la carta 25 se continúa con la petición de un
libro muy raro, y concluye con mayor alabanza, esta vez,
para las cualidades literarias de Emiliano 119. Le responde
el abad en la carta 26 con cohibido respeto. La carta 27
se diferencia, en el contenido, de las otras dos cartas an­
teriores, y fué escrita probablemente algún tiempo después.
Parece ser que Emiliano anduvo de visita en Zaragoza sin
hacérselo conocer a Braulio. En la carta 27 Braulio se dis­
culpa por no haberle dado hospitalidad. Tan sólo la posi­
bilidad de que Emiliano estuviese actuando en misión ofi­
cial, por el rey, puede explicar ese tono apologético. Esta
posibilidad adquiere mayor relieve cuando vemos como
Braulio, al final de la carta, se coloca bajo la protección
de este abad 120*. .' '
Si un minucioso examen de las relaciones de Braulio
con sus contemporáneos nos descubre en él un hombre
singular, no menos nos revelan al erudito y al santo. Para
el admirador de Braulio las dos cartas últimas de su co­

118 Cf. ibid., 654 B, 668 A, 677 D, 679, 684 B.


119 Ibid., 674 C [M.» XXV (144), 40-42] : De cetero famulatus
mei obsequia omni dependo deuotione uobis offerenda, et eruditis-
simo sermonis uestrí stylo perenniter directo inlustrari uehementer
desidero.
330 Ibid., 675 C [M., XXVII (146), 21-23] : De cetero common­
daos me mihique deligata, quaeso, ut sis nobis propitius et digneris
non solum orationibus tuis sed etiam tuere nos culmine tuae pro-
tectionis.
88 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

lección son páginas de gloria. Escritas poco antes de su


muerte (651), las cartas 43 y 44 son la correspondencia de
santos 121. La carta 43 fué escrita por Fructuoso, una de
las pocas figuras del siglo, erudito, noble, monje y santo.
Pero, al ser nombrado metropolitano de Braga, se hallaba
conquistando la fama que le considera haber sido el pa­
triarca del monacato en España, pues Galicia y el Occi­
dente fueron dotados con sus fundaciones. Es tan joven
que por la edad pudiera llamarse hijo de Braulio 122, pero
su obra ya era conocida por éste. La fama de Braulio se
muestra porque este activo joven, en las lejanías del Occi­
dente, había llegado a conocer «la felicidad de las accio­
nes» y «la constante augusta doctrina» del anciano hasta
tal punto que «vigila orando en la soledad de la noche»
para que él y sus concaptiui y compauperes sean dig­
nos de recibir contestación a su carta 123. Es verdad que
Fructuoso era pariente lejano de Braulio 124. Tal vez se
encontraron alguna vez 125*; pero la relación y el parentesco
no bastan para explicar el elogio que llena la carta 43. En
una época de adulación formulista, esta carta dice la verdad
cuando alaba la santidad y erudición de un eclesiástico re­
levante en España y comprueba que era considerado tal en
toda la península.
La carta es larga : su mayor parte es un elogio. En ella

131 PL., 80, 690^700. García Villada, Historia eclesiástica de s -


paña, II, II, 94, coloca, con cierta inadvertencia, estas cartas en
el año 556.
123 Cf. carta 44, Braulionis ad Fructuosum, PL., 80, 700 [M., XLIV
(206), 321-322]: Vale in Domino, mihi caritate germano, mérito
domine, fili aetate, collega dignitate, atque parens adfinitate...
133 PL., 80, 690 D, 691 A, C, 692 A. Del elogio de Braulio se
trata infra, p. 219.
124 Cf. supra, nota 122, y p. 13.
125 Pérez de Urbel, o. c.f p. 39, no tiene motivos para afirmar
que asistiera al VII Concilio de Toledo (646); Braulio no es citado
como presente.
OTRA ORRESPONDENIA 89

se proponen tres cuestiones bíblicas para su solución 126.


Una petición de reglas monásticas, vidas de santos y obras
exegéticas, preceden a una súplica final de oraciones de
Braulio, papa beate, para aquellos monjes del Occiden­
te 127.
Braulio contesta con la más larga de sus cartas. La últi­
ma quizá de sus muchas cartas se convirtió, sin preten­
derlo él, en una prueba excelente de su santidad y erudi­
ción. Su sinceridad es la de su edad, pero sin grosería al­
guna. El elogio de Fructuoso es atribuido a ignorancia í28.
«Te pido yo que niegues, le dice, que Dios me haga tal
129. Luego, a su vez, alaba a Fructuoso,
como tú me crees» 128
a quien la historia llamará hombre extraordinario. Sigue
dando consejos para los monjes y les previene contra la
herejía. Entra luego a tratar largamente los problemas exe-
géticos. Les promete los libros solicitados, «si Dios lo quie­
re y la vida me acompaña» 130. Algunos de los últimos
párrafos están dedicados al consuelo de aquellos cenobitas.
En toda la carta se han omitido las quejas sobre la salud
de su cuerpo —tan frecuentes en otras cartas suyas—, mien­
tras se desarrollan ricos pensamientos con un profundo co­
nocimiento de los Santos Padres. Las innumerables citas
bíblicas aparecen sin estar contaminadas por referencias

128 Cf. infra, p. 143.


127 PL., 80, 692 A.
12R PL„ 80, 692 B [M., XLIV (190), 9-10] : Sed et iterum fit
ut falbatur aesti'matío humana, et malus bonus et bonus extimetur
malus.
129 Ibid.t D [M., XLIV (191), 33] : ...sed quaeso ut ores ut
qualem extimas, efficiat me Deus talem.
180 Ibid698 A [M., XLIV (202), 269-270] : Sed si Deus uolue-
rit et uita comes fuerít, est spes eos et inueníendi, et uobis mittendi.
[En M. falta «et uita comes fueritn, que completamos por Migne y
Lynch. En éste como en otros casos se impone una seria compro­
bación por el Ms. 22 de León],
90 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

clásicas 131 ; y todo esto para in ühristi membris suauissi-


mo filio, Fructuoso,.. 13 2.
Las cartas 9 y 10 señalan las relaciones de Braulio con
un sacerdote, Yactato, que no conocemos por otras fuen­
tes 133. Las dos están escritas por Braulio e indican que
Yactato le había escrito; pero sus cartas no nos han lle­
gado. Yactato pertenecía, probablemente, a una diócesis
occidental, pues Braulio, en la carta 9, le invita a que visi­
te Zaragoza, cuando realice su viaje proyectado a La razo­
na, ciudad episcopal a unos noventa kms. al oeste de Za­
ragoza 134. En la carta 10, Braulio le reprende por no ha­
berse llegado hasta Zaragoza, cuando estuvo en La razo­
. La reprimenda es suave, pues, como en la carta 11 a
na 135136
Lajón, el estilo es el de un antiguo maestro o compañero de
estudios. Yactato es llamado en las dos cartas «hermano»,
señal que parece indicar cierta igualdad entre ellos 138. La
carta 9, sin embargo, revela la superioridad de Braulio en
conocimientos. Contesta a una consulta de Yactato sobre
el estudio de las Sagradas Escrituras. Yactato le pide, ade­
más, reliquias de apóstoles; lo cual parece indicar que
Braulio ya era obispo 137. Pero otras indicaciones se opo­
nen a esto. Llama a este sacerdote un «hermano» ; el tí­

131 Se cita A Horacio. PL., 80, 699 A. En 693 C «O decus His-


paniae sacrum» parece ser una frase clásica. Cf. infra, p. 188.
132 PL., 80, 692 A.
133 PL., 80, 655-657.
134 Ibid., 655 C [M., IX (90), 24-25] : ...sed ut puto facile hoc
foret, si sanctítas tua, quando Tirassona succedit, ad nos uenire
delectaret.
135 Ibid., 656 C [M., X (92), 29-30] : Quorsum ista locutus? Vi-
delicet, quia uenisti Tirassonam, et pene saepe moraris, et nos ui-
dere contemnis. Agnosce culpam [Madoz escribe Tirassona. Conser­
varnos Tirassonam, como traen Migne y Lynch].
136 PL80, 655 A, 656 A. s .
137 Ibid., 655 C [M., IX (90), 26-227] : De reliquiis uero reueren-
dorum Apostolorum, quas a nobis flagittastis uobis debere mitti...
OTRA ORRESPONDENIA 91

tulo episcopal de Braulio seruus inutilis sanctorum Dei es


omitido ; y la colocación de las cartas en el Corpus no ga­
rantiza la fecha del 631 u otra posterior. Por ello, creemos
que estas dos cartas fueron escritas probablemente hacia el
630. La carta 10 termina con una clara expresión de amis­
tad. El pan simbólico, que Yactato le envía como señal de
amistad cristiana, es correspondido por parte de Braulio
con un regalo de vino 138.
La carta 12 es de Braulio a Floridio, arcediano de una
diócesis, que, al parecer, no es posible identificar. Fué escri­
ta inmediatamente después que Braulio fué nombrado obis­
po (631); pero aun no utiliza su título episcopal favorito
seruus inutilis sanctorum Dei 139. Saluda a Floridio como
dilecte fili, indicación de la actitud paternal que ahora ha
de utilizar con sus corresponsales 140. Floridio no parece
haber sido muy íntimo de Braulio, aunque pudo haber si­
do antes su discípulo; él solicita su doctrina, y Braulio es­
pera verle pronto 141.
Floridio en una carta ya perdida había preguntado a
Braulio que le explicara una materia de los «números» 142.
Le declara que el tema de los números es harto prolijo para
una carta, y que lo tratará cuando se encuentren os ad*

13g PL., 80, 656 D [M., X (93), 38-40] : Dírexisti nobis quod in
Sacramento offertur corporis Christi. Remisimus uobis quod in eiusdem
Domini mysterio singuinem praefigurat, uini metra uidelicet dúo.
Cf. injra, p. 145.
1S’ PL80, 658 C.—La carta 11 fué escrita antes de llegar a ser
obispo, y !a carda 13 en el año 632. Para un mayor examen de la
fecha, véase infra, p. 240.
PL., 80, 658 C.
Ibid., 659 A [M., XII (101), 20-21]: Porro si me Deus fe-
cerit te uidere, melius os ad os quae petis, tradam, quam absens scri-
bam.
142 Ibid. [M., XII (101), 22-24] : Denique nisi quispiam prius
números illos in graecitate scíerit, facile hoc intelligere non poterit,
dumtaxat cum 'aliter sint in graeco atque aliter in latino...
92 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

os 143. Es un tema ya tradicional y en el que con nuevo


fundamento sigue la tradición de Isidoro, Gregorio y Jeró­
nimo, cuando amonesta así a su corresponsal: «La vida es
corta; preferiría yo consagrar todos mis esfuerzos a la ca­
ridad, que edifica, mejor que a la ciencia, la cual es difícil
que no hinche o que no dé lugar a envidiar) 144.

Con los seglares

Las relaciones de Braulio con los seglares, tal como nos


son conocidas, se limitan casi exclusivamente a la nobleza.
No ha de extrañarnos; entre los seglares, los nobles eran
los únicos capaces de escribir una carta o leerla. De la co­
rrespondencia con los seglares, ocho de las cartas son a
reyes de España o de ellos ; y el resto, que son nueve, es­
tán dirigidas a personas nobles. Todas, menos una, son
consolatorias, aun las dirigidas a sus familiares 145.
Las relaciones de Braulio con los reyes se estudian me­
jor a la luz de su filosofía política 146, Dedicaremos ahora
unas líneas a estudiar únicamente las formas externas.
Siendo arcediano Braulio, escribió al rey Suintila para
suplicarle las actas del Concilio celebrado en Sevilla por

143 Ibid. [M., XII (101), 24-27] : ...prolixitas tanti operis pene
libri magnitudinem, non epistolam flagitet, ut et clarius dici possit,
et nihil debeat praetermitti. Sed, ut dixi, praesens praesenti facilius
tradi potest; ...Para 'a frase os ad os cf. sufra, n. 141. Se usa la
misma expresión en la carta 9 (PL., 80, 655 C).
144 Ibid., B [M., XII (102), 30-33] : Siquidem mallem pro angus­
tia temporis, secundum Apostolum qui ait : Quoniam iempus breve
est (I Cor. 7, 29), caritati potius operam daré, qu^ae aedificat, quam
scientiae, quae difficile est ut non aut inflet, aut non pateat inui-
díae (I Cor. 8, 1).
145 Sobre el contenido y estilo de sus cartas consolatorias cf. rrr-
fra, p. 203.
24C Cf. infra, p. 164.
OTRA ORRESPONDENIA 93

el año 624 117. Parece que no las recibió, pues luego rogó
a Isidoro en la carta 5 (625) que intercediera por él en dicho
148. Como hemos visto, Braulio, aun siendo ya obis­
asunto 147
po, tuvo relación con el rey Sisenando (631-636) tan sólo
gracias a Isidoro, Nos referimos a su actitud cuando deseó
influir cerca del rey sobre el nombramiento de un obispo
para la metropolitana de Tarragona 149. Muertos Isidoro y
Sisenando en el 636, sus relaciones con el rey Chintila (636-
639) fueron más directas. De los cincuenta y dos padres de
la Iglesia española, congregados en el VI Concilio de To­
ledo (638), Braulio fue elegido para contestar a la carta del
Papa Honorio, que había reprendido a la Iglesia de Espa­
ña, Escribió él directamente en nombre de los obispos 15°,
e indirectamente en nombre del rey, para defender a am­
bos 151 y pedir las oraciones del Papa en favor de ambos 152.
En el 641 Chindasvinto subió al trono ; y por las car­
tas 25 y 27, escritas antes del 646, vemos cómo Braulio se

147 Cf. supra, p. 53, e infra, p. 172.


148 Lindsay, carta 2 [M., 111 (77), 26-30J : Gesta etiam synodi in
qua Sintharius examinis uestri igni etsi non purificatus, inuenitur
tamen decoctus, quaeso ut uestro instinctu a filio uestro domno rege
nobis dirigantur cito. Nam et nostra eñis sic flagitauit glorrtam sug-
gestio, quia multum in Concilio pro inuestiganda opus est ueritate.
149 Cf. supra, p. 55, -e injra, p, 168.
150 Carta 21, editada por F. Fita, Suplementos al Concilio nacio-
nal Toledano VI, p. 27 [M., XXI (123), 1-2] : Domino reuerentis-
simo et apostólicas glorias meritis honorando Papas Honorio, uniuer-
si episcopi per Hispaniam constituti.
151 Ibid., p. 28 [M., XXI (125, 126), 11-14, 24-25]: Hoc quidem
iam olim altissimo inspiramine et sacra meditatione, gloriosissimi et
clementissimi filii uestri, principis nostri, Chinti’anis regis insederat
animis. Sed dum sua accelerat uota, uestra, Deo fauente, ad eum per-
lata sunt hortamenta. ...corda principis simul et uestra conformiter
religione conmouerit.
152 Ibid., p. 32 [M., XXI (130), 118-120] : Ergo praecipue et
excellentissime Antistitum, tam pro serenitate filii uestri Principis
nostri, quiam pro nobis, uel pro plebibus nobis conmissis, apud Deum
intercessionis tuae porrige opsm...
94 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

relacionaba con el rey gracias a la protección del abad Emi­


liano 153. En las cartas 31-33, escritas en el 646, encontra­
mos a Braulio en contacto directo y en desavenencia con
Chindasvinto sobre la elección de Eugenio para la sede de
Toledo, como antes hemos visto 154. En la carta 31 Braulio
pide al rey que no separe de él a Eugenio. La salutación
es interesante, dados los cambios que aquí ofrece el estilo
de Braulio. Cuando Braulio, Isidoro y el abad Emiliano es­
criben a un obispo, para referirse al rey, lo llaman «tu hijo,
nuestro señor» 155; pero Braulio ahora cuida bien de no
emplear el título de «hijo» 156. A su acostumbrada designa­
ción de sí mismo seruus inutilis sanctoruin Dei añade él et
uester, Toda su carta es una súplica al rey a quien llama
sacratissime y piissime 157. Que su interés era real y no una
fórmula de cumplido puede deducirse de un pasaje que es
casi como una amenaza : «Yo os ruego que no le separéis
de mí, como vos no queréis ser separado del reino de los
cielos, y como queréis que vuestra descendencia posea vues­
tro reino» 158.
El rey le contesta en la carta 32: «Su señoría, al santo
y venerable padre, el obispo Braulio» 159. Como en todas las
cartas reales encontramos al rey colocando su propio títu­
lo de señor antes del nombre y título del destinatario 16°.*144149

133 Cf. supra, p. 86.


164 PL., 80, 677-679; cf. supra, p. 69.
144 PL80, 670 B ; 675 A ; y Lindsay, cartas 2, 4.
154 Ibid., 677 D [M., XXXI (151), 1-3] : Suggerendum Glorioso
domino nostro Chindasuintho regi, Braulio seruus inutilis soneto-
rum Dei et uester.
Ibid., 678 A y C.
Ibid.t B [M., XXXI (153), 24-26] : ...ideoque preces dirigo
ut non separes eum a me, sic non separeris a regno Dei, et semen
tuum regnum possideat tuum.
149 Ibid., C [M., XXXII (154), 1] : Dominus sancto ac uenera-
bili patri Braulioní episcopo.
140 Cf. cartas 39 (?) y 41.
OTRA ORRESPONDENIA 95

Su respuesta es una negativa envuelta en palabras muy res­


petuosas ; Braulio es «su santidad», «su beatitud» y «el
hombre bienaventurado» 161. Su único argumento es: El
Dios todopoderoso inspira lo que desea y ha de ser obe­
decido 162. El estilo y el argumento escr¿turístico de la car­
ta plantea esta cuestión: «Esta carta, ¿no será obra del
consejero del rey, el abad Emiliano de las cartas 25-27 ?»
En la carta 33 Braulio capitula, cortésmente, pero de
mal grado, pues aun termina reiterando su petición 163.
Si el incidente enfrió las relaciones entre los dos, el
tiempo lo arregló todo. Un amigo muy íntimo de Braulio
y sucesor suyo en Ja sede, Tajón, fué encargado por el
rey para desempeñar una misión en Roma 164 ; y sólo la
íntima amistad y, quizás, una coincidencia política, puede
explicar un hecho que tuvo lugar dos años más tarde (648).
En el 649 Chindasvinto asoció a su hijo Recesvinto en el
trono. Esta determinación dinástica se hizo tan sólo des­
pués de una carta en que Braulio se lo suplicó al rey 165* .
Escrita quizás en el 648, la carta 37 es una súplica de Brau­
lio, de otro obispo llamado Eutropio y del conde Celso, en
nombre de sus súbditos, para que el futuro del país se arre­
glara de esta manera 1G6. La súplica se funda en textos de

161 PL., 80, 678 D [M., XXXII (154), 4] : tua sanctitas ; 679 A
[M., XXXII (155), 23] : uestna beatitudo; 679 B [M., XXXII (155),
28] : beatissime uir.
1M Ibid., 678 D, y 679 B [M., XXXII (155), 11 ; 28-29] : Nam
Deus omnipotens... ubi uult inspirat... Ergo, beatissime uir, quia
aliud quam quod Deo est placitum, non credas me posse facturum...
183 Ibid., 679 B [M., XXXIII (156), 5-9] : ...tamen eum ad ues-
tram, ut iussio glorias uestrae habuit, misimus praesentiam non
sine spe piettatis uestrae, qua soliti estis et miseros respicere, et
afflictis subuenire, scilicet ut restituatis eum...
Cf. infra, p. 180.
183 Tratado más propiamente como filosofía política, infra, p. 166.
188 PL., 80, 684 B [M., XXXVII (169), 1-6] : Suggerendum GIo-
riosissimo domino nostro Chindasuintho regí, Braulio et Eutropíus
episcopi seruuli uestri, cum presbyteris, diaconibus et ómnibus a Deo
96 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

la Sagrada Escritura y termina pidiendo disculpa por se­


mejante presunción 167. Ambos reyes debieron quedar muy
contentos de la actuación de Braulio.
Poco después de haber sido asociado Recesvinto al tro­
no en el año 649, se cruzaron entre él y Braulio las car­
tas 38-41 168. Las cuatro cartas se relacionan con la correc­
ción de un gran códice que el rey había enviado a Braulio.
Según lo más probable el códice no era sino un borrador
del Forum judicum 169. Las cartas son breves. En la car­
ta 38 Braulio se queja de las innumerables correcciones que
han de hacerse. En la carta 39, el rey le da las gracias por
haber aceptado la tarea, no obstante los obstáculos que ofre­
cía. En la carta 40, que está truncada, se lamenta Braulio
de no haber podido hacer más perfecta la obra que se le
había encomendado. En la carta 41 Recesvinto alaba muy
discretamente la habilidad y humildad del obispo.
Los títulos, utilizados por los dos, nada tienen de ex­
traordinario. Recesvinto se dirige al rey como a «vuestra
paternidad» 17°. Explícase esto porque el rey era un «hijo
para un obispo» 171. Ningún entusiasmo existe en la expre­
sión por parte de ambos. Hasta el elogio es sólo mero cum­
plido. La reaparición del «Dios inspira como El desea» en
la carta 41 hace sospechar que el abad Emiliano era todavía

sibi creditís, nec non et Celsus seruus uester, cum territoriis a cie­
rnen tía uestra sibi commissis. Ibid., C [M., ibid. (170), 17-18] : ...in
futurum patriae prouidentes...
J«r Ibid., D [M., ibid. (171), 34-35] : ...rtam etsi incurrimus pe-
titionis temeritatem, non uero insolentia praesumptionis, sed quam
praemisimus, cogitationis necessitate.
Ibid., 685, 686.
169 Sobre esta hipótesis y las cuatro cartas, véase un mayor exa­
men, infra, p. 160.
PL., 80, 685 D ; 686 C.
171 Cf. supra, p. 86.
OTRA ORRESPONDENIA 97

el notario real 112. Lo que ciertamente ponen de relieve las


cartas estudiadas aquí es la preeminente reputación que
Braulio tenía en la corte, la de ser el mayor erudito en la
España de su época.
Las relaciones de Braulio con sus hermanas no ofrecen
especial consideración. Tenemos dos cartas de su pluma di­
rigidas a ellas, las dos consolatorias: la carta 15 (e. 633) a
Basila, en ocasión de la muerte de su marido; y la carta 18
(634-635) a Pomponia, con motivo de la muerte de Basi­
173. Como en todas las cartas a seglares, predomina la
la *
nota personal. En estas cartas los títulos son escasos, como
lo fueron en las dirigidas a su hermano Fronimiano 174.
En cuanto a otros familiares, encontramos a Braulio es­
cribiendo, hacia el 636, a Hoyo y Eutrocia, dos damas pro­
bablemente de sangre goda, para consolarlas de la muerte
de Huñán, su hijo y marido respectivamente. Debían tener
intimidad de parentesco con él, pues escribió dos cartas,
las cartas 19 y 20, en el espacio de una semana, a fin de
mitigar su dolor 175* . Al final de la carta 19 encontramos
una plácida nota personal, cuando el buen obispo les pide
que le envíen a él un tal Hermenfredo, probablemente hijo
de Eutrocia, para que pasase algún tiempo con él 17ft. Es
muy probable que Hermenfredo realizara el viaje, pues
Braulio llegó a saber en siete días que su primera carta no
había logrado consolar a la familia como él había deseado.

ira pjr gO, 686 B [M., XLI (175), 6] : Sed quia inspira tío diur­
nas uirtutis in unumquemque, prout uult, inspirat... [Cf. p. 95, n. 162,
c. XXXII],
173 Ibid., 662, 664. Cf. supra, pp. 16-20.
174 Cf. supra, p. 83.
175 PL., 80, 665-667, 665 C [M., XIX (118), 7] : ...in funere Hug-
nanis... 666 C [M., ibid. (120), 47] : altera enim prolem, altera am:-
sit coniugem ; sed et nos ipsi amicum. 667 A [M., XX (121), 2-3] :
In quantum audio, nulla uobis est consolado post septimum diem.
174 Ibid., 666 D [M., XIX (121), 64-65] : Hermenfredum nunc ad
me remíttite, ut, uiso me, ad uos debeat red i re.
7
98 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Otro noble godo y probable pariente es consolado por


Braulio en la persona de Ataúlfo, destinatario de la car­
ta 28 177. Nada más se sabe de este carissime domine 178,
a no ser que se le identifique, como Lambert pretende, con
uno de los dos condes homónimos, que asistieron en el 653
al VIII Concilio de Toledo 179. Braulio le consuela por la
muerte de su suegra, Domna Mello, y al despedirse le sa­
luda «con toda humildad y reverencia» 18°.
Ya antes nos hemos ocupado de la posible relación de
parentesco de Braulio con Wistremiro 181, destinatario de la
carta consolatoria 30, con ocasión de la muerte de su es­
posa 182. Que fuera muy íntimo de Braulio puede deducirse
del hecho de que Wistremiro escribió al obispo una carta,
hoy perdida, informándole sobre la muerte de su mu­
jer 183. Que perteneciera a la nobleza se indica cuando Brau­
lio, al referirse a él, le llama illustrissime uirorum 184.
Unicamente por las cartas de Braulio conocemos otros
tres amigos suyos, de origen noble: Gundesvinda, Agiva-
rio y Nebridio. Los dos primeros, hermanos al parecer, son
consolados en la carta 29 por la muerte de su madre 185. La
salutación los distingue como nobles y excepcionalmente

177 PL., 80, 675 O.


178 Ibid.
179 Cf. Lambert, .«Ataulf», DHG> ; K. Zeumer, Leges Wisigo-
thorum, MGH., p. 485 ; también supra, p. 13»
180 PL., 80, 676 A [M., XXVIII (147), 14] : De estero cum omni
humilitate et reuerentia sa'uto.
181 Cf» supra, p. 12.
183 PL., 80, 677.
188 Ibid., A [M., XXX (149), 5-6] : lam enim lile ferialis nuntius
me confecerat, quando per tuas litteras redintegratus redíuiuus adertat.
184 Ibid.
185 PL., 80, 676 C [M., XXIX (148), 17-18] : Nec lugeatis quod
amiseritis, sed gaudete quod ad uitam aetemam matrera uestran prae-
míseritis.
OTRA ORRESPONDENIA 99

queridos de Braulio 186, Por otra parte, Nebridio, que es


•consolado por la muerte de su mujer en la carta 34, siendo
un íntimo amigo —su mujer quizá era aún más íntima—,
no era ni godo ni noble, si hemos de juzgar por el nombre
y por la salutación 13 7188
. Es interesante la promesa de Brau­
lio, al final de la carta, de escribirle sobre algunas materias
de mucho interés X88.
Es de lamentar que la carta 16 sea única en su géne­
ro 189. Es la única epístola dirigida a seglares en la que el
consuelo no figura como su tema central. Una matrona,
Apicela, sin duda de origen romano, muy erudita y tal vez
noble, le había escrito a Braulio para que éste la enviara un
Antiguo Testamento o algunos libros del mismo 190. Estos
hechos se deducen de la contestación, en la carta 16, «a la
señora, e bija en Cristo, Apicela» 19X. El obispo, accediendo
amable a su petición, la envía un ejemplar que estaba pre­
parado para otra persona 192. Regalo tan precioso parece
haber sido determinado, no tanto por una íntima amistad,
cuanto por la especial condición de dicha dama. Para su
resignación la recomienda especialmente el ejemplo del cie-

181 Ibid., A [M., XXIX (147), 1-2]: Inlustribus domnis et in


Christo dilectissimis filiis Gundesuindae et Giuario, Braulio seruus
inutilis sanctorum Dei. [Migne y Lynch : Agivario]. [El Ms. 22 de
León, Agiuario],
187 Ibid., 679-680 C [M., XXIV (157), 1-2] : Domino meo et mihi
praecipuo in Christo filio Nebridio, Braulio seruorum Dei inutilis
seruus. D [M., ibid., 7-8] : Ad me peruenit quka filia mea, coniux
tua, et utrisque carissima, heu! ab hac migrauit uita.
188 Ibid., 680 C [M., XXXIV (159), 46] : Multa sunt quae occurre-
bant ut caritati tuae scriberem.
PL„ 80, 663.
180 Sobre la biblioteca y scriptorium de Braulio, véase infra, p. 192.
181 PL., 80, 663 B [M., XVI (112), 1-2] : Domimae et in Christo
filiae Apicellae, Braulio seruus inutilis sanctorum Dei.
188 Ibid., [M., (ibid.,) 3-4] : Siquidem alii fuerat hic codex cons­
criptos, tamen quia petitionem uestram offendere non potuimus,
uobis eum misimus
100 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

go Tobías y el de la viuda Judit, que la consolará en su viu­


dez 193. Termina la carta solicitando sus oraciones 194.
Las relaciones de Braulio con otras clases sociales tan
sólo pueden fundarse en suposiciones. Su especial solicitud
hacia el mensajero de la carta 5 prueba su interés por su
propio diácono, tal vez Eugenio, y no por un seglar 195. Es
el único caso en que él menciona a su mensajero ; y tal
interés no es muy de admirar, pues Isidoro ya le había
dado claro ejemplo en la carta 1 196.

193 Ibid. [M., (ibid.,) 6-9] : ...Habes enim ibi sanctum Tobiam,
cuius amissio oculorum consoletur tuum super amissum uirum. Ha-
bes et ludith, quae in uiduitate ornaba uiduitatem tuam doceat uirtu-
tibus esse conpositam...
194 Ibid,, C [M., (ibid.,) 13] : Vale in Domino, et nostri memor
pro nobis orare dignare.
195 Carta 5, Braulio a Isidoro; Lindsay, carta 4, a1, final [M., V,
(85) , 126-127] : Hunc autem filium praesentem beatissimae potestad
uestrae per omnia commendo... Carta 6, Isidoro a Braulio (respon­
diendo a la carta 5; cf. supra, p. 56, Lindsay, carta 5 [M., VI
(86) , 6-7] : Veni ad praesentiam principis; inueni praesentem dia-
conem tuum ; per eum eloquia tua suscipiens...
194 Carta 1, Isidoro a Braulio, Lindsay, carta B [M., I (72),
10-11] : Commendo autem hunc puerum...
APITULO IV

EL TEOLOGO

Teología dogmática—Liturgia—La Biblia

Un estudio de las ideas y doctrinas de Braulio en el


campo de la teología podría basarse en las numerosas obras
de este tiempo en España \ singularmente en los cánones
de los Concilios de Toledo, en los que tomó tanta par­
te La «perfección teológica)) de tales Concilios ha sido
reconocida a su tiempo 3. Ahora, sin embargo, hemos de
limitarnos a los escritos debidos propiamente a Braulio.
En atención al contenido teológico de los fragmentos
de sus escritos que vamos a utilizar, parece lo mejor el es­
tudiar la materia en la forma siguiente : Primero, conside­
raremos sus referencias a la gracia divina, y luego, las dos
fuentes principales de la gracia, los sacramentos y la ora-

* El capítulo anterior se ha consagrado al estudio de Braulio a la


luz de la teología pastoral. El presente se propone estudiarle desde el
punto de vista de su interés por la teología propiamente dicha, por la
liturgia y por ha Sagrada Escritura. En realidad, no tiene obra algu­
na dedicada a estas materias. Por ello, el estudio se funda en las nu­
merosas referencias a dichas materias que se encuentran así en has
cartas como en la Vida de San miliano .
1 Para un conocimiento sumario de la teología en este período
puede verse la obra de I. de Groot, 8. J., Conspectus historiae dog-
matum, II (Roma, 1931), 256-330 : Dogma apud Patres occidentales
a saeculo V usque ad VIII.
2 Cf. infra, p. 146.
s Cf. J. de Ghellinck, «Diffusion, utilisation, et transmission des
écrits patristiques», Gregorianum, XIV (1933), 376-377.
102 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ción. Por último, trataremos de su credo, o mejor, de los


artículos del Credo que se encuentran en sus obras.
Braulio no tuvo ocasión, e indudablemente le faltó la
posibilidad, de penetrar en el problema de la gracia y, en
su consecuencia, la predestinación. Usa la palabra gratia
indiferentemente en muy distintos significados. Es a veces
el auxilio divino necesario para cumplir los deberes pro­
pios del estado de cada uno. Asegura Chindasvinto que su
hijo será un excelente gobernante «con la ayuda de la gra­
cia divina» 4. Merced a gracias especiales o charismata, es­
pera él escribir la Vida de San miliano 5. Los charismata
del santo son los que él desea describir en su Vida 6, además
de los que fueron inherentes al cuerpo del Santo después
de su muerte 7. Un deseo expresado al final de una carta :
«Ruego que la divina piedad se digne conservarte en toda
su gracia», se refiere evidentemente al favor y a la amistad
de Dios más que al «estado de gracia» 8*. La palabra gratia
se utiliza con referencia al poder divino necesario en el mis­
terio por el cual el pan y el vino se convierten en el cuerpo
y sangre de Cristo; Braulio dice que este sacramento es
posible quia omnia excedit supereminens gratia
Acerca de si los sacramentos son la principal fuente de
la gracia, Braulio no hace mención alguna. No define el

* Carta 37, ibid,, 684 D [M., XXXVII (170), 23-24] : ...auxiliante


superna gratia...
8 Vita S. Aemiliani, ed. T. Minguella, San Millón de la Cogollo,
p. 217 [P., 9, 11-12] : ...Christus qui agit mirabilia solus, fuerit
sitque per eum carismata operatus...
• Ibidp. 226 [P., 20, 4-10] : Et quamuis pu’chriora fuerint illa
carismata quae hatuerint... quam isla quae uariis uirtutum donis se
in lucem protulerint...
7 Ibid., p. 240 [P., 35, 15-16] : ...sed qui dixímus de uiuentibus
mirabilibus quur taceamus de defuncti carismatibus ?
8 Carta 28 a Ataúlfo, PL80, 676 A [M., XXVIII (147), 14-15] :
...precor pietatem diuinam ,ut te conseruare dignetur in omni sutz
gratia.
9 Carta 42, PL80, 690 A.
EL TEÓLOGO 103

sacramento, pero podemos suponer que, con Isidoro, lo con­


sideraba como un signo externo para conferir la gracia 10.
El importante dogma de fe de que los sacramentos confieren
la gracia por sí mismos, ex opere operato, lo afirma Brau­
lio claramente. Sin embargo, este punto de vista ortodoxo
le pasa casi desapercibido, porque en el mismo pasaje es
culpable de un disparate teológico, al expresar su creencia
de que un sacramento sea válido, aunque el ministro no tu­
viera intención de conferirlo y no usara la forma propia,
esto es, las palabras prescritas. Poco después de que Euge­
nio se separara de Braulio, en el 646, para ser metropoli­
tano de Toledo, Eugenio dióse cuenta de haber heredado
de su predecesor, Eugenio I, un problema difícil. Un indi­
viduo, indigno de las Ordenes sagradas, fué ordenado
sacerdote por Eugenio I, obligado por presión real. Este
sacerdote se ocupaba ahora activamente en el ministerio
bajo Eugenio II, quien se hallaba atormentado por la duda
de si el sacerdote había sido ordenado válidamente, y si
eran válidos los sacramentos administrados por él. En la
carta 35 pregunta a Braulio sobre la solución de estos dos
problemas, después de explicar, lo mejor que puede, cómo
fué ordenado el sacerdote por Eugenio I 11.

10 timologías, VI, 19, 39 y 40 (PL., 82, 255 C): Sacramentum


est in aliqua celebra tione, cum res gesta ita fit ut aliquid significare
intelligatur, quod sánete accipiendum est. Sunt autem sacramenta
baptismus et chrisma, Corpus et sanguis.
Quae ob id sacramenta dicuntur, quia sub tegumento corpora’ium
rerum virtus divina secretius salutem eorumdem sacramentorum ope-
ratur, unde et a secretis virtutibus, vel a sacris sacramenta dicun­
tur.—Isidoro conoce y usa el significado más antiguo y más amplio
de la palabra sacramentum. Cf. PL.f 82, 257 B ; 258 B ; 207 B. Sobre
la primitiva historia de la palabra, cf. J. de Ghellinck, et al., Pour
Vhistoire du mot «Sacramentum» I. Les Anténicéens (Spicilegiuni
Sacrum Lovaniense, fase. 3, 1924).
11 Ed. F. Vollmer, ugenii Toletani episcopi carmina, MGH.,
Auct. AntiqXIV, 283 [M., XXX (160-161), 12-20] : Fuit idem ipse
frater molestissimus domino meo Eugenio. Rogatus a rege ut eum
104 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Lo condujo al altar, no le impuso las manos y, mientras los cléri­


gos cantaban en alta voz, le echó una maldición en vez de la bendi­
ción, como él decharó luego en público a personas discretas y a é!
muy allegadas, obligándoles, bajo juramento, a que callaran esto
mientras él viviera. Dime con urgencia qué opina tu prudencia que
deba hacerse en este caso; pues ignoro tanto sí él ha de ser conside­
rado como sacerdote, cuanto si rectamente pueden llamarse cristia­
nos los que, bautizados por él, han sido ungidos con el crisma.

Braulio, en la carta 36, estudia con cuidado las dos cues­


tiones y resume sus soluciones 12:

No veo por qué no se le ha de considerar como sacerdote, si é’ (u -


genio I) reconoció públicamente que era presbítero aquél que no
quería que fuera. Tampoco veo por qué no hayan de llamarse cris­
tianos los que han sido ungidos con el sacro crisma (en el bautismo)
por ese sacerdote ; pues, aunque él sea indigno, ellos han sido ungidos
con un crisma verdadero.

La teología deficiente de Braulio en la solución del pri­


mer problema puede atribuirse a una confusión de juicio
derivada de su muy odiada condenación de Eugenio I por
haber simulado la sagrada ordenación. Echa toda la res­
ponsabilidad sobre Eugenio I *13, dejando ver las contradic­

presbyterum ordinaret, quía iussioni principis resistero non praeutaluit,


hoc genus factionis inuenit. Duxit eum ad altar i um, manum non
inposuit, et, cantantibus clericis in excelso, pro benedictione male-
dictionem effudit, sicut ipse hoc personis idoneis et sibi carissimis
postmodum publicauit, conjurans, ut hoc, quamdiu uiueret, retice-
rent. Quid inde fieri praecipit uestra prudentia, civa me iussione cer­
tifica ; nam nescio aut si iste presbyter habeatur, aut si illi qui per
eum baptizati chrismate praenotati sunt, recte christicolae uocitentur.
13 Ibid., p. 285 [M., XXXVI (165), 56-60] : Et cur non habeatur
presbyter non uideo, si i He eum publicauit presbyterem esse, qui
noluit ut iste presbyter esset; taut quare non ab isto unguine sacro
tincti uocentur christicolae, quia etsi iste indignus, chrismate tamen
uero sunt peruncti.
" Ibid. [M„ XXXVI (165), 50-54] : ...In nullo iste mihi. sed
potius ille uidetur cülpabilis fuisse, qui do'o malo aliud egit et aliud
simulauit. Ac per hoc ille, cuius factio in tantum nefas prorupit, ut
EL TEÓLOGO 105

ciones de su decisión teológica. Estos pasajes citados con­


tienen otros problemas de que volveremos a ocuparnos.
Braulio no tuvo ocasión en sus cartas de numerar formal­
mente los sacramentos. Usa, en cambio, únicamente la pa­
labra sacramenlum al referirse a la Sagrada Eucaristía, co­
mo equivalente a la palabra mysterium *I4. Coincide así con
la identificación de estas dos palabras que encontramos
en Isidoro 15. De los siete ritos, para los que la Iglesia re­
servó más tarde el nombre de sacramento, Braulio no men­
ciona la Extremaunción. El Matrimonio aparece en las
cartas consolatorias, pero no trata de la santidad de dicho
estado. A veces nos habla de la penitencia como virtud, y
una vez cita las palabras de Santiago : «Confesad uno a
otro vuestros pecados» 16. Nos ofrece indicaciones valiosas
sobre los sacramentos del Bautismo, Sagrada Eucaristía y
Ordenación sacerdotal. Frente a opiniones posteriores so­
bre esta materia, no podemos creer que exista referencia
alguna en sus cartas tocante al sacramento de la Confir­
mación.
En las cartas 35 y 36, que actualmente estudiamos, Eu­
genio y Braulio se refieren con frecuencia a una «unción
con sagrado crisma». Se ha considerado esto como una re­

mihi uidetur, onus suum ipse portabit. [Madoz ha omitido «aliud egit
et». En este como en otros casos se impone una nueva comprobación
del Ms. 22 de León].
14 Carta 10, PL., 80, 656 D [M., X (93), 38-40] : Direxisti nobis
quod in sacramento offertur corporis Christi. Remisimus uobis quod
in eiusdem Domini mysterio sanguinem praefigurat, uini metra uide-
licet dúo.
" Hablando de la palabrta sacramentum dice él (timologías, VI,
19, 42); ...unde et Graece mysterium dicitur. Algunas líneas después
(ibid., 45) llama misterio al bautismo.
" Carta 44, PL., 80, 692 D [M., XLIV (191), 29-30] : Confite-
mini alterutrum peccata uestra (Sant., 5, 16).
10ó SAN BRAULIO DÉ ZARAGOZA

ferencia a la Confirmación 17 ; pero no puede mantenerse


semejante opinión. Aquí nos hallamos con un mayor pro­
blema, que es la historia de los sacramentos del Bautismo
y de la Confirmación. Existían entonces, como existen hoy,
unciones con crisma sagrado tanto en el Bautismo como en
la Confirmación 18. En muchos escritores antiguos, «la
unción con crisma» significaba la colación del sacramento
de la Confirmación. No nos sorprende, pues, que muchos
autores defiendan que Isidoro enumeraba tres sacramentos,
esto es: Bautismo, Confirmación y Sagrada Eucaristía,
cuando escribió así: sunt autem sacramenta baptismus el
chrisma, corpas el sanguis 19. Algunas observaciones, sin
embargo, parecen indicar que Isidoro se refiere aquí tan
sólo al Bautismo y a la Eucaristía, y que ungir con el cris­
ma sagrado significaba ordinariamente para Isidoro, Brau­
lio y Eugenio, la unción post-bautismal. Séjourné, único
entre los escritores contemporáneos que parece inclinarse
a esta opinión, ya llamó la atención sobre la importancia
que tenía la unción bautismal en tiempos de Isidoro 20.

17 F. de Lorenzana en su edición de las obras de Eugenio, PL.f 87,


405-410, nota; R. Ceillier, Histoire générale des auteurs sacrés et
ecclésiastiques, XI, 742-743 ; M. Férotin, Líber ordinum, col. 34, n. 1 ;
Z. García Villada, Historia eclesiástica de spaña , II, II, 6 ; F. Ca-
brol, «Mozárabe»), DACL., XII, 450.
18 Cf. P. de Puniet, «Confirmation», DACL.t II, II (1914), 2515-
2543; W. Kavenagh, Lay Participation in Christ's Priesthood
Washington, 1935, pp. 74, 83, 85.
19 Para el texto, cfr. supra, p. 103, n. 10. Entre los modernos auto­
res que mantienen este punto de vista se encuentran De Groot,
o. c.t p. 298, y J. Geiselmann, Die Abendmdhlslebre an der Wende
der christlichen Spdtantike zum Frühmittelalter. Isidor von Sevilla
und das Sakrament der ucharistie , Munich, 1933, p. 168. Cf. tam­
bién J. Tixeront, Histoire des dogmes, III (París, 1912), 340-367;
F. Daillé, «Confirmation», Dictionnaire de la théologie catholi-
que, III, 1058.
20 P. Séjourné, «Saint Isidore et la liturgie wisigothique», Mis-
cellanea Isidoriana, p. 244.
EL TEÓLOGO 107

Esto es manifiesto si comparamos los pasajes de las timo -


logias, el De ecclesiasticis officiis y las cartas 35 y 36. En
. el mismo capítulo, en el que Isidoro nombra el Bautismo y
la Sagrada Eucaristía como sacramentos, dedica bastante
espacio a describir ambos 2122. Dedica siete párrafos al Bau­
tismo como tinclio, y cuatro al chrisma como unctio; luego
dedica un párrafo a la imposición de las manos, que podría
ser la Confirmación. Claramente aparece su intención, si
recurrimos de nuevo al De ecclesiasticis officiis 32. Aquí de­
dica un largo capítulo al Bautismo. Escribe en él que tan
sólo los obispos y los sacerdotes pueden administrarlo, sal­
vo caso de necesidad 23. Añade que los herejes que se con­
vierten, si habían sido rectamente bautizados, no deben
ser rebautizados, pero deben de ser ungidos y deben llevarse
a cabo la imposición de las manos. Dedica luego un corto
capítulo al crisma. Y escribe en él: ...ideo post lawacrum
ungimus... 24. Este chrisma ha de referirse a la unción in­
mediata después del Bautismo, según vamos a ver. El si­
guiente capítulo, que es más largo, se titula: De manuum
im/positione, wel confirmatione. Su mayor parte está consa­
grado a la imposición de las manos, reservada únicamente

21 timologías , VI, 19, 30-54. Cf. también Contra Judaeos, II,


24, 25, 27.
22 II, 25-27 (PL.j 83, 820-826).
23 25, 9: Unde constat baptisma solis sacerdotibus esse tractan-
dum, ejusque ministerium nec ipsis diaconibus explere est ’icitum
absque episcopo, vel presbytero, nisi his procul absentibus, ultima
languoris cogat necessitas : quod etiam et laicis fidelibus plerumque
permittitur, ne quisquam sine remedio salutari de saeculo evocetur.
Haeretici autem, si tamen in Patris, et Filii, et Spirítus sancti attes-
tatione docentur baptisma suscepisse, non iterum baptizandi, sed solo
chrismate et manus impositione purgandi sunt.—La necesidad de
citar este pasaje se verá más evidente en lo que sigue.—Precisa lla­
mar !a atención sobre el serio descuido de Séjourné al traducir este
pasaje. Le hace decir que un sacerdote, lo mismo que un diácono, es
ministro tan socamente extraordinario del sacramento. Cf. o. c.t p. 241.
24 26, 2.
108 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

a los obispos 25*. Sin embargo, ya hacia el final del capítulo,,


leemos un interesante pasaje, en el que se explica que un
sacerdote, al ungir después del Bautismo, ha de cuidar de- •
no hacerlo en la frente, pues en ella es donde ungirá el obis­
po al administrar la Confirmación Por lo tanto, aquí
hay una referencia a la segunda unción, conferida en la
Confirmación, y que está reservada al obispo. Las cartas
35 y 36 resultan ahora mucho más inteligibles.
Los textos citados anteriormente de estas dos cartas con­
tienen estos pasajes: Eugenio preguntaba, «si podían ser
llamados cristianos los que, habiendo ya sido bautizados,
eran luego ungidos por él» ; Braulio contestó, «no com­
prendo por qué no puedan llamarse cristianos los que han
sido ungidos con crisma por ese sacerdote». Es evidente
que se trata de un sacerdote como ministro del sacramento
que se discute, mientras que no se discute la Confirmación.
Más adelante, Braulio considera la unción como una parte
importante del Bautismo, que él llama sacramento «de la
unción con el crisma sagrado». El hecho de que Braulio
diga que deben llamarse cristianos después de una unción
válida es una nueva prueba de que el Bautismo es el sa­
cramento de que se trata. Al discutir al mismo sacerdote
indigno, escribe Braulio, ...si baptizauit, si chrismauit, si
sacrificium obtulit... Aquí se mencionan dos sacramentos,
siendo la unción post-bautismal la que aparece otra vez en
su importancia.
Si se acepta la precedente solución de este problema,
podremos echar nueva luz sobre la administración del sa-

3a 27, 3: ... non ab alio quam episcopo fieri licere.


2ft 27, 4: Nam presbyteris, seu extra episcopum, sive praesente
episcopo, cum baptizant, chrismate baptiza tos ungere licet, sed quod
ab episcopo fuerit consecratum, non tamen fronten ex eodem oleo
signare, quod solis debetur episcopis, cum tradunt Spiritum Paracle-
tum.—Este punto de vista resulta mucho más claro en Ildefonso,
Líber de cognitione baptistni, cap. 131 (PL.t 96, 166 A).
EL TEÓLOGO 109

cremento del Bautismo en tiempo de Braulio, recurriendo


de nuevo a la misma carta 36 27:

Bien sabes cómo los antiguos cánones mandan que ningún presbítero
se atreva a administrar el crisma ; prohibición que, como sabemos,
se ha guardado hasta aquí en Oriente y en Italia ; pero más tarde
se permitió que los presbíteros pudieran administrarlo, usando el
crisma bendecido por los obispos, de suerte que no parezca ser privi­
legio de los presbíteros, cuando con este crisma santo consagran al
pueblo de Dios, sino de los obispos, por cuya bendición y permiso,
como por mano del obispo, realizan tal administración. Siendo esto
así, ¿por qué no han de ser tenidos por católicos los que fueron un­
gidos por él, como por mano del obispo, por muy indigno que aquél
fuera, si los ungió con crisma sagrado y verdadero, consagrado por
el obispo, y con permiso de éste? Bien manifiesto es que el Bautismo
hado en nombre de la Trinidad no debe repetirse; pero no se nos
prohibe ungir a los herejes, de los que conste no haber sido ungidos
con crisma verdadero.

Resulta, pues, nueva luz sobre el sacramento, en las


cartas 35 y 36. De los tres problemas, que Eugenio tenía
que consultar a Braulio pare que éste le contestara, única­
mente hemos examinado el primero. Los otros dos hállanse
íntimamente ligados con el mismo sacramento. «En algu­

27 Vollmer, o. c., p. 285. [M., XXXVI (165-167], 60-72): Optimo


nouit prudentia tua canonum antiqua esse instituía, ut presbyter
chrismare non audeat, quod seruare et orientem et omnem Italiam
hucusque scimus. Sed postea consultum est ut chrismarent presbyte-
res, sed de chrismate benedicto ab episcopis, ut non uideretur presby­
terorum hoc esse priuilegium, cum ab illa unctione sancta populum
Dei sacrant, sed episcoporum, quorum benedictione et permissu, quasi
<ie manu episcopi, ita huiusce rei peragunt officha. Quod si ita est,
cur et iste quasi manus episcopi, quamuis inutilis, quos chrismauit
non habeantur catholici, cum, ut dixi, sancto el uero chrismate ab
episcopo sacrato et cum illius permissu fuerint peruncti? Manifestum
est baptisma in nomine Trinitatis datum non debere iterad, chrismare
nutem non prohíbemur haereticos, quos a uero chrismate inuenimus
extráñeos.
110 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

nos lugares, escribía Eugenio 2829, los diáconos acostumbran


a ungir con crisma, e ignoro qué debamos hacer con los
así ungidos por ellos. ¿ Acaso deberá repetirse la unción
del crisma sagrado?» La tercera pregunta era así 39: «Al­
gunos presbíteros, contra el derecho y ¡os antiguos cáno­
nes, han tenido la presunción de ungir a los bautizados con
el crisma por ellos preparado (si es que puede llamarse cris­
ma). ¿Qué habrá de hacerse con los ungidos así?» Parece
que los diáconos, al bautizar, ungían, cuando no había
sacerdote para el bautismo 30; pero Braulio aclara que no
deberían ungir a los bautizados, y aconseja a Eugenio que
castigue a cualquier diácono que así lo hiciera, a causa de
su presunción 31. Cuanto al crisma bendecido por los sacer­
dotes, en vez de por los obispos, Braulio decide que no es
crisma sagrado 3233.

2* Ibid,, p. 283 [M., XXXV (162), 21-23] : In aliquibus itidem


locis diacones chrismare persensimus, et ignoro quid de bis qui ab
eisdem chrismati sunt facere debeamus. Numquidnam íterabitur sane-
tí chrismatis unctio?
29 Ibid. [M., ibid,, 27-30] : Presbyteri aliqui, contra ius et ueti-
tum canonum, de chrismate quod sibi ipsi conficiunt, si tamen
chrisma istud est nominandum, baptízalos signare praesumunt. Quid
aut taliter signatis remedii...
80 Cf. supra, p. 107.
31 Vollmer, o. c., p. 285 [M., XXXVI (168), 89-95] : Scribitis
etiam et hoc, in quibusdam locis diacones chrismare uos repperisse.
Nihíl in hac quaestione amplias quam in prima inuenio, nisi ut sa­
cra m chrisma uestra auctoritate et indulgentia pontificad persista!.
Et illi qui ista aut nescientia aut praesumptione patrarunt, dignam
in se et districtionis uindictam et ecclesiastici ordinis normam sub
poena et paenitentia persentiant...
33 Ibid,, pp. 285, 286 [M., XXXVI (168), 96-102] : tertham ingerit
ignorantiae meae prudentia uestra scribens, eo quod quídam presby­
teri de chrismate quod sibi ipsi conficiunt, si tamen chrisma istud
est nominandum, baptízalos signare praesumunt. Bene fateor et opri­
me dubitas, non esse chrisma quod non solum non ab episcopis sed
contfa ius et uetitum canonum a praesumptoribus presbyteris uidetur
esse sacratum.
EL TEÓLOGO 111

Sobre el sacramento de la Sagrada Eucaristía, Braulio


es claro y perfectamente teológico. Sin embargo, no hace
referencia alguna a la recepción de la sagrada Comunión
por los fieles. Ya hemos visto anteriormente cómo hablaba
de un sacerdote «que ofrecía el sacrificio». En su carta a
Yactato habla del pan y del vino como materia del sacra­
mento 33. En dicho pasaje llama al sacramento un «miste­
rio». Un pasaje de la carta 42 presenta la doctrina de la
presencia real en forma sorprendente 3d. Tajón, en el Frag-
mentum epistolae, pregunta a Braulio sobre una reliquia de
la Sangre de Nuestro Señor33 35. ¿Por qué discutir lo in­
34
cierto, contesta él, cuando cada día tenemos su verdadera
Sangre sobre nuestros altares? 36.

Veamos lo que es verdadero y firme, y que ningún cristiano y buen


católico puede dudar, ni discutir: esto es, que e. pan y el vino
ofrecido es para nosotros, por el sacramento, el verdadero cuerpo
y sangre de Cristo, según las palabreas del mismo Señor y según las

33 Carta 10, PL.t 80, 656 D [M., X (93), 38-40] : Direxistí nobis
quod in sacramento offertur corporis Christi. Remisimus uobis quod
in eiusdem Domini mysterio sanguinem praefigurat, uini metra uide-
licet dúo.
34 PL80, 690 A.
31 Ibid.t 686 D.
34 Ibid., 690 A [M., XLII (183-184), 142-150]: ...Ad uera et firma
conuertamur, quae nulli prorsus christiano et recte catholico aut in
ambtzge aut in disceptatione uenire possunt : esse scilicet nobis per
Sacramentum panem et uinum Deo oblatum, Christi Corpus et san­
guinem uerum, secundum ipsius Domini uerba et scripturas sacras
Spiritu Sancto digestas, quod cotidie super altare ipsius ab ecclesia
catholica, secundum ordinem Melchisedec ta uero pontífice offertur
Christo lesu mystica intellegentia et inenarrabile sermonis inopia,
quia omnia excedít superemínens gratía.—Edmundo Bishop preten­
de haber encontrado en este incidente una prueba de que Braulio
pertenecía a unía escuela antigua, o conservadora, de la fe, mientras
Tajón pertenecería a una nueva, o liberal. Cf. Bishop, «Spanish
Symptoms», The Journal of Theologiccd Studies, VIII (1906-1907),
288, n. 2.

112 SAN BRAULIO OL ZARAGOZA

Sagradas Escrituras compuestas por el Espíritu Santo ; sacramento,


que la Iglesia católica ofrece diariamente sobre el a’tar según el or­
den de Melquisedec, por el verdadero pontífice, Jesucristo, con místi­
ca inteligencia y con inefable pobreza de palabra, porque la gracia
supereminente todo lo sobrepasta.

No ha de pasarse por alto en este pasaje la referencia


del obispo a la frecuencia con que se celebraba’ la Santa
Misa y la indicación de que el celebrante era considerado
como representante de Cristo.
Interesante es otra referencia a la Misa. En la carta 20,
Braulio nos habla de recordar el alma de Huñán en la Mi­
sa 37.
El Fragmentwn epistolae de Tajón y la larga carta 42
de Braulio, con que le responde, nos suministra una inesti­
mable cantidad de doctrina teológica sobre la Sangre de
Cristo y la resurrección de la carne 38. Probablemente du­
rante su viaje a Roma 39, Tajón había oído hablar de las
reliquias de la Sangre de Nuestro Señor, y hasta quizá
las vió. ¿Significa esto, pregunta a Braulio, que el cuerpo
resucitado de Nuestro Señor no reasumió su Sangre, y que
nosotros no reasumiremos la nuestra después de la resu-
rección? 40. Extractemos la extensa respuesta de Braulio 41.

Sobre tu pregunta tocante a la resurrección de los muertos, yo no


puedo decirte sino lo que he aprendido en diversos opúsculos de

37 PL., 80, 667 B [M., XX (122), 14-16] : lam enim et nos nomi-
nis eius memoriam fecimus, et Christo omnipotenti animam eius
commendauimus.
38 PL., 80, 686, D; 687-690.
39 Cf. supra, p. 73.
40 Sus cuestiones se deducen de la respuesto de Braulio a su frag­
mento de carta. Sobre el fundamento de estos problemas, véase la obra
de J. Rohling, The Blood of Christ in Christian Literature befare the
Year 1000, Washington, 1932. El autor no se refiere para nada a
este pasaje tan importante, y, por lo tanto, sus afirmaciones de la
pág. 88 de su obra han de reformarse.
41 La contestación ocupa dos columnas. PL., 80, 688-689.
EL TEÓLOGO 113

San Agustín que a mis manos han llegado. No tengo duda alguna de
que en la resurrección volveremos a tener nuestra sangre, pero dudo
de que 'a reasumamos toda entera. Hay en nosotros sangre superflua,
como hay también superfluos cabellos y uñas que no reasumiremos.
Así ?o exigirá la belleza del cuerpo resucitado. Todo cuanto propia­
mente pertenece a la naturaleza de nuestro cuerpo, ciertamente con la
resurrección será restaurado: llamo naturaleza del cuerpo a todo
cuanto hace íntegro y sano al cuerpo del hombre. Pero al tratar de
estas materias hemos de cuidar mucho de «no saber más de lo que
conviene saber, y saber con sobriedad» (Rom. 12, 3). De tales investi­
gaciones pueden surgir supersticiones y cuestiones inútiles. Así hay
algunos que pretenden negar el que Nuestro Señor resucitara, por­
que hay muy buenas razones para creer que hasta nosotros han lle­
gado reliquias de su sangre. Verdad es que aquella columna de Jeru-
salén, que, con vestigios de la sangre del Señor, fué vista por San
Jerónimo y por otros aun después de muchos siglos, subsistió para
que nos fuera testimonio de su Pasión. Los lienzos y el sudario, en
que fué envuelto Nuestro Señor, sin duda que fueron conservados por
los apóstoles como reliquias. La fama de eslías reliquias convence
a todo buen cristiano de que fueron conservadas con gran respeto,
aunque luego hayan sido dispersadas por todo el mundo. Pero en todo
esto ha de cuidarse muy bien en no dar a los enemigos de nuestra
fe motivos para que nos ataquen o ridiculicen. Es muy posible que
la sangre sudada por Nuestro Señor, así como la sangre mezclada
con agua que manó de su costado fuera guardada para nosotros por
sus discípulos. Al pie de la Cruz únicamente estaban Juan y las
piadosas mujeres, y Juan escribió un evangelio en el que no se men­
ciona que dicha sangre fuera recogida. También es cierto, como dice
Juan, que «muchas otras cosas hizo Jesús, que no están escritas en
este libro» (Juan 21, 25). Por ello, en estas materias afirme cada
uno lo que quiera; yo confieso mi ignorancia en ellas. Y, ¿por qué
perder el tiempo en cuestiones dudosas, cuando todos los días tene­
mos sobre nuestros altares la verdadera Sangre del Señor?

La perfección teológica de esta respuesta nos asegura


que Braulio dependía, según reconoce como buen erudito,
de autores más antiguos 42. Y si no podemos celebrarle por43

43 Parece que Braulio no citaba directamente de Agustín. Recono­


ce que él ha usado pasajes aislados de sus obnas. PL.t 80, 687 D
[M., XLII (179-180), 42-45] : ...noueris non me aliud de resurrectione
mortuorum credere aut exspectare quam quae a sancto Augustino per
8
114 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

su originalidad, hemos de alabarle por la profundidad de


sus lecturas y por su sano criterio. La importancia de la
referencia a la Santa Sábana solamente se ha puesto de re­
lieve muy recientemente 43.
Braulio echa luz sobre el sacramento del Orden sagrado
en su carta 17 44. Afirma él que, según «las sanciones de
los Padres y los decretos canónicos)», el obispo del aspi­
rante es únicamente el calificado para ordenarle 45; asimis­
mo, que esto no debe hacerse «sin buscar buen testimonio,
y sin examinarlo, en cuanto a su vida» 46. En la carta 35
encontramos a Eugenio realizando los «tres ritos» de la
ordenación : la conducción al altar, la imposición de las
. Está preocupado so­
manos y la petición de la bendición 4748

diuersa opuscula sua, quae ad naanus uenerunt meas» prudenti inge­


nio et eleganti sunt dissertata sermone...—La única referencia, que se
encuentra en Agustín, sobre la integridad del cuerpo de Cristo resu­
citado, es la del De Trinitate, IV, 3 (PL., 42, 892).
48 Cf. E. Wuenschel, «The Holy Shroud of Turin», The ccle -
siastical Review, 93 (1935), 448.—La illatio de la misa para el sábado
después de la Pascua en la liturgia mozárabe, escrita antes de la
época de Brualio, nos recuerda que la sábana de Cristo conservó las
huellas de su Cuerpo: «Ad monumentum Petrus cum loarme cucurrit,
recentiaque in linteaminibus defuncti et resurgentis uestigia cernit»
(M. Férotin, Le líber mozarabicus sacramentorurn, col. 291). Cf. tam­
bién P. Vignon, «The Problem of the Holy Shroud», Scientific Ame-
rican, 156, núm. 3 (1937), 162-164, y Le saint suaire de Turin, París,
1938, pp. 95, 100.
44 PL., 80, 663-664. Cf. también supra, p. 74.
45 PL., 80, 663 D [M., XVII (113), 4-6] : Non sum ignarus me
contra Patrum panchones et decreta canonum egisse, cum mona-
chum uestrum de asyli monasterio, me scio et subdiaconum et dia-
conum sacrasse. [La puntuación de Madoz, tal vez por culpa de la
imprenta, la encontramos confusa].
48 Ibid., 664 A [M., XVII (114), 20-21] : ...et ideo in hunc femu-
lum uestrum ordinationem dedi, non tamen sine testíficatione et in-
quisitione ipsius uitae.
4T Vollmer, o. c.t p. 283 [M., XXXV (160), 12-14] : Duxit eum ad
altarium, manum non inposuit, et, cantantibus clericis in excelso,
EL TEÓLOGO 115

bre la dudosa ordenación hecha por su predecesor, en la


cual se omitieron los dos últimos ritos 48. Séjourné, al tra­
tar extensamente la cuestión, cree que el ritual de las ór­
denes sagradas estaba ya determinadamente fijado en un
doble rito, mencionado aquí por Eugenio, esto es, la impo­
sición de las manos y las palabras pronunciadas *49. Encuen­
48
tra difícil el excusar la perplejidad de Eugenio; y admitir
la respuesta de Braulio, que permitiría al candidato ejercer
el ministerio 50. Concluye que Braulio y sus contemporá­
neos se confundían por «une suite de cérémonies», sin lle­
gar a saber cuál era la esencial.
En su Vida de San miliano , Braulio señala con toda
claridad que un sacerdote dependía directamente de la ju­
risdicción de su obispo, como en la actualidad 51. Emilia­
no, después de haber vivido bastantes años con un ermi­
taño, fué requerido por Dídimo, obispo de Tarazona, para
ser ordenado. Recibió las Ordenes sagradas de manos de
Dídimo; y, no obstante su deseo de volver a la vida con­
templativa, fué destinado a la parroquia de Berceo. Algu­
nos sacerdotes compañeros quejáronse de su celo al obis­

pro benedictione maledictionem effudit... Ferotin dice estos «tres ri­


tos» ; o. c., col. 54, n. 2. Cf. también García Villada, o. c.t II, I,
196-197.
48 «La dificultad que este primado de Toledo, por otra parte tan
docto, no llegaba a resolver, no ocuparía ni dos minutos, en nuestra
época, a un seminarista del primer año.» J. Tailhan, «Appendice sur
l’Espagne», en C. Cahier, Nouveaux mélangesp. 238, n. 5.
49 Para un estudio más detallado de este problema, es necesario
leer el texto de Séjourné en s. o. Saint Isidor de Séville, pp. 192-194.
50 La respuesta de Braulio se halla en la carta 36, Vollmer, o. c.,
p. 284 [M., XXXVI, pp. 165-169].
" Vita S. Aemüiani, Minguella, o. cpp. 213-243 [P., Vita
S, miliani, Madrid, 1943].—La actitud de Braulio con referencia
hacia el episcopado se resume en esta frase: «Quien desprecia sus
mandatos, desprecia los mandatos de Cristo», carta 36, Vollmer,
o. c., p. 286 [M., XXXVI (168), 104.105].
116 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

po, por lo cual fué obligado a dimitir. Y entonces se volvió


de nuevo a su vida de anacoreta 52.
» En lo que se refiere a la oración, la segunda gran fuente
de la gracia, Braulio señala la actitud tradicional de todos
los teólogos, y, en esta materia, de todos los cristianos.
Concluye casi todas sus cartas suplicando oraciones y pro­
metiéndolas. Cuando escribe al monje Fructuoso, se apre­
sura a solicitar las oraciones de la comunidad monástica 53.
De especial interés es el pasaje de la carta 20, en la que
señala su creencia en la eficacia de las oraciones de los vi­
vientes para el descanso de las almas de los difuntos, sin­
gularmente en el memento de la Misa 54. En la Vita vemos
cómo Emiliano, cuando es tentado por el demonio, «insta
a Jesús con oraciones» 55.
En ninguna parte de sus obras nos ofrece Braulio un
texto formal del Credo, aunque tales fórmulas ya eran fre­
cuentes en la Iglesia visigoda 56. La Confessio judaeorum
no se le puede atribuir definitivamente 57. Además del pa­
saje anteriormente mencionado sobre la Eucaristía, vamos
a escoger de distintos lugares de sus obras los siguientes

52 Ibid., pp. 220, 224-226 [P. : I, V, VI].


” Carta 44, PL., 80, 699 A [M., XLIV (206), 317-318] : Hoc de­
ifique superest ut digneris orare pro me cum tuis comperegrinís pau-
peribusue spiritu...
" Ibid., 667 B [M., XX (122), 14-16] : lam enim et nos nominis
eius memoriam in oblationem ad a’tarium Domini fecimus, et Chris-
to omnipotenti animam eius commend&uimus.
55 Minguella., o. c., p. 227 [P., 20, 20] : ...Christum precibus
efflagitauit.
" E. g., la del VI Concilio de Toledo, en el que estuvo presente
Braulio. Cf. Mansi, X, 661-662. [La razón es que las cartas no ofre­
cieron, dada la calidad de los que 5as escribían o recibían, ocasión
oportuna u obligada para ello],
57 Cf. infra, p. 152.
EL TEÓLOGO 117

puntos. Acerca de la catolicidad de la Iglesia, él es bien ex­


plícito 58:

Porque, aunque la Iglesia de Cristo, difundida por todo el orbe, es


una en su unidad católica, al depender de sus rectores y ser gober­
nada por sus obispos, se halla divididla por privilegios, pero se man­
tiene unida por el nexo de la fe...

Las palabras «cristiano)) y «católico» eran equivalentes


en el uso ordinario 59.
En la carta 14 se halla reconocido con toda la claridad
el primado del Papa. Preguntado por Fronimiano sobre el
oficio litúrgico del Viernes Santo, Braulio le señala las
costumbres de Zaragoza, Sevilla, Toledo, Gerona, y, como
última autoridad, la de Roma 60. Este reconocimiento en
materias litúrgicas estaba ya precisado por parte de su
maestro, Isidoro 61; pero, cuando Braulio escribió al Papa
Honorio, por encargo de los obispos de España 62, tan sólo
«con dificultad podría expresarse mejor el dogma del pri-* 68

58 Carta 17, PL80, 663 D [M., XVII (113), 6-10] : guia quam-
quam ecclesia Christi toto orbe terrarum diffusa in uniuersitate ca-
tholica habeatur una, tamen cum rectoribus suis innítitur atque prae-
sulibus gubernatur, et diuisa in priuilegiis et una habetur in compage
credulitatis... [Puntuación defectuosa en Mtadoz].
68 Carta 36, Vollmer, o. c., p. 285 [M., XXXVI (165), 58-59; (167),
67-68] : ...aut quare non ab isto unguine sacro tincti- uocentur chris-
ticolae... cur et iste, quasi manus episcopi, quamuis inutilis, quos
chrismauit, non habeantur catholici... Cf. también carta 42, PL.f 80,
689 B y 690 A [M., XLII (182), 108-109; (183), 142-144] : ...non de-
bemus inimicis Catho1icae locum daré ad uera et firma conuer-
tamur, quae nulli prorsus Christiano et recte catholico...
*° PL., 80, 661 B [M., XIV (107), 18-20] : ...nec apud praestan-
tissimae memorias dominum meum Isidorum, denique nec Toleto
quidem, uel Gerunda. Romae autem, ut aiunt, nullum eo die cele^
bratur offícium...
" Cf. Séjourné, Saint Isidore de Seville, p. 92.
•2 Carta 21, Fita, o. c., pp, 27-33.
118 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

mado, y del infalible magisterium del Pontífice Romano» 63.


El hecho de que llame «Papa» al Papa 64*66 , y de que parezca
reservar ese título únicamente para el Papa no es prue­
ba suficiente de tal reconocimiento, pues dicho título todavía
no era exclusivo en España 6G. No obstante el hecho de que
Honorio era un Papa que más tarde había de ser condena­
do formalmente por la Iglesia a causa de su negligencia
dogmática 67*, vemos que la Iglesia española se dirige a él
en la forma siguiente 68:

Al muy reverendo Señor y Papa, Honorio, muy digno de ser hon­


rado por los méritos de la gloria apostólica, todos los obispos de
España:
Cumplís muy bien y con todo decoro el cargo de vuestra cátedra,
que Dios os ha confinado, pues, con la santa solicitud de todas las
iglesias, al iluminar con la orientadora luz de la doctrina y al go­
bernar con suprema autoridad, cuidáis con toda dignidad la defensa
de la Iglesia de Cristo.

63 García Villada, o. c>, II, I, 148; cf. también F. Fita, «El Papa
Honorio I y San Brtaulio de Zaragoza», La Ciudad de Dios, VI
(1871), 49.
44 Cf. infra, n. 68; P. de Labriolle, «Papa», Archivum latinitatis
medii aevi, IV (París, 1928), 65-75.
" El otro caso único en que lo usa, con referencia al Papa León.
Cf. carta 22, PL., 670 D.
66 Se emplea hasta para los simples obispos. Cf. Magnin, L'glise
luisigothique au VIIe> siécle, I, 7, 8. Fructuoso, en la carta 43, sa­
luda a Braulio como «papa beate». Cf. PL.t 80, 692 A.
®T Magnin, o. c., I, 24 : «Recuérdese que en las definiciones con­
ciliares enviadas por el Papa S*an León II (682-683) a los obispos de
España, para que las firmaran, promulgando las decisiones del VI
Concilio general celebrado en Constantinopla 680-681, Honorio era
propiamente condenado; San León, en su carta a los obispos espa­
ñoles (PL., 96, 414), dice: ’qui Hammam haeretici dogimtis non ut
decuit apostolicam auctoritatem^ incipientem exstinxit, sed negligendo
confovit'».
•• Carta 21, Fita, Suplementos al Concilio nacional Toledano VI,
p. 27 [M., XXI (123-124), 1-6] : Domino reuerentissimo et aposto-
EL TEÓLOGO 119

A lo largo de toda la carta queda reforzado su prima­


do 69. Nuevos títulos vienen a añadirse a los anteriores. El
es «el más eminente de los Prelados y muy bienaventurado
Señor», «vuestra eminente dignidad Apostólica», «vuestra
santidad», «el más reverendo de los hombres y el más santo
de los Padres», «el principal y el más excelente de los
Obispos» y «la cabeza de nuestro ministerio» 70. El es tra­
tado «con la veneración que debemos a la Sede Apostólica
y a tu santidad y honor» 71. El Oriente y el Occidente deben
oír su voz: tal vez sea una referencia a la herejía monote-
lita, tan imponente en este tiempo, en cuya confusión no
le había de ir muy bien a Honorio 72. En un lugar Braulio
llama al Papa Romanas princeps 73.
Esta valiosa carta no hace sino reconocer la primacía
del Papa; «expresa con claridad, con gran precisión de
imágenes e ideas, el dogma del infalible magisterium del

licae glortfae meritis honorando Papae Honorio, uniuersi episcopi per


Hispaniam constituti.
Optime satis ualdeque congrue cathedrae uestrae a Deo uobis con-
latae munus persoluitis, quum sancta sollicitudine omnium ecc!esia-
rum, praenitente doctrinae lumine et in speculis constituti ecclesiae
Christi digna tuttamina prouidetis.
e9 Cf. Magnin, o. c., I, 8-9, 19-22.
70 Fita, o. c.t p. 28 [M., XXI (125), 20-21] : ...praestantissime prae-
sulum et beatissime domine; p. 30 [M., (128), 64] : apostolatus ues-
tri apex; p. 31 [M., (129), 88] : Sanctimonia uestra; [M., (129),
91-92] : reuerentissime uirorum et sanctíssime patrum ; p. 32 [M.,
(130) , 118]: ...praecipue et excellentissime antistitum ; p. 33 [M.,
(131) , 131] : ...daput nostrae administratioms.
71 Ibid., p. 30 [M., (128), 69-70] : ...curn ueneratione quam Sedi
Apostolicae et tuae Sanctitatis honorique debemus... [Respetamos
plenamente el texto de Madoz. Migne trae «sanctitati», que creemos
más aceptable. Quedará por comprobar en el Ms. 22 de León].
72 Ibidp. 31 [M., (129), 95-98] : Utrtaque pars, orientis scilicet
et occidentis, uoce tua commonita, et diuíno praesidio tuo sibimet
sentiat adjutorio, et prauorum studeat demoliri perfidiam.
78 Ibid., p. 31.
120 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Romano Pontífice Hablando de los detractores, dice


*75:
Braulio 71

Mas, pues Dios ha destruido la boca de 'os que hablaban cosas ini­
cuas (Sal. 62, 12), ya nosotros creemos que los engaños de la serpiente
no han dejado huella algun'a en la roca de Pedro (in Petra Petri),
que, bien lo sabemos, se halla fundada en la solidez del Señor
Jesucristo...

Si puede decirse que Braulio tiene un dogma favorito,


necesariamente debe designarse como tal su devoción a la
Comunión de los santos en el Cuerpo místico de Cristo.
Nada nuevo añade al contenido teológico del dogma, pero
parece conocer de memoria toda su base escriturística 76,
y frecuentemente se refiere a doctrina tan consoladora. En
la larga carta 5, dedica gran espacio a pasajes bíblicos re­
lativos al dogma 77. Escribe a Isidoro para pedirle que se
le envíen las timologías ; y su argumento es de una refi­
nada elegancia y delicadeza. Dios ha favorecido a algunos
miembros de su Cuerpo con más gracias que a otros; Isi­
doro es uno de aquéllos. Pero las gracias y los talentos se
han dado a un miembro para que sean beneficio de todos.
Por lo tanto, «da, da lo que debes» a Braulio y a los de­
más miembros menores del Cuerpo. «La cabeza no puede
decir a los pies: No os necesito» 78. Claro es que este pa­
saje no quiere decir que Braulio considerara a Isidoro co­
mo la cabeza del Cuerpo místico de Cristo. En la carta 14
encontramos: «...creemos que hemos de resucitar, ...pues

71 J. Pérez de Urbel, «Braulio», DHG., X, 448.


75 Fita, o. c?., pp, 30-31 [M., (128), 77-80] : Sed quoniam destruit
Deus os loquentium iniqua, ideo figmentum colubri non credimus
fecisse uestigium in petra Petri, quam fundatam esse nouimus sta-
bilitate Domini lesu Christi...
76 E. I Cor., 12.
77 Lindsaay, carta 4.
78 Lindssay, l. c., páginas sin numerar. I Cor. 12, 21.
EL TEÓLOGO 121

en los miembros ha de suceder lo que antes precedió en


la Cabeza» 79.
Cuando escribe al obispo de Valencia, le denomina Unia-
nimus y hace dos hermosas referencias a la doctrina que
nos ocupa: «Como quiera que tú seas otra alma mía, o,
mejor aun, como quiera que tu alma y la mía sean una en
Cristo...» 80. «Y, aunque no nos separe la ausencia del cuer­
po a quienes una mutua unidad de almas une en el Señor,
porque donde quiera que estemos, somos una sola cosa en
Aquél que está doquier, porque nosotros le amamos a El
únicamente, y en él al prójimo» 81. Para expresar esto,
Braulio no utilizó frase bíblica alguna ; en ello parece ser
original. Cuando Chindasvinto aparta a Eugenio de él, le
quita «parte de mi alma» 82, y siente también que Emilia­
no «es parte de mi alma» 83. Tajón es «digno de ser abraza­
do con reverencia en los miembros de Cristo» 84 y Fruc­
tuoso es «su muy dulce hijo en los miembros de Cristo» 85* .
Si continuamos estudiando las ideas de Braulio, encon­

79 PL,, 80, 662 A [M., XIV (108), 46-48] : ...nos credimus resur-
recturos... hoc enim sequetur in membris quod praecessit in capí te.
Cf. también carta 11, ibid., 657 B [M., XI (95), 13] : ...caput nos-
trum, quod est Christus...
80 Carta 23, PL., 80, 672 D [M., XXIII (138), 39-40] : Cum sis
autem altera anima mea, immo sit in Christo una anima tua et mea...
[El subrayado es de Lynch].
81 Carta 24, ibid., 673 B [M., XXIV (140), 15-17] : Et quamquam
non dirimit absentia corporís quos nectit unanimitas in Domino pa-
rilis, quila ubicunque simus, in íllo qui ubique est unum sumus, quia
eum unum et in ilIo proximum diligimus... [Subrayado de Lynch].
83 Carta 31, ibid,, 678 B [M., XXXI (153), 22-23] : Nunc uero
iussione gloriae uestrae aufertur pars animae meae...
63 Carta 25, ibid,, 674 B [M., XXV (142), 27] : ...partem animae
meae te esse non dubito...
84 Cartia 42, ibid,, 690 C [M., XLII (185), 168] : ...in Christi
membris uenerabiliter amplectende.
M Carta 44, ibid., 692 A [M., XLIV (189), 1] : Domino mérito
eximio et in Christi membris suauissimo filio...
122 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tramos con que él y sus contemporáneos esperaban que el


final del mundo se iba a cerner muy pronto sobre ellos.
Fructuoso, en su elogio de Braulio, da gracias a Dios «por­
que, al acercarse ya el final del mundo, existes tú, tal y tan
grande obispo» S6. Braulio, en su respuesta, dice: «Yo de­
seo ser completa y altamente perfecto, porque así conviene
al final del mundo, para que los vasos de Cristo estén pre­
parados para la lucha con el Anticristo» 87.
Tal vez influido por Isidoro 88, Braulio no está del todo
obsesionado por la idea del infierno. Una vez tan sólo lo
menciona en una carta consolatoria a Nebridio, y lo des­
cribe como «una segunda muerte». El pasaje es muy her­
moso 89:

Entre tanto, que nuestro consuelo sea en nuestro Señor y Redentor,


pues con su muerte venció a la muerte, de tal modo que El, que tie­
ne en su poder y arbitrio nuestra muerte y nuestra vida, sea nues­
tra defensa contra el poder de la segunda muerte, El, que fué el
único en poder penetrar en los infiernos, aniquilar las penas de la
muerte, y vo'verse a la tierra el tercer día. Con la esperanza de esto

66 Carta 43, ibid691 A [M., XLIII (187), 18-19] : quod mundi


iam termino propinquante, tantus talisque pontifex exsistis... Cf.
G. Bardy, «Millérrarísme», Dictionnaire de théologie catholique, X, II
(París, 1929), 1760-1763.
" Carta 44, ibid.t 698 C [M., XLIV (204), 295-297] : ...totum in
te perfectum, atque esse desidero summum, quia ita conuenit finibus
saeculorum, ut praeparentur ad certamen Antichristi uasa electa
Chrísti.
88 Cf. F. Lear. «St. Isidore and Medieval Science». The Rice
Institute Paniphlet, 23 (1936), 81 : «Isidoro parece estar libre de la
oscuridad, terrores irrazonables y odioso temor del infierno que lanza
un velo de melancolía sobre el alma de San Gregorio de Tours».
89 Carta 34, PL,t 80, 679 D [M., XXXIV (157), 10-16] : Interea
et nobis in Domino et redemptore nostro, quia sua morte mortem deui-
cit, consolatio, ut ille in cuius potestate et nutu mors et uita nostrta
consistit, ipse nobis a secundae mortis potestate sit defensio, qui so-
lus ualuit inferna penetrare, et poenas mortis damnare, et ad superes
post diem tertium remeare. In hoc sperantes non deficimus fide, quia
misericordia sua circumdabit quorum spes in ¡lio manet.
EL TEÓLOGO 123

no desfallezcamos en la fe, porque con su misericordia envolverá ple­


namente a los que en El confían.

Además, menciona muy raramente el cielo, y son raros


pasajes como el siguiente 90:

Bienaventurados los que se a!egran en Dios y se gozan con la felici­


dad de lo futuro, los que sufren y son vilipendiados por Cristo y
por el estandarte de su Cruz, para lograr el triunfo eterno.

Cuanto a las reliquias, Braulio expresa su idea con no


menor claridad que solidez. «En esta materia no hemos de
dar lugar a los enemigos de la Iglesia, no sea que, o con
el veneno de la falsedad o valiéndose de la calumnia, quie­
ran seducir la casta virgen de Cristo» 91. Hablando de las
reliquias de la Pasión, singularmente de la preciosa San­
gre, dice así 92 :

Ni debemos ordenar una investigación más minuciosa, ni tampoco ir


en contra de la creencia de la muchedumbre que dice que tales reli­
quias se encuentran en las ig’esias catedrales ; pero es lo cierto que
en mi catedral nunca se han encontrado en tiempo de ningún obispo.

Sin embargo, Zaragoza, la ciudad de los Innum^rabiles


martyres 93, no andaba escasa en otras reliquias, ni tam­

®° Carta 18, ibid., 665 A [M., XVIII (117), 33-35] : Felices quo­
rum laetitia Deus et gaudium de beatitudine est futurorum ; quorum
cruciatus cum Christo, et obprobria in crucis eius uexillo, ut in aeter-
no recondantur triunpho!
91 Carta 42, PL., 80, 689 [M., XLII (182), 108-110] : Sub hac ta-
men occasione non debemus inimicis Clatholicae locum daré, ne aut
ueneno fedsitatis aut maledicti gratia uelint uirginem Christi castam
corromperé.
92 IbidD [M., XLII (183), 137-141] : ...nec debemus praescribe-
re intellectum melioris inquisitíonis, ñeque auctoritate contraire mul-
titudinis, quae asserit huiusmodi reliquias inueniri in cathedralibus
ecclesiis, quod flamen in ecclesia mea nullius inuenitur tempore fuisse
pontificis... [Madoz trae «reliquas»].
92 Cf. sufra, p. 17.
124 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

poco lo estaba la iglesia catedral de Braulio, como él mis­


mo nos lo dice en la carta 9 94.

Cuanto a las reliquias de apóstoles que me suplicaste te enviara, te


diré en verdad que nos las tenemos de tal suerte que no podemos
saber a qué mártir corresponden. Mis señores y antecesores, en ra­
zón de que poco a poco, Así por hurto como por la piedad de muchos,
veíanse obligados a darlas o a quedarse sin ellas, determinaron que
a todas se les quitaran sus títu’os, para que ya no pudieran distin­
guirse, y mandaron que se reunieran todas juntas bajo un mismo cie­
rre. Pero se apartaron especialmente, de entre todas, como unas
setenta, que son las que veneramos en la actualidad ; pero entre
ellas no se encuentran las que deseáis.

Al concluir un estudio de la teología de Braulio, es de in­


terés el señalar que sus obras no mostraban devoción a la
Santísima Virgen María, aunque los Concilios V y VI de
Toledo (aa. 636 y 638), en los que él fué figura relevante, la
muestren con toda claridad 95*. Merece también notarse que
Fructuoso, al escribir a Braulio, da el título de «Rey» a
Cristo
Hasta aquí nos hemos ocupado de la aportación de Brau­
lio al pensamiento teológico. Dediquemos algunas palabras
a su actitud frente a la herejía. Fué educado por Isidoro 97,
quien pasó su juventud en un apostolado contra el arnanis-

PL,f 80, 655 C [M., IX (90-91), 26-34] : De reliquias uero reue-


rendorum Apostolorum, quas a nobis flagitastis uobis debere mittí,
fideliter narro nullius martyrum me ita habere, ut quae cuius sint
possim scire. Praecesorum et domnorum meorum sententia fuit, ut,
quia passim, aut furtim, tzut etiam inuito ipsi coacti multorum cari­
tate, ex bis quae habebant aut daré aut carere cogebantur, cuncto-
rum notitiae, ne ullius pateret indicium, títuli tollerentur, et sub uno
conclaui mitterentur. Reseruatae sunt tamen admodum septuaginta,
quae in usu habentur, ínter quas eae quas quaeritís minime repc-
riuntur.
" Mansi, X, 657, 663.
95 Carta 43, PL., 80, 690 D [M., XLIII (187), 17-18] : Ob hoc
indesmenter regí et conditori nostro Domino referimus laudes...
** Cf. sufrra, p. 29.
EL TEÓLOGO 125

mo üS, y que pregonaba la instrucción, para que nadie fuera


engañado por la herejía El año 619 se celebró el Conci­
100; es po­
lio II de Sevilla, bajo la presidencia de Isidoro 98
99
sible que Braulio se hallara en él presente, poco antes de vol­
verse a Zaragoza 101, pues describe, como si la hubiera es­
tado presenciando, la acusación, confesión y, tal vez, la con­
versión de un obispo sirio 102, llamado Gregorio, que había
sido acusado, por pertenecer a la secta de los acephali, como
hereje eutiquiano 103. El pasaje se encuentra en el logio de
Isidoro por Braulio 104 :

Su río de elocuencia y sus dardos, sacados de las Sagradas Escrituras


y de los testimonios de los Santos Padres, para traspasar la herejía
de los aceta'os, quedan muy patentes en las actas sinodales del con­
cilio de Sevilba, celebrado en su presencia. En este concilio afirmó él
la verdad contra el obispo Gregorio, que estaba envenenado con la
herejía.

98 Cf. Séjourné, Saint Isidore de Séville, p. 29.


99 Synonyma, II, 65 (PL., 83, 860) : Per imperitiam... indoctas
enim fiacile decipitur.—Sobre herejías y supersticiones en España
Cf. S. McKenna, Paganism and Pagan Suruivals in Spain up to the
Fall of the Visigothic Kingdom, Washington, 1938.
100 Sobre dicho Concilio y su bibliografía, véase J. Madoz, «El
florilegio patrístíco del II Concilio de Sevilla», Miscellanea Isidoria-
na, pp. 177-220, esp. 181. También Mansi, X, 555-572, esp. canons
12, 13.
101 Cf. supra, p. 32.
103 El se convirtió en realidad. Cf. Continuatio Isidoriana Hispa-
na, MGH., Auct. Antiq., XI, 340 ; Séjourné, o. c., p. 97.
103 Llamada «herejía de los acéfalos», cf. Braulio (nota siguien­
te) y la Continuatio..., I. c. Leclercq (L/spagne chrétienne, p. 300)
le llama eutiquiano. Séjourné (o. c., pp. 30, 97) le acusa de tenden­
cias monofisitas. Cf. S. Vailhé, «Acéphales», DHG., I (Paris, 1910),
282-288.
104 La Praenotatio (cf. infra, p, 245), PL.r 81, 17 A : Quo vero ilu­
mine eloquentiae, et quot jaculis divinarum Scripturarum seu Patrum
testimoniis Acephalitarum haeresin confoderit, synodalis gesta co­
rara eo Hispali acta declartant. In qua contra Gregorium praefatae
haeresis antistitem eam asseruit veritatem.
126 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Vuelto a Zaragoza, Braulio continuó su interés por las


luchas de su antiguo maestro. En el año 625 105 escribía a Isi­
doro y le preguntaba por las actas de un Concilio, celebrado
quizá un año antes, Concilio que Séjourné cree haber sido
«el Concilio tercero de Sevilla» 106.

Te ruego intercedas junto al rey para que me envíe las actas del sí­
nodo en el que Sintario hubo de pasar por el fuego de tu excomunión,
aunque no se purificara. Ya se las he pedido yo al rey, por cuanto
tengo buena necesidad de ellas para establecer la verdad en el con­
cilio.

Séjourné aduce razones para creer que Sintario era un


obispo arriano 107.
Durante el episcopado de Braulio no parece haber existi­
do en España la herejía arrian a. Es lo que claramente indi­
can sus escritos. Leclercq opina 108 que quizá se mantenían
ocultas ciertas creencias y diferencias, pero no parece pro­
bable. Cuando el Papa Honorio condenó la laxitud de los
obispos españoles en la cuestión de los perfidi, en el 638, se
refería probablemente a los judíos relapsos 109.
Sin embargo, el priscilianismo aun vivía, según nos in­
forma Braulio en un interesante pasaje. Escribiendo a Fruc­

105 Cf. supra, p. 52.


"" O, c., pp. 30, 31.—Carta 3 [M., III (77), 26-30] : Gesta etiam
synodi in qua Sintharius examinis uestri igni etsi non purificatus,
inuenitur tamen decoctus, quaeso ut uestro instinctu a filio uestro
domino rege nobis dirigantur cito. Nam et nostra eius flagitauit glo­
riara suggestio, quia multum in concilio pro inuestiganda opus est
veritate.
107 L. c.
108 O. c., p. 14. Algunas pruebas de que continuaba existiendo
pueden verse en T. Melicher, Der Kampf zwischen Gesetzes- und
GewohnheitsTecht im Westgotenteiche, Weimar, 1930, p. 198.
109 Cf. infra, p. 154.
EL TEÓLOGO 127

tuoso y a sus monjes de Galicia, les previene contra esta he­


rejía 110.

Guáreteos bien contra el empozoñado dogma de Prisciliano, añejo en


vuestra tierra ; sabemos que tanto Dictino como otros estuvieron in-
ficcionados de él; lo estuvo también el santo Orosio, aunque después
fué enderezado por San Agustín. Pues de tal suerte envenenó [Prís-
ciliano] también tes Sagradas Escrituras con su perverso celo, que
aun ahora encontramos muchos códices que se hallan depravados por
el veneno de su corrupción.

Este pasaje parece ser nuestra única prueba de que Oro-


sio estuviera seriamente inficionado por el priscilianismo an­
tes de encontrarse con San Agustín.
No hay alusión alguna, en los escritos de Braulio, a la
herejía monotelita, que por aquel tiempo reinaba en Oriente,
a no ser que interpretemos como tal su pasaje en la carta
a Honorio 111. No hallamos indicación alguna sobre el adop-
cianismo, que en breve había de hacer su aparición en Es­
paña 112. .

110 Carta 44, PL.t 80, 693 D [M., XLIV (193-194] : Cauete autem
dudum illius patriae uenenatum Priscilliani dogma, quo et Dictinum
et multos alios, ipsum quoque sanctum Orosium inuenimus fuisse
infestum, quamuis postda a sancto Augustino correctum. Nam ita
etiam peruersitatis suae studio sacras deprauauit scripturas, ut adhuc
ex ipsíus corruptoras naevo deprauatas inueniamus multas.—El estu­
dio más moderno y ijiejor sobre esta herejía puede verse en A.d’Alés,
Priscillien et Vspagne chrétienne á la fin du IVe sié ele. Dictinus
ordinariamente aparece en la forma de Dictinius (cf. ibid., pp. 23-24).
Cf. también McKenna, o. c.t pp. 50-74.
1,1 Cf. supra, p. 119.
112 Cf. M. Laistner, Thought and Letters in Western urope A. D.
500-900, p. 235 (hablando de! adopcionismo): «España, distinguida
por la rígida ortodoxia de su Iglesia después del IV Concilio de To­
ledo, fué el último país de donde pudiera esperarse que naciera un
hereje. Sin embargo, es significativo que durante el siglo vil las dis­
putas cristológicas ocuparon un lugar preeminente en las deliberacio­
nes de los Concilios sucesivos, ‘ siendo ello una prueba suficiente de
que, por una parte, se sentía la urgente necesidad de dar una direc-
128 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

La religión judía, para Braulio, es una superstición, y


espera que el Papa prevenga a los judíos bautizados para que
no se vuelvan a ella 113. Hay, además, otras supersticiones,
y teme que buenos cristianos sean acusados de ellas, si no se
hiciere un prudente uso de las reliquias. En la carta 42 escribe
así 114: «En semejante materia debemos ser muy cautos, no
sea que lleguemos a tal punto que seamos reputados como
supersticiosos...»
En la historia de la pura filosofía, como distinta de la filo­
sofía política, Braulio no ocupa lugar alguno 115. Su defini­
ción de la naturaleza humana es interesante : «Concretamen­
te llamo naturaleza a lo que constituye el cuerpo íntegro y
sano del hombre» 116.

ción al clero, y, por otra, la de refutar a posibles cismáticos. Más


tarde la liturgia española (mozárabe) ofrecía algunas frases, que fá­
cilmente podían conducir a ideas no ortodoxas sobre la relación
de la segunda persona de la Trinidad con la primera ; en otras pa­
labras, al adopcionismo. En las actas del VI Concilio de Toledo (638)
encontramos una larga definición de creencias trinitarias ortodoxas
(Mansi, X, 661-662)».
115 Carta 21, Fita, o. c., p. 31 [M., XXI (129), 84-87] : Nam et
ad nos perlatum est... oraculis uenerabilis Romani principis per mi s-
sum esse iudaeis baptizatis reuerti ad superstitionem suae religionis.
Quod quam falsum sit Sanctimonia uestra melius nouit.
114 PL., 80, 688 D [M., XLII (181), 81-88] : Cauti tamen in hac
inquisitione esse debemus... ne forte eo usque progrediamur ut super-
stitiosi reputemur. Sicut hi qui de abortiuis quaerunt fetibus, quae
utique consistunt ex corpore utriusque sexus, quid de menstruo pos­
set sanguine atque impuro uirili sentiri bumore, quem in omni paene
uita necesse est etiam naturaliter egeri, in quibus superflue erunt
superstitiosi.—Cf. también McKenna, o. c., pp. 108-146.- [Madoz
omite «uirili»].
115 Bonilla y San Martín en su Historia de la filosofía española, I
(Madrid, 1908), 255, le menciona con gran dureza.
lle Carta 42, PL.t 80, 688 C [M., XLII (180), 68-69] : Naturam
dumtaxat dixi, secundum qutem constad integrum sanumque hominis
corpus.
EL TEÓLOGO 129

El origen de la verdad se describe en esta forma 117:

Lo que he dicho no es sólo mío ; porque la verdad es común a todos


y por ello, si he dicho algo digno, don es de Dios; y tu presumes más
de lo justo en aquello que es común a todos; y si la verdad habla
algo por mí, más bien es tuyo que mío, porque tú amas la verdad!
más que yo; y porque todo bien dado viene de arriba (Sant. 1, 17),
por ello es más tuyo, porque tú eres de Aquel que está arriba. Pero
si en estas cosas que yo digo hay algo que no agrade a la razón, mío
es y no de Dios, y así, cuando decimos cosas verdaderas, son de Dios
y no nuestras. Por ello es más de El, quien más es de El que suyo ;
y cuando encuentras en mí lo que es de El, encuentras lo tuyo, y tú
posees en mí las cosas de El, de quien son todas las cosas que posees.

En otra carta le encontramos filosofando sobre la debi­


lidad de la voluntad, según el lenguaje de San Pablo 118:

Por lo cual la discordia es armonía, y la armonía discordia ; y de


estta suerte, bajo el dominio de la miseria, no hacemos lo que quere­
mos, y, sin embargo, hacemos lo que no queremos.

Hablando de lo falaz del juicio humano, dice así 119:

117 Carta 22, ibid., 671 C [M., XXII (136), 43-53]: ...Niam non
est meum solum quod dixi, ueritas enim communis est omnium. Ac
per hoc, si quid dignum dixi, donum Dei esto de quo tu mérito plus
praesumis, in quo in commune sumus omnes. Et si quid per me ue­
ritas loquitur, potius tuum est quam meum, quia tu potius diligis
ueritatem quam ego ; et quia omne datum bonum desursum est, ideo
magis tuum est, quia tu illius es qui sursum est. Si autem est in
his dictis quod displiceat rationi, meum est, non Dei ; ac stc cum
uera dicimus, Dei sunt, non nostrta. Et ideo p1us eius sunt qui plus
eius est quam suus ; et cum in me inuenis quod eius est, tuum inue-
nis, et in me illius possides cujus sunt illa quae possides.
us Carta 27, ibid., 675 C [M., XXVII (146), 16-18] : Quapropter
discordia concors et concordia est discors; ac sic, miseria dominante,
quae uolumus non facimus, ut quae nolumus faciamus (Rom. 7 :
15, 19).
119 Cartsa 44, PL.t 80, 692 B [M., XLIV (190), 9-18] : Sed et ite-
rum fit ut fallatur aestimatio humana et malus bonus et bonus ex-
timetur malus. ...Vae his qui dicunt quod bonum est, malum, et quod
9
130 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Mas sucede también con frecuencia que se engaña el juicio humano,


y el bueno es reputado por ma’o, y el malo por bueno. ¡ Ay de aquellos
que llaman malo a lo que es bueno, y bueno a lo que es malo!
(Is, 5, 20) ; si alguien se engaña por el amor o, ciertamente, llevado
de su bondad, juzgare bueno al hombre malo... (lacuna).
Y aun hay que precaverse más por parte de aquellos a quienes
agradan los vicios como si fueran virtudes, o les desagradan las vir­
tudes como si fueran vicios. Porque por esta regba de perversidad, o
juzgan malo al hombre bueno, o bueno al hombre malo. Pero quien
llama bueno a aquel hombre a quien reputa justo y no sabe que es
injusto, se engaña no en la doctrina de las cosas buenas y de las
malas, sino en el misterio de los actos morales humanos.

Tan sólo un aforismo puede señalarse en la carta 42 120:


«El ser bueno con los buenos no es muy laudable, sino el
ser bueno con los malos.»

Liturgia

Al estudiar la liturgia española en los siglos vi y vn, re­


sulta bastante confusa la nomenclatura usada. García Vi-
llada distingue tres períodos. Llama isidoriano al compuesto
por Isidoro ; toledano, al que se originó más adelante en
Toledo, y mozárabe, al que más tarde se practicó por los

malum est, bonum ; si aut amore fallitur, aut certe hominem malum
ex bonitate sute aestiment bonum... Sed potius illis cauenda est qui-
bus aut uitia pro uirtutibus placent, aut certe uirtutes pro uitiis dis-
plicent. Et ex huius peruersitatis regula, aut malum hominem bo­
num, aut bonum extimant malum. Qui uero ipsum hominem dicit
bonum quem putat iustum nescitque iníustum, non in doctrina rerum
bonarum et malarum, sed in occultis humanorum fallitur murum.
[Madoz tiene «hominum malum» y «extimet bonum». Habrá de com­
probarse con el Ms. 22 de León].
120 Ibid., 687 C [M., XLII (178), 22-23] : Ñeque enim ualde lau-
dabile est bonum cum bonis, sed bonum esse cum malis.
EL TEÓLOGO 131

cristianos sometidos a los moros 121. La liturgia del período


anterior a la invasión mora se llama, con frecuencia, gótica
o visigótica 122, y a veces, hispanogótica 123. Entre los eru­
ditos es ya corriente que el conjunto del desarrollo hacia una
liturgia nacional española se designe con el nombre de «li­
turgia mozárabe». Aceptaremos, pues, esta denomina­
ción 124. Esta liturgia se fué formando durante los siglos vi
y vil 125, tomando de aquel tiempo sus principales caracte­
rísticas 126; se eclipsó a partir del siglo xi, cuando Roma y la
reforma cluniacense introdujeron la liturgia propiamente ro­
mana 12L
Es posible que Braulio estuviese preparado para jugar un
papel importante en el desarrollo de esta liturgia. Los dos
maestros que mayor influencia tuvieron en su formación fue­
ron las dos autoridades de la época en esta materia 128. Siem­
pre se ha reconocido la aportación de Isidoro al campo de la
liturgia 129. Juan, obispo de Zaragoza y hermano y prede­
cesor de Braulio, no ha recibido la misma atención por ha­

121 Historia eclesiástica ¿e spaña , II, 11, 29.—Para un'a amplia


bibliografía véase ibid., pp. 263-265; F. Cabrol, «Mozárabe», DACL.,
XII, 489-491.
122 M. Férotin, Liber ordinum..., p. XI; P. Séjourné, «Saint Isi-
dore de Séville et la litur¿ie wisigothique», Miscellanea Isidoriana,
p. 221.
12a H. Lecíercq, L’spagne chrétienne, p. 328.
124 García Vilíada, o. cI, II, 202 ; Cabrol, o. c., col. 393.
125 Férotin, l, c.
124 Cabrol, l, c. ; Séjourné, o. c,, p. 223.
127 Férotin, l. c.—«De liturgia visigoda... tenemos publicadas has­
ta hoy el Breviario (Lorenzana, Roma, 1775), el Misal (Arévalo, Ro­
ma, 1804), el Oracional (Bianchini, 1741), el Leccionario del Liber
Comicus (Morin, Paris, 1893), el Liber ordinum (Férotin, Paris, 1904),
y el Liber mozarabicus sacramentoruni (Férotin, Paris, 1912). Las dos
últimas necesitan reeditarse». García Vilbada, «La cultura literaria
del c1ero visigodo», studios eclesiásticos, III (1924), 368.
124 Cf. supra, p. 26, 29.
129 Cf. Séjourné, I. c.
182 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

berse perdido sus obras


* Pero recordemos que Ildefonso ala­
baba a Juan «como compositor elegante de textos y música
para los oficios eclesiásticos». Su único otro trabajo litera­
rio fué el escribir con autoridad sobre el cómputo o crono­
logía pascual 130, otra importante materia litúrgica 131.
Doble fué la contribución de Braulio a la liturgia mozá­
rabe. En primer lugar, lo que él nos comunica incidental­
mente en sus obras sobre tal materia ; en segundo lugar, sus
propias adiciones a la liturgia de la época. En uno y en
otro caso, fué menos de lo que era de esperar.
No obstante, si hubiera de juzgarse por los escasos res­
tos literarios de este período, Braulio habría de considerarse
como la primera autoridad litúrgica de su época, una vez
muerto Isidoro. Las cartas 14, 22, 35 y 36 se ocupan de pro­
blemas de liturgia que le habían sido consultados por sus
corresponsales. En la carta 14 presenta sus autoridades li­
túrgicas, al parecer, en su orden de importancia : Roma,
• Sevilla
* (Isidoro), Toledo y Gerona 132. Anteriormente ya nos
hemos ocupado sobre los detalles de su contribución a nues­
tro conocimiento de la liturgia, sobre los sacramentos del
Bautismo y del Orden sagrado, contribución que se encuen­
tra principalmente en las cartas 35 y 36 133.
En la carta 14 contesta Braulio a la pregunta de su her­
mano Fronimiano sobre si el acostumbrado Gloria o el sim­
ple Amen es la contestación más apropiada a las lecciones del
oficio del Viernes Santo. Es una cuestión técnica de liturgia,
que le ofrece a Braulio buena ocasión para dar una solución

130 Cf. supra, p. 26.


131 De viris illustribus, cap. VI (PL., 96, 201) : In ecclesiasticis
officiis quaedam eleganter et sono et oratione composuit. Annotavil
ínter haec inquirendae paschalis solemniüatis tam subtile atque utile
a^urnentum, ut lectori et brevitas contracta et veri tas placeat pa-
tefacta.
133 Para el texto véase la nota 134 ; para la interpretación véase
supra, p. 15.
133 Cf. supra. pp. 103-111.
EL TEÓLOGO 133

erudita 134. Decídese él en favor de Amen, da sus autoridades


y explica luego las razones que él cree tener para preferir la
costumbre de sustituir Amen en tal día en vez del Gloria,
razones exigidas por el justo deseo que la Iglesia tiene de
evitar un jubiloso responso en día de tanto dolor. Porque
Braulio, en ese mismo pasaje, observa que Roma no celebra
oficio alguno en dicho día, o así se lo han dicho, y, sin em­
bargo, no aconseja el mismo proceder, opina Séjourné que
la costumbre romana no era muy tenida en cuenta 135. Es uno
de los casos que cita para demostrar que Braulio y su maes­
tro Isidoro, así como las actas del IV Concilio de Toledo
(633), que los dos suscribieron, miraban con malos ojos la
costumbre romana. Esta independencia se comprueba una
vez más por la indiferencia de Braulio, reconocida por Sé­
journé 136, hacia los anatemas consiguientes a las prescrip­
ciones litúrgicas del mismo Concilio 137, indiferencia compro­
bada en la misma carta que estamos examinando. En el pa­
saje en que Braulio continúa analizando el problema pre­
sentado por Fronimiano vemos cómo su tradicionalismo ter­
mina gratuitamente en eclecticismo. En lugar de insistir para

134 PL., 80, 661 B [M., XIV (107), 15-23] : Consulis enim utrum
sexta feria Paschae per lectiones singulas Amen responder! debeat,
uel consueto modo decantari Gloria, quod ñeque apud nos fit, ñeque
ubicunque fieri uidimus, nec apud praesttantissimae memoriae dom-
num meum Isidorum, denique nec foleto quidem, uel Gerunda. Ro-
mae autem, ut aiunt, nullum eo die celebra tur officium : credo equi-
dem quod non alia causa, nisi ut passionis Domini semper innouetur
memoria, et tristitia uera animae in corpore eius ipsius temporis si­
gnifica troné monstretur ; aut...
135 Saint Isidore de Séville, p. 157. Cf. también pp. 159-160.
133 Ibid., pp. 144-145.
337 Cf. cánones 1-18, esp. canon 2 (Mansi, X, 617): Nec diversa
sit ultra in nobis ecclesiastica consuetudo, qui una f'.de continemur
et regno.
134 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

que Fronimiano siga la costumbre del país o la de sus prin­


cipales iglesias, según mandó el IV Concilio, dice 138:

Te he dado mi opinión rápidamente, según me ocurría, y te la he


dicho con la mayor brevedad. A ti te corresponde ahora escoger lo
que creyeres preferible, y si encuentras algo que ofenda, a tu juicio
corresponde corregirlo o eliminarlo.

Pasa luego Braulio a contestar lo que opina sobre la se­


gunda cuestión, relativa al adorno del altar y a la liturgia que
había de seguirse en la tarde del Sábado Santo 139.

Sobre el modo de cubrir el altar y sobre los velos que se han de usar,
la costumbre de la Iglesia es el que, cuando ya anochece, la iglesia
sea adornada, a fin de que la verdadera luz (Cristo), que resucita
de los infiernos, sea recibido con pompa, porque también las vírgenes
que prepararon sus lámparas esperaron la venida del esposo en la
alegría de su resurrección. Por ello en dicha noche se celebra la fiesta
hasta la media noche, hora en que creemos también que nosotros
hemos de resucitar de entre los muertos, y que el Señor juzgará a
los vivos y a los muertos; porque a los miembros les ha de suceder
lo mismo que ya precedió en la Cabeza,

138 La fecha exacta de la carta no puede asegurarse con certeza ;


es después del año 636 (cf. supra, p. 85).—PL., 80, 661 D [M., XIV
(108), 38-40] : Ecce quae sensi, citatim, ut occurrit, quanta potui
breuitate, suggessi. Uestrum est inde si quid melius probaueritis eli-
gere, atque si qua offenderint, uestro judicio corrigi, aut amputari.—
Cf. también García Villada, Historia eclesiástica de spaña, II,
II, 35.
Continuación de PL., 80, 661 D [M., XIV (108), 41-49] : De
uestiendo autem altari, seu uela mittenda, hoc usus habet ecclestá-
rum, ut iam declinante in uesperam die, ornetur ecclesia, et lumen
uerum ab inferís resurgens cum apparatu suscipiatur, quia et illae
uirgines quae bampades suas coaptauerunt, in resurrectionís hi’ari-
tate sponsi praestolarunt aduentum. Unde ipsa nocte eo usque cele-
brantur festa, quoadusque nox transeat media, qua hora et nos cre-
dimus resurrecturos, et Dominum uiuos et mortuos iudicaturum, hoc
enim sequetur in membris quod praecessit in capí te.
EL TEÓLOGO 136

Por el De ecclesiasticis officiis (c. 615) de San Isidoro,


sabemos que no había ceremonias litúrgicas el Viernes San­
to, ni en el Sábado Santo «hasta el caer de la tarde *140• El
IV Concilio de Toledo (633), que presidió Isidoro, intro­
dujo ceremonias, pero ninguna a que pudiera referirse Brau­
lio aquí 141. Escribe sobre una larga ceremonia que tenía
lugar desde el anochecer hasta la media noche del Sábado
Santo 142. Durante esta vigilia de Pascua, era bendecido el
cirio pascual y se confería solemnemente el Bautismo y la
Confirmación 143. Séjourné cree que la bendición del cirio
no era sino una simple bendición, semejante a la del misal
gelasiano, que luego dió lugar a un praeconium semejante a
los de Enodio ; «estos abusos de retórica diaconal» prolon­
gaban la ceremonia 144. Ello es posible, dado el espíritu litúr­
gico de aquellos tiempos ; pero aun las otras ceremonias, por
sí solas, bastaban para explicar la duración.
En la carta 22 encontramos a Braulio tratando de un pro­
blema litúrgico en una forma estrictamente tradicional 145.
Al indicar al obispo Eutropio la fecha en que había de cele­
brarse la Pascua 146, probablemente en el año siguiente 147,
muestra depender de autores tradicionales. Le asegura que la
fecha es el 8 de abril, el veintiún día de la luna 148, siete días

140 I, 30, 31 (PL., 83, 764-766). Cf. también Séjournéj «S&int Isi­
dora et la liturgie wisigothique», Miscellanea Isidoriana, p. 239.
141 Séjourné, l. c.
143 De ecclesiasticis officiis, II, 21-27 (PL., 83, 814-826).
143 Ibid. y Séjourné, o. c., pp. 239, 244.
144 Saint Isidore de Sé'ville, p. 162.
145 PL., 80, 670-671.
144 Ibid., 670 D [M., XXII (132-133), 7-9] : De festo autem pas-
chali, quod inquirere ab humilitate nostra iussisti, nouerit sanctitas
uestra hoc esse rectum ut sexto idus apriles, luna uicesima prima,
Pascha anno isto celebretur.
147 Cf. supra, p. 78.
148 Tiene que caer entre el día 14 y e! 21. Cf. Isidoro, De eccle-
siasticis officiis, I, 32, 5 (PL., 83, 767 C). Téngase en cuenta que
Braulio no copió a Isidoro, al contestar en esta cuestión.
136 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

después del término pascual. El año a que se refería era el


641. Como autores cita a Teófilo, Cirilo, Dionisio, Proterio,
Pascasino, «muchos otros que me sería largo mencionar», y
finalmente a Isidoro 149*
. Eutropio había consultado una tabla
pascual que le daba como fecha el 1 de abril. El códice de
dicha tabla tiene que estar muy corrompido, dice Braulio,
pues esa es la fecha del tránsito (Pascua) de los judíos, y la
Pascua nunca debe coincidir con esa fecha, según lo man­
dado por el Concilio de Nicea. La Pascua debe seguir al trán­
sito, porque el Nuevo Testamento viene después del Anti­
guo ló°.
Hay dos noticias menores en los escritos de Braulio que
completan nuestro conocimiento de la liturgia en aquella épo­
ca. En el Líber ordinum de la liturgia mozárabe encontra­
mos una bendición post mixtionem salís el aquae 151*. El uso
de esta fórmula litúrgica para exorcismos, en esta época, nos
es conocido tan sólo por el testimonio de Braulio. En su
Vida de San miliano nos refiere cómo fué llamado para
arrojar un demonio de la casa del senador Honorio. Veamos
cómo procedió : «Al tercer día de haberse cumplido el ayu­

149 PL., 80, 670 D [M., XXII (133-134), 0-16] : Sic enim antiquí
maiores nostri prtaescripserunt, id est, ad Theudosium imperatorem
Theuphilus; sic successor eius Cyrillus ; sic Dionysius; sic ad Papara
Leonem Proterius : necnon et Paschasinus, et reliqui, quorum lon-
gum est sácere mentionem. Sed et nostri temporis uir insignis His-
palensis Isidoras. Nec credo eos in negotio tam magno ac necessario
praetermissa diügentia et labore potuisse delinquere.
180 Ibid., 671 A [M., XXII (135), 17-28] : In laterculo autem, quem
dominus inspexisti, sicut uestna sanctítas scribit, forte mendosi co­
dicia aut übrarii error est, et ideo non ut debuit, sed ut contigit
praescriptum habet. Nam in kalendis aprilis hoc anno non christiano-
rum, sed Pascha occurrit iudaeorum, ex ueteri non ex nouo Testa­
mentó. Sed quoniam oportet ut illorum praecedat, et sic nostra se-
quatur, quña prius uetus, postea nouum exstitit Testamentum ; ...ideo
cum illis s:mul celebrare non possumus, prohibente etiam Nicaeno
concilio, quod in séptimo libro Ecclesiasticae refertur Historiae.
181 Editada por Férotin. Cf. col. 14-15, esp. 15, n. 1.
EL TEÓLOGO 137

no prometido por voto, exorcizó un poco de sal, que mezcló


con agua, según la costumbre litúrgica, y comenzó a rociar
con ella toda la casa» 152.
La carta 18 de Braulio es una de las pocas fuentes que
poseemos como prueba de que, en la liturgia mozárabe, el
nombre de abatissa servía para designar la superior
* dj un
monasterio de mujeres 153.
Cuando se enumeran los nombres de los que compusie­
ron la liturgia y las melodías mozárabes, es costumbre in­
cluir a Braulio 154. Existen razones para semejante afirma­
ción. En tesis general, puede afirmarse que todos los obis­
pos de su tiempo componían misas 155*.Tenemos, además, el
testimonio claro de Ildefonso que alabó a Braulio como «fa­
moso por su habilidad en componer melodías» 15fl. En ver­
dad que, aparte de la Vida de San miliano , esto es lo úni­
co que Ildefonso halló por decir sobre sus habilidades 157158
*.
El entusiasta elogio que Braulio hace sobre la aportación de

153 Vita S. Aemiliani, ed. Minguella, s. c., p. 232 [P., 25, 17-20] :
...Tertia die, expleto uoto indicti ieiunii, saiem exorcidiat et aqua
conmiscet more ecclesiastico, <ac domum ipsam aspargere coepit. [He­
mos de notar que ponemos «et» y «conmiscet», donde Parga nos
ofrece «er» y «conmiscit». Respetamos, de momento, «exorcidiat» y
«aspargere», donde Minguella nos ofrecía «exorcizat» y «aspergeré».
153 Escribe a su hermana. PL.t 80, 604 B [M., XVIII (115), 1-2] :
Dominae et in Christo filiae Pomponiae abbatissae, Braulio... Cf.
Férotin, o. c., col. 66, n. 2. La Regula conwnunis de San Fructuoso es
el único otro caso conocido (PL,, 87, 1124 A).
184 García Villada, Historia eclesiástica de spaña , I, II, 202 ;
II, II, 79; Leclercq, L'spagne chrétienne, pp. 328, 329.
158 Séjourné, «Saint Isidore et la liturgie wisigoíthique», Mis-
cellanea Isidoriana, p. 232.
lfiñ De viris iUustribus, cap. XII (PL., 96, 203): Clarus iste ha­
bitas canoribus. (No canonibus ; cf. infra, p. 274).
187 Para la crítica de Ildefonso en este aspecto, véase las palabras
de Dzialowski, supra, p. 9, n. 26.
138 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Isidoro a esta materia es otra indicación de su propio interés


por ella 158.
Pero en realidad, muy poco puede señalarse como con­
tribución original de Braulio a la liturgia mozárabe. Ahora
es cuando nos damos cuenta de la razón que tiene Dom Ca-
. brol cuando escribe 159:

No es necesario imaginar que estos obispos lo inventasen todo ; lo


más que hicieron fué componer fórmulas, bendiciones o illationes, u
otras oraciones... Ya existía plenamente formado el conjunto litúrgi­
co de la misa, el oficio y demás ceremonias litúrgicas.

Quizá, siguiendo la hipótesis de Leclercq 16°, podamos al­


gún día atribuir una mayor contribución a Braulio, compa­
rando la rima y el ritmo de sus obras conocidas con el de las
fórmulas y oraciones antes mencionadas.
En lo que ahora podemos investigar, la única contribu­
ción de Braulio a la liturgia son su Vida de San miliano y
el Himno en honor del mismo santo. El nos dice explícita­
mente que escribió la Vida «para ser leída en la misa» del
Santo 1Bl, misa que él pidió a su arcediano Eugenio que le
compusiera 162. Las laudes o gradual, que en el rito romano
se leen después de la epístola, se leían en la liturgia mozára­
be después de terminar el Evangelio 153. Concluidas las lau-168

168 Praenotatio, PL.t 81, 16: ...tu sacrorum jura, tu sacerdotum,


tu domesticara publicamque disciplinara ...aperuisti.
359 «Mozárabe», DACL., XII, 393.
180 L'spagne chrétienne, pp. 328, 329.
181 Carta-prefacio a Fronimiano, Minguella, o. c., p. 214 [P., 4-5 ;
21-22; 1-3] : Quo circa dictaui..., libellum de eiusdem sancti uita
breuem conscripsi, ut possit in missae eius celebritate quantocius legt.
382 Ibid., p. 215 [P., 6, 12-14] : De eadem quoque sollemnitate,
ut missa recita retur communis, iniunxi dilecto filio meo Eugenio diá­
cono... [Minguella trae «Missam... communis» ; Parga nos ofrece «mis­
sa... communi». Creemos que la reconstitución debe hacerse en la
forma que ofrecemos : «missa... communis»].
188 Isidoro, De ecclesiasticis officiis, I, 13 (PL.f 83, 750).
EL TEÓLOGO 139

des se pronunciaba a veces una homilía para explicar la fes­


tividad del día 164. Para este fin escribió él la Vida. Tuvo
también la intención de escribir una homilía, pero decidió
que «no podía hacerse mayor exhortación que narrar sus vir­
tudes», y, además, ello alargaría demasiado la misa 165. Es­
cribió su Himno, además, para la fiesta 166, y así se encuentra
en el Breviarium gothicum 167* .
Algunas de las obras atribuidas a Braulio, en especial las
Acta de martyribus Caesaraugustanis, fueron ciertamente es­
critas para la liturgia ; pero no se ha probado que Braulio
fuera autor de ellas 168. Ballesteros y Beretta menciona «him­
nos aun cantados por la Iglesia se atribuyen a él» ; pero no
indica fuente alguna para encontrarlos 169.

La .Biblia

El conocimiento que Braulio tenía de la Biblia tan sólo


puede compararse con él de los Padres en la edad de oro de
la teología patrística. Citas directas, paráfrasis y reminiscen­
cias de las Sagradas Escrituras son la base de las obras de
Braulio. En veintiún cartas y en la Vita hay un total de unas
ciento cuarenta y cuatro frases fácilmente identificables en la
Biblia ; sólo un detallado estudio lingüístico de sus obras

164 García Villada, Historia eclesiástica de spaña, II, II, 52.


16fi Minguella, o. c.t p. 215 [P., 6, 1-5] : sermonem autem de eodem
die superfluum dictare putaui cum nulla maior mihi esse videatur
exhortatio quam uirtutum eius narnatio, et tantam horam occupet ut,
si hoc adiectum fuerit, audientium ánimos oneret.
166 Ibid. [P., 5-6, 23-24] : Ymnum queque de festiuitate ipsius
sancti, ut iussisti, iambico senario metro composítum, transmisi.
167 Llamado en otro tiempo Isidorianum breviarium, PL.f 86,
1242.—En el capítulo IX ofrecemos un particular estudio de la Vida
y del Himno.
,e® Sobre las obras atribuidas a Braulio, cf. infra, capítulo X
Historia de! spaña, I, 547.
140 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

podrá poner de manifiesto todas las reminiscencias bíblicas


que en ellas se contienen. Sin duda que en su juventud fué
influido por su maestro Isidoro hasta dominar plenamente
la Biblia, y tal vez colaboró con él en sus obras de carácter
bíblico 17°. Pero en el uso de las Escrituras es algo más que
un teorizante ; sentimos que predicaba lo que practicaba
cuando escribe a su hermana, la abadesa Pomponia, «que
regocijes tu espíritu por medio de las Sagradas Escritu­
171. Quizá fuera una afición de erudito, quizá un afán
ras» 170
de ostentación ; pero más bien parece ser una afición más
profunda, que le hace sobresalir como poseedor de un co­
nocimiento bíblico superior en su correspondencia con Isi­
doro, Eugenio, Tajón y Fructuoso. Puede comprobarse
que éstos no tienen la misma facilidad para las alusio­
nes y las citas. En su carta al Papa Honorio hay veintiuna
referencias a la Biblia. No podemos comparar esta carta
con la de Honorio, porque ésta se ha perdido; pero sabe­
mos que Honorio usó una cita escr¡turística en su carta, ya
que Braulio en su carta al Papa le señala que la fuente de
la cita no estaba bien dada 172.
Es natural que tenga sus preferencias por ciertos libros
de la Biblia; pero sorprende ver que en veintiuna cartas y
en la Vita se refiere a treinta y nueve de los setenta y dos li­
bros del canon bíblico173. Los libros más citados son el
Salterio, Mateo, Lucas, Juan, y Pablo ad Romanos y I ad
Corinthios. Libros no mencionados son, del Antiguo Testa­
mento: Exodo, Levítico, Josué, Jueces, Ruth, I y II de los

170 Las últimas cuatro obras de Isidoro se ocuparon de la Biblia.


171 Carta 18, PL.f 80, 665 B [M., XVIII (117), 40^41] : Quaprop-
ter adhibe animas tuae solamen sanctarum scripturarum meditatione.
173 Carta 21. Cf. infra, p. 154.
173 Isidoro nos ofrece el canon bíblico de su época tres veces en
sus escritos. Enumera setenta y dos libros, incluyendo a Baruch,
según costumbre, en Jeremías. Sobre esta materia, véase la monogra­
fía de S. Zarb, «S. Isidori cultus erga sacras litteras», Miscellanea
Isidoriana, pp. 94-103, 105.
RL TEÓLOGO 141

Paralipómenos, I de Esdras, Tobías, Ester, Eclesiastes,


Sabiduría, Lamentaciones, Baruch, Ezequie!, Daniel, y nin­
guno de los profetas menores, salvo Oseas y Jonás ; del Nue­
vo Testamento : Marcos, ad Colossenses, Tito, Filemón,
II de Pedro, y II y III de Juan y Judas.
Muy importante cuestión es la referente a la edición que
Braulio usó para la Biblia : ¿ Usó la Vulgata o las antiguas
versiones llamadas Itala? Usó ambas. Isidoro editó la Bi­
blia después de la Vulgata; pero él y Braulio, igual que
Gregorio de Tours y Beda, continuaron usando las antiguas
versiones junto con la Vulgata 174. En las citas directas que
en las obras de Braulio ofrecen fundamento para una com­
paración, vemos que en veintiocho ocasiones usó los textos
de la Vulgata, pero en diecisiete ocasiones los de la Itala.
No podemos resolver aquí definitivamente el problema de
cuál fué el Salterio usado por Braulio, pues él y sus contem­
poráneos no sólo usaban el texto de la Itala y la revisión de
la Itala hecha por San Jerónimo, que es el Salterio tal y co­
mo se encuentra en la Vulgata, sino también otra versión
del Salterio no utilizada por ninguna otra Iglesia : Era el
Salterio que San Jerónimo tradujo del hebreo 175.
Hay muchas otras referencias interesantes a la Biblia en
las obras de Braulio. Un pasaje indica claramente, según
hemos visto, que las Escrituras estaban consideradas como
inspiradas por el Espíritu Santo I76. El nombre de Jesús
aparece tan sólo una vez, en sus obras, para designar a Jo­
sué, sustitución muy común en su época 177. El «Apóstol»

174 Zarb, o, c., pp. 112-116; P. Séjourné, Saint Isidore de Sévi-


Ue, pp. 25, 27, 43; M. Laistner, o. c., pp. 99, n. 4, 125, 162 ; W. Por-
ter, «Revíews», The Journal of Theological Studies, 35 (1934), 109.
175 G. Morin, «Saint Isidore et le psautíer mozárabe», Miscellanea
Isidoriana, p. 159; Anspach, o. c.t p. 81.
176 Cf. supra, p. 111.
177 Carta 37, PL.t 80, 684 D [M., XXXVII (170), 30] : ...qui et
Moysi lesum successorem... Cf. Zarb, o. c., p. 94.
142 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de sus cartas es siempre San Pablo 178. En una ocasión al


Antiguo Testamento le denomina Vetus Instrumentum 179.
La distinción entre «los libros de los hebreos» y los «libros
de los samaritanos» se hace todavía 180. Los «libros de los
hebreos» tienen más autoridad que los Setenta 181. Muchos
códices bíblicos por esta época se hallaban corrompidos a
causa del priscilianismo 182. Finalmente, consecuente con­
sigo mismo, Braulio, a pesar de su gran respeto a la Sa­
grada Escritura, no duda en adaptar un pasaje bíblico a un
episodio de momento: Cuando reprende a Tajón en la car­
ta 11, le escribe: Modicae patientiae, quare turbaris, Con
ello parafraseaba el conocido pasaje de Mateo (14, 31): Mo-
dicae fidei, quare dubitasti ? 183.
Tenía Braulio un profundo respeto a la Biblia y en sus
cartas aprovechó todas las oportunidades para poner de re­
lieve las ventajas de un estudio de las Escrituras y el valor
de su testimonio 184. Cuando leemos tales pasajes en sus
cartas y comprobamos su íntimo conocimiento de la Biblia,
nos sorprende en realidad que Braulio no dedicara estudio
alguno a tal materia; y la aparición, en un antiguo manus­
crito, de una obra titulada Braulion. super psalterium pre­
juzga el mejor juicio de cualquiera en pro de su autenti­
cidad 185.
Sin embargo, el único intento de exégesis que con certe­
za podemos atribuir a Braulio es el que se contiene en sus

178 Carta 13, PL., ibid.t 660 A, y passim.


178 Carta 44, ibid., 698 B.
180 Ibid., 694 C [M., XLIV (196), 114-115] : Siquídem in Hebraeis,
et in Samarítanorum libris ita scriptum repperi. Cf. Beer, «Samari-
ter», Piauly-Wissowa, II, 1, IT, 2109; F. Stummer, «Samaría», Le-
xikon für Theologie und Kirche, IX (Freiburg im B., 1937), 151-152.
181 PL., 80, 695 A.
182 Cf. supra, p. 127.
183 PL., 80, 657 A.
184 Carta 44, ibid,, 698 C ; carta 42, ibid., 689 C, D.
185 Cf. infra, p. 292.
EL TEÓLOGO 143

cartas. La razón de por qué no llevó a cabo trabajo especial


alguno en tal materia puede deducirse de sus propias obser­
vaciones expuestas en ellas. Parece que no puede o no quie­
re separarse de las obras ya tradicionales en la exégesis.
Después de haber contestado tres cuestiones bíblicas de Fruc­
tuoso, habiendo citado largamente a Agustín, Jerónimo y
Euquerio, anade 186: ((Ciertamente que yo no puedo opi­
nar en contra de la autoridad de tan gran varón (Jerónimo),
ni puedo hacer otra cosa que seguir sus huellas, y, con
cristiana humildad, no desviarme de las sendas de nuestros
predecesores». Veinte años antes, cuando Yactato le pidió
que le escribiera sobre materia religiosa, la respuesta de
Braulio fue que la lectura de la ley de Dios y un estudio
de los Padres como Jerónimo, Agustín e Hilario le darían
mucho más de cuanto él pudiera ofrecerle 187.
La única carta que trata fundamentalmente de exégesis
es la única dirigida a Fructuoso, más arriba mencionada.
Braulio contesta con ella a las siguientes cuestiones que el
monje le había propuesto en la carta 43: 1) ¿Cómo pudo
Matusalén, que vivió hasta catorce años después del dilu­
vio, escapar a la destrucción sin haber entrado en el arca?
2) ¿ Cómo pudo Agar, al ser expulsada por Abraham, ser
capaz de llevar en sus espaldas a su hijo ya crecido? 3)
¿ Cómo fué posible que Salomón fuera padre a la edad de
doce años? Nada original hubo en las respuestas de Brau­
lio. Con admirable honradez, la de un erudito, tiene muy
buen cuidado de hacer notar que sus respuestas están to­
madas de Agustín, Jerónimo y Euquerio. Alabarle, pues,
como versado en las lenguas griega y hebrea a causa de
estas explicaciones es no tener en cuenta sus propias y

Carta 44, PL„ 80, 697 C [M., XLIV (201), 253-255] : Sed nec
ego contra tanti uiri auctoritatem aliud possum sentiré, nisi eius ues-
tigia sequi, et humilitate christiana a maiorum nostrorum semitis
non deuiare.
Carta 9, ibid.f 655 B.
144 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

concretas afirmaciones de que, se halla citando, por ejem­


plo, el libro quince de la De civitate Dei 188. Una contri­
bución suya propia se encuentra hacia el final de la carta ;
su lectura nos convence de que es justo cuando quiere no
pasar por original 189 :

Preferiría, sin embargol si Dios me concediera lo que antes he dicho,


que nuestra ocupación (si llegamos a encontramos) se concentre en
la interpretación alegórica de las cuestiones y en su mística inteligen­
cia, en el uso del Antiguo Testamento para confirmación del Nue­
vo, mejor que parar nuestra investigación en una superficial inter­
pretación histórica, de suerte que en verdad «el abismo llame al abis­
mo con la voz de sus cataratas» (Sal. 41, 8), porque el uno precede en
el tiempo, mas el otro en dignidad. Este es el alimento del alma cris­
tiana ; Alimento del alma son aquellas cosas que la deleitan. Por muy
admirable tengo tu ingenio y muy a gusto contemplo la infinita ri­
queza de tu vocabulario.

Si hubiera escrito sobre exégesis, se hubiera basado, se­


guramente, en la alegoría 190. Su carta a Yactato demues­
tra esto en un pasaje muy interesante, que al mismo tiem­

"8 Carta 44, ibid., 695-697. Pérez de Urbel («Braulio», DHG., X,


445) afirma sin razón que esta carta revela un profundo conoci­
miento, por parte de Isidoro, de la 'hebraica ver i tas' y del texto
griego de la Biblia.
189 Ibid., 698 B [M., XLIV (203), 279-287] : Mallem tamen ut si
hoc quod praemisi tribueret Deus, de allegorizandis quaestionibus et
mystice intellegendis, et Veteris instrumenti in Noui adfirmatione
exercitatio nostra esset, quam in historiae superficie inquisitio nos­
tra constaret, ut vere abyssus abyssum in uoce cataractarum tuarum
inuocaret, quia illud praecedit tempore, istud dignitate. Hoc enim est
' pabulum animae christianae; his enim anima pascitur quibus delec-
tatur. Nam ingenium tuum admirabile babeo et sermonis tui supel-
¡ectilem infinitam uehementer intueor.
190 Las obras exegéticas de Isidoro son tratadas, desde este punto
de vista, por F. Ogara, «Tipología bíblica, según San Isidoro», Mis-
celánea Isidoriana, pp. 135-150.
EL TEÓLOGO 145

po que alegóricamente agradable resulta un poco gracio-


so .

Tú nos has enviado !o que se ofrece en el Sacramento del Cuerpo de


Cristo : te enviamos lo que prefigura la Sangre en el misterio del
mismo Señor, esto es, dos medidas de vino. También te enviamos una
medida de aceite y un modio de aceitunas para significar el doble
precepto de la caridad ; es decir, con el uno se significa el amor de
Dios, y con el otro, el amor de! prójimo. También te enviamos un
modio de damasanas, sobre cuyo simbolismo nada sé decir, si no es
que, en el nacimiento del Señor, se promete que haya de ofrecérsele
el poder de aquella ciudad de donde vino este fruto. Simboliza el oro
que el santo Evangelio cuenta haber sido ofrecido por los Magos

Muy difícil de interpretar es su empeño en simbolizar


que notamos en la segunda parte de este pasaje.

101 Carta 10, PL., 656 D [M., X (93), 38-46] : Direxisti nobis
quod in Sacramento offertur corporis Christi. Remisimus uobis quod
in eiusdem Domini mysterio sanguinem praefigurat, uini metra uide-
licet dúo. Direxímus et metrum olei et modium oliuae in gemino ca-
ritatis praecepto: a'iud nimirum quo De!, et aliud quo proximi di-
lectio signatur. Damascinae modium unum, de quo non inuenio quod
dícam, nisi forsitan id quod, nato Domino uirtus ciuitatis illius, unde
hoc gemís pomi ortum est, offerenda promittitur. Hoc est aurum,
quod a Magis oblatum sanctum refert euangelium.
10
APÍTULO V

EL CANONISTA

Los Concilios—La cuestión judía—El «Forum


judicum»—Filosofía política

Salvo alguna excepción, los jurisprudentes de la España


visigoda fueron eclesiásticos ; y su campo fué tanto la le­
gislación civil como la eclesiástica. Fué ello el resultado
de la influencia dominante de los dieciocho Concilios, que
se han de llamar nacionales para distinguirlos de los Con­
cilios provinciales, que se celebraron en España entre los
años 589 y 701. Con toda justicia los historiadores han re­
conocido la importancia de tales Concilios 1. Se han 11a-

1 E. Caspar, Geschichte des Papsttums, II, 672-673 : «Estos fre­


cuentes Concilios españoles dan una prueba imponente de la actividad
de la iglesia española» ; B. de Gaiffier, «Bulletin», Analecta Bollan-
diana, 51 (1933), 413 : «En poco tiempo la ig’esia española poseyó
una legislación canónica, que era de envidiar por las otras iglesias
de la cristiandad» ; P. Séjourné, Saint Isidore de Séwille, p. 259 : «En
España la iglesia por sí sola volvió a traer la civilización : en lugar
de las antiguas asambleas germánicas, los Concilios de Toledo man­
tuvieron el equi'ibrio... (Guizot, Histoire générále..., 86, 90), esto
es, una asamblea eclesiástica que permitía la presencia de algunos
representantes del Estado»; M. Laistner, Thought and Letters in
Western urope A. D. 500-900, p. 130: «Las Leges visigothorutn...
fueron el resultado directo de la actividad sinodal de la iglesia, y re­
presentan una fusión de los decretos emanados del poder temporal
con los cánones de los Concilios eclesiásticos». Cf. también A. Zie-
gler, Church and State in Visigothic Spain, p. 37 ; para un estudio
más detallado de los Concilios, ibid., pp. 32 ss.—Uno tan sólo de los
EL ANONISTA 147

mado sínodos, sínodos mixtos, Concilios provinciales y na­


cionales, y Cortes o asamblea nacional de la España visi­
goda. Era el rey quien los convocaba y podía revocarlos 2.
El, como los delegados de la nobleza, estaba ordinaria­
mente presente; él y ellos firmaban las actas3.
Nuestra misión es determinar la influencia que Braulio
tuvo en los Concilios de su tiempo. Pérez de Urbel, ha­
ciéndose eco de los juicios de escritores anteriores, dice
acerca de él 4:

Fué Brauüo quien, después de la muerte de Isidoro, inspiró los Con­


cilios ; él, quien escribió documentos en nombre de sus colegas en el
Episcopado; él, quien proponía importantes medidas que habían de
tomarse para la conservación de la paz. No era él un metropolitano ;
mas todos le rindieron homenaje por su sabiduría.

En Zaragoza se celebró un Concilio el año 592, fecha de­


masiado temprana para que Braulio tomara parte en él.
Y, durante su vida, ya no hubo otro Concilio en Zaragoza,
que nosotros sepamos. Tarragona era la sede metropolita­
na de aquella parte de España, y cualquier Concilio de la
provincia de Tarragona se celebraba probablemente en di­
cha ciudad. Los Concilios provinciales habían de celebrar­
se cada año, según lo dispuesto en canon 3 del IV Concilio

ocho Concilios tuvo el carácter de provincial, según E. Pérez Pujo!,


Historia de las instituciones sociales de la spaña goda, III, 287;
un estudio más detallado de los Concilios, ibid., pp. 287 ss.
- E. Magnin, L'glise ‘wisigothique au Vlle, siécle, I, 54; F.
Dahn, Die Konige der Germanen, VI, 2 ed., 370; L. Duchesne, His-
toire ancienne de Véglise, II, 661.
3 Ziegler, o. c,t pp. 40, 42.
4 J. Pérez de Urbel, «Braulio», DHG., X, 446-447.—Algunos
escritores, con relación a esta fase de la actividad de Braulio, han
fundado su juicio elogioso en una falsa lectura de la nota de Ilde­
fonso en el De viris illustribus. Han ’eído : Clatus iste habitas ca-
nonibus, en lugar de canoribus. Cf. infra, p. 274.
148 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de Toledo (633) 5* , pero no tenemos noticia alguna de que


Braulio participara en ellos. Su primera experiencia en
materia conciliar fué, quizás, en el II Concilio provincial
de Sevilla, en el 619, durante su permanencia con Isido­
ro G. Se hallaba ya en Zaragoza al tiempo del III Concilio
provincial de Sevilla (c. 624), si es que llegó a celebrarse
dicho Concilio 7 • El III Concilio de Toledo (589) y el Con­
cilio, sin número, de Toledo, celebrado en el 597, lo fué
durante su juventud ; pero es posible que él asistiera al
Concilio provincial de Toledo en el 610, cuando contaba
veinticinco años de edad. Tal vez fué allá acompañando a
su padre, el obispo Gregorio de Osma, quien firmó las
actas ; ha de suponerse, claro está, que Gregorio fuera su
padre 8. Se encontró allí por primera vez con Isidoro, pues­
to que éste asistió a dicho Concilio, aunque no pertenecía a
dicha provincia. Los Concilios nacionales que cayeron en
el período de su vida adulta fueron el IV (633), V (636),
VI (638) y VII (646) de Toledo. A los tres primeros asis­
tió como obispo de Zaragoza, y por lo tanto firmó las actas
por derecho propio 9. Con referencia al último o VII Con­
cilio, a lo sumo podemos decir que ni asistió a él ni envió
representante alguno suyo 10.
Cualquier alabanza de Braulio por su participación en
los Concilios IV, V y VI de Toledo ha de ser muy gené­
rica. Qué contribución tuviera en ellos, qué cánones escri­
biera, qué importancia tuviera su palabra, qué disposicio­
nes aprobara, todo es una mera conjetura y se funda en el

5 Mansi, X, 617.
8 Cf. supra, p. 125. Sobre Isidoro como canonista véase Séjourné,
o. c., pp. 45-47.
T Cf. supra, p. 53.
8 Cf. supra, p. 10.
8 Mansi» X, 643, 657, 671.
10 Enviar un representante era una costumbre común. Cf. Ziegler,
o. c,, p. 39. Los representantes ordinariamente indicaban las sedes en
cuyo nombre venían.
EL ANONISTA 149

conocimiento consiguiente de otras actividades durante su


vida. No presidió ninguno de estos Concilios. Isidoro pre­
sidió probablemente el IV ; Eugenio I de Toledo, el V ; y
Eugenio II, el VI 11. Nuestra certeza, al decir, que Braulio
influyó en estas asambleas, fúndase en su estrecha amistad
con Isidoro; en la posición que tuvo en la estima de sus
contemporáneos, según se ve por sus cartas; en el hecho
de que escribiera al Papa Honorio I en nombre de todos
los obispos congregados en el VI Concilio nacional; y en
algunos pasajes de una crónica escrita poco después del 754.
La crónica es la Continuatio Isidoriana Hispana, que se
debe a un escritor anónimo 12. Piensan algunos autores 13
que el cronista utilizó una crónica perdida de Ildefonso; si
fuera así, sus observaciones merecerían que se les diera más
autoridad. Con referencia al IV Concilio escribe la cróni­

11 No se puede afirmar con certeza quién presidía en cada Conci­


lio. Los metropolitanos presentes firmaban las actas en primer lugar,
y ordinariamente se ha considerado que el primer nombre correspon­
día al del presidente. Pero, si ellos firmaban según su antigüedad
episcopal, ya no podemos estar seguros de que aquella creencia ten­
ga su justificación. Oficia’mente no había ningún primado, aunque
a Leandro y a Isidoro parecía gustarles esta posición, como sucedió
más tarde con los metropolitanos de Toledo.
13 Esta crónica parece bastante exacta. Comprende fragmentaria­
mente los años 612-687, y con mayor detalle los años 687-754. El
autor ha sido conocido bajo los nombres de Isidoro Pacensis, Isidoro
de Beja, Isidoro el Joven, el Anónimo de Toledo y el Anónimo de
Córdoba. La crónica ha sido conocida bajo tos nombres de pitoma
(imperatorum?), Isidori Pacensis chronicon y Chronicon Pacense. El
autor, según Mommsen, era oriundo de Toledo, sincero y libre de
preocupaciones. La última y mejor edición es la de Mommsen, MGH
Auct. AntiqXI, 340.
13 F. Fita, «El Papa Honorio I y San Braulio de Zaragoza», La
ciudad de Dios, IV (1870), Pérez de Urbel, «Braulio», DHG X,
447. r ' •
150 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ca 14 : «En este santo sínodo se distinguió entre los demás


Braulio, obispo de Zaragoza, cuya elocuencia admiró mu­
cho más tarde Roma, la madre y señora de las ciudades, a
causa de su carta». Con referencia al VI, dice así 15* : «En
este sínodo sobresalió Braulio, obispo ilustre de Zaragoza,
entre todos los demás; y él infundió profundamente la
santa doctrina en las mentes cristianas: la Iglesia todavía
ahora lee sus opúsculos». En el siglo xm, Rodrigo Ximé-
nez de Rada combinó estas dos afirmaciones y las empleó
para describir las actividades de Braulio en el V Concilio le.
No es preciso suponer con Pérez de Urbel 17, que el autor
anónimo utilizara torcidamente sus fuentes y que su pri­
mera parte se refiera al VI Concilio, porque la carta de
Braulio a Honorio, mencionada en su texto, fué escrita
como consecuencia de aquel Concilio. La palabra postmo-
dum en el pasaje, indica que la carta fué escrita en fecha
más tardía. Pérez de Urbel cree que para corregir un error
de fecha fué por lo que Rodrigo aplicó el pasaje al V Con­
cilio. Nicolás Antonio probablemente anduvo más acerta­
do, al suponer que Rodrigo utilizaba una numeración dife­
rente, y que con el V Concilio citaba el VI 18.
Pero se comprueba claramente que por parte de los es­
critores ha habido cierta tendencia a exaltar la actuación

14 Mommsen, l. c. : ...huic sancto sínodo ínter ceteros Braulio


Cesaraugustanus episcopus claruit, cuius eloquentiam Rom»a urbium
mater et domina postmodum per episto'are alloquium satis mirata.
15 Ibid. : ...huic sínodo Braulio Cesaraugustanus episcopus pre
ceteris illustris excellit atque piam doctrírnam Christianis mentibus
decenter infundit: cuius et opuscula nunc usque eclesia relegit.
14 Apud Lorenzana, Patrum Toletanorum opera, III, 42-43 Su
pasaje se encuentra en PL.t 80, 640 D : Braulio Caesaraugustanus
episcopus prae oaeteris illustris effulsit, atque piam doctrinam Chris-
tíanis mentibus decenter infudit: cujus et opuscula nunc usque Ec-
clesia veneratur. Hujus eloquentiam Roma, urbium mater et domi­
na, per epistolare alloquium est mirata.
lT L, c.
" Riblíotheca Hispana vetus, I, 374 (PL80, 640 C).
!
y

EL ANONISTA 151

de Braulio en el V Concilio. Ninguna prueba existe, por


ejemplo, de que fuera él quien redactó sus cánones, como
creen Pérez de Urbel 19 y G. van Hoof 20.
Mayor razón hay para señalar su participación en el
VI Concilio. Nicolás Antonio opina que la segunda parte
de la crónica anónima es suficiente para afirmar que los
cánones de este Concilio fueron «escritos de puño y letra»
por Braulio 21. Pérez de Urbel es de la misma opinión, adu­
ciendo mejores razones, aunque no sean plenamente con­
vincentes 22. Braulio escribió su carta a Honorio después
de este Concilio y en nombre de los obispos allí reunidos.
En la carta hace referencia al tercer canon de este Concilio.
«Las relaciones, escribe él, entre el canon y la carta nos
permiten suponer que el autor del texto sinodal es el mis­
mo que el autor de la carta, esto es, San Braulio». Un de­
tenido estudio filológico de los dos textos, tal vez nos lleva­
ría a la certeza de esta opinión.
Otra razón aducida por Pérez de Urbel tiene mucha
más fuerza. Junto con la carta de Braulio al Papa Honorio
fueron enviadas las actas del VI Concilio y un interesante
documento titulado Confessio judaeorum civitatis Toleta-
nae. Este último documento se encuentra en el precioso Co-
dex Samuel, León Ms. 22, que contiene también nuestra
única copia de la colección de las cartas de San Braulio 23.
Risco, el primer editor de las cartas de Braulio, aunque co­
nocía la Confessio, no suponía que perteneciera a Braulio ;
y por ello no la editó 24. En 1870 Fita, al tratar las relacio-

" L.c.
20 A A. SS>, Martii, t. II, 636.
21 L. c. (PL.f 80, 641 A): Nihil vero aliud infusione illa doctrinas
significatum nobis existimo quam quod sextas hujus synodi cánones
Braulionis stylo sint formad.
22 O. c,, 447, y esp. 448.
21 Cf. infra, p. 232.
24 M. Risco, Iglesia de León y monasterios antiguos y modernos
de la misma ciudad, Madrid, 1702, p. 84.
162 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

nes entre Honorio y la Iglesia visigoda, publicó, tradujo


y comentó este documento 25* . Opinaba él que esta confe­
sión de fe por parte de los judíos cristianizados, «escrita
por un profundo teólogo» 2S, era obra de Braulio, porque
aparecía en el Ms. de León y por su semejanza lingüística
con los escritos de Braulio 21. En todo esto se muestra con­
forme Pérez de Urbel 28. Puede que no se equivoque, pero

25 F. Fita, «El Papa Honorio I y San Braulio de Zaragoza», La


ciudad de Dios, IV (1870), 188-204. El artículo es mucho más largo y
se encuentra distribuido por los volúmenes IV, V (1871) y VI (1871, no
1872, como dicen algunos autores). En cuanto a !as páginas véase la
«Bibliografía», infra, p. 299. En las páginas que siguen habremos de
referirnos varias veces a este importante artículo sobre una determi­
nada fase de la vida de Braulio ; pero el autor lamenta que no le ha
sido posible el consultare sino tan sólo de segunda mano. La citada
revista parece que no se puede encontrar en los Estados Unidos, La /
Habana, Méjico (ciudad), Manila, Bélgica, Francia e Inglaterra. A
causa de las perturbadoras condiciones actuales, no ha sido posible
procurárselo de España. Podemos decir que la revista ya no es ’a
posterior y más famosa La ciudad de Dios (Madrid, 1881 ss.). Tres
partes del artículo original, que incluían la carta de Braulio a Ho­
norio y la Confessio, fueron reproducidas en la revista La civilización
(Madrid, 1880). Las mismas partes salieron luego en forma de libro
publicado por Fita: Suplementos al Concilio nacional Toledano VI,
Madrid, 1881. Sin duda a esta obra se refiere el autor del artículo
«Braulio» en sposa cuando dice que el artículo se publicó en tirada
aparte. Dicho libro tan sólo se puede encontrar, con referencia a los
Estados Unidos, en la Hispanic Society of America, New York, N. Y.
La Confessio ocupa las páginas 43-49, y la traducción española las pá­
ginas 51-60. Se reproduce en parte y se comenta el artículo original
en R. de Ureña y Smenjaud, La legislación gótico-hispana, pp. 571-
575; Dahn, o. c., pp. 650-653 ; Ziegler, o. c., p. 192 ; J. Juster, «La
condition légale des Juifs sous les rois visigoths», tudes dJhistoire
juridiques offerts á Paul Girard, IT, 281-282 ; Pérez Pujol, o. c., III,
414 ss. ; I. Loeb, «Notes sur l’histoire et les antiquités juives en Es-
pagne», Revue des études juives, II (1881), 137-138 ; Katz, The Jews
in the Visigothic and Frankish Kingdoms of Spain an Gaul, p. 14.
38 Palabras de Pérez de Urbel, o. c,, col. 449.
21 Fita, La ciudad de Dios, t, c.
38 L. c.
EL ANONISTA 153

falta una prueba evidente y definitiva. Fita editó la carta


a Honorio junto con la Confessio, pero no tenía a mano edi­
ción fidedigna de cualquier otra obra de Braulio. Por lo
demás, en el Ms. de León hay muchos otros textos que
ciertamente no son de Braulio. El problema sólo podrá so­
lucionarse por un estudio lingüístico de los escritos de
Braulio.

La cuestión judía

Estos tres textos, esto es, la carta 21, que ciertamente


es obra de Braulio, el canon 3 del Concilio VI y la Con-
fessio, los dos últimos posiblemente también de Braulio,
nos llevan a la consideración del problema judío, pues los
tres se refieren a lo mismo. No nos corresponde aquí es­
tudiar el problema en toda su integridad, y sí tan sólo la
actuación de Braulio y su influencia en el Concilio 29. La
clave se halla en la carta 21 a Honorio 30. Según el prólogo
de la carta, en enero del 638, por mandato del rey Chintila,
unos cincuenta obispos de España se reunieron en Toledo
para el VI Concilio 31. Un legado del Papa Honorio llegó
con una carta, hoy perdida, que reprendía al episcopado
español por su condescendencia con los perfidi, y llamaba
a los obispos «perros mudos que no sabían ladrar» (Is. 56,

29 El estudio de este problema en el pasado ha sido muy exhaus­


tivo. Hay cierta concordancia en las conclusiones. Cf. Ziegler, o. c.t
pp. 186-196; Katz, o. c., pp. 13-16, 110-118, y passim; T. Me’icher,
Der Kamff zwischen Gesetzes— und Gewohnheitsrecht im Westgo-
tenreiche, Weimar, 1930. La bibliografía dada más arriba sobre la
Confessio sirve toda para este problema.
30 Fita, Suplementospp. 27-33.
” Hefelé-Leclercq, Histoire des conciles (III, 1, 279), da cincuen­
ta y dos obispos ; Séjoumé (o. c., p. 104, n. 1) da veintinueve obis­
pos hispano-romanos y diecinueve godos.
154 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

10) 32. Esto se deduce de la carta de Braulio, que fué es­


crita como respuesta a la del Papa y hecha en nombre de
todos los obispos 33. Algunos autores antiguos pensaron
que la censura del Papa se refería a la negligencia de los
obispos en convocar Concilios 34. Algunos han pensado que
los perfidi eran los arrianos 35. Para otros resulta inexpli­
cable la causa de la carta del Papa, dada su evidencia 3G.
La mayoría de los autores modernos aseguran que los per-
fidi eran los judíos reincidentes, y Pérez de Urbel, el úl­
timo escritor sobre esta materia, llega a decir que el con­
junto de la carta «forma una especie de comentario al ca­
non 3 del Concilio» 37, el cual se refiere a los judíos 38. La
evidencia de la carta 21 para los defensores de esta moder­
na interpretación es muy concluyente. Braulio pone de re-

32 Nótese en la próxima nota que Braulio corrige al Papa por


haber atribuido esta cita a Ezequiel. Caspar (o. c., II, 653, n. 1) se­
ñala que Gregorio II (ob. 731) sufrió otras dos equivocaciones pare­
cidas.
33 Cf. supra, p. 118, para la salutación. Fita, o. c., p. 28 [M-, XXI
(125), 14-18] : Nam iam totius Hispanice atque Narbonensis Galliae
episcopi in uno coadunad eramus collegio, quando Turnino depor­
tante diácono, uestrum nobis est adlatum decretum, quo et robustio-
res pro fide, et alacriores in perfidorum essemus rescindenda perni-
cie. Ibid., p. 29 [M., ibid. (127), 54-57] : ...praecipue tamen illud,
non Ezechielis sed Esaiae testimonium, quamquam prophetae omnes
uno proloquantur Spiritu : Canes muti non valentes letrare, ad nos,
si Beatitudo uestra dignatur considerare, ut praemisimus, nullo modo
pertinet.
" «Como Gebhardt, Tejada y D. Vicente de la Fuente sospecha­
ron erróneamente, dejándose llevar por una conjetura de Masdeu».
Fita, La ciudad de Dios, VI (1871), 101, según la cita que hace
A. Ballesteros y Beretta, Historia de spaña, I, 554.
35 J. Langen, Geschichte der romischen Kirche, II, 514, según
la cita de Katz, o. c.f p. 14.
36 Magnin, o. c., I, 20; H. Mann, Lives of the Popes, I, 1, 327;
Caspar, o. c., II, 671.
• aí O. col. 447. •
" Mansi, X, 663-664.
EL ANONISTA 155

lieve que la jerarquía no ha sido laxa en su conducta con


los perfidi 39; muestra a su vez al Papa que, según rumo­
res, también Roma ha sido muy suave con los judíos re­
lapsos 40; hace una precisa referencia al canon 3 41 y pro­
mete severas medidas, aunque los obispos objetan a la re­
comendación del Papa sobre algunos castigos nuevos y se­
veros 42. Para mayor claridad de esta carta, ha de recordar­
se que las actas del Concilio, en las que el canon 3 era el
único que se refería concretamente a los perfidi, fueron en­
viadas al Papa, lo mismo que la Confessio, profesión for­
zada de fe de los judíos 43. Los tres documentos nos con­
ducen a señalar algunas conclusiones sobre la actuación e
influencia de Braulio en el Concilio, al menos en lo que
se refiere a la cuestión judía.
La primera es que Braulio, en apariencia al menos, fué
un adalid en la persecución de los judíos por aquel tiem­
po. Su actuación, ¿era una convicción, o el resultado de
las circunstancias del mes de enero del 638 ? Este es el gran

39 Es el tema de toda la carta.


40 Para el texto, véase sufrirá, p. 128.
" Cf. Fita, Suplementos.,,, p. 31, n. 4. Alude él al canon 57 del
IV Concilio, igualmente anti-judío. Cf. ibidp. 28, n. 4.
43 Ibid.t p. 33 [M., XXI (131), 130-137] : In calcem hujus epis-
tolae rati sumus aliquid peculiar! modo ceu capiti nostrae adminis-
trationis manu porrigere, ut grauissimo examinis pondere apostola-
tus uestri e’egantia pensitet utrum debeant quolibet facinore implicad
a nobis sententia tam seuera percelli, ut istos praevaricationis naeuo
macúlalos uestra censuit Beatitudo damnari. Nam hoc nunquam et
nusquam aut maiorum nostrorum gestis peractum, aut eloquiis diui-
nis in noui Testamenti pagínis repperimus insertum.—En el año 654
el rey Recesvinto introdujo el castigo de los judíos por el fuego.
Cf. Zeumer, Leges Visigothorum, XII, 2, 17 (MGH-, Legum sec-
tío I, t. I, p. 425).
43 Esta Confessio se llama ordinariamente frlacitumf que se define
así: «Alii dicunt pactum esse quod volens quisque facit; placitum
vero etiam nolens compellitur...» (tymologiae t V, 24, 19). Cf. Zie-
gler, o, c., p. 192; Katz, o. c., p. 14.
íes SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

problema, del que el Concilio no es sino un pequeño deta­


lle. La unión de la Iglesia y el Estado, en España, animaba
la persecución de los judíos; los reyes eran más implaca­
bles que los obispos 44. Braulio se formó bajo las severas
medidas del rey Recaredo y del III Concilio de Toledo (589)
que estaba en vigor. El rey Sisebuto (612-621) adoptó me­
didas más fuertes contra ellos, hasta tal extremo que San
Isidoro le censuró. Tal vez Braulio colaboró con Isidoro
en su obra dogmática Contra Judaeos (614-615). Bajo el
rey Suintila (621-631), la legislación antijudaica ya no se
intensificó. El Papa Honorio, al parecer, fué informado
de ello tardíamente, sin duda por la falta de comunicacio­
nes frecuentes en aquel tiempo 45. En los reinados de Sise­
buto y de Suintila no se celebró ningún Concilio general.
El rey Sisenando (631-636) y la jerarquía atacó a los ju­
díos en el IV Concilio (634): lo presidía Isidoro, y Brau­
lio estaba presente. El V Concilio (636) no se ocupó de
la cuestión de los judíos : Braulio estuvo presente, pero
Isidoro había muerto poco tiempo antes. El rey Chintila
(636-640) y la jerarquía decidieron en el VI Concilio (638)
expulsar los judíos 46. Braulio tuvo en él parte muy im­
portante. La censura (objurgatio) 47 del Papa Honorio ha­
bía llegado: es posible que su carta fuera la principal causa
de la severidad del rey y del Concilio en el canon 3. Brau­
lio, al contestar al Papa, presume de la vigilancia de la
Iglesia y del Estado en perseguir a los perfidi. El rey Tul-
ga (640-641) debió ser tan fanático como Chintila 48. El
rey Chindasvinto (641-649, ob. 652) ha sido llamado, con
alguna exageración, «protector de los judíos» 40. Braulio
" Katz, o. c.t p. 11.
46 Cf. infrat p. 169.
44 Canon 3. Mansi, X, 663.
4T Palabra propia de Braulio. Cf. Fita, Suplementos.,., p. 29.
4í Cf. Katz, o. c., p. 14.
" H. Gratz, Geschichte der Juden, V (Leipzig, 1894), 142; «Die
vvestgothische Gesetzgebung in Betreff der Juden», Jahresbericht des
EL ANONISTA 157

mantuvo buenas relaciones con él, pero no es posible que


pudiera dictar a este soberano de tan poderosa imagina­
ción 50. El VII Concilio (646) no ofrece ya ninguna legis­
lación antijudaica
* Ignoramos la razón ; pero Braulio estu­
vo ausente: quizá porque Chindasvinto había apartado de
él a su arcediano Eugenio 51. También estuvo ausente el
rey, aunque él había convocado el Concilio. El mismo Eu­
genio II, ahora metropolitano de Toledo y todavía amigo
y discípulo de Braulio, lo presidió probablemente. El rey
Recesvinto (649-672), que llegó al trono ayudado por Brau­
lio, fué muy duro con los judíos ; pero el VIII Concilio (653)
en el que Eugenio y Tajón, discípulos de Braulio, tuvieron
alguna parte, si no la preponderante, templó aquellos ex­
cesos. Recesvinto logró su propósito de promulgar un nue­
vo código legal, el Forum judicum, documento al que, pro­
bablemente, Braulio dió su forma literaria poco antes de
morir (651) 52. Si en él se contenían algunas medidas a las
que era contrario, dejó de señalarlas en su correspondencia
con el rey.
En todo esto, la carencia de detalles nos conduce a con­
fusión. Otra conclusión segura podría ser afirmar que Brau­
lio fué muy influyente en el VI Concilio y un adalid en la
legislación antijudaica. Su celo en la materia fluctuaba con
los cambios en la monarquía. Ninguna importancia ha de
atribuirse al hecho de que el panegirizante autor de la vida
fabulosa de Braulio, en el siglo xiv, lo presentó sobre todo
como un perseguidor de los judíos 53.

jüdischtheologischen Seminars, aFraenkelscher Stiftung», Berlín, 1858,


p. 11.
59 Cf. supra, p. 95.
" Cf. supra, p. 69.
“ Cf. ínfra, p. 159.
33 La mayor parte de la Vida presenta a Braulio persiguiendo a
los judíos. Una lectura de 'os títulos de los capítulos, tal como se
encuentra en Subsidia Bollandiana, es una prueba suficiente. Cf.
prat p. 8.
158 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

El «Forum judicum»

Opinan algunos historiadores que la mayor gloria del


reino visigodo estuvo en el campo de la legislación, con­
ciliar y civil. La ley civil consistía en un código gótico para
los godos y en una Lex romana Visigothorum, más cono­
cida con el nombre de Breviarium Alaricianum, para los
hispano-romanos; pero, a medida que pasaban los años,
tales códigos eran completados por nuevas decisiones de
los reyes. Y con ello los dos códigos llegaron a ser ya tan
voluminosos y tan unidos entre sí los dos pueblos, que en
el reinado de Chindasvinto (641-62) se intentó seriamente
unificar las leyes. El trabajo fué llevado a su término en el
reinado de Recesvinto, siendo presentado a la consideración
del VIII Concilio de Toledo (diciembre 653) y promulgado
en el 654. Este fué el famoso código conocido con los nom­
bres de Líber judiciorum o Forum judicum. No han faltado
quienes han criticado la legislación visigoda ; pero la opi­
nión general se resume en un reciente trabajo de Lot 54 :

Quedaba todavía el último obstáculo (para la fusión de los dos .


pueblos): la personalidad de las leyes... Pero a mediados del si­
glo vil los reyes visigodos —y en ello fueron los únicos en toda Euro­
pa— concibieron el designio de imponer la unidad de legislación al
conjunto de sus súbditos. En el 654, el rey Recesvinto, continuando
el plan de su padre Chindasvinto, abolió el Breviarium Alaricianum,
la ley romana. En su lugar promulgó un código dividido en doce
libros, que contenían 525 artícu’os, el Líber judiciorum o Forum
judicum. Es una compilación de las decisiones dadas por los reyes
visigodos, desde Eurico hasta el mismo Recesvinto. Pero todas estas
decisiones se hallaban imbuidas en el espíritu de la ley romana. Ade­
más, en ellas se deja sentir profundamente la influencia de la Iglesia.
Así se exp’ica el tono homilético que afectan las leyes de Recesvinto y
también las de sus sucesores, pues los reyes visigodos continuaron
legislando hasta el fin. Este tono desagradó a Montesquieu, quien.

" Les invasións germaniques, pp. 182-183.


EL ANONISTA 159

en su L'sprit de$ lois (1. 28 c. 1), declara que las leyes visigodas son
pueriles, enigmáticas, llenas de retórica, frívolas en el fondo y gi­
gantescas (sic) [aparatosas] en la forma (nota 1, p. 183: La misma
severidad se encuentra en Brunner, Deutsche Rechlsgeschichte,
I, 2 ed., 493. Véase finalmente Alf. von Halban, Das romische Recht in
der germanisch, Staaten, 1899).
Pero si se las compara con las otras leyes promulgadas por los
reyes bárbaros, principalmente en !a Galia (ley de los Borgoñones,
ley Sálica, ley Ripuaria), la comparación resultará favorable a los
reyes visigodos. ¿Dónde, además, poder encontrar sigo parecido al
libro primero (titulado: de legislatore, de lcge)y en el que se intenta
sistematizar los principios generales de la legislación? Guizot, mucho
más justo (Nota 2 : Histoire de la civilisation en urope, p. 89), es­
tima que la legislación de los visigodos lleva en sí 'un carácter sa­
bio, sistemático y social'.

Nos gustaría averiguar cuál fué la parte de Braulio en


esta gran obra. Hemos de considerar dos puntos. Todos los
eruditos, dedicados a estas materias, están de acuerdo en
decir que la influencia eclesiástica en la legislación civil
fué muy grande. En segundo lugar, todos admiten que
Braulio fué la figura eclesiástica dominante después de la
muerte de Isidoro (636).
Chindasvinto (641-652), que tuvo como consejero al dis­
cípulo de Braulio, Eugenio II, es tenido por el más grande
de estos reyes legisladores. No podemos afirmar definiti­
vamente si Braulio o Eugenio tuvieron influencia sobre él
en la promulgación de sus noventa y ocho leyes, muy hu­
manas las más de ellas, como en el caso de los esclavos y
de los pobres ; pero es muy probable 55. Tampoco podemos6

S6 Chindasvinto y la legislación : Ziegler, o. c.y p, 104 ; y los es­


clavos : pp. 174, 176-178, 180; y los pobres: p. 169. Debemos notar
que Braulio como obispo hubo de gozar de cierta considerable juris­
dicción en los juicios civi'es y de cierta superioridad sobre los magis­
trados civiles. Cf. ibid.f pp. 140, 143, 165,' En la preparación de las
leyes matrimoniales, Chindasvinto acusa una clara influencia ecle­
siástica, dice Ziegler (p. 154); tal vez . Braulio fué su consejero. El
último canon del VII Concilio (646) decretó que los obispos, que se
160 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

decir definitivamente si Recesvinto y su padre fueron alen­


tados a codificar las leyes dentro del Forum judicum por
su amigo Braulio, o si Recesvinto recibió mucha ayuda en
la codificación, que solicitó del VIII Concilio, en el que
fueron principales figuras los dos discípulos de Braulio,
Eugenio y Tajón ; pero podemos suponer que así sucedie­
ra 56. De lo que podemos estar casi seguros es de que Brau­
lio editó, tal como está, a petición de Recesvinto, el ma­
nuscrito del Forum judicum, antes de que fuera presentado
al Concilio VIII.
Poco tiempo después de que Recesvinto subiera al tro­
no, asociado a su padre (649), acto sugerido por Braulio,
aquél recibió la siguiente carta 38 de Braulio 57:

hallaran en las cercanías de Toledo, habrían de pasar cada año un


mes, con el rey (Chindasvinto), y el metropolitano (Eugenio) debería
actuar como encargado de avisarles (p. 104). Quizás Braulio fuera
Incluido en ellos. [Para señalar una posible influencia de Braulio en
Chindasvinto y en su legislación, no creemos suficiente la opinión
de Ziegler, que Lynch parece aceptar. Creemos que el canon referido
del VII Concilio de Toledo no podía aplicarse a Braulio, pues Zara­
goza, sobre todo entonces, no se hallaba en las cercanías de Toledo,
y además pertenecía a otra provincia eclesiástica. Por ello la influen­
cia, si existió, se debería a otras causas que a aquella decisión con­
ciliar J.
BO Cf. García Villada, Historia eclesiástica de spaña , II, II,
186-188.
57 PL.t 80, 685 A [M., XXXVIII (171-173), 4-17] : ...Mendositas
etenim codicis, quem ad emendandum accepi, omnes uires suas con­
tra calígines meas armauit, et dum cupio easdem debellare, ipsa
uisio quae caecutiebat uísa est in contrariam partero manus daré, et
in detrimentum sui obscuritatem multiplicare. Tamen quantus ibi
5abor sit, quantaque operis instantia, quotiens de emendatione eius
desperauerim, quotiensque aegritudinibus diuersis obuiantibus, ces-
sauerim, et rursus intentione iussionis implendae ad opus ¡ntermis-
sum redierim in eius uersuum additamenta uel litterarum abolimenta,
gloriae uestrae patebit. Nam tantis obrutus est neglegentiis scriba-
rum, ut uix repperiatur sen ten ti a quae emendari non debeat, ac sic
compendiosius fuerat denuo scribi quam possit scriptus emendari. Per
EL ANONISTA 161

... El deplorable estado del códice, que se me ha dado para corregir,


ha necesitado de todas mis fuerzas para luchar con el defecto de mi
vista, y mientras deseo ejercitarlas, mi propia vista, que iba cegán­
dose, parecía inclinarse a a parte contraria, y multiplicar la oscuri­
dad en detrimento suyo propio. Vuestra gloria se dará buena cuenta,
sin embargo, de cuánto trabajo hay en ello y cuán grande es la ac­
tividad necesaria, cuántas veces he llegado a desesperar en la correc­
ción y cuántas veces, a causa de las diversas enfermedades, hube de
interrumpir de nuevo el trabajo para luego volver a la obra interrum­
pida y así tratar de cumplir lo que se me había mandado, añadiendo
unas veces líneas y otras veces quitando determinadas ’etras. El có­
dice está, pues, tan saturado de los descuidos de los escribas, que
apenas se halla frase que no deba corregirse, y hubiera sido más bre­
ve el haber escrito de nuevo que el haber corregido lo que está escrito.
Pero, obedeciendo a vuestra serenidad, ardientemente deseo contemplar
la felicidad de vuestro reino...

En la carta 39, Recesvinto le da las gracias por su celo


en haber corregido el códice, le ensalza su habilidad y de­
sea que Dios le dé fuerza y «luz interna» para terminar
*. En la carta 40, Braulio le escribe otra vez
su empresa 5859
anunciándole la marcha del trabajo, quizás ya su termina­
ción y dándonos esta importante noticia: «Lo que es más,
yo he dividido el codex en títulos (sub titulis misi), como
me habíais mandado» En la carta 41, Recesvinto le da
las gracias a Braulio y alaba su humildad eo.
Durante muchos años los eruditos no se han fijado en
la importancia de estas cartas. Creían que todo su valor
residía en las noticias que nos ofrecían sobre el interés de
un rey visigodo en defender la ciencia mediante la buena
conservación de los manuscritos: Recesvinto fué califica­

iussionem autem serenitatis uestrae commoda regni uestri uotis om


nibus optamus agnoscere...
" Ibid.t C.
59 Ibid., 686 : ...hujus quídem Codicis textum, ut praecepisti, sub
titulis misi.
" Ibid., B.
11
162 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

do como un litterateur 61. Ureña y Smenjaud parece haber


sido el primer erudito en darse cuenta de que el referido
código es, según lo más probable, una mezcla de las leyes
del código gótico y del Breviarium Alaricianum, los cuales
completados con las decisiones acumuladas durante casi
cien años, se refundieron en el Forum judicum 62. Hasta
1924 García Villada no logró penetrar en la importancia de
tal referencia 63*; pero cuando, en 1930, Anspach intentó
en vano demostrar que las cartas se referían a las timolo -
gías de Isidoro, García Villada, que editó la obra de Ans­
pach en España 6\ pareció haber solucionado el problema
por sí solo, pues en su propia historia, publicada unos años
más tarde, apoya la tesis de Ureña y Smenjaud fi5, de tal
suerte que Pérez de Urbel puede ya escribir ahora que la
teoría de Anspach es «insostenible» 66. Las razones son las
siguientes: Es fecha demasiado tardía para añadir tituli
a las timologías 67; es demasiado temprano para que las
timologías estuvieran en semejante condición; Braulio
hubiera mandado a sus escribas retocar o recopiar las ti -
mologías ; Recesvinto no se hubiera preocupado en tal gra­
do por el trabajo de Isidoro ; no hay pruebas de que Re­
cesvinto fuera un bibliófilo ; y la «felicidad del reino» no
había de depender de las timologías .

€1 Leclercq, L'spagne chrétienne, p. 318 ; «Bibliothéques», DACL


II, 875; Lot, o. c., p. 181 ; J. Tailhan, Appendice sur Vspagne t en
C. Cahier, Nouveaux mélangespp. 227, 240, n. 4. Tailhan no era
partidario «de creer que el scriptorium del rey fuera tan estúpido y
negligente».
62 O. c., p. 458.
83 «La cultura literaria del clero visigodo», studios eclesiásti-
cos, III (1924), 260.
" Taionis et Isidori nova fragmenta et opera, pp. VI, VII, 23-27.
Cf. supra, p. 45, n. 27.
" Historia..., II, I, 186-188.
*6 «Braulio», DHG., col. 449.
67 Cf. supra, p. 47.
EL ANONISTA 168

García Villada cree que «la distribución en doce libros,


la agrupación de materiales y los análisis y rúbricas que
aparecen al comienzo de cada capítulo y párrafo «han de
atribuirse a los Padres del VIII Concilio» 68. Más probable
es que los análisis y rúbricas sean obra de Braulio. Más
aun ; el primer libro del código tan admirado por Guizot,
Lot y Ziegler, como desdeñado por Dahn y Zeumer, al ocu­
parse, como lo hace, de los «finos principios de la sana
filosofía política» y de la «filosofía de la ley» es «segura­
mente obra de un eclesiástico», probablemente Braulio 6970 .
Entrando ya en el contenido del código, no podemos se­
ñalar ninguna ley, hasta decir que fuera modificada por
obra de Braulio T0. No dejó en sus manos un trabajo aca­
bado, pues Recesvinto en su tomus, o discurso al Conci­
lio VIII, ordenó que se retirase todo lo que fuese corrupto
o superfino en la redacción de las leyes, y que se conser­
vara sólo aquello que fuera conveniente a la verdadera jus­
ticia y a las necesidades de la administración 71. Los Pa­
dres del Concilio tal vez hicieron algunos cambios en el có­

68 O. c., p. 188.
88 Para Lot, véase la cita que hacemos supra. Para otros auto­
res, véase Ziegler, o. c,, p. 70.
70 Aunque él escribió que «añadra una línea aquí, y quitaba le­
tras en otros lugares». Cf. supra, carta 38.—Dada la singular predi­
lección de Braulio hacia el dogma del Cuerpo Místico, cf. supra, p. 120,
cabría sospechar que fuera Braulio el autor del capitulum, atribuido
a Recesvinto, que figura en el segundo libro del código, en el cual
la relación del rey con su pueblo se compara a la de la cabeza con el
cuerpo. Comienza así: Bene Deus, conditor rerum, disponens huma-
ni cor por i s formam, in sublimen caput erexit adque ex illo cunetas
membrorum fibras exoriri decrevit... (K. Zeumer, Leges Visigotho-
rum, II, 1, 4, p. 47).
71 Zeumer, o. c., p. 474. Decemimus... ut ... in legum sententiis,
quae aut depravata consistunt aut ex superfino ve! indebito coniecta
videntur, nostrae serenitatis accomodante consenso, haec sola, quae
ad sinceram iustitiam et negotiorum sufficientiam conveniunt, ordi-
netis.
164 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

digo. Sabemos, sin embargo, al menos a través de Tajón,


que la redacción fué la obra del fallecido Braulio ; tal vez
ofrecieran ellos nuevas sugerencias 12 ♦

Filosofía política

Casi con seguridad, pero no con toda certeza, podría­


mos construir el sistema de la filosofía política de Braulio,
según la de su maestro Isidoro y según la contenida en el
libro primero del Forum judicum 72 73. Existe, sin embargo,
aunque su escasez deje incompleta la estructura, material
más cierto para poderlo formar.
Ocupa el primer lugar su actitud frente a un problema
muy importante de su época: la sucesión en el trono. La
tradición visigoda ordenaba la elección de un sucesor. La
Iglesia, teóricamente 74, apoyaba esta costumbre. Mas en
la práctica vemos cómo los Padres del IV Concilio (633),
entre los que estaban Isidoro y Braulio, condenaron al de­
puesto Suintila (621-631) y toleraron al usurpador Sisenan-
do (631-636) 75. Los Padres del Concilio ordenaron que los

72 R. Albamira, «Spa:n under the Visigoths», Cambridge Medieval


History, II, 179: «Es probable que Braulio fuera uno de los com­
piladores del nuevo código, si es que no fué e' principal.»
73 Véase un bosquejo de la filosofía política de Isidoro en Ziegler,
o. c.t pp, 95-99; la del libro primero del Forum judicum se encuentra
ibid., pp. 70-75. Consúltese para ambos la obra de M. Madden, Po-
litical Theory and Lavu in Medieval Spain, New York, 1930, pp. 25-27,
29-50.
74 No se comprende cómo Altamira (o. c., p. 177) pudiera llegar
a esta conclusión : «... el clero católico..., por razones doctrinales y
consideraciones prácticas, fué siempre favorable al principio de la
sucesión hereditaria del trono...». No fué nsi en la «España de la
época vis'goda».
73 Para este problema y sus fuentes, véase Ziegler, o. c., pp. 70-71,
98, 105, 124-127 y passim.
EL ANONISTA 165

hijos de Suintila nunca ocupasen el trono 76; legislaron


contra los clérigos que tomaron parte en la insurrección 77
' y establecieron el método de elegir los reyes 78. Chintila
(636-640) fué elegido, y el V Concilio, en el que Braulio
fué figura importante, «redactó cánones destinados casi ex­
clusivamente a garantizar la pacífica elección de los reyes
y a salvaguardar la seguridad de la familia real» 79. El
VI Concilio (638), en el que Braulio jugó tan gran papel,
condenó las maquinaciones intentadas contra el trono en
vida del soberano 80. Tulga (640-641) fué despuesto por
Chindasvinto (641-652). El clero aceptó el hecho consuma-
. do y juró dar una ley que condenase a los que conspirasen
contra el monarca 81. En el 646 Chindasvinto reunió el
VII Concilio: no estaba presente Braulio, pero sí su dis­
cípulo Eugenio II de Toledo. El Concilio decretó que todo
clérigo, que durante la vida del rey se entendiese con un
aspirante al trono, fuera excomulgado hasta que se hallara
agonizando, y ello aunque el pretendiente subiera al po­
der 82*. Como demostración de cuán teórica era la acción
conciliar y cuán expuesta al cambio de los tiempos, vemos
que Braulio, dos años más tarde, en contra de los cánones
y de la tradición electiva, escribió a Chindasvinto, en su
nombre propio, en el del obispo Eutropio y del conde Cel­
so, con todos sus súbditos, suplicándole que asociara en
el gobierno a su hijo Recesvinto, cosa que hizo 88. En el
653 Recesvinto convocó el VIII Concilio. Braulio y Chin­
dasvinto habían fallecido ya. Los Padres del Concilio, dí-

Te Canon 75.
77 Canon 45.
" Canon 75.
79 Pérez de Urbel, o. c., col. 447 ; cf. Canon 2 del Concilio.
80 Canon 17.
81 Leges Visigothorum, II, 1, 8.
" Canon 12.
88 Carta 37, PL.f 80, 684. Cf. supra, p. 95.
166 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

rígidos quizás por los obispos Eugenio y Tajón, discípu­


los de Braulio, «como si condenaran la interferencia del
obispo Braulio en favor del soberano reinante», restablecie­
ron el método electivo 84.
No nos corresponde discutir y resolver si la suspensión
de la tradición electiva era buena o no para la monarquía 85.
Analizada la esencia del problema, tal como se ha presen­
tado, nos vemos obligados a concluir que la actuación de
Braulio fué efecto no tanto de una convicción permanente,
cuanto de una política transitoria. En unas veinticinco lí­
neas, Braulio da al rey las razones en que se funda su su­
gerencia 86. Opina él que la corregencia [asociación al tro-
no'] pondría fin a la lucha por la sucesión —Chindasvinto
era ya un octogenario— y garantizaría la paz para lo futu­
ro. Los acontecimientos le dieron la razón. Su actuación
agradó a ambos reyes ; y por ello podemos suponer o que
trató de congraciarse con ellos o, quizás, que se movía, ins­
pirado por ellos 87. Cuanto a su violación de la legislación
conciliar, nos ocurre ante todo pensar que la jerarquía no
fué fundamentalmente fiel a sus propias disposiciones so­
bre tal materia, y que Braulio, al menos en dos ocasiones,
dejó de respetar la santidad aneja a una disposición con­

84 Canon 10. La cita está sacada de Ziegler, o. c., p, 111.


65 Leclercq (L'spagne chrétienne,- pp. XVIII, 300, 316) condena
rotundamente ce fatal systéme électif, y alaba la actuación de Brau­
lio. Ziegler (o. c,f pp. 124-125) opina que se pudo haber solucionado
felizmente, si se hubiera seguido con constancia.
88 PL.. 80, 684 C, D [M., XXXVII (170), 17-18, 25-27] : ...et
uestros labores cogitantes et in futurum patriae prouidentes..., qua-
tenus et inimicorum insidiae atque strepitus conquiescant et fidelium
uestrorum uita absque pauore secura permaneat.
87 G. Schnürer (Die Anfange der abendlandischen Volkerge-
meinschaft, Freiburg i. B., 1932, p. 108) cree que la política de Chin­
dasvinto en humillar a la aristocracia se debió <a la influencia de
Braulio. ' *
EL ANONISTA 167

ciliar ss. Por otra parte, podemos estar convencidos de que


su actuación permanente es la del más profundo respeto
hacia los cánones, según se expresa en las cartas 17 y 36 88
89.
Antes de terminar este episodio, vamos a aducir, por lo
que nos pueda interesar, la decisión de Braulio en una cir­
cunstancia semejante que se refería, en este caso, a la su­
cesión en una abadía. Al abad Fronimiano, que pensaba
prepararse un sucesor que no era del agrado, de los mon­
jes, le había escrito algunos años antes (632) 90 :

No pongas al frente de ellos a quien no quieran, para evitar así el


escándalo... Porque los obligados a aceptar a quien no quieren, no le
obedecen corno deberían, y con la desobediencia nace el escándalo y se
disipa la vida religiosa.

Es aquí, tal vez, donde tenemos expresada la convic­


ción personal de Braulio sobre semejante problema.
En la edad media posterior, la filosofía política de Brau­
lio no tuvo apenas fama. Si todo el corpus de sus cartas hu­
biera sido conocido por las partes contendientes en la cues­
tión de las investiduras,-su fama hubiese sido mucho ma­
yor, por las cartas 31-35 que muestran tan claramente cómo
él consideraba que el rey tenía derecho a proponer a Eu-
genio para la sede de Toledo 91. Pero como su correspon­

88 En, la carta 17 (cf. supra, p. 75) reconoce él haber violado los cá­
nones al ordenar a un monje fugitivo. En la carta 14 (cf, supra, p. 133)
aconseja a su hermano Fronimiano que siga las prescripciones litúr­
gicas del IV Concilio únicamente si las cree adapiab'es. Cf. Séjourné,
Saint Isidore de Séville, p. 144.
89 En ’a carta 17 (cf. supra, p. 75) expresa su sentimiento por ha­
ber violado los cánones. En la carta 36 (cf, supra, p. 110) comunica a
Eugenio que la violación de los cánones hace inválida la unción con
ó'eo sagrado,
" Carta 13. PL.t 80, 659 D, 660 C [M., XIII (103, 104-105),
17-18, 48-49] : Non illis praeporcas quem nolunt ut scandalum caueas...
Quia qui suscipiunt quem nolunt, non ei, ut debent, obediunt, et
oritur per inobedientiam scandalum et amittitur propositum.
91 PL„ 80, 677-679. Cf. supra, p. 94. , i
168 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

dencia con Isidoro estaba al alcance de todos, como prefa­


cio colocado en la mayoría de los ejemplares de las timo -
logías, los defensores de la investidura laica se apresuraron
a aprovecharse de las opiniones de Braulio e Isidoro en
ellas contenidas, cuando afirman el derecho del rey a nom­
brar un metropolitano para la sede 92. Teodorico, obispo de
Verdún, escribiendo al «Papa Ildebrando» hacia 1080, men­
cionaba este pasaje sacado de la carta 5 de Braulio a Isi­
doro 93:

Solicitando un especial favor de una especial persona, en la que se


funda la fortaleza de '.a Iglesia, pido que
* puesto que nuestro metro­
politano Eusebio (de Tarragona) ha muerto, tengas compasión y so­
licites de tu hijo, nuestro señor (el rey), que promueva en su lugar
a quien por su doctrina y santidad pueda ser un modelo para los
demás.

De la carta 6, de Isidoro a Braulio, cita él 94 : «En cuan­

03 Carta 5, editada por Lindsay, como carta 4, y carta 6, editada


por Lindsay como carta 5. Cf. supra, p. 55.
Speciali quoque gratia fretus speciali domino, in quo uires
sanctae ecclesiae consistunt, suggero ut, quia Eusebius, metropoli­
tanas noster, dccessit, habeas misericordiae curam, et hoc filio tuo,
nostro domino, suggeras, ut illum lili loco praeficiat, cuius doctrina
et sanctitas ceteris sit uitae forma [M., V (85), 122-126] : Cf. K. Eranc­
he, MGH., LibeUi de hte..., I, 284, 298.—Séjourné (o. c., p. 83) apro­
vecha parte de este texto cuando dice: «L’oeuvre legis1.ative d’Isido-
re... va nous révéler en lui Porgan i sateur de PEglise wisigothique, et
par delá son époque, le grand législateur de PEglise du Moyen Age,
specialem dominum, comme Pappelle Braulion, in quo vires sanctae
cclesiae consistunb),
84 De constituendo autem episcopo Terraconensi, non eam quam
petisti sensi sententram regis. Sed tamen et ipse adhuc ubi certius
conuertat animum, illi manet incertum [M., VI (87-88), 15-17].—
Dom A. Lambert («Audaxn, DHG., V, 297) escribe que Braulio
envió primero un mensaje al rey indicándole el nombre de un su­
cesor. Su deducción se funda aparentemente en el hecho de que Isi­
doro en la carta 6, dice que se encontró con el diácono de Braulio
en la corte (Veni ad praesentham principis ; inueni praesentem día-
EL ANONISTA íes

to al nombramiento del obispo de Tarragona, me he dado


cuenta de que la opinión del rey no coincide con la tuya.
Sin embargo, él todavía se halla incierto sobre la decisión
definitiva que tomará». En 1077 una obra anónima, en 1085
Manegoldo, y en 1087 el obispo Guido de Ferrara, usan los
mismos pasajes en sus escritos para un problema tan agu­
dizado en su época *995.
Aunque ya en dos ocasiones nos hemos ocupado deta­
lladamente de la carta 21, de nuevo nos volvemos a ella pa­
ra estudiar la filosofía política de Braulio 96. En lo pasado
se ha aprovechado la carta tanto para mantener como para
refutar la teoría de que España, por-aquel tiempo, intentó
establecer una Iglesia nacional independiente de Roma.
Todos han reconocido que, comparada con los demás países
de Europa, España no tenía frecuentes relaciones con Ro­
ma durante este período 97. García Villada y Magnin lo
atribuyen a la distancia y a que el Mediterráneo se hallaba
infectado por los vándalos, y aducen la propia explicación
de Braulio —en su carta a Honorio— de que sus dos Igle­
sias están separadas por tantos países y por tantos mares 98.
Ziegler opina con Duchesne que los reyes se oponían a que

conem tuum). Además, deduce de! texto que a Isidoro no le debió


gustar propuesta de Braulio. Ambas deducciones son ingeniosas,
pero no parecen tener consistencia.
9i De paenitentia regutn et de investitura regali collectanea, ed.
H. Boehmer, MGH., ibidIII, 608, 614; Manegoldi ad Gebehardum
líber, ed. Francke, o. c., pp. 300, 410; Wido episcopus Ferrariensis
de scismate Hildebrandi. ed. R. William y E. Dümmler, MGH.,
ibid., pp. 529, 566.
•• Se ha estudiado para aclarar las relaciones de Braulio con el
Papa (supra, p. 65), la supremacía pontificia (p. 117), y el problema ju­
dío (p. 153). El texto de la carta se encuentra en Fita, Suplementos■ al
Concilio Toledano, VI, pp. 27-33.
97 Ziegler, o. c.t p. 50; Magnin, o. c., I, 3, 4.
" García Villada, Historia..., II, I, 139; Magnin, o. c.» I, 4.—
Fita, o. c., p. 28: Cum enim tot interiacentibus terris, tantisque in-
teriectis marinis spatiis...
170 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

los obispos estuvieran en comunicación con Roma, porque


ésta se apoyaba en el predominio de Rávena y del empera­
dor de Oriente Magnin opina con Duchesne que las Cor­
tes bárbaras tenían como norma el disminuir las relaciones
con Roma. Esto alcanzó también a los reyes católicos de
Toledo y, a medida que el poder se iba centralizando, las
100. Magnin no duda en afirmar que
relaciones eran menores 99
«los obispos españoles, orgullosos de su Iglesia nacional y
de los Concilios de Toledo, no veían muy bien la interven­
ción de Roma»101. Ziegler señala en la carta a Honorio un
«enfado y cierto aire de inocencia injuriada» 102. Weber
opina que Braulio defendía la conducta del episcopado es­
pañol «con valentía» 103. Magnin dice que su «forma falsea
su contenido, pues la realidad era mucho menos amistosa
de lo que se decía» 104. Estos eruditos están, sin embargo,
todos de acuerdo en que «los obispos españoles no intenta­
ron formar una Iglesia nacional»105106 y que-«quienes han
visto en este texto una indicación de la independencia de la
Iglesia visigoda con relación a Roma no se han tomado
bastante tiempo para estudiarlo con profundidad» loa. Por
el contrario, Mann cree que muestra «la elevada posición
del Papa en materia religiosa en aquel país» 107, y Magnin
enumera muchas otras pruebas de lealtad a Roma, espe-

99 Ziegler, o. c.t p. 51 ; L. Duchesne, Christian Worship, tr. de


M. McClure, London, 1903, pp. 40-41 (traducción deficiente; confu­
sión entre las pa'abras «former» y «latter» en la p. 41).
100 Magnin, o. c.t I, 5, 6 ; Duchesne, Z. c. (Origines du cuite chré-
iien, 4 ed., pp. 40-41).
O. c., I, 30, 31. — - - -
103 O, c.t p. 51. - ' ' ' .
ios n Weber, «Braulio», Catholic ncyclopedia, II, 744.
104 O. c», I, 8. ' -' ' '
105 García Vilhada, Historia..., II, I, 137.
106 Pérez de Urbel, «Braulio», DHG, ‘ X, 448.
10T H. Mann, Lives of the Popes, I, I, 329.
EL ANONISTA 171

ciaimente la celebración de la fiesta in cathedra Sancti Pe-


tri en la España del siglo vn 108
Helfferich cree tener razón al suponer que la carta di­
ficultaba las relaciones con Roma 109110
, pero Voigt parece que
111
exagera este «conflicto con el papado, en el que se revela
asimismo la vigorosa conciencia propia de los obispos es­
pañoles» no. Caspar escribe que «la auto-estimación ponti­
ficia motivó una vigorosa respuesta de Braulio», que era
una «censura de la centralización romana por la Iglesia na­
cional» m. Verdad es que la carta señala con orgullo nacio­
nal lo hecho por el rey Chintila aun antes ya de la amones­
tación del Papa 112 ; pero, en general, el tono de la carta
es el de un pueblo intensamente ortodoxo y plenamente ca­
tólico 113114
/ '
Dada la costumbre de relacionar cualquier importante
trabajo anónimo con el nombre más importante de esta
época, terminaremos este estudio de Braulio como cano­
nista, asociando su nombre a la gran colección de cánones
denominada la Hispana. La colección fué hecha durante
este período, probablemente muy poco después del IV Con­
cilio de Toledo (633), y se ha considerado como una po­
sible obra de Isidoro 11Parece poco probable que Isidoro,

108 O c.t I, 13. <


109 A. Helfferich, Der ivestgothische Arianismus und die spanische
Ketzergeschichte, Berlín, 1860, p. 59.
110 K. Voigt, Staat und Kirche von Konstantin dem Grossen bis
zum nde der Karolingerzeit, p. 168.
111 E. Caspar, Geschichte des Papsttums, IT, 671-672.
112 Carta 21, ed. Fita, o. c., p. 28 [M., XXI (125), 11-13] : Hoc
quidem iam olim a'tissimo inspimmine et sacra meditatione glo-
riosissími et clementissimi filii uestri, principis nostri, Chintilanis re- -
gis insederat animis.
113 Sobre estos pasajes, véase supra, p. 119.
114 Séjourné, Saint Isidore de Séville, pp. 269 ss. ; cf. G. Le Bras,
«Sur la part d'Isidoro de Sévilla et des espagnols daos l'histoire des
collections canoniques», Revue des Sciences religieuses, X (1930), 238 ;
172 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

anciano y enfermo como ya estaba desde el 633 hasta el


636, hubiera tomado a su cargo el trabajo de compilar la
colección de cánones. Por otra parte, nos apoyamos sobre
un pasaje de la carta 3 (625) para pensar que Braulio in­
tentaba ya el llevar a cabo precisamente una colección ca­
nónica. He aquí sus palabras a Isidoro 115:

Te ruego que intercedas junto al rey para que me envíe tas actas del
Sínodo, en el que Sinthario hubo de pasar por e! fuego de tu exco­
munión, aunque no se purificara. Ya se las he pedido al rey, por
cuanto tengo buena necesidad de ellas para establecer la verdad en
el Concilio.

Sin embargo, ya no hay más pruebas de que Braulio


se dedicase a formar una colección canónica, y, por lo tanto,
puede tener razón Séjourné al decir que su intención era
«quizá el tenerlas depositadas, como lo estaban, en los ar­
chivos de Zaragoza, quizá el añadirlas a una colección ya
existente» 116. Si se aceptan los estudios preliminares de
J. Tarré sobre los orígenes de la Hispana, ni Isidoro ni
Braulio pueden ser tenidos en cuenta para la existencia de
ésta 117. Sus investigaciones, que Le Bras duda en aceptar
plenamente 118, colocan su origen en Arlés.
Ya no nos corresponde el tratar de las otras dos colec­
ciones, denominadas Líber Tarraconensis y la Caesaraugus-
tana, pues parece que surgieron fuera de España y en una
época posterior 119.

P. Fournier y G. Le Bras, Histoire des collections canoniques en


Occident, I (París, 1931), 68. [Véase lo que sobre la Hispana de­
cimos en el Apéndice].
115 Para el texto, véase supra, p. 126.
na O. e., p. 270.
11T Cf. «Les sources de la legíslation ecc’ésiastique dans la pro-
vince Tarraconaise», Positions des théses de Vcole Nationale des
Charles (París, 1927), pp. 126, 133. [Véase nuestro Apéndice],
111 Le Bnas, L c.
"» Ibid., p. 255 , -, i
APITULO VI

EL ERUDITO *

SU BIBLIOTECA—EMPRESAS ERUDITAS

Es de suponer que el palacio episcopal de Braulio en


Zaragoza sería similar al de Isidoro en Sevilla: en éste
existían habitaciones destinadas a la biblioteca, la farma­
l.
cia, el scriptorium o sala de escribir *
Tal vez sea aun prematuro, el dividir su biblioteca en
las dos secciones que más tarde fueron tan comunes en las
bibliotecas medievales posteriores: una, el armarium de
las obras profanas in usum scholarum; y otra, el sacrarium
para los libros religiosos 2. Braulio llamaba a su biblioteca
con el nombre de armarium, o sea, la caja de libros 3. Pues­
to que su biblioteca fué muy probablemente tan extensa
como la de Isidoro, tal vez tendría unos catorce o dieciséis
armarios ; si cada uno de éstos contenía unos treinta libros,

-* Los dos últimos capítulos se han ocupado de Braulio como ecle­


siástico y de sus actividades en el campo de ’as ciencias sagradas. En
el siguiente estudio sobre sus inclinaciones literarias abandonaremos
su actuación pública para estudiar su vida privada. Podemos decir
que los libros eran su predilección.
1 C. Beeson, Isidor-studien. Quellen und Untersuchungen zur la-
teinischen Philologie des Mittelalters> IV, II, 157-166.
3 T. Gottlieb, Uber mittelalterliche Bibliotheken, Leipzig, 1890,
pp. 303 ss. ; H. Koeppler, «De viris illustribus and Isidore of Se-
ville», The Journal of Theological Studies, 37 (1936), 18, n. 2
3 Cf. infra, n. 9.
174 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

la colección entera estaría formada por unas 450 obras 45.


Libros es la palabra, pues Braulio los denomina codices y
no wolumina, que hubieran sido los rollos s. Vellum, esto
es, el pergamino, fué el material utilizado en ellos; un có­
dice de papiro sería una excepción 6.
Aunque Braulio, como veremos, muestra un orden in­
teligente en sus escritos, su biblioteca —como la de muchos
eruditos y bibliófilos— fué muy desordenada, como sucedió
también con las reliquias 78. Fructuoso, en la carta 43, pre­
guntaba a Braulio por determinadas obras en particular,
entre ellas por la Vida de San miliano y por otras que
pudiera enviarle s. Braulio le responde 9:

Cuanto a los libros que me habéis mandado os remitiera no los he


encontrado duplicados ; algunos no los he encontrado siquiera ni en un
ejemplar : me he dado cu enva de que habían desaparecido de mi bi­
blioteca, y mis ocupaciones no me han permitido proseguir mi in­
vestigación sobre ellos. Pero, si Dios quiere y me acompaña la vida,
queda la esperanza de encontrarlos y de enviároslos,

Este desorden no era debido por entonces a su edad,
pues en su vida anterior sucedía lo mismo. En 636 acabó
la Vida de San miliano . Algunos años antes ya había co­

4 M. James, «Learning and Literature ti 11 the Dcath of Pede»,


Cambridge Medieval History, III, 491.
5 Cf. infra, n. 9; James, l, c. ; F. Kenyon, Books and Readers in
Ancient Greece and Rome, pp. 95 ss., 111.
® Kenyon, o. c.» p. 111 ; E. Lowe, Handwriting», The Legacy of
the Middle Ages, ed. C. Crump y E. Jacob, Oxford, 1926, p. 204.
7 Cf. sufra, p. 124.
8 PL80, 691 D.
9 Carta 44, ibid., 698 A [M., XXIV (202), 266-270] : ...codices
quos uobis a nobis dirigendos mandastis, seriptos duplices non inueni.
Aliquos nec singulares repperi; subtractos eos de armario nostro anim-
aduerti, inquisitionemque occupatio tulit. Sed si Deus uoluerit et
uita comes fuerit, est spes eos et inueniendi et uobis mittendi. [Damos
el texto de Madoz, que omite la fnase —que reconstituimos por Lynch
y por Migne— «et uita comes fuerit»].
fiL ERUDITO 175

leccionado datos para escribirla, pero las notas se le habían


perdido cuando por primera vez pensó en redactarla 19:
4 i ♦
Mas ahora pienso que por divina voluntad, cuando buscaba un libro
para algo que se me había ocurrido, al revolver un montón de libros,
aquellas notas por largo tiempo perdidas fueron halladas, cuando no
las buscaba, pues ya había cesado el deseo de buscarlas, ante la
desesperación de ya no encontrarlas.

Dados los esfuerzos que constantemente hizo Braulio


para procurarse libros, podemos con todo derecho suponer
que poseía copias de la ■mayoría* de las obras que en aquella
época podía procurarse de las bibliotecas de sus amigos,
singularmente de la de Isidoro 1X. Pero nosotros, en el in­
tento de hacer su catálogo, hemos de limitarnos estricta­
mente a las obras mencionadas en sus escritos. Las agrupa­
mos aquí sin comentario alguno ; éste habrá de hacerse des­
pués, cuando las dediquemos el examen que merecen.
Comenzando por las obras profanas, a que él se refiere,
no podemos afirmar con certeza que Braulio poseyera nin-

10 Carta-prefacio a la Vita, dirigida a Fronimiano, editada por


Minguella, San Millán de la Cogolla, p. 214 [P., 4, 7-13] : Nunc
autem, nutu ut reor diuino, cum quendam codicem pro hoc quod
animo occurrerat uellem inspicere, iussissemque perquirere, ac reuolue-
retur strues librorum, notitia illa diu perdita súbito inuenha est non
quaesita, iam enim cessauerat intentio perquirentium, cum es set
uspftam inueniendi desperado. [Vázquez de Parga nos presenta en el
texto la frase «instrues librorum». Reconstituimos, como más lógica,
«strues librorum» como Minguella y Lynch. No nos explicamos por
qué Parga no admitió en su texto la lógica lección «strues» que le
ofrecían sus fuentes L. y P.].
11 Puede verse listas de las obras existentes en las bibliotecas de
la época, en H. Leclercq, «Bibliothéques», II, 875. Se funda casi siem­
pre verbatim en J. Tailhan, «Appendice sur l’Espagne», C. Cahier,
Nouveax mélanges d'archéologie d'histoire et de Uttérature sur le
Moyen Age, serie 3, vol. 4, 236-238. Sobre la biblioteca de Isidoro
véase Z. García Villada, Historia eclesiástica de spaña , II, II, 203,
o P. Séjourné, Saint Isidore de SéviUe, p. 38.
176 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

guno de los autores clásicos, pues su época ya no era sino


de compendios. Se refiere a una fábula de Esopo, y cita los
Académica posteriora de Cicerón, las Sátiros de Horacio y
su Ars poética, los Fastos de Ovidio y la neida de Vir­
gilio. También cita a Apio, pero probablemente por las
Instituciones de Oratoria de Quintiliano 12. Dada su probable
colaboración en el Forum judicum, podemos pensar que
poseería un ejemplar del Código de Justiniano 13* 1.
De obras cristianas tenía el Ps. Jerónimo Liber quaes-
tionum hebraicarum y la pístola ad Vitalem de Jerónimo.
Pudo haber tenido su pístola 107 y su carta a Agustín,
epístola 172 en el corpus agustiniano. De Agustín tuvo el
De civitate Dei y las narrationes in Psalmos. Tenía com­
pletas las Collationes de Casiano, y las Instructiones de
Euquerio. Cita los vangeliorum libri quattuor de Ju-
venco.
Entre las obras históricas poseía las vidas de los santos
Honorato y Germán de Lerins, y probablemente las vidas
de San Antonio y de San Martín de Tours. Parece que tuvo
un ejemplar con la traducción de la Historia ecclesiastica
de Ensebio por Rufino.
Para la cronología de la fecha pascual tenía en una tra­
ducción, y probablemente en forma compendiada, la pís -
tola ad Theodosium I de Teófilo de Alejandría, las Homilías
pascuales de Cirilo de Alejandría, la Carta festiva de Dio­
nisio de Alejandría del año 251, la pístola ad Papam Leo-
nem de Proterio de Alejandría, y la Carta pascual de Pas­
cas! no de Sicilia.
Es de suponer que tenía el Liber regulae pastoralis de

13 Las citas son estudiadas más detenidamente infra, p. 187.—Ba­


llesteros y Beretta (Historia de spaña, I, 547) siguiendo a Nicolás
Antonio (Bibliotheca vetus Hispana, I, 374, que se reproduce en
PL., 80, 641, nota b) afirma que él ha citado a Juvenal. La cita no
está clara.
1S Cf. supra, p. 160.
ÉL ERUDITO 177

Gregorio Magno, los Moralia en su forma primitiva homi-


lética de treinta y cinco libros, y las dos primeras partes
de su segunda redacción, en forma de comentarios, que
constaba de cuatro partes. Tal vez antes de su muerte llegó
a poseer todas las obras de San Gregorio. Tenemos cierto
derecho a pensar que todas las obras de San Isidoro se en­
contraban en la biblioteca de Braulio; pero sólo' podemos
estar ciertos sobre los Synonyma, la Regula, las timolo-
giae y el De viris illustribus,- al que él añadió su biografía
de Isidoro.
Los nombres de autores cristianos que más autoridad go­
zaron de Braulio fueron los de Agustín, Jerónimo e Hila­
rio. Parece dar a entender que las obras de éstos se hallaban
al alcance de todo hombre erudito 14. Sin embargo, la única
obra que menciona específicamente, además del apócrifo
Liber quaestionum hebraicarum, es la pístola ad Vita-
lem 15. En cierta ocasión parece haber citado de memoria
un pasaje de una carta de Jerónimo a Agustín 14 16, y en otra
15
usa, tal vez, su pístola 107 17*. Leía con cariño todas las
obras de Agustín que a sus manos llegaban, pero el De
emítate Dei y las narrationes son las únicas obras que
estamos seguros poseyera 1 8. De Hilario no hace mención,
salvo la referencia de pasada en la carta 9.

14 Carta 9 al presbítero Yactato, PL,, 80, 655 B [M., IX (90),


6-8, 10-13] : Nam cum cotidíe in lege Domini mediteris, et beatissi-
morum Patrum peritissimorumque reuoluas paginas uirorum... Suffi-
cit et ualde sufficit ut amicum tuum legas sanctum Augustinum, ut
Hieronymum, ut Hi’arium, ut ceteros doctissimos uiros, quos et
mihi commemorare longum est, et te usui habere dubium non est.
15 Carta 44, ibid., 694 B, 696 B, 697 C. Otras referencias a Je­
rónimo se encuentran en la carta 42, ibid., 689 A ; y carta 44, ibid.,
693 B, 695 D.
,fl Carta 12, ibid., 658 D y nota b. La carta es la numerada con
el 172 en el corpus de San Agustín.
17 Cf. infra, p. 189.
" Carta 42, ibid., 688 A [M., XLII (179-180), 44-45] : ...quae a
sancto Augustino per diuersa opuscula su a quae ad manus uenerunt
12
178 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Tenía una serie completa de las veinticuatro Collationes


de Casiano, pero no tenía ejemplar duplicado ", Cita las
Instrucciones de Euquerio, al que considera igual a Jeróni­
mo y a Agustín en la exégesis *20. En el prefacio a la Vita
S. Aerniliani Braulio cita un verso, popular entre los escri­
tores medievales, sacado de los wangeliorum libri quat-
tuor de Juvenco, al mismo tiempo que alaba su estilo 21.
En su colección se hallaban las vidas de los santos Honora­
to y Germán de Lerins, y tal vez las vidas de San Antonio
y de San Martín de Tours, con quienes compara a Emi­
liano 22.
Para explicar la fecha pascual se sirve de los cánones
del Concilio de Nicea que encontró en el libro séptimo de
la Historia ecclesiastica de Ensebio, traducida por Rufi­
no 23, y los autores alejandrinos que antes hemos citado.

meas... sunt dissertata. Carta 44, ibid., 694 A [M., XLIV (196), 127J :
Nam et sanctus Augustinus in libro De ciuitate Dei quinto décimo...
Carta 1 ed. Lindsay, carta B, Isidoro a Braulio [M., I (71-72), 7-8] :
Dum pariter essemus, postu-aui te ut mihi decadam sextam sancti
Augustini transmitieres.
" Cf. infra, p. 210.
20 Carta 44, PL., 80, 695 D, 696 A.
21 La lectura de Mabillon (PL., 80, 702 C) es más conforme al
original que la de Minguella, e introducida con más propiedad: Se-
cundum quod elegantissime quídam ueterum poetarum ait: Hoc opus,
hoc etenim forsan me subtrahet igni. Minguella (L c., p. 218) lee
Patrum en vez de poetarum y pone una coma después de subtraet
(síc). [Parga en 10, 14, mantiene «ueterum patrum», y anota la lec­
ción de Mabillon en el aparato crítico, haciendo una referencia luego
n Lynch en este lugar. No da variantes, lo que de momento parece
que induce a pensar que todas i as fuentes usadas por él traen «pa­
trum»]. Cuanto al original, cf. J. Huemer, Juvenci evangeliorum
libri quattuor, CSL., p. 2, praefatio, lin. 22 ; cf. también su note
en ia pág. IX.
-- Carta 43, ibid., 691 D, y carta 44, ibid., 698 A \Vita S. Aemi-
liani, ed. Minguella, o. c., p. 225 [P., 18-19, 23, 1].
22 Es evidente que in séptimo libro ecclesiaslico (sic) historiae
Braulio se refiere a la historia de Rufino. El canon del Concilio que
EL ERUDITO 179

Pero es muy probable que le fueran conocidos tan sólo a


través de algún compendio pascual, traducido al latín 24.
Parece que Isidoro auxiliaba a Braulio comunicándole co­
pias de sus propias obras y de otras que llegaban a su po­
der 25. La descripción tan exacta de las obras de Isidoro,
que Braulio hace en su Praenotatio librorum D. Isidori
pudo llevarse a cabo, con cierta audacia, aun sin tener todas
sus obras a la mano 26. Las cartas nos informan de que los
Synonyma, probablemente la Regula y las tymologiae,
fueron enviadas a Braulio 27. Dos veces, en cartas enviadas
a otros, Braulio se sirve de las tymologiae como prueba
de su argumento, siendo la primera cita de una larga lí­
nea 28.
Intencionadamente hemos dejado para este lugar el exa­
men de cuáles eran las obras de Gregorio Magno que se ha­
llaron en poder de Braulio ; nos ha movido la disputa en tor­
no a tal cuestión. Al leer los pasajes dedicados a Gre­
gorio en el De viris illustribus de Isidoro y en el de Ilde­
fonso, podría concluirse que consideraban a Gregorio como

se ocupa de la fecha pascual se halla en el libro 9. Sin embargo e’


libro 7 tiene un párrafo sobre esta cuestión, que pudo haber estado
en su mente. El original de Ensebio que tradujo y aumentó Rufino
no fué escrito sino después de haberse celebrado el Concilio, y no po­
dida por lo tanto incluirse en é! [Madoz escribe con razón «in séptimo
libro Ecclesiasticae refertur Historiae». Es interesante la nota que
M. pone en este lugar].
24 Para el texto cf. supra, p. 136. Cf. también B. Krusch, Studien
zur christlichmittelallerlichen Chronologie, pp. 220, 247, 269, 298.
35 Carta 6, ed. Lindsay carta 5 : Codicem Etymo’.ogiarum cum <aliis
codicibus de i tiñere transmisi [M., VI (87), 12-13].
26 Cf. infra, p. 252.
2r Carta 1, ed. Lindsay B [M., I (72), 9] : Misimus uobis Syno-
nimorum libellum. Carta 2 ; para el texto cf, infra, p. 209. Carta 6;
para el correspondiente pasaje véase dos notas antes.
28 Carta 22 (escrita en el 640), PL.f 80, 670 D, 671 A ; timolo -
gías, VI, 17, muy probablemente se refiere a esto. Carta 44, ibid.,
696 A; timologías, VII, 6, 13, es citado.
180 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

el mayor de los eruditos cristianos, aun sin exceptuar a


San Agustín. Por otra parte, Braulio ni siquiera cita a Gre­
gorio, y jamás se refiere a él como autoridad. Signo induda­
ble de su erudición pudiera interpretarse el hecho de que pre­
firiese siempre referirse a Agustín y a Jerónimo, pero es
muy probable que lo hiciera por necesidad. Hacerse con
ejemplares de las obras de Gregorio era tan difícil como lo­
grar las dé los Padres más antiguos. Sin embargo, tuvo
algunas de las obras de Gregorio, y su preocupación era el
poseer más, como veremos. Debió de leerlas bien y esti­
marlas en mucho, según consta en un pasaje de la carta 11.
Responde a su discípulo Tajón y le escribe con energía 29:
«Aquel tu ensayo, de tanto aparato, me era muy conocido
y fácil de triturar, como se dice, con los pies, exceptuada
aquella parte que debes a Gregorio, y que veo está plagia­
da y adulterada.»
Parece que Tajón se aficionó ya muy pronto (a. 631) a
las obras de Gregorio. Se hallaba entusiasmado con ellas,
quizá por aquel pasaje del De viris illustribus de Isidoro :
«Se dice que varón tan santo ha escrito otros libros morales
y que ha expuesto todo el texto de los cuatro evangelios con
homilías a los fieles, obra que yo no conozco. Feliz, sin
embargo, mil veces feliz, quien haya podido conocer todas
sus obras» 30. Hacia el año 646, al parecer por indicación

29 PL., 80, 657 D [M., XI (97), 34-36] : Nam paradigma tuum


illud :n armatura compositum quam mihi enat peruium et pede, ut
aiunt, conterere, excepto illud pace Gregorii quod peculatum immo
corruptum vidi.—Sobre la ocasión de esta carta véase más arriba,
p. 71.—E. Bishop («Spanish Symptoms», The Journal of Theological
Studies, 8 (1906-1907), 288) cree que Braulio, en este lugar, escribe
a Tajón su juicio sobre los Libri quinqué sententiarum de éste. Cro­
nológicamente ello no puede ser, pues las Sententiae fueron escritas
veinte años después.
30 Capítulo 40, PL., 83, 1103 A: Fertur tamen idem sanctissimus
vir, et alios libros morales scripsisse, totumque textum quatuor Evan-
geliorum sermocinando in popu’is exposuisse, incognitum scilicet no-
ftL ERUDITO 181

del rey Chindasvinto 31, y quizá de Braulio, marchóse Ta­


jón a Roma para procurarse las obras de Gregorio, que to­
davía no se encontraban en España. A su vuelta, hacia el
649, recibió una carta de Braulio, la única en la que de
paso es mencionado Gregorio, según este pasaje 32:

Y te pido una sola cosa, que es ha más importante para mi, y que
había olvidado : que, de igual suerte que Cristo te dé un fe’iz viaje
para cumplir tu propósito, me envíes cuanto antes, para poderlos co­
piar, los libros del santo Papa Gregorio, que todavía no se encuen­
tran en España, pero que tú has traído de Roma con tu celo y con
tu trabajo.

Tajón se dedicó luego a escribir sus Senteniiarum libri


quinqué sirviéndose de las obras de Gregorio como de fuen­
te principal, y singularmente de los Moralia 33. Años más
tarde, Ildefonso añadió un capítulo sobre Gregorio a su
De viris illustribus a causa de una información lograda so­
bre sus obras, que Isidoro no había conocido. Escribe que
esas obras que Isidoro designaba como salios libros mora-
les» eran veintidós homilías sobre el profeta Ezequiel 34.

bis opus. Félix tamen, et nimium felix, qui omnia studiorum ejus
potuit cognocere.
31 Cf. supra, p. 73.
32 Carta 43, PL80, 690 B [M., XLII (184-185), 156-160]: Et
unum quod mihi et prae ómnibus necessarium, et hic fuerat prae-
termissum, peto, ita Christus cursum propositi tu! efficiat gloriosum,
ut mihi codices sancti Papae Gregorii inexpositos, qui necdum in His-
pania erant, tuoque studio et sudore de Roma huc sunt delati, ad
transcribendum ocius mitins
” Carta a Eugenio como prefacio a las Sententiae, ed. Vollmer,
Eugenii Toletani episcopi carmina, MGH., Auct. Antiq., XIV, 289.
El texto de las Sententiae publicado en PL., 80, 731-990, tiene iden­
tificados los pasajes de los Moralia,
34 Capítulo I, PL.. 96, 198 : Scripsit praeterea, exceptis opusculis
de quibus Isidorus beatae memoriae mentionem facit, ídem excellen-
tissimus doctor et alios libros morales, videlicet su per Ezechielem pro-
phetam homilías viginti duas.
182 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Y añade también los Diálogos de Gregorio y su comenta­


rio al Cantar de los cantares•
Discrepan los autores cuando tratan de identificar los li­
bros que Tajón trajo desde Roma, porque no se encontra­
ban en España. ¿Qué obras de Gregorio fueron las cono­
cidas por Isidoro, y, por lo tanto, por Braulio? Isidoro
declara que tiene el Líber regulae pastoralis, varias cartas,
y la primera edición de Gregorio de la obra denominada
todavía hoy los Moralia 35. Esta consta, según la describe
exactamente Isidoro, de treinta y cinco libros en forma ho-
milética sobre el Libro de Job. Más tarde Gregorio reformó
su obra, dividiéndola en cuatro libros en forma de comen­
tario. Todos aceptan que las dos primeras partes de la re­
visión habían sido enviadas a Leandro y que se hallaban
en posesión de Isidoro. Durante años se ha creído que Ta­
jón fué enviado a Roma, por indicación del rey Chindasvin-
to, para lograr los libros tercero y cuarto, según el explíci­
to testimonio de la Continuatio Isidoriana Hispana. Dom
Luciano Serrano, en 1909, afirmó que el testimonio de la
Continuatio en este caso era una leyenda, y probó que Isi­
doro usó ya el libro tercero y el cuarto en sus obras. En
1924 García Villada renovó la cuestión, apoyando a Se­
rrano. Recientemente De Aldama adujo nuevas pruebas de
ello y también la demostración de que Isidoro usó las Ho-
milías a los vangelios de Gregorio.
Tal vez el argumento sea firme, pues modernos escrito-

S5 De viris illustribus, cap. 40, PL., 83, 1102.—Nuestra argumen­


tación en el texto se funda en la siguiente bibliografía tan documen­
tada : L. Serrano, «Una leyenda del Cronicón Pacense», Revista de
archivos, bibliotecas y museos, 3.a E., 20 (1909), 401-411 ; «La obra
'Morales de San Gregorio’ en la literatura hispano-goda», ibid24
(1911), 482-497; (merece especial atención) Z. García Villada, «La
cultura literaria de1, clero visigodo», studios eclesiásticost III (1924),
254-259; Historia eclesiástica de spaña, II, II, 90; J. de Aldama,
«Cronología de las obras Isidorianas», Miscellanea Isidoriana, pági­
nas 71-83.
ÉL ERUDITO 183

res han aceptado su decisión, pero aun queda alguna duda


de que tal vez el testimonio de la Continuaiio no sea legen­
dario. Los pasajes citados de Isidoro, ¿pueden probar que
se trata de los libros tercero y cuarto de la segunda edición,
y no de los de la primera? No se puede citar a Braulio
como prueba de que Isidoro usara los Moralia en su se­
gunda y definitiva forma. En la Praenotatio Braulio no dijo
que las Sententiae de Isidoro estuvieran entretejidas «con
flores de los Moralia» 36. En realidad dice que Isidoro escri­
bió «tres libros de Sentencias, que estaban adornadas con
flores de las obras morales del Papa Gregorio» 37. Por otra
parte fué Tajón quien después de su regreso escribió sus
Sententiae, basadas fundamentalmente en los Moralia. Por
último, el usar un reciente descubrimiento de Anspach
como prueba, no es concluyente. Anspach ha descubierto en
un manuscrito del siglo xiv una obra titulada cloga de
Gregorii Moralibus, y cree que sea la obra a que se refiere
la parte interpolada de la Praenotatio de Braulio cuando
dice: «Moralium libros beati Gregorii papae rogatu com-
pendióse abbreviamt» 38.
Por lo tanto, es probable que Braulio tuvo únicamente
el Líber regulae pastoralis de Gregorio, la primera edición
de los Moralia, y la primera mitad de la segunda edición
hasta muy poco antes de su muerte, cuando Tajón, a su
regreso de Roma, le envió, tal vez, el resto de las obras de
Gregorio, correspondiendo así a la súplica de la carta 43.

" Garcfta Villada, l. c,


37 PL., 81, 16 C : Sententiarum libros tres, quos floribus ex libris
Papae Gregorii mora’ibus decorauit.
88 E. Anspach, Taionis et Isidori nova fragmenta et opera, pp. 81,
59. Que se trata de una interpolación llevada n cabo en el siglo xu
es admitido por todos, si exceptuamos a Anspach, que la cree del si­
glo vin. Cf. infra, p. 250.
184 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Empresas eruditas

Hemos tenido amplias pruebas de que Braulio merecía


los elogios de Eugenio de ser «perito y docto» 39. Podemos
aún adelantar más y considerarle como humanista, si al­
guien pudo merecer tal elogio entre Casiodoro y Lupo de
Ferriéres. Este honor bien puede serle vindicado por su
actitud con relación a la erudición, su amor a los libros y el
espíritu que infiltró a sus compatriotas, más aun que por
sus propias obras.
Muchas obras se han escrito sobre la actitud de los Pa­
dres de la Iglesia en relación a la erudición profana: Su
distinción entre scriptura u obras cristianas, y, por otra
parte, litteratura, o sea, escritos paganos. Siempre concluía
en un compromiso, no siempre reconocido por escrito, pero
sí en la práctica; un compromiso que para la mayoría era
utilitario, esto es, que los clásicos eran tolerados en aten­
ción a las Sagradas Escrituras; pero para algunos era hu­
manístico, esto es, que los clásicos fueron estudiados por
merecerlo ellos mismos 40. Además, Gregorio Magno, el
más vigoroso de los «anti-clasicistas», tuvo sus defenso­
res 41, y la opinión de Leclercq sobre Isidoro ha de ser
suavizada con la de Brehaut 42.
Braulio era un tradicionalista en esta materia. Escribió
condenando la erudición profana con energía clásica, y re­
veló un amor profundo hacia los antiguos. Tajón, amante

39 Carta 35, ed. Vollmer, o. c.t p, 284: Inde per eum te precor,
...cuius instructione peritas esse probaris et doctus.
40 Véase sobre esto el interesante artículo de M. Daistner, «The
Christían Attitude to Pagan Literature», History, 20 (1935), 49-54.
Cf. también P. de Labriolle, Histoire de la littérature latine chré-
tienne, París, 1924, pp. 15-45.
41 E. Rand, Founders of the Middle Ages, pp. 25-28.
42 H. Lec’ercq, «Ecole», DACL., IV, 2, 1850; E. Brehaut, An
ncyclopedist of the Dark Ages, pp. 81-88, 30, n. 2, y 31.
fiL ERUDITO 185

de los clásicos y discípulo de Braulio, es atacado con citas


paganas por el arcediano Braulio en la carta 11, únicamen­
te para ser reprendido veinte años más tarde por el obispo
Braulio sobre la vanidad de la erudición profana43. El
conflicto se halla muy bien planteado en una simple frase
de una carta escrita poco tiempo después de ser obispo
Braulio. Escribe él al arcediano Floridio 44 : «Llega sobre
nosotros un tiempo muy difícil..., pues debemos pensar en
la necesidad de la salvación y en la brevedad de la vida,
más bien que, según las palabras de Apio, en ejercer una
elocuencia canina.» Porque Floridio se empeña en pregun­
tarle sobre un tema profano que es difícil y hace perder el
tiempo, Braulio continúa con sutileza su ataque a la cultu­
ra profana 45: «Como dice el apóstol, «puesto que el tiempo
es breve» (I Cor. 7, 29), prefiero dedicarme a la caridad,
que edifica, más bien que a la ciencia, que es difícil que no
infle, o no dé lugar a la envidia (I Cor. 8, 1.)»
Escribiendo a San Fructuoso, ya al final de s uvida, se
expresa así 46:

43 PL., 80, 657 ; carta 42, ibid., 687 B, C, y 688 D.


44 Oarta 12, ibid., 658 D [M., XII (100-101), 10-14] : Incidít enim
tempus difficillimum... dum nobis potius impendat saíutis necessi-
tatem uitae compendia cogitare, quam, iuxta Appium, caninam facun-
diam exercere.
45 Ibid., 659 B [M., XII (102), 30-33] : ...secundum Apostolum
qui ait: Quoniam tempus breue est, caritati potius operara daré,
quue aedificat, quam scientiae, quae dífficíle est ut non aut inflet,
aut non pateat inuidiae.
" Carta 44, ibid., 698 A [M., XLIV (202), 271-274] : En respondí
pedestri, et peculiari sermone, quía non tam uerbis inhiare quam de­
bernos sententiis studere, ut et locutio nostra euangelicam simplicí-
tatem teneat, et spumas gentilium eloquiorum refugiat.—Por este tex­
to solo Pérez de Urbel ha juzgado la predilección de Braulio por la
gramática y el estilo. Cf. «Una carta de San Isidoro?)», Revista, his-
tórica, I (Valladolid, 1918), 324. Figura en la lista bibliográfica de
Pérez de Urbel a su artículo sobre «Braulio» (DHG X, 453), pero
es obra de pequeña importancia para el estudio del santo. Dicha Re-
186 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Y así os he respondido con mi lenguaje prosaico, porque más bien


que suspirar por las palabras, debemos aficionarnos a los pensamier
tos, de suerte que nuestro lenguaje presente sencillez evangélica y huya
de las espumas de la pagana elocuencia.

Sin embargo, unas líneas más tarde, Fructuoso leyó


esto : Macte virtute, cuius talia erum/punt germina, qualia
existent Fructuosi fructuosa frumenta?47. En la misma
carta cita a un «poeta gentil» junto a Jerónimo y a Eu-
querio 48.
No nos sorprende el que Braulio condene extensamente
la erudición profana en el prefacio de su Vida de San mi -
liano ; era un lugar común en las vidas de los santos del si­
glo vil, para declarar que nada importaba la elegancia del
lenguaje 49. «A pesar de que, escribe él, yo he estudiado en
gran parte las disciplinas seculares, he despreciado por com­
pleto el usarlas aquí» 50. Sin embargo, en el mismo prefa­
cio habla él de las «fuentes Tulianas» ; su Vida está llena de
retórica, y en su Himno el cielo es llamado Olympus 51.
Si es verdad lo que Lot ha dicho, de que Isidoro «odiaba
toda la cultura antigua por su paganismo» 52, fué evidente­

vista no parece encontrarse en ’os Estados Unidos. El volumen 1.®


se encuentra en el Museo Británico : el autor ha logrado de él una
copia fotostática.
47 Carta 44, 698 B.
" Ibid., 693 B [M., XLIV (192), 62] : ...gentilis poetae antiquum
in te uertam praeconium et haec solum dicam : O decus Hispaniae
sacrum!
" M. Roger, L'nseignement des lettres classiques d’Ausone á Al-
cuín, p. 420, n. 7.
80 Ed. Minguella, San Millán de la Cogedla, p. 219 [P., 12, 3-5] :
...Quamobrem, disciplinam saecularium studium, etsi ex parte atti-
gi, omníno hic seruare contempsi.
81 Ibid., p. 217 |P., 9, 6] : Hyinnus de S. Aetniliano, Analecta
hymnica, 27, 125, v. 2.
83 F. Lot, Les invasions germaniques, p. 181 ; «A quelle époque
a-t-on cessé de parler latín?» Archivum latinitatis medii aevi, VI (1931),
109-110
EL ERUDITO 187

mente irónico el que Braulio, su discípulo predilecto y su


ejecutor literario, no pudiera componer ni encontrar un epi­
tafio conveniente para su maestro sino en el elogio de Va-
rrón por Cicerón 53.
Escribiendo al abad Emiliano encuentra modo de com­
parar los peligros que le rodean con el Scylla, el Charybdis,
y las sirenas 54, demostrando su perfecto conocimiento de
ese lugar común. Además, ante el Papa plantea con orgullo
su espíritu clásico, cuando con estudiada rima y cursus, es­
cribe a Honorio 55 :

... a Domino peten tes... ut nauis fidei, quae ínter scopulos tentatio-
num et charybdem uoluptatum atque f’uctus persecutionum, uel
scyllae latratus, rabiemque gentilium assidue conuexatur, sua guber-
natione ap moderatione ad salutís portum quietissime deducatur...

Y de la misma forma pudo haber citado literalmente a


Planto ante el Papa, cuando le dijo con audacia : Sapienti
enim viro pauca dicta sufficiunt56.
El contenido clásico de Braulio no queda agotado con
estos pasajes, pero son suficientes siquiera para lo que nos
hemos propuesto, al completarse con una exacta enumera­
ción de los autores clásicos que él citó en sus obras.
Las Fábulas de Esopo eran bien conocidas por Tajón
y Braulio, según lo indica una accidental alusión en la car­
ta 11. Sin embargo, el lugar común referido no puede in­
terpretarse como familiaridad con la obra de Pedro 57, Cier­
to Apio, tal vez Appius Claudius Caecus, está representado

53 En la Praenotatio. Cf. infra, p. 253.


54 Carta 25, PL., 80, 673 D.
55 Carta 21, ed. Fita, Suplementos..., p. 32.
46 Ibid. Cf. Plautus, Persa, línea 729: Dictum sapienti sat est.
51 PL80, 657 B [M., XI (95), 8-10] : Tu e contra, uelut gragu-
lus Isopius, superbia tumidus, in camelo me iussisti ascenderé. La re­
ferencia de Braulio es una variación de la fábuha de Fedro (I, 3).
Tertuliano (Ad. Val., XII) usa simplemente la expresión graculus
Aesopius,
188 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

por una cita que aparece en las cartas 11 y 12 58. Pero el


pasaje era conocido por Braulio probablemente tan sólo por
encontrarse en las Instituciones de oratoria de Quintiliano^
El elogio de Cicerón a Varrón adaptado superficialmente
como se encuentra en sus Académica posteriora, llega a ser
el elogio de San Isidoro por Braulio 59. En la carta 11 en­
contramos, además, citas de las Sátiras de Horacio, de los
Fasti de Ovidio y de la neida 60. En la carta 44 cita a un
«poeta gentil» desconocido 61. El único otro recuerdo clá­
sico es una cita favorita de Braulio que se presenta en tres
cartas con ligeras modificaciones; dice así: dum urceum
fingero voto, amphoram finxit manus 62. Una de las cartas
en que aparece es la carta 36 a Eugenio, y por ello mereció

" Ibid.t 657 D y 658 D [M., XI (97-98), 39-40] : ...ac secundum


Appium, caninam uideamur exercere facundiam.-—Quintiliani insti-
tutiones ovaloriae, XII, 9, 9, ed. E. Bonnell (Teubner) II, 260: Ea
ést enim prorsus canina, ut ait Appius, eloquentia, cognituram male
dicendi subiré. Cf. J. Watson, QuintilianJs Institutes of Oratory, II,
428 ; M. Manitius, Geschichte der christlich-lateinischen Poesie, p, 420.
59 Cf. infra, p. 253.
60 PL., 80, 657 C, D [M., XI (97), 29-38] : ...iuxta Flaccum...
(Sat., I, 4, 34): Fenum habet in cornu, longe fuge; immo illud uir-
gilianum (En., XII, 50, 51):
Et nos tela, pater, ferrumque haud debile dextra
spargimus, et nostro sequitur de uulnere sanguis.
...ne habeat ingratos fabula nostra iocos, secundum Ouidium
(Fast., III, 738).—El último pasaje había sido ya parafraseado al­
gunas líneas antes: ... ne faciat longas fabula nostra moras [cf M.
(96), 22-23]. [Pudiera aún haberse añadido, por Lynch, en este lugar,
la frase que sigue en Braulio : ac secundum Appium, caninam ui­
deamur exercere facundiam... [M., pp. 97-98, 39-40], que Lynch exa­
mina más tarde, cf. infra, p. 92. La cita de Lynch, en lo que se refiere
a Ovidio, ofrece algún descuido de imprenta].
" PL., 80, 693 C [M., XLIV (192), 62-63] : ...gentílis poetae
antiquum in te uertam praeconium, et haec solum dicam : O decus
Hispaniae sacrum!
" Carta 11, 36, 44.
ÉL ERUDITO 189

el figurar en la edición de Vollmer 63. El Thesaurus linguae


latinae, que usó esa edición, dice que Braulio aquí cita mal
del Ars poética de Horacio (vv. 21, 22): amphora coepit
instituí; cúrrente rota cur urceus exit? 64. Y el Thesaurus
señala además, usando de nuevo la edición de Vollmer de
las cartas de Eugenio, que Tajón lo citó mal en una carta
a Eugenio, así : cum figuli rota cúrrente urceum facere ni-
tor, amphoram finxit manus 65. Tajón atribuye el pasaje
a «un hombre muy docto». Braulio en la carta 36 introdujo
el pasaje a Eugenio con un «como tú sabes», y a Fructuo­
so en la carta 44 con un «como alguien dice» 66. Pero en la
carta 11 a Tajón dice muy claramente «como dijo Teren-
cio» 67. Vollmer y el Thesaurus, sin embargo, creen que
Braulio se ha equivocado en la atribución, y piensan que
la adaptó tomándola de alguna paráfrasis de Horacio, como
se encuentra en la pístola 107 de San Jerónimo 68. Te­
niendo todo bien en cuenta, parece que esto es lo más
seguro.
Braulio era ciertamente un amante de los libros. Todas
sus cartas, a excepción de las consolatorias, conviértense
en peticiones de libros. Su pasión era el coleccionar ; así
se . explica su vehemencia en rebuscar libros. Comparado

63 F. Vollmer, ugenii Toletani episcopi carminat MGH., Auct.


AntiqXIV, 286: ...sed, ut est illud tibí notum...
84 I, 1986, L. v. amphora.
65 Vollmer, o. c., p. 290: ...ut ait quídam doctissimus...
64 PL.t 80, 699 A : ...ut ait quídam...
67 lbid.t 658 B [M., XI (98-99), 63-64] : En dum orceum fingere
uolo, ut ait Terentius, amphoram finxit manus.—El recorrido de esta
cita, a través de estos tres amigos, no deja de tener cierta gracia.—
Probablemente Braulio la dió a conocer a sus dos discípu'os, Tajón y
Eugenio. Y luego, más tarde, se la encontraron en las cartas que
a ellos dirigía. Todavía, más tarde, Tajón la aprovechó en una carta
a Eugenio,
68 Vollmer, o. c., p. 290, nota. Jerónimo, carta 107, 3 (PL.t 22,
870) : ...cúrrente rota dum urceum facere cogito, amphonam fixit
manus.
190 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

con él, Isidoro era un aficionado pragmático. Braulio era


un bibliófilo y, lo que importa mucho más, sobrepujó a
los demás, en libros, y esto en un tiempo de gran esca­
sez 69.
Molesta a Isidoro sobre los libros y las actas de los Con­
cilios. Su insistencia para que las timologías sean termi­
nadas y le sean enviadas llena por completo su larga car­
ta 5. Su discípulo Tajón le envía una obra que ha escrito,
y como contestación se la critica 70. Años más tarde le en­
contramos esperando la vuelta de Tajón, de Roma, con
ciertas obras de Gregorio el Magno 71. Estaba ansioso por
la promesa de Tajón, de que se las enviaría tan pronto co­
mo las trajera 72. Conoce los fondos de las demás bibliote­
cas de España ; y, cuando se entera de que la colección del
conde Lorenzo de Toledo se ha malbaratado, no duda en
suplicar al consejero del rey, Emiliano, que trate de pro­
curarle, como le sea posible, una obra que el conde había
poseído 73.

69 Sobre Braulio y libros, véase : Leclercq, «Bibliothéques», DACL


II, 876-877 ; Tailhan, I. c. \ J. de Ghellinck, «Diffusion, utilisation et
transmission des écrits patristiques», Gregorianutn, XIV (1933), 376-
377.
70 Cf. supra, p. 180.
71 Cf. supra, p. 181.
72 Carta 42, PL., 80, 690 B [M., XLII (185), 163-164] : Credat
mihi certe caritas tua, codices istos remittam, quo tempore ínstitueris.
73 Carta 25, ibid.t 674 B [M., XXV (143-144), 32-39] : Verumta-
men, quaeso ut quia librum Aprincii Pacensis episcopi tractatum Apo-
calypsin quaero et non inuenio, a uobis ad transcribendum accipiam
directum, facile enim uobis erít propter amplissinvam potes tatem ues-
tram, et celebritatem urbis, etiam si eum non habeatis, perquirere
a quo habeatur, ut nobis per uos praesentetur. Sane in tempore
apud Laurentium comitem dudum eum fuisse noui. lam domini mei
erit ubiubi perquirere, et debitam petitionem meam implere, citius
enim et transcriberetur et remitteretur. [Merece novarse que Lynch
nos ofrece «Aprincii P. e. tractatum (sic) Apocalypsin quaero» : Ma-
doz nada nota. Más tarde, Madoz transcribe «ubiubi» donde Migne y
Lynch «ubi ubi»].
EL ERUDITO 191

Te ruego que me envíes para transcribir el libro de comentarios a'


Apocalipsis hecho por Apringio, obispo pacense, obra que yo busco
y que no puedo encontrar. Si no lo tienes, te será fácil, dado tu
gran poder y la importancia de tu ciudad, el buscarlo de alguien que
lo tenga, a fin de que nos sea presentado por ti. De hecho yo recuer­
do que en otros tiempos se hallaba en posesión del conde Lorenzo.
A mi señor corresponderá el buscarlo doquier y el satisfacer a mi pe­
tición, pues será transcrito y devuelto con la mayor rapidez.

Emiliano le contesta que no la ha podido encontrar en


la biblioteca del rey, y que la del Conde se ha dispersado
por completo 74.
Además envía libros a Isidoro y promete libros a Fruc­
tuoso. Nos damos cuenta de que el episodio de la carta 16,
en la que una desolada viuda, Apicela, le solicita el regalo
de un códice del Antiguo Testamento, no era un caso ais­
lado en la vida del santo.
En un aspecto se requería a Braulio como erudito. Era
más coleccionador que corrector. Debido a una vieja inter­
pretación, fundada en su correspondencia con el rey Reces-
vinto, se le ha celebrado en lo pasado por su interés en co­

74 Carta 26, ibid., 675 A [M., XXVI (144-145), 13-17] : ...quando


alibi inuenire non ualui, filio uestro, domno nostro, suggessi, et ipse
inter libros suos inquirere iussit ; sed omnino iste codex inueniri non
potuit, nam et pro libris Laurentii solliciti fuimus, sed quia illo tem­
pere res, sicut nostis, in dispersionem uenit, nihil inde inuestigare
potuímus. [Lynch hace notar, con referencia a «domno nostro», que
Braulio se refería, como claramente se deduce, al Rey («the king»)].—
Para la historia de esta rara obna [la de Apringio], véase a García
Villada, liistoria..., II, II, 124; O. Bardenhewer, Geschichte der alt-
kirchlichen Literatur, V, 396; Pérez de Urbel (Los monjes españo-
les..., I, 350, n. 2) dice que el texto completo se hallaba en un ms. de
Si’os, de los que actualmente se hallan en París. [Para referencias
en tratados de historia patrística, modernos, pueden verse, por ejem­
plo, a Steidler, Patrologie, Friburgo de Brisgovia, 1937, p. 246, que
se refiere a la ed. de Férotin, París, 1900. En cambio, Al tañer, Pa-
trologiet Friburgo de Brisgovia, 1938, le desconoce (a Apringio) ple­
namente].
192 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

lacionar y corregir manuscritos 75. Verdad es que lo hizo


en este caso; pero lo hizo, ya lo hemos probado con algu­
na certeza, tan sólo para cuidar de que el nuevo código de
leyes estuviera en la debida forma para su promulgación.
Es el único indicio que tenemos de que Braulio se consa­
grara a un trabajo con la exclusiva intención de corregirlo.
Tenemos, sin embargo, suficientes indicios para decir
que en su palacio episcopal había un modesto scriptorium.
Probablemente era uno de los centros de que salieron los
primeros manuscritos escritos en la característica letra de
España conocida hoy con el nombre de escritura visogóti-
ca. Una evolución de la escritura cursiva romana del bajo
imperio, modificada en parte por las escrituras uncial y
semiuncial, dió lugar a una escritura minúscula que comen­
zó por este tiempo y que duró, hasta el siglo xn cuando fué
sustituida por la escritura continental 76. Aquí, en aquel
scriptorium, podrían los discípulos y ayudantes de Braulio,
probablemente en reducido número, copiar con rapidez
obras tales como los libros de Gregorio prestados por Ta­
jón, o trabajar con entusiasmo en el Antiguo Testamento
que estaba preparado para otro, pero que luego fué en­
viado a Apicela. Se ha considerado que una larga obra co­
mo la de las timologías hubiera tardado un año en ser
copiada ; pero sabemos que la Biblia podía ser copiada en
seis meses 77. No reinaba allí el silencio solemne de un
scriptorium monástico 78. Braulio dictaba, al parecer, sus

75 Cartas 38-41. Cf. supra, p. 161.


76 Epson Clark, Collectanea..., pp. 106-107 ; M. Laistner, Thougl
and Letters..., p. 181 ; E. Lowe, «Handwriting», The Legacy of the
Middle Ages. ed. Crump y Jacob, pp. 202, 210-211.
77 E. Anspach, Taionis et Isidorip. 180.
78 Cf. W. Lindsay, «The Editing of Isidore’s tymologiae», Class.
Quar., V (1911), 44, n. 2 : «La realidad parece oponerse^ la afirma­
ción teórica de que jamás se practicara el dictado en un scriptorium
monástico. En ellos, el silencio era la regla».
i
ÉL ERUDITO 193

cartas: concretamente lo afirma en las dirigidas a Yacta-


to y a Eugenio 79. Hemos visto anteriormente cómo él
e Isidoro dictaban las cartas en su mutua correspondencia,
con qué delicadeza las terminaban luego con notas perso­
nales autógrafas 80. Braulio usa la palabra dictare cuando
refiere cómo preparaba la Vita S. Aemiliani 81; pero no
hay duda alguna de que, en este caso, tiene sentido de
«componer».
Sin embargo, la cantidad del trabajo realizado por los
escribas de Braulio no ha de exagerarse, pues vemos cómo
Braulio reconoce a Fructuoso que las obras por éste soli­
citadas, entre las cuales estaba su propia Vita, no se halla­
ban en copias duplicadas en su biblioteca, y tampoco le
prometía en firme poder copiarlas para él 8283 . Tal vez ha­
yamos de encontrar la razón de ello en los gastos que las
copias llevaban consigo. Sin duda tenemos una prueba de
esto en aquel delicado pasaje de la carta 14, por el que sa­
bemos, además, cómo el pergamino era el material utiliza­
do para las copias y cuán escaso andaba. Por el mismo
pasaje sabemos también que Braulio enviaba sus trabajos
a un monasterio, cuando deseaba que estuviera bien hecho.

" Carta 9, PL.f 80, 656 A [M., IX (91), 36-37] : Citatím, ut oc-
currit, dictauí ; mcet neglegentia si aliquid praeteriui. Carta 36, ed.
Vollmer, o. c., p. 28 [M.. XXXVI (169), 118-120] : Nam ñeque spa-
tium fuit inde cogitandi, ñeque uacatio dictandi, et quod lingua de-
prpmpsit, a'iena manu exaraui, nec inde retractare occurri. [Nótese
que Migne y Lynch ofrecen «deprompsi» y «occurrit»].
80 Cartas 3, 4, 6 y 8. Cf. supra, p. 60.
81 Carta-prefacio a Fronimiano, ed. Minguella, San Mülán de la
Cogolla, p. 214 [P., 4-5, 21-23] : Quo circa dictaui, ut potui et plano
apertoque sermone, ut talibus rebus decet haber i, libellum de eiusdem
sancti uita breuem conscripsi, ut possit in missae eius celebritate
quantocius legi. Cf. Tailhan. o, c., pp. 240, 242. [Creemos que en la
puntuación usada por Parga hay algún descuido tipográfico].
83 Carta 43, PL,, 80, 691 D ; carta 44, ibid.f 698 A. Para el texto,
cf. supra, p. 88, e infra, p. 210.
13
194 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Finalmente nos da a conocer algunas de las reglas que


Braulio recomendaba para editar una obra. La carta esta­
ba dirigida a Fronimiano, probablemente su hermano, abad
del monasterio de San Millán de la Cogolla 83.

Ni siquiera para nosotros tenemos bastante pergamino, y por ello nos


falta para poder enviároslo; pero os mandamos dinero, con el que os
lo podáis comprar, si así os place. Leed bien primero y ordenad lue­
go ese comentario del Apóstol (Pablo), que os enviamos. Y, por
cuanto tiene escritas en los márgenes las opiniones de diversos co­
mentadores, integradlas todas en el cuerpo de la obra, según que a
cada una la halláreis conforme ’a la fe católica ; de esta manera resul­
tará el orden, y escribidlo con tal diligencia que los comentarios si­
gan a cada uno de los capítulos, de tal suerte que el conjunto de la
obra no esté dividido, como éste, por las más diversas páginas, a
fin de que nosotros no tengamos que volver a copiarlo sobre el
vuestro.

" PL.t 80, 66l A [M , XIV (105-1C6), 2-10] : Membrana nec no-
bis sufficiunt, et ideo ad dirigendum nobis deficiunt; sed pretium di-
reximus, unde si iusseritis conparare possitis. Istum Aposto!i com-
mentarium, quem direximus, di’igenter legite prius, et in ordine cons­
tituye. Et quia díuersorum opiniones etiam ad aurem habet conscrip­
tas, unumquodque ut fidei calbo! cae congruum esse perspicitis, et
ordo se afferet, in corpore coniexite, et ita diligenter conscribite, ut
pér singuba capita commenta sequantur, et non per paginas diuisum
opus babeatur sicut istud est, ut iterum nos de uobis debeamus re-
troscribere. [Migne y Lynch: retro scribere]. Cf. Tailhan, o. c.t pá­
ginas 231, n. 1, 241-242; Pérez de Urbel, o. c.t II, 203-204.
L

• i

APITULO VII
. » _ .i

EL SANTO
*

Ascetismo—Monacato—Virtudes—Muerte
Canonización

San Fructuoso, que parece no haber conocido a Brau­


lio sino tan sólo de oídas, le da un título harto excepcio­
nal en la carta que le escribe poco antes de la muerte de
Braulio 2 : le llama «Pater spiritualis», título bien mereci­
do por Braulio, así desde el punto de vista de su vida per­
sonal, como por la forma en que enseñó a los demás a
vivir. Estudiemos ante todo su plan de vida, tal como lo
esboza en sus escritos, para uno a quien él mismo llama
«homo interior ac spiritalis» *3

* Hombre de grande santidad, con quien San Braulio estuvo du­


rante mucho tiempo en inmediato contacto, fué San Eugenio II de
Toledo. Y éste no duda en llamar a Braulio, en una carta que le di­
rige, a[Dei] dono beatus» Demostremos ahora que había razones
para merecer semejante alabanza.
- 1 Carta 35, ed. Vollmer, MGH.t Auct. antiqXIV, 284 [M., XXXV
(162), 38-39] : Inde per eum te precor, cuius dono beatus... esse pro­
baras. Cf. H. Delehaye, Sanctus (Sub. Hag. BoU., 17), Bruselas, 1927,
pp. 64, 69.
3 Carta 43, PL.t 80, 691 A [M., XLII1 (187), 27-28] : ...ab spiri-
luali.patre, cáeles ti um diuitiarum thesauris affluente, exigui cuius-
dam talenti peto mu ñus.
3 Así describe también a Isidoro en una carta dirigida a él. Car­
ta 5t ed. Lindsay como carta 4 [M., V (80), 3-4] : (al comienzo de
Jp carta) Solet repleri laetitia homo interior ac spiñttalis cum inquisi-
tione fungitur amantis. ’l
196 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Modernamente, Dom M. Alamo nos ha ofrecido la pri­


mera apreciación de la doctrina espiritual de Braulio 4. «Se
encuentran —escribe con referencia a sus cartas— pequeños
tratados espirituales, con íntimas efusiones repletas de fer­
vor y de unción». Los «pequeños tratados» podrían deno­
minarse mejor «indicaciones» ; y el «íntimo fervor» se mues­
tra con frecuencia expresado en fórmulas prohibitivas. En
ello Braulio era hijo de su tiempo. «Dos características
—continúa Alamo— que encontramos en casi todos los es­
critores ascéticos españoles, aparecen dominantes en los
escritos de Braulio: la compunción y el amor de Cristo».
Ejemplo de la primera nos ofrecen estas líneas del Himno
en honor de San Emiliano 5 : «Miserables y llorando, con­
fesamos nuestras faltas». Una expresión de la segunda, la
encontramos en la carta 18 6:

«Felices quienes tienen a Dios por alegría y se regocijan con la fe­


licidad de lo futuro, que sufren dolores y oprobio con Cristo y en el
estandarte de su cruz, para triunfar eternalmente; a él, pues, se di­
rija todo nuestro amor, en é! se centre toda nuestra esclavitud, de
suerte que nuestro hombre interior sea consolado por aquel mismo
que por nosotros padeció, y que nunca ni en parte alguna nos deja
solos.»

4 «Brau’io» Dictionnaire de spiritudlité ascétique et mystique, I,


1925-1926. Las páginas inmediatamente siguientes pudieran no haber­
se añadido al artículo.
6 Hymnus de S. Aemiliano, Analecta hymnica, 27, 125, v. 21 : Cul­
pas gementes pandimus miserrimi. «El poeta se vuelve a Cristo, le
ruega que le escuche, y que le perdone sus pecados. Este pensamiento
es el que predomina a través del poema». Cf. M. Manitius, Geschich-
te der christlich-lateinischen Pvesie, p. 421.
• PL., 80, 665 A [M., XVIII (117), 34-39] : Felices quorum lae-
titia Deus et gaudíum de beatitudine est futurorum ; quorum crucia-
tus cum Christo, et obprobria in crucis eius uexillo, ut in aeterno re-
condantur triumpho. Ergo ín illo noster omnis dirigatur affectus; ibi
omnis extendatur seruitus, ut ab ipso sit interior homo noster con-
solatus, qui pro nobis est passus, et nos nunquam et nusquam re-
linquet solos.
EL SANTO 197

Compunción y amor de Cristo, que de nuevo encontra­


mos en la carta 29 7:

Tolera mejor Jas miserias de la vida humana quien cada día espera
morir, y así lo triste es no tanto salir del mundo cuanto vivir con el
mundo. Mas si de tal suerte se vive que se sirve a Cristo, es tanto
como haber vencido a! mundo, y no haber vivido con el mundo...
Pero como no hay manera de evitar el inevitable tormento de este
mal [muerte], necesario es sufrir con paciencia lo que ningún huma­
no puede evadir.

Ha de notarse, sin embargo, que aparece raramente la


compunción en su significado de dolor por los pecados; la
nota dominante es la necesidad e inevitabilidad del sufri­
miento. Claramente lo atestiguan estos pasajes de la car­
*:
ta 13 *

7 Ibid,. 676 B, C [M., XXIX (147), 3-6 (149), 27-29] : Humanae


uitae miserias ipse rectius deplora! qui se cotidie moriturum exspec-
tat, et ideo non ttem transisse de mundo quam uixisse cum mundo
luctuosum est. Porro si ita uiuitur ut Christo seruiatur, mundum ui-
cisse est, non cum mundo uixisse... Sed quia non est quod declinet
huius mali ineuitabilem cruciatum, patienter tolerare necesse est,
quod euadere nullus hominum potest. [Hemos respetuado la puntua­
ción que nos ofrecen los editores. Por nuestra parte, pondríamos 1a
siguiente:
mundum uicisse est non cum mundo uixisse...
tolerare necesse est quod etrtadere nullus hominum potest.
Las ideas y los métodos éstilísticos de Braulio deberán tenerse más
en cuenta a fin de lograr una edición que pudiera satisfacer en todos
sus aspectos].
• Ibid., 659 C, 660 A, B [M., XIII (103), 6-11 (104)', 27-28] : Op­
timo nosti, domne, uitam monasticam non egere paenitentia, dum ita
sit humilitati et cotidianis tristitiis apta, ut in omni cursu uitae
illius paenitudine non habeatur aliena. Sed et melius prospicis si
mercedem tanto opere conquisitam pro tua quiete non amittis, ne dum
augere meritum uis, profligatum disper dere uidearis... Omnes enim
qui pie uolunt uiuere in Christo Iesuf persecutionem patientur...
198 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Bien sabes, Señor, que la vida monástica no necesita de penitencia,


con tal de que esté tan adaptada a la humildad y a los sufrimientos
cotidianos, que jamás en todo el decurso de la vida no sea extraño a
ella el sufrimiento. Y mejor aún lo verás si con tu paz no pierdes él
premio por tanto tiempo buscado, no sea que, deseando aumentar tu
mérito, te encuentres malbaratado... Y todos los que quieren vivir
piadosamente en Cristo deben padecer la persecución (II Tim., 3, 12)...
• ■ g ■ 1 1 •A

... Y de nuevo en la carta 14 *


9:

¿No es verdad que, pues todo cristiano, al vivir piadosamente en esta


vida, llega al reino de Dios por las vías de la tribulación, por ello, al
volver cada año el recuerdo de los dolores de Cristo [Viernes Santo],
nos da a entender, sin duda alguna, que tenemos que imitar a
Cristo?

Con gran elocuencia nos describe Braulio los detalles


de esa imitación, en el capítulo cuarto de su Vida de San
miliano, cuando nos dice que los progresos de la virtud
en el corazón han de sentirse en el cuerpo y que las ale­
grías de aquél han de eclipsar los sufrimientos de éste. Así
comienza el capítulo 10:

A las alturas del Mons Dircetius se dirige, y su espíritu vigilante le


movía ligeros sus pasos entre dificultades, de suerte que no sólo en el
corazón, sino aun en su cuerpo, parecía remontar por el valle de
lágrimas ascendiendo en virtudes, como si subiera la escala de Jacob.

0 Ibid.t 661 C [M., XIV (107), 26-30] : An quia omnis christianüs


ad instar Christi pie in hac uita degens per uias peruenit ad regnum
Dei tribulationes, ideo haec admonitio tristitiarum rediuiua anni con-
uersione in Christo nobis significatur, ut Christus procu 1 dubto imi-
tetur? [Lynch propone leer «tribulationis»].
10 Vita S. Aemiliani, ed. Mingadla, San MiUán..,, p. 223 [P¿ 15,
19-23] : Celsiora petit leuesque per ardua gressus tagebat spiritus
promptus ut non solum corde sed etiam corpore, ploratiortis ualle
gradiens de uirtute in uirtutem uideretur lacob quodammodo scalam
conscendere. Cf Regula S, Benedicti, c. VIL
EL SANTO 1W

Estas citas justifican la observación de Alamo de que


«como la espiritualidad de San Benito, la de Braulio es,
ante todo, Cristocéntrica». Singular atención merece, sobre
todo, su devoción a la doctrina del cuerpo místico de Cris­
to 11.
También llama Alamo la atención sobre el hecho de que
Braulio distingue dos grados de santidad : uno, para las
almas en general; otro, extraordinario, reservado a quie­
nes Dios se dignare conferirlo. En el prólogo de la Vita
escribe Braulio: «Todos los hombres han de guardar los
preceptos generales, gozando tan sólo de dones especiales
aquéllos a quienes Dios se ha dignado conferirlos» 12. En
el capítulo 23, al enumerar los dones del santo, vuelve a
esta distinción 13:

Ciertamente que se trata aquí de aquel beneficio especial que sabemos


ha sido conferido a pocos, y que nadie debe pretender, no sea que
con el peligro se castigue su temeridad. Pues cada uno ha de per­
manecer ante Dios en aquella vocación en que ha sido llamado
(I Cor. 7, 20).
tz
Su espiritualidad aboga porque la conciencia se abra y
se someta a una dirección espiritual ; y así cita de la Sagra­
da Escritura : ((Confesad uno a otro vuestros pecados y
orad uno por otro» (Sant. 5, 16) 14. Hace sabedor a Yac-
tato de su deseo de verle pronto, «de suerte que hablándo­
nos cara a cara nos alimentemos mutuamente con la con­

11 Cf. supra, p. 120.


13 Minguella, o. c,, p. 220 [P., 12, 21-23] : nam generi generalia
conuenit praecept'a adaptare, specialibus uero donis illi tantum de-
bent potiri quibus omnipotens iussit conferre.
13 Ibidp. 237 fP., 31-32, 22-25 y 1]: Hoc certe illud est speciale
beneficium quod paucis inuenimus fuisse conlatum ét a nuil o debeat
experiri, ne succedat periculum temeritati. Unusquisque enim in qua
uocatíone uocatus est, in ea permaneat ante Deum.
" Carta 44, PL.t 80, 692 D [M., XLIV (191), 29-50] : Confite-
mini álterutrwn peccata tiestra et orate pro inuicem.
200 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

versación y gocemos en el Señor la deseada tranquili­


. En la carta 18 a su hermana Pomponia, se encuen­
dad» 15*
tra tan atado por la amargura, que no encuentra modo al­
guno de consolarlas, a ella y a sus monjas, en sus deberes
como debería hacerlo un director espiritual. La comunidad
acababa de perder al obispo Nonito, su director espiritual.
Braulio aconseja a su hermana que las consuele en su lu­
gar
La justicia y la severidad de los superiores han de tem­
plarse con la paciencia y la bondad, como nos informa lar­
gamente en la carta 13 17. La paciencia es el remedio que
recomienda al juvenil Tajón, cuando éste se sintió lasti­
mado por las palabras de Braulio 18; ella, la paciencia, es
el secreto de la perseverancia monástica 19.

15 Carta 9, rbrck., 655 C [M., IX (90), 17-22] : Unum quod aptum


mihi, etsi non efficaciter sentio, efficere tamen cupio, ut postuiem
communis Domini et redemptoris singularem et inexhaustam pie-
tatem ut tibí nobisque uitam socia felicítate ■ largiatur, et commodi-
tatem uisendi nos tríbuere dignetur, quatenus os ad os loquen tes et
mutuo sermone pascamur, et in Domino optata tranquilízate fruamur.
1' Ibid.f 664 C; 664 D; 665 B [M., XVIII (115-116); (117):
3-4, 22-23; 41] : ...linguae officium non sineret exercere amaritudinis
uinculum ; Ubi monachorum et monacharum refrigerium? ...per te
consolentur sórores ceterae...
17 PL., 80, 660 B [M., XIII (104), 36-38] : Tenenda est iustitia
et praestanda ciernen tia; odio habenda sunt percata, non homines ;
tolerentur infirmi, corrigantur tumídi, etc.
18 Carta 11, ibidtJ 657 A [M., XI (94-95), 2-5] : Salo mentís qua-
teris, et procellosis tempestatibus inpatientíae iactaris, íta ut aequum
sit dicere : Modicae patientiae, quare turbaris (Mat. 14, 31)? Atque
utinam ita mouereris, ut ad humi’itatem confugeres, et non ad con-
uicia et ad contumelias te conuerteres.
19 Carta 13 al abad Fronimiano, rbr'd., 660 A [M., XIII (104),
25] : ...unde erít beata perseuerantia, si defuerit patíentta? Carta 44
al abad Fructuoso, ibid.t 693 C [M., XLIV (193), 66-67] : ...tantum
est, ut perseuerantia uestra usque in finem per patientiam perdu-
catur.
EL SANTO 201

He aquí los grados que Alamo señala, en Braulio, para


el progreso de la vida interior:

1) Conversión por el dolor; 2) Imitación de Jesucristo, singular­


mente en su Pasión (conversatio bona); 3) Una firme esperanza de la
futura felicidad y un íntimo conocimiento de a divina bondad y
dulzura (spes dulcedinis); 4) Una efusión de amor mediante la ala­
banza, la gratitud y la contemplación (divina contempiatio),

Pero esta fácil división no se trasluce con claridad de los


escritos del Santo ; ni aun parece tampoco que lo imagina­
ra así. El primer grado no aparece explícito en sus escritos.
El segundo grado aparece claramente descrito en un pasa­
je de la carta 18 20. En el último capítulo de la Vita encon­
tramos con claridad la expresión del tercer grado 21:

Esta es la lección que hemos de aprender, que es uno y el mismo


e! Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento, nuestro Señor Jesucris­
to, «el único que hace has cosas admirables» (Sal. 71, 18), que esconde
ha esperanza de la felicidad (’spetn dulcedinis) a los que le temen
(Sal. 30, 20), así a los que !e temen por el viejo temor bajo la ley,
como a los que todavía no están confirmados en la caridad que echta
fuera de sí el temor, porque el temor tiene pena (I Ju. 4, 18); pero
que ahora, a los ya confiados en él por la gracia de la fe, los perfec­
ciona por espertar en él.

20 Cf., suprat p. 196.


21 Minguella, o. c., p. 243 [P., 37-38, 17-24 y 1] : Est quidem in
hoc considerandum quod jmus idemque ueteris ac noui testamenti
deus: dominus noster lesus Christus qui facit mirabilia solus,
tune sub lege timore pauidis, needum caritate firmatis, quae foris
mittit timorem quía timor paenam habet, abscondit spem dulcedinis
timentibus se; nunc autem sub gratia fidei, confidentia fretis, perficit
sperantibus in se.—Cf. la edición de Mabíllon, PL., 80, 714 A, B.
[Conviene estudiar la puntuación de Parga].—El tercer grado se ex­
presa también con claridad en la carta 34, PL80, 680 C [M., XXXIV
(158-159), 42-43] : Sed et me et te conso'etur in Domino patientia
et spes ut et meliora speremus, et ea quae nobis superueniunt to­
leremos.
202 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

El cuarto grado se deduce del siguiente pasaje de la


carta 23 al obispo de Valencia 22 :

Mas porque creemos que nada sucede sin saberlo nuestro Creador y
según su ordenación de las cosas, recurriendo a él le demos las gra­
cias, todas cuantas puede nuestro corazón, pero que la lengua no es
capaz de decir. Pues ¿qué mejor podemos pensar en el alma, decir
con la boca y expresar escribiendo que gracias a El? Nada más dig­
no puede decirse, ni oírse más breve, ni pensarse más alegre, ni
entenderse o hacerse más fructuoso.

En su admiración a Emiliano, Braulio nos comunica


cómo el santo llegó a una completa unión con Dios median­
te una vida de privación y de ferviente oración en la sole­
. Pero, como nota Alamo, Braulio no creía que la
dad 23*
vida interior fuera impedida por las buenas obras para con
el prójimo. Por obediencia, San Emiliano dejó su aisla­
miento durante algún tiempo para dedicarse al apostolado
en su diócesis y desplegar su ardiente celo por las almas,
sin que por ello abandonara sus prácticas ascéticas 2*. Cuan­
do el abad Fronimiano Je escribe comunicándole su deter­
minación de dimitir su oficio y le pide consejo sobre el
nombramiento de su sucesor, Braulio se lo da, pero única­
mente después de amonestarle seriamente para que no aban­
done el cuidado de sus hermanos. Le dice que debería per­
severar en su cargo, soportando con paciencia las molestias

/ 23PL., 80, 672 A [M., XXXIII (137) 6-9] : Sed quonium nil sine
creatoris nostri, et disposito rerum moderamine credimus accidisse,
ipsi recurrentes gradas retulimus, quantas cor nostrum potest, et
lingua dicere non potest. Nam quid melius et animo geramus, et ore
loquamur, atque stylo promamus, quam Deo gratias? Nec dici dig-
nius, nec audiri breuius, nec cogí Vari laetius, nec intelligi uel agi
fructuosius puto. [Lynch entre «creatoris nostri» y «et disposito...»,
propone si no pudo haber habido una omisión : Madoz nada señala
especial, a. menos por el cod. 22 de León, que es el que utiliza, y el
primitivo (ahora) para las Curtas].
23 Minguella, o. o., p. 223 [P., 15-17].
24 Ibid.t p. 224. [P., 17].
EL SANTO 208

originadas en las diferencias de caracteres y en la maledi­


cencia, más bien que retirarse a una vida de silencio. Y le
dice que debiera ser un gobierno de justicia y de bondad;
que ha de odiarse el pecado, mas no el pecador; que el
débil ha de ser animado y confortado, y que el soberbio
debe ser castigado. Cuando se presentan las tribulaciones,
«Cristo es nuestro poder y nuestro consejo ; sin El nada
puede hacerse, y con El todo es posible» 25* .
Para terminar estas consideraciones sobre la doctrina
espiritual de formación de Braulio, diremos que conside­
rarle como un escritor ascético es exagerado. En sus escri­
tos existe difundida cierta espiritualidad —notable, digá­
moslo—, para su época ; pero no se encuentra un verdade­
ro ascetismo que sobrepase las observaciones tradicionales
y comunes. Es probable que en lo pasado se le haya con­
siderado como un escritor ascético, a causa de los elocuen­
tes y extensos párrafos de sus cartas dedicados a consolar
a quienes se hallaban afectados por el dolor de la muerte 2C.
Es en estas cartas consolatorias donde en verdad se en­
cuentra la contribución de Braulio para enseñar a los demás
a vivir. En ellas se predica el ascetismo de una manera in­
directa, no de otro modo que pudiera hacerlo cualquier es­
critor cristiano en cartas consolatorias; es decir, mediante
una continua alusión a la vanidad de esta vida comparada
con la futura. Encuéntrase este sentimiento en todos los
párrafos de las diez cartas que son predominantemente con­
solatorias, e incluso en las cartas 13 y 16 que no fueron de­
bidas a ocasiones de duelo 27. No podemos afirmar si efec­

25 PL., 80, 659-660.


2fl «La plupart des lettres ne s’occupent que d’ascétísme». Leclercq,
Uspagne chétienne, p. 10.
3T Las cartas 13, 15, 16, 18, 19, 20, 28, 29, 30 y 34 son consolato­
rias. Puesto que en todo el corpus braultano son únicamente treinta
y tres las escritas por Braulio, resulta que las conso’atorias vienen a
constituir a lo sumo la tercera parte.
204 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tivamente dichas cartas consolaban a los afligidos; pero


no cabe duda alguna de que, al estar escritas por una de las
primeras figuras de su época y al hallarse, sobre todo, im­
pregnadas del consuelo inherente a todo sentimiento cris­
tiano, llevaban esperanza tanto a los humildes como a los
poderosos. El sentimiento expresado en estas cartas de '
Braulio es sencillo, casi de pobreza, pero muy engalanado
de retórica. No otro era el gusto de su época. Entre nos­
otros el consuelo quedaría debilitado por su excesivo ador­
no ; la trama de la retórica y de la rima tiene poca convic­
ción. Veamos una parte de la carta dirigida a la abadesa
Pomponia, que era su hermana 28:

Herido por una sola herida y atormentado por mucho dolor cuando el
nudo de la amargura no permite a mi lengua el ejercer su oficio, y
más me gustaría llorar que hablar, he aquí que una nueva aflicción
viene sobre otra aflicción, y un dolor se echa sobre el dolor, como si
alguien huyendo de la faz. del león se encontrara con un oso ; o como

« Carta 18, PL,t 80, 664-665 [M., XVII1 (115-116), 1-9; 16-28]:
Uno uulnere confossus et multo dolore excruciatus, cum linguae offi-
cium non sineret exercere amaritudinis uinculum, et magis liberet
flere qi*am loqui, ecce alia afflictio super afflictionem uenit, et con­
tritio super contritionem irruit, quomodo si quis fugi'at a facie leonis,
et occurrat ei ursus; aut a percussu scorpionis eiulanti adiiciatur mor­
sas colubri : ita me sentio usquequaque deiectum et contritionis miseria
afflictum... Id est, reuerendae memoríae domni mei Nunniti episco-
pi exitus mihi exs’.stit exitiosus. Unde conpressus quantulacunque emit­
ió uerba et gemitus. O quantum in his duobus nostris bonum perdi-
dimus temporibus! quod lumen veritatis! quod exemplum bortfae ac-
tionis; quantumque intercessum pro piaculis nostris! Ubi nunc praesi-
dium nostrum, quod in illis fuit apud Deum? Ubi miserorum refu­
giara? Ubi susceptio peregrinorara? Uel ubi monachorum et mona-
charum refrigerium? Uides tu procul dubio quid tangara, et quid expli­
care non ualeam. Adfectum tantum ostendo, nam bonum eorum dicere
nec incipio, sciens quia etiam si esset mihi sermonis copia et lingirac
grada cum ingenii memoria, inexplicabile mihi fore exsistimaueram
eorum replicare sanctissima gesta. Sed tamen, ut dixi, demonstro quid
moerear, et quantum moeroris in me patiar.
EL SANTO 205

si ni que llora por la mordedura del escorpión se le añadiera la mor­


dedura de una serpiente: así me siento yo humillado plenamente y
afligido por la desgracia del dolor [La muerte de su amigo Nonito
ha seguido a la de su hermana Basila]... Pues la muerte de mi se­
ñor, el obispo Nonito, de tan veneranda memoria, es para mí la ma­
yor desgracia. Abrumado por ella emito las palabras y gemidos que
puedo. Oh, ¡qué gran bien hemos perdido, en nuestros tiempos, en
ellos dos 1 i Qué luz de verdad ! ¡ Qué ejemplar de buena acción!
¡Qué intercesión por nuestros pecados 1 ¿Dónde encontrar ahora ante
e! Señor aquella nuestra protección que en ellos teníamos? ¿Dónde
estará ahora el refugio de los desgraciados? ¿Dónde la recepción de
los peregrinos? Y ¿dónde el consuelo de los monjes y de las mon­
jas? Sin duda que ves bien qué es lo que pienso y qué es lo que no
puedo explicar : manifiesto solamente mi emoción, pues no puedo ni
decir sus bondades, sabedor de que, aunque tuviera elocuencia para
hablar y facilidad en la expresión junto a una excelente memoria,
juzgara serme imposible recordar sus hechos santísimos ; únicamente,
como ya dije, manifiesto por qué estoy triste, y cuán grande es la
tristeza que en mí padezco.

No es ya sólo el sentimiento, expresado en esta forma,


el que se repite en las cartas consolatorias ; aun las mismas
expresiones se repiten. La siguiente frase se encuentra re­
petida casi verbatim en cinco de sus cartas 29 : Non est
siquidem optimus cónsolator quem proprii uincunt gemi-
tus. No existe prueba de que se tratase de una frase hecha,
o de una cita ya común.

Monacato

No tanto en razón de su ejercicio personal cuanto desde


el punto de vista de la enseñanza ascética ha de conside­
rarse la actitud de Braulio con referencia al monacato, pues
Braulio no fué monje. De tal lo califica Pérez de Urbel,

29 Curta 15, PL.f 80, 662 D ; carta 19, ibid.f 665 C ; carta 28,
ibid,, 676 A; carta 30, ibid.t 677 A; carta 34, ibid.f 680 C. [En M.
pueden verse bajo los mismos números].
206 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

mas nu podemos considerar como tales a todos los forma­


dos en una escuela monástica 30. Hasta es incorrecto el de­
nominar escuelas monásticas a la de su hermano Juan en
Zaragoza y a la de Isidoro en Sevilla, a las cuales asistió
ciertamente ; en realidad, no eran sino escuelas episcopa­
les 31. Y si Juan e Isidoro fueron monjes antes de ser obis­
pos, no tenemos prueba alguna respecto a Braulio 32.
Se hace muy difícil enjuiciar su actitud con relación al
monacato, dadas las confusas descripciones de la institu­
ción monacal de su época, tema que todavía no ha sido
tratado a fondo por los eruditos. Si se acepta la ingeniosa
teoría de Dom Lambert, Braulio fué un ferviente defensor
del monacato según la Regla de Juan de Biclara 33. Según
su opinión, Braulio y su familia eran oriundos de la región
de Gerona, ciudad donde Juan de Biclara era obispo. La fa­
milia estaba íntimamente ligada a Juan y a su sucesor No-
nito. Pomponia, la hermana de Braulio, continuó cerca de
Gerona en su calidad de abadesa de un monasterio regido
probablemente por la Regla de Juan de Biclara. El famoso
monasterio de los X VIII Mártires de Zaragoza se fundó en
parte, gracias a los esfuerzos de Juan de Biclara. Allí se
puso en vigor su Regla ; y Juan, el hermano de Braulio,
fué nombrado abad. Fronimiano, hermano menor, fué en­
viado al monasterio de San Millán, cerca de Nájera, don­
de, llegado a abad, impuso la Regla. Braulio, siendo ya
obispo de Zaragoza, animó a su hermano y hermana ; y,
rogado por ellos, tomó a su cargo el escribir la Vida de

30 J. Pérez de Urbel, Los monjes españoles en la dad Media, I,


355. .
31 Cf. supra, p. 24. , .
33 Isidoro no fué propiamente monje, pero a opinión de Séjourné
(oc. c.t p. 9) de que él llevó, desde 586 a 600, una vida casi monástica,
parece fundada.
33 A. Lambert, «La famille de saint Braulio et l’expansion de la
régle de Jean de Biclar», Universidad, X (1933), 65-80.
EL SANTO 207

San miliano . Por lo tanto, él llegó a ser el propagador


de la Regla en el monasterio de los XVIII Mártires y en
otros de su diócesis 3\ Existen ciertas pruebas positivas
que confirman estas hipótesis, pero no es plenamente cier­
to el hecho de que su familia procediera de Gerona y de
que la Regla por ellos apoyada fuera precisamente la Re-
gla de Juan de Eiclara 34 36.
35
Volvamos ahora a la influencia ejercida por Isidoro so­
bre Braulio. Creemos que Braulio pasó unos diez años muy
importantes, desde el 610 hasta el 620, con Isidoro 30. Isi­
doro fue un propulsor del monacato. Había compuesto una
Regla monástica, acomodándola, según las palabras del
propio Braulio 37, «a las costumbres de su tierra y a las
necesidades de las almas débiles». Son muy considerables
las divergencias, existentes entre los eruditos, en todo cuan­
to toca a la influencia de otras reglas monásticas en la de
Isidoro. Leclercq, Séjourné y Le Bras opinan que San Be­
nito fué la principal fuente de la Regula monachorum 38,
completada con las de Cesáreo y Casiano 39. Lambert aña­

34 Hay un monasterio de Cogullada, a unos cuatro kms. al norte de


Zaragoza ; aquí fué bibliotecario Dom Lambert. M. Monmarché (Es-
pagne, Les guides bleus, París 1927, p. 117) dice que el monasterio se
fundó en el 637, por ’o tanto, durante el pontificado de Braulio (cf. rn-
fra, p. 256) [Cf. Apéndice].
35 «Les indices qu’il a recueillis jusqu’ici, ne sont pas décisifs mais
autorisent á considérer cette bypothése comme vraisemblable.» B. de
Gaiffier, «Bulletin», Análecta BoUandiana, 51 (1933), 416.
- 36 Cf. supra, pp. 29-32. ‘ -
ST En la Praenotatio, un catálogo de los escritos de Isidoro. PL.f 81,
16 C : Monasticae regulae librum unum, quem pro patriae usu, et in-
validorum animis decentissime temperavit.
38 PL., 83, 867-894. - '
89 H. Leclercq, «Cenobitismo», DACL, II, II, 3220; Séjourné,
o. c.f p. 84; G. Le Bras, «Sur >a part d’Isidore de Séville et des es-
pagnols dans Thístoire des collections canoniques», Revite des Sciences
religieuses, X (1930), 227,
208 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de la de Juan de Biclara 40 ; y Pérez de Urbel, la de Juan


de Biclara, Pacomio y Agustín 41. García Villada pasa por
alto el problema 42. De Gaiffier dice que se impone un es­
tudio posterior 4344
*. M. Máhler no admite influencia benedic­
tina en España anteriormente a la Regla de Fructuoso
(650) S. McKenna, en un reciente estudio, cree que
existieron huellas de influencia concretas, pero no muy con­
siderables, de las reglas de San Benito, Casiano y Agus­
tín
Braulio se hallaba con Isidoro, cuando éste escribió su
Regula monachorum (615-618) 46, como también cuando es­
cribió De viris illustribus (615-618), donde, como es sabido,
ni se describe a Juan de Biclara, ni se menciona a San Be­
nito 47. Probablemente estuvo presente en el Concilio II
de Sevilla (619), que en el canon 11 reguló la vida monás­
tica de las mujeres 48. Se volvió a Zaragoza, después de

40 O. c.t p. 69.
" O. c., 1, 243, 245-247.
42 Z. García Villada, Historia eclesiástica de spaña , II, I, capítu­
los 14 y 15. B. de Gaiffier le critica por su descuido, o. c., p. 413.
43 L. c.f Cf. también J. Schmitz, «Bénédictin (ordre)», DHG,, VII
(París, 1934), 1071.
44 Benoit, «Dictionnaire de spiritualité...», I, 1412. Las principales
fuentes para este problema están indicadas con claridad por W. S. Por-
ter, «Early Spanish Monasticism», Laúdate, X (1932), 2-16, 66-80,
156-168.
46 The Monastic Rules of Visigothic Spain (tesis doctora1, inédita,
en la biblioteca de la Catholic University of America), Washington,
1935, pp. 33-34.
46 Para las datas, véase J. de Aldama, «Cronología de las obras IsL
dorianas», Miscellanea Isidoriana, p. 88 y Séjourné, «Saint Isidore et
la liturgie wisigothique», ibid., p. 222. Séjourné no está de acuerdo
con De Aldama sobre la fecha de la Regula monachorutn : «II avait
dO Técrire longtemps auparavant, peut-étre du vivant de son frére
Léandre, alors qu’il était lui-méme simp'e prétre ou abbé d'un uníque
monastére», Saint Isidore de Séville, pp. 83, 84.
" PL.t 83, 1106. Cf supra, pp, 18-19.
" Mansi, X, 560. Cf. Lambert, o. c., p. 80, y supra, p. 125.
EL SANTO 209

la muerte del obispo de esta ciudad, Máximo, en el año


619: le es atribuido el epitafio de Máximo, en el que éste
aparece como benedictino, pero el epitafio es apócrifo 49.
Siendo arcediano de Zaragoza, escribió una carta a Isido­
ro, pidiéndole una copia de la RegulaIsidoro se la en­
vió, como nos consta por la carta 2 (620-624) de Isidoro a
.
Braulio 50*
En los años 620 a 631, Braulio estuvo auxiliando a su
hermano Juan en Zaragoza. Cualquiera que fuera la regla
aceptada, es lo cierto que Juan hizo a su monasterio lo su­
ficientemente famoso para atraer a Eugenio desde Toledo,
y para que, una vez muerto Juan, fuera llamado por Brau­
lio «communis ac sanctae uitae doctrinaeque institutor», y
por Ildefonso «pater monacLorum» ól. Parece que Braulio
se encargó de continuar la obra de su hermano Juan. De
hecho le encontramos en correspondencia con los abades
Fronimiano, Tajón, Emiliano y Fructuoso, así como tam­
bién con la abadesa Pomponia. Estas cartas son doce, la
tercera parte de su Corpus. Anima a Fronimiano para que
continúe su obra en el monasterio de San Millán, le exci­
ta a luchar contra el desaliento, y le da consejos de cómo
ha de tratar a los monjes y elegirse un sucesor 52. Las cartas
a Tajón y a Emiliano no se refieren al monacato 53. La

49 Cf. infra, p. 290.


Editada por Lindsay como carta A: Quaternionem regularían
per Maurentionem primicerium direximus. Se debe referir kl cuaderno,
o cahier, de alguna otra Regula, pero Ceillier (Histoire générale..., XI,
722) y Séjourné (Saint Isidore de Séville, p. 83) parecen pretender que
debe ser ésta. Gams (Kirchengeschichle von Spanien, II, II, 146) no
parece estar conforme con ello : «E! quaternio es probablemente una
colección de reglas monásticas». Leclecq («Bibliothéques», DACL, II,
876) cree que se trata del Líber regulae pastorales de Gregorio Magno,
como R. Beer, Handscliriftenschdtze Spaniens, p. 14.
81 Cf. sirpra, pp. 17-18 y 67.
52 Cartas 13 y 14, PL., 80, 659-662. [En M., bajo los mismos
números correspondientes].
” Cartas 11, 25-27 y 42.
14
210 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

carta a Fructuoso está consagrada a animarle en la obra que


lleva a cabo en la España occidental y a prevenirle sobre
los peligros que ha de evitar 5455
. La carta dirigida a Pom­
pón ia fundamentalmente es consolatoria, con algunos con­
sejos sobre su conducta para con sus sórores 33.
En ninguna de las cartas hay indicación alguna sobre
la regla religiosa que ha de seguirse. Fructuoso le escribe
pidiéndole una colección completa de las Collationes de Ca­
siano, como si no tuviera duda alguna de que Braulio las
poseyera 56. Braulio no se la envía, porque no posee sino
una copia 57. En la Vida de San miliano compara al santo
con San Antonio y San Martín 58. Eugenio escribió tai vez
el poema De admonendo monachos —y si esto fué así, fué
mientras estuvo con Braulio—, en el cual tres padres del
monacato son propuestos como modelo de edificación para
los monjes: eran Pablo, Antonio y «Juan», que puede ser
el Bautista, Juan Casiano, Juan de Biclara, o el hermano
de Braulio 59. De todo esto podemos concluir, con Pérez
de Urbel y De Gaiffier, que la costumbre de entonces era
el que cada abad copiara de varias reglas monásticas y que
cada monasterio tuviera sus peculiares observancias 60. Es­
te parece haber sido el método con que Braulio describe

" Carta 44, PL., 80, 692-700.


55 Carta 18, ibid., 664-665.
SB Oarta 43, ibid., 691 D [M., XLIII (188-189), 53-65] : Specialiter
tamen, domine mí, quod in hac regione in qua degimus non inuenitur,
supplex suggero, ut pro mercede tua de Conlationibus Cassiani, inlumi-
nes monasteria ista... pusillitati nostrae uestra largitate faciatis adtrí-
bui... Scptem Collationes... habernos. Re’iquas decem..., et alias sep-
tem... minime habernos.
57 Carta 44, PL., 80, 698 A [M., XLIV (202), 266-267] : His igitur
pro uestra uokintate digestís, codices quos uobis a nobis dingendos
mandastis, scriptos duplices non inueni.
58 Editada por Minguella, o. c., p. 225 [P-, cap. V].
59 Cf. sufra, 18.
60 Pérez de Urbel, «Los monjes españoles y la Reconquista», Boletín
de la Academia de la Historia, 101 (1932), 96; De Gaiffier, o. c., p. 414.
EL SANTO 211

la Regula de Isidoro, cuando la considera «apropiada a las


costumbres de su tierra y a las necesidades de las almas
débiles» 6l*.
El hecho de que Braulio fuera un bienhechor del mo­
nasterio de San Millán G2, gobernado por su hermano, y
el que escribiera la vida del santo y un poema en su honor,
no son pruebas suficientes para concluir que favoreciera a
la Regla benedictina. El empeño de Yepes y Mecolaeta,
que tanta acogida tuvo, de considerar a San Emiliano co­
mo benedictino, ya no puede defenderse 63. Lo que en rea­
lidad se puede defender es que la composición de un himno
para el oficio del santo fué efecto de influencia benedictina,
pues San Benito fué el primero que compuso himnos como
parte integral de las horas canónicas 64.
Las pocas referencias de Braulio al monacato son dig­
nas de atención. Tenía una idea muy clara sobre la perse­
verancia monástica y la expresa en sentencias enérgicas,
como «Permanendum est in opere crédito et in labore sus-
cepto», y en las dos citas arriba mencionadas 6566. La carta 13
no es sino un sermón a los monjes sobre la paciencia, per­
severancia y dependencia de Dios 6e. Por el contenido de
la carta 14, en la que manifiesta su deseo de proveer de
material escritorio al monasterio de San Millán, y por la
tónica general de todas sus cartas dirigidas a los abades
Fronimiano, Emiliano, Fructuoso y Tajón, parece evidente

61 Cf. supra, p. 207.


" Braulio envía a Fronimiano dinero para que pueda comprar per­
gaminos para el monasterio. Cf supra, p. 84.
" A. de Yepes, Crónica general de la Orden de San Benito, I,
cap. 2, sub ann. Chr. 569 y 574; D. Meco'aeta, Desagravio de la ver-
dad en la historia de San Millán de la Cogolla, Madrid, 1724. Cf. tam­
bién De Gaiffier, «Lia controverse au sujet de la patrie de S. Emilien
de la Cogolla», Analecta Bollandiana, 51 (1933), 315-316.
61 H. Leclercq, «Hymnes», DACL., VI, II (París, 1925), 2911.
65 Caria 13, PL,, 80, 660 B, y supra, p. 200.
66 Ibid., 660 A-C.
212 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

su confianza de que habrá monjes que dediquen algún tiem­


po al estudio y al desarrollo de los scriptoria 6T. No es par­
tidario de que los abades sean nombrados sin aprobación
de los otros monjes, sus compañeros de comunidad 6S. Fruc­
tuoso habla de sus monjes como concaptiui y compaupe-
res ; Braulio, al contestarle, los llama comperegrini y pau-
peres 67
*69.

Virtudes

Volviendo de nuevo al ascetismo tal como lo vivió Brau­


lio, ante todo se fija nuestra atención en sus faltas. Aun­
que enseñó la necesidad de la paciencia, no parece haber
estado muy sobrado de ella. Una lectura de sus cartas nos
revela un exceso de quejas por su parte. Su impaciencia
con Isidoro para Ja terminación de las timologías puede
excusársele como buen psicólogo ; dábase cuenta de la im­
portancia de la obra y deseaba su terminación en bien de la
humanidad 70. Una gran parte de su inquietud ha de atri­
buirse al principio fundamental ascético, que consiste en
hacer desagradable el mundo y en poner de manifiesto sus
peligros. Tal es, por ejemplo, su intención —y se encuen­
tran muchos casos parecidos— cuando trata de consolar a
Basila en la muerte de su marido con este pensamiento :
«Piensa que diariamente los buenos se marchan de la Igle­
sia y que diariamente crecen los malos, y que la falta de
los primeros nos contrista no menos que la sucesión de los

67 Ibid., 661 A, y cartas 11, 13, 14, 25-27, Fragmentum epistolae,


42-44, y la carta-prefacio a Fronímiano editada por Minguella.
" Cf. supra, p. 167.
" Carta 43, PL,t 80, 691 C, y 692 A ; carta 44, ibid.., 700 A.
70 Cf. supra, pp. 55-56
EL SANTO 213

otros» 71. Y en este caso, el bueno había muerto en plena


juventud. Sin embargo, el tono quejumbroso, que llena esta
carta y que es tan corriente en todas sus cartas consolato­
rias, no ha de considerarse como pesimismo, sino que ha
de ser compensado con la nota de esperanza espiritual con
que preludia las mismas cartas.
Mayores, sin embargo, son las quejas que encontramos
en otras cartas, quejas sobre la condición del mundo y sus
propios desórdenes. La crítica del mundo en la carta 5 (632)
se explica por los disturbios que ocasionó la revolución de
Sisenando, pues éste dirigió su ejército contra Zaragoza
aun antes de que Suintila hubiera abdicado (631) 72. Hacia
el mismo tiempo, en la carta 10, vuelve a repetirse la mis­
ma queja 73. En otras cartas no encontramos sino ecos, y
podemos explicarnos el tono jeremíaco de la carta 24 como
consecuencia de la usurpación del trono por Chindasvinto
en el año 642 74. Cuando Chindasvinto le arrebató su diá­
cono Eugenio, las quejas de Braulio en sus cartas al rey, y
poco más tarde en las dirigidas a Eugenio, fueron casi es­

71 Carta 15, PL80, 662 B [M., XV (109), 7-9] (Nótese el cursus


y rima): Nam ecce cotidie migrant ab Ecclesia boni, et augentur co-
tidie ma’i, quorum non minos nos illorum defectos quam istorum con­
trista! successus.
72 Editada por Lindsay como carta 4 (hacia el fin) [M., V (84), 112-
114] : ...quatenus cotidie fluctuantem animam malis tuo intercessu
lucreris, et ad portum tranquillitatis aeternae deducás, erutam a mi-
seriis et scanda'is. Cf. R. Altamira, «Spain under the Visigoths»,
Cambridge Medieval Historyt II, 175.
72 PL., 80, 656, A.
74 PL., 80, 673 A, B [M., XXIV (139-140), 3-9] : Quibus tempes-
tatibus procellisue uestnam quenmini conturbar! quietem, eadem noscito
me laborare molestísima uexatione. Quid enim poterit esse tutum his
in quibus fines :am saeculorum deuenerunt, ut nutante et senescente,
ut ita dicam. mundo, et acerrimis aegritudinibus concusso, potius ex-
periamur eius morbis et lapsibus affici, quam quiete maturitatis et
grauitatis refici? Sed recurrendum est ad eom... [Risco y Migne :
Deum. Se impone acudir al ms. de León].
214 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tridentes 75. Existe, además, la agravante de su salud, no


del todo muy mala, por lo cual vemos cómo Isidoro se
muestra indulgente con él. Isidoro era mucho más viejo,
cuando escribió sus cartas 1 y 6 76, que lo que Braulio se
hacía ser. Sin embargo, una expresión como la de «acer-
rimis aegritudinibus concusso» es un lugar común en las
cartas últimas de Braulio 77. En particular, sus ojos le ha­
cían sufrir hasta el punto de quejarse, como de otras mo­
lestias propias de la edad y de su falta de memoria 78*.
El orgullo de Braulio, aunque de menor importancia»
se manifiesta en su carta 11 dirigida a Tajón, en la cual,
como si fuera un joven, echa en cara altaneramente a Ta­
jón por su sensibilidad ante sus correcciones, y alardea de
sus conocimientos, especialmente de los clásicos Otros
síntomas de su vanidad vemos así en el continuo alarde de
oratoria y erudición que caracterizan sus cartas, como tam­
bién, según ya lo hemos hecho notar, en la indiferencia con
que ocasionalmente trata de las decisiones de los Conci­
lios 80. Percíbese un fallo de caridad en la misma carta a
Tajón y en la carta 10 dirigida a Yactato. Le hace una di­
sertación sobre la caridad en una forma no muy caritati­
va 81. Es evidente, sin embargo, que en ambas cartas, sin­
gularmente en la última, se trata de bromas entre amigos.
Otra posible falta, notada ya anteriormente, fué un mani-

75 Cartas 31 y 33, PL.♦ 80, 677-679 y carta 36, ed. Vollmer,


o. c., p. 284. ■ '
76 Editado por Lindsay como cartas B y 5.
77 Cf. carta 24, supra, n. 74. >
78 Cf. supra, p. 161. También carta 42, PL., 80, 687 A [M.. XLII
(177) 3-5] Ut litteris tuis illico non responderem diuersarum me arcta-
tum fateor fuisse necessitatum, eminentius tamen aegritudine oculo-
rum et uariarum adflictione infirmitatum... Carta 44, ibid., 697 B
[M., XLIV (200), 232] : ...est mihi memoria facílis ad obliuiscendum.
' PL., 80, 657-658.
60 Cf. supra, pp. 75, 133, 166
81 PL., 80, 656.
EL SANTO 215

tiesto deseo de congraciarse con el poderoso abad Emilia­


no de Toledo 82. Finalmente, se le puede acusar de severo
al aconsejar un fuerte castigo para los diáconos que, simu­
lando ignorancia, se arrogaban la bendición del crisma sa­
grado 83.
Volviendo a las virtudes de Braulio, lo que más llama
la atención en sus escritos es su humildad. La practica,
por lo menos de palabra, mucho más de lo que la predi­
ca 84 ; sin embargo, es muy difícil de estimar la aplicación
práctica de una virtud, dado el estilo literario obligado en
esta época. El denominarse a sí mismo ultra omnes homines
peccator 85 era una exageración muy ajustada al gusto de
aquel tiempo. Continúa diciéndonos en muchas cartas que
todo lo bueno que haga y toda la sabiduría que demuestre
se lo debe a Dios; tan sólo el mal y la ignorancia son sus
cosas propias 86. Una manifestación menos explícita de vir­
tud la encontramos en su costumbre, no muy frecuente, de
someter sus trabajos y decisiones, en materia intelectual, al
juicio y corrección de sus corresponsales, hombres que en
todo caso le eran inferiores 87. Encontrar, como conclusión
de un largo estudio suyo sobre un problema presentado, la

Cf. supra, p. 85.


" Cf. supra, p. 110.
" Así le encontramos predicándolo a Tajón en la carta 11, PL,t 80,
657 A : Atque utinam ita mouereris ut ad humilitatem confugeres.
" Carta 44, ibid., 700 A. [Cf. nuestro Apédice.]
Carta 22, ibid671 C, D [M., XXII! (136), 44^45, 49-50): Si
quid dignum dixi, donum Dei esto ; ...si autem est in his dictis quod
díspliceat rtationi, meum est, non Dei. Cf. también carta 23 ibid, 672 B :
carta 36, ed. Vollmer, o. c.f p. 284; carta 40, PL.t 80, 686 A ; carta 42,
ibid,. 687 B, C, D ; carta 44, ibid , 692 B, C, D ; prefacio a la Vita,
ed. Minguella, o. c., p. 217. [P., 3-7].
87 Carta 14, PL.t 80, 661 D [M., XIV (108), 39-40] : Uestrum est
inde, si quid melius probaueritis eligere, atque si qua offenderint,
uestro indicio aut corrigi, aut amputan. Cf. también carta 36 ed. Voll­
mer, o. c., p. 285; carta-prefacio a Fronimiano, ed. Minguella,
o, c., p. 214. [P., p. 5].
216 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

frase «afirme esto el que pueda ; pues yo confieso que lo


ignoro)), no es sino encontrar al hombre tras de una frase
retórica La mejor prueba, sin embargo, de su sincera
humildad es, quizá, la demostración de docilidad y de jus­
tificación patentizada en ocasión de haber sido censurado
por un obispo extranjero, Wiligildo, a causa de haber or­
denado a un monje fugitivo, contra lo preceptuado en los
cánones *89. Por su humildad parece haber merecido la ala­
banza del rey Recesvinto : «Costumbre es de los sabios
considerarse ignorantes a fin de no incurrir en soberbia
estimulados por la arrogancia» 90.
En los escritos de Braulio aparece también su caridad,
pero no en grado heroico. Algún escritor lo ha celebrado
por su caridad hacia los pobres, pero no existe fundamento
cierto para esta alabanza en las pruebas que poseemos, a
no ser que le concedamos alguna intervención en el haber pre­
parado las leyes de Chindasvinto en favor de los pobres
y esclavos 91. Todas sus cartas consolatorias son muestras
de caridad, seguramente, y la mejor prueba de que él po­
seía esta virtud. En su carta a Tajón expresa el deseo de
terminar sus bromas de crítica para no convertirse en mor­
daz 92. Su caridad adquiere forma tangible en la carta 16,

" Carta 42, PL.. 80, 689 D [M., XLII (183), 134.135] : Adfirmet
hoc qui ualet; egc> autem fateor ine hoc ignorare. Antes en carta 36,
ed. Vollnier, o. c.. p. 285 [M., XXXVI (168), 86-87] : Ecce quod uide-
tur nescientiae meae et pro modicitate capacitatis nostrae, nec affir-
mans, nec spernens, omnino ista suggessi.
89 Cf. supra, p. 75.
"o Carta 41, PL., 80, 686 B [M., XLI (175), 5-6] Morís est enim
sapientuni ignarum se indicare, ne per arrogantiae stimulum uideatur
elationem incurrere.
91 spasa, s. v. «Braulio». Cf. supra, p. 159.
93 Carta 11, PL.. 80, 657 D [M., XI (97), 36-40] : Sed dum stude-
mus et caritati seruire et te non amittere, omittímus cuneta, nec a'i-
quod risu dígnum inserirnos, ne habeat ingratos tabula nostra iocos,
secundum Ouidiuni, ac secundum Appium, caninam uideamur exer-
EL SANTO 217

en la que le vemos enviando un ejemplar de la Biblia, pre­


parado para otro, a la dama Apicela que, apenada por la
muerte de su esposo, le había pedido para su consuelo pa­
labras de la Sagrada Escritura ®3. En la carta 19 Braulio
parece deseoso de calmar la pena de las desoladas Hoyo y
Eutrocia, enviándoles el joven Hermenfredo para que las
visite durante el tiempo de su luto 94. En la carta 14, diri­
gida a Fronimiano, se halla apenado por no poder procu­
rar al monasterio de San Millán pergaminos para escribir,
a cambio de lo cual le envía dinero para que los pudiera ad­
quirir 95. En la misma carta y en otras le encontramos su­
ministrando material de su propio scriptorium a personas
particulares y a instituciones 96. Sin duda fué la frecuente
repetición de semejantes actos de caridad lo que movió al
monje Fructuoso, del lejano Occidente, a alabarle por sus
buenas obras 97. Incompleto resultaría el estudio de esta
materia si no hiciéramos una referencia al hermoso pasaje
de la carta 10, en la cual, en un intercambio de presentes con
el presbítero Yactato, le envía, revestidos con simbolismo

cere facundiam. (Sobre las alusiones clásicas ya hemos tratado más


arriba, sufra, p. 188.)
" Ibid633 B [M., XVI (112), 3-4]: Siquidem alii fuerat hic
codex conscriptos, tamen quia petitionem uestram offendere non po-
tuimus, uobis eum misimus. Cf. supra, p. 99.
®4 Ibid., 666 D [M., XIX (121), 64-65] : Hermenfredum nunc ad me
remittite, ut uiso me ad uos debeat red iré. Cf. supra, p. 97.
95 Ibid., 661 A [M., XIV (105), 2-4] : Membrana nec nobis suffi-
ciunt, et ideo ad dirigendum uobis deficiunt, sed pretium direxímus,
unde si iusseritis comparare possitis.
06 Ibid. [M., XIV (106), 4] : Tstum Apostoli commentarium, quem
direxímus... Carta 43, ibid., 690 D.
97 690 D [M., XLIII (187), 1416] : ...florens per dies singulos
uestri culmints uite tanto affluit diuinae !egis studio, quanto et bono-
rum operum iugi atque seduío uallatur praeconio.
218 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de cristiana caridad, los regalos de pan, vino, aceite y acei­


tunas 98*.

Ante la prueba fragmentaria que estas páginas nos han


ofrecido, sin duda que no estamos capacitados para con­
siderar a Braulio como una figura de heroicas proporciones
*
Mas para ser un hombre extraordinario basta que fuera el
asombro de sus contemporáneos, y ciertamente que Braulio
lo fuá. Aunque en realidad no fué un gran hombre, si le
comparamos con los de otros tiempos, lo fué, sin embar­
go, en su época y entre sus connacionales. Así como él
nos dejo el mejor retrato de San Isidoro ", así también uno
de sus contemporáneos fué el que nos dijo la última pala­
bra acerca de él 10°. Fué probablemente en el año 651, año
de la muerte de Braulio, cuando «poco espacio de tiempo
me queda ya» 101, cuando San Fructuoso le escribió la car­
ta 43, que contiene el elogio que mejor nos permite apre­
ciar su talla ante los ojos de sus contemporáneos 102.

BS Texto y traducción supra, p. 145.


98 En la Praenotatio. Cf. infra, p. 254. [Cf. nuestro Apéndice.]
100 El elogio de Braulio que Pérez de Urbel atribuye a Tajón
(«Braulio», DHG ., X, 445) fué hecho por este último para Gregorio
Magno. Cf. PL., 80, 725 C.
101 Carta 44, contestación de Braulio a Fructuoso. PL., 80, 693 B
(M., XLIV (192), 61] : ...quia in longum non est mihi temporis spa-
tium. [Creemos, pace de Lynch, que la frase «ín 1. n. e. m. t. sp.»
se refiere no a su creencia (de Braulio) de morir pronto, sino a su con­
vicción de «no tener tiempo para escribir largamente»].
Ibid., 690 C, D, y 691 A, B [M., XLIII (186-187), 1-32] ; Domi­
no meo proprio Braulioni episcopo, Fructuosos exiguus semper tuus.
Scripturae sacrae textu narrante didicimus quam sit gratus homini
de longinqua térra nuntius bonus; et quis qualisue aiius me1ior nun-
tíus nobis est exspectandus, quam Christi dilectio, quam catholicae
ecclesiae intemerata professio atque propagado, quam amicorum Dei
sacerdotumue Christi sincera uita, felix actus, doctrinaque fidelis?
L SANTO 219

A mi propio señor, el obispo Braulio, Fructuoso, tu siempre


siervo humilde.
Las Sagradas Escrituras nos enseñan cuán gravas le son al hombre
las buenas noticias de distantes tierras (Prov. 25, 25), y ¿qué mejor
noticia podríamos esperar que el amor de Cristo, la inmaculada pro­
fesión y propagación de la Iglesia Católica, la vida pura de los ami­
gos de Dios y de los sacerdotes de Cristo, su feliz actuación y su
doctrina fiel? Todo esto es, beatísimo padre, lo que confesamos desear
con vehemencia y sedientos deseamos conocer.
Esa noticia por sí sola alimenta incesante la aridez íntima de
nuestra te'ma, y con el éxito de vuestros hechos endulza nuestros hu­
mildes oídos, aquí, entre los roncos rompientes del mar espumoso,
y entre los golfos y olas inquietas del océano, la noticia de que tu
constante y sublime doctrina ennoblece a tu Zaragoza, y de que tu
vida, cada vez más florida en los días de tu dignidad, es tanto más
abundante en e1 celo por la ley divina cuanto más fortificada es por
la constante y activa predicación de tus buenas obras.

Haec nos desiderarc uehementer atque sitienter agnoscere, cu per e, pa­


tee beatissime, confítemur.
Hic solus nuntius arentia mentís nostrae saepe uiscera pascit, et
uestrorum felicítate gestorum ínter raucisona spumantis salí freta,
atque oceani gurgites, et aequora inquieta humilitatis nostrae mulcet
auditus, quod Caesaraugustam uestram uestra iugis augusta doctrina
nobilitat, et florens per dies singulos uestri culminis uita tanto aff-uit
diuinae legis studio, quanto et bonorum operum iugi atque sedulo
uallatur praeconio.
Ob hoc indesinenter regí et condi tori n ostro Domino referí mus
laudes quod, mundi iam termino propinquante, tantus talisque pon-
tifex exsistis, qui et uitae mérito et docendi praeditus beneficio apostó­
lica per omnía uestigia consectaria, percepturus cum his ineffabilem
supernae patriae gloriara, quorum in hac tempestate mundana in-
corruptam ipse sequeris uitam. Temerarium fortasse arripiens opus,
piissimam uestram praesumo salutare coronara, atque eodem quo cu­
pimos salutis uestrae nuntio uestrorumque sacrorum apicum indicio
reficiamur oramus. Mendicans ipse uestrarum mensarum dapibus re-
sidua micarum fragmina poseo, atque ab spirituali patre, cae'estium
diuitiarum thesauris affluente, exigui cuiusdam talenti péto munus ;
quod ut accipiam importunos petitor nocturni temporis spatia uigilo.
Et licet negligens, tamen quaerens peto, et pulso, atque ut indigno
ac uilissimo tuo aperias quae ignoro, tributes quae non habeo, sancto-
rum Dei, quorum solatiis confouemur, fultus adminiculis quaero.
220 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Por ello, sin cesar alabamos a nuestro rey y creador, el Señor,


porque, acercándose ya el final del inundo, tú eres un obispo tal y
tan grande, que, así con tus virtudes personales como con la riqueza
de tu doctrina, sigues las huellas apostólicas en todo, para recibir
al fina’ la inefable gloria de la patria celestial junto con aquéllos (los
Apóstoles), cuya vida inmaculada sigues tú mismo en esta mundanal
tormenta. Acometiendo tal vez una empresa temeraria, me atrevo a
salud'ar a tu santidad (v, T. L. L, s, v. corona), y, por el mismo
mensajero, por el que deseamos noticias de tu salud, te rogamos que
nos alegres con muestras de tus sagrados escritos. Mendigando yo
mismo solicito las migajas sobrantes de los banquetes de tus mesas,
y de un padre espiritual, ^abundante en los tesoros de la celestial sa­
biduría, pido el regalo del talento más pequeño, y para recibirlo vigi­
lo durante la noche cual solicitante importuno ; y, aunque negligente,
sin embargo, buscando pido y llamo (cf. Luc. 11, 5-9), y confiado en
el auxilio de los santos de Dios, con cuyos consuelos nos gozamos,
pido y IKamo y busco para que a tu indigno y humilde amigo descu­
bras lo que yo ignoro, y concedas lo que yo no tengo.

Muerte

Braulio contestó a Fructuoso en la última de sus cartas :


«Diariamente, escribe, espero el final de mi enfermedad y
de mi vida mortal» 103. Y el final llegó pronto, pues murió
en el año 651, aunque no podemos decir cómo y en dónde.
La tradición mantiene que murió el 18 de marzo, día con­
siderado como su fiesta en España ; pero esta fiesta no se
estableció hasta el siglo xm 104. En el martirologio roma­
no se guarda como día de su muerte el 26 de marzo, debido,
según Nicolás Antonio, a una equivocación de Trujillo 105.

103 Carta 44, PL.t 80, 698 B [M., XLIV (203), 279-280] : Verum-
tamen aegritudini mortalitatis meae cutidic spero finem.
104 AA, SS. Martii t. II, 637; spasa, s. w. «Bnau’io» (br'§).
105 Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana vetus, apud PL., 80,
648 C : Dies S. Braulionis festus agitur XVIII Martii in Caesaraugus-
tana Ecclesia, uti nos docent Aragón en ses ipsí (Carrillo, Hist. de S. Va-
lero, y catálogo de los prelados de Zaragoza, p. 231), non XXVI ejus-
dem mensis, ut per errorem primus scriptum relíquit Thomas Truxillus
EL SANTO 221

Solamente se sabe con seguridad el año : se puede dedu­


cir del epitafio literario de Braulio, que pocos años antes
de su propia muerte escribió San Ildefonso, arzobispo de
Toledo (ob. 667), en su De viris illustribus 10C. Esta noticia,
extremadamente breve, que mereció la crítica de Dzialows-
107, nos hace saber que, cuando Braulio murió, había sido
ki 106
obispo unos veinte años y que su pontificado transcurrió
durante los reinados de Sisenando, Chintila, Tulga y Chin-
dasvinto. Ya hemos demostrado que Braulio sucedió a su
hermano Juan en el obispado el año 631, reinando Sisenan­
do 108. Este hecho prueba, pues, suficientemente que el
año de su muerte debió ser el 651 ; pero debemos profundi­
zar más aun para resolver el conflicto de opiniones man­
tenidas por muchos escritores.
Si estos escritores se hubieran dado cuenta de que Brau­
lio mantuvo correspondencia con el rey Recesvinto, aunque
Ildefonso no se acuerde de que Braulio viviera durante su

qui et errare fecit Baronium, hic autem Pseudo-Luitprandusque de-


mum Joannem Tam’aium, ut notatur in Synopsis histórica jam lau-
data, n. 20.—Creemos ser ahora la ocasión de poner aquí también este
juicio de Nicolás Antonio: Pura addunt nostri historie! de regio Brau.
lionis sanguine, miraculis in electione et obitu ; sed quae vetustatis
fundamento deficiuntur.—M. Alamo (l. c.) identifica la última fiesta
con su translatic (cf. infra, p. 226).
106 G. von Dzialowski (Isidor und Ildefons ais Litterarhistoriker,
p. 144) nos da el texto con sus notas. Es el capítulo 12 de De viris
illustribus y que se encuentra en PL.t 96, 203. He aquí el texto en
Dzialowski: Braulio frater loannis in Oaesaraugusta decedentis adep­
tas est locum, vir sicut germanitate coniunctus, ita non minimum
ingenio minoratus. Claras iste habitas canoribus et quibusdam opuscu-
1is. Scripsit vitain Aemi’iani cuiusdam monachi, qui et memoriam
huías et virtutem illius sancti viri sao tenore commendat pariter et
illustrat. Habuit sacerdotium ferme viginti annis; quibas expletis clau-
sit diem vitae praesentis. Duravit in regimine temporibus Sisenandi,
Chintilae, Tulganis et Chindasvinthi regum.
107 Cf. supra, p. 9.
108 Cf. supra, p. 36.
222 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

reinado, no hubieran incurrido en el error de colocar su


muerte en una fecha anterior al año 65!. Por lo tanto, la
fecha de la muerte de Braulio no puede ser fijada anterior­
mente a la subida de Recesvinto al trono como asociado al
Gobierno ; y, por lo tanto, no puede ser la del 646, como
sostienen Mabillon, las Acta sanctorum, Ceillier, sposa,
Bonilla y San Martín, Vollmer y Bishop. Trátase de un pro­
blema de cronología de reinados. Chindasvinto murió en el
653. Algunos años antes, aconsejado por Braulio, asoció
al Poder a su hijo Recesvinto. Algunos autores, siguiendo
la indicación de la crónica, Continuatio Isidoriana Hispana,
durante muchos años creyeron que la fecha en que Reces­
vinto fue asociado al trono había sido el 647 109. Mas ahora,
con Fita, opinan que el año hubo de ser el 649 110*. Ahora
bien ; es un error considerar que este año señale el comien­
zo del reinado de Recesvinto propiamente dicho. Es verdad
que es rey, pues las cartas 38-41 de Braulio, escritas después
de dicha fecha, así lo testifican. Pero al menos para un con­
temporáneo como Ildefonso en su De viris illustribus, el
reinado de Chindasvinto llega hasta la muerte de este último
en el 653. La mayoría de los autores, en la actualidad, in­
cluidos los Bolandistas, aceptan el ano 651 como fecha de
la muerte de Braulio. Hay, sin embargo, una excepción
digna de notarse. Ballesteros y Beretta en su Historia, si­
guiendo una interesante hipótesis de Fita, considera como
fecha la del 18 de marzo del 653 1X1. Fita hizo un estudio
de la lápida de Guadix, una piedra antigua romana em­
pleada como altar en la iglesia de la Santa Cruz de Guadix.

109 Ed. Vollmer, MGH., Auct. antiq., XI, 343: Huius temporibus
in era 685 (647 de la era cristiana), anno regni Syaracenorum XXX,
regnante in eis Atthoman anno VII, Chindas Reccesuintum licet fla-
gitiosum, tamen bonimotum filium suum regno Gothorum proponit...
1,0 A. Ballesteros y Beretta, Historia de spaña, I, 493.
1,1 I, 568, n. 60. El da e! año 657 en otro lugar (I, 547) ; parece
que se traba de una confusión.
EL SANTO 223

Fue consagrada la iglesia el 13 de mayo de 652, durante


el pontificado de Justo, según el texto de la inscripción que
113. Y Fita razona de esta manera : Jus­
en la piedra figura 112
to murió después de esta fecha y antes del 16 de diciembre
del 653, en que su sucesor Julián firmó las actas del Conci­
lio VIII de Toledo. El nombre de Tajón, sucesor de Brau­
lio, aparece en los más antiguos manuscritos, después del
de Julián, en la firmas del Concilio. Admitido que los
nombres siguieran, en la suscripción, según la antigüedad
de episcopado, Fita saca la conclusión de que Braulio mu­
rió después de Justo. Como Braulio murió, según sabemos,
el 18 de marzo, hubo de ser necesariamente en el del año
653. Teniendo en cuenta lo que dice Ildefonso de que su
pontificado duró unos veinte años, resulta que fué consagra­
do obispo en el 633. Pero Fita debiera haberse dado cuenta
de que la firma de Braulio ya ocupaba el lugar décimosexto
—desde el final— en las firmas episcopales del Concilio IV
(5 diciembre 633), lo cual daría lugar a que su episcopado
fuera de más de veinte años, contra lo afirmado por el tes­
timonio de Ildefonso. El error de Fita consiste en depender
excesivamente del orden de la firma en los Concilios. Una
comparación de los Concilios nos prueba que no se observa­
ba un rígido orden de antigüedad. Por ejemplo —y exis­
ten otros casos— Santiago de Mentesa sigue a Braulio en
la suscripción del Concilio V, mientras que en el VI le
precede 113.

Canonización

El nombre y la memoria de Braulio hubo de esperar du­


rante siglos los honores de la canonización. La Iglesia vi­

112 F. Fita, «Lapida de Guadix», Boletín de la Real Academia de


la Historia, 28 (1896), 404, 407. La inscripción se encuentra en E. Hüb-
ner, Inscriptiones Hispaniae christianae, n. 175.
1,3 Mansi, X, 643, 657 y 671.
224 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

sigoda era poco propicia en conceder tales honores a sus


grandes eclesiásticos 114. Los manuscritos de los siglos vn
y viii nunca hablan de San Isidoro ni de San Ildefonso co­
mo santos 115. San Isidoro no fue inscrito en el martirologio
hispánico hasta fines del siglo vni 116. Braulio ni siquiera
fué mencionado, junto a estos dos, en la liturgia del rito
mozárabe, Elipando, primado de España a fines del si­
glo viii, no menciona a Braulio por su nombre cuando ha­
bla de «los santos y venerables padres... Isidoro, Eugenio,
Ildefonso, Julián y los demás» 117. Durante la lucha de las
investiduras a través del siglo xi, Braulio es citado como
obispo, Isidoro como santo 118.
El culto de Braulio fué establecido hacia el año 1200.
Un manuscrito del año 1272, titulado De revelatione beati
Brauli, conservado en el archivo de la iglesia de Nuestra
Señora del Pilar, en Zaragoza, refiere que San Valero se
apareció en visión al arzobispo Pedro de Zaragoza, en el
siglo xn, y le ordenó buscar el cuerpo de Braulio en el
atrio de la iglesia de Santa María, desde donde fué trasla­
dado al interior de la iglesia, a un sitio más apropiado 119.

114 P. Séjourné, «Saint Isidore et la liturgie wisigothique», Mis-


cellanea Isidoriana, p. 236.
115 E. Anspach, Taionis et Isidori nova fragmenta et opera, p. 66.
Séjourné, I. c.
117 E. Bishop. «Spanish Symptoms», The Journal of Theólogicál
Studies, VIII (1906-1907), 285.
118 MGH,, Libelli de lite, I, 566.
119 El original está sin publicar. Pero el texto se encuentra en otro
manuscrito del siglo xiv, el Ms. lat. 2277 de la Biblioteca Nacional de
París. Cf. Hagiographi Bollandiani, Catalogas codicum hagiographi-
corum latinorum antiquiorum saeculo XVI qui asservantur in Biblia-
theca nationáli Parisiensi (Bibliothecá hagiographica latina, 1328), I,
107 : «De revelatione beati Braulii episcopí Caesaraugustani in limine
ecclesiae beatae Mariae jacentis (fol. 32v-33r). Apparitio S. Valerii Pe-
tro archiepiscopo Oaesaraugustano, jubentis corpus S. Braulionis in
ecclesiam transferid et honestiori loco collocari. Cf. spaña Sagrada,
30, 168, n. 56-58».—Una transcripción muy poco fidedigna sobre el
EL SANTO 225

El cuerpo se encontró en una urna cubierta por una losa,


con un anillo y báculo que lo identificaban * 120. Al descu­
brimiento siguieron los milagros 121. Fué entonces cuando
se escribió una vida fabulosa del Santo, y con sus leyendas
fué adornado su culto a través de los siglos 122.
Pérez de Urbel considera como falso y fabricado el ma­
nuscrito que relata el hallazgo de su cuerpo; no parece ha­
ber razones para que lo sea 123. Los Bolandistas y Lambert
lo aceptan, bien que este último hace notar que la trascrip­
ción, que nos da a conocer el documento, no es digna de
confianza 124. La trascripción fué publicada con la firma de
Fita en 1904, pero es muy probable que los errores hayan
de atribuirse a los colaboradores de Zaragoza que Fita

texto angina! de Zaragoza fué publicada, pero sin haber sido hecha
por F. Fita, en «El templo del Pilar y San Braulio de Zaragoza. Do­
cumentos anteriores al siglo xvi», Boletín de la Real Academia de
la Historia, 44 (1904), 425-437 (cf. suplemento de 1911 a Bibl. hag, lat
p. 60). Fué reproducida en el Boletín eclesiástico de Zaragoza, junio,
1904. Los hechos que reproducimos en nuestro texto se basan en la
obra de Fita. Una edición de '.os mss. del Pilar o de París pudieran
cambiarla. Cf. A. Lambert, «La famille de Saint Braulio et 1'expan­
sión de la régle de Jean de B.clar», Universidad, X (1933), 70.—Hay
una obra española muy rara del sigio xvu, que probablemente es una
adaptación del manuscrito del Pilar: Relación breve de la vida del
Beato San Braulio, obispo de Zaragoza, de la invención de su cuerpo
en el Pilar, de Zaragoza, 1630. [Para los textos de los mss. de París
y de Zaragoza, así como del escurialense P. III, 5, véase nuestro
Apéndice],
120 Fita, o, c,, p. 427. Dudamos que aquel cuerpo fuera el suyo.
Cf. J. Pérez de Urbel, Los monjes españolesI, 361.
121 Son las dos partes del manuscrito de Zaragoza, tal como las
ofrece Fita : la primera describe el hallazgo del cuerpo del santo en el
siglo xn (pp. 426-427), y la segunda describe los milagros que siguie­
ron en el siglo xm (pp. 427-434).
122 En el siglo xiv, ms. lat. 2277 de la Biblioteca Nacional de París.
Cf. supra, p. 8.
123 «Braulio», DHG X, 450. Se ha confundido con la fabulosa
Vita. .
124 «Une transcription fantaisiste». O. c,, n. 21.
15
226 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

menciona al comienzo de su artículo 125. La tendencia plu-


risecular a promover la gloria de la iglesia del Pilar de Za­
ragoza, y la conexión alegada del apóstol Santiago con
ella, han embrollado los hechos de este capítulo postumo de
la vida de Braulio 126. En ninguna parte de sus obras, Brau­
lio da pie a la tradición del Pilar o al apostolado de San­
tiago en España 127. Pudo ser enterrado en una antigua
iglesia dedicada a Nuestra Señora, que más tarde llegara a
ser el Pilar, pero no hay prueba de ello 128. Los breviarios
y misales, al emplear tradiciones y la vida fabulosa, han
aumentado la confusión, dando lugar a que los autores den
opuestos testimonios sobre el lugar de la sepultura de Brau­
lio y sobre el lugar y fecha de la inventio y translatio de
su cuerpo 129. Una solución del problema, caso de que se
pudiera lograr, exigiría un estudio mucho más profundo del
que aquí podemos dedicarle.
Respecto a sus reliquias, solamente se conserva una an­
tigua referencia en un manuscrito archivado en la bibliote­
ca de la Academia de la Historia de Madrid 130. El manus­

125 O. c., p. 425.


136 Cf. supra, p. 9.
12T Cf. Fita, o, c., pp. 425, 446-452; García Villada, Historia..., I,
I, 69-73.
1211 Cf. García Villada, l. c.
129 Fita y García Villada (Z. c.), siguiendo la deficiente transcrip­
ción del ms. del Pi’ar dicen que estos sucesos tuvieron lugar en la
iglesia de Santa María la Mayor. Pérez de Urbel (Los monjes,,., 361)
lo acepta. La enciclopedia spasa (s. v. «Braulio») da la tradición co­
mún de que estaba sepultado en el a’tar de Santiago de la iglesia del
Pilar, que allí quedó hasta que, descubierto en 1290, fué trasladado al
altar mayor. Las Acta Sanctorum siguen la tradición del descubri­
miento en 1270, y que fué trasladado al altar mayor el 19 de julio.
Alamo (l. c.) dice que la translatio tuvo lugar antes del 1275. Risco
(l. c.), al dar !as fechas de 1270 y de 1272-1278, está influido por
diversos autores antiguos.
130 Ms. 24, antiguamente F 188. Se mencionan las reliquias en el
fol. 155 v.
EL SANTO 227

crito, que procede originariamente del monasterio de San


Millán de la Cogolla, dice que una de las dos iglesias co­
locadas bajo la vigilancia de los monjes, la de San Millán
de Yuso (construida c. 1067), poseía Reliquie sancti Brau-
lii. Loewe y Von Hartel catalogan el códice como del si­
glo xii. De Gaiffier dice que es del siglo xin 131. Esta re­
ferencia a las reliquias de Braulio refuerza un poco la opi­
nión del último, esto es, de De Gaiffier.
Sus restos se conservan, según se dice, bajo el altar ma­
yor del Pilar. Tiene también dedicada una capilla en la ba­
sílica ; y en la Seo, catedral de la ciudad de Zaragoza, se
eleva una estatua erigida en su honor 132133.

131 B. de Gaiffier, «Les reliques de l\abbaye de San Millán de la


Cogolla au XIIIsicclen, Analecta Bollandiana, 53 (1935), 90, 91, 99.
133 Cf. p’ano de la iglesia en spasa s. v. «Pilar», e ibid. s, v.
«Zaragoza» (p. 1060). [Cf. nuestro Apéndice],

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í
SEGUNDA PARTE

OBRAS
APITULO VIII

LAS CARTAS Y LA PRAENOTATIO LIBRORUM


VIVI ISIDORI *

Historia literaria de las cartas—Materias


Cronología—Estilo—«Praenotatio»

El Corpus de las cartas de Braulio contiene cuarenta y


cuatro cartas y un Fragmentum epislolae. De éstas, treinta
y dos fueron escritas por Braulio ; y las demás le fueron di­
rigidas a él. El corpus no incluye la carta de Braulio a Fro-
nimiano que sirve de prefacio a su Vida de San milia -
no \ ni la carta de Redento a Braulio escrita en ocasión de
la muerte de San Isidoro 2.E1 corpus no contiene todas las
cartas que escribió Braulio, pues algunas de las conserva­
das indican que se habían perdido otras.

* La importancia de las cartas de Braulio ha sido puesta de relie,


ve en la primera parte de este estudio. Sus cartas, aunque pocas, cons­
tituyen nuestra fuente principal para el estudio de la vida privada y
social, tanto civil como eclesiástica, de la España visigoda en su apo­
geo. Constituyen también una fuente de indiscutible valor para el
estudio de las diversas ciencias, singularmente de las eclesiásticas en
dicha época. Para la edfcd media, un compendio cualquiera de San
Isidoro tenía un valor excepcional; para nosotros, la familiaridad y
1a originalidad ocasional de una carta de Braulio puede decirse que
tienen un valor aun mayor.
. 1 Cf. infra, p. 258.
3 Cf. supra, p. 60.
2ñ2 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Si exceptuamos las primeras ocho cartas, el corpus fué


desconocido hasta el siglo xvm. Las primeras ocho cartas
forman la correspondencia entré Braulio e Isidoro. Dada su
estrecha relación con la historia de las timologías , figuran
como prefacio en la mayoría de los manuscritos de esta
obra : ello explica la razón de que fueran editadas por Lind-
say en su edición de las timologías 3. Las cartas restantes
fueron descubiertas en la forma siguiente. Hacia el año
1775 el agustino Manuel Risco aceptó el colaborar en la
monumental spaña Sagrada, de la que era editor Enrique
Flórez 4. Al reunir el material para el volumen 30, recibió
del canónigo Carlos Espinós, de la catedral de León, una
copia del corpus completo de las cartas de Braulio, tal co­
mo se encontraba en un manuscrito perteneciente al Cabil­
do catedral de aquella iglesia. Constituye nuestra única fuen­
te para el estudio del corpus, y se conserva aún en el ar­
chivo catedral de León con la signatura de Ms. 22 5.
Antes de hacer la crítica del manuscrito, consignaremos
la historia posterior de las cartas. Con la copia de Espinós,
Risco editó todo el corpus como apéndice 3 del volumen 30,
en cuyo volumen nos da únicamente un largo tratado sobre
la vida de Braulio 6. Esta edición de las cartas es la única
hecha hasta ahora, y fué incorporada por Migne en su Pa-

3 W. Lindsay, Isidori Hispaiensis episcopi etyinologiarum sive ori-


ginutn libri XX, páginas sin numerar.—C. Clark (Collectanea hispa-
nica, p. 161. y lám. 26) nos ofrece una reproducción de parte de las
cartas 2 y 3, tal como se encuentran en el Ms. 21 de León, del
sig’o IX.
4 H. Flórez, spaña sagrada, 51 vols., 1747-1879; vol. 30, 1775,
2 A ed., 1859.
s F. Vollmer, sin más explicación, escribe que el manuscrito es
conocido con el número 21. Cf. ugenii Toletani episcopi carmina,
MGB., Auct. antiq., XIV, pp. XL, XLVHI. [Sobre la doble nume­
ración del ms. de León, véase e' Apéndice],
• O, c., pp. 318-400.
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 283

Irologia 7. Los eruditos, y singularmente Lambert, están de


acuerdo en que la copia de Espinós es buena, pero consi­
deran necesaria una nueva edición crítica 8. Algunas de las
cartas han sido reeditadas. Lindsay nos ha dado una edi­
ción crítica de las ocho primeras, pero debiera haber estu­
diado con más detenimiento el manuscrito de León del cor-
pus para las que él editó. Vollmer nos ha dado una edición
crítica de las cartas 35 y 36 9. Cuando Fita se dedicaba a es­
cribir su largo artículo «El Papa Honorio I y San Braulio
de Zaragoza», no estando satisfecho de la edición de la
f

carta 21 por Risco, la reeditó 10.


Existe una copia del manuscrito de León, pertenecien­
te al siglo xviii, en la biblioteca de El Escorial 11: No es

7 PL„ 80, 649-700.


8 A. Lambert, «La fiamille de Saint Braulio et 1'expansión de la
régle de Jean de Bic’ar», Universidad, X (1933), 66; J. Pérez de Ur-
bel, «Braulio», DHG., X, 452.
9 O. c„ pp. 283-286.
10 Cf. La ciudad de Dios, IV (1870), 184-189; su edición de la
carta se encuentra también en Suplementos al Concilio nacional To-
ledano VI, pp. 27-33, con comentarios de la copia hecha por Espi­
nós, pp. 6-7. Cf. A. Ballesteros y Beretta, Historia de spaña, I,
546, y n. 160 (p. 570). . .. ..
11 Codex J. II. 10. Título: sancti brauHonis Epistolae ineditae
ex praestantissimo ac pervetusto M. S. codice Gottico sanctae eccle-
siae Legión en sis. En la copia, las cartas 9 y 44 ocupan los folios 1 a
104; siguen inmediatamente las cartas 1 a 8, con el título: Sancto-
rum Isidori Hispalensis episcopi et Braulionis caesaraugustani epis­
tolae aliquot iam editae nunc exscriptae ex M. S. codice Gothico saanc-
tae ecclesiae Legionensis. Para más detalles véase W. von Hartel y
G. Loewe, «Bibliotheca patrum latinorum Hispaniensis», Sitzungs-
berichte der Wiener Academie, Philos—Histor. Classe, 111 (1886),
497 (reimpreso en separata en 1887 con el mismo título; cf. I, 83-84),
o G. Antolín, Catálogo de los códices latinos de la Real Biblioteca del
scorial, II, 479-483. La exacta paginación de cada carta se encuen­
tra con comodidad en H. Grubbs, A Supplement to the Manuscript
Book Collections of Spain and Portugal, p. 48. [Acerca de esta copia
de Espinós, como del orden y foliación de las Cartas, véase el Apén-
234 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

la enviada por Espinós a Risco, aunque pudiera ser otra


hecha por él; la copia empleada por Risco es probablemen­
te la conservada en León Ms. 20 12. Ya no se conoce nin­
guna otra copia más.
El Ms. 22 de León, a causa de las raras piezas que con­
tiene, se halla necesitado de un minucioso estudio 1314
. Fita,
Beer, Vollmer, García Villada y Millares Cario nos han da­
do alguna noticia de él Es un códice misceláneo, de per­
gamino, formado por 156 folios, debido a varios copistas 15.
Generalmente se le considera, cuanto a la data, como perte­
neciente al siglo ix, fecha obligada no tan sólo por el estu­
dio paleográfico, sino más aun por el hecho de contener
como última pieza las actas del Concilio de Córdoba cele­
brado en el 839. Siendo obra de varias manos y no estando
estudiada por completo en sus detalles, es probable que al­
gunas partes del manuscrito sean más antiguas. Sabemos
por el mismo manuscrito que fué legado en testamento, el
año 927 16, al monasterio de los Santos Cosme y Damián,

" Z. García Villada, Catálogo de los códices... de la catedral de


León, p. 52.
" Lambert, o. c., p. 66.
14 F. Fita, «El Papa Honorio I y San Braulio de Zaragoza», La
ciudad de Dios, passim en vols. 4 (1870), 5 (1871) y 6 (1871); R. Beer
y D. Jiménez, Noticias bibliográficas de los códices de la santa igle-
sia catedral de León, p. 23; Vollmer, Neues Archiv, 26 (1900), 397 ;
Z. García Villada, o. c., pp. 53-56, e Historia eclesiástica de spa -
ña, III, 222-223 ; A. Millares Cario, Paleografía spañola, I, 149.
15 Véase la lista de las obras, que contiene el códice, en H. Grubbs,
The Manuscript Book Collections of Spain and Portugal, pp. 63-64.
El pistolariutn ocupa los folios 38va-88vb (García Villada, Catá-
logo..., p. 54). Para un ejemplo de la escritura visigótica minúscula,
en la que se escribieron las cartas, véase García Villada, ibid., lá­
mina 8 y especialmente lámina 21 en su Paleografía spañola, vol. II,
Album, núm. 18. [Véase nuestro Apéndice].
" E. Dftaz-Jiménez, «Inmigración mozárabe en el reino de León.
El monasterio de Abellar o de los Santos Mártires Cosme y Damián»,
Boletín de la Real Academia de la Historia, XX (1892), 123-151.
LAS ARIAS Y LA «PRAENOTATIO» 235

cerca de León, por su fundador y primer abad Cixila. El


monasterio se había fundado como un refugio para monjes
mozárabes expulsados del sur de España a causa de las
persecuciones 17. Las indicaciones de identificación en el
manuscrito son las siguientes: folio 1 v. Samuel librum;
f. 15 r. Sanctorum Cosme el Damiani sum líber; ff. 33.v.,
34 r. Samuel librum ex Spania ueni; f. 90 r., b. Sanctorum
Cosme el Damiani sum líber in territorio legionense in flu-
men Toriu in ualle Abeliare ibi est monasterium funda-
tum... 18. Los autores antes mencionados consideran que
Samuel era un monje mozárabe del monasterio
* 19. x Spa-
nia ueni, en su recta interpretación, indica que el manus­
crito fue traído del sur de España (es decir, de la España
musulmana) al norte, esto es, a la España cristiana. Abeliar
es Abeliar, suburbio de León en el que se hallaba fundado
el monasterio.
El manuscrito nos da a conocer dos poseedores: prime­
ro, un tal Samuel; más tarde, el monasterio. Pensando se­
renamente, en afán de señalar una primera fecha a una
parte, por lo menos, de este manuscrito, se ve uno forzado
a llamar la atención sobre un paralelo interesante. Algunos
de los monjes refugiados venían de Toledo 20. Cixila y sus
monjes del Abeliar, ¿serían religiosos emigrados del famo­
so monasterio de Agalia en Toledo, que también estaba de­
dicado a los Santos Cosme y Damián y que tuvo como úl­
timo conocido patrono al arzobispo Cixila de Toledo (774-
783)? 21. Culturalmente este monasterio estuvo en íntima
" T" —

17 L. Serrano, «Abeliar», DHG., I, 95.


" García Villada, Catálogo..., p. 56. No hay fundamento claro
en García Villada, a quien Pérez de Urbel se refiere, para este jui­
cio («Braulio»), DHG., X, 452): «El manuscrito fué copiado durante
el siglo ix por distintos copistas, cuyos nombres pueden verse en la
parte superior de los folios». [Véase el Apéndice].
" García Villada, Historia..., III, 223.
20 Serrano, l. c.
31 L. Serrano, «Agali», DHG., I, 872.
236 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

relación con Braulio y su época. Y, ¿respecto a Samuel?


El nombre no es común sino entre los judíos de la época 22.
Existió un Samuel, obispo de Iria, en 633; y un Samuel,
obispo de Málaga, en 681-688 23. Pero aun tiene más in­
terés la información que nos da el erudito Tajón, amigo y
sucesor de Braulio en la sede de Zaragoza (651-683) cuan­
do se llama a sí mismo cognomento Samuel 24.
Las consecuencias que pueden sacarse de semejantes
nombres paralelos son, por supuesto, en extremo endebles.
Por ejemplo, puede apreciarse que, aunque el pistolarium
se halla claramente separado por otras piezas del manus­
crito, que exigen fecha posterior 25, los detalles de identifi­
cación no se encuentran en los folios que contienen las
cartas. Por otra parte, un estudio de lo contenido en el
pistolarium nos da motivo para pensar que ésta es la
única colección de las cartas de Braulio, o con más exacti­
tud, que el original sobre que se hizo fué obra del mismo
Braulio, o de alguien muy estrechamente relacionado con
él, como Tajón 26.

Contenido del manuscrito

Opina Lambert que la colección de las cartas no tiene


un significado de carácter histórico, sino que fué concebida
tan sólo como un manual de estilo epistolar. Muchas epís-

13 S. Katz, The Jews in the Visigothic and Frankish Kingdoms of


Spain and Gaul, pp. 34, 81, 146, 163.
23 P. Gams, Series episcoporutn ecclesiae catholicae, pp. 25, 49.
2< PL.t 80, 727, B. Pérez de Urbel (San ulogio de Córdoba, Ma­
drid, 1928, p. 148) cree absolutamente que Samuel pertenece al
siglo ix.
24 M. Gómez Moreno, Catálogo monumental de spaña. Provin-
cia de León, Madrid, 1925, pp. 153-154.
26 Según Clark (o. c., p. 65) no poseemos manuscrito alguno en
letra visigótica anterior al año 750. Tial vez haya de hacerse una
sola excepción.
LAS ARTAS V LA «PRAENOTAT1O» 237

tolas familiares, epistolae consolatoriae, que se encuentran


en la colección, fueron incluidas en ella «como ejemplo de
aquel hermoso estilo visigodo que tanto admiraron sus con­
temporáneos y en el que era él considerado como maes­
tro» 27. Pérez de Urbel repite esta opinión y la amplía 28.
Opina que el manual pudo componerse en Zaragoza duran­
te el reinado de Recesvinto (649-672) y que «sirvió de mo­
delo para el copista del siglo ix». El coleccionador, escribe
él, empleó tan sólo una parte del regestum completo de las
cartas de Braulio, y las ordenó más bien desde un punto de
vista lógico que histórico 29.

Podemos distinguir con toda claridad dos partes : la que nos da a co­
nocer la vida íntima y familiar de Braulio y ’a que nos hace ver su
intervención en cosas de la Iglesia y del Estado. Lástima es que en
el texto impreso no se pueda ver tal división, porque el orden del
manuscrito ha sido alterado arbitrariamente.

Es imposible estar de acuerdo con Lambert y Pérez de


Urbel. Estas cartas, tal como se encuentran en el Ms. León
22, debieron ser ordenadas por Braulio o por un amigo
suyo muy íntimo. Se encuentran ordenadas, como clara­
mente veremos en algunas páginas, con perfección muy cro­
nológica. Es además muy inverosímil que el coleccionador
tuviera la intención de proporcionar un manual de estilo
epistolar; pues, de ser así, debiéramos encontrar algunas
copias hechas por admiradores contemporáneos, o, por lo
menos, algunas referencias al contenido de esta colección
en obras de otros 30. No hay signo alguno de distribución ;
el pislolarium , al ser un manuscrito único, nos hace pen­

27 L. c.
28 «Braulio», DHG. t X, 452.
28 Ibid.
30 La única referencia que nos ha llegado es una a la carta 21,
Braulio «al Papa Honorio, que se encuentra en la Continuatio Isido-
riana Hispana. Cf. supra, p. 149.
288 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

sar que el autor hizo para sí mismo la colección, sin tener


en cuenta su valor histórico y tampoco por vanidad. Tan
sólo el autor, o algún otro a sus ruegos, pudo disponerla
en orden tan perfecto, pues precisamente este orden indica
un claro conocimiento de cuándo fueron escritas, que nin­
gún otro podía poseer, singularmente si se tiene en cuenta
los tiempos tan oscuros que siguieron a la muerte de Brau­
lio
La presencia de un orden cuidadoso es característica en
Braulio. Aunque inclinado, tal vez por naturaleza, a ser
desordenado en sus cosas personales 32, el rasgo más ge­
nuino de su erudición fué una aptitud natural para resol­
ver el problema que cada vez se le presentaba. Acertada­
mente Isidoro le encomendó la tarea de poner en orden las
timologías . Su elogio de Isidoro fué añadido respetuosa­
mente más tarde al De wiris illustñbus de este último, y el
catálogo de las obras de Isidoro en él contenidas es cele­
brado por los eruditos modernos a causa de su exactitud
cronológica 33. Con un método notable para su época, re
pite cuidadosamente la pregunta de su corresponsal ; y, si
hay más de una, las coloca por orden, antes de penetrar en
su solución con una frase como Hucusque propositio, ab hiñe
solutio 34. Cuando cita algún autor pone la referencia con
claridad, cuidando bien de comunicar al lector cuando omi-

81 Hay la posibilidad de que Braulio pusiera la fecha correspon­


diente a cada carta. Aunque parece poco probable, dadas las nume­
rosas pruebas que en estas páginas hemos reunido, y, en especial,
el hecho de que ni las cartas 1-8 de los manuscritos de las timolo -
gías, ni las cartas 1-44 del Ms. 22 de León nos ofrecen la fecha ni en
un caso siquiera. [No creemos que las Cartas llevaran ha fecha. Véa­
se el Apéndice],
” Cf. supra, p. 174.
3* Cf. infra, p. 252.
34 Compárense las cartas 35 y 36, ed. Vollmer, o. c., pp. 283-286,
y las cartas 43 y 44, PL,, 80, 690-700; para la cita, cf. col. 694 C.
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 289

te párrafo o páginas del original 35. En la Vita S. AemiLia-


ni nos da las fuentes para la vida del Santo, y la somete a
autoridades competentes, antes de su publicación, para que
la examinaran 36. El orden cuidadoso de las cartas nos de­
muestra, por lo tanto, la mano metódica de Braulio.
Además, la colección prueba que Braulio hacía copia
de sus cartas, o, al menos, de las más importantes ; y esto
es otro tributo a su sentido del orden. Resulta sumamente
inverosímil que hubiera podido asegurar, hacia los últimos
años de su vida, copias de las cartas que había enviado años
antes a Sevilla, Roma, Toledo, y tal vez a la Oalia meri­
dional. Ni hubieran podido encontrarse tampoco en las co­
lecciones de cartas de Eugenio, Tajón y otros. Verdad es
que no todas sus cartas se hallan reunidas en esta colec­
ción. Las cartas 4 y 11 nos hablan de dos cartas perdidas ;
pero debieron ser de las primeras y tal vez de poco interés.
Conservaba no solamente copia de sus cartas, sino tam­
bién de las que se le enviaban. Las cartas 10 y 30 indican
que algunas de ellas se habían perdido, pero tampoco de­
bían ser de un gran valor. Todas las cartas importantes, de
que tenemos noticia, tanto las suyas como las que le fueran
enviadas, hállanse presentes en esta colección, si exceptua­
mos la carta de Redento a él, a propósito de la muerte de
San Isidoro ; pero hasta se ha puesto en duda si esta carta
estaba dirigida a Braulio 37. Y en verdad que su propia
ausencia en el corpus de Braulio parece argüir en favor de la
opinión que sostiene no haber estado dirigida a él.
Según la edición de Risco, las cartas 40, 42 y 44 tienen
lagunas ; y una, el Fragmentum epistolae, no es sino una
pequeña parte del original. Otra laguna encontramos en la
carta 23. Sin embargo, ninguna de las lagunas dan sensa­
ción de haberse ocasionado pérdidas de importancia. Nada

36 Esto es muy de notar en ha carta 44, ibid., 695.


" Cf. infra, p. 265.
ST Cf. supra, p. 60, n. 92. •
240 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

podemos decidir sobre la tradición del texto de estas fal­


tas. Todo lo que falta en el Fragmentum epistolae parece
repetido en la carta 42, que es la respuesta de Braulio.
Puesto que Tajón escribió el Fragmentum epistolae, po­
dríamos sospechar que él mismo, como editor original o
como propietario de la colección, fuera el causante de la
supresión. En las cartas 1, 14 y 25 existen signos eviden­
tes de ligeras corrupciones en el texto.

Cronología

La razón más poderosa para creer que. Braulio mismo


fué el editor de estas cartas es el notable orden cronológico
en que se encuentran. Puede pensarse que en primer lugar
colocó, en la colección, su correspondencia con Isidoro, las
cartas 1-8, que comprendían los años c. 620-c. 636. Estas
cartas las había reunido en una unidad cronológica para
servir de prefacio a las timologías. A ellas añadió, así
parece, su correspondencia con otros ; estas cartas, que lle­
van los números 9-44, comprenden los años c. 630-651. Pa­
ra comodidad del lector disponemos aquí las cartas en una
lista cronológica. Las dos cartas entre paréntesis no se ha­
llan en el Corpus. Treinta y una cartas, diseminadas a tra­
vés del corpus, hállanse fechadas con una certeza cronoló­
gica digna de crédito. Las fechas de las restantes, que he­
mos señalado con asterisco, se han obtenido, o bien por el
lugar que ocupan en el corpus, o bien por la salutación de
la carta, que indica, aunque no con seguridad, que la
carta había sido escrita durante el episcopado de Braulio
(631-651) o con anterioridad a él 38.
--------------- 1 -

38 Las razones para fechar las cartas señaladas aquí con asteris­
cos se encuentran más arriba, en esta obra. La correspondencia con
Isidoro se trata detalladamente en el cap. 11, y la restante en el
cap. III.
1

LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 241

Cronología
Número Destinatario Lynch
de Madoz (1)

Carta 1 Isidoro a Braulio ............... c. 620 610-620


» 2 Isidoro a Braulio ............... * 620-624 610-620
» 3 Braulio a Isidoro ............... 62o 625
)> 4 Isidoro a Braulio ............... 632 632
» 5 Braulio n Isidoro ............... 632 632
)> 6 Isidoro a Braulio ............... 632 633
» 7 Isidoro a Braulio .............. 632 [No le pone
fecha (2)]
» 8 Isidoro a Braulio ............... 634-636 635-636
(Reden to a Braulio sobre la muerte de
Isidoro)............................................... 636 [No figura en
el corpus (3)]
("arta 9 Braulio a Yactato .............. c. 630 631-632
» 10 Braulio a Yactato.............. * c. 630 631-632
» 11 Braulio a Tajón................... * ante 631 c. 632
r> 12 Braulio a Floridio .............. * c. 632 c. 632
» 13 Braulio a Fronimiano........ * 632 640-645
» 14 Braulio a Fronimiano ........ post 636 640-645
» 15 Braulio a Basila................... c. 633 c. 633
» 16 Braulio a Apicela ............... * 633-634 633-634
» 17 Braulio a Wiligildo............. * 633-634 633-634
» 18 Braulio a Pomponia ......... 634-635 634-635
(Braulio ii Fronimiano, como prefacio
de la Vita)......................................... 636 [No figura en
te ♦ te el corpus (4)]
Carta 19 Braulio a Hoyo y Eutrocia. * 635-638 635-638
» 20 Braulio a Hoyo y Eutrocia. * 635-638 635-638
» 21 Braulio a Honorio.............. 638 638
» 22 Braulio a Eutropio.............. 640 641
» 23 Braulio al obispo de Valencia 640-646 641-646
» 24 Braulio al obispo de Valencia 640-646 641-646
» 25 Braulio a Emiliano.............. * 641-646 642-646
» 26 Emiliano a Braulio.............. * 641-646 642-646
» 27 Braulio a Emiliano.............. * 642-646 642-646
» 28 Braulio a Ataúlfo ............... * 642-646 642-646
» 29 Braulio a Gundesvinda y AgL
vario.................................... * 642-646 642-646
» 30 Braulio a Wistremiro ........ * 642-646 642-646
. » 31 Braulio a Chíndasvinto........ 646 646
» 32 Chindasvinto a Braulio........ 646 646
» 33 Braulio a Chindasvinto ... ... 646 646
» 34 Braulio a Nebrídio .............. * 646-647 646-647
» 35 Eugenio a Braulio.............. 647 647
» 36 Braulio a Eugenio.............. 647 647
» 37 Braulio a Chindasvinto........ 648 640
» 38 Braulio a Recesvinto ......... 649-651 649-651
» 39 Recesvinto a Braulio ......... 649-651 649-651
» 40 Braulio a Recesvinto ......... 649-651 649-651
» 41 Recesvinto a Braulio ......... 649-651 649-651
16
1

242 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Cronología
Número Destinatario Lynch
de Madoz (1)

Fragmentum epistolae, Tajón a Braulio 649-651 649-650


Carta 42 Braulio a Tajón................... 649-651 649-650
» 43 Fructuoso a Braulio ......... 651 651
» 44 Braulio a Fructuoso ......... 651 651

P En este cuadro de Lynch añadimos, para su comparación, la


cronología de Madoz, que se funda en sus propios estudios y en las
tesis y consecuencias cronológicas de Anspach y De Aldama. Como
Lynch, Madoz ha resumido ’a cronología de las cartas en un cuadro
«Serie cronológica de las cartas de San Braulio», páginas 55-56 de
su obra «Epistolario de San Braulio de Zaragoza».]
[2 Madoz no le pone fechia, ni comentario alguno. Se limita a co­
piar de Lindsay.—Risco no se ocupa de esta carta.]
No figuran en la edición de Madoz, que se limitó a la trans­
cripción y estudio de i as cartas del Ms. 22 de León.]
[4 Figura en las ya citadas ediciones, de Minguella y Barga, de la
Vita S. Aemiliani.']

La única carta que no ocupa el lugar que le corresponde


cronológicamente es la 14. Pensó el editor que era mejor
mantenerla junto a la 13, puesto que era la única otra diri­
gida a la misma persona, o bien, al colocar las cartas ha­
cia el 651, se engañó al observar que su carta de quince
años antes podía fecharse definitivamente por una alusión
existente en ella a la muerte de Isidoro (636) 39. El título
de Braulio referente a sí mismo en las salutaciones de las
cartas ha ocasionado alguna confusión. Se siente uno in­
clinado a pensar que su título de Seruus inutilis sanctorum
Dei, con el que habitualmente inicia sus cartas, lo adoptara
a la sazón en que fué elevado al episcopado. Pero si así
fuera, la carta 3, que tiene las mayores posibilidades de
pertenecer al año 625 40, habría de fecharse por el año 631.
Por otra parte, la carta 9 no lleva titulo ; y, aunque por
los detalles parece haberse escrito antes de su elevación
■■ -■ r — -

Cf. supra, p. 85.


40 Cf. sufra, p. 52.
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 243

al episcopado, contiene un pasaje en el que indicaría que


ya era obispo 41. La carta 14 no lleva el título, a pesar de
que ciertamente ya es obispo por esta época ; sin embargo,
parece estar dirigida a su hermana. Las cartas 19 y 20, di­
rigidas a sus parientes Hoyo y Eutrocia, tampoco llevan tí­
tulo. Finalmente, la carta 22, dirigida al obispo Eutropio,
de cuyo contenido se desprende con absoluta certeza que ya
era obispo, también se encuentra sin título.

Estilo

Falta —y sería muy conveniente— un estudio especial


sobre la latinidad de Braulio. Aquí tan sólo podemos in­
tentar algunas pequeñas observaciones sobre su estilo. Sus
escritos argumentan en favor de la opinión de Lot, cuando
afirma que los escritos españoles de esta época no reportan
utilidad alguna al estudio de las diferencias entre el latín
hablado y el escrito 42. No existe nada popular en su len­
guaje. Ni siquiera su vocabulario refleja en nada el habla
vulgar. Nos da la sensación de que no emplea ninguna pa­
labra distinta de las que encontramos en las obras de sus
predecesores. Escribía en un latín literario sumamente ar­
tificial, muy recargado de ornamentación retórica. Dice Le-
clercq que el latín de Braulio, como el de todos los escri­
tores contemporáneos en España, es pretencioso y hasta casi
de mal gusto 43. Anda en esto acertado, bastante más que
Pérez de Urbel, cuando escribe que el lenguaje de Braulio
«es fácil y correcto», y que en él no aparece todavía aque­
llos adornos de mal gusto, que se introdujeron en la litera­
tura española a fines del siglo vn 44.

41 Cf. supra, p. 90
42 F. Lot, «A quelle époque a-t-on cessé de parlen latín», Archivutn
latinitatis tnedii aevi, VI (1931), 109-110.
43 H. Leclercq, L'spagne chrétienne, pp. 238, 326-329.
44 «Braulio», DHG X, 445.
244 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

El estilo ampuloso de Braulio estaba entonces en boga,


y su maestría en él fué objeto de envidia de sus contem­
poráneos 45. Siguiendo el gusto de este período, se esfuer­
za continuamente por el cursus y la rima de sus cola. Sus
frases resultan extensas y embrolladas, y con frecuencia os­
curas 46. Existen, sin embargo, en Braulio, ejemplos bas­
tante frecuentes de un estilo magnífico. Sólo un detenido
estudio de esos pasajes podría revelarnos si fueron copiados
o no de otros autores. A veces, entre pasajes llenos de ver­
bosidad, se encuentran incrustados por exigencias momen­
táneas del estilo, hermosos pensamientos, como, por ejem­
plo, éstos entresacados de una carta consolatoria 47:

Quid in longum trahor? Fluuius mortalitatis stare non potest; currit


et secum nos trahit... Venit ad hanc etiam saluator... tamen ipse
huius torrentis turbulentissimam amaritudinem ut biberet ait: Tris-
tis est anima mea usque ad mortem (Mat. 26, 38). Hoc i lie pro nobis,
non pro se dixit.

No siempre es ampuloso el estilo de Braulio. Hay un


gran número de aforismos en sus cartas, la mayoría de los
cuales se han citado en esta obra, que poseen la grandeza
de pensamiento y el sentido práctico del siguiente 48:
Granáis in suos pietas, impidas in Deum est.

45 Carta 32, Chindasvinto a Braulio, PL., 80, 678 C [M., XXXII


(154), 2-5] : Suggestionem eloquentíae uestrae uerbis florentissimis
adornatam, cunctisque euphoniis uerborum succincüam, quam ad nos-
tram clementiam tua curauit sanctitas transmittendam, suscepimus.
In qua per lucubrationum tuorum uerborum studium nobis datur
intellegi...
45 A! final de esta carta, ha más larga de todas, escribe él : cce
dum nescit amor ordinem, plus oneraui epistolam meam sermone quam
utilitate; cf. carta 44, a Fructuoso, PL.t 80, 699 A [M., XLIV
(206), 315-316].
47 Carta 29, PL., 80, 676 C.
48 Carta 20, ibidM 667 A. Cf. supra, pp. 115, 130, 205, 211, e
infra, p. 266.
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 246

LA «PRAENOTATIO))
1

Intima conexión con las ocho primeras cartas, la corres­


pondencia de San Isidoro, guarda el elogio escrito por Brau­
lio en honor de Isidoro y la lista de los escritos de éste 40.
No obstante la brevedad de su contenido, contiene una in­
formación muy valiosa para la historia de las cartas. Está
formada por una noticia biográfica de Isidoro y, lo que
es de más importancia, por un cuidadoso catálogo de las
obras del mismo. Su intención aparece claramente expues­
ta al darle el más familiar de los títulos, el de S. Braulio-
nis Caesaraugustani piscopi praervolalio librorum D. Isi-
dori 4950. No parece que Braulio mismo diera título alguno
a este pequeño trabajo. Se refiere a él cuando dice que aña­
dió isla al De viris illustribus de Isidoro 51. Estas notas se
encuentran siempre en los manuscritos unidas al De viris
illustribus. Los catálogos de manuscritos no son explícitos
ni coincidentes en esta materia ; pero, al menos en algunos
manuscritos, aparecen claramente las notas de Braulio con
el título de Vita IsidoriS2. Cajetan, en 1606, hizo observar
que ya varios editores habían adoptado este título ; pero
encontró que otros usaban el de Praenotaiio librorum D.

49 PL81, 15-17, u 82, 65-68.


50 Ibid.i—Tiene otros nombres : Vita, Annotatio, Catalogue y Lau•
datio. No ha de confundirse con la Abbreviatio. Cf. infra, p. 248
[Acerca del nombre que parece el más antiguo, véase el Apéndice.]
51 PL.t 81, 16 C : De Viris Illustribus librum unum, cui nos ista
subjunximus.
33 Así el códice de Toledo, sin número, citado por Hartel, o. c.,
112 (1886), 735, y el Ms. Ottoboniano 849 que cita Arévalo PL., 81,
21 D. Anspach (o. c., p. 56) que ha visto 1os manuscritos da siempre
el nombre de Vita a la obra.
246 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Isidori a Braulione Caesaraugustano episcopo edita53. No


hemos podido comprobar si efectivamente este título apa­
rece en los manuscritos. Lo cierto es que lo empleó Arévalo
para su edición, y que es el único que ahora se emplea ha­
bitualmente.
La obra es muy conocida por los estudiosos de aquella
época, y ha sido objeto de intensa investigación 5\ Si se
atiende principalmente a la tradición manuscrita, existe
una unanimidad casi completa en atribuir la obra a Brau­
lio 55. Verdad es que la Praenolatio no nos ofrece en sí una
prueba directa sobre quién sea su autor ; pues no menciona
su nombre. Existe, sin embargo, una prueba indirecta de
gran importancia para tal atribución. El autor declara que
Isidoro le había enviado «imperfectas» las timologías , des­
pués de haberlas escrito a petición suya, y que él mismo
las dividió en veinte libros 56. Ahora bien ; por la corres­
pondencia de Braulio con Isidoro sabemos que dicha per­
sona no pudo ser otra que el mismo Braulio 57* . Cuanto a
la fecha de su composición, no cabe determinar con certe­
za sino que fué escrita después de la muerte de Isidoro (636)
y de la edición de las timologías por Braulio (637) 5S, y
antes de la muerte de este último (651). Es razonable supo­

33 Citado por Arévalo PL., 81, 18 C.


54 Los comentarios de F. Arévalo, J. Pérez, C. Cajetan y M. de
la Bigne, siempre con comentarios de varios autores antiguos, se
encuentran reunidos en PL., 81, 27. Para una traducción inglesa y
comentario, puede verse E. Brehaut, An ncyclopedist of the Deark
pp. 23-25. Para trad. francesa y comentario, véase P. Séjour-
né, Saint Isidore de Seville, pp. 41-47.
55 Para una excepción, puede verse P, 80, 645, nota b, y 81,
22-23.
36 PL.. 81, 16 D: Etymologiarum codicem nimia magnitudine,
distinctum ab eo titulis, non libris: quem quia rogatu meo fecit,
quamvis imperfectum ipse reliquerit, ego in viginti libros di vi si.
67 Cf. supra, pp. 46-49.
33 Cf. supra, p. 58.
LAS ARTAS Y LA ((PRAENOTATIO» 247

ner, como generalmente se hace, que fué escrita alrededor


del año 637.
La historia manuscrita de la Praenotatio es la del De vi-
ris illustribus. Existen muchos manuscritos de la obra, pero
todavía no se ha realizado un estudio completo de la mis­
ma. Durante algún tiempo P. Lehmann tuvo a su cargo el
preparar una edición del De viris illustribus para los Monu-
mento, Germaniae histórica, que no apareció. W. Smidt se
hizo cargo de dicha tarea, pero después de muchos años no
ha sido llevada a su término 5960 . La información que tene­
mos sobre los manuscritos del De viris illustribus 00 nos per­
mite deducir la consiguiente fecha de la Praenotatio, La
obra nunca se encuentra separada del De viris illustribus.
Y aunque siempre se presenta unida a la obra de Isidoro,
no lo está tanto que pierda su propia identidad para con­
vertirse en el último capítulo del De viris illustribus. Un
catálogo que describiera la última obra, siguiendo al ma­
nuscrito mismo, debería decir De viris illustribus cum Brau-
lionis -praenotatione, o palabras semejantes 61. Existe un
manuscrito, al menos, en que las dos obras se hallan sepa­
radas por otra tercera 62*. La unión de las dos era tan poco

" Neues Archiw, 44 (1922), 125, 132. También el interesante ar­


tículo de H. Koepp’er, «De viris illustribus and Isidore of Seville»,
The Journal of Theological Studies, 37 (1936), 20 y n. 2.
60 Para manuscritos en España, véanse los dos catálogos de
H. Grubbs, The Manuscript Book Collections of Spain and Portugal,
y el Supplement del mismo. Para manuscritos fuera de España, véa­
se C. Beeson, «Isidor-Studien», Quellen und Untersuchungen zut
lateinischen Philologie des Mittelalters, IV, II. Koeppler (o. c.f pp. 22,
23) y E. Anspach (Taionis et Isidori nova fragmenta el opera, pp 56-
59) son aprovechables.
61 Cf. F. Arévalo, Isidoriana, cap. 80 (PL., 81, 561, y especial­
mente 563 A y B): Líber Isidori de viris illustribus. Edilíones hujus
libri, mss. exemp'aria. Cf. también Koeppler, o. c., p. 23, y Anspach,
o. c.t pp. 65-66.
°2 w. von Hartel, «Bibliotheca patrum latinorum hispaniensis»,
Sitzungsberichte112 (1886), 735. El manuscrito es del siglo xv es
248 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

íntima que Arévalo, al editar las obras de Isidoro, no dudó


en separar la Praenotatio del De viris illustribus, para co­
locarla al principio de las Opera omnia 63. Dzialowski, al
reimprimir y estudiar el texto del De wiris illustribus, omi­
tió la Praenotatio 64.
Llegamos ya al estudio del singular documento titula­
do ordinariamente: Abbreviatio Braulii Caesaraugustani
episcopi de vita sancti Isidori, Hispaniarum doctoris. No
obstante la engañosa palabra, Abbreviatio, es la Praenota-
tio original de Braulio ampliada por una serie de interpo­
laciones, que todos consideran ya obra de segunda o terce­
ra mano. Ninguno de los manuscritos es anterior al si­
glo xiii 65, y jamás se encuentra junto al De viris illustri-
bus. Los Bolandistas editaron la Abbreviatio junto con la
Praenotatio. tal como se encontraba en un códice de Toledo
que entonces llevaba el número 29 66. Arévalo reimprimió
la edición, cuidando de colocar convenientemente las in­
. Del texto mismo se deduce
terpolaciones entre paréntesis 67*69
claramente que la Abbreviatio se compuso como un sermón
en honor de San Isidoro tí8. Ordinariamente se considera
que fué compuesta en el siglo xin y que su autor fué Lu­
cas el Tudense ; pero ya Arévalo hizo notar, como señala
Anspach, que Martín de León la usó ya en el siglo xn en
su sermón en honor de Isidoro 70.

un códice de Toledo, actualmente en la Biblioteca Nacional de Ma­


drid. No tenía número en la época de von Hartel.
63 En la edición de Arévalo, la Praenotatio se encuentra como pre­
facio de la edición íntegra (PL.f 82, 65-68), completada con notas en
a Isidoriana (PL81, 15-17).
04 G. von Dzialowski, Isidor und Ildefons ais Litterarhistoriker.
05 E. Anspach, Taionis et Isidori nova fragmenta et opera, p. 56.
•• Acta sanctorum, Aprilis tom., I, pp. 349-351.
67 PL., 82, 53-56.
6S Ibid., 56 C. : Interea, fratres charissimi, dignum est...
69 Así P. Séjourné, o. c.t pp. 43-47.
70 PL,t 81, 27 C ; Anspach, o. c., p. 65.
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 249

Modernamente E. Anspach, al dedicar la mayor parte


de su vida al estudio de los manuscritos isidorianos, ha
intentado demostrar que la Abbreviatio era un trabajo per­
teneciente al siglo viii 71. Su colaborador, García Villada,
aceptó esta fecha 72. Parece que anda mucho más acerta­
do B. Aitaner al ponerla en duda. Parte su sospecha de
una referencia tan temprana a la evangelización de Espa­
ña por el apóstol Santiago 73. Anspach en su estudio se
movía por su interés de establecer la tesis de que las obras
por él encontradas no eran sino las obras perdidas de
Isidoro. Una fecha anterior de la Abbreviatio hubiera con­
firmado su tesis, ya que la Abbreviatio registra, en su ca­
tálogo de las obras de Isidoro, escritos que no se encuen­
tran en la Praenotatio. Para facilitar y robustecer su tesis,
Anspach nos ha dado una edición crítica de la Abbrevia-
tio 7\ En la edición de Anspach la división de las timo -
logías se describen como si estuvieran divididas en quince
libros, en vez de los veinte con que aparecen en la antigua
edición de la Abbreviatio y en la Praenotatio. Sostiene,
además, que algunos manuscritos exigen la lectura de «quin­
ce» en lugar del «veinte» en la Praenotatio 75. Afanándose
71 L. c., cf. supra, p. 45.
72 Z. García Villada, Historia eclesiástica de spaña , II, II, 184.
73 B. Aitaner, «Der Stand der Isidorforschung». Miscellanea Isi-
doriana, p. 8.—Anspach, o. c., pp. 63-64: ...beatus Isidoras !n Hi-
spaniarum partibus doctrina Jacobo successit apostelo.
74 O. c,, pp. 57-64. Parece que Anspach ha confundido PL., 81-53
con 82, 53, a causa de la semejanza en la referencia. Las variantes
de su edición de la Abbreviatio bajo la letra «M» se refieren a la
Vida de Isidoro, por Martín de León en PL.f 81, 53, pero no a la
Abbreviatio que se encuentra en PL82, 53.
" El problema del número de libros en que Braulio dividió las
timologías es un problema antiguo. Varios manuscritos de la Prae-
notatio y de la Abbreviatio dan comúnmente el número de treinta,
pero hay otros manuscritos, singularmente de los más recientes, va­
rían en el número. Algunos dan la división en quince libros. A cá­
valo (PL., 81, 316-318) discute el problema y, contra Pérez Bayer, se
inclina a la división en veinte libros.
250 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

por demostrar que la elaboración de las timologías oca­


sionó varias divisiones en libros desde siete hasta veinti­
nueve, y que la división en quince libros era la corriente a
mediados del siglo vin, concluye atribuyendo la Abbrevia-
tio a esta época 76. No se da cuenta de que la Praenotatio,
que él considera como auténtica de Braulio, debiera necesi­
tar un razonamiento semejante para quedar fechada en
esta época, o ser considerada como un documento interpo­
lado, pues él mismo cree que la división original de Brau­
lio fue en siete libros. Aceptadas las conclusiones a que
hemos llegado en el segundo capítulo de esta nuestra obra,
nos vemos obligados a decir que la disquisición de Anspach
sobre la historia de las timologías y sobre sus primeras
ediciones en siete y ocho libros, materialmente es muy en­
deble 77.
Después de haber propuesto esa fecha tan temprana pa­
ra la Abbrematio, Anspach procede a identificar las obras,
que ha encontrado en los manuscritos, con títulos de obras
atribuidas a Isidoro en el catálogo de la Abbrematio, títu­
los que no figuran en el catálogo de Braulio de la Praeno-
tatio 78. Todo ello nos obliga a un estudio más cuidado de
ambos documentos.
La Praenotatio de Braulio comprende el elogio en un
tercio, y el catálogo en los dos tercios restantes. Se enume­
ran diecisiete obras de Isidoro, explicándose el contenido de
cada una de ellas por sendas frases. Inmediatamente nos
damos cuenta de la superioridad manifiesta de la obra de
Braulio con respecto a la de Ildefonso, quien, al escribir
su De i'iris ittustribus, unos veinticinco años después de

78 O. c., pp. 64-69, y 45-56.


77 Cf. supra, 46-60. Anspach se equivoca, por ejemplo, cuando afir­
ma que una de las ediciones de as timologías fué tema de discusión en
la correspondencia de Braulio-Recesvinto, correspondencia que creemos
haberse referido al Forum iudicuvn. Cf. o. c., pp. 23-27, y supra> p. 162.
78 O. c.t pp. 69-166. .
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 251

publicada la Praenotatio (637), dedicó un capítulo a Isido­


ro compuesto de un elogio y de un catálogo de sus obras,
que ocupa un tercio del espacio de la Praenotatio ; su ca­
tálogo contiene ocho obras, citadas todas anteriormente por
Braulio 79. La redacción de su catálogo implica que su lis­
ta es completa, mientras Braulio terminó su lista de las
diecisiete obras con estas palabras: «Hay otros muchos
opúsculos de Isidoro, y algunas inscripciones» 80*. Esta
«cláusula final» con que termina su catálogo, especie de
artificio empleado con frecuencia por los escritores de his­
toria literaria, ha dado lugar, ya desde el momento de su
publicación, a convertirse en una fuente de tentación para I

los eruditos. La natural consecuencia es que obras anó­


nimas, y obras de autores poco conocidos, asi como flori-
legio de obras auténticas de un hombre como Isidoro, es­
tuvieron gravitando en el correr de los siglos en torno a
nombre tan grande como el suyo, para ser «descubiertas»
como uno de los opuscula alia de aquel gran polígrafo. Su­
puesta esa tentación, ya es razonable mirar con recelo la
Abbreviatio, que había de aparecer cien años o quinientos
más tarde con el catálogo de Braulio intacto y con siete tí­
tulos nuevos añadidos a su lista. Con el correr de los años,
tanto el elogio como el catálogo del original habían ido
aumentando.
Pudiera parecer que el catálogo de Isidoro nunca esta­
rá compuesto. La edición de sus obras, hecha por Arévalo,
ocupa, en la reimpresión de Migne, 271 columnas de tipo

70 Cap. IX, DzKalowski, o. c.» p. 140 (o PL., 81, 27), Dzialowski


(pp. 149-152) celebra a Braulio y critica a Ildefonso por su brevedad.
Cf. también Brehaut, o. c., p. 24.
80 PL>, 81, 16 D : Sunt et alia eius uiri multa opuscula, et in
Ecclesia Dei multo cum ornamento inscripta.—Séjourné (o. c.f
pp. 43-47) ofrece una explicación de por qué Bnaulio omitió obras
ahora atribuidas a Isidoro.—Beeson (o. c., p. 139) se preocupa algún
tanto porque ?os Versus Isidori no son mencionados en la Praenotatio.
252 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

pequeño con las obras dudosas que se le han atribuido 81.


Se escriben libros, como los de Séjourné y Anspach, a fin
de vindicar para Isidoro la atribución de obras citadas en
la Abbreviatio. De tiempo en tiempo se anuncia el hallazgo
de alguna obra perdida de Isidoro 82. Y, si bien es verdad
que no debe tratarse con desprecio semejante empeño, exis­
te el peligro de no tener en cuenta el fundamental valor
de un catálogo tan cuidadosamente dispuesto como el de
Braulio.
Puede decirse que la Praenotatio no ha recibido sino
alabanzas por parte de los eruditos. El cuidado de Braulio
en redactar el catálogo de las obras de Isidoro es celebrado
por todos a causa de su amplitud y especialmente por su
orden cronológico. Todos los eruditos que han estudiado el
catálogo están conformes en admitir que Braulio observó
dicho orden con sumo cuidado. Dzialowski creía que todas
las obras estaban colocadas en orden cronológico, a excep­
ción del De viris illustribus 83. Schütte y De Aldama pa­
recen haber refutado esta opinión 84. Séjourné cree que la
Regula monachoTum\f\ié colocada mal en la lista 85. De Al­
dama parece haber solucionado esta dificultad 86 ; cree, en

" PL83, 1107-1378. Publica también otras obras atribuidas a


él, que Migne ha impreso bajo los nombres de otros autores.
83 Para obras atribuidas recientemente a Isidoro, véase Anspach,
l. c, ; Ídemf Rheinisóhes Museum der Philologie, 67 (1912), 557-563;
García Villad'a, o. c.. II, II, 282-289; Altaner, l. c.
83 O. c,, pp. 101-102.
84 F. Schütte, Studien über den SchriftsteUerkatalog des hl. Isi~
dor von Sevilla, Breslau, 1902, p. 142. Extraña a Schütte el orden
cronológico que aparece al final del catálogo (ibid,, pp. 144-146). J. de
Aldama, «Cronología de las obras Isidorianas», Miscellanea Isido-
riana, pp. 64-85.
85 O. c,f p. 415.
88 O. c., pp. 67, 85, 88. En esta última página De Aldama da una
tabla cronológica de las obras de Isidoro.
LAS ARTAS Y LA «PRAENOTATIO» 268

cambio, que las timologías son la única obra mal coloca­


da entre todas las diecisiete 87. Estamos convencidos de que
el estudio, que anteriormente hemos hecho sobre las.-Eíi-
mologias, prueba que Braulio tenía razón en colocar dicha
obra al final, pues, como escribe Ildefonso hablando de Isi­
doro, Scripsit quoque in ultimo ad petitionem Braulionis
Caesaraugustani episcopi librum tymologiarum 88.
La primera y última frase de la Praenotatio están de­
dicadas a indicaciones biográficas de Isidoro. Entre éstas y
el núcleo de la obra, que es el catálogo, se encuentran ob­
servaciones muy laudatorias sobre él 89* . Son estos pasa­
jes los únicos que pueden ser objeto de crítica ", y puesto
que a lo largo de este estudio hemos tenido ocasión de em-
plar las indicaciones que se encuentran en el elogio, nos
limitaremos ahora a una observación final. La extensa cita
que Braulio copia de la descripción ciceroniana de Varrón,
para poder describir las obras de Isidoro, está tomada de
los Académica posteriora, I, 3 91. Braulio alteró ligeramente
el texto, para poderlo aplicar a un cristiano. El texto fué
hábilmente escogido ; caracteriza admirablemente las obras

8T Ibidpassim, y p. 85, n. 106.


88 Cf. supra, cap. II passim,
89 El autor ha sufrido una curiosa confusión al trastocar los pa­
peles : hace a Isidoro, autor, y a Braulio, objeto del elogio. Cf. E. Ve­
nables, «Braulio», Dictionary of Christian Biography, I, 333.
00 H. Leclercq («Ecole», DACL., IV, 2) es suave en su crítica,
pero G. Le Bras es severo; escribe él : «Les dithyrambes de Braulion
n’ont aucune précision et les précisions de son interpolateur anony-
me sont déporvues d’autorlté («Sur la part d’Isidore de Séville et des
espagnols dans l'histoire des collecions canoniques», Revue des Scien-
ces religieuses, X (1930), 238, n. 1). El se refiere particularmente a
la obra atribuida a Isidoro en Ja Hispania.
81 La posibilidad de que Braulio encontrara la cita en Agustín o
en Jerónimo se discute en Arévalo Isidoriana (PL,f 81, 24 C). La alte­
ración hecha por Brau’ío, en el original, hace imposible el decidir en
definitiva.
254 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de Isidoro, como bien ha demostrado Dom Séjourné 92. El


pasaje, traducido, con las indicaciones de Séjourné encerra­
das entre paréntesis, es como sigue :

Mientras peregrinamos en torno a nuestra ciudad, y caminamos


errantes como extranjeros, son tus libros los que en cierto modo nos
han devuelto a nuestra patria, haciéndonos posible que alguna vez
nos demos cuenta de dónde estamos y quiénes somos. Tú nos has
hecho conocer el pasado de la nación (Historia Gothorum), la histo­
ria de todos los tiempos (Chronicon), e! derecho sagrado (legislación
y escritos litúrgicos), el derecho eclesiástico (legislación y escritos
eclesiásticos), la disciplina privada y la pública (legislación y
escritos civiles), los nombres y lugares de las sedes (De ortu et
obitu patrum), los nombres (tymologiae), las diferencias (Differen-
tiae), las funciones (De ecclesiasticis officiis), y causas (De natura
rerum) de todas las cosas divinas y humanas.

03 O. c., pp. 46 (las notas resultan incorrectas), 47-50. «L’enflure


apparente cache une concisión toute lapidaire, qu’il faudrait com-
menter comme on analyse une inscription damasienne.» El texto
(PL81, 17 A): Nos in nostra urbe peregrinantes errantesque tan-
quam hospites, tui líbri quasi domum reduxerunt; ut possimus ali-
quando, qui et ubi essemus, íagnoscere. Tu aetatem patriae, tu des-
criptiones temporum, tu sacrorum jure, tu sacerdotum, tu domesti­
cara publicamque disciplinan) ('as últimas frases ocupan el lugar de
las palabras de Cicerón «tu bellicam disciplinara») tu sedium, regio-
num, ’ocorum, tu omnium divinarum humanarumque nomina, genera,
officia causas aperuisti.
APITULO IX

LA VIDA DE SAN EMILIANO

La «Vita»—Historia literaria—Contenido—El «Himno»

La fama de Braulio actualmente está cimentada en sus


cartas
* Es una fama reciente y limitada al mundo de los
eruditos. Durante muchos siglos fué mucho mejor conoci­
do por su Vida de San miliano . El mismo confiaba que
esta obra pudiera salvarle de ser castigado en el otro mun­
do. Hoc opus, escribe, citando a Juvenco, en el prefacio de
la Vida, hoc etenim forsan me subtrahet igni l.
En el año 574, unos diez años antes del nacimiento de
Braulio, murió en la región montañosa de Castilla la Vieja,
en la región de la Rioja, el santo ermitaño cuya vida nos es
conocida tan sólo gracias a la biografía de Braulio2. Su.
santidad tuvo amplia resonancia incluso porque su vida
había pasado de los cien años. Algún tiempo después de su* 3

1 Cf. supra, p. 178 [Cf. nuestro Apéndice.]


3 Gonzalo de Berceo escribió en el siglo xm un poema titulado
La estaría de sennor Sant Millán ; se funda íntegramente en la Vita
de Braulio, Cf. C. Carroll Marden, Cuatro poemas de Berceo, Ma­
drid, 1938, pp. 95-107.—A. Potthast (Bibliotheca histórica medii
aevi, III, 1141) en su bibliografía sobre Emiliano alude a vita alia
en J. Guadet, Saint-milion, son histoire et ses monuments, París,
1841 pp. 263-268. Pero este San Emiliano es el de Bretaña, que mu­
rió en 767 en la región del Garona. Por lo tentó, las dos vidas nada
tienen de común.
256 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

muerte, probablemente durante el episcopado de Juan (619-


631), hermano de Braulio, la ciudad de Zaragoza, colo­
cada a unos doscientos setenta y un kilómetros al sudeste 3,
erigió una basílica dedicada a él. Eugenio II de Toledo du­
rante sus días de retiro y estudio en compañía de Juan y
Braulio, escribió un poema en honor de dicha iglesia ti­
tulado De basílica sancti Aemiliani 34.
Por razones que nos son desconocidas, los hermanos de
Juan, Fronimiano y Braulio, tuvieron un especial interés por
San Emiliano 5. Si se supone que su familia era originaria
de Osma 67 , nos encontraríamos geográficamente más pró­
ximos a su ermita ; pero barreras montañosas separaban a
las dos. La celda y el monasterio, que allí se levantaba, no
se encontraba ni en la diócesis de Osma, ni en la de Za­
ragoza, como asegura Braulio. Quizá la explicación de su
interés hacia él pueda deducirse de la descripción que Brau­
lio hace de Emiliano como un «patrono» L Si se acepta la

3 M. Monmarché, spagne, Les guides bleus, p. 195.


4 Carmen II, F. Vollmer, ugenii Toletani episcopi carmina,
MGH., Auct. Antiq., XIV, 241. Este es probablemente el mismo he­
cho por Eugenio en honor de Emiliano que se decía haberse perdido
en el Codex Soriensis. Cf. R. Beer, Handschriftenschátze Spaniens,
p. 434; Vollmer, o. c., p. 291, n. 1.—J. Pérez de Urbel se inclina a
creer que el poema fuera escrito para Ja iglesia de Monasterio de San
Millán de la Cogolla. Cf., «Origen de los himnos mozárabes», Bulle-
tin hispanique, 28 (1926), 234. [Véase nuestro Apéndice.]
s El nombre se presenta en distintas formas : Aemilianus, Emi­
lianos, Emilios, Millan y Milhan. Es generalmente conocido por el
nombre de Aemilianus Cucullatus o Millán de la Cogolla. Hay tam­
bién un monasterio de Cogullada, a unos cuatro kms. al norte da
Zaragoza, que se dice haber sido fundado en el año 637 (cf. Monmar­
ché, o. c., p. 117); su fundación, por lo tanto, sería durante el ponti-
fioado de Braulio. [ Acerca de Jas formas «Cogullada» y «Cogplla»,
respectivamente, en Zaragoza y la Rioja, véase nuestro Apéndice.]
* Cf. supra, 11.
7 Carta-prefacio a la Vita, dirigida a Fronimiano, ed. Minguella,
San Millán de la Cogolla, p. 213 [P., 3, 13] : ...uitam uníci patris
patronique... [Véase nuestro Apéndice.]
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 257

tesis de Dom Lambert 8, podemos suponer el interés de la


familia por la propagación de la Regla de Juan de Biclara,
y la designación de Fronimiano como abad del monasterio
de San Millán de la Cogolla 9, construido sobre el lugar de
la muerte del santo, tendríamos explicado su interés por su
culto.
El obispo Juan, el mayor de los tres hermanos, algún
tiempo antes de su muerte (631), solicitó de Braulio que
escribiera la vida de Emiliano; y, después de su muerte,
Fronimiano instó a Braulio para que la terminara. Este he­
cho y casi todos los datos que poseemos sobre la publica­
ción de la Vida se nos han conservado en una carta muy
erudita que Braulio escribió a Fronimiano al terminar su
obra (636), carta que destinaba para prólogo de la Vida 10.
Se ha cumplido su deseo, pues la mayor parte de los ma­
nuscritos de la Vita y todas las ediciones tienen dicha carta
como prefacio.

Historia literaria

Con un gran temor vamos a tratar de la historia literaria


y del contenido de la obra, pues probablemente la última pa­
labra sobre esta materia se dirá en el próximo volumen de
las Acta sanctorum, donde en la fecha del 12 de noviembre,

8 A. Lambert, «La famille de saínt Braulio et 1'expansión de la


régle de Jean de Bictar», Universidad, X (1933), 65-80. Cf. supra, 15-18.
9 Para la historia de este famoso monasterio hasta el siglo xiv,
véase L. Serrano, Cartulario de San Millán de la Cogolla, pp. XVII-
XXV.
10 Carta a Fronimiano, l. c. [P., 3, 3-16] : Tempore piae recorda-
tionis domini mei, et germani maioris natu communis ac sanctae
uit*ae doctrinaeque institutoras, lohannis episcopi, tam eius iusis quam
tuis obediens praeceptis intenderam..., vitam... stilo praestringere.
Ibid., p. 214 [P., 5, 3-5] : ...et hanc ipsam epistolam meam capiti
eius praeponere euraui...
17
258 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

festividad de San Emiliano, será tratada críticamente por


el notable bolandista B. De Gaiffier 11. Sin embargo, un
trabajo como el nuestro no puede descuidar el estudio de la
Vida en cuanto le sea posible.
Braulio nos dice que escribió la Vida con la intención
de que se leyera en la misa del Santo, y la envió a Froni-
miano, abad del monasterio de San Millán, con dicha fina­
lidad 12. Semejantes inserciones dentro de la liturgia eran
cosa común entonces, y el panegírico tenía probablemente
lugar después del gradual y al final de la primera parte de
la misa visigótica 13. Braulio pensó, en un principio, añadir
una homilía al panegírico, pero consideró que la misa sería
excesivamente larga y decidió que la Vida fuera solamente
un sermón 14. Solicitó de Eugenio que escribiera una misa
adecuada a la fiesta 15, pero puede discutirse si llegó a ser­
lo. Vollmer la considera como una obra perdida 16 y el
Missale mixtum de la liturgia mozárabe no nos ha con­
servado una misa propia de San Emiliano 17. Sin embargo,
Dom Serrano nos dice que no existía una misa propia de!
Santo sino tan sólo en el monasterio de San Millán, hasta
el siglo x, época en que la misa comenzó a propagarse do­

11 B. de Gaíffíer, «La controverse au sujet de la patrie de S. Emi-


lien de la CogoUa», Analecta Bollandiana, 51 (1933), 292, n. 1.—Para
la bibliografía de los Bolandistas sobre Emiliano véase Bibliotheca
hagiographica latina, n. 100.
12 Carta a Fronimhano, Minguella, o, c., p. 214 [P., 5, 1-3] : ...li-
bellum de eiusdem sancti uita breuem conscripsi, ut possit in missae
eius celebritate quantocdus legi et tibí, domino meo, destinatum
misí...
13 P. Séjourné, «Saint Isidore et la liturgie wisigothique», Mis-
cellanea Isidoriana, pp. 226-232 ; Z. García Villada, Historia eclesiás-
tica de spaña , II, II, 52.
14 Cf. supra, p, 139. .* . >
15 Ibid.
" O. c., p. 291.
17 Su misa está tomada del común de confesores. PL.85, 906 A.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 259

quier 1S. Férotin editó esta misa en el Líber mozarabicus


sacratnentorum, tomándola del Ms. Add. 30845 del Museo
Británico, procedente de la abadía de Silos, en España * 19.
A causa de la frase introductoria milianus hic noster re-
centó lempore sortítus est glorian, Férotin afirmó que la
misa había sido compuesta en el monasterio de San Millán
antes del año 600 20. Ni estas palabras ni otras de la misa
pueden ser argumento contra la paternidad de Eugenio
hacia el año 636, pues bien sabía que la misa estaba desti­
nada al monasterio. Otro testimonio en favor de tal paterni­
dad de la obra es el hecho de que Braulio habla de Emilia­
no como «de nuestro tiempo» 21, y el hecho interesante de
que la misa no repite en ninguna forma la Vida. Braulio
se dedicaba al panegírico, Eugenio a la liturgia. Finalmen­
te, no es probable que se hubiera escrito una segunda misa
para el mismo monasterio en unos cincuenta años 2223 .
Volviendo a la Vida, vemos ante todo que no se encuen­
tra como parte integral de la misa, sino que se incluye ha­
bitualmente en las colecciones de vidas de santos. Serrano
nos dice que la Vita, como la misa, no se conservó hasta el

" O. c., p. XXI, n. 6.


19 Columnas 603-608. Misa «Inter conspicua».—Los manuscritos
de Silos que tratan de San Emiliano proceden de San Millán de la
Cogolla, Fueron importados en el siglo xi por Santo Domingo abad
de Silos, que anteriormente había estado en San Millán, Cf. Serra­
no, o. c.t p. XXI, n. 6.
30 Ibid., 603, n. 1.
31 Carta a Fronimiano, Minguella, o. c., p. 213. En !a misa,
Emiliano es llamado «Patrono»; puede esto explicarse por lo que
Braulio dice en el mismo sentido (cf. supra). Aunque has dos Vidas
y la misa comparan a Emiliano con Elíseo, no puede hacerse por
ello ningún argumento, pues la Misa le compara con varios otros
personajes de! Antiguo Testamento.
23 Pérez de Urbel (o. c., pp. 233, 234) cree que ha misa actual es
la de Eugenio; la fecha del 650, que le da para su composición, es
demasiado tardía. Hace notar que la primera oración de la misa re­
pite has ideas del poema de Eugenio De basílica S. Aemiliani.
260 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

siglo x en otros manuscritos fuera de los del monasterio de


San Millán, argumentando por ello que el monasterio fué
uno de los pocos santuarios que se salvaron de las incur­
siones arábigas 23. La Vita era con toda seguridad bastante
mejor conocida en el siglo vil. Ya hemos tenido ocasión de
mostrar cómo Fructuoso escribía, desde la España occi­
dental, para solicitar de Braulio una copia de la obra. No
sabemos si le fué enviada o no 24. Ildefonso de Toledo cer­
tifica su existencia y paternidad después de la muerte de
Braulio, diez años más tarde, en su capítulo del De viris
illustribus, dedicado a Braulio 25. Hacia el año 680 el eru­
dito abad Valero del Bierzo, cerca de Astorga, reunió una
extensa colección de las Vitae patrum, que incluye la Vita
de Braulio. La redacción más cuidadosa de esta colección
se encuentra en el Ms. 10007 de la Biblioteca Nacional de
Madrid, antes Tol. Ms. 10.25 26. Sin embargo, en esta re­
dacción no se incluye la Vita de Braulio 27. Se encuentran
otras redacciones en el Ms. 13 de la Academia de la His­
toria y en el de Alcoba^a, Ms. 454, que incluye la obra 28.

33 L. c.
Cf. supra, p. 193.
25 Cap. 12, PL., 96, 203 : Scripsit vitam Aemiliani cuiusdam mo-
nachi, qui et memoriam huius et t/irtutem illius sancti viri suo te-
nore commendat pariter et i Ilustrad.—G. von Dzialowski (Isidor und
Ildefons ais Litterarhistoriker, pp. 144, 145) da buenas razones para
creer que Ildefonso no consultó la Vita, al preparar su relación sobre
Brau’io. Pudiera ser que no se encontrara ninguna copia en Toledo.
26 Cf. de Bruyne, «L’hérihage littéraire de Pabbé Saint Valóre»,
Revue Bénédictine, 32 (1920), 1-10.
aT Ibid.t p. 3.
28 Ibid. Para la descripción del primer manuscrito, véase W. von
Hartel y G. Loewe, Bibliotheca patrum latinorum Hispaniensis, I,
484-490. Dicho estudio apareció originariamente en las Sitzungsbe-
richte de 'a Academia de Viena. Para su estudio sobre el manuscrito
de la Academia de la Historia, véase vol. 113, Phílos—Hist. Classe
(1886), 518-561. Una descripción posterior de los manuscritos se en­
cuentra en C. Pérez Pastor, «Indice por títulos de los códices proce-
la «VITA» DE SAN EMILIANO 261

El primero procede originariamente de San Millán y co­


rresponde al siglo x, con lo cual se apoya Ja hipótesis de
Serrano ; el segundo corresponde al siglo xn.
Existen cinco manuscritos en la Biblioteca de la Academia
que contienen la Vita y otras cosas sobre Emiliano : son
los números 10, 13, 23, 47 y 59 29. Todos proceden de San
Millán de la Cogolla. En el Ms. 10 la colección de vidas
de las que forma parte la Vita se denomina Vitae sánelo-
rum patrum orientalium; en el Ms. 13 forma parte de una
colección llamada Vitae sanctorum y tiene una hoja en que
se lee Vida de Santos y los Padres emeritenses. Esta infor­
mación se basa en el catálogo de Pérez Pastor del ano 1909.
En el catálogo de 1886 de von Hartel, el Ms. 10 y el Ms. 13
tenían como números de orden Ms. 7 y Ms. 6 30. El más
antiguo de estos manuscritos parece ser del siglo x y es
probable que el Ms. 13 pertenezca al IX. Féfotin identifica
el Ms. 47, fechado en el siglo x, con el Ms. 33.2 antiguo de
la Biblioteca Capitular de Toledo31. En la Biblioteca de El
Escorial existe sólo un códice que contenga la Vita, el
a. II. 9 : ha sido descrito por von Hartel, y ha sido objeto
de un extenso estudio de Antolín 32. Lleva la fecha de 954,
pero Antolín considera la Vita como obra de una mano dis­

dentes de los Monasterios de San Millán de la Cogolla y San Pedro
de Cardeña, existentes en la Bib’ioteca de la Real Academia de la
Historia», Boletín de la Real Academia de la Historia, 53 (1908),
479-481. Para el segundo manuscrito véase A. de Ataide e Meló,
Inventário dos códices alcobacenses, Lisboa, 1930, pp. 424-426.
29 C. Pérez Pastor, «Indice alfabético de los códices procedentes
de los monasterios de San Millán de 'a Cogolla y San Pedro de Car­
deña, existentes en la Biblioteca de la Real Academia de la Histo­
ria», ibid., 54 (1909), 5-19.
30 Sitzungsberichtepp. 523, 527. Cf. C. Clark, Collectanea his-
pánica, p. 39.
" O. e., col. 683.
82 Sitzungsberichte,,,, 111 (1886), 433; G. Antolín, «Estudios de
códices visigodos», Boletín de la Real Academia de la Historia, 54
(1909), 55-67, 117-128, 265-315.
262 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tinta de la del resto del códice y cree que no formó parte del
manuscrito original 33. El códice contiene vidas de varios
santos. No se encuentra ninguna indicación de si pudo pro­
ceder originariamente de San Millán. Otros manuscritos que
contienen vidas de santos, incluyendo la Vita S. Aemiliani,
por Braulio, son el A. 76 y el F. 30 de la Biblioteca Nacio­
nal de Madrid: corresponden al siglo x, pero no dan in­
dicación alguna de haber procedido de San Millán 34.
La descripción de estos códices nos revela los hechos si­
guientes : La carta a Fronimiano precede siempre a la Vita,
exceptuado el Ms. Bib. Nac. 10, en donde la sigue inmedia­
tamente. En el Ms. Bib. Nac. 10 y en Ms. Bib, Nac. 13 el
poema de Eugenio De basílica sancti Aemiliani sigue inme­
diatamente a la carta. El Ms. Escur. a. II.9 nos ofrece cla­
ras muestras en la Vita de que se hallaba dividida en leccio­
nes para el oficio divino 35*. Férotin, al describir el Ms. Tol.
33.2, que identifica con el Ms. Bib. Nac. 47, escribe que la
Vita se encuentra dividida en lecciones litúrgicas 3G. Pare­
ce, pues, que en San Millán, en los siglos posteriores, fué
usada la Vida para el oficio divino bastante más que para la
misa propiamente dicha. Pero en el oficio del santo, tal co­
mo se encuentra en el Ms. Add. 30845 del Museo Británico,
editado por Férotin, no hay ninguna disposición para la
lectura de la Vita 37.
La fecha exacta de la composición de la Vida por Brau­
lio se funda en prueba ofrecida por pocos manuscritos. Ni­
colás Antonio, que escribió en el siglo xvni, refiere que un

33 Ibid., p. 117.
34 Von Hartel, Sitzungsberichte113 (1886), 68, 228.—Se puede
de algún modo comprobar los manuscritos de ha Vita en España, me­
diante el índice alfabético del catálogo de H. Grubbs : The Manus•
cript Book Collections of Spain and Portugal y su Supplement.
35 Antolín, s. c.t p. 315.
34 O. c.t col. 683
37 Ibid,, col. 838.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 268

códice de las Vitae patrum conservado en el monasterio de


San Millán, contenía la Vita S. Aemiliani, de Braulio, con
la siguiente nota al final del códice: xplicitus est líber iste
a Braulione episcopo Caesaraugustano aera sexcentésima
septuagésima quarta 38. Corresponde al año 636 de la era
cristiana. Como el manuscrito parece haber desaparecido,
dicha noticia no ha podido jamás ser comprobada. Siguien­
do a Nicolás Antonio, los demás autores han aceptado siem­
pre el año 636 como fecha de su composición, y un estudio
de la obra misma y de las cartas de Braulio no desmienten
la fecha 3\ La obra fué escrita con toda certeza después de
la elevación de Braulio al episcopado (631) y antes de que
Eugenio se marchara a Toledo (646); podemos aún añadir
que algún tiempo antes, pues Eugenio era arcediano cuan­
do fué designado para Toledo, y solamente era diácono
cuando se terminó la Vida.
La Vita ha sido editada y reimpresa muchas veces. La
primera edición, en latín y en castellano, es la de Bando-
val de 1601 40. La edición más frecuentemente utilizada es
la de Tamayo de Salazar, que fué reimpresa en las Acta
sanctorum ordinis S. Benedicti de Mabillon, y de aquí pasó
a la Patrología latina de Migne. La última y mejor edi­
ción es la del erudito misionero Toribio Minguella de la
- ' T —-

38 Bibliotheca Hispana vetus, I, 376 (PL., 80, 644 A).


39 Pérez de Urbel, «Braulio», DHG. t X, 451.
40 P. de Sandoval, Primera parte de las fundaciones de los mo-
nasterios de San Benito, pp. 3-18; Gononus, Vitae patrum occiden-
talium. 1625, pp. 70-82; F. de Bivar, Marci Maximi episcopi Cae-
saraugustani continuatio chronici, 1651, pp. 475-487 ; J. Tamayo de
Sa1azar, Martyrologium hispanicum, 1659, VI, 110-122; D. Meco-
laeta, Desagravio de la verdad en la historia de San Millán, 1724;
J. Baptista, O. Juan de Berreras vindicado, 1729, pp. 1-32 ; J. Gómez
de Liria, San Millán aragonés, 1733, pp. 126 ss. ; ídem, Desagravio
de San Braulio en la vida de San Millán, 1755, pp. 1-41 ; J. Mabi­
llon, Acta sanctorum ordinis S. Benedicti, 1783, I, 197-208; PL., 80,
699-714 ; V. de La Fuente, Historia eclesiástica de spaña , 1873, II,
515-523.
264 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Merced, de los agustinos recoletos. Esta congregación re­


ligiosa sucedió a los benedictinos en el Monasterio de San
Millán, y Minguella era prior en él cuando editó la Vita 4142
.
Su obra incluye una traducción española y una monogra­
fía detallada sobre la vida de San Emiliano. Su texto lati­
no de la Vita ha tenido en cuenta, en su colación, al
Ms. Escur. a. II.9 del siglo x, mencionado anteriormente,
manuscrito que antes no se había empleado para ninguna
edición 12, así como un manuscrito de la Academia de la
Historia, del que no se dice sino haber procedido de San
Millán ; probablemente se trata del Ms. 10 más arriba men­
cionado 43.

Contenido

Estudiando detalladamente la Vida, como aspecto más


notable de ella notamos el carácter excepcionalmente cien­
tífico con que Braulio la desarrolla. Y aparece ya así desde
el comienzo, pues en la primera frase de la carta-prefacio a
Fronimiano nos da sus fuentes. Información semejante sin
duda que no se hacía para ilustrar a su hermano, abad en­
tonces en San Millán, el que, junto con Juan, le había ani­
mado a que escribiera la Vida, y le había proporcionado
algunas de las fuentes. Las fuentes principales, de que nos
habla Braulio, eran unas notas que él había reunido algunos
años antes de que terminara la Vida (636), pues las reunió
antes de ser obispo (631), bajo el influjo de Juan, que le
animaba a ello. Las notas se basaban en el testimonio apor­

41 T. Minguella, San Millán de la Cogolla, 1883, pp. 213-243.—En


los Estados Unidos esta obra es muy rara. Existen ejemplares en la
Hispanic Society of America (New York) y en la Universidad de
Wisconsin.
42 Cf. Anto’ín, Boletínpp. 67, 314. Antolín tiene otras noti­
cias valiosas sobre las distintas ediciones de la Vita en la p. 314.
43 Minguella, o. c., p. 211.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 265

tado por Citonato, amigo de Emiliano y sucesor suyo como


abad de San Millán, si es que Emiliano puede llamarse en
realidad el primer abad 4445
. Existían igualmente testimonios
46
de dos presbíteros, Sofronio y Geroncio, así como también
de la «difunta Potamia, de piadosa memoria», todos los
cuales habían estado en íntima relación con San Emiliano,
ya muy anciano Anteriormente hemos tenido ocasión
en nuestro estudio de observar que estas notas estuvieron
extraviadas durante varios años, a causa sin duda de los
deberes episcopales, y que fueron encontradas de nuevo
«por voluntad divina» 4G. Animado por esta intervención y
excitado por Fronimiano, terminó la obra y la envió a su
hermano, insistiendo para que éste, dada su situación fa­
vorable en el monasterio, revisara la obra, por si necesita­
ba corrección 47. Insistía, además, en que fuera también
censurada por los dos testigos que aun vivían, Citonato y
Geroncio 48. Llama la atención sobre el hecho de que la in­

44 Sobre los abades de San Millán, véase supra, 83.


45 Minguella, o. c., p. 213 [P., 3, 8-16] : ...intenderam, iuxta fi-
dem notitiae, quam sub testificatione Citonati abbatis uenerabilis,
Sofronii et Geronti: presbiterorum, atque sanctae memoriae Pota-
miae religiosae feminae collectam..., uitam... stilo praestringere.—
Todos los que en ’a Vita de Braulio son celebrados como santos, fue­
ron canonizados por los monjes algunos siglos más tarde. Cf. B. de
Gaiffier, «Les reliques de Tabbaye de San Millán de la Cogolfa au
XIII siécle», Analecta Bollandiana, 53 (1935), 93, n. 3.
46 Cf. supera, 175.
41 Minguella, o. c.f p. 214 [P., 4-5, 17-22, 1-7] : ... demumque
non sine superna dispensatione hoc ipsum credens, armaui animum
ut, et obedientiae fructum caperem et tam crebrae petitioni uestrae
parerem. Quociroa dictaui, ut potui, et plano apertoque sermone,
...libellum conscripsi, ...iudicioque tu o probandum committens, ut
ad singu'a recognitum si in aliquo displicuerit aut emendes aut re­
probes.—Braulio elaboró esta petición : una buena parte de la elabo­
ración es omitida en ha reimpresión de Mabillon-Migne.
48 Ibr'd., p. 215 [P., 5, 15-20] : Uolo autem ut, quia sanctissimus
uir Citonatus presbiter atque Gerontius adhuc in corpore degent,
omnia quae in ea conscripsi ante ipsi recognoscant, et eorum discus-
266 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

formación, que Fronimiano le había enviado el año ante­


rior sobre los milagros póstumos de Emiliano, se había
añadido al final de la Vida 49. Por temor, podemos supo­
ner, de que la carta-prefacio pudiera separarse de la obra,
o, al menos, no ser leída en la misa, repite las fuentes en el
primer capítulo de la Vida propiamente dicha 50. Final­
mente, cuando entra en materia de milagros, decide iegis-
trar tan sólo los que están fuera de toda duda 51. Su inten­
ción en todas estas precauciones se halla magníficamente
resumida en esta frase ingeniosa: «Es mejor decir la ver­
dad sin erudición que la ficción con elocuencia)» 52* .
La Vita se divide en treinta y un capítulos, sistematiza­
ción que parece debe su origen a Braulio; los manuscritos,
al menos esto demuestran. Puede juzgarse de la extensión
de la obra por el hecho de que ocupa unas trece columnas
del Migne. El texto trata en su mayor parte de las virtudes

sione uentilata, si nec nominum nec rerum me fefellit sententia, ba­


bean tur confirmaba.—Nos extraña que Fronimiano pudiera ser abad
junto con su predecesor, Citonato, que aun vivía. Probablemente este
«venerable abad» hallábase ya retirado a causa de la edad. Froni­
miano fu¿ abad, según parece, desde 632. Cf. supra, 83.
49 Jbid. [P., 5, 20-22] : Sane illa quae anno praeterito a uobis
ibidem diuinitus operata didici, in finem libelli istius ut a uobis accepi,
adieci.
50 Ibid.f p. 220 [P., 13-14, 12-22 y 1] : Venerables namque ee-
clesiarum Christi sacerdotes, Citonatus, sanctae purissimaeque uitae
Sophronius et Gerontius, presbiteri quibus non immodicam fidem ha-
bet Ecclesia, nobis, quae ipsi uiderunt, fideli relatione narrarunt.
Additur bis probatissimis testibus, testimonium beatae memoriae re-
ligiosissimae Potamiae, cuius nobilem ortum, nobilior uibae nobili-
tauit cursus. Hos ego quattuor, de miracuüs in corpore gestis, ha-
bere elegí testes, citra populorum prouinciarumque de huiusmodi
rebus testimonia quae paene cuneta testatur Hispania.
51 Ibid., p. 241 [P., 36, 1-3] : ...sed hoc solum dignum putaui
scriptis tradi quod ilico post eius transitum dúo orbi redditi sunt
lumini.
" lbid.t p. 219 [P., 11, 11-13] : Melius siquidem ut uera mínus
erudito quam ut ficta narren tur eloquenter.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 267

y milagros del santo; el autor omite deliberadamente una


descripción de la vida diaria del mismo 53. Tratándose de
un ensayo, se encuentran datos biográficos que sorprenden
por su precisión, teniendo en cuenta el tamaño, la intención
y la época de la obra. Es de lamentar que la antigua rivali­
dad entre las ciudades por reclamar para sí hombre tan gran­
de y sus reliquias haga confusas las referencias geográficas
en la obra. Desde el siglo xv hasta el presente, Aragón,
con su antigua capital de Zaragoza, ha disputado a Cas­
tilla la Vieja, donde se encuentra el Monasterio de San
Millán, las tradiciones y reliquias de San Emiliano. El re­
sultado de la controversia ha sido la aparición de tres Emi­
lianos donde no debería haber más que uno, siendo el ten
cero San Emiliano de Vercelli, en Italia, que ciertamente
existió, pero que nos ha llegado envuelto ya en las tradicio­
nes de la Vita de Braulio. Los problemas a que ha dado
lugar esta confusión han sido solucionados con erudición
por el P. De Gaiffier 54. Al tratar de compendiar la Vida,
seguimos sus indicaciones biográficas.
Había nacido Emiliano hacia el año 474 a una milla de!
lugar de Berceo, en la Rioja, no lejos de Nájera, en la
provincia moderna de Logroño : el Monasterio de San Mi­
llán de la Cogolla, o más propiamente, su parte más anti­
gua llamada Suso, señala aproximadamente el lugar55.
Pasó su juventud guardando ovejas en aquel país monta­

55 Ibid.t p. 221 [P., 14, 1-5] : „.nam illa, quae, usu frequentata,
iam paene effecta sunt quotidiana, nobis necessario sunt praetermís-
sa, dum nequeunt, ut supna dictum est, comprehendi tota, et sí quis
ea nosse desiderat, melius utique crederet visa.
6* «La controverse au su jet de la patrie de S. Emilien de la Co­
golla», Analecta Bollandiana, 51 (1933), 293-317.
55 La fechta de su nacimiento se ha determinado por la de su
muerte. Cf. infra, 271. Cuanto a 'a categoría de abad, véase infra, 272.
En cuanto al lugar de su nacimiento, véase la nova inmediatamente
siguiente.
268 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ñoso óü. A la edad de veinte años se sintió atraído por la


fama de un ermitaño llamado Félix y se dirigió al Castellum
Bilibium, en las afueras de la ciudad de Haro (en la pro­
vincia de Logroño), donde se hizo discípulo de él 56 57. Vol­
vióse después a su aldea, cerca de Berceo, donde su fama
de santidad atrajo a muchos. Deseoso de llevar una vida
solitaria, se retiró a un lugar alejado en el monte Dircetius,
donde vivió como ermitaño durante cuarenta años 58. Su
fama de santidad continuaba, sin embargo, en aumento, y su
obispo, Dídimo de Tarazona, ordenó sacerdote al ermita­
ño, que se resistía a ello, y le encargó la iglesia de su pue­
blo, Berceo 59. Molestos por su generosidad para con los

56 Minguella, o. cp. 220 [P., 13, 7-15] : Igitur a conuersionis


eius principio nos quoque dicendi..., sumamus cxordium, qualis ex-
titít a vicésimo aetatis suae armo; p. 221 [P., 14, 8-9] : Futuras pas­
tor hominum erat pastor ouium minabatque oues ad interiora mon-
tium...
57 Ibid. [P., 14, 21-24] : Dictauerat ei fama esse quendam here-
mitam nomine Felicem, uirum sanctissimum cu i se non immerito
praeberet discipulum, qui tune morabatur in castellum Bilibium. Cf.
C. de Smedt, De S. Felice en 44SS., Nowem.bris tom. III (Bruse­
las, 1910), Dies sextus novembris, pp. 211-219.
38 Ibid., p. 222 [P., 15, 14-19] : ...remeat ad sua, doctrinae gratia
copiosos; ac síc uenit haud procul a uilla Vergegio, ubi nunc eius ha-
betur corpusculum g’oriosum, ibique non multo moratus tempore
uidet inpedimento sibi fore hominum ad se concurrentium multitu-
dínem. Celsiora petit, ...peruenit ad remotiora Dircetií (Minguella da
Distertii) montis secreta..., quadragenis ibi fere habitans recursibus.
El monte Dircetius es hoy día la Sierra de la Demanda. Cf. M. Fé-
rotin, «La légende de sainte Potamia», Analecta Bollandiana, 21
(1902), 40. [Nótese que ya Lynch pone de relieve que De Gaiffier ponía
«Dircetii» donde Minguella «Distertii».—En cambio, Lynch había omi­
tido el «haud»].
39 Ibid., p. 224 [P., 17, 13-19 y 18, 5-7] : ...eousque fama sanc-
titatis eius percrebuit, ut in notitia paene omnium perueniret. Didi-
mio etiam qui tune pontificatus gerebat in Tirasona ministerium.
quum hoc quoque fuisset delatum, insequitur hominem ordini ec-
clesiastico uolens inserere, eius quippe erat in dioecese... tándem que
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 269

pobres, algunos clérigos vecinos lo denunciaron al obispo,


y Dídimo le relevó de su cargo. Entonces se retiró a su
antigua morada, a una milla de la ciudad, construyendo una
capilla, donde permaneció todo el resto de su vida 60. Gar­
cía Villada dice que la montaña, sobre la cual se encontraba
situada la capilla, era el monte Dircetius arriba mencionado,
y que el monasterio era conocido con el nombre de Dirce-
cio, hasta que en el siglo X se convirtió en Vergegio. Hacia
el 1180 era conocido con el nombre de Cuculla, que origina­
riamente era el de uno de los picos que dominaba el valle 61.
Pérez de Urbel cree que su capilla se hallaba situada sobre
una montaña que tenía la forma como de una caperuza
(colgada) 62. Variantes son éstas que no afectan a la mate­
rialidad de los hechos principales. Lo más probable es que
el nombre cucullatus o la Cogolla se derivaran de un pico
de los alrededores, y que dicho nombre fuera luego dado al
monasterio después del siglo x.
Estos hechos biográficos nos conducen en la Vita al
final del capítulo VI. Aquí Braulio abandona lo que él
llama «conversio» y «conversatio» del santo, para ocuparse
de ios «carismata» 63*. Algunos de los milagros, que él re­
lata, son comunes en la literatura hagiográfica, tales como el
primero, en el que «el atleta del Rey Eterno» lucha con el

coactus est inuitus obedire quapropter in ecc1essia Vergegio presby-


terii est functus officio.
®° Jbid.f pp. 225, 226 [P., 19-20, 10-22 y 1-3] : Ob hanc rem, ut
mos pessimorum solet esse cien cor um, »adsistunt quídam e clericis
suis coram episcopo ad eum uidelicet ob damna rei familiaris laces-
cendum... Tune a suscepto dudum ministerio relaxatus, ubi, nuc no­
ca tur eius oratorium reliquum uitae tempus peregit ínnoxium.
61 Z. García Villada, Historia, eclesiástica de spaña , II, I,
315-316.
62 Los monjes españoles en la edad media, I, 172, 174.
63 Minguella, o. c., p. 226 [P., 20, 3-7] : Hactenus conuersio at-
que conuersatio eíus, et quamuis pulchriora fuerint illa carismata quae
latuerint... habemus instituía...
270 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

demonio 04. Sigue luego la curación de nueve personas de


todas clases sociales, clérigos, senadores y siervos; es muy
significativo que casi todas las personas que intervienen
en la narración son llamadas específicamente por su nom­
bre, nombres que Braulio pidió que fueran comprobados
por Citonato y Geroncio 65. Cuatro de estos milagros son
curaciones físicas, y cinco son exorcismos. En el capítu­
lo XVII se exorciza una casa. En el capítulo XIX es salva­
do milagrosamente del rayo un edificio. Algunos restos de
dicho rayo se creían conservados como reliquia en San Mi-
llán, y probablemente en Oviedo, en el siglo xm C6. En el
capítulo XX Emiliano es comparado a San Martín a causa
de su caridad en vestir a los mendigos. Alimentó milagrosa­
mente a las muchedumbres que acudían a su capilla, según
se escribe en los capítulos XXI y XXII. En el capítu­
lo XXIII se relata otro exorcismo. En el capítulo XXIV
narra cómo los ladrones le robaron su caballo y cómo éste
le fue devuelto 6?. En el capítulo XXV se nos dice cómo
este santo varón, al acercarse la fecha centenaria de su na­
cimiento, profetizó para dicho año el día de su muerte 6ft.
Durante la Cuaresma del mismo año ejerció de nuevo el
don de profecía, prediciendo la devastadora incursión que el
rey Leovigildo iba a realizar contra Cantabria (574) 6®.*67
69
68
-- -—--
M Ibid. [?., 20, 13-14] : Accidit quadam die ut palaestritae regis
aeterni ocurreret in uia hostis generis humani, Cf. B. de Gaifíier,
«Les reliques de l’abbaye de San Millón de la Cogolta au XIHe sié-
cle», Anadéela BoUandiana, 53 (1935), 93.
Cf. supra, 265, n. 48.
" B. de Gaiffier, l. c.
67 Se halla representado este milagro en una miniatura de E! Es­
corial Ms. a. II. 9. La miniatura de la lucha de Emiliano con el dia­
blo corresponde al capítulo séptimo del mismo manuscrito. Cf. Anto-
lín, Boletín..., p. 315.
68 Minguella, o. c.t p. 239 [P., 33, 17-19] : Ante annum fere mi­
gra! ionis suae, centesimum uero uitae, quum ei reuelatum esset hu­
manos se finiturum labores...
69 Ibid. [P., 34, 3-17] : Eodem ¡gitur anno, quadragesimae die-
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 271

En el capítulo XXVII se describe la muerte y el ente­


rramiento de Emiliano, y en los capítulos XXVIII al XXXI
sus milagros postumos. Sintiendo que se aproximaba su
muerte, Emiliano mandó buscar a un sacerdote llamado Ase­
lo, que parece era de su comunidad, y murió en su presencia
el 12 de noviembre del 574 La única información biográ­
fica importante, omitida por Braulio, es la del día exacto
de la muerte, y parece que lo omitió porque todos conside­
raban dicho día como la fecha de ella. Todos los autores
aceptan este día, dada la uniforme tradición de los ma­
71. El santuario rival de San
nuscritos, breviarios y misales 70
Millán de Torrelapaja, en Aragón, conserva su fiesta en el
mismo día.
Fue enterrado en su oratorio 72. El fué y continúa sién­
dolo el corazón de la abadía de San Millán de la Cogolla.
Existen dudas sobre si Emiliano llevó o no vida cenobítica
en dicha capilla. La crítica demuestra que estableció un mo­
nasterio 73. Los documentos medievales lo prueban con uni­
formidad ; pero mucho más importante todavía es que el
sacerdote Aselo fué uno cum quo habebat collegium, y que

bus reuelatur ei etiam excidium Cantabriae..., quod post probauit


euentus nam gladio uindice Leuuegildi est interemtus. Cf. Chronica
loannis Biclavensis, edición de T. Mommsen, MGH., Auctores An-
tiq., XI, 213: Anno 574 (?). His diebus Leouegildus rex Canta-
briam ingressus provinciae peruasores interficit, Amaiam occupat,
opes eorum peruadit et prouinciam in suam revocat dicionem.
70 Minguella, o. c., p. 240 [P., 34-35, 21-23 y 1] : Sane adpropin-
quante mortis tempore accersiuit sanctissimum Asellum presbyte-
rum, cuín quo habebat collegium, in cuius praesentia felicissima illa
anima, corpore soluta, cáelo est reddita.
71 Su fiesta y oficio son descritos por Serrano, o. c.» p. XIX, n. 2.
Un ejemplo de la prueba manuscrita se encuentra en el Ms. 13 más
arriba mencionado: f. 203v—incipit uita... emiliani... qui obiit ber-
cecio II idus nobembris.
73 Minguella, l. c. [P., 35, 2-4] : ...Corpus eius... depositum est,
ubi et manet, in suo oratorio.
73 Cf. García Villada, o. c.t p. 316. Lambert (o. c.. p. 79) lo duda.
272 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

los amigos de Emiliano, el abad Citonato, y los sacerdotes


Sofronio y Geroncio vivieron en el monasterio en la épuca
de Braulio, cuyo hermano, Fronimiano, era entonces abad
del Monasterio. La discutida lista de abades en el Ms. Escur.
d. I. 1 comienza con el nombre de Emiliano 74. Todavía
más interesante es aún la posibilidad de que en su época
existiera un antiguo ejemplo de monasterio doble, uno para
hombres y otro para mujeres 75. Es verdad que Lambert
objeta ingeniosamente a García Villada por su afirmación
de que existiera un monasterio para mujeres bajo la ju­
risdicción de Emiliano 76; pero no explica satisfactoriamen­
te los hechos siguientes : Existió una santa mujer llamada
Potamia, como anteriormente hemos visto, que conoció a
Emiliano lo suficiente para poder ser, con el abad Citonato,
testigo de su vida; en el monasterio era venerada como
una santa mujer procedente de la Galia y que juntó un
grupo de piadosas mujeres, «vírgenes consagradas» de he­
cho, con las cuales, según Braulio, vivió San Emiliano
desde sus ochenta años, aparentemente como superior suyo,
mientras estas «esclavas del Señor» le asistían en sus do­
lencias físicas 77.
En la actualidad existen, en San Millán de la Cogolla,
dos monasterios: San Millán de Yuso y San Millán de

74 Cf. supra, 83.


75 Cf. P. Hilpisch, Die Deppelkloster. nstehung und Vrganisa-
tion, 1928. Cuaderno 15 de los Beitrage zur Geschichte des alten
Monchtums und des Benediktinerordens.
76 García Villada, o. c., p. 317; Lambert, I. c.
77 Cf. Férotin, l. c., [P., 31, 10-15]—El testimonio, verdadera­
mente honesto, de Braulio se encuentra en e! capítulo 23 (Minguella,
o. c., p. 237) [P., 31, 10-15] : ...!n senectute deditus, utique habita-
bat cum sacris uirginibus, et quum es set ab octogésimo uitae suae
et deinceps anno, labore sancto doloreque constrictus, omnia officia,
ut pater po erat, ancillarum dei ministerio suscipiebat blandus.—Las
acciones del Santo causaron escándalo que Braulio desdeña seve­
ramente.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 278

Suso 's. El primero, que es el más moderno, fué construido


más abajo, sobre el declive de la montaña, hacia el año
1067; fué renovado en el siglo xvi. El segundo tiene la fa­
ma de estar emplazado sobre el lugar de la capilla. El edi­
ficio actual fué erigido en el siglo x, época en que el cuer­
po del santo fué exhumado y colocado bajo un altar de la
iglesia. En 1030 fué colocado el cuerpo en un relicario, y
en 1076 fué trasladado a otro relicario mucho más rico 70. La
mayor parte de las reliquias desaparecieron durante la épo­
ca de la invasión francesa (1808-1814).
Para terminar, digamos algunas palabras acerca de la
importancia que tiene la Vita S. Aemiliani como muestra
de la primitiva hagiografía medieval. Como la mayoría de
las vitae medievales, defrauda por lo mucho que descuida
el aspecto humano de Emiliano. Pero la actitud científica,
tan fuera de costumbre, adoptada por Braulio en su bu~ca
de fuentes y en sus esfuerzos para asegurar la exactitud
y la crítica de testigos dignos de crédito, da a la obra cierto
sabor moderno, colocándole por encima de los hagiógn fos
de su época.
Desde un punto de vista literario, la obra merece la mis­
ma consideración que las cartas, a las cuales se parece
en el estilo. Encuéntranse en ella hermosos pasajes, como,
por ejemplo, esta despedida de Braulio 78 *80:

Uale, uale, Emíliane beate... ac relatoris tui Brauiionis inutilis me-


mor, succurre intercessor, ut per te inuenram ueniam... : ut cuius
exaraui stilo uirtutes, eius fauore pro peccatorum meorum induh
gentia meae audiantur preces, atque cum his quibus indignos cura
pastoral: praesideo dignus inueniar in extremo indicio. Sentio me
fine ’ibelli urgueri.

78 Descrito cuidadosamente por M. Gómez Moreno, Iglesias mozá-


rabes, p. 288-309. Cf. también García Villada, Historia.,,, II, I,
317.
" El relicario de 1030 se halka reproducido en fotografías en
M. Dieulafoy, spagne et Portugal (colección Ars-Una)t pp. 92, 98.
80 Capítulo 27. Minguella, o. c.t p. 240.
18
274 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

El himno

Además de la vida de San Emiliano, Braulio escribió en


su honor, cediendo al requerimiento de Fronimiano, un him­
no para su fiesta. El mismo nos da testimonio de su pater­
nidad, pues lo menciona en su carta a Fronimiano, en el
prefacio de la Vita, cuando anuncia que lo envía junto con
la Vida, y lo describe como compuesto en yámbicos sena­
rios 81. Es la única pieza poética, que poseemos, que pue­
da ser definitivamente atribuida a Braulio 82.
Durante la época de Braulio hubo una gran cantidad de
piezas poéticas que se revestían en forma de himnos para
la naciente liturgia visigótica 8384
*. Sus maestros Isidoro y
Juan fueron ensalzados por Ildefonso en De viris illustri-
bus por sus composiciones litúrgicas; como también lo fué
su propio discípulo, Eugenio de Toledo. No nos ha de ex­
trañar, pues, que encontremos a Ildefonso ensalzando a
Braulio por su obra en «melodías» 8\ Por esta razón es
incluido Braulio entre sus contemporáneos como un autor

81 Minguella, o. e., p. 215 [P., 5, 23-24] : Ymnum quoque de


festiuitate ipsius sancti, ut iussisti iambico senario metro composi-
tum, transmisi.
82 R. Ceillier se h-a confundido, al atribuir a Braulio dos himnos
en honor de San Emiliano. Cf. Histoire genérale des auteurs sacrés
et ecclesiastiques, XI, 729, 731-732.
88 C. Blume, «Hymnody», Catholic ncyclopedia, VII, 601 ; Idem,
Analecta hymnica, 27, pp. 5-58.
84 Capítu'o 12, PL.t 96, 203: Clarus iste habitus canoribus...
Escritores antiguos, como Mariana, Risco y Arévalo, escriben cano-
nibus en lugar de canoribus, sin duda por la participación de Brau­
lio en los Concilios de ha época. Cf., por ejemplo, PL.t 80, 639.
C. Dzialowski lee canoribus. El manuscrito más antiguo mantiene
esta ’ectura. Cf. F. Fita, «El Papa Honorio I y San Braulio de
Zaragoza», La ciudad de Dios, V (1871); Pérez de Urbel, «Braulio»,
DHG., X, 451.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 275

de innumerables himnos de la liturgia visigoda, difíciles


en su atribución personal 85.
En la carta a Fronimiano no existe alguna indicación
de si Braulio pretendía que el Himno fuera uña parte in­
tegral de la Vida, o que fuera destinado a ser leído en la
misa de la fiesta. El hecho es que, en la mejor edición co­
nocida, el Himno aparece colocado inmediatamente después
de la Vida, lo cual puede inducir a engaño 86. Probable­
mente Braulio lo destinaba para ser incrustado en el oficio
divino de la fiesta del santo, según se encuentra en los ma­
nuscritos; en otras palabras, estaba destinado al breviario,
más bien que al misal.
Encuéntrase el Himno en varios manuscritos, ninguno
de los cuales es anterior al siglo x. Los manuscritos son
o breviarios o colecciones de himnos. Ningún manuscrito
de la Vita parece incluir el Himno, ni aun los que contienen
el poema de Eugenio. El eminente himnólogo Blume, al
damos la mejor edición del Himno, hace la crítica de algu­
nos manuscritos 87. Se sirvió del Ms. Add. 30845 del Mu­
seo Británico, que contiene juntos el misal y el brevia­
rio mozárabe. Es el mismo manuscrito del siglo x, men­
cionado anteriormente, con tradiciones que arraigaron en
San Millán de la Cogolla, y que Férotin utilizó más tarde,
al editar la misa de San Emiliano 88*. El Himno se encuen­
tra en la segunda parte, o sea, en la destinada al brevia­
rio, en el folio 145 a. Férotin editó el Himno sacándolo

88 Pérez de Urbel, «Origen de los himnos mozárabes», Bulletin


hisfanique, 28 (1926), 16, 17. Este interesante artículo fué publicado
con el mismo título en forma de libro.—Para las varias ediciones
de la Hymnodia gótica, véase la primera página de la obra de Pérez
de UrbeL Los himnos están agrupados convenientemente en los Ana-
leda hymnica citados más arriba, y en la edición de Lorenzana re­
impresa en Migne, PL.f 85 y 86.
88 La edición de Bivarius reimpresa en Migne. Cf. infra.
87 Analecta hymnica, 27, 125-127.
88 Cf. sufra, p. 259.
276 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de este manuscrito, y lo describe como destinado para las


vísperas y maitines del oficio de San Emiliano 89. Blume se
sirvió también del Ms. Add. 30851 del Museo Británico.
Tiene los mismos antecedentes que el precedente manus­
crito, pero pertenece al siglo XI: contiene un salterio y un
himnario. J. Gilson, continuador de Blume, editó el Himno
según este manuscrito, y lo comenta con las lecturas de
. Blume cotejó el Himno que se encuentra en el folio
éste 9091
412 a del Brewiarium secundum regulam sancti Isidori, obra
editada por Alfonso Ortiz, por mandato del cardenal Lis-
ñeros, e impresa en Toledo el año 1502. Esta edición del
Himno fué revisada por Lorenzana, podiendo verse ahora
en Migne 01. Para el 12 de noviembre, y en la fiesta de San
Emiliano, este breviario indica al lector que debe leer el
oficio de un confesor, con la excepción del Himno, que
aquí se da como única parte del oficio propio del santo. La
otra edición es la de Vivar, en 1625, que fué reproducida
por Mabillon 92, y que es la única reproducida en Migne
como parte del corpus de Braulio 93.
Pérez Pastor nos dice que el Ms. 14 de la Real Academia
de la Historia contiene un himno a San Emiliano 94. Es
probablemente el Himno de Braulio, y quizá no ha sido
nunca cotejado. El manuscrito es denominado Sermona-
rium, y parece proceder de San Millán de la Cogolla. Me­
rece notarse que el Himno está dispuesto para la música.

Líber rnozarabicus sacramentorum, col. 838.


•® The Mozarabic Psalter, pp. 265-268,
91 Breviarium gothicum, PL86, 1242. Véase el prólogo de Lo­
renzana al vo’umen.
92 F. de Vivar, Marti Maximi episcopi Caesaraugustani continua-
tio chronici, p. 487. J. Mabillon, Acta sanctorum ordinis S. Benedic-
ti, I, 207-208.
93 PL70, 713-716. Cf. también Nicolás Antonio, Bibliotheca
Hispana vetus, I, 376 (PL80, 643 B).
" C. Pérez Pastor, «Indice por títulos...», Boletín..,, 53 (1908),
481.
LA «VITA» DE SAN EMILIANO 277

Pérez de Urbel piensa que el empleo de la palabra canori-


bus, por parte de San Ildefonso, quiere indicar que Brau­
lio era tan músico como poeta, y sugiere que pudo Braulio
ser uno de los compositores de las notaciones musicales,
aun no descifradas, que llenan los libros litúrgicos mozá­
rabes 95• En el Ms. 23 de la misma biblioteca se encuen­
tra, según el catálogo de Von Hartel 9C, una colección de
himnos que incluye dos en honor de San Emiliano ; uno
para las vísperas: Christe caput fidelium hosfies, y otro
para los nocturnos : Cuncti celestis curie. Ninguno de ellos
parece ser obra de Braulio.
El Himno se compone de ochenta y cinco líneas en to­
das las ediciones, a excepción de la hecha por Blume. Acer­
tadamente señala que sólo se pueden atribuir a Braulio, con
seguridad, ochenta líneas. La doxología, constituida por las
últimas cinco líneas, varía en los manuscritos. De los ma­
nuscritos existentes, los mejores, esto es, Ms. Add. 30845
y Ms. Add. 30851, tienen una doxología completamente
diferente de la del Himno, tal como se encuentra en Migne.
Blume señala, sin embargo, que la mejor doxología autén­
tica se encuentra en un manuscrito y al final de otro himno.
Desecha por completo ambas doxologías como composicio­
nes posteriores, y teniendo en cuenta su metro defectuoso,
si se compara con la obra de Braulio.
Las ochenta líneas están en trímetros yámbicos, verso
que Braulio denomina correctamente senarius. Son de una
correcta estructura métrica, aunque Blume señala que sola­
mente se expresan en todo su sentido en el Ms. Add. 30851.
Tal como él editó el texto, los versos 7, 8, 24, 38 y 70 son
defectuosos. El ritmo acentual coincide casi siempre con el
métrico ; pero cuando existe divergencia se observa el ic-
tus métrico. Encuéntranse ejemplos frecuentes de rima : en

" «Braulio», DHGE., X, 451.


•• «Bibliotheca patrum latinorum hispaniensis», itzungsberich-
ts..., 113 (1886), 537-538.
278 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

un caso trisílaba, en once casos bisílaba y en cuatro casos


monosílaba 97. La rima interna y la aliteración no son des­
conocidas 98.
Comparada con su prosa poética, la poesía de Braulio
es una poesía muerta. Pudiéramos decir, como él dice de
un ensayo erudito de Tajón, que es un paradigma in arma-
tura Bastante más baja de tono es la alabanza de Ceillier,
de que es correcto tan sólo en cuanto que el Himno está
saturado de sentimiento cristiano 99
100. Al dirigirse el poeta
a Cristo, le suplica que perdone a su pueblo y que lo libre
de los males de este mundo. Emiliano es mencionado sólo
una vez, y de pasada. Puesto que nada se dice del santo en
el poema, Manitius opina que no debe ser llamado himno,
y cree que a esto se debe el que no tuviera sino una popula­
ridad provinciana 101. Sin embargo, se opone a esa opinión
el hecho de que precisamente Braulio escribió su vida, y que
Eugenio se comprometió a escribir una misa y un poema
en su honor. Su limitada popularidad fué debida probable­
mente a las guerras que siguieron y a la ocupación de la
región por los moros.

9T Blume, l. c.
98 Ibid., versos 74, 75, 76 :
Nostrís ut esset saeculis sectabilis
Foretque fortis advocatus infimis.
Hymnite mecum consonante carmine,
99 Cf. sufra, p. 180. - — •
100 O. c., p. 732. ' '
101 M. Manitius, Geschichte der christlich-lateinischen Poesie, p.
420; cf. también F. Raby, A History of Christian-Latin Poetry, p. 127.
APITULO X

OBRAS ATRIBUIDAS *

«Acta de martyribus Caesaraugustanis»—Otras «Acta»


'x «De viris illustribus»—Cróniciv y epitafio de Máximo
Otras piezas

De todas las obras dudosamente atribuidas a Braulio,


la que corre íntimamente unida a su nombre es las Acta de
martyribus Caesaraugustanis, llamada también Passio sane-
torum innumerabilium Caesaraugustanorum martyrum. Es
la única obra dudosa incluida en el corpus de sus obras, tal
como nos la presenta Migne2. La difícil cuestión de su
paternidad será probablemente resuelta por Dom Lambert,
que ha prometido tratarla en una obra 3.
Existen por lo menos quince manuscritos de las Acta,

* Ildefonso, en su breve noticia sobre Braulio, recuerda «que era


conocido por ciertas obras menores» x. Yta hemos tratado de la parte
que posiblemente le corresponde' en los cánones del VI Concilio de
To'edo, en la Confessio judaeorum, en la preparación del Forurn ju-
dicutn y en los himnos mozárabes. En el presente capítulo nos ocu­
paremos de otras obras que, con razón o sin ella, le han sido atri­
buidas « través de los tiempos por diversos escritores.
1 De viris illustribus, capítulo XII (PL.t 96, 203): Clarus iste ha­
bitas canoribus et quibusdam opusculis.
fl PL.t 80, 715-720.
* A. Lambert, «La famille de Saint Braulio et 1'expansión de la
régle de Jean de Biclar», Universidad, X (1933), 74, y n. 40.
280 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

el más antiguo de los cuales atribuye la obra a Braulio \


En uno de los primeros volúmenes de Acta sauctorum,
Papebroch publicó dos ediciones del documento, fundadas
en dos manuscritos 4 56. En un volumen posterior de la misma
colección Van Hoof publicó dos recensiones de la obra, una
sobre el cotejo de catorce manuscritos franceses y belgas co­
rrespondientes a los siglos X-xm, y la otra sobre un manus­
crito de París originario de Silos \ Ahora bien : como este
último monasterio es del siglo xn, habremos de suponer
que procedía de San Millán de la Cogolla 7. Lambert llama
redacción Carolina a la primera recensión de Van Hoof; y
a la segunda, mozárabe. Y añade que el texto primitivo se
trasluce en las dos 8*. Risco nos ha dado también una edi­
ción en su Corpus de la obra de Braulio % fundándose en el
manuscrito de J. Lucas Cortés, el mismo que Papebroch usó
para su segunda recensión. El texto de este manuscrito es
casi idéntico al del siglo xm de Douai, manuscrito cele-
brado por Van Hoof por su lenguaje latino indudablemen­
te superior, y que, según él," es el único que merece ser
atribuido a Braulio 1011. Migne reimprimió la edición de Ris­
co en el Corpus de Braulio xl.
Entre los autores más antiguos hay las más diversas opi­
niones en cuanto al hecho de atribuir la Passio a Braulio,
aunque la mayoría se incline a ella 12. Papebroch la con­
sidera obra de Braulio 13 ; su sucesor Van Hoof la niega,

4
J. Pérez de Urbel, «Braulio», DHG X, 451.
5
Aprilis tom. II, 406-407, 956.
6
Hovembris tom. I, 643-649.
Cf. supra, p. 259.
7
O. c,t p. 75.
3
spaña sagradat 30, 305-316,
*
O. c., p. 649.
11 Cf. supra, n. 2.
12 Cf. Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana vetust I, 376 (PL80,
644 B, y nota c).
13 O. c., p. 406. '
OBRAS ATRIBUÍ DAS 281

atacando con dureza tal atribución, singularmente por ra­


zones estilísticas 14. Risco acepta esta opinión 15. Pérez de
Urbel defiende su paternidad, fundándose en la tradición
manuscrita y en la adaptabilidad del estilo de Braulio 16.
Lambert, que es, sin duda, quien más tiempo ha dedicado
a su estudio, se limita a declarar que fué escrita durante
la primera mitad del siglo vil 17. No otra fué la época de
Braulio, y la atribución de la obra a Braulio confirmaría
la tesis de Lambert referente a la familia de Braulio. Su
cautela, sin embargo, es muy significativa.
La fundamentación histórica de la devoción a los
XVIII Mártires, especialmente tal y como la ha intentado
razonar Lambert, invita en principio a pensar en Braulio
como autor de las Acta. Estos innumerables mártires de
Zaragoza, de los cuales sólo se nombran dieciocho, fueron
martirizados en aquella ciudad durante la persecución de
Diocleciano hacia el año 303 18. Esta antigua ciudad cris­
tiana de Zaragoza fué siempre muy devota de ellos y cons­
truyó santuarios en su honor? Durante la persecución de
Leovigildo (c. 580), el obispo Vicente de Zaragoza apostató
haciéndose arriano. En el Concilio de Zaragoza, reunido
el 1 de noviembre del 592, se decretó que las iglesias con­
sagradas por Vicente deberían ser consagradas de nuevo 19.
Y esto parece que se hizo con la basílica de los XVIII Már-
tires. El 3 de noviembre, al clausurarse el Concilio, fué

14 O, c., p. 637, 648-649.


15 O. c., p. 311.
14 L. c. * * • v -
" L. c.
18 Para una noticia detallada de Ita persecución puede verse H. Le,
clercq, L'spagne chrétienne, pp. 81-87 ; Z. García Vilhada, Historia
eclesiástica de spaña, I, I, 262-282. Cf. también H. Delehaye y
H. Quentin, Martyrologium, en AA. SS., Novembris tom. II, IT (Bru­
selas, 1931), Dies 22 Januarii, p. 55.
" Véase 'a interesante exposición de estos detalles en Lambert,
o. c., pp. 74-75.
282 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

instituida para aquel día una nueva fiesta en honor de los


Innumerables Mártires, fiesta que debería ser distinta de la
más antigua de los XVIII Mártires, que se celebraba el
miércoles de la Octava de Pascua 20. Bajo el pontificado
de Máximo (ob. 619), se fundó un monasterio anejo a la
basílica. Juan, hermano de Braulio, fué quizá su primer
abad, antes de suceder a Máximo como obispo, y, según el
testimonio de Ildefonso 21, la fama del santuario fué la que
atrajo a Eugenio desde Toledo a Zaragoza. Durante la
abadía de Juan, o durante su período episcopal (619-631) o
durante el pontificado de Braulio (631-651), se escribieron
las Acta, y Eugenio dedicó dos poemas a las iglesias de
estos mártires 22. Fué quizá Braulio quien escribió las Acta.
Los antiguos manuscritos se la atribuyen ; pero los manus­
critos y autores posteriores no ofrecen nombre alguno. Con
alguna verosimilitud, hasta se puede afirmar el año en que
Braulio la escribió. Cinco escritores de los siglos xvi y xvn
han recordado que en su tiempo había en Zaragoza una vie­
ja torre de piedra, que llamaban «la torre de San Braulio»,
y que señalaba las ruinas de una iglesia construida o quizá
reconstruida por él en honor de los Innumerables Mártires
(Santas Masas) 23* . Dos de estos escritores recuerdan que
♦ .. . k I . •

ao Con los Botandistas (ll. ce.), y contra P. Gams (Kirchenges-


chichle von Spanien, I, 328) es necesario tener en cuenta que se
trataba de dos fiestas distintas. Parece que esta es también la opinión
de Lambert (o. c., p. 74). Y así se explica que Papebroch editana las
Acta en la fiesta de los XVIII Mártires en el 16 de abril, y que Van
Hoof 'as reeditara para la fiesta de los Innumerables Mártires el 3
de noviembre. Las Acta asimismo celebran tanto a los Innumerables
Mártires (PL., 80, 718 A) como a cada uno de los XVIII (ibid.,
717 C).
31 De viris illustribus, capítulo XIV (PL., 96, 204): Qui sagaci
fuga urbem Caesaraugustanam petens, illic martyrum sepulchris In-
baesit.
22 Cf. F. Vollmer, ugenii Toletani episcopi carmina, MGHAuct,
AntiqXIV, 239-240, 301.
23 Cf. supra, p. 17. ' '

t
OBRAS ATRIBUÍ DAS 283

Braulio construyó la iglesia cuando era obispo en el 609.


Risco, Papebroch y Van Hoof aceptaron este testimonio ;
pero Van Hoof decidió que había de leerse año 629 en vez
del 609 24. Este testimonio pudiera ser paralelo a un pasaje
de las Acta que dice : Aulam denique ob sanctorum hono-
rem omnipotenti Deo consecravimiis 25. Hay dos razones
para dudar sobre esta argumentación : en primer lugar, que
Braulio no fué obispo hasta el año 631 ; en segundo lugar,
que las falsas inscripciones, si hubo alguna en este caso,
son muy numerosas en la Península Ibérica 26. Finalmen­
te, en toda la cuestión se ha de tener presente que ni Brau­
lio ni Ildefonso hacen mención alguna de dicha obra.
Estudiando el contenido de la Passio, se deduce lo que
sigue: En primer lugar, que es muy diferente de la Vita
S. Aemiliani. Escasean los detalles históricos y biográfi­
cos, y se omiten los milagros. Falta todo intento erudito de
probar los hechos, salvo el decir que se basan en un testi­
monio antiguo suministrado por fuentes paganas 27. Es
un himno o encomio más bien que Actas de santos 28 ; y se
formó probablemente sobre las tradiciones de la ciudad, o
sobre una ampliación fundada en el Peristephanon de Pru­
dencio 29*34
38
.
Cuanto a su estilo, resulta expuesto compararlo con los
escritos de Braulio y atreverse a una afirmación definitiva
sobre su paternidad, mientras no se hayan realizado estu­

34 La opinión de Zurita, Marieta, Quintarradueñas, Carrillo y Ta-


mayo de Salazar, se encuentra en : Risco, o. c., p. 288 ; Van Hoof,
o. o., p. 641 ; Papebroch, A A. SS., Martii tom. II, 3 ed., ad diem 18,
p. 635.
28 PL80, 720 A.
34 E. Hübner, Inscriptiones Hispaniae christianae, p. III.
27 PL., 80, 716 C: Nunc igitur ordínem acceptae narrafionis pro-
sequens, ad ea gressu propero percurram, quae priscorum temporum
fama relatione ethnicorum ad nos usque delata est.
38 Vtan Hoof,.o. c.. p. 637.
38 Hymnos 4 y 5. .,
284 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

dios lingüísticos sobre ambos textos. Van Hoof los compa­


ra y decide que, dadas sus diferencias, las Acta no son de
Braulio. Pérez de Urbel sostiene que son de Braulio, por
cuanto una persona puede tener habilidad para adaptar su
estilo a otra materia. La introducción parece ser de un es­
tilo distinto que el resto de la obra 30. Está redactada con
ritmo y asonancia. El resto de la obra se acerca más a Brau­
lio en el uso de la rima y en la estudiada separación de los
cola. Van Hoof sugiere que el autor pudo haberse servido
de alguna oración que Braulio escribiría para la fiesta.
Nótese que el autor habla de San Pablo como egregias
Praedicator, cuando Braulio en sus muchas referencias le
llama simplemente «el Apóstol» 31. España se escribe siem­
pre en este texto Spania, e Hispania en el de Braulio 35L
El autor de esta obra no puede compararse en modo alguno
con Braulio en el modo de introducir la Escritura en el tex­
to 33. De hecho, nada hay en las Acta que haga pensar a
nadie instintivamente en Braulio.

Otras «Acta»

Otras obras hagiográficas, que a veces se han atribuido


a Braulio, son las siguientes: Vitae patrum; De advenlu
sanctorum apostolorum Jacobi, Petri, el Pauli, in Hispa-
nias; Vita sanctorum martyrum Vincentii, Sabinae, et
Christetidis, y Vita sanctae Leocadiae 34.
Aquella variable colección de vidas de santos que se* 34
33
32
31

" PL., 80, 715 C.


31 Ibid., 718 D; cf. supra, p. 141.
32 PL., 80, 717 A (bis); cf. ibid., 704 B.
33 Cf. supra, p, 139.
34 Nicolás Antonio, l. c.f ; M, Risco, spaña sagrada, 30, 173-174;
J. Fabricius, Biblioiheca latina mediae et infimae aetatis, I, 253;
A. Ballesteros y - Beretta, Historia de spaña, I, 547, y nota 161
(P. 571).
OBRAS ATRIBUIDAS 285

conoce vulgarmente con el nombre de Vitae patrum, tan


necesaria en una biblioteca medieval casi como la Biblia,
parece haber sido atribuida a Braulio accidentalmente en un
*
manuscrito Nicolás Antonio habla de un códice —hoy per­
dido ya— conservado entonces en el Monasterio de San
Millán de la Cogolla, que se titulaba Vitae patrum y que en
su explicit era atribuido a San Braulio 35. Aceptando la opi­
nión de Antonio Zapata y Aragón, que había visto el códi­
ce, defendía que esta atribución significaba simplemente
que todas las obras del códice, no atribuidas especialmente
a otro autor determinado, deberían serlo a Braulio. Este
principio era válidamente aplicable tan sólo a una obra de
las tres que contenía el códice: concretamente, la Vita
S. Aemiliani. La obra sobre los apóstoles Santiago, Pedro
y Pablo, que se encontraba en el códice y que él atribuyó a
Braulio, no puede aceptarse como obra del siglo vil. Las
tradiciones de Santiago, en su forma literaria, corresponden
a fecha definitivamente posterior 36. La tercera obra que
Nicolás Antonio señala en el códice como una posible com­
posición de Braulio es la De vana saeculi sapientia. Con
plena autoridad debe vindicarse esta obra para un compa­
triota de Braulio, el abad Valerio, de San Pedro de los
Montes (630-695) 37.
Es probable que la influencia de un códice de Vitae pa-
trum, semejante al que hemos mencionado, condujera a atri­
buir a Braulio la Vita de San Vicente y sus hermanas, y
la de Santa Leocadia. Nicolás Antonio dice que un canó­
nigo de la iglesia de Toledo encontró la Vida anterior
atribuida a Braulio en un códice de dicha iglesia. El códice
era conocido con el nombre de Smaragdinus, pero ahora
parece perdido. Pérez de Urbel lo llama códice Smaragdus,

35 Cf. suprá, p. 263.


" Z. García Villada, Historia eclesiástica de spaña, I, I, 47-65.
37 La atribución es hecha por Nicolás Antonio mismo, y luego se
continúa en la edición de Flórez. en PL., 87, 417, 425.
286 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

y dice que se halla en la Biblioteca Nacional de Madrid *38.


El antiguo catálogo de Loewe y Von Hartel no lo identifi­
ca entre los muchos códices toledanos allí conservados39.
Si este San Vicente fuera el famoso mártir y patrono de Za­
ragoza, habría menos razón para dudar en atribuir la citada
vida a Braulio. Pero este San Vicente y sus hermanas su­
frió el martirio, durante la persecución de Diocleciano, en
Avila, donde se veneran todavía sus cuerpos. Es posible
que el códice Smaragdinus contuviera la vida tal como fué
copiada de alguna otra colección más antigua de Vitae, co­
lección que, formada a imitación de las Vitae patrum, antes
mencionadas, se hubiera atribuido a San Braulio. Quizá
haya de explicarse en esta forma también la atribución de la
Vita de Santa Leocadia de Toledo a Braulio por Baronio
en su Martyrologium romanum, si en realidad hizo él tal
atribución. Fabricio recuerda la atribución, y señala como
autoridad suya a Baronio ad Martyrolog. 9 Dec. 40. La se­
gunda edición de esta obra, llevada a cabo por el mismo
Baronio, no menciona tal atribución 41.

«De viris illustribus»

Ha sido muy frecuente el presentar a Braulio como


corrector de las obras de Isidoro. Ya hemos considerado
la posibilidad de que la primera edición de las timologías >
hecha por Braulio, tenga algunas adiciones menores que le
sean debidas 42. Anspach ha sugerido la posibilidad de que

88 «Braulio», DHG., X, 451.


38 Loewe-Fbarte1, «Bibliotheca patrum latinorum Hispaniensis»,
Sitzungsberichte112 (1886), 689-737; Beer, Handschriftenschatze
Spaniens, p. 477. Cf. también, P. Gams, o, c.t I, 344.
" L. c.
41 Martyrologium romanum, Amberes, 1589, p. 539.
" Cf. supra, p. 58.
OBRAS ATRIBUIDAS 287

Braulio fuera también el editor del Chronicon de Isidoro


en el año 638, del que encontramos un manuscrito con adi­
ciones hasta dicha fecha, siendo así que Isidoro lo publicó
por el año 6 1 5 43. Muchos autores modernos acostumbran
atribuir a Braulio nueve capítulos del De viris illustribus de
Isidoro. Creemos posibles, aunque no probables, las dos
primeras atribuciones; pero reputamos imposible la ter­
cera. Conociendo el método excepcionalmente científico de
Braulio y no olvidando su altivez, hemos de creer que su
catálogo de las obras de Isidoro nos habría dado alguna
noticia de ello, si así hubiera sucedido. Al mencionar el
De viris illustribus, cuida bien de hacernos saber que él ha
añadido la Praenotatio a esta obra 44. Cuando añade bio­
grafías, nos lo hace saber también. Con referencia a las
timologías, tiene buen cuidado de decirnos que Isidoro
las dejó incompletas, y que ha sido él quien las ha dividido
en veinte libros 45. Si las hubiera completado de alguna ma­
nera, lo hubiese señalado : tal como está, la obra todavía
es incompleta 46. Hablando del Chronicon, se preocupa de
decirnos que incluye los acontecimientos desde el comienzo
del mundo hasta la época de Isidoro 47. Si él lo hubiera
continuado hasta sus días, creemos que nos lo habría dicho.
Nueva consideración merece la posibilidad de que Brau­
lio escribiera capítulos del De viris illustribus. La obra,
en su forma actual, contiene cuarenta y seis capítulos48.
A causa de la tradición manuscrita hay dos teorías en cuanto

43 Taionis et Isidori nova fragmenta et opera, p. 45, nota 1.


44 Cf. supra, p. 245.
45 Praenotatio, PL., 81, 16 D : ...qmamuís imperfectum ipse reli-
querit, ego in uiginti libros diuisi.
48 Cf. supra, p. 58.
47 Praenotatio, ibid., C : Chronicorum a principio mundi usque
ad tempus suum, librum unum, nimia breuitate collectum.
48 PL.t 83, 1081-1106.
288 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

a la atribución literaria a Isidoro 49. Los primeros trece ca­


pítulos de la obra no se encuentran en algunos manuscritos ;
por ello, algunos autores los atribuyen a un escritor ante­
rior a Isidoro. Por ahora, el estudio más detallado del pro­
blema es el de G. von Dzialowski, que defendía ser Isidoro
el autor de todos los capítulos 50. F. Schütte, que escribió
tres años más tarde (1902), fué de distinta opinión, y for­
muló una teoría sobre una triple paternidad literaria 51.
Según su opinión, el tercer autor de la obra sería Braulio,
que escribió ocho capítulos 5Desde entonces hasta el pre­
sente, la mayor parte de los escritores han incluido a Brau­
lio con Jerónimo, Genadio, Isidoro e Ildefonso, como un
autor del De viris illustribus 53. El único que recientemente
ha discutido la opinión de Schütte fué Dom Lambert, fun­
dándose para ello en la breve noticia relativa a Juan de
Biclara en el De viris illustribus de Isidoro 54. Según Lam­
bert, si Braulio hubiera escrito algunos capítulos adiciona­
les a la obra, hubiera agregado algo a la breve narración
dedicada por Isidoro a persona tan bien conocida de Brau­
lio. Dom Pérez de Urbel aun se opone más a tal atribución, y
llama la atención sobre la breve noticia tocante a Máximo,
obispo de Zaragoza, que ciertamente era conocido de Brau­
lio 55. Por otra parte, esta es una de las noticias que Schütte
atribuye a Braulio. Sin embargo, la refutación final y de­

" Este problema es tratado a fondo por H. Koeppler, «De viris


illustribus and Isidor of Seville», The Journal of Theological Stu-
dies, 37 (1936), 16-34.
50 Isidor und Ildefons ais Litterarhistoriker, pp, 101-102.
" Studien über den Schriftstellerkatalog des heiligen Isidor von
Sevillef pp. 75-149.
52 Capítulos 20, 27, 29, 30, 32, 34, 37, 46.
" Así Manitius, Bardenhewer, M. R. James, Séjoumé, Rauschen-
A1 tañer, Le Bras, Silva-Tarouca, Anspach y De Aldama.
" O, c,t p. 68.
O. c.t col. 444.
OBRAS ATRIBUIDAS 289

cisiva ha sido dada por H. Koeppler óC. En un concienzudo


estudio demuestra que Schütte estaba equivocado a causa
del manuscrito que usaba, al estudiar los capítulos atribui­
dos a Braulio. Schütte creyó encontrarse con una copia
exacta del manuscrito ; pero en realidad la copia no contenía
sino extractos del original. Koeppler, sin embargo, le apoya
en su afirmación de que los primeros trece capítulos estaban
escritos por algún autor anterior a San Isidoro. Koeppler,
finalmente, pone de relieve que los manuscritos, en que figu­
ran De wiris illustribus cum additionibus S. Braulionis, no
hacían sino notificar al lector que en ellos estaba añadida
la Praenotatio.

Crónica y epitafio de Máximo

Juan, hermano de Braulio, había sucedido a Máximo


como obispo de Zaragoza. Es muy probable que Braulio,
en su juventud, conociera a Máximo, que ocupó la sede
desde el 599 al 619. Isidoro en su De viris illustribus nos
dice que Máximo escribió «una pequeña historia de los
tiempos visigodos en España» 57. Esta crónica no nos ha
llegado. En los comienzos del siglo xvn un eclesiástico de
Toledo llamado Jerónimo de la Higuera, falsificó un traba­
jo, conocido ahora con el nombre de Crónica del pseudo
Luitprando, que abarca los años 430-960 58. La primera
parte, relativa a los años 430-606, se titulaba Crónica de Má­
ximo y llevaba como nombre Marci Maximi, episcopi Caesa-

66 O. c., pp. 21-23. Koeppler está preparando una gran obra sobre
«The history of the literary form 'de viris illustribus'».
67 Capítulo 46, PL.j 83, 1106: Scripsit et brevi stylo historiolam
de iis quae temporibus Gothorum in Hispaniis acta sunt...
" I. Godoy y Alcántara, Historia crítica de los falsos Cronicones,
Madrid, 1868 ; G. Cirot, tudes sur l'historiographie espagnole. Ma-
riana historien (París (1904), pp. 45-70); Nicolás Antonio en PL., 136,
937, y 80, 645.
19
290 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

raugustani, continualio chronici Flavii Lucii Dextri• Pero


la falsificación no tuvo éxito, pues en el año 1651 el cis-
terciense F. Vivar puso al descubierto la falsedad de aque­
llos Falsos Cronicones 59. Sin embargo, la obra llegó a te­
ner cierta autoridad en algunas partes, a causa de la gloria
local con que algunas regiones eran celebradas en la Cró-
nica. Siguieron las falsificaciones, y así se explica que la
Biblioteca Universitaria de Zaragoza posea un manuscrito
del siglo xvii titulado Additiones S. Braulionis ad chroni-
cum Maximi 60. El crédito que haya podido tener esta Cró-
nica, atribuida a San Braulio, no ha durado mucho tiempo.
Sorprende, en verdad, que Manitius y Raby hayan acep­
tado de los falsos cronicones, no obstante la advertencia
de Nicolás Antonio, un epitafio en honor de Máximo» atri­
buido a Braulio 61. El epitafio se halla compuesto por siete
dísticos elegiacos de métrica defectuosa. En él, como en los
falsos cronicones, Máximo recibe el praenomen de Marco,
nombre que él no llevó, según podemos comprobar por las
suscripciones en los Concilios de la época y por las refe­
rencias a él en el De wiris illustribus de Isidoro y de Ilde­
fonso. Por otra parte, en el epitafio se le presenta como dis­
cípulo de San Benito ; sólo esto basta para negarle toda
autenticidad.

59 F. Bivar, Marti Maximi episcopi Caesaraugustani.,. continua-


do chronici, Madrid, 1651.
60 M. Sancho Izquierdo, «Catálogo de los mss. de la Bibl. Univ.
de Zaragoza, Revista de archivos, bibliotecas y museos, 3 época, 34
(1916), núm, 21.
61 Nicolás Antonio reimprimió el epitafio, tomándo’o de Bivar, y
Migne lo reimprime de Nicolás Antonio junto con sus notas en PL.,
80, 613-614. Cf. M. Manitius, Geschichte der christlich-lateinischen
Poesie, p. 421 ; F. Raby, A History of Secular Latín Poetry in the
Middle Ages, I, 149.. .
OBRAS ATRIBUÍ DAS 291

Otras piezas

Se atribuye a Braulio «la composición poética más her­


mosa de España en el siglo vn». Es el pitafhium Antoni-
ne, encontrado en un Ms. del siglo IX, ya editado por Fi­
ta 62. Fita es el único que ha hecho semejante atribución ;
el único erudito que, después de él, ha estudiado la obra es
Pérez de Urbel, pero duda en tal atribución 63. No parece
que haya ninguna prueba manuscrita en su favor. Se basa
únicamente en el contenido de la elegía, que refleja los
sentimientos y el estilo de Braulio en sus cartas consolato­
rias, singularmente en la carta 19 a Hoyo y a Eutrocia. Fita
cree que Antonina era la esposa de Wistremiro, a quien
Braulio envió una carta consolatoria al ocurrir la muerte de
aquélla 64.
Por haber sido Braulio el encargado de escribir la carta
21 al Papa Honorio, en nombre del episcopado español con­
gregado en el VI Concilio de Toledo, se admite general­
mente que escribiera los cánones de aquel Concilio y la
Confessio Judaeorum, pues ambos documentos fueron en­
viados a Roma junto con la carta 65. Por el mismo tiempo
el Rey Chintila envió un 'pallium al Papa, como donativo
para el altar de San Pedro. En su decoración figuraba una
inscripción grabada, compuesta de dos dísticos elegiacos

62 «El Papa Honorio I y San Braulio de Zaragoza)», La ciudad de


Dios, VI (1871), 427-429.—Este artículo, y, por consiguiente, el epi­
tafio, no han podido usarse para la presente obra. Cf. supra, p. 151
n. 25.
63 «Braulio», DHG X, 452.
" Oarta 30. Cf. supra, p. 98
65 Cf. supra, p. 151.
292 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

que recordaban la ocasión del regalo 66. Podemos proponer


a Braulio como posible autor de tales versos.
En 1105 fué catalogada la biblioteca de San Remado,
en la abadía de Stavelot, hoy día en Bélgica. El catálogo
se encuentra ahora en el Ms. Add. 28106 del Museo Bri­
tánico 67. El artículo 72 del catálogo dice así: Braulion.
super psalterium. Ninguna otra referencia poseemos de que
Braulio escribiera un comentario a los salmos. La referen­
cia del catálogo corresponde sin duda al Braulio que esta­
mos estudiando, teniendo en cuenta la rareza del nombre, y
porque las únicas cinco obras de Isidoro que el catálogo
recuerda se hallan inmediatamente después de la referencia
a Braulio. Frente a las 283 partidas del catálogo, dicha re­
ferencia es significativa; tal vez sea una alusión a un co­
mentario sobre el Salterio que la Abbreviatio atribuye a
Isidoro, y del cual cree Anspach haber encontrado un frag­
mento 68. Pero no hallamos, por ahora, modo de explicar
cómo se introduciría el nombre de Braulio en vez del de
Isidoro.

" H. Mann, Lives of the Popes, I, I, 329. G. de Rossi, Inscrif.u


tiones christianae urbis Romae VIP saeculo antiquiores, II, 254;
H. Grisar, Analecta Romana, I, 87 :
Discipulis cunctis Domini praelatus amore,
Dignus apostólico primas honore co!i.
Sánete, tuis, Petre meritis haec muñera supplex.
Chintila rex offert. Pande salutis opem.
6T Folio 228 b. Cf. T. Gottlieb, Ueber mittelalterliche Biblioth&-
ken, pp. 284, 286.
" Cf. Anspach, o. c,, pp. 60, 117.
ONLUSIÓN

Finalidad principal de esta disertación ha sido el valorar


la parte que a Braulio corresponde en la cultura relativa­
mente tan notable de la España visigoda durante el siglo
séptimo, y ello mediante un detallado estudio de sus obras,
en las que se reflejan su propia vida y su época.
El conjunto de nuestras investigaciones y conclusiones
justifican la opinión de que fué el segundo, después de Isi­
doro, en la influencia ejercida sobre sus contemporáneos en
España. Tuvo la ventaja de pertenecer a una ilustre fami­
lia hispano-romana, entroncada con la nobleza visigoda. Su
familia parece que estuvo arraigada en el noreste de Espa­
ña ; pero no podemos precisar, con certeza, si el lugar de
nacimiento de Braulio fué Osma, Gerona o Zaragoza. Cier­
to es que Braulio pasó el período formativo de su vida, en
la lejana Sevilla, en compañía de Isidoro. Una íntima amis­
tad entre los dos se desprende de la primera corresponden­
cia de Braulio ; al estudio de sus cartas debemos no sólo
el conocimiento que de él tenemos, sino también el de Isi­
doro ; particularmente creemos ¡haber arrojado nueva luz
sobre el problema tan discutido de la redacción y edición de
las timologías . Luego de haber sido arcediano bajo el pon­
tificado de su hermano, el obispo Juan de Zaragoza, le su­
cedió en la sede el año 631, y muy pronto mostró cualidades
de gran gobierno, que, después de la muerte de Isidoro en
el 636, le colocaron muy alto en los Concilios de la Iglesia
y del Estado, posición que había de mantener hasta su
muerte en el 651.
294 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Gracias a sus cartas tenemos noticia de sus varias amis­


tades con reyes, eclesiásticos, nobles y miembros de su fa­
milia : nos lo presentan consolando a los angustiados, ani­
mando a cuantos vivían la vida religiosa, dirigiendo así
a sus antiguos discípulos como a cuantos extraños solicita­
ban su ayuda. Ellas nos lo presentan también con su ca­
rácter de firmeza, respetuosa, cuando hablaba a los reyes,
y aun al mismo Papa.
A sus cartas debemos también el conocimiento que tene­
mos de sus variadas preocupaciones; la teología, la litur­
gia, la Sagrada Escritura, el monaquisino, la filosofía po­
lítica, los libros y las empresas literarias. Y no es que haya
tratado singularmente de cualquiera de estas materias ; nues­
tro conocimiento de su interés por ellas resulta de un dete­
nido examen de su correspondencia. Un estudio de los pa­
sajes de carácter teológico muestra, no obstante la opinión
contraria de la mayoría de los autores, que no hay pruebas
para decir que Braulio se refería a la administración del sa­
cramento de la Confirmación por un presbítero. Ciertas
referencias importantes, que en Braulio e Isidoro se en­
cuentran al chrisma, o a la unción con óleo, atañen a la
unción postbautismal y no a la confirmación. Parece muy
probable que se deben a Braulio numerosas contribuciones
en la liturgia mozárabe, pero es obligado afirmar que su
Vida de San miliano y el Himno en honor del mismo san­
to son las únicas obras suyas que nos son conocidas. He­
mos podido comprobar cuán familiarizado se hallaba con
la Biblia y cómo tenía para citarla una facilidad no común,
pero que no hizo ningún trabajo exegético sobre la misma.
Siguiendo los ejemplos de sus hermanos y hermanas, mos­
tró un gran interés por el monaquisino, pero no tenemos
pruebas para decir que protegiera una regula monástica
determinada, si no fué la Regula de Isidoro. La teoría de
Lambert de que él y su familia fueran los promotores de
la Regula de Juan de Biclara, no encuentra nuevo apoyo
ONLUSIÓN 295

en nuestro estudio. Una expresión muy importante de su


interés por la vida religiosa es su Vita S. Aemiliani junto
con la carta-prefacio dirigida al abad Fronimiano. En la
Vida y en la carta es donde se encuentran casi todas las
noticias que poseemos sobre San Emiliano, cuya funda­
ción, el Monasterio de San Millán de la Cogolla, ha sido
un centro de espiritualidad y de cultura para España hasta
el presente. El análisis también de la obra hagiográfica de
Braulio es el que nos ha ofrecido un conocimiento particu­
lar de su aptitud para el método científico y el orden.
En el terreno de la filosofía política hemos reunido las
pruebas posibles del tributo que anteriormente se le otor­
gaba, el de haber sido el más importante promotor de la
legislación civil y eclesiástica en este período. No negamos
las pruebas indirectas de su influencia en la legislación ca­
nónica, pero al mismo tiempo nos vemos obligados a indi­
car la falta de una prueba directa para la tradicional afir­
mación de que él dirigiera y hasta escribiera las actas de
algún Concilio de Toledo. En cambio, hemos reunido bue­
nos argumentos en favor de su influencia en la preparación
del código civil de leyes llamado Forum judicum.
Uno de sus más ardientes ideales, y singular para aque­
lla su época, fué su entusiasmo por los libros, cristianos y
profanos. Muy frecuente es el conocimiento que de las dos
clases de autores muestra en sus cartas, y era infatigable
hasta lograr que sus corresponsales le enviaran los manus­
critos que él no poseía. Un estudio minucioso de su biblio­
teca nos ha llevado a ofrecer una lista precisa de las obras
que en ella se encontraban. En su scriptorium se copiaban
manuscritos, pero en muy reducido número, según todas
las apariencias.
Para hacer este detallado estudio de la vida y preocupa­
ciones de Braulio ha sido preciso rebuscar por primera
vez, en todo el conjunto del corpus de las Cartas, muchos
pasajes cuya traducción ofrecemos. En beneficio de los
296 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

futuros investigadores de esta época, se ha procurado iden­


tificar, en cuanto posible, las personas y los lugares. Dicha
identificación ha ganado aún en valor por el intento de da­
tar cada Carta del corpus. Pudo esto realizarse gracias al
hecho de que el único ms. de las Cartas de Braulio es el de
León Ms. 22, que no parece ser, según ordinariamente se
creía, una caprichosa colección de modelos de cartas, sino
una sistematización cronológica de la mayor importancia,
de tal suerte que hasta puede suponerse que el orden fué
establecido por el mismo Braulio o por persona muy bien
relacionada con él.
La Praenotatio librorum D. Isidori es la obra más im­
portante, y tal vez la más conocida, de las de Braulio : con­
tiene su elogio de Isidoro y un precioso catálogo de las
obras de éste. Por haber sido objeto durante largo tiempo
de tantos estudios críticos, difícilmente podía nuestro tra­
bajo añadir nada nuevo sobre ella. Pero creemos haber po­
dido ofrecer, por primera vez, un conjunto de información
bibliográfica y noticias sobre la historia literaria de dicha
obra. Aunque la mayoría de los eruditos admiten alguna
que otra excepción en el orden estrictamente cronológico
del catálogo, no parece que sea necesario admitirlas. Cree­
mos que no es muy recomendable la práctica empleada por
algunos de identificar otras obras de Isidoro mediante la
llamada Abbreviatio Braulii de vita S. Isidori. Todos ad­
miten que no se trata sino de una forma interpolada de la
Praenotatio, y que no remonta mucho más del siglo xii.
En diversas ocasiones se han atribuido otras obras a
Braulio. Hemos procurado tratar todos los problemas to­
cantes a dicha autenticidad, y ni una sola de dichas obras
puede, por ahora, ser atribuida con certeza a la pluma de
Braulio. Queda, sin embargo, la posibilidad de que él es­
cribiera las Acta de martyribus Caesaraugustanis. Es cier­
to que Braulio no fué el autor de los capítulos del De viris
iUustribus de Isidoro, que con frecuencia se le han atribuido.
ONLUSIÓN 297

Aun admitiendo que fué la figura eclesiástica española más


preeminente de su época, no existen sólidos argumentos
para afirmar que redactara las actas de los Concilios tole­
danos a los que le tocó asistir. Otras cuatro Acta y una
obra moral se han atribuido a Braulio; pero no existe una
buena tradición literaria en su favor, sino tan sólo una
yuxtaposición accidental de las mismas junto a la Vita
S. Aemiliani en algunos manuscritos.
En este estudio aparece siempre luminosa la personali­
dad y la santidad de Braulio. Las cartas nos descubren al
hombre, su carácter, sus aficiones, sus talentos y sus limi­
taciones, pero sin que se nos revelen por completo. Desgra­
ciadamente, no tenemos bastante información así de la ma­
nera como administró su diócesis, como de las relaciones
que mantuvo con las clases inferiores de la sociedad. Si se
escribieron algunas cartas tocantes a esta materia, no han
llegado hasta nosotros. Está comprobado especialmente por
las cartas a él dirigidas, que Braulio era considerado como
figura preeminente del pensamiento y de la acción en su
época. Pero no hay ninguna prueba de que el respeto con
que le rodearon sus contemporáneos produjera jamás en él
arrogancia o altanería. Y de hecho está plenamente com­
probada su deferencia a las opiniones de los demás. Pode­
mos decir que hay dos rasgos que faltan en sus escritos : el
optimismo y la jovialidad. El primero se encuentra única­
mente en sus contemplaciones de la vida ultraterrena, y el
segundo tan sólo aparece en su primera carta a Tajón. Nun­
ca alaba lo pasado ; con frecuencia le desagrada lo presen­
te, y cree él que está muy próximo el fin del «mundo enve­
jecido».
La piedad de Braulio aparece claramente en sus cartas.
Es Cristocéntrica en su mayor parte y encuentra su expre­
sión más frecuente en una devoción a la doctrina del Cuerpo
Místico de Cristo. También aparece su devoción a los san­
tos y un tremendo respeto a la Biblia, así como a las tradi­
298 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ciones de los Padres y a los cánones antiguos. En modo


alguno puede admitirse la opinión común de que Braulio
fuera un gran asceta y de que sus escritos tuvieran carácter
de ascéticos. No puede mantenerse el intento de señalar
un ascetismo formal en sus obras. Pero, en cambio, varios
pasajes de sus cartas, y especialmente de la Vita S. Aemi-
liani, indican que Braulio meditaba con frecuencia y cono­
cía muy bien las privaciones y los consuelos de la vida es­
piritual. También aparece en ellas con toda claridad el de­
seo de su propia santificación personal, y es evidente que
tan sólo la escasez de fuentes materiales y la natural incli­
nación de un escritor a no hablar de su propia piedad nos
han privado de poseer un cuadro completo de la vida espi­
ritual de Braulio. En muchos puntos es verdaderamente
un consejero práctico y prudente de lo espiritual: por ejem­
plo, en lo que se refiere a la vida monástica y a su discipli­
na, en lo tocante a la necesidad de gracias especiales para
la vida de perfección, y en la importancia de desdeñar la
vida presente por la gloria del prójimo. Lo último es lo do­
minante en sus varias cartas consolatorias, que constituyen
tal vez la mejor prueba de su santidad, descubriendo su in­
tensivo amor a Dios y una caridad hacia los afligidos, que
refleja una consagración pastoral a su deber. No hay prue­
bas de que se le tributara culto anteriormente al siglo xn.
BIBLIOGRAFÍA (O

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Vita S. Aemiliani, según la edición de Tamayo de Salazar.
Hymnus de S. Aemiliano, según la edición de Bivar.
Las mejores ediciones de algunas obras :
Cartas 1-8 de Lindsay, vid. Isidori...
Carta 21 por Fita, Suplementos...
(l) Las obras, usadas con menor frecuencia, pueden encontrarse por el Indice.
300 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Cartas 35-36 por Vollmer, Vollmer.


Vita S. Aemiliani por Minguella, Minguella.
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APENDIE

ADIIONES

FUENTES
Se halla integrado este Apéndice fundamentalmente por
dos partes distintas: una de texto y otra de fuentes o docu-
mentos. La razón del Apéndice se halla ya indicada en el
prólogo del traductor: ante nuestro deseo de conservar inva-
riada la obra de Lynch, fue preciso llevar aparte todo cuanto
la completara o la modificara, o presentara algún problema
nuevo \
Ante todo se ha tenido buen cuidado, pero sólo en los ca-
sos imprescindibles, de rectificar o de completar en algunos
detalles a Lynch. Prescindimos de otros casos, en que ha-
bríamos de rectif icarle: por ejemplo, en su convicción de que
el orden de la edición de las Cartas de Braulio por Risco es
estrictamente cronológico y de que así se halla en el códice
22 de León. De ello se ocupó ya el P. Madoz, con pleno co-
nocimiento de causa 2.

1 Naturalmente que hemos sido moderados cuanto posible en el


hacer adiciones o modificaciones. Queríamos respetar plenamente el
texto del traductor, que, no obstante pequeñas imperfecciones, con­
tinúa teniendo un gran valor y mérito para el estudio actual de San
Braulio.
No podemos terminar esta Advertencia sin hacer notar que en nues-
tra edición hemos suprimido. por necesidades de última hora —y cuando
ya estaba el libro impreso hasta la página 304— el "Indice analítico",
obligatorio en las tesis doctorales de la Universidad Católica de Wá-
shington. sta modificación era accidental, y aunque siempre es al
menos interesante y cómodo (para el lector) un "índice analítico", la
condición de nuestra obra no lo hace necesario. Por lo tanto, téngase
Por anulada la linea —nota 1 2de la pág. 299.
2 En varias partes de su obra, y en su artículo sobre la obra de
Lynch, publicado (reseña bibliográfica) en la Revue d’Histoire cclé -
siastique de Lovaina, 35 (1939), págs. 560-563.
308 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

No son aceptables todas las afirmaciones, sobre todo las


cronológicas, propuestas en algunos casos por Madoz. in-
fluido a veces en exceso por Anspach y De Aldaba* 3.
Sigue luego un estudio detallado de los códices parisiense
(lat. 2277) y escurialense (lat. P. III. 5), que no pudo utilizar
Lynch 4. Termina el Apéndice propiamente dicho con el
estudio de la Praenotatio, que proponemos sea denominada
Renotatio,. por creer .que éste fue su primitivo nombre, y
porque es más ajustado al famoso elogio.
n la.segunda parte se publican, coma fuentes, algunas
partes interesantes de los citados códices, la Renotatio, la
carta XXI de San Braulio al Papa Honorio, un fragmento
del episcopologio cesaraugustano de Don Hernando de Ara-
gón (siglo XVI) y. el poema de ugenio a la biblioteca [bi­
fe Ha] del obispo de Zaragoza, Juan, el hermano y antecesor
de Braulio.
Madrid, 17 de mayo de 1950.
Pascual Galindo

• ‘ 1 *■

3 Sobre todo, cuando estudian las cartas tradicionales relacionadas


con las timologías „ Estamos más inclinados a la tesis y conclusiones
de Lynch que a las de Anspach y De Aldama.
4 Lynch preparó y publicó su tesis durante los años 1936 a 1938,
en 'os que no era posible la relación con El Escorial.
/
k

A. ADIIONES

I. ADIIONES A LYNH

Pag. 4, n. 1 y pag. 5, n. 2: «Braulio» y «Braulios»

El nombre de «Braulio)» se encuentra ya con frecuencia


en los documentos españoles anteriores a los siglos xu y xin.
Se trata de documentos todavía no publicados, con plena
razón desconocidos para Lynch. Concretándonos tan sólo
a un fondo documental, el de Santa María de Otero de las
Dueñas (León), encontramos, con relativa frecuencia, el nom­
bre de Braulio o formas derivadas de él, en documentos
originales que van del año 963 al 1021, bajo las formas de
«Braolo, Braulio, Brauolio» y su derivado o patronímico
«Brauli^i». Véanse algunos ejemplos: Otero, núm. 10
(año 963): «Tibí Braolio présbite™ ; núms. 11 y 12 (964):
«Tibi Braolio presbiter» ; «tibí Braolio» ; «tibí Braolio prés­
bite™ ; núm. 16 (976): «Braolio presbiter testis» ; núm. 64
(976): «Ferdinando Braoligi» ; año 978 (inventario de bie­
nes) : «De Brauolio moñaco» ; núm. 65 (1013) «ego Brao-
lio» y su mujer Egilo ; núm. 83 (1019) «ego Braolio» ; nú­
mero 95 (1021) : «Sescudo Braoligi et uxor sua» ; núm. 97
(1021): «Fernando Braoligi et uxor sua Tegridia».—Cree­
mos que estos ejemplos bastan para demostrar la existencia,
ya popular, del nombre de Braulio, alrededor del año 1000,
y aun en el siglo siguiente. Todavía, en 1121, encontramos
en el núm. 226: «Petro Brauoliz in Salone.» También en
los documentos de Gradefes (León) encontramos en el nú­
mero 6 (1082) «Brauolio Fernandez» ; en el núm. 23 «Fer­
nando Brauolez».
Estos dos fondos documentales, el de Otero de las Due­
ñas y el de Gradefes, se hallan en el archivo del Centro de
Estudios de San Isidoro, en León.
El códice cesaraugustano-parisiense conserva la forma
310 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

((Braulio». El cesaraugustano-escurialense, así como Zuri­


ta, ya sólo emplean «Braulius» ; pero Don Hernando de
Aragón, en su Episcopologio, usaba todavía «Braulio».
No aceptamos del todo la afirmación de Lynch de que en
la familia de Braulio no hubiera, entre los cinco nombres
que nos ofrece, ninguno godo (o de tal origen). Creemos
que, por la etimología, el nombre de Fronimiano era de
origen godo. Todavía es más godo este nombre (raíz
«froh» y «mann») que el otro, corriente en documentos pos­
teriores, de Frunimius, También Braulio pudiera haber sido
de origen godo (raíz «bar»).

Pag. S, n. 19: Ms. escur. lat. P. III, 5


Véase el breve estudio que de él hacemos y la autoridad
que se puede conceder a estas dos fuentes

Pag. 9, n. 25: Ms. parís, lat. 2277

Este ms., procedente indudablemente de Zaragoza, se


estudia y se edita en parte, infra 12.

Pag. 10, n. 31: Los «vándalos», en Madrid (1931)


Lynch aplica la denominación de «vándalos» a quienes,
en España, concretamente en Madrid, en el mes de mayo
de 1931, entregaron al fuego iglesias y conventos, en uso
completo de la libertad que se atribuían.

Pag. 26, n. 101: [Diuina] bibliotheca de Juan, obispo de


Zaragoza
Hemos creído interesante publicar aquí, como final de
nuestro Apéndice, el poema de Eugenio sobre la «bibliote­
ca del obispo Juan de Zaragoza», esto es, del antecesor de
Braulio 3. Según se deduce de sus versos, la biblioteca

1 Infra, págs. 333 y 334.


3 Infra, págs. 323 y ss.
3 Infra, pág. 366.
APÉNDIE 311

era exclusivamente eclesiástica. Lo dicen taxativamente los


dos primeros versos:
Regula quos fidei conmendat noscere libros,
hos nostra praesens bibliotheca tenet.

He aquí los libros que contenía: Pentateuco («quinqué


priora veneranda volumina legis»), Josué y los Jueces
(«Tosue Sopthimque»), el libro de Rut («Ruth Mohabitica
gesta»); 4 Reyes («bis bini Regum»), los 16 profetas («bis
octoni Prophetae»); Job, Salterio, Salomón y Paralipóme-
nos («Verba dierum»); Esdras, Ester, Sabiduría («Sapien-
tia lesu»), Tobías («Tobi») y Judit; finalmente, los libros
de los Macabeos, con los que se concluía el Antiguo Tes­
tamento («testamenti veteris finisque modusque»). El Nuevo
Testamento se hallaba compuesto por los 4 Evangelios, 14
epístolas de San Pablo («bis septena»), Santiago, 2 de San
Pedro, 3 de San Juan, San Judas, Hechos de los Apóstoles
y el Apocalipsis («visio lohannis»).
Los versos 41-42 hacen pensar que, más bien que una
biblioteca («Versus in Bibliotheca)» los tituló Vollmer) de­
bieron de hacerse sólo para la Biblia [divina bibliotheca],
mandada copiar por orden del obispo Juan de Zaragoza. Se
nos hace difícil pensar que, fuera de la Biblia, su biblioteca
no tuviera más libros, por pequeña que fuera.
H

Pag. 32, n. 130: El ms. parís. 2277 y Zurita

Es digno de notarse que en la época en que se escribió


el códice núm. 2277, Bibl. Nac. París., del que nos ocupa­
mos y que en gran parte transcribimos más abajo, eran co­
nocidos los nombres de los obispos Máximo y Juan, aunque
se desconocía plenamente el parentesco de éste con Braulio.
La sucesión, según tal códice4, era la siguiente: Braulio,
Máximo, Juan y Tajón. El segundo es denominado «Maxi-
mus Ermologus», y Zurita, que tuvo en sus manos este có­
dice, anotó al margen : «Nota de Máximo Ermologo epis-
copo cesaraugustano». Pero ni en sus Anales, ni en sus
Indices, recogió Zurita tal nombre, signo indudable de que
no le merecía plena fe la historia tal como aparecía en el

4 Infra, pág. 349.


312 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

códice, pues en otros casos recogió nombres de algunos


obispos zaragozanos, aun antes del 1118. Merece consig­
narse aquí el resumen que Zurita hace de la historia eclesiás­
tica de Zaragoza, anteriormente al año 1118, en sus Indi-
ces 5.
Con motivo de consignar que el obispo cesaraugustano
Eleca asistió el día 6 de mayo del año 889 a la consagración
de Sisnando, obispo de Compostela, resumiendo las condi­
ciones en que durante el siglo vm-ix vivieron los cristianos
en Zaragoza, escribe Zurita :

fn ea enini condicione rerum respublica Christiana ‘constituía fue-


rat, ex quo fidei hostes prouinciarum Hispaniarum potiebantur, vt in
eum statum perueniret, quo et si oppressos seruitute, atque afflictos
piorum coetus tenerent, in his tamen ciuitatibus, quibus Episcoporum
sedes stabilitae fuerant, et Archiepiscopi, et Episcopi praesiderent:
et termínalas dioeceses ab Vvamba Gothorum Rege definitas obser-
uarent: píos, et sacros cultus retinerent: et piorum populi, quoad
eius fieri posset, tametsi aliqui a propriis sedibus exstorres in Gallias
profugerent, aut apul immanes, et efferatos hostes in lautumiis, et
ergastulis conficerentur, tacerbissimumque seruitutis iugum perferrent,
in religión!s cultu tuendo, atque congeniando Maurorum conatibus
obuiam iré niterentur, Quamuis septi, stipati semper, atque inclusi,
et non quotannis modo, sed in dies tributa conferrent, et sanguinaria
impiorum iuuentus inimicissima esset, Episcoporum tamen sanctittas,
et Christiani populi pietas Oeum opt. Max. placatum efficere nite-
bantur, Statae inde, sollemnesque caerimoniae Pontifica tu contineban-
tui : et Christiana religio pío cultu *a maiorum instítutis non abhorre-
bat. Caesarauguste satis constat, reliquis sacris aedibus, siue sartis
tectis, siue depopulatis sanctum, et religiosam templum D. Mariae
virgini dícatum, quod vulgus de Pilari nuncupat, miseris illis tem-
poribus sanctitatis, religionis, et consilii publici tamquam sacram
atam, et perfugii portum nostris fuisse. Vnde et Ellecae, et Seniori,
ac superioribus, posterioribusque Episcopis, Ecclesiasticoque coetui
sacrosancta ea Hedes sedem, ac domicilium praebuit: atque inde am­
plísimos, et máximos honores eius fani antistibus semper hábitos,
et vetustis tabulis, et memoria superiorum temporum pro certo fir­
mare possumus.

La restauración de la iglesia y del obispado de Zaragoza


es resumida de esta suerte por el mismo Zurita, al hablar
de la reconquista de la ciudad :

Ecclesia Caesaraugustana primis propagatae Christianae religio-


nis saeculis sacra, et SS. Valerii, et Braulii infulis, ac Vincentii mar-
tyris illustrata doctrinis, sacrorumque conciliorum sanctionibus orbis

® Zurita, Indices rerum ab Aragoniae regibus gestarum..., Cae-


saraugustae, 1578, págs. 13 y 52.
APÉNDIE 31 Ñ

Christiani celebratione commemorata, a nefariis impii cultus vesti-


giis sollemni caerimoniarum religione expiatur: et Deo Opt. Max.
Seruatori ex voto, quod Imperator pulcherrimae, florentissimae, po-
tentissimaeque vrbis esset potitos, festis laudibus instauratur: et con-
secratur.
Petrus Librana Episcopus Caesanau gustan us : qui vrbe nondum
a Mauris erepta adscitus, atque consecratus fuerat.

Más en lo cierto que el códice parisiense (antes cesarau-


gustano) anduvo el arzobispo Don Hernando de Aragón,
quien en su episcopologio 6 establece la sucesión así:
Máximo (año 610), Juan (año 617), Braulio (año 623), Taio
(año 647). Aceptamos el orden, pero no la cronología, bas­
tante equivocada. Don Hernando niega absolutamente, co­
mo veremos luego 7, que San Braulio fuera hermano de
San Isidoro : sólo, dice él, «quien entiende poco piensa que
lo eran» 8. Pero tampoco era conocido por Don Hernando
que Juan y Braulio hubieran sido hermanos. En realidad,
esto no se ha conocido hasta que las cartas de Braulio fue­
ron publicadas por Risco 9.

Pag. 171, n. 114: La col. canónica «(Hispana»

Sobre la cuestión de la Hispana, en el momento actual,


véase el interesante artículo del P. W. M. Peitz, S. J., que
tradujimos y publicamos en la Revista spañola de Derecho
Canónico 10: «Dionisio el Exiguo, como canonista. Nuevas
soluciones y antiguos problemas de investigación.» Este
artículo del P. Peitz había sido publicado, en 1946, en la
revista suiza «Schweizer Rundschau». El Instituto de De­
recho Canónico había concebido el proyecto de publicar
una «edición crítica» de la Hispana, que mucho celebra­
ríamos se llevara a cabo algún día. La dificultad de los pro­
blemas, lo complejo de los materiales que la integran, las

* Bibl. Nac. de Madrid, Ms. núm. 1235, fols. 7-9.


7 Cf. infra, pág. 369.
• Literalmente, la copia del episcopologio, en el ms. 1235, dice de
San Ildefonso y Braulio; pero, por el contexto, se echa bien de ver
que el copista puso «Ildefonso» por «Isidoro»,
9 Risco, spaña Sagrada, tomo 30 (Madrid, 1775), 318-400. Cf. es­
pecialmente, Risco, ibid., págs. 142-144.
10 Revista española de Derecho Canónico (Madrid, 1947), pági­
nas 8-32.
314 SAN BRAULIO D£ ZARAGOZA

cuestiones que han de presentar sus códices y sus fuentes,


exigirán en todo caso durante muchos anos el trabajo me­
tódico de investigadores bien preparados y plenamente en­
tregados a tarea tan difícil.

Pag. 172, n. 117: Tesis de Tarré sobre la «(Hispana»


La tesis de Tarré sobre el origen francés (Arlés) de la
Hispana no ofreció, ya desde el primer momento, consisten­
cia alguna. En todo caso, parece más probable admitir el
origen hispano, en su segunda parte, una vez admitido el
primer núcleo de Dionisio el Exiguo, según Peitz. Pero son
problemas que difícilmente podrán resolverse, ni aunque se
lograra la edición crítica. El empeño de Braulio, sin em­
bargo, en poseer las actas del segundo Concilio de Sevilla
parece indicar claramente que, poco a poco, a las actas de
los Concilios ya reunidas se iban añadiendo las de otros 11.

Pag. 190, n. 73: «Terentius» y «Horatius»

Proponemos como hipótesis, cuanto a la famosa frase de


«amphora...», que tal vez Braulio escribió en su original
«Horatius» que luego, en la primera copia del Epistolario
o en otra dependiente de aquélla, por algún defecto en la
conservación de la escritura y por ignorancia del copista,
se transformara en «Terentius».

Pag. 207, n. 34: Cogullada, en el siglo vn (!)


No creemos que como monasterio existiera Cogullada
ya en el siglo vn. La misma baja Edad Media, de Zaragoza,
por los documentos, no conoce este término sino sólo como
«división agrícola», pero sin ningún dato de carácter ecle­
siástico. No ha de atribuirse autoridad alguna a la informa­
ción suministrada por una Guia extranjera, donde las noti­
cias. las más de las veces» son de aluvión o copiadas de
fuentes muy discutibles.

11 Cf. suprn, págs. 125-126, 172.


APÉNDIE 315

Pág. 215, n. 85: El estilo de Braulio: conclusiones

No creemos necesario insistir tanto en que, cuando se


trata del conocimiento de Braulio, por lo que dice de sí mis­
mo, haya de ponerse siempre tan de relieve el carácter ((re­
tórico» de sus frases. En la Vita S. Aemiliani encontramos
también 12 :

His additur quod... uitam meam inquinatissimam pollutamque


quasi nitro quodam possim eluere...
Emiliano beato..., relatoris tui Braulionis inutilis memor, succurre
intercessor ut per te inueniam ueniam, quia mea nequeo effugere
mala et hanc merear mercedcm uicariam...

Pág. 218, n. 99.- Grandeza moral de Braulio

La grandeza moral de Braulio sólo Dios la juzga. Para


establecer, en el juicio humano, su grandeza, no creemos
obligado el compararle con los (grandes hombres) «de otros
tiempos», para concluir, como hace Lynch, que «no fué un
gran hombre». El juicio no se ha de establecer con el ideal
que el siglo xx pueda ofrecernos mediante los conocimientos
históricos de todos los tiempos pasados; la figura de Brau­
lio ha de encuadrarse en su tiempo y entre los que con­
vivió. Por ello basta el conocimiento de que «fué (grande)
en su época y entre sus connacionales». A cada hombre se
le ha de juzgar en su época 13.

Pág. 224, n. 119: Los códd. parisiense y escurialense

Sobre el texto de los códices parisiense y escurialense,


véase más abajo nuestro estudio y adición 14.

12 Parga, 10, 9-13; 35, 5-10.


13 Después de las restricciones de Lynch, el último juicio es el
que vale, esto es, sus palabras que hemos copiado, cuando trata de
juzgar a Braulio por su época y sus connacionales.
" Infra, págs. 341 y ss.
316 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Pág. 227, n. 132: La estatua de San Braulio en La Seo


de Zaragoza

En el interior de la iglesia de La Seo, de Zaragoza, no


tiene propiamente San Braulio dedicada estatua alguna, con
carácter correspondiente a culto, esto es, con capilla o altar
que lleven su nombre 15.

Pág. 232, n. 5: El cód. de León 22, antes 21

No ha de censurarse fácilmente a Vollmer porque atri­


buyera el núm. 21 al códice de León actualmente núm. 22,
como lo hace Madoz en la pág. 25, n. 2, y también Lynch,
aquí. La verdad es que cuando Vollmer (u otro por él) visitó
León y estudió el códice (o le suministraron notas sobre
éste) pudo tener el núm. 21, según claramente consta por
la cubierta interior, en la que leemos esta «nota» de catalo­
gación o inventario del año 1887: ((Revisión de códices de
León, septiembre de 1887. Núm. 21 (corregido de 22). Vein­
te y dos (corr. en uno), 12 noviembre 1887. Sebastián Mora,
Chantre.»

Pág. 233, n. 11: Copias de Espinós

De la copia de Espinós quedan actualmente, según los


catálogos, dos ejemplares: el de León, núm. 20, y el de
El Escorial, núm. J. II. 10 16.

Pág. 234, n. 15 y pág. 235, n. 18: El «scriptorium» de


Braulio y su escritura
Cuanto a la nota núm. 15, suponemos que Lynch, al
hablar de «la escritura visigótica minúscula, en que se es-
15 La referencia de Lynch, fundada en la información del spasa,
puede aludir o bien a unu pequeña estatua (ornamental) que, simé­
trica a la de San Valero, se halla en la parte derecha de la entrada al
altar mayor, o bien a una estatua ornamental del trascoro.
16 Cf. Z. García Villada, Catálogo... de León, pág. 52; P. G. An-
tolín, Catálogo... códices latinos... del scorial , TI, 479-482.
APÉNDIE 317

cribieron las cartas...», se refiere ya a la colección actual, o


sea, al mismo cód. León núm. 22. Si se refiriera a las cartas
originales, o sea, a la letra de San Braulio y de su scripio-
rium, tendríamos que hablar de otro modo y aducir otras
fuentes, si es que existen. No obstante-la descripción de
García Vi Hada y las noticias que después de él han dado
otros estudiosos y especialistas, y aun remontándonos al
ya antiguo estudio de Fita, creemos que siempre se ha es­
tudiado de una manera fragmentaria e incompleta el códice,
así en su aspecto paleográfico como en el de su contenido
y formación. Esperemos que alguien acometa la empresa,
• que no parece tan fácil como es presentada en las noticias
conocidas.

Pág. 238, n. 31 y pág. 116, n. 56: La «data» en las cartas


Creemos que las cartas, dada su condición, probablemen­
te carecían de fecha ya en el primer momento, y ciertamente,
al menos en el estado en que ellas o el códice sobre ellas for­
mado sirvieron de modelo al nuestro.

Pág. 249, texto, y pág. 124, texto y n. 95: El argumento


DEL «SILENCIO»

No se ha de insistir demasiado en el valor del argumento


del «silencio», cuando las circunstancias no obligaban ne­
cesariamente a hablar de lo que podemos echar ahora de me­
nos en un autor antiguo. No ha de admirarnos que en sus
Cartas no hablara San Braulio de la Virgen, pues, de una
parte, sus corresponsales nada le habrían consultado o es­
crito sobre ella ; y, de otra, no hay que exigirle que hablara
necesariamente de ella.

Pág. 255, n. 1: La «Vita S. Aemiliani» en la tradición

Ildefonso, De Viris illustribus, ya recogió la fama de la


Vida de San miliano, escrita por Braulio. Dice en el ca-
,pítulo «Braulio» 17:
ir De viris illustribus, cap. XII. Migne, 96, 203.
818 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Scripsit vitam Aemiliani cuíusdam moniachi, qui et memoriam


huius et virtutem illius sancti viri suo tenore commendat pariter
et illustrat.

Según veremos más abajo, tanto el códice cesaraugusta-


no-parisiense como el episcopologio de Don Hernando de
Aragón, conservaban la tradición de que hubiera Braulio
escrito la vida de San Emiliano.

Pág. 256, n. 4: El poema de San Eugenio (a San Emiliano)


NO FUÉ HECHO PARA ZARAGOZA

No aceptamos la creencia de Lynch de que San Emi­


liano tuviera una basílica en Zaragoza, y de que para ella
escribiera Eugenio su himno. La verdad es que lo compon­
dría para la iglesia (basílica) de la Rioja (tolérese, para en­
tonces, esta denominación posterior). Probablemente lo es­
cribiría cuando San Braulio redactó la «Vida» del santo.
Y tal vez compuso este poema, en vez del «oficio» que le
solicitaba Braulio. Es más, creemos que el himno de Eugenio
fué escrito luego de haber escrito Braulio la Vida. Induda­
blemente el poema fué compuesto para ser esculpido en la
misma basílica 1S.
«Huc festinus agat devoto pectore cursum» (v. 3); «certa salus
aegris, spes et tutella misellit, et pater et genetrix Aemilianus adest»
(vv. 5-6) ; «hic clodis datar...» (v. 9); nhic sua sigm deus... (v. 13).

Aceptamos también, por lo tanto, la opinión de Pérez de


Urbel de que el poema de Eugenio fué hecho por éste para
la iglesia del Monasterio de San Millán de la Cogolla, o,
simplemente, con motivo de la Vita escrita por Braulio.

Pág. 256, n, 5: «Cogolla» y «Cogullada»

Lynch aduce aquí, por cierta homonimia, el nombre de


«Cogullada» junto al de San Millán de la «Cogolla». Es
posible que, a distancia, haya cierta relación toponímica,
aunque lo dudamos. E insiste Lynch en la existencia, en
" Fué editado por Vollmer, Eugenii toletani episcopi carmina, en
MGHAuct. anfiq.y XIV, 228-282 : poema XI, De basílica sancti
Aemiliani, ibid., pág. 241.
APÉNDIE 319

tiempo de San Braulio, del monasterio de Cogullada (Za­


ragoza). Ya anteriormente 19 hemos indicado que no
creemos cierta la existencia de dicho monasterio en aquella
época. Lynch atribuye a Braulio que «la celda y el mo­
nasterio se encontraba... en la diócesis de Zaragoza» (Lynch,
aquí, pág. 256, líneas 13-15). Confesamos sinceramente que
no encontramos en ningún lugar de la Vita semejante afir­
mación, por parte de Braulio. Las dos únicas referencias
son la de «unici patris patroniquen 20, que Lynch trata de
interpretar, con bastante verosimilitud aquí en págs 356-357,
y la de «nostrum Aemilianum» 21, que se puede explicar
por lo anterior («patróni») o simplemente por el modo de
escribir de un biógrafo con relación a su biografiado.
En último término, nos hallaríamos ante cuestiones se­
mejantes a las suscitadas por la misma palabra «noster» en
los poemas de Prudencio, con relación a Zaragoza, a Ca­
lahorra y a la Tarraconense ( como división geográfica y
eclesiástica).
Difícil es determinar el verdadero sentido de tales pala­
bras, cuando no se tienen fuentes más explícitas. Cuanto a
las posibles relaciones geográficas, es muy posible que, aten­
diendo a las vías naturales de comunicación (fluviales y ca­
minos romanos) eran más constantes y fáciles entre Bili-
bium —Vergegium—, Cantabria y Zaragoza que entre Bi-
libium y Osma. Cuanto a la diócesis, es evidente que la ac­
tuación de Didimio, obispo de Tarazona, no deja lugar a
duda alguna. Quedará, no fácil de resolver, el problema de
por qué Vergegium correspondía entonces a Tarazona y no,
como parecería más natural, a Calahorra.

Pág. 297: Conclusión


Dice Lynch, con razón, que «desgraciadamente, no tene­
mos bastante información así de la manera cómo administró
su diócesis, como de las relaciones que mantuvo con las
clases inferiores de la sociedad». En cuanto a las fuentes
" Cf. supra, pág. 314.
20 En la carta a Fronimiano, pref. a la Vita. Parga, 3, 13.
21 «Sed quum uentum esset ad nostrum Aemilianum», hablando
del milagro sobre el senador Nepocrano y su mujer Proseria, tan co­
nocido por todos los de Cantabria «eo quod nemo sit Cantabrorum qui
hoc non aut uidere aut audire potuerít») : Parga, 24, 1-4.
1

320 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

históricas, propiamente dichas y distintas de las Cartas de


Braulio y de su Vita S. Aemiliani, tiene razón Lynch. Cree­
mos, sin embargo, que pudo haber añadido a su cuidado
análisis de la obra de Braulio, para reconstituir su biogra­
fía y sus ideas, éstas sacadas de la Vita S, Aemiliani, que
creemos no han sido aprovechadas por Lynch.

1, Predicación a los fieles.—La «Sagrada scritura ».

Cuanto a la forma de la predicación a los fieles, en la


época de Braulio 22:

...humilibus paruisque christianis ecclesiastico iure... non sequenda


uana uerbositas, non humanae inquietudinis leuitas, sed sobria mo­
destia ponderataque ueritatis granizas. Melius siquídem ut uera mi­
nas erudite quam ut ficta narren tur eloquenter. Quod in euangelia
Saluatoris perfacile intelligitur, quae populis sermone simplici prae-
dicantur.

2. La verdadera nobleza, según Braulio.

Es notable el criterio de Braulio, tan distinto de las le-


gendae sanctorum y de los biógrafos de la Edad Media y
aun de la moderna, en cuanto a la verdadera dignidad y
nobleza de los héroes de la santidad 23: .

Ego autem non altius repetam, ñeque auorum et proauorum eius,


iuxta rhetores, prosequar laudes, quum, iuxta eosdem, si ignobilibus
ortus sit natalibus, magis efferendus est laúd ¡bus quod sui ignobili-
tatem generis morum dignitate ornauerit... (Y, hablando de Pota-
mía): ...cuius nobiletn ortum nobilior uitae nobilitauit cursus.

3. l clero, en el siglo VIL

Conoce bien Braulio, y no teme reconocer los defectos


que pudiera haber aun por parte de algunos eclesiásti­
cos 24:

" Parga. 11, 7-15.


M Ibid., 13, 2-7 y 18-19.
34 Ibid7-10.
APÉNDIE 321

Tune, relictis quibus dediti solent esse istius ordinis, nostri qui-
dem homines temporis, sanctam ímpertiebat curam in hanc in quam
retractus fuerat uitam...
Sed..,, Ínter caetera ecclesiastica studia haec maxima erat. indus­
tria ut strenue sollerterque quam ocius posset iniquam de templo
Domini pelleret mammonam ; quocirca Christi substantiam Christi
uisceribus inpertiebat, locupletem reddens ecclesiam Christi uirtu-
tibus non opibus, religione non redditíbus, christianis non rebus.
Nouenat Christo non pro iactura temporalium rerum sed forte pro
hominibus se posse reum.

4. La aelocuencia», según Braulio.

Que personalmente Braulio no era partidario de una


ampulosa elocuencia, lo prueban suficientemente estas pa­
labras, en las que tal vez haya de verse una propia defensa
de alguna acusación que contra él hicieran los maledicen-
tes25:
Sed et ut pauca his qui eloquentiam suain nituntur ostendere res-
pondeam... (Véase suprat pág. 320 ’humilibus paruisque christia-
nis...’) Sed leuitatem mordacium inprobo caducara; nam, nec puto
mihi succenseri posse, ob huius operis appetitum, honestos prudentes
maturosque uiros, nequáquam ignaros in domo Dei offerri debere,
ut cuique uires ministrant, usque ad caprarum pilos26; quum et
ipsi si hiñe dicere uelint, ut praemisi, non solum illis non deerit ma­
teria sed minime poterint explicare cuneta. Quamobrem, disciplinaran
saecularium studium, etsi ex parte attigi, omnino hic seruare con-
tempsi. ne, et intelligentiae difficu!tatem minus eruditis facerem et
ex Ihericuntina lingua conturbarem Israelítica castra 26.
Dicturus igitur ea quae instituí dicere, uolo lectorem auditorem-
que monere ut non hic uerborum auuidumt sed religione plenum pre-
beat auditum, sin <autem illud sperat, iam hiñe discedat ne moras in-
fructuosas expendat' at qui ea quae sequuntur nosse desiderat, deuo-
tus ad percipienda accedat, ,

5. l «estilo» en las vidas de los Santos.


Lo que antecede es una clara profesión de Braulio de
que había de rehuirse, así en la predicación (cf. supra, 320)
como en las vidas de los santos, la ampulosidad, la vana

« Ibid., 11, 17-22 y 12, 1-7.


*• Son muy interesantes las dos comparaciones empleadas en «ca­
prarum pilos» y «Ihericuntina lingua».
21
322 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

oratoria, las flores de la ciencia humana y las palabras al­


tisonantes 27.

6. Angustias del siglo VIL


Tampoco deben pasarse por alto estas palabras de Brau­
lio, que indudablemente pueden dar alguna clave para ex­
plicar cuándo fué escrita la obra28.
... pandamusque actiones gratiarum Christo, regí caelorum, cuius
ope et inspiratione, et ceptum hoc opusculum et cernimus consumma-
tum, quique tribuit nobis ad solatia presentium miseriarum contera-
plationem uitae sanctorum...

Creemos que las palabras «ad solatia praesentium mi­


seriarum» tienen suficiente explicación, sobre todo en la
pluma del obispo de Zaragoza, referidas a las «miserias de
esta vida» ; pero pudieran ser también una alusión a los
difíciles y penosos tiempos (rebeliones, guerras civiles, et­
cétera...) que corresponden a la época de Braulio, y aun
referirse concretamente a determinados hechos contempo­
ráneos de las circunstancias en que Braulio escribió la Vita
S. Aemiliani. Habríamos de relacionar esta frase final con
aquella otra, casi inicial, de su obra : «Et uariis dein succe-
dentibus casibus et rerunti nutantium tempestatibus occu-
patus prope elapsum etiam a volúntate fuerat» su propósito
de escribir la vida del Santo 29.

7. l «pastor» y su «grey».
Finalmente, para terminar, consignemos este deseo y
preocupación sincera y humilde sobre su salvación y la de
la grey a él confiada 30:
...ut cuius [Emiliani] exaraui stilo uirtutes, eius f*auore pro pec-
catorum meorum indulgentia meae audiantur preces, atque cum his
quibus indignus cura pastorali praesideo dignus inueniar in extremo
ludicio.

27 Si los autores de los textos conservados en los códd. parisiense


y escurialense hubiesen conocido estos criterios de Braulio, no hubie­
ran tratado de celebrarle con su literatura, tan distinta de la de
Braulio, y de la que éste creía necesaria para la vida de los santos.
28 Barga, 38, 10-15. Es el fina! de la Vita.
29 Ibid,t 4, 3-4.
30 Ibid.t 35, 10-14.
II. LOS ÓDIES PARISIENSE Y ESURIALENSE

Más de una vez lamenta Lynch no tener a su alcance


los dos manuscritos relativos a la vida de San Braulio, el
parisiense 1 y el escurialense2. Uno y otro tienen ori­
gen cesaraugustano. El segundo se formó, en su mayor par­
te, sobre el primero ; el primero, a su vez, ha de relacionar­
se con el documento publicado en 1904 por Fita 3.

Ms. PARISIENSE LAT. 2277


El parisiense 2277 fue señalado oportunamente por los
Bolán distas4*. El escurialense era conocido por el catá­
logo del P. Antolín ó. Uno y otro no tienen nuevo valor
para la historia auténtica de San Braulio. Los dos, como el
documento cesaraugustano, nos reflejan la tradición del si­
glo xni en torno a San Braulio. La documentación mo­
derna 6 deja sin valor alguno el contenido de los dos
1 Cf supra, págs. 9 y 224.
2 Ibid., pág. 9
3 Ibid,, 224, nota 119 (referente al artículo publicado por Fita en
el Boletín de la Real Academia de la Historia, 44 (1904), 425-437. El
texto del documento se halla en las págs. 425-427.
4 Ibid,, 224, n. 119. Cf. Hagiographi BoUandiani, Catalogas codi-
cum hagiographicoruni latinorum antiquiorum saeculo xvi qui asser-
wantur in Bibliotheca nationali Parisiensi (Bibl. hagiogr. lat,, 1328),
I, 107.
4 Catálogo... códices latinos... del scorial, P. III. 5 (tomo III
(Madrid, 1913), 318-322. L*a parte tocante a la (cuita» de San Braulio,
en fols 67-75. Cf. infra, pág. 333.
6 Nos referimos a la ofrecida por Risco (cód. 22 de León), así
como por las demás fuentes de la época visigoda, que, en lo que podía
interesar, no fueron tenidas en cuenta por los autores de los citados
códices a que nos referimos. Cf.. por ejemplo, spaña Sagrada, 30,
169, donde, aun sólo por la dedicatoria de Leandro a su hermana
Florentina (en su Regula), claramente se ve que Isidoro era e! her­
mano menor suyo y de Florentina, muertos ya sus padres.
324 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

mss. Unicamente puede salvarse, aunque no en todo su


detalle histórico ", lo relativo a la invención del cuerpo
del Santo y a su culto.
Aunque no reconocemos mucho valor crítico a dichos
manuscritos, hemos creído conveniente darlos a conocer,
así por la parte fabulosa que contienen, como por la parte
interesante que ofrecen.
El ms. 2277 de París consta, en la parte que nos intere­
sa, de 33 folios, de los cuales se halla en blanco el fol. 25.
El ms. es, indudablemente, de origen cesaraugustano y lleva
alguna nota manuscrita de Zurita. Debió dispersarse, por
lo tanto, a la muerte de éste, aunque no saliera entonces de
España. Lleva como registro antiguo el número 1119 de
los Codd. de Colbert, y el 3869 de la Col. Regia. Creemos
que fué escrito en el siglo xnr.

Contenido del manuscrito.

El «incipit» del ms. era suficientemente conocido por


los Bolandistas s. El fabuloso parentesco establecido 9 en­
tre los hermanos Leandro, Isidoro, Fulgencio y Braulio,
junto con Hermenegildo y Florentina, era un indicio del
poco valor crítico que, en su parte principal, había de re­
presentar el manuscrito, y una prueba casi cierta de cómo
1 Admitida la revelación, no queda en claro el obispo a que pue­
da referirse. Fita pretendía que había que explicarlo todo por rela­
ción s Pedro de Libranza. No lo creemos. En 'a época anterior a Risco,
se creía, y lo llegaron a admitir los Bolandistas, que la revelación
se hizo al obispo Ama Ido de Peralta (cf. Risco, l. c.f 168-169); Risco
sostiene (ibid., 169) que fué en tiempo de Don Pedro Garcés de Ja-
nuas, posterior »a Don Arnaldo de Peralta. Una vez conocido el do­
cumento publicado por Fita, en la época inmediata a Arnaldo de
Peralta, y aun con referencia a éste, como si ya por entonces fuera
de largo tiempo ha tradición sobre la «invención de las reliquias» y
el «culto consiguiente», hay que remontarse a tiempos anteriores.
Cuanto a las lecciones que Risco aduce, sacadas del antiguo brevia­
rio («pero las lecciones que se rezaron antiguamente en la Iglesia de
Zaragoza en el día de la invención del santo cuerpo», l. c.t 169), se
habían formado ya sobre el compilado códice cesaraugustano-parisien-
se. Cf. infra, págs. 352 y ss.
8 Cf. supra, pág. 8, nota 22.
’ «Qui fuerunt fratres et nati ex parentibus, uidelicet Remigildo
rege fratre regís Francie nomine Luyba et mtatre Theodosia filia Seue-
rini ducis prouincie cartaginensis». Cf. infra, pág. 342. Catalo-
gas..., I c.
APÉNDIE S25

nada nuevo nos había de añadir a la biografía de nuestro


Santo, que habrá de cimentarse estrictamente .en sus car­
tas y en las fuentes literarias contemporáneas.
He aquí su contenido:

Fol. 1. Incípit prologas de uita beatorum Leandri, Ysídori...


(cf. infra, pág. 341).
Fol, 2. Sanctorum quídam ac propensión cultum reuerentia...
(cf. infra, pág. 342).
Fol. 2 v. De successione Leuuigildi fratri suo Luybe. Infra, pá­
gina 342.
Fol. 2 v. De matrimonio Leuuigildi cum Theodosia filia ducis
cartaginensis et de filiis eorum. Infra, pág. 342.
Fol. 3. De regno Leuuigildi et de bellis que facit, et de regnis
et ciuitatibus quas ipse cepit 10.
Fol. 4 v. Qualiter Recaredus... Infra, pág. 343.

Supone el autor de la «Vita» que mientras reinó Leovigil-


do, todos sus hijos —y hermanos entre sí—, esto es, Ful­
gencio, Isidoro y Braulio, se hallaban estudiando. «Ab seo-
lis reuocauit» : Recaredo llamó a sus hermanos por conse­
jo de su otro hermano, Leandro, que ya era arzobispo de
Sevilla. Es notable —muy propia, ciertamente, del si­
glo xiii— la «tabla de estudios» a que los hermanos se ha­
llaban dedicados:

Ita, Deo docente, breui tempere in tantam diuinarum humana-


rumque rerum erudicione ac sciencia uenirent ut scole ecclesiastice
in Hyspanis doctores existerent, in greco, syro, hebrayco, arábico,
barbarigmo, egipcio, latino, romano et in cun[c]tis septem liberali-
bus ipsorum sciencia admodum probat, siue gramatice, diale[c]tice,
geometrie, astronomie, quoque arismetice disputacionibus ita es sen t
parad ut nullus umquam philosophorum aliqua ex hiis artibus propo­
neos obtinuit contra eos uel concludere nequiuit, sed statim ut res­
pondones eorum accipet (sic: accepit) magistros eos eciam de quo .
proposuissent crederet discipline.

El estilo y las ideas denuncian la plenitud del siglo xm.


Y todo ello viene a concordar con el documento inmediato
a la* época del obispo D. Arnaldo de Peralta, a que nos re­
feriremos u.
---------------- '—
" Es una adaptación y deformación del contenido en el Chronicon
Gotorum de San Isidoro, «Aera DCVIII...».
11 Cf. supra, pág. 324, n. 1 e infra, págs. 352 y ss.
326 vzoovHvz aa onavaa nvs

Fol, 5 v. De priuilegio... Cf. infra, pág. 343.

Como singular elogio de Recaredo, le hace el gran le­


gislador del pueblo visigodo, después de Eurico:

Recaredus anno primo regni sui leges et decreta que ab Eurrico


uidebantur incondite et eius constituta correxit studio uigilanti, plu-
rimas leges pretermissas addiciens, plerasque superfinas, coram fra-
tre suo Fulgencio et Papa Gregorio, resecauit.

Transcribamos el elogio de Recaredo, pues su estilo de­


nuncia una vez más el siglo xm como época de la redacción
del texto 12:

Erat enim Recaredus satis strenuus in armis, satisque fortunatus,


i ñerat ei scientia literarum multa, eloquio charior, statura mediocris,
profundi animi sermone et eloquio clarus et prudens, ira tardus, sa­
piencia habendi cupidus, Erat enim in eo grauis serenitas et summa
grauitas, matura leticia et leta maturitas, i ocunda temperancia et
temperaba iocunditas, iocis maturus, risu modestus, serenitati graui-
da, leticia uerecunda, elegans corpore, specie decorus, pulcrior aspectu,
uultu amabilis, mitis aspectu, ope iustus, corpore immensus, mente
-deuotus, forma pulcherrimus, prudencia predi tus, temperancia cbarus,
iusticia summus, in iudicio mansuetus, in interna fortitudine firmus,
longanimitate assiduus, paciencia robustos, humi’itate mansuetus,
karitate solicitas, spe longanimis...

Fol, 6 v. De concilio... Cf. infra, pág. 343.


He aquí los nombres que el códice nos presenta para
los obispos que asistieron al Concilio III de Toledo 13 :

12 Nótese la diferencia que hay entre este elogio y el que San Isi­
doro hace de Recaredo.
18 El estudio de cómo el autor reunió todos estos nombres exigi­
ría una monografía especial, que sale fuera del límite de nuestro
trabajo. Para terminar con la ilusión histórica del autor del códice,
baste recordar que el Concilio III de Toledo se celebró en mayo del
589, cuando Braulio, si había nacido, apenas tenía cinco años. El
metropolitano de Toledo, en la época del Concilio, era Eufemio; el
metropolitano de Tarragona no figura en el Concilio; Fulgencio no
era obispo de Astigi, pues era, representado por Servando, Pagano (?);
son ciertos Nfcassona (Mausona) emeritense y Pantardo (Parlarcius)
bracarense, así como Micecio (Migicius) narbonense. Nada digamos de
los obispos de Italia y Galia, así como los de Sicilia que aquí apare­
cen reunidos. Finalmente, notemos que Isidoro ^aparece como arce­
diano de Zaragoza (!).
APÉNDIE 327

Et hec [synodus] fuit sub Ehadio archiepiscopo Toletano et in-


terfuerunt episcopi ex partidas Ytalie missi a domino Papa Gregorio :
Castorius, amiternensis ecclesie episcopus; Albinus, teatinensis epis­
copios ; Marcellinus, anconitanus episcopus; Bonifacios, feretinensis
episcopus ; Fortunatus tudertinensis episcopus ; Paulinus, nolanus epis­
copus ; Dacia, mediolanensis archiepiscopus; Sauinus, camisinensis .
episcopus; Cassius, narniensis episcopus ; Constancius, aquitanensis
episcopus; Venancios, luniensis episcopus; Frigianus, lucanensis
episcopus ; Venancios, placentinus episcopus ; Carbonius, pepulonensis
episcopus ; Fulgencios, obtruculensis episcopus ; Terulanus, perusinus
episcopus ; Floridos, tylfinensis episcopus. Ex partidos Galliae: Migi-
cios, nar donen sis archiepiscopus ; lohannes, terrachonensis archiepis-
copus; Leandro, hyspalensis archiepiscopus; Félix, portuensis epis-
copus. Ex partidos Sicilie, Maximianus, siracusanus episcopos. Brau­
lio, cesaraugustanus episcopus ; Fulgencios, astingintanos episcopus ;
Mausona, emeritensis episcopus; Partarcius, bracharensis archiepis­
copus ; Hysidorus, cesaraugustanus archidiáconos. Et suffraganei
illorum. Et in hoc Concilio fuit eliminara ab Yspanis heresis arriana.

Fol. 7. Sermo beati Brauli... Cf. infra, pág. 344.


El sermón de San Braulio tenía por fin demostrar
(fol. 7 v.), después de haber tomado como texto las palabras
de los hebreos ante Faraón (Gen. XL. VIIo) ’ Pastores
ouium sumus serui tui, et nos, et patres nostri’, que somos
«Io, pastores ouium; IIo, serui tui; IIIo, et nos et patres
nostri». Es una cadena de citas bíblicas, conducentes todas
a probar que

pastores sumus, et non quomodolibet animalium, sed ouium, quoniam


secundum Crisostomum, quanta est doctrina uel differentia raciona­
ba lium et imacionabilium, tanta debet esse Ínter rectorem ecclesie et
ceteros qui reguntur : debent autem isti pastores pascere oues suas
tripliciter, verbo, exemplo et subsidio.

El sermón está entretejido con referencias bíblicas y pa­


trísticas, así como con «interpretaciones biblie» usadas en el
siglo xin 14*.Termina (fol. 10 t.) :
Ita et nos per imitacionem oper i s. Osee, ’in cacumine uidi patres
eorum’ ad quem nos, et cetera.

14 Véase la explicación de «Assur» : Assur interpretatur factura


uigilans ad temptandum, scilicet, diabolum qui est factum Dei.
Fol. 10.
328 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Fol. 10 v. Cf. infra, pág. 344. Cuando Braulio hubo ter­


minado su sermón a los Padres del Concilio, se levantó (su­
ponían los compiladores del siglo xm) un judío, con espíritu
arriano, que establece con Braulio una discusión sobre la
unidad y trinidad de Dios.
Luego pasa el discurso de Braulio a hablar de la cir­
cuncisión, del sábado y luego de la Pascua de los judíos, de­
mostrando que la circuncisión «nichil esse et nullius ualo-
ris» ; «de sabbato more iudaico non fore celebrando» ; «de
aduentu Christi et noua lege» ; «quod Messias uenit et non
sit iterum nasciturus»; «de uituperiis filiorum Israel et
eorum sacrificiis» y «de mutacione sinagoge per sangui-
nem Christi» ; «de IIo aduentu Christi et qualiter est uen-
turus» 15, para terminar probando que había cesado la
prohibición de comer carne, aun las de cerdo 16. Por lo
tanto, concluye «qualiter iudei debent baptizari baptismo
catholico» y «qualiter Eucharistia corporis Christi figurata
fuit in lege mosayca», y termina apostrofando al judío :
O tu, hebree miserrime, uersa fuit aque substancia in ignis subs­
tancian! ; ita possibile est conuerti substanciam pañis et vini in subs­
tancian) carnis et sanguinis lesu Christi.

Fol. 24. Elogio de la ciencia y elocuencia de las virtu­


des y dones naturales con que el Señor adornó a Braulio.
Cf. infra, pág. 344. En el fol. 26, además de terminar el pa­
negírico de Braulio, nota el ms. cómo Braulio escribió la
Vida de San Emiliano, a quien califica de «arcipreste turiaso-
nense».
A continuación trata el autor del códice de la muerte de
San Fulgencio y de San Leandro. Siguen las noticias sobre
la muerte de Recaredo y de su sucesor Liuva y Viterico, y
sobre la sucesión de Isidoro, después de Leandro, en la sede
de Sevilla 17.
Con esta noticia entramos ya en el códice en algunas de
las materias estudiadas por Lynch. Nos aparece, ante todo,
la Renotatio, copiada indudablemente de un códice ya in­
terpolado, pero que ofrece un texto muy próximo al cod. 22
18 Fols. 12-13 v. ; 13 v.-14 v. ; 14 v.-16 ; 16-17 v. ; 17 V.-18 v. ;
18 v.-21 ; 21-22.
" Fol. 23 v.-24.
17 El autor sigue, deformándote, la narración que hace Isidoro en
su Chronicum Gothorum.
APÉNDIE 329

de León 18. Resume también el testimonio de San Ildefon­


so sobre San Isidoro y aprovecha la carta de Redento (a
San Braulio [ ?]) 19 :

Ildefonsos 30: OD. PARISIENSIS 21 :

tantae jucunditatis affluentíae co- tante iocunditatis afluencie prome­


piam in elocjuendo promeruit, ut ruit copiam in eloquendo ut uber-
ubcrtas admiranda dicendi ex eo tas admirata dicendi eo in stupo­
in stuporem verteret audientes, ex rem uerteret audientes ex quo
quo audita bis qui audisset, non audita his que audimus non nisi
nisi repetida saepius commen- repe tita sepius comendaret.
daret.

OD. PARISIENSIS 22 : Redemptus 23:


Dum finem uite sue, nescio qua Dum finem suum, nescio qua
sor te, iam prospiceret, et fatiga- sor te, jam prospiceret, et fatiga-
tum corpus, egritudine assidua tum corpus aegritudine assidua
subtilitate anime futura preuide- subtiliter animae natura praeuide-
ret, helemosina cotidianis diebus ret, tanta eleemosyna quotidianis
per sex fere menses seu amplius diebus per sex pene menses, seu
plus quam erat sollicitus paupe- amplius, plus quam erat solítus,
ribus ab eo est erogata ab ortu pauperibus est erogata, ut ab or­
solis usque in uesperum. Post hec tu solis usque in vesperum mul­
dum febris in corpore qualesceret, tara... Post htaec vulnere per cus-
et cibum deiceret debilitado sto- sus est, ita. ut, dum febris in cor­
maco, ad confessionem conuolauit pore convalesceret, et cibum re-
ec su i coepiscopos lohannem tyra- jiceret debilita tus stomachus, ad
sonensem et Braulionem cesarau- poenitentiam conval uit; atque
gustanum et Eparchium archiepis- suos coepiscopus, Joannem scili-
copum toletanum adesse precepit. cet et Epartium- beatissimos mox
Et dum a celia sua ad basilicam adesse fecit praesentes. Et dum
sancti Uincencii duceretur, agmi- a cellula sua adduceretur, cune­
na clericorum plebiumque ciuitatis ta agmina pauperum, clericorum,
eum cum magno eiulatu susce- religiosorum omnium, cunctarum-
que hujus civitatis plebium, cum
perunt. Et dum iuxta altar i s can- vocibus et magno ululatu eum
cellum in medio poneretur, coram susceperunt... Et, dum in praedic-
ti martyris basílica, juxta al taris
se clericos stare precepit, ut, ac- cancellum in medio poneretur cho­
ro, mulierum... ut in accipiendo ip-
cepta penitencia, uirorum tantum se poenitentiam, virorum tantum,
cerneret presenciam. Et a predi c- non illarum, circa eum cerneretur
■ 7 '

11 Cf. infra, págs. 356 y SS.


" La tradición de los códices españo.es hace a Braulio destinata­
rio de la carta. Cf. Migne, 81, 33.
30 De viris illustribus, cap. IX. Migne, 96, 202.
31 Fol. 18 v.
33 Fol. 28 v.-29 v.
23 Migne, 81, 30-32.
330 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tis episcopis, ab uno cilicio, ab al­ praesentia. Et, dum a praedictis,


tero super se precepit cinerem im- ab altero super se mitti exposce-
poni. Et expandens manus ad ce- ret cinerem, expandens manus ad
coelum, ita exorsus est dicens :
lum, dixit : ’Tu, Deus, quí nosti ’Tu Deus, qui nosti corda homi­
num et publicano longe posito,
corda hominum, et publicano, dum dum pectus percuteret suum, di­
percuteret pectus suum, dimitti mitti peccata dignatus es... 24...
peccata dignatus es, suscipe frac suscipe in hac hora confessionem
hora confessionem meam. His igi- meam, et ... 2a... His igitur con-
tur et aliis multis peroratis, cor- summatis, corpus, et sanguinem
pus et sanguinem Domini cum Domini cum profundo gemitu cor­
áis, indignum se judicans, ab ip-
profundo gemitu coráis suscepit. sis suscepit pontificibus. Deinde
Deinde ueniam clericorum et lay- eorumden sacerdotum, et, quicum-
corum precabatur 26 dicens : ’De. que de clero erant, civiunique
precor uos, fratres karissími, cunctarumque plebium veniam
intercedatis pro me indigno fá­ precabatur, dicens: «Deprecor,
mulo Christi, ut intercessu uestro
mercar consequi ueniam delicto- vos, sanctissimi domini mei sacer­
dotes, ut pro me... a7... vestra
porrigatur oratio : ut ... ... in
tercessu vestro merear consequi
rum, Et cum magna uoce omnes meorum veniam delictorum. Di­
pro eo ueniam postularent, mo- mitti te ... 29 ... Et, dum una voce
nuit eos karitatem inuicem exhi- omnes pro eo indulgentiam pos-
bere. Residuam egenis mox dar i tulasset ... 30 ... admonuit ... 31
iussit pecuniam, Interim ab óm­ ... ut charitatem invicem vobis
nibus se obsculari iussit et stu- exhibeatis ... 33 ... residuam ege­
duit dicens: ’Si ex toto corde nis et pauperibus mox dari jus-
mihi dimiseritis ea que in uos sit pecuniam ... 33 ... Interea se
♦aduersa nunc intuli, dimitet uobis ab ómnibus osculari studuit, di­
Dominus peccata uestna, ita ut sa- cens : ’Si ex toto corde dimiseri­
tis ea quae in vos adversa ... 34
cri fontis unda quam quarto pre ... hactenus intuli, dimittet vobis
dicti principis anno Era DO. Creator omnipotens omnia delic­
LXXXIa 36 pridie idus aprilis ia vestra: ita ut sacri fontis,
est deuotus populus percepturus unda, quam hodie 35 devotus est
sit nobis (sic) in remissione pec- populus percepturus, sit vobis in
catorum, et oscu’um effudi ínter remissionem peccatorum : et hoc
me et uos, et maneat in testimo- osculum ínter me, et vos maneat
nium futurorum. in testimonium futurorum.

«Textos muy abreviados en el códice.


34 a

24 Cód.: precabantur.
34 Cód. : nunc. : Redento: hactenus.
35 Cód.: Era DCLXXXI. Redento: aera DCLXXIV. Esta es >a
verdadera fecha. Cf. Migne, 81, 33-34.
as y s» Suponemos que «quarto praedicti principis anno» ha sido
influido por !a data de Redento «pridie Nonas aprilis» igual a 4 (quarto
(die) de abril), o bien por «et post diem... quartum». Difícil resu’ta
el averiguar de dónde el copista sacó «praedicti principis».
APÉNDIE 331

Nueva prueba de la redacción del códice parisiense (ce-


saraugustano) en :el siglo xiii, la hallarnos en la noticia de
que sobre Isidoro escribiera «lohannes sánete Marie narbo-
nensis? qui fuit eius [de Braulio] archidiaconus et prior
sánete Marie maioris cesaraugustane» (/oí. 28 v.). Este
prior no existió sino muy avanzada lá segunda mitad del
siglo xii 37. -* ;
Siguen, utilizadas las fuentes con ningún rigor históri­
co por el compilador del siglo xin, las noticias sobre los
Concilios toledanos que denomina III, IV y V Ade­
más pone como celebrado, en vida de Braulio y asistiendo
éste, el Concilio VI (?); y el compilador aprovecha aquí
la noticia, conservada por fuentes posteriores, sobre la fama
de Braulio 39.
Luego de recordar que Leandro, Fulgencio, Isidoro y
Recaredo habían muerto en manos de Braulio, refiere cómo
Braulio, vuelto a Zaragoza, murió en manos de Audaz, ar­
zobispo de Tarragona, y de otros obispos, entregando su
------ - --- -—
57 Encontramos como prior del Pihar un Guillermo (no Bernardo)
de Narbona, por los años 1177-1185. Cf,Galindo, Reconstitución del
Cartoral del Pilar (el «Libro de los Botones») (siglos xn-xiv), en Re-
vista Zurita (Zaragoza, 1934), págs. 153-183, principalmente en pá­
ginas 179-183.
38 Pone el Concilio IV de Toledo en la era DCLXXXVI (nño
648), haciendo asistir a él a Isidoro, que ya había muerto, y a Brau­
lio, Se refiere en realidad al Concilio VI celebrado en la era 676
(año 638), que dió ocasión a la famosa carta 21 de Braulio al Papa
Honorio. Asisten a él, según el códice: Solua narbonense (Sdua), Ju­
lián bracarense, Audaz tarraconense (ya había muerto; era obispo
Protasio, que asistió), Rimiro delegado emeritense (no figura en las
actas del Concilio). Dice que fueron «omnes LX>. VIII episcopi» y
que ((fuit istud quartum concilium toletanum». Cf. González, Collec-
tio canonum cclesiae Hispanae... (Madrid, 1808), cois. 410-412 y
399-400. Los obispos asistentes fueron, según la edición de González,
«quadraginta et octo» = XLa. VIII (cód. : LXB. VIII).
Luego habla (fol. 29 v.) del Concilio V de Toledo («quintum con­
cilium»), celebrado en la era DCa. LXXXIX>. (= DCLXXXIV) que
corresponde al Concilio VII (cf. González, o. c.t 411-420). Dice que
asistieron «XXIV episcopi» (según González, a. c.t 411-412, «trigin-
ta»). Hace figurar en él a Braulio, que no asistió, y a Audaz de Ta­
rragona, que ya no vivía: Huic synodo Braulius cesaraugustanus
episcopus pre ceteris ilustris excellit. Cf. supra, 150, nova 14.
39 Fo1. 29 v. a : Huius sánete synodí Ínter ceteros Braulius ce-
sanaugustanus episcopus claruit, cuius e'oquentiam Roma urbium
mater et domina per epistolare eloquium est mi rata. Cf. supra, 65-66 y •
153-158. Véanse los textos en Mommsen (Lynch, supra, 150). El autor
de1 códice aprovecha, a su modo, la Continuado Isidoriana Hispana.
Acerca de la distinta numeración de los Concilios, véase supra, 150.
332 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

alma al Creador, en medio de la tristeza de todas las clases


sociales de Zaragoza. El compilador no puede sustraerse a
lo que en el siglo xm podía suceder ante la próxima muerte
del obispo propio ; y, luego de poner en boca de los ciuda­
danos y fieles palabras pertenecientes al oficio litúrgico de
San Martín de Tours, ofrece el singular anacronismo de
que asistieran, perturbados, a los últimos días y muerte de
San Braulio los «sarracenos» de la ciudad 40. El autor
del códice vivía indudablemente en pleno siglo xm, cuando
convivían tranquilamente en Zaragoza cristianos y moris­
cos, cuando las alarifes y obreros moriscos tomaban parte
en las obras de restauración y de construcción de las mis­
mas iglesias cristianas.
Fué sepultado, según el códice, cerca («supra») del altar
de Santiago, que había construido él mismo (foí. 30, infra,
347). Junto a este altar, indudablemente en el claustro futu­
ro de la iglesia de Santa María la Mayor (del Pilar) era
donde, según la narración del mismo códice, que publica­
mos íntegra, había de tener lugar la revelación, hecha al
obispo Pedro de Fibrana (el primer obispo de Zaragoza,
después de reconquistada la ciudad), sobre los restos mor­
tales de San Braulio 41*. Aceptada la revelación e identi­
ficación de los restos del Santo, que no tenemos inconve­
niente alguno en admitir, creemos que no tuvieron lugar
en el mismo tiempo de Pedro de Fibrana, sino avanzada la
segunda mitad del siglo xn. Y, como consecuencia de la tra­
dición formada en torno al hallazgo de los restos, se com­
piló este códice que, si nada nos revela en torno a la vida
mortal de Braulio que complete las noticias históricas que
por otras fuentes tenemos, tiene su valor cuanto al hallazgo
de sus restos y al culto subsiguiente
Fos folios 30 y 31 resumen con brevedad la historia ecle­
siástica de Zaragoza desde San Valero hasta la reconquista
de la ciudad por Alfonso el Batallador. Nos ofrece la noticia
interesante —que, al menos, nos da la prueba ya tocante al
siglo xm— del día que la tradición asignaba a la muerte
de San Braulio, esto es, la del día 27 de marzo. Si podemos

40 Fol. 29 v. b : Pagani autem et iudei nec non et sarraceni d!-


•cebant: Cur nos pater deseris? Aut cur nos desoíalos reíínquis?
41 Infra,' pág. 352.
" Cf. el artículo de Fita, citado sufra, pág. 224, nota 119, sobre
el culto subsiguiente y los milagros que se le atribuían.
APÉNDIE 333

admitir la fecha del día, no podemos admitir la era que se


nos ofrece, esto es, la de 674, que corresponde al ano 636.
Creemos que la verdadera fecha de la muerte del santo
Obispo de Zaragoza ha de ponerse en el .año 65 1 43. Co­
rresponde al próximo año de 1951 la celebración de su XIII
centenario 44.

MS. ESCURIALENSE LAT. P. III. 5.

Lynch, en el año 1938, dadas las circunstancias de Es­


paña en aquel entonces, no pudo lograr noticias concretas
sobre el citado manuscrito y húbose de limitar a las deri­
vadas del catálogo del P. Antolín 45. Sin embargo, an­
duvo acertado al creer que el ms. nada aportaría de intere­
sante y nuevo en el orden histórico sobre la vida de San
Braulio, ya que el «incipit» del mismo daba la sensación de
no ser sino un ampuloso panegírico en honor del Santo 46.
Dicho ms. perteneció también, como seguramente el
parís. 2277, a la librería del cabildo de Santa María del Pi­
lar de Zaragoza 47, y pasó por medio de la Biblioteca del
Conde-Duque de Olivares 48*a la de El Escorial. Supone­
mos también que antes estuvo en poder de Jerónimo Zurita
y que, tal vez, con la biblioteca de éste, pasaría al monas­
terio de Aula Dei, y más tarde, de aquí, a la del Conde-
Duque
La «Dita beati Braulii episcopi et confessoris» comienza
en el foL 67 del cód. y termina en el 75, como ya lo notó
el P. Antolín 50*.
43 Cf. Lynch, sufra, págs. 220-221.
44 Admitimos, por lo tanto, como más probable, la fecha dada y
analizada por Lynch, 1. e.
45 Cf. sufra, pág. 9.
45 Ya Lynch lo había supuesto, sufra, nota 45. El texto del có­
dice dice literalmente así: Sicut sidus fulgidum ínter mi can tes plé­
yades supereminet, ita illustri vita sua super infuso lumine diuinali
beatus Bnaulius ínter agmina beatorum noscitur lucide radiare.
4T Antolín, l. c., pág. 322: En varias partes tiene: «ste libro es
del Cabildo de Santa María del Pilar de Zaragoza.»
48 Antolín, r. c, : «Procede de la Biblioteca del Conde-Duque de
Olivares.»
48 El Conde-Duque de Olivares logró llevarse (para la Biblioteca
Real y para la de El Escorial) cuantos libros interesantes se encontra­
ron en la de Aula Dei.
80 Antolín, l. c., 319-320.
334 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

He aquí el .«incipit» de la «cuita» :


Sicut sidus fulgidum ínter micantes pléyades supereminet, ita illus-
tri vita sua su per infuso lumine diuinali beatus presul Braulius ínter
agmina beatorum noscitur lucide radiare •1.

No podemos proponer nombre alguno para autor de la


«vita», debiendo limitarnos a afirmar que no sólo el códice,
sino también el estilo, corresponden a la segunda mitad del
siglo xv. Ciertamente se puede afirmar, pues lo dice taxa­
tivamente su autor, que éste fué invitado por el cabildo del
Pilar a escribir la vida del Santo. He aquí cómo se expre­
sa 52 : ' . .<
Ad huius tam eminentis viri viüam omni imitacione dignissimam
describendam indignum et insufficientem me sentiens, quod nullate-
nus acceptassem nisi me dominorum canonicorum feruens incitasset
affectus ipsiusque capituli concors instancia induxisset, tum quía si
preconia laudum eius tacuero, timeo sceleris argüí ut ingratus... Ut
•autem initium vite ipsius progressus et consumacio lucidius memorie
teneatur, decreui legendani nouem titulis depar tí ri... Primus, de
nobili ortu suo. Secundus, de vario regimine patris eius. Tercius, de
persecución© grauissima fratris sui. Quartus, de sagacitate ac eius
prudencia intellectus. Quintus, de adepta diuinitus dignitate. Sextus,
de heresum validissima seccione. Septimus, de sue regimine dignita-
tis. Octauus, de perfecto obitu uite eius. Nono, de inuencione sui cor-
poris reuelata.

El biógrafo se funda, en realidad, en el contenido del


cód. cesaraugustano-parisiense, que antes hemos analizado
detenidamente. Los siete hermanos —que califica de «siete
estrellas»— «totum orbem fulgide lucidantes» son : Lean­
dro, Fulgencio, Isidoro, Braulio, Hermenegildo, Recaredo
y Florentina*54. En todo lo demás extracta, de una parte,
y engrandece, de otra, el contenido del citado códice (pari­
siense). Creemos interesante publicar tan sólo, comparán­
dolo con el cód. parisiense y al mismo tiempo con el
documento del archivo del Pilar publicado por Fita, el ca­
pítulo IX, o sea, «De inuencione sui corporis reuelata» 55.
" Fol. 67 r. >
" Fol. 67 r. v.
58 La razón que da es la siguiente : Cum nouenarius ordo angé­
licos fiactis mirabilibus huius sancti proporcionabiliter adaptetur.
54 Fol. 68 r. Y termina el capítulo (fol. 68 r. v.) casi como lo
había comenzado: Hec proles septenario numero circunscripta per
septem stellas totum orbem fulgide lucidantes deuotio figuratur, ut
'ate concinit diuine pagine ortus sacer.
35 Cf. infra, págs. 352 y ss.
I

III. RENOTATIO ISIDORI


A BRAVLIONE ESARAVGVSTANO EP1SOPO EDITA

En distintos lugares de la obra, singularmente en el ca­


pítulo VIII, Lynch se ha ocupado de la famosa Praenota-
tio \ estudiándola en todos sus aspectos y defendiéndola
en todo su contenido y valor.
El estudio del cód. 22 de León, en lo que corresponde a
la famosa obra de Braulio, y la edición que presentamos
de la misma 1 2, nos lleva a algunas conclusiones bastante
interesantes sobre la famosa lista de los escritos de Isidoro
hecha por Braulio.

Nos corresponde, ante todo, proponer que en adelante


se cambie el nombre de Praenotatio, ya tan tradicional, por
el de Renotalio. Pudo suceder que el nombre no fuera dado
por Braulio mismo ; mas la forma en que aparece en el
cód. de León, y la antigüedad de éste, fundado probable­
mente en otro códice que muy bien pudiera corresponder
al siglo vn-vill, autoriza a creer que el nombre de Renota-
tio sea no sólo el más lógico, sino también el más antiguo.
El de Praenotatio se debería a los editores de las obras de
Isidoro desde el siglo xvi.
Según Arévalo. fue De la Bigne (Bignaeus) el primero
que, en 1580, editó la Praenotatio con este título 3
Beati Isidoñ Hispalensis epíscopi vita per B. Braulionem Ce-
saraugustanum antistitem descripta. Nota margini appicta ait, hjanc
Isidori vitam haberí in fine oper i 8 ejusdem Braulionis (corrige Isido-
ri) de Viris Illustribus.

1 Cf. supra, págs. 231 y ss.


3 Cf. infra, págs. 356 y ss.
3 Cf. Migne, 81, 21. Quien habha (escribe) en Migne es Arévalo.
336 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Siguió a la edición de Bigne la de Grial (Madrid, 1595),


que ya publicó la «lista de obras» con el título de Praenota-
tio, al principio de todas las obras, como lo hizo tam­
bién Du Breul (Breulius) en sus dos ediciones de París
(1605) y Colonia (1617), en las que aparece con el siguiente
título 4:

Praenotatio librorum B. Isidori a Braulione Oaesaraugustano epis-


copo edita.

Cajetan, al escribir en 1606, ’Apud quosdam tamen ita


legi: Praenotatio librorum D, Isidori a Braulione Caesarau-
gustano episcopo edita’, se refería principalmente a las edi­
ciones de Grial y Breul 5. Desde entonces quedó ya con­
sagrado el nombre de la Praenotatio, debido exclusivamente
al hecho de haberse tomado el capítulo tocante a Isidoro,
añadido por Braulio al De Viris illustribus del mismo Isi­
doro, para figurar al principio de las ediciones de las obras
del mismo Isidoro. Con valor equivalente al de Praefatio,
se utilizó y se consagró el de Praenotatio, que, por lo de­
más, con la sola variante de una letra, tenía antigua tradi­
ción en los códices isidorianos.

Vengamos ya concretamente al título exacto de la obra.


Aunque Lynch afirme que no tiene tan íntima conexión con
el De Viris illustribus que no pueda separarse de él 6,
creemos que, aun admitiendo lo último, precisamente por
el carácter extraordinario que, en el conjunto del De Viris
illustribus, tiene la adición de Braulio y por su redacción
que parece haberse hecho —como en realidad fué y es apro­
vechada— para «prefacio» de las obras de Isidoro, es lo cier­
to que formaba parte integrante, claro que añadida (por el
mismo Braulio) y luego mantenida por los copistas, del De

4 Edición de Colonia (1617) pone inmediatamente después de la


epístola dedicatoria de Du Breul la «Praenotatio», añadiendo al final:
laudes sancti Isidori, et caúalogum librorum eius, recensent etiam
sanctus Ildefonsus Toletanus Episcopus libro de viris illustribus, cap. 9
qui habetur infra.
6 Migne, 81, 18: ... Vitae inscriptione insignitur in fine oper i s
ejusdem Isidori de Viris Illustribus: atque et ipsam Vitae titulo ins-
cripserunt Laurentius Surius, ...aliique... Apud quosdam tamen...
6 Cf. supra, págs. 247 y ss.
APÉNDIE 337

Viris illustribus. Veamos cómo llegó a aparecer en éste y en


qué forma.
Para llegar al nombre auténtico de la «lista de libros»,
al menos en los códices antiguos, y concretamente en el
ms. 22 de León, se impone la descripción exacta de la for­
ma con que en él —y seguramente en su modelo— aparecen
las varias partes del De Viris illustribus:

Fol. 89. Incipit prologus beati Iheronimi in libro Uirorum Mus-


trium. usebias Ieronimus Dexlro salutem. '
Fol. 89 z\, a. Incipiunt capitula 1,
Fol. 90 r-v.. Siguen los capítulos de San Jerónimo.
Fol. 91 a. Gennadius.
Fol. 91 vb. Dehinc Isidoras Spalensis.
Tiene XXXIII capítulos, sin que se andada a continuación el de
Isidoro por Braulio. El último es el XXXIII «Máximas episcopus».
Fol. 92 a. Abhinc Ildefonsus episcopus.
Hasta XIII capítulos: «Item Eugenios»».
Fol. 92 a. Item Eugenios.—XIV, Ildefonsos episcopus. XV,
lulianus episcopus.
Fol. 92 b. [XVI]. Ucusque Félix.
—Comienza e'. texto de San Jerónimo.
Fol. 116 b. Commentariorum libros tres. Explicit líber uirorum
inlustrium 7 .
8*
Fol. 117 a. Exhinc Gennadius.
Fol. 132 v.t a. ex tempo re declarare °.
Fol. 132 v., a. Dehinc Isidoros Ispalensis.
Fol. 139 a. XXXIII. Maximus que necdum legi 1011 . Explicit
tertius ejusdem/promtus a sancto Ysidoro/Spalensis sedis episcopo/
Ucusque/Ysidorus/RENOTATIO UIRI STIUS/a BRAULIONE
CESAR AGVS/TANO episcopo <9 <9 EDITA EST. Isidoros uir re-
Zius... ..
Fol. 140 b. Praestantior cunctis, et copiosior oper i bus oantatis.
Fol. 140-148. Adiciones de Ildefonso, Juliano y Félix ".

O sea, que la disposición del De Viris illustribus en el


cod. 22 de León, y seguramente en su modelo y en otros
similares, era la siguiente :
1) San Jerónimo ; 2) Genadio ; 3) San Isidoro. Y, al

7 Después del prólogo de San Jerónimo, trae el orden de capítulos,


no sólo de su obra, sino también de sus continuadores. Cf. otros
códices citados por Anspach, 65-67.
8 Termina el texto de la obra de San Jerónimo.
• Termina la continuación de Genadio.
10 Termina la continuación de Isidoro. Inmediatamente comien­
za la Renotatio escrita por Braulio,
11 Son las adiciones conocidas por las ediciones de San Jerónimo
e Isidoro.
22
338 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

final de éste, tal vez Braulio añadió su elogio sobre Isi­


doro :
I * *

De uiris íllustribus librum ununi, cui nos ista subiunximus.

El hecho de ponerlo inmediatamente a continuación de


los «viros illustres» descritos por el mismo Isidoro, move­
ría a Braulio (o a quien fuera, muy pronto, el autor de la
rúbrica) a darle el título de Renotatio, esto es: Hasta aquí
es San Isidoro quien ha escrito. Ahora, a su vez, Isidoro es.
descrito flor Braulio. De aquí el nombre, bien escogido, de
Renotatio 12. El figurar en forma de rúbrica, tal vez, en
algunos mss., hasta sin la inicial R para que fuera miniada
—y, por lo tanto, enotatio—, al mismo tiempo que la conve­
niencia de ponerla al frente (casi como prefacio o prólogo,
y muy bien como noticia biográfica y bibliográfica intro­
ductoria) de la edición parcial o completa de escritos de Isi­
doro, consagró definitivamente, durante casi cuatro siglos,
la forma ya vulgarizada de Praenotatio.
Después del estudio que acabamos de hacer, creemos
poder proponer: 1) Que el nombre primitivo, puesto por
Braulio mismo o por alguno muy cercano a su época, fue el
de Renotatio, 2) Que éste es nombre más lógico, dado el lu­
gar que hasta el siglo Xvi ha ocupado dicha noticia, al final
del De Viris íllustribus de Isidoro, para designar con exacti­
tud el trabajo de Braulio. 3) Que a los doctos y estudiosos
corresponde aceptar este nombre o discutirlo con razones
mejores que las nuestras
La hipótesis anterior queda propuesta sobre la de su­
poner que, desde el primer momento, la «noticia» de Brau­
lio fuera añadida a continuación del De Viris íllustribus de
Isidoro. Si, como también pudiera haber sucedido, en los
primeros códices apareció, no después de Isidoro, sino des­
pués de la continuación de éste por Ildefonso (o también
por Juliano y Félix), entonces el nombre resultaría, en toda
su propiedad, impuesto: Renotatio, pues anteriormente,
el núm. o cap. IX de Ildefonso se había ocupado de Isi­
doro.
El nombre de Renotatio estaba ya, naturalmente, incluí-

12 Hemos de advertir que la palabra Renotatio está íntegramente


escrita, sin que le fa’te la inicial, ni se baya deyado lugar para mi­
niar otra antes.
APÉNDIE 339

do en el reducido léxico que pudiéramos llamar técnico para


esta clase de noticias bibliográficas y literarias. Véase en el
prólogo del De Viris illustribus de San Ildefonso las pala­
bras siguientes : «Virorum adnotatio», referida a la obra de
San Jerónimo ; «adnotatio», referida ya a San Isidoro, ya
a otros. Hay en este prólogo dos textos que claramente con­
firman la consagración de la palabra Renotatio. Dice San
Ildefonso, hablando de este género de noticias: «Ast ego
procul dubio impar, et his quos adnotatío retinet, et illis
quos renotatio delectauit, indignusque satis...» Aun más
claro el texto, cuando se refiere a Genadio, que había conti­
nuado a San Jerónimo y había escrito acerca de éste:
... vir beatus atque dóctissimus Hieronymus presbyter plene dicitur
adnotasse... Hunc sequutus Gennadius renotaiionis ordinem textu
simili percurrit. Deinceps vir prudentissimus... Isidorus..., eodern
ductu quosque viros Optimos repetit in adnotationem subiunxit...13.

El texto último nos da la clave de nuestro título, hasta


tal vez ya puesto por Braulio, de Renotatio, como equiva­
lente de lo que él añadió —como Genadio a Jerónimo— a la
obra de Isidoro : <
De uiris inhistribus librum unum, cui (se entiende, a librum
unum o a Isidoro) nos ista subiunximus — Renotatio 14.

El nombre de Praenotatio se debe exclusivamente a los


editores isidorianos, a partir del siglo xvi. Si Braulio fué
el autor de la rúbrica puesta a su elogio isidoriano, creemos
que escribiría así: Renotatio Isidori o Renotatio Isidori a
Braulione. Los códices posteriores la transformarían, más
tarde, en la forma siguiente : «Renotatio Isidori a Braulio­
ne cesaraugustano episcopo edita.»

Damos más abajo el texto de la Renotatio, tal como


nos lo ofrece el cód. 22 de León 15. Para las notas impor­
13 En su Praefatio al De 'viforuni ülustrium scriptis. Cf. tam­
bién Eugenio en su carta a Braulio (Vollmer, I, 3, o. c.f pág. 282, y
Madoz, carta 35, 18): «praenotati». Se entiende, en la frente. En
cambio, Eugenio, en su carta a Chindasvinto, para dedicarle su edi­
ción del Hexameron (Vollmer, o. c, (edición de Draconcio), pág. 27,
11-12) : idcirco in fine libelli... versiculis, quos olim condidi, renotavi.
14 Téngase en cuenta los textos aducidos, para esta palabra, de
Ildefonso y Eugenio.
" Infra, págs. 356 y ss.
340 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tantes, desde el punto de vista crítico, véanse las variantes


o peculiaridades que allí se consignan. Además, hemos
establecido paralelamente el texto que nos ofrece, aun a pe­
sar de sus imperfecciones, por parte del copista y también
seguramente por parte del códice que le sirvió de modelo,
el texto del códice parisiense-cesaraugustano. La coinciden­
cia de ambos, en sus líneas generales y en su detalle, salvo
las interpolaciones que nos ofrece el parisiense, muestran
que ambos nos ofrecían el texto común de la Renotatio, sin
que el parisiense admitiera la ampliación de la llamada
Abbreviatio 16.
El texto de León, por coincidir con la redacción, ya tan
conocida (la primitiva de la llamada Praenotatio) no exige
un estudio especial, pues ha sido ya bien estudiado y ana­
lizado por Lynch 17. Unicamente queremos llamar la
atención sobre dos extremos importantes: Primero, que no
figura, junto a Fulgencio, la forma «Astigitensi», que nos
ofrecen las ediciones conocidas de la Praenotatio ; segundo,
que, en cuanto al número de los libros de las timologías ,
nos ofrece la forma «vigiad» (en letras), que, si no es he­
rencia de defectuosa transcripción de números romanos
(XX — XU — [XV]), correspondería a la etapa que Ans-
pach atribuye a la serie de códices en los que las timolo -
gías, así en sus códices (de ellas), como en la Praenotatio,
ofrecían y suponían la existente división de las timologías
en «quince libros» ; etapa que, según Anspach, cae ya den­
tro del siglo octavo 18. Si los códices de la timologías y
las referencias de la Renotatio comprobaran plenamente la
hipótesis de Anspach, tendríamos señalada la época del
códice (?) que sirvió de modelo (?) al de León 19.

16 Para el texto de la Abbreviatiof véanse como ediciones corrien­


tes las de Migne, PL., 82, 53-56, y Anspach, o. c.f págs. 57-64.
17 Supra, págs. 245 y ss.
18 Cf. Anspach, págs. 56, 65 y ss. No convence e' argumento que
Anspach pretende deducir de la Abbreviatio, haciéndola muy anterior
al siglo xii por el hecho de que en ella se dividan las timologías
en quince libros. La verdad es que el comprador de la Abbreviatio
tuvo como modelo un texto de la Renotatio igu^al o semejante al
nuestro; pero del número de libros (retransmitido) no se puede con­
cluir la «época» de todo el texto.
19 Habría de concluirse que el modelo directo o indirecto del có­
dice de León pudo haber pertenecido a mediados del siglo octavo.
B. FUENTES
I. ODIE PARISIENSE 2277
,•} M

[Vita Braulionis]
(Fol. 1). Incipit prologus de uita beatorum Leandri,
Ysidori, archiepiscoporum yspalensium, Fulgencii cartagi-
nensis archiepiscopi, el Braulionis, cesaraugustani episcopi,
qui fuerunt fratres et nati ex parentibus, uidelicet, Remi-
gildo rege fratre regis Francie nomine Luyba et matre Theo-
dosiaf filia Seuerini ducis prouincie cartaginensis, qui fuit
filius Teodorici regis Gotorum.
Incipit prologus beati Gregorii Pape.

Intencio quidem una est nostra et eorum qui ante nos


fuerunt studiosorum et sanctorum uirorum memorabiles uite
narracione ut in ómnibus quedajn imitacio pia et Militas ex
hoc fiat gloria autem et magnificencia sánete et adorande
Trinitatis refferatur...
Ideo non ualemus ad eorum consurgere meritum. Sed
an illustrissimorum uirorum Leandri, Fulgencii, Ysidori et
Braulionis episcoporum uite gesteque uel ex aliqua parte
dicturus incutitur pro doctrine numerositate trepidado. Et
sicut solis splendor humanis illatus obtutibus ebetata occu-
lorum acie (fol. 1 v.) lumen confundit ex lumine. Nam ani-
mi mei infirmitas oblatum preconiorum cumulum quem im-
plere non potest expauescit...
Et uere maluissem relatores tantorum bonorum uirorum
alios pocius quam me fuisse, quia quicumque illi me fuerunt
digniores. Quod quia non contigit, me malo esse aliquem
quam neminem. lam quedam et alii ante me óptima atque
S42 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

excellentissima (dixerunt) de horum sanctorum patrum phi-


losophia potentes existentes in opere et sermone. Dico, enim,
Leandrum, Fulgencium. Ysidorum et Braulionem Dei cul­
tores et amatores uirtutis et pietatis propagatores. Ac tamen,
quamuis tales essent de dignitate et mérito, studium non est
nostrum relinquere ut non referamus... (fol. 2). Secundum
autem quod in hac narracione nostra correcciones et delec-
tabiles ystorie conscribantur et que scripte sunt ab optimis
uiris in laudibus sanctissimorum reuera et beatissimorum
Leandri, Fulgencii, Ysidori et Braulionis antistitum accep-
tentur...
Quod máxime et per amplius erexit nos ad presentem
sollicitudinem..., ut possit et ydiota et sine litteris de hiis
que dicuntur proficere.
xplicit prologus.
Prologus beati Gregorii Pape .
Sanctorum quídam ac propensiori culturo reuerencia ue-
nerandorum patrum gesta cauta deliberacione prisci fideles
decreuerunt multimoda persequcione celebrare, celebrantes-
que tota mentís deuocione uenerari... (fol. 2 v.) ... Quanto
magis ergo christianorum deuocio precedencíum patrum
facta sibi sepius representans in illis oportet uelut quibus-
dam speculis ut sese preuidendo cognoscant.
(Fol. 2 v.) De succesione Leuuigildi fratri suo Luybe.
Igitur cum temporibus lustiniani... .
De matrimonio Leuuigildi cum Theodosia filia ducis
cartaginensis et de filiis eorundem.
Duxit auten Leuuigildus uxorem nomine Theodosiam
filiam Seueriani ducis prouincie cartaginensis, qui fuit filius
Theodori regis Gotorum. De qua procread sunt precipue
magne quatuor columne ecclesie et tocius fundamentum
fidei, ita quod ex ea habuit s[c]ilicet Leandrum yspalensem
archiepiscopum, Fulgencium astoricensem episcopum,
postea carthagínensem archiepiscopum, Hysidorum yspa­
lensem archiepiscopum, Braulionem cesaraugustanum epis­
copum ; et al ios dúos s[c]ilicet Herminigildum martirem
quem pater securi percussit (fol 3) et Recaredum, qui post
eum regnauit; et unam sobolem Florentinam, que mater
fuit fere XL
* monasteriorum sanctarum uirginum fere mi-
lium monachorum.
APÉNDIE 343

De regno Leuuigildi, et de bellis que fecit, el de regáis


el ciuitatibus quas ipse cepil.
(Narra, sus 'victorias y las ciudades y tierras que ocupó.)
Sed transmissis a se ad studium filiis obfuscauit in eum
error impietatis gloriara tante uirtutis... .
Sed nuper Erminigildus filius eius ab arriana heresi ad
catholicam fidem, uiro reuerentissimo fratre suo Leandro
iam yspalensi episcopo predicante, conuersus est. Quem
pater arrianus ut ad eandem heresim rediret et premi is sua-
dere et minis terrere conatus est. Cumque ille constantis-
sime responderet..., pater eum priuauit regno rebusque óm­
nibus expoliauit...

(Prisión y martirio de Hermenegildo.)

(nfermedad dé Leovigildo: recomendaciones a Lean-


dro y Recaredo.)
(Fol. 4). Qua uidelicet comendacione expleta, de-
fun[c]tus est sub era DC .,
* .XXVII
* in urbe toletana, eum
regnasset annis XV.

Dé successione regis Recaredi post morlern pairis sui


Leuuigildi.

(Conversión de Recaredo y de los visigodos.)


(Fol. 4 v). Qualiter Recaredus arrianam heresim ab
Yspania extirpauit, et ibidem fidem catholicam restituit.
Qualiter rex Recaredus consilio Leandri fratris sui, Isi-
dorum, Fulgencium, Braulionem fratres suos reuocari fecit.
(Ciencia y elogio de los mismos.)

(Fol. 5 v). De priuilegio bonitatis Recaredi et quod


isti sdneti tempore Gregorii fuerunt.
(logio de Recaredo. Su ciencia y cualidades.)
(Sus guerras. Su reinado.)

(Fol. 6 v.). De concilio toletano tercio, ubi de mándalo


domini Gregorii pape conuenerunt LXa episcopi et in quo
concilio. fuit extírpala arriana heresis, presidente Recaredo;
et fuit ibi electus Braulius in episcopum cesaraugustanum.
Ano IHI." regni sui, idus may, terciara toletanam syno-
344 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

dum celebran it. Et LXa dóminos episcopos ad condempna-


cionem arriane heresis de diuersis Gallie et Hyspanie prouin-
ciis in urbe regia congregauit... (FoL 7). Sed in hoc conci­
lio ehminata spurcicia heresis arriane, Gothi in uera confes-
sione fidei catholice remanserunt. Et ponitur ibi omelia sancti
Leandri episcopi de laude Ecclesie, et pro confessione Go-
torum que sic incipit: «Festínitatem hanc omnium esse sol-
lemnitatum festiuitas».

Sermo beati Braulii in. concilio Loletano, in quo ipse fuit


electus in quo concilio Braulius C esaraugustanus episcopus
uetbum diuinum proposuit ad instanciam aliorum episcopo-
rum informa que sequitur: Tune communi consilio decreue-
runt ut Braulius...
(Fol, 10 v,). t petado sermone, surrexii, quídam, he-
breas in arrianis disputans cum Braulione de Trinitate:'
Fuñe tacto summo silencio, quídam iudeus ex arriana per­
fidia... i - 9-

(Fol. 24). De scientia et facundia beati Braulionis et


de uirtutibus et aliis beneficiis naturalibus quibus ipsum
Dominus illustrauit,
Sermo autem illius non alius fuit apud nos quam mundi
huius illecebras et seculi lionera relinquenda ut Dominum
nostrum lesum... sequeremur...
(Fol, 24 v.). lam uero in uerbis et in confabulacioni-
bus eius quanta grauitas, quanta dignitas erat, quam ala­
ce r, quam efficax, quam in exsoluendis Scripturarum ques-
tionibus promptus et facilis... Conabatur namque cotidie
extra mundum, extra carnem fieri, cun[c]ta fantasmata cor-
poris ab occulis mentís abigere et superna gandía incorpo-
raliter uidere et non solum uocibus sed medullis cordis ad
Dei speciem anelans dicebat: 1 ibi dixi[t] cor meum et
cetera.
Super corpora beatissimorum martirum et Engracie et
aliorum martirum Sanctarum Massarum ecclesiam hedifi-
cari fecit et sollemnia officia celebrare decreuit.

(Sigue el fol. 25 en blanco; pero nada falta, pues el


fol. 24 7?. ha recogido como referencia la palabra ”scripsit”,
con la que comienza el fol. 26,)
APÉNDIE 345

(Fol. 26). Scripsit uitam beati Emiliani... Tante


compassionis sibi gracia circa omnes redundabat... Verum
eciam uniuersi ordinis homines non solum ipse pacienter
uisitabat, nerum eciam suscipiebat. Et iam de Braulione
dicta sufficiant.

De transita Fulgencii, qui rexit sedem cartaginen-


sem XXIIII. annis.
Porro Fulgencius... non solum proposuerit per ordinem.
Capitulis singulis exponens in sacra Euangelia et in Ysaiam
et XII. prophetas et in Génesis (fol. 26 v.) et Pentateucum,
et regum ministeria munimine ( = minime [?]) pertractauit...
Cotidie enim in dolore deficiebat, et mortis remedium
expectando suspirabat et missa legacione, Leandro et Brau­
lione fratribus suis cito ei occurrerunt. Tantis precibus
exauditus,, tándem aliquando diuinitus postquam sedem kar-
taginensem XX.lili, annis doctrinis pariter ac operibus
felicissimus iliustrauit, anno etatis sue XL° sexto et diem
kalendarum ianuariarum in manus Leandri et Braulionis a
carnis corrupcione subtractus est incorrupcionis gloria su-
blimandus. Occurrit autem rex Recaredus et Ysidorus fra-
ter eius ad eius obsequium, et in ecclesia impensis officiis
ubi diuinitus minister constitutus erat, iuxta altare sancti
Precursoris Domini babtiste lohannis humatus iacet.

Sepulto Fulgencio, Leander et Braulius ad propria reuer-


tentes, Leander spiritum in uia Deo in manibus Braulionis
fratris reddidit, et Yspalim a Braulione suo fratre sepultas
est.
Porro fratres ad propria reuertentes, cum IIII" miliario
Hispalim adfuissent, dolore lateris correptus antequam me­
ma urbis aduenisset, Leander in uia defunctus est, die mer-
curii quarta feria, tercia die kalendarum marciarum..., et
corpore eius in decenti sargofago Hispalim collocato a Brau­
lione fratre suo. Deinde ex ómnibus partibus regni...
(fol. 27). Sepultus est autem in ecclesia beate Dei genitri-
cis Marie ad dexteram partem altaris...
Octauo autem die postquam mortuus est Leander, mortuus
est et Recaredus frater eius, qui cum esset in toletana ur­
be... Mortuus est autem anno XVo regni sui, cum regnas-
L46 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

set annis XV sub era DC? XLa III? Sepultus iacet Ispa-
lim. Quo mortuo successit in regno Luyba... .
Defuncto Luyba sub era DC? XL? V?, Victericus . .

Defun[c]to Leandro, successit sibi in archiepiscopaiu


yspalensi Ysidorus frater eius, qui mullos edidil libros in
catolice fidei erudicione (fol. 27 v.). Hoc tempore Ysido­
rus fratri Leandro in episcopatu successit. In quo sibi anti­
quitas... (
(Sigue el texto de la Renotatio. Véase infra, pág. 356.)

(Noticias sobre los Concilios)

(Fol. 28 v.). Hec Braulio cesaraugustano episcopo de


eo multa scripsit et lohannes sánete Marie maioris cesarau-
gustane. Beatus uero Ildefonsus toletane sedis antistes hoc
de eodem testatur dicens quod tante iocunditatis... Dum
finem uite sue nescio qua sorte iain prospiceret...
Era DC? LXXX? UI?, anno Suyntille et Richimeri
filii eius anno IIIo. Sisenadi regis, IIIo apud Toletum Gallie
et Hyspanie concilium et synodus celebrata est, LX? VIII.0
episcopis congregatis cum absencium uicariis et palacii se-
nioribus in ecclesia sánete Leocadie uirginis et martiris
Christi, asistente adhuc Ysidoro hyspalensi archiepiscopo
et Braulione cesaragustano episcopo, fratre eius, et in mul-
tis libris iam fulgentes mirifice de diuersis concilium cele-
brauerunt et fuit sub Insto regie ciuitatis primate et subs-
cribunt: Ysidorus hyspalensis archiepiscopus,Solua narbo-
nensis archiepiscopus, lulianus bracharensis archiepisco-
pus, Audax terraconensis archiepiscopus, Rimirus (fol.
29 v.) uicarius emeritensis et suffraganei eorum ; et fuerunt
omnes LX? VIII? episcopi. Et fuit istud quartum conci­
lium toletanum. Huius sánete synodi ínter ceteros Brau-
lius cesaraugustanus episcopus claruit, cuius eloquencia Ro­
ma urbium water et domina per epistolare eloquium est mi-
rata., i
Era DCa LXXX? IX? quintum concilium toletanum
celebratum est XXIIII episcopis congregatis sub Eugenio
urbis regie antistite, ut non solum de rebus mu[n]danis
nerum etiam de diuinis multa ignaris mentibus infundendo
illuminaret. Quando uero sanctorum congregado episcopo-
rum cum uicariis absencium episcoporum co[n]sedentibus
APÉNDIE 347

et cum senioribus palacii regis Suytille, qui interesse digni


habiti fuerunt, concilium perlustrantibus, aggegati in eccle-
sia sánete Leocadie uirginis et martiris Christi líber Cano-
num glorióse declarat. Huic synodo Braulius cesaraugus-
tanus episcopus pre ceteris illustris excellit atque piara doc­
trinara christianis mentibus decenter infudit, cuius et opuscu-
la nunc usque Ecclesia ueneratur. Et in hoc concilio subs-
cripsit Audax terrachonensis archiepiscopus et aliqui de suf-
fraganeis suis et uicarii absencium episcoporum.

Leandro, Fulgencio, Ysidoro, Recaredo rege defunctis:


omnes defuncti sunt in manibus Braulionis. Tándem Ídem ad
ciuitatem cesaraugustanam reuersus in ecclesia sánete Marte
maioris congregatisque pluribus episcopis in manibus Auda-
cis terraconensis archiepiscopi feliciter spiritum Deo reddidit.
Porro cum Braulius ad sedem propriam esset reuersus
anno XXI inminente tum gloriosissime temporibus Sysanati
et Suitillanis regum Gotorum et Tulgam et Suedi nec non
et Sisebuti regum Gotorum felicissime gubernante Eccle-
siam, post dies aliquot sequitur incommodum. Quo ingraves­
cente infirmitate, tota ciuitas cesaraugustana turbatur, quia
accedebat ad transítum qui uocabatur ad gloríam : et fes-
sum a laboribus suis Dominus inuitat ad premia. Pagan i
autem et iudei nec non et sarraceni dicebant: Cur nos, pater,
deseris ? Aut cur nos desolatos relinquis ? Visitancium
(fol. 30) autem et uigilancium tanta fuit diebus ac noctibus
paganorum, iudeorum, christianorum, monachorum et alio-
rum ordinum quantum admisit aditus aut domus recepit.
Omne tempus, usquequo anima egressa est, cum choris psal-
lentibus tenebatur. Transiit autem die dominica illuscescen-
te VI.° kalendarum aprilis in manibus Audacis terrachonen­
sis archiepiscopi et quorundam episcoporum ; et factus est
luctus magnus per totam ciuitatem.
Sepultus est autem decenter in ecclesia sante Marie maio­
ris supra altare sancti lacobi apostoli quod ipse construxit.

xplicit uita sanctorum Fulgencii episcopi, Herminigildi


regis, Braulionis, Hysidori episcopi et Leandri et Recaredi
regis. Deo gracias, qui dedil bonum inicium et finem.

Explicit
348 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

[Historia ecclesie cesaraugustane]


(Fol. 30). Quondam gentiles seu antiqui homines ima­
gines deorum suorum erigebant, ea uidelicet intencione ut eas
etatis uenture posteritas intuens ad uirtutes appetitum glo-
rieque consequcionem animi intuencium, ad memoriam ges-
torum preteritorum, cicius ac memoriter reducerentur. Quan-
to magis ergo christianorum deuocio precedencium sancto-
rum Patrum factum sibi sepius representans in scripturis
oportet, ueluti quibusdam speculis, sese preuidendo, ea fac­
ía discernendo, ad deuocionem fidelium animi excitentur.
Hiñe est quod iam tanta temporum fluxerunt curricula ut
obscurata per silencium uix ipsorum temporum agnicio col-
ligatur. Ideoque a tempore beatissimorum Ualerii episcopi
cesaraugustani eiusdemque gloriosissimi Uincencii archidia-
coni, per distinta temporum interualla...
(Fol. 31). Tune uenerunt Goti ad partes Hyspaniarum
Remigildo fratre germano regis Francie eis presidente, qui
duxit uxorem Theodosiam filiam Seuerini ducis prouincie
kartaginensis (fol. 31 v.) ex qua suscepit filios sex, uidelicet,
Leandrum et Ysidorum, qui fuerunt archiepiscopi yspalen-
ses successiue, Fulgencium archiepiseopum cartaginensem
et Braulionem episcopum cesaraugustanum. Qui fuerunt
magni doctores et inconcusse columpne fidei catholice, prout
in eorum legendis apparet manifestum clara luce. Reliqui
uero dúo fratres, uidelicet, Remigildus et Recaredus fue­
runt reges. Remigildus fuit mártir a proprio paire interfec­
tas arriano herético suggerente.
Recaredus predictus duxit uxorem filiam regis Artus
de Britannia, et post patrem fuit rex Gotorum successiue,
et cepit ciuitatem pampilonensem et Toletum et ciuitatem
cesaraugustanam et omnes superiores ciuitates toeius Hys-
panie. Et extirpata arriana peste ab Hyspania, que totam
Hyspaniam tempore patris sui occupauerat a portu Aspe us-
que ad mare Oceanum, omnes regiones Yspanie sue sub-
mitit dominacioni. Et restitutis ómnibus episcopis suis se-
dibus in toletana urbe sub Leandro archiepiscopo concilium
generale extitit celebratum presente gloriosísimo rege Re-
caredo.
Tune Braulius in episcopum cesaraugustanum extitit
APÉNDIE 349

electus et a beato Leandro extitit consecratus. Qui post bea-


tum Ualerium, transactis CCCC.is anniset ultra, ídem Brau-
lius rexit ecclesiam cesaraugustanam successiue per XX.
anuos et uaccauit ciuitas cesaraugustana fide catholica a
tempore beati Ualerii usque ad tempus beati Braulionis per
quadringentos annos et ultra. Prefatus uero Braulios super
corpora beatissimorum martirum Sanctarum Massarum et
corpus sánete Engracie ecclesiam hedificari fecit et ibidem
diuina celebrari decreuit.
Necnon die dominica illuscescente, videlicet VI? Calen­
das aprilis, in manibus Audactis (sic) terrachonensis archie-
piscopi, et quibusdam adstantibus episcopis, suum spiritum
reddidit Creatori. Cuius corpus decenter sepultura extitit de-
center (sic) in ecclesia sánete Marie maioris supra altare
sancti lacobi quod quidem (fol. 32) altare ipse hedificari
fecit.
Transactis CCCC. annis et ultra a tempore sepultare ip-
sius, per beatum Ualerium corpus eius cuidam episcopo Ce-
saraugustano Petro nomine extitit diuinitus reuelatum, prout
inferios in tractatu sue reuelationis plenius continetur. Cuius
sanctitatem plurimorum miraculorum operatione Dominas
lesus Christus manifestar iugiter ac declarat.
Mortuus fuit beatus Braulius sub era DC? LXX.a lili?
Et successit sibi Maximus Ermologus, cuius eloquia Eccle­
siam Dei quam. plurimum decorarunt. Et, ipso defuncto,
successit sibi lohannes et sedit in episcopatu XXVIII.0 an­
nis, et obiit sub era DC? LXXX? IX? Quo defuncto. suc­
cessit ei in cathedra cesaraugustana, in ecclesia sánete Ma­
rie maioris, Tayus, qui sedit in episcopatu XXVI annis ;
qui duxit librum de Moralibus lob a Roma in partibus
Hyspaniarum et ad predictam ecclesiam sánete Marie.
Tune capta fuit a sarracenis tota Hyspania mediante
prodicione comitis luliani sub era DCC? VI? Et fuit tota
Hyspania absque fide catholica et absque pontifical! unione
usquequo uascones Pireneos montes qui dicuntur portus
sánete Christine transierunt, eis presidente Castone de Bear-
no qui fuit strenuissimus in armis et in suis actibus proui-
dus et discretos, cuius corpus sepultum est in ecclesia sáne­
te Marie maioris Cesarauguste.
Vascones in circuito ciuitatis Cesaraugustane castrame-
tantur... Bellicosissimus Ildefonsos imperator Yspanie, au­
dita obsidione urbis, socias administra! milicias...
350 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Urbe reddita, eam christiani occupant infanciones, et


ecclesiastica reparantur. Petrus intronizatur episcopus, qui
in obsidione sub spe capiende ciuitatis (fol. 32 w.) diu fue-
rat eiectus, et a Gelasio papa in partibus Equitanie extite-
rat consecratus; cui episcopo, prout scriptura testatur, sex-
centis annis elapsis et ultra, Corpus beatissimi Braulionis
per beatujn Ualerium diuinitus extitit reuelatum in ecclesia
sánete Marie maioris cesaraugustane. In ipso uero sarrace-
norum maiori oratorio, inmundorum spirituum eiectis spur-
ciciis, ecclesia sancti Saluatoris uenerabilis consecratur, quia
per ipsum et in ipsius natiuitate fuerat liberata. Ab illo die
actenus episcopi honestissime sublimantur.
Capta fuit ciuitas cesaraugustana post prodicionem co-
mitis luliani sub era M.a CL.a 1111.a, mense decembris, an-
no a natiuitate Domini M.® C.° XVI?
APÉNDIE 351

[Genadio y Braulio : Prudencio e Isidoro]

Al estudiar algunas cuestiones particulares sobre Pru­


dencio hemos manejado con frecuencia y en detalle la obra
fundamental de Stettiner sobre el gran poeta cristiano x.
Cuando, ocupándose Stettiner del famoso códice de Ber-
na(Be) de Prudencio, explica la razón del orden de los escri­
tos poéticos en dicho códice, alega la influencia que pudo
haber tenido en ello el testimonio o juicio de Genadio sobre
Prudencio, y el hecho de que aquél llegara a formar, en
cierto modo, parte de los códices prudencianos (al menos»
de muchos).
Genadio escribió a final del siglo quinto, continuando a
San Jerónimo 1 2. Y muy pronto —tal vez ya en el siglo vi­
ví!— el capítulo de Genadio fué incorporado (una especie
de introducción) a las ediciones {manuscritas) de Pruden­
cio3. Creemos que éste fué el caso de Braulio-Isidoro.
Braulio escribió su capítulo (Renotatio) sobre San Isidoro.
Dicho capítulo (que, al principio, aparecería al final del De
Viris illustribus, como en el caso de Genadio), pasó muy
pronto en los códices y más tarde en las ediciones a formar
como un prólogo-introducción al conjunto de las obras isi-
dorianas. En los códices buenos, su nombre sería Renota-
tio ; en otros, nó tan buenos, y en las ediciones se consagró
el nombre de Praenotatio.

1 Richard Stettiner, Die illustrierten Prudentiushandschriften. Ber­


lín, 1895 (1.a ed.) y 1905 (2.a ed.). Citamos aquí por la primera.
2 Cf., para el caso de Genadio-Prudencio, Stettiner, págs. 73-74.
3 Stettiner, pág. 74: «El capítulo de Genadio sobre Prudencio
se halla en casi todos los mass. m que contienen las obras de' poeta,
inmediatamente antes del Praefatio...»
II. REVELAION SOBRE E

(FoL 32 v.). De reuelacione beati Braulii episcopi Ce-


saraugustani in litnine ecclesie beate Marie iacentis.1. (Ms.
BibL Nac. París, 2277).

Relacione prorsus dignum [duximus] 2 declarandum


quod Petrus cesaraugustanus episcopus 3, cuín multas4 tam
a fidelibus quam ab infidelibus pateretur oppresiones, quip-
pe cui eciam uicini episcopi propria iura ecclesie uiolenter
auferre conabantur, nocte quadam pre tristicia incenatus
recubuit.
Cum autem obdormisset, uidebatur sibi ante altare Du
genitricis et uirginis Marie suppliciter astare, in ecclesia ab
antiquis temporibus ad honorem ipsius in urbe constituía,
exorans ipsam ut a tribulacionibus suis eum liberaret et
contra persecutores suos ei adiutrix existeret.
Ad quem 5 beatus Ualerius, sacerdotal! ueste indutus,
uenerabili specie, sub senili effigie, canos habens capillos,
uirgam 6 pastoraiem manu defferens, uidebatur accedere
dicens ei 7 : «Miserrime, quomodo te estimas euadere tri­
bulaciones, uel quomodo sanctorum auxilia implorare pre­
sumís, aut qualiter de beate Marie subsidio confidis, uel
quomodo Dcum propicium habere mereris, qui sanctum et
uenerabilem ipsius episcopum in limine ecclesie inhoneste
iacere paciaris (super : borrado mediante... infrapuestos),
sanctissimum Braulium cuius corpus omnes introeuntes
ecclesiam ingrediuntur et regrediuntur; super quem eciam
mulieres transeúntes (fol. 33) inconuenienter calcibus in-
mundis conculcan tur? 9. Vade ergo, et sanctissimum cor-
pus de loco predicto acceleranter extrahe, et in ipsa eccle­
sia uenerabiliter repon ere procura 10, ut et Deum propicium
et sanctorum subsidia, et eundem adiutorem in tribulacio­
nibus tuis habere merearis, nec te terreat amplius persequ-
UERPO DE SAN BRAULIO

De inuencione su i corporis reuelata. IX.m capm. (Ms.


scur. P. III., 5, fol. 74).

Üariis pontificibus post régimen huius sancti gubernan-


tibus ecclesiam supradictam, tándem, post sexcentos annos
et ultra, quídam in episcopatum eligitur cesaraugustanum
Petrus nomine nuncup'atus. Qui cum graues oppresiones
tam a fidelibus quam ab infidelibus pateretur, cui episcopi
conuicini iura et ecclesie libertatem auferre indebite cona-
rentur, incenatus pre tristicia recubuit quadam nocte.
Cum autem corporaliter obdormiret, uidebatur sibi quod
coram altare Virginis eam suppliciter exoraret ut in suís
aduersitatibus ipsam adiutricem recipere mereretur.
t ipso in oracione huiusmodi permanente, ecce beatum
Valerium veste sacerdotali indutum, venerabili specie, effi-
gie sub senili, habentem capillos canos, virgam pastoralem
in manu defferentem, ipsum hac voce túrbida increpantem:
"Misérrimo presul, qua audacia presumís sanctorum auxi-
lia implorare, et Virginis patrocinio inuocare, sui quoque
Filii subsidio esse fultus, cuius s'anctum lacere pateris in
limine ecclesie inhoneste? A planctis enim inmundis fe-
minarum maculatur, calcibus conculcatur ; et (fol. 74 v.) om-
nes ingredientes ecclesiam ipsum irreuerenter pedibus suis
premunt. Cur ergo illius Domini reclamas presidium, ctiius
seruum tam viliter dehonoras? Surge ergo et propera, ip-
sumque corpus sanctissimum a dehonestissimo loco trahe et
ipsi procura honorabilem sepulturam. Cumque perfeceris
que tibi dixi, Deum mereberis adiutorem, nec te tenebit am-
plius persecutor”. Cui, cum prorsus dormitans responderet
se huius rei penitus inscientem, sanctus Valerias, apprehen-
sa dextera eius manu, ad locum sepulcri deduxit, et tumuli
longitudinem, ter virga percutiens, designauit.
23
354 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

ton». At ille respondeos, huius rei ignarum se penitus fuis-


se testabatur. Tune sanctus Ualerius, apprehensa manu eius­
ad locum sepulcri deduxit; et tumuli longitudinem, uirga
11.
ter percuciens, designauit 1234*678910
Mane autem facto, conuocato capitulo, Episcopus fra-
tribus uisionem reuelauit. Deinde ad ecclesiam beate Mane
cum multis testibus accelerans, tumuli locum et signa, que
beatus Ualerius ibidem uirga fecerat, indubitanter ostendit.
Post dies autem aliquot ad 12 huius rei spectaculum po-
puli facto conuentu, sepulcrum effodiens, uas inuenit lapi-
deum, superposito 13 lapide decenter coopertum. Quod, et
cunctis uidentibus, aperiens, reliquias et ossa sanctissimi 14
pontificis infra reposita propalauit. Cuius episcopalem dig-
nitatem pontificalia ibidem reperta, scilicet, uirga et anu-
lus, approbabant. Populo itaque admirante et de diuino gra­
tulante oráculo, uenerabile corpus cum ymnis et cantibus de
sepulcro extulit, et ante altare sánete 15 Marie decentissimo
reuerenter collocauit mausoleo.

In quo et16 usque in hodiernum diem, omnium ciuium


testimonio requiescere comprobatur, pluribus egrotis resti-
tuens sanitatem ; Ipso prestante qui uiuit et regnat17.

1 C : De revelatione piscopi in litnine celeste Beate Marie ja-


centis. (La C indica las variantes que ofrece el texto del documento
publicado por Fita.)
2 P : — duximus
3 C : R. etiam dA duximus quod Perus Cesaraugustane Ecclesie
Episcopus
4 P : multis; C: multas
6 Fita señala entre asteriscos desde «ad quem...» hasta «accedere
dicens». Y en la nota explica que «lo incluido entre asteriscos está
relegado por el manuscrito al pie de la relación»
6 C : et venerabili canicie sub senili effigle... et virgam
7 C : e¡
8 C: paciaris Super sanctissimum cuius...—P: super borrado
mediante puntos infrapuestos
9 C : conculcant
10 C : repone Preca(re) ut
11 C : signavi t
12 C : ali(quot ad)
18 C: supposito
14 C : sanctissimi
15 C: alt. beate
" O: — et
17 C : q. v. et regit (nos in sécula. Amen)
APÉNDIE 366

Mane autem fado, capitulo conuocato, piscopus fra-


tribus prefatam retulit visionem. Deinde ad ecclesiam Vir-
ginis cum multis testibus properans, locum tumuli et signa
a beato Valerio, prout monstrata, indubitantissime demons-
trauit.
Demum, non multis elapsis diebus, ad spedaculum huius
rei totus ciuitatis populus conuocatus, sepulcrum efjodien-
tes, vas inuenerunt lapide supra posito Corpus preciosissi-
mum coopertum. Quod, cundis uidentibus, aperientes, re-
liquie et ossa pontificis infra posita patuerunt. Cuius epis-
copalem dignitatem pontificalia ibidem reperta, ut virga et
anulus, probauere.
O res miranda et omni veneracione dignissima, sexcen-
torum annorum fluxus fuerat iam elapsus, sed nec in vestí-
bus pontificalibus aliquod putredinis vestigium aparebat.
Súbito autem tantus odor a pontificis 1 corpore emanauit,
quod cuiuslibet potencia odora&di vix poterat pre nimia ac-
cucie (sic) tolerare.
Populus itaque gaudens de tam insólita nouitate, veaera-
bile corpus cum himpnis et caniicis de sepulcro (fol, 76)
extrahunt, et ante altare maius beate Marie virginis reueren-
ter ad Dei gloriam posuerunt.
Vbi usque in hodiernum diem, omnium testimonio re-
quiescere comprobatur, etiam pluribus corruscans miracu-
lis; ibi a fidelibus honoratur, ad honorem summi Regis,
qui cum Paire et Spiritu Sando viuit et regnat in sécula
seculorum. Amen.

1 (scr. confessoris; corr, post. [siglo xvi?] pontificis).


[II. TEXTO DE LA

RENOTATIO ISIDORI
a Braulione caesaraugustano episcopo edita

(L: Cod. Legión. núm. 22, fol. 139 a-140 a)

Isidoras, uir egregias, hispalensis ecclesiae episcopus


Leandri episcopi successor et germanas, floruit a tempore
Mauritii imperatoris et Reccaredi regis: in quo quiddam
sibi antiquitas uindicauit, immo nostrum tempus antiqui-
tatis in eo scientiam imaginaait. Uir enim in omni loquutio-
nis genere formatus, ut inperito doctoque secundum quali-
tatem sermónis existeret aptas, congrua aero opportunitate
loci incomparabili eloquentia clarus. lam uero quantus sa-
pientia fuerit ex eius diuersis studiis et elaboratis opusculis
perfacile [lector] prudens 1 intelligere poterit. Denique de
iis quae ad notitiam nostram ueneraunt ista commemoraui.
Edidit enim libros Differentiarum dúos, in quibus subtili
discretione ea quae confuse usu proferuntur sensu discreuit.
Prooemiorum librum unum, in quo quid quisque líber sane-
tae contineat Scripturae breui subnotatione distinxit. De
ortu et obitu Patrum [librum unum] 2, in quo eorum gesta,
dignitatem queque et mortem eorum atque sepulturam sen-
ten tial i breuitate subnotauit. Ad germanum suum Fulgen-
tium episcopum 3 Officiorum libros dúos, in quibus origi-
nem officiorum, cur unumquodque in ecclesia Dei agatur,
interprete [suo] 4 stylo, non sine maiorum auctoritate eli-
cuit. Synonymorum libros dúos, quibus ad consolationem
animae et ad spem percipiendae ueniae, intercedente ratio-
nis exhortatione, erexit. De natura rerum ad Sisebutum re-
gem librum unum, in quo tam de ecciesiasticorum doctorara
quam etiam de philosophorum indagine obscura quaedam
RENOTATIO

TEXTO DE LA «RENOTATIO»
Conservado en la «Vita» de Braulio
(P : Cod. París. 2277, fol. 27, 28)
Hoc tempore Ysidorus fratri Leandro in episcopatu suc-
cessit. In quo sibi quedam antiquitas vendicauit, imo nos-
trum tempus antiquitqiis in ea sciencia[rnJ ymaginauit, ut
in omni loqucione genere formatus, ut peritoque sensum
secundum qualitatem sermonis existeret aptus, congrua uero
oporlunitate loci incomparabili eloquencia clarus. lam uero
quanta sapiencia in eo fuerit ex eo diuersis studiis el ela-
boratis opusculis perfacili lector prudens intelligere potest.
Denique ex hiis que ad noslram noticiam peruenerunt ita
commemorari oportet.
didit enim libros Diferenciarum dúos, in quibus sub-
tili discrecione eo quod confuso usu perferuntur sensu dis-
creuit. De Amicicia (sic: Proemiorum) librum unum, in
quo quid quisque líber sancta contineat sepia (sic : Scrip-
tura) breui subnotacione distinxit. De ortu et obitu sancto-
rum patrum librum unum, in quorum gestis dignitatem,
uitam quo que et mortem illorum atque sepulturam senten-
tiali breuitate subnotauit. Ad Recaredum fratrem suum de
gubernatione regni et tenendo iusticiam librum unum. Ad
Leandrum fratrem suum Officiorum libros dúos, in quibus
origine officiorum efficere, quomodo in ecclesia Dei aga~
tur, interprete stilo non sine maiorum auctoritate elicuit.
Synonimarum libros dúos, in quibus ad eleuacionem ani-
me, ad spem percipiende uenie, intercedente exercitacionis
racione, erexit. De natura rerum ad Sisebutum regem li-
brum unum, in quo lam de ecclesiasticorum doctrina doc-
358 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

de elementis absoluit. De numeris librum unum, in quo


arithmeticam propter números ecclesiasticis Scripturis in­
sertos ex parte tetigit disciplinan!. De nominibus Legis et
Euangeliorum librum unum, in quo ostendit quid memora-
tae personae mysterialiter signifícente De haeresibus librum
unum, in quo maiorum sequutus exempla breuitate qua
potuit diffusa collegit. Sententiarum libros tres, quos flo-
ribus ex libris papae Gregorii Moralibus decorauit. Chroni-
corum a principio mundi usque ad tempus suum librum
unum, nimia breuitate collectum. Contra ludaeos. postu­
lante Florentina germana sua proposito uirgine, libros dúos,
in quibus omnia quae fides. catholica credit 5 ex Legis et
Prophetarum testimoniis adprobauit. De uiris inlustribus
librum unum, cui nos ista subiunximus. Monasticae regu-
lae librum unum, quem pro patriae usu et inualidorum ani-
mis decentissime temperauit. De origine Gothorum et regno
Sueuorum [et] G etiam Uandalorum historia librum unum.
Quaestionum libros dúos, quos qui legit ueterum tractato-
rum multam supellectilem recognoscit 7. Etymologiarum
codicem nimiae magnitudinis, distinctum ab eo titulis, non
libris: quem quia rogatu meo fecit, quamuis inperfectum
ipse reliquerit, ego in quindecim 8 libros diuisi; quod opus
omnímodo philosophiae conueniens quisquís crebra medi-
tatione perlegerit, non ignotus diuinarum humanarumque
rerum scientia mérito erit. Ibi redundans diuersarum ar-
tium eligantia, ubi quaecumque fere sciri debentur restricta
collegit.
Sunt et alia eius uiri multa opuscula, et in Ecclesia Dei
multo cum ornamento instrumenta 9. Quem Deus post tot
defectus Hispaniae nouissimis temporibus suscitans, credo
ad restauranda antiquorum monumenta, ne usquequaque
rusticitate ueterasceremus quasi quandam opposuit10 des­
tinara.
Cui non inmérito illud philosophicum a nobis aptatur:
’Nos, inquit, in nostra urbe peregrinantes errantesque tan-
quam hospites tuí libri quasi domum reduxerunt, ut possi-
mus aliquando qui et ubi essemus agnoscere. Tu aetatem
patriae, tu descriptiones temporum, tu sacrorum iura, tu
sacerdotum, tu domesticara publicamque disciplinara, tu
sedium, regionum, locorum, tu omnium diuinarum huma­
narumque rerum nomina, genera, officia, causas aperuisti’.
Quo uero ilumine eloquentiae et quot iaculis diuinarum
APÉNDIE 359

torum quam eciam de philosoforum indagine obscura que-


dam ibi de alimentis absoluit. De numeris librum unum in
quo arismeticam preter omines Scripturas ecclesiasticas inser-
tas ex parte redigit disciplinara x. De heresibus librum unum,
in quorum maiorum exsequitur exempla brcuítate qua po-
tuit diffusa collegit. Sentenciarum libros tres, quos flori-
bus ex libris pape Gregorii in Moralibus declarauit. Croni-
corum a principio mundi usque ad tempus suum librum
anum (sic :unum), nimia breuitate collectum. Contra iudeos
postulante Fulgencio fratre suo et Florentina germana sua
et de proposito dignitatis, dúos libros, in quibus fides ca-
tholica edidit et ex testimoniis Le gis et Prophetarum appro-
bauit. De uiris illustribus librum unum, omnes ista fulgen-
cius (sic : cui nos ista subiecimus). Monástico regule librum
unum, qui pro patrie iussu et inualidorum decentissime tem-
perauit. De origine Gotorum et de regno Sueuorum 2. In
Génesis et in tocius Pentateuci hystorice et allegorice eli-
cuit sensu. Quos qui legerint ueterum scilicet tractatorum
multa super talem recognoscet. tymologiarum codicem ni-
mio magnitudinis, distinctum ab eo titulis, non libris: quod
quia rogatu fratris sui Braulionis cesaraugustani episcopi
fecit, quamuis imperfectum roliquerit et in XXu libros diui-
sit et fuerunt XL.a llll.or; quod post omnium filosoforum
et philosophie libros crebra meditacione perlegerit, non ig-
notus diuinarum humanarumque sciencia mérito erit. Sibi
redundans omnium sapiencium eloquencia, quantumque
fere sciri debentur restricta breuiter collegit.
Sunt et alia eiusdem uiri multa opuscula et in cclesia
Dei multa ornamenta cum instrumenta que hic colligi Ion-
gum est. Quod Deus omnipotens post tot defectus Hyspanie
nouissimis temporibus suscitans, credo ad restauracionem
antiquorum munimenta, no usquaque rusticitate ueterasce-
remus qui quedam opposuit destinanda,
Cui non inmérito illud philosophi coaptatur: ’Posita-
que in nostra urbe peregrinantes errantesque tamquam hos-
pites tui libri quam reduxerunt, ut possimus aliquando per-
manere quieti et ubi essemus agnoscere. Tu etatem patrie,
tu descriptiones temporum, transactorum (sic : tu sacrorum)
iura, sacerdotum, tu domesticorum publicam disciplinam,
tu regionum, locorum, diuinarum humanarumque rerum no-
mina, genera, officiorum causas aperuistV 3.
Quo uero flumine eloquencie et quod iaculis diuinarum
860 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Scripturarum seu Patrum testimoniis acephalitarum haere-


sin confoderit, synodalia gesta coram eo Hispali acta de-
clarant: in qua contra Gregorium praefatae haeresis antes-
11 asseruit ueritatem.
titem eam I*
3478910

Obiit temporibus Heraclii imperatoris et christianissimi


Chintilanis regis, sana doctrina praestantior cunctis, et co-
piosior operibus caritatis.

I P: lector prudens diciones , desde el siglo XVI: prudens lector


Reconstituimos por el P, pues L omite lector
3 Om. en L—dd, y P : librum unum
3 dd . : Astigitanum—P : Leandrum fratrem suum
4 L y P omiten suo—dd. suo stylo
3 L: credidit
e L omite et
7 L: recognoscit—P : recognoscet
8 P: XXt
9 dd. : multo cum ornamento inscripta—P : multa ornamenta cum
instrumenta que hic collegi longum est
10 L y P : opposuit—dd. : apposuit
II L, P y dd. : eam—Creemos que el original que copiaron el cód.
22 y otros tendría tal vez cam — catho’icam
APÉNDIE 861

Scripturarum seu sanctorum Patrum testimoniis acephali-


tarum kereses confoderunt, synodalia gesta coram eo Hys-
palim acta declarant: in qua contra Gregorium prefate here-
sis antistitem eam 4 inseruit ueritatem.

Floruit autem temporibus Mawricii imperatoris Roma-


norum et Recaredi regis Gotorum catholicorum usque ad
témpora raclii imperatoris Romanorum, uel eciam Sun-
tille regis Gotorum fidelissimi Hyspanorum, tanta doctri-
na prestancior cunctis et prestancior operibus et copiosior
caritas.

1 Falta: De nominibus legis...


2 Falta: et etiam Vanda!orum historia librum unum.
3 A continuación» antes de «cQuo uero ilumine...», el cód. pari­
siense trae lo siguiente :
Iste anno VIL Sisebuti regis contra Acephalorum heresem mag-
na auctoritate Hispalim in secretario sánete matris cclesie concilium
célebrauit atque per ueridica doctorum testimonia Syrum quendam
acephalum episcopum supradictam heresim uendicantem cum fra-
tre suo Braulione cesaraugustano episcopo et uera assercione confir-
mans eius eloquia condempnauit atque a prístino errore prejatum
pontificem diu insequendo perpetualiter liberauit.
* Cf. n. 11 al L.
VI. ARTA AL PAPA HONORIO

(L : Cod. Legión, núm, 22, fol. 63 v b—64 vb)

Domino renerentissimo et apostolicae gloriae mefitis hono-


rando Papae Honorio uniuersi episcopi per Hispaniam
constituti:

Optime satis ualdeque congrue cathedrae uestrae a Deo


uobis conlatae munus persoluitis, cum sancta sollicitudine
omnium ecclesiarum praenitente doctrinas lumine et in spe-
culis constituti et ecclesiae Christi digna tutamina prouidetis
et dominicae tunicae derisores diuini gladio uerbi et superni .
telo zeli confoditis atque sanctam domum Dei matrem nos-
tram studio uestro uel uigilantia a nefandis praeuaricatoribus
et execrandis desertoribus ad Nehemiae similitudinem ex­
purgaos.
Hoc quidem iam olim altissimo inspiramine et sacra me-
ditatione gloriosissimi et clementissimi filii uestri principis
nostri Chintilanis insederat animis. Sed, dum sua accelerat
uota, uestra Deo fauente ad eum perlata sunt hortamenta,
nam iam totius Hispaniae atque narbonensis Galliae episcopi
in uno coadunad eramus collegio quando Turnino deportante
diácono uestrum nobis est adlatum decretum quo et robus-
tiores pro fide et alacriores in perfidorum essemus rescinden-
da pernicie.
Unde fatemur, praestantissime praesujum et beatissime
domine, non humanum hic nec mortalíum laborasse con-
silium sed omnipotentis creatoris ubique prouidam et nus-
quam nutantem adfuisse sententiam. Quum enim tot inte-
riacentibus terris tantisque interiectis marinis spatiis uno
modo eademque sententia uegetator omnium et rector ani-
marum corda principis simul et uestra conformiter pro reí i-
APÉNDIE 363

gione commouerit, quid aliud datur intelligi quam is cui


cura est de ómnibus illud utrobique diuinitus inspirasse quod
in sapientia aeternitatis suae catholicae prodesse praeuidit
ecclesiae ?
Quam ob rem inenarrabili affectu grates rependimus Do­
mino regi caelorum et benedictum nomen eius extollimus
ultra omnia praeconio laudum : quid enim maius aut quid
potest esse commodius humanae creaturae quam praeceptis
diuinis obtemperare et aemulatione discretae scientiae des-
peratorum ánimos studio uigilanti ad uiam salutis reducere?
Nec coronae uestrae confidimus infructuosum hunc fore la-
borem quo studes et excitatos fieri alacriores pro fide et Spi-
ritus Sancti calore minus feruentes accendere. Equidem nec
nos tan tus torpor inuoluerat ut officii nostri inmemores nullo
caelestis gratiae instigante moueremur prospectu ; sed pro
qualitate temporum dispensado exstitit praedicantum, et quod
a nobis non est hucusque sedatum dispensatiue potius quam
neglegenter aut formidolose uestra nouerit Beatitudo perac-
tum, ut Apostolus monet dicens ’ln lenitate corripientes
diuersa sapientes, ne forte det illis Deus paenitentiam ad
cognoscendam ueritatem et resipiscant de diaboli laqueis’.
Quo circa artificioso temperamento agere uoluimus et quos
uix inclinar! posse disciplina rígida cernebamus christianis
blanditiis flecteremus, et genuinam duritiam ut adsiduis et
longinquis praedicationum fomentis subigeremus.
Nam non credimus ad damnum pertinere quando uicto-
ria propagatur ex dilatione, quum nil sit tardum ubi res
maiori discretione ponderatur. Et licet nos horum, quae in
obiurgationem nostri uestra Sanctitas indebite protulit, pro
hac dumtaxat actione nihil omnino respectet, praecipue ta-
men illud non Ezechielis sed Esaiae testimonium quamquam
prophetae omnes uno proloquantur Spiritu ’Canes muti non
ualentes latrare
*, ad nos, si Beatitudo uestra dignatur consi­
derare, ut praemisimus, nullo modo pertinet, quia gregis Do-
mini custodiam ipso inspirante iugi uigilantia peragentes et
lupos morsu sed fures terremus latratu, i lio in nobis non
dormiente ñeque dormitante qui custodit Israel: eius enim
sumus figmentum creati in operibus bonis quae praeparauit
ut in illis ambulemus. Quippe loéis opportunis et censuram
propter transgressores edidimus et debitum praedicationis of-
ficium non tacuimus : quod ne apostolatus uestri apex consi-
deret a nobis extricationis et non ueritatis causa depromi, re­
3S4 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

tro acta temporum gesta cum actis praesentibus uobis arbi­


tran sumus necessario esse mittenda.
Proinde, Domine beatissime et honorabilis Papa, in ea
caritate quae nobis praecipuum munus ex Deo est, cum uene-
ratione qua[m] Sedi apostolicae et tuae Sanctitati honori-
que debemus, fidenter intimamos de conscientia bona et fide
non ficta quid existimado nostra in hac habeat causa ; arbi-
tramur enim putasse falsiloquos facile aures mansuetudinis
uestrae opinioni patere sinistrae, quum saepe soleat sirte auc-
tore falsa dictio euagare atque leuitate su i mentes instabiles
penetrare, ut gremio foueantur mendacii infidi ueritatis et
nescii; ac sic, quia nuila eos aperta consolatur ueritas, fucata
saltem tutet iniquitas. Sed quoniam destruit Deus os ioquen-
tium iniqua, ideo figmentum colubri non credimus fecisse
uestigium in petra Petri, quam fundatam esse nouimus sta-
bilitate Domini lesu Christi ; et quamquam tu, Sanctissime,
bene officii tui memor nos pro diuino culto zelare adhorta-
tione sacratissima mones, tamen non credimus tam funesti
uenenum mendacii in pectoris uestri placiditate locum patu-
lum inuenisse, scimus enim optimae esse mentis indicium
praua difficilios credere.
Nam et ad nos perlatum est, quod tamen incredibile nobis
nec omnino creditum est, oraculis uenerabilis Romani Prin-
cipis permissum esse ludaeis baptizatis reuerti ad supersti-
tionem suae religionis: quod quam falsum sit Sanctimonia
uestra melius nouit, cali idus enim et insidiosos humani ge-
neris inimicus, cum operis sui impensam persentit nihil pro-
ficere, ex mendacio famae damnatorum nititur corda solare.
Sed tu, reüerentissime uirorum et sanctissime patrum,
insta, insta uirtute qua in Domino uales, praedicatione qua
polles, industria qua ferues ; et inimicos croéis Christi ac dae-
monicolas Antichristi uariam quantocius per occasionem
transduc in sinum matris Ecclesiae. Utraque pars, Orientis
scilicet et Occidentis uoce tua commonita et diuinom praesi-
dio too sibimet inesse sentiat adiutorium et praoorum stu-
deat demoliri perfidiam, quatenus alterum Eliam afferens,
dum infaustos prophetas Baal punís et zelo maiori excru-
ciatus solum te remansisse conquereris, superna audias uoce
quia multi reliqui sunt qui non curuauerunt geno ante Baal.
Haec enim nos non iactantiae ñeque superbiae spiritu in­
flad uestrae suggerimus Beatitudini, sed ueritatis cultores,
ut de nobis noueris ueritatem praeeunte humilitate, iustum
APÉNDIE 365

uobis putauimus intimare, ut ínter nos neritas constet quum


infideles nanitas kallit. Et quamuis ratio posceret ut uobis ad
singula deberemus respondere, tamen, ne in longum sermo
protractus fastidium uestris inferret auditibus, breuiter qui-
dem sed sufficienter respondimus, ut putamus : sapienti enim
uiro pauca dicta sufficiunt. Hoc autem potius et pro-
pensius quaesumus honorificentiam Sanctitatis uestrae,
ut ad beatorum Apostolorum memorias omniumque sanc-
torum, quum preces pro totius Ecclesiae statu in cons-
pectu dirigís Domini, pro nostrae quoque paruitatis hu-
militate pietate benigna eminentius digneris effundere, ut
fumo uestrae supplicationis ex aromatibus myrrae et turis
peccaminum nostrorum resoluatur sentina fetoris, uidelicet,
ne digna factis in praesenti uel futuro persoluamus saeculo,
qui neminem mortalium nouimus hoc mare magnum trans­
meare sine periculo. Ergo, praecipue et excellentissime an-
testitum, tam pro serenitate filii uestri Principis nostri quam
pro nobis uel pro plebibus nobis conmissis, apud Deum in-
tercessionis tuae porrige opem quae Sanctitudinis uestrae ad
gloriam proficiat aeternalem. In hoc quippe et nos inpendi-
mus operam a Domino petentes omnipotente, ut tranquillum
et quietum in conuersationis religiosissimae dignitate Eccle­
siae suae cursum tribuat temporalem ; ut nauis fidei, quae
inter scopulos tentationum et Charybdem uoluptatum atque
fluctus persecutionum uel Scyllae latratus rabiemque genti-
lium adsidue conuexatur sua gubernatione ac moderatione ad
salutis portum quietissime deducatur, ut increpato mari et
uentis cuneta ei prospero successu proueniant ex noto feli-
citatis.
In calcem huius epistolae, rati sumus aliquid peculiar!
modo ceu Capiti nostrae administrationis manu porrigere, ut
grauissimo examinis pondere apostolatus uestri eligantia
pensitet utrum debeant quolibet facinore inplicati a nobis
sententia tam señera percelli, ut istos praeuaricationis naeuo
maculatos uestra censuit beatitudo damnari: nam hoc num-
quam et nusquam aut maiorum nostrorum gestis peractum
aut eloquiis diuinis in Noui Testamenti paginis repperimus
insertum.
V. BIBLIOTEA DEL OBISPO JUAN

(d. de Vollmer en MGH.)

[Versvs in bibliotheca]

Regula quos fidei conmendat noscere libros


hos nostra praesens bibliotheca tenet.
quinqué priora gerit veneranda volumina Legis,
hiñe losue Sopthimque, hiñe Ruth Mohabitica gesta;
bis bini Regum nectuntur in ordine libri
atque bis octoni concurrunt inde [Pro^phetae;
en lob, Psalterium, Salomón et Verba dierum.
sdrae consequitur, sther, sapientia lesu,
Tobi et ludith: concludit haec' Maccabeorum.
10 hic testamenti veteris finisque modusque,
nunc reserare libet carmine scripta \no~\vi.
quattuor in capite sacrorum dicta librorum,
quos euangeli'a rede dixere priores.
haec conscripsere clara quos nomina produnt:
15 Matthaeus, Marcus, Lucas sanctusque lohannes.
hic Pauli mónita doctrinae flore coruscant,
qui bis septena concludens fine volumen
corda pia mulcet et terri\ta\t inpia corda,
lacubus hic nítido praepollens ore renidet
20 et Petri gemina resplendet epístola dictis
ac triplex legitur magni doctrina lohannis
parvaque, sed prudens gestatur pagina ludae.
hiñe et apostólicos percurrens invenís actus,
quos sanctus mérito conscripsit nomine Lucas.
25 hos sequitur plana versis et plena figuris
visio lohannis consummans omnia legis.
haec sunt sacra dei, iuris haec mystica divi,
APÉNDIE 367

haec servare decet, haec temerare nocet.


his lectis animus divino muñere crescit,
30 inlecebras mundi vmcit amore dei.
hiñe pravum rectumque parat discernere doctus
óptima perficiens et male suasa cavens.
hiñe turgens ponit perculsa superbia fastus,
frenatur luxus conprimiturque dolus.
35 túrbida ciárnosos amittit rixa tumultus
adquiriturque fovens pacis amore quies.
qui iam multa loquar? virtus hie proficit omnis,
haec perimit totum lectio sancta malum.
ecce [haec], qui dominum prono vis cernere corde
40 haec meditare loquens, haec memorare tacens.
nunc superest fari quo sint praescripta iubente
vel cuius studio in codice missa simul.
summus et egregias congessit cuneta lohannes
rite ministerium pontificóle gerens.
45 Caesareae Augustae dum pastor praesidet urbi,
haec veneranda suo nomine dona dedit
credite iam cuncti post mortem vivere functum,
cuius post obitum magnificatur opus.
t

VI. DEL EPISOPOLOGIO DE DON HERNANDO

Bibl. Nac. Madrid, Ms. 1235 1


(Fol. 7). 10. Máximo obispo. Año 610.

Este fue letrado, y en tiempo de Bonifacio 4.°, año 610.


Este obispo fue gran letrado, y escrivio las cosas que los
longobardos hizieren en las Españas, según lo dizen S. Isi­
doro obispo de Sevilla y Juan Tritemio, aunque sus obras
aun no habían aparecido el ano 1561. No tiene Armas.

(Fol. 7 w.). 11. Juan obispo. Año 617.

Este fue monge benito y en tiempo del Papa Bonifa­


cio 5.® en el año 617 y fue santo y succedio a Máximo en el
Obispado, varón en sus escrituras y dotrina claro : y mas cla­
ro en santidad y exemplo de vida : escrivio algunas cosas de
eccles. officiis, et inquiren. selemnit. paschali. San Ildefon­
so obispo de Toledo hace mención del. No tiene Armas.

(Fol. 8). 12. 5. Braulio obispo. Año 623.

Fue en tiempo del Papa Honorio, y se hallo en los con­


cilios de Toledo 4. 5. y 6. Fue gran Santo y letrado en el
año 625. Según dizen esta enterrado debaxo el Altar mayor
1 «Catalogo de los Obispos, y Arzobispos de Qaragoza desde el año
de 255 hasta el de 1575 que murió el lílustrissimo Don Hernando de
Aragón Arzobispo. Sacado de un Libro manuscrito de ha propria mano
del dicho Arzobispo D. Hernando.»
AP¿NDI¿ 369

de Santa Alaria de Qarago^a. Y en las Constituciones Sino­


dales de reliq. el vener. sanctorum del arzobispo Don Fran­
cisco Clemente hallamos estas palabras: Item, cum in cele-
bratione festivitatis gloriosi confcssoris Chrisli ü. tíraulionis
episcopi Caesaraugustae, cuius Corpus per S. Valerium cui-
dan episcopo successori sao in eadeni sede extitil revelatum:
el ex tune in cclesia B, Mariae Maioris Caesaraugustae lio-
norifice reconditum conservelur. Este santo escrivio la vida
de S. Emiliano con claro y verdadero stilo. En el colegio
que S. Isidoro hizo en Sevilla estudio S. Braulio y S. Isi­
doro. Y S. Ildefonso (sic)~ le escrivio algunas vezes y le
llama jraler; y quien entiende poco piensa que lo eran : y no
fueron hermanos sino S. Leandro, Isidoro, San Fulgencio y
S. Florencia. Y S. Isidoro los 20 libros de las Etimologías
las dedico a S. Braulio obispo de Qirago^a. En los Aíarty-
rologios antigos y modernos no ay memoria deste S. obispo
Braulio por ser la fiesta peculiar desta sede.
Vide Martirologium Rom. 26 marcii cum not. Caesar.
Barón. Soreni. Rom. 1586. No tiene Armas.

( Fol. 9), l3,Taio obispo. Ano 647,

Este fue en tiempo del Papa Adriano, y estuvo en el Con­


cilio de Toledo 8 en el año 647. Fue tenido por varón santo
y letrado. El Rey Chindasvinto, y el concilio lo imbiaron a
Roma por los Morales de S. Gregorio sobre Job : los cuales
traxo, y entrego a los que lo imbiaron, y no a los canónigos
del Pilar, como ellos pretenden. Los quales mostraron al
Arzobispo de Sevilla Don Alonso Manrique passando por
(¿aragoya viniendo de las Cortes de Montjon siendo la letra
moderna, y con sus flexas, y puní ovantes y interrogantes y
pausas como leen los fray les en el Refitorio. Rióse el
Arcobispo, que le quisiessen dar a entender tal. No tiene
Armas.

----- -—e - - —*

2 Equivocación del copista del Ms. 1235. Escribió Ildefonso en vez


de Isidoro : sólo de éste sabemos que escribiera varias veces a Braulio.
Ildefonso es posterior a ia muerte de Braulio.
24
: ■< ’ y

INDIE
>

* ■

* __________

Prólogo del autor (Lynch)......................................................... ... vn


Prólogo del traductor (Galindo) ................................................... xi

PRIMERA PARTE

Vida

Primeros años.................................................................................. 3
Familia......................................................................... 3
Lugar de nacimiento ... ... ... ... ............................................ 14
Fecha de nacimiento................................................................ 20
Educación................................................................................... 23
Sus años de arcediano.............................................................. 32
Su elevación a la sede deZaragoza ........................................ 35

CAPITULO II
Correspondencia con Isidoro : Su amistad y el problema
* de las «Etimologías»....................................................................... 39

CAPITULO III
Otra correspondencia ... ... ........... . ... ... .............................. 65
Con el clero............................................................................. 65
Con los seglares......................... - ... ... ... ... 92

CAPITULO IV
EL TEÓLOGO........................................................................................ 101
Teología dogmática........................................... ............ .. ... 101
Liturgia................................................................................... 130
La Biblia............. -..................... - ... ... ... ... 139
372 SAN BRAULIO DE ZARAGOZA

Pága.

„ CAPITULO V
El canonista .................................................................................... 146
Los Concilios.............................................. 146
La cuestión judía ................................................................... 153
El «Forum judicum»............................................................. 158
Filosofía política.............................................. 164

CAPITULO VI
El erudito......................................................................................... 173
Su biblioteca............................................................................ 173
Empresas eruditas.................................................................. 184

CAPITULO VII -
El santo .......................................................................................... 195
Ascetismo................ 195
Monacato.......................... 205
Virtudes........... . ... ................ 212
Muerte...................................................................................... 220
Canonización........................................................................... 223

SEGUNDA PARTE
Obras
1 *
CAPITULO VIH
Las Cartas y la «Praenotatio librorumdivi Isidoro»............... 231
Historia literaria de las Cartas............................................ 231
Materias (Contenido del manuscrito)................................... 236
Cronología................................... 246
Estilo............................................................................................ 243
La «Praenotatio»..................................................................... 245

CAPITULO IX
La vida de San Emiliano [porSan Brau’io] ................................ 255
La «Vita»»................................................................................. 255
Historia literaria..................................................................... 257
Contenido................................................................................. 264
El «Himno»............................................................................. 274

CAPITULO X
Obras atribuidas.................... .......................................................... 27k
«Acta de MartyribusCaesaraugustanis»............................... 278
ÍNDIE 373
1

*
-
Pág

Otras «Acta>;.......................................................................... 284


«De Viris Illustribus» ........................................................... 286
Crónica y epitafio deMáximo............................................... 28L
Otras piezsas............................................................................ 291
Conclusión........................................................................................ 292
Bibliografía ............ ......................................................................... 295

APENDIE
f
Adiciones y fuentes
[Advertencia]............. .. . ............. 307
A. Adiciones ... ...................................................................... 308
I.—Adiciones a Lynch ...................................................... 30b
11.—Los códices parisiense y escurialense ............... ... 323
111.—Renolatio Isidori a Braulionc cesaraugusiano epis-
copo edita................................................... 335
B. F uentes ... ... ................................................ 341
1.—Códice parisiense 2277 ................................................. 341
V ita Braulionis] ................................................................ 341
Historia Ecclesiecesaraugustane] ................................. 348
[Genadio y Braulio : Prudencio e Isidoro] ................... 351
II.—Revelación sobre el cuerpo de San Braulio (Códices
parisiense y escurialense) :........................ 352
III. —Texto de la "Renolatio” .......................................... 356
IV. —Carta al Papa Honorio......................................... ... 362
V.—Biblioteca del obispo Juan [hermano de Braulio]. 366
VI.—Del episcopologio de Don Hernando [de Aragón]... 368
ESTA OBRA SE AABÓ
DE IMPRIMIR EN LOS
TALLERES TIPOGRÁFIOS

EL l7 DE MAYO DE 19í<j

*
. H. LYNH

MADRID
1950

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